DIÓCESIS DE METUCHEN OFICINA DEL OBISPO DECLARACIÓN DEL REVERENDÍSIMO PAUL G. BOOTKOSKI SOBRE LA ANULACIÓN DEL “REGLAMENTO DE OBJECIÓN DE CONCIENCIA” POR PARTE DEL DEPARTAMENTO DE SALUD Y SERVICIOS HUMANOS Y EL APOYO A “LA LEY DE RESPETO A LOS DERECHOS DE CONCIENCIA” La libertad de conciencia ha sido siempre la base y la gloria de nuestra república americana. Nuestros antepasados vinieron a América buscando un lugar donde pudieran adorar a Dios, vivir en libertad como pueblo de Dios, forjarse vidas de libertad y prosperidad, y por la promesa de que las conciencias de todos los hombres y mujeres serían dignas de respeto. Hasta ahora, nuestro gobierno ha aceptado este mandato al proveer a aquellos con profundas convicciones religiosas la oportunidad de mantener su altiva lealtad tanto a sus identidades religiosas como nacionales. Esta libertad religiosa ha sido una constante bendición para los fieles y para todos sus hermanas y hermanos en comunidades a lo largo del país. Hombres y mujeres de fe, instados por el mandamiento de Cristo de servirle a través del servicio a todos los necesitados, han ennoblecido nuestra nación por su servicio como líderes en el gobierno, en el ámbito social, educativo y en los negocios. Han fundado hospitales e instituciones sanitarias, establecido universidades y colegios, han cuidado de nuestros jóvenes y mayores, han mantenido una red de seguridad social para los más necesitados y provisto una calurosa acogida y tierna solicitud para los que no tenían ningún otro lugar a donde recurrir. La adhesión a sus conciencias bien formadas ha conducido a incontables hombres y mujeres a proveer estos servicios a gran costa suya y la de sus seres queridos. Hermanas y hermanos religiosos se han unido a ellos, trayendo servicios educativos y de salud a una creciente República. Los organismos católicos educativos, sanitarios y de servicio social sirven con orgullo a millones de americanos y apoyan a cientos de miles de empleados, tanto católicos como no católicos. Han sido refugios donde las divisiones de clases, credos y de diferencias étnicas/raciales han sido superadas para servir la dignidad otorgada por Dios de toda y cada persona humana. Y, por supuesto, mientras acogemos a todo el mundo, no deseamos imponer nuestro parecer a otros, por muy profundamente arraigado que sea. Apoyamos por completo la opción de aquellos que no estén de acuerdo con nuestras convicciones morales de hacer uso libre de las oportunidades de servicio y de empleo provistas por aquellos más alineados con sus propias preferencias. Me dirijo a ustedes hoy debido a una reciente decisión adoptada por la secretaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos Kathleen Sebelius, que cuenta con la aprobación del Presidente Obama, y que amenaza con destruir nuestra tradición americana y religiosa de libertad de conciencia. Esta decisión toma con frialdad las garantías de libertad religiosa de la Primera Enmienda, cuyo objeto era impedir la coacción gubernamental en asuntos de conciencia, e irónicamente las convierte en armas amenazando la destrucción de esa misma libertad. La secretaria Sebelius y la Administración Obama han promulgado nuevas reglas que exigirán que todas las instituciones religiosas costeen los gastos de seguro médico para los abortos, las esterilizaciones y los métodos anticonceptivos de los empleados o bien servir únicamente a aquellos que sean de su misma denominación religiosa. El plan de la Administración Obama expulsaría a todas las instituciones mantenidas por gente con conciencia de los campos de salud, servicio social y educación. ¿Acaso podría actuar esto en el mejor interés de nuestra nación? ¿Realmente es ésta la manera en que desearía que se suministraran sus servicios sociales? Tal plan exigiría que hospitales católicos, colegios y similares violasen sus conciencias o bien contrataran solo a empleados católicos, admitieran solo a pacientes católicos, educaran solo a niños católicos y así sucesivamente. Este desatado asalto a la libertad de conciencia debe ser parado. ___________________________________________________________________________________________________________ The St. John Neumann Pastoral Center P.O. Box 191 Metuchen, New Jersey 08840-0191 (732) 562-1990 Esta decisión de la Administración Obama también amenaza una vez más con imponer a todos los americanos la agenda en contra de la vida que clasifica el embarazo como una enfermedad y el aborto como una legítima cura de esa enfermedad. Si los católicos y otras instituciones o individuos fundamentados en la conciencia son marginados por esta maniobra política, ¿quién va a quedar en pie para proclamar el mensaje de que las mujeres y sus niños no-­‐nacidos han de ser apreciados y cuidados? ¿Quién va a quedar para preocuparse por las que sufren embarazos difíciles, por los que buscan ofrecer el mejor cuidado sanitario a niños afligidos, tanto los nacidos como los que todavía no han nacido? ¿Quién va a quedar para defender los derechos de las mujeres y hombres que se esfuerzan en amar y cuidar de su hijo como una valiosa bendición? ; las comunidades en contra de la vida consideran la destrucción de tal niño como solo otra elección, ¿de verdad quiere dejar solo el destino de sus hijos en sus manos ? Por lo tanto, yo, como Obispo suyo, necesito su ayuda en este momento crucial de nuestra historia religiosa y política. Les pido que se pongan en contacto con la Casa Blanca así como con vuestros Senadores y Representantes en el Congreso. Díganles que exigen la retirada de la ley propuesta que elimina la mayoría de las protecciones de conciencia. Pídanles el apoyo a la Ley de Respeto a los Derechos de Conciencia (HR 1179) que consagraría más aún en la ley la protección de la libertad de conciencia. Si desean más información sobre cómo contactar con vuestros representantes electos, les remito a la página web de la USCCB: www.usccb.org. Finalmente, por favor únanse conmigo en oración para que los líderes de nuestro gobierno puedan una vez más respetar nuestros derechos a vivir de acuerdo a nuestra fe, a participar en la sociedad, y a cuidar de aquellos más necesitados. Estos derechos nos hacen sentirnos orgullosos -­‐ tanto como americanos como católicos. 1 de febrero, 2012