Controlar el Enojo en los Niños

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Controlar el Enojo en los Niños
Cada vez más padres afirman tener dificultad para controlar el enojo de los hijos e hijas, ya que
algunos niños y niñas tienden a manifestar estos sentimientos con berrinches y otras formas de
expresión, no solo poco toleradas, sino que también inadecuadas para el buen desarrollo del
niño o la niña y de sus relaciones interpersonales, tanto en el presente como en el futuro.
Ahora bien, el enojo es una emoción básica que sentimos todos los seres humanos, es normal, y
bien manejado es de hecho saludable. El problema no está en que los niños y las niñas se enojen
sino en la forma que lo expresan, por ello nosotros como adultos debemos brindarles
herramientas para aprender a hacerlo de forma apropiada. Por ello, cuando se pierde el control
del enojo y se expresa de manera incorrecta se torna destructivo, para los y las niñas.
En el caso de los adultos, se genera un sentimiento de frustración al no poder controlar las
emociones del menor, incluso en lugares públicos. En algunos casos estos episodios de enojo
exacerbado o “berrinches” como popularmente se les conoce, pueden llegar a ser molestos para
las personas que se encuentran alrededor. Esto a su vez, puede contribuir a un mayor
sentimiento de frustración e impotencia en el adulto encargado del menor, sentimientos que lo
imposibilitarán aún más para manejar la situación de forma correcta.
De esta manera, se cae en una dinámica entre el niño y el adulto que usualmente se repite
constantemente. Por un lado el niño o niña ha entendido que el adulto no puede manejar la
situación y existe la posibilidad de que sus deseos se vean cumplidos, o bien, la reacción
también violenta o “berrinchosa” del adulto provoca una exacerbación del enojo que ya
experimenta el menor.
Una de las consecuencias que este tipo de comportamiento puede provocar en los niños es que
reciban críticas y rechazo tanto de los adultos como de sus padres, creando aislamiento en ellas
y ellos a causa de sus manifestaciones incorrectas de disgusto. Aunado a lo anterior, también se
puede ver afectado el rendimiento académico del chico o la chica si su mal manejo del enojo lo
lleva al punto de no querer participar en clase, evitar relacionarse con sus compañeros o no
hacer grupos de trabajo, a causa de no lograr manejar sus emociones.
Se debe tomar en cuenta que como padres debemos enseñar a nuestros hijos a manifestar el
enojo de forma adecuada y la primera forma de hacerlo es por medio de nuestro ejemplo, ya que
debemos ser coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos. Por lo tanto, se hace necesario
que los padres, o bien los adultos significativos en la vida de aquellos niños que presentan este
tipo de comportamientos, reflexionen cómo es la forma en la que ellos mismos manifiestan sus
sentimientos de frustración y enojo, así como la manera en la que usualmente resuelven los
conflictos en el hogar.
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Así también, es importante que los niños crezcan en un ambiente de confianza y estabilidad para
que logren expresar sus emociones adecuadamente, teniendo la posibilidad de explicar
abiertamente las razones de su enojo, preocupación, tristeza, o bien, miedo.
Con este fin, es importante demostrar a nuestros hijos e hijas, tanto con hechos como con
palabras que los amamos y respetamos, y que nuestro principal interés es su bienestar integral.
De esta manera, se sentaran las bases para que ellos y ellas logren expresar sus emociones sin
lastimarse a ellos mismo o a otros.
Sólo a través de la vivencia de estos principios a la hora de expresar nuestros sentimientos, y en
la resolución de conflictos con los demás, es que podremos trasmitir a los niños y niñas que el
enojarse no es malo, pero que sí lo es el golpear, gritar, o dañar a otros. Es importante también
aprovechar las situaciones de conflicto que se presenten para inculcarles que las conductas
desproporcionadas y violentas desencadenadas por el enojo sin control, les pueden crear
dificultades con sus amiguitos o familiares.
Otro factor negativo del mal manejo del enfado es que puede ir acompañado de reacciones
físicas, y en los casos más graves hasta provocar dolores de cabeza e irregularidades
estomacales en los chicos y chicas.
Ahora bien, es importante tener muy presente que una sana manifestación de las emociones
implica control de las mismas, y no represión. Toda persona tiene el derecho y libertad de
enfadarse, este sentimiento es natural y no debemos ignorarlo. Lo oportuno es practicar desde la
infancia ciertas pautas por medio de las que aprendamos a expresar el enfado sin caer en
reacciones violentas que irrespeten o hieran a los demás, o bien que sean peligrosas para, el
individuo mismo.
Algunos consejos para enseñar a los niños y las niñas a manejar el enojo son:
-Propiciemos un ambiente de seguridad emocional, donde se le permita al niño reconocer y
expresar saludablemente sus sentimientos sin ser juzgado.
-Seamos un ejemplo para nuestros hijos al resolver nuestros conflictos de manera adecuada.
-Dialoguemos con el niño o niña e identificar junto a él cuales situaciones le irritan
provocándole enojo. Después de ese ejercicio, busquemos con él o ella algunas opciones para
resolverlas de manera adecuada y respetuosa sus emociones de ira.
-Ayudemos a que el niño o niña desarrolle empatía hacia los demás, una forma de hacerlo es
preguntarle: ¿cómo te sentirías si alguien te hiciera lo que vos le hiciste a tu compañerito/a, por
ejemplo si alguien te muerde o te grita? De esta manera, le ayudaremos a entender cómo se
siente el otro cuando él descarga su enojo de manera violenta sobre ellos y ellas.
Enseñémosles que pueden enojarse o sentirse frustrado, pero eso no significa bajo ninguna
circunstancia que tengan derecho a golpear, patear, gritar, insultar ni realizar alguna acción
violenta e irrespetuosa hacia los otros.
-Cuando en lugar de hacer un berrinche su hijo o hija habla de aquello que le enfada, felicítelo/a
por enfrentar el sentimiento de forma correcta.
-Alentemos a nuestros hijos e hijas a canalizar su enojo en actividades que le distraigan de la
intensidad de la emoción y les ayuden a meditar, por ejemplo los deportes, artes marciales,
lectura entre otras actividades. Sin embargo, la mayor lección es aprender a verbalizar los
sentimientos de manera respetuosa e inteligente.
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Algunos niños y niñas adquieren de manera más rápida y fácil habilidades efectivas para
controlar su irritación, mientras que otros necesitan una guía más directiva. Si su hijo o hija
tiene dificultades para aprender a controlarse, y la situación se repite con frecuencia o afectando
sus relaciones sociales y familiares, es un buen momento para buscar ayuda profesional con el
fin de brindarle apoyo y orientación. De esta manera le ayudará a buscar el manejo apropiado
para los sentimientos de ira; ya que de no tratarse de manera correcta, estas emociones mal
canalizadas podrían tener consecuencias serias en el futuro de su hijo o hija. Así como en su
salud familiar.
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