RESEÑA DE LA CONTRADICCIÓN DE TESIS 242/2010 PRIMERA SALA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN “INSUFICIENCIA DEL DICTAMEN DE ORINA PARA ACREDITAR LA INFLUENCIA DE UN NARCÓTICO AL COMETER HOMICIDIO O LESIONES EN FORMA CULPOSA CON MOTIVO DEL TRÁNSITO DE VEHÍCULOS” RESEÑA DE LA CONTRADICCIÓN DE TESIS 242/2010 PRIMERA SALA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN INSUFICIENCIA DEL DICTAMEN DE ORINA PARA ACREDITAR LA INFLUENCIA DE UN NARCÓTICO AL COMETER HOMICIDIO O LESIONES EN FORMA CULPOSA CON MOTIVO DEL TRÁNSITO DE VEHÍCULOS Cronista: Licenciado Saúl García Corona. Ponente: Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea Secretaria de Estudio y Cuenta: Carmina Cortés Rodríguez En la sesión celebrada el día 30 de marzo de 2011, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió la contradicción de tesis 242/2010, mediante la cual definió si para tener por acreditada la regla de punibilidad prevista en los artículos 61 del Código Penal para el Estado de Chiapas 1 (reiterada en el artículo 89 del Código Penal vigente) 2 y 140, fracción III, del Código Penal para el Distrito Federal, 3 la cual exige que el estupefaciente influya en la conducta del sujeto activo, es suficiente o no el dictamen que determina que la muestra de orina es positiva por consumo de cocaína, o bien, si es necesario demostrarlo con otras pruebas. 1 ARTICULO 61.-Los delitos culposos se sancionaran con prisión de tres días a ocho años, multa hasta de cien días de salario y podrá, además, decretarse suspensión hasta por cinco años para ejercer profesión u oficio, o privación definitiva de este derecho. En ningún caso la pena, con excepción de la reparadora del daño, podrá exceder de las tres cuartas partes de la fijada como máximo para el delito doloso. Cuando a consecuencia de actos u omisiones culposos calificados como graves, que sean imputables al personal que preste sus servicios de transporte de servicio público, se cause más de un homicidio o concurra este con lesiones que pongan en peligro la vida, la prisión será de cinco a veinte años, sin perjuicio de las penas de privación de derechos establecidos en el párrafo anterior. También serán aplicables las penas que establece este párrafo cuando tratándose de un vehículo que no sea de servicio público, su conductor cause los daños mencionados anteriormente, encontrándose en estado de ebriedad o bajo el influjo de estupefacientes u otras sustancias que produzcan efectos similares. 2 Artículo 89.- Cuando a consecuencia de actos u omisiones culposos calificados como graves, que sean imputables al personal que preste sus servicios en el transporte público, se cause más de un homicidio o concurra éste con lesiones que pongan en peligro la vida, la pena será de prisión de cinco a veinte años, sin perjuicio de la privación de derechos que corresponda. También serán aplicables las penas que establece este párrafo cuando el conductor de un vehículo que no sea de servicio público cause los daños mencionados anteriormente, encontrándose en estado de ebriedad o bajo el influjo de estupefacientes u otras sustancias que produzcan efectos similares. 3 ARTÍCULO 140. Cuando el homicidio o las lesiones se cometan culposamente con motivo del tránsito de vehículos, se impondrá la mitad de las penas previstas en los artículos 123 y 130 respectivamente, en los siguientes casos: […] III. El agente conduzca en estado de ebriedad o bajo el influjo de estupefacientes o psicotrópicos u otras substancias que produzcan efectos similares; o -1- La diferencia de criterios se generó de lo sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, al resolver la revisión penal 91/2010; en contra de lo sustentado por el Tercer Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, al resolver el amparo directo penal 289/2004. En esencia, el Tercer Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, al resolver el asunto de referencia, precisó que el artículo 61 del Código Penal del Estado de Chiapas dispone que se aplicará pena de prisión cuando el conductor de un vehículo, encontrándose en estado de ebriedad o bajo el influjo de estupefacientes u otras sustancias que produzcan efectos similares, cause más de un homicidio o concurra éste con lesiones que pongan en peligro la vida. En ese contexto, consideró que para tener por acreditado que el activo al momento de conducir el automotor estaba bajo el efecto del estupefaciente denominado cocaína se requiere del dictamen toxicológico; sin embargo, estimó que resulta insuficiente el dictamen que determina que la muestra de orina es positiva por consumo de cocaína, si ese estado no se corrobora con otras pruebas. Lo anterior, en virtud de que al valorarse la pericial en toxicomanía, en términos del artículo 257 del Código de Procedimientos Penales del Estado de Chiapas, no debe confundirse el efecto de la sustancia sobre una persona, con el tiempo de cobertura en la detección de metabolitos en la orina, pues el primero tiende a ser más corto que el segundo, razón por la cual una persona puede estar completamente libre de los efectos de la sustancia y aún así marcar positivo en una prueba de detección, por lo que esto último, por sí solo, no acredita que la conducta se realizó bajo la influencia de la sustancia, aspecto exigido en el tipo penal. Así, el tribunal colegiado de referencia concluyó que, en todo caso, el significado clínico de ese resultado será que el inculpado consumió la sustancia durante el tiempo de cobertura de la prueba, no obstante, -2- dicha pericial no resulta concluyente para determinar que en el momento en que ocurrió el accidente estuviera bajo el influjo de la cocaína. Contrario al criterio aludido con antelación, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito señaló que la autoridad responsable, adecuadamente, consideró que se trataba de un ilícito calificado porque el agente condujo bajo el influjo del estupefaciente (cocaína), como lo establece el ordinal 140, fracción III, ut supra, del Código Penal para el Distrito Federal, pues con el dictamen que se realizó a la muestra de orina del justiciable (recabada a las 2 horas con 47 minutos del día siguiente de los eventos delictivos) se determinó que sí se identificó la presencia de metabolitos provenientes del consumo de cocaína, lo cual resultaba suficiente para concluir que al momento de los hechos se encontraba bajo el influjo del citado estupefaciente, catalogado en el artículo 234 de la Ley General de Salud con esa calidad. En consecuencia, resolvió que para estimar que el estupefaciente influyó en la conducta del sujeto activo, es suficiente el dictamen que determina que la muestra de orina es positiva por consumo de cocaína, sin que resulte necesario demostrarlo con otras pruebas, como es precisar si el tiempo de cobertura en la detección de metabolitos en la orina logró influir en la conducta reprochada, es decir, que estuviera bajo el mayor efecto que logra producir la droga en comento, pues era evidente que si ésta aún no logra ser desechada por el cuerpo del sujeto activo, sigue influyendo químicamente en el consumidor; por ende, si el legislador no previó determinado grado de toxicidad del estupefaciente respectivo, sino que únicamente influya, el juzgador para tener por acreditada la agravante en estudio, bajo el principio ubi lex non distinguit nec nos distinguere debemus, legalmente puede tenerla por acreditada sin establecer el momento exacto de la ingesta y cuándo estuvieron presentes los síntomas del clímax de su uso. Derivado de la oposición de criterios antes descrita, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito denunció ante la -3- Suprema Corte de Justicia de la Nación la posible contradicción de tesis, por lo que previo cumplimiento de los trámites respectivos, se ordenó formar y registrar el expediente con el número 242/2010, así como turnar los autos a la atención del señor Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, a efecto de que formulara el proyecto de resolución correspondiente. De esta manera, el señor Ministro ponente presentó ante la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación su proyecto de sentencia, en el cual propuso resolver el tema planteado bajo el criterio siguiente: HOMICIDIO O LESIONES COMETIDOS EN FORMA CULPOSA CON MOTIVO DEL TRÁNSITO DE VEHÍCULOS. PARA ACREDITAR QUE EL SUJETO ACTIVO CONDUCÍA BAJO EL INFLUJO DE ALGÚN NARCÓTICO, NO ES SUFICIENTE EL DICTAMEN DE ORINA PARA REVELAR QUE SE ENCONTRABA BAJO SUS EFECTOS, SINO QUE ES NECESARIO VALORARLO CONJUNTAMENTE CON OTROS ELEMENTOS DE PRUEBA (LEGISLACIONES DEL ESTADO DE CHIAPAS Y DEL DISTRITO FEDERAL). 4 La propuesta anterior fue aprobada de conformidad por unanimidad de cinco votos de los señores Ministros Jorge Mario Pardo Rebolledo, José Ramón Cossío Díaz, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. En las consideraciones de la sentencia adoptada y a fin de poder resolver la discrepancia de criterios, se indicó que los preceptos sobre los que basaron su postura discordante los tribunales colegiados en estudio, establecen una hipótesis para la imposición de penas cuando el sujeto activo conduzca un vehículo y cause homicidio o lesiones en forma culposa, entre otros supuestos, bajo el influjo de estupefacientes, psicotrópicos u otras sustancias que produzcan efectos similares. 4 Véase jurisprudencia 1a./J. 44/2011, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, tomo XXXIV, julio de 2011, p. 103, IUS 161617. -4- De esta manera, de una interpretación literal de las normas en juego, se precisó que es posible establecer que el legislador tomó en cuenta las circunstancias específicas en las que el sujeto activo se encuentra al momento de desplegar la conducta, considerando la influencia que producen los narcóticos sobre su persona, porque es en ese momento cuando propiamente se encuentra disminuida su capacidad para conducir un vehículo con el cuidado posible y adecuado que se requiere, causando o cometiendo por ello homicidio o lesiones. Asimismo, y de acuerdo a lo establecido por la doctrina, se indicó que la regla de punibilidad en cuestión no es dable únicamente porque se conduzca un vehículo y se hayan ingerido las sustancias de mérito, sino que se requiere como consecuencia de su ingestión que hayan resultado afectadas las facultades de observación, concentración y atención del sujeto activo, así como sus reflejos o capacidad de reacción ante las emergencias circulatorias, en términos que le impidan o dificulten el control o dominio de los movimientos del vehículo que en todo momento debe conservar, por lo que si no resultaron afectadas no puede existir el delito. En ese orden, en su resolución, la Primera Sala del más Alto Tribunal precisó que pueden presentarse dos momentos de valoración, el primero, que consiste en que el sujeto activo ingiera las mencionadas sustancias y, el segundo, el efecto o influjo sobre su capacidad como conductor. Consecuentemente, se determinó que las normas en estudio sólo pueden tener como propósito agravar una condena si al momento de cometerse la conducta el sujeto adolece de un menoscabo en las facultades exigidas para poder conducir con seguridad y por ello produce el resultado consistente en el homicidio o lesiones, en virtud de que no pueden estar dirigidas a incrementar la pena por el simple hecho de que se demuestre que el sujeto activo consume (habitual o esporádicamente) estupefacientes, aun cuando en el momento del ilícito no estuvieran -5- afectadas sus condiciones psicomotrices, esto es, no se encontrara bajo su “influjo”. Por tal motivo, se señaló que para estar en condiciones de acreditar que el sujeto activo desplegó la conducta en las circunstancias descritas, se requiere contar con acervo probatorio idóneo que demuestre la situación particular del sujeto al momento de cometer el ilícito, la cual sólo puede conocerse a través de conocimientos científicos con los que no cuenta el órgano jurisdiccional para resolver lo que en derecho proceda, por lo que resultaba necesario determinar si la detección de metabolitos en la orina es suficiente para concluir que el narcótico logró influir en la conducta reprochada. De este modo y de acuerdo a lo que se entiende por metabolitos, esto es, el producto que queda después de la descomposición (metabolismo) del fármaco por parte del cuerpo, se concluyó que no es suficiente que se detecten en la orina metabolitos producto de algún narcótico, pues esta prueba sólo demuestra que en algún momento se consumió el estupefaciente, pero no necesariamente que al momento en que el sujeto activo desplegó la conducta prohibida, se encontraba bajo su influencia, esto es, que se produjeron en él determinados efectos capaces de influir en el modo de conducir, condición que previó el legislador para que se incrementara el rango de punibilidad. Por lo tanto, se indicó que es de suma importancia tener en cuenta que en todos los casos la prueba pericial aludida debe ser valorada conjuntamente con otros elementos de prueba, de entre los que destaca el juicio clínico de expertos o profesionales, que integre la información bioquímica disponible y la información sistematizada acerca del comportamiento del sujeto en el momento del evento o en el periodo inmediato posterior al mismo. Asimismo, se precisó que lo antes mencionado no excluía el aporte de otros medios de convicción, como pudieran ser pruebas testimoniales o partes policiacos. -6- Finalmente, se señaló que no debía soslayarse que conforme al principio de valoración de las pruebas, el juzgador debe analizar dichas probanzas para establecer si contienen los razonamientos en los cuales los peritos o profesionales basaron su opinión, así como las operaciones, estudios o experimentos propios de su arte, que los llevaron a emitir su dictamen, apreciándolos conjuntamente con los medios de convicción aportados, admitidos y desahogados en autos, atendiendo a las reglas de la lógica y la experiencia, exponiendo los fundamentos de su valoración y de su decisión. -7-