BLfi.NA. Art&e Gráficas. — Larra., 12. Madrid. VISTA DE ESTUDIOS POLSTíC SUMARIO DEL NUMERO 3 ^/ Luis 'DÍEZ BBL COEKAL: IndivMuo y Sociedad en él Liberalis- mo Doctrinario 7 JOSfó PÉREZ SERRANO: MI Descanso anual obligatorio ............ HÉCTOK MAKAVALL CASESNOVES: El XVII Conferencia Internacional Seguro de Vejes en 33 la del Trabajo 77 EUGENIO PÉRKZ BOTIJA : Dos notas .sobre Jurisprudencia Social. 89 s de libros: W. P . LOFTHOUSE: Th.e ifwmüy PALANCAR P. W. TICENEK: Historia and the State, por MAKÍÁ 99 social e industrial de Inglaterra, por L U I S BURGOS BOEZO MiOUEL HBSNAINZ MAEQUBZ: Accidentes 102 del trabajo y enfer- medades profesionalosj, por C. G. P 110 I-iEON MARTÍN-GRANIZO: Pasado y futuro de Xa Oficina Inter- nacional del Trabajo, por MARIANO UCKLAY REPOLI^S TOMÁS KL0KKI15TA Y AETAZA: La O arta del Atlántico Carta ds Füadelfki, y la por CÁELOS G. POSADA ALFONSO ESTESAN : Alcance y finalidad de los seguros obligatorios, 116 por LUIS BUKGOS EOEZO 117 sociales 119 P&gs. Seaeña tle Bevista»; Revista® españolas Revistas internacionales . Revistas inglesas y nortetimericanas 125 135 139 SjegMaeión: Legislación social 149 Jurisprudencia: Jurisprudencia del Tribunal Supremo Resoluciones del Ministerio de Trabajo 157 162 Bibliografía: Obras españolas e hispanoameñcetnan Obras extranjeras 169 170 Secretaría: PALACSO DEL CONSEJO NACIONAL (AHTIGWS P L A Z A DE LA MAEIMA E S P A Ñ O L A . — T E L É F O N O 21 s I N D I V I D U O Y S O C I E D A D EN EL LIBERALISMO DOCTRINARIO Luis Diez del Corral Uno de los principios fundamentales ¡sobre que se constituye el inundo moderno es el de la individualidad. El impulso en ese sentido viene dado por la alta Edad Media, cuya escolástica, tras los intentos anteriores de conciliación entre el sentido de lo individual despertado por el cristianismo y el realismo universalista de la Antigüedad, ha acentuado con Oceain y Nicolás de Cusa el valor del individuo por encima de los meros géneros y especies, como una forma superior de existencia. Todo el Renacimiento rebosa vitalmente de ese descubrimiento de lo individual, de la "varietas rerum" del universo. Profundizando metafísicamente esta actitud, en el siglo xvn surgen los grandes extremos monadológieos. Leibniz es el filósofo clásico del individualismo. El individuo —sostiene—no puede salir por negación de entidades universales más reales que él; es un "ens positivum". Un ser existente no se distingue de otro por un solo atributo y por una mera.diferencia dentro de la misma especie, sino por todo su ser. Todas las sustancias son homogéneas en su estructura ontológica fundamental, pero en concreto cada una es totalmente diversa de todas las •demás. Lo que pertenece a un individuo le pertenece esencial y LUIS DÍEZ DEL CORRAL sustancialrnente; y no sólo su propia y singular actividad interna sino también enteramente cuanto le acaece. Todos los individuos juntos forman, sin embargo, según Leibniz, el gran Orden del universo, pero éste no es una unidad en el sentido de que lo individual sea absorbido de algún modo por lo universal o el conjunto y pierda su autarquía; es un orden de sentido, una armonía preestablecida entre individuos, todos los cuales conservan su independencia y plena peculiaridad. Los más perfectos eatre todos los seres, los más espirituales, son los que menos se excluyen unos de otros. La perfección de los seres espirituales radica en las virtudes, y entre éstas la decisiva es el amor. En él goza el uno de la dicha del otro. La "simpatía" de los individuos los enlaza en el sistema universal de la armonía1. La metafísica monadológica del XVII forma el fondo sobre el que se levanta la moral del siglo siguiente. Pero en el tránsito so lian desfigurado elementos esenciales de aquel pensamiento. Debilítase el sentido ético y unitivo de su construcción; el mandato de perfeccionamiento que arranca de la metafísica de la mónada se va tornando en seco y egoísta utilitarismo; Abandonase la construcción de la armonía preestablecida2 y la idea mecanicista va imponiéndose al sentido cualitativo y dinámico de la monadología. El sistema natural extiende su dominio a la ética. Frente al individuo radicalmente diferenciado, durante toda la época de la Ilustración, logra verdadera primacía la idea del género. Los hombres son todos individuos y todos son respetables como tales; pero los individuos son en el fondo iguales, y las particularidades que los diferencian son de índole exterior y accidental. El individuo "natural" del que se quiere hacer la base del derecho, de la moralidad y de la vida religiosa, es una abstracción. ¡Libertad e igualdad! Los hombres, emancipados de la tiranía de los órde1 Heimsoeth, Los seis grandes temas de la Metafísica occidental, Biblioteca de la Revista de Occidente. Madrid, pág\ 291 y siga. La monadologie, 86 y 87. 2 Wiadelband, Lehrluch des Gesohiohte des eMlosayhie. Tübingen, 1943S . 424. 8 INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN E L LIBERALISMO DOCTBINARIO nes y convenciones externas, son iguales en todo lo esencial; el fin ideal de toda libertad es borrar del mundo las desigualdades. Los individuos se convierten así en átomos, átomos de la sociedad o del "reino de los espíritus". Si pueden formar un- conjunto, es porque en el fondo son enteramente lioznogéneos, y todos quieren en último término lo mismo como seres racionales por naturaleza. El sistema del universo, lo mismo que el conjunto social, ao es, por tanto, una armonía en el sentido de Leibsiz o Shaftesbury, sino que se funda en la universal uniformidad. No en todos los países europeos ciertamente ss desarrolla en igual medida el proceso descrito. Los países anglosajones mantienen un individualismo en que destacan los elementos diferenciales; el presupuesto de una libertad irracional y de la movilidad de la vida tienen primacía sobre el pensamiento igualitario, y en consecuencia la idea del Estado no se levanta sobre un sustrato homogéneo, sino que se construye limitativamente desde esas esferas de libertad y para un mantenimiento. Así puede hablarse de dos direcciones del individualismo europeos, una de sentido racionalista e igualitario; otra de sentido irracional y cualitativo. Sería exagerado atribuir con exclusividad ambas actitudes a sendas posturas nacionales, o desconocer mutuas influencias y diversas matizaciones: un Montesquieu representa, en no escasa medida, en Francia ese individualismo cualificado, pero la historia política gala discurrirá decididamente a finales del siglo xvín por el camino del individualismo abstracto e igualitario que Rousseau ha allanado atrevidamente. Por analogía con la estructura del espacio, el cuerpo* social se construye como suma o agregado de elementos externamente yuxtapuestos 4. Tal unión no se encuentra fundada en un lazo natural; el "status naturalis" es el aislamiento, al que se contrapone el "status civilis" formado artificialmente en virtud del contrato 8 Ti-oeltsch, Oes. Svh., IV, 107-8. Th. Liitt, Indwiditum %mA Gem&inselmft, 223. Leipzig-Berlíji, 1926, página 223. 4 0 LUIS DÍE55 DBIi CORRAL y consistente solamente en relaciones interindividuales de carácter finalista. La instancia que las establece y regula es la razón, caracterizada por su validez intemporal y la generalidad de su contenido, idéntico para todos los seres racionales. Se hace posible así que los individuos aislados, como partícipes en una misma razón, se unan entre sí para formar un todo social construido sobre la base de la identidad de la razón. Partiendo, pues, de un individualismo homogéneo y abstracto se llega a una composición social en que los individuos atomizados se subordinan por completo al todo; sobre la voluntad individual impera la general concebida matemáticamente; los lazos sociales que no puede justificar la razón carecen de razón de ser, y frente a la variedad ofrecida por la vida social se levanta la uniformidad niveladora. El desarrollo consecuente de tal línea de pensamiento es la Revolución francesa. H Pero los resultados que produce el individualismo abstracto de la Ilustración francesa provocan una resuelta reacción. El impulso viene de Inglaterra, donde el pensamiento individualista ha seguido, como queda indicado, otro curso; pero las ideas originarias de Burke, en el ambiente tenso de la vida francesa cobran un acento polémico y extremista. Se va contra el enemigo resueltamente, atacándola en su posición clave. Cárgase así de tintas oscuras 3 la concepción antropológica. El hombre es para de Maistre, como consecuencia de su naturaleza, esencialmente perverso' ea su voluntad. El hombre no posee lo que en su orgullo considera como atributo de su naturaleza: el poder do crear. La sociedad no es obra de sus manos; no tiene por origen un acto voluntario, individual o colectivo, porque la masa del pueblo es tan impotente OottsUl&ratians sus la Iframcs, cap. IXI. INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EL LIBERALISMO DOCTRINARIO para crear como el individuo: la sociedad es un heclio necesario. Frente a la razón de la filosofía dieciochesca se pone de relieve el instinto y la espontaneidad como factores de desenvolvimiento En Bonald, sobre la base del pensamiento hegeliano, la vida social llegará a sustsncializarse aún más. La sociedad es raí ser vivo que tiene su infancia, su adolescencia y su virilidad6, y que posee facultades propias, especialmente la de actuar sobre el individuo y adaptarlo a los -fines que ella persigue. El progreso, por ejemplo, uno de sus fines, es obra no del hombre, sino de la sociedad. Frente a la posición individualista del xvrn, Bonald sostendrá que 'Thomme n'esiste que pour la société, la sociéíé me le forme que pour elle-méme" r. Si los filósofos modernos han desarrollado la filosofía del yo, Bonald ha querido hacer "la philosophie de l'homme social, du nous" s. Así, como réplica al individualismo que se encuentra en la base de la Revolución francesa, se enunciará una concepción orgánica de la sociedad. Ciertamente que debajo de esa concepción, enunciada con el tono ardoroso de la polémica en que se mueve por entonces la vida francesa, hay un fondo de ideas más amplias y conciliadoras: todo el mundo del pensamiento cristiano que en. buena parte alienta a través de los pensadores tradicionalistas. La coyuntura histórica ha llevado a destacar parcialmente determinados momentos de la vida social; pénese de relieve frente a la atomización individualista la unidad efectiva del grupo por encima de su variedad, el intercambio entre el todo y sus miembros, y la continuidad de la vida social, así como la significación de la actividad inconsciente para el origen de las sociedades humanas 8. Mas, en definitiva, esta concepción organicista de la sociedad comete el mismo vicio- de parcialidad -que la concepción Oowñclarálions sur la Frunce, cap. l l l . Theórie du powvoir. Préface oeud, eoaap. I, p. 123. líitrodtictiaii a la üemostratian dtt principa constiíutif Hermán Hcller, Btaatslahre, L©i4en, 1884, pág. 87. des soc&étés. 11 LTOS DÍBZ DEL COERAL individualista, sólo que por el otro extremo: una y otra aislan y dan carácter absoluto a un momento de la realidad social, con lo que se pierde la visión de conjunto de la misma. Pero la Revolución francesa no sólo merece la réplica descrita sino otra también acusadamente individualista, llena de desconfianza hacia el Estado. El individualismo democrático ha engendrado un poder social desconocido por su fuerza en la Historia. Tras la tiranía de la Convención se ha erigiólo el cesarisaio napoleónico, que ha sumergido al individuo en la uniformidad autoritaria de la vida pública. Pero el sentido individualista, a pesar de sus deformaciones y renuncias en ciertos órdenes de la vida, no se encuentra desgastado y se recobra en forma de un individualismo extremadamente diferenciado; el romanticismo ha venido a revigorizar las fuentes individuales de la vida, la Historia le ofrece una coyuntura favorable. As! se dibujará un liberalismo francés que, como réplica a la dura experiencia de poder político suministrada por los últimos años de la historia gala, tratará de establecer con un tono vigorosamente polémico sólidas barreras protectoras del individuo. Encuéntrase infiltrado en buena parte ese liberalismo de sentido idealista y neohumanista, pero frente al movimiento similar germano 10, se traduce enérgicamente a la 10 Para Humboldt el ideal más elevado do la sociedad de seres humanos sería ei Katado en que cada uno se -desenvolviera por sí mismo y siguiendo su propia voluntad. "La verdadera razón no puede desear para el hombre otro Estado que aquel en que no sólo goce do la más completa libertad de desenvolvimiento en sí mismo, en el fondo de su personalidad, sino un Estado también en que la naturaleza no reciba de manos del hombre otra forma que la que. le dé libremente cada individuo en la medida de sus necesidades y de sus inclinaciones, limitadas tan sólo por la frontera de su fuerza y de su derecho" (fflssai sur fes limites de Vacilón de VJStat. París, 1867, p. 21). Frente a esa libertad que el individuo necesita para desarrollarlo desdo su particularidad, el Estado aparees sólo como limita y obstáculo; toda intervención positiva del Bistado para el bien del ciudadano es perjudicial, y sólo el cuidado negativo de la seguridad individual es bueno y necesario Tal tesis idealista puedo ser sentida y defendida en un clima de densa vida espiritual y muy sutil política, como es la alemana; pero on el ambiente francés, cargado de tensión política, las recientes experiencias han demos- 12 INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN Et, LIBERALISMO DOCTRINARIO vida pública reclamando sus derechos y límites protectores. Benjamín Constant ha sido el pontífice de ese "libéralisme extrémement net et prodigiensement froid et sec, qui n'est que le perpétuel besoin d'autonomie psrsonnelle, et le soin jalous d'eléver toutes les barrieres possibles entre le moi et toutes les formes existentes, ara prévues, ou soupgonnées du non-moi. L'instinet social sous toutes ses formes, en toutes ses forces et, partant, en toutes ses genes, voilá ce que Constant tient en contimielle défiance" "-. ni Tal desconfianza de Benjamín Constant se extiende a todas las formas de amparo de la libertad individual que no' consistan en el establecimiento de una garantía directa y definitiva, consistente en el pleno reconocimiento y primacía de los derechos individuales como algo intocable por los poderes sociales. La división de poderes políticos no supone verdadera garantía, si no está claramente definido el límite que no puede rebasar cualquier actividad estatal 12. Lo mismo ocurre con la garantía que se ha buscado en la generalidad de la ley. La máxima de Montesquieu: "la liberté est le droit de faire tout ce que les lois permettent", le parece a Benjamín Constant totalmente insuficiente, cualquiera qua sea el procedimiento de su elaboración y cualesquiera que sean trado sobradamente cuan condicionado ss encusntra el desarrollo de la fuerza individual por los factores de orden social. Tal experiencia exige una decidida actitud afirmativa o negativa. 11 Faguet, Politiquea ei moralistea du, s i s siéole, Premier© serie. Paría, pág. 213. " "II faut cherchar des bases d'iiistitutions politiquea, qui combinent tellement les intóréts des divers dópositaires do la piñseamee, que leiw avantage le plus manifesté, le plus durable et le plus asauré, aoit <ie reate» ohacun dans les bornes de leus attributions rospectlvas. Mais la procaiSro question n'en eat paa moins la compétence et lí» linaitation cío la souveraínetó; car avant d'avoir organisé míe choee, ü feut ea avtár dóícsEair.S la natura et l'étenduo" (B. Conetont, Qsworen. París, 1818, i> 180). LUIS BÍKZ BEL COERAT, sus autores. Lo que importa, es el contenido de la ley, no su origen o su factura. Las leyes pueden ser opresivas y tiránicas, y lo son no sólo aquellas que suponen un menoscabo de la persona iraniana, las que significan una intromisión en su pensamiento y creencias o- un ataque a su propiedad, sino todas aquellas que exijan del individuo una aportación a la masa común, superior a lo estrictamente necesario para el mantenimiento mínimo del Estado. Hl liberalismo de Benjamín Constant se encuentra, iones, basado en un individualismo extremo-. El hombre es concebido como un ser individual radicalmente autónomo, defendido por fronteras determinadas con rigor en forma de derechos personales absolutamente inviolables e imprescriptibles, que nadie puede "dépasser ni fléehir". "Cuando traspasa esta línea, la sociedad es usurpadora, la mayoría facciosa... Cuando la autoridad realiza semejantes actos, poco importa la fuente de que emanen, llámese individuo o nación; aunque fuese la nación entera menos el ciudadano que oprime, no por ello sería más legítima" 13, w . Ese derecho personal absolutamente inviolable e imprescriptible, que tiene de por sí una resuelta primacía sobre el conjunto de relaciones sociales, significa un "droit divin de l'homme". La situación preponderante del individuo tiene que basarse en una suprema consideración religiosa de su ser: la posición política debe fundarse en otra más honda de orden metafísico y religioso. Y así, junto al Cours tfe poliiique coitstitwtionnelle de Benjamín Constant se encuentra como contrapunto su tratado de La religión. El origen y el sostén religioso del moderno individualismo aparece manifiesto de manera patente en Constant, y al mismo tiempo las desviaciones que dentro de la concepción cristiana llevan a la postura extrema del individualismo político. Con una consecuencia rigurosa aparece eliminado en tal escritor toólo lo que en el cristianismo significa comunidad y constrtic73 íi. Gonstant, oto. cit., I, pág. 178. Stuart Mili prolonga etíta línea del pensamiento liberal, ciertamente que acentuándola como reacción a la revolución democrática del 48; pero poi* sa emplazamiento retesa los limites de esta estadio. K 14 INDIVIDL'O Y SOCIEDAD ÍDN EL LIBERALISMO DOCTKINAEIO ción dogmática, quedando reducido a mero sentimiento individual. La religión es para Benjamín Constant "sentiment réligiems", que contrapone a la "religión forradle"; es decir, a la organizada "et légiférente ou religión saeerdotale". "La religión dogmatique, puissance hostile et perséeutriee... est dévenue un fléau plus terrible que ce qu'elle était destiné© á faire oublier." Sólo en la esfera íntima y libre de toda coacción exterior puede desenvolverse la religión y sentirse los consuelos que procura. La religión no es, en definitiva, más que una forma de libertad individual en grado extremo, que sirve de raíz y justificación de las demás libertades. La inevitable proyección social del fenómeno religioso debe encontrarse sometida al máximo grado posible de debilitación y desmenuzamiento, con objeto de que no resulte aiiog-ado el sentimiento religioso. "Esta multitud de sectas de que se asusta la gente es lo más saludable que hay en la religión; gracias a ella, la religión no deja de ser un sentimiento para convertirse en simple forma" 1S. IV La actitud religiosa de que arranca la valoración del individuo en los doctrinarios es bastante distinta de la descrita. Dejando aparte los matices personales, las variaciones producidas con el tiempo y la íntima hondura de la vivencia religiosa, preciso es, desde nuestro punto de vista, poner de relieve que la mayor parte de los doctrinarios han estado adscritos sincera y activamente a confesiones determinadas. No se encuentra en ellos un individualismo religioso sentimental y solitario a la manera de otros liberales; al contratrio, Royer-Collard, si bien dentro de la ortodoxia católica 1G, se encuentra influido por una corriente 10 B. Constant, oto. cit., I, 349. Spuller, Koyer-Collard (Las grandes écrivai-ns franjáis). París, 1896, cap. 331; Ba?sate, La, vi& poMíquo de B. O. 8es áiscoarí eí ,saa ©.mis, P&10 15 LUIS DIEZ DKL CORRAL religiosa, la de Port-Royal, que acentúa en estremo el anonadamiento del individuo frente a Dios. "Nuestra gloria estriba en estar enteramente en sus manos y nuestra justicia consiste en que dependemos de él y amamos nuestra dependencia", tal es la postura religiosa del jansenista. Es un creyente que tiene celos de sí mismo, podría decirse, cuando se trata de Dios; Dios sólo debe ser grande y poderoso; él no quiere nada de libertad, no desea reservaí nada para sí; desprecia la esfera autónoma de voluntad en que pudiera ser señor. Tal tendencia religiosa os una reacción frente a otras modernas de la época, y justamente aquellas que se encuentran en más íntima relación con la conciencia burguesa en formación ir . Aunque Royer-Collard no pertenezca de lleno a la corriente jasenista, sino con la sustancial reserva indicada, es evidente el influjo padecido, y si bien no es posible entrar en más discriminaciones, preciso es tenerlo en cuenta en términos generales para comprender la postura política de RoyerCollard, su actitud antimoderna—antiburguesa incluso'—en tantos aspectos, y concretamente la que mantiene en los que se refieren a la libertad y los derechos individuales. En cuanto a Guizot, pertenece a la confesión calvinista, que se caracteriza por acentuar especialmente la idea de pecado y sumisión del individuo, ciertamente que con influjos variados en la formación de la conciencia burguesa. Guizot se ha mantenido miembro fiel de la Iglesia reformada, y frecuentemente ha desempeñado funciones directivas en la vida eclesiástica; eres firmemente que una religión es y tiene que ser un lazo estrecho entre los hombres, una manera de pensar en común18. Para tal pensador ríe, 1863, I, p. 405; Vid. Sainte Beuve, Port-Royal. París, 1926, especialmente I, pág\ 24, g. V, p. 196. " Groethuyeen, La conciencia burguesa, trad. de J. Otase. México, 1943, 188-189. is "cv.rtainaEient lo santiment réligieux, le rapport intime et personnel de l'ftme aveo l'ordre divin est essentiel et nécessaire a la religión; maJs la religión est antee chose encoré et bien davantage. IVamo Taumains ne se laisso pas divisor et réduirc a tello ou telle de ses facultes qu'on choisit et qu'on esalte en condamnant les autres au sammeil. UTanmaa& n'mt p&s 18 INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EL LIBERALISMO DOCTRINARIO doctrinario no se encuentra realzado el momento individual en la vida religiosa, sino antes bien el social. Guizot recalca el significado de la construcción dogmática y de la disciplina eclesiástica: "La religión n'est pas un fait pui'ement individuel, c'est un puissant et fécond principe d'association... Des elemente méme de la religión nait la société réligieuse"19, zo. V Teniendo en cuenta este arranque religioso y la doctrina ya conocida de la razón, no será extraño que al pronto en el pensamiento del liberal Guizot encontremos por encima de las libertades, limitándolas, posibilitándolas y dándoles sentido, un elemento normativo superior. La libertad entendida como independencia del individuo, que no tiene más ley que su propia voluntad, es para el escritor doctrinario bárbara y antisocial; es la seulement un étre sensible et poétique qui aspire á s'élancer, par l'imagination et l'amour, au delá du monde matériel et actuel; il pense en méme temps qu'il sent; il veut connaítre et croire aussi bien qu'aimer; ce n'est pas assez, pour lui que son ame s'émeuve et s'éléve; il a besoin qu'elle se fixe et se repose dans dea convictions en harmonie aveo sea émotions. C'est 1£L ce que l'homme cherche dans la religión; il lui demande autre chose que dos jouissances nobles et purés; il lui demande la lumiére en méme temps que la sympathie. Si elle ne résout pas les problémes moraux qui assiégent se pensée, elle peut étre une poésie; elle n'est pae une religión" (Méditations stw Vessence de la Religión Chrétierme. París, 1864, p. 7). 19 Guizot dedicará en los últiiros años de su vida primordial atención a la vida religiosa. En sua Méditations sur l'essence de la BéUgion chrétiemie, (tomo I, p. XXVII), escribe: "J'ai passé trente-quatre ana de ma vie á lutter, dans une bruyante arene, pour l'établissement de la liberté politique et le maintien de l'ordre selaa la loi. J'ai appris, dans les travaux et les épreuvea de cette lutte, ce que valent la foi et la liberté chrétiennes. Dieu pormot que, daua le repos de ma retraite, je consacre á leur cause ce qu'il mo conserve encoró de joura et de forcé. C'est la plus salutaire faveur et lo plus grand honneur que sa bonté me puisse accorder." M Broglie es sinceramente católico. Vid. Sowvenirs, II, 494. 17 LITIS DfEZ DEL COEEáL ausencia de la sociedad, porque ésta sólo puede existir por la obediencia de los individuos a una regla común. La ley que debe regir la sociedad existe fuera ole las voluntades individuales, y la sociedad debe descubrir esa ley y actuar en su conformidad. La libertad, entendida en su recto sentido, no puede ser sino la facultad de conformar a aquélla la voluntadzi. "C'est par la qu'elle est sacrée; ainsi le droit á la liberté, dans les relations de l'iiomme avee riiomme, derive done du droit de n'obéir qu'á la raigón". Guizoí parte, no de una contraposición entre individuo y sociedad como Benjamín Oonstant o más tarde "in estrenáis" Stuart 1/lill, sino de una razón moral unitaria comprensiva tanto de la conducta individual como de la social. La libertad política no puede consistir en el desarrollo de una esfera particular mínimamente condicionada, sino en la realización de una moral y Tin derecho objetivos. El fin primordial del gobierno representativo es descubrir la ley que concrete los supremos postulados de la justicia y decida sobre los conflictos que surjan en las relaciones sociales, sometiendo a la misma las voluntades que le sean contrarias. Sólo en segundo lugar—aunque esencialmente;—tiene que velar el régimen representativo por que los individuos no se encuentren sometidos a otra ley que la indicada; es decir, que no estén subordinados a la voluntad arbitraria de otros individuos. Este es el momento en que aparece la libertad como esfera autónoma y protegida, pero tal momento se encuentra incluido en el primero de carácter positivo: es propiamente el reverso que hay en el cumplimiento de la norma superior. En otros términos, el derecho es la regla que el individuo está, obligado a observar y a respetar en su relación con otro individuo, pero, al mismo tiempo, es el derecho "la limite au-delá de laquelle la volonté d'un autre llórame que lui ne saurait moralement s'étendre dans la rélation epi les iinit" 22. Todo hombre en la sociedad tiene derecho—afir21 Vid.. Ooiers &ffistotora du g<nwenvBm,®a.t r&prés&ntaHf. Parto, 1831, IX pág. 249. 18 Y SOCIEDAD EN EL UBEEALISMO DOCTRINARIO ma Guizot—•-, por parte de los hombres y de la sociedad misma al mantenimiento y al respeto de ese límite; "es el derecho primitivo e inalterable que posee en virtud de la dignidad ole SE naturaleza." Pero no es el fin exclusivo del Estado proteger esas esferas do libertad, como sucede en las concepciones extremas del liberalismo, sino un fin que es consecuencia, en definitiva, de la misión jurídica de carácter positivo que el Estado tiene al servicio de la razón y de la justicia. Consecuencia de tal concepción es que no se pueden reconocer de una manera anticipada e inflexible los límites de la esfera de libertad individual. Nada más cierto que existe, pero se manifiesta en un principio de derecho cuyos perfiles concretos no se pueden trazar de antemano. Es preciso reconocer—según Guizot— a la Revolución francesa el mérito de haber sacado a la luz ese principio, largo tiempo envuelto en violencias y arbitrariedades; mas no es posible concretarlo de una vez para siempre en un repertorio preciso de derechos con perfiles rigurosamente determinados. Lo que tiene importancia fundamental y vigencia permanente para Guizot es tan sólo el principio del que dimanan las diversas libertades y derechos históricamente condicionados: "le droit de ne subir, de la part de personne, una injustice quelconque, sans etre protege contre elle par la puissance publique; et ensuite lo droit de disposer de son existence individuelle selon sa volonté et son intérét, en tant qu'elle ne nuit pas á l'existence individuelle d'un autre" 2S. El error de la escuela filosófica estriba, según. Guizot, en que no se ha limitado a proclamar esto principio, sino que ha querido ir más allá, y ha pretendido determinar de antemano y de manera general el límite en que cesaba de ser legítima, en todos loa casos, la voluntad de unos individuos respecto de otros o de la sociedad frente a ellos. "No le ha bastado el principio del dereclio; se ha creído en condiciones de enumerar "a priori" todos los derechos sociales y de referirlos a ciertas fórmulas generales, Guisot, HMíiire pserl&menta&re dg Wrams, Parte, XS63, I, 3Q& 19 LUIS DÍEZ DEL COBBAL que los comprendan a todos y puedan aplicarse, por tanto, a todas las relaciones que hacen surgir una multitud de derechos muy reales, creándose de esta suerte, en verdad, unos pretendidos derechos sin realidad" M. En una palabra, no es posible establecer de antemano límites precisos y seguros entre la esfera pública y la privada; nada más cierto que deben existir, que no puede resolverse una esfera en la otra por representar dos dimensiones diferentes de la vida humana. La sociedad no> contiene por completo al hombre. Este tiene un destino personal por encima de la vida de relación. "Aprés qu'il s'est engagé a la société, il lui reste la plus noble partie de lui-méme, ees hautes facultes par lesquelles il s'éléve á Dieu, á une vie future, á des biens inconnus dans un monde invisible... Nous, personnes individuelles et identiques, véritables étres doués d'ünmortalité, nous avons une autre destinée que les Etats" 25. Mas no es posible reconocer, como consecuencia de ese destino, al individuo en la vida cicil una posición particularista, en contraposición con las exigencias de la sociedad. Existe ciertamente una esfera reservada e íntima en el hombre como sujeto de unos valores y de un destino superior, pero como miembro de la sociedad encuéntrase inserto en un complejo de relaciones, de las que es autor parcial, pero que al mismo tiempo le comprenden. Los doctrinarios tratan de evitar las parcialidades propias del individualismo y del universalismo, y superar la tajante contraposición de individuo y sociedad. El individuo y la comunidad para ellos sólo existen en íntima y compenetrada armonía. El individuo no puede ser concebido como algo aislado y absoluto, pues sólo se hace verdadero ser humano en intercambio con los demás, sólo puede ser incita.do a desarrollarse en la vida espiritual por el trato social entendido en su más amplio sentido. Pero 01 Guizot, Cours d'Ifístoire du gouvern&tnent reprósentatif, I, 137. Pronunciadas tales palabras por Royer-Collard en un discurso sobre la ley del sacrilegio, serán recogidas y puestas en destacado lugar por Guizot en la primera lección de su curso sobre "Historia general de la Gvoir l= Ugxución en 20 Europa". INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EL LIBERALISMO DOCTRINARIO tampoco se puede concebir lo social como un complejo suprapsrsonal. No es posible admitir la existencia de instancias o relaciones productivas extrañas e independientes de los hombres; todo lo suprapersonal o mfrapersonal, para ser socialmente efectivo, debe ser actualizado humanamente. "Las conexiones suprapersonales de la naturaleza y de la cultura no pueden actuar nunca como factores de la realidad social, sino tan sólo como motivo, condición, incitación u obstáculo para la única realidad social que existe: la actividad humana" £B. Lo personal y lo social son dos momentos de una misma realidad; individuo" y sociedad se en~ cuentran correlativamente referidos el uno al otro. VI Así, la libertad individual, para Guizot, además del sentido descrito tiene otro civil. Sólo dentro de la vida social se puede encontrar una efectiva libertad, que no es algo primitivo y natural que debe mantenerse y asegurarse sino un don recibido en su realidad de la organización social. Si el hombre es efectivamente libre lo debe a su pertenencia a una asociación libre, y sólo por esta pertenencia; únicamente como miembro de una sociedad libremente organizada el hombre puede ser libre. Las sociedades, según Guisot, han comenzado siempre por la anarquía, que es lo contrario de la libertad; han continuado por el despotismo monárquico o por el estrechamente aristocrático; y acaban, después de mucho tiempo, por organizarse en asociaciones en que el poder está muy dividido y, donde, como consecuencia, el hombre encuentra holgura para moverse. Mas solamente a partir del momento en que la sociedad se encuentra así organizada, y sólo como miembro de esa sociedad, por esta sola razón, el hombre es ver-> daderamente libre. " Heller, ob. cit., 79. - 21 LTHS DÍE3 DES. COSEáL Pero la libertad no participa de la vida social es este sentido, mas bien pasivo, de recibir de ella las condiciones de su existencia, sino también en un sentido activo, porque esa sociedad liberal, dentro de la cual el hombre logra ser libre, sólo puede constituirse y mantenerse como tal gracias al juego de las libertades. La libertad no puede subsistir por sí sola, estáticamente, sobre la, base de su propia sustancia interior; debe ganarse su existencia en la vida pública; los derechos individuales no pueden sos barreras defensivas, sino factores activos de sociabilidad. La libertad, en definitiva, no es más que "la participación del ciudadano en la cosa pública"; es decir .libertad política. La contraposición usual entre libertad antigua y moderna en el sentido de que la primera se consumía en la intervención ciudadana en el poder público, mientras que la segunda era una reserva garantizada frente a ese poder, no existe con tal rigor entre los doctrinarios 27. d a r o es que en el fondo de sus ideas se encuentra una valoración de la vida individual impregnada de sentido moderno; la participación que atribuyen al ciudadano en la vida pública como esencial contenido de la libertad, no significa que en ella se consuma su actividad, según sucedía en la "polis". Con tal participación se trata de obtener la ganancia y el mantenimiento de un ámbito libre para la vida individual, pero, al contrario de lo que ocurre en otras concepciones coetáneas y posteriores del liberalismo, para los doctrinarios es por completo imposible constituir dicho ámbito sino en función del complejo social en que actúan constitutivamente los individuos. "Loin que la liberté soit entre le citoyen et l'Etat un fossé devant lequel l'Etat a'arrete, elle est entre le citoyen et l'Etat le fossé comblé, le pont-levis S1< Dicha contraposición encuéntrala máximamente acentuada poE B. Consíant en su obi-a Da la liberté des anclens comparée á oell& dos •moHarnes. Vid. para situar el pensamiento doctrinario en esta punto, la comparación que hace Ortega y Gassst entre libertad romana y europea, y las conBideraeion.es subsiguientes en eu obra Historia, coma sistema y d*el Ivn-pervz Romano (Madrd, 1941, pé.g. 127 y sigs,}. 22 INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EX, IJBEBALISMO BOCEBHÍABIO bslssé et la libre o constante eommiieatloa et péaétratioa rí Técnicamente, la participación de los individuos en la vida pública se construye dentro de la concepción de Guizot como una pieza esencial del régimen representativo, en. cuanto que es factor imprescindible para descubrir la razón y darle realidad en el ámbito de la vida pública. Las relaciones entre la libertad y la razón no se restringen a un pasivo sometimiento y limitación, sino qu© implican también una parte activa de la primera en la manifestación y reinado de la razón en la vida política. "Las garantías debidas a la libertad en el estado social tienen, pues, como fin. esencial procurar indirectamente la legitimidad del poder de hecho j es decir, la conformidad de las voluntades con la razón que debe gobernar todas las voluntades, tanto las de aquellos que mandan como las de los que obedecen" 20. Objetivo principal de los derechos individuales es vigilar, controlar, limitar el poder central superior y llevarle así constantemente al ejercicio de la razón y de la justicia. Junto a la división interna del poder, los derechos individuales funcionan en la mecánica del régimen representativo como instrumentos enderezados a conseguir su suprema finalidad; la realización de la razón; todos ellos, no sólo los de carácter estrictamente político, adquieren así un sentido público y se engarzan en el proceso objetivo del régimen representativo80. Y tanto » Faguet, op. cit., 338. m Be la démocratie en Ainérique, IV, 218. 31 Desde París escribiría Donoso Cortés que Mr. Gtiizot era el üonitea "que había penetrado más adentro en el estudio de lag instituciones liberales, el que con más ardor se había consagrado a su servicio. Benjamín Constant, que ea el único que puede comparársele, no tuvo aquella conciencia vasta de la libertad,' comprensiva, profunda, que so advierte en los discursoa y «a los libros de Mr. Guizot, que era ecléctico por excelencia. Benjamín Oonaíant se contenta con enseñarnos cuál es el mecanismo propio da loa Gobiernos constitucionales: Mr. Guizot liace más, porque nos descubre su naturaleza y su índole. Mientras que Benjamín Constant se ocupa eji~ elusivamente ea el estudio de las formas quo distinguen a los Gobiernos representativos do todos los demás, Mr. Guizot es ocupa en el estudio da los principios qua le constituyen y en las ideas que le sirven da íiindamea- 23 LUIS DÍEK DEL CORRAL más factible es esta equiparación cuanto que la libertad se concibe en un sentido institucional. Royer-Oollard ha sido el que primeramente ha desarrollado este aspecto del pensamiento doctrinario. vn La sociedad nunca ha estado compuesta—afirma Royer-CoHard—de individuos; siempre se han encontrado en su base las instituciones procedentes de asociaciones naturales o accidentales. Siempre y por doquiera los hombres se han congregado por relaciones de territorio, por necesidades, costumbres o creencias. Y al reunirse o combinarse tales asociaciones han conservado el principio que las había formado, el cual se ha convertido para ellas en un derecho propio y especial: "de la les droits colléctifs et, selon l'importance ou la nature de ees droits., des magistratures ou des pouvoirs civils institués pour les exercer et les défendre" 81. No es el individuo verdaderamente miembro directo del Estado, sino a través de tales instituciones. Es un hecho histórico—sostiene Royer-Collard—que las estipulaciones de la antigua sociedad no agrupan individuos, sino "confederaciones" de todo género32. Royer-Collard no ve en el antiguo régimen la concentración del poder absoluto sino, al contrario, la diversidad del complejo social: Francia estaba "hérissée non seulement d'ordres, de seigneuries, de communes, mais d'unne f oule de eorporations avec leurs magistratures domestiques... Le droit est partout... C'étaient la comme des faisceaux puissante de droits prives, vraies républito..." (Oarta de París al Heraldo con fecha 8 de octubre de 1842; ed. Grti y Lara, Madrid, 1904, IV, pág. 150). Después do la Revolución del 48 no se aportará ninguna fundamentación sistemática ideal del gobierno representativo. (Cari Schmitt, Teoría de id Constitución. Madrid, 1934, pág. 362). m Barante, Vie de B.-C., H, 235. M 24 Ibid. INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EL LIBERALISMO DOCTRINARIO ques dans la monarchie. Oes institutions ne partageaient pas, il est yrai, la souveraineté; mais elles lid opposaient partouat des limites que l'honneur défendait avec opiniátreté" ss. El antiguo régimen podía ser formalmente una monarquía absoluta, en la práctica era un régimen de limitaciones y contrapesos institucionales que, si bien desdeñados y derribados por los revolucionarios, tenían para Royer-Collard un valor superior a los medios concertados por las asambleas revolucionarias, en orden a instituir un, verdadero régimen de libertad. Comenzó Royer-Collard su vida profesional en el Parlamento de París y continúa siendo un parlamentario' del antiguo régimen. Una de sus primeras y más fogosas intervenciones Si en la Cámara ha sido para defender la amenazada, fnamovilidad de los magistrados, que representaba para él algo más valioso que todos los reconocimientos formalistas de derechos individuales. Estos no son nada, si no se encuentran plasmados en instituciones vigorosas para que puedan actuar como efectivos poderes en la vida pública. "Une société sans institutions ne peut étre que la propiété de son Gouvernement; en vain on lui écrira quelque part des droits; elle ne saura pas les exercer et ne pourra pas les conserver" 30. Esto es lo que ha ocurrido con la Revolución francesa. La Revolución ha creído fundar la libertad aniquilando privilegios, corporaciones, magistraturas y toda suerte de instituciones, pero lo único que ha conseguido ha sido desplazar la soberanía, haciéndola de casi absoluta que era absoluta por entero. No ha dejado en pie la Revolución ni una institución, ha disuelto sasta la asociación física del municipio. "La Révolution n'a laisse debout que les iridividus"; el cuerpo nacional ha sido descompuesto y reducido a sus últimos elementos, y de la "société en poussiére" ha salido la centralización. Donde no hay más que individuos, * XUü., pág. 226. Vid. cap. V, "MI Principio de Va, R-epresentaci&n.", II. " Baraute, Vte de B.-O., H, 230. M 25 M U S DIEZ OBI, CO3-SAT. todos los asuntos que no sean los suyos son del Estado; Fíamela es mucho menos un pueblo de ciudadanos después de la invención de tal término que antee; es sencillamente "un peuple d'administrés". La soberanía ha anulado la vida de los particulares; "ce sont des delegues de la souveraineté qui aettoíeat nos ruso et allument nos reverberes"; "la servitud© publique... voilá rJaérlíage que Louis XvTH a recueilli." Tales palabras no difieren mucho de las de un Bonald. Coincide con él Roller-Collard en destacar frente a las negaciones revolucionarias las libertades efectivas del antiguo régimen, el conjunto de poderes particulares, fuertes y sobre todo numerosos, que limitaban la omnipotencia central. La enumeración que de tales libertades hace el político doctrinario, diríase que figuraban ea un libro del pensador tradicionalista; lo mismo la condena de la Revolución por haber acabado prácticamente con todas ellas, sustituyéndolas por un individualismo que no puede sino ser pasto del despotismo. Mas sepáranse las opiniones de ambos políticos francamente en cuanto a su apreciación de la realidad presente, Bonald rechaza de plano todas las posibilidades de reconstitución sobre la base de nuevos factores; es un hombre del pasado y sólo acepta los elementos de la anterior organización política, con desprecio completo por los que presenta la vida post-revolucíonaría. Royer-Collard, en cambio, acepta sus nuevos factores y posibilides; quiere conservar cuanto sea posible de los poderes particulares del viejo régimen: la Pairía, la magistratura si no autónoma al menos inamovible; pero al mismo tiempo aspira a Sar forma a los poderes e instituciones que se han levantado en la nueva sociedad: la asamblea burguesa y la prensa, utilizándolas para montar con ellas nuevas libertades que reemplazarán a las antiguas, caducadas. Pero estas nuevas libertades se diferencian de las antiguas en un rasgo fundamental: están basadas en "droits généraux", es lugar de derechos particulares, como antes ocurría, es decir, privilegios. Las libertades antiguas, basadas en el derecho parüeular de una clase, de una corporación o de na municipio, QTBZÍ INDIFIDUO Y SOCIEDAD EN ®L OBEEáiISIfflO DOGTBIJMSIO ciertamente libertades que redundaban, en provecho de todos, porque aunque particulares limitaban, contenían o contrabalanceaban al poder; pero resultaban libertades generales sólo en cuanto a sus últimos efectos; en su esencia, eran privadas y domésticas. Mas lo que el mundo moderno puede comprender j ea consecuencia practicar, no son las libertades particulares limitadas siempre a una clase, que permitían, "presque autant de foraver la loi que 1'arbitraire", como diría TocquevilleS8, sino libertades generales, libertades que no estarán entregadas ciertamente al uso de todos, que como las antiguas forzosamente tendrán qiae ser limitadas en favor de algunos, pero, en fin, libertades generales en el sentido de que "aux fonctions publiques tous les Franjáis y seront admissibles, et si non aptes du moins conviés". Estas libertades generales son la de prensa, la de cultos, la tnamovilidad de la magistratura y el gobierno parlamentario; es decir, todas las piezas del régimen representativo, que aparecen así vistas desde un ángulo liberal. No es que el Estado se encuentre al servicio de las libertades consideradas como algo extraño, como una serie de esferas autónomas e independientes por cuya intangibilidad tenga que velar, sino que el Estado consiste, en su última etapa histórica, en la formación de esos ámbitos de libertad ordenada, que sólo se pueden producir dinámicamente por el juego contrapesado de distintas instituciones y poderes en la vida pública. La libertad es algo que se tiene que estar haciendo constantemente, ganando sin cesar su derecho a la existencia: "les libertes sont des résistences". La concepción liberal de Royer-Collard es, pues, eminentemente institucional y aristocrática: las libertades no pueden encontrarse esparcidas atómicamente en la sociedad sino concretadas alrededor de determinados centros". El soporte social de tales K De VoMcien régi-ni® ai la Mévoluiicm, 2. c od. Paria, 1S5&, p. 208. " Ta sa vio al tratar de la libertad de prensa: insistentemente sosfceaía Royer-Collard su carácter do institución; frente a loa liberales extremos que la consideraban abstractamente como dimanada por vía directa de la libertad general do pensar. 27 LTOS DIEZ DEL COEBAL nbertades encuéntrase fijado por un criterio de aptitud quef si bien en términos de generalidad, concentra el ejercicio de las libertades en determinadas formaciones sociales. Royer-Collard ha sido el mejor discípulo de Montesquieu. "II a pris—escribirá Faguet—la théorie de la división des pouvoirs, et de cette théorie i! a fait sa pemsée toute entiére, son enseignement, sa prédication, son apostolat et sa polémique" 38. El sistema de Montequieu ha sido articulado por él con mayor número de miembros, y un sentido resueltamente institucional compatible con la concepción genérica de la libertad. Mientras que la rama extrema del liberalismo se inclina hacia un puro sentido funcional de la división de poderes a base de los distintos momentos sucesivos del proceso legal, Royer-Collard, con los demás doctrinarios3", acentúa el sentido concreto y realista. La Cámara Alta, por ejemplo, figura como poder distinto de la Baja en razón de su diferente constitución y significado, aunque coinciden ambas en la mayor parte de sus funciones; y junto a los poderes de primer orden figuran los que Montesquieu llamaba intermediarios y Royer-Collard limitativos, cuya significación ha sido por él desenvuelta y robustecida40. 38 Ob. cit., p. 304. "? Sobre la importancia que Barante atribuye a la división de poderes, véase Questions constitutionnelles. París, 1849, p. 16. 49 La ausencia de "corps daña l'Etat", sobre todo de cuerpos espontáneos y dotados de iniciativa, "était de foi pour les jacobina, et, en outre, conforme á la principale máxime du droit monarchique frangais. Sur ce point, les trois jurisprudences connues étaient d'accord, et leur convergence réunissait autour de la méme table pour une commune besogne, les légistes des trois doctrines, lea ci-devant parlémentairos et les ci-devant membres cfu Comité de Salut Public, les anciens proscripteurs et les anciens proseripfes" (Taine, "Les origines de la France contemporaine". Le régime moáerne. Paría, 1891, I, p. 167). La actitud de los doctrinarios frente a las instancias sociales intermedias se encuentra, de todas formas, acompañada por la de ciertos pensadores tradicionaustas que, como reacción a la extremada experiencia niveladora de la Revolución, lian tratado de poner de relieve la importancia de estas instancias intermedias desviándose de la tendencia monárquica centralista. En tiempos actuales había que entroncar con los doctrinarios la tendencia institucional representada par Hauriou y su escuela, que en este punto INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EL UBEEAUSMO DOCTEINAEJO vnr En tal acentuación del pensamiento de Montesquieu puede verse ciertamente un peligro para la unidad estatal, por la tendencia a incurrir en lo que ha sido el moderno pluralismo; sin embargo, para enjuiciar con objetividad el pensamiento de RoyerCollard ha de tenerse en cuenta su concreto condicionamiento histórico, las finalidades inmediatas que perseguía y las tradiciones de que arrancaba. Respecto de aquéllas ha de ponerse de relieve la necesidad de hacer frente a las corrientes atomizadoras y niveladoras, de un lado, con la precisión, de otro, de integrar las energías particulares en el complejo de la vida pública, tratándose de mantener de esta suerte un clima de libertad que no debilitara excesivamente el poder, eomo> pretendían otras tendencias liberales partidarias de someter a rigurosos y precisos límites la actividad del Estado. También a primera vista apuntan diversos peligros en los aspectos del problema tratados por Gxiizot. Tanto por haber prescindido de una clara delimitación de la libertad individual, como por atribuir un sentido tan activo y determinante a la iniciativa particular en la vida pública. De una parte, es posible que el proceso de socialización avance tanto que amenace con secar las fuentes de la vida personal, de donde dimana en definitiva la social", de otra parte, la intervención que se atribuye a los individuos en la vida política puede significar tales obstáculos al ejercicio del poder, que se caiga en una anarquía más o menos latente. Ambos peligros existen en potencia si se toma la construcción doctrinaria como en otros presenta evidentes analogías con aquéllos (veas» J. Ruiz Giménez, Teoría institu-cional del Derecho. Ina. Est. Pol. Madrid, 1944). 41 A este respecto interesa destacar la diferente actitud de los positivistas frente a los liberales y a loa doctrinarios. A Guizot le consideran un elemento catequizablc; su hostilidad contra Benjamín Constant no tiene límite (véase Bouglé Docríne de Saitit-^mon. París, 1924, paga. 152, 336 y 348.). 29 I5SS DfiS DEL COBBM. "m abstracto", desarraigándola de su suelo histórico. Pero debe tenerse en cuenta que los doctrinarios no construyeron una pura teoría política para funcionar en cualesquiera 'Condiciones, sino que laboraron para una determinada situación política, movidos desde una concreta problemática y contando con una serie de elementos y construcciones, frecuentemente por ellos mismos levantadas, y respecto de las cuales su pensamiento doctrinal era sólo como ei remate y el coronamiento. La. teoría del régimen representativo se da dentro- del marco do la Carta, después de haber sido concretada por diversas leyes orgánicas. La monarquía legítima, la burguesía censitaria, el régimen concreto de la prensa y todo el conjunto de ideas y creencias de la época, junto con los elementos sociales que la Revolución ha respetado, forman el cuadro dentro del que hay que situar la concepción doctrinaria do la libertad y de los derechos individuales, la cual, ciertamente, por encima del condicionamiento histórico, ofrece intuiciones e ideas estimables, con validez general, sobre el problema cíave de las relaciones entre el individuo y la sociedad. La cuestión de la libertad resulta planteada en toda su " Tal complejidad será, criticada por los liberales racionalistas que vengan tras la Revolución del 48. M. E. Laboulaye, en su Introducción al Oours de poMíique constitutionnelle, da B. Conatant (Paría, 1861), se expresa así: "E j a toujours eu du sysbSme dans recolé doctrinairs. Ello s'est crue plus sage ejiia les libéraux en cherchant une conciliation entre deux pelitiques confcradíctoires; elle a toujours plus eu moina melé la prévention á la repression; elle n'a pas eu inoins de conñance dans la ragesse de radnainistration que daña lo libre effort do l'individu. Benj. Constant au contraire, n'a qu'une idee. En religión, <en éducation, en politíque, en industrio sa dovue ©si toujours la vioille deviga frartc.aise: "Laisser fair©, laisser passer; point de prévention, mais répression énergique." Et, pour ce cpii totiche les droits individuéis: "Bien á radnainiiStration, tout a la justicc" (P. XtiVI). Cetto logiquo rigoureuse'—continúa SI. LaloouJaye—, est au goñt dea Fran- • eais. Koua allcaja facilement aux exti'Snievs, au risque de dépasser le but; ÍÍMSSÍ avoiis jious eu plus d'uno fois a regretter rio ne paa nona étre tenus daña un juste milieu: maia ce juste rnilieu, excellent quan.d on traite avoc dea hommes et qu'oa ménade das intérSts, n'a aucun avantage quand U IMJiTODOO Y SOCIEDAD EN EL UBSBALISSíO DOGTEIWAS2O complejidad *s, no sólo defensiva sino positivamente; libertad no puede significar aislamiento sino membraeión, incorporación a la vida social; pero ésta no puede concebirse de una forma universalista, suprapersonaí. Bonald en 1738 había escrito: "La gran Je question qui divise en Europa les nomines et le sociétés, l'komme se fait lui-méme et fait la sociéíé, la société se fait elle-ineme et fait 1'homme." Los doctrinarios B& esforzarán por salvar tal dualisnio, tratando de demostrar que "el individuo vive ea el conjunto, pero también éste vive en el particular" *8. No existe verdadera contraposición entre lo individual y lo social; ambas actitudes parciales resultan superadas por la intencionalidad *4 en un orden de sentido: lo que Guisot llama razón, que no es algo abstracto sino histórico y vital, que se concreta en una diversidad articulada de instituciones. Si en algún momento es falso que "le doctrinaire est un étre insolent et abstrait", nunca más que en este extremo de su pensamiento. Royer-Collard sabe con Montesquieu que la política es ciencia muy difícil y delicada, y que en particular el tema de la libertad es entre todos complicado. Este liberal de la primera generación creía que el despotismo, bajo una u otra forma, era el estado natural de la naturaleza humana, y la libertad un resultado de difícil logro. Con Toequeviílo pensaría que "en los siglos democráticos que se avecinan, la independencia individual y las libertades locales serán siempre un producto del arte. La centraligación será el gobierno natural'1 1S. Vano sería pretender la libertad con vagas declaraciones y apresurados montajes, sino combinando cuidadosamente fuerzas, resortes y cautelas en un equilibrio siempre amenazado. a hillt, lítSivkHvmn- mvíi, (ir&wi&lmschafi;, 284. • Do la (léxrjúonfMs S3 ¿3,í»áRl<2«;3, XV, p. 218. EL DESCANSO AKUAL OBLIGATORIO ¡í © s é F a s e s Ü © s s a ss, © CAP&TTM» I.—Ooraoejjío, generalidades y precederles legales.—1. Definición, terminología y finalidades de la vacación airaal retribuida.—2. Necesidad de norniax esta, materia.—3. Algunos precedentes extranjeros.—4. precedentes nacionales: a) Normas anteriores a la Ley de 1931. b) Ley de Contrato da Trabajo de, 1931. o) El nuevo Estado ante el problema, eh) Disposiciones ele tipo circunstancial. d) El Fuero del Trabajo. CAPÍTULO II.—Las disposiciones vigentes en, nuestro Ordenamiento jurídico.—5. Lay de 2 de septiembre do 1941: su estructura.—6. Texto refundido do 26 de enero de 1944.—7. Cuestiones resueltas implícitamente: aa) Irrenunciabilidad del derecho a la vacación, ab) Derecho y deber.—8. Cuestiones resueltas de modo taxativo: a') Finalidad primordial, b') Excepciones: compensación a metálico, c') Duración, en') Cómputo de la vacación. <3') Retribución abonable durante 1 el descanso, e') Epoeá dol disfrute, f ) Nacimiento dol derecho: prorrateo. g ') Derecho a ejercitar acciones por vacación no disfrutada, h') Decaimiento dol derecho, o') Descuento de permisos, j') Aplicación y vigencia, k') Cláusulas derogatorias. CAPÍTULO III.—Aspectos aclarados con posterioridad a la Ley de 1941.—9. Observación do carácter general.—10. Personal despedido por causas a él imputables.— 11. Personal que cesa voluntariamente en sus funciones.—12. Personal con doa colocaciones compatibles.—13. Vacaciones en industrias con jornada reducida, etc.—14. Sanciones por incumplimiento.—15. Casos excepcionales de compensación en efectivo. CAPÍTULO IV.—Algún, problema no aclarado y norma® sobre vacación en ciertos casos concretos.—16. Acumulación de vacaciones.—17. Vacación en la Industria Slderometalúrgica.—18. Vacación en la Industria Hotelera: remuneración abonable.—19. Vacación en las Industrias de Salazones y Conservas de Pescados. CAPITULO I , gmsralMasfes y precedemtes legales. 1. DEFINICIÓN, TREMATOLOGÍA Y FINALIDADES DIS LA VACACIÓN ANUAL RETREBtJÍDA. Podríamos definir la hipótesis normal de vacación anual retribuida como el derecho que tiene todo trabajador a disfrutar cada año de na descanso remunerado y efectivo, en la extensión que fijen sus respectivas normas de trabajo, o la- ley en su defecto, y JOSÉ FÉKIK SEEKAKO la obligación correlativa de su empresario de concedérselo y de continuar abonándole, mientras dure, la retribución asignada superior a la básica, o la mínima legal si aquélla no existieraNos interesa hacer constar desde este momento que, aunque las disposiciones españolas vigentes, que en cuanto a terminología siguen la utilizada por la Ley de Contrato de Trabajo de 1931, cuyo artículo 56 modifican, hablan en su articulado del "permiso anual retribuido" como concepto equivalente ai de "vacacuni anual remunerada", nosotros, en el presente trabajo, y aun a trueque de repeticiones, utilizaremos tan sólo el vocablo "vacación", y todo lo más la frase "descanso anual", por entender que las palabras permiso y vacación no tienen significación idéntica desde el punto de vista jurídico, ya que aquél entraña una potestad patronal de concederlo o no, siendo así que la vacación es un derecho exigible1. La vacación anual retribuida es una de las manifestaciones del descanso ideadas por el moderno Derecho laboral como medio de favorecer al obrero contra un régimen de trabajo sin reposo. Las finalidades que se persiguen con el descanso son de muy diversa índole, y han sido perfectamente concretadas por el Profesor GARCÍA OVIEDO: en el aspecto puramente físico, proporcionar al cuerpo la interrupción del esfuerzo normal, a fin de que el obrero favorecido pueda reponer sus energías; en el orden de la cultura y del esparcimiento, permitir al trabajador la utilización de su inteligencia o de sus sentimientos en obras recreativas o educadoras; en el aspecto familiar, contribuir aJ robustecimiento de la familia; en el orden religioso, especialmente mediante el descanso dominical, consagrar ese día a las prácticas del culto, y en lo referente a los intereses colectivos, satisfacer legítimas 1 Reconocemos haber incurrido anteriormente en idéntico defecto; eis. nuestro artículo "El derecho a vacación anual retribuida", publicado con relación a los preceptos hoy derogados en la Revista de Trabajo (Madrid, números 6 y 7, abril y mayo de 1940), sacrificamos la exactitud terminológica, en aras de una menor repetición de vocablos. SL DESCANSO ANUAL OBLIGATORIO exigencias sociales, evitando que degenere el organismo de los subditos del país corno consecuencia de un trabajo agotador y 2. NECESIDAD DE NOEMAE ESTA MATERIA. Por formar parte lo relativo a vacación anual retribuida di© la contratación de trabajo, resulta conveniente indicar que la necesidad de regular esta materia tiene el mismo origen y arranque que la imprescindible de ampliar los escasos artículos dedicados por el Código Civil al contrato de arrendamiento de servicios, ya que aquel texto no pudo prever la importancia qu@ la relación laboral había de conseguir merced al auge creciente del Derecho del Trabajo y a las nuevas corrientes doctrinales de protección a la clase obrera 3, lo que dio lugar, en España y en el extranjero, a redactar diferentes Proyectos de Ley que llenaran el vacío existente sobre el particular. 3. AIJGUNOS PRECEDENTES EXTRANJEROS. En general, puede afirmarse que en el extranjero (como en España, según luego veremos) el derecho a la vacación nace como un beneficio otorgado limitativamente a ciertos trabajadores intelectuales, en especial los empleados de oficinas y de despachos particulares o de empresas. Podríamos citar, por vía de ejemplo y sin ánimo de agotar la enumeración, los siguientes antecedentes legislativos: Ley finlandesa sobre Empleados de Comercio, de 24 de octubre de 1919 \ a GABCIA OVIEDO, CÁELOS: Tratado 'elemental de Derecho social, Madrid, Suárez, 1934, págs. 446 y es. 3 HEWJOSA, JUAN DE: MI Contrato de Trabajo, Madrid, .1.932. Poi,o, ANTONIO: Del Contrato a la Eelaiñán de trabajo, en Revista de Derecho Prvoaéo, Madrid, 1041, números de enero y febrero. 4 B. I. T., Serie hégisínMve, Miü., 2, 1820. 35 JOSÉ MSEEZ SEBEAN» Ley del Ducado de LaixemTourgo, de 31 de octubre de 1920, bre arrendamiento de servicios de los empleados privados B. Ley austríaca, muy completa y de notable rigor científico, relativa ai contrato de trabajo de los empleados privados, promulgada en 11 d 3 mayo de 1921 s. Real Decreto Italiano sobre Contrato de Empleo privado, fecha 1S de noviembre ole 1924 7. Decreto espedido en Chile el 11 de noviembre de 1825, que aprobaba el texto de la Ley sobre Empleados particulares 3. Es más tarde cuando, con independencia de los contratos colectivos, entre cuyas cláusulas figura la vacación retribuida, se estiende el dereclio a los trabajadores industriales de las distintas actividades: así, en Checoslovaquia, en Polonia, en Austria °, en Bélgica 10, en Inglaterra ", etc., etc. 0 6 B. I. T., Serie, IAIX., 2 y 4, 1920. B. I. T., Serie, Auír., 1, 1921. ' B. I. T., Serio, It., 2, 1924. 8 B. I. T., Serie, Chil., 1, 1925. 8 Véase Cuestiones Sociales. Las Vacaciones Obreras, en IM Acción Médica, Lima, 8 marzo 1930, donde se contienen datos da carácter general sobre la materia. M Ley de 8 de julio de 1936, en Bevue Iwternat. dv, Travail, abril de 1937, páginas 402 y sa, que regula la materia según distintos módulos en atención al tiempo de servicios, desde un día, a los dos meses de prestación, liasta doce días, a los ocho mesas. El derecho al descanso se extendió a la Agricultura por Real decreto de 15 de julio de 1938 (ihidem, octubre de 1938, páginas 340 y es.). 'En la R&oue de febrero de 1939, paga. 99 y ss., véase el estudio de JANNB sobre preceptos legales, medios para un mejor aprovechamiento del descanso y "turismo" laboral. Como dato curioso, cfr. la noticia relativa a Vacaciones pagadas para los prisioneros de guerra repatriados a Bélgica, en O. i. T., Revista Internac. de Trabajo, MontreaJ, enero de 1943, página 106. 11 Ley de 29 de julio de 1938, en Bev. Intemat. du Travail, octubre de 1938, páginas 842 y ss.; en la propia Revista, agosto de 1089, pág. 181, so indica (ju© cu 1945 disxmtarán do vacaciones unos 18 millones de trabajadores, y en el número do junio de 1940, paga 459-60, el National Mnt Advisory GOUKCÜ estadía las dificultados' que plantea el disfrute de la vacación. Cfr. asimismo O. I. T., Duración del Trabajo y Vacaciones en la Gran Bretaña, Revista /*üs Trabajo, Monti-eal, enoro de 19-43, pig. 57. EL DESCANSO ANUAL OELIGA'f En fecha reciente, la Ley francesa ole 21 de abril ole 103S> r¿ y el Decreto aprobado en 13 de abril de 1940, coa la extensión para 1941 y reformas introducidas por la Ley de 12 de abril de 1941, fijan el dereelio en aquel país coa carácter de generalidad1S» Y podríamos añadir,' como muestra de la tendencia y de la preocupación intemaeionataiente sentidas, el estudio realizado en la Reunión Marítima preparatoria, verificada en Ginebra en noviembre y diciembre ole 1885, que tendió a la concesión de tais, vacación anual remunerada a los marinos de todos los países **. 4. P B I ® a la Ley de-1931.—En el Proyecto de Código de Trabajo presentado' al Senado en 14 de noi/iesabre de 1919 por el entonces Ministro de Justicia señor Burgos Mazo, se consignaba en su artículo 18 el derecho de todo obrero a disfrutar de una vacación anual retribuida de diez días, cualquiera que fuese la actividad a que se dedicara; pero al no tener realidad el proyecto referido, hemos de remontarnos tan sólo a la Ley de Contrato ole Trabajo ole 21 de noviembre de 1931, GOBIO meato en que legalmente, y con caracteres de generalidad ; gatoriedad, nace ya el citado derecho a favor de los trabajadores. Antes de dicho instante existían industrias y profesiones que a virtud de disposición específica, de Bases de Trabajo o de pactos colectivos, tenían implantado tal beneficio, pero, bien entendido, con carácter concreto, no generalizado: sirvan de ejemplo el Pacto existente entre las ciases mercantiles de Madrid y su dependencia, de 15 de noviembre'de 1^2015; las Bases de Trabajo 13 Puedo consultarse, en extracto, en FLOKIOT (Maítre Rene), Le Droit Nouveau, Olichy, s. a., pág". 68. M FLOEIOT: loa. cit., p&g. 410. M B. I. T., Bapport et Oompte rendu de la Reunión Maritime Préparatoire, Ginebra, 193S. a= SAIKZ DE LOS TBBEEKOS, JUAN MANUEL: Bases pendencia mercantil. Coméntanos üe Trábalo de la De- y MmpliGCuñQnes, Madrid, 1934. 37 JOSÉ EHEtEZ SEEEANO para la Banca Privada, de 4 de octubre de 1930 lfi, que en su norma, 19 señalaban la indicada obligación patronal, e incluso el Reglamento de 31 de mayo de 1922, que otorgaba una vacación anual de treinta días, sin descuento de salario, a los Oficiales de la Marina Mercante. Después de promulgada la Ley aludida, siguieron dictándose normas de trabajo que aumentaban la vacación legal, que tenía la consideración de mínima. b) iüsy de Contrato de Trabajo de 1931.—Instaurada en nuestra Patria la República, fue presentado a las Cor-tes Constituyentes tui Proyecto de Ley sobre Contrato de Trabajo, el .cual, una vez dictaminado por la Comisión parlamentaria correspondiente, fue aprobado sin enmienda, convirtiéndose en Ley que lleva fecha 21 de noviembre de 1981, y que apareció su la Gaceta olel siguiente día ". El artículo 56 de dicho cuerpo legal estableció la vacación anual retribuida, de siete días por lo menos, siempre y cuando que la prestación de servicios hubiera durado un año, para los trabajadores de cualesquiera ramas o actividades. Muchos aspectos del problema quedaron solucionados con la Ley, pero hubo algunos que plantearon cierta clase de cuestiones. Como en su mayoría pueden hoy presentarse facetas análogas, a fin de evitar repeticiones dejamos el examen de las Resoluciones recaídas para ser examinadas en los Capítulos siguientes del preu V. mi obra Las Nuevas Beses de Trabajo para el personal de la- Banca Privada,, Madrid, 1984, paga. 128 y ss. 17 Por Decreto de 26 de enero de 1944, al que después nos referiremos, fue aprobado el "Testo Refundido" del Libro I de la Ley de Contrato de Trabajo, una vez cumplidos los trámites marcados por la de 14 de diciembre de 1942, que autorizaba a publicar los textos laborales refundidos por la Comisión Recopiladora y Befundidora' tle la legislación social, creada por Decreto de 14 de marzo anterior. El Libro II, integrado por las disposiciones relativas a Contrato de HJinbarco, Contrato' de Aprendizaje, Trabajo de Mujeres y Niños y Trabajo a Domicilio, fue aprobado por Decreto faena SI de Eiarao de 1944. EL DESCANSO ANUAL OBLIGATORIO ssmte estudio, ya que la Ley de 1631 quedó derogada en materia «le vacación, siendo sustituido su texto. Únicamente indicaremos, para completar el cuadro, un caso ÚB Derecho transitorio que entonces se produjo, aunque su mención sólo puede tener, por así decirlo, mero carácter histórico. E! escollo surgido era el siguiente: todo trabajador cuyo contrato de trabajo llevara un año de existencia al comenzar a regir la Ley, ¿tenía ya, derecho a la vacación obligatoria? O, por el contrario, el plazo de mi año de servicios exigido por la Ley, ¿ debía, contarse desde el instante en que ésta llevara un año de vigencia, época en que muchos trabajadores podrían acreditar 1$ actuación, en su respectiva Empresa durante un año? Defendidas ambas tesis ardientemente, la Orden de Trabajo de 10 de marzo de 1932 vino a aclarar las dudas mencionadas en el sentido de que sólo tenía derecho a vacación el personal que llevara un año de servicios a partir ele la vigencia de la Ley. Claro está que ello habría de entenderse, conforme declararon las Resoluciones de 10 y 24 de julio de 1933, si por Bases anteriores a la !jsy, por convenciones colectivas o por pacto no estuviera concedida la vacación antes del aludido plazo, ya que la Ley se limitaba a imponer la mejora con carácter general 18. c) El Nuevo Estado ante el problema.—El Nuevo Estado, de una parte por su preocupación de mejorar la condición del obrero, y de otra por las necesidades que impusiera la contienda militar, se vio precisado a dictar disposiciones que salvaguardaran los derechos del trabajador y los hiciera compatibles con los superiores intereses de la producción y de la colectividad. , , Disposiciones de tipo circunstancial.—Por imperativo militar se restringieron las concesiones de vacación, respondiendo a 18 Las Resoluciones citadas, y otras ulteriorea que se mencionan, dictadas antea del Alaamiento, aparecen ¡asertas ea GONZAMSÍ ROTHWOS (Mariano), Amiario Español d<s Política Social (Madrid, Rivadeneyra, 19B4-35). 39 JOSÉ EÉE33 SKEBANO eflo la Orden ole 24 ¿e marzo de 19S8S que cáscalo los derechos al disfrute de las correspondientes a los años 1936 y 1037, y autorizó al propio tiempo a los Delegados de Trabajo para que, en los casos de reconocida imposibilidad, acordaran la suspensión de la de 1838 j su acumulación, por mitad, a las que debían disfrutarse en y 1940. Eás tarde, y ásate el planteamiento de diversas situaciones que merecían ser resueltas con carácter excepcional y sim causar perjuicio a los intereses generales, se dictó la Circular número 25 del Servicio de Jurisdicción y Armonía del Ministerio de Organización, y Acción Sindical, fecha 20 de julio de 1939 1S, que ea térnsi• EOS generales reconoce la obligación patronal de otorgar la vacación de 1939, aunque establece que podrá concederse, mediante el procedimiento que señala, autorización para compensarla econójnicaaaente, incrementando a la cantidad resultante el importe de la media vacación de 1938, si ésta no hubiera sido disfrutada. Y en cuanto a las poblaciones que fueron liberadas al finalizar la guerra civil, distingue según que hubiera permanecido al frente de la Empresa su auténtica Dirección o Gerencia (en cuya hipótesis tendría derecho el personal a la vacación remunerada), o, por el contrario, que no hubiera sucedido de esta forma (supuesto en. el cual habría de entenderse que la prestación de trabajo se inicia cuando se reanuda después de la liberación). En este sentido se pronunció la Resolución ministerial de 2 de febrero de 1940. Aunque se trata de una cuestión circunstancial, que ya no puede presentarse fácilmente, consignaremos que fue entonces criterio sentado por el Departamento de Organización y Acción Sindical que los obreros desmovilizados que, después de su licenciamiento, no llevaran un año trabajando con sus respectivos empresarios, carecían de derecho a la vacación anual, pues ésta se otorgaba por el ejercicio de funciones durante un año, y había que suponer que los interesados disfrutaron, mientras permanecieron " Vid. Ministerio de Trabajo, Circulares de Xa Dirección General de Trobajo. Madrid, Uguina, 1940, pág. 28. SL DE8CÁXB0 ÜJJXIAL OBLIGATORIO en filas, los permisos que se concedían geriódieaaieate a quíeaes cumplían sus obligaciones militares. Es decir, que no §e otorgaba en este caso el descanso para isapedir el dolóle disfrute del mismo por el obrero, y para evitar la carga económica que supondría para los empresarios el tener que concederla a personal que apenas si había trabajado para ellos. Así lo declaró también la Resolución de 23 de noviembre de rada en nobles principios de dignidad del obrero, consagra a la Facación. anual el número 5 de su Declaración H, diciendo que el trabajador tiene derecho a ella para el reposo, mediante instituciones apropiadas. O lo que es lo mismo: que el Fuero reconoce el derecho, indica su finalidad, que lia de ser precisamente la -de descansar, y habla ya de organizar instituciones que, aparte otros objetivos, se propongan proporcionar descanso en forma debida 20. Y siguiendo en parte la trayectoria marcada por otras insíitucioaes extranjeras, se ha creado en nuestro país la denominada "Educación y Descanso", que organiza excursiones, vacaciones estiva- * cay., por ejemplo, PEIKTO CASTEO (Leonardo) y SANCHO IZQUIERDO (M.), Ilustración Popular al Fuero del Trabajo (Granada, Edit. Imperio, 193S, página 31), y ASPIAZU (Padre Joaquín), Orientaciones cristianas del Fuero del Trabajo (Burgos, 1939, págs. 44 y sigs.). 11 Entre estas instituciones y organizaciones pueden, citarse las siguientes: Opera Naztondte Dopolwuoro, en Italia; Organización D'Hainaut, en Bélgica; "Al Vigor por la Alegría", en Alemania; Central Cultural, en Rumania; National Asociation Recreation y Spenü Your Time American at Play, en Estados Unidos, y Workers Travel Adult Bducation Setflements, en Gran Bretaña. Vid. un resumen de la primera propuesta da inclusión en el Orden del Día del Consejo de A.dministración del B. I. T. formulada por MiCHELis acerca de "ha cuestión de ios asumios de los trabajadores", resumen firmado por G. MEQUKT en la ISov. Internat. év, Trav.s noviembre de 1934, págs. 464 y sigs. También, en la propia Revive, mariso do 1938, pág. 225, OULD (C. W.), Orga-nisadón üe ios asuetos de los trabajadores indígenas en algimas ciudades surafricanas, y DESTEEE (Jules), Utilización en las artes populares de los ocios de los obreros (marzo ás> 1983, £fe. 251). 41 JOSÉ PÉREZ SHÍSKANO Por otra parte, el Fuero, con au concisión en este aspecto, llega a superar a la "Carta del Lavoro" italiana, ya que ésta, en su Declaración XVI, establece el derecho a la vacación "en las empresas de carácter continuo", limitación que al no existir en nuestro texto le proporciona una. mayor flexibilidad y una amplia libertad Véase, a4. ex., MUSSOLANZ (Arnaldo), La Garla del Trabajo, In y Oovnewtairios, Roma, Iatituto Poligrafico ételto Ststo, 1938, pág. 21. s eim 5. L « f DE 2 BE SEPTIB»iBSE DE 1 9 4 1 : SU ESTRUCTURA. Con fecha 2 de septiembre de 1841 se dicta por la Jefatura •del Estado la Iisy que modifica el artículo 56 de la Ley de Contrato de Trabajo de 1931, la cual aparece en el Boletín OficMÍ del Estado correspondiente al día 21 del propio mes y año. Consta de mi extenso Preámbulo y de tres artículos, el primero de los cuales constituye el nuevo testo del artículo 56 de la Ley mencionada; el segundo se limita a fijar las fechas de aplicación y vigencia, y el tercero contiene una cláusula derogatoria de carácter genérico. 6. TEXTO REFUNDIDO DE 26 DE ENERO DE 1044. Por Decreto expedido en dicha fecha se aprueba el nuevo Texto refundido del Libro I de la Ley de Contrato de Trabajo, cuyo artículo 35, dedicado a la vacación anual retribuida, recoge los preceptos de índole sustantiva de la Ley del 41, aunque elimina los •de carácter adjetivo, sin duela, para incluirlos' posteriormente en la Ley procesal que se está elaborando \ 1 No debemos ocultar nuostia estrañeza respecto al lugar en quej el precopto ha sido incluido, esto es, en el Capítulo IV, cuya rúbrica reaa "Jfiíaeíos geaor&les del Contrato de Trabajo", puos entendemos que hubiera sido m&3 apropiado dejarlo comprendido en el Capitulo VI, que trata de las "Obligar 48 J0S2 PÉESZ SEBRATÍO Creemos, por tanto, que para estudiar debidamente la legalidad vigente hay que examinar tanto el Testo refundido como la Leí? de 1941, pues aunque la cláusula derogatoria de- aquél deja sin efecto la legalidad anterior, sólo lo hace ea cuanto se opon & lo preceptuado en el Decreto que le da vida. Para mejor ordenación sistemática del asunto desde el p áe vista jurídico, dividiremos nuestro trabajo en cuatrí apartados, a saber: Cuestiones que quedan solucionadas ole manera implícita; problemas que quedan solucionados de modo ta= xativo; cuestiones ejue han sido aclaradas merced a determinadas disposiciones y a Resoluciones ministeriales, y nonnas especiales, características y concretas en determinadas actividades, así como algún problema que no ha sido objeto de aclaración. iTBDNES RESUKMTAS FíT&wuncwMlidad del dereclw & vacación.—Comienza la nueva redacción dada al artículo 56 de la Ley de Contrato de Trabajo por sentar el derecho ole todo trabajador a la vacación anual retribuida. T aunque nada indica respecto a si puede o no renunciarse, entendemos que no hace falta tal declaración, ya que la propia Ley de 21 de noviembre de 1931, en su artículo 9." 2, consideraba inexistentes los pactos o cláusulas contractuales que disminuyan O1 dejen sin efecto los beneficios y ventajas otorgados por la Ley o por Bases de Trabajo. No hay duda de que la vacación anual supone un beneficio para el trabajador, y por ello la renuncia del mismo resulta inadmisible como consecuencia de la naturaleza protectora del Dereclio laboral y de la función social ciones y derechos del trabajador y del empresario". Claro está que no ha liedlo sino seguirse en. este aspecto la anterior estructura, pues el artículo 56 de la Ley primitiva figuraba en. el Capítulo I1T, que se refería a "Clases, requisitos y efectos del Contrato". 2 Véansa hoy día los artículo 9.°, número 2.°, y 10 del Tejito refundido. EL DESCANSO ANUAL OBLIGATORIO que ejerce el Estado para que los obreros gocen de los derechos que la legislación les concede. Como dice el Profesor PÉBEZ BO3 TIJA, la regla general en las Lsyes sociales es la irrenuncbahüidad . La posibilidad «le renuncia conduciría inexorablemente a la pérdida de la finalidad anhelada por el descanso anual, con tanto Jffiiás motivo cuanto que, llevando la hipótesis hasta el extremo, podría darse el caso de que se obligara al trabajador a siarala.r uaa renuncia voluntaria, cuando -en realidad se estaría, en presencia-, de una imposición coactiva por parte del empresario. Y si llegamos a esta conclusión en el caso de tina renuncia pura y simple, a idéntico' resultado habremos de arribar cuando se trate de renuncia condicionada ai pago de una cantidad en efectivo, admitida espontáneamente por el obrero con objeto de incrementar sus ingresos mediante la percepción de doble salario. Luego veremos la doctrina, general sobre compensación económica, pero desdo ahora sostenemos la imposibilidad de esta fórmula, porque si bien el trabajador saldría beneficiado por un aumento momentáneo de numerario, vendría sin embargo perjudicado en su salud por la continuidad úél esfuerzo desplegado, cosa inaceptable para el Estado como supremo defensor de los intereses de sus ciudadanos, que han de repercutir en el bienestar general. ab) Derecho y deber.—Si la vacación, conforme hemos visto, es un derecho de tipo irrenunciable, ha de ser a la par un deber. Derecho del trabajador a disfrutarla en la debida extensión y con el cobro de los haberes convenidos o mínimos legales; deber del empresario de otorgarla y de seguir abonando, mientras dura, la remuneración correspondiente. Pero no es esto sólo: si bien el obrero no puede renunciar, ni pura y simplemente, ni condicionando la renuncia a una mayor percepción de haberes, el patrono Je ni debe consentir que el trabajador deje de dis0 NufoiraZosa jurídica Sol Dorcalio del Trabajo, ea "Revista efe Trabajo" (iíacM-d, números 23 y 24, septiembre y -octubre fie 1941, especialmente pági^a 283). 45 JOSÉ HsffiñZ 8EESAN0 frutar el descanso. En primer lugar, porque si así no sucediera, el dador de trabajo podría aparecer como responsable ante la Ley por no otorgar la vacación; y en segundo término, porque en ciertas actividades el descanso es el medio de que dispone el Jefe de empresa para vigilar la conducta de gus empleados y para examinar si llenan su cometido con pulcritud y probidad. Si pensamos por un instante en las funciones desempeñadas por cajeros, empleados bancarios, de oficinas y despachos, personal encargado de la recepción de materias primas, etc., etc., en suma, por quienes ocupan cargos delicados y de confianza, que han de manejar fondos, realizar asientos o recibir herramental,, por ejemplo, comprenderemos sin esfuerzo la importancia que puede revestir el hecho de que tales empleados gocen de su obligado descanso anual, pues durante el tiempo a que se contraiga, podrá. ser examinada y controlada su labor con todo detenimiento y. escrúpulo. 8. CUESTIONES RESUELTAS DE MODO TAXATIVO. a') Fiwüidad primordial.—El artículo 56 de la Ley de 1931 se limitaba a otorgar un derecho, pero no decía de manera terminante de qué forma había de disfrutarse, dando lugar esta omisión a que en la práctica hubiese empresarios que compensaran la vacación mediante el pago de doble salario, sobre todo en épocas de gran demanda de artículos o productos, y a que existieran. obreros que, con tal de lograr una mayor remuneración, no tuvieran inconveniente en dejar de disfrutarla. Fue' necesario que algunas Resoluciones del Ministerio pusieran coto a la tergiversación del fin social perseguido, entre las cuales pueden citarse las de 22 de junio de 1S>33, que prohibe la percepción de doble sueldo; la de 6 de junio de 1932, que habla de la desnaturalización de la finalidad apetecida, .y la ole 20 de febrero de 1033, que afirma rotundamente que la vacación no es. canjeable a metálico. Et. DESCANSO AKVAL OBTJGATOKIO Y aun siendo raros los casos en que el Tribunal Supremo ha tenido que entender en recursos formalizados en materia de vacación, pedemos citar ea idéntico sentido la Sentencia de 24 de diciembre de 18>32, que establece la imposibilidad en que se halla ei obrero de reclamar el abono en metálico del importe de su descanso no disfrutado, a menos que en el contrato se estipulara lo contrario, fallo a que tendremos más tarde que Ihacer nueva referencia. El Fuero del Trabajo determinó ya posteriormente que el obrero tiene derecho a una vacación para reposo, y las disposiciones vigentes no dejan lugar a dudas respecto al problema, porque el Preámbulo de la Ley de 1941, tras de aludir a la Declaración citada de la Carta, determina explícita e inequívocamente que la finalidad de la vacación no es otra que proporcionar ai obrero un descanso para el fortalecimiento de sus energías físicas gastadas con la diaria labor. b') Excepciones: compensación a metálico.—Por principio,, ha de desecharse el sistema de compensación a metálico de la vacación anual retribuida, pues constituye un criterio inaceptable. Pero el texto en vigor, consciente de la realidad, y sin ánimo de operar en el vacío, se da cuenta de que existen casos en los cuales el disfrute del descanso efectivo resulta imposible materialmente, y por ello se preocupa de dar soluciones, sentando al efecto las correspondientes excepciones al criterio general.. Las dos que admite no pueden estar más justificadas, ya que una y otra responden a idéntica situación de hecho: cese en la prestación de servicios. Si la relación trabada termina por cualquiera causa antes de llegar el momento habitual del disfrute, no hay medio hábil de que se descanse y se cobre el salario, ya que la realidad es que el descanso se efectúa, pero no por causa de vacación, sino por falta de ejercicio del cargo consecutiva a la extinción referida. Y si un obrero que cesó en una empresa reclama contra ésta por no haberle concedido la vacación pertinente, y la Magistratura de Trabajo, comprobada la certeza de la alegación, 47 JOSÉ FÉSBZ SEBEAS» éste no puede tener efectividad sino por medio de la oportuna compensación en efectivo. Además, existe otro caso posible de compensación, independiente -de los dos enunciados, y es el referente a la retribución que se tenga convenida en especie, la cual, al igual que prevenía la Ley anterior, será disfrutada en la forma ñjada ordinariamente, o debidamente cortnp&iim£as lo que quiere decir que podrá ser abonada en metálico. En los caaos en ojiie el trabajador reclamara por incimiplimiento del deber patronal, y se diera el cago de que aquél continuara en la industria, ya dice la Ley que la Magistratura de Trabajo habrá de señalar en qué fecha ha de disfrutar las vacaciones atrasadas que hayan sido objeto de la demanda. Finalmente, puede presentarse alguna hipótesis excepcional en que la compensación pudiera parecer justificada, pero como no fue reuselta por la Ley del 41, ni figura en el Texto refundido, dejamos su examen para el número 15 del presente estudio. c') Duración.—No hay que hacer hincapié sobre este particular, clarísimo en la Ley de 1931 y más completo aún en el texto actual. Una y otro establecen un derecho de carácter general para todos los trabajadores, y fijan en siete días la vacación que ha de disfrutarse. Pero este plazo tiene carácter mínimo y es susceptible de mejora, bien por normas de trabajo aplicables a la actividad de que s'e trate, bien por condición más beneficiosa establecida, bien, por último, merced a cláusula contractual libremente concertada en virtud del principio de autonomía ole la voluntad 4. Sólo en el caso de que la vacación marcada por Bases, Reglamentaciones, etc., coincida con la mínima legal, o cuando la ma4 La Ley de 2 de septiembre de 1941 sólo mencionaba, expresamente a estos efectos las Bases do Trabajo, concepto jurídico incompleto y anticuado. J21 Texto refundido, aunque no amplía la enumeración, corrige la dononaioación y habla ya de "Regía/nw-niojcióñ del Traba io". EL. DESCANSO AMTJAL OBLDGATOSIO teria no apan-zea regulada, serán aplicables los siete días laborables que marcan los testos vigentes s. ch!) Cómputo de la vacación.—-El artículo 56 de la Lssy de 1931 ajaba únicamente que la vacación habría de consistir, cuando meaos, en sieta días, pero no puntualizaba si tenían que ser hábiles o naturales. Se hizo imprescindible una Orden, dictada por el Ministerio de Trabajo en 15 de junio de 1932, que aclaró el precepto legal en el sentido de que habrían de entenderse días laborables. En aquella época esta declaración tenía, valga la frase, un carácter platónico, porque aumentaba el período ds descanso, pero no la remuneración abonable. Mas al publicarse la vigente Ley del Descanso Dominical, de 13 de julio de 1940, que obliga al pago de los domingos, la cosa cambió de aspecto, porque dicho deber repercutía en la retribución de la vacación anual: al ser laborables los días que la integraban, y al tener que abonar los domingos j días festivos a ellos equiparados, resulta que los siete días coma mínimo se convierten, por lo menos, en ocho, todos ellos con paga de haberes. Múltiples Resoluciones ministeriales posteriores a la Ley del Descanso declararon la vigencia de la mencionada Orden y la sul> siguiente obligación de pagar todos los días en que la vacación hubiera de consistir, entre ellas las de 22 de agosto, 19 de septiembre, 17, 24 y 31 de octubre, 12 de noviembre y 9 y 19 de diciembre, todas de 1940 6. Y este criterio es el que ha de mantenerse con sujeción al nuevo texto legal, que expresamente dice que los días de vacación tendrán que ser laborables. Si la vacación fuera superior a siete días por Bases, Regla" Véanse los números 17 y 18 del presente estudio, en que indicamos la vacación anual en lo que concierne a Siderometalurgia y Hostelería. 5 Las Resoluciones posteriores al año 1939 vienen publicándose en la "Revista do Trabajo", órgano de la Subsecretaría del Ministerio, que les dedica atención especial, antes en su Sección denominada "Labor" y hoy en la de "Jurisprudencia y Legislación" ("Interpretación de Leyes y Reglamentos" ). JOSÉ E&BEZ SEESANO mentes o condiciones más beneficiosas, ¿cómo se computarán los días? El Ministerio declaró, por Resolución fechada el 2 de agosto de 1039, que si el descanso excedía del legal y en él quedaban comprendidos dos o más domingos, los días se computarían naturales. Entendemos que hoy no parece fácil sostener esta tesis, ya que la Ley no hace distinción alguna y, en cambio, señala de forma terminante que serán días laborables los de la vacación. ¿Quid cuando una festividad religiosa áe carácter recuperable quede comprendida dentro del período de descanso anual remunerado? A nuestro juicio, dicha fiesta contará para el cálculo como si fuera hábil, pues el obrero, si en vez de estar en vacación hubiese estado en funciones, habría descansado y cobrado haberes, pero quedando en la obligación de recuperar más tarde las horas perdidas con tal motivo. d') Retribución abonable durante la vacación.—No necesita aclaraciones este apartado. El obrero percibirá durante su descanso anual la remuneración convenida o la mínima legal que disfrutara en su empleo, pero su importe, y he aquí la novedad introducida, le será entregado antes de comenzar el período de reposo, innovación con la que quiere proporcionarse al interesado los medios necesarios para que pueda dedicarlos a los gastos que haya de realizar con ocasión del disfrute. En cuanto a la retribución convenida en especie, ya liemos indicado que se gozará en la forma habitual, aunque se admite la. excepción, de compensarla en forma. o') Época del disfrute.—La, Ley anterior no señalaba expresamente en qué época había de utilizarse la vacación, indicando tan sólo que "el patrono, de acuerdo con el obrero, determinaría la fecha", y lo mismo determina la vigente legislación; pero ésta, con la intención de salvar un problema posible, concede intervención al Magistrado de Trabajo para que fijo la fecha cuando no se logre acuerdo entre las partes, intervención aaíeg inexistente* 50 EL DESCANSO ANUAL OBLIGATOKIO En la mayoría de los casos el personal desearía la vacación durante los meses de verano, pero en seguida se advierte la imposibilidad de concederla siempre en dicha estación, pues hay negocios e industrias de temporada, que en tal período incrementan su actividad, y poblaciones de vida estival que se hallan en análogas En' el extranjero lo corriente es que tampoco se haga indicarespecto a época, aunque pueden, mencionarse algunas excepciones: así, la Ley finlandesa citada marca concretamente que s© disfrutará entre 15 de mayo y 15 de septiembre; la Ley austríaca señala como época la convenida por las partes, y el Reglamento chileno, dictado para aplicación de la Ley a que hemos hecho referencia, llena el vacío dejado por ésta e indica que se utilizará ; "preferentemente" en primavera y verano 7. En cambio, el Real decreto italiano de 1924 decía que la fecha sería escogida por el En nuestro país, la Reglamentación Nacional de Trabajo para la Industria de Artes Gráficas, aprobada por Orden de 23 de febrero de 1944, señala en el apartado 4) de su articulo 43 que las vacaciones se concederán con preferencia, aunque con sujeción a las necesidades del servicio, dorante los meses de verano, procurando complacer al personal en cuanto a la época que preñara. f ) Nacimiento del derecho: prorrateo.—-El artículo 56 derogado exigía la prestación de un año de servicios para que comenzara a ostentarse derecho a la vacación, dando con ello lugar a posibles abusos, observados posteriormente en la práctica, y produciendo en ciertos casos la injusticia de que existieran núcleos de trabajadores que jamás llegarían a disfrutarla. Unas veces se tropegó con la conducta egoísta y sanciónatele 1 E. I. T., Serie Législatwe, Chü., 3, 1926. Véanse los textos ya mencionados, edición de la Oficina íRtemaeioiial del Trabaja. S3n España, algunas Bases do Trabajo señalaban el período en que la vacación había de tener lugar: vid., por ejemplo, laa de la Dependen.' cía mercantil d© Madrid, en SAINZ BK HIS IEEEKEGS, ob. cií., pág. 12. 3 51 JOSñ BlBEH 8ESBAN0 de empresarios que, mediante alegación de causas diversas, prescindían de su personal, o parte de él, cuando iba, a cumplir un año de servicios, a fin de ahorrarse el desembolso económico de la vacación pertinente, no compensada con una labor efectivamente prestada. En otras ocasiones, muchos obreros, principalmente del Kaaio de la Construcción, que trabajaban en obras de escasa importancia, o en forma, intermitente, no llegaban a alcanzar el mínimo ineludible al servicio de un misino patrono. Estas deficiencias quisieron ser solventadas, y a ello obedeció la Resolución del Ministerio de Trabajo, de innegable trascendencia, de 28 de mayo de 1940, que obligaba a pagar a prorrata del tiempo trabajado la vacación correspondiente al personal que cesara antes de llevar un año de servicios. Pero por la forma en que Ja innovación se introdujo, una simple Resolución ministerial, publicada tan sólo en la "Revista de Trabajo" y comunicada a los Organismos laborales dependientes del Departamento, hubo Magistraturas de Trabajo que no la aplicaron, fundándose, con razón evidente desde un punto de vista estrictamente jurídico, en que la Resolución aludida no podía derogar un precepto legal, da rango muy superior en la jerarquía de las normas. Nuestro Fuero del Trabajo no exige que la prestación de servicios sea ininterrumpida para que nazca el derecho a la vacación anual, y el nuevo texto, aunque no determina con la claridad y contundencia acaso apetecibles el aspecto que examinamos, ha comenzado por suprimir del articulado la exigencia de un año de duración del contrato de trabajo, cosa sintomática y digna de ser tenida en cuenta. Si conjugamos esta eliminación de palabras con la "parte proporcional" de vacación que ha de percibir el trabajador que cese "antes de haber disfrutado el permiso anual retribuido", habrá que concluir que hoy día no hace falta llevar un año para disfrutar el descanso, pues el cese puede, desde luego, tener efecto cuando el trabajador lleva equis años y meses en la Empresa, pero puede asimismo producirse cuando sólo cuente once meses, o menos, diferenciación en que no se hace salvedad alguna, que sería necesaria para admitir criterio diferente. 52 EL DESCANSO AJTÜAL OBLIGATORIO Una interesante Resolución de la Dirección Genera,! de Trabajo, fechada el 26 de septiembre de 1941, ha aclarado la cuestión, •declarando en forma terminante que la tesis apuntada es la, verdaderamente auténtica, por lo cual todo trabajador, dure lo que dure su prestación, de servicios, tiene derecho a la vacación anual remunerada, íntegra o proporcional Podría argüirse que en caso de renuncia al destino por parte del obrero, eon ánimo de pasar a otra empresa sin solución de continuidad, el interesado contraría la finalidad de descanso de la vacación, por lo que carece de derecho al percibo de su importe a tenor de la Ley en vigor. La alegación sería cierta, pero con sujeción al criterio hoy sentado, que sin hacer distinción alguna obliga al pago proporcional de la vacación anual cuando se extingue el contrato de trabajo antes de llegar la época de su disfrute, no hay medio hábil de lograr otra conclusión, sobre todo si ge tiene en cuenta que la vacación viene a suponer, en algún sentido, una parte complementaria de salario, que el abono de aquélla representa una carga económica para el patrono, y que éste sería, en definitiva, el que saldría beneficiado si en el caso apuntado quedara eximido de la obligación de abonar haberes. En el supuesto de que el trabajador, al proceder de la forma expresada, rompiera su compromiso sin el debido preaviso, siempre podría el empresario reclamar contra su operario al amparo del artículo 93 de la Ley de Contrato de Trabajo de 1931 9. Toda la argumentación que antecede es la sostenida por la Resolución dictada en 7 de noviembre de 1941. g') Derecho a ejercitar acciones por vacación no disfrutada.— En el apartado b') del presente Capítulo hemos tocado de pasada vax problema al que ahora dedicaremos mayor extensión por la importancia que reviste. La Sentencia del Tribunal Supremo de Justicia de 24 ds diVéase hoy día- el articulo 81, MI /fes, <M Testo rcíuncUdc». 53 ÍOSS PÉREZ SEBBANO cienabre de 19S2, ya citada, vino a establecer la doctrina de que ¡a vacación ha do disfrutarse mediante descanso, cosa lógica y absolutamente justa, pero vino al propio tiempo a limitar la facultad del obrero para ejercitar acciones en que se .reclamara el pago de cantidad por concepto de vacaciones no disfrutadas. La tesis de dicho fallo era que únicamente podría ejercitarse tal acción cuando así se consignara en el contrato, lo cual equivaldría a cerrar la puerta a dichas demandas, porque serían escasísimos, en la hipótesis más favorable, los contratos en que figurase tal estipulación, pues lo corriente y normal sería que tal supuesto no hubiera sido previsto. Insistiendo en análoga doctrina, el fallo de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo de 27 de diciembre de 1940, declara, que el hecho de no conceder vacaciones no engendra acción procesal de carácter patrimonial, y que sólo cabe sancionar al patrono con el correctivo que imponga la autoridad administrativa 10. Con todos los respetos, esta tesis, en la actualidad, creamos que no puede sostenerse, porque el texto vigente otorga atribuciones a la Magistratura del Trabajo para entender en las demandas que se deduzcan por incumplimiento- del deber patronal de conceder a sus operarios la vacación anual retribuida. La Magistratura, según los casos, habrá de acordar el pago en metálico de jornales y el descanso efectivo durante el período correspondiente de vacación cuando persistiera el vínculo contractual, o la compensación económica exclusivamente cuando el descanso resultara imposible en la empresa demandada y condenada por haber terminado el contrato. Todo ello sin perjuicio- de la imposición de Sanción. h') Decaimiento del derecho.-—De los dos supuestos que contemplaba el artículo 56 de la Ley de 1981 (contrariar la finalidad, de la vacación y despido imputable al trabajador), la Ley del 41 10 Sobre esta última Sentencia, véase PÍÍKEZ BOTIJA (Suganio), tarios a la misina, ea "Revista General de Legislación y Jurispi'uíiencia" Madrid, juaio ole 54. EL DESCANSO ANUAL OBLIGxlTOEH) y el Texto refundido de 1944 sólo tratan del primero, haciendo caso omiso del segundo, al que después habremos de aludir en el número 10. Se ve claramente la intención del legislador al imponer la devolución del importe de la vacación a quien, no utilizándola para su descanso reparador, trabaja para sí o por cuenta ajena durante el tiempo en que debió vacar. Con respecto a este particular, y a fin de evitar repeticiones, aos remitimos a lo que anteriormente 'hemos indicado al examinan el caso de personal que se despide, con o sin preavisar a su patrono, para continuar la prestación de sus servicios con otro empresario sin solución de continuidad. i') Descuento de permisos.—Dice la Ley de forma tan explícita que apañas si merece la pena insistir sobre el tema, que de la vacación reglamentaria no podrá descontarse día alguno como reintegro o compensación de los permisos extraordinarios que el trabajador hubiera, disfrutado. Debemos considerar comprendidos en este concepto de permisos extraordinarios no sólo los otoi'gados con este carácter, coa o sin sueldo, por el patrono respectivo, sino también las faltas de asistencia al trabajo autorizadas por el artículo 80 de la Ley de Contrato de Trabajo de 1931 (enfermedad de parientes, entierro^ alumbramiento, etc.), por más que en un sentido riguroso y estricto no pueda hablarse de permiso en casos tales, ya que se trata da un derecho reconocido u . Lo que se persigue, asi como en todas las hipótesis previstas por la Ley, es que el descanso pueda disfrutarse íntegro, sin descuento de ninguna clase, único medio de que pueda proporcionar el reposo y el recobio de energías necesarios para que a su terminación pueda volver el obrero con plenitud de facultades a su diana tarea. Por la misma razón, tampoco puede disfrutarse la vaHoy, artículo 67 da la Rsfandtotóu. JOSÉ FÉSEZ SEKEAKO eaeión en plazos, ya que la Ley diee que los días de que se componga han de utilizarse ininterrumpidamente 12. j*) Aplicación y vigencia.—-Es sólo aplicable este epígrafe a fe Ley de 2 de septiembre de 1941, cuyo artículo 2.° determinaba ífue comenzarían a regir sus preceptos al siguiente día a la publicación en el Boletín Oficial del Estado, esto es, desde el 22 de septiembre del indicado año, psro añadía a continuación, que, no obstante, serian de aplicación a las reclamaciones entonces pendientes, o a las que pudieran entablarse en el futuro, siempre que ss refiriesen a vacaciones correspondientes a períodos de tiempo íntegramente comprendidos en época posterior al 1." de abril de 1939. Hoy, publicado el Texto refundido de la Ley, y siendo imposible que se presente en la práctica ninguno de los dos supuestos mencionados, carece el asunto de mayor interés. En cuanto a la fecha de entrada en vigor del Texto refundido, aspecto al cual no se hace referencia alguna en el Decreto que lo aprueba, estimamos, con PÉEEZ LEÑERO, que por tratarse de refundición y recopilación, su vigencia no ha de sujetarse a las normas generales establecidas por el Código Civil M. k') Cláusulas derogatorias.—Hemos dicho ya que el artículo 3.° de la Ley de 2 de septiembre de 1941 lo integraba una cláusula derogatoria. Únicamente nos resta consignar que dicha cláusula era amplísima, pues dejaba sin valor ni efecto todas las disposiciones que se opusieran a lo entonces preceptuado. Por tratarse de una Ley y ocupar por consiguiente lugar preeminente en la jerarquía de las normas, la disposición aludida reunía, desde luego, los requisitos indispensables para derogar todos los preceptos anteriores que se hallasen en pugna con ella: Leyes, Decretos, Ordenes, etc. Y no digamos nada de las simples w Cfr. la tesia sostenida por algunos higienistas, que espoliemos al examinar el aspecto médico-higiénico del descanso. 13 PÉBEZ LKS'BKO (José), Nueva Z&y del Contrato de Trabajo, Madrid, IMé, $.&&. áS, e» nota. m, DESCANSO AHUAL GBLIGATGBIO Resoluciones ministeriales. Interesa destacar que las Ordenes que aclararon la Ley de 1931 quedaron recogidas por la de 1941, motivo por el cual no existe problema en este aspecto. Y en cuanto a las Resoluciones ministeriales, como fueron dictadas ,para aclaración de la Ley en casos no previstos, siempre podrán invocarse como antecedente en supuestos semejantes. Ea cuanto al Decreto de 26 de «aero de 1944, aprobatorio de! Testo refundido tantas veeeg mencionado, contiene asimismo una elá,usTula derogatoria de cuantas disposiciones "se opongan" a lo preceptuado en el mismo, cláusula que sugiere diversas dudas y problemas, llenos de interés, alguno de ellos íntimamente relacionado con la materia objeto de nuestro estudio, que examinaremos al íxaíar de las sanciones apllcablea CAPITULO m ©osa |MS'fe:r!íE£Ífai & l a ILsy col© 31JMUL 9. OBSERVACIÓN DE CAEÁCTUE Por muy completa que sea tina Lsy y por muchas que sean las hipótesis previstas por ella, la viola es tan rica en matices que siempre la supera. La Ley Be limita generalmente a plantear y desenvolver casos normales, y a dejar, en ocasiones, la solución de los casos atípleos a un Reglamento de Trabajo o a una Resolución ministerial, fundada en la contemplación de na problema o una situación concretos, en motivos de conveniencia nacional derivados de la presentación de una circunstancia niomentánea y transitoria, o en la protección de altos intereses, si bien siempre con carácter limitativo y específico, y sin que ello signifique en modo alguno coartar las facultades otorgadas a los órganos jurisdiccionales. A estos casos vamos a dedicar nuestra atención desde ahora, aunque comencemos por una cuestión que, a nuestro entender, debió ser tenida en consideración, máxime habiendo, como había, normas para su solución dictadas en época precedente. 10. PEKSQNAXi DESPEDIDO POR CAUSAS A ÉL IWJPUTABMíiS. Si el trabajador ceaó por causas a él no imputables, tales como reducción de plantilla, terminación de la labor para la cual fue contratado, etc., no hay duda alguna: estamos en. presencia de un. EL DESCANSO ANUAL OBLIGATOEIQ caso previsto y regulado de antemano, y el interesado á&hs cobrar en metálico la parte proporcional de vacación que le pertenezca según BUS meses de servicio y el descanso anual que tenga reeoaoeido. ¿Cómo computar la fracción de mes? La Ley nada dice, pero un criterio de generosidad y de protección nos inclina a pronunciarnos en un sentido amplio: la fracción deberá, contarse como una mensualidad completa de ser-vicios en el empleo, a meaos que en normas de trabajo aplicables se diga expresamente lo contrario. Pero ¿y si el cese es consecuencia de sanción o de despido por causa imputable al trabajador? El artículo 56 de la Lay de Contrato de Trabajo ole 1931 consignaba que en tal caso- se carecería de derecho a la vacación remunerada, pero la nueva redacción del precepto ha eliminado ea absoluto estas palabras. ¿Ha de entenderse, en su vista, que el legislador ha pretendido conceder igual derecho al obrero culpable que al obrero cumplidor de BUB obligaciones, o fea de estimarse que se trata de omisión involuntaria? Si nada dice la Ley, y si se piensa que la vacación es, al mismo tiempo que un medio concedido al trabajador para su reposo, una carga económica para el empresario, podría sostenerse que el operario despedido por su propia culpa tiene derecho a percibir se vacación proporcional con el mismo derecho que el que ostenta para cobrar sus sueldos devengados. A sensu contrario, apoyándose en el precedente establecido po? el artículo 56 (aunque ha de entenderse, sin ningún género de dadas, derogado en virtud del artículo 3.° de la Ley de 1941), y ¿le igual manera que el obrero '«despedido por BU conducta culpabls carece de derecho a indemnización por despido, podría argumentarse que no debe cobrar cantidad alguna en concepto de vacaciones, aparte de que motivos de otra índole, principalmente de tipo moral, tal vez; aconsejaran esta especie de sanción, ya que resultaría injusto equiparar al despedido culpable y al trabajador que cumplió fielmente sus compromisos. Una Resolución del Ministerio, de 7 de noviembre de 1941, ha JOSÉ FSEEZ SE&KAKO aplicado esta última tesis, salvando el silencio de la Ley, aunque & reserva de que la Magistratura de Trabajo, al conocer en SK caso del despido, lo reputara justificado por causa imputable al Y en fecha reciente, la Reglamentación Nacional de Trabajo para la Industria de Artes Gráficas, en el apartado 3) de su artículo 43, habla del derecho a la vacación proporcional de quienes cesen en el traDseurso del año por cansas que no le seom imputables, criterio que recoge el espíritu "justo y equitativo" de la Ley 11. PJSKSONAEJ QUE CESA VOLUNTARIAMENTE EN SUS FUNCIONES. Nos remitimos a lo dicho en. el Capítulo anterior, número 7, apartado f'): el patrono, en este caso, ha de abonar la parte proporcional de vacación, y únicamente tiene derecho a reclamar daños y perjuicios a su operario cuando existiera incumplimiento de las obligaciones establecidas en cuanto a preaviso para dar por conclusa la relación laboral concertada. 12. PEKSONAL CON DOS 'COLOCACIONES COMPATIBLES. Es un caso bastante frecuente en cierta clase de actividades, donde algunos profesionales, de los más modestos, complementan su modo de vivir mediante la prestación de un servicio por el que obtienen una remuneración que sería por sí sola insuficiente para cubrir sus necesidades.. ¿Tiene derecho este personal a la vacación anual en los des eiripleos desempeñados? El Ministerio, en Resolución de 22 de septiembre de 1941, lia declarado cjue lo ostentan, en efecto, en una y otra colocación, ser indiferente que el interesado goce de otra vacación anual loo. efii., pág- a?. EL DESCANSO ANTJAL OBLIGATOEIO como consecuencia del cometido que tenga asignado ea otro lugar de trabajo, pues como tal obrero debe disfrutar la vacación ea todos sus cargos, con la obligación subsiguiente por parte de sus respectivos patronos, de concedérsela en la forma reglamentaria 2» 13. VACACIONES EN INBUSTEIAS COH JOKNADA SEDUCIDA, ETC. Ss traía de hipótesis previsible, cpe iiubiera convenid© regular en las vigentes disposiciones, pero que no ha sido tratada por ellas, con olvido de que las circunstancias adversas por que atraviesa la producción como consecuencia de la anormalidad actual ocasionada por la guerra que hoy padece el mundo, presenta reiterada y lamentablemente la hipótesis de industrias y actividades que no pueden desenvolverse con el ritmo corriente y apetecible. Una antigua Resolución del Ministerio de Trabajo, recaída ea 19 de agosto de 1935, al resolver el expediente número 7.856 del año 1933, declaró que en los casos de empresas que trabajen coa más personal del necesario, mediante turnos o jomada semanal reducida, pero sin realización de suspensiones y menos aún de despidos, el personal así ocupado tiene derecho al descanso anual remunerado; pero a fin de no gravar injustamente al empresario, y para que guarde proporción el trabajo efectivamente realizado con la vacación que haya de disfrutarse, se atenderá a la retribución semanal obtenida: si ésta fue uniforme durante todo el año, la vacación equivaldrá al importe de lo cobrado en una semana, y si fue variable, se dividirá el total de los salarios percibidos en el año por las 52 semanas del mismo, y el cociente representará la remuneración abonable por vacación. La misma tesis sostuvieron las Resoluciones de 17 de junio de 1940 y 12 de abril de 1941, aunque una y otra hicieron la natural salvedad de que el cálculo anterior se hacía sobre la base de que el trabajador tuviera derecho a siete días de descanso, pero 2 Se ventilaba ua caso de dos colocaciones, una de las cuales tenía lagar en un local destinado a espectáculos públicos, en calidad cío acomodador. 61 JOSÉ HÍKEZ SBEBANO u© cuando hubiera de disfrutar una vacación superior según normas, en cuyo caso sería menester prorratear-con arreglo al período de tiempo que tuviera, asignado; agregando la segunda Resolución referida, que ea la hipótesis contemplada nb podía perseguirse la finalidad del descanso, pues el obrero, por su desgracia, ya reposaba suficientemente al no tener ocupación diaria, por 1© enal sólo tenía derecho a la compensación en dinero. Una ÍEÍeresaaíe Resolución de 4 de noviembre de 1941, posterior por consiguiente a la Ley de 2 de septiembre del propio año, lia reafirmado la tesis en cuanto a la retribución abonable y al procedimiento matemático para obtenerla, pero en cambio lia compaginado el abono del importe con el disfrute del descanso, diciendo que ha de distinguirse entre remuwomoión y descanso; la primera se obtiene en la forma señalada, pero el segundo ha de disfrutarse efectivamente durante toda él tiempo que deba abarcar la vacación según la norma legal aplicable. O sea, que si un ©Torero, por ejemplo, trabaja semanalmente tres días tan sólo (jueves, viernes y sábado) y tiene derecho a siete días laborables en calidad de descanso anual, cobraré la correspondiente a tres jorsales (más la parte proporcional del domingo con sujeción a la Ley del Descanso Dominical), pero habrá de descansar ocho días seguidos, dejando de actuar jueves, viernes y sábado precisamente. De esta forma se pretende conjugar la finalidad primordial de la Ley con el cobro justo de salario, y se da ocasión al trabajador, siquiera sea de modo ficticio y aparente, para que pueda aprovechar todo el período de vacación incluso trasladándose a otra lo' calidad para atender a su salud medíanle baños, etc. 14. SANdOMBS 3?0R IK'CUSSPUMIBHTO. Introduciendo una novedad con respecto a la legalidad anterior, la Ley de 2 de septiembre de 1941 estableció que el Magistrado de Trabajo, cuando conociera en juicio «le reclamaciones por vacación no disfrutada y comprobase la infracción patronal es EL BSSCAÍsSO AXCAi OBMÍAT031Q esta materia, impondría al empresario una sanción, fijada a su libre arbitrio, pero dentro de los límites siguientes: no inferior al importe del doble de los jornales que el obrero afectado hubiera debido cobrar durante su descanso, ni superior a la cifra de cinco mil pesetas. .Añadía la Ley que la cantidad impuesta como sanción no aería entregada al trabajador, sino que sería destinada a fines de carácter social, y agregaba que contra, su imposición podría entablarse recurso ante el Tribunal Central de Trabajo, sin. perjuicio de los de suplicación y casación cuando procedieran, seg&n. Ley, previa consignación del importe de ía condena en la Caja General de Depósitos, a resultas de lo que ea su día se resolviera» A nuestro entender, la redacción dada al Preámbulo de la Ley comentada partía de un defecto inicial, y como consecuencia resultó incompleto el texto del articulado al tratar de la materia de sanciones. Quiso decirse, seguramente, que la Magistratura d® Trabajo no podía sancionar anteriormente el incumplimiento de lo ordenado en esta esfera, y por ello se subsanaba añora este defecto concediéndole atribuciones; pero debió indicarse que ello nc obstaba a las sanciones que la Inspección de Trabajo podía proponer cuando averiguase dicho incumplimiento al realizar visitas en uso de sus facultades. L& realidad, a nuestro juicio, era la siguiente: La Magistratura de Trabajo tenía que imponer sanciones en los casos indicados; la facultad que se le otorgaba no era potestativa, sino de tipo imperativo, desde el momento que se decía "irapondrá" en vez de "podrá imponer". Y únicamente quedaba autorizada para ello en los casos en que oonoci'sra ea juicio, de modo que no se le concedía ninguna atribución distinta a la que ostenta en la vía jurisdiccional o contenciosa (aparte la facultad saacionadora). Por otra parte, la Inspección, dentro de los límites del artículo 63 del vigente Reglamento por que se rige, de 13 do julio de 194-0, antes de promulgarse la Le-y élél lyt había de propone? sanciones cuando comprobase en las visitas giradas ojue un empresa-rio no cumplía sus deberes en materia da vacación^ pues al JGSS BO establecer la Ley sanciones especiales para castigar las infracciones observadas sobre el particular, era de aplicación el citado precepto, que precisamente se dictó en previsión de semejantes Mpótesis. ILas dificultades que surgían en la vida real al plantearse cuestiones relacionadas con la vacación ante la Magistratura, del Trabajo, ya que algunos de estos organismos jurisdícionales entendieron que sólo tenían facultades saacionadoras en aquellos casos en que conocían en juicio de demandas deducidas por los interesados, obligó a dictar la Orden de 7 de julio de 19-12, que como motivo básico se fundaba en estimar inaceptable que en esta clase efe infracciones intervinieran dos organismos de tipo diferente, uno del orden administrativo (la Inspección) y otro del jurisdiccional. En su consecuencia, decide que cuando la Inspección de Trabajo estime en virtud de denuncia, o en el ejercicio de sus funciones, que un empresario incumple el deber de otorgar el descanso remunerado a BU personal, levantará la correspondiente acta, que elevará a la Magistratura de la provincia o al Decanato, si hubiese más de una, la cual demanda será tramitada conforme al procedimiento establecido en el Decreto de 13 de mayo de 1938 s y resuelta en armonía con lo prevenido en la Ley de 1941, modificativa del artículo 56 de la antigua de Contrato de Trabajo, produciendo iguales efectos que si hubiera fíidp formulada por el trabajador interesado *. Ahora bien; al transcribirse en el artículo 35 del Texto refundido de 26 de enero de 1944 la redacción dada al artículo referente a la vacación anual retribuida por la Ley de 2 de septiem1 Creador de la Magistratura de Trabajo, a la que traspasa las facultadea contenciosas de loa Jurados Mixtos, que quedan disueltos. 4 Eata disposición, quo impide desde luego la intervención de dos organismos diferentes, e incluso la posibilidad da quo una misma infracción fuera dos veces sancionada, da lugar a otros problemas relacionados con la práctica de la Inspección y con la tramitación de las actas levantadas por los funcionarios que integran dicho Cuerpo Nacional. 64 EL DESCANSO ANUAL OBLIGATORIO bre de 1941, se ha eliminado el párrafo relativo a la facultad sancionadora de que venimos hablando y de que había sido provista la Magistratura de Trabajo. ¿Ha de entenderse que la cláusula general de derogación, contenida en el Decreto aprobatorio del Texto refundido, deja sin efecto dicha atribución? Se ha sostenido que no, pues no se trata de precepto que se oponga únicos a los que alude la indicada cláusula, y se lia argumentado diciendo que es un precepto adjetivo, que por su naturaleza ha de figurar en la Ley procesal laboral, "por lo cual es lógica su omisión, que no significa supresión, en esta lugar de la Ley general, de normas sustantivas" 5. El problema, interesante sin ningún género de dudas, se presta a discusión, aunque nosotros nos inclinemos por el mismo criterio apuntado-. 15. CASOS EXCEPCIONALES DE COMPENSACIÓN EN EFECTIVO. Hemos examinado anteriormente los casos de compensación económica que admite el texto vigente como excepciones justificadas al principio general que rige la materia. Nos falta fijar la atención en ciertos casos no' previstos en la Ley y en los cuales, si bien existen pronunciamientos ministeriales, son de época anterior a la legislación del 41, que no serían ni siquiera alegables. La omisión de la Ley general ha sido subsanada como ahora veremos. Es muy frecuente en la actualidad la existencia de empresas e industrias de interés general que tropiezan para su marcha normal con la escasez o la falta absoluta de personal especialista. Si el personal que actúa en tales actividades descansa, como tiene derecho, durante su vacación la producción disminuye, y ciertas ramas derivadas se resienten y dan lugar a quebrantos irrepara5 PÉREZ LEKEEO, trabajo citado, pág. 21. Véase también HKEWÁIXZ MAEÍÍUIS (Miguel), Tratado elemental de Derecho del Trabajo (Madrid, Instituto tía ISEtudiGS Políticos, 1944, pé,g\ 207). J'OSÉ PiSEfS SESEANO bles, de los que resulta perjudicado el interés general. El lo se salva, ea parte, con la autorización al máximo legal de irabajo en horas extraordinarias, e incluso excepcionalmente en algún día festivo, pero no basta. Ante este complejo, el Ministerio, a título excepcional, por una sola vez y con toda clase de limitaciones y garantías, autorizó a empresarios determinados para que mediante el abono de doble salario (el de vacación y el correspondiente a la labor efectuada), compensase a su personal el descanso anual que debía disfrutar y no disfrutaba. Así podemos citar las Resoluciones de 31 d& mayo, 19 de julio, 21 y 27 de septiembre, 12 de noviembre y 11 y 16 de diciembre de 1840, relativas a ciertas empresas minerocarboníferas, de industrias potásicas, de reparación de material ferroviario y de transportes urbanos. Por no darse todos los requisitos ineludibles, podemos mencionar una Resolución, de 17 de agosto de 1940, en que se denegó la compensación referida, por estimarse que existiendo obreros en paro forzoso dentro de la especialidad del personal que había de vacar, podía ser colocado temporalmente un cierto número deparados mientras los operarios en cuestión descansaban, con lo cual no se disminuía la producción y se proporcionaba labor a obreros que necesitaban trabajo. La novísima legislación francesa (Ley de 12 de abril de 1941) autoriza expresamente al Poder público en su artículo 5.° para fraccionar, suspender y aun suprimir la vacación anual en ciertas actividades, con el solo requisito de que así lo acuerde el Ministro competente o el de Trabajo y mediante compensación económica en caso de supresión e. Este criterio, que es el que había venido aplicándose en nuestro país anteriormente, es el que debiera prevalecer siempre y cuando que nos hallásemos ante situaciones comprobadas en que 0 IfLOKioT, oí>. cit., pág\ 410. Cfr. mi trabajo La legislación laboral francesa posterior al Armisticio (Madrid, "Revista de Trabajo", número 27 del año 1B42, pág. 23). EL DESCANSO AJíDAl OBLIGATOEB) 'a periiileios a, la co= A subsanar la omisión de la Lsy del 41 acudió ia de 2 ole septiembre de 1842, coa arreglo a la cual, en cada easo concreto y cuando los altos intereses de la Economía nacional lo aconsejen, propondrá, el Ministro de Trabajo al Consejo de Ministros la. compensación a metálico, y una, vez acordada ésta se espedirá ©1 oportuno Decreto con las condiciones en que aquélla haya de efectuarse. Como se ve, la medida, de la que se h& hecho uso excepcional, es altamente restrictiva, pero justa y necesaria 7. HBBNAINZ, loo. dt., pág. 207. CAPITULO IV Algrói problema no aclarad© y moraaas sobre vaca-ciósi «a ciertos casos concretos. 16. ACUMULACIÓN DE VACACIONES. No vamos a referirnos a las acumulaciones autorizadas durante la guerra civil española y en fecha posterior, que fueron motivadas por las circunstancias excepcionales entonces imperantes, sino a la cuestión de si en la actualidad podría acordar un empresario, de acuerdo con su personal, el aplazamiento del disfrute de la vacación correspondiente a una anualidad determinada, a fin de acumularla a la del año siguiente. En alguna discusión antigua de Bases de Trabajo sabemos que se planteó este problema, siendo defendida la acumulación por la representación obrera, como medio de que el personal afectado por aquellas normas pudiera, en un momento dado, realizar largos viajes, pero la idea no llegó a cristalizar en disposición concreta 1. En 1940, el Ministerio autorizó en dos ocasiones esta acumulación (Resoluciones de 23 de julio y 31 de agosto), accediendo a la petición en tal sentido deducida, sobre la base de consentir la agregación del descanso ya vencido de 1939 a los que habían de gozarse en 1940 y 1941. Desde luego, y como sistema, lo consideramos inadmisible, pues 1 Oír. mi obra han Nuevas Basca de Trabajo -para til personal de la Banca Privada, p&g. 130. En Chile pueden acumularse las vacaciones, a tenor del artículo 3S del Reglamento de 22 do mayo de 1926: Vid. B. I. T.; Serie hsgiBlatvo&1 182S, Chil., 3. Oo EL DESCANSO ANUAL OBLIGATORIO se prestaría a la comisión de abusos. Imaginemos, por ejemplo, que un empresario, al ser visitada su industria por un Inspector de Trabajo, y al comprobar éste que la vacación no había sido concedida, alegara que ¿aMa acordado acumularla a la del año siguiente. Por ello, }v¿'-i-t, ou.e sintiera efecto, sería menester que la conformidad de las pa.vlea eeíistase de manera fehaciente y que fuese revalidada "fiar aidorídad lacera! competente, en este caso el Ministerio,, y íií¿« í. KICILÍO FJI casos verdaderamente excepcionales. Una Sentencia, del TiíéiMial Supremo de Justicia, de 21 de mayo de 1928: dea and, son aclsrexiela a la vacación anual otorgada a los Gíieisd.cS de la I¿;.r.jia Mercante, que no podían acumularse las vacaeloD.es corrsepoadieíates a varios años. Este fallo, aunque ar/cesiar a. la. Ley de Contrato de Trabajo del año 1931, y por más que se refería concretamente a una categoría profesional determinada, marcó ya un criterio restrictivo, digno de ser tomado en consideración. 17. VACACIÓN EN LA INDUSTRIA SIDEKOMETALÜRGICA. Las Ordenanzas de trabajo vigentes para dicha Rama industrial llevan feclia 16 de julio de 1942 y nada indican respecto a descanso anual feaaimerado, siguiendo en esto a la Reglamentación anterior, que derogaban, de 11 de noviembre de 1938. El articulo 30 de esta última Reglamentación Nacional señalaba que en lo no previsto de manera específica habría de estarse a la legislación general, añadiendo su Orden de aprobación que quedaban derogadas todas las normas anteriores dictadas para la industria referida. Aplicando estos preceptos al supuesto de vacación anual, resultaba que por carecer de valor las Bases anteriores, y por no estar regulada la materia en el citado Texto, el descanso retribuido tendría que regirse por la Ley de Contrato de Trabajo de 1931, y hoy, por su Texto refundido. 69 JOSÉ KSSrZ SKEKAHO Sin embargo, dos Resoluciones del Ministerio, de 7 de agosto y 16 de septiembre de 1940, declararon que en esta esfera el personal de la industria siderometalurgica se regiría por las Bases anteriores, ya dejadas sin valor ni eficacia, siempre y cuando que fueran más beneficiosas y establecieran mayor vacación que la Ley general 2. 18. VACAGIÓM EN LA INDUSTRIA HOTELERA: REMUNERACIÓN ABONABLE. Sabido es que la Reglamentación Nacional para el Trabajo en la Industria Hotelera y de Cafés, Bares y Similares, de 1.° de mayo de 1939, suprimió en todo el territorio nacional el régimen de propinas (artículo 5.°), sustituyéndolo por un recargo sobre el importe de la factura o de la consumición en concepto de "servicio". El artículo 6.° del Reglamento dividió a todo el personal, a efectos remuneratorios, en personal a sueldo fijo y participación mínima en el porcentaje, y personal conderecho principal sobre éste y haber o sueldo inicial a cargo del empresario. Al constituir la vacación anual retribuida un derecho del trabajador a disfrutar de un descanso determinado, con cobro de remuneración, se ha planteado el caso de cuál será la que debe percibir el personal de sueldo garantizado afectado por estas Ordenanzas de Trabajo. Por una parte, el patrono sólo está obligado al abono de una cantidad, que es la que garantiza, y por otra, no cabe negar que esta suma es insuficiente para vivir y representa una mínima parte de los haberes totales obtenidos por el trabajador. La Resolución de 14 de octubre do 1941 declaró sobre este particular que en el caso de que un trabajador de la indus2 Véase FERNÁNDEZ; HGKAS (Amafio) y PÉREZ; SEKKANO (José), Regla- me-ntacionea do Trabajo comentadas, concordadas y al éia, tomo I, dedicado a las do Sid&rowieiulurgia y Óptica y Mecánica de Precisión (Madrid, Uguina, 184:1, paga §5 y 8$). 1® KL DESCANSO ANUAL 0BLIGAT0KIO tria hotelera, cafetera o similar sea sustituido por otro durante su vacación, únicamente tendrá derecho a cobrar los días de descanso anual a prorrata del sueldo garantizado, aun cuando hubiese alcanzado ya éste antes de comenzar a disfrutarla;' mas si el cometido del asalariado es cumplido por sus compañeros, percibirá asimismo la participación en el porcentaje que pudiera corresponderle. Las dos Resoluciones que liemos mencionado en el número que antecede, eran también aplicables al personal de Hostelería, y por consiguiente, si éste tenía señalada con anterioridad a la promulgación de su Reglamento una vacación anual superior a la mínima legal, deberá serle respetada aquélla, como más ventajosa para sus intereses. Modificada la Reglamentación de 1939 por la hoy vigente de 30 de mayo de 1944, su art, 84 recoge la doctrina, sentada en la referida Resolución de 1941. ID. VACACIÓN EN LAS INDUSTRIAS DE SALAZONES Y CONSERVAS DE PESCADOS. Lia Reglamentación Nacional de Trabajo para esta industria, de 17 de julio de 1939, determina en su artículo 17 que, dada la eventualidad y las características de la industria conservera, • el personal, tanto masculino como femenino, que reúna los requisitos necesarios para ser considerado "fijo de carácter discontinuo" o "eventual", y que por su modalidad de trabajo no pueda disfrutar de los beneficios del descanso anual retribuido, será gratificado con un día de descanso remunerado por cada cincuenta días de trabajo al año. Es decir, que el Reglamento señala una forma especialísima da disfrute, en que se otorga, una compensación (no gratificación propiamente), mediante un cálculo prudencial marcado de antemano. 71 JOSÉ PÉEBZ SEBEADO B) ASPECTO MEBICQ-HIGIENíCQ " No sólo hay que estudiar el aspecto jurídico de la vacación anual retribuida, sino el médico-higiénico, del cual arranca en parte aquél. La intercalación del reposo entre las tareas del trabajo es absolutamente necesaria para la "buena marcha fisiológica; prevé la buena administración de la capacidad corporal y ameniza la rutina de la labor diaria con un paréntesis de variedad; puede afirmarse que es el tónico muscular por excelencia, el sedante nervioso, el confortante mental y el cordial sonriente para el espíritu, que jalona la monotonía de los días iguales de lucha" ~. La pausa sistemática que representa el descanso dominical y la fórmula inglesa del "week-end" 5, más útil y completa por su mayor amplitud, ya que permite aprovechar la tarde del sábado y enlazarla con el descanso completo del día del domingo, no bastan para conseguir la finalidad anhelada, que se logra con el descanso anual, constitutivo en la mayoría de las ocasiones del llamado "veraneo", el cual ha dejado de ser un lujo, una moda o un alarde de riqueza, para convertirse en "renovación espiritual, ganancia de pérdidas, equilibración de desasosiegos morales, templanza de tormentos, apartamiento del foco diario de lucha, olvido de preocupaciones y contraste con el medio cotidiano habitual. Vacación que no llene estas condiciones no ha cumplido su misión" 6. Ha de aspirarse a que la vacación constituya un ahorro de salud, una reserva de energías con que hacer frente a las contingencias de la nueva etapa de trabajo venidera; importa el "ha* El autor se complace on expresar públicamente su agradecimiento al ilustre doctor don Juan FERNÁN PÉKEZ, que le lia facilitado numerosos daíDS para el desarrollo' de este Capítulo de su trabajo. 1 GONZÁLEZ GALVÁN (doctor José María), Charlas Médicas: Vacaciones (Sevilla, 1935). B Modernas investigaciones históricas demuestran que en España, y en ciertos Gremios, se implantó ya un sistema semejante de prolongación del descanso semanal hoy conocido coa el nombre de "semana inglesa". 0 IM&em, trabajo citado. 72 EL DKSCANSO ANUAL OBLIGATORIO ber activo", debiéndose ser avaro en el incremento: así como la insensatez del despilfarro es absurda en esta materia, es lícita, en cambio, vina, usura en la ganancia. Resultaría interesante averiguar el valor higiénico de las vacaciones anuales, realizando a tal fin una estadística comparada entre los trabajadores intelectuales y manuales que las disfrutaron y aquellos otros que no gomaron de asueto constitutivo de verdadera interrupción de su trabajo. Otro problema digno de estudio es el relativo a la vacación que mejor conviene según la edad de quien la disfruta; parece ser que para los jóvenes son indispensables, en especial si tienen un desarrollo excesivo, muchos rnás descansos de los normales, y desde luego más que los adultos 7; a medida que se avanza en edad y aumenta la fuerza de ios hábitos y de la costumbre, se hace sentir menos la necesidad de las vacaciones s. Según los higienistas, y esto no ha cristalizado en los textos legales, lo conveniente sería dividir en varias fracciones las "dosis" de descanso, cada una de las cuales habría de formar una pequeña vacación completa, en que se vigilaran lo mismo los descansos que las distracciones. Finalmente, ¿qué clase de vacación conviene mejor a una persona? Tanto el recreo como el reposo han de llevarse a cabo>, preferentemente, según el temperamento y la inclinación de cada cual. Podría afirmarse, como regla general, que al trabajador intelectual le va mejor dedicar una parte de sus vacaciones, a ejercicios musculares, mientras que al trabajador manual le conviene más un descanso efectivo, amenizado, v. gr.,. por la lectura. Lo 7 Entre nosotros, la Orden de Trabajo de 20 de abril de 1942 estableció la obligación patronal de conceder a sus aprendices una vacación anual de quince días, a fin de que puedan asistir a los Campamentos organizados por el Frente de Juventudes. En Bélgica, la Ley de 20 de agosto de 1938 (Rev. Infernal. du Trav., noviembre de 1988, paga. 442 y sigs.), modificativa de la do 8 de julio de 1936, otorga una vacación de seis días a los trabajadores adultos y de doce a los obreros jóvenes. s ROLLESTON (doctor Sir Humphry), UAgo, la Vie, la MalaMe. 73 JOS32 PSSES SBSEANO que interesa es "cambiar de medio y de atmósfera; salirse de sí mismo; pasar una, esponja sobre la propia pizarra mental y, de esta manera, limpiarla, lavarla de! polvo y de los irritantes ole la existencia corriente" °. Lo que tiene marcados inconvenientes es utilizar el descanso anual en el propio domicilio y en la propia residencia; antes al contrario, hay personas a quienes debe recomendarse que lo pasen lejos de su familia y de sus compañeros, y a todas se les debe aconsejar que no continúen efectuando "una parte" de sus ocupaciones. La verdadera eficacia se consigue con una total suspensión del trabajo habitual. En síntesis, con la vacación anual se tiende, por humanidad, por exigencia social económica, por la raza, a revalorizar al hombre que diariamente rinde una labor; el cuidado que la ciencia dicta y la Ley garantiza, se impone para proteger la "unidad hombre" del medio avasallador y destructivo que hoy supone el desarrollo de la vida presente, mecanizada y artificial ie. » FEBNÁN PÉEKK (doctor Juan), ZHvagacUmes estivales: Las vacaciones instas por un Médico. » Doctor GONZÁLEZ GALVÁN, lugar citado. 74 EL SEGURO DE VEJEZ EN LA XVII CONFERENCIA INTERNACIONAL © L.A RELATIVA ÜKGBISrCIA DE LA CONFERENCIA PARA OCUPARSE DEL SEGURO DE VKJEZ.—En la parto XIII del Tratado de Versalles, sección primera, Organización del Trabajo, después de afirmar que la paz universal lia de fundarse sobre la base de la justicia social, se citaba, en enumeración que no era exhaustiva, una serie de condiciones sociales que para evitar la miseria, la injusticia y las privaciones, era "urgente" mejorar; entre ellas figuraban las pensiones de vejez y de invalidez. Para conseguir el elevado ñn de mejorar o impulsar la legislación social de los Estados, se creaba un organismo permanente, de carácter internacional, en relación con la Sociedad de las Naciones, la Oficina Internacional de Trabajo, la cual realizaría su función principalmente por medio de las reuniones de una Conferencia Internacional. La O. I. T., desde su constitución, se vino ocupando, en reuniones sucesivas, de ir convirtiendo en realidad, mediante proyectos de convenios y recomendaciones dirigidas a los Estados miembros, los principios universales de justicia social establecidos en el Tratado de Versalles. En la XVII reunión celebrada en 1933, se ocupó la Conferencia de establecer los proyectos de convenios y recomendaciones sobre el seguro de vejez, invalidez y muerte, catorce años después de haberse firmado el Tratado de Paz. "JLa cuestión del seguro de vejez no se estimó por la O. I. T. tan de carácter urgente como se reconocía en el Tratado de Versalles; antes fueron abordadas otras materias, aunque hay que reconocer que en distintas sesiones anuales celebradas por la Conferencia, se adivinaba que el Consejo de Administración de la Oficina Internacional de Trabajo ins- NOTAS eribiría la cuestión del seguro de vejez en el orden del día de una ác sus próximas reuniones. En efecto, en la séptima reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo—año 1925—se invitaba al Consejo da Administración a que inscribiese en el orden del día de su prósima reunión, a ser posible, el ocuparse del seguro de vejez. Sin embargo, este deseo no se vio cumplido1. La décima reunión de la Conferencia, celebrada en el año 1927, adoptó una resolución invitando al Consejo de Administración a que figurase en el orden del día de una de sus próximas sesiones, el tratar de los seguros de vejez, invalidez y muerte. El ruego se hacía teniendo en cuenta que en muchos Estados ya se habían establecido con carácter obligatorio estos seguros y otros mostraban y a una disposición manifiesta para introducirlos en su legislación. Los principales países habían concertado tratados bilaterales para regular las cuestiones que en el campo del Derecho internacional privado afectaban al seguro de vejez, tratados que estaban fuertemente inspirados en las legislaciones de los Estados signatarios. La adquisición de los derechos a la pensión de vejez tropezaba con las dificultades que suponían unos períodos de espera excesivos, una fácil pérdida de los derechos a la pensión y la limitación de éstos para los trabajadores extranjeros. Estos hechos servían, entre otros, para probar la necesidad de que la Conferencia Internacional se ocupase con carácter de urgencia del seguro de vejez; sin embargo, tuvieron que pasar aún unos años y celebrarse varias reuniones, hasta que en 1933 fue abordado, por fin, el tema del seguro de vejez, después de tantos requerimientos. NATURALEZA JURÍDICA DE LOS CONVENIOS INTERNACIONALES DE TRABA- JO.—Caracterizó siempre los actos de la Conferencia Internacional del Trabajo su tendencia hacia los acuerdos flexibles y su desprecio por las fórmulas rígidas; un organismo internacional como era la Oficina, tendría más apoyo y más fuerza cuando mayor fuese el número de sus miembros, y, para esto, era necesario buscar hacer fácil a todos los países el respetar y aceptar los acuerdos que ella adoptase. La "flexibilidad" de la O. I. T. encuentra su origen en el apartado 9 del art. 405 del Trata1 O. Steln: ¿e ároit International des asswrances, pág. 98. "Esttrait der Recueil dos Qeurs". París, 1929, 78 NOTAS do efe Vcrsallss, que aunque establecía una regla general, no hay que olvidar surgió para encontrar solución a un caso individual y concreto, pero de gran importancia, como fue el que planteó la Delegación de los Estados Unidos; se buscó la compatibilidad de la Constitución federal con la parte XIII del Tratado de Versalles: en consecuencia, por lo que se refería a la Conferencia Internacional del Trabajo, se permitía a los Estados federales, que las materias que eran reguladas en forma de convenio por la Conferencia, en lo que se refiere a los Estados federales, tendrían el valor y los efectos de la simple recomendación2. ¿Cuál es el valor jurídico de los,proyectos de convenios adoptados por la Conferencia Internacional del Trabajo? Para Mahaim, el proyecto de convenio tiene el valor de un tratado firmado por los plenipotenciarios en espera de que sea ratificado por los Estados a . De esta definición resulta que los convertios son actos que n 0 han alcanzado su perfeccionamiento jurídico. La manifestación de voluntad del Estado es la pseudo ratificación, según Scelle acto complejo, a la vez parlamentario y gubernamental, que no es una verdadera ratificación. El Estado realiza un acto de adhesión a un acto legislativo preexistente que hasta entonces carece de fuerza obligatoria 4. Sin embargo, nosotros estimamos repugnante el concepto de adhesión aplicado a un acto de naturaleza legislativa: el derecho privado conoce esta figura jurídica; el aceptante no puede ni discutir ni modificar las cláusulas del contrato; sólo con la aceptación se constituye el vínculo jurídico, el cual algunas veces se encuentra ya preexistente en un sentido material. A la Conferencia Internacional del Trabajo no se le podía atribuir el carácter de una Asamblea legislativa, aunque existan algunas semejanzas materiales y formales en lo que a su estructura y funcionamiento se refiere. La función deliberante de la Conferencia puede hacer que se la confunda con una Asamblea legislativa; sin embargo, en una Asamblea legislativa un acto querido por la mayoría legal se entiende que se acepta por toda la Asamblea. En esto se distingue claramente la Conferencia Internacional del Trabajo de aquélla. Esta hay que considerarla como una Conferencia Diplomática, en la cual la voluntad de los desidentes es incoercible y no se incorpora a la voluntad mayoritaria 5. S. Gamma: JJiriito Tnternasionale del Lavoro, pág. 55. Pavía, 1938, Mahaim: Lo droit international oworior, pág. 711. París, 1813. G. Scelle: Le droit ouvrier, p&gs. 1S3. París, 1928. S. G«mwa: Ob. cit., p&g, 63. NOTAS L¡a Conferencia tiene, pues, en lo que se refiere a los convenios, un poder de propuesta y no un poder de decisión vinculativa para los Estados. Gascón y Marín, al hablar de las posibilidades para una legislación internacional de trabajo, estima que los convenios de Ginebra vienen a formar como el Código de Bases para la legislación internacional. Esta afirmación, que hace Gascón con carácter general, es de aplicación al referirnos al proyecto de Convenio adoptado en la XVII Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo. Los testos que en ella se adoptaron constituyen un verdadero Código de Bases para la legislación internacional del seguro de vejez, por su redacción, contenido y estructura. En ellos se sientan principios que han sido recogidos años más tarde en los Planes de Seguridad Social, lo cual significa afirmar que sus declaraciones aún no han logrado toda su vigencia en el derecho positivo de algunos países, ni han sido superados tampoco como tales principios, como tendremos ocasión de ver más adelante. EL SEGURO DE VEJEZ EN LA XVII CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO.—El texto del convenio de vejez, aunque quiere unificar, parte de reconocer sinceramente las diferencias notables que han existido y existirán, dentro del campo internacional del seguro de vejez, en cuanta a la igualdad de contenido de los regímenes nacionales, de aquí, que siempre se ofrezcan varias soluciones; el sistema de "alternativas" es frecuente encontrárnoslo en muchos artículos; se habla en futuro y en condicional, todo lo cual indica el espíritu "flexible" del texto aprobado en la XVII Reunión de la Conferencia; tanto como las coincidencias de tipo internacional universal, siempre difíciles de alcanzar, importaba hacer surgir coincidencias sobre una base regional, que se regularían por las normas propias de un derecho internacional particular. La división de la materia del seguro de vejez, invalidez y muerte en seis convenios, no deja de sorprender, e incíuBo parecer excesivo el criterio divisionista seguido por la Conferencia; sin embargo, esto no puede entenderse como una invitación a las legislaciones nacionales para regular el seguro de vejez por leyes separadas, siguiendo criterios diferentes para la agricultura y la industria, lo cual s-sría ir contra la idea de la unificación del seguro, que siempre lia estado bien acogida y defendida por la Oficina Internacional de Trabajo. El fraocionamisK83 ° NOTAS to en el írataüiisnto de la materia no es más que una consecuencia del sistema "flexible", por no ser igual el desarrollo del seguro de vejes en las diversas legislaciones. Por este camino se hacía más fácil conseguir las ratificaciones por parte de aquellos Estados que aún no haa introducido todas las ramas de previsión en este campo del seguro, o que se lian retrasado ÍHI lo que sa refiere a su aplicación: trabajadores agrícolas, del mar, etc. Un tasto único que abarcase a los trabajadores en su totalidad, hubiese tenido una adhesión internacional más restringida. El proyecto- de convenio no aspiraba a alcanzar una línea "máxima", sino a imponer unas "condiciones mínimas" con la intención de que los Estados que se encontraban en sus primeras tentativas en la implantación efe este seguro, no les fuese difícil ratificar; en todo casa también servía para impedir un retroceso a los Estados en. los qu© el seguro se encontraba máa desarrollado. No se hacía más que copia? la técnica jurídico-laboral de las llamadas condiciones mínimas del trabajo que la Organización Internacional del Trabajo había adoptado en convenios elaborados en Conferencias anteriores; así vemos que el artículo 1.° dsl convenio número 1 obliga a todos los miembros ratificantes a establecer o a conservar un seguro que se le designa como obligatorio en condiciones, por lo menos, equivalentes a las previstas por el convenio 6. CAMPO DE APLICACIÓN DEL SEGURO.—a) En cuanto a las personas.— Se planteó la cuestión si debía asegurarse la población entera de un país (seguro nacional), o si era preciso limitarla a los trabajadores económicamente débiles (seguro social), o si debía reducirse únicamente a los trabajadores que se encontraban bajo la dependencia de otros. La última fórmula fue la que predominó, sabiamente combinada con posibles aplicaciones de múltiples casos de la segunda. Se quiso que el seguro cubriera a la generalidad de los trabajadores con carácter dependiente. Los trabajadores independientes (de tan fácil equiparación con les dependientes por sus reducidas ganancias, lo que les hacía difícil poderse acoger al seguro libre), fueron excluidos con cautela del con" Articulo 1." Todo miembro de la Organización Internacional del Trabajo <juo ratifique el presente Convenio so compromete a establecer o a conservar un seguro obligatorio de vejez en condiciones, por lo meaos, equivalentes a las previstas en el presente Convenio. 81 ÍTQTA6 venio y relegados al apartado b) del artículo 1." de la recomendación,, el cual no estaba por cierto redactado con excesiva inquietud social cuando exigía que a la condición de trabajadores independientes les acompañase la triste situación de una real "debilidad económica" T. Las numerosas excepciones qus el convenio hacía para excluir del eeguro do vejez una aerie de trabajos y de pers>nas, prácticamente facultaba a las legislaciones nacionales para que limitasen el campo de aplicación del seguro; con una tan larga lista de excepciones como la del artículo 2.°s, el principio de la obligatoriedad del seguro de vejejs j la extensión de su campo de aplicación quedaban muy mal parados al admitir tantas exclusiones. Pero esto obedecía, o era consecuencia, de la obsesión de la "flexibilidad", criterio que la Conferencia estimaba como el mejor remedio para lograr un mayor número de ratificaciones; 1 1) b) Cuando las condicioius económicas, sociales y administrativas lo permitan, las legislaciones nacionales deberán, además, comprender en el seguro de invalidez, vejez y muerto a los trabajadores independientes, económicamente détiles, de la industria, del comercio y de la agricultura. « 2. Sin embargo, cada miembro podrá establecer en su legislación nacional las excepciones que estime necesarias en lo quo respecta: a) a los trabajadores cuya remuneración exceda de un límite determinado y, en las legislaciones que no establezcan esta excepción general, a los empleados que ejerzan profesiones consideradas habitualxnente como liberales; b) a los trabajadores que no reciban remuneración en metálico; c) a los trabajadores jóvenes, menores <Je una edad determinada, y a los trabajadores que, al llegar a ser asalariados por primera vez, tengan demasiad» edad para entrar en el seguro; d) a los trabajadores a domicilio cuyas condiciones de trabajo no puedan eer asimiladas a las del conjunto de los asalariados; e) a, los miembros de la familia del patrono; f) a loa trabajadores ocupados en empleos quo, por ser en EU totalidad y por BU naturaleza, do corta duración, no permitan a los interesados cumplir laa condiciones exigí 'as para la concesión de las prestaciones, así como a las personas que sólo re&lken trabajos asalariados a titulo ocasional o accesorio; g) a los trabajadores inválidos y a I03 titulares de una pensión de invalide» o de vejez; h) a los funcionarlos retirados quo realicen un trabajo asalariado, y a las personas que disfruten de una renta privada, cuando el retiro o la renta sea, por lo menos, igual a la pensión de vejez establecida por la legislación nacional; i) a los trabajadores que durante sus estudios den lecciones o estén ocupados mediante remuneración, con el objeto do adquirir una formación que les permita ejercer una profesión correspondiente a dichos estudios; j) a los domésticos al servicio personal de patronos agrícolas. 3. Además, podrán exceptuarse do la obligación del seguro las personas que, en virtud de una Ley, de un Reglamento o do un Estatuto especial, tengan o puedan tener derecho, en caso de vejoz, a prestaciones, por lo menos equivalentes, en su conjunto, a las establecidas en el presente Convenio. 4. El presente Convenio no se aplicará a loa marinos ni a los pescadores. 82 NOTAS sin embargo, las excepciones prolijas en enumeración y clasificación apenas si hacen número referidas a la totalidad de la población trabajadora9. El convenio, a la vista ds las situaciones creadas en la mayor parte de las legislaciones nacionales de que se salga de la obligación de estar asegurado sin tener derecho a la pensión, ofrecía dos alternativas: o continuación voluntaria del seguro o mantenimiento de los derechos mediante el pago regular ds xina prima especial con esta finalidad, que era en sí una verdadera prima de reconducción. b) Mil cuanto al tiempo.—El alcanzar una determinada edad da al trabajador derecho al reposo, o acaso, quizá wx deber de dejar el puesto a otro. Este derecho es la contrapartida al trabajo prestado por la persona durante un largo período de tiempo, durante el cual ha vivido y mantenido a su familia, pero también ha contribuido a la formación de un capital que sirve al bienestar general. El trabajador so convierte en. un acreedor de la sociedad, de la que puede reclamar una compensación para que restablezca el equilibrio entre lo que le ha dado y lo que de ella ha recibido. La fijación de la edad de vejez significa la fijación del punto de ese equilibrio. La permanencia en el cargo y la normalidad en la prestación de los servicios, dice Jordana de Pozas al hablar de las clases pasivas, están considerablemente influidos por la regulación de los derechos de jubilación por inutilidad, por edad y por años de servicio. Esto es de aplicación al seguro de vejez, porque no hay que olvidar, como dice el autor mencionado, la enorme inspiración que han tenido los seguros de vejez en los regímenes de clases pasivas10. Por otra parte, la fijación del momento de derecho a la pensión puede descansar en la valoración de la fuerza de resistencia del organismo, lo que permite muchas variantes en relación al sexo, lugar, profesión, etcétera. Sin embargo, las legislaciones nacionales no querían ligarse a un concepto rígido de causas fisiológicas de la vejez, y aun dentro de esta tesis, optaban por el concepto legal que inicia la fecha de la vejea antes que aceptar un concepto fisiológico de la misma. También se prevé 9 S. Gemina: Ob. cit., pág. 274. Li. Jordana de Pozas: Tendencias modernas sobre el régimen do las Clases pasivas, págs. 4 y sgts. Madrid, 1923. 10 83 NOTAS en leyes nacionales de carácter flexible, que el asegurado pueda anticipar o diferir la edad para el percibo de la pensión ll . En lo qao se refiers a la edad para percibir la pensión de vejez, al convenio llegó a una fórmula de "transacción" para no obstaculizar las ratifleexioiiss. S-3 actuó sobre la necesidad de estimar una "media legislativa", y así se fijó el límite máxima de edad en sesenta y cíneo años en el convenio, mientras que el reducirlo, cuando las particulares circunstancias lo permitiesen, fue objeto de la Recomendación, la cual establece una forma gradual para ir rebajando la edad de retiro hasta llegar a los sesenta años, para aligerar sí el maredo de trabajo, en cuanto la situación demográfica, económica y financiera de los países lo percutan. La flexibilidad admitida es tan grande, que prácticamente los Estados quedan dentro de la más amplia libertad para hacer lo que estimen más conveniente. DSKECHO A LAS PEESTACIONBS.—Se quiere que el asegurado haya pagado un número' de cuotas para evitar el abuso y posibilidad de una afiliación "in extremis", especialmente para los casos de muerte. Resultaba difícil llegar a un acuerdo en cuanto al número de cuotas. Forzosamente han de variar según el país, el tipo del seguro, la edad, el el sexo del asegurado, etc. El período de carencia o de espera está previsto en casi todas las legislaciones, por eso se introdujo en el convenio una cláusula que permitía subordinar el derecho a la pensión, al cumplimiento del período de espera, al pago de un número mínimo de cotizaciones, ya desde la iniciación del seguro, ya en el curso de un período determinado que preceda inmediatamente a la realización del riesgo. No se fijó límite de duración del período de espera. Se dejó para la recomendación, la cual, en su artículo 16, aconsejaba no sobrepasar los ciento veinte meses, las quinientas semanas o los tres mil días, o sea, que no se exceda del plazo do diez años. Se establecía el principio de la asiduidad del pago; ahora bien, la interrupción de éste no significaba anular las cuotas ya ingresadas. El convenio garantizaba al asegurado el mantenimiento ds sus derechos si la interrupción había sido de corta duración, y en cualquier modo la conservación de lo ingresado, consintiendo sólo a las leyes nacionales 11 84 S. Gemma: Ot>. cií,, pág. 2C3. NOTAS nacer cesar la validez de las cotizaciones al expirar un plazo variable o Sjo que transcurre desde la cesación de la obligación del seguro. pensiones se determinarán de acuerdo o no con el tiempo transcurrido en el seguro, y consistirán en una suma fija o en un tanto por ciento del salario asegurado, o en una suma variable según el importe de las cotizaciones pagadas. El suplemento de pensión, establecido en muchas legislaciones para los casos de cargas familiares, no quiso hacerse eco de ello el convenio y lo dejó abandonado a la recomendación, la que extendía, edeíaás, la percepción de dichos suplementos a los casos de cónyuge anciana o inválida o cuando el pensionado necesite de la asistencia constante de una tercera persona. La recomendación fue en este aspecto amplia y generosa. En el convenio no se estimó conveniente fijar el "cuantum" de las pensiones de vejez porque podría fijarse un mínimo demasiado bajo, que podría ser inferior al ya alcanzado por las legislaciones más avanzadas, y entonces sería un mal ejemplo o una invitación a rebajar el mínimo legal. Un mínimo alto tenía el inconveniente de que impedía a algunos Estados de menor potencia económica la ratificación del convenio. La pensión se podía establecer referida al riesgo cubierto según dos sistemas fundamentales: o uniforme para todos los asegurados, o variable. El primero, a su ves, es susceptible de subdivisión: 1.°, uniformidad que asegure al trabajador y su familia el tenor de vida anterior a la realización del riesgo; este sistema tenía más de teórico que do práctico; y 2.", uniformidad que se limita a garantizar una pensión no ya proporcional al daño sufrido, sino que sea suficiente para asegurar un mínimo de existencia12. Por la relación qug existe entre pensión y esfuerzo de previsión, el importe de ella no puede ser igual para todos porque depende del número y del valor de las cotizaciones ingresadas. Este principio ha sido principio aristocrático o conservador del trabajo. En el convenio sa encierra la posibilidad de caducidad o suspensión total o parvejez se encierra la posibilidad de caducidad o suspensión total o parcial del derecho a la pensión; este derecho no ha de ser tan gracioso que s?3 haga de un carácter ilimitadamente extensivo; s© ha de limitar FIJACIÓN DE LAS PKESTACIQNES.—Las u S. C-emroíi,: Ob. cit., pftJT. 3ÍFÍ. MOTAS o se lia de suprimir, según los casos; lo otro significaría fraude, despilfarro, gestión antieconómica, etc., lo que produciría graves perjuicios a la seguridad del régimen económico del seguro de vejez. También no hay que perder de vista la situación de la mano de obra: el seguro de vejez actúa también como regulador parcial del mercado de trabajo. Habrá que evitar la acumulación de pensiones por conducto de los seguros sociales obligatorios en los casos en que el interosado tenga un empleo sujeto a la obligación del seguro. FTKfANCiBKO DEL SEGURO »K VEJEZ.—El seguro no puede perseguir ningún fin lucrativo cuando tiene carácter social; este principio, tan tradicional, está recogido en el convenio, qua establees, por lo anterior, la obligatoriedad para el trabajador y el empresario de contribuir a crear los fondos del seguro. La participación del asegurado da el fundamento del derecho subjetivo a la prestación. Ss admite la bipartición o tripartición en cuanto a la formación de los fondos del seguro. Se desecha la forma unilateral de que sea el patrono el que sostenga exclusivamente la carga del seguro. Los representantes ds los asegurados participarán en la gestión da las instituciones del seguro en las condiciones que determinen las legislaciones nacionales. El patrimonio de las instituciones y los fondos del seguro deberán ser administrados separadamente de los demás recuraos de la Administración pública. Los fondos del seguro no pueden confundirse eon los del erario público; es algo que pertenece a la masa Se los asegurados, lo cual justifica la intervención de ellos en su gestión y administración. No pueden correr los riesgos da los fondos públicos, sino que se han de desligar de la suerte de éstos. Son. bienes económicos que deben ser situados en todo- tiempo por los Gobiernos dentro del marco de la neutralidad política y d© la neutralidad económica. EXTRANJEROS.—La extranjería no será obstáculo para disfrutar de los beneficios de las leyes del seguro de vejez. El convenio parte de la necesidad de que los Estados ratificantes concedan igualdad de trato a loa nacionales y a los extranjeros, lo que Secretan ha llamado la reciprocidad automática13: igualdad da derechos y deberes, obligación do 33 J. Secretan: ües conventions internailonalss (lu travull ei l'ideníUó ás traiteitient, par voie de réciprocité, des travailleurs nationares et étrmigors, pág. 783; "Revutj IntenraUoiial &a. Travail", junio 1923. 86 NOTAS asegurar y de pagar las cuotas. Pero esta igualdad no será absoluta, permitirá a los Estado que reserven a sus ciudadanos las ventajas atribuidas a los asegurados que escedieren de una cierta edad en el momento de entrar en vigor la legislación del seguro obligatorio. El Convenio sienta el principio del "locus rtígit actum", y por tanto, el seguro de vejez se regulará por la ley aplicable al lugar de trabajo del asalariado. No obstante, y siguiendo el sistema de la "flexibilidad", al que nos hemos referido repetidas veces, sa permiten derogaciones convencionales entre los Estados interesados, para regular mejor ios casos, a que puede dar lugar la discontinuidad del seguro, a la que se encuentran expuestos aquellos trabajadores que al servicio de la misma empresa trabajan unas veces en un Estado y otras en otro. COMENTARIO FINAL.—El convenio d© vejez, como hemos visto, se inspira en un criterio de flexibilidad y de libertad para que los Estados puedan organizar mejor el seguro. Es ponderado en sus conclusiones, ya que viene a recoger la media aritmética legislativa de loa regímenes existentes en el tiempo en que se elaboró para ver cumplido así su principal objetivo, obtener el mayor número de ratificaciones. Impera en el convenio el principio social prooperario, pero el eistsma de alternativas que se sigue en algunas ocasiones, el remitirse frecuentemente a la recomendación en los casos decisivos, agudos, que s® tienen que resolver, permite decir que la doctrina del "rebus sic staniibus" puede admitirse dentro del Convenio del seguro de vejez: cuando ias circunstancias cambien podrá cambiar la estructura del seguro, y así, la edad, la pensión, la cotización, etc., se pueden convertir, aun dentro de una seguridad jurídica en conceptos, "oscilantes", según el convenio, inspirado en la buena fe, en la ponderación y en el sentido políüco y diplomático qus presidió aquellas reuniones celebradas en el año 1933 por la Conferencia Internacional del Trabajo. Cada nación puede y debe desarrollar su propio sistema de seguro de vejez ds acuerdo con sus necesidades particulares y sus tradiciones nacionales. El convenio d evejez no significa que una nación, para, establecer el seguro, espera a que otras naciones hagan lo propio. Sa reafirmaba así al principio de la soberanía de los Estados do la no intervención en los asuntos interiores de los países. El desarrollo del seguro de vejez es conveniente, tanto gara la se> 81 NOTAS guridad interna como para la seguridad internacional y la paz del inundo. La cooperación internacional en el seguro de vejez debe inspirarse en la protección de los derechos a beneficios adquiridos por los ciudadanos de otras naciones en el caso de emigración. Los tratados internacionales deberían ir más allá y proporcionar el intercambio de los derechos adquiridos, de tal modo, que un obrero que vaya de una nación a otra puede gozar de los derechos acumulados. Los principios del seguro de vejez establecidos por la Conferencia, quedaron bien pronto anticuados, aunque más bien en sus formas que en sus esencias. La interpretación clásica, subjetiva, del seguro de vejez, va siendo sustituida de día en día por los principios objetivos, por ios conceptos físicos que implanta la Seguridad social en el campo de la Previsión. La Seguridad social se ofrece a todos; la Previsión social, tal como ss reflejaba en la XVII Reunión de la Oficina Internacional de Trabajo, era un sistema que se refería principalmente a los económicamente débiles, a cierta condición humana de trabaja/lores. La Seguridad Bocial qtúere evitar y remediar la miseria en cualquiera de sus formas o manifestaciones; sin embargo, no rompe definitivamente con el pasado: un espíritu conservador y avanzado al mismo tiempo está presente en ios conceptos de previsión social modernos; junto a la redistribución de la riqueza, la autonomía de las instituciones estatales aseguradoras; el carácter tuitivo del seguro de vejez como premio o recompensa, junto a la conservación do la merced y el auxilio en las Instituciones de Beneficencia y Asistencia que se mantienen, dándoles nueva estructura y orientaciones. De la XVII Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo a la XXVI Reunión de Filadelfia han transcurrido nueve sesiones de este Organismo a lo largo de una docena de años agitados y decisivos en la Historia. Han perecido muchas instituciones y ha cambiado la fas de otras; pero los acuerdos que sobre el seguro de vejez se tomaron, los principios de Previsión social que allí se establecieron, son hoy por hoy unas sólidas condiciones de seguridad y de paz que los Estados se deben esforzar por lograr más plenamente y por conservar, ya que han eido ratificados por la Conferencia de Filadelfia. HÉCTQB MáBAVALL CASESNOVES. 88 1. EFECTOS » S LA AX/HSKACIÓN DE TARIFAS DS sAiasios MÍKKHOS E2í LAS RELACIONES LABQItALES. ES mecanismo jurídico de la fijación, de salarios mínimos plantea una serie d© problemas múltiples, de gran interés para el jurista. Problemas teóricos y prácticos a la vez, porque si de un lado afectan profundamente a la dogmática doctrinal, de otra parte fuerzan -a ésta a buscar soluciones específicas para. <el campo laboral, las cuales, naturalmente, producen una inmediata repercusión económica en los derechos de las partes de la relación de trabajo. Ea otro lugar hemos expuesto los temas fundamentales qu3 suscita el ordenamiento de salarios (el concepto legal del salario mínimo, los efectos novaeionales de las modificaciones de tarifas, el alcance del principio de irretroactividad a tales efectos, etc., etc.) x. No vamos a repetir, por lo tanto, todas estas cuestiones, aunque muchas de ellas estén íntimamente ligadas con la del epígrafe enunciado. Abordamos ahora en esta nota una materia que ofrece indudable y particular curiosidad, a saber: la incidencia de los aumentos en las tarifas de salarios eizaado existe una remuneración mista de sueldo inicial y comisión. Varias son las maneras de operar la subida de salarios en estos casos. Puede incrementarse el mínimo inicial independientemente de las comisiones; puede calcularse la mejora sobre la totalidad de los emolumentos, y si éstos rebasan el tipo mínimo, estimar que no procede aplicar el r/iimento; cabe también seguir un criterio mixto de proporcionalidad. 1 Salarios. Régimen legal. Tarifas miaimao. Madrid, 1944, Instituto de Estudios Pciüticoa; pág, 72 y sigs. S OT A 3 Este úiümo ha sido el criterio seguido seeieateiaEnfe por la Sala ds lo Social del Tribunal Supremo, al casar y anular una sentencia dictada por el tribunal "a quo". Dicho tribunal había estimado en su fallo que el anmento en las retribuciones debía operarse de conformidad coa. el primer criterio apuntado, en tanto que el recurrente pretendía cargar aquél de la forma que se espresa en la segunda solución, eg dscir, con la de cubrir los aumentoe por la parto de comisiones. La primera solución podríamos decir que es una solución de estimativa económica. Si la subida de salarios tiene por objeto aumentar las retribuciones del trabajador, éstas deben elevarse en todo caso, aun cuando sus percepciones sean superiores en su totalidad al tipo mínimo fijado en las nuevas bases o reglamentos de trabajo; las mejoras por éstas introducidas implicarán una elevación absoluta, equivalente al porcentaje de la mejora. Así, pues, si el salario antiguo es 300, y el nuevo 350, habrá de aumentar en 50 pesetas más; y si la totalidad de'percepciones ascendía a 425, con las nuevas tarifas deberá ser 475. La segunda solución, o sea la de afectar el aumento a la parte de comisiones, es correcta desde un punto de vista estrictamente jurídico. Se ñja un contrato por un sueldo mínimo garantizado en dos vías, tipo fijo y comisión; si ambas arrojan una cifra superior a la de las nuevas bases, no hay porqué operar modificación coatraactual. Así, en el ejemplo propuesto el sueldo mínimo nuevo es 350; supongamos qua el empleado perciba en su conjunto, entre sueldo inicial y comisiones, 425; no habría motivo para producir una modificación en IOE contratos. La tercera solución, que, como decíamos, es la que ha sido acogida por el Tribunal Supremo, señala una directiva de alta justicia social. Ss estima que los aumentos de salarios tienen por objeto fines distintos a los del salario mínimo. Este, mejor dicho, la fijación, de tarifa^ mínimas por primera vea en actividades no reglamentadas, persigue como objetivo capital evitar abusos; esto es, el prevenir especialmente el llamado sweaiing system J la concurrencia desleal. Cuando so señalan unas tarifas para remunerar trabajos en donde antes no había límite alguno de retribución, se hace preferentemente en orden a la necesidad do evitar el envilecimiento deí salario, reprimir las explotaciones del hombre por el hombro, guardar al obrero da la necesidad de trabajar mediante una cantidad irrisoria, defenderle de la concurrencia de otros trabajadores que puedan ofrecer 90 £í O T Á S sus servicios por mi salario bajo, y proteger a las mismas empresas contra otras empresas desaprensivas que pagan peor a su personal y pueden así trabajar a coste reducido 2. Pero no son éstos los objetivos básicos de las modificaciones d® salarios en actividades ya reglamentadas, es decir, en donde existes, ya marcados unos tipos mínimos efe retribución para las distintas categorías profesionales. En estos casos el aumento en las retribuciones ss encamina principalmente a estos tres fines: a) Cubrir la desnivelación del índice.de precios *. b) Aumentar la participación en el producto del elemento tamaño. o) Mejorar el nivel de vida de los trabajadores. Contando con estas tres premisas político-sociales no puede, puea, admitirse, ni siquiera en buena lógica jurídica, que una profesión, en donde se manda subir los salarios puedan las empresas conservar intactos los contratos de trabajo que tuvieran concertados antes de la subida. Esta última habrá <La gravitar forzosamente en las relaciones económicas con el personal, y para ello la solución encontrada por nuestro Tribunal Supremo no puede ser más equitativa. La sentencia de 16 de mayo de 1945, en sus considerandos n, HE y IV, fija escuetamente la doctrina indicada. La cuestión fundamental que se plantea en el recurso que origina esta sentencia es la de determinar cómo debió interpretar el Juzgador de Instancia el contrato de trabajo pactado entre el demandante y la demandada, en el sentido de atribuir sólo a ésta el pago de la parte de salario que ha sido objeto de aumento en la Base de trabajo aprobada con posterioridad a la celebración del contrato de 7 de noviembre de 1932; o bien si al estipular en tal contrato que el sueldo formado por la parte que abonaba la Compañía demandada y la parte de comisiones, si las hubiera, qu© debían computarse a tal fin do los seguros producidos por '• Hsta noción elementa,), y primaria <Sel salarlo mínimo 63 completa, actualmente con otroa ingredientes sociales: mínimum vital, mínimum familiar, etc. Incluso se lia llegado a hablar ele un salario mínimo psico-sociológieo. Vid. E\ BB MÍINTHON, prof. do la Facultad do Derecho de Nanoy, en BU estudio "Lo salairé psycho-soeiologiquo". Malangos Truehy, 1938, •p&.gs. 355 y slgs8 SIMIAND, Prcoir y otroa autores? han planteado en este sentido la conveniencia do una escala, móvil de salarios, es decir, una adecuación entra «alarlo nomitial y salario real. Un ejemplo interesante solare el procedimiento de encajar los aumentos dol índice do precios en los ¡salarios, puede verse en el portugués A. J. nA SIOTTA VBIGA, "A regulamentagao do salario". Oporto, 1S44, paga, g© y siga. 01 NOTAS el actor, habían de contribuir también a enjugar ese aumento de sueldo, en todo o en parte, como sostiene la recurrente. "Al establecerse en la Base segunda, en su número 2.°, del contrato referido, que el sueldo se formaría con la cantidad de 215 pesetas, a cargo de la Compañía, más 115 pesetas, también, mensuales, de 3 o que correspondiese cobrar al empleado por las comisiones, si las hubiere, integrando entre ambas partidas el total de 330 pesetas mensuales, que era el sueldo mínimo fijado en las Bases para esta clase de empleados, quedó manifestada expresamente por ambas partes su voluntad de que se pagaría el sueldo con un 65 por 100 por la Compañía y un 35 por 100 con la parte que al empleado correspondía en sus comisiones, si las hubiere, pues si faltaban éstas la Compañía garantizaba al empleado la totalidad del sueldo, y siendo eso lo convenido, no hay razón para alterar tal proporción, cuando los sueldos mínimos de las Bases de Trabajo han sido aumentadas, y al no estimarlo así la sentencia recurrida es manifiesto que ha infringido los preceptos que se indican en el primer recurso, ya que imputa al pago de la totalidad de los aumentos a la Compañía. IV. CONSIDERANDO: Que, conforme con tal doctrina, es de apreciar error de hecho en la estimación de la prueba, toda vez que del contrato de trabajo obrante en autos se deduce tal error, por lo que procede casar y anular la sentencia recurrida, aunque no en la manera que la parte recurrente solicita, de atribuir todo el pago de los aumentos a la parte de lo que el empleado debía cobrar de comisiones, sino en la proporción del 35 por 100." H© aquí cómo las cláusulas contractuales pueden servir de módulo para adaptar los uniforinismos reglamentarios a las específicas relaciones de trabajo. Si aquel contrato no hubiere existido, la mejora de salarios hubiere sido difícil de llevar a la práctica en el presente caso. Xa empresa abonaba al empleado una retribución superior en su conjunto a la que las nuevas bases marcaban, y respetaba, por lo tanto, el mínimo legal. Pero el contrato sirvió para poner de manifiesto una situación especial, en donde la retribución de servicios era calculada en parte por medio de primas al rendimiento. Los contratantes habían prefijado, si no en porcentaje, como hac© la sentencia, sí en términos globales, el cálculo de aquella participación. Por tanto, sobre esta base NOTAS había de imputaras el grado de mejora de salarios, pues al operar de otra forma se habría reducido la remuiieraclón del super-rendimiento. Caso distinto hubiere sido el de que los contratantes al estipular el convenio laboral se hubieran limitado a establecer uns cantidad fija como remuneración, sobre •el supuesto de un sueldo mínimo garantizado por participación en comisiones. Pero los problemas que suscita esta nuevo tema son harto más complicados y alargarían coasiderableinenta €l espacio de que tüsponomos al redactar estas notas; dejémoslos para mejor ocasión. 2. LA PROPINA como CAUSA BESCISOBIA BEL COSTÍKATO WB TRABAJO. Constituya la propina una de las instituciones Eiás debatidas del régimen jurídico del salario. Desde el insigne IHIDKEHX, que dedicó al tema una monografía 4, hasta los modernos sistemas legislativos que proscriben su empleo, han sido muchas las oponiones sustentadas s. Curiosas han sido, en efecto, algunas de las teorías formuladas para encuadrar jurídicamente aquella institución. VOIRESÍ dice que la propina "hace de puente entre dos contratos qu©, sin embargo, permanecen inconfundibles : un contrato celebrado entre un jefe de Empresa y sus clientes (contrato de hospedaje, de transporte, etc.), y un contrato de trabajo celebrado entre este mismo jefe de Empresa y su personal". MARCHBTTI recurre, para definir la propina, a una figura geométrica: a la imagen del triángulo. Los ángulos representan los sujetos de las relaciones jurídicas, y los lados constituyen estas relaciones. Ninguno de éstos tiene contacto con los otros; sin embargo, no es completamente independiente de ellos. Los sujetos son el empresario, el trabajador y el cliente; las relaciones jurídica son un contrato de trabajo entro los dos primeros, un contrato de naturaleza varia entre la Empresa y el cliente, y una relación jurídica accesoria de los contratos precedentes y quo tiene su origen en la entrega de la propina. Ninguno de los tres sujetos tiene la figura de tercero respecto de las relaciones entre los otros dos. El primer contrato so estipula sin que el cliente sea to4 TLWIITKG: Das TrinkcngeM, segunda ed., 1SS2. J. F. BACII : Le pourboire-salaire. Para una más completa información bibliográfica remitimos al lector a nuestro libro Salarlos. Régimen Zagal. Tarifas rMxiiriia, pág-s. 40, 121 y 247. 0 £3 NOTAS mado en consideración; e igualmente el segundo contrato, entre el cliente y la, Empresa, se acuerda sin hacer referencia al trabajador. La pro» pina ss da inínitu personas prescindiendo de la Empresa. Esto último autor niega a la propina la naturaleza de donación, porque el motivo último y determinante del pago de la propina no es el mero animus donandi, sino la satisfacción por el servicio obtenido o el deseo de que éste sea perfecto, o el temor del descuido o negligencia por parte del trabajador en el caso de qu© aquélla no se le diera, o, como dice BAEASSI, la costumbre, el ejemplo 'de lo que los demás hacen y que nos mueve a no cometer una descortesía; o, como dice MAEOI, no sólo el hábito y la generosidad, sino también la vanidad y el egoísmo; o, como apunta VOIREST, un motivo psicológico primario de satisfacción por el servicio recibido, al cual se suman otros motivos secundarios, como la vanidad y la piedad, constreñidos todos ellos por un movimiento esencial, y es la creencia d© que existe el deber de remunerar con gratificaciones determinados servicios, contribuyendo a la propagación de esta creencia el espíritu de imitación, y quo engendra, como dice'BEUGí UB uso o una costumbre social. También se estima que la propina es dada muchas veces con el fin de liberarnos de una deuda, deuda que, aun no apoyada por acción, tiens carácter jurídico, porque se fundamenta en la opinio necessitaüs que la práctica constante ha impreso sobre la propina. En la doctrina y en el derecho francés, VOIRIN resalta la teoría de la obligación natural, teoría que no se estima aplicable a la propina porque la obligación natural tiene carácter oneroso, mientras que la propina se dice que es de índole gratuita. Pero hoy los tiempos han cambiado. Se cumplieron los términos del emplazamiento que hace años se hiciera al predecir la desaparición de la propina del campo de las relaciones sociales, y los juristas que antes se preocuparan de estudiar su naturaleza para presentarla como institución normal, hoy la consideran como sistema patológico de remuneración do servicios, como medio de cohecho, como causa rescisoria del contrato laboral, en cuanto quebranta relaciones de lealtad y fidelidad del trabajador para con su empresa. La antigua adehala va siendo sustituida por recargos en el servicio. La sustitución se fundamenta en razones de orden moral que tienden s evitar el servilismo o el favoritismo del trabajador, y en razones de or94 NOTAS dea económico que buscan en aquellos recargos im procedimiento fácil para asegurar salarios mínimos. La Ley española del Contrato ds Trabajo, efe 21 da noviemb¿'3 cte 1931, no mencionó la propias sino para prohibirla. M testo refaadido de 1944, en su, artículo 70, persiste su aquella orientación, si bien ea su art. 71, que corresponde exactamente al 83 da la Ley anterior^ atenúa un tanto aquel principio s . Por ello interesa destacar la doctrina de una sentencia reciente, al marear una tendencia contraria a propinas que vinieran impuestas por añeja costumbre. La Sentencia de 7 de aiayo de 1945 coincide a esto respecto con otra de 30 de abril del corriente año, por la que se casa na fallo de la Magistratura de Trabajo de Sevilla. Dícese en la primera de estas sentencias que la aceptación de propinas por obrero o empleado afecto al servicio de ferrocarriles, cuando expresamente no le autorice a ello su contrato de trabajo o lo consienta la empresa, implica acto contrario al deber de ñdelidad que los artículos 82 y 83 de la Ley de Contrato de Trabajo de 21 de noviembre le 1931 recalcan, aludiendo al soborno-cohecho si se trata de funcionarios públicos, por la mera percepción da regalos en atención al cargo y a cualquier gratificación al delegado interviniente en negocios del principal. He aquí, pues, tipleada la figura de la percepción no autorizada de propinas. Se estima un caso de cohecho. Pero no termina ahí la sentencia comentada, sino que so hacen además una serie de consideraciones político-sociales de cierto valor moral, económico y sociológico. Se supone que el hecho de admitir propinas en tales cases implica una "conducta incorrecta en el deber de cumplir su cometido, sin influencias codiciosas; enuncia también, cuando se trata de servicios públicos y necesarios, sistema propicio a perturbarlos encareciéndolos; si con generalidad Ee produce, puede convertirse, y de hecho se traduce, en imposición coactiva para- quien necesite el servicio, ya que, naturalmente, ha de pensar que si a contribuir no se aviene se le obstaculizará su prestación ; y, en fin, entra en el concepto de lo ilícito,, por prohibido, por antitético a la probidad". ' La propina implica, pues, en estos casos un encarecimiento abusiva 0 V. los comraiiarioa que hacemos en este sentido c,a nuestro libro El Contrato Trabajo. Madrid, 1045. Instituto da Estudios Politicón; pág. 228. 95 MOTAS de los servicios; acto ap-tieconónáeo e ilícito; acto antisocial, perturbador de la buena administración cíe les servicios públicos. Se gravan con recargos no autorizados (antes Mea prohibidos) el importe de su satisfacción; pero, además, lo que es todavía más grave y perturbador, se produce una "rarefacción del servicio", pues el ánimo de lucro liará que se simule mayor demanda para provocar más i3ingiie recompensa e incluso se desatenderá o retrasará la satisfacción efe necesidades para conseguir tales propósitos. Por último, la doctrina legal reitera que es "signo, sin duda, la expresada percepción de propinas, directa o indirectamente sugeridas, con voluntad más o menos espontánea de quien las dé, de un proceder desleal, comprendido en el apartado e) del artículo 89 de la antes citada Ley" (correspondiente al apartado c) del art. 77 del nuevo texto de 1944). Lo que constituye motivo justificada para rescindir el contrato de trabajo. BOTIJA. 96 W. F. LOFTHOUSE : The Wamily and the Btate.—Londres. "Th© Epworth Press", 1944; 145 páginas. Le familia como institución social está íntimamentei unida coa la Tida humana. Ninguna otra tiene tantas referencias a los diversos aspectos de la humanidad y las transformaciones sufridas en su historia ofrecen una radical influencia en el Estado. El presente libro se propone estudiar los efectos de la legislación social moderna en la relación familiar y en especial la influencia que la fe y los deberes cts la comunidad cristiana pueden tener en su verdadera naturaleza. Es la más importante y fundamental do nuestras instituciones sociales. Como forma social universal está lejos de ser uniforme. Se ha dicho en ocasiones que es el producto de un amplio proceso de evolución mundial a través de distintos tipoa de unidad doméstica. Quizá, esta afirmación sea demasiado aventurada, pues no queda lugar a duda que la familia típica—padre, madre, progenie'—ss encuentra en todas las comunidades, y que este núcleo social S3 representa a través de todos los siglos cristianos como una forma indisoluble y perfecta, superando todas las irregularidades que pueden observarse en sociedades paganas. La familia aislada es un fenómeno histórico casi tan raro como el hecho del individuo aislado. Por eso, al sentar las bases de las relaciones que deben existir entre la familia, la sociedad y el Estado, hay que considerar que estos dos ultimes no son sinónimos. "La socisdad paree© a veces estar más cerca de la familia y Eiá,s lejos del Estado; en ocasiones más cerca del Estado que do la familia." Lo qu® no se deba olvidar es que son interdependientes; si se reconoce que un hombre tiene que ©or un ciudadano y no sólo un padre o un hijo, ninguna ciudad ni Estado puede olvidar que sus ciudadanos son. también, padres e lujos. La institución familiar ha adoptado a través del tiempo y del espacio diversas formas, jugando respecto do la sociedad diferente papel e influencia. A través de los ejemplos y mockilos qiio nos lia dado la historia, el autor pretende deducir el tipo perfecto del organismo e insti99 RECENSIONES DE LIB20S tución, apartando lo mudable do lo permanente para llegar a su essiieia, Se la lia considerado como una unidad económica. La expresión podría ser adecuada en boca de los filósofos antiguos, pero no ea la acepción moderna, porque si bien en la antigüedad la economía era doméstica principalmente, en los tiempos modernos de la revolución industrial, vida económica parece sobreentender competencia y nada más lejos de la familia este significado especial, pues en ella no hay colisióa ele intereses, ya que sus miembros son al mismo tiempo productores y consumidoras, sus intereses no están contrapuestos. Además, el hogar familiar es un centro de sentimientos, afinidades y emocioaes y no simplemente de origen puramente utilitario. Las relaciones personales y morales entre los miembros de la familia juegan papel preponderante frente al interés y egoísmo comercial. En la familia, que es el principio más natural de asociación, se desarrollan sentimientos de obediencia, protección y solidaridad que pueden ser las bases morales de una sociedad y d© un Estado; no es un solo sistema de derechos y deberes, sino de orden y de amor. Pero no hay que olvidar que si la familia puede ser fuente de bien para la humanidad, pued.s ser también todo lo contrario; en ella podemos aprender lecciones d-3 sumisión y confianza, lealtad y afección; pero en ella asimismo la falsedad y la tiranía pueden florecer más groseramente que en cualquier otro sitio. El valor de la institución depende del valor y de la armonía de sus miembros y en primer término del sentido de responsabilidad que domine en las relaciones entre marido y mujer, y de ambos con relación a los hijos. Capítulo especial se dedica a la posición de la mujer en el hogar que considera de primordial importancia. La conducta posterior de los hijos puede depender del ejemplo que han recibido en sus primeros años de convivencia con los padres. Los penalistas han juzgado que la brutalidad, el egoísmo, las disputas constantes, el desacuerdo entre los padres, es la peor escuela de la ciudadanía-. Se reconocen cinco causas que originan la diferente posición de los cónyuges en la familia: seso, exogamia, funciones, capacidad y carácter. A todus dedica «1 autor de este libro la debida y, en ocasiones, personalísinia atención. Hoy día la mujer tiene política y socialmente una libertad do que antes no disfrutaba y que encuentra su reflejo ea la vida de relación con el marido. Dice se lia de llegar al compañerismo, no a EÍ2CKNSI0XSS DE LIB3ÜS ia dictadura de uno de ellos; toda decisión délos pertenecer £ "El pafriarcalisxao se queda atrás." Bajo la itídtaeaela social y econózaiea, la familia-lia sufrido una trunsforniación perceptible, especialmente en Inglaterra, donde según el propio autor, ss disminuye su poder de influencia en los individuos. 331 Justado va minando el terreno a la autoridad familiar y a loa deberes de sus miembros entre sí. Mirando la historia inglesa desde la época de Isabel hasta nuestros días, pasando por «1 período Victoriano, s© observa cómo la actividad estatal va ocupando gradualmente zonas de influencia familiar—educación, sanidad, trabajo...—hasta llegar en nuestros días al nuevo avance, un poco revolucionario, introducido con el Plan Beveridge, con su especial consideración del trabajo de la mujer en su hogar y de la eliminación de la pobreza, por lo menos en el primer grado de la misma. El proyecto que se conoce como un pian para mantener y conservar la salud y fortaleza de toda la nación, si bien, tratar de proveer oficialmente a toda necesidad humana, no hay que olvidar que su funcionamiento requiere la colaboración del Estado y de los individuos, así que no elimina la responsabilidad individual y familiar. Esta amenaza al sentimiento de interdependencia, que es esencial al espíritu familiar, olvida que el sistema de seguro implica contribución, a diferencia de la beneficencia, y que, por lo tanto, ios efectos psicológicos serán igualmente distintos. El conflicto que parece levantarse entre sociedad y Estado debe resolverse en una actitud de alianza y colaboración; el progreso social debe significar que todos los sectores sociales contribuyan al bienestar de la comunidad. La. interferencia estatal en los asuntos privados no quiere decir sustitución total de la responsabilidad y deberes familiares al estilo de Aldous Huxley y de otros ensayistas. El Estado redescubre actualmente a la familia y trata de volver a colocarla en su esfera propia, cooperando con ella en la acción educativa, sanitaria, etc., a fin de elevar el nivel de vida de la sociedad y obligándola a entrar en relaciones más amplias. Es innegable la. influencia que el cristianismo puede tener en la familia moderna, en la comprensión de sus derechos y de sus deberes. Todo el libro está salpicado de citas y pensamientos religiosos tomados del Viejo y del Nuevo Testamento, y se pueden citar las siguientes frases d® Mr. Lofthbus© como condensa101 EtiCÍJNSIGJJES M5 BI350S clan de su pensamiento: "El cristiano vera en la familia un modelo en que reposa la voluntad divina, incapaz de corrupción y degradación por ia locura, ignorancia y pecados de los homtess, pero encaminada, a prepararla para la divina sociedad donde el hombre se convertirá en hijo de Dios." Hemos intentado recoger objetiva y sistemáticamente la doctrina de esta libro sobre la institución familiar, labor no fácil porque aun cuando los capítulos parecen seguir una linea única para llegar al último que se denomina "cuestiones concreías y de principios generales", todos tratan de esto mismo, es decir, de ejemplos especiales y de fórmulas más o menos amplias que se repiten a todo lo largo de la obra, entremezclados con principios religiosos y reformistas que hacen dudar da las creencias del autor. Da todas suertes, el libro puede considerarse como una aportación estimable en pro de la familia, juzgando que tiena un especial papel en la reconstrucción, del mundo en estos años críticos. El Estado debe dirigir y asistir allí donde falle o no llegue la actividad personal y familiar, pero debe reconocer en todo momento la iniciativa individual. MASÍA PALANCAS. Ff W. TICKNEK : Historia social e industrial de Inglaterra.—Traducción de L. Panero. Ediciones Pegaso. 73S págs. Esperaba encontrar una historia del Derecho laboral estudiada simultáneamente a la evolución de la industria. Parece autorizar a ello el título da la obra, ya que, si bien es cierto que el concepto- de lo social es ampliamente elástico, de forma que admite los más diversos significados, también es evidente que asociado con el de lo industrial sugiere lo referente al estudio de la situación de los trabajadores en sus relaciones con la industria. Pero este sentido específico de lo social no podría afirmarse que en la obra de que tratamos esté más ampliamente esbozado que, por ejemplo, lo'religioso. Lo social se ha tomado <sa. un significado amplio y casi todos los aspectos de la vida inglesa se refiejau en esta obra de Tickner, que estudia somera y concisamente cómo se vivía y se vive en Inglaterra y aporta a su libro los datos que juzga fundamentales para lograr su 102 EECENSIONES DE LIBKOS propósito. Y al lado de ello ss concede lugar especial al desarrollo de los métodos industriales, que influyen, naturalmente, sobre el nivel de vida. A través de la obra desfilan cuadros de la vida inglesa. Desde la época primitiva hasta la Inglaterra de la decada anterior a nuestros días. Se nos habla del trabajo y de las diversiones, de la agricultura y de la industria, de la política y de la Iglesia, etc., etc. Si la obra de Ticlcner deja algún aspecto de la evolución inglesa fuera de él, es el artístico. Y aun aquí no completamente, porque no pasa ea total silencio el proceso literario y aun. nos habla algo ole arquitectura; pero nada más. En tres libros divide Tickn-er su obra. El descubrimiento' de las nuevas tierras, que provocan las revoluciones espaciadas del siglo xvi, señala la divisoria entre los dos primeros. El desarrollo de las colonias inglesas es el punto inicial del libro tercero, en el cual la característica fundamental que le da sentido es la revolución industrial y sus consecuencias en la situación de los trabajadores y la vida inglesa. Comienza el libro atribuyendo a una razón geográfica la actual supremacía industrial y mercantil de Inglaterra. Es esa razón geográfica la "insularidad", que es lo que ha hecho de Inglaterra un país con distintas concepciones de vida de las que imperan en el Continente. En la página cuarta se afirma: "Bu posición insular le permitió desarrollar su peculiar carácter nacional y desenvolver sus propios métodos e ideas acerca de la vida con menos peligros e injerencias que si el país hubiera formado parte de la tierra firme." Las invasiones fueron al principio frecuentes, pero acabó formándose una fuerza insular suficiente después de la conquista normanda. La conquista normanda trajo el sistema feudal, pero los peligros que tenía en el Continente fueron eliminados por Guillermo I, haciendo jurar fidelidad a todos los terratenientes en la gran asamblea de Salisbury (1086). Presenciamos bajo este panorama, rapidísimamente esbozado, el cambio de la vida rural a la vida urbana dentro del libro primero. La vida rural se desenvuelve en casas bastante miserables, en las cuales muchas veces hombres y animales viven bajo el mismo techo. Solamente en las casas señoriales hay división da habitaciones, pues en las de los campesinos, comedor, cocina y dormitorios era todo uno. La vida era eminentemente agrícola y el régimen de trabajo el de la servidumbre de la gleba. Para el autor, la causa íundameaíal qu© puso ñn a esta servidumbre 103 BECSEíSIONKS US LÍBEOS fue el afán del señor feudal por asegurar la estabilidad de sus ingresos. Renunció, pu.es, a un sistema que condicionaba sus rentas a la mayor o menor fecundidad de las eos-echas por el ds la invariabilidad del precio en el arpsn.damien.to. Pero comienzan a surgir las ciudades, que en un principio no diversifican lo rural y lo urbano, sino que lo hacen convivir. En la ciudad se trabaja, generalmente, haciendo productos por encargo. Las ciudades van obteniendo fueros. Surgen agrupaciones para conservar la franquicia obtenida. Los gremios EÜ conviértela en uno ole los aspectos más característicos de la vida urbana inglesa. Comienzan a surgir algunas tiendas que se dedican únicamente a la venta, no a la manufactura. "Estas tiendas son mejores que las otras", dice Tickner. El trabajo era bastante duro y prolongado; duraba de sol a sol. Un artesano solía ganar unas cuatro libras al año. Según unos valores adquisitivos que nos da Tickner, con esa cantidad podían comprarse 720 docenas de huevos, por ejemplo. El intercambio de mercancías no existía apenas al principio. Los diversos? feudos se bastaban generalmente a sí mismos. Pero luego comenzaron a extenderse los mercados semanales y se dan ciertas ventajas a los comerciantes. Se regulan los precios. El comercio con. el exterior, que se realizaba en su mayor parte en las ferias anuales, estaba casi todo él en manos de extranjeros. Las ciudades tenían sus pesos y medidas oficiales. Más) tarde, los precios, que estaban fijados locahnente, se regulan desde un punto de vista nacional. El tráfico marítimo aporta tendencias a un comercio internacional. El comercio tropieza con grandes dificultades, como son la diferencia entre las monedas extranjeras y la nacional y el tanto por ciento de los derechos de importación y exportación; pero, a pesar de todo, se desarrolla. Los gremios se han ido desarrollando, pero luego se quieren convertir en organismos cerrados y comienza su decadencia. El Parlamento se vio obligado a combatir su oposición y exclusivismo. La dificultad de llegar a ser maestro, hace que surja una clase obrera permanente. Además, en vista del exclusivismo de los gremios, se abandonan, las ciudades para trasladarse a otras libres de,la ingerencia gremial. Nace con personalidad propia el comerciante intermediario, y la política de los reyea da ocasión a que el comercio de Banca pase a manos inglesas. Este es el panoraxoa. SCOEÓDIÍCO de esta primera época que se señala en ei libro de Tiekner. La visión de la sociedad inglesa, así como efe otras manifestaciones de la inda, nos la da en otros capítulos, a través de atraysntes escenas de la vida,, que recii-sirlan a las de Haitzinga, donde personajes, costumbres y ciudades alcanzan notable realismo, vida y movimiento. El paseo por una. ciudad medieval, al que invita al lector, y la descripción de una de las muchas peregrinaciones de la época, son cuadros de inspiradísima fuerza descriptiva. Es esencial en la Edad Media el espíritu de caballería, a consecuencia de que la sociedad feudal está asentada sobre una base esencialmente militar. La noción de la caballería "abarcaba la triple actitud del hombre frente a la guerra, la Religión y la mujer. La verdadera fuente de la acción caballeresca residía en su coacepto del servicio, respaldado y sancionado por el amor y la fe" (pág. 134). La Religión, jugaba un papel importantísimo, y los servicios prestados a la Iglesia eran el medio de elevación al alcance de las más bajas categorías sociales. La creación literaria vivía a expensas del mecenazgo. En, su mayor parte se escribía en verso y temas religiosos. Hay algunas baladas que nos permiten conocer la manera de pensar y vivir. Notable poeta es Chaucer. El descubrimiento de América y el Renacimiento son factores fundamentales en el desarrollo de Inglaterra. Con el Renacimiento terminan a.quellos sueños de unidad universal en lo político y lo religioso, y el individuo comienza a cobrar importancia frente a lo corporativo. El descubrimiento hace que ya no sean las rutas marítimas principales las mediterráneas y sean los puertos del Atlántico los que se hallan en situación favorable. Inglaterra, situada en el extremo del inundo conocido, se sitúa en el centro del nuevo. La empresa americana es empresa española. Pero los corsarios de Inglaterra, a la par que creaban dificultades al tráfico español, afirmaban el espíritu osado y aventurero de los ingleses y les preparaba para sus futuras etapas de colonización. Por cierto, es lamentable la deficiente, información de que se vale para estudiar la colonización de América. Hay que incluir al autor entre los más cerrados de la "leyenda negra". Lo que nos pone en guardia sobre el acierto y seriedad del material bibliográfico utilizado por el autor. En esta época las aldeas animan BU decadencia; la situación social es gravísima. La paste negra había modificado las condiciones agrícolas; EECENSKXNiSS DE LIBSOS tierras labrantías se convirtieron en dehesas para el ganado lanar; se expulsaba a los arrendatarios de la tierras con ese fin. El proceso de earcamiento de las propiedades agrícolas continúa. Este proceso, desde eí laboreo a la cría, ole! ganado lanar, dura hasta la época de la reina Isabel, y acaba desarrollándose el sistema de explotación agrícola en combinación con la ganadería. El señor feudal desaparece y el Gobierno presta atención al precio de los productos agrícolas y al saneamiento de las tierras. El proceso agrícola hace que el problema de los desocupados tome caracteres profundamente desagradables. Se trata de remediar por diversos medios; pero no se consigue nada o se consigue muy poco. Mientras tanto, la ciudad va progresando. De ellas, la más importante es Londres. Comienza, a concederse importancia a la labor del arquitecto, y hay un magnífico constructor (John Wren) que hizo do Londres, después del incendio de 1636, una gran ciudad. Pero no le dejaron las manos libres y fue reconstruido conforme al trazado anterior. En la ciudad de 120.000 habitantes se iba desarrollando el comercio. Su situación la favorecía y a todas las paites del mundo enviaban sus barcos las compañías comerciales y los mercaderes. Los ciudadanos estaban orgullosos de sus museos, su historia y sus hombres famosos. Abundaban los mercados, y en la Bolsa (Roya! Exchange) se reunían los comerciantes para fines mercantiles. Hay en el Támesis una extraordinaria actividad. Allí se descargan mercancías de todas las naciones; loa mercaderes tienen sus propios almacenes y los propios muelles. Y el contraste del ancho río con las sucias y estrechas calles es inmenso. El comercio se desarrolla prodigiosamente: "Los siglos xvi y xvn señalan los comienzos de la moderna Inglaterra, la Inglaterra de la competencia •comercial, de morcados mundiales y de producción capitalista" (página 349). Desaparecen las trabas gremiales y el descrédito del mercantilismo favorece el desarrollo de la vida económica. Los refugiados contribuyen en gran parte al desarrollo de la vida industrial. Se crean compañías mercantiles para lograr materias primas y poner en práctica más eficaces medios de producción. La más importante era la Compañía de las Indias Orientales, constituida por acciones. Estas compañías iban a ser unos magníficos instrumentos para la empresa colonizadora inglesa.. Los problemas financieros se colocan en primer término. El crédito y el dinero cobran excepcional importancia. Surgen los Bancos, facili- EBCENSHKÍE3 D3 1IBB0S iando el crédito y el ahorro. El Banco de Inglaterra data de 1894. Se liae-3 un empréstito de 1.200.000 libras y se les permite a los prestamistas constituirse como Banco de Inglaterra, coa derecho a recibir dinero y a emitir billetes ás Banco. Ha surgido el Banco de Emisión. Nada nuevo nos dice el autor sobre la historia política inglesa. El Imperio inglés comienza su trayectoria arme en esta época. Había adelantado bastante en ia solución de sus dificultades internas. En el Parlamento, ciudades y burgos tuvieron representación desde 1265. El Parlamento se divide en el siglo sw en dos Cámaras; acrecienta su poder durante la Edad Media, y bajo los soberanos de la casa Tudor el Parlamento se convierta ea simple instrumento de los reyes. Una "Declaración de Derechos" es convertida por el Parlamento en ley en 1687. So establece la supremacía do la ley, ss asegura eí poder del Parlamento como cuerpo gobernante del reino "y quedó así establecida la bass del Gobierno parlamentario moderno, e Inglaterra comenzó su carrera como Estado libre, destinado a servir de ejemplo al mundo en los métodos del Gobierno democrático" (pág. 338). En el desarrollo de la colonización británica los siglos svni y son de importancia, extraordinaria. Se ña llegado al estado actual, en que la comunidad británica de naciones forma una poderosa fuerza coa la conciencia de ua origen común. Pero lo que interesa en esta tercera parte de la obra de Tickner es la revolución industrial y la revolución agrícola. En la revolución industrial los grandes inventos y su sucesivo perfeccionamiento han llevado a un rendimiento extraordinario del trabajo humano. No nos interesa señalar aquí detalladamente los progresos técnicos, sino las consecuencias de los mismos. Se desarrolla la industria y el comercio en términos importantes, se introduce el actual sistema do factorías industriales y la moderna producción se establece firmemente sobre base capitalista. Se desarrolla la Banca en términos extraordinarios. Se abarata al coste de producción de las manufacturas. Las industrias, textiles y siderúrgicas son las que se beneficiaron, principalmente, can los •ÍIVJQVOS cambios. Pero el p-robSesaa ¿ta la indigencia continuaba y -a él ss seguía acu107 EECBNSIONES D3 LÍBEOS dietido con leyes que no conseguían remediar el mal; a fines del siglo sis y principios del sx se recurre a la protección al obrero en orden a las consecuencias de su trabajo. Se establecen indemnizaciones para caso de accidente del obrero, así como para las personas que viva de su trabajo, en caso de muerte (1896); se establecen Bolsas de trabajo (1909); se inician los Seguros. El siglo XYIIX señala, una reacción contra el L, i-rvencionismo, quo había sido la política, industria! de los gremios. Las doctrinas de Adam Snxith tuvieron decisiva influencia. Surge la doctrina del "laisser-íaire" y pronto se quiere llevar a sus totales extremos. La industrialización se está logrando con largas jornadas de trabajo y la reunión de personas de todas edades y sexos en factorías insalubres. Las consecuencias son un descenso del nivel de vida. Las condiciones de trabajo eran deplorables. Ante este estado de cosas tuvo que abandonarse el principio de la no intervención. El Estado interviene en interés d© los niños y de las mujeres y, finalmente, de los hombres. Se protege a los aprendices y a los niños; se limita la jornada de trabajo; más tarde se establece la protección contra las máquinas peligrosas. La legislación tuvo éxito y continuó en el mismo sentido de protección al económicamente débil y desembocó más tarde en la protección contra la desgracia, la vejez, el accidente:, la enfermedad, etc., con lo cual la situación del obrero fue sensiblemente mejorada. En el campo comercial triunfa al principio el libre cambio y se discute hasta qué punto esta política repercutió en los progresos industriales. La posición librecambista se fue fortaleciendo, hasta que la guerra del 14 la debilitó y la crisis económica de 1929 planteó serios problemas a la Common Wealth, y por consecuencia de las decisiones de la Conferencia imperial de Ottawa, de 1932, Inglaterra estableció un sistema proteccionista con preferencias imperiales. Al lado del esfuerzo del Estado en interés de los obreros por medio de la legislación protectora está la tarea realizada por los trabajadores en pro de sí mismos. Con este objeto surgen las Traáe-Unions (asociaciones de trabajadores de un oficio que se han reunido para mejorar o, por lo menos, mantener sus condiciones de trabajo y su nivel de vida). Surgen cuando el obrero se ha convertido en asalariado y el predlo108 3ECHJÍSJ«JEñ BE LÍBEOS minio d©l capital le ha hedió perder la esperanza de convertirse en maestro que tenían los jóvenes oficiales de la Edad Media. Las malas condiciones de vida de ios obreros llevaron, a la constitución de estas asociaciones. Pero su éxito no fue inmediato, sino que cometieron numerosos errores, y después de un largo período de desaciertos y fracasos el cambio de táctica les dio más probabilidades de ésito. Sil 1868 se veriñea por primera vez el Congreso de Trade-Unions y de allí nace una creciente intervención en el Parlamento. El progreso posterior de las Uniones y el nacinüeato del partido laborista, ea 1893, lia conducido a una intervención oficial más decidida cada vez en. el campo industrial. Por otra parte, lia surgido un criterio de 'Comprensión entre patronos y obreros que permito espsrar la mejor resolución de los problemas del trabajo. Los inventos han cambiado la vida ¿e Inglaterra. Ha aumentado también la población. Las tierras producen más, porque se han perfeccionado los métodos de cultivo y se hace una explotación más racional áe las tierras. La instrucción está hoy al alcance de todo el mundo. La enseñanza elemental se da en las escuelas públicas y gratuitamente. En cuanto la enseñanza superior, se da en las viejas universidades y en otras nuevas que han sido creadas. La enseñanza técnica se da en escuelas especiales, pero la transformación máxima ha sido en el campo de la enseñanza femenina, y actualmente las mujeres compiten con los hombres en muchas ocupaciones, para cuyo desempeño se requiere una cultura superior. La imprenta ha puesto la literatura al alcance de todos, y a la vez ha liberado a los literatos de la protección del mecenazgo. La vida ha cambiado totalmente. Si se compara con la del siglo xni, encontramos una serie de cambios maravillosos. Las clases están más mezcladas. Se practica ampliamente el deporte, se sale al campo, las bibliotecas gratuitas ponen la lectura al alcance de todos. Los medios modernos de transporte permiten que el campo esté al alcance de todos en sus vacaciones y en los fines d'e semana. El modo de gobernar sigue siendo el del predominio del Parlamento. Los poderes están claramente diferenciados y la ley es la suprema garantía da todos los ciudadanos. Se explica el ésito obtenido por el libro de Tickner en la propia Inglaterra, pues la vida, andanzas y progreso del pueblo inglés en todas sus manifestaciones s® refleja con estimable acierto. Quisa por más sa- BSCENSIONES D3 I3BBO3 bida, se nos antojan menos logrados los capítulos que consagra a la época actual. No es, sin embargo, un libro psicológico. El espíritu inglés no se analiza, aunque su modo de ser se deduce en muchos de sus aspectos de la simple lectura de esta amena historia. BURGOS BOSZO. MIGUEL HKBNÁINZ MÁRQUEZ : Accidentes del trabajo y eafer-wícrl-ades pro- fesionales.—Madrid. Editorial Reviste de Derecho Privado. 1945. 551 páginas, 23 centímetros, 60 pesetas. Es uno de los libros más completos que entre nosotros se han publicado sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. En él encontrará el lector clara y sistemáticamente expuesta nuestra ligislación. Pero encontrará, además, tratadas con mayor o menor amplitud, las cuestiones doctrinales que la institución de los accidentes del trabajo presenta, y ello tanto en su aspecto sociológico como jurídico. El libro está dividido en tres partes; una que titula general, otra dedicada a los accidentes del trabajo y otra, finalmente, que se ocupa de las enfermedades profesionales. Un examen detenido de obra tan útil daría a esta nota una extensión excesiva. Para despertar la curiosidad deí lector nos parece suficiente con poner de relieve la posición del autor ante algunos de los grandes problemas que la legislación protectora de los accidentes ha planteado, comenzando por el de su fundamentación doctrinal. Lo haremos, además, procurando siempre que sea posible utilizar las mismas palabras, las mismas frases insertas en el libro. No cabe duda, comienza diciendo el autor, que una de las características de loa tiempos actuales es la de la intervención del Estado en las cuestiones de trabajo. En esta intervención ocupan un lugar preferente y destacado los accidentes y enfermedades profesionales, lo que se justifica por tratarse de una construcción típicamente laboral y exenta, por tanto, de influencias individualistas. Ahora bien, el Estado, en lo que a accidentes y enfermedades profesionales se refiere, debe orientar su actividad de sana política social en un doble sentido: preventivo y reparador. Debe procurar que los accidentes no se produzcan, y si se producen, déte acudir a repararlos. 110 Nacido el concepto de accidente, surge apremiante la necesidad de buscar una responsabilidad y una fundamentación jurídica de la misma. El señor Hcmáiz esainiíia brevemente las teorías de la culpa, de Is inversión de la prueba, da la responsabilidad contractual, de la responsabilidad objetiva, para llegar finalmente a la del riesgo profesional, según la cual la responsabilidad del accidente no hay que buscarla ni en. posturas sujetivas de culpa ni en relaciones de tipo contractual. Su fundamento radica en la misma industria, que en su esencia constituyeuna causa de peligro, de riesgo, con toda independencia de las medidas precautorias que puedan adoptarse. Complemento de esta teoría ha sido el asegurar el evento y gravamen de los accidentes. Entre riesgo profesional y seguro existe una conexión absoluta: el segundo es el que garantiza la pjena eficacia del piajnero. En su origen la, teoría del riesgo profesional hacía recaer la respoaeabilidad del accidente en la propia empresa. Este punto de partida patronal va adquiriendo, a juicio del autor, caracteres de generalización o ampliación y se sostiene ya que el fundamento del derecho a obtener indemnización por accidente radica en el deber de asistencia qu© la Sociedad, el Estado, contrae tácitamente con todos aquellos que se incapacitan para el cumplimiento de su fin inmediato, precisamente en el momento de cumplir con el deber que todo individuo tiene a la vez con la Sociedad: el de aportar sus energías a la conservación y progreso de la misma. La institución del Fondo de Garantía y del Seguro Obligatorio son una prueba. Sin embargo, estima el señor Hernáiz que, por el momento, el riesgo profesional como propio de la empresa y la responsabilidad civil o estatal, no son posiciones contrapuestas, sino complementarias. Máa <jue de una responsabilidad social distinta del riesgo profesional de lo que puede hablarse es ie una ampliación de base, o sea, de una creciente socialización del riesgo 'profesional. Hechas estas manifestaciones preliminares, los restantes capítulos de la parte general de la obra están dedicados al estudio del desarrollo histórico áe> los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales, a la exposición de la legislación y da la acción internacional y, finalmente, al análisis de las legislaciones españolas vigentes en la materia. En relación- con estas últimas, después de una breve alusión a cómo el problema de los accidentes se había planteado ante nuestra legislación civil, examina el contenido de las Ley®3 de 1900, 1922, Código del 111 EEOISNSHSNISJ BE LÍBEOS trabajo, y llega a las disposiciones vigentes, que, a su juicio, ofrecen en su conjunto las notas fundaméntalos siguientes: pluralidad legislativa, desigualdad reparadora, poca amplitud del arbitrio judicial e irremmclabilidad efe los derechos en caso d© accidente. Excesivo encuentra, y con evidente razón, el número de disposiciones orne regulan las especies particulares de- los accidentes (Industria, Agricultura, Ejército, Marina, Marruecos, Colonias). No sólo falta la unidad doctrinal, sino que produce en la realidad la desigualdad rsparadora a que ss acaba de aludir, inadmisible ante la unidad funcional de todos los trabajadores. El título ssgundo viene dedicado a los accidentes del trabajo. Ocupa la ¡mayor parte del libro. Ea él se estudian los coaceptos, fundamentales, la reparación de los accidentes, el seguro de responsabilidad, la intervención del Estado para garantizar los derechos derivados de los accidentes, la prevención de los mismos y la prescripción de acciones. Nos vamos a fijar especialmente en lo que el autor escriba en relación con el concepto del accidente y respecto del seguro. Dedica el señor Heraáiz especial atención a la definición de la legislación española sobre accidentes, cuyos elementos constitutivos son los de lesión corporal relacionada con el trabajo que se realiza por cuenta ajena. Gramatiealmente hablando no reviste el primero (lesión corporal) toda la extensión que eJ accidente, como derivado lógicamente del riesgo profesional, debiera tener y por eso la interpretación oficiosa y la práctica han dado al término empleado una amplitud mayor que la que literalmente encierra. El concepto de accidente debiera estar más bien determinado por la producción do un daño que por la realidad de una lesión. Por lo que hace al segundo elemento (relación de causa a efecto entre el trabajo y la lesión producida) es, desde luego, fundamental para el concepto positivo español de accidente, y' así s© halla reconocido en la jurisprudencia del Supremo. Esta relación se produce bajo una de estas dos formas: con ocasión del trabajo o por consecuencia del mismo; en el primer caso se alude a la causalidad fundamental, neta, entre la función laboral desarrollada y el daño sufrido; en el segundo se amplía el concepto da causalidad a aquellos resultados que, relacionados desde luego con el trabajo, no tengan con él un naso tan. manifiesto, tan visible, tan instantáneo, pero cuya conexión no por menos tangible sea menos indudable. Para el autor esta doble fórmula usada por nuestra legislación supone una mayor amplitud dol nexo causal que la empleada en 112 ESCSNStONIS DB LÍBEOS meatos extranjeros análogos, permitiendo a la interpretación y a la jurisprudencia una ñrme base para dar a los accidentes del trabajo la evidente extensión modernamente demandada. Y por lo que afecta al tercer elemento (trabajo por cuenta ajena), es tina, consecuencia natural de toda responsabilidad (que exige dualidad de sujetos y economía), j más aún de la específica del riesgo profesional; pero la expresión usada entraña algunos inconvenientes, derivados unos de la dificultad ño determinar algunas clases de trabajos, y otros de aludir a un móvil pnraaasato económico cuando en la moderna doctrina laboral se tienda a valuar debidamente el carácter personal y humano del trabajo; COJUSÍIdera por eso como término más adecuado y actual el de trabajo suborüñnado, que a su mayor amplitud une la ventaja de suponer un nexo ¿ís subordinación jurídica, personal y no puramente económica. Tal es en breve síntesis el análisis del concepto general de accidentas del trabajo. Pero el autor examina, y dedica a ello un capítulo aparte, •casos especiales de accidente, es decir, casos de accidentes con perfil tari acusado, que pueden llegar a alterar, al menoa parcialmente-, las H,OTznas generales antes señaladas. Más adelante analiza también el coiacepto de cada uno de loa elementos fundamentales que se ofrecen en el accidente: el de empresario o patrono y el de trabajador, ya que a ellos puede decirse que queda reducida la elemental mecánica d© la responsabilidad objetiva, de aquél. Una sección independiente dedica el señor Hernáiz al aseguramiento de responsabilidades. La divide en cuatro capítulos, que, respectivamente, se ocupan de las ideas generales sobre el seguro, d© los órganos aseguradores privados, d© los órganos aseguradores oñeiafea y del reaseguro. Extendida, dice, la responsabilidad del empresario a los accidentes sufridos por los trabajadores en el desempeño ds au labor, nada se oponía a que esta actividad del Derecho del Trabajo fuese incluida en el ámbito de aplicación do la institución ésH seguro. Por el contrarío, existían razones para que el Estado viese con buenos ojos el desarrollo del seguro privado en materia d© accidentes. Beneficiaba desde luego al trabajador en cuanto reforzaba la seguridad en la efectividad de la reparación; y al empresario, ya que podía dar cumplimiento a su deber social y responsabilidad pecuniaria, no sólo con mayor coniodidad y menos gravamen en su economía, sino evitando situaciones en que por la desproporción entre las consecuencias graves da 118 RECENSIONES DE LÍBEOS áetenminados accidentes y la modestia de los medios industriales en que ocurriera, pudieran acarrear para la explotación graves perjuicios y hasta la ruina. En este interés coincidente de trabajadores y empresarios, c¿ue no había de tener inconveniente en hacer suyo el Estado, encuentra su más firme base de desarrollo el seguro de accidentes del trabajo. Aunque en una primera fase se deja en libertad para estipular o no el ssguro, las tendencias intervencionistas llevan al Estado a la conclusión de que no debe desentenderse de tan importante cuestión, en la que entran en juego vitales intereses que debe custodiar y cuya decisión no puede quedar unilateralmente entregada a una de las partes interesadas en la misma. De aquí la tendencia en favor del seguro obligatorio de accidentes, seguro que encaja perfectamente entre los incluidos en el grupo de sociales. La orientación legislativa es favorable a considerarlo así y a no estimarlo como un seguro meramente privado, aunque obligatorio, ya que la finalidad que persigue encaja perfectamente en tal categoría, sin que la falta de cotización del trabajador sea obstáculo a ello, dificultad que podría también desaparecer estableciendo su aportación económica, que habría de resultar bien justa en un desplazamiento de la responsabilidad puramente privada de la empresa, a cargo precisamente de la colectividad, decidida beneficiaría de la labor del trabajador accidentado. ¿Cómo se debe organizar este seguro? El autor examina las diversas clases y declara su preferencia por el estatal o público, que él considera como seguro propiamente dicho, es decir, aquel en que desaparecen las entidades privadas y son sustituidas por el Estado, no en simple función de compañía de seguros monopolizadora de actividades, sino actuando con una finalidad y orientación totalmente distintas; con tal concepción queda superada la postura de subrogación en la responsabilidad del empresario para, prescindiendo de las consecuencias limitadas del riesgo- profesional, buscar una solución de tipo unitariamente social, a la especial situación funcional fisiológica y económica, en que ha quedado el accidentado. La parte tercera y última del libro del señor Hernáinz está consagrada a las enfermedades profesionales. Hace historia de cómo se llegó a su protección económica y jurídica, y analiza el problema do su inclusión o separación de tos accidentes. No distinguen, escribe, a los efectos de la reparación, entre el accidente y la enfermedad profesional los que creen que las pequeñas diferencias accidentales y secundarias que puedan exis114 EBCEN'SÍONES DE LÍBEOS tir, no son suficientemente profundas para aconsejar el mantenimiento de instituciones distintas, mientras que su común englobe en el riesgo profesional produce indiscutibles ventajas de orden jurídico, económico y social. En cambio, cuando se trata da separar una y otro surgen criterios muy diversos en cuanto a su clasificación, siendo el más estendido ©i que hace recaer la esencia diferenciadora en la manera violenta y súbita con que el accidente tiene lugar. No cabe duda que en relación con la enfermedad profesional ofrece una mayor trascendencia el problema cte la causalidad, ya que se plantean más obstáculos en las enfermedadea profesionales que en los accidentes, en lo tocante a calibrar la efectividad de cada una de las consecuencias que hayan contribuido a formar el resultado obtenido, especialmente en lo referente &• la propia salud fiel trabajador; esta cuestión se simplifica en la mayor parte de los accidentes y se complica en algunos y en las enfermedades profesionales porque tienen un origen patológico no traducible al exterior y generalmente producido mediante una elaboración lenta e interna. No cabe duda tampoco, que existe una mayor dificultad para su reparación económica; al concretar quién sea el encargado de satisfacerla, no es aceptable solucionarlo como los accidentes, haciendo que recaiga sobre la empresa en que prestaba sus servicios cuando la enfermedad se conoció ,* Ja elaboración de una enfermedad profesional es lenta y puede tener lugar con más de un patrono. Este problema reconoce el autor que no se ha podido resolver más que con el seguro obligatorio, creando unas veces un seguro específico, procurando otras aumentar los riesgos cubiertos para otros seguros ya existentes, con los específicos de la enfermedad profesional. Convencidos, afirma el señor Hernáinz, de los beneficios de la unificación de lo notablemente semejante, creemos podría pensarse en la conveniencia de armonizar, unificándolos hasta donde fuera posible, los seguros que defienden, respectivamente y con cariz particularista, a las enfermedades comunes, a las profesionales y a los accidentes del trabajo. Y hechas estas manifestaciones, pasa a exponer la legislación vigente en España, lo que ocupa el último capítulo del libro, haciendo resaltar cómo algunas enfermedades profesionales se protegen por extensión de! concepto de accidentes del trabajo y cómo se ha iniciado una legislación específica, en relación con enfermedad profesional determinada como la silicosis. C. G. P. 115 RECENSIONES DE LÍBEOS LEÓN MAKTÍN-GRANIZO : Pasado y futuro de fe Oficina Internacional del Trabajo. Madrid, 1945. Imp. F. Doménech. 82 páginas. El señor Martín-Granizo, profesor de la Escuela Social de Madrid, acaba ds publicar el testo de la interesante conferencia que sobre tema de tanto actualidad pronunció en la Universidad de Ovieáo el día 12 damayo último. Tras una documentada exposición da les eateosdentss remotos © inmediatos da la Oficina Internacional del Trabajo, que "es, sin duda alguna, la innovación más atrevida de la Parte S E del Tratado da Versallss, ya que al mismo tiempo que crea una especie da Parlamento Internacional, modifica todo el protocolo que hasta entonces ga venía siguiendo para la realización de los tratados ittfern.aeioH.ales"; se refiere a la organización y funcionamiento d© dicha institución y a la labor qiss ha desarrollado en las • veintiséis reuniones .as-lebradas en el período 1919-1944. Antes de señalar cuál deba ser ©1 futuro áú espresado Organismo, ©1 autor presenta, una breve síntesis de las objeciones que al mismo ss lian hecho. Recuerda—cerno una do las más graves—la da si con él ss contribuirá al sostenimiento y consolidación de las posiciones adqtáridas y "a impedir y dificultar la formación y desarrollo industrial de les países nuevos" (Olivetti); las formuladas a raía da la, proposición Acuña presentada a la Conferencia de Santiago d© Chile; las que: se esgrimieron con motivo d© :1a asistencia de Rusia a las Conferencias dea año 1936, dado el eistema de la representación tripartita (Gobiernos, patronos y obreros), y hasta las que en tono humorístico criticaban la verdadera finalidad de la Oficina al calificarla <!e "embudo para canalizar las protestas del proletariado". El punto fundamental de su disertación, estima ©1 señor MartínGranizo que sólo cate resolverlo teniendo ea cuenta los objetivos que a la misma le sean señalados. Si de lo que BQ trata—dice—es de mar.tener la estructura social y política de la sociedad, buscando paliativos a los conflictos que a diario ocasiona la actual organización del mundo capitalista, ningún reparo hay que oponer a los acuerdos tomados en Filadelfia, psro si lo que se pretende ea cambiar la estructura íntima da aquélla d© modo que disminuyan los motivos de rencor ante las injusticias sociales, tales acuerdos son a todas luces insuficientes. 116 gECENfSIQÍííJS DE IilBHOg Después de exaltar el sentido elevado y al mismo tiempo práctico a gae responde el famoso mensaje del Presidente Roosevelt, termina el autor sa excelente trabajo abogando por la necesidad de atribuir a la Oñcina Internacional del Trabajo el estudio de los graves conflictos que íian de suscitarse en la post-guerra en materias tan importantes como son las de paro, elevación, de la vida moral y cultural de los trabajadores, seguridad social, aspectos económico y social de la empresa y ás •enantes otros permitan establecer, al amparo de los supremos ideafes de la filosofía cristiana, un nuevo, Derecho del Trabajo que coloque ai hombre en su verdadera posición ante el universo y le consienta satisfacer sus macesidadas físicas y espirituales. M&BI&NO UCESAY catedrático de Universidad: La Caria del Atlántico y M Carta de Filadelfia. Reflexiones y documentos.—Madrid Gráficas Barragán. 1945. 1 vol., 239 págs., 23 esas. TOMÁS ELOSBISTA Y AKTASA^ 331 contenido de este volumen tiene por baso las conferencias pronunciadas por el autor en la Escuela Social de Madrid en enero del corriente año. Comienza declarando que el libro en que ahora aquéllas s® recogen "sa ha escrito bajo la impresión' angustiosa que causan los horrores de la guerra, pero ge halla influido también por la luz de la paa, que empieza a clarear en el mundo y ss inspira en ese movimiento espiritual qu© va extendiéndose por toda la humanidad, impulsándola a disponerse para la gran batalla de la paz, que ha de iniciarse al terminar el conflicto mundial presente, con el fin de transformar las instituciones internacionales para que sirvan de base a una paz justa y duradera". Este movimiento espiritual se ha encarnado dentro del gir^.o &<z las Naciones Unidas, en la Carta del Atlántico y en los diversos planes y declaraciones de principio que en ©1 curso del año 1944 se han aprobado en la Conferencia Internacional del Trabajo, celebrada en Fifeedelfia; en las reuniones de carácter económico que han tenido lugar ®n Bretton Woods, y en las conversaciones sobre la futura organización mundial sostenidas en Dumbarton Oafes por 3as grandes potencias unidas. Como la Conferencia de San Francisco lia de examinax los planes 117 RECENSIONES DB IJBKOS surgidos de las dos últimas reuniones, se prescinde de su exposición extensa y se limita el libro a examinar con detalle, en una primera parte, la Carta del Atlántico, y, en una segunda, la Conferencia de Füadélfia. Esta segunda parte es la que ofrece más interés dentro del marco de esta publicación. Antes de penetrar en el detalle de las conclusiones aprobadas en la Conferencia celebrada en Filadelña, el autor da una idea sucinta de io que es la Organización Internacional del Trabajo, de la que dicha Conferencia forma parte, "para poner así de relieve la eficacia con que ha contribuido en el pasado al mejoramiento de la vida de los trabajadores ia labor que de ella se espera en el porvenir y la atención con que es necesario seg-uir sus trabajos si queremos informarnos de los rumbos que ha de llevar la Humanidad durante la futura postguerra en sus jornadas hacia la reconstrucción y el progreso sociales". Desde la primera reunión (Washington, 1919) la Conferencia Internacional del Trabajo ha aprobado diversos convenios y recomendaciones que constituyen un verdadero Código internacional laboral. Mas en la postguerra pasada se cometió la equivocación de separar los problemas económicos de los sociales, limitando con ello la acción de ia. O. I. T. a las cuestiones del trabajo. En la Conferencia de Mladelfia ia Organización ha recabado la facultad de examinar también los aspectos económicos de los problemas sociales y los aspectos sociaJes de los problemas económicos. Se aprobó por unanimidad una Declaración de principios (Carta de Füadelfia) en la que se ratifican los postulados del Tratado de Versalles, considerados como fundamento de la O. I. T., y se proclamaron otros en armonía con las nuevas circunstancias de los tiempos presentes. Estos principios, escribe el señor Elorrieta, hay que considerarlos no como ideas cerradas, sino como caminos que se abren al pensamiento humano en su aspiración de alcanzar la justicia social que ha de redimir a las clases necesitadas. Examina con detenimiento cada uno de ellos (los lectores de esta Revista los conocen seguramente: han sido expuestos con detalle y gran competencia en anteriores números) y termina su trabajo afirmando que la Carta de Füadelfia ("expresión de la coincidencia en iguales propósito de personas procedentes de campos ideológicos diferentes") ocupará en la historia un lugar destacado. "Reunida en una de esas épocas fronterizas entre la gusrra y la paz, y constituida por personas d© 118 RECENSIONES DE LÍBEOS procedencias sociales heterogéneas pero unidas en las mismas angustias y las miañas esperanzas, circunstancias tan propicias para las intuiciones luminosas, han trazado los rumbos que debe seguir la Humanidad para alcanzar la Justicia Social. Y reconociendo que las especulaciones sobre el porvenir no deben ser causa de que se desdeñe el presente, y que la mejor prenda que la O. I. T. podía ofrecer en. garantía de su propósito firme de trabajar eficazmente por dicho objetivo era luchar inmediatamente contra los males apremiantes que en la actualidad! sufren las clases trabajadoras, aprobó las Resoluciones y Recomendaciones que tratan de promover las actividades económicas de las naciones para que no falte el trabajo a los obreros, para asegurar la subsistencia en las eventualidades desgraciadas de la vida y para extender los servicios médicos a todos los hombres y proveer a su alimentación, a su formación profesional y a la educación de sus hijos". Tal es, en breve síntesis, el contenido de la obra del señor Elorrieta, interesante como información por ofrecer en dos capítulos (el VII y el XI) todos los documentos relativos a las dos conferencias. Pero muy interesante también como comentario, ya que está hecho por persona competente en política internacional, que une a su saber una gran experiencia. El libro ofrece indudablemente una visión optimista del porvenir y tememos mucho que este optimismo responda más bien al temperamento del autor que a la realidad de los hechos. CARLOS G. POSADA. . ALFONSO ESTEBAN LÓPEZ-ARANDA : Alcance y finalidad de los seguros sociales obligatorios.—Madrid, 1945; 400 páginas; 60 ptas. Como a veces sucede, el título de la obra no responde a su contenido. Al anunciar el alcance y finalidad de los Seguros Sociales, nos imaginamos un libro fundamentalmente doctrinal, donde se recogieran la actual preocupación y doctrina mundial ante problema de tanta envergadura. Y, sin embargo, el libro carece de contenido doctrinal. Se reduce a una exposición ordenada del derecho positivo y la jurisprudencia actualmente vigentes en España. El primer capítulo, aunque se titula "Los Seguros Sociales en los Estados modernos", no alude a los modernos planes de seguridad 0 se- BHCENSIOÍíIS DE LÍBEOS garos sociales. Redúcese a una interesante consideración alrededor d© Sos Gremios y las Cofradías, ponderando eu importante labor en mateaos de previsión y cómo el Estado ee ha hecho cargo de esta labor. ES propio autor dice de él: "Como capítulo primero, y a modo de divulgación, hacemos una síntesis histórica de lo que podríamos llamar labor primitiva del Seguro Social, demostrando que la actual legislación ha resogido, perfeccionándolos y mejorándolos, preceptos de instituciones ¿históricas qua desarrollaron una ejemplar labor de previsión y ayuda." Para enjuiciar, pues, el libro, debemos abstenemos de pensar lo qu© pediera ser, y limitarnos a considerar lo quo es. Reducida su órbita a un simple manual práctico del derecho vigente y de la actual juris3?radencia, nos merece un juicio favorable. Pues para ser valorado eólo •ásben tenerse presentes dos principios: en cuanto a la legislación, sn ©suposición ordenada, y por lo que a la jurisprudencia se refiere, 'ana acertada selección. Ambas características coinciden en el libro, pensando sobre todo en el público a quien especialmente va dirigido: empresas individuales y colectivas, corporaciones, Ayuntamientos, etc. En sucesivos capítulos desarrolla el Seguro de Accidentes, el de Maternidad, el Subsidio de Vejez, el Familiar, el Seguro de Enfermedad f oí Seguro de Silicosis y Enfermedades profssionates. En todos ellos aparsee una fácil y clara exposición de los fines de cada Seguro, de los deberes y derechos de asegurados y beneficiarios, cuotas, prestaciones, etcétera. El capítulo 8.° se consagra a las obligaciones de los Ayuntaadentos en toda clase de Seguros Sociales. El capitulo 9.°, y bajo el titulo de "Disposiciones varias", trata de los libros de matrícula, salaales, visitas, sanciones, de la inspección, de la cuota sindical, de las atribuciones de los Delegados de Trabajo y de las funciones de lo» Inspectores del Régimen P. A. I. Completa el estudio de los Seguros Sociales con el capítulo 10, que consagra a los pescadores. Entre los Seguros Sociales voluntarios incluye, sin que pueda justiSearse claramente su sistemática, los Préstamos a la Nupcialidad y los Fiemios a la Natalidad. Práctico y orientado para los patronos es el capítulo 13, donde en iiaa forma sintética y clara expone las obligaciones del patrono en relación con todos los Seguros Sociales Obligatorios, al que acompaña serie de consejos prácticoa 120 BE MBROS SÉB dada, para, prestar una mayor utilidad al patrono, y aun cuando pidiera discutirse su inclusión dentro del título general de la obra, se eeompañan consideraciones sobre comedores, economatos, trabajo de los menores, descanso dominical, documentos diversos a esponer, etc. IJOS d©s últimos capítulos do la obra se destinan a contabilización y a Sea impresos y modelos obligatorios, qim reproduce en facsímil para mayor comodidad d<a las empresas. Si libro ha quedado declarado de utilidad pública poi" Orden misisterial d® 9 de enero d© 1945 y va precedido de tres prólogos, firmados por Miguel Castella, secretario general de la Cámara Oficial de lachjstria <2@ Madrid; do ñon. Antonio Valcárce!, secretario del Consejo Superior ds Cámaras, y de don Antonio Saura Pachecho, del Instituto d-3 Estudios d© Administración Local, señalándose en los tres el carácter práctico del trabajo y la utilidad para patrones y empresas. No otro afán pereeg-ffiííi el autor ©n sn proposita. Lras 121 RESEÑA DE REVISTAS KE VISTAS ESPAÑOLA estudios sociales en las tareas fiel Congreso ss escálalos en loa sigtsteaextraordinario SeñioaSo ai t&e artículos: "Laa Escuelas Soídaleo", jxw AtóoCongreso Se Estudios Sociales, Bio Aimós. "La Escuela social da StíSaxoasuss,", Se divide este número en ca&tro clases de colaboraciones. El primer por Nicolás Rodrfgtiea Aniceto. "Asturias y su Sscuela Social", par núcleo de colaboración se dedica a tos trabajos realizados o proyectados Vtí.entín Silva Melero. por las diferentes secciones qu» inHay una colección, de artículos Motegran ol Congreso. gráficos dedicados a una serie de JJBT"La corporación universitaria", ¡por socaUdades fioscollasites en el campo de lo social. Así: Pío Zabala. "El P. Antonio Vieent", por IRíoar"Actuación de la Sección de H-og-lamentacióB. u Ordenanzas de Traba- do de iraszo. Jo", por Francisco Ruis Jambo. "ESI P. GerarS", pea* el ewrCTq&to "Plan de Trabajo de la Sección Po- Padre Luis Gctlno, O. F. "Julián Jüdsiíae", sor' Clezasaíáss lítica Demográfica en sus varias maJuderías. nifestaciones", por José del Corral. "Ahorro popular. Cooperación. Mu"José M&ímpi&s", pos Bacotóa tiiaUsrao", por Buenaventura Castro sález. Eial. "Marvá", por Martíis.-Gpaaiií5o. "Propósitos de la Sección de Ju"Un patrono raodelo: El snasqp risdicción Social", par ManiíeS C3aa- de Comillas", por el 3P. Joaquín Ascáa. plazu. "Un obreio modelo. Dima» SSa^sar "Significado del Congreso d© Estudios Sociales en el campo de la Pre- riaga", por Rsíael de Luis. visión", por Luis Jordana de Pozas. Por Ciltimo, cierra el número a.aa "Perspectivas del Congreso de Es- estensa serio tía artículoa sobro tetudios Sociales y su repercusión en la ínas diversos, de loa quü son autores construcción da viviendas protegidas", plumas destacadas en ía ciencia o <sn, la política,: por Federico Mayo y Gayara©. "Sobro una futura, política do pa"Política Social y Económica", par ro", por S. Pérem González. Femando María Castiella. "A propósito da un Diccionario Sa"La pesca y el Congreso de Estudios Sociales" i por el marqués do Val- bara!", por Julio Casarca. "La Biblioteca, Social del Ministeterra. "Futuras realizaciones de la Sec^ rio de Trabajo", por Antonio Slox-sa ción da Orientación y formación pro- Corolla. "Homo Sabor. El trabajo como elefesional", por José María de Olazaba. "Introducción al Congreso de Estu- mento de la cultura", por Eugenio dios Sociales", por Francisco Agui- d'Ors. lar y Paz. "Lo social y la paz", pozr José GasLa cooporacióa do Jas Escuelas éa cón y María. Ü fia EESEÑA DE REVISTAS "Del contrato de salario al contrato de sociedad", por Severino Aznar. "Colonias españolas. Problemas migratorios", por Alvaro Seminario. "La paz laboral en el siglo, xx", por José Antonio de Artigas. "Derechos políticos y derechos sociales", por Luis Legaz y Lacambra. "Justicia, social de España en América", por Viñas Mey. "Los gremios españoles", por Rumeu de Armas. "Artesanía'^ por el marqués de Lozoya y por Gutiérrez Lesma. "El trabajo en la Hispana musulmana", por González Falencia. "La artesanía española bajo la protección de Franco", por Juan Antonio Gutiérrez-Sesma. "La artesanía marroquí", por Bertachi. "El ahorro", por Pedro Sangro y Ros de Olano. "El Seguro de Enfermedad", por Leopoldo ti. Teijeiro. "Población agrícola y económica", por José Fonseca. "Iconografía del trabajo en la cultura española", por Andrea Ovejero. "El gran problema de la enseñanaa técnica del operario", por Jesús Perdigón. "El Fiiero del Trabajo", por José Pérez Serrano.—(M.m P.) fijada en tal sentido desde el año 1941 por la Sala de lo Social del Tribunal Supremo era absolutamente correcta desde el punto de vista doctrinal, y hoy lo sigue siendo, con mayor motivo, tanto ei se mira desde dicho prisma como si se examina desde el relativo a la legislación vigente. No cabe hoy día admitir que el aludido plazo pueda quedar en suspenso por el hecho de haberse instado la conciliación sindical, que, por otra parte, ptiede la Magistratura del Trabajo solicitar, a posterior! de la interposición de la demanda que se intente en la Central Nacional Sindicalista. En las reclamaciones por despido entabladas contra el Estado, cuando éste ostente la condición de empresario, no cabe tampoco la suspensión del plazo mientras se trata de agotar la vía gubernativa, pues dic^o plazo ha de entenderse que ya no ea de prescripción, sino do decadencia. Análogo criterio ha de mantenerse con respecto a las demandas deducidas por agentes ferroviarios contra sus Compañías, en tanto se tramita la preceptiva reclamación previa, que puede conceptuarse como una especie da " r e p o s i c i ó n ".— (H. M. O.) JOSÉ M." TALLADA PAULI : El ciclo eco- Sterrista üe Trabajo. Número 1, enero 1945. nómico y él paro forzoso. La guerra actual ha enseñado a loa organismos económicos nacionales a aumentar o disminuir rápidamente el JOSÉ PÉKEZ SEEEANO: "Caducidad" o "Prescripción" en la acción por des- volumen de determinadas producciones e incluso a cambiar radicalmente pido. la índole de sus industrias. Entre loa El plazo que para ejercitar la ac- planes para la lucha contra el paro ción por despido establecieron las le- forzoso, uno de los más importantes yes (Je 1031, 1935, 193G y 1041 era y de más acabado estudio os el reun plazo de decadencia, prefijado pre- cientemente presentado al Parlamento ceptivamente i'OT la Ley y no sus- ingléa por el ministro de Reconstrucceptible do ampliación voluntaria o ción. La frase estampada en el coconvencional ni, por ende, de suspen- mienzo da dicho proyecto expresa sión o. interrupción. Mas rigurosa- que "el Gobierno acepta como uno mente se impone ya este principio en de faiia elementales deseos y responel texto refundido do la Ley de Con- sabilidades el mantenimiento de un trato do Trabajo de 26 de enero de elevado y estable nivel de ocupación 1044, que califica QI plazo como de después de la guerra". Dos condiciocaducidad. Por consiguiente, la tesis nes son esenciales, según el proyecto 123 RESEÑA DE REVISTAS inglés, para evitar los fenómenos de depresión: 1.a Que el total de gastos en bienes y servicios no caiga por bajo de un nivel que da origen al paro forzoso. 2." Que se mantenga rasoEablemente estable él nivel de precios y salarios.—-{M. M. C.) JOSS TOIIASJA CÁTEDRA.: La preparación para el trabajo y el aprendizaje en la legislación espafwla. Con el presente trabajo recoge el autor cuantas vigencias presante la legislación española (docente y laboral) en relación a los puntos anunciados, para ver de lograr así el esquema de laa normas que rigen esta fundamental y primera basa en la prestación del trabajo: el conocimiento del mismo por la preparación o el aprendizaje. Queda excluido de estas notas el estudio que indudablemente les daría mayor brillantez y que estaría formado por los precedentes históricos y comparados: el aprendizaje en los gremios de la Edad. Media, sus formas de manifestación y existencia, etc. En la actualidad, y desde el Decreto de 19 de septiembre do 1931, todaa las materias, así como las enseñanzas comprendidas y reguladas por el Estatuto de Formación Profesional, pasaron a la competencia del Ministerio de Instrucción Pública, hoy de Educación Nacional. Desde esta disposición queda, pues, fuera de la competencia del Ministerio de Trabajo cuanto se refiere a las enseñanzas teóricopráctieas que se cursan en laa Escuelas elementales y superiores de Trabajo y Escuelas Industriales.—(II. M. O.) toria, principalmente en la doctrina de los canonistas y en las ideas liberales de fines del siglo xvm y Xis. L<a idea del 'salario mínimo se impone en todcs los países, independiente de las formas de Gobierno; se ocupa del salario mínimo la XI reunión, de la Conferencia Internacional de Trabajo <ie 1918. Los partidos obreros aceptan el salario mínimo a través del contrato colectivo. Analiza Maravalí (Héctor) el concepto de salarios mínimos en la-s declaraciones de seguridad social de Santiago de Clüle, Cuba y en la Conferencia de Filadelfia, estudiando las situaciones ds excepción que se producen en la política de salarios con las medidas de congelación adoptadas por el poder público en los países beligerantes y que han supuesto en la mayoría ds los casos molestias que pesan, por lo general, más del lado del obrero. Finalmente, traza una comparación entre el concepto estático de salarios tal como se entiende en el Derecho de Trabajo; en el Contrato de Trabajo y el concepto dinámico de salarios que Se tiene dentro del campo de la previsión social a efectos de fijar las cotizaciones a los regímenes de Seguros Sociales Obligatorios y de percibir las indemnizaciones, etc. Destaca finalmente el autor cómo se va aceptando la doctrina de la competencia exclusiva de los organismos oficiales para fijar los salarios, es decir, loa llamados salarios administrativos y acaba moatrando la evolución producida en el concepto de salario, convirtiéndose en un concepto técnico más bien que político.—(E. M.) JOSÉ BOKKEL MACIA: OrgatúsaeMn científica del trabajo. BEevista s3o Número 8, febrero de Los aspectos sociales do la racionalización han sido objeto de discusión y estudio por parte de numerosos técnicos, sociólogos y economistas, y no HSCTOE MAHAVALL CASESNOVES: La llegó a agotar la materia el "Boletín dsspoHiisaoión del concepto do sa- Internacional del Trabajo" cuando en lario a travos de la técnica social 1931 los resumió en uno de loa volú¿uritUoa, menes de la colección "Estudios y DoEli autor estudia la aparición del cumentos". Son varios los autores paconcepto de salario mínimo en la his- ra quienes una de laa finalidades de 127 3KSK&A DE ESVIgS'AS ViCTQB dichos métodos de organización tífiea del trabajo—y quiaá el princiior'&o i® £® S» s®gttrd?Ml pal-—no es otro que conseguir el efecsedal. to máximo con el esfuerzo mínimo; reducir el precio de coste, evitando el La ssgurklsd política, ecoraáialcs y despilfarro de materias, de energía, social, constituyen en « f e hora una do tiempo y de capitales. La Organi- de las raásiinaa preocupacioB.es ele las zación Gioatíñca del Trabajo, como estadistas da todos los países. 3La estodo progTBí» industrial, representa gurídad Bcoial tiene, por conaiguienís, rana variación en las condiciones en na eólo por su contenido, sino tíisnque los operarios afectados haa de bién por su eírplritu y propósito, «s llevar a cálao su labor. Bata reper- ámbito muy superior a los gsgtireo cusión, favorable o desfavorable," sc- sociales y no puede comfunfflvno cea g&B. los casos, es niuy Jifíeil de va- eHos, ni siquiera con ©I seguro uníü~ lorar en términos concretos por feü- eado o seguro total, de s;uert,3 qus a ía de elementos ewüeieatea de je sus innúmeras e iniportaatísiaiss (3. M. O.) atenctonea no podrá subvenirle oa. ningún país con los recursos propica de las instituciones de previsión, coaatituídos con e,rregio a loa cálouloa setuarieles, siendo en absoluto preciso realizar no pocos de BUS ñness con 3, TAanso ée 19.'j$. fondos psosupueeAesios obtecídoa do ia tíciloiitscián g-aneral, ya que no es .TOAN BAUTISTA Goans: tolde es ha declarado quo la segurirelaoloítea sociales {ssgún dad social coaetitiiye un derecho fua~ Vives). dscaental humano, que lia cls alcaaAsí como pueden construirás zar reconocimiento universal. Por eso gieamento tantos sistemas geométri- ea ©1 pisa inglés e© éiae, qao, en cusacos como dimensiones se prefijen B tos to al coste del raismo, ao se trata do cuerpos, de Bsmejaate modo paaáon si un país puede o no a£roa.ta?lo, sino forjarse tantos .sistemas sociológicos raña bien cámo ha d© Iiaeeris feonta, como definiciones se formulen sobra ys. que, mcliseutiblercioato, la seguriel sor, la naturaleza y el fin del hom- dad social ha de pagasse da un mofes bre. Observé esto mismo Juan IJUÍB o de otro. S'áoilmeiiía ae ü&áuee, par Vives, y expuso y refutó breve y aS- eoasi.gTiian.te, oue la asguridad soclaj eazmente laa principales teorías fina- ha de eer en el imnociiato ponrenir, listas en sus opúsculos Asiles Legi&tn tras las ruinas da la guarra, uno üa e In heges Cicerovñs. El amor, prin- loa fines principales a que ©1 Justado cipio de laa relaciones iinraanas. El ha <ie atentar para prcporeionax a amor es cormaturaJ al hombre, y prin- todos ®U3 subditos, mediante una adecipio de su felicidad. Sin amor, la coacia • combinación da loa segures vida del hombro BB reducá a la vida sociales y de la saistoneia, les meanimal; ni ¿siquiera eorá vida, sino dios precisos para «Msi'raísr ú® BÍÍ muerte. No está, viva quisa no ama. bienestar rníEimo qua permita &1 Igualdad y diferencia. Igualcjg por na- hocabre, "libre fiel temor y do la siaturaleza, son desiguales los hombres cesidad", desarrollar plenamente topor sus cualidades o prendas perso- das stts ener?tíaa áüaicaa y espiritesnales. Reauoltsi es la «nsefiaaaa do lea.—(H. M. O.) Vivos: "Y porque todoa somoa igualas) según el espíritu, y no hay diferencia entre el rey más poderoso y el más hurailda muletero o ol siervo J E S Ú S Í;H;ÜSKI3£I,ÍII: Il9fcsssi<tr.tí;o mate rnás ínfimo, estamos a un ITPKKIO niÍJM «jete de infretodón. vel, tenomos la misma parte en loa bienes, en loa que son de natte p.Iasa Ela Isg infraeoíoasa a la legislíiciéa eóio espiritual".—(H. 13. G.) •Sel tratero ea •flan oíamprc raía coa- 128 RESKÍÍA DH REVISTAS clucta antilegal, un daño social, y puede darse un perjuicio individual. Al decidir sobre la procedencia o improcedencia de levantar un acta cié infracción, y al determinar la cuantía de la propuesta de infracción, deíte tenerse en eueaia la entidad y circunstancias de estos tres aspectos do la infracción, que siempre deberán examinarse considerando que eetáii comprendidos en el artículo 68, páríraí'o 1.a, del Reglamento de la Inspección del Trabajo. Las resoluciones de loa delegados de Trabajo deberán remitirse a la Magistratura, aunque los perjuicios ocasionados a los taibajadores no sean económicos. A este íln deben fijarse las normas para que los Magistrados puedan justipreciar estos perjuicios.—{B. M. G.) di© Número h> abril da 19!¡.5. MANUEL MASTÍN PETXT: IM posición de la Iglesia Católica ante el problsvnft social, La Iglesia es, lia sido y será la ciudad de los pobres y de los menesterosos; va a elevar, a dignificar la condición de obrero, porque 0]jrgi-o fuá su divino fundador. Esta parte menesterosa constituye la parte predilecta de la Iglesia y en la inmensa masa de gente de quien se compadecía Cristo, y así lo podemos observar en el santo Evangelio, en aquellas palabras que el evangelista San Marcoa pone en su boca: "Misereor super turbara" (tengo piedad da esta gente). En materia obrera y social hay en la Iglesia un trípode básico: a) la abolición de la esclavitud; b) las asocioiialcs profesionales de la 3dad Media conocidas con el nombre de "gremios"; c) las grandes encíclicas de loa Pontificas en materia social, entre las quo descuellan la "Rerum novarum", sobre la condición de los obioros, de 3.5 de mayo de 1891, y la "Quadragésuno anuo", sobre la restauración del ordon social, do 15 de mayo de 1931.—(ff. M. O.) L. HERXJUSTZ CANO: La, colaboración de las empresas en el régimen protegido da la vivienda. El régimen protegido español, instaurado por Ley de 1® de abril de 1939, se íbass primordialmente en el espíritu do colaboración y anidad de todos loa organismos, corporaciones y particulares ola Hispana para afrontar una tarea tan trascendente cual ea la do dotar de Twieacla a las clases menea pudientes. De acuerdo con el anterior sentido íunclamontel ele la Ley de 18 fie abril, la Organización Sindical croó el órgano adecuado para dar amplitud y €;íieacia nacional a su acción como poderosa entidad colaboradora del Instituto Kacional de la. Vivienda. Pero siendo la Organización Sindical el exponento máximo de la vida económica, es lógico suponer que de los diversos medios do acción do que dispone la Obra Sindical para lograr la mayor y más rápida extensión de la aplicación del régimen de "viviendas protegidas", uno do los mas importantes, en atención a las amplías perspectivas y grandes posibilidades que su utilización ofrece, es la colaboración de Errmresas.—• (S. M. O.) ANTONIO QGKEIA AGUILÓ: La, partici- pación de Ion productores en los beneficios (le íes empresas. SI postulado de la participación de los obreros en los beneficios de las empresas venía figurando- en las recomendaciones do Asambleas y Congresos de carácter internacional. Hubo conatos para su implantación en Cnocoslovaquia, Austria, Noruega, etcétera, sin haber llegado a imponerla,. l>a repartición do beneficios entre productores y empresarios supone establecer un positivo interés que liga a todos les componentes de la empresa en el anhelo común de un mayor rendimiento, que también a todos alcanzará proporeionalmente, .siendo el premio al esfuerzo flslcointeloctual al servicio de la producción, para nacer realidad la unidad do los factores de la producción (empresarios, técnicos ,KSSÑA DS REVISTAS y productores) en una persona jurídica (empresa) para el cumplimiento y satisfacción do su misión econóraicosooial y engrandeeisnieiito <i3 la economía nacional.—(H. M. O.) Eevlsta Intersuaoiomail cíe S' Número 8, vol. Vil, ocitíbre-éiciertihre 1.944. SALTADOR HINGUIJON : La cuestión, del •progreso. La idea del progreso ocupa en la conciencia de la Edad Moderna un lugar que podemos llamar central. Ya no ea un dogma, sino un toma a discutir en cuanto a su concepto y a eu realización. La idea do progreso corno realización histórica era desconocida en,la antigüedad. Los antiguos mitos del Oriente reclamaban la degeneración continua de la humanidad. La aparición en la historia de la idea de progreso ha de sor atribuida al Cristia.nismo. Aunque Séneca alude al progreso tan sólo se refiere al científico. Para San Agustín, hasta las herejías contribuyen al progreso en el estudio y conocimiento do la Fe. Con loa enciclopedistas franceses y los positivistas deja de considerarse el progreso como una concepción subjetiva y se afirma como una realidad de nuestra historia. El progreso no es otra cosa que un desarrollo armónico de la naturaleza humana. Los fenómenos sociales son modificables y eu base es la extensión continua de la libertad. Para Espencer, el progreso orgánico consiste en un cambio de lo homogéneo a lo heterogéneo. Conite admite entro límites muy estrechos la transmisión hereditaria do ciertos perfeccionamientos.'—(L. B. B.) ANTONIO PESWÑÁ RODEIG'CEZ: La Sin- seftctwsa de la Sociología y la, Universidad Española. Ha de nacerse una revisión del neologismo "Sociología", con el que Au- gusto Comte deünió 3a ciencia de la sociedad como objeto independíeato "del conocimiento. La Sociología ha pasado a ser una exigencia permanente para la actual posición 'del espíritu científico. 101 "espíritu sociológico" impregna hoy, aun inconscientemente, el pensamiento de la gran generalidad de los tratadistas y teorizantes de laa más distintas ciencias, y de aquí el imperativo inexcusable de introducir en el plan de estudios universitarios asignaturas que especialmente tengan un con', anido sociológico, como disciplina universitaria sustantiva. En nuestra Patria, únicamente . a través de la "Economía política" y de la "Política social y legislación comparada del trabajo", e ntre los juristas, y la "Sociología" de la Facultad de Filosofía y Letras se prestaba atención a los problemas sociológicos, si bien la Facultas do Ciencias Políticas y Económicas introduce ea sus estudios las asignaturas de "Teoría de la sociedad" y "Sociología". No obstante se impone la necesidad de establecer una asignatura propia que guardo más relación y contagie a otraa espeeializaciones el gusto y sentido de lo social. La ciencia íntegra del derecho ña ^ do nutrirse de una triple raízT la Fi* loso!ía, la Sociología y la Técnica jurídica. La introducción de los estudios sociológicos en la Facultad de Derecho sería una buena base para proporcionar una formación adecuada de los alumnos, a quienes en muchas ocasiones se lleva al terreno de aquella disciplina sin la preparación general adecuada. Si Henri Hauser llamaba a Puffendorf "el padre de la enseñanza social", sosteniendo la tesis de que las ciencias sociales comienzan en el Derecho público, se comprende la gran iitiportraicia que ol problema sociológico adquiere en laa enseñanzas universitarias, que ha sido recogida con especial cuidado en las Universidades extranjeras. A tal fin señala las distintas modificaciones sufridas en Europa, desdo la asignatura "Teoría do la sociedad", en Alemania, hasta la KESEÍ.'A BK "Sociología judaica" y "Filosofía social" fie la Universidad hebrea do Jcrasalón (Palesüea), pasando por loa distintos centros universitarios de Francia, Inglaterra, Países Centro Ensopaos, listados Unidos, América Española y Asia. La Sociología es ciencia sin fronteras, que no depende do nacionalismos y regionalismos, ni tampoco de la "genialidad" de un Mecenas o de un Ministro de Instrucción Pública.—(h. S. B.) RAFAEL GAMBKA CIUDAD: persea» y tud extraordinaria dentro de la doctrina social. Hedíante ella, se trata no sólo de asegurar y defender a la humanidad el toporo biológico de que cada generación es depositaría, sino d© acrecentarlo cu buena medida para entregarlo eiuiquecído a la siguiente. Pero lie aquí que esta cuestión de la Higiene Racial es ocasión propicia a las interpretaciones más extraviadas o a las discusiones científicas, morales y políticas más acerbas. Este trabajo del señor Quinta,a realizado con una minuciosa escrupulosidad, atrás no sólo por lo original de su concepción, sino por la profundidad con que se estudia los distintos puntos de vista más disparea. El despliegue vital de catía hombre •es una resultante de la acción, conjunta de la herencia, el medio y la educación. Están, pues, íntimamente enlazados dos conceptos distintos de la Higiene Racial: ol do loa que creen. en la conservación de la puresa de una raza determinada como tares principal, y el de los que aspiran a la preservación de la salud hereditaria de cualquier comunidad o grupo del linaje humano. Señalan los antecedentes históricos do este hondo problema que tiene su repercusión en el siglo XVIII planteando una serie de cuestiones a dilucidar independientes de toda consideración de tipo filosófico o moral. Termina afirmando que un error terapéutico basado en una falsa doctrina, arriesga la vida de una persona o de un grupo de ellas. Un error de política higiénico-racial puede negar el ser a millares de hombres capaces de las más bellas creaciones para la humanidad.(i. B. B.) Sociedad. Se estudia la Sociología como completo sistema filosófico; es decir, con una interpretación no individual, sino personal de la Sociología ."No es lo mismo individualidad y personalidad", escribía Minguijón. Lo uno es concepto negativo—al d© la indivisión—; el otro contiene determinaciones positivas. Sólo deteniéndose en la persona y entendiendo la ciencia personal del individuo so puede comprender a, la vez al individuo y a la sociedad. Tras un estudio de las concepciones de Berdiaeff, Foorster, Sclieler, el edonismo moderno de Hoffding-, la transmisión de ideas de Brurtner, llega a la conclusión de que, entre las tesis sociológicas sobre la naturaleza de la sociedad—la mecánica, la biológica y la psicológica espiritual—, es esta última la que está más cerca de la realidad. Y es por esta facultad ideológica o intelectual, por la que participamos de ese mundo espiritual, lleno de sentido, que reconoce su origen y a la vez su fin en el supremo valor religioso. Ofrece como conclusión, además de la estructura espiritual y personalista do la sociedad, otros dos términos que se com- P. JAIME POT-ULA, S. J.: ha Eugenesia y el certificado prenupcial. penetran con aquél hasta formar un todo homogéneo e indivisible: uno, reEste delicado pdoblema de la Eugeferente a la educación, y el otro que nesia puedo dar lugar a extraltmitahace mención del gobierno de los cionoa en un todo opuestas a los depueblos.—{L. S. B.) rechos de orden superior y de la Iglesia. El P. Pujiula plantea ol proPKIMITIVO DE LA QUINTANA: Posibiliblema de si "el certificado prenupcial dades y Límites de la Higiene íSalia do ser objeto do alguna 'uey o discial. posición jurídica, o en su defecto, ea El problema de la higiene de la máa bien una cosa totalmente libre. raza ocupa hoy un campo á® ampli- Analiza detenidamente las tendencias 131 BEHENÁ DE EKF1STA3 qua influyan en los límites de ambas esferas, creyendo poco prudente aceptar las indicaciones de tos que hacen atmósfera sotes uaa legislación civil intentando nacer obligatorio dicho «ertiücado. Ko ce la Ley civil ia que ña de regular los matrimonios, ni intervenir con prohibiciones. Será el confesor, a quien el pretendiente descubra su alnas, el que podrá hacerle presente BUS obligaciones de concieneia. finaliza eu trabajo aduciendo una serie de razones que contraponen el sentido católico a los incontables errores de ios eugeiÉstas modernos. Frente a los que argumentan exhibiendo la adopción que en defensa del certificado prenupcial .han realizado 27 Slstades norteamericanos y europeos, opeas si P. Pujíula la máxima de un gran pensador: "Non quod íit eed quod fiero debot." Nunca el nombro cuerdo lia de tomar por norma lo que se hace, porque íii io que ¡se hace no es lo que se debe hacer, es reprobable y nunca se lia do Jiaeei", aunque todo el rateado lo Mciere.—(L. .3. 13.) SMcífa d© EinfoíSKacJéEi efeü Imsfitoio j>Tacíojiiji3 á o E'rfoi'ísiSn. Bmsro ils 19J-.5. Hiflí» SILVKSTEE, ANTONIO: Interés paílpAjógico y etíuüaclOT de Ion Colon oseoíares üe P-revis Trabajo de divulgación en el quo se nos muestra al Coto escolar—agrícola, forestal, apícola o pecuario— como el mejor instrumento para forjar en el alma del niño ol sentido y espíritu del lautualismo, toda vez que a través de esta Institución «e establecen vínculos firmes y duraderos entre sus miembros al obligarles a realizar de manera metódica y ordenada ciertas tarea.» y actividades en interés común, cuyo rendimiento no es objeto da consumo inmediato, sino que so destina a satisfacer determinadas necesidades de los aíiliados provocadas por situaciones da adversidad o infortunio.—(M. U.) lí Febrero de 1945. TOMfi BONAj JAYIKK M . : El papal del tlennaiologo e» ia M'SéÁoívia dtil Trabajo. La Traumatología, además de ia rama inicial, es también la más teaportante y estensa de la Medicina del Trabajo. Sin embargo, dentro de ésta, son innumerables los casos en que se precisa la intervención coajunta del cirujano y del especialista en caferaaedades de la piel. Tal acontece en las1 dermiíir parateauínáticaa y paraquirúrgieas, ya sean de origan químico, infeccioso, o respondan a causas o estados anteriores, como ocurre en el grupo de eczematosos predispuestos o potenciales. Esto, sin contar con el amplio campo que ai deriD.atólog'o ee le abre con motivo del tratamiento de las dermitis profesionales, acerca do laa cuales el autor do este artículo tiene que remitirse a datos y antecedentes estadísticos tíe Estados Unidos y Gran Bretaña, ya que en España no existen estudios de este género sobre la materia; cerrando su interesante trabajo, con ia. indicación de la importancia quo revisten en la lucha contra las enfermedades profesionales de la piel, los reoonooimiontos previos y periódicos y la adopción obligatoria do medidas profilácticas.— •&!• U.) MAETÍ B Total. C.: MI Seguro Social Después de unas breves indicaciones acerca de la función de los Seguros Sociales en relación con el trabajo y el salario y de enunciar las distintas fórmulas de aplicación de lod miamos, so sustenta ia tesis do que, jurídicamente, el "Seguro Social Total" descansa en estos dos principios: I.» La pluralidad de riesgos no determina el nacimiento de derechos diversos e independientes respecto de cada uno de ellos; y 2." La unidad del Seguro no responde a la igualdad del riesgo (que ixo ejáste), sino a'-la identidad del derecho que tiene todo tra- SJíSEÑA PK ESVISTAS bajador a satisfacer la necesidad resultante de cualquiera de ios riesgos típicos y generales que, como tal, pusden afectarle.—(US. U.) BEKAYi MAE'JPÍK. SALYADOE : Aspectos procesales del Seguro (fe Mnfer•nioáoid. Estudio d© orientación práctica, en el quo después de rasuaúi1 log principios básicos en materia de, jurisdicción y régimen contencioso de los Seguros sociales, se esponen, con perfecto orden y rig-or sistemático, las normas cte procedimiento a que 6.aban ajBsíarsa las cuestiones y controversias que se susciten con motive» de la implantación. r?e.l Segura oliiigstorio de línfermedacl—pcí. U.) 1SIT2WI, EDILÍBDO : La Mutualidad «c la FVevis&ón. por el que se fijan, las Taeg-aa para Is iiiipiantación Oiel Seguro total^ deter¡2Ja£i oac: "Los supuestos de invalidez e feeapaciclacl ip3EKir.aea.ie para ci trabajo, quo en oí proyocto ss estableces, se cntender-áii siciapi'e referiólos a los casos ea flus fuere inipoítible o no fie lograre la í-ecdEsacióii CÍ rsaclaptacicn prc:?asional del productor, en condicionas qas le pcraiitaa obíenei" ima resjauneí-aeién análoga s ia qiia iiaMtiíalrjaeate persiMs." A la vista de este princi|>io, el ííocíor Hogalcs Pueitas essalía la iuipartasicia de Ja i'eliaíoiíitaoióa ea los casos te incapacidad producida por enfermedad o accidente de trabajo, y estiro» quo e! ÍÓITMHO "reíialaílita-. cicsi" debo entenderse eoaio sq».i¥alente ai de "colocaoióa1",, sicaapre que ésta sea adeeasfis y gaa-Tle la debida relación con la capacidad residual fiel individuo. Al propio tiempo qiis señáis las santias; a que detoiera ajustarse la r<asdsptEcióa y reincorpoí'sción al teaÍJO,JO de los pi-QóxicboTSs iacapaeitatlog, indica la conveniencia fie esíaWecor un Servicio oficial de Rehabilitación bajo la íEtniediata depsntíeiicia del instituto asegurado?, cae í'uncioiie en eoaeiiión. íntinia con ia inspeeeíóti Macuca cíel Seguro Tota?.. (M. 17.) ' í r a lo a j o puramente inforaa&tivo acerca del gobierno, administración, recursos económicos, prestaciones y bases técnicas de esta Mutualidad (creada por una disposición estatutaria de la Ley fundacional del Instituto Nacional de Previsión), que tiene por oíojeío la constitución de pensiones de jubilación e invalideti y j-entaa de viudedad y orfandad. El éí'A líiafJísaí© i f desarrollo e incremento de ¡sus operaciones, aaí como la solidez de su Febrero do tS>.':S. situación financiera, aparecen contrapuestos a log resultados que pueden H E S M B S AeiESAlnA P . : Mi Bc-ffuro 4o obtenerse dentro de un sistema muMfiferKieeia.il- en fe (Jajá -sis Seguro tual de tipo empírico y quo el autor o'bligttio'ño. Normas geti^mílee pajuaga condonados ai más compisst'í e ra la eficacia p eeo-no-mía ñg las irremisible <le todos loa fracasos - limsiuciovtes niéilloas, págs. 48-60. i¡as TíOí'íXiíif, enunoiatlaa ca este trabajo aparecido en la Revista Provtsión Soaisl, de Santiago de CMfc —jiüio-septietiibi'e .1943--, van preceJEÍÍ FOBETA: 1,8 roh fií'ofosio:i(fi ¿1-3 lof; intJÚMiíos aaíes al diólas de enantes datos estadísticos lian poíliclo jíetüiirae acerca de cada jücyuro foiiii. «na ele Isisi saaterias a, <|ue las :HIÍBEl 'Afimeiv IIo del sitíenlo 2." del luas so Te-ñevon. De esta maneríi se Tiiaitiialisa coa la nacc.Kaíia p;:6oisíóa Decreto ¿e 2S (1Q diciembre úitirao, Aln-U ño :l!)J:S. 3E3K1ÍA y exactitud la trascendencia <3e las modificaciones que proponen en cuestiones tan importantes como sin duda lo son las de organización da sf-~cvicios, hospitalización prestaciones, examen sanitario para el diagiióstico precoz y asistencia farmacéutica. En i-elación a esta última, se considera Indispensable incorporar al campo legislativo loa principios formulados por el profesor de la Universidad de Bruselas, Edgar Ziing, para evitar los ¡riesgos de la tcnieoterapia, la polif&rzaacia, la terapéutica sintoHiá-tiea y tantos otros que constituyen serias y graves amenazas para el normal desenvolvimiento del Seguro social de Enfermedad. Mar ¡so do HEENÜJí BOMBEO: Formación vMiversitaria del médico o» relación, con la Medicina social, págs. 97-10-3. La profunda y rápida transforma^clon qua en el mundo está experimentando el ejercicio profesional do la Medicina ha determinado que se estime imprescindible una exquisita sensibilidad social en el médico, lograda a través del necesario conocimiento y comprensión de los fenómenos colectivos. Al expresado objeto, el doctor Hernán Romero, profesor de la Universidad de Chile, propone en el "Boletín Médico-social de la Caja de Seguro obligatorio"—julioseptiersbro 1944—la creación de una cátedra de Medicina social que tan poderosamente habría de contribuir a que el futuro médico decidiera orientar su actuación en el campo profesional, particular y privado, o ea el del ejercicio de la Higiene y Medicina pública. Abril de 1H5. soctól rural. A, EUSEBIO: 8egurida4 lia Ccaüerencis intoraíaeicicana de Seguridad social, celebrada en Santiago de CMIe durante si mes de sep- 134 tiembre úa 1842, ge pronunció ea favor fie la extensión del Seguro cíe enfermedad a todos loa asalariados de la ciudad y del campo, problema este último objeto de la máxima preocupación en múltiples Congresos y Conferencias internacionales, y qiu-s Chile tiene planteado en un terreno esencialmente práctico desde el año 1925, en que adelantándose c, los restantes Estados del Continente americano, otorgó a los trabajadores rurales loa Toeueñeioa establecidos on favor de los obreros de la ciudad. El Di". González Laura, que tiene a su cargo la Sufedirección de los Servicios inédicoa de Jos Seguros sociafe obligatorios en dicho país, señala en su artículo (publicado en el "Boletín 3-Iódieo Social de la Caja de Seguro Obligatorio", correspondiente a julio-septiembre de 1944), la necesidad de perfeccionar el funcionamiento da los mismos en el campo-, coordinando a tal objeto la actividad de las diversas instituciones de Sanidad, Beneficencia, Municipalidad, Sociedades particulares y Cruz Roja, en términos que permitan suprimir totalmente las actuales Estaciones Médico-rurales y establecer "Centros primarios" debidamente equipados que constituyan o representen un punto intermedio entre loa puestos rurales y loa consultorios, medida con la que cree posible lograr una perfecta racionalización de loa servicios médicos en el campo.- -(M. U.) J A. J.: GowüenUinoia de extender la Seguridad social a 'tas Instituciones no lucrativas. A diclia conclusión lleg'a el autor de este artículo publicado en el número do "The Social Socurity Blülatin" del mes de agosto de 1944, al concretar su criterio y autorlaadlsinia opinión como Presidente del Departamento fie Seguridad social <ie los Estados Unidos con motivo de las psticionos ante el mismo formuladas por los «niploaclcf! do instituciones no lucrativas cuyas actividades y retribución en. ocasiones en nada difieren, áe las correspoiitlientag a quienes pres- KE3EÍÍA BB tan sus servicios cu empresas industriales o mercantiles. Tras de poner de manifiesto que es muy escaso el número de dichos trabajadores que voluntariamente participan en regígenes privados cié pensiones de retiro, analiza las ventajas que obtendrían al ser incluidos en el Programa del Seguro Federal en consideración a las cuales estima necesario nacúificar la Ley de Seguri- dad social ea el sentido de concederles los beneficios fiel sSeguro de Vejez y Sjparvivencia y i ° <3&l Seguro médico y de hospitalización indepsn(lieiiteiiaento de lasTCforrB.a,sque bayas, de practicarse para llegar a la cobertura del riesgo cíe pérdida del salario en loa supuestos d© incapacidad, cíe acuerdo con la recomendación que ya fue hecha por el Departamento do Seguridad social.—(M. II.) 'AS INTERNACI' Eevtoía (Momtreal, Oanaáá). Vo\ XXXI, núm. 1, enetro de , A. I?.: ¿os prohlepias de, seguridad social ée los trabajadores industriales (>n la India. El autor d© este artículo, profesor de la Universidad de Allahabad, señala el hecho verdaderamente paradójico de que no obstante haber sido reconocida la India por la Sociedad de Naciones como uno de los ocho países de mayor importancia industrial con representación' permanente en el Consejo de Administración de la Oficina Internacional del Trabajo, no cuenta, sin embargo, con ninguna rama de Seguros sociales obligatorios que pudiera servir de base para la implantación de un sistema de Seguridad social análogo a loa que otros Justados tienen en proyecto. Justifica dicha anomalía, mucho más aparente que real, por la extraordinaria influencia que en la India ha ejercido el principio de unidad de la familia, conformo al cual los trabajadores que se habían desplazado a los centros urbanos, contaban siempre con la protección que debían dispensarles sus bogaren aldeanos respectivos en caso do enfermedad, paro, vejez o invalidez para el trabajo. Aún m u y debilitados aquellos ALES vínculos familiares, es lo cierto que ninguno de loa sistemas propuestos o adoptados en otros países ha conseguido desplazar a las formas primitivas de amparo que la propia comunidad familiar aldeana todavía sig-uo ofreciendo ea algunas provincias y territorios; con la inevitable consecuencia de que el núcleo, cada ve^ más numeroso, de trabajadores industriales que rompieron todo lazo con sus aldeas de origen, se vean obligados a recurrir a la caridad pública para encontrar alivio en sus situaciones o estados de infortunio. De ahí que el tema de la Seguridad social ocupe en la India un lugar preferente en el plano de los problemas que exigen inmediata e inaplazable solución. Nc se le ocultan al profesor Agarwalla Iaa enormes dificultades de orden político, religioso, social, económico y aun. psicológico que será preciso vencer hasta conseguir un amplío régimen nacional de Seguros .sociales que tanto contribuirá a elevar el nivel de vida de los trabajadores industriales. A obvierlas se dirige- el reciente informe emitido por el profesor Adarkar, que en marzo de 1943 fue encargado por el Departamento de Trabajo del Gobierno de la India de preparar la implantación del Seguro do enfermedad. A dicho informe, cuya próxima publicación anuncia la "Revista Internacional del Trabajo", sirve de anteceden- 185 E E E E N Á DE REVISTAS te el estadio que nos ccupa por cuanto en él ya Es indica la necesidad de establecer tíiclio Seguro como punto de partida para ulteriores y más ambiciosas realizaciones.—(Si. ~¿J.) prenden 114 tarifas de salarios mínimos. Como no se dispone de ningún cálculo cuantitativo del total de trabajadores beneficiados con el nuevo sistema, ni tampoco del alcance de estos beneficios, considera prematura WBISS., HASEY: Fijación Sol salario el autor cualquier intento fie medir míwAfíiQ de adíenlo con la Ley de los efectos económicos de la reforma, ivorma-s Equitativas de Trabajo cíe así como todo pronóstico en torno a ios Mstados UnMos: ha íoibor de los las consecuencias que necesariamente cotnités industríales. habrán de producirse al 'borrar casi por completo las diferencias geográ3L-& índole puramente informativa ficas decarácter regional o local, y de esta artículo acerca cíe la activisuprimir en absoluto las quo antee dad desarrollada por los Comités in- existían en consideraciones al seso y dustriales que, de hedió, ultimaron su raiza de los trabajadores. Es evidente labor con mi adelanto fio dos años soque en época normal, al desaparecer bre la fecha inicialmente provista, en. estas diferencias y atenuarse aqué•nada disminuye el gran, interés que llas, se hubieran ocasionado restricsiempre ofrece toda exposición miciones y desplazamientos en el emnuciosa del plaa y procedimientos sepleo, hoy de muy difícil estudio, a guidos para dar vida y realidad a lo causa de la íntegra absorción del poestatuido en una, ley; interés que en tencial humano para atender a las el presente case as todavía mayor por necesidades de la guerra.—(M. U.) el extraordinario alcance e importancia de sus disposiciones, encaminadas a elevar el salario míaimo fie los trabajadores empleados cu el comercio Núm. ó, vo'L XX2Z, -noviembre de 19k-i. intcrestatal y en la producción de üe ííN' EIGGINS: La mercancías para dicho comercio a la Inv(f'"!ñanes Publicas de los cantidad de. cuarenta centavos por Unidos. llora. Para llegar a esto resultado, que Con motivo de la aplicación de las afecta a una masa aproximada da 21 Recomendaciones referentes a la ormillones de trabajadores, se ha preganización nacional de las obras púcisado el funcionamiento do 71 Comités industriales integrados por repre- blicas ele los años 1937 y 1944. la Organización Internacional del Trabajo sentantes de los patronos, de los obreros y del público, participación esta ha, creído necesario el intercambio de informes de los diversos paisas acerúltima que los hace esencialmente distintos de los "Consejos de salarios bri- ca de los -diferentes problemas técnicos que pueden SÍ urgir en el estudio tánicos". XJS constitución de dichos y cumplimiento práctico de esos proComités íué precedida de la determinación, por el Administrador do la gramas. SI presento artículo es el primero División do Salarios y lloras dependiente del Departamento de Trabajo qu© da a conocer la Oficina Internado los ¡sectores industria-leí; afectados, cional, y en síntesis puede decirse qi?.e tarca muy complicada y difícil, que es un ensayo de coordinación ea el incluso requirió el que fueran defini- planeamiento tío dichas inversiones do dos loa elaiiientos y caracteres fun- carácter público. B3n el estudio de los antee-adeiitfw damentales de algu¿ií>s empresas y explotaciones para evitar fueran con- de esta política en los Matados Unifundidas coa las tte otros grupos o dos en la época anteriop a la preseneso torera afines. Los informes y ™eco- to guerra se puede observar la camendaciones «Invades por ios Comités rencia do un organismo federal adeindustriales al Aiteiintf&íi'&dor com- cuado para hacer fronte a los gastos EKSKÍtA DK BEVÍSTAS originados por ios planea de las administraciones locales o estatales, así COHXO la falta del personal suficiente y de medios adecuados. JJa Jimia de Planificación de los Recursos Nacionales (N. R. P. B.) era la autoridad en. estos asuntos de las cuernas ejecutivas del Presidente fie los Estados Unidos. Frente al esfuerzo extraordinario tle guerra ss nacía patente la necesidad de crear un organismo que pudiese coordinar los programas estatales y lócalas con los propiamente federales, así como el estimular y orientar les programas <l& fomento y de obras públicas en las distintas esferas administrativo-políticas. Con sata finalidad se creó en majo de 1941 la Reserva'de Inversiones Públicas (P. W. R.) suspendida no mucho tiempo después (ag-osto de 1942), pero que constituye una experiencia (Signa ele tenerse en cuenta para una futura política íiscal uniforme y coordinadora. Se estudia con detenimiento los objetivos y alcance de la reserva de Inversiones públicas, sa organización y su funcionamiento, constituyendo una fuente útil do información sobro esta dase de programas íoasados en la estrecha colaboración de los gobiernes federal y estatales. 3L-&3 necesidades do ¡a postguerra impondrán el aumento del volumen «Se lag actuales reservas de obras públicas en loa Estados Unidos; la formulación -de proyectos con una ade. euada distribución administrativa, y geográfica y el detecto planeamiento financiero para lograr un equlütoio es. la política de préstamos y anticipos.—(li. P.) tema tan general debe abordarse, como lo Iiaeo la autora del presento artículo, desáo dos ángulog disíjatos: uno, el de proporcional1 iiabitación para cubrw las cxi|_:32i€ias del raoiaento actual, objeto de los planes del Gobierno que se hallan ea cli.BCiieióii destila la primavera del año 1944, y que parece realc-verse en el sentido da construir viviendas ele acero coa inclusión da mobiliario y «lif'íiiKos accesorios; otro se refiere a sustituir" estas soluciones provisionales po? viviendas do carácter paEtnaneiiie y, COJEO ea natural, su creación se posterga hasta que se restablezca la capacidad do la industria de la construcción. So tiende en toctos los planes formulados ea un mejoramiento del "standard" mínimo de vivienda ea consonancia con las necesidades científicas de la sanidad privada y pública. Toda esta política supone problemas técnicos de íirsncianiienío y de organización junto con los sociales y econóBiÉcos que poiiec de relieve toda la magnitud de la cuestión .taáxima cuando "el problema entero de la vivienda está íntinaaiaeiite relacionado con las materias naás g'enerateB de la ubicación de la industria y ol planeamiento t u r b a n o y rural".— (M. P.) JSiúm. S, voi. X'Jíll, iJÁoiewJy.'e és 1'.*!$„ Las organinacioiiGH cooperativas y él proMer/tm ÍÍS 2O vivienda en la postguerra. í¡a destrucción ocasionada por la guerra y la técnica de la construcBüWLEY: Los prob'l&niax de ción, en la postguerra inaponea a cada país problemas peculiares y circunsla vivkmíla e/.i Gran Brctmña. tanciales que obedecen también a condiciones mas o menos universales. La escasea ele viviendas en Gran Bifeta-fia ea ixxnhlews, que ñay que re- Pnr lo tanto, al lado do eaínciio nasolver con la mayor urgencia. lias cionales la Glicina InteEaac&fljal del destrucciones de 3a guerra iw.vom.en Trabajo s e ocupa de la asolea ooinun programa derecoiiafceuceióiiinnic- tsi'naeic-nal en este respecto. Con andiato, pero no es ¿iosible aooKQ.ett»' terioridad al presento artículo, liemoa nj;",Hiiiiado en numerosos anteriores toda la 'política da la vivienda, coa la do esta iHJEJna Hcvisía aspectos 7 £ubrevedad do plazos que supone el í*emodi.aí" la crisis actual. Por oso, este iKCíoíiss cíal pi'olilenaa do la vwienfia EíSSíWA I>3 KEYISTAS en distintos países; con referencia a la acción cooperativa y a la solución do la crisis de la vivienda, es interesante! este extracto que corresponde a un estudio en preparación de la Oíiciiia Internacional. Desdo la primera gran guerra el problema do la vivienda se íia hecha crónico, agudizado en la actual guerra, ofrece en primer término su característica de amplitud y extensión. Esta faceta ha de tener como correlativa la amplitud también de su solución. Parece que la empresa privada no reúne las aptitudes y condiciones necesarias para hacerle frente; es preciso el plan de conjunto "de acuerdo con las concepciones modernas del urbanismo". Al lado del intervencionismo público (municipal, estatal...), se requiere la existencia y colaboración de las organizaciones de interesados, es docir, la acción cooperativa. Se van citando varios ejemplos de cooperativas de c o n s u m o (Hogar Obrero argentino, la Unión Suiza de Basilea, la de Hamburg©...) de vivienda •(Federación de Cooperativas de Locatarios de Suocia...) y de un modo especial la experiencia de las "cooperativas de reconstrucción" en Francia después de la guerra 19141918. En esta última encuéntranse sugerencias para una acción articulada de los poderes públicos y de las organizaciones cooperativas en materia de vivienda y, en general, todas las fórmulas vividas y por vivir podrán "ayudar a los órganos de la economía centralizada a encontrar a través do las organizaciones cooperativas un enlace y una colaboración ycon la espontaneidad y la autonomía que reside en lo x>rofundo de la vida social".—(A?. P.) 'if. H. Moso: La evolución do la adíninistrao-ióti del personal en la Gran Bretaña durante la guerra. Jua empresa lia de enfrentarse, no sólo con la técnica de la producción, sino también con la dirección de su perosiai. l a estructura industrial frente al problema de Ja administración del personal lia sufrido un proceso evolutivo que va desde las concepciones paternalistas y del bienestar hasta las más modernas que suponen una. transformación del concepto mismo de empresa. La administración del personal impone responsabilidad al personal de dirección, y cuando aquélla ha sido buena y enciente lia supaesto para el esfuerzo bélico—cine es donde más se lia aquilatado la experiencia—utilidad para el trabajador y para la empresa, así como una mayor estabilidad en las relaciones industriales. La empresa ha de adoptar y seguir una, política en la enseñanza profesional, selección y reclutamiento de su personal; ha do contar con un departamento de personal, como lo tiene de ventas o de contabilidad. I^a labor del personal de dirección se orienta en las tareas de reclutamiento, .selección y empleo, iniciación y formación profesional, métodos y formas de remuneración, condiciones de trabajo..., es decir, abarca el conocimiento y la aplicación de la legislación social e industrial, pues CODIO se dijo en las conclusiones adoptadas por la Comisión Consultiva de la Organización Científica del Trabajo do la Oficina Internacional en 1939 (cuarta reunión), "la aplicación práctica de las normas legales de las condiciones de trabajo, que se hallan contenidas en la legislación social, nacional e internacional, depende en gran parte de la dirección de la empresa, y aún más, de su personal de dirección...".-- -W. P.) La inflación r¡» la India durante la guerra y sus repercusiones sociales. Artículo informativo con cuadros estadísticos y diagrama de las condicionéis sociales y económicas de la India en la época actual. El coste do vida, tanto en las ciudades como ea la población agrícola, lia sufrido una elevación grande, debido a laa circunstancias producidas por la guerra y al volumen de gastos originado por la misma. Hsta inflación ha originado un sumailo en los procio-s fie los diversos artículo®, lialaicndose elevado el índice general de precios al por mayor para todo el país en un 50 por 100 en junio <ie 19é8 con relación a junio do 1942. lu&a circunstancias peculiares del país na sido causa piineipal de «síe aumento, pues la economía nacional no se encontraba preparada paxa hacer frente a la guerra y a sus necesidades. Todo alio lia preocupado a los gobiemoa central, provinciales y estatales, que han tomado diversas medidas para hacer frente a la inflación: amiento en los impuestos, empréstitos, fomento del ahorro, control de los artículos de primera necesidad y racionamiento. Paraca que se han notado ya loe efectos ÚQ estas precaucionas.—(M. P.) :VISTAS Yol. 60, IMGLESA 1, enero da t9l¡5m SEYMOUE LI. WOLFBBIM: 211 phr,i.<3a/núenlo de postguerra, 8» SiíVf'.iu: L:J, política vnoneíarivij ñe •inversión y de eimpíeo. Es éste el primero de los iufoünes para "estructurar su política de postguerra". JSsta serie de planes y estadios se están realizando desde marzo de 1943, fecha en que se autorizó al Mfciistro de Hacienda para iniciarlos. La Comisión de Planes-miento de Postguerra nombrada, en 1944 trata ele coordinar estas investigaciones da carácter público junto con ios ¿a oirás entidades. Los cálculos se lian hecho suponiendo que la guerra terminase en el invierno 1943-1944, y refiriéndose concretamente a los años de postguerra 1844 y 1945, y que Sueeía conservase su neutralidad durante toda la contíc-u.íla.—caí.» P.) TEAMEK5CANAS rá consigo, el mantenimiento cíe. lo» trabajadores de color dependerá en gran parte del nivel en que se sostenga ía colocación.—(iií. P.) War Post-War Trenas %n SSnvploynvs-nt LES1BR M. PisJAEIJMAN y LEONAHD E S KSN: Tee.ti-Age Youth in the Worof Negroes (Tendencias en la guetime liabor Forc& (Juventud de merra y en la postguerra en la colonos «e veinte años en Ja fuerza de cación de negros). trabajo de guerra). El empleo de negros en las activijóvenes menores de veinte años dades militares (700.000) tiene como contrapartida la existencia de más do han constituido en la guerra una 5 millones y medio en las civiles, CÓ fuerza supletoria y complementaria ds los trabajadores, y así, en abril decir, do trabajadores. Habrá que dar mayores oportunidades en la indus- de 1944 ge daba la cifra de cinco millonea en el trabajo civil y un luillén tria a esta fuerza <le trabajo en el pey medio en el militar, excediendo en riodo de postguerra. casi tres millones do la cifra del tiemSe ha notado una tendencia ascenpo de paz. Como es natural, estas cidente en la ocupación de nogros en fraa sio sólo roprosejitan la íiyuda las industrias, especialmente en las juvenil en el esfuerzo de guerra, sino de g-uerra, durante los últimos cuatambién un problema para el reajustro años, y en aquellos trabajos de menor calificación profesional. En el te y los planes de la postguerra. Mweb.oa fio ellos, casi BU tercio del ajusto y readaptaron qua 3a paz trae- EKtíEIÍA DE REVISTA-:- tota]., osíán afe. e:i tsaa edad escolar y sa emplean en su r.nayor parte en el comercio al por Eianoi', aun cuando también la agricultura y !a industria ocupa parte de estos ostcdisB.íea. TJO-3 j\jvcHOB' fuera de ?a eü&á escolas" ee reparten: los Jiiueli&ohoB, en la iigricultura, y las mujeres, en Ja manuí&eíiirs. Hisia fuerza juvenil de trabajo se consarvará como tal al íin do la guerra en relación estreclia con el nivel ele la actividad económica. OÍ/SEO, los autores aae suponoiráa, un problema da orapJoo y colocación, teafeíaclo ea CKSjn.ta ojia "una vez cae les jóvenes «tejan la escuela ss resisten a volver a ella".—(IÍ-?. P.) gu.ro sceial, inexistente hasta ahora. f¡íat©rira;» Stssíís {.ün Núi;t. 2, v'fi. LUÍ, p'hrcro de 1SJ-5. Contiene eaí?e otras noticies la de mi a^nteiproyacto do nuevo Códig-o do Seguridad o Higiene ea la Indur.íria óie la Goasti'ueeióii. en el que ¡m recog"erán, aparte de las expedesicias fia los ñltimoa años, ni Convenio y Recomendación internacional de 1937 sofero la materia, así oow¿o los pr-iacipitfS da la "Ley de Fabricas" (Fucíonj Ac'i), dictada en el niisnao año; el retorno de operarios especialidades jLiChoT CO'MUÍÍCÍIH ia China iGmiílieio- de las fábricas de municiones a las industrias del vestido; actividades de "M¡f; de ti-íibfíjo en Criinr.). la Organización Internacional del ¿a agricultura constituía para la Trabajo; índicos de precios, salarios, poMación china casi la única fuente accidentes, conflictos del trabajo, rede subsistencia. Loa trabajadores, ea soluciones y disposiciones laborales. Destacan por su particular interés su mayoría, no industriales y menos ppofesioaalmente especializados suina- ios índices de jornada y de Balarlos, líaii ia cifra de cuatro Sjaillonss y entresacados de una encuesta cnio afecta a. más de sais millones de traBiedío. Coa anterioridad a la guarís, las in- bajadores -pertenecientes a las princidHstriaa se distrií.OTÍan geográficamen- pales industrias.—(Mí." P.) te a lo largo do la costa y pertoneclaa por lo general a propiedad extranjera, principalHiente luteresos tad- SoeJeüogieaí simé Soelsl KeaeajpcSs (M vlste irnterraíicílonial pHÍbJfeELffe ca la íánicos y japoneses. HJiiiEFei:3Mjad fía CialiííOKiía, EJISB &M~ La invasión, japonesa ocupa caá geS.es). todas las industrias chinas situadas, como hemos dicho, esi la cosía. Loa elúrtoa se esforzaren on Hc/ar el per- Enero-febrero de lOJfrS. sonal y el material industrial al interior, intentando salvar algunas de HSLICN I. GLAESK: Go:ievul Welíuve las antiguas y de croar nuevas inmuí Social B<u;uriíy {li'-yneatar gedustrias. neral y SVgvMdad social). Ka esto esí'uerao industrial 1:: "CMna libre" tiene que eB.ijreiitasíso coa 33n cuatro tomas sa ísintetiaa este graves problemas, que ya aa venían bi'evc estudio: a) Mejora del nivel de planteando en 3a época anterior a la asistencia pública; b) ErroaiiBión de gnciTa, como son el paro, loa bajos loa servicios del Gobierno en el área. ealaíics, la inflación raonotaxia... y to- lederal y en la de los Estados; c) Tadas aquellas «iiíeuastancias que iin- f'.jXMJaenío de lea Soguros Sociales: d) ponea mía xjolítica social y económi- "íjüligaíáón del raétodo de plaiaitÁsa.ca tíe gran onverg-adm-i para, elevar cióa social. el nivel de vida de la claae trabaja"3B31 plan es una fase indispensable dora de este pat?. Se completará con en la vida actual, tanto en la esfera la implantación tfe tai glBionaa cto ea- internacional coreo ea la, nacional o SKSIíSÍA DE KEVISTA3 local...; es un proceso de continuidad qua requiere investigación, diagnostico © interpretación constantes. El plan, en otros términos, es un instrasnenío necesarioa para la buena administración".—(M. P.) jncaaeaíe a educadores y goloeiraantca.~(M.° P.) Hi-EBHSí T. SoiroELi-Di: Soviet Bussia: A Curriculum XTait (Musía Soviética: U-tici- asignatura): • Kusía, con la guerra, ha adquirido tal impoitancia, que hoy ocupa, un lugar entre los "traa granaos". Su p-oÚT,K S, vo so ée 19.'}5. sición. en la sociedad iiiternacionai 3S3DITOSI.4L: Sordos, SSweaiiOíi, for F*-'- con el renovado—'taatas veces—eonierans (Bátecaeíó» social para, vate. cepto de la iíiterótopejideacia d» las ilaciones, hace que ee considere necesario asir cabida, ea ei prograsia educativo a esta nueva asignatura, como Esta materia lia sido objeto éí> •disfea sitio la América L&iina o al cusión en la reunión de la convención. lo Cmiailá. •fie Cleveland del Conssjo Nacional, y B.slijaiwa.0 se trata en dos artículos de Su contenido habrá de atercar el este número do la Social Kducaíion. material eiguieato: la Ciencia en la Laa escuelas y los colegios deben pro- U. El. S. S. (z&Gdieina, clesarrollo cienporcionar una educación, suplementa- táíico general, industria); Estructura ria y uní». í'otiideníacióa s los movili- política; Relaciones extranjeras; Hiszados que vuelven de la guerra, y ope, toria cío los Judíos en Busia; H.3Üpor lo general, no han alcanzado el gión; Desarrollo cultura (Educación, literatura,, teatro, faalkt, arte, m.úsinivel medio del programa escolar. La na popular, nifisica, instrumental y mayoría tendrá qua ser ayudada indirectamente a través del periódico, ópera)'.—(Mir- P.) de la revista, c!eí cine... y de un modo directo por medio ríe las organizacio- KATHKKYNE S. BAUGH: JZ&ñsing tJie nes educativas de adultos. World Eistory GOVJFSG (Hevisión de 31 problema es de gran magnitud Ui inúgnutura- d& Slisiorm- Univery complejidad, y, sobre todo, do gran sal). urgencia y requiere instituciones nueLos profesores de historia universal vas que completen los puntos de vista de las tradicionales a toase de una deben preparar a los jóvenes estudiantes frente a los problemas de eficaz coordinación federal, estatal y postguerra, desarrollando su propia local, pública y privada.—{M.a P.) responsabilidad y .sentido crítico como miembros de la sociedad. El JJJJOYIÍ ALTJBK COOIí.: What We Face programa ofrecido en el presente arin Faniüy Líving (Lo que afronta- tículo, con las oportunas y posterion la vida fatn-üiar). res modificaciones, fue desarrollado durante un curso de verano en un taller. La revisión se refiero no sólo a "La guerra toma para sus ejércitos millones de hombrea del modela la información más extensa de la hisnormal de la vida do familia. Arroja torie, universal debido al concepto ammillones de mujeres «n tareas insóli- plio -ele interdependencia internaciotas fuera del hogar." Estas palabras nal, siso también al uso de artículos van acompañadas de otras frases re- de periódicos, emisiones de radio, etcétera, como jnatex'ial de enseñanza. ferontea a loa problemas quo crea para la sociedad la nueva org'&n.iaa.Los objetivos propuestos Se refieren ción familiar, o mejor dicho, la rela- a una mayor información sohve él jación de ios vínculos conyugales y mundo contemporáneo; a despertar paterao-flliales. El panorama a que un mayor interés en la lectura y disse alude ea trágico y preocupa enorcusión de loa asuntos mundiales; a ocas!? ISíIiHiE Mi (ISsfetto 141 desarrollar una posición tolerante y de simpatía hacia otros pueblos; a convencer -fie c r j e los Estados Unidos tengan su responsabilidad en la solución de los problemas mundiales; a prepara? a, los educandos en el manejo y crítica del material iniormativ-o.- -(M.° P.) XCB K. LEAMBE: The Probíem of the M.e/ntM Der/iohüigalion of th& BOWÁ'ST (Bl problema ée la desmoffi intelectual del soldado). Es éste uno da los artículos a que se alude en el editorial do cata revista. 3Ui guerra ha producido necesariamente una especial mentalidad en el "veterano" por la intensidad de su vida diaria, por la extensión de sus viajes, por la diversidad de sus compañeros do lucha... Cualquier programa de educación real tieno que tener en cuenta toda esa transformación y, sobre todo, la actitud del soldado ea el período de postguerra.—{M.' P.) cimianto de derechos políticos, económicos y sociales dsl Hozzafere. Por último, is organización ele Ja paz esiga un rápido eastig-o de los tranagresores á& la misma, entráñelo ya en la modernísima criminología de nuestros tiempos. Pero lo principal es crear un ambiente y un temperamento pacíficos en los hombres y en los Estados. Hay qus tener voluntad de país.—(üí.* P.) IÜTHHL 13. PKICK: lienioaratio Living: A.school exporicnce (Vida dfirnncráriloa: Una experiencia escolar). Ea la esGiiels deba abordarse loa estudios sociales como problemas de conducta humana. Fase importante- de la educación será la vida democrática, porque por medio fio las enseñanzas del maestro los jóvenes aprenderán oportunamente a considerarse miembros de un gran país, en al cual cada uno puede tener su posición y responsabilidad propias.—(M.a P.) GOSHSS LÜÜHONT: The Nútn. 3, uoj. IX, febrero de 19^5. ABBA HILLKL SILVEE: The Moral and Schools und Átiierican-Soviet Und6r8tan<iLiwg (Las escuelas y la comprensión anisrivano-soviética). 'Psy cholo gical Basta of a Lasting Por medio do la educación se puePea-ce (I/ffls base» morales y psicoda conseguir el desarrollar la amistad lógicas de una yaz durable). entre las naciones, principio persegui]Ls concepción religioso espiritual do por la nueva Sociedad de Nacioele la vida humana y do su destino mes, o mejor dicho, por las Naciones Unidas. La seguridad y la cooperapresupone la idea ética de la organización pacífica do la sociedad. Es un ción internacional exige una, mayor comprensión de los pueblos americadeber de los hombrea y de las naciono y soviético, y ello se debe hacer nes buscar los medios mejores para evitar la guerra y hacer posible el no sólo en los colegios y en las uniideal de la paz internacional. Se de- versidades, sino también on la enseben superar los intereses nacionales ñanza de segundo grado.—(M." P.) en aras del interés de la Humanidad. Como principios fundamentales el W. ROY BUCKWAI/TBR: Labor1s Need autor declara que la soberanía no pueof a Public Itelaiions Program [Urda significar anarquía, que debe esgencia lid irabajo en un progroma tar limitada por la ley. En este senüg relaciones públicas). tido hay problemas que exceden del "Cuando el público se persuada de éxeii nacional para entrar en el acuerque el tradeunionisiao es democrátido y en la intervención internacional, co, que opera honradiiinaate y concomo por ejemplo, el caso de la pertribuye <% nuestro progreso económisecución contra determinados indivico y social, S3 aminorará la amenaduas o clases, y se cita el ejemplo del j-ainsmo. La, paz eiíig'e el rocono- za c!s una legislación laboral hostil." 142 K3S3ÍÑA especie do combinación parece que falta, según opinión de Paíterson, ol "elemento hebraico-cristiano". T& herencia de los americanos no sería meramente material, aun cuando íioy día ®3 na desnaturalizado la sensibilidad nacional, quizá porque en contra de lo que ocurría en Grecia, WILLTASI B. BASTÓN: Management en el primitivo Cristianismo, se disand Labor i» ilie Social BívAies tingue entre política y vida, entre reProgram, (Dirección y trabajo era eí ligión y vida. Ea la antigüedad no programa fie estudios sociales). había línea de separación entre lo secular y lo religioso. La creciente importancia de los proEn América lian recibido también blemas industriales y laborales, las de sus antepasados la libertad y C!Q modificaciones sufridas recientemente una manera especial la "libertad inen esta clase de relaciones, la intertele-ctual" y fie enseñanza. Es en la ferencia de las actividades del Natioeducación donde podrán hacerse •dignal War Labor Board y de otros ornos de esa herencia y donde enconganismos gubernamentales son cautrarán la base de la libertad civil. sas que puedan inducir al público al Groe que lo niáa intangible de la heconfusionismo y a la ignorancia. Hay rencia c,g la tendencia ética y espirique considerar que esta clase de protual y quo se debo mirar más a la blemas forman parte de la vida natradición hebraica-aristiana-helénica cional en una gran medida, por ello si no Be quiere llegar "al ocaso de su es vital que desde la escuela ss trate alto destino", terminando con las paadecuadamente la enseñanza de un labras de Cristo: "Benditos sean los programa de estudios sociales y denpacíficos, porque ellos serán llamados tro de este rótulo tan general, se debo hijos de Dios".—(M.° P.) conceder capital atención a loa problemas de trabajos y de administración industrial. Este aspecto de la ASA E. MARTÍN: The Significance o] educación supondrá para el futuro A.ge an& Ecoperience in aelecimg trabajador una riqueza de material Presiéential Candidates. vivo en el .laboratorio de la vida.—• Pasa revista a las varias elecciones (üf.° P.) presidenciales de Estados Unidos para sacar consecuencias relacionadas con The Social Studies for Teachers and la influencia que en la campaña elecAdministrators' (Filadelfia, Estados toral para Presidente puede tener la Unidos). edad y la experiencia. Con motivo de la última elección se compara la edad Febrero de 1945. del fallecido Presidente Rooeevelt con la de su contrario Dewey, así como SAMUEL W. PATTEESON: Our Amerila experiencia que pueden haber adcan HeHtage. quirdo en sus respectivos cargos.— (ifí." P.) Después de examinar los varios conceptos que se tienen de América, dice que ninguno es por completo saDOWN V. HAET: A Report on Latín tisfactorio, pero que de serlo alguno Am&rican Biography. lo sería el que le proclama como ol Cree que el mejor medio para espaia de la Oportunidad. En eate mismo sentido el profesor John W. Bur- tudiar la América Latina es la lectura de buenas biografías que ayuden a gesB contempla Araérica como un los estudiantes a comprender las gran experimento en el que se mezabstracciones cristalizadas en símboclan el ideal individualista griego con los reales y vividos.—(Mí." P.) la too-ría romana del Estado. En esta SI autor de este artículo eres qi>© el público está o nial informado o falto ds información respecto del movimiento unionista y a ello se debe principalmente el mal ambiente do que goza.—(M.° P.) i 4 f> i e - - 1 HESHÍÍA DE EEY1SKS Desde Pesr Harbour la opinión del americano siedlo sobre la India parece que lia cambiado. Con ant-eriori<2ad a dicho acontecimiento se la creía un país de misterio y nóvala; hoy se la mira coaio una ¡"eg'ión real, coa una posición estratégica en Asia, qu© pusde tener—-como la na tenido en les años de guerra—una parte vital en le, reconstrucción, del amado. So VÍISB. revista a la topografía, clima, población, recursos, comercio, industria y agricultura, terminando con el caballa de batalla, <ie las relaciones angle-indias, es decir, con ¡a cuestión referente a la independencia ds la Ridia.—(íí.'= P.) ciones beligerantes teda esta planificación puede resumirse en dos tendencias principales: el dar a cg.de, mío Tina oportunidad para desarmar sus espocialesll aptitudes y en el que tales experiencias sociales eoiitribuyaa. a crear un mejor nivel de vida. Deñns el término comunidad como entidad política asociación condicionada por circunstancias (le lugar y de -cultura. La comunidad puedo ser considerada desda seis íases o ¿ngiiloa difereiites: física o geográfica, dejiiiográñca, económica, social, política y sociológica. ¿En cuál de ellos podrá situarse la coraunidad ds la postguerra? Todo dependerá de la actitud social de. los hona.fcr-83 ano agüiten a esa replaí-tificación sus '(leales y sus temores.—{M:> P.) KALPIX B. GUINKKSS : Revises Misio-ñ- Üí'oii'ít ESojitaiiarciño» EsTisí-a «Se JOHN ñ . CKAF: India, La«S of Con- trasta. ca¡ Vievupoints. Trata de sopesar la influencia que el hombre de negocios y el intelectual (políticos, filósofos, peviodistas...) Iiayan podido tener sn ei expansionismo territorial de América.—(M.a P.) ustoles. JosiS K. LsóPSS AGUIMCEA: Mi OOWMÍnistnri cosió el Socialismo pueden fteíi&irxe en un solo sistema: SI ESa evidente la arincnía que existe entre laa organizaciones groraiaies y el sistema cooperativo. IJÍÍS cooperativas no entrañan ataque al capitaJisino, como lo nacen el comunismo Transcribo dos cartas de un joven y el socialismo. La diferencia entre que no lia cumplido aún los veinte capitalismo y obrerismo se maniíieaaños solare sus observaciones sobre ta en la ley económica de la oferta y el Far West. Describe con detalle las demanda de fajarlo y aumento o disregiones del Norto do Carolina, así minución de brazos para el trabajo. como el carácter de los naturales del Al señalar las ventajas económicas país y tiaa reacciones on la guerra del sistema cooperativo, destácanse civil.—{M." P.) los beneficios que pueden derivarse de la unión dol comunismo y socialisSocáítlog'y a-jwi Social Kesearelu. mo, ya que so lograría uno de los más sólidos triunfos de las democra'Vo'i/wtn®n XXIX, núm. 3, enero-febre- cias, oponiéndose a las autocracias ro que pretenderían implantar sistemas MC. CIJ3NAHAN, BBSSlE A . : The Qom- «le gobiernos despóticos, quo si bien consiguen entorpecer la eccion dol cam-unity ln the Postwar Social Orpitalismo individual, provocan, por der (La Comunidad en fil orden sootra parte, la acción subversiva y la cial de, lu postguerra). amenazante conmoción, con sus procedimientos avasalladores. El sistema El inundo entero está pensando en cooperativo constituye el libre dosplanes para la postguerra. En las naDANIEL C. KNOWI,TOM: California and th& West on the Eve of the OivU War. 144 RESEÑA DE REVISTAS «avolvimiento da la producción, sin la opresión ni del gobierno, ni del capitalismo, ya que su misión tiende a la transaeión de las diferencias de los conglomerados, tanto en el orden político como en el del capitalismo. El sistema cooperativo, pues, ofrece insospechables ventajas, no sólo en lo económico, sino también en lo industrial y en lo político, sobre todo porque aleja toda oportunidad a los que la ejercen para, intervenir de manera directa en tales asociaciones. —• (L. B. B.) EMILIO OSVALDO BONINO: El Esíaüo. Inicia su estudio analizando la influencia del Estado en el desarrollo y expansión ele la individualidad. Después de distinguir dentro de los fines relativos del Estado, aquellos que corresponden a la determinación de los deberes exclusivos por parte del Estado, su defensa y engrandecimiento, hace referencia al acrecenta'miento en el predominio internacional. Surge, como consecuencia, la imperiosa necs» sidad de señalar como deber inesclusivo e irrammeiabl®, al desarrollo de manera constante del orden jurídico, ?3or medio de la realización del Derecho. Esta facultad de dictar normas de carácter jurídico por parte del Estado, no excluye que puedan existir otras que, sin ser declaradas por aquél, tengan su implícita autorización, o bien sean protegidas o derivadas en cierto sentido del Estado. Claro está que este campo limita y coarta las funciones más genéricas y amplias del Estado. Este debe tener •otras miras, perseguir otros fines, y es así que la norma jurídica se convierte en medio para la realización de fines. De esta forma, Villeneuve, al estudiar el problema de las funciones del Estado—íntimamente vinculado con el problema de los fines—, distingue entre los servicios del Estado según se les declaren, servicios necesarios, servicios contingentes y servicios parásitos. Desglosa esta triple calificación y termina afirmando que la orientación de los fines, está en función de la orientación política que se siga. Entre los fines relativos al Estado cabo distinguir entre los impuestos a su propia actividad por su naturaleza específica, del de laa concepciones finalistas que se determinan en las constituciones. El dominio esencial del Estado deberá ejercerse solamente en la esfera de los hechos realizables por una acción común de loa hombrea. Los movimientos básicos de los pueblos, son producidos por la acción natural de los hombrea, manifestada en forma inconsciente, que dan, como resultado determinados hechos más o menos trascendentes. Pero en esta inclinación natural de los hombres no puede influir el Estado, reduciéndose sus atribuciones a facilitar o coadyuvar en su desarrollo. Ahora bien, ¿ esta acción intervencionista del Estado, reduce la libertad y personalidad individual? La respuesta es evidentemente beneficiosa a la intervención estatal, porque los medios poderosos que pone el Estado para el fomento y desarrollo de las relaciones sociales, favorece extraordinariamente la acción individual. 145 a ¡f^i U rr\ ^\4 !L. I ÍJ LEGISLACIÓN 3DS31L a) aío y «íisjíosieíones reglamtsiíarias. Jornada.—Orden de 21 d e diciemb r e d e 1944, p o r l a que s e establece la jomada legal de trabajo do ocho horas para el primer semestre del año 1945 en las labores subterráneas de las minas metálicas. ("B. O." de 5 ú& enero.) SOCIAL ss constituya una Ponencia que formule propuesta de normas reguladoras de las condiciones de trabajo de los médicos al servicio de Entidades encargadas de la prestación de asistencia médica. ("B. O." de 9 de enero.) Ferrocarriles.—Orden de 29 de diciembre de 1944, por la que se aprueba la Reglamentación Nacional de Trabajo en la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (R. E. N. F. E.). ("B. O." de 13 de enero.) Jornada. — Dirección General de Trabajo. Resolviendo con fecha 13 de Industria Eléctrica.—Dirección Gejunio anticipar el comienzo de la jor- neral de Trabajo. Rectificando divernada intensiva en la Banca Privada. sos errores padecidos en la Reglamentación Nacional del Trabajo en ("B. O." de 15 de junio.) las Industrias de Transformación, Jornada. —• Dirección General de Transporte y Distribución de EnerTrabajo. Circular de fecha 14 de ju- gía Eléctrica. nio de 1945 sobre horarios laborales ("B. O." de 18 do enero.) de jornada intensiva de verano. ("B. O." de 20 de junio.) Prensa.—Otro rectiücando diversos errores padecidos en la ReglamentaSalarios. — Dirección General de ción Nacional d« Trabajo en Prensa. Trabajo. Autorización de fecha 14 de ("B. O." de 18 de enero.) junio de 1945 para que la Empresa "Tabacalera, S. A.", efectúe una eleOrden de 9 de enero de 1945, por vación provisional de sueldos y sala- la que s© dictan normas para la aplirios a sus empleados y obreros. cación de la de 22 de diciembre de 1942, sobre pago de salarios enco("B. O." de 24 de junio.) mendado al Instituto Nacional de PreJornada.—Orden do 23 de junio de visión. ("B. O." de 27 de enero.) 1945, por la que se aumenta la jornada legal en las labores subterráneas ele las minas metálicas. Prensa.—Dirección General de Trabajo. Disposición referente a la In("B. O." de 29 de junio.) terpretación de la Reglamentación de Trabajo para la Prensa. ("B. O." de 3 de febrero.) b) KeglamiMitos de Trabajo. Sanidad.—Orden de 30 de diciembre de 1944, por la que se dispone Industria Textil.—Ordon de 17 de enero de 1945, por la que se aprue- 149 lEC-ISLACléN ban las normas especiales fie irá] para la Industria Textil Lanera dedicada a la fabricación de boinas. ("B. O." de 9 de febrero.) JSúsielerhk—Orden de 17 de enero do 1845, pop la quo se redactan y aclaran en !a forras, en quo se CJSpresa algunos artículos de la de 80 de mayo píe 1S44, sobre Reglamentación Nacional del Trabajo en la Industria de Hostelería, Cafés, Bares y similares. ("B. O." <1G 13 de febrero.) Orden de 13 de ísbrero de 1945, por la que se amplía la de 31 de ©cuite© do 1989, en la que ae establecían porcentajes sobordo bruto en favor ole las tripulaciones cíe los Tonques en navegación de gran cabotaje y altara. ("B. O." de 28 de Sobrero.) foreros.—Orden de 3 d© abril de 1845, par la que se modifican diversos artículos de la. Reglamentación Nacional, del Trabajo del Bspectáeiilo Taurino do 17 de junio de 1943. ("B. O." de 8 de aToril.) rden de 5 de steíl de 1945, por la qa?. se aprueba la Reglamentación Nacional del Trabajo en la Compañía Arrendataria del Monopolio do Petróleos, S. A. ("B. O." de 13 de abril.) Dirección General de Trabajo.-—•Modificaciones a diversas erratas producirlas en la inserción de la Reglamentación Nacional del Trabajo, en el Mononolio da Petróleos. ("B. O." d© 2© de abril.) Orden da 12 de abril de 1945, por la que se a^tualsa la Eleglaxneiit&eióíi Nacional fiel Trabajo en. minas metálicas. ("B. O." de 29 de abril.) Orden de 1 de Eiayo -de 1945, por la que se dispone se nombra ua Secretarlo adscrito a la lafipeeeión General de las Magistraturas del 'irabajo, "Dertejisciojita al Cuerpo de Secretarios de acreslías Magistraturas. ("B. C." ele 1S fio mayo.) 150 Orden de 8 de mayo do 1945, por la qps> se establecen aiHnentos provisionales sobre las retribuciones que g>ereibe el personal de las f áttricas yuter&s. {"3. O." de 1S de mayo.) Minería.—Orden de 12 do mayo de 1845, por la que se nsodiíic&n los salarios asignados a, los maquinistas por la Reglamentación Nacional del Trabajo on las minas fie plomo. ("B. O." do 20 da mayo.) Tranvías.—OÍ den da 30 efe mayo de 1945, por la que se aprueban las modificaciones que se indican en la B-oglazaentaeión' del Trabajo de la íüHipresa "Sociedad Ma.driloña da Tranvías", con efectos a, partir de la feelia do la presente Orden. ("B. O." de © de junio.) Orden de 19 de junio ds 1945, po? la ana se establece un pina ele cargas familiares aplicable a las 3mpresas dedicadas a la industria y al coTüercío que no lo tengan ya implantado su anteriores reglamentaciones, salvo escepcionos qus sa iiidie&ít. ("B. O." do 30 de junio.) Dirección Gen«ral cía Trabajo. - Aclarando coa fecna, 23 de junio de 1945 el artículo 2.", numero 2 de la vigente Reglamentación Nacional del Trabajo _en O. A. M. P S. A. ("B. O.'" de 30 de junio.) SE. ~ ABü2IM AeíívMaíJos de preipsrae-ióia y IQSOjjníslóm fia las leyos sdjcl&ies. Orden de 2 de íebroro de Í945, por la, que se constituyo on Consejo AseKor de Ii32dcogTafía del Trabajo, para la retlasei&ü da mi Diccionario laboral. ("B. O." de 12 d-3 febrero.) ÍI,) a© festejo y IDatega«ilones. Sefjwrifl-atl o Higiene &&1 Trabajo.— Ordon de 23 d s ' dicieaitore de 1944, T<E6ISLACJK')N 3>or la que ss aprueba el Reglamento por que lia de regirse el Instituto Nacional de SSsdieiaa, Higiene y Seguridad del Trabajo» ("3. O." de 7 da cuero.) ción cte loa juicios producto <3e certificaciones, a las que so les concede el valor de demandadas. ("B. O." de 26 de abril.) Ley do 15 de mayo de 1945 sobre Medalla &•& Trabajo.—Orden, de IS concesión a los Magistrados del Tra- do enero 1945, por la que se dispone que la Sección. Centra,! de Delegaciones «atienda en lo sucesivo en la concesión de Medallas fiel Trabajo. ("15. O." de 21 do enero.) bajo tic una eompeasaexán. económica análoga a la otorgada por la L-oy ds 28 da aoayo de 1944 a los funcionarios de Jas carreras Judicial y Fiscal. ("B. O." do 17 áe mayo.) Subsecretaría.—Programas ítel piisssero y aegnnáos ejercicios para las oposiciones a oficiales dol Cuerpo TéeDicoadEaiíiistrativo del Ministerio do Trato&jo^ convocadas por Orden de 9 de enero saina! (B. O. del 1S." del olía 13). ("B. O." de 22 de enero.) Iiey de 15 cte jnayo da 1945, sobra sueldos y qvánqwsaios a favor de los Secretarios ¿te Sitagiarattsrajs c!e Tra^ bajo. f'B. O." de 1S fie mayo.) ¡Seguridad e Higiene del Trabajo.—• Oí'dsa de 23 de 'ossro da 1945, polla (pie se rectifica el apartado 3." del artículo l'o del Reglamento por el que lia c?s regirse el Instituto de Medicina, Higiene y Seguridad del Trabajo. ("B. O." de 8 as íetrsro.) e) Hsssjisc.ráóia fiaü Üftc&feJ0» Orden <ie 9 do febrero de 1&4S, pos? la qae ss ciietan noacas para aplicación tlel Decreto de. 23 de enero do 1904, croa establece la mspsesióa del trabajo ea centros no militares reglaos o adaiiaistrscíosi por el Süaiscfo. ("B. O." de. 1® da febrero.) Orden de 12 ¿le enero do 1945, por la que ee crea la Secretaría Técnica cíe -Política La'ucral, dependiente de la Bfeoeeióü General de Trabajo. {""B. O." de 1S do febrero.) Orflsn de 1S de uiarzo el© 1945, pos la ojtis se dispon© se concedan los permisos necesarios a los tr&ioajadores que estudien para obtener un título Orden fie § de febrero de 1345, poí p ia que sa crea una Delegación Psr("B_ O." de 28 de marzo.) nosñeiite de este Departamento en. la 3,ed nacional de los Ferrocarriles J3s- e) ffeicafe. Decreto de 23 de diciembre de 134.4, ("B. O." de 1S <3.e febrero.) per al qus se autoriza a reflejar en el Xtosre'co ós 8 de marzo de 1045, por presupuesto do gastos dsl Instituto ei que so asíaMeee una Asesoiía por- Nacional ele la Vivienda del año acmea©B.te de este Departamento1 en ia tual las EaociificaeioH.es necesarias p&» ra al etmaplimiento de la Ley de 25 da U. 23. H. i?. Si, noviembre último, y concediéndole un ("B. O." de 17 <3e marzo.) siipleiirioii'to ílo crédito para las ota*as Oi'cisa tíe 3 de mazm efe 1945, pos." que realice por gestión directa. ("B. O." de 10 de enero.) Ja gp.a fía alevan las categoríea ele las" Delegatáoues do Ti'sfosjo de Alí•oaaita y Gerona. ("B. O." do 1? de marao.) S>ocreto de 23 de diciembre de 1944 Qso?oto-de 18 tío abril cía 19é5, por por el que ss dieta-a, normas para 1 aplicación del apartado sesito del arel ere® se dan aownas loare, la e e i ' 151 LEGISLACIÓN tíeulo 17 de la Ley de 19 de abril de 1939 sobre viviendas protegidas. ("B. O." de 11 <ie enero.) Decreto de S de febrero de 1945, por el que se rectifica el de 10 do noviembre de 1942, que modificaba el artículo 49 del. Reglamento de 8 de septiembre de 1939 sobre viviendas pro("B. O." de 15 de febrero.) Decreto ele 3 de febrero de 1945 sobro desahucio de viviendas protegidas. ("B. O." de 15 de febrero.) Orden de 7 de febrero de 1945, por la que se dictan normas para aplicación de la Ley de 25 de noviembre de 1944 sobre reducción de impuestos y contribuciones en la construcción de casas de renta para la denominada "clase media". ("B. O." do 16 de febrero.) Orden de 5 de abril de 1945, por la que se fijan las normas para la concesión de los préstamos a que so refieren la Ley de 25 de noviembre de 1944 y Orden de 7 de febrero de 1945. ("B. O." de 11 de abril.) Orden de 7 de febrero de 1945 (rectificada), por la que se dictan normas para la aplicación de la Ley de 25 de noviembre de 1943, sobre reducción de contribuciones e impuestos en la construcción de casas de renta para la denominada "clase media". ("B. O." de 16 de abril.) Orden de 16 de abril de 1945, por la que se aclara el artículo 8.° del Reglamento de "Viviendas protegidas" de 8 de septiembre de 1939. ("B. O." de 16 de abril.) Decreto de 13 de abril de 1945, por el que se hace extensivo el régimen especial de desahucio concedido al Instituto Nacional de la Vivienda par la Ley de 23 de septiembre de 1939, a los casos de ilegítima utilización de caaas baratas, económicas y similares y viviendas protegidas. ("B. O." de 25 de abril.) Decreto de 13 de abril de 1945, por el que se establece la percepción de gastos de 0,10 por 100 a favor del Instituto Nacional de la Vivienda del presupuesto de cada proyecto presentado ante este Departamento en virtud de Ley do 25 de noviembre de 1944 y su Reglamento de 7 de febrero del año en curao, con destino' al pag"o de los servicios administrativos y técnicos encomendados a diclio Instituto. ("B. O." do 2S de abril.) Decreto de 13 de abril de 1945 sobre inversión de la reserva especial de empresas destinadas a fines de carácter social en títulos emitidos por entidades constructoras <ic viviendas protegidas. ("B. O." de 26 de abril.) Orden de 4 de mayo de 1945, por la que se concede carácter de comarcal a la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana de Cartagena. ("B, O." de 13 de mayo.) Orden de 8 de mayo de 1945, por la que se dictan normas para la administración de la percepción del 0,10 por 100 reconocida al Instituto Nacional de la Vivienda por Decreto de 13 de abril de 1945. ("B. O." de 19 de mayo.) Decreto de 28 de mayo de 1945, por el que se aumenta el número de vocales del Consejo del Instituto1 Nacional de la Vivienda. ("B. O." de 7 de jimio.) Orden do 5 d>a abril de, 194.5 (rectificada), por la que ee fijan las norina¡g para> ia concesión do los préstamos a pi?e se refieren la Ley do 25 Orden de 15 da junio de 194.5, por dse XKfvlcYiihye <1e> :U)44 y Orden de la que so dan normas para la con7 de íxítae;» cíe 1945. cesión de préstamos para la construc("B. O." de 18 <ie abril) ción de viviendas y obras beneficia- 152 cías por la Ley de 25 de noviembre de 1944. ("B. O." de 18 de junio.) guro Total quetie constituida en la forma que se expresa. ("B. O." de 4 de febrero.) Qrászi de 15 de jimio de 1945, por la que se complementa la Ley de este Departa-meato de 25 de noviembre de 194-i y sus Ordenanzas <ie 7 de febrero lia 1945. ("B O." de 18 de junio.) Orden de 14 de marzo ¿ie 1945 sobre el importe de las cuotas a satisfacer por Seguros y Subsidios sociales en favor de ios tripulantes de barcos. ("B. O." de 22 de marzo.) Decreto de 3 de marzo ÚB 1945, por el que se dispone que los Departamentos ministeriales den cuenta a éste de la paralización de las obras. ' ("B. O." de 18 de marzo.) Orden de 30 de abril de 1945, por la que se dispone que las Diputaciones provinciales al confeccionar sus planes anuales de obras consignen concretamente las cantidades que corresponden a los Fondos del Impuesto para la Prevención del Paro obrero. ("B. O." de 18 de mayo.) IH. — PKEVÍSKWí SOCIAL, BHTTOAUMO Y COOPERACIÓN a) Ka-gimen general de Seguros sociales. Decreto de 23 de diciembre de 1944, por el que se integra, en el Instituto Social de la Marina el Servicio del Fondo Regulador, de los Seguros sociales a favor de los trabajadores üel mar, que se denominará "Caja Nacional del Fondo Regulador de los Seguros sociales para los pascadores". ("B. O." de 11 do enero.) Decreto de 23 de diciembre de 1944 en el que se Xijan las bases para el Seguro Total. ("B. O." de 13 de enero.) Orden de 23 do enero de 1045, en la que se dispone que la Comisión encargada de redactar el proyecto de ley para el establecimiento del Se- Orden de 26 de marzo de 1945, en la que se dispone que el Consejo General del Instituto Nacional ele Previsión ge organice en régimen de Ponencia y constitución de la misma. ("B. O." do 27 de marzo.) Orden de 28 de mayo de 1945, por la que se ñjan las normas finales a que habrá de atenerse la Comisión del Seguro Total. ("B. O." de 6 de junio.) Orden de 18 de junio de 1945, determinando el salario-base del personal de la Marina Mercante a efectos de aplicación de los distintos regímenes <le Previsión y Seguros sociales obligatorios. ("B. O." de 30 de junio.) to) Seguro tle AccMentes. Decreto de 28 de diciembre de 1944, por el que se amplían las facultades sancionadoras del Ministerio de Trabajo on materia de accidentes y otorgando elementos de juicio a las Magistraturas <ie Trabajo para la resolución de las demandas sobre la misma materia. ("B. O." de 10 de enero.) Orden de 22 de mayo de 1945 reduciendo las tarifas del Seguro Marítimo tle Guerra de los tripulantes do los barcos españoles en un 65 por loo. ("B. O." de 24 de mayo.) Enfermedades profesionales. — Decreto de 23 de diciembre de 1944, ©n el que se cambia el régimen a seguir en el Seguro de Silicosis. ("B. O." de 10 de. enero.) 153 LEGISLACIÓN é) &sfesl«3Io WassaSBas. Orden de 28 de mayo de 1945, por la que so autoriza a la Caja Nacional re Subsidios Familiares a anticipa*: los reintegros que deben, aaeerse a las empresas productoras de IiuIla por tos pagos que éstas realicen sobre pluses de cargas familiares. ("B. O." de S de junio.) nes del Seguro oWigatorlo de 33nferzaedad, ("B.'O." de 27 de enero.) Orden, do 7 de aaarz-a da 104S fijando loa deredios da registro e inscripción de los Montepíos y Mutualidades cfo Previsión social para el ejercicio de 1945 y determíiiando la fesíia en «ue ha de cifraras si nfiaiai'o de Asociafios y Bfeaefleiaílos del ©) EllEISieifítSE-S. Seguro oMigatorio de IBnfer-jiiacIad. Gixlen da 29 de diciembre cíe 134.4, ("S. O." de 26 ole aiarso.) en 1.a que se prorroga el plazo para la renovación de títulos de Familia ít) O&^ssasMíM. numerosa, ("B. O."' de 6 de enero.) Orden do 27 de diciembre de 1844, por la quo ge prorroga el plazo para Orden, de 81 de enero de 194S5 so- que las Cooperativas constituidas eon lape vali&esa de los títulos de benefi- Soí-reglo a la legislación anterior adapciarios de ITazoHia. zuiuiezoEa. de los ten su vida a la naova hsy de Coresidentes en. las Islas Canarias, po- operación. sesiones españolas del Occidente d.e ("B. O." de 5 do enero.) Afriea y territorioís del Golfo de Guinea y plazo para la renovación ds Decreto de 28 de naayo de 1945, los mismos. por el que se dispone que el Berwcio ("3. O-." do 1@ üs febrero.) de Coop'sra.tivas que el Decreto de 18 do agosto de 1939 adscribió a la Subsecretaría del Ministerio de Trabajo, pase a depender do la D>irccciáa 2) sí© General de Provisión ds este íáiiaisOrdan de 19 de enero de 1945 sxoro- terio. Toando el plan nacional de i ("B. O." de 7 do junio.) JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO ACCIDENTES BISE. T El steaí&ílo es accidente tfel trabajo. (Sentencia núni. 72. 17 noviembre 1944.) El accidente originario de esto pleito surgió a consecuencia de un atentado contra cosa del patrono cuando en ella le prestaban haMtual servicio los obreros que a sus órdenes y por su cuenta trabajaban. El hecho en sí y en. sus circunstancias, caracterizadas por las de lugar, materia y forma, claramente revelan que la causa final del acto agresor era, cuando menos, el daño de un instrumento de trabajo que para él, por orden del patrono, utilizaban en el momento de la ocurrencia obreros al servicio de la Empresa, y, por tanto, indiscutiblemente, éstos, en, cumplimiento de la relación de trabajo, bailaron en ella la causa ocasional del mal padecido, merecedor de la calificación jurídica de accidente ind'smnizable, por el concurso de lesión, ocasión da trabajo y fuerza contrafuno úe sus medios empleado por la causa enciente que voluntaríaiEiente lo intentó. Hernia. Es isule-mnizafole si sobreviene áe esfuerzo esfeaoríEnai'ío. (Sentencia núm. 214. 26 febrero 1945.) La Magistratura no declara la predisposición hemiaria del obrero demandante; el recurso la afirma, pretendiendo fundarla en la "existencia de dilatación del anillo inguinal derecho", pero sin justificar en. los términos exigidos en el número 7.° del art. 1.692 de la Ley rituaria que el Tribunal de instancia se equivocó, dejando de declarar probado que hernia izquierda y dilatación del anillo inguinal derecho han sido sucesos que obedecieron a causas distintas, producidas en tiempos diversos, justificación indispensable si hubiere de estimarse cierto que en el caso de autos preexistía con valor sintomático tal dilatación inguinal. Sigue la contraposición de hechos entre sentencia y recurso cuando éste supone que el peso a vencer por el obrero accidentado y otro compañero era de dos kilos, siendo así que la Magistratura aürma que ol esfuerzo lo realizaron ambos trabajadores, no con el fin de elevar un objeto de tal peso, sino "para desprender tai tubo de la calandria de una caldera", acto que "ofrecía (dice en el segundo de los Considerandos) una resistencia desusada". 157 JUEISPKttDENCIA S^a pérdida ele función visual equivale a jiái'aMáa é® visión. (Sentencia número 244. 16 de marzo de 1845.) SI la pérdida de la visión de v,n ojo constituye por sí tsia incapacidad parcial permanente expresa p&ra los trabajos agrícolas, según lo determina concretamente el art. 53 del Reglamento do Accidentes en la Agricultura en su apartado B), un scnil-equivalente de esa pérdida lo constituye el quedar reducida la visión a un 0,125, es decir, s que con al mismo solamente se vea la claridad o, cuando más, los objetos sin precisarlos, pues implica prácticamente la inutilidad de ese órgano para su función, pese a no imponer el trabajo agrícola, en general, mucha agudeza visual, el de la poda de árboles la requiera en buen grado, porque exige la subida a ellos y que los cortes sean limpios, resultando necesaria la doble visualidad natural para un rendimiento normal. cía imovanaicsitos «Sol óigaaio leaüonsato m« es <Wtíc© 3paara la efccIaxaeMfea fie iticapaoMM pEnm&mssif». (Sentencia ufen. 253. 22 de marzo de 1945.) La cita que en el recurso se nace de que on ol Resultando do hechos probados se sienta la afirmación do que se recuperaran los movimientos de la mano lesionada, no es exacto, pues únicamaate se hace referencia a que "tal disminución de capacidad funcional, según pronóstico médico pericial, pudiera con el tiempo recuperarla, al actor en modo o en parto", lo cual dista, mucho de ser una afirmación del Juzgador, y que en definitiva no modifica la disminución actual de la capacidad de trabajo, razón de la condena, aunque pudiera sor punto de arranque en su día para revisar la incapacidad presente. • ©omfcr&ío Isítci-al. (Sentencia núm. 173. 2S de enero de 1945.) Los elementos documentales que sa citan no contienen datos para acreditar la dependencia y subordinación características de un cierto contrato de trabajo entre actor y demandante, pues si bien alude a una colaboración gratificada, como los hechos probados la declaran, ninguno contiene de/calles que revelan más vínculo que el estimado, ni relación mas intensa de servicios o características distintas on fondo o forma de los aceptados, de lo expuesto no se deriva relación de trabajo por cuenta ajena con la subordinación que lo caracteriza, porque le. funoión desempeñada al arbitrio del trabajador, sin jornada horario, ni tarea, y retribuida con tanto por ciento de los negocios que por su mediación se obtuviese, no entra en el contenido del contrato laboral, basado en que el trabajo se prerte por cuenta ajeas y bajo su dependencia. 158 M© este «KiíjireasSidís ©mi el ííomcspí© «Je tottajc/ste eü (Sentencia núm. 242. 13 de marzo de 1945.) Habida cuenta ele la nataralezs de las funciones a fiesaiapeñEií' por tm. capitén de taque ulereante que lleva la representación legal del nxisrao, celebra los contratos de embargo can los individuos de la tripulación, dirige el taque e impone penas correccionales a los que dejen de cumplir sus órdenes o falten a la disciplina, aparte d© la importancia de sus emolumentos, son efrounstaneias que justifican el que no pueda considerársele como obrero a loa efectos de la aplicación. <le la legislación laboral, aun. cuando no esté expresamente citado dicho cargo entre los que el art. 7." de la Ley de Contrato de Trabajo señala, pues de la redacción dada a tal precepto se deduce cue no son solamente los cargos expresados en el mismo los exceptuados de la aplicación ríe la legislación laboral, sino otros análogos. Caaos ©m tros ss íiiclisy® al vie.Js.mfe «Jo «Kaisi'oio en. !s legislaciéa stsciai. (Sentencia núm. 107. 13 de diciembre de 1844.) La noción "viajante de comercio", no definida especialmente en el Código mercantil, mas practicada constantemente en la vida del comercio, al adaptarse, en ¥irtud de su fondo inform.ad.or "trabajo", para ser Juzgada en el campo del derecho laboral, no podía éste ni su jurisprudencia olvidar los múltiples matices que aquel concepto ofrece, muchos de ellos con suficiente virtualidad para desplazarle del campo del dorecüo social, y otros para retenerle en él, que sirven a distinguir sustantivamente al viajante del comercio, y que sin abandono del tipo "viajante del comercio" podíase llegar liaste, la noción del agente mediador, independiente y verdadero comerciante por cuenta propia. 23» ftmeiomsíio oí Agente «3© ¿íiMísios. (Sentencia núm. 265. S abril 1845.) E31 cargo de Agente ele Arbitrios que el actor desempeñaba en el Ayuntamiento de Palma de Mallorca es un cargo administrativo que en los Kegiaraentos de esta dase tienen establecidas las suficientes garantías de permanencia en su función, exigiendo para su separación la tramitación del oportuno espediente, en el que se liarán constar las faltas que la motivan, y el acuerdo municipal do la separación de esos empleados queda sujeto a la revisión en la vía contonciosoadministrativa; y por ello cae fuera de la competencia de la juñadieciÓH laboral el entender en esta materia, por lo q\ie procede declarar la incompetencia de esta jurisdicción para conocer del asunto que motiva esto recurso. 159 JURISPRUDENCIA No tierno condición tls finicioiiSMo público el liatones de mi orgamissist} estatal. (Sentencia núm. 256. 26 de marzo de 1945.) Si la trivialidad de la función característica de los servicios de "botones" o "recadero .joven" parece impropia a un tono de pública, qus pugnaría con su insignificancia, dándola rsalce inadecuado y personificación de funcionario, las modalidades del caso de su nombramiento y pago en gratificación convencen de que servidor de esa clase no tiene las garantías del empleado público, ni relación de trabajo- equiparable a éste, ni, en fin, nexo estatal que la confiera atributo o deber alguno más significado que el de su dependencia laboral, como lo tienen los funcionarios. No se percibe, pues, modo de calificar a tal modesto servidor más que como trabajador que en temprana edad rinde el esfuerzo do que dispone, y así ha de tratársele. y falto ele resjseto, «ÍMMO «musas ¿te «fespM®. (Sentencia numero 220. 1. de marzo de 1945.) El despido del demandante tuvo lugar porque cerró el paso del vapor de una máquina de la sección de tintes, en la que no tenía intervención laboral de clase alguna, con ánimo de que no se trabajase más aquel día, para que su pretensión prevaleciera contra las órdenes del director técnico de la sección do tintes, no habiendo terminado la jornada normal de trabajo en la Empresa e imposibilitando, como lo consiguió la realización de determinados trabajos ordenados por la gerencia de la casa, declaración que no ha sido impugnada por el recurrente en la forma que la Ley autoriza y que, por tanto, sigue subsistente a los efectos de estimarla como causa de despido comprendida en los apartados b) y c) del núm. 6." del art. 89 de la Ley de Contrato do Trabajo. línracióii del «wmtrafo tío trabajo. (Sentencias núms. 221 y 222. 1 marzo 1945.) Dispuesto en la cláusula tercera del Contrato de Trabajo, a que loa hechos probados aluden: "La duración de esto contrato será de un trimestre, tácitamente prorrogado "por igual período de tiempo", salvo denuncia por una de las partes con un mes de antelación", parece evidente que cada prórroga trimestral había de entenderse producida cuando hubiera comenzado a correr el último mes del trimestre en vigencia, pues que entonces ya no podía tener lugar la denuncia con la anticipación mensual comentada, y consiguientemente estaba supuesta la continuidad trimestral siguiente. 160 JURISPRUDENCIA Subsidio por fallecimiento. (Sentencia núm. 104. 12 de diciembre de 1944.) M subsidio dispuesto en la Base 21 de laa que en la fecha del fallecimiento de , regulaba el servicio de empleados de la Banca privada, se ordenó en beneficio de los eausahabientes del trabajador fallecido; es, pos' tanto, derecho de éstos, con origen causal en el mero hecho de la muerte. Si la tesis de la, sentencia recurrida prosperara, pudiera llevar a la inaceptable conclusión de que la revisión de conducta de obreros fallecidos dejara siempre incierta, en orden al subsidio familiar regulado en la base de trabajo, la (suerte de los beneficiarios, quienes, en todo caso, se verían, obligados a defender su derecho, exculpando a sus causahabientes de cargos que siendo desconocidos, o tal vez ya dispensados por la Empresa, como liaría posible creer el heclio de no haber despedido al trabajador, con mas razón nay quo presumir los desconozcan sus causahabientes en la mayor parte de loa casos, imposibilitados por falta de medios adecuados para rehabilitar la conducta de quien no puede responder personalmente de sus actos ni explicarlos en sus circunstancias. ¡La, BEag-feíiratora d» Tratojo es competente para conocer «le la concssióa o éemegaolúm tus pensiones que las Empresas otorgan, a su personai. (Sentencia núm. 255. 22 de marzo de 1945.) Lio mismo la sentencia de esta Sala de 5 de mayo de 1943, que la de 22 de septiembre de igual año, reafirman la competencia de esta jurisdicción en la materia de pensiones y jubilaciones de los trabajadores, de lo cual en ambas se trataba, y que lo hiciera la última distinguiendo en el origen da ciertas pensiones, para decidir en su caso que la autoridad directiva estaba capacitada para privar de ellos, revela ese propio imperio que la permitij tratar la cuestión de fondo y solucionarla. . 3u» incompetencia por razón del lugar no paed© alegarse en irecta^so ció casación por infracción de ley. (Sentencia núm. 107. 13 de diciembre da 1944.-.) l<a competencia "ratione loci" no tenía ni tiene cabida en recursos d» aquel tipo, como dispone el art. 488 del Código del Trabajo, en relación con el 1.692 de la Ley de Enjuiciamiento, cuyo núm. 6." considera lo que de derecho sustantivo existe en el estudio de la competencia por razón de la Ley, que, como infringida, se pi-eaente en cuanto concede o niega "facultad jurisdiccional" en orden a la "materia" litigiosa, para que la supuesta infracción pueda ser corregida en nombre del interés público, pero siempre bajo el punto de vista del derecho sustantivo; en cambio, considera, vicio formal la 161 JURISPRUDENCIA infracción de preceptos reguladores del modo de discernirse la competencia territorial, y al efecto los incluye en el núm. 6." del art. 1.693 de la propia Ley rituaria. La competencia territorial, pues, no puede ser materia de recurso de casación por infracción de ley. del recurso de revisión a, favor ttel íoiufc» de garantía. Ss prescriptible. (Sentencia núm. 220. 6 de marzo de 1945.j El error do la tesis sustentada en el recurso es evidente, por cuanto ya esta Sala, en su reciente sentencia de 12 de abril de 1944, lia dejado claramente establecido, con doctrina que ha do reiterarse, que tal recurso de revisión especialísimo y extraordinario ha do entendérselo muy análogo en su fondo de origen y directrices al medio articulado en el procedimiento civil ordinario para salvar la pugna entre la verdad real y la legal lograda por fraude. La referencia directa que hace el art. 498 del Código del Trabajo en todo lo no previsto en su libro 4.°, a lo que dispone la Ley do Enjuiciamiento Civil, y la carencia de normas de tipo laboral que regulan el término dentro del cual puede interponerse el repetido recurso o demanda de revisión extraordinaria a favor del fondo de garantía, ha do obtenerse su duración aplicando análogamente las normas procesales comunes adecuadas, artículos 1.798 y 1.800 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, señalan en tros meses y cinco años como máximum el plazo. MINISTERIO DEL TRABAJO INTERPRETACIÓN BE MHÍES Y REGLAMENTOS A) JJSGSSIACÍON DESCANSO DOMINICAL C'onapa'jas&tíúii económica al personal que trabaja en día de fiesta no ree operable. (Resolución 30 de abril de 1945.) Cuando so trate de industrias exceptuadas, en que los trabajadores disfruten descanso dominical de compensación, los días festivos no recuperables, en que, sin embargo, actúen, deberán serles compensados con otro día de descanso o, en su defecto, con el abono de sus liaberes correspondientes a dichas festividades, incrementados en el 140 por 100. 162 JURISPRUDENCIA B) BEGI^AMKNTACIOK PRENSA ClsisificaoSón profesional. líraeba de aptitud. (Kesolución 28 de abril de 1945.) Para realizar las Empresas el encuadramiento de su personal, hatea de estarse a la función desarrollada por. los trabajadores a su servicio, sin que sea necesario, ni menos aún obligatorio, el examen de capacitación prevenido en la primera Disposición transitoria de la Reglamentación, sino en aquellos casos en que las definiciones contenidas en las Ordenanzas laborales exijan la posesión de un mínimo do conocimientos. En cuanto a recursos tiontra el Escalafón, habrá de tenerse en consideración lo dispuesto en el artículo 28 de las Ordenanzas, que otorga un plazo de diez días para reclamar contra aquél; caso de ser desestimada la petición, concede quince días para acudir ante la respectiva Delegación de Ti-atoajo y, finalmente, se da «m postrer recurso ante la Dirección General. SIDEROMETAXiURGIA. TPaJEeros de carrocería ele cochos. (Resolución 30 de abril de 1845.) La discriminación de si se trata de actividad que haya o no de sujetarse a la Reglamentación de Siderometal urgía, ha de realizarse en cada caso por la Delegación Provincial de Trabajo, previo informe de la Inspección de Trabajo y.de la Delegación Sindical, por tratarse de cuestión de hecho, sin perjuicio de concederse posibilidad de recurso ante la Dirección General de Trabajo. HOSTELERÍA KetHMner&eióJi de los "intérpretes". (Resolución 1." de mayo de 1945.) Hay que distinguir dos hipótesis, a saber: a) Si están encai'gados efectivamente de acompañar a los turistas que sean clientes del establecimiento, cobrarán el sueldo fijo marcado, aparte del pago de sus actividades conforme a la-ss tarifas implantadas por la Dirección General de Turismo; y b) Si los servicios se prestan d'entro del Hotel y consisten en la recogida de clientes y en otros actos propios de la Conserjería, serán equiparados a los Ayudantes áe Corscrje, cobrando el haber a éstos señalado, así como la participación en el porcentaje que marca la Reglamentación de Trabajo para, tales Ayudantes. 163 J ÜEISPSUDENCIA ELECTRICIDAD Plus ú® cargas familiares. (Resolución. 5 de mayo de 1945.) Los hijos menores de veintitrés años, durante el tiempo que presten su ser* icio militar, no dan derecho a puntos. Reitera doctrina constantemente aplicada en las distintas Reglamentaciones do trabajo, la cual se basa en el hecho de que, en tanto dura el servicio castrense, no existe auténtica carga familiar. SEGUROS Médicos y CoEflíuIpomas «pie prestan sus servicios a más ü» ama TSntMail, y • ejercen libremente su profesión. (Resolución 12 de mayo de 1945.) Si bien por su especialidad podrían los MéJicos referidos considerarse clasificados como Personal Titulado, conforme al artículo 7." de la Boglamentación, debe tenerse en cuenta que el artículo 34, al tratar de la jornada de trabajo que viene obligado a realizar el personal afectado por las Ordenanzas, incluye en su párrafo 1.° al Titulado, para el que su establece, al igual que para los Grupos de Jefes y Administrativos, la de cuarenta, y cuatro ñoras semanales y la de seis horas diarias durante la jornada reducida de verano. Por ello, y para que el personal Titulado pueda considerarse regido por la Reglamentación nacional, habrá de llenar diclio requisito de la jornada do trabajo, criterio ya sentado por la Dirección General do Trabajo con reiterat. ón. Por lo que tocd. a los Practicantes y las Comadronas, que aparecen incluidos en el Grupo de Profesiones y Oficios Varios, a más do que presten sus servicios de modo preferente o exclusivo para un'a misma Empresa, o para varias de la misma Organización financie • a, deberá asimismo tenerse en cuenta el requisito relativo a la jumada de trabajo que vienen obligados a observar, a tenor del apartado 3.° cel ya citado artículo 3'i de la Reglamentación nacional. ARTES GRÁFICAS Situación fie los aprendices femensaios ai terminas,1 oí plazo tfo preparación. (Resolución I ) cíe mayo do 1945.) Por no existir la categoría de "peón" femenino en la Reglamentación de Artos Gráficas, no resulta posible aplicar criterio diálogo al señalado para los aprendices varones por el artículo 29, apartado 4.°, de las mencionadas Ordenanzas de Trabajo, con. arreglo al cual se establece la reserva del 80 164 JURISPRUDENCIA por 100 de las vacantes que se produzcan en la categoría de Oficiales de tercera para los aprendices declarados aptos, y si no hubiera ninguna vacante, se dispone la posibilidad de opción entre salir de la empresa o pasar a la categoría de peón. Para sa¡ icionar el problema planteado, y teniendo presente lo dispuesto en el artículo 22, apartado 2.°, de la Reglamentación, y siempre respetando los derechos adquiridos, se acuerda: Que cuando los aprendices femeninos de oficios complementarios hayan completado satisfactoriamente su período de preparación, tendrán derecho a ingresar en la categoría de Oficiales de tercera siempre que hubiera vacantes, a salir de la empresa para prestar sus servicios en otra diferente, o bien a percibir la mitad de la diferencia a que hace mención el apartado 2.° del artículo 22. Y si por costumbre inveterada !a Empresa abonara en este último caso la remuneración fijada para el Oficial de tercera, con una reducción del 25 por 100 tan sólo, esta última costumbre sería de aplicación, por ser más favorable que la diferencia marcada en el citado artículo 22. C) SEGUROS Percepción del Subsidio Familia* por los Alguaciles de los ¿fwzgados Municipales. (Resolucifin 11 de mayo de 1**45.) De conformidad con los informes emitidos por la Sección de Seguros Sociales y la Asesoría Técnica de Previsión, la Dirección General de Previsión resuelve la Consulta formulada en el sentido de que, habiendo variado Ja situación jurídica de los Alguaciles de los Juzgados Municipales, bo? Agentes Judiciales, habrá de estarse en cuanto al régimen de Subsidios Familiares a las consecuencias derivadas de la nueva situación, siéndoles aplicable el Régimen especial de los funcionarios públicos en general, o e¿ que establezca en particular el Ministerio de Justicia, desde el momento en que tales Agentes perciban su sueldo con cargo a los Presupuestos generales del Estado. Para llegar a ea'.::-¡ conclusión la Dirección General parte de la idea de qua los Alguaciles en cuestión han sido afectados por la Ley de Bases de reforma de la Justicia municipal de 19 de julio de 19.44, que dispone en su Base V que tocios ellos constituir:! n un Cuerpo, y que determina en su Base VII las normas para la üjaciói de sus remuneraciones, en sustitución cíe los derechos arancelarios, que pen ?birá el Estado. Kxamina la Resolución el Decreto da 19 de enero de 1945, así como las Ordenes cíe 1.» y 31 de marzo del año Í944, y declara en su último Considerando, que "mientras perciban los Alguaciles municipales su remuneración por Arancel, en tanto entre en vigor la Organización del Cuerpo de Agentes Judiciales, deben ser considerados como trabajadorea por cuenta propia y, por tanto, excluidos del Régimen General de Subsidios". 165 JURISPRUDENCIA Kégimen de Seguros Sociales aplicable a la Comunidad de Regantes ele ... (Resolución 19 de mayo de 1945.) Se trata de una Entidad incorporada a la Hermandad Sindical que solicita, "por ser empresa puramente agrícola", quedar sujeta a* régimen especial de seguros sociales para la agricultura, alegando a tal fin que loa productores a su servicio fueron incluidos en su mayoría en el Censo da productores agrícolas a efectos de las elecciones sindicales. En los Considerandos de la Resolución, dictada por la Dirección General de Previsión d.e conformidad con el dictamen de la Asesoría Técnica, comienza por declararse que la Entidad peticionaria posee personalidad jurídica, distinta e independiente de la individual de los propietarios da lincas rústicas que la constituyeron para mejor aprovechamiento de las aguas, y se sienta el criterio de que esta actividad no encuadra dentro del concepto de trabajos agrícolas, forestales y pecuarios, únicos sujetos al régimen especial de Seguros Sociales establecido por la Ley de 10 de febrero de 1943 y su Reglamento do 26 de mayo siguiente; se indica a continuación que son diferentes los criterios inspiradores de la legislación fiscal y de la de previsión, por lo que resulta perfectamente normal que empresas sujetas a tributación por contribución rústica, como las salinas, por ejemplo, estén consideradas como industriales a los fines de previsión; y luego de invocar la Resolución de 17 de abril de 194.4, que decidió un caso análogo, y la á¿ 6 de abril de 1945, que estima como labores agrícolas aquellas en que concurre, entre otras, la circunstancia de que persigan la obtención directa o la transformación no mecánica de los frutos de la tierra, ganadería o forestales en el lugar donde originariamente se encuentren, y no una finalidad de carácter industrial, resuelve que la Comunidad solicitante debe quedar sujeta al Régimen general de Subsidios y Seguros Sociales, y excluida, por consiguiente, del especial establecido para la Agricultura. 166 IBLIOGRAFÍA DE POLÍTICA SOCIAL OBRAS ESPAÍ?OIxA.S E HISPANOAMERICANAS II. 2S8. 299. 300. 301. 302. 303. 304. 805. 338. 807. 308. 309. 310. 311. 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