O.J.D.: E.G.M.: Tarifa: Área: 37495 177000 5550 € 536 cm2 - 50% Fecha: 07/01/2014 Sección: OPINION Páginas: 71 Bai sat Un fantasma recorre Europa EN PRIMER PLANO Francisco Cabrillo L a víspera del día de fin de año un grupo terrorista disparó con armas automáticas contra la residencia del embajador de Alemania en Atenas. Las noticias de prensa afirman que a gran parte de la población griega no le ha sorprendido el atentado. Parece que, aunque estén en contra de estas acciones violentas, “entienden” que haya personas que ataquen a los representantes diplomáticos de Alemania, ya que, en su opinión, su gobierno es responsable de las dificultades económicas –graves dificultades, ciertamente– que tiene que soportar cada día el hombre de la calle. La historia no es nueva. Ha transcurrido ya bastante tiempo desde que Grecia tuvo que empezar a hacer frente a una crisis muy grave; y no parece que se hayan conseguido grandes avances en el camino de reformar su economía y sentar las bases para su recuperación. Son ya seis años de recesión, en los que los diversos gobiernos que se han sucedido en Atenas han aplicado las reformas que les ha impuesto la Unión Europea sin convicción, oponiendo, en muchos casos, resistencia y –lo que es más importante- sin tener en ningún momento un proyecto sensato para la economía griega en el medio y largo plazo. Es cierto que no sólo el gobierno griego hizo mal las cosas; pero la idea de mantener el país en el euro, no asumir desde el primer momento su empobrecimiento y no realizar los cambios que su economía y su administración pública exigen han hecho imposible que el país salga adelante, como ya lo está haciendo, por ejemplo, Irlanda. Como tantas veces ha sucedido a lo largo de la historia, cuando una nación tiene problemas internos, lo más fácil es no asumir las propias responsabilidades y echar la culpa a un tercero. Si el gobierno venezolano, por ejemplo, no puede controlar una inflación galopante y la economía del país avanza con paso firme hacia un precipicio, los culpables no son sus políticas económicas, sino los especuladores capitalistas y el imperialismo. Si Grecia se ha endeudado, tiene una economía ineficiente y un sector público insostenible, los culpables no son, en ningún caso, los S griegos, sino algún enemigo exterior; en este caso, los alemanes. Y, en estas circunstancias, siempre hay gente dispuesta a emprender el camino de la irracionalidad y el nacionalismo. Me temo que buena parte de la población europea no es consciente de los peligros que suponen las actitudes antialemanas que han cobrado fuerza en los últimos años no sólo en Grecia, sino también en otros países. No se trata meramente de esa estúpida frase, de acuerdo con la cual, si en 1939 y 1940 Alemania derrotó a casi toda Europa con sus tanques, ahora lo hace con su política económica y sus medidas de austeridad; o del hecho de disfrazar de nazis a algunos manifestantes para recibir a la señora Merkel. Lo más preocupante es que haya gente que piense que Alemania es la principal responsable tanto de sus problemas particulares como de la actual crisis de la Unión Europea, que ésta funcionaría mejor sin Alemania y que los Estados Unidos nos muestran el camino a seguir cuando incrementan una y otra vez su nivel de deuda pública y su banco central sigue comprando de forma masiva bonos del estado. Lo peor que nos podría suceder en estos momentos es que en Alemania se extendiera la idea de que quienes estarían mejor fuera de una Unión Europea desnortada serían los propios alemanes. Tal cosa no la cree hoy, afortunadamente, ni un gran número de alemanes ni sus políticos más relevantes. Pero es evidente que nos les gusta nada desempeñar el papel de malos de la película, sobre todo cuan- do han sido ellos quienes más dinero han puesto para reforzar Europa y paliar los efectos de la crisis. No se ha prestado entre nosotros mucha atención a ese pequeño partido, fundado el pasado mes de abril de 2013, que se llama Alternativa para Alemania. Aquí, y en otros países, los medios de comunicación se han limitado a hablar de un nuevo partido euroescéptico. Pero me gustaría recordar que sus fundadores no son nacionalistas enfervorizados, sino profesionales destacados, algunos de los cuales son catedráticos de Economía de universidades prestigiosas, que saben de lo que hablan, por ejemplo, cuando afirman que el euro ha sido un error histórico y que la Unión –y, por tanto, los contribuyentes alemanes, en buena medida– no tendrían por qué seguir financiando los rescates de algunas naciones del sur de Europa. Estoy convencido de que los problemas de Europa tienen solución si las cosas se hacen con sentido común; pero creo también que éste no está demasiado extendido entre los ciudadanos y los políticos de algunas naciones. Las elecciones europeas del próximo mes de mayo no influirán, seguramente, gran cosa en la forma en la que se gobierna la Unión. Pero pueden darnos algunas indicaciones interesantes de lo que piensa la gente en los países miembros. Y no olvidemos un punto importante: el gran problema de Europa en el medio plazo no es Grecia, ni Italia, ni España. Se llama Francia. Think Tank Civismo Pastora carden ascética Es di prelado bailes”, cética y nal Seg desde m “El bai pensab los inve de com les para na hast po de P inmora Améric caridad Pero vendría la prev zarina gua en no tam glares e nos: la ta a Per no, Ma Cicerón Sobre l superad Johnn mo la G vinista bailes, e en los ú ron inc llevar e nos, pá alguno mienzo Juan B Journa Dirá Pues no los bail al secta ese hum de culti riqueza