Innovación por Leopoldo Rodríguez Sánchez Ha llegado el momento Tanto en México como en el mundo estamos viviendo en medio de un cambio fundamental en las políticas de desarrollo económico, social y ecológico. El corazón de este cambio es la innovación. E n muchos sentidos, su significado más profundo es el de colocar a la empresa como protagonista, orientando todas las políticas hacia la acción dominada por las tres preposiciones más importantes, a saber: por, con y en. Es decir, se trata de lograr que los procesos ocurran por la empresa, con la empresa y, en proporción significativa, en la empresa. sociedad para lograr el crecimiento, la expansión y el cambio direccionado. Desde la década de 1930, el destacado economista Joseph Schumpeter establecía la relación indisoluble entre el papel central del empresario y diversas formas de innovación, entre ellas, crear un nuevo producto o mejorar sustancialmente alguno ya existente, crear una nueva aplicación para un producto, diseñar mejores sistemas para su producción y entrega y otros más. En la década de 1950, Peter Drucker propuso que una empresa tenía dos —y sólo dos— funciones básicas: mercadotecnia e innovación, y las llamó “funciones empresariales”. Drucker también proponía que una empresa sólo podría existir de manera sostenible en una economía en expansión y que esta es a la vez el órgano o célula específica con que cuenta una Todos conocemos la historia del bajo crecimiento de la India hasta la década de los 80, al grado que el crecimiento económico del 3% se conocía como “el crecimiento indio”; lo que cambió fue su entrada de lleno al mundo de la innovación. Podría pasar que muy pronto, el crecimiento del 2.5% se llegue a identificar como el crecimiento de América Latina. 14 ENTORNO Una sociedad sin empresas capaces de innovar no podrá crecer satisfactoria y sosteniblemente. Una empresa que solamente realice su obligada administración eficiente de funciones y recursos enfrentará más temprano que tarde que esto tiene límites claramente definibles. Lo paradójico es que sólo ahora 50 ó 70 años después, según la referencia, estos conceptos fundamentales se vean transformados en políticas centrales de desarrollo. En mayo de 2007 el Consejo de Ministros de la OCDE estableció a esa importante organización el mandato de desarrollar una “Estrategia de Innovación” para facilitar a sus Estados miembros la implantación de políticas efectivas para que esta se constituya en el motor del crecimiento. Sin embargo, en todo ello, lo más importante es que, aplicando el principio de subsidiaridad, sea el empresario en lo individual quien haga realidad el rol que sólo a él corresponde. Ha llegado el momento de que el empresario tome plenamente la propiedad y el liderazgo de estos cambios. En el mundo moderno esta acción individual del empresario no implica que actúe en forma solitaria, como isla en medio del océano. Para ganar efectividad y eficiencia se requiere de la cooperación entre empresarios y otras instancias y se requiere mucha interacción en red. Para facilitar al empresario esta crucial tarea, es responsabilidad de los otros actores de la sociedad que forman la llamada “triple hélice” participar activamente en la convocatoria que los empresarios lideren para entrar de lleno al mundo de la innovación. Estas convocatorias únicamente cobran su pleno sentido cuando ocurren en la dimensión socioeconómica adecuada, la de una región con características económicas razonablemente homogéneas o al menos coherentes, una región en la que realmente se puedan concretar las sinergias y las economías derivadas de una cooperación con sentido común. Por estas razones, a los productos esperados de estas convocatorias se les ha denominado Sistemas de Innovación Regional y, aún cuando las llamadas iniciales puedan o deban provenir de los gobiernos estatales, resulta esencial que sean empresarios quienes rápidamente adopten el liderazgo o, como mínimo, que se busque un liderazgo bajo la modalidad de Alianzas PúblicoPrivadas (PPP’s o Public-Private Partnerships), que ha sido muy exitosa en la Unión Europea. Estos Sistemas de Innovación Regional (que proponemos abreviar con las siglas SIR’s), no sustituyen a otros mecanismos o redes, como la de los Sistemas Estatales de Ciencia y Tecnología, que tienen propósitos propios que es conveniente mantener. Los SIR’s tienen entonces como propósito fundamental el de detonar o acelerar el desarrollo sostenible de una región bajo el impulso del liderazgo empresarial. El medio inmediato para lograrlo es concentrarse en los retos que plantea la competitividad de la misma región y la innovación regional es el medio más efectivo para lograrlo como lo acreditan las mejores experiencias mundiales desde los años de la década de 1990. Partiendo de esta consideración, tiene mucho sentido aumentar el acceso de las regiones a los presupuestos y a los instrumentos de política nacionales, bajo la premisa de que estos incrementos se expliquen satisfactoriamente partiendo de una eficaz determinación de las demandas regionales de innovación. Esta identificación parte de una sólida y consensuada formulación de una visión estratégica para la región, que debe incluir un preciso y bien focalizado señalamiento de las “vocaciones competitivas” de ésta. Otro requerimiento fundamental es el acreditamiento de que la región ya cuenta con un sistema viable de gobernanza ya establecido, o en proceso de establecerse, con una sólida representación empresarial en el mismo. Este sistema de gobernanza debe así mismo acreditar que cuenta con un modelo general y las capacidades más fundamentales para asegurar una efectiva gestión del SIR. Si se cumple con estos requerimientos, resulta muy claro que en un buen número de casos las regiones van a estar en una mejor posición para definir un destino eficaz para la aplicación de los recursos y que los tiempos requeridos para concretar los beneficios pueden acortarse de manera sustancial. Todo lo anterior se concretará en sólidos y robustos portafolios de oportunidades de inversión y crecimiento que, desde su conceptualización han nacido con un adecuado enfoque y con plena pertinencia. El apoyo a las regiones para que logren la satisfacción adecuada de estos requerimientos ha sido la preocupación central que motivó la alianza de tres relevantes organizaciones para impulsar el llamado proceso ARCO. Por otra parte, si bien es crucial que se detonen procesos de innovación en cada región, también lo es el aprovechamiento de lo mecanismos disponibles de transferencia de tecnología. La tendencia actual es hacia la llamada “innovación abierta”, lo cual no debe malentenderse como un proceso aleatorio y caótico; es un proceso en el que, crecientemente, las oportunidades de participación demandan como credencial o boleto de admisión la dedicación activa de cada participante en la dinámica misma de la innovación. Contra lo que pudiera parecer, en un entorno de crisis financiera o económica, esta dinámica mundial de innovación abierta se ve como parte de la solución y no como algo marginal o como parte del problema. Baste una reflexión como referencia: una de las mayores ineficiencias del sistema económico global reside en el bajísimo aprovechamiento de los activos intangibles o propiedad industrial desarrollada y nunca aplicada. Desde luego, un empleo efectivo de la transferencia de tecnología implica acciones y programas altamente disciplinados para que ocurra la asimilación del conocimiento transferido y que esa asimilación detone nuevos programas de desarrollo e innovación. Como ejemplo, puede señalarse el reciente hallazgo de la OCDE en el Sistema de Innovación de Noruega, en donde la fortaleza número uno actual de ese país en la materia consiste en que todas las empresas extranjeras que han participado en su desarrollo petrolero se comprometieron y han realizado importantes actividades de investigación y desarrollo a nivel local. Es indispensable que una proporción significativa del empresariado de México reclame para sí el papel central que corresponde a quienes portan el honroso calificativo de empresario en el impulso a la innovación en nuestro país.E El autor es Ingeniero Químico de la Facultad de Química (UNAM), con Maestría en Administración de Negocios de la Universidad de las Américas. Actualmente se desempeña como Presidente (Chairman) de la Junta de Gobierno de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia (FUMEC), Presidente de la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico, A.C. (ADIAT), miembro de la Junta de Gobierno del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y miembro del Consejo Asesor del National Science Resources Center de Washington, D. C. ENTORNO 15