MÉTODO CONSTRUCTIVISTA DE APRENDIZAJE LLEVADO AL

NÚMERO 23
JULIO DE 2006
ISSN 1696-7208
MÉTODO CONSTRUCTIVISTA DE APRENDIZAJE LLEVADO AL
ÁMBITO DE LA LECTOESCRITURA
AUTORA: Mª CARMEN PÉREZ GARCÍA
El constructivismo es un principio metodológico recogido en nuestro proyecto
curricular para el desarrollo de todos los ámbitos de la educación infantil, pero voy a
desarrollar la aplicación práctica que estoy llevando a cabo en la lectoescritura.
El método constructivista, en su sentido más amplio, parte de una premisa:
Hacer al niño/a protagonista de su aprendizaje, que construya su aprendizaje por sí
mismo/a, en contraposición al aprendizaje memorístico.
Esto es un fundamento general que se puede llevar también al terreno de la
lectoescritura.
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Los fundamentos principales del método constructivismo son:
- Partir del propio nombre del niño/a, porque es lo más significativo para él/ella.
El aprendizaje significativo es uno de los principios psicopedagógicos y
didácticos que deben regir la metodología en la enseñanza.
- Utilizar la letra mayúscula, porque no requiere enlaces, al contrario que la letra
minúscula, con lo cual es más fácil de identificar, en un principio, y de
representar posteriormente. Y porque, en el medio que nos rodea nos
encontramos frecuentemente con la letra mayúscula en rótulos comerciales,
señales de tráfico, matrículas,…
elementos que debemos aprovechar en
nuestra práctica docente como verdaderas herramientas.
El nombre de los niños/as en letra mayúscula lo tenemos que poner por todas
partes:
- En la mesa donde se coloca el niño/a a diario se pone un rótulo con su nombre
a gran tamaño y con adhesivo transparente, para que lo tenga presente en todo
momento.
Desde los tres años van a poner, o al menos, a intentar escribir su
nombre en todas las fichas. Al principio, harán un garabato, puesto que se
encuentran en la etapa del garabateo, luego progresivamente el garabato se
asemejará cada vez más a su nombre. Hasta que durante el segundo o tercer
trimestre la mayoría consiguen plasmar su nombre en el papel. El tener el
nombre siempre a vista en la mesa, también les es muy útil para reconocer su
nombre y diferenciarlo del de los demás.
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Ellos distinguen el trazo y la grafía de su nombre. Poco a poco también van a ir
reconociendo el de sus compañeros/as más próximos, los de su equipo.
- En los libros (de trabajo individual, los del método) carpetas y demás material
propio del alumno/a. Así conseguimos que el reparto de los libros para el
trabajo diario sea cada vez más autónomo. Ya que, habrá un encargado por
cada equipo que será el responsable de repartir los libros a sus compañeros/as,
para ello debe fijarse muy bien en el nombre del libro y el de la mesa, cuando
coincida ya sabrá a quién pertenece ese libro. Y así sucesivamente con todos
sus compañeros/as de equipo y él suyo propio.
El trabajar con todos los nombres de la clase da repertorio de letras al niño.
- En las perchas, junto con su foto y el color de su equipo.
- En el tren de pasar lista, están todos los nombres de todos los niños/as de la
clase.
- También hay que pedirle la colaboración a las familias, para que en su babero,
toalla y vaso le pongan su nombre en mayúscula.
La clase debe estar con rótulos muy grandes con los nombres de todo en todas
partes:
- Los rincones: rincón del juego simbólico, la casita, la biblioteca, construcción,
disfraces,…
- Los elementos que constituyen el aula: pizarra, ventanas, puerta, silla,
perchas,…
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- En el tiempo atmosférico, a la hora de trabajarlo en la asamblea: sol, nieve,
lluvia…, y en las estaciones: primavera, verano, otoño e invierno. También
llevan rótulos los típicos árboles que colocamos en el aula de infantil y al que
le cambiamos los elementos en función de la temporada.
- En los días de la semana, cuando se trabajan en la asamblea: lunes, martes,
miércoles,…
-
Y en la fecha.
Otra cosa, que es imprescindible, es la presencia en el aula de un abecedario
grande. Cada letra, va a destacar su forma en mayúscula, pero también va a ir
acompañada de su minúscula, de un dibujo que haga referencia a esa letra, y con el
nombre de este dibujo en mayúscula y en minúscula. Las letras se irán presentando
poco a poco, una cada dos semanas (dependiendo del grupo y de sus características)
En la asamblea se comparan las letras de un nombre con las letras de los nombres de
otros niños/as. Por ejemplo: “Se les pregunta ¿Quién tiene la M de MANZANA?
¿Quién tiene la A de ABEJA?....”
Como ya he comentado anteriormente la mayoría de los niños/as al finalizar la
etapa de tres años han conseguido escribir y reconocer su nombre. Pero sobre todo,
he conseguido que el acercamiento a la lectoescritura haya sido positivo y
satisfactorio para ellos.
Ha sido una experiencia progresiva, atendiendo al grado de madurez de cada niño/a.
Les he ido dando unas directrices y una motivación que les han impulsado a
adentrarse en la lectoescritura de una manera personal y autónoma.
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Para mí ha sido realmente asombroso ver cómo los niños/as han conseguido
manifestar seguridad y confianza en sí mismos y adentrarse en la lectoescritura sin
miedo a equivocarse. Y así, con ese pensamiento tan positivo que he tratado de
inculcarles, han conseguido atravesar esa línea que separaba el garabato de las letras
que forman su nombre. En algunos casos, ese paso ha sido de un día para otro. Y
realmente ha sido fascinante tanto para ellos como para mí, que era mi primera
experiencia con el constructivismo en la lectoescritura.
Durante este curso escolar he seguido con estos niños/as en cuatro años, y
hemos continuado adentrándonos en la lectoescritura a través del método
constructivista.
En cuatro años, continuamos teniendo la clase llena de rótulos por todos lados
con los nombres de las cosas y elementos.
Los distintos materiales que utilizan en su trabajo cotidiano se encuentran
clasificados en unas bandejas, las cuales llevan un rótulo con el nombre de cada
material: pinceles, alfombrillas, plastilina, folios… así ellos mismos pueden coger lo
que necesitan en cada momento porque conocen sus nombres.
A principios de curso les puse los rótulos con sus nombres en las mesas, pero a
mediados del segundo trimestre se los quite, porque ellos/as ya eran capaces de
realizar su nombre sin necesidad de tenerlo delante. Pero se los he dejado a su
alcance, por sí en algún momento los necesitaban.
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Todos los días, uno de ellos escribe la fecha en la pizarra, y los demás le
ayudamos a dictarle las letras que la componen, “L de LEÓN, U DE UVAS…” (Para
ello nos es muy útil el abecedario) Luego cuando han realizado su ficha individual
del método, le dan la vuelta a la página y copian la fecha de la pizarra. En un
principio utilizaban una cantidad de letras, números y pseudoletras que no
correspondían con lo que estaba escrito en la pizarra; pero poco a poco han ido
logrando escribir la fecha.
A finales de cuatro años se introducen frases, para ello podemos utilizar títulos
de cuentos, por ejemplo: “Los tres cerditos, La Sirenita…”, nos vale para contar el
número de palabras que aparece en cada título y para observar los espacios en blanco
que hay que dejar entre palabra y palabra. Ello facilita el conocimiento de la
separación convencional de las palabras
.
El trabajo con títulos les prepara para la
posterior comprensión lectora.
Como ya he comentado antes, la letra mayúscula se encuentra con frecuencia
en nuestro entorno, sobre todo en las marcas publicitarias de productos, por ello
vamos a utilizar: tapaderas de botes, vasos de yogur vacíos, tetra-briks… y
trabajamos con las palabras y con las letras que la componen: COVAP, PEPSI,
DANONE…
Y de este modo, también estamos trabajando la educación ambiental y el consumo
responsable, dándole utilidad a materiales de desecho.
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Hemos comenzado a trabajar las vocales a partir de la discriminación auditiva,
visual y el trazo. Para hacerlo, se utiliza una metodología de base fonética planteando
actividades motivadoras para los niños/as con temas cercanos a su entorno,
consiguiendo así un aprendizaje funcional y significativo.
Durante este curso escolar hemos comenzado con la identificación y grafía
de las vocales en minúscula. Este paso de la letra mayúscula a la minúscula es un
procedimiento sencillo y los niños y niñas lo han aprendido rapidísimo. El abecedario
grande de la clase ha permitido al niño establecer la correspondencia y facilitarle la
utilización de ambos tipos de letra.
Desde principios de curso les fui mostrando algunos de los rótulos, anteriormente
citados, en ambos códigos (mayúscula y minúscula). Hemos realizado bastantes
fichas de grafomotricidad que les ha permitido adquirir de forma cómoda la
direccionalidad y el trazo correcto de las vocales en minúscula.
Ellos/as han observado muy bien que se trata del mismo sonido aunque con distinta
forma. Este paso ha sido de una manera progresiva y respetando el nivel madurativo
de cada niño/a.
Personalmente estoy muy satisfecha con los resultados y los logros que
estamos consiguiendo. A los niños/as se les nota contentos y felices con ellos mismos
y con su trabajo, porque ven que se están superando día a día.
Los niños y niñas comprenden que utilizar la escritura y la lectura sirve para
comunicar, para gozar y disfrutar con ella.
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En el próximo curso, seguiremos adentrándonos en este paso de las mayúsculas
a las minúsculas, que en cuatro años no hemos hecho sino iniciar. Hay que continuar
avanzando y disfrutando de la lectoescritura día tras día.
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