785-99 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las quince horas y treinta minutos del día veintitrés de octubre de dos mil uno. El presente proceso de amparo se inició mediante demanda presentada por los señores Gloria Elizabeth Artero León, de cincuenta y tres años de edad, profesora, del domicilio de Apaneca, departamento de Ahuachapán, Carlos Armando Alvares Pérez, de cuarenta y siete años de edad, profesor, del domicilio de Apaneca, departamento de Ahuachapán, José Alfredo Ancheta Gallegos, de cuarenta y seis años de edad, profesor, del domicilio de Apaneca, departamento de Ahuachapán, María del Tránsito Castaneda de Herrera, de cincuenta años de edad, profesora, del domicilio de Apaneca, departamento de Ahuachapán, Rosa Emérita Calderón Morales, de cuarenta y seis años de edad, profesora, del domicilio de Apaneca, departamento de Ahuachapán, Coralia Estela Linares, de sesenta años de edad, profesora, del domicilio de Ahuachapán, Tránsito Rosalba López Reyes, de treinta y tres años de edad, profesora, del domicilio de Apaneca, departamento de Ahuachapán, Marta Angélica Méndez, de cuarenta años de edad, profesora, del domicilio de Apaneca, departamento de Ahuachapán, Ana Francisca Márquez Sigüenza, de cuarenta y tres años de edad, profesora, del domicilio de Apaneca, departamento de Ahuachapán, Francisca Violeta Morán García, de treinta y seis años de edad, profesora, del domicilio de Ahuachapán, Sonia Inés Nájera Ascencio, de treinta y siete años de edad, profesora, del domicilio de Apaneca, departamento de Ahuachapán, Urania Maribel Orantes, de treinta y ocho años de edad, profesora, del domicilio de Apaneca, departamento de Ahuachapán, Iván Octavio Quiteño Román, de cuarenta y tres años de edad, profesor, del domicilio de Apaneca, departamento de Ahuachapán, Rogelio Antonio Rivas Herrera, de treinta y siete años de edad, profesor, del domicilio de Ahuachapán y Rosa Miriam Tobar, de cincuenta y dos años de edad, profesora, del domicilio de Apaneca, departamento de Ahuachapán, contra actos de la Ministra y Viceministro de Educación, que consideran violatorios a sus derechos constitucionales. Han intervenido en el presente proceso además de los actores, la Ministra de Educación, por medio de su abogado Luis Antonio Henríquez López, el licenciado Mario Antonio Reyes Rivera, en su calidad de apoderado del Viceministro de Educación y el doctor René Mauricio Castillo Panameño en su carácter de Fiscal de la Corte. LEIDOS LOS AUTOS; Y CONSIDERANDO: I. Los actores, en su demanda presentada el día once de octubre de mil novecientos noventa y nueve, manifestaron que la licenciada Ana Evelyn Jacir de Lovo, Ministra de Educación, y el ingeniero Rolando Ernesto Marín Coto, Viceministro de Educación, les aplicaron descuentos sin causa justificada por inasistencia a sus labores los días trece, veinte y veintiuno del mes de julio de ese mismo año, según planilla de pago del mes de septiembre del mismo año, lo cual consideran ilógico por no haber inasistido injustificadamente en el mes de julio ni en el mes de septiembre del referido año. La violación al derecho de audiencia la hacen residir en la falsedad de haberles imputado inasistencia a sus labores docentes, pues aparece prueba de lo contrario en el libro de control de asistencia llevado en los meses aludidos por la institución en que laboran; además señalan que la inasistencia injustificada a las labores docentes se encuentra tipificada como falta grave por el artículo 55 de la Ley de la Carrera Docente, por lo que en todo caso debió tramitarse el procedimiento respectivo ante el organismo competente, para aplicar la sanción que conforme a derecho corresponde; que consideran se les ha sancionado injustificadamente con descuentos salariales, sin antes haber sido oídos y vencidos en juicio según el artículo 11 de la Constitución. Piden se les admita el escrito presentado y se ordene a las autoridades demandadas reintegrar íntegramente sus salarios correspondientes al mes de septiembre de ese año. Por resolución de las nueve horas veinte minutos del día catorce de octubre de mil novecientos noventa y nueve, se previno a los peticionarios de conformidad al artículo 18 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, a efectos que aclararan algunos aspectos de la demanda, prevención que fue evacuada por éstos por escrito presentado a las catorce horas cincuenta y siete minutos del día tres de noviembre de mil novecientos noventa y nueve, en la que aclaran que la autoridad que ordenó el descuento relacionado fue el ingeniero Rolando Ernesto Marín Coto en su carácter de Viceministro de Educación, situación que comprueban con las fotocopias de los faxes enviados a las Direcciones Departamentales de Educación de La Unión y Sonsonate; y que se abstuvieron de denunciar a la Ministra y Viceministro de Educación ante la Junta de la Carrera Docente por estimarlo inútil, en vista de que dicho tribunal declaró inadmisibles las denuncias interpuestas por ellos en contra de dichos funcionarios, pues según resolución de la Junta respectiva, la Ley de la Carrera Docente no establece un procedimiento para conocer respecto de las violaciones a derechos de docentes, quedando expedito entonces el derecho de los denunciantes para hacer valer sus derechos en otras instancias. Por auto de las nueve horas del día veintidós de noviembre de mil novecientos noventa y nueve, se admitió la demanda de amparo presentada, circunscribiendo dicha admisión a la supuesta privación del derecho de propiedad de los peticionarios, en virtud de haber sido sancionados sin procedimiento previo y por autoridad no competente, se declaró sin lugar la suspensión del acto reclamado por haberse ya ejecutado y se pidió informe a la Ministra de Educación, quien lo rindió afirmando que los hechos vertidos en su contra no son ciertos, ya que los descuentos verificados a los maestros demandantes se realizaron con base en las leyes. Por auto de fecha veintiocho de enero de dos mil, de conformidad al artículo 23 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se confirió audiencia al Fiscal de la Corte, quien no hizo uso de la misma. Mediante proveído de las nueve horas y cinco minutos del día veintidós de febrero de dos mil, se confirmó la denegatoria de la suspensión del acto reclamado y se pidió nuevo informe a la autoridad demandada, informe que fue rendido por el licenciado Luis Antonio Henríquez López, en su calidad de apoderado general judicial y administrativo de la Ministra de Educación, quien en lo principal manifestó que los descuentos realizados se basaron en las leyes, pues la Asociación Gremial de Maestros ANDES 21 de Junio convocó a huelga o paro a los maestros que trabajan en centros oficiales de educación, los días trece, veinte y veintiuno de julio de mil novecientos noventa y nueve, situación que originó delegar a los Supervisores de Distrito del país para verificar en las escuelas si los maestros habían asistido a laborar normalmente o si habiendo asistido se encontraban laborando. Que los profesos demandantes desempeñaban sus funciones en el Centro Escolar "General Francisco Menéndez", de la Villa de Apaneca, departamento de Ahuachapán, y que no obstante manifestar que asistieron y firmaron el libro de control de asistencia que lleva la institución educativa, según el informe reportado por el Supervisor de Distrito respectivo y el del Director de dicho centro, los profesores no dieron clases en apoyo a la huelga o paro, por lo que se les aplicó el descuento respectivo en el mes de septiembre del año anterior. Alega que la justificación legal de dicha actuación es el artículo 99 de las Disposiciones Generales del Presupuesto, en virtud de que los docentes son empleados públicos y dado que la Ley de la Carera Docente y su Reglamento no contemplan los descuentos por inasistencia o faltas por audiencias; además señala que el artículo 30 número 6 de la Ley referida establece la posibilidad de retener a los educadores las cuotas gremiales aceptadas voluntariamente y las demás autorizadas por la ley, lo que da la pauta para establecer la legalidad de los descuentos. Por otra parte, sostiene que como autoridad tiene la obligación legal de aplicar descuentos a los educadores que no cumplen con sus funciones, es decir, impartir clases a los alumnos, tal como les obliga la ley. De conformidad al artículo 27 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se confirió traslado al Fiscal de la Corte, quien lo evacuó considerando que en los informes rendidos por la autoridad demandada, se razona y justifica legalmente el acto impugnado, por lo que es obligación de los inconformes demostrar en éste proceso de amparo la legalidad y la inconstitucionalidad que aducen ante la infracción cometida en el cumplimiento de su labor de empleados públicos y el procedimiento aplicado. Por resolución de las ocho horas cinco minutos del día ocho de mayo de dos mil, se corrió traslado a la parte actora, quienes no hicieron uso del mismo. A tenor de lo establecido en el artículo 29 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se abrió a pruebas el proceso, plazo dentro del cual únicamente la autoridad demandada presentó prueba instrumental. Mediante proveído de las nueve horas veinte minutos del día doce de julio de dos mil, se declaró sin lugar la petición de la autoridad demandada de agregar en legal forma la certificación presentada, pues basta para ello la simple incorporación de la misma al expediente; asimismo, se confirió traslado al Fiscal de la Corte, quien lo evacuó expresando que con la documentación presentada a folios 54 y 55 queda demostrada la constitucionalidad del acto impugnado, por lo que procede dictar sentencia desestimatoria. De conformidad al artículo 30 de la Ley de Procedimientos Constitucionales se corrió traslado a la parte actora, quien no hizo uso del mismo. Por auto pronunciado a las nueve horas trece minutos del día veintiuno de septiembre de dos mil, se confirió traslado a la autoridad demandada, habiéndolo evacuado sin aportar nuevos elementos, pues se limitó a repetir los argumentos expuestos en sus anteriores intervenciones. Por resolución pronunciada a las once horas treinta y nueve minutos del día dieciséis de marzo de dos mil uno, este Tribunal advirtió de que la demanda había sido admitida indebidamente, razón por la que declaró nula la resolución pronunciada a las nueve horas cinco minutos del día veintidós de febrero de dos mil, en lo que respecta a la autoridad demandada así como todos los actos procesales subsiguientes; consecuentemente, se pidió el informe que ordena el artículo 26 de la Ley de Procedimientos Constitucionales al Viceministro de Educación. La autoridad demandada rindió su informe por medio de su apoderado general judicial Mario Antonio Reyes Rivera, bajo los mismos términos expresados a folios 38. Se corrieron los traslados que ordena el artículo 27 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, al Fiscal de la Corte y a la parte actora; el primero de estos lo evacuó utilizando los mismos términos que el informe de folios 47; por su parte, los actores no hicieron uso del mismo, no obstante su legal notificación. Se abrió a pruebas el proceso por el plazo de ocho días, plazo dentro del cual ninguna de las parte hizo uso del mismo. Se corrieron los traslados que ordena el artículo 30 de la Ley de Procedimientos Constitucionales. El Fiscal de la Corte evacuó su traslado considerando que la parte actora no ha comprobado en autos sus pretensiones, en específico, los requisitos de ilegalidad e inconstitucionalidad, indispensables para la procedencia del proceso de amparo. Por su parte, los actores no hicieron uso del traslado conferido. La autoridad demandada se limitó a expresar en su escrito de fecha veinte de agosto del presente año, que en el transcurso del proceso se ha presentado prueba básicamente fundamentada en la Ley, y eso comprueba que no se han violentado los derechos constitucionales de los demandantes. Concluidas las anteriores etapas procesales, el presente amparo quedó en estado de dictar sentencia. II. Es procedente ahora realizar el examen constitucional sobre la pretensión de los actores, acotando que el tema de conocimiento y decisión se refiere a determinar si el Viceministro de Educación vulneró los derechos constitucionales de propiedad y audiencia de los demandantes al imponerles descuentos salariales -por haber presuntamente apoyado la huelga convocada por la asociación gremial de maestros mencionada los días trece, veinte y veintiuno de junio de mil novecientos noventa y nueve- sin seguir procedimiento previo y careciendo de competencia legal para ello. Delimitado el punto esencial de la controversia en el presente caso y a efecto de exponer con claridad los fundamentos de la decisión a pronunciarse, es conveniente exponer el orden en que se abordará el análisis de la presente sentencia: (1) examinar la potestad de la Administración Pública para imponer sanciones a los empleados públicos y las causas que los justifican; (2) clarificar la naturaleza jurídica de los descuentos salariales de los servidores públicos, y (3) determinar la normativa que corresponde aplicar a los educadores estatales por las faltas disciplinarias cometidas en el ejercicio de su desempeño. (1) Los órganos administrativos detentan en términos generales una potestad disciplinaria sobre los agentes que se hallan integrados en su organización, en virtud de la cual pueden aplicarles sanciones de diversa índole ante el incumplimiento de los deberes y obligaciones que el cargo les impone, con el propósito de conservar la disciplina interna y garantizar el regular ejercicio de las funciones públicas. Resulta necesario aclarar que el ejercicio del poder disciplinario de la Administración en relación a sus agentes, en sus distintas manifestaciones, v.g. imposición de descuentos, suspensiones o destituciones, se halla indefectiblemente articulado a los principios que rigen al Derecho Administrativo Sancionador, entre los que se destacan, el principio de legalidad, culpabilidad, proporcionalidad, el derecho a la presunción de inocencia, entre otros. Por lo que la actuación de dicho poder disciplinario no puede ser en ningún caso arbitraria; encontrándose, en consecuencia, sometido en último término a un control jurisdiccional de constitucionalidad. (2) Con el fin de establecer si los descuentos salariales efectuados a los servidores públicos poseen los rasgos distintivos de las sanciones administrativas, conviene apuntar previamente algunas notas referentes a la potestad sancionatoria de la Administración Pública y los actos que poseen tal naturaleza. Desde esa perspectiva, aparecen como expresiones del ius puniendi o potestad punitiva del Estado y el orden administrativo sancionador; el primero, utilizado para la aplicación de penas, y el segundo, para la imposición de sanciones administrativas. La potestad administrativa sancionadora está sujeta a principios garantizadores, sustantivos y procedimentales que han de informar su ejercicio; entre ellos el establecimiento de un procedimiento sancionador que garantice el respeto de los derechos constitucionales de los administrados. El acto sancionador es una especie de los actos restrictivos de la esfera jurídica de los administrados, y se encuentra regido por los principios inspiradores del orden penal. En ese sentido, la sanción administrativa es un acto de gravamen, un acto, por tanto, que disminuye o debilita la esfera jurídica de los particulares, bien sea mediante la privación de un derecho (prohibición de una determinada actividad), bien mediante la imposición de un deber antes inexistente. Asimismo, se afirma que la sanción administrativa es cualquier mal inflingido por la Administración a un administrado como consecuencia de una conducta ilegal, a resultas de un procedimiento administrativo y con una finalidad puramente represora. De las anteriores enunciaciones se colige que la sanción administrativa se compone de una serie de elementos, entre ellos se destaca como su elemento formal la necesaria observancia de un procedimiento administrativo; dentro del cual se conceden a la autoridad administrativa amplios poderes para la investigación de los hechos y para la deducción de responsabilidades a que los infractores han dado lugar, pero en contrapartida se reconocen también extensos derechos y garantías para la defensa de los administrados. En este sentido, se entiende que la posibilidad de imponer sanciones por parte de la Administración Pública debe quedar sujeta a la existencia previa de un procedimiento administrativo correspondiente. Dentro de las sanciones administrativas quedan comprendidas las sanciones disciplinarias, las cuales de acuerdo a la doctrina poseen un fundamento particular, dado que a través de éstas la Administración se protege a sí misma, es decir, a su propio orden interno en relación con las personas que trabajan a su servicio. Estas sanciones sólo pueden imponerse a una categoría concreta de personas, los servidores públicos, es decir, el colectivo de personas que trabajan al servicio de la Administración Pública. En tal sentido, la potestad disciplinaria de la Administración recae sobre los agentes que están integrados en su organización con el objeto de mantener la disciplina interna, y en virtud de la cual puede imponerles sanciones previamente reguladas en la ley correspondiente. Se ha sostenido además que las sanciones administrativas disciplinarias son sanciones privativas de derechos no personales o funcionariales, v.g., del derecho a la estabilidad laboral: separación o suspensión temporal; o a la retribución: pérdida de remuneraciones, entre otras. De ello se deduce, en principio, la posibilidad que tiene la Administración de establecer sanciones privativas del derecho a la retribución salarial, es decir, la facultad de verificar descuentos a los servidores públicos, englobando dentro de esta categoría a los educadores que desempeñan cargos docentes al servicio del Estado, cuando no cumplen con sus obligaciones o incurren en las prohibiciones que la ley específicamente les establece. En definitiva pues, los descuentos en los salarios de las personas que prestan servicios al Estado como empleados o funcionarios públicos pueden constituir una manifestación de la potestad sancionadora de la administración, cuando se deduzca del salario de éstos un monto correspondiente a las labores no realizadas más un gravamen en concepto de penalización o castigo por dicho incumplimiento; en cambio, cuando dicha deducción no conlleve un gravamen, el descuento no podrá calificarse como sanción sino como una facultad o potestad legítima de la Administración Pública de reingresar fondos del Estado por labores no prestadas y con ello evitar enriquecimientos indebidos. (3) Clarificada la potestad sancionatoria de la Administración y sus manifestaciones en la esfera jurídica de los servidores públicos, corresponde determinar la naturaleza de los descuentos realizados a los educadores demandantes y su régimen jurídico aplicable. Es necesario precisar que la Ley de la Carrera Docente tiene como finalidad esencial garantizar que la docencia sea ejercida debidamente por los educadores inscritos en el Registro Escalafonario del Ministerio de Educación, asegurándoles su estabilidad laboral, como medio para lograr una educación de calidad. En ese contexto, la mencionada ley tiene como ámbito de aplicación a los educadores que desempeñan cargos docentes y de técnica educativa al servicio del Estado, y a los educadores que presten servicios docentes en centros privados de educación, en todas aquellas materias que no estén reguladas por el Código de Trabajo, sólo en cuanto a su registro, clasificación y capacidad para el ejercicio. En lo relativo a los educadores estatales, resulta evidente la aplicación directa de la mencionada Ley en cuanto al procedimiento para la validez constitucional de la sanción a imponer, pues -en este punto-, lo esencial viene determinado tanto por el órgano competente para decidir sobre ésta como por la naturaleza y caracteres del cargo que ocupa el empleado sancionado. En ese contexto, el acto que las autoridades demandadas atribuyen a los demandantes, y que dio origen a que éstos procedieran a aplicarles los descuentos correspondientes, fue el hecho que los demandantes apoyaron una huelga realizada por los empleados del Centro Escolar "General Francisco Menéndez", jurisdicción de Apaneca, del departamento de Ahuachapán, y en consecuencia, aducen que éstos no laboraron los días trece, veinte y veintiuno de julio de mil novecientos noventa y nueve; asimismo, por el hecho de no haber impartido las clases en apoyo a la huelga o paro de labores. Al respecto, la Ley de la Carrera Docente palmariamente regula el régimen disciplinario y el procedimiento específico para la aplicación de "sanciones" por el cometimiento de faltas por parte de los educadores, Por tanto, esta Sala partiendo del análisis antes indicado considera sin lugar a dudas que el régimen normativo aplicable a los demandantes por el cometimiento de algunas de las faltas ahí contempladas es la Ley de la Carrera Docente. No obstante la anterior afirmación, de forma paralela se encuentra vigente otra normativa aplicable a los funcionarios y empleados públicos -complementaria y no excluyente-, esta es: Las Disposiciones Generales de Presupuestos. Tal normativa fue creada con la finalidad de dar flexibilidad, dentro de un marco de fiscalización apropiada, a las operaciones originadas por el proceso de ejecución del Presupuesto, y son aplicables a diversas materias relacionadas con operaciones de tesorería, presupuesto, contabilidad, personal, compras, suministros y otras. Las mencionadas Disposiciones regulan -entre otros asuntos- las sanciones a imponer a los funcionarios o empleados públicos por las faltas de puntualidad y asistencia no justificada a sus labores; lo anterior se encuentra claramente delimitado por el artículo 99 de las aludidas Disposiciones, al cual expresamente denomina "Sanciones por faltas de puntualidad de los funcionarios o empleados públicos". En el presente caso, tenemos que la autoridad responsable de la aplicación del descuento según sus informes- lo realizó con base en el artículo 99 de las Disposiciones Generales de Presupuestos sobre el salario de los demandantes correspondiente al mes de septiembre de mil novecientos noventa y nueve; asimismo, de las planillas correspondientes que constan en el presente proceso se advierte claramente que el monto del descuento realizado al salario de éstos corresponde al que hubiesen devengado normalmente en los días que supuestamente no laboraron. En ese contexto, el artículo en mención, en su inciso primero parte primera determina las faltas de puntualidad cometidas por los infractores sujetos a dicha ley, establece la pérdida del sueldo o remuneración correspondiente al período comprendido entre la hora de entrada y aquélla en que el empleado se haya presentado. Hasta ahí, el inciso únicamente regula un tipo de consecuencia lógica administrativa de tipo pecuniario, que se origina a raíz del derecho que una persona tiene a devengar un salario o una remuneración como contraprestación por la realización de una labor específica encomendada y desempeñada bajo los términos requeridos por la ley; a contrario sensu, la falta de prestación o desempeño de la labor o actividad encomendada en los términos exigidos por ésta no genera bajo ninguna óptica el derecho o la contraprestación de recibir el salario o remuneración por el tiempo no laborado. En este sentido, las órdenes de descuento adoptadas por las autoridades legitimadas para tal efecto -numeral 6 del artículo 99 de la mencionada ley- que tengan como base la anterior premisa, no pueden considerarse como "sanciones" -no obstante así les denomine la leypor no estar ejerciendo la Administración su potestad sancionadora o disciplinaria, sino más bien aplicando medidas de tipo pecuniario, que únicamente suponen la deducción de un valor equivalente en dinero que no se ha devengado por la impuntualidad o inasistencia del sujeto contraventor a sus labores. Ahora bien, el inciso primero parte final así como los numerales 2 y 3 del artículo 99 de las Disposiciones Generales de Presupuestos, establecen una carga o imposición adicional siempre de tipo pecuniario sobre el sujeto infractor, por lo que en este supuesto, no estaríamos frente a una consecuencia lógica procedente de la no realización de una labor o trabajo determinado y, consecuentemente, el no pago de la retribución que le correspondería, sino frente a una verdadera sanción disciplinaria en la que la Administración actúa desde su matiz de ente sancionador. Desde el marco expuesto, es claro que en tal supuesto -que agrave o perjudique aún más la situación jurídica del sujeto incumplidor- estaremos frente a una verdadera sanción de tipo disciplinario, lo que implicaría per se garantizarle al sujeto infractor un juicio previo en el que se le otorguen las garantías procedimentales esenciales, debiendo tramitarse el mismo ante las autoridades correspondientes. En el caso que nos ocupa, la norma que correspondía aplicar a los supuestos infractores es el numeral 2° del artículo 99 de las Disposiciones Generales de Presupuestos, norma que expresamente prevé las faltas de asistencia no justificadas y señala una sanción administrativa correspondiente al descuento del doble del sueldo o remuneración, lo que como se dijo anteriormente- constituye un verdadero tipo de sanción que implicaría en todo caso otorgarle al infractor el respectivo procedimiento previo, respetándole así su derecho de audiencia; sin embargo, de la prueba incorporada al presente proceso por los peticionarios, específicamente de las planillas de pago que constan de folios 9 al 13 y 16, y luego de la realización por parte de este Tribunal de las correspondientes operaciones aritméticas y/o matemáticas en cada caso en particular, se ha llegado a la conclusión que la autoridad demandada únicamente ha realizado los descuentos correspondientes a la remuneración o salario que les habría correspondido de haber laborado o desempeñado las funciones para las cuales habían sido nombrados en el tiempo que supuestamente no laboraron; es decir, la cuantificación de los descuentos realizados se materializaron únicamente sobre el salario correspondiente a tres días no laborados, que es contra los cuales reclaman los demandantes. Y es que, el descuento practicado sobre los salarios de los demandantes de la forma en que se dio en el caso de autos únicamente constituye una devolución o reingreso a las arcas del Estado de sumas del salario por actividades no realizadas; consecuentemente, no constituyendo el tipo de descuento analizado un acto privativo –sanción administrativa- del derecho constitucional de propiedad de los demandantes, no procedía tramitar el juicio previo al que se refiere el artículo 11 de la Constitución. Por otro lado, resulta necesario hacer alusión al argumento citado por los demandantes, en cuanto expresaron en su demanda que no es cierto que hayan faltado a sus labores docentes, pues ciertamente asistieron a las mismas y firmaron el libro del control de asistencia que para tal efecto lleva la institución educativa. Por su lado, la autoridad demandada expresó que para efectos de verificar si los maestros estaban laborando o no en el Instituto respectivo, delegó a todos los Supervisores de Distrito del país. Que éstos emitieron informe en el que se expresaba que dichos profesores no dieron clases en apoyo a la huelga o paro, convocada por la Asociación Gremial Andes 21 de Junio, el cual consta a folios 55, y que hasta la fecha no ha sido desvirtuado por los demandantes; por lo que, sobre esa base se comprueba en este proceso que los educadores no cumplieron con sus labores educativas, ya que dichos informes gozan de la presunción de veracidad. En ese sentido, analizados los hechos desde la normativa expuesta en los párrafos anteriores, esta Sala concluye que el Viceministro de Educación no ha violado con su actuación el derecho constitucional de audiencia de los demandantes y, consecuentemente, no transgredió el derecho de propiedad de éstos derivado del descuento realizado en sus salarios. En virtud de lo anterior, habiéndose establecido que no existe violación a derechos consagrados en la normativa constitucional, es procedente desestimar lo solicitado en la demanda. POR TANTO: Con base en las razones expuestas, disposiciones constitucionales mencionadas y en aplicación de los artículos 31 número 3 y los artículos 33, 34 y 35, todos de la Ley de Procedimientos Constitucionales, a nombre de la República, esta Sala FALLA: (a) No ha lugar el amparo solicitado por los señores Gloria Elizabeth Artero León, Carlos Armando Alvares Pérez, José Alfredo Ancheta Gallegos, María del Tránsito Castaneda de Herrera, Rosa Emérita Calderón Morales, Coralia Estela Linares, Tránsito Rosalba López Reyes, Marta Angélica Méndez, Ana Francisca Márquez Sigüenza, Francisca Violeta Morán García, Sonia Inés Nájera Ascencio, Urania Maribel Orantes, Iván Octavio Quiteño Román, Rogelio Antonio Rivas Herrera y Rosa Miriam Tobar, por no existir violación a sus derechos constitucionales de propiedad y audiencia; y (b) Notifíquese. ---A. G. CALDERON---R. HERNANDEZ VALIENTE---J. E. TENORIO--MARIO SOLANO---J. ENRIQUE ACOSTA---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---S. RIVAS AVENDAÑO---RUBRICADAS.