Fracturas por estres

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SALUD
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A diferencia de los traumatismos, también pueden producirse fracturas
por estrés debido a la reiteración prolongada y repetitiva de fuerzas, o
microtraumatismos de bajo impacto. ¿Cómo se producen? ¿Cómo
prevenirlas?
Circulito con la foto
El análisis del Dr. Javier Swiatlo, especialista en Ortopedia y
Traumatología. Cirujano artroscopista. Médico Traumatólogo de AFA y
del plantel superior de Racing Club.
Los deportistas y las personas que realicen una actividad física
continuada pueden sufrir una fractura por estrés. En la mayoría de los
casos, las fracturas son consecuencia de acciones traumáticas, pero en
el caso de las fracturas por estrés, el resultado viene dado por una
reiteración prolongada y repetitiva de fuerzas o microtraumatismos de
bajo impacto. ”A raíz de estas cargas repetitivas, la causa por la que se
produce una fractura es por un desbalance entre reabsorción ósea y la
nueva formación de hueso. Durante el ejercicio intenso, como la
formación ósea es menor que la reabsorción, el hueso es más débil y así
las condiciones son óptimas para que se produzca una fractura”, explica
el Dr. Javier Swiatlo, especialista en Ortopedia y Traumatología.
El tejido óseo se compone fundamentalmente de colágeno, un material
visco-elástico orgánico. Este material responde a las agresiones
externas y recompone los daños producidos. Si las agresiones son
demasiado consecutivas, los daños superan la capacidad reparadora del
colágeno. Es entonces cuando se rompe el equilibrio destrucciónreparación, y se crea una fractura por estrés. Estas pueden ser por
debilidad o fatiga: en la primera, el origen de la lesión está dada por
deficiencias óseas inherentes. “Pacientes con deficiencia hormonal –por
ejemplo, osteoporosis– son proclives a presentar esta lesión debido a
una pérdida en la densidad mineral del hueso; las mujeres, a
consecuencia de anomalías en el proceso menstrual (oligomenorreas o
amenorreas), y alteraciones alimenticias. En niños, es frecuente
encontrar fracturas por estrés asociadas a los cartílagos de crecimiento”,
detalla el Dr. Swiatlo. Por otro lado, las fracturas por fatiga se producen
como resultado de una exagerada y continuada actividad muscular
realizada de manera repetitiva.
Los grupos más predispuestos a padecer este tipo de fracturas son
fundamentalmente los deportistas y las personas de actividad física
continua. Para el Dr. Swiatlo, entre los deportistas existen factores
comunes a la aparición de esta dolencia:
- Incremento desordenado de la duración, intensidad o frecuencia de la
actividad.
- Inadecuado período de descanso entre los esfuerzos.
- No respetar una etapa de adaptación gradual a las cargas tras una
etapa sin actividad.
-Cambios bruscos en la superficie de realización de la actividad (el paso
de superficies blandas a más duras).
-Alteraciones en los gestos técnicos deportivos.
-No respetan los períodos de recuperación después de una lesión.
Para un diagnóstico acertado de una fractura por estrés, se debe realizar
una completa exploración biomecánica, buscando principalmente
desequilibrios musculares, debilidad, rigidez o disimetrías si la lesión se
presenta en miembros bilaterales. La localización de este tipo de
lesiones es especialmente difícil, ya que se suele confundir con lesiones
musculares comunes (tendinitis, sobrecargas, etcétera). El diagnóstico
temprano es esencial para evitar complicaciones y lograr un retorno
deportivo lo antes posible.
Entre los estudios utilizados para diagnosticar las fracturas por estrés se
encuentran: radiología, tomografía computada, centellograma óseo,
resonancia magnética, entre otros. “Muchas veces pasa desapercibido y
cuando el paciente llega al consultorio ya con la fractura, no tratada,
con dolor generalmente, hay pocas posibilidades de poder consolidar la
fractura y muchas veces termina siendo necesario el tratamiento
quirúrgico”, comenta Dr. Swiatlo.
Para el tratamiento de esta lesión es conveniente separar al paciente de
su actividad deportiva, e identificar y corregir los factores que llevaron a
ella. Paralelamente, se avanza en la rehabilitación fisioterapéutica hasta
que ceda el dolor, antes de reiniciar las actividades deportivas
habituales en forma gradual. Es primordial, en todos los casos, respetar
los tiempos biológicos hasta la recuperación total de estas fracturas y el
retorno gradual para evitar recidivas.
No existe sistema alguno de prevención estandarizado. Una buena
entrada en calor antes de comenzar las rutinas físicas, una dieta rica en
calcio y minerales, una ordenada adecuación a la carga de
entrenamientos, así como respetar los tiempos de descanso entre
esfuerzos, pueden ser consejos útiles a la hora de prevenir este tipo de
afectaciones.
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