La fe es enemiga de los sentidos

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MINISTERIOS CONFRATERNIDAD DE FE
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La fe es enemiga de los sentidos
Pastor CRISTIAN TEJERO AVILÉS
A través de esta palabra, deseo enseñar lo que significa ésta guerra entre la fe y los sentidos.
Muchos de nosotros tenemos que entender que mucho de lo que llamamos fe en nuestra vida, está
basado en los sentidos y no en la Palabra de Dios.
Juan 20:24-29
“Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron,
pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los
clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho
días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las
puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo,
y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás,
creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron”.
Todos tenemos un cuerpo físico que está diseñado para percibir a través de los sentidos. Tomás,
le dijo a los discípulos: “si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar
de los clavos”, o sea, no solamente ver sino también tocar, y no sólo eso sino que también dijo:
“metiere mi mano en el costado”, todo esto está hablando de lo que los sentidos podrían hablarle
para convencerlo de que Jesús estaba vivo. Una de las cosas que tenemos que aprender es esta:
nadie puede conocer a Dios a través de los sentidos, cada vez que lo intentemos de esta forma,
tendremos una imagen de Dios equivocada porque hemos sido diseñados para ser hombres y
mujeres espirituales para aprender a vivir por fe no por los sentidos.
Los sentidos nos ayudan a vivir en el ambiente de lo natural porque los sentidos nos dan señales
de lo que pasa a nuestro alrededor. Pero, en el reino de Dios, no fuimos diseñados para vivir de esa
forma, fuimos diseñados para vivir a través de la Palabra, Dios se da a conocer a través de ella.
Tomás dijo: “si no veo, si no toco, si no meto mi mano”, pero Jesús le mostró la respuesta a sus
preguntas para que dejara de ser un incrédulo y comenzara a ser un creyente, porque cuando
dependemos de los sentidos siempre necesitaremos ver algo para creer, pero cuando somos
creyentes creeremos porque la Palabra de Dios lo dice. Jesús le dijo: “no seas incrédulo sino
creyente”, porque lo que Tomás estaba haciendo era una señal de incredulidad, necesitaba tocar, ver
y meter su mano para saber que lo que le decían era verdad.
Conocemos a Dios a través de su Palabra, no a través de los sentidos, porque cuando estamos
enfrentando problemas tangibles, si vivimos por lo que estamos viendo, entonces pensaremos que
Dios no existe, porque estamos negando a Dios por causa de esos problemas.
A. Varas 1181, Temuco - Chile. / ministerio@confraternidaddefe.com / Fono: (56) - 45 - 2403055
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Dios es todo lo que la Palabra dice que es. Muchos dicen que todo lo que vemos refleja quien es
Dios, eso es verdad, pero también es un punto donde tus sentidos pueden ver las cosas que Dios
creó, entonces antes de ver lo que está hecho tenemos que creer que todo eso lo hizo Dios, ese es el
orden correcto, porque antes de los sentidos está la fe.
Todos hemos vivimos tiempos en nuestras vidas en que las cosas han sido difíciles y pensamos
que nunca vamos a salir del problema, pero tuvimos la experiencia de que, a pesar de que veíamos
la situación tremendamente difícil, el problema no nos mató, lo que nuestros sentidos nos decían no
prevaleció, porque tuvimos una palabra de Dios que nos sacó adelante. Dios se nos reveló a través
de la Palabra y Él es todo lo que la Palabra dice que es, y si Él dice que vamos a estar bien, no
importa lo que estemos viendo, tocando, sintiendo, Dios es verdad y su Palabra es más alta que lo
que las circunstancias puedan decir. La Palabra debe ser nuestra guía, nuestro ente rector, nuestra
forma de vivir, no puede ser que los sentidos nos dicten como vivir la vida, sino que es la Palabra de
Dios la que debe dictarnos como vivir la vida.
Cada uno debe tener fe, porque todos tenemos días en que nos levantamos rebosantes de
alegría, pero hay otros días en que nos miramos al espejo y hasta ese reflejo nos asusta. A veces, nos
levantamos mal humorados porque hubo una situación que nos provocó reaccionar ante ella
naturalmente, pero ¿qué dice la Biblia? La Biblia dice que debemos aprender a estar en paz con
todos, entonces si vemos sólo este ejemplo, nos daremos cuenta que mucho de lo que la Biblia habla
siempre vendrá en contraposición a nuestros sentidos, estamos en medio de una guerra entre la fe y
los sentidos.
Nuestra fe no puede estar basada en los sentidos porque será una fe natural, humana; no sirve de
nada, no tiene resultados. Si no estamos teniendo resultados en alguna área de nuestra vida es
porque quizás nuestra fe está siendo demasiado natural, está basada en los sentidos y no en la
Palabra de Dios, y es por eso que quiero hablarles de esto, porque es fundamental para que en
estos tiempos difíciles donde todos los noticiarios, donde todas las situaciones, nos hablan de malas
noticias, donde nuestros ojos ven cosas difíciles, los oídos escuchan cosas difíciles, cosas
quebrándose a nuestro alrededor, si empezamos a mirar, a tocar, a sentir, como quería hacerlo el
discípulo Tomas, entonces vamos a vivir siempre con temor, siempre pensando que un día de estos
nos tocará a nosotros vivir lo que sucede externamente, siempre observando y sacando conclusiones
incrédulas.
Nos sucede que venimos a la iglesia y nos alegramos, llegamos a saltar y danzar, y al día siguiente
estamos llorando, ¿qué cambió? Cambió lo externo, porque lo de Dios siempre permanecerá igual.
Si hoy día estamos contentos y mañana llorando significa que lo externo cambió, que estamos
preocupados más de mirar lo externo que lo que Dios dijo en nuestra vida, estamos viviendo más
por los sentidos que a través de la fe. Tomas estaba basado en la fe de los sentidos, porque el
confiaba en lo que tocaba, veía, oía, y no confiaba en lo que Dios dijo. Fue necesario que Jesús lo
enfrentara y le permitiera tocar sus manos y su costado para que se convenciera de que él vivía por
lo externo.
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Si vivimos por fe, entonces viviremos por principios, por eso es que el apóstol Pablo decía: “sea
que vivamos o muramos somos del Señor, me gozo en las dificultades, en las tribulaciones, si hay
que llorar lloramos, si hay que alegrarse nos alegramos”. Cuando tenemos una clase de relación
sensorial con Dios, sucede que si la esposa anda bien todo está bien en nuestra vida, pero si la
esposa está mal entonces todo está mal. Si el marido se levantó con mal humor entonces todo está
mal, pero si él está bien entonces la esposa está bien. No, nosotros no vivimos por lo que es externo,
eso nos va a afectar dependiendo de lo que nosotros permitamos que nos afecte, todo lo que está
alrededor no tiene el poder para entrar si no le abrimos la puerta de nuestro corazón. Entonces ¿por
qué Dios no hizo con sentidos? Es porque Dios sabía que nos íbamos a comunicar en este mundo a
través de los sentidos pero los sentidos deben estar sujetos a la fe, los sentidos sujetos a la
espiritualidad, sujetos a lo que Dios dice.
1 Corintios 3:1
“De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a
niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces
todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no
sois carnales, y andáis como hombres?”.
Los carnales, como los llama Pablo, tienen una señal, se pueden distinguir fácilmente porque los
carnales no son capaces de recibir un alimento espiritual sólido, no se les puede enseñar cosas
profundas como estas, que se les corrija la murmuración en sus vidas, el hablar mal de otro, porque
cuando se les dice “se sienten mal”, porque andan por los sentidos no por una palabra mayor que se
está enseñando para crecer. Hay celos, contiendas, enojos porque el que es carnal tiene problemas
de carnal en medio de la iglesia y fuera de ella. Entonces cualquier cosa será motivo de disgusto: lo
cambiaron de un lugar a otro, no le dan una coordinación, no vamos a servir con el hermano que nos
simpatiza. Haciendo estas cosas es que Pablo le pregunta a los corintios: “¿no sois carnales y andáis
como hombres?” Una señal de una persona carnal es que se siente por todo, se enoja por todo, se
enojan cuando lo corrigen o cuando no lo toman en cuenta. La visión de carnal para el apóstol es que
hay celos, contiendas y disensiones.
Esta palabra es para enseñarnos a crecer, para ser gente sincera, amando a nuestros hermanos y
teniendo paz, no viviendo por los problemas que tenemos con otras personas sino por la convicción
de lo que Dios ha dicho sobre nuestras vidas. Pero tenemos que aprender a conocer a Dios no por lo
que sentimos, tocamos, o vemos, tenemos que conocer a Dios por lo que el habla en su Palabra. Si
Dios dice que nos ama es porque Él nos ama; entonces necesitamos confiar que su Palabra muestra
quien es Dios, lo que piensa acerca de nosotros y los planes en los cuales podemos caminar en El.
1 Corintios 3: 4
“Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois
carnales?”.
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Entonces, si Dios dice la verdad, hay que creer en su Palabra. El que vive por los sentidos es un
incrédulo, carnal, que depende de los hombres y no de Dios. El carnal solo necesita leche espiritual,
algo simple, porque de lo contrario no lo soporta, se atraganta, le hace mal comer “vianda”. Eso lo
mantiene como niño y nunca crece en su desarrollo como cristiano, entonces anda siempre por
cómo se siente: “no siento cantar, no siento levantar mis manos, no siento alabar a Dios”, eso es
caminar por los sentidos, porque no necesitamos sentir nada, necesitamos hacer lo que Dios dice
que le gusta hagamos, y su Palabra dice que Él se agrada de que levantemos nuestras manos a Él,
que nuestra alabanza es muestra de reconocimiento a su persona, que cantemos alegres los
habitantes de toda la tierra, con júbilo, entonces cuando venimos a la iglesia tenemos la actitud de
agradarle a Él y no a nosotros mismos, porque ya dejamos de ser carnales, niños en el Señor, y
somos capaces de confiar en Dios a pesar de toda circunstancia.
Muchas de nuestras malas reacciones son por falta de entendimiento en algunas áreas y eso es
normal que suceda, porque estamos en ese nivel hoy, pero el Señor nos quiere hacer crecer a través
de la palabra que trae cada ministro de Dios sobre la vida de la iglesia. Puede que pensemos que
algunas veces es duro recibir ciertas correcciones, pero la intención y motivación de quien es nuestro
mentor en la vida espiritual, es hacernos crecer porque los cinco ministerios de los cuales habla la
Palabra en Efesios 4, fueron enviados por Dios para hacer madurar a los santos, por lo tanto, la tarea
de un pastor es que cada persona deje de ser un niño espiritual, que ya no tengamos que tomar
leche solamente sino que comencemos a madurar y podamos empezar a masticar, a comer cosas
más contundentes, porque eso nos hace tomar mejores decisiones, dejamos de vivir de la misma
forma y crecemos.
Mucha gente cree que los amigos son para pensar igual, buscamos a aquellos que nos den la
razón en lo que hacemos, que nos gusten las mismas cosas, pasarla bien, y aún se espera que un
amigo nos acepte los errores, pero eso es lo carnal de lo que se busca en un amigo. Pero, un
verdadero amigo tiene que ser capaz de decirnos cuando nos estamos equivocando, un amigo de
verdad nos debe decir cuando algo está mal en nosotros. Esto es muy aplicable dentro de la iglesia
porque debemos aprender a relacionarnos espiritualmente y no carnalmente. Algunos por la
afinidad que sienten también tienen amistad, pero cuidado, esa amistad debe estar sobre la base de
quienes somos en Cristo. Entonces tener amistades en la iglesia no es sólo para juntarse con gente
que nos simpatiza y que nos escucha todo lo que queremos hablar, que es capaz de pasar tiempos
de diversión con nosotros, sino que también estará ahí para orar con nosotros y jugársela en tiempos
de dificultad dándonos una palabra de Dios que nos fortalezca, hablando con sinceridad cuando nos
estamos extraviando del camino que el Señor ha trazado para nuestras vidas.
Todo lo que vamos a hacer en el cuerpo es a través de la fe, no a través de las amistades, ni de los
afectos, ni de las emociones que un día sentimos que nos quieren y mañana que nos odian, todo lo
que vamos a hacer es por convicción, no estamos aquí para hacer amigos como los del mundo,
estamos en la iglesia para ser hermanos en Cristo, no para agradarnos a nosotros mismos, sino para
levantar el Reino de los cielos, sintiéndonos bien o mal, pero Dios tiene que ser glorificado. Cuando
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empezamos a vivir así, todas las cosas empiezan a pasar a un segundo plano, nos molestan menos
las cosas que antes no podíamos sobrellevar, y así le cerramos la puerta a satanás. Dejamos de
pelear con los demás, de hablar cosas incorrectas, de fijarnos en pequeñeces y aprendemos a vivir
por fe y no por los sentidos.
Los sentidos no son buenas guías, porque estos nos llevarán de estar bien un día a sentirnos
mal al otro día, solos, en depresión, bajoneados. Pero Dios sigue siendo siempre el mismo, Dios sigue
sentado en el trono, cada día y por la eternidad es el Todopoderoso Dios, verdadero y glorioso, el
santo, el excelso. No es como nos sentimos sino que es lo que estamos creyendo, entonces veremos
que a pesar de que un matrimonio está desgastado y se está quebrando, a pesar de que los hijos
están revolucionados, que las situaciones están difíciles, que el trabajo no está tan bien
desearíamos, podemos confiar en lo inconmovible que es nuestro Padre, Él no cambia, su trono es
sobre todo trono, su reino es sobre todo reino, y Él nos ha dicho que nos iba a guardar, a suplir, a oír,
Él nos dijo que nos iba a ayudar y aunque todo se caiga, estaremos confiados en su Palabra.
Pero si nosotros conocemos a Dios por los sentidos, entonces cuando pasemos por dificultades,
diremos: “Señor, ¿dónde estás que no te veo?”. Es por eso que debemos declarar guerra contra los
sentidos, vamos a empezar a creer a Dios no por lo que vemos, tocamos o sentimos, vamos a creer a
Dios lo que prometió, vamos a creer a Dios a través de la Palabra, y lo vamos a conocer
verdaderamente.
2 Corintios 5:7
“porque por fe andamos y no por vista”.
No andamos por lo que vemos, ni oímos, ni tocamos… andamos por fe, y ¿qué es fe? Fe es creer
lo que Dios dijo que iba a ocurrir, creer lo que el prometió, es saber que Dios es verdad y lo que Él
habla es verdad. Entonces, si hoy andamos por fe y no por vista, vendrán tiempos de crecimiento y
madurez espiritual, y un conocimiento más profundo de quién es Dios nos hará experimentar su
presencia cada día de nuestras vidas.
¡Bendecidos!
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