EXPRESANDO Y RECIBIENDO EMOCIONES Todas las personas experimentamos distintas emociones en nuestra vida diaria y cuando nos relacionamos con otras personas. Es muy importante que sepamos expresarlas a los demás de modo aceptable, tanto las agradables como las desagradables. Es importante reconocer nuestras emociones y sentimientos aprender a expresarlos para poder lograr relaciones más gratas. Expresar nuestras emociones significa comunicar cómo nos sentimos, cuál es nuestro estado de ánimo. De esta manera permitimos que las otras personas conozcan nuestros sentimientos y al hacerlo se favorece la interacción en la que podemos expresar y responder a estas manifestaciones. Para expresar una emoción es preciso poner en juego una serie de habilidades entre las que podemos detallar: - La identificación de los propios sentimientos y emociones. - El uso de la expresión verbal adecuada y lenguaje corporal acorde. - La identificación de la expresión de sentimientos positivos y negativos RESPETAR Y TOLERAR LAS DIFERENCIAS Todas las personas tenemos una serie de características que nos hacen únicas y, a lo largo de nuestro desarrollo, vamos consolidándolas adquiriendo así una identidad propia. En ese proceso suelen presentarse dos necesidades que pueden aparecer algunas veces de manera simultánea y otras de manera independiente: por un lado la necesidad de ser reconocidos en nuestra individualidad y ser diferenciados de los demás; por otro, la necesidad de ser reconocidos y tratados como iguales a los demás. Es en este inter-juego entre la individualidad, la diferencia y la igualdad donde vamos estableciendo y desarrollando las relaciones interpersonales con los demás. Se experimenta así, cómo resulta grato identificarse y parecerse a ciertas personas y, por el contrario, poco grato con otras. En lo general, podemos reconocer que tendemos a identificarnos con aquellas personas que tienen o les atribuimos características positivas o que son valoradas y reconocidas por una gran mayoría, y evitamos identificarnos e incluso rechazamos a aquellos que representan para nosotros características negativas o poco valoradas. La simpatía o antipatía, la atracción o rechazo hacia otras personas dependen de una gran variedad de factores. Por estos factores nos es más fácil relacionarnos con las personas con las cuales nos sentimos bien y tratamos de tomar distancia de aquellos con los que no nos sentimos bien. Los vínculos afectivos que establecemos con las personas pueden estar cargados de tensión o de energía que moviliza o impulsa la conducta en un sentido u otro; es decir, que puede ser canalizada hacia la simpatía o antipatía, hacia la unión o desunión, hacia el amor o el odio. Es así que los vínculos afectivos de atracción pueden unir a las personas en la solidaridad y los vínculos de rechazo pueden separarlos en la enemistad. Debemos reconocer que todas las personas son distintas y debemos respetarnos en nuestras diferencias de estilos de vida, opiniones, gustos, pensamientos, valores... Es este reconocimiento el que permite aceptar y tolerar las diferencias y evita actitudes y comportamientos de marginación, rechazo, agresión... frente al que no piensa, actúa o vive como uno. En la juventud se suele experimentar un nivel alto y complejo de conflicto en las relaciones interpersonales por la necesidad de encontrar referentes para construir la propia identidad: cuando se evita ser visto con personas que no tienen “buena fama” o que de alguna manera son marginadas o rechazadas, se extreman los comportamientos, hay una identificación exagerada con alguien, idealización de conductas... Resulta fundamental reconocer la presencia de estos sentimientos de manera especial en la etapa adolescente, en la que la juventud vive el proceso de consolidación de la identidad personal. En este sentido es importante comprender y tener en cuenta las dificultades de los jóvenes de minorías, sus dificultades para vivir la tensión de la adolescencia (formar parte de un grupo, ser valorado, encontrar referentes; a la vez desarrollar la individualidad, la tensión con la familia...) LA ASERTIVIDAD EN LAS RELACIONES PERSONALES La asertividad se refiere a la capacidad para expresar lo que se cree, piensa y siente de manera directa y clara y en el momento oportuno. Es la conducta que implica la expresión directa de los propios sentimientos y la defensa de los propios puntos de vista sin negar los de los otros. También es la capacidad de poner límites y de mantenerlos. Es un estilo de comportamiento que permite actuar pensando en el propio interés, de forma firme y decidida, ejerciendo los derechos propios y respetando a la vez los derechos de los demás. Ser una persona asertiva implica la habilidad de saber decir "NO" y "SI" de acuerdo con lo que realmente uno desea. En general, ante las situaciones sociales, se dan tres formas de actuación: la pasividad, la agresividad y la asertividad. La persona pasiva está inhibida, introvertida, reservada, no consigue sus objetivos, se encuentra frustrada, infeliz, ansiosa, insatisfecha... ya que permite a los otros elegir por ella. Las personas pasivas no defienden sus derechos o su individualidad a fin de no deteriorar las relaciones con las otras personas y adoptan conductas de sumisión esperando que los demás capten sus necesidades, deseos y objetivos. La persona agresiva, por el contrario, viola los derechos de los otros, se mete en las elecciones de los demás, humilla, desprecia a los otros y es autoritaria. La persona asertiva elige por sí misma, protege sus propios derechos y respeta los derechos de los otros. Consigue sus objetivos sin herir a los demás, se siente bien con ella misma y tiene autoconfianza. Un aspecto importante sobre la asertividad es que los seres humanos no nos comportamos en forma idéntica en todas las circunstancias. Así, hay personas a las que les cuesta actuar en forma asertiva en algunas situaciones específicas y no en otras. La persona que es asertiva: · Ve y acepta la realidad. · Actúa y habla basándose en hechos concretos. · Toma decisiones por voluntad propia. · Acepta sus errores y aciertos. · No siente vergüenza de utilizar sus capacidades personales. · Identifica lo que siente, piensa y quiere. Ser asertiva es: - decir no o sí en el momento adecuado. - expresar desacuerdos y críticas claramente y aceptar las de los demás. - favorecer la calidad de las relaciones interpersonales. Supervisora Escolar de Zona "A" Rosario del Tala