CUENTA.- En esta fecha se da cuenta al Magistrado Instructor de la

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CUENTA.- En esta fecha se da cuenta al
Magistrado Instructor de la Sala Constitucional-Electoral
del Tribunal Superior de Justicia en el Estado de Nayarit,
licenciado Ismael González Parra, con oficio numero
960/2012, signado por el Magistrado Presidente de ese
ente colegiado, así como escrito de juicio de protección
de
derecho
fundamentales
anexado
al
mismo.-
CONSTE.
Tepic, Nayarit a nueve de noviembre de dos mil
doce.
Téngase por recibido el oficio de cuenta signado
por el Magistrado Presidente de la Sala ConstitucionalElectoral del Tribunal Superior de Justicia en el Estado
de Nayarit, mediante el cual remite para su conocimiento
y sustanciación el juicio de protección de derechos
fundamentales promovido por Carlos Badhir Estrada
Urciaga, contra el representante legal del Gobierno del
Estado, el representante legal de la H. Legislatura en
turno, el Procurador de la Defensa del Trabajo y la
Dirección de Prevención y Readaptación Social,
todas con sede en esta localidad, asimismo, al
representante
legal
del
H.
Ayuntamiento
Constitucional de Tecuala, Nayarit.
Del análisis de la demanda de referencia se advierte
que la misma es notoriamente improcedente, lo que
conduce a desecharla de plano, de conformidad con lo
previsto en los artículos 30 y 95, de la Ley de Control
Constitucional en el Estado de Nayarit, los cuales
literalmente establecen:
1
“Artículo 30.- El magistrado instructor examinará el
escrito
de
manifiesto
demanda
e
y
si
encontrare
motivo
indudable
de
improcedencia,
la
desechará de plano.”
“Artículo 95.- Recibida la demanda, se turnará al
magistrado instructor de la Sala Constitucional que
corresponda, quien determinará la admisión o
rechazo de la misma y decidirá sobre la suspensión
del acto reclamado, sin que sea necesario formar
incidente y en general proveerá todo lo conducente
hasta poner el asunto en estado de resolución.”
Para arribar a la anterior conclusión, es pertinente
citar el numeral 90 de la citada ley, el cual señala:
“Artículo 90.- El juicio podrá promoverse por quien
o quienes reciban un agravio personal y directo, por
el acto de autoridad violatorio de los derechos
fundamentales.”
El artículo en comento, establece dos requisitos
para
que
el
juicio
de
protección
de
derechos
fundamentales sea procedente a saber:
a). Elemento material que lo constituye la existencia
de un acto de autoridad que cause perjuicio personal y
directo al gobernado
b). Elemento jurídico consistente en la forma,
ocasión o manera bajo las cuales la autoridad causa el
daño o el perjuicio, o sea mediante la violación de los
derechos fundamentales.
En el caso concreto, del escrito inicial del recurrente
se advierte que reclama como conceptos de violación lo
siguiente:
“Me causan éstos; la Ilegalidad que cometen Todas las
Autoridades señaladas cómo Responsables, con su
2
Abstención de Darles Empleo a los Vagos y Malvivientes
mencionados en líneas que anteceden.
Para ello, es de Verse en la Ley Fundamental y Local,
qué, Todas las responsables tienen la obligación de
velar por la seguridad de los Ciudadanos, Así cómo
Vigilar para prevenir conductas Delictuosas, dando
Empleo a los ociosos y viciosos antes mencionados. Y
al
caso,
prevenir
la
Adicción
de
Drogas
y
Estupefacientes, así cómo otros vicios. Ya que los
Adictos
suelen
Delinquir
para
Satisfacer
sus
Necesidades…. Y se me Agravia a mí, porque por un
Lado de la casa de mi Madre, se ponen a consumir
Alcohol, Tabaco y Drogas, y Observando quien entra y
sale de mi casa.
Y que por ende, considero Necesario se les dé Empleo
útil y Decoroso, que los Dignifique a la Sociedad. De lo
contrario, el día de mañana…. Podrían ocasionar
Disturbios Sociales, y al caso, Agraviarme a mí. Ya que
muchos consumidores son, Menores de Edad, sin
Padres ó Tutores que los Oriente a Encausarse a la
vida.”
Al respecto, tocante a dichos actos se afirma que se
actualiza la causa de improcedencia prevista en el
numeral 22, fracción VII1, de la Ley de Control
Constitucional, pues el juicio de protección de los
derechos fundamentales se promueve a instancia de
parte agraviada, entendiéndose esta como el gobernado
que recibe o a quien se le infiere un agravio. Ahora bien
el alcance jurídico de este concepto implica la causación
de un daño, es decir, de un menoscabo patrimonial o no
patrimonial, de un perjuicio, o bien, cualquier afectación
cometida a la persona o a su esfera jurídica.
1
Artículo 22.- Los medios de control constitucional son improcedentes contra: VII. Actos
que no afecten el interés jurídico del actor, en tratándose de juicio de protección de
derechos fundamentales.
3
Sobre ello, se ha pronunciado la Suprema Corte en
la jurisprudencia cuyo rubro y texto son: INTERÉS
JURÍDICO EN EL JUICIO DE AMPARO. NO LO
ACREDITA
LA
EXISTENCIA
DEL
ACTO
RECLAMADO.2 Cuando alguna autoridad emite un acto
que el gobernado estime violatorio de sus garantías
individuales, y lo impugne a través del medio de defensa
instituido para atacar tales violaciones, como lo es el
juicio de amparo, deberá observar las reglas que para su
procedencia establece la ley respectiva. Así tenemos
que para acudir al juicio de amparo, es necesario que
exista un acto autoritario que, según la apreciación
subjetiva del gobernado, sea violatorio de sus derechos
fundamentales consagrados en nuestra Constitución
Política. Ahora bien, no basta que exista el acto
autoritario para que prospere el juicio de garantías, sino
que es necesario que el peticionario del amparo acredite
que dicho acto afecta su esfera de derechos subjetivos
otorgados por la ley. Lo anterior es así ya que, entre
otros requisitos de procedencia del juicio de garantías, el
artículo
107
constitucional,
en
su
fracción
I,
reglamentada por el artículo 4o. de la Ley de Amparo,
señala que dicho juicio se seguirá siempre a instancia de
parte agraviada, lo que equivale a decir que no basta
que el acto autoritario exista, sino que es necesario, para
efectos de procedencia del juicio de amparo, que
transgreda un derecho subjetivo que le otorgue nuestra
Carta Fundamental al quejoso.”
2
Semanario Judicial de la Federación. III, Segunda Parte-2, Enero a Junio de 1989.
Materia(s): Administrativa Tesis: I. 1o. A. J/3. Página: 923. Genealogía: Gaceta número
13-15, Enero-Marzo de 1989, página 81. Apéndice 1917-1995, Tomo VI, Segunda Parte,
tesis 853, página 581. Octava Época. Registro: 229368. Instancia: Tribunales Colegiados
de Circuito. Jurisprudencia
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La presencia del daño o del perjuicio constituye
pues, como ya se dijo, el elemento material del agravio.
Pero no basta que exista dicho elemento para que haya
agravio, desde el punto de vista jurídico, sino que es
menester que sea causado o producido en determinada
forma. En efecto, es necesario que el daño o el perjuicio
sean ocasionados por una autoridad al vulnerar los
derechos fundamentales reconocidos por la Constitución
local, como se encuentra establecido en su fracción V
del artículo 91.
Lo anterior nos lleva a decir, que para que el agravio
pueda ser generador del juicio para la protección de los
derechos fundamentales, necesita ser personal, es decir,
recaer precisamente en una persona determinada. Por
ende, los daños o perjuicios que pueden manifestarse
como agravios que no afecten a su persona no pueden
reputarse como tal desde el punto de vista constitucional,
no originado, por tanto la procedencia del medio de
control constitucional en que se provee.
Además de la personal determinación del agravio,
éste debe ser directo, es decir, de realización presente,
pasada o inminentemente futura. En consecuencia,
aquellas posibilidades o eventualidades en el sentido de
que cualquier autoridad estatal cause a una persona
determinada un daño o un perjuicio, sin que la
producción de éste sea inminentemente pronta a
suceder, no pueden reputarse como integrantes del
concepto de agravio, tal como se ha expuesto, para
hacer procedente el juicio de protección de los derechos
fundamentales.
De lo antes reseñado, se concluye que el acto
reclamado en este juicio consiste en esencia, en la
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presunta
abstención de las autoridades señaladas cómo
responsables de dar empleo a los vagos y malvivientes que
se la pasan consumiendo alcohol, tabaco y drogas, sin
restricción alguna en la avenida calzada rotario número 600
de la colonia Juan Escutia, de Tecuala, Nayarit, mejor
conocida como avenida de los muertos, pues en concepto del
quejoso, es conforme a la ley fundamental y local, obligación
de las responsables dar empleo a los ociosos y viciosos
antes mencionados, pues de lo contrario, el día de mañana
podrían ocasionar disturbios sociales, y con ello agraviar al
quejoso, ya que muchos consumidores son, menores de
edad, sin padres ó tutores que los oriente a encausarse a la
vida.
No puede tomarse como actos de autoridad que le
afecten en forma personal y directa al quejoso puesto
que no se sustenta con tales aseveraciones que se le
cause un agravio personal y directo, por el contrario el
acto que reclama es subjetivo y por ello no puede ser
objeto o materia de afectación como un acto autoritario
generador del juicio de protección de los derechos
fundamentales.
Se funda lo anterior en la propia naturaleza jurídica
del agravio, en efecto este, hemos afirmado se traduce
en los daños o perjuicios que experimente una persona
en
los
diversos
constitucionalmente
bienes
a
u
través
objetos
de
los
tutelados
derechos
fundamentales en especial. Los bienes jurídicos de un
sujeto son algo real, objetivo de existencia ontológica, ya
que
entes
suposiciones
ideales,
del
considerados
individuo
son
como
producto
meras
de
una
elaboración meramente subjetiva, son indiferentes al
derecho. Por ello toda afectación a los bienes u objetos
jurídicamente
protegidos
deben
participar
de
la
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naturaleza real u objetiva de éstos, a fin de que sean
susceptibles de reparación por el derecho.
En consecuencia, de los agravios que expresa el
quejoso, no se infiere el daño o perjuicio personal que
sufre en sus diversos bienes jurídicos que le afecten real
y objetivamente, de ahí que no puede decirse que existe
agravio en el sentido jurídico del concepto, atendiendo a
la falta del elemento material de que hablamos en
ocasión precedente.
Por lo que al existir imposibilidad jurídica de que se
analice el acto aquí reclamado, con fundamento en los
numerales 30 y 95 de la Ley de Control Constitucional
del Estado de Nayarit, procede desechar la presente
demanda de juicio de protección de los derechos
fundamentales, promovido por Carlos Badhir Estrada
Urciaga, por actualizarse la causa de improcedencia
prevista en el numeral 22 fracción VII, de esa legislación.
Se tiene como domicilio del promovente para recibir
notificaciones, en calle Villa de Valentino numero 87, del
fraccionamiento Vistas de la Cantera de esta ciudad.
Notifíquese personalmente.
Así, lo acordó el Magistrado Instructor de la Sala
Constitucional
Constitucional-Electoral
del
Tribunal
Superior de Justicia en el Estado de Nayarit, licenciado
Ismael González Parra, ante el Secretario de acuerdos
Gabriel Gradilla Ortega, quien autoriza y da fe.
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