Análisis Crítico de la Personalidad y del Pensamiento de Trasimaco

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Análisis Crítico de la Personalidad
y del Pensamiento de Trasimaco
Meabe, Joaquín E.
Instituto de Teoría General del Derecho - Facultad de Derecho, Ciencias Sociales y Políticas - UNNE
Salta 459 - (3400) Corrientes - Argentina
Tel./Fax: +54 (03783) 423506 - E-mail: jmeabe@dch.unne.edu.ar.
INTRODUCCIÓN
En la historia del pensamiento la figura de Trasímaco - el sofista griego que antagoniza con Sócrates en
el primer libro de República de Platón - , se exhibe como el modelo del personaje irascible que sostiene
una posición de extremo cinismo y deliberado desdén por la justicia. Así lo pinta, en los momentos de más
intensidad dramática , el filosofo de la Academia en su memorable diálogo; y ello debe ser cierto en parte ,
si nos atenemos a las demás fuentes. Sin embargo , un perfil compuesto a partir de esos tres rasgos
(irascibilidad, cinismo y desdén por la justicia ) puede resultar en extremo simple y hasta inconsecuente con
la propia exposición platónica. Sería algo así como una verdad expuesta a medias , que con seguridad va a
dar lugar a un juicio equívoco o parcial. No se trata , desde ya , de reivindicar a Trasímaco , lo que no sería
sino una nueva simplificación que , ante todo , colocaría el asunto más allá de los matices que hacen
importante su pensamiento. Un prestigioso sector de la moderna erudición se ha colocado muy cerca de
ese mecanismo de reversión de aquella figura , que la lectura trivial de Platón ha transmitido, con el afán
deliberado de terminar con una interpretación que rebajaba a nuestro sofista a una condición poco menos
que equivalente a la de un villano de películas de clase B. Y en ese afán de objetividad se ha destacado
la sinceridad y neutralidad de sus observaciones ( muy similares a la de los modernos sociólogos o
politicólogos), su alta estima respecto de la Constitución Ancestral y su marcada preferencia respecto de los
valores y las prácticas virtuosas de la época heroica que la sociedad de su tiempo se inclinaba a abandonar
con cinismo. La nueva figura de Trasímaco deviene así más real y verosímil. Pero lo que se ha ganado con
esta nueva y, por cierto, más objetiva consideración de la personalidad del sofista es bastante menos de lo
que suponen sus expositores. Los nuevos rasgos destacados han transformado una caricatura en una
personalidad histórica, que más allá de su fisonomía de humana recuperada sigue, no obstante expresando
un punto de vista poco comprensible.
ANTECEDENTES
Se advierte entonces que por debajo de la caricatura , que la tradición nos ha transmitido , hay una dificultad
que se vincula con la posición teórica a partir de la cual se edifican sus opiniones acerca del derecho y de la
justicia o respecto del deber y de la conducta apropiada. La cuestión no es fácil si nos atenemos a la
complicada argumentación, conforme a la cual Trasímaco reversa el principio de justicia y nos propone un
sentido que , a primera vista , no puede sino resultar contradictorio: la justicia , nos dice el sofista - de
acuerdo a la versión que nos transmite Platón en República - es injusticia y la injusticia es justicia. Frente a
semejante reversión lo primero que pensamos es que se nos propone un enredo originado en la deformación
puramente erística del discurso sofístico. Pero nada está más alejado de todo esto , conforme a la intención
que Trasímaco manifiesta en su disputa con Sócrates. Por el contrario , es Sócrates , en su opinión , el que
se enreda con las palabras y el que enreda los argumentos de manera erística, proponiendo comparaciones
artificiosas y alejadas del ámbito en el que debe dilucidar el asunto, que para Trasímaco no es otro que el
ámbito de la convivencia ciudadana y de las relaciones de mando y sujeción de la Polis. Todo ello nos obliga
a revisar el discurso original que encontramos en el texto de Platón ; y que , más allá de la posible variedad
de estilo , que se deriva de la pluma del filósofo de la Academia tal y como nos ha sido transmitida por la
tradición , bien puede considerarse como una expresión representativa y hasta genuina del pensamiento del
sofista.
Cuando la discusión en torno a la afirmación atribuida a Simónides parece enredarse respecto de la idea
contenida en la fórmula -° %'#)# − que se refiere a lo debido o lo que se debe y que , en opinión de
Sócrates , transforma en un poético enigma la idea conforme a la cual la justicia consistía en dar a cada uno
lo que le conviene o devolver lo que es de otro - , emerge en el diálogo la figura enérgica y dominante de
Trasímaco. El fastidio que manifiesta no es, a pesar de todo, excesivamente impertinente si nos atenemos al
desarrollo , en parte artificioso y en parte periférico en lo tocante al asunto central , que exhibe el diálogo
entre Polemarco y Sócrates respecto de la fórmula básica de la definición de Simónides. La justicia - -°
?# - que entonces comprendía tanto lo que entendemos ahora por justicia como lo que llamamos
asimismo derecho -, de acuerdo a esa definición de Simónides se expresaba en tres palabras: ´QJCJ
‹9)-Ç w%#C (Rep. 331 d 4) que suele traducirse por devolver a cada uno lo que se le debe o
lo que suyo, definición que luego Sócrates reformula bajo los términos: -° %'#)# ‹9)-Ç
w%#C (Rep. 332 c 2-3) con el propósito de acotar el alcance de la idea, que a su criterio quedaría
reducida a la determinación lo que se debe : -#º-# ‡ ËC)J ´QJCJ# ( Rep. 332 b 4 ).
En conjunto este segmento del debate que va desde la respuesta de Polemarco a Sócrates ( Rep. 331 e 1 )
y hasta la violenta irrupción de Trasímaco ( Rep. 336 b 1) tiene una indudable atmósfera de compromiso
verbal y de interminable rodeo donde las comparaciones tienden más a satisfacer a los interlocutores que a
dilucidar el problema planteado. Nada de todo eso desmerece el método de Sócrates y mucho de lo que allí
se dice va luego a servir de apoyo en el debate posterior, pero no deja de ser por ello menos artificioso como
cuando sostiene que aquel que es hábil para guardar algo lo es también para robar , lo que le sirve para
proponer una reformulación de la idea de Simonides en el sentido de que bien podría decirse que la justicia
es: J%-= -+ J«V ˆ%]ËQJ?s ;-# -Æ Q?# ¤ ‹%¨ 9 -Æ
‹3'Æ, que significa algo así como que la justicia sería un modo de robar en beneficio de los amigos y
en perjuicio de los enemigos (Rep. 334 b 4-5), lo que pone en evidencia el absurdo que implica subordinar
la idea de devolución a un eventual desglose entre amigos y enemigos, dejando al mismo tiempo sin resolver
nada respecto de la eventual obligación presupuesta en el término -° %'#)#.
Queda, por cierto, desvirtuada toda posibilidad de equivalencia teórica entre -° %'#)# y
y con ello cae el criterio mismo que asocia la idea de justicia a una disposición unilateral
para dar , entregar o devolver. No es lo involucrado en %'#)=7 lo que se rechaza , sino el criterio
conforme al cual se concibe a la justicia como restitución o devolución. 8%#7 puede entenderse bien
como devolución o restitución o, asimismo , como entrega , atribución o pago. A veces también
w%#7 significa vaciar, evacuar, vender , reproducir o , incluso ( en voz media ), sacrificar. Por su
parte -° %'#)# es un sustantivo que significa lo que es conforme al deber, lo conveniente o
conforme al bienestar; como adverbio (%'#)C-7+) puede significar tanto convenientemente como
decentemente; como verbo %'#)=7 puede significar tanto venir como llegar a o hasta cierto punto, y
asimismo relacionar, referir, enlazar, tocar, estar en relación con algo, pertenecer o concernir, en su modo
impersonal %'#)=J significaría convenir ; y, finalmente, como adjetivo además de conveniente podría
usarse en el sentido de justo.
w%#C
Para demostrar la no pertinencia de aquel isomorfismo teórico el Sócrates platónico no profundiza el
análisis terminológico, pero su selección temática no escapa de las verbalizaciones. La irritación de
Trasímaco puede resultar quizá excesiva pero su enojo no deja de estar, en parte, justificado por aquel tipo
de rodeos verbales , útiles quizá en la enseñanza aunque peligrosos cuando se generalizan y dejan a los
demás en la incertidumbre respecto a lo que hace al aspecto central de una cuestión. Coherente con su propio
punto de vista Trasímaco prefiere esquivar todo tipo de disputa verbal , y Platón pareciera en este punto
sumamente respetuoso en la reconstrucción de su pensamiento, fuera de la notoria simpatía que surge de su
preferencia por la personalidad de Sócrates. Ahora bien , no es Platón sino Sócrates - o si se quiere el
Sócrates platónico - el que describe al sofista con rasgos agresivos: En cuanto hicimos una pausa ya no
pudo contenerse y se vino sobre nosotros como si fuera despedazarnos. Polemarco y yo ( o sea el propio
Sócrates ) nos atemorizamos y Trasímaco alzando la voz da inicio a su intervención ( Rep. 336 b 3-8 ). ¿
Debemos descalificar a Trasímaco por estos rasgos de su personalidad que, más que nada, retratan su
carácter ? Desde ya que las simpatías difícilmente se inclinen de su lado ; pero no es ese el aspecto más
interesante de su figura ni es en definitiva lo que importa en la trama filosófica del debate con Sócrates. Y
cuando se parte de semejante encuadre se corre el riesgo de trivializar uno de las polémicas más instructivas
y cruciales de toda la historia de la filosofía occidental. Pero tampoco alcanza con restaurar la figura
histórica del sofista para destacar su realismo objetivo frente al idealismo utópico de Sócrates.
Una vez más al reversar las figuras poniendo el acento en el perfil personal se desvía el asunto y se deja sin
resolver el aspecto teórico que le subyace y las consecuencias prácticas que de allí se derivan. Y así se
concluye destacando el talante o el temple de los individuos históricos como clave para la interpretación de
las cuestiones sometidas a debate, de lo que resulta ora una condenación de los sofistas por su vocación
lucrativa hacia la enseñanza , su prepotencia y su mal genio , o también , desde el punto de vista inverso,
una reivindicación de su neutralidad valorativa y de sus observaciones desprejuiciadas que , vaya a saber ,
por que oscuros designios psicológicos , se asocia a una disposición liberal y progresista en el campo de las
ideas.
ELEMENTOS PARA UNA REFORMULACIÓN DEL T EMA Y BALANCE PROVISIONAL DE RESULTADOS
Trasímaco no solo se irrita por la desequivalencia entre -° %'#)# y w%#C y su notorio
círculo vicioso. Tampoco pareciera satisfacerle la base de esa equivalencia que estaría dada por las ideas
asociadas de -° %'#)# y ´QJCJ#, algo en lo que no está demasiado errado puesto que el
propio Platón ya ha dejado entrever que el itinerario ideológico - si es que cabe esta licencia expresiva - del
término %'#)# es decididamente regresivo y no permite vislumbrar, por sí mismo , ninguno de los
atributos de la idea de justicia salvo como atributos personales o derivados de desempeños o situaciones
previamente calificadas como justas y buenas - i.e. como lo que se debe, o sea lo que es ´QJCJ# -,
de lo que se sigue que -° %'#)#, en tanto clave y base para la asignación significativa , sirve más
que nada para individualizar casos y de allí para asimilar el hombre bueno al hombre justo o viceversa.
Lo que no advierte el sofista es que, en un contexto más amplio, la noción involucrada en la idea de -°
%'#)# puede ser recuperada con eficacia, a condición , por cierto , de que dicha noción se torne
funcional y dependiente de otra base significativa. No vamos a examinar todavía este último aspecto del
asunto, que prácticamente nos llevaría al fin del debate y a la ulterior solución propuesta por el filósofo de la
Academia en los libros II a IV de República. Más bien trataremos de establecer, apoyándonos en Platón y
en los fragmentos que se le atribuyen, el conjunto de ideas que solventa su pensamiento y la función que
ellas cumplen en la trama del debate y en el desarrollo ulterior de la teoría de la justicia.
De acuerdo a este método el examen de su pensamiento no puede sino partir de sus propios fragmentos.
Estos, por otra parte, son apenas ocho, la mayoría muy breves salvo el denominado Sobre la Constitución
(DK: 85B1) , pero combinados con lo que nos transmite Platón y las noticias conservadas de otras fuentes ,
que podrían considerarse más imparciales , tenemos no solo una base para desmontar su caricatura - y de
este modo restaurar su personalidad histórica- , sino también una guía para reconstruir su pensamiento y
tomarlo como una parte crucial de la complicada polémica que encierra el libro primero de República.
CONCLUSIONES
En punto a la inteligencia de la teoría clásica de la justicia y del sentido de la ley normativa, o ley jurídica,
que es inherente a aquella, una adecuada y precisa interpretación del pensamiento de Trasímaco resulta
entonces necesaria; y, además, en la medida en que aquella teoría clásica de la justicia y de la ley informa
toda la posterior tradición de la cultura jurídica de Occidente, la enseñanza que podemos aun extraer de
todo este asunto se torna ineludible, y nos coloca en una excelente posición en lo que hace al enjuiciamiento
crítico, tanto del formalismo y del positivismo imperante en la moderna teoría del derecho, como de los
inconvincentes revívales iusnaturalistas y neocontractualistas, que enredan la teoría de la justicia y la
desplazan fuera del escenario de los contenciosos ciudadanos.
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