LA COLUMNA DE LA ACADEMIA Drogas, venenos y otros productos naturales José García de la Torre La Química tiene, en diversos sentidos, cierta mala fama. Por ejemplo, cuando, al conocerse la composición de un producto de consumo humano – vaya, un alimento – se dice que tiene “mucha química”. Máxime, cuando la normativa obliga a que, aunque sea con lupa, podamos leer en el envase los aditivos, conservantes y colorantes que contiene. Y, aprovechando esa modernista tendencia, muchos fabricantes proclaman el “sin” (colorantes, conservantes…) y el “natural”. Todo, menos lo químico. El paradigma de que, primero, lo “natural” es, sin duda, estupendo, y segundo, lo “químico” es, por narices, lo peor, contradice el sentido común, y desde luego va en contra de cualquier criterio científico. En cuanto a la segunda afirmación, si el lector recapacita, seguro que estará de acuerdo en que muchos aditivos son muy convenientes para la conservación de los productos, lo cual redunda en beneficios, aquí y en el Congo. Aquí, podemos ingerir alimentos comprados en el supermercado hace semanas o meses, y gracias a eso evitamos la compra diaria en la tienda de la esquina. En el Congo, permiten que puedan allí alimentarse de productos que, sin ellos, nunca podrían llegarles. Y la primera afirmación no es menos falsa. Cualquier producto natural, en ciertas circunstancias, puede ser tremendamente perjudicial. Seguro que a Vd. se le ocurren muchos ejemplos. Las drogas y los venenos son, primordialmente, productos naturales. Sobre los perjuicios de lo que vulgarmente entendemos como drogas, no hace falta insistir. Y entre medicamentos y venenos, la distinción no es tajante. La farmacopea está llena de ejemplos de sustancias que curan en pequeñas dosis y matan en dosis mayores. El veneno que mataría a un ser vivo, puede curar a otro una grave dolencia, o estirarle a una persona las arrugas de la cara (todo es cuestión de la dosis, o concentración). Ese botox que se pincha cierta gente, es la toxina causante de la enfermedad del botulismo, tratándose de un veneno muy poderoso, que puede, en cierta cantidad, provocar la muerte por parálisis respiratoria (fuente: Wikipedia). Y cabe mencionar la prevención ante el consumo excesivo de ciertos alimentos que contienen altas cantidades de algunos productos naturales, o enriquecidos en ellos, que supuestamente mejoran nuestra dieta o actúan como “medicamentos naturales”. Por ejemplo, el resveratrol del vino tinto, o las isoflavonas de soja, de conocidos efectos de beneficio cardiovascular, paliativos de la menopausia, etc. La advertencia de consumo moderado (evidente, en el caso del vino…) debería aplicarse a muchos otros productos naturales. José García de la Torre es Académico de Número de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia www.academiadeciencias.regionmurcia.net