17 CENTELLA_29 CARRILLO.qxd 01/09/16 11:39 Página 17 TRIBUNA Por José Luis Centella* L a semana pasada asistimos a una nueva puesta en escena de la crisis de gobernabilidad que viene sufriendo España. Hablo de puesta en escena porque cuando un candidato sube a la tribuna del Congreso para tratar de ser investido presidente del Gobierno sin tener los votos suficientes, sólo puede ser considerado como una actuación electoralista. Desde esta interpretación, el reto que tienen ahora el resto de las fuerzas políticas y sociales ante la situación de bloqueo institucional, económico y social que provoca llevar desde diciembre de 2015 con un Gobierno provisional es plantear una alternativa coherente con lo que el electorado votó el pasado 26 de junio. No estamos ya a estas alturas para tener que distinguir si se nos pone encima de la mesa una investidura o una investiblanda. En estas últimas elecciones concurrieron fuerzas políticas con propuestas programáticas que ahora deben ser el eje sobre el que formular las propuestas de gobierno. No se trata ya de buscar una falsa estabilidad, sin programa por delante. Desde el Partido Popular han reclamado su derecho a formar Gobierno como fuerza más votada. Sabedores de que las cuentas no les cuadraban, se limitaron a reclamar al resto de fuerzas políticas que olvidaran sus compromisos electorales y les dejaran formar Gobierno, es decir, pretendían simplemente transformar la democracia parlamentaria en una democracia plebiscitaria. Al mismo tiempo, el PSOE ha es- tado empeñado en mantener una postura inmovilista entendiendo que no podía dar su voto a un Gobierno de los populares que lo situaría enfrentado a gran parte de su electorado. Pero, al mismo tiempo, no se decidían a plantear una propuesta sobre unas bases programáticas firmes, lo que llevaría a mantener el bloqueo institucional y a una posible nueva convocatoria electoral. Ante este escenario, considero que si se ponen los distintos programas sobre la mesa encontraremos que existen más de 176 diputadas y diputados favorables a cambiar la política que el Partido Popular ha impuesto con todas sus consecuencias en los últimos casi ya cinco años. Por lo tanto, es posible sumar una mayoría parlamentaria en torno a un programa de mínimos, un programa que permita formar un Gobierno de progreso, tal y como ya ocurrió en Portugal. Somos conscientes de que todas las fuerzas tendríamos que dejar aparcados puntos de nuestros programas; estamos dispuestos a ello en la medida en que se reviertan las políticas de recortes y austeridad, en la medida en que se recuperen libertades públicas anuladas por el PP, y que se pueda abrir una etapa de regeneración de la vida pública mediante la puesta en marcha de una investigación parlamentaria sobre lo ocurrido en este país en los años del pelotazo y el despilfarro. Nadie duda de la dificultad de poner de acuerdo a fuerzas progresistas, de izquierdas y nacionalistas, pero queremos hacer un llamamiento a la coherencia, a la lealtad con un electorado que, sobre todo, EUROPA PRESS Crisis de Gobierno: de la investidura a la ‘investiblanda’ Es posible sumar una mayoría parlamentaria en torno a un programa de mínimos, un programa que permita formar un Gobierno de progreso, tal y como ya ocurrió en Portugal reclama acabar con las políticas del PP. Por ello llamamos también a las fuerzas sociales, sindicales y ciudadanas para que sean parte activa para conseguir este acuerdo, que en la medida de sus posibilidades y competencias faciliten la creación de un cauce de diálogo que permita al menos explorar esta posibilidad. Es el momento de que estas fuerzas sociales, sindicales y ciudadanas trabajen para hacer más que evidente que, frente a una supuesta estabilidad que confirmaría un gobierno del PP, con el apoyo de Ciudadanos y consentido por el PSOE, es posible un Ejecutivo de la coherencia, basado en un acuerdo sobre las coincidencias que hoy pueden tener más de 176 diputadas y diputados. Hablamos de un Gobierno para poner fin a las políticas antisociales y autoritarias del PP, que es en realidad lo que ha votado la mayoría del electorado. Es el momento de que alguien se dirija a todas estas fuerzas para que se genere el espacio de diálogo y de negociación necesario que posibilite esta salida progresista a esta crisis de Gobierno. Como decía, la vía portuguesa es un ejemplo que está sobre la mesa para funcionar con lealtad y sinceridad. Lo peor es caer en la resignación, en el desánimo y obviar que las políticas que la derecha ha desarrollado estos años fueron derrotadas en los comicios del 20-D y del 26-J. Lo más esperpéntico es que se encargara otra vez cambiar de política a las mismas personas y al mismo partido cuya actuación ya fue derrotada en las urnas.l *Coordinador de la Asamblea Político y Social de IU nº 1166. 5–11 de septiembre de 2016 17