Santa María (Linares) - Renacimiento del Sur

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Santa María (Linares)
Monumento declarado 02/07/1974
Linares, aldea perteneciente al término de Baeza desde el siglo XIII, experimentó a lo
largo del siglo XVI un extraordinario desarrollo económico y demográfico que propició
su emancipación bajo el reinado de Felipe II. Los trámites, iniciados en 1564, dieron su
fruto el 15 de agosto del año siguiente, quedando obligados el Concejo y vecinos a
pagar a la Corona la no despreciable suma de 20.000 ducados. El incremento
demográfico de Linares, que pasó de 657 vecinos en 1528 a 1.059 en 1586, motivó un
aumento de la feligresía.
La vieja fábrica gótica de Santa María resultaba insuficiente para el culto,
proyectándose un nuevo templo parroquial. Sin embargo, la falta de medios
económicos determinó la paralización de las obras y tan sólo se fabricó la Capilla
Mayor, que quedó unida con el resto de la fábrica gótica en ochavo, y buena parte de
la torre de campanas. Tal circunstancia ha generado un perfil del templo ciertamente
singular al quedar unidas ambas arquitecturas tan dispares en altura, parcialmente
contrarrestado gracias a la
esbelta torre de campanas que
se
yergue
a
los
pies.
Documentalmente conocemos la
intervención de varios maestros
canteros, destacando entre ellos
Andrés de Salamanca y Andrés
de Vandelvira, director y tracista
del nuevo templo renacentista.
El inicio del proceso constructivo
de sustitución de la antigua
iglesia gótica (siglos XIV-XV),
tradicionalmente fijado en torno al año 1573, hay que retrotraerlo a los años 60 del
mismo siglo. La primera noticia que conocemos sobre el desarrollo de las obras la
aporta el padrón de vecinos de 1564, pues se cita entre los moradores de la calle del
Pilar a un maestro de cantería llamado Andrés de Salamanca, del que se dice: ”en la
actualidad trabaja en la obra de la iglesia mayor junto con sus oficiales, todos ellos
solteros”. Las primeras tareas se centraron en el derribo progresivo de la fábrica
gótica, que comenzaron por la cabecera, según se desprende de la carta suscrita por
Andrés de Salamanca el 27 de agosto de 1566 por la que se obligó a mudar el retablo
viejo de la iglesia para que la obra siga adelante.
En 1568 se dio comienzo a la nueva Capilla Mayor, ya que en este año (16 de octubre)
el cantero Fernán Cobo y su fiador Gabriel Jordán se obligan a sacar piedra para la
obra de la iglesia mientras durase ésta. De 1568 a 1571 las obras se desarrollaron a
buen ritmo. El 24 de septiembre de 1571 se publican las condiciones para cubrir la
Capilla Mayor, lo que evidencia que ésta ya estaba construida; la obra, que consistía
en enmaderar el conjunto de la Capilla, fue rematada en el carpintero Ginés de
Zamora.
Tradicionalmente se ha especulado con una más que probable intervención en la obra
del nuevo templo del arquitecto Andrés de Vandelvira. No ha de extrañarnos tal
intervención, ya que por los años en que dio comienzo el arquitecto alcaraceño ya
figuraba como maestro mayor de la Catedral de Jaén, cargo que conllevaba el de
maestro de obras del Obispado. En buena lógica es fácilmente deducible que un
proyecto de la envergadura de Santa María tendría que pasar por las manos de
Vandelvira. Nuestras conjeturas pueden
quedar avaladas, al margen del propio
análisis de la pieza, a través de dos
documentos. El primero, publicado por el
cronista Sánchez Caballero, deja bien
claro que Vandelvira viajó en 1573 a
Linares para inspeccionar el nivel de la
construcción, ver el modo de tirar pilares
viejos y apuntar como ha de seguirse la
obra nueva. Con arreglo a este
planteamiento, el 2 de octubre de 1574 el
cantero Andrés de Salamanca se obligó a llevar a cabo lo dictaminado y trazado por
Vandelvira, es decir, a seguir con el derribo de elementos góticos para avanzar con el
proyecto renacentista del crucero. En 1579 el visitador del Obispado, Francisco de
Huete dispuso sin embargo, que “no pudiendose continuar el proyecto que había sobre
el resto de la iglesia, se liquidase dicha obra”. El proyecto vandelviriano, que
entendemos contemplaba la sustitución completa de la estructura gótica, se
interrumpió definitivamente. A finales del siglo XVI se remató la torre y en la centuria
siguiente se labró la portada con arreglo al diseño del arquitecto catedralicio Juan de
Aranda Salazar. La portada gótica, orientada al sur, procede
La Capilla Mayor de Santa María, se muestra al espectador como un organismo
independiente, produciéndonos la sensación de un gran espacio centralizado, al estilo
de S. Francisco de Baeza o de la iglesia de La Guardia, común según F. Marías a las
capillas mayores renacentistas. En Linares este efecto se refuerza al quedar la
cubierta gótica muy por debajo de la obra renacentista y además por la ausencia de la
proyectada nave única de planta cruciforme con capillas-hornacinas que Vandelvira
creemos planteó para esta nueva parroquia.
Como recuerdo del plan vandelviriano quedan los vestigios de las dos primeras
capillas que debían abrirse a ambos lados de esta nave, cuyos arranques dan la idea
que aquellas serían cubiertas con bóvedas de medio cañón por cruceros. Años atrás
Vandelvira ya había ensayado el plan de la iglesia de Linares en la iglesia dominica de
La Guardia, aunque en una escala menor. Este espacio centralizado de Santa María
está conformado por cuatro arcos torales de medio punto que abren al presbiterio
acasetonado, a dos capillas laterales igualmente acasetonadas y en el lado de las
naves conecta con el “ochavo”; estos arcos apoyan en pilares de esquina de tradición
siloesca con columnas adosadas y traspilastras en las que se alternan el orden dórico
y corintio. El crucero se cubría con una bóveda vaída. El ochavo que enlaza el crucero
con las naves góticas se materializó haciendo recaer el peso de los tres paños del
mismo sobre el arco central apuntado del primer tramo gótico y sobre dos arcos
escarzanos en diagonal sustentados entre los primeros pilares góticos y los
semipilares de esquina. Las portadas, de haberse llevado a término el proyecto de
Andrés de Vandelvira, tendríamos en Linares una importante muestra, ya casi final, de
su trayectoria como arquitecto, pero en cualquier caso el conjunto gótico-renacentista
es de gran interés.
OTRAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS NO ARQUITECTÓNICAS
El patrimonio mueble conservado en esta parroquia es especialmente valioso.
Sustituyendo al desaparecido retablo barroco de la capilla mayor, destruido en 1936,
se alza en ella un hermoso retablo renacentista con pinturas sobre tabla, obra del
Maestro de Ávila, en opinión de la profesora Luz de Ulierte. Procede este retablo del
pueblo leonés de Villarrabines, y fue adquirido por D. José Yanguas Messía y su
esposa Dª. Rosario Pérez de Herrasti. Antes de ser colocado fue recompuesto por el
granadino José Navas Parejo e hijos. A este artista se deben otras piezas: tabernáculo
y sagrario (labrados con plata procedente de las minas de Linares), mármoles de la
capilla mayor y retablo de la capilla Yanguas, retablos en madera tallada y dorada
dedicados a la Virgen del Carmen, San Isidro y la Inmaculada de la Medalla Milagrosa.
Sobresaliente es el conjunto de su imaginería, toda ella posterior a 1939. Destaca el
impresionante conjunto de la Santa Cena, obra del escultor Víctor de los Ríos, a quien
se deben también el Cristo de las Misericordias (venerado en la capilla enterramiento
de Lolo, linarense en proceso de santificación) y un hermoso Ángel. La custodia de
asiento del Corpus, aunque recompuesta, es una bella muestra del taller de los
Morales (siglo XVI).
UBICACIÓN
C/ Iglesia, s/n
23700 Linares
Tel.: 953691759
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