ver artículo - Centro de Estudios Políticos y Constitucionales

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BLfi.NA. Art&e Gráficas. — Larra., 12. Madrid.
VISTA
DE ESTUDIOS
POLSTíC
SUMARIO DEL NUMERO 3
^/ Luis 'DÍEZ BBL COEKAL: IndivMuo
y Sociedad
en él
Liberalis-
mo Doctrinario
7
JOSfó PÉREZ SERRANO: MI Descanso anual obligatorio ............
HÉCTOK MAKAVALL CASESNOVES: El
XVII Conferencia Internacional
Seguro
de Vejes
en
33
la
del Trabajo
77
EUGENIO PÉRKZ BOTIJA : Dos notas .sobre Jurisprudencia
Social.
89
s de libros:
W. P . LOFTHOUSE: Th.e ifwmüy
PALANCAR
P. W. TICENEK: Historia
and
the
State,
por MAKÍÁ
99
social e industrial
de
Inglaterra,
por L U I S BURGOS BOEZO
MiOUEL HBSNAINZ MAEQUBZ: Accidentes
102
del trabajo
y
enfer-
medades profesionalosj, por C. G. P
110
I-iEON MARTÍN-GRANIZO: Pasado y futuro de Xa Oficina
Inter-
nacional del Trabajo, por MARIANO UCKLAY REPOLI^S
TOMÁS KL0KKI15TA Y AETAZA: La O arta del Atlántico
Carta ds Füadelfki,
y la
por CÁELOS G. POSADA
ALFONSO ESTESAN : Alcance y finalidad de los seguros
obligatorios,
116
por LUIS BUKGOS EOEZO
117
sociales
119
P&gs.
Seaeña tle Bevista»;
Revista® españolas
Revistas internacionales
.
Revistas inglesas y nortetimericanas
125
135
139
SjegMaeión:
Legislación social
149
Jurisprudencia:
Jurisprudencia del Tribunal Supremo
Resoluciones del Ministerio de Trabajo
157
162
Bibliografía:
Obras españolas e hispanoameñcetnan
Obras extranjeras
169
170
Secretaría: PALACSO DEL CONSEJO NACIONAL (AHTIGWS
P L A Z A DE LA MAEIMA E S P A Ñ O L A . — T E L É F O N O
21
s
I N D I V I D U O Y S O C I E D A D EN EL
LIBERALISMO DOCTRINARIO
Luis Diez del Corral
Uno de los principios fundamentales ¡sobre que se constituye el inundo moderno es el de la individualidad. El impulso en ese sentido viene dado por la alta Edad Media, cuya
escolástica, tras los intentos anteriores de conciliación entre el
sentido de lo individual despertado por el cristianismo y el realismo universalista de la Antigüedad, ha acentuado con Oceain
y Nicolás de Cusa el valor del individuo por encima de los meros
géneros y especies, como una forma superior de existencia. Todo
el Renacimiento rebosa vitalmente de ese descubrimiento de lo
individual, de la "varietas rerum" del universo. Profundizando
metafísicamente esta actitud, en el siglo xvn surgen los grandes
extremos monadológieos.
Leibniz es el filósofo clásico del individualismo. El individuo
—sostiene—no puede salir por negación de entidades universales
más reales que él; es un "ens positivum". Un ser existente no se
distingue de otro por un solo atributo y por una mera.diferencia
dentro de la misma especie, sino por todo su ser. Todas las sustancias son homogéneas en su estructura ontológica fundamental, pero en concreto cada una es totalmente diversa de todas las
•demás. Lo que pertenece a un individuo le pertenece esencial y
LUIS DÍEZ DEL CORRAL
sustancialrnente; y no sólo su propia y singular actividad interna sino también enteramente cuanto le acaece. Todos los individuos juntos forman, sin embargo, según Leibniz, el gran Orden
del universo, pero éste no es una unidad en el sentido de que lo
individual sea absorbido de algún modo por lo universal o el
conjunto y pierda su autarquía; es un orden de sentido, una armonía preestablecida entre individuos, todos los cuales conservan su independencia y plena peculiaridad. Los más perfectos eatre todos los seres, los más espirituales, son los que menos se
excluyen unos de otros. La perfección de los seres espirituales radica en las virtudes, y entre éstas la decisiva es el amor. En él
goza el uno de la dicha del otro. La "simpatía" de los individuos
los enlaza en el sistema universal de la armonía1.
La metafísica monadológica del XVII forma el fondo sobre el
que se levanta la moral del siglo siguiente. Pero en el tránsito so
lian desfigurado elementos esenciales de aquel pensamiento. Debilítase el sentido ético y unitivo de su construcción; el mandato
de perfeccionamiento que arranca de la metafísica de la mónada
se va tornando en seco y egoísta utilitarismo; Abandonase la
construcción de la armonía preestablecida2 y la idea mecanicista
va imponiéndose al sentido cualitativo y dinámico de la monadología. El sistema natural extiende su dominio a la ética. Frente
al individuo radicalmente diferenciado, durante toda la época de
la Ilustración, logra verdadera primacía la idea del género. Los
hombres son todos individuos y todos son respetables como tales;
pero los individuos son en el fondo iguales, y las particularidades
que los diferencian son de índole exterior y accidental. El individuo "natural" del que se quiere hacer la base del derecho, de
la moralidad y de la vida religiosa, es una abstracción. ¡Libertad
e igualdad! Los hombres, emancipados de la tiranía de los órde1
Heimsoeth, Los seis grandes temas de la Metafísica occidental, Biblioteca de la Revista de Occidente. Madrid, pág\ 291 y siga.
La monadologie, 86 y 87.
2
Wiadelband, Lehrluch des Gesohiohte des eMlosayhie. Tübingen, 1943S
. 424.
8
INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN E L LIBERALISMO DOCTBINARIO
nes y convenciones externas, son iguales en todo lo esencial; el
fin ideal de toda libertad es borrar del mundo las desigualdades.
Los individuos se convierten así en átomos, átomos de la sociedad o del "reino de los espíritus". Si pueden formar un- conjunto,
es porque en el fondo son enteramente lioznogéneos, y todos quieren en último término lo mismo como seres racionales por naturaleza. El sistema del universo, lo mismo que el conjunto social,
ao es, por tanto, una armonía en el sentido de Leibsiz o Shaftesbury, sino que se funda en la universal uniformidad.
No en todos los países europeos ciertamente ss desarrolla en
igual medida el proceso descrito. Los países anglosajones mantienen un individualismo en que destacan los elementos diferenciales; el presupuesto de una libertad irracional y de la movilidad de la vida tienen primacía sobre el pensamiento igualitario,
y en consecuencia la idea del Estado no se levanta sobre un sustrato homogéneo, sino que se construye limitativamente desde
esas esferas de libertad y para un mantenimiento. Así puede hablarse de dos direcciones del individualismo europeos, una de
sentido racionalista e igualitario; otra de sentido irracional y cualitativo. Sería exagerado atribuir con exclusividad ambas actitudes
a sendas posturas nacionales, o desconocer mutuas influencias y diversas matizaciones: un Montesquieu representa, en no escasa medida, en Francia ese individualismo cualificado, pero la historia
política gala discurrirá decididamente a finales del siglo xvín por
el camino del individualismo abstracto e igualitario que Rousseau
ha allanado atrevidamente.
Por analogía con la estructura del espacio, el cuerpo* social se
construye como suma o agregado de elementos externamente yuxtapuestos 4. Tal unión no se encuentra fundada en un lazo natural; el "status naturalis" es el aislamiento, al que se contrapone
el "status civilis" formado artificialmente en virtud del contrato
8
Ti-oeltsch, Oes. Svh., IV, 107-8.
Th. Liitt, Indwiditum %mA Gem&inselmft, 223. Leipzig-Berlíji, 1926, página 223.
4
0
LUIS DÍE55 DBIi CORRAL
y consistente solamente en relaciones interindividuales de carácter finalista. La instancia que las establece y regula es la razón,
caracterizada por su validez intemporal y la generalidad de su
contenido, idéntico para todos los seres racionales. Se hace posible así que los individuos aislados, como partícipes en una misma razón, se unan entre sí para formar un todo social construido
sobre la base de la identidad de la razón. Partiendo, pues, de un
individualismo homogéneo y abstracto se llega a una composición social en que los individuos atomizados se subordinan por
completo al todo; sobre la voluntad individual impera la general
concebida matemáticamente; los lazos sociales que no puede justificar la razón carecen de razón de ser, y frente a la variedad ofrecida por la vida social se levanta la uniformidad niveladora. El
desarrollo consecuente de tal línea de pensamiento es la Revolución francesa.
H
Pero los resultados que produce el individualismo abstracto de
la Ilustración francesa provocan una resuelta reacción. El impulso
viene de Inglaterra, donde el pensamiento individualista ha seguido, como queda indicado, otro curso; pero las ideas originarias
de Burke, en el ambiente tenso de la vida francesa cobran un
acento polémico y extremista. Se va contra el enemigo resueltamente, atacándola en su posición clave. Cárgase así de tintas oscuras 3 la concepción antropológica. El hombre es para de Maistre,
como consecuencia de su naturaleza, esencialmente perverso' ea
su voluntad. El hombre no posee lo que en su orgullo considera
como atributo de su naturaleza: el poder do crear. La sociedad
no es obra de sus manos; no tiene por origen un acto voluntario,
individual o colectivo, porque la masa del pueblo es tan impotente
OottsUl&ratians sus la Iframcs, cap. IXI.
INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EL LIBERALISMO
DOCTRINARIO
para crear como el individuo: la sociedad es un heclio necesario.
Frente a la razón de la filosofía dieciochesca se pone de relieve
el instinto y la espontaneidad como factores de desenvolvimiento
En Bonald, sobre la base del pensamiento hegeliano, la vida
social llegará a sustsncializarse aún más. La sociedad es raí ser
vivo que tiene su infancia, su adolescencia y su virilidad6, y que
posee facultades propias, especialmente la de actuar sobre el individuo y adaptarlo a los -fines que ella persigue. El progreso, por
ejemplo, uno de sus fines, es obra no del hombre, sino de la sociedad. Frente a la posición individualista del xvrn, Bonald sostendrá que 'Thomme n'esiste que pour la société, la sociéíé me le
forme que pour elle-méme" r. Si los filósofos modernos han desarrollado la filosofía del yo, Bonald ha querido hacer "la philosophie de l'homme social, du nous" s.
Así, como réplica al individualismo que se encuentra en la
base de la Revolución francesa, se enunciará una concepción orgánica de la sociedad. Ciertamente que debajo de esa concepción,
enunciada con el tono ardoroso de la polémica en que se mueve
por entonces la vida francesa, hay un fondo de ideas más amplias
y conciliadoras: todo el mundo del pensamiento cristiano que en.
buena parte alienta a través de los pensadores tradicionalistas.
La coyuntura histórica ha llevado a destacar parcialmente determinados momentos de la vida social; pénese de relieve frente a
la atomización individualista la unidad efectiva del grupo por
encima de su variedad, el intercambio entre el todo y sus miembros, y la continuidad de la vida social, así como la significación
de la actividad inconsciente para el origen de las sociedades humanas 8. Mas, en definitiva, esta concepción organicista de la sociedad comete el mismo vicio- de parcialidad -que la concepción
Oowñclarálions sur la Frunce, cap. l l l .
Theórie du powvoir. Préface oeud, eoaap. I, p. 123.
líitrodtictiaii a la üemostratian dtt principa constiíutif
Hermán Hcller, Btaatslahre, L©i4en, 1884, pág. 87.
des soc&étés.
11
LTOS DÍBZ DEL COERAL
individualista, sólo que por el otro extremo: una y otra aislan
y dan carácter absoluto a un momento de la realidad social, con
lo que se pierde la visión de conjunto de la misma.
Pero la Revolución francesa no sólo merece la réplica descrita
sino otra también acusadamente individualista, llena de desconfianza hacia el Estado. El individualismo democrático ha engendrado un poder social desconocido por su fuerza en la Historia.
Tras la tiranía de la Convención se ha erigiólo el cesarisaio napoleónico, que ha sumergido al individuo en la uniformidad autoritaria de la vida pública. Pero el sentido individualista, a pesar
de sus deformaciones y renuncias en ciertos órdenes de la vida,
no se encuentra desgastado y se recobra en forma de un individualismo extremadamente diferenciado; el romanticismo ha venido a revigorizar las fuentes individuales de la vida, la Historia
le ofrece una coyuntura favorable. As! se dibujará un liberalismo
francés que, como réplica a la dura experiencia de poder político
suministrada por los últimos años de la historia gala, tratará de
establecer con un tono vigorosamente polémico sólidas barreras
protectoras del individuo. Encuéntrase infiltrado en buena parte
ese liberalismo de sentido idealista y neohumanista, pero frente
al movimiento similar germano 10, se traduce enérgicamente a la
10
Para Humboldt el ideal más elevado do la sociedad de seres humanos
sería ei Katado en que cada uno se -desenvolviera por sí mismo y siguiendo
su propia voluntad. "La verdadera razón no puede desear para el hombre otro Estado que aquel en que no sólo goce do la más completa libertad
de desenvolvimiento en sí mismo, en el fondo de su personalidad, sino un
Estado también en que la naturaleza no reciba de manos del hombre otra
forma que la que. le dé libremente cada individuo en la medida de sus necesidades y de sus inclinaciones, limitadas tan sólo por la frontera de su fuerza y de su derecho" (fflssai sur fes limites de Vacilón de VJStat. París, 1867,
p. 21). Frente a esa libertad que el individuo necesita para desarrollarlo desdo
su particularidad, el Estado aparees sólo como limita y obstáculo; toda
intervención positiva del Bistado para el bien del ciudadano es perjudicial, y
sólo el cuidado negativo de la seguridad individual es bueno y necesario
Tal tesis idealista puedo ser sentida y defendida en un clima de densa vida
espiritual y muy sutil política, como es la alemana; pero on el ambiente
francés, cargado de tensión política, las recientes experiencias han demos-
12
INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN Et, LIBERALISMO
DOCTRINARIO
vida pública reclamando sus derechos y límites protectores. Benjamín Constant ha sido el pontífice de ese "libéralisme extrémement net et prodigiensement froid et sec, qui n'est que le perpétuel besoin d'autonomie psrsonnelle, et le soin jalous d'eléver toutes les barrieres possibles entre le moi et toutes les formes existentes, ara prévues, ou soupgonnées du non-moi. L'instinet social sous
toutes ses formes, en toutes ses forces et, partant, en toutes ses
genes, voilá ce que Constant tient en contimielle défiance" "-.
ni
Tal desconfianza de Benjamín Constant se extiende a todas las
formas de amparo de la libertad individual que no' consistan en
el establecimiento de una garantía directa y definitiva, consistente
en el pleno reconocimiento y primacía de los derechos individuales
como algo intocable por los poderes sociales. La división de poderes políticos no supone verdadera garantía, si no está claramente definido el límite que no puede rebasar cualquier actividad
estatal 12. Lo mismo ocurre con la garantía que se ha buscado
en la generalidad de la ley. La máxima de Montesquieu: "la liberté est le droit de faire tout ce que les lois permettent", le parece a Benjamín Constant totalmente insuficiente, cualquiera qua
sea el procedimiento de su elaboración y cualesquiera que sean
trado sobradamente cuan condicionado ss encusntra el desarrollo de la fuerza individual por los factores de orden social. Tal experiencia exige una
decidida actitud afirmativa o negativa.
11
Faguet, Politiquea ei moralistea du, s i s siéole, Premier© serie. Paría,
pág. 213.
" "II faut cherchar des bases d'iiistitutions politiquea, qui combinent
tellement les intóréts des divers dópositaires do la piñseamee, que leiw avantage le plus manifesté, le plus durable et le plus asauré, aoit <ie reate»
ohacun dans les bornes de leus attributions rospectlvas. Mais la procaiSro
question n'en eat paa moins la compétence et lí» linaitation cío la souveraínetó; car avant d'avoir organisé míe choee, ü feut ea avtár dóícsEair.S la
natura et l'étenduo" (B. Conetont, Qsworen. París, 1818, i> 180).
LUIS BÍKZ BEL COERAT,
sus autores. Lo que importa, es el contenido de la ley, no su origen o su factura. Las leyes pueden ser opresivas y tiránicas, y
lo son no sólo aquellas que suponen un menoscabo de la persona
iraniana, las que significan una intromisión en su pensamiento y
creencias o- un ataque a su propiedad, sino todas aquellas que exijan del individuo una aportación a la masa común, superior a lo
estrictamente necesario para el mantenimiento mínimo del Estado.
Hl liberalismo de Benjamín Constant se encuentra, iones, basado en un individualismo extremo-. El hombre es concebido como
un ser individual radicalmente autónomo, defendido por fronteras determinadas con rigor en forma de derechos personales absolutamente inviolables e imprescriptibles, que nadie puede "dépasser ni fléehir". "Cuando traspasa esta línea, la sociedad es
usurpadora, la mayoría facciosa... Cuando la autoridad realiza
semejantes actos, poco importa la fuente de que emanen, llámese
individuo o nación; aunque fuese la nación entera menos el ciudadano que oprime, no por ello sería más legítima" 13, w .
Ese derecho personal absolutamente inviolable e imprescriptible, que tiene de por sí una resuelta primacía sobre el conjunto
de relaciones sociales, significa un "droit divin de l'homme". La situación preponderante del individuo tiene que basarse en una suprema consideración religiosa de su ser: la posición política debe
fundarse en otra más honda de orden metafísico y religioso. Y
así, junto al Cours tfe poliiique coitstitwtionnelle de Benjamín
Constant se encuentra como contrapunto su tratado de La religión.
El origen y el sostén religioso del moderno individualismo aparece manifiesto de manera patente en Constant, y al mismo tiempo las desviaciones que dentro de la concepción cristiana llevan
a la postura extrema del individualismo político.
Con una consecuencia rigurosa aparece eliminado en tal escritor toólo lo que en el cristianismo significa comunidad y constrtic73
íi. Gonstant, oto. cit., I, pág. 178.
Stuart Mili prolonga etíta línea del pensamiento liberal, ciertamente
que acentuándola como reacción a la revolución democrática del 48; pero
poi* sa emplazamiento retesa los limites de esta estadio.
K
14
INDIVIDL'O Y SOCIEDAD ÍDN EL LIBERALISMO DOCTKINAEIO
ción dogmática, quedando reducido a mero sentimiento individual. La religión es para Benjamín Constant "sentiment réligiems", que contrapone a la "religión forradle"; es decir, a la
organizada "et légiférente ou religión saeerdotale". "La religión
dogmatique, puissance hostile et perséeutriee... est dévenue un
fléau plus terrible que ce qu'elle était destiné© á faire oublier."
Sólo en la esfera íntima y libre de toda coacción exterior puede
desenvolverse la religión y sentirse los consuelos que procura.
La religión no es, en definitiva, más que una forma de libertad
individual en grado extremo, que sirve de raíz y justificación de
las demás libertades. La inevitable proyección social del fenómeno religioso debe encontrarse sometida al máximo grado posible
de debilitación y desmenuzamiento, con objeto de que no resulte
aiiog-ado el sentimiento religioso. "Esta multitud de sectas de que
se asusta la gente es lo más saludable que hay en la religión; gracias a ella, la religión no deja de ser un sentimiento para convertirse en simple forma" 1S.
IV
La actitud religiosa de que arranca la valoración del individuo en los doctrinarios es bastante distinta de la descrita. Dejando aparte los matices personales, las variaciones producidas
con el tiempo y la íntima hondura de la vivencia religiosa, preciso es, desde nuestro punto de vista, poner de relieve que la
mayor parte de los doctrinarios han estado adscritos sincera y
activamente a confesiones determinadas. No se encuentra en ellos
un individualismo religioso sentimental y solitario a la manera
de otros liberales; al contratrio, Royer-Collard, si bien dentro de
la ortodoxia católica 1G, se encuentra influido por una corriente
10
B. Constant, oto. cit., I, 349.
Spuller, Koyer-Collard (Las grandes écrivai-ns franjáis). París, 1896,
cap. 331; Ba?sate, La, vi& poMíquo de B. O. 8es áiscoarí eí ,saa ©.mis, P&10
15
LUIS DIEZ DKL CORRAL
religiosa, la de Port-Royal, que acentúa en estremo el anonadamiento del individuo frente a Dios. "Nuestra gloria estriba en
estar enteramente en sus manos y nuestra justicia consiste en
que dependemos de él y amamos nuestra dependencia", tal es la
postura religiosa del jansenista. Es un creyente que tiene celos
de sí mismo, podría decirse, cuando se trata de Dios; Dios sólo
debe ser grande y poderoso; él no quiere nada de libertad, no
desea reservaí nada para sí; desprecia la esfera autónoma de
voluntad en que pudiera ser señor. Tal tendencia religiosa os una
reacción frente a otras modernas de la época, y justamente aquellas que se encuentran en más íntima relación con la conciencia
burguesa en formación ir . Aunque Royer-Collard no pertenezca
de lleno a la corriente jasenista, sino con la sustancial reserva
indicada, es evidente el influjo padecido, y si bien no es posible
entrar en más discriminaciones, preciso es tenerlo en cuenta en
términos generales para comprender la postura política de RoyerCollard, su actitud antimoderna—antiburguesa incluso'—en tantos aspectos, y concretamente la que mantiene en los que se refieren a la libertad y los derechos individuales.
En cuanto a Guizot, pertenece a la confesión calvinista, que
se caracteriza por acentuar especialmente la idea de pecado y
sumisión del individuo, ciertamente que con influjos variados en
la formación de la conciencia burguesa. Guizot se ha mantenido
miembro fiel de la Iglesia reformada, y frecuentemente ha desempeñado funciones directivas en la vida eclesiástica; eres firmemente que una religión es y tiene que ser un lazo estrecho entre
los hombres, una manera de pensar en común18. Para tal pensador
ríe, 1863, I, p. 405; Vid. Sainte Beuve, Port-Royal. París, 1926, especialmente
I, pág\ 24, g. V, p. 196.
" Groethuyeen, La conciencia burguesa, trad. de J. Otase. México, 1943,
188-189.
is "cv.rtainaEient lo santiment réligieux, le rapport intime et personnel
de l'ftme aveo l'ordre divin est essentiel et nécessaire a la religión; maJs la
religión est antee chose encoré et bien davantage. IVamo Taumains ne se
laisso pas divisor et réduirc a tello ou telle de ses facultes qu'on choisit et
qu'on esalte en condamnant les autres au sammeil. UTanmaa& n'mt p&s
18
INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EL LIBERALISMO DOCTRINARIO
doctrinario no se encuentra realzado el momento individual en la
vida religiosa, sino antes bien el social. Guizot recalca el significado de la construcción dogmática y de la disciplina eclesiástica:
"La religión n'est pas un fait pui'ement individuel, c'est un puissant et fécond principe d'association... Des elemente méme de la
religión nait la société réligieuse"19, zo.
V
Teniendo en cuenta este arranque religioso y la doctrina ya
conocida de la razón, no será extraño que al pronto en el pensamiento del liberal Guizot encontremos por encima de las libertades, limitándolas, posibilitándolas y dándoles sentido, un elemento normativo superior. La libertad entendida como independencia del individuo, que no tiene más ley que su propia voluntad, es para el escritor doctrinario bárbara y antisocial; es la
seulement un étre sensible et poétique qui aspire á s'élancer, par l'imagination et l'amour, au delá du monde matériel et actuel; il pense en méme
temps qu'il sent; il veut connaítre et croire aussi bien qu'aimer; ce n'est
pas assez, pour lui que son ame s'émeuve et s'éléve; il a besoin qu'elle se
fixe et se repose dans dea convictions en harmonie aveo sea émotions. C'est
1£L ce que l'homme cherche dans la religión; il lui demande autre chose que
dos jouissances nobles et purés; il lui demande la lumiére en méme temps
que la sympathie. Si elle ne résout pas les problémes moraux qui assiégent
se pensée, elle peut étre une poésie; elle n'est pae une religión" (Méditations
stw Vessence de la Religión Chrétierme. París, 1864, p. 7).
19
Guizot dedicará en los últiiros años de su vida primordial atención
a la vida religiosa. En sua Méditations sur l'essence de la BéUgion chrétiemie,
(tomo I, p. XXVII), escribe: "J'ai passé trente-quatre ana de ma vie á lutter,
dans une bruyante arene, pour l'établissement de la liberté politique et le
maintien de l'ordre selaa la loi. J'ai appris, dans les travaux et les épreuvea
de cette lutte, ce que valent la foi et la liberté chrétiennes. Dieu pormot
que, daua le repos de ma retraite, je consacre á leur cause ce qu'il mo
conserve encoró de joura et de forcé. C'est la plus salutaire faveur et lo
plus grand honneur que sa bonté me puisse accorder."
M
Broglie es sinceramente católico. Vid. Sowvenirs, II, 494.
17
LITIS DfEZ DEL COEEáL
ausencia de la sociedad, porque ésta sólo puede existir por la obediencia de los individuos a una regla común. La ley que debe regir
la sociedad existe fuera ole las voluntades individuales, y la sociedad debe descubrir esa ley y actuar en su conformidad. La libertad, entendida en su recto sentido, no puede ser sino la facultad de conformar a aquélla la voluntadzi. "C'est par la qu'elle est
sacrée; ainsi le droit á la liberté, dans les relations de l'iiomme
avee riiomme, derive done du droit de n'obéir qu'á la raigón".
Guizoí parte, no de una contraposición entre individuo y sociedad como Benjamín Oonstant o más tarde "in estrenáis"
Stuart 1/lill, sino de una razón moral unitaria comprensiva tanto
de la conducta individual como de la social. La libertad política
no puede consistir en el desarrollo de una esfera particular mínimamente condicionada, sino en la realización de una moral y
Tin derecho objetivos. El fin primordial del gobierno representativo es descubrir la ley que concrete los supremos postulados de
la justicia y decida sobre los conflictos que surjan en las relaciones sociales, sometiendo a la misma las voluntades que le sean
contrarias. Sólo en segundo lugar—aunque esencialmente;—tiene
que velar el régimen representativo por que los individuos no se
encuentren sometidos a otra ley que la indicada; es decir, que
no estén subordinados a la voluntad arbitraria de otros individuos.
Este es el momento en que aparece la libertad como esfera autónoma y protegida, pero tal momento se encuentra incluido en el
primero de carácter positivo: es propiamente el reverso que hay
en el cumplimiento de la norma superior. En otros términos, el
derecho es la regla que el individuo está, obligado a observar y
a respetar en su relación con otro individuo, pero, al mismo tiempo,
es el derecho "la limite au-delá de laquelle la volonté d'un autre
llórame que lui ne saurait moralement s'étendre dans la rélation
epi les iinit" 22. Todo hombre en la sociedad tiene derecho—afir21
Vid.. Ooiers &ffistotora du g<nwenvBm,®a.t r&prés&ntaHf. Parto, 1831, IX
pág. 249.
18
Y SOCIEDAD EN EL UBEEALISMO DOCTRINARIO
ma Guizot—•-, por parte de los hombres y de la sociedad misma
al mantenimiento y al respeto de ese límite; "es el derecho primitivo e inalterable que posee en virtud de la dignidad ole SE
naturaleza." Pero no es el fin exclusivo del Estado proteger esas
esferas do libertad, como sucede en las concepciones extremas
del liberalismo, sino un fin que es consecuencia, en definitiva, de
la misión jurídica de carácter positivo que el Estado tiene al
servicio de la razón y de la justicia.
Consecuencia de tal concepción es que no se pueden reconocer de una manera anticipada e inflexible los límites de la esfera
de libertad individual. Nada más cierto que existe, pero se manifiesta en un principio de derecho cuyos perfiles concretos no se
pueden trazar de antemano. Es preciso reconocer—según Guizot—
a la Revolución francesa el mérito de haber sacado a la luz ese
principio, largo tiempo envuelto en violencias y arbitrariedades;
mas no es posible concretarlo de una vez para siempre en un repertorio preciso de derechos con perfiles rigurosamente determinados.
Lo que tiene importancia fundamental y vigencia permanente para
Guizot es tan sólo el principio del que dimanan las diversas libertades y derechos históricamente condicionados: "le droit de
ne subir, de la part de personne, una injustice quelconque, sans
etre protege contre elle par la puissance publique; et ensuite lo
droit de disposer de son existence individuelle selon sa volonté et
son intérét, en tant qu'elle ne nuit pas á l'existence individuelle
d'un autre" 2S.
El error de la escuela filosófica estriba, según. Guizot, en que
no se ha limitado a proclamar esto principio, sino que ha querido
ir más allá, y ha pretendido determinar de antemano y de manera general el límite en que cesaba de ser legítima, en todos
loa casos, la voluntad de unos individuos respecto de otros o de
la sociedad frente a ellos. "No le ha bastado el principio del dereclio; se ha creído en condiciones de enumerar "a priori" todos
los derechos sociales y de referirlos a ciertas fórmulas generales,
Guisot, HMíiire pserl&menta&re dg Wrams, Parte, XS63, I, 3Q&
19
LUIS DÍEZ DEL COBBAL
que los comprendan a todos y puedan aplicarse, por tanto, a todas
las relaciones que hacen surgir una multitud de derechos muy
reales, creándose de esta suerte, en verdad, unos pretendidos derechos sin realidad" M.
En una palabra, no es posible establecer de antemano límites
precisos y seguros entre la esfera pública y la privada; nada más
cierto que deben existir, que no puede resolverse una esfera en
la otra por representar dos dimensiones diferentes de la vida humana. La sociedad no> contiene por completo al hombre. Este tiene
un destino personal por encima de la vida de relación. "Aprés
qu'il s'est engagé a la société, il lui reste la plus noble partie de
lui-méme, ees hautes facultes par lesquelles il s'éléve á Dieu, á
une vie future, á des biens inconnus dans un monde invisible...
Nous, personnes individuelles et identiques, véritables étres doués
d'ünmortalité, nous avons une autre destinée que les Etats" 25.
Mas no es posible reconocer, como consecuencia de ese destino, al
individuo en la vida cicil una posición particularista, en contraposición con las exigencias de la sociedad. Existe ciertamente una
esfera reservada e íntima en el hombre como sujeto de unos valores y de un destino superior, pero como miembro de la sociedad
encuéntrase inserto en un complejo de relaciones, de las que es
autor parcial, pero que al mismo tiempo le comprenden.
Los doctrinarios tratan de evitar las parcialidades propias del
individualismo y del universalismo, y superar la tajante contraposición de individuo y sociedad. El individuo y la comunidad
para ellos sólo existen en íntima y compenetrada armonía. El
individuo no puede ser concebido como algo aislado y absoluto,
pues sólo se hace verdadero ser humano en intercambio con los
demás, sólo puede ser incita.do a desarrollarse en la vida espiritual por el trato social entendido en su más amplio sentido. Pero
01
Guizot, Cours d'Ifístoire du gouvern&tnent reprósentatif, I, 137.
Pronunciadas tales palabras por Royer-Collard en un discurso sobre
la ley del sacrilegio, serán recogidas y puestas en destacado lugar por
Guizot en la primera lección de su curso sobre "Historia general de la Gvoir
l=
Ugxución en
20
Europa".
INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EL LIBERALISMO DOCTRINARIO
tampoco se puede concebir lo social como un complejo suprapsrsonal. No es posible admitir la existencia de instancias o relaciones productivas extrañas e independientes de los hombres; todo
lo suprapersonal o mfrapersonal, para ser socialmente efectivo,
debe ser actualizado humanamente. "Las conexiones suprapersonales de la naturaleza y de la cultura no pueden actuar nunca
como factores de la realidad social, sino tan sólo como motivo,
condición, incitación u obstáculo para la única realidad social que
existe: la actividad humana" £B. Lo personal y lo social son dos
momentos de una misma realidad; individuo" y sociedad se en~
cuentran correlativamente referidos el uno al otro.
VI
Así, la libertad individual, para Guizot, además del sentido descrito tiene otro civil. Sólo dentro de la vida social se puede encontrar una efectiva libertad, que no es algo primitivo y natural
que debe mantenerse y asegurarse sino un don recibido en su
realidad de la organización social. Si el hombre es efectivamente
libre lo debe a su pertenencia a una asociación libre, y sólo por
esta pertenencia; únicamente como miembro de una sociedad libremente organizada el hombre puede ser libre. Las sociedades,
según Guisot, han comenzado siempre por la anarquía, que es lo
contrario de la libertad; han continuado por el despotismo monárquico o por el estrechamente aristocrático; y acaban, después
de mucho tiempo, por organizarse en asociaciones en que el poder
está muy dividido y, donde, como consecuencia, el hombre encuentra holgura para moverse. Mas solamente a partir del momento en que la sociedad se encuentra así organizada, y sólo como
miembro de esa sociedad, por esta sola razón, el hombre es ver->
daderamente libre.
"
Heller, ob. cit., 79. -
21
LTHS DÍE3 DES. COSEáL
Pero la libertad no participa de la vida social es este sentido,
mas bien pasivo, de recibir de ella las condiciones de su existencia, sino también en un sentido activo, porque esa sociedad liberal, dentro de la cual el hombre logra ser libre, sólo puede constituirse y mantenerse como tal gracias al juego de las libertades.
La libertad no puede subsistir por sí sola, estáticamente, sobre
la, base de su propia sustancia interior; debe ganarse su existencia en la vida pública; los derechos individuales no pueden sos
barreras defensivas, sino factores activos de sociabilidad. La libertad, en definitiva, no es más que "la participación del ciudadano en la cosa pública"; es decir .libertad política. La contraposición usual entre libertad antigua y moderna en el sentido
de que la primera se consumía en la intervención ciudadana en
el poder público, mientras que la segunda era una reserva garantizada frente a ese poder, no existe con tal rigor entre los doctrinarios 27.
d a r o es que en el fondo de sus ideas se encuentra una valoración de la vida individual impregnada de sentido moderno; la
participación que atribuyen al ciudadano en la vida pública
como esencial contenido de la libertad, no significa que en ella
se consuma su actividad, según sucedía en la "polis". Con tal
participación se trata de obtener la ganancia y el mantenimiento
de un ámbito libre para la vida individual, pero, al contrario de
lo que ocurre en otras concepciones coetáneas y posteriores del
liberalismo, para los doctrinarios es por completo imposible constituir dicho ámbito sino en función del complejo social en que
actúan constitutivamente los individuos. "Loin que la liberté soit
entre le citoyen et l'Etat un fossé devant lequel l'Etat a'arrete,
elle est entre le citoyen et l'Etat le fossé comblé, le pont-levis
S1<
Dicha contraposición encuéntrala máximamente acentuada poE
B. Consíant en su obi-a Da la liberté des anclens comparée á oell& dos •moHarnes. Vid. para situar el pensamiento doctrinario en esta punto, la comparación que hace Ortega y Gassst entre libertad romana y europea, y las conBideraeion.es subsiguientes en eu obra Historia, coma sistema y d*el Ivn-pervz
Romano (Madrd, 1941, pé.g. 127 y sigs,}.
22
INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EX, IJBEBALISMO BOCEBHÍABIO
bslssé et la libre o constante eommiieatloa et péaétratioa rí
Técnicamente, la participación de los individuos en la vida pública se construye dentro de la concepción de Guizot como una
pieza esencial del régimen representativo, en. cuanto que es factor
imprescindible para descubrir la razón y darle realidad en el ámbito de la vida pública. Las relaciones entre la libertad y la razón
no se restringen a un pasivo sometimiento y limitación, sino qu©
implican también una parte activa de la primera en la manifestación y reinado de la razón en la vida política. "Las garantías
debidas a la libertad en el estado social tienen, pues, como fin.
esencial procurar indirectamente la legitimidad del poder de hecho j
es decir, la conformidad de las voluntades con la razón que debe
gobernar todas las voluntades, tanto las de aquellos que mandan
como las de los que obedecen" 20. Objetivo principal de los derechos individuales es vigilar, controlar, limitar el poder central
superior y llevarle así constantemente al ejercicio de la razón y
de la justicia. Junto a la división interna del poder, los derechos
individuales funcionan en la mecánica del régimen representativo
como instrumentos enderezados a conseguir su suprema finalidad;
la realización de la razón; todos ellos, no sólo los de carácter estrictamente político, adquieren así un sentido público y se engarzan en el proceso objetivo del régimen representativo80. Y tanto
» Faguet, op. cit., 338.
m
Be la démocratie en Ainérique, IV, 218.
31
Desde París escribiría Donoso Cortés que Mr. Gtiizot era el üonitea
"que había penetrado más adentro en el estudio de lag instituciones liberales, el que con más ardor se había consagrado a su servicio. Benjamín Constant, que ea el único que puede comparársele, no tuvo aquella conciencia
vasta de la libertad,' comprensiva, profunda, que so advierte en los discursoa y «a los libros de Mr. Guizot, que era ecléctico por excelencia. Benjamín Oonaíant se contenta con enseñarnos cuál es el mecanismo propio da
loa Gobiernos constitucionales: Mr. Guizot liace más, porque nos descubre
su naturaleza y su índole. Mientras que Benjamín Constant se ocupa eji~
elusivamente ea el estudio de las formas quo distinguen a los Gobiernos
representativos do todos los demás, Mr. Guizot es ocupa en el estudio da
los principios qua le constituyen y en las ideas que le sirven da íiindamea-
23
LUIS DÍEK DEL CORRAL
más factible es esta equiparación cuanto que la libertad se concibe en un sentido institucional. Royer-Oollard ha sido el que primeramente ha desarrollado este aspecto del pensamiento doctrinario.
vn
La sociedad nunca ha estado compuesta—afirma Royer-CoHard—de individuos; siempre se han encontrado en su base las
instituciones procedentes de asociaciones naturales o accidentales.
Siempre y por doquiera los hombres se han congregado por relaciones de territorio, por necesidades, costumbres o creencias. Y al
reunirse o combinarse tales asociaciones han conservado el principio que las había formado, el cual se ha convertido para ellas
en un derecho propio y especial: "de la les droits colléctifs et,
selon l'importance ou la nature de ees droits., des magistratures
ou des pouvoirs civils institués pour les exercer et les défendre" 81. No es el individuo verdaderamente miembro directo del
Estado, sino a través de tales instituciones. Es un hecho histórico—sostiene Royer-Collard—que las estipulaciones de la antigua sociedad no agrupan individuos, sino "confederaciones" de
todo género32.
Royer-Collard no ve en el antiguo régimen la concentración
del poder absoluto sino, al contrario, la diversidad del complejo
social: Francia estaba "hérissée non seulement d'ordres, de seigneuries, de communes, mais d'unne f oule de eorporations avec leurs
magistratures domestiques... Le droit est partout... C'étaient la
comme des faisceaux puissante de droits prives, vraies républito..." (Oarta de París al Heraldo con fecha 8 de octubre de 1842; ed. Grti
y Lara, Madrid, 1904, IV, pág. 150). Después do la Revolución del 48 no se
aportará ninguna fundamentación sistemática ideal del gobierno representativo. (Cari Schmitt, Teoría de id Constitución. Madrid, 1934, pág. 362).
m
Barante, Vie de B.-C., H, 235.
M
24
Ibid.
INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EL LIBERALISMO DOCTRINARIO
ques dans la monarchie. Oes institutions ne partageaient pas, il est
yrai, la souveraineté; mais elles lid opposaient partouat des limites que l'honneur défendait avec opiniátreté" ss. El antiguo régimen podía ser formalmente una monarquía absoluta, en la práctica era un régimen de limitaciones y contrapesos institucionales
que, si bien desdeñados y derribados por los revolucionarios, tenían para Royer-Collard un valor superior a los medios concertados por las asambleas revolucionarias, en orden a instituir un,
verdadero régimen de libertad.
Comenzó Royer-Collard su vida profesional en el Parlamento
de París y continúa siendo un parlamentario' del antiguo régimen. Una de sus primeras y más fogosas intervenciones Si en
la Cámara ha sido para defender la amenazada, fnamovilidad de
los magistrados, que representaba para él algo más valioso que
todos los reconocimientos formalistas de derechos individuales.
Estos no son nada, si no se encuentran plasmados en instituciones vigorosas para que puedan actuar como efectivos poderes
en la vida pública. "Une société sans institutions ne peut étre
que la propiété de son Gouvernement; en vain on lui écrira quelque part des droits; elle ne saura pas les exercer et ne pourra
pas les conserver" 30.
Esto es lo que ha ocurrido con la Revolución francesa. La
Revolución ha creído fundar la libertad aniquilando privilegios,
corporaciones, magistraturas y toda suerte de instituciones, pero
lo único que ha conseguido ha sido desplazar la soberanía, haciéndola de casi absoluta que era absoluta por entero. No ha
dejado en pie la Revolución ni una institución, ha disuelto sasta
la asociación física del municipio. "La Révolution n'a laisse debout que les iridividus"; el cuerpo nacional ha sido descompuesto y reducido a sus últimos elementos, y de la "société en poussiére" ha salido la centralización. Donde no hay más que individuos,
*
XUü., pág. 226.
Vid. cap. V, "MI Principio de Va, R-epresentaci&n.", II.
" Baraute, Vte de B.-O., H, 230.
M
25
M U S DIEZ OBI, CO3-SAT.
todos los asuntos que no sean los suyos son del Estado; Fíamela
es mucho menos un pueblo de ciudadanos después de la invención de tal término que antee; es sencillamente "un peuple d'administrés". La soberanía ha anulado la vida de los particulares;
"ce sont des delegues de la souveraineté qui aettoíeat nos ruso
et allument nos reverberes"; "la servitud© publique... voilá rJaérlíage que Louis XvTH a recueilli."
Tales palabras no difieren mucho de las de un Bonald. Coincide con él Roller-Collard en destacar frente a las negaciones revolucionarias las libertades efectivas del antiguo régimen, el conjunto de poderes particulares, fuertes y sobre todo numerosos, que
limitaban la omnipotencia central. La enumeración que de tales
libertades hace el político doctrinario, diríase que figuraban ea
un libro del pensador tradicionalista; lo mismo la condena de la
Revolución por haber acabado prácticamente con todas ellas, sustituyéndolas por un individualismo que no puede sino ser pasto
del despotismo. Mas sepáranse las opiniones de ambos políticos
francamente en cuanto a su apreciación de la realidad presente,
Bonald rechaza de plano todas las posibilidades de reconstitución
sobre la base de nuevos factores; es un hombre del pasado y sólo
acepta los elementos de la anterior organización política, con desprecio completo por los que presenta la vida post-revolucíonaría.
Royer-Collard, en cambio, acepta sus nuevos factores y posibilides; quiere conservar cuanto sea posible de los poderes particulares del viejo régimen: la Pairía, la magistratura si no autónoma al menos inamovible; pero al mismo tiempo aspira a Sar
forma a los poderes e instituciones que se han levantado en la nueva sociedad: la asamblea burguesa y la prensa, utilizándolas para
montar con ellas nuevas libertades que reemplazarán a las antiguas, caducadas.
Pero estas nuevas libertades se diferencian de las antiguas
en un rasgo fundamental: están basadas en "droits généraux", es
lugar de derechos particulares, como antes ocurría, es decir, privilegios. Las libertades antiguas, basadas en el derecho parüeular de una clase, de una corporación o de na municipio, QTBZÍ
INDIFIDUO Y SOCIEDAD EN ®L OBEEáiISIfflO
DOGTBIJMSIO
ciertamente libertades que redundaban, en provecho de todos, porque aunque particulares limitaban, contenían o contrabalanceaban al poder; pero resultaban libertades generales sólo en cuanto
a sus últimos efectos; en su esencia, eran privadas y domésticas. Mas lo que el mundo moderno puede comprender j ea
consecuencia practicar, no son las libertades particulares limitadas siempre a una clase, que permitían, "presque autant de foraver la loi que 1'arbitraire", como diría TocquevilleS8, sino libertades generales, libertades que no estarán entregadas ciertamente
al uso de todos, que como las antiguas forzosamente tendrán qiae
ser limitadas en favor de algunos, pero, en fin, libertades generales en el sentido de que "aux fonctions publiques tous les Franjáis y seront admissibles, et si non aptes du moins conviés".
Estas libertades generales son la de prensa, la de cultos, la
tnamovilidad de la magistratura y el gobierno parlamentario; es
decir, todas las piezas del régimen representativo, que aparecen
así vistas desde un ángulo liberal. No es que el Estado se encuentre al servicio de las libertades consideradas como algo extraño,
como una serie de esferas autónomas e independientes por cuya
intangibilidad tenga que velar, sino que el Estado consiste, en su
última etapa histórica, en la formación de esos ámbitos de libertad ordenada, que sólo se pueden producir dinámicamente por el
juego contrapesado de distintas instituciones y poderes en la vida
pública. La libertad es algo que se tiene que estar haciendo constantemente, ganando sin cesar su derecho a la existencia: "les
libertes sont des résistences".
La concepción liberal de Royer-Collard es, pues, eminentemente institucional y aristocrática: las libertades no pueden encontrarse esparcidas atómicamente en la sociedad sino concretadas
alrededor de determinados centros". El soporte social de tales
K
De VoMcien régi-ni® ai la Mévoluiicm, 2. c od. Paria, 1S5&, p. 208.
" Ta sa vio al tratar de la libertad de prensa: insistentemente sosfceaía Royer-Collard su carácter do institución; frente a loa liberales extremos que la consideraban abstractamente como dimanada por vía directa
de la libertad general do pensar.
27
LTOS DIEZ DEL COEBAL
nbertades encuéntrase fijado por un criterio de aptitud quef
si bien en términos de generalidad, concentra el ejercicio de las
libertades en determinadas formaciones sociales. Royer-Collard
ha sido el mejor discípulo de Montesquieu. "II a pris—escribirá
Faguet—la théorie de la división des pouvoirs, et de cette théorie
i! a fait sa pemsée toute entiére, son enseignement, sa prédication,
son apostolat et sa polémique" 38. El sistema de Montequieu ha
sido articulado por él con mayor número de miembros, y un sentido resueltamente institucional compatible con la concepción genérica de la libertad. Mientras que la rama extrema del liberalismo
se inclina hacia un puro sentido funcional de la división de poderes a base de los distintos momentos sucesivos del proceso legal,
Royer-Collard, con los demás doctrinarios3", acentúa el sentido
concreto y realista. La Cámara Alta, por ejemplo, figura como
poder distinto de la Baja en razón de su diferente constitución y
significado, aunque coinciden ambas en la mayor parte de sus funciones; y junto a los poderes de primer orden figuran los que Montesquieu llamaba intermediarios y Royer-Collard limitativos, cuya
significación ha sido por él desenvuelta y robustecida40.
38
Ob. cit., p. 304.
"? Sobre la importancia que Barante atribuye a la división de poderes, véase Questions constitutionnelles. París, 1849, p. 16.
49
La ausencia de "corps daña l'Etat", sobre todo de cuerpos espontáneos y dotados de iniciativa, "était de foi pour les jacobina, et, en outre,
conforme á la principale máxime du droit monarchique frangais. Sur ce
point, les trois jurisprudences connues étaient d'accord, et leur convergence
réunissait autour de la méme table pour une commune besogne, les légistes
des trois doctrines, lea ci-devant parlémentairos et les ci-devant membres
cfu Comité de Salut Public, les anciens proscripteurs et les anciens proseripfes" (Taine, "Les origines de la France contemporaine". Le régime moáerne. Paría, 1891, I, p. 167).
La actitud de los doctrinarios frente a las instancias sociales intermedias se encuentra, de todas formas, acompañada por la de ciertos pensadores
tradicionaustas que, como reacción a la extremada experiencia niveladora
de la Revolución, lian tratado de poner de relieve la importancia de estas
instancias intermedias desviándose de la tendencia monárquica centralista.
En tiempos actuales había que entroncar con los doctrinarios la tendencia
institucional representada par Hauriou y su escuela, que en este punto
INDIVIDUO Y SOCIEDAD EN EL UBEEAUSMO
DOCTEINAEJO
vnr
En tal acentuación del pensamiento de Montesquieu puede
verse ciertamente un peligro para la unidad estatal, por la tendencia a incurrir en lo que ha sido el moderno pluralismo; sin embargo, para enjuiciar con objetividad el pensamiento de RoyerCollard ha de tenerse en cuenta su concreto condicionamiento histórico, las finalidades inmediatas que perseguía y las tradiciones
de que arrancaba. Respecto de aquéllas ha de ponerse de relieve
la necesidad de hacer frente a las corrientes atomizadoras y niveladoras, de un lado, con la precisión, de otro, de integrar las energías particulares en el complejo de la vida pública, tratándose de
mantener de esta suerte un clima de libertad que no debilitara
excesivamente el poder, eomo> pretendían otras tendencias liberales partidarias de someter a rigurosos y precisos límites la actividad del Estado.
También a primera vista apuntan diversos peligros en los aspectos del problema tratados por Gxiizot. Tanto por haber prescindido de una clara delimitación de la libertad individual, como
por atribuir un sentido tan activo y determinante a la iniciativa
particular en la vida pública. De una parte, es posible que el proceso de socialización avance tanto que amenace con secar las fuentes de la vida personal, de donde dimana en definitiva la social",
de otra parte, la intervención que se atribuye a los individuos en
la vida política puede significar tales obstáculos al ejercicio del
poder, que se caiga en una anarquía más o menos latente. Ambos
peligros existen en potencia si se toma la construcción doctrinaria
como en otros presenta evidentes analogías con aquéllos (veas» J. Ruiz
Giménez, Teoría institu-cional del Derecho. Ina. Est. Pol. Madrid, 1944).
41
A este respecto interesa destacar la diferente actitud de los positivistas frente a los liberales y a loa doctrinarios. A Guizot le consideran
un elemento catequizablc; su hostilidad contra Benjamín Constant no tiene
límite (véase Bouglé Docríne de Saitit-^mon. París, 1924, paga. 152, 336
y 348.).
29
I5SS DfiS DEL COBBM.
"m abstracto", desarraigándola de su suelo histórico. Pero debe tenerse en cuenta que los doctrinarios no construyeron una pura teoría política para funcionar en cualesquiera 'Condiciones, sino que laboraron para una determinada situación política, movidos desde
una concreta problemática y contando con una serie de elementos y
construcciones, frecuentemente por ellos mismos levantadas, y respecto de las cuales su pensamiento doctrinal era sólo como ei
remate y el coronamiento.
La. teoría del régimen representativo se da dentro- del marco
do la Carta, después de haber sido concretada por diversas leyes
orgánicas. La monarquía legítima, la burguesía censitaria, el régimen concreto de la prensa y todo el conjunto de ideas y creencias de la época, junto con los elementos sociales que la Revolución ha respetado, forman el cuadro dentro del que hay que situar
la concepción doctrinaria do la libertad y de los derechos individuales, la cual, ciertamente, por encima del condicionamiento histórico, ofrece intuiciones e ideas estimables, con validez general,
sobre el problema cíave de las relaciones entre el individuo y la
sociedad. La cuestión de la libertad resulta planteada en toda su
" Tal complejidad será, criticada por los liberales racionalistas que vengan tras la Revolución del 48. M. E. Laboulaye, en su Introducción al Oours de
poMíique constitutionnelle, da B. Conatant (Paría, 1861), se expresa así: "E
j a toujours eu du sysbSme dans recolé doctrinairs. Ello s'est crue plus sage
ejiia les libéraux en cherchant une conciliation entre deux pelitiques confcradíctoires; elle a toujours plus eu moina melé la prévention á la repression; elle n'a pas eu inoins de conñance dans la ragesse de radnainistration
que daña lo libre effort do l'individu. Benj. Constant au contraire, n'a
qu'une idee. En religión, <en éducation, en politíque, en industrio sa dovue
©si toujours la vioille deviga frartc.aise: "Laisser fair©, laisser passer; point
de prévention, mais répression énergique." Et, pour ce cpii totiche les droits
individuéis: "Bien á radnainiiStration, tout a la justicc" (P. XtiVI).
Cetto logiquo rigoureuse'—continúa SI. LaloouJaye—, est au goñt dea Fran- •
eais. Koua allcaja facilement aux exti'Snievs, au risque de dépasser le but;
ÍÍMSSÍ avoiis jious eu plus d'uno fois a regretter rio ne paa nona étre tenus
daña un juste milieu: maia ce juste rnilieu, excellent quan.d on traite avoc
dea hommes et qu'oa ménade das intérSts, n'a aucun avantage quand U
IMJiTODOO Y SOCIEDAD EN EL UBSBALISSíO
DOGTEIWAS2O
complejidad *s, no sólo defensiva sino positivamente; libertad no
puede significar aislamiento sino membraeión, incorporación a la
vida social; pero ésta no puede concebirse de una forma universalista, suprapersonaí. Bonald en 1738 había escrito: "La gran Je
question qui divise en Europa les nomines et le sociétés, l'komme
se fait lui-méme et fait la sociéíé, la société se fait elle-ineme et
fait 1'homme." Los doctrinarios B& esforzarán por salvar tal dualisnio, tratando de demostrar que "el individuo vive ea el conjunto, pero también éste vive en el particular" *8. No existe verdadera contraposición entre lo individual y lo social; ambas actitudes parciales resultan superadas por la intencionalidad *4 en un
orden de sentido: lo que Guisot llama razón, que no es algo abstracto sino histórico y vital, que se concreta en una diversidad
articulada de instituciones.
Si en algún momento es falso que "le doctrinaire est un étre
insolent et abstrait", nunca más que en este extremo de su pensamiento. Royer-Collard sabe con Montesquieu que la política es
ciencia muy difícil y delicada, y que en particular el tema de la
libertad es entre todos complicado. Este liberal de la primera generación creía que el despotismo, bajo una u otra forma, era el
estado natural de la naturaleza humana, y la libertad un resultado de difícil logro. Con Toequeviílo pensaría que "en los siglos
democráticos que se avecinan, la independencia individual y las
libertades locales serán siempre un producto del arte. La centraligación será el gobierno natural'1 1S. Vano sería pretender la libertad con vagas declaraciones y apresurados montajes, sino combinando cuidadosamente fuerzas, resortes y cautelas en un equilibrio siempre amenazado.
a
hillt, lítSivkHvmn- mvíi, (ir&wi&lmschafi;, 284.
•
Do la (léxrjúonfMs S3 ¿3,í»áRl<2«;3, XV, p. 218.
EL DESCANSO AKUAL OBLIGATORIO
¡í © s é F a s e s
Ü © s s a ss, ©
CAP&TTM» I.—Ooraoejjío, generalidades y precederles legales.—1. Definición, terminología y finalidades de la vacación airaal retribuida.—2. Necesidad de norniax
esta, materia.—3. Algunos precedentes extranjeros.—4. precedentes nacionales:
a) Normas anteriores a la Ley de 1931. b) Ley de Contrato da Trabajo de, 1931.
o) El nuevo Estado ante el problema, eh) Disposiciones ele tipo circunstancial.
d) El Fuero del Trabajo.
CAPÍTULO II.—Las disposiciones vigentes en, nuestro Ordenamiento jurídico.—5. Lay
de 2 de septiembre do 1941: su estructura.—6. Texto refundido do 26 de enero de 1944.—7. Cuestiones resueltas implícitamente: aa) Irrenunciabilidad del
derecho a la vacación, ab) Derecho y deber.—8. Cuestiones resueltas de modo
taxativo: a') Finalidad primordial, b') Excepciones: compensación a metálico, c') Duración, en') Cómputo de la vacación. <3') Retribución abonable durante 1 el descanso, e') Epoeá dol disfrute, f ) Nacimiento dol derecho: prorrateo. g ') Derecho a ejercitar acciones por vacación no disfrutada, h') Decaimiento dol derecho, o') Descuento de permisos, j') Aplicación y vigencia, k') Cláusulas derogatorias.
CAPÍTULO III.—Aspectos aclarados con posterioridad a la Ley de 1941.—9. Observación do carácter general.—10. Personal despedido por causas a él imputables.—
11. Personal que cesa voluntariamente en sus funciones.—12. Personal con doa
colocaciones compatibles.—13. Vacaciones en industrias con jornada reducida, etc.—14. Sanciones por incumplimiento.—15. Casos excepcionales de compensación en efectivo.
CAPÍTULO IV.—Algún, problema no aclarado y norma® sobre vacación en ciertos
casos concretos.—16. Acumulación de vacaciones.—17. Vacación en la Industria
Slderometalúrgica.—18. Vacación en la Industria Hotelera: remuneración abonable.—19. Vacación en las Industrias de Salazones y Conservas de Pescados.
CAPITULO I
, gmsralMasfes y precedemtes legales.
1.
DEFINICIÓN, TREMATOLOGÍA Y FINALIDADES DIS LA VACACIÓN
ANUAL RETREBtJÍDA.
Podríamos definir la hipótesis normal de vacación anual retribuida como el derecho que tiene todo trabajador a disfrutar cada
año de na descanso remunerado y efectivo, en la extensión que
fijen sus respectivas normas de trabajo, o la- ley en su defecto, y
JOSÉ FÉKIK SEEKAKO
la obligación correlativa de su empresario de concedérselo y de
continuar abonándole, mientras dure, la retribución asignada superior a la básica, o la mínima legal si aquélla no existieraNos interesa hacer constar desde este momento que, aunque las
disposiciones españolas vigentes, que en cuanto a terminología siguen la utilizada por la Ley de Contrato de Trabajo de 1931,
cuyo artículo 56 modifican, hablan en su articulado del "permiso
anual retribuido" como concepto equivalente ai de "vacacuni anual
remunerada", nosotros, en el presente trabajo, y aun a trueque de
repeticiones, utilizaremos tan sólo el vocablo "vacación", y todo
lo más la frase "descanso anual", por entender que las palabras
permiso y vacación no tienen significación idéntica desde el punto de vista jurídico, ya que aquél entraña una potestad patronal de concederlo o no, siendo así que la vacación es un derecho
exigible1.
La vacación anual retribuida es una de las manifestaciones
del descanso ideadas por el moderno Derecho laboral como medio
de favorecer al obrero contra un régimen de trabajo sin reposo.
Las finalidades que se persiguen con el descanso son de muy
diversa índole, y han sido perfectamente concretadas por el Profesor GARCÍA OVIEDO: en el aspecto puramente físico, proporcionar al cuerpo la interrupción del esfuerzo normal, a fin de que el
obrero favorecido pueda reponer sus energías; en el orden de la
cultura y del esparcimiento, permitir al trabajador la utilización
de su inteligencia o de sus sentimientos en obras recreativas o
educadoras; en el aspecto familiar, contribuir aJ robustecimiento
de la familia; en el orden religioso, especialmente mediante el
descanso dominical, consagrar ese día a las prácticas del culto,
y en lo referente a los intereses colectivos, satisfacer legítimas
1
Reconocemos haber incurrido anteriormente en idéntico defecto; eis.
nuestro artículo "El derecho a vacación anual retribuida", publicado con relación a los preceptos hoy derogados en la Revista de Trabajo (Madrid, números 6 y 7, abril y mayo de 1940), sacrificamos la exactitud terminológica,
en aras de una menor repetición de vocablos.
SL DESCANSO ANUAL OBLIGATORIO
exigencias sociales, evitando que degenere el organismo de los
subditos del país corno consecuencia de un trabajo agotador y
2.
NECESIDAD DE NOEMAE ESTA MATERIA.
Por formar parte lo relativo a vacación anual retribuida di© la
contratación de trabajo, resulta conveniente indicar que la necesidad de regular esta materia tiene el mismo origen y arranque
que la imprescindible de ampliar los escasos artículos dedicados
por el Código Civil al contrato de arrendamiento de servicios, ya
que aquel texto no pudo prever la importancia qu@ la relación laboral había de conseguir merced al auge creciente del Derecho
del Trabajo y a las nuevas corrientes doctrinales de protección a
la clase obrera 3, lo que dio lugar, en España y en el extranjero,
a redactar diferentes Proyectos de Ley que llenaran el vacío existente sobre el particular.
3.
AIJGUNOS PRECEDENTES EXTRANJEROS.
En general, puede afirmarse que en el extranjero (como en España, según luego veremos) el derecho a la vacación nace como
un beneficio otorgado limitativamente a ciertos trabajadores intelectuales, en especial los empleados de oficinas y de despachos
particulares o de empresas. Podríamos citar, por vía de ejemplo
y sin ánimo de agotar la enumeración, los siguientes antecedentes legislativos:
Ley finlandesa sobre Empleados de Comercio, de 24 de octubre de 1919 \
a
GABCIA OVIEDO, CÁELOS: Tratado 'elemental de Derecho social, Madrid,
Suárez, 1934, págs. 446 y es.
3
HEWJOSA, JUAN DE: MI Contrato de Trabajo, Madrid, .1.932. Poi,o, ANTONIO: Del Contrato a la Eelaiñán de trabajo, en Revista de Derecho Prvoaéo,
Madrid, 1041, números de enero y febrero.
4
B. I. T., Serie hégisínMve, Miü., 2, 1820.
35
JOSÉ MSEEZ SEBEAN»
Ley del Ducado de LaixemTourgo, de 31 de octubre de 1920,
bre arrendamiento de servicios de los empleados privados B.
Ley austríaca, muy completa y de notable rigor científico, relativa ai contrato de trabajo de los empleados privados, promulgada en 11 d 3 mayo de 1921 s.
Real Decreto Italiano sobre Contrato de Empleo privado, fecha 1S de noviembre ole 1924 7.
Decreto espedido en Chile el 11 de noviembre de 1825, que
aprobaba el texto de la Ley sobre Empleados particulares 3.
Es más tarde cuando, con independencia de los contratos colectivos, entre cuyas cláusulas figura la vacación retribuida, se estiende el dereclio a los trabajadores industriales de las distintas
actividades: así, en Checoslovaquia, en Polonia, en Austria °, en
Bélgica 10, en Inglaterra ", etc., etc.
0
6
B. I. T., Serie, IAIX., 2 y 4, 1920.
B. I. T., Serie, Auír., 1, 1921.
' B. I. T., Serio, It., 2, 1924.
8
B. I. T., Serie, Chil., 1, 1925.
8
Véase Cuestiones Sociales. Las Vacaciones Obreras, en IM Acción Médica, Lima, 8 marzo 1930, donde se contienen datos da carácter general sobre
la materia.
M
Ley de 8 de julio de 1936, en Bevue Iwternat. dv, Travail, abril de 1937,
páginas 402 y sa, que regula la materia según distintos módulos en atención
al tiempo de servicios, desde un día, a los dos meses de prestación, liasta
doce días, a los ocho mesas. El derecho al descanso se extendió a la Agricultura por Real decreto de 15 de julio de 1938 (ihidem, octubre de 1938, páginas 340 y es.). 'En la R&oue de febrero de 1939, paga. 99 y ss., véase el estudio de JANNB sobre preceptos legales, medios para un mejor aprovechamiento del descanso y "turismo" laboral. Como dato curioso, cfr. la noticia relativa a Vacaciones pagadas para los prisioneros de guerra repatriados a Bélgica, en O. i. T., Revista Internac. de Trabajo, MontreaJ, enero de 1943, página 106.
11
Ley de 29 de julio de 1938, en Bev. Intemat. du Travail, octubre de 1938,
páginas 842 y ss.; en la propia Revista, agosto de 1089, pág. 181, so indica
(ju© cu 1945 disxmtarán do vacaciones unos 18 millones de trabajadores, y en
el número do junio de 1940, paga 459-60, el National Mnt Advisory GOUKCÜ
estadía las dificultados' que plantea el disfrute de la vacación. Cfr. asimismo
O. I. T., Duración del Trabajo y Vacaciones en la Gran Bretaña, Revista /*üs Trabajo, Monti-eal, enoro de 19-43, pig. 57.
EL DESCANSO ANUAL OELIGA'f
En fecha reciente, la Ley francesa ole 21 de abril ole 103S> r¿ y
el Decreto aprobado en 13 de abril de 1940, coa la extensión
para 1941 y reformas introducidas por la Ley de 12 de abril
de 1941, fijan el dereelio en aquel país coa carácter de generalidad1S»
Y podríamos añadir,' como muestra de la tendencia y de la
preocupación intemaeionataiente sentidas, el estudio realizado en
la Reunión Marítima preparatoria, verificada en Ginebra en noviembre y diciembre ole 1885, que tendió a la concesión de tais,
vacación anual remunerada a los marinos de todos los países **.
4. P B I
® a la Ley de-1931.—En el Proyecto de
Código de Trabajo presentado' al Senado en 14 de noi/iesabre
de 1919 por el entonces Ministro de Justicia señor Burgos Mazo,
se consignaba en su artículo 18 el derecho de todo obrero a disfrutar de una vacación anual retribuida de diez días, cualquiera
que fuese la actividad a que se dedicara; pero al no tener realidad el proyecto referido, hemos de remontarnos tan sólo a la Ley
de Contrato ole Trabajo ole 21 de noviembre de 1931, GOBIO
meato en que legalmente, y con caracteres de generalidad ;
gatoriedad, nace ya el citado derecho a favor de los trabajadores.
Antes de dicho instante existían industrias y profesiones que
a virtud de disposición específica, de Bases de Trabajo o de pactos colectivos, tenían implantado tal beneficio, pero, bien entendido, con carácter concreto, no generalizado: sirvan de ejemplo
el Pacto existente entre las ciases mercantiles de Madrid y su dependencia, de 15 de noviembre'de 1^2015; las Bases de Trabajo
13
Puedo consultarse, en extracto, en FLOKIOT (Maítre Rene), Le Droit
Nouveau, Olichy, s. a., pág". 68.
M
FLOEIOT: loa. cit., p&g. 410.
M
B. I. T., Bapport et Oompte rendu de la Reunión Maritime Préparatoire,
Ginebra, 193S.
a=
SAIKZ DE LOS TBBEEKOS, JUAN MANUEL: Bases
pendencia mercantil. Coméntanos
üe Trábalo
de la De-
y MmpliGCuñQnes, Madrid, 1934.
37
JOSÉ EHEtEZ SEEEANO
para la Banca Privada, de 4 de octubre de 1930 lfi, que en su norma, 19 señalaban la indicada obligación patronal, e incluso el Reglamento de 31 de mayo de 1922, que otorgaba una vacación anual
de treinta días, sin descuento de salario, a los Oficiales de la Marina Mercante.
Después de promulgada la Ley aludida, siguieron dictándose
normas de trabajo que aumentaban la vacación legal, que tenía
la consideración de mínima.
b) iüsy de Contrato de Trabajo de 1931.—Instaurada en nuestra Patria la República, fue presentado a las Cor-tes Constituyentes tui Proyecto de Ley sobre Contrato de Trabajo, el .cual, una
vez dictaminado por la Comisión parlamentaria correspondiente,
fue aprobado sin enmienda, convirtiéndose en Ley que lleva fecha 21 de noviembre de 1981, y que apareció su la Gaceta olel
siguiente día ".
El artículo 56 de dicho cuerpo legal estableció la vacación anual
retribuida, de siete días por lo menos, siempre y cuando que la
prestación de servicios hubiera durado un año, para los trabajadores de cualesquiera ramas o actividades.
Muchos aspectos del problema quedaron solucionados con la
Ley, pero hubo algunos que plantearon cierta clase de cuestiones.
Como en su mayoría pueden hoy presentarse facetas análogas, a
fin de evitar repeticiones dejamos el examen de las Resoluciones
recaídas para ser examinadas en los Capítulos siguientes del preu
V. mi obra Las Nuevas Beses de Trabajo para el personal de la- Banca
Privada,, Madrid, 1984, paga. 128 y ss.
17
Por Decreto de 26 de enero de 1944, al que después nos referiremos,
fue aprobado el "Testo Refundido" del Libro I de la Ley de Contrato de
Trabajo, una vez cumplidos los trámites marcados por la de 14 de diciembre de 1942, que autorizaba a publicar los textos laborales refundidos por la
Comisión Recopiladora y Befundidora' tle la legislación social, creada por
Decreto de 14 de marzo anterior. El Libro II, integrado por las disposiciones relativas a Contrato de HJinbarco, Contrato' de Aprendizaje, Trabajo de
Mujeres y Niños y Trabajo a Domicilio, fue aprobado por Decreto faena
SI de Eiarao de 1944.
EL DESCANSO ANUAL OBLIGATORIO
ssmte estudio, ya que la Ley de 1631 quedó derogada en materia
«le vacación, siendo sustituido su texto.
Únicamente indicaremos, para completar el cuadro, un caso
ÚB Derecho transitorio que entonces se produjo, aunque su mención sólo puede tener, por así decirlo, mero carácter histórico.
E! escollo surgido era el siguiente: todo trabajador cuyo contrato de trabajo llevara un año de existencia al comenzar a regir
la Ley, ¿tenía ya, derecho a la vacación obligatoria? O, por el
contrario, el plazo de mi año de servicios exigido por la Ley, ¿ debía, contarse desde el instante en que ésta llevara un año de vigencia, época en que muchos trabajadores podrían acreditar 1$
actuación, en su respectiva Empresa durante un año?
Defendidas ambas tesis ardientemente, la Orden de Trabajo
de 10 de marzo de 1932 vino a aclarar las dudas mencionadas en
el sentido de que sólo tenía derecho a vacación el personal que
llevara un año de servicios a partir ele la vigencia de la Ley. Claro
está que ello habría de entenderse, conforme declararon las Resoluciones de 10 y 24 de julio de 1933, si por Bases anteriores a
la !jsy, por convenciones colectivas o por pacto no estuviera concedida la vacación antes del aludido plazo, ya que la Ley se limitaba a imponer la mejora con carácter general 18.
c) El Nuevo Estado ante el problema.—El Nuevo Estado, de
una parte por su preocupación de mejorar la condición del obrero,
y de otra por las necesidades que impusiera la contienda militar,
se vio precisado a dictar disposiciones que salvaguardaran los derechos del trabajador y los hiciera compatibles con los superiores
intereses de la producción y de la colectividad.
, , Disposiciones de tipo circunstancial.—Por imperativo militar se restringieron las concesiones de vacación, respondiendo a
18
Las Resoluciones citadas, y otras ulteriorea que se mencionan, dictadas antea del Alaamiento, aparecen ¡asertas ea GONZAMSÍ ROTHWOS (Mariano), Amiario Español d<s Política Social (Madrid, Rivadeneyra, 19B4-35).
39
JOSÉ EÉE33 SKEBANO
eflo la Orden ole 24 ¿e marzo de 19S8S que cáscalo los derechos al
disfrute de las correspondientes a los años 1936 y 1037, y autorizó
al propio tiempo a los Delegados de Trabajo para que, en los casos
de reconocida imposibilidad, acordaran la suspensión de la de 1838
j su acumulación, por mitad, a las que debían disfrutarse en
y 1940.
Eás tarde, y ásate el planteamiento de diversas situaciones que
merecían ser resueltas con carácter excepcional y sim causar perjuicio a los intereses generales, se dictó la Circular número 25 del
Servicio de Jurisdicción y Armonía del Ministerio de Organización, y Acción Sindical, fecha 20 de julio de 1939 1S, que ea térnsi• EOS generales reconoce la obligación patronal de otorgar la vacación de 1939, aunque establece que podrá concederse, mediante el
procedimiento que señala, autorización para compensarla econójnicaaaente, incrementando a la cantidad resultante el importe de
la media vacación de 1938, si ésta no hubiera sido disfrutada. Y
en cuanto a las poblaciones que fueron liberadas al finalizar la
guerra civil, distingue según que hubiera permanecido al frente
de la Empresa su auténtica Dirección o Gerencia (en cuya hipótesis tendría derecho el personal a la vacación remunerada), o, por
el contrario, que no hubiera sucedido de esta forma (supuesto en.
el cual habría de entenderse que la prestación de trabajo se inicia
cuando se reanuda después de la liberación). En este sentido se
pronunció la Resolución ministerial de 2 de febrero de 1940.
Aunque se trata de una cuestión circunstancial, que ya no
puede presentarse fácilmente, consignaremos que fue entonces criterio sentado por el Departamento de Organización y Acción Sindical que los obreros desmovilizados que, después de su licenciamiento, no llevaran un año trabajando con sus respectivos empresarios, carecían de derecho a la vacación anual, pues ésta se otorgaba por el ejercicio de funciones durante un año, y había que
suponer que los interesados disfrutaron, mientras permanecieron
" Vid. Ministerio de Trabajo, Circulares de Xa Dirección General de Trobajo. Madrid, Uguina, 1940, pág. 28.
SL DE8CÁXB0 ÜJJXIAL OBLIGATORIO
en filas, los permisos que se concedían geriódieaaieate a quíeaes
cumplían sus obligaciones militares.
Es decir, que no §e otorgaba en este caso el descanso para isapedir el dolóle disfrute del mismo por el obrero, y para evitar la
carga económica que supondría para los empresarios el tener que
concederla a personal que apenas si había trabajado para ellos.
Así lo declaró también la Resolución de 23 de noviembre de
rada en nobles principios de dignidad del obrero, consagra a la
Facación. anual el número 5 de su Declaración H, diciendo que el
trabajador tiene derecho a ella para el reposo, mediante instituciones apropiadas. O lo que es lo mismo: que el Fuero reconoce
el derecho, indica su finalidad, que lia de ser precisamente la -de
descansar, y habla ya de organizar instituciones que, aparte otros
objetivos, se propongan proporcionar descanso en forma debida 20.
Y siguiendo en parte la trayectoria marcada por otras insíitucioaes extranjeras, se ha creado en nuestro país la denominada "Educación y Descanso", que organiza excursiones, vacaciones estiva-
* cay., por ejemplo, PEIKTO CASTEO (Leonardo) y SANCHO IZQUIERDO (M.),
Ilustración Popular al Fuero del Trabajo (Granada, Edit. Imperio, 193S, página 31), y ASPIAZU (Padre Joaquín), Orientaciones cristianas del Fuero del
Trabajo (Burgos, 1939, págs. 44 y sigs.).
11
Entre estas instituciones y organizaciones pueden, citarse las siguientes:
Opera Naztondte Dopolwuoro, en Italia; Organización D'Hainaut, en Bélgica;
"Al Vigor por la Alegría", en Alemania; Central Cultural, en Rumania; National Asociation Recreation y Spenü Your Time American at Play, en Estados
Unidos, y Workers Travel Adult Bducation Setflements, en Gran Bretaña.
Vid. un resumen de la primera propuesta da inclusión en el Orden del Día del
Consejo de A.dministración del B. I. T. formulada por MiCHELis acerca de "ha
cuestión de ios asumios de los trabajadores", resumen firmado por G. MEQUKT
en la ISov. Internat. év, Trav.s noviembre de 1934, págs. 464 y sigs. También,
en la propia Revive, mariso do 1938, pág. 225, OULD (C. W.), Orga-nisadón üe
ios asuetos de los trabajadores indígenas en algimas ciudades surafricanas,
y DESTEEE (Jules), Utilización en las artes populares de los ocios de los obreros (marzo ás> 1983, £fe. 251).
41
JOSÉ PÉREZ SHÍSKANO
Por otra parte, el Fuero, con au concisión en este aspecto, llega
a superar a la "Carta del Lavoro" italiana, ya que ésta, en su Declaración XVI, establece el derecho a la vacación "en las empresas de carácter continuo", limitación que al no existir en nuestro
texto le proporciona una. mayor flexibilidad y una amplia libertad
Véase, a4. ex., MUSSOLANZ (Arnaldo), La Garla del Trabajo, In
y Oovnewtairios, Roma, Iatituto Poligrafico ételto Ststo, 1938, pág. 21.
s eim
5.
L « f DE 2 BE SEPTIB»iBSE DE 1 9 4 1 : SU ESTRUCTURA.
Con fecha 2 de septiembre de 1841 se dicta por la Jefatura
•del Estado la Iisy que modifica el artículo 56 de la Ley de Contrato de Trabajo de 1931, la cual aparece en el Boletín OficMÍ del
Estado correspondiente al día 21 del propio mes y año.
Consta de mi extenso Preámbulo y de tres artículos, el primero de los cuales constituye el nuevo testo del artículo 56 de la
Ley mencionada; el segundo se limita a fijar las fechas de aplicación y vigencia, y el tercero contiene una cláusula derogatoria
de carácter genérico.
6.
TEXTO REFUNDIDO DE 26 DE ENERO DE 1044.
Por Decreto expedido en dicha fecha se aprueba el nuevo Texto
refundido del Libro I de la Ley de Contrato de Trabajo, cuyo artículo 35, dedicado a la vacación anual retribuida, recoge los preceptos de índole sustantiva de la Ley del 41, aunque elimina los
•de carácter adjetivo, sin duela, para incluirlos' posteriormente en
la Ley procesal que se está elaborando \
1
No debemos ocultar nuostia estrañeza respecto al lugar en quej el precopto ha sido incluido, esto es, en el Capítulo IV, cuya rúbrica reaa "Jfiíaeíos
geaor&les del Contrato de Trabajo", puos entendemos que hubiera sido m&3
apropiado dejarlo comprendido en el Capitulo VI, que trata de las "Obligar
48
J0S2 PÉESZ SEBRATÍO
Creemos, por tanto, que para estudiar debidamente la legalidad vigente hay que examinar tanto el Testo refundido como la
Leí? de 1941, pues aunque la cláusula derogatoria de- aquél deja
sin efecto la legalidad anterior, sólo lo hace ea cuanto se opon
& lo preceptuado en el Decreto que le da vida.
Para mejor ordenación sistemática del asunto desde el p
áe vista jurídico, dividiremos nuestro trabajo en cuatrí
apartados, a saber: Cuestiones que quedan solucionadas ole manera implícita; problemas que quedan solucionados de modo ta=
xativo; cuestiones ejue han sido aclaradas merced a determinadas
disposiciones y a Resoluciones ministeriales, y nonnas especiales, características y concretas en determinadas actividades, así
como algún problema que no ha sido objeto de aclaración.
iTBDNES RESUKMTAS
FíT&wuncwMlidad del dereclw & vacación.—Comienza
la
nueva redacción dada al artículo 56 de la Ley de Contrato de Trabajo por sentar el derecho ole todo trabajador a la vacación anual
retribuida. T aunque nada indica respecto a si puede o no renunciarse, entendemos que no hace falta tal declaración, ya que la
propia Ley de 21 de noviembre de 1931, en su artículo 9." 2, consideraba inexistentes los pactos o cláusulas contractuales que disminuyan O1 dejen sin efecto los beneficios y ventajas otorgados
por la Ley o por Bases de Trabajo. No hay duda de que la vacación anual supone un beneficio para el trabajador, y por ello la
renuncia del mismo resulta inadmisible como consecuencia de la
naturaleza protectora del Dereclio laboral y de la función social
ciones y derechos del trabajador y del empresario". Claro está que no ha
liedlo sino seguirse en. este aspecto la anterior estructura, pues el artículo 56
de la Ley primitiva figuraba en. el Capítulo I1T, que se refería a "Clases, requisitos y efectos del Contrato".
2
Véansa hoy día los artículo 9.°, número 2.°, y 10 del Tejito refundido.
EL DESCANSO ANUAL OBLIGATORIO
que ejerce el Estado para que los obreros gocen de los derechos
que la legislación les concede. Como dice el Profesor PÉBEZ BO3
TIJA, la regla general en las Lsyes sociales es la irrenuncbahüidad .
La posibilidad «le renuncia conduciría inexorablemente a la pérdida de la finalidad anhelada por el descanso anual, con tanto Jffiiás
motivo cuanto que, llevando la hipótesis hasta el extremo, podría
darse el caso de que se obligara al trabajador a siarala.r uaa renuncia voluntaria, cuando -en realidad se estaría, en presencia-, de
una imposición coactiva por parte del empresario.
Y si llegamos a esta conclusión en el caso de tina renuncia
pura y simple, a idéntico' resultado habremos de arribar cuando
se trate de renuncia condicionada ai pago de una cantidad en
efectivo, admitida espontáneamente por el obrero con objeto de
incrementar sus ingresos mediante la percepción de doble salario.
Luego veremos la doctrina, general sobre compensación económica,
pero desdo ahora sostenemos la imposibilidad de esta fórmula, porque si bien el trabajador saldría beneficiado por un aumento momentáneo de numerario, vendría sin embargo perjudicado en su salud por la continuidad úél esfuerzo desplegado, cosa inaceptable
para el Estado como supremo defensor de los intereses de sus ciudadanos, que han de repercutir en el bienestar general.
ab) Derecho y deber.—Si la vacación, conforme hemos visto,
es un derecho de tipo irrenunciable, ha de ser a la par un deber.
Derecho del trabajador a disfrutarla en la debida extensión y
con el cobro de los haberes convenidos o mínimos legales; deber
del empresario de otorgarla y de seguir abonando, mientras dura,
la remuneración correspondiente. Pero no es esto sólo: si bien el
obrero no puede renunciar, ni pura y simplemente, ni condicionando la renuncia a una mayor percepción de haberes, el patrono
Je ni debe consentir que el trabajador deje de dis0
NufoiraZosa jurídica Sol Dorcalio del Trabajo, ea "Revista efe Trabajo"
(iíacM-d, números 23 y 24, septiembre y -octubre fie 1941, especialmente pági^a 283).
45
JOSÉ HsffiñZ 8EESAN0
frutar el descanso. En primer lugar, porque si así no sucediera,
el dador de trabajo podría aparecer como responsable ante la Ley
por no otorgar la vacación; y en segundo término, porque en ciertas actividades el descanso es el medio de que dispone el Jefe de
empresa para vigilar la conducta de gus empleados y para examinar si llenan su cometido con pulcritud y probidad.
Si pensamos por un instante en las funciones desempeñadas
por cajeros, empleados bancarios, de oficinas y despachos, personal encargado de la recepción de materias primas, etc., etc., en
suma, por quienes ocupan cargos delicados y de confianza, que
han de manejar fondos, realizar asientos o recibir herramental,,
por ejemplo, comprenderemos sin esfuerzo la importancia que puede revestir el hecho de que tales empleados gocen de su obligado
descanso anual, pues durante el tiempo a que se contraiga, podrá.
ser examinada y controlada su labor con todo detenimiento y.
escrúpulo.
8.
CUESTIONES RESUELTAS DE MODO TAXATIVO.
a') Fiwüidad primordial.—El artículo 56 de la Ley de 1931
se limitaba a otorgar un derecho, pero no decía de manera terminante de qué forma había de disfrutarse, dando lugar esta omisión a que en la práctica hubiese empresarios que compensaran
la vacación mediante el pago de doble salario, sobre todo en épocas de gran demanda de artículos o productos, y a que existieran.
obreros que, con tal de lograr una mayor remuneración, no tuvieran inconveniente en dejar de disfrutarla.
Fue' necesario que algunas Resoluciones del Ministerio pusieran coto a la tergiversación del fin social perseguido, entre las
cuales pueden citarse las de 22 de junio de 1S>33, que prohibe la
percepción de doble sueldo; la de 6 de junio de 1932, que habla de
la desnaturalización de la finalidad apetecida, .y la ole 20 de febrero de 1033, que afirma rotundamente que la vacación no es.
canjeable a metálico.
Et. DESCANSO AKVAL OBTJGATOKIO
Y aun siendo raros los casos en que el Tribunal Supremo ha
tenido que entender en recursos formalizados en materia de vacación, pedemos citar ea idéntico sentido la Sentencia de 24 de
diciembre de 18>32, que establece la imposibilidad en que se halla
ei obrero de reclamar el abono en metálico del importe de su descanso no disfrutado, a menos que en el contrato se estipulara lo
contrario, fallo a que tendremos más tarde que Ihacer nueva referencia.
El Fuero del Trabajo determinó ya posteriormente que el obrero tiene derecho a una vacación para reposo, y las disposiciones
vigentes no dejan lugar a dudas respecto al problema, porque el
Preámbulo de la Ley de 1941, tras de aludir a la Declaración citada de la Carta, determina explícita e inequívocamente que la
finalidad de la vacación no es otra que proporcionar ai obrero un
descanso para el fortalecimiento de sus energías físicas gastadas
con la diaria labor.
b') Excepciones: compensación a metálico.—Por principio,,
ha de desecharse el sistema de compensación a metálico de la vacación anual retribuida, pues constituye un criterio inaceptable.
Pero el texto en vigor, consciente de la realidad, y sin ánimo
de operar en el vacío, se da cuenta de que existen casos en los
cuales el disfrute del descanso efectivo resulta imposible materialmente, y por ello se preocupa de dar soluciones, sentando al efecto
las correspondientes excepciones al criterio general..
Las dos que admite no pueden estar más justificadas, ya que
una y otra responden a idéntica situación de hecho: cese en la
prestación de servicios. Si la relación trabada termina por cualquiera causa antes de llegar el momento habitual del disfrute, no
hay medio hábil de que se descanse y se cobre el salario, ya que
la realidad es que el descanso se efectúa, pero no por causa de vacación, sino por falta de ejercicio del cargo consecutiva a la extinción referida. Y si un obrero que cesó en una empresa reclama
contra ésta por no haberle concedido la vacación pertinente, y la
Magistratura de Trabajo, comprobada la certeza de la alegación,
47
JOSÉ FÉSBZ SEBEAS»
éste
no puede tener efectividad sino por medio de la oportuna compensación en efectivo.
Además, existe otro caso posible de compensación, independiente -de los dos enunciados, y es el referente a la retribución que
se tenga convenida en especie, la cual, al igual que prevenía la
Ley anterior, será disfrutada en la forma ñjada ordinariamente,
o debidamente cortnp&iim£as lo que quiere decir que podrá ser abonada en metálico.
En los caaos en ojiie el trabajador reclamara por incimiplimiento del deber patronal, y se diera el cago de que aquél continuara
en la industria, ya dice la Ley que la Magistratura de Trabajo
habrá de señalar en qué fecha ha de disfrutar las vacaciones atrasadas que hayan sido objeto de la demanda.
Finalmente, puede presentarse alguna hipótesis excepcional en
que la compensación pudiera parecer justificada, pero como no fue
reuselta por la Ley del 41, ni figura en el Texto refundido, dejamos su examen para el número 15 del presente estudio.
c') Duración.—No hay que hacer hincapié sobre este particular, clarísimo en la Ley de 1931 y más completo aún en el texto
actual.
Una y otro establecen un derecho de carácter general para
todos los trabajadores, y fijan en siete días la vacación que ha de
disfrutarse. Pero este plazo tiene carácter mínimo y es susceptible de mejora, bien por normas de trabajo aplicables a la actividad de que s'e trate, bien por condición más beneficiosa establecida, bien, por último, merced a cláusula contractual libremente concertada en virtud del principio de autonomía ole la voluntad 4.
Sólo en el caso de que la vacación marcada por Bases, Reglamentaciones, etc., coincida con la mínima legal, o cuando la ma4
La Ley de 2 de septiembre de 1941 sólo mencionaba, expresamente a
estos efectos las Bases do Trabajo, concepto jurídico incompleto y anticuado.
J21 Texto refundido, aunque no amplía la enumeración, corrige la dononaioación y habla ya de "Regía/nw-niojcióñ del Traba io".
EL. DESCANSO AMTJAL OBLDGATOSIO
teria no apan-zea regulada, serán aplicables los siete días laborables que marcan los testos vigentes s.
ch!) Cómputo de la vacación.—-El artículo 56 de la Lssy de 1931
ajaba únicamente que la vacación habría de consistir, cuando meaos, en sieta días, pero no puntualizaba si tenían que ser hábiles
o naturales. Se hizo imprescindible una Orden, dictada por el Ministerio de Trabajo en 15 de junio de 1932, que aclaró el precepto
legal en el sentido de que habrían de entenderse días laborables.
En aquella época esta declaración tenía, valga la frase, un carácter platónico, porque aumentaba el período ds descanso, pero
no la remuneración abonable. Mas al publicarse la vigente Ley del
Descanso Dominical, de 13 de julio de 1940, que obliga al pago de
los domingos, la cosa cambió de aspecto, porque dicho deber repercutía en la retribución de la vacación anual: al ser laborables
los días que la integraban, y al tener que abonar los domingos j
días festivos a ellos equiparados, resulta que los siete días coma
mínimo se convierten, por lo menos, en ocho, todos ellos con paga
de haberes.
Múltiples Resoluciones ministeriales posteriores a la Ley del
Descanso declararon la vigencia de la mencionada Orden y la sul>
siguiente obligación de pagar todos los días en que la vacación
hubiera de consistir, entre ellas las de 22 de agosto, 19 de septiembre, 17, 24 y 31 de octubre, 12 de noviembre y 9 y 19 de diciembre, todas de 1940 6. Y este criterio es el que ha de mantenerse con sujeción al nuevo texto legal, que expresamente dice que
los días de vacación tendrán que ser laborables.
Si la vacación fuera superior a siete días por Bases, Regla" Véanse los números 17 y 18 del presente estudio, en que indicamos la
vacación anual en lo que concierne a Siderometalurgia y Hostelería.
5
Las Resoluciones posteriores al año 1939 vienen publicándose en la
"Revista do Trabajo", órgano de la Subsecretaría del Ministerio, que les dedica atención especial, antes en su Sección denominada "Labor" y hoy en
la de "Jurisprudencia y Legislación" ("Interpretación de Leyes y Reglamentos" ).
JOSÉ E&BEZ SEESANO
mentes o condiciones más beneficiosas, ¿cómo se computarán los
días? El Ministerio declaró, por Resolución fechada el 2 de agosto de 1039, que si el descanso excedía del legal y en él quedaban
comprendidos dos o más domingos, los días se computarían naturales. Entendemos que hoy no parece fácil sostener esta tesis, ya
que la Ley no hace distinción alguna y, en cambio, señala de forma terminante que serán días laborables los de la vacación.
¿Quid cuando una festividad religiosa áe carácter recuperable
quede comprendida dentro del período de descanso anual remunerado? A nuestro juicio, dicha fiesta contará para el cálculo como
si fuera hábil, pues el obrero, si en vez de estar en vacación hubiese estado en funciones, habría descansado y cobrado haberes,
pero quedando en la obligación de recuperar más tarde las horas
perdidas con tal motivo.
d') Retribución abonable durante la vacación.—No necesita
aclaraciones este apartado.
El obrero percibirá durante su descanso anual la remuneración convenida o la mínima legal que disfrutara en su empleo,
pero su importe, y he aquí la novedad introducida, le será entregado antes de comenzar el período de reposo, innovación con la
que quiere proporcionarse al interesado los medios necesarios para
que pueda dedicarlos a los gastos que haya de realizar con ocasión del disfrute.
En cuanto a la retribución convenida en especie, ya liemos
indicado que se gozará en la forma habitual, aunque se admite la.
excepción, de compensarla en forma.
o') Época del disfrute.—La, Ley anterior no señalaba expresamente en qué época había de utilizarse la vacación, indicando
tan sólo que "el patrono, de acuerdo con el obrero, determinaría la
fecha", y lo mismo determina la vigente legislación; pero ésta,
con la intención de salvar un problema posible, concede intervención al Magistrado de Trabajo para que fijo la fecha cuando no
se logre acuerdo entre las partes, intervención aaíeg inexistente*
50
EL DESCANSO ANUAL OBLIGATOKIO
En la mayoría de los casos el personal desearía la vacación
durante los meses de verano, pero en seguida se advierte la imposibilidad de concederla siempre en dicha estación, pues hay negocios e industrias de temporada, que en tal período incrementan su
actividad, y poblaciones de vida estival que se hallan en análogas
En' el extranjero lo corriente es que tampoco se haga indicarespecto a época, aunque pueden, mencionarse algunas excepciones: así, la Ley finlandesa citada marca concretamente que s©
disfrutará entre 15 de mayo y 15 de septiembre; la Ley austríaca
señala como época la convenida por las partes, y el Reglamento
chileno, dictado para aplicación de la Ley a que hemos hecho referencia, llena el vacío dejado por ésta e indica que se utilizará ;
"preferentemente" en primavera y verano 7. En cambio, el Real
decreto italiano de 1924 decía que la fecha sería escogida por el
En nuestro país, la Reglamentación Nacional de Trabajo para
la Industria de Artes Gráficas, aprobada por Orden de 23 de febrero de 1944, señala en el apartado 4) de su articulo 43 que las
vacaciones se concederán con preferencia, aunque con sujeción a
las necesidades del servicio, dorante los meses de verano, procurando complacer al personal en cuanto a la época que preñara.
f ) Nacimiento del derecho: prorrateo.—-El artículo 56 derogado exigía la prestación de un año de servicios para que comenzara a ostentarse derecho a la vacación, dando con ello lugar a
posibles abusos, observados posteriormente en la práctica, y produciendo en ciertos casos la injusticia de que existieran núcleos
de trabajadores que jamás llegarían a disfrutarla.
Unas veces se tropegó con la conducta egoísta y sanciónatele
1
E. I. T., Serie Législatwe, Chü., 3, 1926.
Véanse los textos ya mencionados, edición de la Oficina íRtemaeioiial
del Trabaja. S3n España, algunas Bases do Trabajo señalaban el período en
que la vacación había de tener lugar: vid., por ejemplo, laa de la Dependen.'
cía mercantil d© Madrid, en SAINZ BK HIS IEEEKEGS, ob. cií., pág. 12.
3
51
JOSñ BlBEH 8ESBAN0
de empresarios que, mediante alegación de causas diversas, prescindían de su personal, o parte de él, cuando iba, a cumplir un año
de servicios, a fin de ahorrarse el desembolso económico de la vacación pertinente, no compensada con una labor efectivamente
prestada. En otras ocasiones, muchos obreros, principalmente del
Kaaio de la Construcción, que trabajaban en obras de escasa importancia, o en forma, intermitente, no llegaban a alcanzar el mínimo ineludible al servicio de un misino patrono.
Estas deficiencias quisieron ser solventadas, y a ello obedeció
la Resolución del Ministerio de Trabajo, de innegable trascendencia, de 28 de mayo de 1940, que obligaba a pagar a prorrata del
tiempo trabajado la vacación correspondiente al personal que cesara antes de llevar un año de servicios. Pero por la forma en que
Ja innovación se introdujo, una simple Resolución ministerial, publicada tan sólo en la "Revista de Trabajo" y comunicada a los
Organismos laborales dependientes del Departamento, hubo Magistraturas de Trabajo que no la aplicaron, fundándose, con razón evidente desde un punto de vista estrictamente jurídico, en
que la Resolución aludida no podía derogar un precepto legal, da
rango muy superior en la jerarquía de las normas.
Nuestro Fuero del Trabajo no exige que la prestación de servicios sea ininterrumpida para que nazca el derecho a la vacación
anual, y el nuevo texto, aunque no determina con la claridad y
contundencia acaso apetecibles el aspecto que examinamos, ha
comenzado por suprimir del articulado la exigencia de un año de
duración del contrato de trabajo, cosa sintomática y digna de ser
tenida en cuenta. Si conjugamos esta eliminación de palabras con
la "parte proporcional" de vacación que ha de percibir el trabajador que cese "antes de haber disfrutado el permiso anual retribuido", habrá que concluir que hoy día no hace falta llevar un
año para disfrutar el descanso, pues el cese puede, desde luego,
tener efecto cuando el trabajador lleva equis años y meses en la
Empresa, pero puede asimismo producirse cuando sólo cuente once
meses, o menos, diferenciación en que no se hace salvedad alguna,
que sería necesaria para admitir criterio diferente.
52
EL DESCANSO AJTÜAL OBLIGATORIO
Una interesante Resolución de la Dirección Genera,! de Trabajo, fechada el 26 de septiembre de 1941, ha aclarado la cuestión,
•declarando en forma terminante que la tesis apuntada es la, verdaderamente auténtica, por lo cual todo trabajador, dure lo que
dure su prestación, de servicios, tiene derecho a la vacación anual
remunerada, íntegra o proporcional
Podría argüirse que en caso de renuncia al destino por parte
del obrero, eon ánimo de pasar a otra empresa sin solución de
continuidad, el interesado contraría la finalidad de descanso de la
vacación, por lo que carece de derecho al percibo de su importe a
tenor de la Ley en vigor.
La alegación sería cierta, pero con sujeción al criterio hoy
sentado, que sin hacer distinción alguna obliga al pago proporcional de la vacación anual cuando se extingue el contrato de trabajo antes de llegar la época de su disfrute, no hay medio hábil
de lograr otra conclusión, sobre todo si ge tiene en cuenta que la
vacación viene a suponer, en algún sentido, una parte complementaria de salario, que el abono de aquélla representa una carga
económica para el patrono, y que éste sería, en definitiva, el que
saldría beneficiado si en el caso apuntado quedara eximido de la
obligación de abonar haberes.
En el supuesto de que el trabajador, al proceder de la forma
expresada, rompiera su compromiso sin el debido preaviso, siempre podría el empresario reclamar contra su operario al amparo
del artículo 93 de la Ley de Contrato de Trabajo de 1931 9.
Toda la argumentación que antecede es la sostenida por la
Resolución dictada en 7 de noviembre de 1941.
g') Derecho a ejercitar acciones por vacación no disfrutada.—
En el apartado b') del presente Capítulo hemos tocado de pasada
vax problema al que ahora dedicaremos mayor extensión por la
importancia que reviste.
La Sentencia del Tribunal Supremo de Justicia de 24 ds diVéase hoy día- el articulo 81, MI /fes, <M Testo rcíuncUdc».
53
ÍOSS PÉREZ SEBBANO
cienabre de 19S2, ya citada, vino a establecer la doctrina de que
¡a vacación ha do disfrutarse mediante descanso, cosa lógica y
absolutamente justa, pero vino al propio tiempo a limitar la facultad del obrero para ejercitar acciones en que se .reclamara el
pago de cantidad por concepto de vacaciones no disfrutadas. La
tesis de dicho fallo era que únicamente podría ejercitarse tal acción cuando así se consignara en el contrato, lo cual equivaldría a
cerrar la puerta a dichas demandas, porque serían escasísimos,
en la hipótesis más favorable, los contratos en que figurase tal
estipulación, pues lo corriente y normal sería que tal supuesto no
hubiera sido previsto.
Insistiendo en análoga doctrina, el fallo de la Sala de lo Social
del Tribunal Supremo de 27 de diciembre de 1940, declara, que el
hecho de no conceder vacaciones no engendra acción procesal de
carácter patrimonial, y que sólo cabe sancionar al patrono con el
correctivo que imponga la autoridad administrativa 10.
Con todos los respetos, esta tesis, en la actualidad, creamos
que no puede sostenerse, porque el texto vigente otorga atribuciones a la Magistratura del Trabajo para entender en las demandas
que se deduzcan por incumplimiento- del deber patronal de conceder a sus operarios la vacación anual retribuida. La Magistratura,
según los casos, habrá de acordar el pago en metálico de jornales
y el descanso efectivo durante el período correspondiente de vacación cuando persistiera el vínculo contractual, o la compensación
económica exclusivamente cuando el descanso resultara imposible
en la empresa demandada y condenada por haber terminado el
contrato. Todo ello sin perjuicio- de la imposición de Sanción.
h') Decaimiento del derecho.-—De los dos supuestos que contemplaba el artículo 56 de la Ley de 1981 (contrariar la finalidad,
de la vacación y despido imputable al trabajador), la Ley del 41
10
Sobre esta última Sentencia, véase PÍÍKEZ BOTIJA (Suganio),
tarios a la misina, ea "Revista General de Legislación y Jurispi'uíiencia"
Madrid, juaio ole
54.
EL DESCANSO ANUAL OBLIGxlTOEH)
y el Texto refundido de 1944 sólo tratan del primero, haciendo
caso omiso del segundo, al que después habremos de aludir en el
número 10.
Se ve claramente la intención del legislador al imponer la devolución del importe de la vacación a quien, no utilizándola para
su descanso reparador, trabaja para sí o por cuenta ajena durante
el tiempo en que debió vacar.
Con respecto a este particular, y a fin de evitar repeticiones,
aos remitimos a lo que anteriormente 'hemos indicado al examinan
el caso de personal que se despide, con o sin preavisar a su patrono, para continuar la prestación de sus servicios con otro empresario sin solución de continuidad.
i') Descuento de permisos.—Dice la Ley de forma tan explícita que apañas si merece la pena insistir sobre el tema, que de la
vacación reglamentaria no podrá descontarse día alguno como
reintegro o compensación de los permisos extraordinarios que el
trabajador hubiera, disfrutado.
Debemos considerar comprendidos en este concepto de permisos extraordinarios no sólo los otoi'gados con este carácter, coa
o sin sueldo, por el patrono respectivo, sino también las faltas de
asistencia al trabajo autorizadas por el artículo 80 de la Ley de
Contrato de Trabajo de 1931 (enfermedad de parientes, entierro^
alumbramiento, etc.), por más que en un sentido riguroso y estricto no pueda hablarse de permiso en casos tales, ya que se trata
da un derecho reconocido u .
Lo que se persigue, asi como en todas las hipótesis previstas
por la Ley, es que el descanso pueda disfrutarse íntegro, sin descuento de ninguna clase, único medio de que pueda proporcionar
el reposo y el recobio de energías necesarios para que a su terminación pueda volver el obrero con plenitud de facultades a su diana tarea. Por la misma razón, tampoco puede disfrutarse la vaHoy, artículo 67 da la Rsfandtotóu.
JOSÉ FÉSEZ SEKEAKO
eaeión en plazos, ya que la Ley diee que los días de que se componga han de utilizarse ininterrumpidamente 12.
j*) Aplicación y vigencia.—-Es sólo aplicable este epígrafe a
fe Ley de 2 de septiembre de 1941, cuyo artículo 2.° determinaba
ífue comenzarían a regir sus preceptos al siguiente día a la publicación en el Boletín Oficial del Estado, esto es, desde el 22 de septiembre del indicado año, psro añadía a continuación, que, no obstante, serian de aplicación a las reclamaciones entonces pendientes, o a las que pudieran entablarse en el futuro, siempre que ss
refiriesen a vacaciones correspondientes a períodos de tiempo íntegramente comprendidos en época posterior al 1." de abril de 1939.
Hoy, publicado el Texto refundido de la Ley, y siendo imposible
que se presente en la práctica ninguno de los dos supuestos mencionados, carece el asunto de mayor interés.
En cuanto a la fecha de entrada en vigor del Texto refundido,
aspecto al cual no se hace referencia alguna en el Decreto que lo
aprueba, estimamos, con PÉEEZ LEÑERO, que por tratarse de refundición y recopilación, su vigencia no ha de sujetarse a las normas generales establecidas por el Código Civil M.
k') Cláusulas derogatorias.—Hemos dicho ya que el artículo 3.° de la Ley de 2 de septiembre de 1941 lo integraba una cláusula derogatoria. Únicamente nos resta consignar que dicha cláusula era amplísima, pues dejaba sin valor ni efecto todas las disposiciones que se opusieran a lo entonces preceptuado.
Por tratarse de una Ley y ocupar por consiguiente lugar preeminente en la jerarquía de las normas, la disposición aludida
reunía, desde luego, los requisitos indispensables para derogar
todos los preceptos anteriores que se hallasen en pugna con ella:
Leyes, Decretos, Ordenes, etc. Y no digamos nada de las simples
w
Cfr. la tesia sostenida por algunos higienistas, que espoliemos al examinar el aspecto médico-higiénico del descanso.
13
PÉBEZ LKS'BKO (José), Nueva Z&y del Contrato de Trabajo, Madrid,
IMé, $.&&. áS, e» nota.
m, DESCANSO AHUAL GBLIGATGBIO
Resoluciones ministeriales. Interesa destacar que las Ordenes que
aclararon la Ley de 1931 quedaron recogidas por la de 1941, motivo por el cual no existe problema en este aspecto. Y en cuanto
a las Resoluciones ministeriales, como fueron dictadas ,para aclaración de la Ley en casos no previstos, siempre podrán invocarse
como antecedente en supuestos semejantes.
Ea cuanto al Decreto de 26 de «aero de 1944, aprobatorio de!
Testo refundido tantas veeeg mencionado, contiene asimismo una
elá,usTula derogatoria de cuantas disposiciones "se opongan" a lo
preceptuado en el mismo, cláusula que sugiere diversas dudas y
problemas, llenos de interés, alguno de ellos íntimamente relacionado con la materia objeto de nuestro estudio, que examinaremos
al íxaíar de las sanciones apllcablea
CAPITULO m
©osa |MS'fe:r!íE£Ífai & l a ILsy col© 31JMUL
9.
OBSERVACIÓN DE CAEÁCTUE
Por muy completa que sea tina Lsy y por muchas que sean
las hipótesis previstas por ella, la viola es tan rica en matices que
siempre la supera. La Ley Be limita generalmente a plantear y
desenvolver casos normales, y a dejar, en ocasiones, la solución
de los casos atípleos a un Reglamento de Trabajo o a una Resolución ministerial, fundada en la contemplación de na problema o
una situación concretos, en motivos de conveniencia nacional derivados de la presentación de una circunstancia niomentánea y
transitoria, o en la protección de altos intereses, si bien siempre
con carácter limitativo y específico, y sin que ello signifique en
modo alguno coartar las facultades otorgadas a los órganos jurisdiccionales.
A estos casos vamos a dedicar nuestra atención desde ahora,
aunque comencemos por una cuestión que, a nuestro entender,
debió ser tenida en consideración, máxime habiendo, como había,
normas para su solución dictadas en época precedente.
10.
PEKSQNAXi DESPEDIDO POR CAUSAS A ÉL IWJPUTABMíiS.
Si el trabajador ceaó por causas a él no imputables, tales como
reducción de plantilla, terminación de la labor para la cual fue
contratado, etc., no hay duda alguna: estamos en. presencia de un.
EL DESCANSO ANUAL OBLIGATOEIQ
caso previsto y regulado de antemano, y el interesado á&hs cobrar
en metálico la parte proporcional de vacación que le pertenezca
según BUS meses de servicio y el descanso anual que tenga reeoaoeido. ¿Cómo computar la fracción de mes? La Ley nada dice,
pero un criterio de generosidad y de protección nos inclina a pronunciarnos en un sentido amplio: la fracción deberá, contarse como
una mensualidad completa de ser-vicios en el empleo, a meaos que
en normas de trabajo aplicables se diga expresamente lo contrario.
Pero ¿y si el cese es consecuencia de sanción o de despido por
causa imputable al trabajador?
El artículo 56 de la Lay de Contrato de Trabajo ole 1931 consignaba que en tal caso- se carecería de derecho a la vacación remunerada, pero la nueva redacción del precepto ha eliminado ea
absoluto estas palabras. ¿Ha de entenderse, en su vista, que el
legislador ha pretendido conceder igual derecho al obrero culpable que al obrero cumplidor de BUB obligaciones, o fea de estimarse
que se trata de omisión involuntaria?
Si nada dice la Ley, y si se piensa que la vacación es, al mismo
tiempo que un medio concedido al trabajador para su reposo, una
carga económica para el empresario, podría sostenerse que el operario despedido por su propia culpa tiene derecho a percibir se
vacación proporcional con el mismo derecho que el que ostenta
para cobrar sus sueldos devengados.
A sensu contrario, apoyándose en el precedente establecido po?
el artículo 56 (aunque ha de entenderse, sin ningún género de dadas, derogado en virtud del artículo 3.° de la Ley de 1941), y ¿le
igual manera que el obrero '«despedido por BU conducta culpabls
carece de derecho a indemnización por despido, podría argumentarse que no debe cobrar cantidad alguna en concepto de vacaciones, aparte de que motivos de otra índole, principalmente de tipo
moral, tal vez; aconsejaran esta especie de sanción, ya que resultaría injusto equiparar al despedido culpable y al trabajador que
cumplió fielmente sus compromisos.
Una Resolución del Ministerio, de 7 de noviembre de 1941, ha
JOSÉ FSEEZ SE&KAKO
aplicado esta última tesis, salvando el silencio de la Ley, aunque
& reserva de que la Magistratura de Trabajo, al conocer en SK
caso del despido, lo reputara justificado por causa imputable al
Y en fecha reciente, la Reglamentación Nacional de Trabajo
para la Industria de Artes Gráficas, en el apartado 3) de su artículo 43, habla del derecho a la vacación proporcional de quienes
cesen en el traDseurso del año por cansas que no le seom imputables, criterio que recoge el espíritu "justo y equitativo" de la Ley
11.
PJSKSONAEJ QUE CESA VOLUNTARIAMENTE EN SUS FUNCIONES.
Nos remitimos a lo dicho en. el Capítulo anterior, número 7,
apartado f'): el patrono, en este caso, ha de abonar la parte proporcional de vacación, y únicamente tiene derecho a reclamar daños y perjuicios a su operario cuando existiera incumplimiento de
las obligaciones establecidas en cuanto a preaviso para dar por
conclusa la relación laboral concertada.
12.
PEKSONAL CON DOS 'COLOCACIONES COMPATIBLES.
Es un caso bastante frecuente en cierta clase de actividades,
donde algunos profesionales, de los más modestos, complementan
su modo de vivir mediante la prestación de un servicio por el que
obtienen una remuneración que sería por sí sola insuficiente para
cubrir sus necesidades..
¿Tiene derecho este personal a la vacación anual en los des
eiripleos desempeñados?
El Ministerio, en Resolución de 22 de septiembre de 1941, lia
declarado cjue lo ostentan, en efecto, en una y otra colocación,
ser indiferente que el interesado goce de otra vacación anual
loo. efii., pág- a?.
EL DESCANSO ANTJAL OBLIGATOEIO
como consecuencia del cometido que tenga asignado ea otro lugar
de trabajo, pues como tal obrero debe disfrutar la vacación ea
todos sus cargos, con la obligación subsiguiente por parte de sus
respectivos patronos, de concedérsela en la forma reglamentaria 2»
13.
VACACIONES EN INBUSTEIAS COH JOKNADA SEDUCIDA, ETC.
Ss traía de hipótesis previsible, cpe iiubiera convenid© regular en las vigentes disposiciones, pero que no ha sido tratada por
ellas, con olvido de que las circunstancias adversas por que atraviesa la producción como consecuencia de la anormalidad actual
ocasionada por la guerra que hoy padece el mundo, presenta reiterada y lamentablemente la hipótesis de industrias y actividades
que no pueden desenvolverse con el ritmo corriente y apetecible.
Una antigua Resolución del Ministerio de Trabajo, recaída ea
19 de agosto de 1935, al resolver el expediente número 7.856 del
año 1933, declaró que en los casos de empresas que trabajen coa
más personal del necesario, mediante turnos o jomada semanal
reducida, pero sin realización de suspensiones y menos aún de
despidos, el personal así ocupado tiene derecho al descanso anual
remunerado; pero a fin de no gravar injustamente al empresario,
y para que guarde proporción el trabajo efectivamente realizado
con la vacación que haya de disfrutarse, se atenderá a la retribución semanal obtenida: si ésta fue uniforme durante todo el año,
la vacación equivaldrá al importe de lo cobrado en una semana,
y si fue variable, se dividirá el total de los salarios percibidos en
el año por las 52 semanas del mismo, y el cociente representará
la remuneración abonable por vacación.
La misma tesis sostuvieron las Resoluciones de 17 de junio
de 1940 y 12 de abril de 1941, aunque una y otra hicieron la natural salvedad de que el cálculo anterior se hacía sobre la base de
que el trabajador tuviera derecho a siete días de descanso, pero
2
Se ventilaba ua caso de dos colocaciones, una de las cuales tenía lagar
en un local destinado a espectáculos públicos, en calidad cío acomodador.
61
JOSÉ HÍKEZ SBEBANO
u© cuando hubiera de disfrutar una vacación superior según normas, en cuyo caso sería menester prorratear-con arreglo al período de tiempo que tuviera, asignado; agregando la segunda Resolución referida, que ea la hipótesis contemplada nb podía perseguirse la finalidad del descanso, pues el obrero, por su desgracia,
ya reposaba suficientemente al no tener ocupación diaria, por 1©
enal sólo tenía derecho a la compensación en dinero.
Una ÍEÍeresaaíe Resolución de 4 de noviembre de 1941, posterior por consiguiente a la Ley de 2 de septiembre del propio año,
lia reafirmado la tesis en cuanto a la retribución abonable y al
procedimiento matemático para obtenerla, pero en cambio lia compaginado el abono del importe con el disfrute del descanso, diciendo que ha de distinguirse entre remuwomoión y descanso; la
primera se obtiene en la forma señalada, pero el segundo ha de
disfrutarse efectivamente durante toda él tiempo que deba abarcar la vacación según la norma legal aplicable. O sea, que si un
©Torero, por ejemplo, trabaja semanalmente tres días tan sólo (jueves, viernes y sábado) y tiene derecho a siete días laborables en
calidad de descanso anual, cobraré la correspondiente a tres jorsales (más la parte proporcional del domingo con sujeción a la
Ley del Descanso Dominical), pero habrá de descansar ocho días
seguidos, dejando de actuar jueves, viernes y sábado precisamente.
De esta forma se pretende conjugar la finalidad primordial de
la Ley con el cobro justo de salario, y se da ocasión al trabajador,
siquiera sea de modo ficticio y aparente, para que pueda aprovechar todo el período de vacación incluso trasladándose a otra lo' calidad para atender a su salud medíanle baños, etc.
14.
SANdOMBS 3?0R IK'CUSSPUMIBHTO.
Introduciendo una novedad con respecto a la legalidad anterior, la Ley de 2 de septiembre de 1941 estableció que el Magistrado de Trabajo, cuando conociera en juicio «le reclamaciones por
vacación no disfrutada y comprobase la infracción patronal es
EL BSSCAÍsSO AXCAi OBMÍAT031Q
esta materia, impondría al empresario una sanción, fijada a su
libre arbitrio, pero dentro de los límites siguientes: no inferior al
importe del doble de los jornales que el obrero afectado hubiera
debido cobrar durante su descanso, ni superior a la cifra de cinco
mil pesetas. .Añadía la Ley que la cantidad impuesta como sanción no aería entregada al trabajador, sino que sería destinada a
fines de carácter social, y agregaba que contra, su imposición podría entablarse recurso ante el Tribunal Central de Trabajo, sin.
perjuicio de los de suplicación y casación cuando procedieran, seg&n. Ley, previa consignación del importe de ía condena en la Caja
General de Depósitos, a resultas de lo que ea su día se resolviera»
A nuestro entender, la redacción dada al Preámbulo de la Ley
comentada partía de un defecto inicial, y como consecuencia resultó incompleto el texto del articulado al tratar de la materia de
sanciones. Quiso decirse, seguramente, que la Magistratura d®
Trabajo no podía sancionar anteriormente el incumplimiento de
lo ordenado en esta esfera, y por ello se subsanaba añora este defecto concediéndole atribuciones; pero debió indicarse que ello nc
obstaba a las sanciones que la Inspección de Trabajo podía proponer cuando averiguase dicho incumplimiento al realizar visitas
en uso de sus facultades.
L& realidad, a nuestro juicio, era la siguiente:
La Magistratura de Trabajo tenía que imponer sanciones en
los casos indicados; la facultad que se le otorgaba no era potestativa, sino de tipo imperativo, desde el momento que se decía "irapondrá" en vez de "podrá imponer". Y únicamente quedaba autorizada para ello en los casos en que oonoci'sra ea juicio, de modo
que no se le concedía ninguna atribución distinta a la que ostenta en la vía jurisdiccional o contenciosa (aparte la facultad saacionadora).
Por otra parte, la Inspección, dentro de los límites del artículo 63 del vigente Reglamento por que se rige, de 13 do julio
de 194-0, antes de promulgarse la Le-y élél lyt había de propone?
sanciones cuando comprobase en las visitas giradas ojue un empresa-rio no cumplía sus deberes en materia da vacación^ pues al
JGSS
BO establecer la Ley sanciones especiales para castigar las infracciones observadas sobre el particular, era de aplicación el citado
precepto, que precisamente se dictó en previsión de semejantes
Mpótesis.
ILas dificultades que surgían en la vida real al plantearse cuestiones relacionadas con la vacación ante la Magistratura, del Trabajo, ya que algunos de estos organismos jurisdícionales entendieron que sólo tenían facultades saacionadoras en aquellos casos
en que conocían en juicio de demandas deducidas por los interesados, obligó a dictar la Orden de 7 de julio de 19-12, que como
motivo básico se fundaba en estimar inaceptable que en esta clase
efe infracciones intervinieran dos organismos de tipo diferente,
uno del orden administrativo (la Inspección) y otro del jurisdiccional.
En su consecuencia, decide que cuando la Inspección de Trabajo estime en virtud de denuncia, o en el ejercicio de sus funciones, que un empresario incumple el deber de otorgar el descanso remunerado a BU personal, levantará la correspondiente acta,
que elevará a la Magistratura de la provincia o al Decanato, si
hubiese más de una, la cual demanda será tramitada conforme al
procedimiento establecido en el Decreto de 13 de mayo de 1938 s
y resuelta en armonía con lo prevenido en la Ley de 1941, modificativa del artículo 56 de la antigua de Contrato de Trabajo, produciendo iguales efectos que si hubiera fíidp formulada por el trabajador interesado *.
Ahora bien; al transcribirse en el artículo 35 del Texto refundido de 26 de enero de 1944 la redacción dada al artículo referente a la vacación anual retribuida por la Ley de 2 de septiem1
Creador de la Magistratura de Trabajo, a la que traspasa las facultadea contenciosas de loa Jurados Mixtos, que quedan disueltos.
4
Eata disposición, quo impide desde luego la intervención de dos organismos diferentes, e incluso la posibilidad da quo una misma infracción fuera
dos veces sancionada, da lugar a otros problemas relacionados con la práctica de la Inspección y con la tramitación de las actas levantadas por los
funcionarios que integran dicho Cuerpo Nacional.
64
EL DESCANSO ANUAL OBLIGATORIO
bre de 1941, se ha eliminado el párrafo relativo a la facultad sancionadora de que venimos hablando y de que había sido provista
la Magistratura de Trabajo. ¿Ha de entenderse que la cláusula
general de derogación, contenida en el Decreto aprobatorio del
Texto refundido, deja sin efecto dicha atribución? Se ha sostenido
que no, pues no se trata de precepto que se oponga únicos a los
que alude la indicada cláusula, y se lia argumentado diciendo que
es un precepto adjetivo, que por su naturaleza ha de figurar en
la Ley procesal laboral, "por lo cual es lógica su omisión, que no
significa supresión, en esta lugar de la Ley general, de normas
sustantivas" 5. El problema, interesante sin ningún género de dudas, se presta a discusión, aunque nosotros nos inclinemos por el
mismo criterio apuntado-.
15.
CASOS EXCEPCIONALES DE COMPENSACIÓN EN EFECTIVO.
Hemos examinado anteriormente los casos de compensación
económica que admite el texto vigente como excepciones justificadas al principio general que rige la materia.
Nos falta fijar la atención en ciertos casos no' previstos en la
Ley y en los cuales, si bien existen pronunciamientos ministeriales, son de época anterior a la legislación del 41, que no serían ni
siquiera alegables. La omisión de la Ley general ha sido subsanada como ahora veremos.
Es muy frecuente en la actualidad la existencia de empresas
e industrias de interés general que tropiezan para su marcha normal con la escasez o la falta absoluta de personal especialista. Si
el personal que actúa en tales actividades descansa, como tiene
derecho, durante su vacación la producción disminuye, y ciertas
ramas derivadas se resienten y dan lugar a quebrantos irrepara5
PÉREZ LEKEEO, trabajo citado, pág. 21. Véase también HKEWÁIXZ MAEÍÍUIS (Miguel), Tratado elemental de Derecho del Trabajo (Madrid, Instituto
tía ISEtudiGS Políticos, 1944, pé,g\ 207).
J'OSÉ PiSEfS SESEANO
bles, de los que resulta perjudicado el interés general. El
lo se salva, ea parte, con la autorización al máximo legal de irabajo en horas extraordinarias, e incluso excepcionalmente en algún día festivo, pero no basta.
Ante este complejo, el Ministerio, a título excepcional, por una
sola vez y con toda clase de limitaciones y garantías, autorizó a
empresarios determinados para que mediante el abono de doble
salario (el de vacación y el correspondiente a la labor efectuada),
compensase a su personal el descanso anual que debía disfrutar
y no disfrutaba. Así podemos citar las Resoluciones de 31 d&
mayo, 19 de julio, 21 y 27 de septiembre, 12 de noviembre y 11
y 16 de diciembre de 1840, relativas a ciertas empresas minerocarboníferas, de industrias potásicas, de reparación de material
ferroviario y de transportes urbanos.
Por no darse todos los requisitos ineludibles, podemos mencionar una Resolución, de 17 de agosto de 1940, en que se denegó
la compensación referida, por estimarse que existiendo obreros
en paro forzoso dentro de la especialidad del personal que había
de vacar, podía ser colocado temporalmente un cierto número deparados mientras los operarios en cuestión descansaban, con lo
cual no se disminuía la producción y se proporcionaba labor a
obreros que necesitaban trabajo.
La novísima legislación francesa (Ley de 12 de abril de 1941)
autoriza expresamente al Poder público en su artículo 5.° para
fraccionar, suspender y aun suprimir la vacación anual en ciertas actividades, con el solo requisito de que así lo acuerde el Ministro competente o el de Trabajo y mediante compensación económica en caso de supresión e.
Este criterio, que es el que había venido aplicándose en nuestro país anteriormente, es el que debiera prevalecer siempre y
cuando que nos hallásemos ante situaciones comprobadas en que
0
IfLOKioT, oí>. cit., pág\ 410. Cfr. mi trabajo La legislación laboral francesa posterior al Armisticio (Madrid, "Revista de Trabajo", número 27 del
año 1B42, pág. 23).
EL DESCANSO AJíDAl OBLIGATOEB)
'a periiileios a, la co=
A subsanar la omisión de la Lsy del 41 acudió ia de 2 ole septiembre de 1842, coa arreglo a la cual, en cada easo concreto y
cuando los altos intereses de la Economía nacional lo aconsejen,
propondrá, el Ministro de Trabajo al Consejo de Ministros la. compensación a metálico, y una, vez acordada ésta se espedirá ©1 oportuno Decreto con las condiciones en que aquélla haya de efectuarse. Como se ve, la medida, de la que se h& hecho uso excepcional,
es altamente restrictiva, pero justa y necesaria 7.
HBBNAINZ, loo.
dt.,
pág.
207.
CAPITULO IV
Algrói problema no aclarad© y moraaas sobre vaca-ciósi «a ciertos
casos concretos.
16.
ACUMULACIÓN DE VACACIONES.
No vamos a referirnos a las acumulaciones autorizadas durante la guerra civil española y en fecha posterior, que fueron
motivadas por las circunstancias excepcionales entonces imperantes, sino a la cuestión de si en la actualidad podría acordar un
empresario, de acuerdo con su personal, el aplazamiento del disfrute de la vacación correspondiente a una anualidad determinada, a fin de acumularla a la del año siguiente.
En alguna discusión antigua de Bases de Trabajo sabemos que
se planteó este problema, siendo defendida la acumulación por la
representación obrera, como medio de que el personal afectado
por aquellas normas pudiera, en un momento dado, realizar largos
viajes, pero la idea no llegó a cristalizar en disposición concreta 1.
En 1940, el Ministerio autorizó en dos ocasiones esta acumulación (Resoluciones de 23 de julio y 31 de agosto), accediendo a
la petición en tal sentido deducida, sobre la base de consentir la
agregación del descanso ya vencido de 1939 a los que habían de
gozarse en 1940 y 1941.
Desde luego, y como sistema, lo consideramos inadmisible, pues
1
Oír. mi obra han Nuevas Basca de Trabajo -para til personal de la Banca Privada, p&g. 130. En Chile pueden acumularse las vacaciones, a tenor
del artículo 3S del Reglamento de 22 do mayo de 1926: Vid. B. I. T.; Serie
hsgiBlatvo&1 182S, Chil., 3.
Oo
EL DESCANSO ANUAL OBLIGATORIO
se prestaría a la comisión de abusos. Imaginemos, por ejemplo,
que un empresario, al ser visitada su industria por un Inspector
de Trabajo, y al comprobar éste que la vacación no había sido concedida, alegara que ¿aMa acordado acumularla a la del año siguiente. Por ello, }v¿'-i-t, ou.e sintiera efecto, sería menester que la
conformidad de las pa.vlea eeíistase de manera fehaciente y que
fuese revalidada "fiar aidorídad lacera! competente, en este caso
el Ministerio,, y íií¿« í. KICILÍO FJI casos verdaderamente excepcionales.
Una Sentencia, del TiíéiMial Supremo de Justicia, de 21 de
mayo de 1928: dea and, son aclsrexiela a la vacación anual otorgada a los Gíieisd.cS de la I¿;.r.jia Mercante, que no podían acumularse las vacaeloD.es corrsepoadieíates a varios años. Este fallo,
aunque ar/cesiar a. la. Ley de Contrato de Trabajo del año 1931,
y por más que se refería concretamente a una categoría profesional determinada, marcó ya un criterio restrictivo, digno de ser
tomado en consideración.
17.
VACACIÓN EN LA INDUSTRIA SIDEKOMETALÜRGICA.
Las Ordenanzas de trabajo vigentes para dicha Rama industrial llevan feclia 16 de julio de 1942 y nada indican respecto a
descanso anual feaaimerado, siguiendo en esto a la Reglamentación anterior, que derogaban, de 11 de noviembre de 1938.
El articulo 30 de esta última Reglamentación Nacional señalaba que en lo no previsto de manera específica habría de estarse
a la legislación general, añadiendo su Orden de aprobación que
quedaban derogadas todas las normas anteriores dictadas para
la industria referida.
Aplicando estos preceptos al supuesto de vacación anual, resultaba que por carecer de valor las Bases anteriores, y por no estar
regulada la materia en el citado Texto, el descanso retribuido tendría que regirse por la Ley de Contrato de Trabajo de 1931, y
hoy, por su Texto refundido.
69
JOSÉ KSSrZ SKEKAHO
Sin embargo, dos Resoluciones del Ministerio, de 7 de agosto
y 16 de septiembre de 1940, declararon que en esta esfera el personal de la industria siderometalurgica se regiría por las Bases
anteriores, ya dejadas sin valor ni eficacia, siempre y cuando que
fueran más beneficiosas y establecieran mayor vacación que la
Ley general 2.
18.
VACAGIÓM EN LA INDUSTRIA HOTELERA: REMUNERACIÓN
ABONABLE.
Sabido es que la Reglamentación Nacional para el Trabajo en
la Industria Hotelera y de Cafés, Bares y Similares, de 1.° de
mayo de 1939, suprimió en todo el territorio nacional el régimen
de propinas (artículo 5.°), sustituyéndolo por un recargo sobre el
importe de la factura o de la consumición en concepto de "servicio". El artículo 6.° del Reglamento dividió a todo el personal, a
efectos remuneratorios, en personal a sueldo fijo y participación
mínima en el porcentaje, y personal conderecho principal sobre
éste y haber o sueldo inicial a cargo del empresario.
Al constituir la vacación anual retribuida un derecho del trabajador a disfrutar de un descanso determinado, con cobro de
remuneración, se ha planteado el caso de cuál será la que debe
percibir el personal de sueldo garantizado afectado por estas Ordenanzas de Trabajo.
Por una parte, el patrono sólo está obligado al abono de una
cantidad, que es la que garantiza, y por otra, no cabe negar que
esta suma es insuficiente para vivir y representa una mínima
parte de los haberes totales obtenidos por el trabajador.
La Resolución de 14 de octubre do 1941 declaró sobre
este particular que en el caso de que un trabajador de la indus2
Véase FERNÁNDEZ; HGKAS (Amafio)
y PÉREZ; SEKKANO (José),
Regla-
me-ntacionea do Trabajo comentadas, concordadas y al éia, tomo I, dedicado
a las do Sid&rowieiulurgia y Óptica y Mecánica de Precisión (Madrid, Uguina, 184:1, paga §5 y 8$).
1®
KL DESCANSO ANUAL 0BLIGAT0KIO
tria hotelera, cafetera o similar sea sustituido por otro durante
su vacación, únicamente tendrá derecho a cobrar los días de descanso anual a prorrata del sueldo garantizado, aun cuando hubiese alcanzado ya éste antes de comenzar a disfrutarla;' mas si el
cometido del asalariado es cumplido por sus compañeros, percibirá asimismo la participación en el porcentaje que pudiera corresponderle.
Las dos Resoluciones que liemos mencionado en el número que antecede, eran también aplicables al personal de Hostelería, y por consiguiente, si éste tenía señalada con anterioridad
a la promulgación de su Reglamento una vacación anual superior a la mínima legal, deberá serle respetada aquélla, como más
ventajosa para sus intereses.
Modificada la Reglamentación de 1939 por la hoy vigente de
30 de mayo de 1944, su art, 84 recoge la doctrina, sentada en la
referida Resolución de 1941.
ID.
VACACIÓN EN LAS INDUSTRIAS DE SALAZONES Y CONSERVAS
DE PESCADOS.
Lia Reglamentación Nacional de Trabajo para esta industria,
de 17 de julio de 1939, determina en su artículo 17 que, dada la
eventualidad y las características de la industria conservera, • el
personal, tanto masculino como femenino, que reúna los requisitos necesarios para ser considerado "fijo de carácter discontinuo"
o "eventual", y que por su modalidad de trabajo no pueda disfrutar de los beneficios del descanso anual retribuido, será gratificado con un día de descanso remunerado por cada cincuenta días
de trabajo al año.
Es decir, que el Reglamento señala una forma especialísima da
disfrute, en que se otorga, una compensación (no gratificación propiamente), mediante un cálculo prudencial marcado de antemano.
71
JOSÉ PÉEBZ SEBEADO
B)
ASPECTO MEBICQ-HIGIENíCQ "
No sólo hay que estudiar el aspecto jurídico de la vacación
anual retribuida, sino el médico-higiénico, del cual arranca en
parte aquél. La intercalación del reposo entre las tareas del trabajo es absolutamente necesaria para la "buena marcha fisiológica; prevé la buena administración de la capacidad corporal y
ameniza la rutina de la labor diaria con un paréntesis de variedad;
puede afirmarse que es el tónico muscular por excelencia, el sedante nervioso, el confortante mental y el cordial sonriente para
el espíritu, que jalona la monotonía de los días iguales de lucha" ~.
La pausa sistemática que representa el descanso dominical y
la fórmula inglesa del "week-end" 5, más útil y completa por su
mayor amplitud, ya que permite aprovechar la tarde del sábado
y enlazarla con el descanso completo del día del domingo, no bastan para conseguir la finalidad anhelada, que se logra con el descanso anual, constitutivo en la mayoría de las ocasiones del llamado "veraneo", el cual ha dejado de ser un lujo, una moda o un
alarde de riqueza, para convertirse en "renovación espiritual, ganancia de pérdidas, equilibración de desasosiegos morales, templanza de tormentos, apartamiento del foco diario de lucha, olvido de preocupaciones y contraste con el medio cotidiano habitual.
Vacación que no llene estas condiciones no ha cumplido su misión" 6. Ha de aspirarse a que la vacación constituya un ahorro
de salud, una reserva de energías con que hacer frente a las contingencias de la nueva etapa de trabajo venidera; importa el "ha* El autor se complace on expresar públicamente su agradecimiento al
ilustre doctor don Juan FERNÁN PÉKEZ, que le lia facilitado numerosos daíDS
para el desarrollo' de este Capítulo de su trabajo.
1
GONZÁLEZ GALVÁN (doctor José María), Charlas Médicas: Vacaciones
(Sevilla, 1935).
B
Modernas investigaciones históricas demuestran que en España, y en
ciertos Gremios, se implantó ya un sistema semejante de prolongación del
descanso semanal hoy conocido coa el nombre de "semana inglesa".
0
IM&em, trabajo citado.
72
EL DKSCANSO ANUAL OBLIGATORIO
ber activo", debiéndose ser avaro en el incremento: así como la
insensatez del despilfarro es absurda en esta materia, es lícita,
en cambio, vina, usura en la ganancia.
Resultaría interesante averiguar el valor higiénico de las vacaciones anuales, realizando a tal fin una estadística comparada
entre los trabajadores intelectuales y manuales que las disfrutaron y aquellos otros que no gomaron de asueto constitutivo de verdadera interrupción de su trabajo.
Otro problema digno de estudio es el relativo a la vacación que
mejor conviene según la edad de quien la disfruta; parece ser que
para los jóvenes son indispensables, en especial si tienen un desarrollo excesivo, muchos rnás descansos de los normales, y desde
luego más que los adultos 7; a medida que se avanza en edad y
aumenta la fuerza de ios hábitos y de la costumbre, se hace sentir
menos la necesidad de las vacaciones s.
Según los higienistas, y esto no ha cristalizado en los textos
legales, lo conveniente sería dividir en varias fracciones las "dosis" de descanso, cada una de las cuales habría de formar una
pequeña vacación completa, en que se vigilaran lo mismo los descansos que las distracciones.
Finalmente, ¿qué clase de vacación conviene mejor a una persona? Tanto el recreo como el reposo han de llevarse a cabo>, preferentemente, según el temperamento y la inclinación de cada
cual. Podría afirmarse, como regla general, que al trabajador intelectual le va mejor dedicar una parte de sus vacaciones, a ejercicios musculares, mientras que al trabajador manual le conviene
más un descanso efectivo, amenizado, v. gr.,. por la lectura. Lo
7
Entre nosotros, la Orden de Trabajo de 20 de abril de 1942 estableció
la obligación patronal de conceder a sus aprendices una vacación anual de
quince días, a fin de que puedan asistir a los Campamentos organizados por
el Frente de Juventudes. En Bélgica, la Ley de 20 de agosto de 1938 (Rev.
Infernal. du Trav., noviembre de 1988, paga. 442 y sigs.), modificativa de
la do 8 de julio de 1936, otorga una vacación de seis días a los trabajadores
adultos y de doce a los obreros jóvenes.
s
ROLLESTON (doctor Sir Humphry), UAgo, la Vie, la MalaMe.
73
JOS32 PSSES SBSEANO
que interesa es "cambiar de medio y de atmósfera; salirse de sí
mismo; pasar una, esponja sobre la propia pizarra mental y, de
esta manera, limpiarla, lavarla de! polvo y de los irritantes ole la
existencia corriente" °.
Lo que tiene marcados inconvenientes es utilizar el descanso
anual en el propio domicilio y en la propia residencia; antes al
contrario, hay personas a quienes debe recomendarse que lo pasen
lejos de su familia y de sus compañeros, y a todas se les debe
aconsejar que no continúen efectuando "una parte" de sus ocupaciones. La verdadera eficacia se consigue con una total suspensión del trabajo habitual.
En síntesis, con la vacación anual se tiende, por humanidad,
por exigencia social económica, por la raza, a revalorizar al hombre que diariamente rinde una labor; el cuidado que la ciencia
dicta y la Ley garantiza, se impone para proteger la "unidad hombre" del medio avasallador y destructivo que hoy supone el desarrollo de la vida presente, mecanizada y artificial ie.
» FEBNÁN PÉEKK (doctor Juan), ZHvagacUmes estivales: Las vacaciones
instas por un Médico.
» Doctor GONZÁLEZ GALVÁN, lugar citado.
74
EL SEGURO DE VEJEZ EN LA
XVII CONFERENCIA INTERNACIONAL
©
L.A RELATIVA ÜKGBISrCIA DE LA CONFERENCIA PARA OCUPARSE DEL SEGURO DE VKJEZ.—En la parto XIII del Tratado de Versalles, sección primera, Organización del Trabajo, después de afirmar que la paz universal lia de fundarse sobre la base de la justicia social, se citaba, en enumeración que no era exhaustiva, una serie de condiciones sociales que
para evitar la miseria, la injusticia y las privaciones, era "urgente"
mejorar; entre ellas figuraban las pensiones de vejez y de invalidez.
Para conseguir el elevado ñn de mejorar o impulsar la legislación
social de los Estados, se creaba un organismo permanente, de carácter
internacional, en relación con la Sociedad de las Naciones, la Oficina Internacional de Trabajo, la cual realizaría su función principalmente por
medio de las reuniones de una Conferencia Internacional. La O. I. T.,
desde su constitución, se vino ocupando, en reuniones sucesivas, de
ir convirtiendo en realidad, mediante proyectos de convenios y recomendaciones dirigidas a los Estados miembros, los principios universales de
justicia social establecidos en el Tratado de Versalles. En la XVII reunión celebrada en 1933, se ocupó la Conferencia de establecer los proyectos de convenios y recomendaciones sobre el seguro de vejez, invalidez y muerte, catorce años después de haberse firmado el Tratado
de Paz.
"JLa cuestión del seguro de vejez no se estimó por la O. I. T. tan de
carácter urgente como se reconocía en el Tratado de Versalles; antes
fueron abordadas otras materias, aunque hay que reconocer que en distintas sesiones anuales celebradas por la Conferencia, se adivinaba que
el Consejo de Administración de la Oficina Internacional de Trabajo ins-
NOTAS
eribiría la cuestión del seguro de vejez en el orden del día de una ác
sus próximas reuniones. En efecto, en la séptima reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo—año 1925—se invitaba al Consejo
da Administración a que inscribiese en el orden del día de su prósima
reunión, a ser posible, el ocuparse del seguro de vejez. Sin embargo,
este deseo no se vio cumplido1.
La décima reunión de la Conferencia, celebrada en el año 1927, adoptó una resolución invitando al Consejo de Administración a que figurase
en el orden del día de una de sus próximas sesiones, el tratar de los
seguros de vejez, invalidez y muerte. El ruego se hacía teniendo en
cuenta que en muchos Estados ya se habían establecido con carácter
obligatorio estos seguros y otros mostraban y a una disposición manifiesta para introducirlos en su legislación. Los principales países habían
concertado tratados bilaterales para regular las cuestiones que en el
campo del Derecho internacional privado afectaban al seguro de vejez,
tratados que estaban fuertemente inspirados en las legislaciones de los
Estados signatarios.
La adquisición de los derechos a la pensión de vejez tropezaba con
las dificultades que suponían unos períodos de espera excesivos, una
fácil pérdida de los derechos a la pensión y la limitación de éstos para
los trabajadores extranjeros. Estos hechos servían, entre otros, para probar la necesidad de que la Conferencia Internacional se ocupase con
carácter de urgencia del seguro de vejez; sin embargo, tuvieron que
pasar aún unos años y celebrarse varias reuniones, hasta que en 1933
fue abordado, por fin, el tema del seguro de vejez, después de tantos
requerimientos.
NATURALEZA JURÍDICA DE LOS CONVENIOS INTERNACIONALES DE TRABA-
JO.—Caracterizó siempre los actos de la Conferencia Internacional del
Trabajo su tendencia hacia los acuerdos flexibles y su desprecio por las
fórmulas rígidas; un organismo internacional como era la Oficina, tendría más apoyo y más fuerza cuando mayor fuese el número de sus
miembros, y, para esto, era necesario buscar hacer fácil a todos los países el respetar y aceptar los acuerdos que ella adoptase. La "flexibilidad"
de la O. I. T. encuentra su origen en el apartado 9 del art. 405 del Trata1
O. Steln: ¿e ároit International des asswrances, pág. 98. "Esttrait der Recueil dos Qeurs". París, 1929,
78
NOTAS
do efe Vcrsallss, que aunque establecía una regla general, no hay que olvidar surgió para encontrar solución a un caso individual y concreto, pero
de gran importancia, como fue el que planteó la Delegación de los Estados
Unidos; se buscó la compatibilidad de la Constitución federal con la parte XIII del Tratado de Versalles: en consecuencia, por lo que se refería a
la Conferencia Internacional del Trabajo, se permitía a los Estados federales, que las materias que eran reguladas en forma de convenio por
la Conferencia, en lo que se refiere a los Estados federales, tendrían el
valor y los efectos de la simple recomendación2.
¿Cuál es el valor jurídico de los,proyectos de convenios adoptados
por la Conferencia Internacional del Trabajo? Para Mahaim, el proyecto de convenio tiene el valor de un tratado firmado por los plenipotenciarios en espera de que sea ratificado por los Estados a . De esta definición resulta que los convertios son actos que n 0 han alcanzado su perfeccionamiento jurídico. La manifestación de voluntad del Estado es
la pseudo ratificación, según Scelle acto complejo, a la vez parlamentario
y gubernamental, que no es una verdadera ratificación.
El Estado realiza un acto de adhesión a un acto legislativo preexistente que hasta entonces carece de fuerza obligatoria 4. Sin embargo,
nosotros estimamos repugnante el concepto de adhesión aplicado a un
acto de naturaleza legislativa: el derecho privado conoce esta figura jurídica; el aceptante no puede ni discutir ni modificar las cláusulas del
contrato; sólo con la aceptación se constituye el vínculo jurídico, el cual
algunas veces se encuentra ya preexistente en un sentido material.
A la Conferencia Internacional del Trabajo no se le podía atribuir
el carácter de una Asamblea legislativa, aunque existan algunas semejanzas materiales y formales en lo que a su estructura y funcionamiento se refiere. La función deliberante de la Conferencia puede hacer que
se la confunda con una Asamblea legislativa; sin embargo, en una
Asamblea legislativa un acto querido por la mayoría legal se entiende
que se acepta por toda la Asamblea. En esto se distingue claramente
la Conferencia Internacional del Trabajo de aquélla. Esta hay que considerarla como una Conferencia Diplomática, en la cual la voluntad de
los desidentes es incoercible y no se incorpora a la voluntad mayoritaria 5.
S. Gamma: JJiriito Tnternasionale del Lavoro, pág. 55. Pavía, 1938,
Mahaim: Lo droit international oworior, pág. 711. París, 1813.
G. Scelle: Le droit ouvrier, p&gs. 1S3. París, 1928.
S. G«mwa: Ob. cit., p&g, 63.
NOTAS
L¡a Conferencia tiene, pues, en lo que se refiere a los convenios, un poder de propuesta y no un poder de decisión vinculativa para los Estados.
Gascón y Marín, al hablar de las posibilidades para una legislación
internacional de trabajo, estima que los convenios de Ginebra vienen
a formar como el Código de Bases para la legislación internacional.
Esta afirmación, que hace Gascón con carácter general, es de aplicación al referirnos al proyecto de Convenio adoptado en la XVII Reunión
de la Conferencia Internacional del Trabajo. Los testos que en ella se
adoptaron constituyen un verdadero Código de Bases para la legislación
internacional del seguro de vejez, por su redacción, contenido y estructura. En ellos se sientan principios que han sido recogidos años más
tarde en los Planes de Seguridad Social, lo cual significa afirmar que
sus declaraciones aún no han logrado toda su vigencia en el derecho
positivo de algunos países, ni han sido superados tampoco como tales
principios, como tendremos ocasión de ver más adelante.
EL SEGURO DE VEJEZ EN LA XVII CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL
TRABAJO.—El texto del convenio de vejez, aunque quiere unificar, parte
de reconocer sinceramente las diferencias notables que han existido y
existirán, dentro del campo internacional del seguro de vejez, en cuanta
a la igualdad de contenido de los regímenes nacionales, de aquí, que
siempre se ofrezcan varias soluciones; el sistema de "alternativas" es
frecuente encontrárnoslo en muchos artículos; se habla en futuro y en
condicional, todo lo cual indica el espíritu "flexible" del texto aprobado
en la XVII Reunión de la Conferencia; tanto como las coincidencias
de tipo internacional universal, siempre difíciles de alcanzar, importaba
hacer surgir coincidencias sobre una base regional, que se regularían
por las normas propias de un derecho internacional particular.
La división de la materia del seguro de vejez, invalidez y muerte
en seis convenios, no deja de sorprender, e incíuBo parecer excesivo el
criterio divisionista seguido por la Conferencia; sin embargo, esto no
puede entenderse como una invitación a las legislaciones nacionales para
regular el seguro de vejez por leyes separadas, siguiendo criterios diferentes para la agricultura y la industria, lo cual s-sría ir contra la
idea de la unificación del seguro, que siempre lia estado bien acogida
y defendida por la Oficina Internacional de Trabajo. El fraocionamisK83
°
NOTAS
to en el írataüiisnto de la materia no es más que una consecuencia del
sistema "flexible", por no ser igual el desarrollo del seguro de vejes
en las diversas legislaciones. Por este camino se hacía más fácil conseguir las ratificaciones por parte de aquellos Estados que aún no haa
introducido todas las ramas de previsión en este campo del seguro, o
que se lian retrasado ÍHI lo que sa refiere a su aplicación: trabajadores
agrícolas, del mar, etc. Un tasto único que abarcase a los trabajadores
en su totalidad, hubiese tenido una adhesión internacional más restringida.
El proyecto- de convenio no aspiraba a alcanzar una línea "máxima",
sino a imponer unas "condiciones mínimas" con la intención de que
los Estados que se encontraban en sus primeras tentativas en la implantación efe este seguro, no les fuese difícil ratificar; en todo casa
también servía para impedir un retroceso a los Estados en. los qu© el
seguro se encontraba máa desarrollado. No se hacía más que copia?
la técnica jurídico-laboral de las llamadas condiciones mínimas del trabajo que la Organización Internacional del Trabajo había adoptado en
convenios elaborados en Conferencias anteriores; así vemos que el artículo 1.° dsl convenio número 1 obliga a todos los miembros ratificantes a establecer o a conservar un seguro que se le designa como
obligatorio en condiciones, por lo menos, equivalentes a las previstas
por el convenio 6.
CAMPO DE APLICACIÓN DEL SEGURO.—a) En cuanto a las personas.—
Se planteó la cuestión si debía asegurarse la población entera de un
país (seguro nacional), o si era preciso limitarla a los trabajadores económicamente débiles (seguro social), o si debía reducirse únicamente a
los trabajadores que se encontraban bajo la dependencia de otros. La
última fórmula fue la que predominó, sabiamente combinada con posibles aplicaciones de múltiples casos de la segunda. Se quiso que el seguro cubriera a la generalidad de los trabajadores con carácter dependiente. Los trabajadores independientes (de tan fácil equiparación con
les dependientes por sus reducidas ganancias, lo que les hacía difícil
poderse acoger al seguro libre), fueron excluidos con cautela del con" Articulo 1." Todo miembro de la Organización Internacional del Trabajo
<juo ratifique el presente Convenio so compromete a establecer o a conservar un
seguro obligatorio de vejez en condiciones, por lo meaos, equivalentes a las previstas en el presente Convenio.
81
ÍTQTA6
venio y relegados al apartado b) del artículo 1." de la recomendación,,
el cual no estaba por cierto redactado con excesiva inquietud social
cuando exigía que a la condición de trabajadores independientes les
acompañase la triste situación de una real "debilidad económica" T.
Las numerosas excepciones qus el convenio hacía para excluir del
eeguro do vejez una aerie de trabajos y de pers>nas, prácticamente facultaba a las legislaciones nacionales para que limitasen el campo de
aplicación del seguro; con una tan larga lista de excepciones como la
del artículo 2.°s, el principio de la obligatoriedad del seguro de vejejs
j la extensión de su campo de aplicación quedaban muy mal parados
al admitir tantas exclusiones. Pero esto obedecía, o era consecuencia,
de la obsesión de la "flexibilidad", criterio que la Conferencia estimaba
como el mejor remedio para lograr un mayor número de ratificaciones;
1
1) b) Cuando las condicioius económicas, sociales y administrativas lo permitan, las legislaciones nacionales deberán, además, comprender en el seguro de
invalidez, vejez y muerto a los trabajadores independientes, económicamente détiles, de la industria, del comercio y de la agricultura.
« 2. Sin embargo, cada miembro podrá establecer en su legislación nacional
las excepciones que estime necesarias en lo quo respecta:
a) a los trabajadores cuya remuneración exceda de un límite determinado y,
en las legislaciones que no establezcan esta excepción general, a los empleados
que ejerzan profesiones consideradas habitualxnente como liberales;
b) a los trabajadores que no reciban remuneración en metálico;
c) a los trabajadores jóvenes, menores <Je una edad determinada, y a los trabajadores que, al llegar a ser asalariados por primera vez, tengan demasiad»
edad para entrar en el seguro;
d) a los trabajadores a domicilio cuyas condiciones de trabajo no puedan eer
asimiladas a las del conjunto de los asalariados;
e) a, los miembros de la familia del patrono;
f) a loa trabajadores ocupados en empleos quo, por ser en EU totalidad y por
BU naturaleza, do corta duración, no permitan a los interesados cumplir laa condiciones exigí 'as para la concesión de las prestaciones, así como a las personas
que sólo re&lken trabajos asalariados a titulo ocasional o accesorio;
g) a los trabajadores inválidos y a I03 titulares de una pensión de invalide»
o de vejez;
h) a los funcionarlos retirados quo realicen un trabajo asalariado, y a las
personas que disfruten de una renta privada, cuando el retiro o la renta sea, por
lo menos, igual a la pensión de vejez establecida por la legislación nacional;
i) a los trabajadores que durante sus estudios den lecciones o estén ocupados mediante remuneración, con el objeto do adquirir una formación que les permita ejercer una profesión correspondiente a dichos estudios;
j) a los domésticos al servicio personal de patronos agrícolas.
3. Además, podrán exceptuarse do la obligación del seguro las personas que,
en virtud de una Ley, de un Reglamento o do un Estatuto especial, tengan o
puedan tener derecho, en caso de vejoz, a prestaciones, por lo menos equivalentes, en su conjunto, a las establecidas en el presente Convenio.
4. El presente Convenio no se aplicará a loa marinos ni a los pescadores.
82
NOTAS
sin embargo, las excepciones prolijas en enumeración y clasificación apenas si hacen número referidas a la totalidad de la población trabajadora9.
El convenio, a la vista ds las situaciones creadas en la mayor parte
de las legislaciones nacionales de que se salga de la obligación de estar
asegurado sin tener derecho a la pensión, ofrecía dos alternativas: o
continuación voluntaria del seguro o mantenimiento de los derechos mediante el pago regular ds xina prima especial con esta finalidad, que
era en sí una verdadera prima de reconducción.
b) Mil cuanto al tiempo.—El alcanzar una determinada edad da al
trabajador derecho al reposo, o acaso, quizá wx deber de dejar el puesto
a otro. Este derecho es la contrapartida al trabajo prestado por la persona durante un largo período de tiempo, durante el cual ha vivido y
mantenido a su familia, pero también ha contribuido a la formación
de un capital que sirve al bienestar general. El trabajador so convierte
en. un acreedor de la sociedad, de la que puede reclamar una compensación para que restablezca el equilibrio entre lo que le ha dado y lo que
de ella ha recibido. La fijación de la edad de vejez significa la fijación
del punto de ese equilibrio.
La permanencia en el cargo y la normalidad en la prestación de los
servicios, dice Jordana de Pozas al hablar de las clases pasivas, están
considerablemente influidos por la regulación de los derechos de jubilación por inutilidad, por edad y por años de servicio. Esto es de aplicación al seguro de vejez, porque no hay que olvidar, como dice el
autor mencionado, la enorme inspiración que han tenido los seguros de
vejez en los regímenes de clases pasivas10.
Por otra parte, la fijación del momento de derecho a la pensión puede descansar en la valoración de la fuerza de resistencia del organismo,
lo que permite muchas variantes en relación al sexo, lugar, profesión, etcétera. Sin embargo, las legislaciones nacionales no querían ligarse a
un concepto rígido de causas fisiológicas de la vejez, y aun dentro de
esta tesis, optaban por el concepto legal que inicia la fecha de la vejea
antes que aceptar un concepto fisiológico de la misma. También se prevé
9
S. Gemina: Ob. cit., pág. 274.
Li. Jordana de Pozas: Tendencias modernas sobre el régimen do las Clases
pasivas, págs. 4 y sgts. Madrid, 1923.
10
83
NOTAS
en leyes nacionales de carácter flexible, que el asegurado pueda anticipar o diferir la edad para el percibo de la pensión ll .
En lo qao se refiers a la edad para percibir la pensión de vejez, al
convenio llegó a una fórmula de "transacción" para no obstaculizar las
ratifleexioiiss. S-3 actuó sobre la necesidad de estimar una "media legislativa", y así se fijó el límite máxima de edad en sesenta y cíneo años
en el convenio, mientras que el reducirlo, cuando las particulares circunstancias lo permitiesen, fue objeto de la Recomendación, la cual establece una forma gradual para ir rebajando la edad de retiro hasta
llegar a los sesenta años, para aligerar sí el maredo de trabajo, en
cuanto la situación demográfica, económica y financiera de los países
lo percutan. La flexibilidad admitida es tan grande, que prácticamente
los Estados quedan dentro de la más amplia libertad para hacer lo que
estimen más conveniente.
DSKECHO A LAS PEESTACIONBS.—Se quiere que el asegurado haya pagado un número' de cuotas para evitar el abuso y posibilidad de una
afiliación "in extremis", especialmente para los casos de muerte. Resultaba difícil llegar a un acuerdo en cuanto al número de cuotas. Forzosamente han de variar según el país, el tipo del seguro, la edad, el
el sexo del asegurado, etc.
El período de carencia o de espera está previsto en casi todas las
legislaciones, por eso se introdujo en el convenio una cláusula que permitía subordinar el derecho a la pensión, al cumplimiento del período
de espera, al pago de un número mínimo de cotizaciones, ya desde la
iniciación del seguro, ya en el curso de un período determinado que preceda inmediatamente a la realización del riesgo. No se fijó límite de
duración del período de espera. Se dejó para la recomendación, la cual,
en su artículo 16, aconsejaba no sobrepasar los ciento veinte meses, las
quinientas semanas o los tres mil días, o sea, que no se exceda del plazo
do diez años.
Se establecía el principio de la asiduidad del pago; ahora bien, la
interrupción de éste no significaba anular las cuotas ya ingresadas. El
convenio garantizaba al asegurado el mantenimiento ds sus derechos si
la interrupción había sido de corta duración, y en cualquier modo la
conservación de lo ingresado, consintiendo sólo a las leyes nacionales
11
84
S. Gemma: Ot>. cií,, pág. 2C3.
NOTAS
nacer cesar la validez de las cotizaciones al expirar un plazo variable o
Sjo que transcurre desde la cesación de la obligación del seguro.
pensiones se determinarán de
acuerdo o no con el tiempo transcurrido en el seguro, y consistirán en
una suma fija o en un tanto por ciento del salario asegurado, o en una
suma variable según el importe de las cotizaciones pagadas.
El suplemento de pensión, establecido en muchas legislaciones para
los casos de cargas familiares, no quiso hacerse eco de ello el convenio y lo dejó abandonado a la recomendación, la que extendía, edeíaás,
la percepción de dichos suplementos a los casos de cónyuge anciana o
inválida o cuando el pensionado necesite de la asistencia constante de
una tercera persona. La recomendación fue en este aspecto amplia y
generosa.
En el convenio no se estimó conveniente fijar el "cuantum" de las
pensiones de vejez porque podría fijarse un mínimo demasiado bajo, que
podría ser inferior al ya alcanzado por las legislaciones más avanzadas, y entonces sería un mal ejemplo o una invitación a rebajar el
mínimo legal. Un mínimo alto tenía el inconveniente de que impedía a
algunos Estados de menor potencia económica la ratificación del convenio.
La pensión se podía establecer referida al riesgo cubierto según dos
sistemas fundamentales: o uniforme para todos los asegurados, o variable. El primero, a su ves, es susceptible de subdivisión: 1.°, uniformidad que asegure al trabajador y su familia el tenor de vida anterior
a la realización del riesgo; este sistema tenía más de teórico que do
práctico; y 2.", uniformidad que se limita a garantizar una pensión no
ya proporcional al daño sufrido, sino que sea suficiente para asegurar
un mínimo de existencia12.
Por la relación qug existe entre pensión y esfuerzo de previsión, el
importe de ella no puede ser igual para todos porque depende del número y del valor de las cotizaciones ingresadas. Este principio ha sido
principio aristocrático o conservador del trabajo. En el convenio
sa encierra la posibilidad de caducidad o suspensión total o parvejez se encierra la posibilidad de caducidad o suspensión total o parcial del derecho a la pensión; este derecho no ha de ser tan gracioso
que s?3 haga de un carácter ilimitadamente extensivo; s© ha de limitar
FIJACIÓN DE LAS PKESTACIQNES.—Las
u
S. C-emroíi,: Ob. cit., pftJT. 3ÍFÍ.
MOTAS
o se lia de suprimir, según los casos; lo otro significaría fraude, despilfarro, gestión antieconómica, etc., lo que produciría graves perjuicios
a la seguridad del régimen económico del seguro de vejez. También no
hay que perder de vista la situación de la mano de obra: el seguro de
vejez actúa también como regulador parcial del mercado de trabajo. Habrá que evitar la acumulación de pensiones por conducto de los seguros sociales obligatorios en los casos en que el interosado tenga un
empleo sujeto a la obligación del seguro.
FTKfANCiBKO DEL SEGURO »K VEJEZ.—El seguro no puede perseguir ningún fin lucrativo cuando tiene carácter social; este principio,
tan tradicional, está recogido en el convenio, qua establees, por lo anterior, la obligatoriedad para el trabajador y el empresario de contribuir a crear los fondos del seguro. La participación del asegurado da
el fundamento del derecho subjetivo a la prestación. Ss admite la bipartición o tripartición en cuanto a la formación de los fondos del seguro. Se desecha la forma unilateral de que sea el patrono el que sostenga exclusivamente la carga del seguro.
Los representantes ds los asegurados participarán en la gestión da
las instituciones del seguro en las condiciones que determinen las legislaciones nacionales. El patrimonio de las instituciones y los fondos
del seguro deberán ser administrados separadamente de los demás recuraos de la Administración pública. Los fondos del seguro no pueden
confundirse eon los del erario público; es algo que pertenece a la masa
Se los asegurados, lo cual justifica la intervención de ellos en su gestión y administración. No pueden correr los riesgos da los fondos públicos, sino que se han de desligar de la suerte de éstos. Son. bienes económicos que deben ser situados en todo- tiempo por los Gobiernos dentro del marco de la neutralidad política y d© la neutralidad económica.
EXTRANJEROS.—La extranjería no será obstáculo para disfrutar de
los beneficios de las leyes del seguro de vejez. El convenio parte de la
necesidad de que los Estados ratificantes concedan igualdad de trato
a loa nacionales y a los extranjeros, lo que Secretan ha llamado la reciprocidad automática13: igualdad da derechos y deberes, obligación do
33
J. Secretan: ües conventions internailonalss (lu travull ei l'ideníUó ás traiteitient, par voie de réciprocité, des travailleurs nationares et étrmigors, pág. 783;
"Revutj IntenraUoiial &a. Travail", junio 1923.
86
NOTAS
asegurar y de pagar las cuotas. Pero esta igualdad no será absoluta,
permitirá a los Estado que reserven a sus ciudadanos las ventajas atribuidas a los asegurados que escedieren de una cierta edad en el momento de entrar en vigor la legislación del seguro obligatorio.
El Convenio sienta el principio del "locus rtígit actum", y por tanto, el seguro de vejez se regulará por la ley aplicable al lugar de trabajo del asalariado. No obstante, y siguiendo el sistema de la "flexibilidad", al que nos hemos referido repetidas veces, sa permiten derogaciones convencionales entre los Estados interesados, para regular mejor
ios casos, a que puede dar lugar la discontinuidad del seguro, a la que
se encuentran expuestos aquellos trabajadores que al servicio de la
misma empresa trabajan unas veces en un Estado y otras en otro.
COMENTARIO FINAL.—El convenio d© vejez, como hemos visto, se inspira en un criterio de flexibilidad y de libertad para que los Estados
puedan organizar mejor el seguro. Es ponderado en sus conclusiones, ya que viene a recoger la media aritmética legislativa de loa
regímenes existentes en el tiempo en que se elaboró para ver cumplido
así su principal objetivo, obtener el mayor número de ratificaciones.
Impera en el convenio el principio social prooperario, pero el eistsma de alternativas que se sigue en algunas ocasiones, el remitirse frecuentemente a la recomendación en los casos decisivos, agudos, que s®
tienen que resolver, permite decir que la doctrina del "rebus sic staniibus" puede admitirse dentro del Convenio del seguro de vejez: cuando
ias circunstancias cambien podrá cambiar la estructura del seguro, y así,
la edad, la pensión, la cotización, etc., se pueden convertir, aun dentro
de una seguridad jurídica en conceptos, "oscilantes", según el convenio, inspirado en la buena fe, en la ponderación y en el sentido políüco y diplomático qus presidió aquellas reuniones celebradas en el
año 1933 por la Conferencia Internacional del Trabajo.
Cada nación puede y debe desarrollar su propio sistema de seguro
de vejez ds acuerdo con sus necesidades particulares y sus tradiciones
nacionales. El convenio d evejez no significa que una nación, para, establecer el seguro, espera a que otras naciones hagan lo propio. Sa
reafirmaba así al principio de la soberanía de los Estados do la no
intervención en los asuntos interiores de los países.
El desarrollo del seguro de vejez es conveniente, tanto gara la se>
81
NOTAS
guridad interna como para la seguridad internacional y la paz del
inundo. La cooperación internacional en el seguro de vejez debe inspirarse en la protección de los derechos a beneficios adquiridos por los
ciudadanos de otras naciones en el caso de emigración. Los tratados
internacionales deberían ir más allá y proporcionar el intercambio de los
derechos adquiridos, de tal modo, que un obrero que vaya de una nación a otra puede gozar de los derechos acumulados.
Los principios del seguro de vejez establecidos por la Conferencia,
quedaron bien pronto anticuados, aunque más bien en sus formas que
en sus esencias. La interpretación clásica, subjetiva, del seguro de vejez, va siendo sustituida de día en día por los principios objetivos, por
ios conceptos físicos que implanta la Seguridad social en el campo de
la Previsión. La Seguridad social se ofrece a todos; la Previsión social,
tal como ss reflejaba en la XVII Reunión de la Oficina Internacional de
Trabajo, era un sistema que se refería principalmente a los económicamente débiles, a cierta condición humana de trabaja/lores. La Seguridad
Bocial qtúere evitar y remediar la miseria en cualquiera de sus formas
o manifestaciones; sin embargo, no rompe definitivamente con el pasado:
un espíritu conservador y avanzado al mismo tiempo está presente en
ios conceptos de previsión social modernos; junto a la redistribución
de la riqueza, la autonomía de las instituciones estatales aseguradoras;
el carácter tuitivo del seguro de vejez como premio o recompensa, junto
a la conservación do la merced y el auxilio en las Instituciones de
Beneficencia y Asistencia que se mantienen, dándoles nueva estructura
y orientaciones.
De la XVII Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo a la
XXVI Reunión de Filadelfia han transcurrido nueve sesiones de este
Organismo a lo largo de una docena de años agitados y decisivos en
la Historia. Han perecido muchas instituciones y ha cambiado la fas de
otras; pero los acuerdos que sobre el seguro de vejez se tomaron, los
principios de Previsión social que allí se establecieron, son hoy por hoy
unas sólidas condiciones de seguridad y de paz que los Estados se
deben esforzar por lograr más plenamente y por conservar, ya que han
eido ratificados por la Conferencia de Filadelfia.
HÉCTQB MáBAVALL CASESNOVES.
88
1.
EFECTOS » S LA AX/HSKACIÓN DE TARIFAS DS sAiasios MÍKKHOS
E2í LAS RELACIONES LABQItALES.
ES mecanismo jurídico de la fijación, de salarios mínimos plantea
una serie d© problemas múltiples, de gran interés para el jurista. Problemas teóricos y prácticos a la vez, porque si de un lado afectan profundamente a la dogmática doctrinal, de otra parte fuerzan -a ésta a
buscar soluciones específicas para. <el campo laboral, las cuales, naturalmente, producen una inmediata repercusión económica en los derechos
de las partes de la relación de trabajo.
Ea otro lugar hemos expuesto los temas fundamentales qu3 suscita
el ordenamiento de salarios (el concepto legal del salario mínimo, los
efectos novaeionales de las modificaciones de tarifas, el alcance del principio de irretroactividad a tales efectos, etc., etc.) x. No vamos a repetir, por lo tanto, todas estas cuestiones, aunque muchas de ellas estén íntimamente ligadas con la del epígrafe enunciado. Abordamos ahora en esta nota una materia que ofrece indudable y particular curiosidad, a saber: la incidencia de los aumentos en las tarifas de salarios
eizaado existe una remuneración mista de sueldo inicial y comisión.
Varias son las maneras de operar la subida de salarios en estos
casos. Puede incrementarse el mínimo inicial independientemente de las
comisiones; puede calcularse la mejora sobre la totalidad de los emolumentos, y si éstos rebasan el tipo mínimo, estimar que no procede aplicar el r/iimento; cabe también seguir un criterio mixto de proporcionalidad.
1
Salarios. Régimen legal. Tarifas miaimao. Madrid, 1944, Instituto de Estudios Pciüticoa; pág, 72 y sigs.
S OT A 3
Este úiümo ha sido el criterio seguido seeieateiaEnfe por la Sala ds
lo Social del Tribunal Supremo, al casar y anular una sentencia dictada por el tribunal "a quo". Dicho tribunal había estimado en su fallo
que el anmento en las retribuciones debía operarse de conformidad coa.
el primer criterio apuntado, en tanto que el recurrente pretendía cargar aquél de la forma que se espresa en la segunda solución, eg dscir,
con la de cubrir los aumentoe por la parto de comisiones.
La primera solución podríamos decir que es una solución de estimativa económica. Si la subida de salarios tiene por objeto aumentar las
retribuciones del trabajador, éstas deben elevarse en todo caso, aun
cuando sus percepciones sean superiores en su totalidad al tipo mínimo
fijado en las nuevas bases o reglamentos de trabajo; las mejoras por
éstas introducidas implicarán una elevación absoluta, equivalente al porcentaje de la mejora. Así, pues, si el salario antiguo es 300, y el nuevo 350, habrá de aumentar en 50 pesetas más; y si la totalidad de'percepciones ascendía a 425, con las nuevas tarifas deberá ser 475.
La segunda solución, o sea la de afectar el aumento a la parte de
comisiones, es correcta desde un punto de vista estrictamente jurídico.
Se ñja un contrato por un sueldo mínimo garantizado en dos vías, tipo
fijo y comisión; si ambas arrojan una cifra superior a la de las nuevas
bases, no hay porqué operar modificación coatraactual. Así, en el ejemplo propuesto el sueldo mínimo nuevo es 350; supongamos qua el empleado perciba en su conjunto, entre sueldo inicial y comisiones, 425;
no habría motivo para producir una modificación en IOE contratos.
La tercera solución, que, como decíamos, es la que ha sido acogida
por el Tribunal Supremo, señala una directiva de alta justicia social.
Ss estima que los aumentos de salarios tienen por objeto fines distintos
a los del salario mínimo.
Este, mejor dicho, la fijación, de tarifa^ mínimas por primera vea
en actividades no reglamentadas, persigue como objetivo capital evitar
abusos; esto es, el prevenir especialmente el llamado sweaiing system J
la concurrencia desleal. Cuando so señalan unas tarifas para remunerar
trabajos en donde antes no había límite alguno de retribución, se hace
preferentemente en orden a la necesidad do evitar el envilecimiento deí
salario, reprimir las explotaciones del hombre por el hombro, guardar
al obrero da la necesidad de trabajar mediante una cantidad irrisoria,
defenderle de la concurrencia de otros trabajadores que puedan ofrecer
90
£í O T Á S
sus servicios por mi salario bajo, y proteger a las mismas empresas
contra otras empresas desaprensivas que pagan peor a su personal y
pueden así trabajar a coste reducido 2.
Pero no son éstos los objetivos básicos de las modificaciones d® salarios en actividades ya reglamentadas, es decir, en donde existes, ya
marcados unos tipos mínimos efe retribución para las distintas categorías profesionales. En estos casos el aumento en las retribuciones ss encamina principalmente a estos tres fines:
a) Cubrir la desnivelación del índice.de precios *.
b) Aumentar la participación en el producto del elemento tamaño.
o) Mejorar el nivel de vida de los trabajadores.
Contando con estas tres premisas político-sociales no puede, puea,
admitirse, ni siquiera en buena lógica jurídica, que una profesión, en
donde se manda subir los salarios puedan las empresas conservar intactos los contratos de trabajo que tuvieran concertados antes de la
subida. Esta última habrá <La gravitar forzosamente en las relaciones
económicas con el personal, y para ello la solución encontrada por nuestro Tribunal Supremo no puede ser más equitativa.
La sentencia de 16 de mayo de 1945, en sus considerandos n, HE
y IV, fija escuetamente la doctrina indicada.
La cuestión fundamental que se plantea en el recurso que origina esta
sentencia es la de determinar cómo debió interpretar el Juzgador de
Instancia el contrato de trabajo pactado entre el demandante y la demandada, en el sentido de atribuir sólo a ésta el pago de la parte de salario que ha sido objeto de aumento en la Base de trabajo aprobada
con posterioridad a la celebración del contrato de 7 de noviembre de 1932;
o bien si al estipular en tal contrato que el sueldo formado por la parte
que abonaba la Compañía demandada y la parte de comisiones, si las
hubiera, qu© debían computarse a tal fin do los seguros producidos por
'• Hsta noción elementa,), y primaria <Sel salarlo mínimo 63 completa, actualmente con otroa ingredientes sociales: mínimum vital, mínimum familiar, etc.
Incluso se lia llegado a hablar ele un salario mínimo psico-sociológieo. Vid. E\ BB
MÍINTHON, prof. do la Facultad do Derecho de Nanoy, en BU estudio "Lo salairé
psycho-soeiologiquo". Malangos Truehy, 1938, •p&.gs. 355 y slgs8
SIMIAND, Prcoir y otroa autores? han planteado en este sentido la conveniencia do una escala, móvil de salarios, es decir, una adecuación entra «alarlo nomitial y salario real. Un ejemplo interesante solare el procedimiento de encajar los
aumentos dol índice do precios en los ¡salarios, puede verse en el portugués A. J. nA
SIOTTA VBIGA, "A regulamentagao do salario". Oporto, 1S44, paga, g© y siga.
01
NOTAS
el actor, habían de contribuir también a enjugar ese aumento de sueldo, en todo o en parte, como sostiene la recurrente.
"Al establecerse en la Base segunda, en su número 2.°, del
contrato referido, que el sueldo se formaría con la cantidad de
215 pesetas, a cargo de la Compañía, más 115 pesetas, también,
mensuales, de 3 o que correspondiese cobrar al empleado por las comisiones, si las hubiere, integrando entre ambas partidas el total de
330 pesetas mensuales, que era el sueldo mínimo fijado en las Bases
para esta clase de empleados, quedó manifestada expresamente por ambas partes su voluntad de que se pagaría el sueldo con un 65 por 100
por la Compañía y un 35 por 100 con la parte que al empleado correspondía en sus comisiones, si las hubiere, pues si faltaban éstas la Compañía garantizaba al empleado la totalidad del sueldo, y siendo eso lo
convenido, no hay razón para alterar tal proporción, cuando los sueldos
mínimos de las Bases de Trabajo han sido aumentadas, y al no estimarlo así la sentencia recurrida es manifiesto que ha infringido los preceptos que se indican en el primer recurso, ya que imputa al pago de
la totalidad de los aumentos a la Compañía.
IV. CONSIDERANDO: Que, conforme con tal doctrina, es de apreciar
error de hecho en la estimación de la prueba, toda vez que del contrato
de trabajo obrante en autos se deduce tal error, por lo que procede casar
y anular la sentencia recurrida, aunque no en la manera que la parte recurrente solicita, de atribuir todo el pago de los aumentos a la parte de
lo que el empleado debía cobrar de comisiones, sino en la proporción
del 35 por 100."
H© aquí cómo las cláusulas contractuales pueden servir de módulo
para adaptar los uniforinismos reglamentarios a las específicas relaciones de trabajo. Si aquel contrato no hubiere existido, la mejora de
salarios hubiere sido difícil de llevar a la práctica en el presente caso.
Xa empresa abonaba al empleado una retribución superior en su conjunto a la que las nuevas bases marcaban, y respetaba, por lo tanto, el
mínimo legal. Pero el contrato sirvió para poner de manifiesto una situación especial, en donde la retribución de servicios era calculada en
parte por medio de primas al rendimiento. Los contratantes habían prefijado, si no en porcentaje, como hac© la sentencia, sí en términos globales, el cálculo de aquella participación. Por tanto, sobre esta base
NOTAS
había de imputaras el grado de mejora de salarios, pues al operar de otra
forma se habría reducido la remuiieraclón del super-rendimiento.
Caso distinto hubiere sido el de que los contratantes al estipular el
convenio laboral se hubieran limitado a establecer uns cantidad fija
como remuneración, sobre •el supuesto de un sueldo mínimo garantizado
por participación en comisiones. Pero los problemas que suscita esta
nuevo tema son harto más complicados y alargarían coasiderableinenta
€l espacio de que tüsponomos al redactar estas notas; dejémoslos para
mejor ocasión.
2.
LA PROPINA
como
CAUSA BESCISOBIA BEL COSTÍKATO WB TRABAJO.
Constituya la propina una de las instituciones Eiás debatidas del régimen jurídico del salario. Desde el insigne IHIDKEHX, que dedicó al tema
una monografía 4, hasta los modernos sistemas legislativos que proscriben su empleo, han sido muchas las oponiones sustentadas s.
Curiosas han sido, en efecto, algunas de las teorías formuladas para
encuadrar jurídicamente aquella institución. VOIRESÍ dice que la propina
"hace de puente entre dos contratos qu©, sin embargo, permanecen inconfundibles : un contrato celebrado entre un jefe de Empresa y sus
clientes (contrato de hospedaje, de transporte, etc.), y un contrato de
trabajo celebrado entre este mismo jefe de Empresa y su personal".
MARCHBTTI recurre, para definir la propina, a una figura geométrica:
a la imagen del triángulo. Los ángulos representan los sujetos de las
relaciones jurídicas, y los lados constituyen estas relaciones. Ninguno
de éstos tiene contacto con los otros; sin embargo, no es completamente independiente de ellos. Los sujetos son el empresario, el trabajador y el cliente; las relaciones jurídica son un contrato de trabajo entro los dos primeros, un contrato de naturaleza varia entre la Empresa
y el cliente, y una relación jurídica accesoria de los contratos precedentes y quo tiene su origen en la entrega de la propina. Ninguno de los
tres sujetos tiene la figura de tercero respecto de las relaciones entre
los otros dos. El primer contrato so estipula sin que el cliente sea to4
TLWIITKG: Das TrinkcngeM, segunda ed., 1SS2.
J. F. BACII : Le pourboire-salaire. Para una más completa información bibliográfica remitimos al lector a nuestro libro Salarlos. Régimen Zagal. Tarifas
rMxiiriia, pág-s. 40, 121 y 247.
0
£3
NOTAS
mado en consideración; e igualmente el segundo contrato, entre el cliente y la, Empresa, se acuerda sin hacer referencia al trabajador. La pro»
pina ss da inínitu personas prescindiendo de la Empresa.
Esto último autor niega a la propina la naturaleza de donación, porque el motivo último y determinante del pago de la propina no es el
mero animus donandi, sino la satisfacción por el servicio obtenido o el
deseo de que éste sea perfecto, o el temor del descuido o negligencia
por parte del trabajador en el caso de qu© aquélla no se le diera, o, como
dice BAEASSI, la costumbre, el ejemplo 'de lo que los demás hacen y que
nos mueve a no cometer una descortesía; o, como dice MAEOI, no sólo
el hábito y la generosidad, sino también la vanidad y el egoísmo; o, como
apunta VOIREST, un motivo psicológico primario de satisfacción por el
servicio recibido, al cual se suman otros motivos secundarios, como la
vanidad y la piedad, constreñidos todos ellos por un movimiento esencial, y es la creencia d© que existe el deber de remunerar con gratificaciones determinados servicios, contribuyendo a la propagación de esta
creencia el espíritu de imitación, y quo engendra, como dice'BEUGí UB
uso o una costumbre social.
También se estima que la propina es dada muchas veces con el fin
de liberarnos de una deuda, deuda que, aun no apoyada por acción, tiens
carácter jurídico, porque se fundamenta en la opinio necessitaüs que la
práctica constante ha impreso sobre la propina.
En la doctrina y en el derecho francés, VOIRIN resalta la teoría de
la obligación natural, teoría que no se estima aplicable a la propina porque la obligación natural tiene carácter oneroso, mientras que la propina
se dice que es de índole gratuita.
Pero hoy los tiempos han cambiado. Se cumplieron los términos del
emplazamiento que hace años se hiciera al predecir la desaparición de la
propina del campo de las relaciones sociales, y los juristas que antes se
preocuparan de estudiar su naturaleza para presentarla como institución normal, hoy la consideran como sistema patológico de remuneración
do servicios, como medio de cohecho, como causa rescisoria del contrato laboral, en cuanto quebranta relaciones de lealtad y fidelidad del trabajador para con su empresa.
La antigua adehala va siendo sustituida por recargos en el servicio.
La sustitución se fundamenta en razones de orden moral que tienden s
evitar el servilismo o el favoritismo del trabajador, y en razones de or94
NOTAS
dea económico que buscan en aquellos recargos im procedimiento fácil
para asegurar salarios mínimos.
La Ley española del Contrato ds Trabajo, efe 21 da noviemb¿'3
cte 1931, no mencionó la propias sino para prohibirla. M testo refaadido de 1944, en su, artículo 70, persiste su aquella orientación, si bien
ea su art. 71, que corresponde exactamente al 83 da la Ley anterior^
atenúa un tanto aquel principio s . Por ello interesa destacar la doctrina
de una sentencia reciente, al marear una tendencia contraria a propinas
que vinieran impuestas por añeja costumbre.
La Sentencia de 7 de aiayo de 1945 coincide a esto respecto con otra
de 30 de abril del corriente año, por la que se casa na fallo de la Magistratura de Trabajo de Sevilla.
Dícese en la primera de estas sentencias que la aceptación de propinas por obrero o empleado afecto al servicio de ferrocarriles, cuando
expresamente no le autorice a ello su contrato de trabajo o lo consienta la empresa, implica acto contrario al deber de ñdelidad que los artículos 82 y 83 de la Ley de Contrato de Trabajo de 21 de noviembre
le 1931 recalcan, aludiendo al soborno-cohecho si se trata de funcionarios públicos, por la mera percepción da regalos en atención al cargo y a
cualquier gratificación al delegado interviniente en negocios del principal.
He aquí, pues, tipleada la figura de la percepción no autorizada de
propinas. Se estima un caso de cohecho. Pero no termina ahí la sentencia comentada, sino que so hacen además una serie de consideraciones político-sociales de cierto valor moral, económico y sociológico.
Se supone que el hecho de admitir propinas en tales cases implica
una "conducta incorrecta en el deber de cumplir su cometido, sin influencias codiciosas; enuncia también, cuando se trata de servicios públicos y
necesarios, sistema propicio a perturbarlos encareciéndolos; si con generalidad Ee produce, puede convertirse, y de hecho se traduce, en imposición coactiva para- quien necesite el servicio, ya que, naturalmente,
ha de pensar que si a contribuir no se aviene se le obstaculizará su prestación ; y, en fin, entra en el concepto de lo ilícito,, por prohibido, por antitético a la probidad". '
La propina implica, pues, en estos casos un encarecimiento abusiva
0
V. los comraiiarioa que hacemos en este sentido c,a nuestro libro El Contrato
Trabajo. Madrid, 1045. Instituto da Estudios Politicón; pág. 228.
95
MOTAS
de los servicios; acto ap-tieconónáeo e ilícito; acto antisocial, perturbador de la buena administración cíe les servicios públicos. Se gravan con
recargos no autorizados (antes Mea prohibidos) el importe de su satisfacción; pero, además, lo que es todavía más grave y perturbador, se
produce una "rarefacción del servicio", pues el ánimo de lucro liará que
se simule mayor demanda para provocar más i3ingiie recompensa e incluso se desatenderá o retrasará la satisfacción efe necesidades para
conseguir tales propósitos.
Por último, la doctrina legal reitera que es "signo, sin duda, la expresada percepción de propinas, directa o indirectamente sugeridas, con
voluntad más o menos espontánea de quien las dé, de un proceder desleal, comprendido en el apartado e) del artículo 89 de la antes citada
Ley" (correspondiente al apartado c) del art. 77 del nuevo texto de
1944). Lo que constituye motivo justificada para rescindir el contrato
de trabajo.
BOTIJA.
96
W. F. LOFTHOUSE : The Wamily and the Btate.—Londres. "Th© Epworth
Press", 1944; 145 páginas.
Le familia como institución social está íntimamentei unida coa la
Tida humana. Ninguna otra tiene tantas referencias a los diversos aspectos de la humanidad y las transformaciones sufridas en su historia
ofrecen una radical influencia en el Estado. El presente libro se propone
estudiar los efectos de la legislación social moderna en la relación familiar y en especial la influencia que la fe y los deberes cts la comunidad cristiana pueden tener en su verdadera naturaleza.
Es la más importante y fundamental do nuestras instituciones
sociales. Como forma social universal está lejos de ser uniforme. Se
ha dicho en ocasiones que es el producto de un amplio proceso de
evolución mundial a través de distintos tipoa de unidad doméstica. Quizá, esta afirmación sea demasiado aventurada, pues no queda lugar a
duda que la familia típica—padre, madre, progenie'—ss encuentra en todas las comunidades, y que este núcleo social S3 representa a través
de todos los siglos cristianos como una forma indisoluble y perfecta,
superando todas las irregularidades que pueden observarse en sociedades
paganas.
La familia aislada es un fenómeno histórico casi tan raro como el
hecho del individuo aislado. Por eso, al sentar las bases de las relaciones
que deben existir entre la familia, la sociedad y el Estado, hay que considerar que estos dos ultimes no son sinónimos. "La socisdad paree© a
veces estar más cerca de la familia y Eiá,s lejos del Estado; en ocasiones
más cerca del Estado que do la familia." Lo qu® no se deba olvidar es
que son interdependientes; si se reconoce que un hombre tiene que ©or
un ciudadano y no sólo un padre o un hijo, ninguna ciudad ni Estado
puede olvidar que sus ciudadanos son. también, padres e lujos. La
institución familiar ha adoptado a través del tiempo y del espacio
diversas formas, jugando respecto do la sociedad diferente papel e
influencia. A través de los ejemplos y mockilos qiio nos lia dado la historia, el autor pretende deducir el tipo perfecto del organismo e insti99
RECENSIONES DE LIB20S
tución, apartando lo mudable do lo permanente para llegar a su essiieia,
Se la lia considerado como una unidad económica. La expresión
podría ser adecuada en boca de los filósofos antiguos, pero no ea
la acepción moderna, porque si bien en la antigüedad la economía era
doméstica principalmente, en los tiempos modernos de la revolución industrial, vida económica parece sobreentender competencia y nada más
lejos de la familia este significado especial, pues en ella no hay colisióa ele intereses, ya que sus miembros son al mismo tiempo productores y consumidoras, sus intereses no están contrapuestos. Además, el hogar familiar es un centro de sentimientos, afinidades y emocioaes y no simplemente de origen puramente utilitario. Las relaciones personales y morales entre los miembros de la familia juegan papel
preponderante frente al interés y egoísmo comercial.
En la familia, que es el principio más natural de asociación, se desarrollan sentimientos de obediencia, protección y solidaridad que pueden
ser las bases morales de una sociedad y d© un Estado; no es un solo
sistema de derechos y deberes, sino de orden y de amor. Pero no hay
que olvidar que si la familia puede ser fuente de bien para la humanidad, pued.s ser también todo lo contrario; en ella podemos aprender lecciones d-3 sumisión y confianza, lealtad y afección; pero en ella asimismo la falsedad y la tiranía pueden florecer más groseramente que en
cualquier otro sitio.
El valor de la institución depende del valor y de la armonía de sus
miembros y en primer término del sentido de responsabilidad que domine en las relaciones entre marido y mujer, y de ambos con relación
a los hijos. Capítulo especial se dedica a la posición de la mujer en el
hogar que considera de primordial importancia. La conducta posterior
de los hijos puede depender del ejemplo que han recibido en sus primeros años de convivencia con los padres. Los penalistas han juzgado que
la brutalidad, el egoísmo, las disputas constantes, el desacuerdo entre
los padres, es la peor escuela de la ciudadanía-.
Se reconocen cinco causas que originan la diferente posición de los
cónyuges en la familia: seso, exogamia, funciones, capacidad y carácter.
A todus dedica «1 autor de este libro la debida y, en ocasiones, personalísinia atención. Hoy día la mujer tiene política y socialmente una libertad do que antes no disfrutaba y que encuentra su reflejo ea la vida
de relación con el marido. Dice se lia de llegar al compañerismo, no a
EÍ2CKNSI0XSS DE LIB3ÜS
ia dictadura de uno de ellos; toda decisión délos pertenecer £
"El pafriarcalisxao se queda atrás."
Bajo la itídtaeaela social y econózaiea, la familia-lia sufrido una trunsforniación perceptible, especialmente en Inglaterra, donde según el propio autor, ss disminuye su poder de influencia en los individuos. 331 Justado va minando el terreno a la autoridad familiar y a loa deberes de
sus miembros entre sí. Mirando la historia inglesa desde la época de
Isabel hasta nuestros días, pasando por «1 período Victoriano, s© observa cómo la actividad estatal va ocupando gradualmente zonas de influencia familiar—educación, sanidad, trabajo...—hasta llegar en nuestros días al nuevo avance, un poco revolucionario, introducido con el
Plan Beveridge, con su especial consideración del trabajo de la mujer
en su hogar y de la eliminación de la pobreza, por lo menos en el primer grado de la misma. El proyecto que se conoce como un pian para
mantener y conservar la salud y fortaleza de toda la nación, si bien,
tratar de proveer oficialmente a toda necesidad humana, no hay que
olvidar que su funcionamiento requiere la colaboración del Estado y
de los individuos, así que no elimina la responsabilidad individual y familiar.
Esta amenaza al sentimiento de interdependencia, que es esencial al
espíritu familiar, olvida que el sistema de seguro implica contribución, a
diferencia de la beneficencia, y que, por lo tanto, ios efectos psicológicos
serán igualmente distintos. El conflicto que parece levantarse entre sociedad y Estado debe resolverse en una actitud de alianza y colaboración; el progreso social debe significar que todos los sectores sociales
contribuyan al bienestar de la comunidad. La. interferencia estatal en
los asuntos privados no quiere decir sustitución total de la responsabilidad y deberes familiares al estilo de Aldous Huxley y de otros ensayistas.
El Estado redescubre actualmente a la familia y trata de volver a
colocarla en su esfera propia, cooperando con ella en la acción educativa,
sanitaria, etc., a fin de elevar el nivel de vida de la sociedad y obligándola a entrar en relaciones más amplias. Es innegable la. influencia que
el cristianismo puede tener en la familia moderna, en la comprensión de
sus derechos y de sus deberes. Todo el libro está salpicado de citas y
pensamientos religiosos tomados del Viejo y del Nuevo Testamento, y
se pueden citar las siguientes frases d® Mr. Lofthbus© como condensa101
EtiCÍJNSIGJJES M5 BI350S
clan de su pensamiento: "El cristiano vera en la familia un modelo en
que reposa la voluntad divina, incapaz de corrupción y degradación por
ia locura, ignorancia y pecados de los homtess, pero encaminada, a prepararla para la divina sociedad donde el hombre se convertirá en hijo
de Dios."
Hemos intentado recoger objetiva y sistemáticamente la doctrina de
esta libro sobre la institución familiar, labor no fácil porque aun cuando los capítulos parecen seguir una linea única para llegar al último
que se denomina "cuestiones concreías y de principios generales",
todos tratan de esto mismo, es decir, de ejemplos especiales y de fórmulas más o menos amplias que se repiten a todo lo largo de la obra, entremezclados con principios religiosos y reformistas que hacen dudar da
las creencias del autor. Da todas suertes, el libro puede considerarse
como una aportación estimable en pro de la familia, juzgando que tiena
un especial papel en la reconstrucción, del mundo en estos años críticos. El Estado debe dirigir y asistir allí donde falle o no llegue la
actividad personal y familiar, pero debe reconocer en todo momento la
iniciativa individual.
MASÍA PALANCAS.
Ff W. TICKNEK : Historia social e industrial de Inglaterra.—Traducción
de L. Panero. Ediciones Pegaso. 73S págs.
Esperaba encontrar una historia del Derecho laboral estudiada simultáneamente a la evolución de la industria. Parece autorizar a ello el
título da la obra, ya que, si bien es cierto que el concepto- de lo social
es ampliamente elástico, de forma que admite los más diversos significados, también es evidente que asociado con el de lo industrial sugiere
lo referente al estudio de la situación de los trabajadores en sus relaciones con la industria.
Pero este sentido específico de lo social no podría afirmarse que en
la obra de que tratamos esté más ampliamente esbozado que, por ejemplo, lo'religioso. Lo social se ha tomado <sa. un significado amplio y casi
todos los aspectos de la vida inglesa se refiejau en esta obra de Tickner,
que estudia somera y concisamente cómo se vivía y se vive en Inglaterra
y aporta a su libro los datos que juzga fundamentales para lograr su
102
EECENSIONES DE LIBKOS
propósito. Y al lado de ello ss concede lugar especial al desarrollo de los
métodos industriales, que influyen, naturalmente, sobre el nivel de vida.
A través de la obra desfilan cuadros de la vida inglesa. Desde la
época primitiva hasta la Inglaterra de la decada anterior a nuestros
días. Se nos habla del trabajo y de las diversiones, de la agricultura y
de la industria, de la política y de la Iglesia, etc., etc. Si la obra de
Ticlcner deja algún aspecto de la evolución inglesa fuera de él, es el artístico. Y aun aquí no completamente, porque no pasa ea total silencio
el proceso literario y aun. nos habla algo ole arquitectura; pero nada más.
En tres libros divide Tickn-er su obra. El descubrimiento' de las nuevas tierras, que provocan las revoluciones espaciadas del siglo xvi, señala la divisoria entre los dos primeros. El desarrollo de las colonias
inglesas es el punto inicial del libro tercero, en el cual la característica
fundamental que le da sentido es la revolución industrial y sus consecuencias en la situación de los trabajadores y la vida inglesa.
Comienza el libro atribuyendo a una razón geográfica la actual supremacía industrial y mercantil de Inglaterra. Es esa razón geográfica
la "insularidad", que es lo que ha hecho de Inglaterra un país con distintas concepciones de vida de las que imperan en el Continente. En
la página cuarta se afirma: "Bu posición insular le permitió desarrollar su
peculiar carácter nacional y desenvolver sus propios métodos e ideas
acerca de la vida con menos peligros e injerencias que si el país hubiera formado parte de la tierra firme." Las invasiones fueron al principio
frecuentes, pero acabó formándose una fuerza insular suficiente después
de la conquista normanda. La conquista normanda trajo el sistema feudal, pero los peligros que tenía en el Continente fueron eliminados por
Guillermo I, haciendo jurar fidelidad a todos los terratenientes en la gran
asamblea de Salisbury (1086).
Presenciamos bajo este panorama, rapidísimamente esbozado, el cambio de la vida rural a la vida urbana dentro del libro primero. La vida
rural se desenvuelve en casas bastante miserables, en las cuales muchas
veces hombres y animales viven bajo el mismo techo. Solamente en las
casas señoriales hay división da habitaciones, pues en las de los campesinos, comedor, cocina y dormitorios era todo uno. La vida era eminentemente agrícola y el régimen de trabajo el de la servidumbre de
la gleba.
Para el autor, la causa íundameaíal qu© puso ñn a esta servidumbre
103
BECSEíSIONKS US LÍBEOS
fue el afán del señor feudal por asegurar la estabilidad de sus ingresos.
Renunció, pu.es, a un sistema que condicionaba sus rentas a la mayor
o menor fecundidad de las eos-echas por el ds la invariabilidad del precio en el arpsn.damien.to.
Pero comienzan a surgir las ciudades, que en un principio no diversifican lo rural y lo urbano, sino que lo hacen convivir. En la ciudad
se trabaja, generalmente, haciendo productos por encargo. Las ciudades
van obteniendo fueros. Surgen agrupaciones para conservar la franquicia obtenida. Los gremios EÜ conviértela en uno ole los aspectos más característicos de la vida urbana inglesa. Comienzan a surgir algunas
tiendas que se dedican únicamente a la venta, no a la manufactura. "Estas tiendas son mejores que las otras", dice Tickner.
El trabajo era bastante duro y prolongado; duraba de sol a sol.
Un artesano solía ganar unas cuatro libras al año. Según unos valores
adquisitivos que nos da Tickner, con esa cantidad podían comprarse
720 docenas de huevos, por ejemplo.
El intercambio de mercancías no existía apenas al principio. Los diversos? feudos se bastaban generalmente a sí mismos. Pero luego comenzaron a extenderse los mercados semanales y se dan ciertas ventajas
a los comerciantes. Se regulan los precios. El comercio con. el exterior,
que se realizaba en su mayor parte en las ferias anuales, estaba casi
todo él en manos de extranjeros. Las ciudades tenían sus pesos y medidas oficiales.
Más) tarde, los precios, que estaban fijados locahnente, se regulan
desde un punto de vista nacional. El tráfico marítimo aporta tendencias
a un comercio internacional. El comercio tropieza con grandes dificultades, como son la diferencia entre las monedas extranjeras y la nacional y el tanto por ciento de los derechos de importación y exportación;
pero, a pesar de todo, se desarrolla.
Los gremios se han ido desarrollando, pero luego se quieren convertir en organismos cerrados y comienza su decadencia. El Parlamento se
vio obligado a combatir su oposición y exclusivismo. La dificultad de
llegar a ser maestro, hace que surja una clase obrera permanente. Además, en vista del exclusivismo de los gremios, se abandonan, las ciudades
para trasladarse a otras libres de,la ingerencia gremial. Nace con personalidad propia el comerciante intermediario, y la política de los reyea
da ocasión a que el comercio de Banca pase a manos inglesas.
Este es el panoraxoa. SCOEÓDIÍCO de esta primera época que se señala
en ei libro de Tiekner. La visión de la sociedad inglesa, así como efe
otras manifestaciones de la inda, nos la da en otros capítulos, a través
de atraysntes escenas de la vida,, que recii-sirlan a las de Haitzinga, donde personajes, costumbres y ciudades alcanzan notable realismo, vida
y movimiento. El paseo por una. ciudad medieval, al que invita al lector, y la descripción de una de las muchas peregrinaciones de la época,
son cuadros de inspiradísima fuerza descriptiva.
Es esencial en la Edad Media el espíritu de caballería, a consecuencia de que la sociedad feudal está asentada sobre una base esencialmente militar. La noción de la caballería "abarcaba la triple actitud del
hombre frente a la guerra, la Religión y la mujer. La verdadera fuente
de la acción caballeresca residía en su coacepto del servicio, respaldado
y sancionado por el amor y la fe" (pág. 134). La Religión, jugaba un
papel importantísimo, y los servicios prestados a la Iglesia eran el medio de elevación al alcance de las más bajas categorías sociales. La
creación literaria vivía a expensas del mecenazgo. En, su mayor parte
se escribía en verso y temas religiosos. Hay algunas baladas que nos
permiten conocer la manera de pensar y vivir. Notable poeta es Chaucer.
El descubrimiento de América y el Renacimiento son factores fundamentales en el desarrollo de Inglaterra. Con el Renacimiento terminan
a.quellos sueños de unidad universal en lo político y lo religioso, y el individuo comienza a cobrar importancia frente a lo corporativo. El descubrimiento hace que ya no sean las rutas marítimas principales las
mediterráneas y sean los puertos del Atlántico los que se hallan en situación favorable. Inglaterra, situada en el extremo del inundo conocido,
se sitúa en el centro del nuevo.
La empresa americana es empresa española. Pero los corsarios de
Inglaterra, a la par que creaban dificultades al tráfico español, afirmaban el espíritu osado y aventurero de los ingleses y les preparaba para
sus futuras etapas de colonización. Por cierto, es lamentable la deficiente, información de que se vale para estudiar la colonización de América.
Hay que incluir al autor entre los más cerrados de la "leyenda negra".
Lo que nos pone en guardia sobre el acierto y seriedad del material
bibliográfico utilizado por el autor.
En esta época las aldeas animan BU decadencia; la situación social
es gravísima. La paste negra había modificado las condiciones agrícolas;
EECENSKXNiSS DE LIBSOS
tierras labrantías se convirtieron en dehesas para el ganado lanar; se
expulsaba a los arrendatarios de la tierras con ese fin. El proceso de
earcamiento de las propiedades agrícolas continúa. Este proceso, desde
eí laboreo a la cría, ole! ganado lanar, dura hasta la época de la reina
Isabel, y acaba desarrollándose el sistema de explotación agrícola en
combinación con la ganadería. El señor feudal desaparece y el Gobierno
presta atención al precio de los productos agrícolas y al saneamiento
de las tierras. El proceso agrícola hace que el problema de los desocupados tome caracteres profundamente desagradables. Se trata de remediar por diversos medios; pero no se consigue nada o se consigue muy
poco. Mientras tanto, la ciudad va progresando. De ellas, la más importante es Londres. Comienza, a concederse importancia a la labor del arquitecto, y hay un magnífico constructor (John Wren) que hizo do Londres, después del incendio de 1636, una gran ciudad. Pero no le dejaron
las manos libres y fue reconstruido conforme al trazado anterior.
En la ciudad de 120.000 habitantes se iba desarrollando el comercio.
Su situación la favorecía y a todas las paites del mundo enviaban sus
barcos las compañías comerciales y los mercaderes. Los ciudadanos estaban orgullosos de sus museos, su historia y sus hombres famosos.
Abundaban los mercados, y en la Bolsa (Roya! Exchange) se reunían los
comerciantes para fines mercantiles. Hay en el Támesis una extraordinaria actividad. Allí se descargan mercancías de todas las naciones; loa
mercaderes tienen sus propios almacenes y los propios muelles. Y el contraste del ancho río con las sucias y estrechas calles es inmenso. El comercio se desarrolla prodigiosamente: "Los siglos xvi y xvn señalan
los comienzos de la moderna Inglaterra, la Inglaterra de la competencia
•comercial, de morcados mundiales y de producción capitalista" (página 349).
Desaparecen las trabas gremiales y el descrédito del mercantilismo
favorece el desarrollo de la vida económica. Los refugiados contribuyen
en gran parte al desarrollo de la vida industrial. Se crean compañías
mercantiles para lograr materias primas y poner en práctica más eficaces medios de producción. La más importante era la Compañía de las
Indias Orientales, constituida por acciones. Estas compañías iban a ser
unos magníficos instrumentos para la empresa colonizadora inglesa..
Los problemas financieros se colocan en primer término. El crédito
y el dinero cobran excepcional importancia. Surgen los Bancos, facili-
EBCENSHKÍE3 D3 1IBB0S
iando el crédito y el ahorro. El Banco de Inglaterra data de 1894. Se
liae-3 un empréstito de 1.200.000 libras y se les permite a los prestamistas constituirse como Banco de Inglaterra, coa derecho a recibir dinero
y a emitir billetes ás Banco. Ha surgido el Banco de Emisión.
Nada nuevo nos dice el autor sobre la historia política inglesa. El
Imperio inglés comienza su trayectoria arme en esta época. Había adelantado bastante en ia solución de sus dificultades internas. En el Parlamento, ciudades y burgos tuvieron representación desde 1265. El Parlamento se divide en el siglo sw en dos Cámaras; acrecienta su poder
durante la Edad Media, y bajo los soberanos de la casa Tudor el Parlamento se convierta ea simple instrumento de los reyes. Una "Declaración de Derechos" es convertida por el Parlamento en ley en 1687. So
establece la supremacía do la ley, ss asegura eí poder del Parlamento
como cuerpo gobernante del reino "y quedó así establecida la bass del
Gobierno parlamentario moderno, e Inglaterra comenzó su carrera como
Estado libre, destinado a servir de ejemplo al mundo en los métodos del
Gobierno democrático" (pág. 338).
En el desarrollo de la colonización británica los siglos svni y
son de importancia, extraordinaria. Se ña llegado al estado actual, en
que la comunidad británica de naciones forma una poderosa fuerza coa
la conciencia de ua origen común. Pero lo que interesa en esta tercera
parte de la obra de Tickner es la revolución industrial y la revolución
agrícola.
En la revolución industrial los grandes inventos y su sucesivo perfeccionamiento han llevado a un rendimiento extraordinario del trabajo humano. No nos interesa señalar aquí detalladamente los progresos
técnicos, sino las consecuencias de los mismos. Se desarrolla la industria
y el comercio en términos importantes, se introduce el actual sistema do
factorías industriales y la moderna producción se establece firmemente
sobre base capitalista. Se desarrolla la Banca en términos extraordinarios. Se abarata al coste de producción de las manufacturas. Las industrias, textiles y siderúrgicas son las que se beneficiaron, principalmente,
can los •ÍIVJQVOS cambios.
Pero el p-robSesaa ¿ta la indigencia continuaba y -a él ss seguía acu107
EECBNSIONES D3 LÍBEOS
dietido con leyes que no conseguían remediar el mal; a fines del siglo sis y principios del sx se recurre a la protección al obrero en orden
a las consecuencias de su trabajo. Se establecen indemnizaciones para
caso de accidente del obrero, así como para las personas que viva de su
trabajo, en caso de muerte (1896); se establecen Bolsas de trabajo
(1909); se inician los Seguros.
El siglo XYIIX señala, una reacción contra el L, i-rvencionismo, quo
había sido la política, industria! de los gremios. Las doctrinas de Adam
Snxith tuvieron decisiva influencia. Surge la doctrina del "laisser-íaire"
y pronto se quiere llevar a sus totales extremos. La industrialización
se está logrando con largas jornadas de trabajo y la reunión de personas de todas edades y sexos en factorías insalubres. Las consecuencias
son un descenso del nivel de vida. Las condiciones de trabajo eran deplorables.
Ante este estado de cosas tuvo que abandonarse el principio de la
no intervención. El Estado interviene en interés d© los niños y de las
mujeres y, finalmente, de los hombres. Se protege a los aprendices y a
los niños; se limita la jornada de trabajo; más tarde se establece la
protección contra las máquinas peligrosas. La legislación tuvo éxito y
continuó en el mismo sentido de protección al económicamente débil y
desembocó más tarde en la protección contra la desgracia, la vejez, el
accidente:, la enfermedad, etc., con lo cual la situación del obrero fue
sensiblemente mejorada.
En el campo comercial triunfa al principio el libre cambio y se discute hasta qué punto esta política repercutió en los progresos industriales. La posición librecambista se fue fortaleciendo, hasta que la guerra
del 14 la debilitó y la crisis económica de 1929 planteó serios problemas a la Common Wealth, y por consecuencia de las decisiones de la
Conferencia imperial de Ottawa, de 1932, Inglaterra estableció un sistema proteccionista con preferencias imperiales.
Al lado del esfuerzo del Estado en interés de los obreros por medio
de la legislación protectora está la tarea realizada por los trabajadores
en pro de sí mismos. Con este objeto surgen las Traáe-Unions (asociaciones de trabajadores de un oficio que se han reunido para mejorar o,
por lo menos, mantener sus condiciones de trabajo y su nivel de vida).
Surgen cuando el obrero se ha convertido en asalariado y el predlo108
3ECHJÍSJ«JEñ BE LÍBEOS
minio d©l capital le ha hedió perder la esperanza de convertirse en
maestro que tenían los jóvenes oficiales de la Edad Media.
Las malas condiciones de vida de ios obreros llevaron, a la constitución de estas asociaciones. Pero su éxito no fue inmediato, sino que cometieron numerosos errores, y después de un largo período de desaciertos y fracasos el cambio de táctica les dio más probabilidades de ésito.
Sil 1868 se veriñea por primera vez el Congreso de Trade-Unions y de
allí nace una creciente intervención en el Parlamento. El progreso posterior de las Uniones y el nacinüeato del partido laborista, ea 1893, lia
conducido a una intervención oficial más decidida cada vez en. el campo
industrial. Por otra parte, lia surgido un criterio de 'Comprensión entre
patronos y obreros que permito espsrar la mejor resolución de los
problemas del trabajo.
Los inventos han cambiado la vida ¿e Inglaterra. Ha aumentado
también la población. Las tierras producen más, porque se han perfeccionado los métodos de cultivo y se hace una explotación más racional
áe las tierras. La instrucción está hoy al alcance de todo el mundo. La
enseñanza elemental se da en las escuelas públicas y gratuitamente. En
cuanto la enseñanza superior, se da en las viejas universidades y en otras
nuevas que han sido creadas. La enseñanza técnica se da en escuelas especiales, pero la transformación máxima ha sido en el campo de la enseñanza femenina, y actualmente las mujeres compiten con los hombres
en muchas ocupaciones, para cuyo desempeño se requiere una cultura
superior. La imprenta ha puesto la literatura al alcance de todos, y a la
vez ha liberado a los literatos de la protección del mecenazgo.
La vida ha cambiado totalmente. Si se compara con la del siglo xni,
encontramos una serie de cambios maravillosos. Las clases están más
mezcladas. Se practica ampliamente el deporte, se sale al campo, las
bibliotecas gratuitas ponen la lectura al alcance de todos. Los medios
modernos de transporte permiten que el campo esté al alcance de todos
en sus vacaciones y en los fines d'e semana.
El modo de gobernar sigue siendo el del predominio del Parlamento. Los poderes están claramente diferenciados y la ley es la suprema garantía da todos los ciudadanos.
Se explica el ésito obtenido por el libro de Tickner en la propia Inglaterra, pues la vida, andanzas y progreso del pueblo inglés en todas
sus manifestaciones s® refleja con estimable acierto. Quisa por más sa-
BSCENSIONES D3 I3BBO3
bida, se nos antojan menos logrados los capítulos que consagra a la
época actual. No es, sin embargo, un libro psicológico. El espíritu inglés
no se analiza, aunque su modo de ser se deduce en muchos de sus aspectos de la simple lectura de esta amena historia.
BURGOS BOSZO.
MIGUEL HKBNÁINZ MÁRQUEZ :
Accidentes del trabajo y eafer-wícrl-ades pro-
fesionales.—Madrid. Editorial Reviste de Derecho Privado. 1945. 551
páginas, 23 centímetros, 60 pesetas.
Es uno de los libros más completos que entre nosotros se han publicado sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. En
él encontrará el lector clara y sistemáticamente expuesta nuestra ligislación. Pero encontrará, además, tratadas con mayor o menor amplitud,
las cuestiones doctrinales que la institución de los accidentes del trabajo presenta, y ello tanto en su aspecto sociológico como jurídico. El
libro está dividido en tres partes; una que titula general, otra dedicada
a los accidentes del trabajo y otra, finalmente, que se ocupa de las enfermedades profesionales. Un examen detenido de obra tan útil daría
a esta nota una extensión excesiva. Para despertar la curiosidad deí
lector nos parece suficiente con poner de relieve la posición del autor
ante algunos de los grandes problemas que la legislación protectora de
los accidentes ha planteado, comenzando por el de su fundamentación
doctrinal. Lo haremos, además, procurando siempre que sea posible
utilizar las mismas palabras, las mismas frases insertas en el libro.
No cabe duda, comienza diciendo el autor, que una de las características de loa tiempos actuales es la de la intervención del Estado en las
cuestiones de trabajo. En esta intervención ocupan un lugar preferente
y destacado los accidentes y enfermedades profesionales, lo que se justifica por tratarse de una construcción típicamente laboral y exenta, por
tanto, de influencias individualistas. Ahora bien, el Estado, en lo que
a accidentes y enfermedades profesionales se refiere, debe orientar su
actividad de sana política social en un doble sentido: preventivo y reparador. Debe procurar que los accidentes no se produzcan, y si se
producen, déte acudir a repararlos.
110
Nacido el concepto de accidente, surge apremiante la necesidad de
buscar una responsabilidad y una fundamentación jurídica de la misma. El señor Hcmáiz esainiíia brevemente las teorías de la culpa, de Is
inversión de la prueba, da la responsabilidad contractual, de la responsabilidad objetiva, para llegar finalmente a la del riesgo profesional,
según la cual la responsabilidad del accidente no hay que buscarla ni
en. posturas sujetivas de culpa ni en relaciones de tipo contractual. Su
fundamento radica en la misma industria, que en su esencia constituyeuna causa de peligro, de riesgo, con toda independencia de las medidas
precautorias que puedan adoptarse. Complemento de esta teoría ha sido
el asegurar el evento y gravamen de los accidentes. Entre riesgo profesional y seguro existe una conexión absoluta: el segundo es el que
garantiza la pjena eficacia del piajnero.
En su origen la, teoría del riesgo profesional hacía recaer la respoaeabilidad del accidente en la propia empresa. Este punto de partida
patronal va adquiriendo, a juicio del autor, caracteres de generalización
o ampliación y se sostiene ya que el fundamento del derecho a obtener
indemnización por accidente radica en el deber de asistencia qu© la Sociedad, el Estado, contrae tácitamente con todos aquellos que se incapacitan para el cumplimiento de su fin inmediato, precisamente en el
momento de cumplir con el deber que todo individuo tiene a la vez con
la Sociedad: el de aportar sus energías a la conservación y progreso
de la misma. La institución del Fondo de Garantía y del Seguro Obligatorio son una prueba. Sin embargo, estima el señor Hernáiz que, por
el momento, el riesgo profesional como propio de la empresa y la responsabilidad civil o estatal, no son posiciones contrapuestas, sino complementarias. Máa <jue de una responsabilidad social distinta del riesgo
profesional de lo que puede hablarse es ie una ampliación de base, o sea,
de una creciente socialización del riesgo 'profesional.
Hechas estas manifestaciones preliminares, los restantes capítulos
de la parte general de la obra están dedicados al estudio del desarrollo
histórico áe> los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales,
a la exposición de la legislación y da la acción internacional y, finalmente, al análisis de las legislaciones españolas vigentes en la materia.
En relación- con estas últimas, después de una breve alusión a cómo
el problema de los accidentes se había planteado ante nuestra legislación civil, examina el contenido de las Ley®3 de 1900, 1922, Código del
111
EEOISNSHSNISJ BE LÍBEOS
trabajo, y llega a las disposiciones vigentes, que, a su juicio, ofrecen
en su conjunto las notas fundaméntalos siguientes: pluralidad legislativa, desigualdad reparadora, poca amplitud del arbitrio judicial e irremmclabilidad efe los derechos en caso d© accidente. Excesivo encuentra,
y con evidente razón, el número de disposiciones orne regulan las especies particulares de- los accidentes (Industria, Agricultura, Ejército, Marina, Marruecos, Colonias). No sólo falta la unidad doctrinal, sino que
produce en la realidad la desigualdad rsparadora a que ss acaba de aludir, inadmisible ante la unidad funcional de todos los trabajadores.
El título ssgundo viene dedicado a los accidentes del trabajo. Ocupa
la ¡mayor parte del libro. Ea él se estudian los coaceptos, fundamentales,
la reparación de los accidentes, el seguro de responsabilidad, la intervención del Estado para garantizar los derechos derivados de los accidentes, la prevención de los mismos y la prescripción de acciones. Nos
vamos a fijar especialmente en lo que el autor escriba en relación con
el concepto del accidente y respecto del seguro. Dedica el señor Heraáiz
especial atención a la definición de la legislación española sobre accidentes, cuyos elementos constitutivos son los de lesión corporal relacionada
con el trabajo que se realiza por cuenta ajena. Gramatiealmente hablando no reviste el primero (lesión corporal) toda la extensión que eJ accidente, como derivado lógicamente del riesgo profesional, debiera tener
y por eso la interpretación oficiosa y la práctica han dado al término
empleado una amplitud mayor que la que literalmente encierra. El concepto de accidente debiera estar más bien determinado por la producción
do un daño que por la realidad de una lesión. Por lo que hace al segundo elemento (relación de causa a efecto entre el trabajo y la lesión
producida) es, desde luego, fundamental para el concepto positivo español de accidente, y' así s© halla reconocido en la jurisprudencia del
Supremo. Esta relación se produce bajo una de estas dos formas: con
ocasión del trabajo o por consecuencia del mismo; en el primer caso
se alude a la causalidad fundamental, neta, entre la función laboral
desarrollada y el daño sufrido; en el segundo se amplía el concepto da
causalidad a aquellos resultados que, relacionados desde luego con el
trabajo, no tengan con él un naso tan. manifiesto, tan visible, tan instantáneo, pero cuya conexión no por menos tangible sea menos indudable. Para el autor esta doble fórmula usada por nuestra legislación supone una mayor amplitud dol nexo causal que la empleada en
112
ESCSNStONIS DB LÍBEOS
meatos extranjeros análogos, permitiendo a la interpretación y a la
jurisprudencia una ñrme base para dar a los accidentes del trabajo la
evidente extensión modernamente demandada. Y por lo que afecta al
tercer elemento (trabajo por cuenta ajena), es tina, consecuencia natural de toda responsabilidad (que exige dualidad de sujetos y economía),
j más aún de la específica del riesgo profesional; pero la expresión usada entraña algunos inconvenientes, derivados unos de la dificultad ño
determinar algunas clases de trabajos, y otros de aludir a un móvil pnraaasato económico cuando en la moderna doctrina laboral se tienda a
valuar debidamente el carácter personal y humano del trabajo; COJUSÍIdera por eso como término más adecuado y actual el de trabajo suborüñnado, que a su mayor amplitud une la ventaja de suponer un nexo ¿ís
subordinación jurídica, personal y no puramente económica.
Tal es en breve síntesis el análisis del concepto general de accidentas
del trabajo. Pero el autor examina, y dedica a ello un capítulo aparte,
•casos especiales de accidente, es decir, casos de accidentes con perfil tari
acusado, que pueden llegar a alterar, al menoa parcialmente-, las H,OTznas generales antes señaladas. Más adelante analiza también el coiacepto de cada uno de loa elementos fundamentales que se ofrecen en el
accidente: el de empresario o patrono y el de trabajador, ya que a ellos
puede decirse que queda reducida la elemental mecánica d© la responsabilidad objetiva, de aquél.
Una sección independiente dedica el señor Hernáiz al aseguramiento
de responsabilidades. La divide en cuatro capítulos, que, respectivamente, se ocupan de las ideas generales sobre el seguro, d© los órganos aseguradores privados, d© los órganos aseguradores oñeiafea y del reaseguro. Extendida, dice, la responsabilidad del empresario a los accidentes sufridos por los trabajadores en el desempeño ds au labor, nada se oponía a que esta actividad del Derecho del Trabajo fuese incluida en el ámbito de aplicación do la institución ésH
seguro. Por el contrarío, existían razones para que el Estado viese con
buenos ojos el desarrollo del seguro privado en materia d© accidentes.
Beneficiaba desde luego al trabajador en cuanto reforzaba la seguridad
en la efectividad de la reparación; y al empresario, ya que podía dar
cumplimiento a su deber social y responsabilidad pecuniaria, no sólo con
mayor coniodidad y menos gravamen en su economía, sino evitando situaciones en que por la desproporción entre las consecuencias graves da
118
RECENSIONES DE LÍBEOS
áetenminados accidentes y la modestia de los medios industriales en que
ocurriera, pudieran acarrear para la explotación graves perjuicios y hasta la ruina. En este interés coincidente de trabajadores y empresarios,
c¿ue no había de tener inconveniente en hacer suyo el Estado, encuentra
su más firme base de desarrollo el seguro de accidentes del trabajo. Aunque en una primera fase se deja en libertad para estipular o no el
ssguro, las tendencias intervencionistas llevan al Estado a la conclusión
de que no debe desentenderse de tan importante cuestión, en la que
entran en juego vitales intereses que debe custodiar y cuya decisión no
puede quedar unilateralmente entregada a una de las partes interesadas
en la misma. De aquí la tendencia en favor del seguro obligatorio de accidentes, seguro que encaja perfectamente entre los incluidos en el grupo de sociales. La orientación legislativa es favorable a considerarlo así
y a no estimarlo como un seguro meramente privado, aunque obligatorio, ya que la finalidad que persigue encaja perfectamente en tal categoría, sin que la falta de cotización del trabajador sea obstáculo a ello,
dificultad que podría también desaparecer estableciendo su aportación
económica, que habría de resultar bien justa en un desplazamiento de
la responsabilidad puramente privada de la empresa, a cargo precisamente de la colectividad, decidida beneficiaría de la labor del trabajador
accidentado. ¿Cómo se debe organizar este seguro? El autor examina
las diversas clases y declara su preferencia por el estatal o público, que
él considera como seguro propiamente dicho, es decir, aquel en que desaparecen las entidades privadas y son sustituidas por el Estado, no en
simple función de compañía de seguros monopolizadora de actividades,
sino actuando con una finalidad y orientación totalmente distintas; con
tal concepción queda superada la postura de subrogación en la responsabilidad del empresario para, prescindiendo de las consecuencias limitadas del riesgo- profesional, buscar una solución de tipo unitariamente
social, a la especial situación funcional fisiológica y económica, en que
ha quedado el accidentado.
La parte tercera y última del libro del señor Hernáinz está consagrada a las enfermedades profesionales. Hace historia de cómo se llegó a su
protección económica y jurídica, y analiza el problema do su inclusión o
separación de tos accidentes. No distinguen, escribe, a los efectos de la
reparación, entre el accidente y la enfermedad profesional los que creen
que las pequeñas diferencias accidentales y secundarias que puedan exis114
EBCEN'SÍONES DE LÍBEOS
tir, no son suficientemente profundas para aconsejar el mantenimiento
de instituciones distintas, mientras que su común englobe en el riesgo
profesional produce indiscutibles ventajas de orden jurídico, económico
y social. En cambio, cuando se trata da separar una y otro surgen criterios muy diversos en cuanto a su clasificación, siendo el más estendido
©i que hace recaer la esencia diferenciadora en la manera violenta y súbita con que el accidente tiene lugar. No cabe duda que en relación con
la enfermedad profesional ofrece una mayor trascendencia el problema
cte la causalidad, ya que se plantean más obstáculos en las enfermedadea
profesionales que en los accidentes, en lo tocante a calibrar la efectividad de cada una de las consecuencias que hayan contribuido a formar
el resultado obtenido, especialmente en lo referente &• la propia salud
fiel trabajador; esta cuestión se simplifica en la mayor parte de los
accidentes y se complica en algunos y en las enfermedades profesionales porque tienen un origen patológico no traducible al exterior y generalmente producido mediante una elaboración lenta e interna. No cabe
duda tampoco, que existe una mayor dificultad para su reparación económica; al concretar quién sea el encargado de satisfacerla, no es aceptable solucionarlo como los accidentes, haciendo que recaiga sobre la
empresa en que prestaba sus servicios cuando la enfermedad se conoció ,*
Ja elaboración de una enfermedad profesional es lenta y puede tener
lugar con más de un patrono. Este problema reconoce el autor que no
se ha podido resolver más que con el seguro obligatorio, creando unas
veces un seguro específico, procurando otras aumentar los riesgos cubiertos para otros seguros ya existentes, con los específicos de la enfermedad profesional. Convencidos, afirma el señor Hernáinz, de los beneficios de la unificación de lo notablemente semejante, creemos podría pensarse en la conveniencia de armonizar, unificándolos hasta donde fuera
posible, los seguros que defienden, respectivamente y con cariz particularista, a las enfermedades comunes, a las profesionales y a los accidentes del trabajo. Y hechas estas manifestaciones, pasa a exponer la legislación vigente en España, lo que ocupa el último capítulo del libro, haciendo resaltar cómo algunas enfermedades profesionales se protegen por
extensión de! concepto de accidentes del trabajo y cómo se ha iniciado
una legislación específica, en relación con enfermedad profesional determinada como la silicosis.
C. G. P.
115
RECENSIONES DE LÍBEOS
LEÓN MAKTÍN-GRANIZO :
Pasado y futuro de fe Oficina Internacional del
Trabajo. Madrid, 1945. Imp. F. Doménech. 82 páginas.
El señor Martín-Granizo, profesor de la Escuela Social de Madrid,
acaba ds publicar el testo de la interesante conferencia que sobre tema
de tanto actualidad pronunció en la Universidad de Ovieáo el día 12 damayo último.
Tras una documentada exposición da les eateosdentss remotos © inmediatos da la Oficina Internacional del Trabajo, que "es, sin duda
alguna, la innovación más atrevida de la Parte S E del Tratado da
Versallss, ya que al mismo tiempo que crea una especie da Parlamento
Internacional, modifica todo el protocolo que hasta entonces ga venía
siguiendo para la realización de los tratados ittfern.aeioH.ales"; se refiere
a la organización y funcionamiento d© dicha institución y a la labor qiss
ha desarrollado en las • veintiséis reuniones .as-lebradas en el período
1919-1944.
Antes de señalar cuál deba ser ©1 futuro áú espresado Organismo,
©1 autor presenta, una breve síntesis de las objeciones que al mismo ss
lian hecho. Recuerda—cerno una do las más graves—la da si con él ss
contribuirá al sostenimiento y consolidación de las posiciones adqtáridas y "a impedir y dificultar la formación y desarrollo industrial de les
países nuevos" (Olivetti); las formuladas a raía da la, proposición Acuña presentada a la Conferencia de Santiago d© Chile; las que: se esgrimieron con motivo d© :1a asistencia de Rusia a las Conferencias dea
año 1936, dado el eistema de la representación tripartita (Gobiernos, patronos y obreros), y hasta las que en tono humorístico criticaban la
verdadera finalidad de la Oficina al calificarla <!e "embudo para canalizar las protestas del proletariado".
El punto fundamental de su disertación, estima ©1 señor MartínGranizo que sólo cate resolverlo teniendo ea cuenta los objetivos que
a la misma le sean señalados. Si de lo que BQ trata—dice—es de mar.tener la estructura social y política de la sociedad, buscando paliativos
a los conflictos que a diario ocasiona la actual organización del mundo
capitalista, ningún reparo hay que oponer a los acuerdos tomados en
Filadelfia, psro si lo que se pretende ea cambiar la estructura íntima
da aquélla d© modo que disminuyan los motivos de rencor ante las injusticias sociales, tales acuerdos son a todas luces insuficientes.
116
gECENfSIQÍííJS DE IilBHOg
Después de exaltar el sentido elevado y al mismo tiempo práctico a
gae responde el famoso mensaje del Presidente Roosevelt, termina el
autor sa excelente trabajo abogando por la necesidad de atribuir a la
Oñcina Internacional del Trabajo el estudio de los graves conflictos que
íian de suscitarse en la post-guerra en materias tan importantes como
son las de paro, elevación, de la vida moral y cultural de los trabajadores, seguridad social, aspectos económico y social de la empresa y
ás •enantes otros permitan establecer, al amparo de los supremos ideafes de la filosofía cristiana, un nuevo, Derecho del Trabajo que coloque
ai hombre en su verdadera posición ante el universo y le consienta satisfacer sus macesidadas físicas y espirituales.
M&BI&NO UCESAY
catedrático de Universidad: La Caria del
Atlántico y M Carta de Filadelfia. Reflexiones y documentos.—Madrid Gráficas Barragán. 1945. 1 vol., 239 págs., 23 esas.
TOMÁS ELOSBISTA Y AKTASA^
331 contenido de este volumen tiene por baso las conferencias pronunciadas por el autor en la Escuela Social de Madrid en enero del corriente año. Comienza declarando que el libro en que ahora aquéllas s® recogen "sa ha escrito bajo la impresión' angustiosa que causan los horrores de la guerra, pero ge halla influido también por la luz de la paa,
que empieza a clarear en el mundo y ss inspira en ese movimiento espiritual qu© va extendiéndose por toda la humanidad, impulsándola a
disponerse para la gran batalla de la paz, que ha de iniciarse al terminar el conflicto mundial presente, con el fin de transformar las instituciones internacionales para que sirvan de base a una paz justa y duradera". Este movimiento espiritual se ha encarnado dentro del gir^.o
&<z las Naciones Unidas, en la Carta del Atlántico y en los diversos planes y declaraciones de principio que en ©1 curso del año 1944 se han
aprobado en la Conferencia Internacional del Trabajo, celebrada en Fifeedelfia; en las reuniones de carácter económico que han tenido lugar
®n Bretton Woods, y en las conversaciones sobre la futura organización
mundial sostenidas en Dumbarton Oafes por 3as grandes potencias
unidas.
Como la Conferencia de San Francisco lia de examinax los planes
117
RECENSIONES DB IJBKOS
surgidos de las dos últimas reuniones, se prescinde de su exposición extensa y se limita el libro a examinar con detalle, en una primera parte,
la Carta del Atlántico, y, en una segunda, la Conferencia de Füadélfia.
Esta segunda parte es la que ofrece más interés dentro del marco de
esta publicación.
Antes de penetrar en el detalle de las conclusiones aprobadas en la
Conferencia celebrada en Filadelña, el autor da una idea sucinta de io
que es la Organización Internacional del Trabajo, de la que dicha Conferencia forma parte, "para poner así de relieve la eficacia con que ha contribuido en el pasado al mejoramiento de la vida de los trabajadores ia
labor que de ella se espera en el porvenir y la atención con que es necesario seg-uir sus trabajos si queremos informarnos de los rumbos que
ha de llevar la Humanidad durante la futura postguerra en sus jornadas hacia la reconstrucción y el progreso sociales".
Desde la primera reunión (Washington, 1919) la Conferencia Internacional del Trabajo ha aprobado diversos convenios y recomendaciones que constituyen un verdadero Código internacional laboral. Mas
en la postguerra pasada se cometió la equivocación de separar los problemas económicos de los sociales, limitando con ello la acción de ia.
O. I. T. a las cuestiones del trabajo. En la Conferencia de Mladelfia ia
Organización ha recabado la facultad de examinar también los aspectos
económicos de los problemas sociales y los aspectos sociaJes de los problemas económicos. Se aprobó por unanimidad una Declaración de principios (Carta de Füadelfia) en la que se ratifican los postulados del
Tratado de Versalles, considerados como fundamento de la O. I. T.,
y se proclamaron otros en armonía con las nuevas circunstancias de
los tiempos presentes. Estos principios, escribe el señor Elorrieta, hay
que considerarlos no como ideas cerradas, sino como caminos que se
abren al pensamiento humano en su aspiración de alcanzar la justicia
social que ha de redimir a las clases necesitadas.
Examina con detenimiento cada uno de ellos (los lectores de esta
Revista los conocen seguramente: han sido expuestos con detalle y gran
competencia en anteriores números) y termina su trabajo afirmando que
la Carta de Füadelfia ("expresión de la coincidencia en iguales propósito de personas procedentes de campos ideológicos diferentes") ocupará en la historia un lugar destacado. "Reunida en una de esas épocas fronterizas entre la gusrra y la paz, y constituida por personas d©
118
RECENSIONES DE LÍBEOS
procedencias sociales heterogéneas pero unidas en las mismas angustias
y las miañas esperanzas, circunstancias tan propicias para las intuiciones luminosas, han trazado los rumbos que debe seguir la Humanidad para alcanzar la Justicia Social. Y reconociendo que las especulaciones sobre el porvenir no deben ser causa de que se desdeñe el presente, y que la mejor prenda que la O. I. T. podía ofrecer en. garantía
de su propósito firme de trabajar eficazmente por dicho objetivo era luchar inmediatamente contra los males apremiantes que en la actualidad!
sufren las clases trabajadoras, aprobó las Resoluciones y Recomendaciones que tratan de promover las actividades económicas de las naciones para que no falte el trabajo a los obreros, para asegurar la subsistencia en las eventualidades desgraciadas de la vida y para extender
los servicios médicos a todos los hombres y proveer a su alimentación,
a su formación profesional y a la educación de sus hijos".
Tal es, en breve síntesis, el contenido de la obra del señor Elorrieta,
interesante como información por ofrecer en dos capítulos (el VII
y el XI) todos los documentos relativos a las dos conferencias. Pero muy
interesante también como comentario, ya que está hecho por persona
competente en política internacional, que une a su saber una gran experiencia. El libro ofrece indudablemente una visión optimista del porvenir y tememos mucho que este optimismo responda más bien al temperamento del autor que a la realidad de los hechos.
CARLOS G. POSADA. .
ALFONSO ESTEBAN LÓPEZ-ARANDA :
Alcance y finalidad de los seguros
sociales obligatorios.—Madrid, 1945; 400 páginas; 60 ptas.
Como a veces sucede, el título de la obra no responde a su contenido.
Al anunciar el alcance y finalidad de los Seguros Sociales, nos imaginamos un libro fundamentalmente doctrinal, donde se recogieran la actual preocupación y doctrina mundial ante problema de tanta envergadura. Y, sin embargo, el libro carece de contenido doctrinal. Se reduce
a una exposición ordenada del derecho positivo y la jurisprudencia actualmente vigentes en España.
El primer capítulo, aunque se titula "Los Seguros Sociales en los
Estados modernos", no alude a los modernos planes de seguridad 0 se-
BHCENSIOÍíIS DE LÍBEOS
garos sociales. Redúcese a una interesante consideración alrededor d©
Sos Gremios y las Cofradías, ponderando eu importante labor en mateaos de previsión y cómo el Estado ee ha hecho cargo de esta labor. ES
propio autor dice de él: "Como capítulo primero, y a modo de divulgación, hacemos una síntesis histórica de lo que podríamos llamar labor
primitiva del Seguro Social, demostrando que la actual legislación ha
resogido, perfeccionándolos y mejorándolos, preceptos de instituciones
¿históricas qua desarrollaron una ejemplar labor de previsión y ayuda."
Para enjuiciar, pues, el libro, debemos abstenemos de pensar lo qu©
pediera ser, y limitarnos a considerar lo quo es. Reducida su órbita a un simple manual práctico del derecho vigente y de la actual juris3?radencia, nos merece un juicio favorable. Pues para ser valorado eólo
•ásben tenerse presentes dos principios: en cuanto a la legislación, sn
©suposición ordenada, y por lo que a la jurisprudencia se refiere, 'ana
acertada selección. Ambas características coinciden en el libro, pensando
sobre todo en el público a quien especialmente va dirigido: empresas
individuales y colectivas, corporaciones, Ayuntamientos, etc.
En sucesivos capítulos desarrolla el Seguro de Accidentes, el de Maternidad, el Subsidio de Vejez, el Familiar, el Seguro de Enfermedad f
oí Seguro de Silicosis y Enfermedades profssionates. En todos ellos aparsee una fácil y clara exposición de los fines de cada Seguro, de los deberes y derechos de asegurados y beneficiarios, cuotas, prestaciones, etcétera. El capítulo 8.° se consagra a las obligaciones de los Ayuntaadentos en toda clase de Seguros Sociales. El capitulo 9.°, y bajo el
titulo de "Disposiciones varias", trata de los libros de matrícula, salaales, visitas, sanciones, de la inspección, de la cuota sindical, de
las atribuciones de los Delegados de Trabajo y de las funciones de lo»
Inspectores del Régimen P. A. I.
Completa el estudio de los Seguros Sociales con el capítulo 10, que
consagra a los pescadores.
Entre los Seguros Sociales voluntarios incluye, sin que pueda justiSearse claramente su sistemática, los Préstamos a la Nupcialidad y los
Fiemios a la Natalidad.
Práctico y orientado para los patronos es el capítulo 13, donde en
iiaa forma sintética y clara expone las obligaciones del patrono en relación con todos los Seguros Sociales Obligatorios, al que acompaña
serie de consejos prácticoa
120
BE MBROS
SÉB dada, para, prestar una mayor utilidad al patrono, y aun cuando
pidiera discutirse su inclusión dentro del título general de la obra, se
eeompañan consideraciones sobre comedores, economatos, trabajo de los
menores, descanso dominical, documentos diversos a esponer, etc.
IJOS d©s últimos capítulos do la obra se destinan a contabilización y
a Sea impresos y modelos obligatorios, qim reproduce en facsímil para
mayor comodidad d<a las empresas.
Si libro ha quedado declarado de utilidad pública poi" Orden misisterial d® 9 de enero d© 1945 y va precedido de tres prólogos, firmados por Miguel Castella, secretario general de la Cámara Oficial de lachjstria <2@ Madrid; do ñon. Antonio Valcárce!, secretario del Consejo
Superior ds Cámaras, y de don Antonio Saura Pachecho, del Instituto
d-3 Estudios d© Administración Local, señalándose en los tres el carácter práctico del trabajo y la utilidad para patrones y empresas. No otro
afán pereeg-ffiííi el autor ©n sn proposita.
Lras
121
RESEÑA DE REVISTAS
KE VISTAS
ESPAÑOLA
estudios sociales en las tareas fiel
Congreso ss escálalos en loa sigtsteaextraordinario SeñioaSo ai t&e artículos:
"Laa Escuelas Soídaleo", jxw AtóoCongreso Se Estudios Sociales,
Bio Aimós.
"La Escuela social da StíSaxoasuss,",
Se divide este número en ca&tro
clases de colaboraciones. El primer por Nicolás Rodrfgtiea Aniceto.
"Asturias y su Sscuela Social", par
núcleo de colaboración se dedica a
tos trabajos realizados o proyectados Vtí.entín Silva Melero.
por las diferentes secciones qu» inHay una colección, de artículos Motegran ol Congreso.
gráficos dedicados a una serie de JJBT"La corporación universitaria", ¡por socaUdades fioscollasites en el campo
de lo social. Así:
Pío Zabala.
"El P. Antonio Vieent", por IRíoar"Actuación de la Sección de H-og-lamentacióB. u Ordenanzas de Traba- do de iraszo.
Jo", por Francisco Ruis Jambo.
"ESI P. GerarS", pea* el ewrCTq&to
"Plan de Trabajo de la Sección Po- Padre Luis Gctlno, O. F.
"Julián Jüdsiíae", sor' Clezasaíáss
lítica Demográfica en sus varias maJuderías.
nifestaciones", por José del Corral.
"Ahorro popular. Cooperación. Mu"José M&ímpi&s", pos Bacotóa
tiiaUsrao", por Buenaventura Castro sález.
Eial.
"Marvá", por Martíis.-Gpaaiií5o.
"Propósitos de la Sección de Ju"Un patrono raodelo: El snasqp
risdicción Social", par ManiíeS C3aa- de Comillas", por el 3P. Joaquín Ascáa.
plazu.
"Un obreio modelo. Dima» SSa^sar
"Significado del Congreso d© Estudios Sociales en el campo de la Pre- riaga", por Rsíael de Luis.
visión", por Luis Jordana de Pozas.
Por Ciltimo, cierra el número a.aa
"Perspectivas del Congreso de Es- estensa serio tía artículoa sobro tetudios Sociales y su repercusión en la ínas diversos, de loa quü son autores
construcción da viviendas protegidas", plumas destacadas en ía ciencia o <sn,
la política,:
por Federico Mayo y Gayara©.
"Sobro una futura, política do pa"Política Social y Económica", par
ro", por S. Pérem González.
Femando María Castiella.
"A propósito da un Diccionario Sa"La pesca y el Congreso de Estudios Sociales" i por el marqués do Val- bara!", por Julio Casarca.
"La Biblioteca, Social del Ministeterra.
"Futuras realizaciones de la Sec^ rio de Trabajo", por Antonio Slox-sa
ción da Orientación y formación pro- Corolla.
"Homo Sabor. El trabajo como elefesional", por José María de Olazaba.
"Introducción al Congreso de Estu- mento de la cultura", por Eugenio
dios Sociales", por Francisco Agui- d'Ors.
lar y Paz.
"Lo social y la paz", pozr José GasLa cooporacióa do Jas Escuelas éa cón y María.
Ü
fia
EESEÑA DE REVISTAS
"Del contrato de salario al contrato de sociedad", por Severino Aznar.
"Colonias españolas. Problemas migratorios", por Alvaro Seminario.
"La paz laboral en el siglo, xx", por
José Antonio de Artigas.
"Derechos políticos y derechos sociales", por Luis Legaz y Lacambra.
"Justicia, social de España en América", por Viñas Mey.
"Los gremios españoles", por Rumeu de Armas.
"Artesanía'^ por el marqués de Lozoya y por Gutiérrez Lesma.
"El trabajo en la Hispana musulmana", por González Falencia.
"La artesanía española bajo la protección de Franco", por Juan Antonio Gutiérrez-Sesma.
"La artesanía marroquí", por Bertachi.
"El ahorro", por Pedro Sangro y
Ros de Olano.
"El Seguro de Enfermedad", por
Leopoldo ti. Teijeiro.
"Población agrícola y económica",
por José Fonseca.
"Iconografía del trabajo en la cultura española", por Andrea Ovejero.
"El gran problema de la enseñanaa técnica del operario", por Jesús
Perdigón.
"El Fiiero del Trabajo", por José
Pérez Serrano.—(M.m P.)
fijada en tal sentido desde el año
1941 por la Sala de lo Social del Tribunal Supremo era absolutamente correcta desde el punto de vista doctrinal, y hoy lo sigue siendo, con mayor motivo, tanto ei se mira desde
dicho prisma como si se examina desde el relativo a la legislación vigente.
No cabe hoy día admitir que el aludido plazo pueda quedar en suspenso
por el hecho de haberse instado la
conciliación sindical, que, por otra
parte, ptiede la Magistratura del Trabajo solicitar, a posterior! de la interposición de la demanda que se intente en la Central Nacional Sindicalista. En las reclamaciones por
despido entabladas contra el Estado,
cuando éste ostente la condición de
empresario, no cabe tampoco la suspensión del plazo mientras se trata
de agotar la vía gubernativa, pues
dic^o plazo ha de entenderse que ya
no ea de prescripción, sino do decadencia. Análogo criterio ha de mantenerse con respecto a las demandas
deducidas por agentes ferroviarios
contra sus Compañías, en tanto se
tramita la preceptiva reclamación
previa, que puede conceptuarse como
una especie da " r e p o s i c i ó n ".—
(H. M. O.)
JOSÉ M." TALLADA PAULI : El ciclo eco-
Sterrista üe Trabajo.
Número 1, enero 1945.
nómico y él paro forzoso.
La guerra actual ha enseñado a loa
organismos económicos nacionales a
aumentar o disminuir rápidamente el
JOSÉ PÉKEZ SEEEANO: "Caducidad" o
"Prescripción" en la acción por des- volumen de determinadas producciones e incluso a cambiar radicalmente
pido.
la índole de sus industrias. Entre loa
El plazo que para ejercitar la ac- planes para la lucha contra el paro
ción por despido establecieron las le- forzoso, uno de los más importantes
yes (Je 1031, 1935, 193G y 1041 era y de más acabado estudio os el reun plazo de decadencia, prefijado pre- cientemente presentado al Parlamento
ceptivamente i'OT la Ley y no sus- ingléa por el ministro de Reconstrucceptible do ampliación voluntaria o ción. La frase estampada en el coconvencional ni, por ende, de suspen- mienzo da dicho proyecto expresa
sión o. interrupción. Mas rigurosa- que "el Gobierno acepta como uno
mente se impone ya este principio en de faiia elementales deseos y responel texto refundido do la Ley de Con- sabilidades el mantenimiento de un
trato do Trabajo de 26 de enero de elevado y estable nivel de ocupación
1044, que califica QI plazo como de después de la guerra". Dos condiciocaducidad. Por consiguiente, la tesis nes son esenciales, según el proyecto
123
RESEÑA DE REVISTAS
inglés, para evitar
los fenómenos de
depresión: 1.a Que el total de gastos
en bienes y servicios no caiga por
bajo de un nivel que da origen al
paro forzoso. 2." Que se mantenga rasoEablemente estable él nivel de precios y salarios.—-{M. M. C.)
JOSS TOIIASJA CÁTEDRA.: La preparación para el trabajo y el aprendizaje en la legislación espafwla.
Con el presente trabajo recoge el
autor cuantas vigencias presante la
legislación española (docente y laboral) en relación a los puntos anunciados, para ver de lograr así el esquema de laa normas que rigen esta
fundamental y primera basa en la
prestación del trabajo: el conocimiento del mismo por la preparación
o el aprendizaje. Queda excluido de
estas notas el estudio que indudablemente les daría mayor brillantez y
que estaría formado por los precedentes históricos y comparados: el
aprendizaje en los gremios de la Edad.
Media, sus formas de manifestación
y existencia, etc. En la actualidad, y
desde el Decreto de 19 de septiembre
do 1931, todaa las materias, así como
las enseñanzas comprendidas y reguladas por el Estatuto de Formación
Profesional, pasaron a la competencia del Ministerio de Instrucción Pública, hoy de Educación Nacional.
Desde esta disposición queda, pues,
fuera de la competencia del Ministerio de Trabajo cuanto se refiere a las
enseñanzas teóricopráctieas que se
cursan en laa Escuelas elementales y
superiores de Trabajo y Escuelas Industriales.—(II. M. O.)
toria, principalmente en la doctrina
de los canonistas y en las ideas liberales de fines del siglo xvm y Xis.
L<a idea del 'salario mínimo se impone
en todcs los países, independiente de
las formas de Gobierno; se ocupa del
salario mínimo la XI reunión, de la
Conferencia Internacional de Trabajo <ie 1918. Los partidos obreros aceptan el salario mínimo a través del
contrato colectivo. Analiza Maravalí
(Héctor) el concepto de salarios mínimos en la-s declaraciones de seguridad social de Santiago de Clüle,
Cuba y en la Conferencia de Filadelfia, estudiando las situaciones ds excepción que se producen en la política de salarios con las medidas de congelación adoptadas por el poder público en los países beligerantes y que
han supuesto en la mayoría ds los
casos molestias que pesan, por lo general, más del lado del obrero.
Finalmente, traza una comparación
entre el concepto estático de salarios
tal como se entiende en el Derecho
de Trabajo; en el Contrato de Trabajo y el concepto dinámico de salarios que Se tiene dentro del campo de
la previsión social a efectos de fijar
las cotizaciones a los regímenes de
Seguros Sociales Obligatorios y de
percibir las indemnizaciones, etc. Destaca finalmente el autor cómo se va
aceptando la doctrina de la competencia exclusiva de los organismos
oficiales para fijar los salarios, es decir, loa llamados salarios administrativos y acaba moatrando la evolución
producida en el concepto de salario,
convirtiéndose en un concepto técnico más bien que político.—(E. M.)
JOSÉ
BOKKEL MACIA: OrgatúsaeMn
científica del trabajo.
BEevista s3o
Número 8, febrero de
Los aspectos sociales do la racionalización han sido objeto de discusión
y estudio por parte de numerosos técnicos, sociólogos y economistas, y no
HSCTOE MAHAVALL CASESNOVES: La
llegó a agotar la materia el "Boletín
dsspoHiisaoión del concepto do sa- Internacional
del Trabajo" cuando en
lario a travos de la técnica social 1931 los resumió
en uno de loa volú¿uritUoa,
menes de la colección "Estudios y DoEli autor estudia la aparición del cumentos". Son varios los autores paconcepto de salario mínimo en la his- ra quienes una de laa finalidades de
127
3KSK&A DE ESVIgS'AS
ViCTQB
dichos métodos de organización
tífiea del trabajo—y quiaá el princiior'&o
i® £® S» s®gttrd?Ml
pal-—no es otro que conseguir el efecsedal.
to máximo con el esfuerzo mínimo;
reducir el precio de coste, evitando el
La ssgurklsd política, ecoraáialcs y
despilfarro de materias, de energía, social, constituyen en « f e hora una
do tiempo y de capitales. La Organi- de las raásiinaa preocupacioB.es ele las
zación Gioatíñca del Trabajo, como estadistas da todos los países. 3La estodo progTBí» industrial, representa gurídad Bcoial tiene, por conaiguienís,
rana variación en las condiciones en na eólo por su contenido, sino tíisnque los operarios afectados haa de bién por su eírplritu y propósito, «s
llevar a cálao su labor. Bata reper- ámbito muy superior a los gsgtireo
cusión, favorable o desfavorable," sc- sociales y no puede comfunfflvno cea
g&B. los casos, es niuy Jifíeil de va- eHos, ni siquiera con ©I seguro uníü~
lorar en términos concretos por feü- eado o seguro total, de s;uert,3 qus a
ía de elementos ewüeieatea de je
sus innúmeras e iniportaatísiaiss
(3. M. O.)
atenctonea no podrá subvenirle oa.
ningún país con los recursos propica
de las instituciones de previsión, coaatituídos con e,rregio a loa cálouloa setuarieles, siendo en absoluto preciso
realizar no pocos de BUS ñness con
3, TAanso ée 19.'j$.
fondos psosupueeAesios obtecídoa do
ia tíciloiitscián g-aneral, ya que no es
.TOAN BAUTISTA Goans:
tolde es ha declarado quo la segurirelaoloítea sociales {ssgún
dad social coaetitiiye un derecho fua~
Vives).
dscaental humano, que lia cls alcaaAsí como pueden construirás
zar reconocimiento universal. Por eso
gieamento tantos sistemas geométri- ea ©1 pisa inglés e© éiae, qao, en cusacos como dimensiones se prefijen B tos to al coste del raismo, ao se trata do
cuerpos, de Bsmejaate modo paaáon si un país puede o no a£roa.ta?lo, sino
forjarse tantos .sistemas sociológicos raña bien cámo ha d© Iiaeeris feonta,
como definiciones se formulen sobra ys. que, mcliseutiblercioato, la seguriel sor, la naturaleza y el fin del hom- dad social ha de pagasse da un mofes
bre. Observé esto mismo Juan IJUÍB o de otro. S'áoilmeiiía ae ü&áuee, par
Vives, y expuso y refutó breve y aS- eoasi.gTiian.te, oue la asguridad soclaj
eazmente laa principales teorías fina- ha de eer en el imnociiato ponrenir,
listas en sus opúsculos Asiles Legi&tn tras las ruinas da la guarra, uno üa
e In heges Cicerovñs. El amor, prin- loa fines principales a que ©1 Justado
cipio de laa relaciones iinraanas. El ha <ie atentar para prcporeionax a
amor es cormaturaJ al hombre, y prin- todos ®U3 subditos, mediante una adecipio de su felicidad. Sin amor, la coacia • combinación da loa segures
vida del hombro BB reducá a la vida sociales y de la saistoneia, les meanimal; ni ¿siquiera eorá vida, sino dios precisos para «Msi'raísr ú® BÍÍ
muerte. No está, viva quisa no ama. bienestar rníEimo qua permita &1
Igualdad y diferencia. Igualcjg por na- hocabre, "libre fiel temor y do la siaturaleza, son desiguales los hombres cesidad", desarrollar plenamente topor sus cualidades o prendas perso- das stts ener?tíaa áüaicaa y espiritesnales. Reauoltsi es la «nsefiaaaa do lea.—(H. M. O.)
Vivos: "Y porque todoa somoa igualas) según el espíritu, y no hay diferencia entre el rey más poderoso y
el más hurailda muletero o ol siervo J E S Ú S Í;H;ÜSKI3£I,ÍII: Il9fcsssi<tr.tí;o mate
rnás ínfimo, estamos a un ITPKKIO niÍJM «jete de infretodón.
vel, tenomos la misma parte en loa
bienes, en loa que son de natte p.Iasa
Ela Isg infraeoíoasa a la legislíiciéa
eóio espiritual".—(H. 13. G.)
•Sel tratero ea •flan oíamprc raía coa-
128
RESKÍÍA DH REVISTAS
clucta antilegal, un daño social, y
puede darse un perjuicio individual.
Al decidir sobre la procedencia o improcedencia de levantar un acta cié
infracción, y al determinar la cuantía
de la propuesta de infracción, deíte
tenerse en eueaia la entidad y circunstancias de estos tres aspectos do
la infracción, que siempre deberán
examinarse considerando que eetáii
comprendidos
en el artículo 68, páríraí'o 1.a, del Reglamento de la Inspección del Trabajo. Las resoluciones
de loa delegados de Trabajo deberán
remitirse a la Magistratura, aunque
los perjuicios ocasionados a los taibajadores no sean económicos. A este
íln deben fijarse las normas para que
los Magistrados puedan justipreciar
estos perjuicios.—{B. M. G.)
di©
Número h> abril da 19!¡.5.
MANUEL MASTÍN PETXT: IM posición
de la Iglesia Católica ante el problsvnft social,
La Iglesia es, lia sido y será la ciudad de los pobres y de los menesterosos; va a elevar, a dignificar la
condición de obrero, porque 0]jrgi-o
fuá su divino fundador. Esta parte
menesterosa constituye la parte predilecta de la Iglesia y en la inmensa
masa de gente de quien se compadecía Cristo, y así lo podemos observar
en el santo Evangelio, en aquellas palabras que el evangelista San Marcoa
pone en su boca: "Misereor super turbara" (tengo piedad da esta gente).
En materia obrera y social hay en la
Iglesia un trípode básico: a) la abolición de la esclavitud; b) las asocioiialcs profesionales de la 3dad Media conocidas con el nombre de "gremios"; c) las grandes encíclicas de
loa Pontificas en materia social, entre
las quo descuellan la "Rerum novarum", sobre la condición de los obioros, de 3.5 de mayo de 1891, y la
"Quadragésuno anuo", sobre la restauración del ordon social, do 15 de
mayo de 1931.—(ff. M. O.)
L. HERXJUSTZ CANO: La, colaboración
de las empresas en el régimen protegido da la vivienda.
El régimen protegido español, instaurado por Ley de 1® de abril de
1939, se íbass primordialmente en el
espíritu do colaboración y anidad de
todos loa organismos, corporaciones y
particulares ola Hispana para afrontar
una tarea tan trascendente cual ea
la do dotar de Twieacla a las clases
menea pudientes. De acuerdo con el
anterior sentido íunclamontel ele la
Ley de 18 fie abril, la Organización
Sindical croó el órgano adecuado para
dar amplitud y €;íieacia nacional a su
acción como poderosa entidad colaboradora del Instituto Kacional de la.
Vivienda. Pero siendo la Organización Sindical el exponento máximo de
la vida económica, es lógico suponer
que de los diversos medios do acción
do que dispone la Obra Sindical para
lograr la mayor y más rápida extensión de la aplicación del régimen de
"viviendas protegidas", uno do los
mas importantes, en atención a las
amplías perspectivas y grandes posibilidades que su utilización ofrece, es la colaboración de Errmresas.—•
(S. M. O.)
ANTONIO QGKEIA AGUILÓ: La, partici-
pación de Ion productores en los
beneficios (le íes empresas.
SI postulado de la participación de
los obreros en los beneficios de las
empresas venía figurando- en las recomendaciones do Asambleas y Congresos de carácter internacional. Hubo conatos para su implantación en
Cnocoslovaquia, Austria, Noruega, etcétera, sin haber llegado a imponerla,. l>a repartición do beneficios entre
productores y empresarios supone establecer un positivo interés que liga
a todos les componentes de la empresa en el anhelo común de un mayor
rendimiento, que también a todos alcanzará proporeionalmente, .siendo el
premio al esfuerzo flslcointeloctual al
servicio de la producción, para nacer
realidad la unidad do los factores de
la producción (empresarios, técnicos
,KSSÑA DS REVISTAS
y productores) en una persona jurídica (empresa) para el cumplimiento
y satisfacción do su misión econóraicosooial y engrandeeisnieiito <i3 la economía nacional.—(H. M. O.)
Eevlsta Intersuaoiomail cíe S'
Número 8, vol. Vil, ocitíbre-éiciertihre 1.944.
SALTADOR HINGUIJON :
La cuestión, del
•progreso.
La idea del progreso ocupa en la
conciencia de la Edad Moderna un
lugar que podemos llamar central. Ya
no ea un dogma, sino un toma a discutir en cuanto a su concepto y a
eu realización.
La idea do progreso corno realización histórica era desconocida en,la
antigüedad. Los antiguos mitos del
Oriente reclamaban la degeneración
continua de la humanidad. La aparición en la historia de la idea de progreso ha de sor atribuida al Cristia.nismo. Aunque Séneca alude al progreso tan sólo se refiere al científico.
Para San Agustín, hasta las herejías contribuyen al progreso en el estudio y conocimiento do la Fe.
Con loa enciclopedistas franceses y
los positivistas deja de considerarse
el progreso como una concepción subjetiva y se afirma como una realidad
de nuestra historia. El progreso no
es otra cosa que un desarrollo armónico de la naturaleza humana. Los fenómenos sociales son modificables y
eu base es la extensión continua de
la libertad.
Para Espencer, el progreso orgánico consiste en un cambio de lo homogéneo a lo heterogéneo. Conite admite entro límites muy estrechos la
transmisión hereditaria do ciertos perfeccionamientos.'—(L. B. B.)
ANTONIO PESWÑÁ RODEIG'CEZ: La Sin-
seftctwsa de la Sociología y la, Universidad Española.
Ha de nacerse una revisión del neologismo "Sociología", con el que Au-
gusto Comte deünió 3a ciencia de la
sociedad como objeto independíeato
"del conocimiento. La Sociología ha
pasado a ser una exigencia permanente para la actual posición 'del espíritu científico. 101 "espíritu sociológico" impregna hoy, aun inconscientemente, el pensamiento de la gran
generalidad de los tratadistas y teorizantes de laa más distintas ciencias,
y de aquí el imperativo inexcusable
de introducir en el plan de estudios
universitarios asignaturas que especialmente tengan un con', anido sociológico, como disciplina universitaria
sustantiva.
En nuestra Patria, únicamente . a
través de la "Economía política" y
de la "Política social y legislación
comparada del trabajo", e ntre los juristas, y la "Sociología" de la Facultad de Filosofía y Letras se prestaba atención a los problemas sociológicos, si bien la Facultas do Ciencias Políticas y Económicas introduce ea sus estudios las asignaturas de
"Teoría de la sociedad" y "Sociología". No obstante se impone la necesidad de establecer una asignatura
propia que guardo más relación y
contagie a otraa espeeializaciones el
gusto y sentido de lo social.
La ciencia íntegra del derecho ña
^ do nutrirse de una triple raízT la Fi* loso!ía, la Sociología y la Técnica
jurídica. La introducción de los estudios sociológicos en la Facultad de
Derecho sería una buena base para
proporcionar una formación adecuada de los alumnos, a quienes en muchas ocasiones se lleva al terreno de
aquella disciplina sin la preparación
general adecuada.
Si Henri Hauser llamaba a Puffendorf "el padre de la enseñanza social", sosteniendo la tesis de que las
ciencias sociales comienzan en el Derecho público, se comprende la gran
iitiportraicia que ol problema sociológico adquiere en laa enseñanzas universitarias, que ha sido recogida con
especial cuidado en las Universidades
extranjeras. A tal fin señala las distintas modificaciones sufridas en Europa, desdo la asignatura "Teoría do
la sociedad", en Alemania, hasta la
KESEÍ.'A BK
"Sociología judaica" y "Filosofía social" fie la Universidad hebrea do Jcrasalón (Palesüea), pasando por loa
distintos centros universitarios de
Francia, Inglaterra, Países Centro
Ensopaos, listados Unidos, América
Española y Asia. La Sociología es
ciencia sin fronteras, que no depende
do nacionalismos y regionalismos, ni
tampoco de la "genialidad" de un Mecenas o de un Ministro de Instrucción
Pública.—(h. S. B.)
RAFAEL GAMBKA CIUDAD: persea» y
tud extraordinaria dentro de la doctrina social. Hedíante ella, se trata
no sólo de asegurar y defender a la
humanidad el toporo biológico de que
cada generación es depositaría, sino
d© acrecentarlo cu buena medida para
entregarlo eiuiquecído a la siguiente.
Pero lie aquí que esta cuestión de la
Higiene Racial es ocasión propicia a
las interpretaciones más extraviadas
o a las discusiones científicas, morales y políticas más acerbas. Este trabajo del señor Quinta,a realizado con
una minuciosa escrupulosidad, atrás
no sólo por lo original de su concepción, sino por la profundidad con que
se estudia los distintos puntos de vista más disparea.
El despliegue vital de catía hombre
•es una resultante de la acción, conjunta de la herencia, el medio y la
educación. Están, pues, íntimamente
enlazados dos conceptos distintos de
la Higiene Racial: ol do loa que creen.
en la conservación de la puresa de
una raza determinada como tares
principal, y el de los que aspiran a
la preservación de la salud hereditaria de cualquier comunidad o grupo del linaje humano. Señalan los antecedentes históricos do este hondo
problema que tiene su repercusión en
el siglo XVIII planteando una serie de
cuestiones a dilucidar independientes
de toda consideración de tipo filosófico o moral. Termina afirmando que
un error terapéutico basado en una
falsa doctrina, arriesga la vida de
una persona o de un grupo de ellas.
Un error de política higiénico-racial
puede negar el ser a millares de hombres capaces de las más bellas creaciones para la humanidad.(i. B. B.)
Sociedad.
Se estudia la Sociología como completo sistema filosófico; es decir, con
una interpretación no individual, sino
personal de la Sociología ."No es lo
mismo individualidad y personalidad",
escribía Minguijón. Lo uno es concepto negativo—al d© la indivisión—;
el otro contiene determinaciones positivas. Sólo deteniéndose en la persona y entendiendo la ciencia personal del individuo so puede comprender a, la vez al individuo y a la sociedad. Tras un estudio de las concepciones de Berdiaeff, Foorster, Sclieler, el edonismo moderno de Hoffding-,
la transmisión de ideas de Brurtner,
llega a la conclusión de que, entre
las tesis sociológicas sobre la naturaleza de la sociedad—la mecánica,
la biológica y la psicológica espiritual—, es esta última la que está más
cerca de la realidad. Y es por esta
facultad ideológica o intelectual, por
la que participamos de ese mundo espiritual, lleno de sentido, que reconoce su origen y a la vez su fin en el
supremo valor religioso. Ofrece como
conclusión, además de la estructura
espiritual y personalista do la sociedad, otros dos términos que se com- P. JAIME POT-ULA, S. J.: ha Eugenesia y el certificado prenupcial.
penetran con aquél hasta formar un
todo homogéneo e indivisible: uno, reEste delicado pdoblema de la Eugeferente a la educación, y el otro que nesia puedo dar lugar a extraltmitahace mención del gobierno de los cionoa en un todo opuestas a los depueblos.—{L. S. B.)
rechos de orden superior y de la
Iglesia. El P. Pujiula plantea ol proPKIMITIVO DE LA QUINTANA: Posibiliblema de si "el certificado prenupcial
dades y Límites de la Higiene íSalia do ser objeto do alguna 'uey o discial.
posición jurídica, o en su defecto, ea
El problema de la higiene de la máa bien una cosa totalmente libre.
raza ocupa hoy un campo á® ampli- Analiza detenidamente las tendencias
131
BEHENÁ DE EKF1STA3
qua influyan en los límites de ambas
esferas, creyendo poco prudente aceptar las indicaciones de tos que hacen
atmósfera sotes uaa legislación civil
intentando nacer obligatorio dicho
«ertiücado. Ko ce la Ley civil ia que
ña de regular los matrimonios, ni intervenir con prohibiciones. Será el
confesor, a quien el pretendiente descubra su alnas, el que podrá hacerle
presente BUS obligaciones de concieneia.
finaliza eu trabajo aduciendo una
serie de razones que contraponen el
sentido católico a los incontables
errores de ios eugeiÉstas modernos.
Frente a los que argumentan exhibiendo la adopción que en defensa
del certificado prenupcial .han realizado 27 Slstades norteamericanos y
europeos, opeas si P. Pujíula la máxima de un gran pensador: "Non
quod íit eed quod fiero debot." Nunca el nombro cuerdo lia de tomar por
norma lo que se hace, porque íii io
que ¡se hace no es lo que se debe hacer, es reprobable y nunca se lia do
Jiaeei", aunque todo el rateado lo Mciere.—(L. .3. 13.)
SMcífa d© EinfoíSKacJéEi efeü Imsfitoio
j>Tacíojiiji3 á o E'rfoi'ísiSn.
Bmsro ils 19J-.5.
Hiflí» SILVKSTEE, ANTONIO: Interés paílpAjógico y etíuüaclOT de Ion Colon
oseoíares üe P-revis
Trabajo de divulgación en el quo
se nos muestra al Coto escolar—agrícola, forestal, apícola o pecuario—
como el mejor instrumento para forjar en el alma del niño ol sentido y
espíritu del lautualismo, toda vez que
a través de esta Institución «e establecen vínculos firmes y duraderos
entre sus miembros al obligarles a
realizar de manera metódica y ordenada ciertas tarea.» y actividades en
interés común, cuyo rendimiento no
es objeto da consumo inmediato, sino
que so destina a satisfacer determinadas necesidades de los aíiliados provocadas por situaciones da adversidad
o infortunio.—(M. U.)
lí
Febrero de 1945.
TOMfi BONAj JAYIKK M . : El papal del
tlennaiologo e» ia M'SéÁoívia dtil
Trabajo.
La Traumatología, además de ia
rama inicial, es también la más teaportante y estensa de la Medicina
del Trabajo. Sin embargo, dentro de
ésta, son innumerables los casos en
que se precisa la intervención coajunta del cirujano y del especialista
en caferaaedades de la piel. Tal acontece en las1 dermiíir parateauínáticaa
y paraquirúrgieas, ya sean de origan
químico, infeccioso, o respondan a
causas o estados anteriores, como
ocurre en el grupo de eczematosos
predispuestos o potenciales. Esto, sin
contar con el amplio campo que ai
deriD.atólog'o ee le abre con motivo
del tratamiento de las dermitis profesionales, acerca do laa cuales el autor do este artículo tiene que remitirse a datos y antecedentes estadísticos
tíe Estados Unidos y Gran Bretaña,
ya que en España no existen estudios
de este género sobre la materia; cerrando su interesante trabajo, con ia.
indicación de la importancia quo revisten en la lucha contra las enfermedades profesionales de la piel, los
reoonooimiontos previos y periódicos
y la adopción obligatoria do medidas
profilácticas.— •&!• U.)
MAETÍ B
Total.
C.: MI Seguro Social
Después de unas breves indicaciones acerca de la función de los Seguros Sociales en relación con el trabajo y el salario y de enunciar las distintas fórmulas de aplicación de lod
miamos, so sustenta ia tesis do que,
jurídicamente, el "Seguro Social Total" descansa en estos dos principios:
I.» La pluralidad de riesgos no determina el nacimiento de derechos diversos e independientes respecto de cada
uno de ellos; y 2." La unidad del Seguro no responde a la igualdad del
riesgo (que ixo ejáste), sino a'-la identidad del derecho que tiene todo tra-
SJíSEÑA PK ESVISTAS
bajador a satisfacer la necesidad resultante de cualquiera de ios riesgos
típicos y generales que, como tal, pusden afectarle.—(US. U.)
BEKAYi MAE'JPÍK. SALYADOE : Aspectos
procesales del Seguro (fe Mnfer•nioáoid.
Estudio d© orientación práctica, en
el quo después de rasuaúi1 log principios básicos en materia de, jurisdicción y régimen contencioso de los Seguros sociales, se esponen, con perfecto orden y rig-or sistemático, las
normas cte procedimiento a que 6.aban ajBsíarsa las cuestiones y controversias que se susciten con motive»
de la implantación. r?e.l Segura oliiigstorio de línfermedacl—pcí. U.)
1SIT2WI, EDILÍBDO : La Mutualidad «c
la FVevis&ón.
por el que se fijan, las Taeg-aa para Is
iiiipiantación Oiel Seguro total^ deter¡2Ja£i oac: "Los supuestos de invalidez e feeapaciclacl ip3EKir.aea.ie para
ci trabajo, quo en oí proyocto ss estableces, se cntender-áii siciapi'e referiólos a los casos ea flus fuere inipoítible o no fie lograre la í-ecdEsacióii
CÍ rsaclaptacicn prc:?asional del productor, en condicionas qas le pcraiitaa obíenei" ima resjauneí-aeién análoga s ia qiia iiaMtiíalrjaeate persiMs."
A la vista de este princi|>io, el ííocíor Hogalcs Pueitas essalía la iuipartasicia de Ja i'eliaíoiíitaoióa ea los
casos te incapacidad producida por
enfermedad o accidente de trabajo,
y estiro» quo e! ÍÓITMHO "reíialaílita-.
cicsi" debo entenderse eoaio sq».i¥alente ai de "colocaoióa1",, sicaapre que
ésta sea adeeasfis y gaa-Tle la debida
relación con la capacidad residual fiel
individuo.
Al propio tiempo qiis señáis las
santias; a que detoiera ajustarse la r<asdsptEcióa y reincorpoí'sción al teaÍJO,JO de los pi-QóxicboTSs iacapaeitatlog, indica la conveniencia fie esíaWecor un Servicio oficial de Rehabilitación bajo la íEtniediata depsntíeiicia del instituto asegurado?, cae
í'uncioiie en eoaeiiión. íntinia con ia
inspeeeíóti Macuca cíel Seguro Tota?..
(M. 17.)
' í r a lo a j o puramente inforaa&tivo
acerca del gobierno, administración,
recursos económicos, prestaciones y
bases técnicas de esta Mutualidad
(creada por una disposición estatutaria de la Ley fundacional del Instituto Nacional de Previsión), que tiene por oíojeío la constitución de
pensiones de jubilación e invalideti y
j-entaa de viudedad y orfandad. El
éí'A líiafJísaí© i f
desarrollo e incremento de ¡sus operaciones, aaí como la solidez de su
Febrero do tS>.':S.
situación financiera, aparecen contrapuestos a log resultados que pueden
H E S M B S AeiESAlnA P . : Mi Bc-ffuro 4o
obtenerse dentro de un sistema muMfiferKieeia.il- en fe (Jajá -sis Seguro
tual de tipo empírico y quo el autor
o'bligttio'ño. Normas geti^mílee pajuaga condonados ai más compisst'í e
ra la eficacia p eeo-no-mía ñg las
irremisible <le todos loa fracasos - limsiuciovtes niéilloas, págs. 48-60.
i¡as TíOí'íXiíif, enunoiatlaa ca este
trabajo aparecido en la Revista Provtsión Soaisl, de Santiago de CMfc
—jiüio-septietiibi'e .1943--, van preceJEÍÍ FOBETA: 1,8 roh
fií'ofosio:i(fi ¿1-3 lof; intJÚMiíos aaíes al diólas de enantes datos estadísticos
lian poíliclo jíetüiirae acerca de cada
jücyuro
foiiii.
«na ele Isisi saaterias a, <|ue las :HIÍBEl 'Afimeiv IIo del sitíenlo 2." del luas so Te-ñevon. De esta maneríi se
Tiiaitiialisa coa la nacc.Kaíia p;:6oisíóa
Decreto ¿e 2S (1Q diciembre úitirao,
Aln-U
ño :l!)J:S.
3E3K1ÍA
y exactitud la trascendencia <3e las
modificaciones que proponen en cuestiones tan importantes como sin duda lo son las de organización da sf-~cvicios, hospitalización prestaciones,
examen sanitario para el diagiióstico
precoz y asistencia farmacéutica. En
i-elación a esta última, se considera
Indispensable incorporar al campo legislativo loa principios formulados
por el profesor de la Universidad de
Bruselas, Edgar Ziing, para evitar los
¡riesgos de la tcnieoterapia, la polif&rzaacia, la terapéutica sintoHiá-tiea
y tantos otros que constituyen serias
y graves amenazas para el normal
desenvolvimiento del Seguro social de
Enfermedad.
Mar ¡so do
HEENÜJí BOMBEO: Formación vMiversitaria del médico o» relación, con
la Medicina social, págs. 97-10-3.
La profunda y rápida transforma^clon qua en el mundo está experimentando el ejercicio profesional do
la Medicina ha determinado que se
estime imprescindible una exquisita
sensibilidad social en el médico, lograda a través del necesario conocimiento y comprensión de los fenómenos colectivos. Al expresado objeto, el doctor Hernán Romero, profesor de la Universidad de Chile, propone en el "Boletín Médico-social de
la Caja de Seguro obligatorio"—julioseptiersbro 1944—la creación de una
cátedra de Medicina social que tan
poderosamente habría de contribuir a
que el futuro médico decidiera orientar su actuación en el campo profesional, particular y privado, o ea el
del ejercicio de la Higiene y Medicina pública.
Abril de 1H5.
soctól rural.
A, EUSEBIO: 8egurida4
lia Ccaüerencis intoraíaeicicana de
Seguridad social, celebrada en Santiago de CMIe durante si mes de sep-
134
tiembre úa 1842, ge pronunció ea favor fie la extensión del Seguro cíe
enfermedad a todos loa asalariados
de la ciudad y del campo, problema
este último objeto de la máxima preocupación en múltiples Congresos y
Conferencias internacionales, y qiu-s
Chile tiene planteado en un terreno
esencialmente práctico desde el año
1925, en que adelantándose c, los restantes Estados del Continente americano, otorgó a los trabajadores rurales loa Toeueñeioa establecidos on
favor de los obreros de la ciudad.
El Di". González Laura, que tiene
a su cargo la Sufedirección de los Servicios inédicoa de Jos Seguros sociafe obligatorios en dicho país, señala
en su artículo (publicado en el "Boletín 3-Iódieo Social de la Caja de Seguro Obligatorio", correspondiente a
julio-septiembre de 1944), la necesidad de perfeccionar el funcionamiento da los mismos en el campo-, coordinando a tal objeto la actividad de
las diversas instituciones de Sanidad,
Beneficencia, Municipalidad, Sociedades particulares y Cruz Roja, en términos que permitan suprimir totalmente las actuales Estaciones Médico-rurales y establecer "Centros primarios" debidamente equipados que
constituyan o representen un punto
intermedio entre loa puestos rurales
y loa consultorios, medida con la que
cree posible lograr una perfecta racionalización de loa servicios médicos
en el campo.- -(M. U.)
J A. J.: GowüenUinoia de extender la Seguridad social a 'tas
Instituciones no lucrativas.
A diclia conclusión lleg'a el autor
de este artículo publicado en el número do "The Social Socurity Blülatin" del mes de agosto de 1944, al
concretar su criterio y autorlaadlsinia
opinión como Presidente del Departamento fie Seguridad social <ie los
Estados Unidos con motivo de las psticionos ante el mismo formuladas por
los «niploaclcf! do instituciones no lucrativas cuyas actividades y retribución en. ocasiones en nada difieren, áe
las correspoiitlientag a quienes pres-
KE3EÍÍA BB
tan sus servicios cu empresas industriales o mercantiles.
Tras de poner de manifiesto que es
muy escaso el número de dichos trabajadores que voluntariamente participan en regígenes privados cié pensiones de retiro, analiza las ventajas
que obtendrían al ser incluidos en el
Programa del Seguro Federal en
consideración a las cuales estima necesario nacúificar la Ley de Seguri-
dad social ea el sentido de concederles los beneficios fiel sSeguro de Vejez
y Sjparvivencia y i ° <3&l Seguro médico y de hospitalización indepsn(lieiiteiiaento de lasTCforrB.a,sque bayas, de practicarse para llegar a la
cobertura del riesgo cíe pérdida del
salario en loa supuestos d© incapacidad, cíe acuerdo con la recomendación
que ya fue hecha por el Departamento do Seguridad social.—(M. II.)
'AS INTERNACI'
Eevtoía
(Momtreal, Oanaáá).
Vo\ XXXI, núm. 1, enetro de
, A. I?.: ¿os prohlepias de,
seguridad social
ée los trabajadores
industriales (>n la India.
El autor d© este artículo, profesor
de la Universidad de Allahabad, señala el hecho verdaderamente paradójico de que no obstante haber sido
reconocida la India por la Sociedad
de Naciones como uno de los ocho
países de mayor importancia industrial con representación' permanente
en el Consejo de Administración de la
Oficina Internacional del Trabajo, no
cuenta, sin embargo, con ninguna
rama de Seguros sociales obligatorios
que pudiera servir de base para la
implantación de un sistema de Seguridad social análogo a loa que otros
Justados tienen en proyecto.
Justifica dicha anomalía, mucho
más aparente que real, por la extraordinaria influencia que en la India
ha ejercido el principio de unidad de
la familia, conformo al cual los trabajadores que se habían desplazado
a los centros urbanos, contaban siempre con la protección que debían dispensarles sus bogaren aldeanos respectivos en caso do enfermedad, paro,
vejez o invalidez para el trabajo.
Aún m u y debilitados aquellos
ALES
vínculos familiares, es lo cierto que
ninguno de loa sistemas propuestos o
adoptados en otros países ha conseguido desplazar a las formas primitivas de amparo que la propia comunidad familiar aldeana todavía sig-uo
ofreciendo ea algunas provincias y
territorios; con la inevitable consecuencia de que el núcleo, cada ve^
más numeroso, de trabajadores industriales que rompieron todo lazo
con sus aldeas de origen, se vean obligados a recurrir a la caridad pública
para encontrar alivio en sus situaciones o estados de infortunio.
De ahí que el tema de la Seguridad social ocupe en la India un lugar preferente en el plano de los problemas que exigen inmediata e inaplazable solución. Nc se le ocultan
al profesor Agarwalla Iaa enormes dificultades de orden político, religioso,
social, económico y aun. psicológico
que será preciso vencer hasta conseguir un amplío régimen nacional de
Seguros .sociales que tanto contribuirá a elevar el nivel de vida de los
trabajadores industriales. A obvierlas
se dirige- el reciente informe emitido
por el profesor Adarkar, que en marzo de 1943 fue encargado por el Departamento de Trabajo del Gobierno
de la India de preparar la implantación del Seguro do enfermedad. A dicho informe, cuya próxima publicación anuncia la "Revista Internacional del Trabajo", sirve de anteceden-
185
E E E E N Á DE REVISTAS
te el estadio que nos ccupa por cuanto en él ya Es indica la necesidad de
establecer tíiclio Seguro como punto
de partida para ulteriores y más ambiciosas realizaciones.—(Si. ~¿J.)
prenden 114 tarifas de salarios mínimos.
Como no se dispone de ningún
cálculo cuantitativo del total de trabajadores beneficiados con el nuevo
sistema, ni tampoco del alcance de
estos beneficios, considera prematura
WBISS., HASEY: Fijación Sol salario
el autor cualquier intento fie medir
míwAfíiQ de adíenlo con la Ley de los efectos económicos de la reforma,
ivorma-s Equitativas de Trabajo cíe
así como todo pronóstico en torno a
ios Mstados UnMos: ha íoibor de los las consecuencias que necesariamente
cotnités industríales.
habrán de producirse al 'borrar casi
por completo las diferencias geográ3L-& índole puramente informativa ficas decarácter regional o local, y
de esta artículo acerca cíe la activisuprimir en absoluto las quo antee
dad desarrollada por los Comités in- existían en consideraciones al seso y
dustriales que, de hedió, ultimaron su raiza de los trabajadores. Es evidente
labor con mi adelanto fio dos años soque en época normal, al desaparecer
bre la fecha inicialmente provista, en. estas diferencias y atenuarse aqué•nada disminuye el gran, interés que llas, se hubieran ocasionado restricsiempre ofrece toda exposición miciones y desplazamientos en el emnuciosa del plaa y procedimientos sepleo, hoy de muy difícil estudio, a
guidos para dar vida y realidad a lo causa de la íntegra absorción del poestatuido en una, ley; interés que en tencial humano para atender a las
el presente case as todavía mayor por
necesidades de la guerra.—(M. U.)
el extraordinario alcance e importancia de sus disposiciones, encaminadas
a elevar el salario míaimo fie los trabajadores empleados cu el comercio Núm. ó, vo'L XX2Z, -noviembre de 19k-i.
intcrestatal y en la producción de
üe
ííN' EIGGINS: La
mercancías para dicho comercio a la
Inv(f'"!ñanes Publicas de los
cantidad de. cuarenta centavos por
Unidos.
llora.
Para llegar a esto resultado, que
Con motivo de la aplicación de las
afecta a una masa aproximada da 21
Recomendaciones referentes a la ormillones de trabajadores, se ha preganización nacional de las obras púcisado el funcionamiento do 71 Comités industriales integrados por repre- blicas ele los años 1937 y 1944. la Organización Internacional del Trabajo
sentantes de los patronos, de los obreros y del público, participación esta ha, creído necesario el intercambio de
informes de los diversos paisas acerúltima que los hace esencialmente distintos de los "Consejos de salarios bri- ca de los -diferentes problemas técnicos que pueden SÍ urgir en el estudio
tánicos". XJS constitución de dichos
y cumplimiento práctico de esos proComités íué precedida de la determinación, por el Administrador do la gramas.
SI presento artículo es el primero
División do Salarios y lloras dependiente del Departamento de Trabajo qu© da a conocer la Oficina Internado los ¡sectores industria-leí; afectados, cional, y en síntesis puede decirse qi?.e
tarca muy complicada y difícil, que es un ensayo de coordinación ea el
incluso requirió el que fueran defini- planeamiento tío dichas inversiones do
dos loa elaiiientos y caracteres fun- carácter público.
B3n el estudio de los antee-adeiitfw
damentales de algu¿ií>s empresas y explotaciones para evitar fueran con- de esta política en los Matados Unifundidas coa las tte otros grupos o dos en la época anteriop a la preseneso torera afines. Los informes y ™eco- to guerra se puede observar la camendaciones «Invades por ios Comités rencia do un organismo federal adeindustriales al Aiteiintf&íi'&dor com- cuado para hacer fronte a los gastos
EKSKÍtA DK BEVÍSTAS
originados por ios planea de las administraciones locales o estatales, así
COHXO la falta del personal suficiente
y de medios adecuados. JJa Jimia de
Planificación de los Recursos Nacionales (N. R. P. B.) era la autoridad
en. estos asuntos de las cuernas ejecutivas del Presidente fie los Estados
Unidos. Frente al esfuerzo extraordinario tle guerra ss nacía patente la
necesidad de crear un organismo que
pudiese coordinar los programas estatales y lócalas con los propiamente
federales, así como el estimular y
orientar les programas <l& fomento y
de obras públicas en las distintas esferas administrativo-políticas.
Con sata finalidad se creó en majo
de 1941 la Reserva'de Inversiones Públicas (P. W. R.) suspendida no mucho tiempo después (ag-osto de 1942),
pero que constituye una experiencia
(Signa ele tenerse en cuenta para una
futura política íiscal uniforme y coordinadora. Se estudia con detenimiento
los objetivos y alcance de la reserva
de Inversiones públicas, sa organización y su funcionamiento, constituyendo una fuente útil do información
sobro esta dase de programas íoasados en la estrecha colaboración de los
gobiernes federal y estatales.
3L-&3 necesidades do ¡a postguerra
impondrán el aumento del volumen
«Se lag actuales reservas de obras públicas en loa Estados Unidos; la formulación -de proyectos con una ade. euada distribución administrativa, y
geográfica y el detecto planeamiento
financiero para lograr un equlütoio
es. la política de préstamos y anticipos.—(li. P.)
tema tan general debe abordarse,
como lo Iiaeo la autora del presento
artículo, desáo dos ángulog
disíjatos:
uno, el de proporcional1 iiabitación
para cubrw las cxi|_:32i€ias del raoiaento actual, objeto de los planes del Gobierno que se hallan ea cli.BCiieióii destila la primavera del año 1944, y que
parece realc-verse en el sentido da
construir viviendas ele acero coa inclusión da mobiliario y «lif'íiiKos accesorios; otro se refiere a sustituir" estas soluciones provisionales po? viviendas do carácter paEtnaneiiie y,
COJEO ea natural, su creación se posterga hasta que se restablezca la capacidad do la industria de la construcción.
So tiende en toctos los planes formulados ea un mejoramiento del
"standard" mínimo de vivienda ea
consonancia con las necesidades científicas de la sanidad privada y pública. Toda esta política supone problemas técnicos de íirsncianiienío y
de organización junto con los sociales
y econóBiÉcos que poiiec de relieve
toda la magnitud de la cuestión .taáxima cuando "el problema entero de
la vivienda está íntinaaiaeiite relacionado con las materias naás g'enerateB
de la ubicación de la industria y ol
planeamiento t u r b a n o y rural".—
(M. P.)
JSiúm. S, voi. X'Jíll, iJÁoiewJy.'e és 1'.*!$„
Las organinacioiiGH cooperativas y él
proMer/tm ÍÍS 2O vivienda en la postguerra.
í¡a destrucción ocasionada por la
guerra y la técnica de la construcBüWLEY: Los prob'l&niax de
ción, en la postguerra inaponea a cada
país problemas peculiares y circunsla vivkmíla e/.i Gran Brctmña.
tanciales que obedecen también a condiciones mas o menos universales.
La escasea ele viviendas en Gran
Bifeta-fia ea ixxnhlews, que ñay que re- Pnr lo tanto, al lado do eaínciio nasolver con la mayor urgencia. lias cionales la Glicina InteEaac&fljal del
destrucciones de 3a guerra iw.vom.en Trabajo s e ocupa de la asolea ooinun programa derecoiiafceuceióiiinnic- tsi'naeic-nal en este respecto. Con andiato, pero no es ¿iosible aooKQ.ett»' terioridad al presento artículo, liemoa
nj;",Hiiiiado en numerosos anteriores
toda la 'política da la vivienda, coa la
do esta iHJEJna Hcvisía aspectos 7 £ubrevedad do plazos que supone el í*emodi.aí" la crisis actual. Por oso, este iKCíoíiss cíal pi'olilenaa do la vwienfia
EíSSíWA I>3 KEYISTAS
en distintos países; con referencia a
la acción cooperativa y a la solución
do la crisis de la vivienda, es interesante! este extracto que corresponde a un estudio en preparación de la
Oíiciiia Internacional.
Desdo la primera gran guerra el
problema do la vivienda se íia hecha
crónico, agudizado en la actual guerra, ofrece en primer término su característica de amplitud y extensión.
Esta faceta ha de tener como correlativa la amplitud también de su solución. Parece que la empresa privada no reúne las aptitudes y condiciones necesarias para hacerle frente;
es preciso el plan de conjunto "de
acuerdo con las concepciones modernas del urbanismo".
Al lado del intervencionismo público (municipal, estatal...), se requiere
la existencia y colaboración de las
organizaciones de interesados, es docir, la acción cooperativa.
Se van citando varios ejemplos de
cooperativas de c o n s u m o (Hogar
Obrero argentino, la Unión Suiza de
Basilea, la de Hamburg©...) de vivienda •(Federación de Cooperativas
de Locatarios de Suocia...) y de un
modo especial la experiencia de las
"cooperativas de reconstrucción" en
Francia después de la guerra 19141918.
En esta última encuéntranse sugerencias para una acción articulada de
los poderes públicos y de las organizaciones cooperativas en materia de
vivienda y, en general, todas las fórmulas vividas y por vivir podrán
"ayudar a los órganos de la economía
centralizada a encontrar a través do
las organizaciones cooperativas
un
enlace y una colaboración ycon la espontaneidad y la autonomía que reside en lo x>rofundo de la vida social".—(A?. P.)
'if. H. Moso: La evolución do la adíninistrao-ióti del personal en la
Gran Bretaña durante la guerra.
Jua empresa lia de enfrentarse, no
sólo con la técnica de la producción,
sino también con la dirección de su
perosiai. l a estructura industrial
frente al problema de Ja administración del personal lia sufrido un proceso evolutivo que va desde las concepciones paternalistas y del bienestar hasta las más modernas que
suponen una. transformación del concepto mismo de empresa.
La administración del personal impone responsabilidad al personal de
dirección, y cuando aquélla ha sido
buena y enciente lia supaesto para el
esfuerzo bélico—cine es donde más se
lia aquilatado la experiencia—utilidad para el trabajador y para la empresa, así como una mayor estabilidad en las relaciones industriales.
La empresa ha de adoptar y seguir
una, política en la enseñanza profesional, selección y reclutamiento de
su personal; ha do contar con un departamento de personal, como lo tiene de ventas o de contabilidad.
I^a labor del personal de dirección
se orienta en las tareas de reclutamiento, .selección y empleo, iniciación
y formación profesional, métodos y
formas de remuneración, condiciones
de trabajo..., es decir, abarca el conocimiento y la aplicación de la legislación social e industrial, pues
CODIO se dijo en las conclusiones adoptadas por la Comisión Consultiva de
la Organización Científica del Trabajo do la Oficina Internacional en 1939
(cuarta reunión), "la aplicación práctica de las normas legales de las condiciones de trabajo, que se hallan contenidas en la legislación social, nacional e internacional, depende en gran
parte de la dirección de la empresa,
y aún más, de su personal de dirección...".-- -W. P.)
La inflación r¡» la India durante la
guerra y sus repercusiones sociales.
Artículo informativo con cuadros
estadísticos y diagrama de las condicionéis sociales y económicas de la
India en la época actual. El coste do
vida, tanto en las ciudades como ea
la población agrícola, lia sufrido una
elevación grande, debido a laa circunstancias producidas por la guerra
y al volumen de gastos originado por
la misma. Hsta inflación ha originado
un sumailo en los procio-s fie los diversos artículo®, lialaicndose elevado
el índice general de precios al por
mayor para todo el país en un 50
por 100 en junio <ie 19é8 con relación a junio do 1942.
lu&a circunstancias peculiares del
país na sido causa piineipal de «síe
aumento, pues la economía nacional
no se encontraba preparada paxa hacer frente a la guerra y a sus necesidades.
Todo alio lia preocupado a los gobiemoa central, provinciales y estatales, que han tomado diversas medidas para hacer frente a la inflación:
amiento en los impuestos, empréstitos, fomento del ahorro, control de los
artículos de primera necesidad y racionamiento. Paraca que se han notado ya loe efectos ÚQ estas precaucionas.—(M. P.)
:VISTAS
Yol. 60,
IMGLESA
1, enero da t9l¡5m
SEYMOUE LI. WOLFBBIM:
211 phr,i.<3a/núenlo de postguerra, 8»
SiíVf'.iu: L:J, política vnoneíarivij ñe
•inversión y de eimpíeo.
Es éste el primero de los iufoünes
para "estructurar su política de postguerra". JSsta serie de planes y estadios se están realizando desde marzo
de 1943, fecha en que se autorizó al
Mfciistro de Hacienda para iniciarlos.
La Comisión de Planes-miento de
Postguerra nombrada, en 1944 trata
ele coordinar estas investigaciones da
carácter público junto con ios ¿a
oirás entidades.
Los cálculos se lian hecho suponiendo que la guerra terminase en el
invierno 1943-1944, y refiriéndose concretamente a los años de postguerra
1844 y 1945, y que Sueeía conservase
su neutralidad durante toda la contíc-u.íla.—caí.» P.)
TEAMEK5CANAS
rá consigo, el mantenimiento cíe. lo»
trabajadores de color dependerá en
gran parte del nivel en que se sostenga ía colocación.—(iií. P.)
War
Post-War Trenas %n SSnvploynvs-nt LES1BR M. PisJAEIJMAN y LEONAHD E S KSN: Tee.ti-Age Youth in the Worof Negroes (Tendencias en la guetime liabor Forc& (Juventud de merra y en la postguerra en la colonos «e veinte años en Ja fuerza de
cación de negros).
trabajo de guerra).
El empleo de negros en las activijóvenes menores de veinte años
dades militares (700.000) tiene como
contrapartida la existencia de más do han constituido en la guerra una
5 millones y medio en las civiles, CÓ fuerza supletoria y complementaria
ds los trabajadores, y así, en abril
decir, do trabajadores. Habrá que dar
mayores oportunidades en la indus- de 1944 ge daba la cifra de cinco millonea en el trabajo civil y un luillén
tria a esta fuerza <le trabajo en el pey medio en el militar, excediendo en
riodo de postguerra.
casi tres millones do la cifra del tiemSe ha notado una tendencia ascenpo de paz. Como es natural, estas cidente en la ocupación de nogros en
fraa sio sólo roprosejitan la íiyuda
las industrias, especialmente en las
juvenil en el esfuerzo de guerra, sino
de g-uerra, durante los últimos cuatambién un problema para el reajustro años, y en aquellos trabajos de
menor calificación profesional. En el te y los planes de la postguerra.
Mweb.oa fio ellos, casi BU tercio del
ajusto y readaptaron qua 3a paz trae-
EKtíEIÍA DE REVISTA-:-
tota]., osíán afe. e:i tsaa edad escolar
y sa emplean en su r.nayor parte en
el comercio al por Eianoi', aun cuando también la agricultura y !a industria ocupa parte de estos ostcdisB.íea.
TJO-3 j\jvcHOB' fuera de ?a eü&á escolas"
ee reparten: los Jiiueli&ohoB, en la
iigricultura, y las mujeres, en Ja manuí&eíiirs.
Hisia fuerza juvenil de trabajo se
consarvará como tal al íin do la guerra en relación estreclia con el nivel
ele la actividad económica. OÍ/SEO, los
autores aae suponoiráa, un problema
da orapJoo y colocación, teafeíaclo ea
CKSjn.ta ojia "una vez cae les jóvenes
«tejan la escuela ss resisten a volver
a ella".—(IÍ-?. P.)
gu.ro sceial, inexistente hasta ahora.
f¡íat©rira;»
Stssíís {.ün
Núi;t. 2, v'fi. LUÍ, p'hrcro de 1SJ-5.
Contiene eaí?e otras noticies la de
mi a^nteiproyacto do nuevo Códig-o do
Seguridad o Higiene ea la Indur.íria
óie la Goasti'ueeióii. en el que ¡m recog"erán, aparte de las expedesicias
fia los ñltimoa años, ni Convenio y
Recomendación internacional de 1937
sofero la materia, así oow¿o los pr-iacipitfS da la "Ley de Fabricas" (Fucíonj Ac'i), dictada en el niisnao año;
el retorno de operarios especialidades
jLiChoT CO'MUÍÍCÍIH ia China iGmiílieio- de las fábricas de municiones a las
industrias del vestido; actividades de
"M¡f; de ti-íibfíjo en Criinr.).
la Organización Internacional del
¿a agricultura constituía para la Trabajo; índicos de precios, salarios,
poMación china casi la única fuente accidentes, conflictos del trabajo, rede subsistencia. Loa trabajadores, ea soluciones y disposiciones laborales.
Destacan por su particular interés
su mayoría, no industriales y menos
ppofesioaalmente especializados suina- ios índices de jornada y de Balarlos,
líaii ia cifra de cuatro Sjaillonss y entresacados de una encuesta cnio
afecta a. más de sais millones de traBiedío.
Coa anterioridad a la guarís, las in- bajadores -pertenecientes a las princidHstriaa se distrií.OTÍan geográficamen- pales industrias.—(Mí." P.)
te a lo largo do la costa y pertoneclaa por lo general a propiedad extranjera, principalHiente luteresos tad- SoeJeüogieaí simé Soelsl KeaeajpcSs (M
vlste irnterraíicílonial pHÍbJfeELffe ca la
íánicos y japoneses.
HJiiiEFei:3Mjad fía CialiííOKiía, EJISB &M~
La invasión, japonesa ocupa caá
geS.es).
todas las industrias chinas situadas,
como hemos dicho, esi la cosía. Loa
elúrtoa se esforzaren on Hc/ar el per- Enero-febrero de lOJfrS.
sonal y el material industrial al interior, intentando salvar algunas de HSLICN I. GLAESK: Go:ievul Welíuve
las antiguas y de croar nuevas inmuí Social B<u;uriíy {li'-yneatar gedustrias.
neral y SVgvMdad social).
Ka esto esí'uerao industrial 1:: "CMna libre" tiene que eB.ijreiitasíso coa
33n cuatro tomas sa ísintetiaa este
graves problemas, que ya aa venían bi'evc estudio: a) Mejora del nivel de
planteando en 3a época anterior a la asistencia pública; b) ErroaiiBión de
gnciTa, como son el paro, loa bajos loa servicios del Gobierno en el área.
ealaíics, la inflación raonotaxia... y to- lederal y en la de los Estados; c) Tadas aquellas «iiíeuastancias que iin- f'.jXMJaenío de lea Soguros Sociales: d)
ponea mía xjolítica social y económi- "íjüligaíáón del raétodo de plaiaitÁsa.ca tíe gran onverg-adm-i para, elevar cióa social.
el nivel de vida de la claae trabaja"3B31 plan es una fase indispensable
dora de este pat?. Se completará con en la vida actual, tanto en la esfera
la implantación tfe tai glBionaa cto ea- internacional coreo ea la, nacional o
SKSIíSÍA DE KEVISTA3
local...; es un proceso de continuidad
qua requiere investigación, diagnostico © interpretación constantes. El
plan, en otros términos, es un instrasnenío necesarioa para la buena administración".—(M. P.)
jncaaeaíe a educadores y goloeiraantca.~(M.° P.)
Hi-EBHSí T. SoiroELi-Di: Soviet Bussia: A Curriculum XTait (Musía Soviética: U-tici- asignatura): •
Kusía, con la guerra, ha adquirido
tal impoitancia, que hoy ocupa, un
lugar entre los "traa granaos". Su p-oÚT,K S, vo
so ée 19.'}5.
sición. en la sociedad iiiternacionai
3S3DITOSI.4L: Sordos, SSweaiiOíi, for F*-'- con el renovado—'taatas veces—eonierans (Bátecaeíó» social para, vate. cepto de la iíiterótopejideacia d» las
ilaciones, hace que ee considere necesario asir cabida, ea ei prograsia educativo a esta nueva asignatura, como
Esta materia lia sido objeto éí> •disfea sitio la América L&iina o al
cusión en la reunión de la convención. lo
Cmiailá.
•fie Cleveland del Conssjo Nacional, y
B.slijaiwa.0 se trata en dos artículos de Su contenido habrá de atercar el
este número do la Social Kducaíion. material eiguieato: la Ciencia en la
Laa escuelas y los colegios deben pro- U. El. S. S. (z&Gdieina, clesarrollo cienporcionar una educación, suplementa- táíico general, industria); Estructura
ria y uní». í'otiideníacióa s los movili- política; Relaciones extranjeras; Hiszados que vuelven de la guerra, y ope, toria cío los Judíos en Busia; H.3Üpor lo general, no han alcanzado el gión; Desarrollo cultura (Educación,
literatura,, teatro, faalkt, arte, m.úsinivel medio del programa escolar. La
na popular, nifisica, instrumental y
mayoría tendrá qua ser ayudada indirectamente a través del periódico, ópera)'.—(Mir- P.)
de la revista, c!eí cine... y de un modo
directo por medio ríe las organizacio- KATHKKYNE S. BAUGH: JZ&ñsing tJie
nes educativas de adultos.
World Eistory GOVJFSG (Hevisión de
31 problema es de gran magnitud
Ui inúgnutura- d& Slisiorm- Univery complejidad, y, sobre todo, do gran
sal).
urgencia y requiere instituciones nueLos profesores de historia universal
vas que completen los puntos de vista de las tradicionales a toase de una deben preparar a los jóvenes estudiantes frente a los problemas de
eficaz coordinación federal, estatal y
postguerra, desarrollando su propia
local, pública y privada.—{M.a P.)
responsabilidad y .sentido crítico
como miembros de la sociedad. El
JJJJOYIÍ ALTJBK COOIí.: What We Face programa ofrecido en el presente arin Faniüy Líving (Lo que afronta- tículo, con las oportunas y posterion la vida fatn-üiar).
res modificaciones, fue desarrollado
durante un curso de verano en un taller. La revisión se refiero no sólo a
"La guerra toma para sus ejércitos millones de hombrea del modela la información más extensa de la hisnormal de la vida do familia. Arroja torie, universal debido al concepto ammillones de mujeres «n tareas insóli- plio -ele interdependencia internaciotas fuera del hogar." Estas palabras nal, siso también al uso de artículos
van acompañadas de otras frases re- de periódicos, emisiones de radio, etcétera, como jnatex'ial de enseñanza.
ferontea a loa problemas quo crea
para la sociedad la nueva org'&n.iaa.Los objetivos propuestos Se refieren
ción familiar, o mejor dicho, la rela- a una mayor información sohve él
jación de ios vínculos conyugales y mundo contemporáneo; a despertar
paterao-flliales. El panorama a que un mayor interés en la lectura y disse alude ea trágico y preocupa enorcusión de loa asuntos mundiales; a
ocas!? ISíIiHiE
Mi (ISsfetto
141
desarrollar una posición tolerante y
de simpatía hacia
otros pueblos; a
convencer -fie c r j e los Estados Unidos
tengan su responsabilidad en la solución de los problemas mundiales; a
prepara? a, los educandos en el manejo y crítica del material iniormativ-o.- -(M.° P.)
XCB K. LEAMBE: The Probíem
of the M.e/ntM Der/iohüigalion of th&
BOWÁ'ST (Bl problema ée la desmoffi
intelectual del soldado).
Es éste uno da los artículos a que
se alude en el editorial do cata revista. 3Ui guerra ha producido necesariamente una especial mentalidad en
el "veterano" por la intensidad de su
vida diaria, por la extensión de sus
viajes, por la diversidad de sus compañeros do lucha...
Cualquier programa de educación
real tieno que tener en cuenta toda
esa transformación y, sobre todo, la
actitud del soldado ea el período de
postguerra.—{M.' P.)
cimianto de derechos políticos, económicos y sociales dsl Hozzafere.
Por último, is organización ele Ja
paz esiga un rápido eastig-o de los
tranagresores á& la misma, entráñelo
ya en la modernísima criminología de
nuestros tiempos.
Pero lo principal es crear un ambiente y un temperamento pacíficos
en los hombres y en los Estados. Hay
qus tener voluntad de país.—(üí.* P.)
IÜTHHL 13. PKICK: lienioaratio Living:
A.school exporicnce (Vida dfirnncráriloa: Una experiencia escolar).
Ea la esGiiels deba abordarse loa
estudios sociales como problemas de
conducta humana. Fase importante- de
la educación será la vida democrática, porque por medio fio las enseñanzas del maestro los jóvenes aprenderán oportunamente a considerarse
miembros de un gran país, en al cual
cada uno puede tener su posición y
responsabilidad propias.—(M.a P.)
GOSHSS LÜÜHONT: The
Nútn. 3, uoj. IX, febrero de 19^5.
ABBA HILLKL SILVEE: The Moral and
Schools
und
Átiierican-Soviet Und6r8tan<iLiwg
(Las escuelas y la comprensión
anisrivano-soviética).
'Psy cholo gical Basta of a Lasting
Por medio do la educación se puePea-ce (I/ffls base» morales y psicoda conseguir el desarrollar la amistad
lógicas de una yaz durable).
entre las naciones, principio persegui]Ls concepción religioso espiritual do por la nueva Sociedad de Nacioele la vida humana y do su destino mes, o mejor dicho, por las Naciones
Unidas. La seguridad y la cooperapresupone la idea ética de la organización pacífica do la sociedad. Es un ción internacional exige una, mayor
comprensión de los pueblos americadeber de los hombrea y de las naciono y soviético, y ello se debe hacer
nes buscar los medios mejores para
evitar la guerra y hacer posible el no sólo en los colegios y en las uniideal de la paz internacional. Se de- versidades, sino también on la enseben superar los intereses nacionales ñanza de segundo grado.—(M." P.)
en aras del interés de la Humanidad.
Como principios fundamentales el W. ROY BUCKWAI/TBR: Labor1s Need
autor declara que la soberanía no pueof a Public Itelaiions Program [Urda significar anarquía, que debe esgencia lid irabajo en un progroma
tar limitada por la ley. En este senüg relaciones públicas).
tido hay problemas que exceden del
"Cuando el público se persuada de
éxeii nacional para entrar en el acuerque el tradeunionisiao es democrátido y en la intervención internacional,
co, que opera honradiiinaate y concomo por ejemplo, el caso de la pertribuye <% nuestro progreso económisecución contra determinados indivico y social, S3 aminorará la amenaduas o clases, y se cita el ejemplo
del j-ainsmo. La, paz eiíig'e el rocono- za c!s una legislación laboral hostil."
142
K3S3ÍÑA
especie do combinación parece que
falta, según opinión de Paíterson, ol
"elemento hebraico-cristiano".
T& herencia de los americanos no
sería meramente material, aun cuando íioy día ®3 na desnaturalizado la
sensibilidad nacional, quizá porque en
contra de lo que ocurría en Grecia,
WILLTASI B. BASTÓN: Management
en el primitivo Cristianismo, se disand Labor i» ilie Social BívAies
tingue entre política y vida, entre reProgram, (Dirección y trabajo era eí ligión y vida. Ea la antigüedad no
programa fie estudios sociales).
había línea de separación entre lo
secular y lo religioso.
La creciente importancia de los proEn América lian recibido también
blemas industriales y laborales, las
de sus antepasados la libertad y C!Q
modificaciones sufridas recientemente
una manera especial la "libertad inen esta clase de relaciones, la intertele-ctual" y fie enseñanza. Es en la
ferencia de las actividades del Natioeducación donde podrán hacerse •dignal War Labor Board y de otros ornos de esa herencia y donde enconganismos gubernamentales son cautrarán la base de la libertad civil.
sas que puedan inducir al público al
Groe que lo niáa intangible de la heconfusionismo y a la ignorancia. Hay
rencia c,g la tendencia ética y espirique considerar que esta clase de protual y quo se debo mirar más a la
blemas forman parte de la vida natradición hebraica-aristiana-helénica
cional en una gran medida, por ello
si no Be quiere llegar "al ocaso de su
es vital que desde la escuela ss trate
alto destino", terminando con las paadecuadamente la enseñanza de un
labras de Cristo: "Benditos sean los
programa de estudios sociales y denpacíficos, porque ellos serán llamados
tro de este rótulo tan general, se debo
hijos de Dios".—(M.° P.)
conceder capital atención a loa problemas de trabajos y de administración industrial. Este aspecto de la
ASA E. MARTÍN: The Significance o]
educación supondrá para el futuro
A.ge an& Ecoperience in aelecimg
trabajador una riqueza de material
Presiéential Candidates.
vivo en el .laboratorio de la vida.—•
Pasa revista a las varias elecciones
(üf.° P.)
presidenciales de Estados Unidos para
sacar consecuencias relacionadas con
The Social Studies for Teachers and
la influencia que en la campaña elecAdministrators' (Filadelfia, Estados
toral para Presidente puede tener la
Unidos).
edad y la experiencia. Con motivo de
la última elección se compara la edad
Febrero de 1945.
del fallecido Presidente Rooeevelt con
la de su contrario Dewey, así como
SAMUEL W. PATTEESON: Our Amerila experiencia que pueden haber adcan HeHtage.
quirdo en sus respectivos cargos.—
(ifí." P.)
Después de examinar los varios
conceptos que se tienen de América,
dice que ninguno es por completo saDOWN V. HAET: A Report on Latín
tisfactorio, pero que de serlo alguno
Am&rican Biography.
lo sería el que le proclama como ol
Cree que el mejor medio para espaia de la Oportunidad. En eate mismo sentido el profesor John W. Bur- tudiar la América Latina es la lectura de buenas biografías que ayuden a
gesB contempla Araérica como un
los estudiantes a comprender las
gran experimento en el que se mezabstracciones cristalizadas en símboclan el ideal individualista griego con
los reales y vividos.—(Mí." P.)
la too-ría romana del Estado. En esta
SI autor de este artículo eres qi>© el
público está o nial informado o falto
ds información respecto del movimiento unionista y a ello se debe principalmente el mal ambiente do que
goza.—(M.° P.)
i 4 f>
i
e
-
- 1
HESHÍÍA DE EEY1SKS
Desde Pesr Harbour la opinión del
americano siedlo sobre la India parece que lia cambiado. Con ant-eriori<2ad a dicho acontecimiento se la creía
un país de misterio y nóvala; hoy se
la mira coaio una ¡"eg'ión real, coa
una posición estratégica en Asia, qu©
pusde tener—-como la na tenido en
les años de guerra—una parte vital
en le, reconstrucción, del amado.
So VÍISB. revista a la topografía, clima, población, recursos, comercio, industria y agricultura, terminando con
el caballa de batalla, <ie las relaciones
angle-indias, es decir, con ¡a cuestión
referente a la independencia ds la
Ridia.—(íí.'= P.)
ciones beligerantes teda esta planificación puede resumirse en dos tendencias principales: el dar a cg.de, mío
Tina oportunidad para desarmar sus
espocialesll aptitudes y en el que tales experiencias sociales eoiitribuyaa.
a crear un mejor nivel de vida.
Deñns el término comunidad como
entidad política asociación condicionada por circunstancias (le lugar y
de -cultura. La comunidad puedo ser
considerada desda seis íases o ¿ngiiloa difereiites: física o geográfica, dejiiiográñca, económica, social, política
y sociológica. ¿En cuál de ellos podrá situarse la coraunidad ds la postguerra? Todo dependerá de la actitud social de. los hona.fcr-83 ano agüiten a esa replaí-tificación sus '(leales
y sus temores.—{M:> P.)
KALPIX B. GUINKKSS : Revises Misio-ñ-
Üí'oii'ít ESojitaiiarciño» EsTisí-a «Se
JOHN ñ . CKAF: India, La«S of Con-
trasta.
ca¡ Vievupoints.
Trata de sopesar la influencia que
el hombre de negocios y el intelectual (políticos, filósofos, peviodistas...)
Iiayan podido tener sn ei expansionismo territorial de América.—(M.a P.)
ustoles.
JosiS K. LsóPSS AGUIMCEA: Mi OOWMÍnistnri cosió el Socialismo pueden
fteíi&irxe en un solo sistema: SI
ESa evidente la arincnía que existe
entre laa organizaciones groraiaies y
el sistema cooperativo. IJÍÍS cooperativas no entrañan ataque al capitaJisino, como lo nacen el comunismo
Transcribo dos cartas de un joven
y el socialismo. La diferencia entre
que no lia cumplido aún los veinte
capitalismo y obrerismo se maniíieaaños solare sus observaciones sobre
ta en la ley económica de la oferta y
el Far West. Describe con detalle las
demanda de fajarlo y aumento o disregiones del Norto do Carolina, así
minución de brazos para el trabajo.
como el carácter de los naturales del
Al señalar las ventajas económicas
país y tiaa reacciones on la guerra
del sistema cooperativo, destácanse
civil.—{M." P.)
los beneficios que pueden derivarse de
la unión dol comunismo y socialisSocáítlog'y a-jwi Social Kesearelu.
mo, ya que so lograría uno de los
más sólidos triunfos de las democra'Vo'i/wtn®n XXIX, núm. 3, enero-febre- cias, oponiéndose a las autocracias
ro
que pretenderían implantar sistemas
MC. CIJ3NAHAN, BBSSlE A . : The Qom- «le gobiernos despóticos, quo si bien
consiguen entorpecer la eccion dol cam-unity ln the Postwar Social Orpitalismo individual, provocan, por
der (La Comunidad en fil orden sootra parte, la acción subversiva y la
cial de, lu postguerra).
amenazante conmoción, con sus procedimientos avasalladores. El sistema
El inundo entero está pensando en
cooperativo constituye el libre dosplanes para la postguerra. En las naDANIEL C. KNOWI,TOM:
California and th& West on the Eve
of the OivU War.
144
RESEÑA DE REVISTAS
«avolvimiento da la producción, sin
la opresión ni del gobierno, ni del
capitalismo, ya que su misión tiende
a la transaeión de las diferencias de
los conglomerados, tanto en el orden
político como en el del capitalismo.
El sistema cooperativo, pues, ofrece
insospechables ventajas, no sólo en lo
económico, sino también en lo industrial y en lo político, sobre todo porque aleja toda oportunidad a los que
la ejercen para, intervenir de manera
directa en tales asociaciones. —• (L.
B. B.)
EMILIO OSVALDO BONINO:
El Esíaüo.
Inicia su estudio analizando la influencia del Estado en el desarrollo
y expansión ele la individualidad. Después de distinguir dentro de los fines
relativos del Estado, aquellos que corresponden a la determinación de los
deberes exclusivos por parte del Estado, su defensa y engrandecimiento,
hace referencia al acrecenta'miento en
el predominio internacional. Surge,
como consecuencia, la imperiosa necs»
sidad de señalar como deber inesclusivo e irrammeiabl®, al desarrollo de
manera constante del orden jurídico,
?3or medio de la realización del Derecho.
Esta facultad de dictar normas de
carácter jurídico por parte del Estado, no excluye que puedan existir
otras que, sin ser declaradas por
aquél, tengan su implícita autorización, o bien sean protegidas o derivadas en cierto sentido del Estado.
Claro está que este campo limita y
coarta las funciones más genéricas y
amplias del Estado. Este debe tener
•otras miras, perseguir otros fines, y
es así que la norma jurídica se convierte en medio para la realización
de fines. De esta forma, Villeneuve,
al estudiar el problema de las funciones del Estado—íntimamente vinculado con el problema de los fines—,
distingue entre los servicios del Estado según se les declaren, servicios
necesarios, servicios contingentes y
servicios parásitos. Desglosa esta triple calificación y termina afirmando
que la orientación de los fines, está
en función de la orientación política
que se siga.
Entre los fines relativos al Estado
cabo distinguir entre los impuestos a
su propia actividad por su naturaleza específica, del de laa concepciones
finalistas que se determinan en las
constituciones. El dominio esencial
del Estado deberá ejercerse solamente en la esfera de los hechos realizables por una acción común de loa
hombrea. Los movimientos básicos de
los pueblos, son producidos por la acción natural de los hombrea, manifestada en forma inconsciente, que dan,
como resultado determinados hechos
más o menos trascendentes. Pero en
esta inclinación natural de los hombres no puede influir el Estado, reduciéndose sus atribuciones a facilitar o coadyuvar en su desarrollo.
Ahora bien, ¿ esta acción intervencionista del Estado, reduce la libertad
y personalidad individual? La respuesta es evidentemente beneficiosa a
la intervención estatal, porque los medios poderosos que pone el Estado
para el fomento y desarrollo de las
relaciones sociales, favorece extraordinariamente la acción individual.
145
a
¡f^i U rr\
^\4 !L. I ÍJ
LEGISLACIÓN
3DS31L
a)
aío y «íisjíosieíones reglamtsiíarias.
Jornada.—Orden
de 21 d e diciemb r e d e 1944, p o r l a que s e establece
la jomada legal de trabajo do ocho
horas para el primer semestre del
año 1945 en las labores subterráneas
de las minas metálicas.
("B. O." de 5 ú& enero.)
SOCIAL
ss constituya una Ponencia que formule propuesta de normas reguladoras de las condiciones de trabajo de
los médicos al servicio de Entidades
encargadas de la prestación de asistencia médica.
("B. O." de 9 de enero.)
Ferrocarriles.—Orden de 29 de diciembre de 1944, por la que se aprueba la Reglamentación Nacional de
Trabajo en la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (R. E. N. F. E.).
("B. O." de 13 de enero.)
Jornada. — Dirección General de
Trabajo. Resolviendo con fecha 13 de
Industria Eléctrica.—Dirección Gejunio anticipar el comienzo de la jor- neral de Trabajo. Rectificando divernada intensiva en la Banca Privada. sos errores padecidos en la Reglamentación Nacional del Trabajo en
("B. O." de 15 de junio.)
las Industrias de Transformación,
Jornada. —• Dirección General de Transporte y Distribución de EnerTrabajo. Circular de fecha 14 de ju- gía Eléctrica.
nio de 1945 sobre horarios laborales
("B. O." de 18 do enero.)
de jornada intensiva de verano.
("B. O." de 20 de junio.)
Prensa.—Otro rectiücando diversos
errores padecidos en la ReglamentaSalarios. — Dirección General de ción Nacional d« Trabajo en Prensa.
Trabajo. Autorización de fecha 14 de
("B. O." de 18 de enero.)
junio de 1945 para que la Empresa
"Tabacalera, S. A.", efectúe una eleOrden de 9 de enero de 1945, por
vación provisional de sueldos y sala- la que s© dictan normas para la aplirios a sus empleados y obreros.
cación de la de 22 de diciembre de
1942, sobre pago de salarios enco("B. O." de 24 de junio.)
mendado al Instituto Nacional de PreJornada.—Orden do 23 de junio de visión.
("B. O." de 27 de enero.)
1945, por la que se aumenta la jornada legal en las labores subterráneas ele las minas metálicas.
Prensa.—Dirección General de Trabajo. Disposición referente a la In("B. O." de 29 de junio.)
terpretación de la Reglamentación de
Trabajo para la Prensa.
("B. O." de 3 de febrero.)
b) KeglamiMitos de Trabajo.
Sanidad.—Orden de 30 de diciembre de 1944, por la que se dispone
Industria Textil.—Ordon de 17 de
enero de 1945, por la que se aprue-
149
lEC-ISLACléN
ban las normas especiales fie irá]
para la Industria Textil Lanera dedicada a la fabricación de boinas.
("B. O." de 9 de febrero.)
JSúsielerhk—Orden de 17 de enero
do 1845, pop la quo se redactan y
aclaran en !a forras, en quo se CJSpresa algunos artículos de la de 80
de mayo píe 1S44, sobre Reglamentación Nacional del Trabajo en la Industria de Hostelería, Cafés, Bares y
similares.
("B. O." <1G 13 de febrero.)
Orden de 13 de ísbrero de 1945, por
la que se amplía la de 31 de ©cuite©
do 1989, en la que ae establecían porcentajes sobordo bruto en favor ole
las tripulaciones cíe los Tonques en navegación de gran cabotaje y altara.
("B. O." de 28 de Sobrero.)
foreros.—Orden de 3 d© abril de
1845, par la que se modifican diversos artículos de la. Reglamentación
Nacional, del Trabajo del Bspectáeiilo Taurino do 17 de junio de 1943.
("B. O." de 8 de aToril.)
rden de 5 de steíl
de 1945, por la qa?. se aprueba la Reglamentación Nacional del Trabajo en
la Compañía Arrendataria del Monopolio do Petróleos, S. A.
("B. O." de 13 de abril.)
Dirección General de Trabajo.-—•Modificaciones a diversas erratas producirlas en la inserción de la Reglamentación Nacional del Trabajo, en el
Mononolio da Petróleos.
("B. O." d© 2© de abril.)
Orden da 12 de abril de 1945, por
la que se a^tualsa la Eleglaxneiit&eióíi
Nacional fiel Trabajo en. minas metálicas.
("B. O." de 29 de abril.)
Orden de 1 de Eiayo -de 1945, por
la que se dispone se nombra ua Secretarlo adscrito a la lafipeeeión General de las Magistraturas del 'irabajo, "Dertejisciojita al Cuerpo de Secretarios de acreslías Magistraturas.
("B. C." ele 1S fio mayo.)
150
Orden de 8 de mayo do 1945, por
la qps> se establecen aiHnentos provisionales sobre las retribuciones que
g>ereibe el personal de las f áttricas yuter&s.
{"3. O." de 1S de mayo.)
Minería.—Orden de 12 do mayo
de 1845, por la que se nsodiíic&n los
salarios asignados a, los maquinistas
por la Reglamentación Nacional del
Trabajo on las minas fie plomo.
("B. O." do 20 da mayo.)
Tranvías.—OÍ den da 30 efe mayo
de 1945, por la que se aprueban las
modificaciones que se indican en la
B-oglazaentaeión' del Trabajo de la
íüHipresa "Sociedad Ma.driloña da
Tranvías", con efectos a, partir de la
feelia do la presente Orden.
("B. O." de © de junio.)
Orden de 19 de junio ds 1945, po?
la ana se establece un pina ele cargas familiares aplicable a las 3mpresas dedicadas a la industria y al
coTüercío que no lo tengan ya implantado su anteriores reglamentaciones,
salvo escepcionos qus sa iiidie&ít.
("B. O." do 30 de junio.)
Dirección Gen«ral cía Trabajo. - Aclarando coa fecna, 23 de junio de
1945 el artículo 2.", numero 2 de la
vigente Reglamentación Nacional del
Trabajo _en O. A. M. P S. A.
("B. O.'" de 30 de junio.)
SE. ~ ABü2IM
AeíívMaíJos de preipsrae-ióia y IQSOjjníslóm fia las leyos sdjcl&ies.
Orden de 2 de íebroro de Í945, por
la, que se constituyo on Consejo AseKor de Ii32dcogTafía del Trabajo, para la retlasei&ü da mi Diccionario laboral.
("B. O." de 12 d-3 febrero.)
ÍI,)
a© festejo y IDatega«ilones.
Sefjwrifl-atl o Higiene &&1 Trabajo.—
Ordon de 23 d s ' dicieaitore de 1944,
T<E6ISLACJK')N
3>or la que ss aprueba el Reglamento por que lia de regirse el Instituto
Nacional de SSsdieiaa, Higiene y Seguridad del Trabajo»
("3. O." de 7 da cuero.)
ción cte loa juicios producto <3e certificaciones, a las que so les concede el
valor de demandadas.
("B. O." de 26 de abril.)
Ley do 15 de mayo de 1945 sobre
Medalla &•& Trabajo.—Orden, de IS concesión a los Magistrados del Tra-
do enero 1945, por la que se dispone
que la Sección. Centra,! de Delegaciones «atienda en lo sucesivo en la concesión de Medallas fiel Trabajo.
("15. O." de 21 do enero.)
bajo tic una eompeasaexán. económica
análoga a la otorgada por la L-oy ds
28 da aoayo de 1944 a los funcionarios de Jas carreras Judicial y Fiscal.
("B. O." do 17 áe mayo.)
Subsecretaría.—Programas ítel piisssero y aegnnáos ejercicios para las
oposiciones a oficiales dol Cuerpo TéeDicoadEaiíiistrativo del Ministerio do
Trato&jo^ convocadas por Orden de 9
de enero saina! (B. O. del 1S." del
olía 13).
("B. O." de 22 de enero.)
Iiey de 15 cte jnayo da 1945, sobra
sueldos y qvánqwsaios a favor de los
Secretarios ¿te Sitagiarattsrajs c!e Tra^
bajo.
f'B. O." de 1S fie mayo.)
¡Seguridad e Higiene del Trabajo.—•
Oí'dsa de 23 de 'ossro da 1945, polla (pie se rectifica el apartado 3." del
artículo l'o del Reglamento por el que
lia c?s regirse el Instituto de Medicina,
Higiene y Seguridad del Trabajo.
("B. O." de 8 as íetrsro.)
e) Hsssjisc.ráóia fiaü Üftc&feJ0»
Orden <ie 9 do febrero de 1&4S, pos?
la qae ss ciietan noacas para aplicación tlel Decreto de. 23 de enero do
1904, croa establece la mspsesióa del
trabajo ea centros no militares reglaos o adaiiaistrscíosi por el Süaiscfo.
("B. O." de. 1® da febrero.)
Orden de 12 ¿le enero do 1945, por
la que ee crea la Secretaría Técnica
cíe -Política La'ucral, dependiente de
la Bfeoeeióü General de Trabajo.
{""B. O." de 1S do febrero.)
Orflsn de 1S de uiarzo el© 1945, pos
la ojtis se dispon© se concedan los permisos necesarios a los tr&ioajadores
que estudien para obtener un título
Orden fie § de febrero de 1345, poí p
ia que sa crea una Delegación Psr("B_ O." de 28 de marzo.)
nosñeiite de este Departamento en. la
3,ed nacional de los Ferrocarriles J3s- e) ffeicafe.
Decreto de 23 de diciembre de 134.4,
("B. O." de 1S <3.e febrero.)
per al qus se autoriza a reflejar en el
Xtosre'co ós 8 de marzo de 1045, por presupuesto do gastos dsl Instituto
ei que so asíaMeee una Asesoiía
por- Nacional ele la Vivienda del año acmea©B.te de este Departamento1 en ia tual las EaociificaeioH.es necesarias p&»
ra al etmaplimiento de la Ley de 25 da
U. 23. H. i?. Si,
noviembre último, y concediéndole un
("B. O." de 17 <3e marzo.)
siipleiirioii'to ílo crédito para las ota*as
Oi'cisa tíe 3 de mazm efe 1945, pos." que realice por gestión directa.
("B. O." de 10 de enero.)
Ja gp.a fía alevan las categoríea ele
las" Delegatáoues do Ti'sfosjo de Alí•oaaita y Gerona.
("B. O." do 1? de marao.)
S>ocreto de 23 de diciembre de 1944
Qso?oto-de
18 tío abril cía 19é5, por por el que ss dieta-a, normas para
1
aplicación del apartado sesito del arel ere® se dan aownas loare, la e e i '
151
LEGISLACIÓN
tíeulo 17 de la Ley de 19 de abril
de 1939 sobre viviendas protegidas.
("B. O." de 11 <ie enero.)
Decreto de S de febrero de 1945, por
el que se rectifica el de 10 do noviembre de 1942, que modificaba el artículo 49 del. Reglamento de 8 de septiembre de 1939 sobre viviendas pro("B. O." de 15 de febrero.)
Decreto ele 3 de febrero de 1945 sobro desahucio de viviendas protegidas.
("B. O." de 15 de febrero.)
Orden de 7 de febrero de 1945, por
la que se dictan normas para aplicación de la Ley de 25 de noviembre
de 1944 sobre reducción de impuestos y contribuciones en la construcción de casas de renta para la denominada "clase media".
("B. O." do 16 de febrero.)
Orden de 5 de abril de 1945, por
la que se fijan las normas para la
concesión de los préstamos a que so
refieren la Ley de 25 de noviembre
de 1944 y Orden de 7 de febrero de
1945.
("B. O." de 11 de abril.)
Orden de 7 de febrero de 1945 (rectificada), por la que se dictan normas para la aplicación de la Ley de
25 de noviembre de 1943, sobre reducción de contribuciones e impuestos en la construcción de casas de
renta para la denominada "clase media".
("B. O." de 16 de abril.)
Orden de 16 de abril de 1945, por
la que se aclara el artículo 8.° del
Reglamento de "Viviendas protegidas" de 8 de septiembre de 1939.
("B. O." de 16 de abril.)
Decreto de 13 de abril de 1945, por
el que se hace extensivo el régimen
especial de desahucio concedido al
Instituto Nacional de la Vivienda par
la Ley de 23 de septiembre de 1939,
a los casos de ilegítima utilización de
caaas baratas, económicas y similares y viviendas protegidas.
("B. O." de 25 de abril.)
Decreto de 13 de abril de 1945, por
el que se establece la percepción de
gastos de 0,10 por 100 a favor del
Instituto Nacional de la Vivienda del
presupuesto de cada proyecto presentado ante este Departamento en virtud de Ley do 25 de noviembre de
1944 y su Reglamento de 7 de febrero del año en curao, con destino' al
pag"o de los servicios administrativos
y técnicos encomendados a diclio Instituto.
("B. O." do 2S de abril.)
Decreto de 13 de abril de 1945 sobre
inversión de la reserva especial de
empresas destinadas a fines de carácter social en títulos emitidos por entidades constructoras <ic viviendas
protegidas.
("B. O." de 26 de abril.)
Orden de 4 de mayo de 1945, por la
que se concede carácter de comarcal
a la Cámara Oficial de la Propiedad
Urbana de Cartagena.
("B, O." de 13 de mayo.)
Orden de 8 de mayo de 1945, por
la que se dictan normas para la administración de la percepción del 0,10
por 100 reconocida al Instituto Nacional de la Vivienda por Decreto de
13 de abril de 1945.
("B. O." de 19 de mayo.)
Decreto de 28 de mayo de 1945,
por el que se aumenta el número de
vocales del Consejo del Instituto1 Nacional de la Vivienda.
("B. O." de 7 de jimio.)
Orden do 5 d>a abril de, 194.5 (rectificada), por la que ee fijan las norina¡g para> ia concesión do los préstamos a pi?e se refieren la Ley do 25
Orden de 15 da junio de 194.5, por
dse XKfvlcYiihye <1e> :U)44 y Orden de la que so dan normas para la con7 de íxítae;» cíe 1945.
cesión de préstamos para la construc("B. O." de 18 <ie abril)
ción de viviendas y obras beneficia-
152
cías por la Ley de 25 de noviembre
de 1944.
("B. O." de 18 de junio.)
guro Total quetie constituida en la
forma que se expresa.
("B. O." de 4 de febrero.)
Qrászi de 15 de jimio de 1945, por
la que se complementa la Ley de este Departa-meato de 25 de noviembre
de 194-i y sus Ordenanzas <ie 7 de febrero lia 1945.
("B O." de 18 de junio.)
Orden de 14 de marzo ¿ie 1945 sobre el importe de las cuotas a satisfacer por Seguros y Subsidios sociales en favor de ios tripulantes de barcos.
("B. O." de 22 de marzo.)
Decreto de 3 de marzo ÚB 1945,
por el que se dispone que los Departamentos ministeriales den cuenta a
éste de la paralización de las obras.
' ("B. O." de 18 de marzo.)
Orden de 30 de abril de 1945, por
la que se dispone que las Diputaciones provinciales al confeccionar sus
planes anuales de obras consignen
concretamente las cantidades que corresponden a los Fondos del Impuesto para la Prevención del Paro obrero.
("B. O." de 18 de mayo.)
IH. — PKEVÍSKWí SOCIAL, BHTTOAUMO
Y COOPERACIÓN
a)
Ka-gimen general de Seguros sociales.
Decreto de 23 de diciembre de 1944,
por el que se integra, en el Instituto
Social de la Marina el Servicio del
Fondo Regulador, de los Seguros sociales a favor de los trabajadores
üel mar, que se denominará "Caja
Nacional del Fondo Regulador de los
Seguros sociales para los pascadores".
("B. O." de 11 do enero.)
Decreto de 23 de diciembre de 1944
en el que se Xijan las bases para el
Seguro Total.
("B. O." de 13 de enero.)
Orden de 23 do enero de 1045, en
la que se dispone que la Comisión encargada de redactar el proyecto de
ley para el establecimiento del Se-
Orden de 26 de marzo de 1945, en
la que se dispone que el Consejo General del Instituto Nacional ele Previsión ge organice en régimen de Ponencia y constitución de la misma.
("B. O." do 27 de marzo.)
Orden de 28 de mayo de 1945, por
la que se ñjan las normas finales a
que habrá de atenerse la Comisión del
Seguro Total.
("B. O." de 6 de junio.)
Orden de 18 de junio de 1945, determinando el salario-base del personal
de la Marina Mercante a efectos de
aplicación de los distintos regímenes
<le Previsión y Seguros sociales obligatorios.
("B. O." de 30 de junio.)
to) Seguro tle AccMentes.
Decreto de 28 de diciembre de 1944,
por el que se amplían las facultades
sancionadoras del Ministerio de Trabajo on materia de accidentes y otorgando elementos de juicio a las Magistraturas <ie Trabajo para la resolución de las demandas sobre la misma materia.
("B. O." de 10 de enero.)
Orden de 22 de mayo de 1945 reduciendo las tarifas del Seguro Marítimo tle Guerra de los tripulantes
do los barcos españoles en un 65
por loo.
("B. O." de 24 de mayo.)
Enfermedades profesionales. — Decreto de 23 de diciembre de 1944, ©n
el que se cambia el régimen a seguir
en el Seguro de Silicosis.
("B. O." de 10 de. enero.)
153
LEGISLACIÓN
é)
&sfesl«3Io WassaSBas.
Orden de 28 de mayo de 1945, por
la que so autoriza a la Caja Nacional re Subsidios Familiares a anticipa*: los reintegros que deben, aaeerse a las empresas productoras de IiuIla por tos pagos que éstas realicen
sobre pluses de cargas familiares.
("B. O." de S de junio.)
nes del Seguro oWigatorlo de 33nferzaedad,
("B.'O." de 27 de enero.)
Orden, do 7 de aaarz-a da 104S fijando loa deredios da registro e inscripción de los Montepíos y Mutualidades cfo Previsión social para el
ejercicio de 1945 y determíiiando la
fesíia en «ue ha de cifraras si nfiaiai'o de Asociafios y Bfeaefleiaílos del
©)
EllEISieifítSE-S.
Seguro oMigatorio de IBnfer-jiiacIad.
Gixlen da 29 de diciembre cíe 134.4,
("S. O." de 26 ole aiarso.)
en 1.a que se prorroga el plazo para
la renovación de títulos de Familia ít) O&^ssasMíM.
numerosa,
("B. O."' de 6 de enero.)
Orden do 27 de diciembre de 1844,
por la quo ge prorroga el plazo para
Orden, de 81 de enero de 194S5 so- que las Cooperativas constituidas eon
lape vali&esa de los títulos de benefi- Soí-reglo a la legislación anterior adapciarios de ITazoHia. zuiuiezoEa. de los
ten su vida a la naova hsy de Coresidentes en. las Islas Canarias, po- operación.
sesiones españolas del Occidente d.e
("B. O." de 5 do enero.)
Afriea y territorioís del Golfo de Guinea y plazo para la renovación ds
Decreto de 28 de naayo de 1945,
los mismos.
por el que se dispone que el Berwcio
("3. O-." do 1@ üs febrero.)
de Coop'sra.tivas que el Decreto de
18 do agosto de 1939 adscribió a la
Subsecretaría del Ministerio de Trabajo, pase a depender do la D>irccciáa
2)
sí©
General de Provisión ds este íáiiaisOrdan de 19 de enero de 1945 sxoro- terio.
Toando el plan nacional de i
("B. O." de 7 do junio.)
JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO
ACCIDENTES BISE. T
El steaí&ílo es accidente tfel trabajo. (Sentencia núni. 72. 17 noviembre 1944.)
El accidente originario de esto pleito surgió a consecuencia de un atentado contra cosa del patrono cuando en ella le prestaban haMtual servicio
los obreros que a sus órdenes y por su cuenta trabajaban. El hecho en sí y en.
sus circunstancias, caracterizadas por las de lugar, materia y forma, claramente revelan que la causa final del acto agresor era, cuando menos, el
daño de un instrumento de trabajo que para él, por orden del patrono, utilizaban en el momento de la ocurrencia obreros al servicio de la Empresa, y,
por tanto, indiscutiblemente, éstos, en, cumplimiento de la relación de trabajo, bailaron en ella la causa ocasional del mal padecido, merecedor de la
calificación jurídica de accidente ind'smnizable, por el concurso de lesión, ocasión da trabajo y fuerza contrafuno úe sus medios empleado por la causa
enciente que voluntaríaiEiente lo intentó.
Hernia. Es isule-mnizafole si sobreviene áe esfuerzo esfeaoríEnai'ío. (Sentencia núm. 214. 26 febrero 1945.)
La Magistratura no declara la predisposición hemiaria del obrero demandante; el recurso la afirma, pretendiendo fundarla en la "existencia de
dilatación del anillo inguinal derecho", pero sin justificar en. los términos
exigidos en el número 7.° del art. 1.692 de la Ley rituaria que el Tribunal
de instancia se equivocó, dejando de declarar probado que hernia izquierda
y dilatación del anillo inguinal derecho han sido sucesos que obedecieron a
causas distintas, producidas en tiempos diversos, justificación indispensable
si hubiere de estimarse cierto que en el caso de autos preexistía con valor
sintomático tal dilatación inguinal. Sigue la contraposición de hechos entre
sentencia y recurso cuando éste supone que el peso a vencer por el obrero
accidentado y otro compañero era de dos kilos, siendo así que la Magistratura aürma que ol esfuerzo lo realizaron ambos trabajadores, no con el fin
de elevar un objeto de tal peso, sino "para desprender tai tubo de la calandria de una caldera", acto que "ofrecía (dice en el segundo de los Considerandos) una resistencia desusada".
157
JUEISPKttDENCIA
S^a pérdida ele función visual equivale a jiái'aMáa é® visión. (Sentencia número 244. 16 de marzo de 1845.)
SI la pérdida de la visión de v,n ojo constituye por sí tsia incapacidad parcial permanente expresa p&ra los trabajos agrícolas, según lo determina
concretamente el art. 53 del Reglamento do Accidentes en la Agricultura en
su apartado B), un scnil-equivalente de esa pérdida lo constituye el quedar
reducida la visión a un 0,125, es decir, s que con al mismo solamente se vea
la claridad o, cuando más, los objetos sin precisarlos, pues implica prácticamente la inutilidad de ese órgano para su función, pese a no imponer el trabajo agrícola, en general, mucha agudeza visual, el de la poda de árboles la
requiera en buen grado, porque exige la subida a ellos y que los cortes sean
limpios, resultando necesaria la doble visualidad natural para un rendimiento normal.
cía imovanaicsitos «Sol óigaaio leaüonsato m« es <Wtíc©
3paara la efccIaxaeMfea fie iticapaoMM pEnm&mssif». (Sentencia ufen. 253.
22 de marzo de 1945.)
La cita que en el recurso se nace de que on ol Resultando do hechos probados se sienta la afirmación do que se recuperaran los movimientos de la
mano lesionada, no es exacto, pues únicamaate se hace referencia a que "tal
disminución de capacidad funcional, según pronóstico médico pericial, pudiera con el tiempo recuperarla, al actor en modo o en parto", lo cual dista,
mucho de ser una afirmación del Juzgador, y que en definitiva no modifica la
disminución actual de la capacidad de trabajo, razón de la condena, aunque
pudiera sor punto de arranque en su día para revisar la incapacidad presente.
• ©omfcr&ío Isítci-al. (Sentencia núm. 173. 2S de enero de 1945.)
Los elementos documentales que sa citan no contienen datos para acreditar la dependencia y subordinación características de un cierto contrato de
trabajo entre actor y demandante, pues si bien alude a una colaboración
gratificada, como los hechos probados la declaran, ninguno contiene de/calles
que revelan más vínculo que el estimado, ni relación mas intensa de servicios o características distintas on fondo o forma de los aceptados, de lo expuesto no se deriva relación de trabajo por cuenta ajena con la subordinación que lo caracteriza, porque le. funoión desempeñada al arbitrio del trabajador, sin jornada horario, ni tarea, y retribuida con tanto por ciento
de los negocios que por su mediación se obtuviese, no entra en el contenido
del contrato laboral, basado en que el trabajo se prerte por cuenta ajeas y
bajo su dependencia.
158
M© este «KiíjireasSidís ©mi el ííomcspí© «Je tottajc/ste eü
(Sentencia núm. 242. 13 de marzo de 1945.)
Habida cuenta ele la nataralezs de las funciones a fiesaiapeñEií' por tm.
capitén de taque ulereante que lleva la representación legal del nxisrao, celebra los contratos de embargo can los individuos de la tripulación, dirige el
taque e impone penas correccionales a los que dejen de cumplir sus órdenes
o falten a la disciplina, aparte d© la importancia de sus emolumentos, son
efrounstaneias que justifican el que no pueda considerársele como obrero a
loa efectos de la aplicación. <le la legislación laboral, aun. cuando no esté
expresamente citado dicho cargo entre los que el art. 7." de la Ley de Contrato de Trabajo señala, pues de la redacción dada a tal precepto se deduce
cue no son solamente los cargos expresados en el mismo los exceptuados de
la aplicación ríe la legislación laboral, sino otros análogos.
Caaos ©m tros ss íiiclisy® al vie.Js.mfe «Jo «Kaisi'oio en. !s legislaciéa stsciai.
(Sentencia núm. 107. 13 de diciembre de 1844.)
La noción "viajante de comercio", no definida especialmente en el Código mercantil, mas practicada constantemente en la vida del comercio, al
adaptarse, en ¥irtud de su fondo inform.ad.or "trabajo", para ser Juzgada en
el campo del derecho laboral, no podía éste ni su jurisprudencia olvidar los
múltiples matices que aquel concepto ofrece, muchos de ellos con suficiente
virtualidad para desplazarle del campo del dorecüo social, y otros para retenerle en él, que sirven a distinguir sustantivamente al viajante del comercio, y que sin abandono del tipo "viajante del comercio" podíase llegar liaste,
la noción del agente mediador, independiente y verdadero comerciante por
cuenta propia.
23» ftmeiomsíio oí Agente «3© ¿íiMísios. (Sentencia núm. 265. S abril 1845.)
E31 cargo de Agente ele Arbitrios que el actor desempeñaba en el Ayuntamiento de Palma de Mallorca es un cargo administrativo que en los Kegiaraentos de esta dase tienen establecidas las suficientes garantías de permanencia en su función, exigiendo para su separación la tramitación del
oportuno espediente, en el que se liarán constar las faltas que la motivan,
y el acuerdo municipal do la separación de esos empleados queda sujeto a
la revisión en la vía contonciosoadministrativa; y por ello cae fuera de la
competencia de la juñadieciÓH laboral el entender en esta materia, por lo
q\ie procede declarar la incompetencia de esta jurisdicción para conocer del
asunto que motiva esto recurso.
159
JURISPRUDENCIA
No tierno condición tls finicioiiSMo público el liatones de mi orgamissist} estatal. (Sentencia núm. 256. 26 de marzo de 1945.)
Si la trivialidad de la función característica de los servicios de "botones"
o "recadero .joven" parece impropia a un tono de pública, qus pugnaría con
su insignificancia, dándola rsalce inadecuado y personificación de funcionario, las modalidades del caso de su nombramiento y pago en gratificación
convencen de que servidor de esa clase no tiene las garantías del empleado
público, ni relación de trabajo- equiparable a éste, ni, en fin, nexo estatal que
la confiera atributo o deber alguno más significado que el de su dependencia
laboral, como lo tienen los funcionarios. No se percibe, pues, modo de calificar a tal modesto servidor más que como trabajador que en temprana edad
rinde el esfuerzo do que dispone, y así ha de tratársele.
y falto ele resjseto, «ÍMMO «musas ¿te «fespM®. (Sentencia numero 220. 1. de marzo de 1945.)
El despido del demandante tuvo lugar porque cerró el paso del vapor
de una máquina de la sección de tintes, en la que no tenía intervención laboral de clase alguna, con ánimo de que no se trabajase más aquel día, para
que su pretensión prevaleciera contra las órdenes del director técnico de la
sección do tintes, no habiendo terminado la jornada normal de trabajo en la
Empresa e imposibilitando, como lo consiguió la realización de determinados
trabajos ordenados por la gerencia de la casa, declaración que no ha sido
impugnada por el recurrente en la forma que la Ley autoriza y que, por tanto, sigue subsistente a los efectos de estimarla como causa de despido comprendida en los apartados b) y c) del núm. 6." del art. 89 de la Ley de Contrato do Trabajo.
línracióii del «wmtrafo tío trabajo. (Sentencias núms. 221 y 222. 1 marzo 1945.)
Dispuesto en la cláusula tercera del Contrato de Trabajo, a que loa hechos
probados aluden: "La duración de esto contrato será de un trimestre, tácitamente prorrogado "por igual período de tiempo", salvo denuncia por una
de las partes con un mes de antelación", parece evidente que cada prórroga
trimestral había de entenderse producida cuando hubiera comenzado a correr el último mes del trimestre en vigencia, pues que entonces ya no podía
tener lugar la denuncia con la anticipación mensual comentada, y consiguientemente estaba supuesta la continuidad trimestral siguiente.
160
JURISPRUDENCIA
Subsidio por fallecimiento. (Sentencia núm. 104. 12 de diciembre de 1944.)
M subsidio dispuesto en la Base 21 de laa que en la fecha del fallecimiento de
, regulaba el servicio de empleados de la Banca privada,
se ordenó en beneficio de los eausahabientes del trabajador fallecido; es, pos'
tanto, derecho de éstos, con origen causal en el mero hecho de la muerte.
Si la tesis de la, sentencia recurrida prosperara, pudiera llevar a la inaceptable conclusión de que la revisión de conducta de obreros fallecidos dejara
siempre incierta, en orden al subsidio familiar regulado en la base de trabajo,
la (suerte de los beneficiarios, quienes, en todo caso, se verían, obligados a
defender su derecho, exculpando a sus causahabientes de cargos que siendo
desconocidos, o tal vez ya dispensados por la Empresa, como liaría posible
creer el heclio de no haber despedido al trabajador, con mas razón nay quo
presumir los desconozcan sus causahabientes en la mayor parte de loa casos, imposibilitados por falta de medios adecuados para rehabilitar la conducta de quien no puede responder personalmente de sus actos ni explicarlos
en sus circunstancias.
¡La, BEag-feíiratora d» Tratojo es competente para conocer «le la concssióa
o éemegaolúm tus pensiones que las Empresas otorgan, a su personai. (Sentencia núm. 255. 22 de marzo de 1945.)
Lio mismo la sentencia de esta Sala de 5 de mayo de 1943, que la de
22 de septiembre de igual año, reafirman la competencia de esta jurisdicción
en la materia de pensiones y jubilaciones de los trabajadores, de lo cual en
ambas se trataba, y que lo hiciera la última distinguiendo en el origen da
ciertas pensiones, para decidir en su caso que la autoridad directiva estaba
capacitada para privar de ellos, revela ese propio imperio que la permitij
tratar la cuestión de fondo y solucionarla. .
3u» incompetencia por razón del lugar no paed© alegarse en irecta^so ció casación por infracción de ley. (Sentencia núm. 107. 13 de diciembre da 1944.-.)
l<a competencia "ratione loci" no tenía ni tiene cabida en recursos d»
aquel tipo, como dispone el art. 488 del Código del Trabajo, en relación con
el 1.692 de la Ley de Enjuiciamiento, cuyo núm. 6." considera lo que de derecho sustantivo existe en el estudio de la competencia por razón de la Ley,
que, como infringida, se pi-eaente en cuanto concede o niega "facultad jurisdiccional" en orden a la "materia" litigiosa, para que la supuesta infracción pueda ser corregida en nombre del interés público, pero siempre bajo el
punto de vista del derecho sustantivo; en cambio, considera, vicio formal la
161
JURISPRUDENCIA
infracción de preceptos reguladores del modo de discernirse la competencia
territorial, y al efecto los incluye en el núm. 6." del art. 1.693 de la propia
Ley rituaria. La competencia territorial, pues, no puede ser materia de recurso de casación por infracción de ley.
del recurso de revisión a, favor ttel íoiufc» de garantía. Ss prescriptible. (Sentencia núm. 220. 6 de marzo de 1945.j
El error do la tesis sustentada en el recurso es evidente, por cuanto ya
esta Sala, en su reciente sentencia de 12 de abril de 1944, lia dejado claramente establecido, con doctrina que ha do reiterarse, que tal recurso de
revisión especialísimo y extraordinario ha do entendérselo muy análogo en
su fondo de origen y directrices al medio articulado en el procedimiento civil
ordinario para salvar la pugna entre la verdad real y la legal lograda por
fraude. La referencia directa que hace el art. 498 del Código del Trabajo
en todo lo no previsto en su libro 4.°, a lo que dispone la Ley do Enjuiciamiento Civil, y la carencia de normas de tipo laboral que regulan el término
dentro del cual puede interponerse el repetido recurso o demanda de revisión
extraordinaria a favor del fondo de garantía, ha do obtenerse su duración
aplicando análogamente las normas procesales comunes adecuadas, artículos 1.798 y 1.800 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, señalan en tros meses y
cinco años como máximum el plazo.
MINISTERIO DEL TRABAJO
INTERPRETACIÓN BE MHÍES Y REGLAMENTOS
A)
JJSGSSIACÍON
DESCANSO DOMINICAL
C'onapa'jas&tíúii económica al personal que trabaja en día de fiesta no ree operable. (Resolución 30 de abril de 1945.)
Cuando so trate de industrias exceptuadas, en que los trabajadores disfruten descanso dominical de compensación, los días festivos no recuperables,
en que, sin embargo, actúen, deberán serles compensados con otro día de descanso o, en su defecto, con el abono de sus liaberes correspondientes a dichas
festividades, incrementados en el 140 por 100.
162
JURISPRUDENCIA
B)
BEGI^AMKNTACIOK
PRENSA
ClsisificaoSón profesional. líraeba de aptitud. (Kesolución 28 de abril de 1945.)
Para realizar las Empresas el encuadramiento de su personal, hatea de
estarse a la función desarrollada por. los trabajadores a su servicio, sin
que sea necesario, ni menos aún obligatorio, el examen de capacitación prevenido en la primera Disposición transitoria de la Reglamentación, sino en
aquellos casos en que las definiciones contenidas en las Ordenanzas laborales exijan la posesión de un mínimo do conocimientos. En cuanto a recursos
tiontra el Escalafón, habrá de tenerse en consideración lo dispuesto en el
artículo 28 de las Ordenanzas, que otorga un plazo de diez días para reclamar contra aquél; caso de ser desestimada la petición, concede quince días
para acudir ante la respectiva Delegación de Ti-atoajo y, finalmente, se da
«m postrer recurso ante la Dirección General.
SIDEROMETAXiURGIA.
TPaJEeros de carrocería ele cochos. (Resolución 30 de abril de 1845.)
La discriminación de si se trata de actividad que haya o no de sujetarse
a la Reglamentación de Siderometal urgía, ha de realizarse en cada caso por
la Delegación Provincial de Trabajo, previo informe de la Inspección de
Trabajo y.de la Delegación Sindical, por tratarse de cuestión de hecho, sin
perjuicio de concederse posibilidad de recurso ante la Dirección General de
Trabajo.
HOSTELERÍA
KetHMner&eióJi de los "intérpretes". (Resolución 1." de mayo de 1945.)
Hay que distinguir dos hipótesis, a saber:
a) Si están encai'gados efectivamente de acompañar a los turistas que
sean clientes del establecimiento, cobrarán el sueldo fijo marcado, aparte del
pago de sus actividades conforme a la-ss tarifas implantadas por la Dirección General de Turismo; y
b) Si los servicios se prestan d'entro del Hotel y consisten en la recogida de clientes y en otros actos propios de la Conserjería, serán equiparados
a los Ayudantes áe Corscrje, cobrando el haber a éstos señalado, así como
la participación en el porcentaje que marca la Reglamentación de Trabajo
para, tales Ayudantes.
163
J ÜEISPSUDENCIA
ELECTRICIDAD
Plus ú® cargas familiares. (Resolución. 5 de mayo de 1945.)
Los hijos menores de veintitrés años, durante el tiempo que presten su
ser* icio militar, no dan derecho a puntos.
Reitera doctrina constantemente aplicada en las distintas Reglamentaciones do trabajo, la cual se basa en el hecho de que, en tanto dura el servicio castrense, no existe auténtica carga familiar.
SEGUROS
Médicos y CoEflíuIpomas «pie prestan sus servicios a más ü» ama TSntMail, y
• ejercen libremente su profesión. (Resolución 12 de mayo de 1945.)
Si bien por su especialidad podrían los MéJicos referidos considerarse
clasificados como Personal Titulado, conforme al artículo 7." de la Boglamentación, debe tenerse en cuenta que el artículo 34, al tratar de la jornada de trabajo que viene obligado a realizar el personal afectado por las
Ordenanzas, incluye en su párrafo 1.° al Titulado, para el que su establece,
al igual que para los Grupos de Jefes y Administrativos, la de cuarenta, y
cuatro ñoras semanales y la de seis horas diarias durante la jornada reducida de verano. Por ello, y para que el personal Titulado pueda considerarse
regido por la Reglamentación nacional, habrá de llenar diclio requisito de la
jornada do trabajo, criterio ya sentado por la Dirección General do Trabajo con reiterat. ón.
Por lo que tocd. a los Practicantes y las Comadronas, que aparecen incluidos en el Grupo de Profesiones y Oficios Varios, a más do que presten
sus servicios de modo preferente o exclusivo para un'a misma Empresa, o
para varias de la misma Organización financie • a, deberá asimismo tenerse
en cuenta el requisito relativo a la jumada de trabajo que vienen obligados
a observar, a tenor del apartado 3.° cel ya citado artículo 3'i de la Reglamentación nacional.
ARTES GRÁFICAS
Situación fie los aprendices femensaios ai terminas,1 oí plazo tfo preparación.
(Resolución I ) cíe mayo do 1945.)
Por no existir la categoría de "peón" femenino en la Reglamentación de
Artos Gráficas, no resulta posible aplicar criterio diálogo al señalado para
los aprendices varones por el artículo 29, apartado 4.°, de las mencionadas
Ordenanzas de Trabajo, con. arreglo al cual se establece la reserva del 80
164
JURISPRUDENCIA
por 100 de las vacantes que se produzcan en la categoría de Oficiales de tercera para los aprendices declarados aptos, y si no hubiera ninguna vacante,
se dispone la posibilidad de opción entre salir de la empresa o pasar a la
categoría de peón.
Para sa¡ icionar el problema planteado, y teniendo presente lo dispuesto
en el artículo 22, apartado 2.°, de la Reglamentación, y siempre respetando
los derechos adquiridos, se acuerda: Que cuando los aprendices femeninos de
oficios complementarios hayan completado satisfactoriamente su período de
preparación, tendrán derecho a ingresar en la categoría de Oficiales de tercera siempre que hubiera vacantes, a salir de la empresa para prestar sus
servicios en otra diferente, o bien a percibir la mitad de la diferencia a que
hace mención el apartado 2.° del artículo 22. Y si por costumbre inveterada
!a Empresa abonara en este último caso la remuneración fijada para el Oficial de tercera, con una reducción del 25 por 100 tan sólo, esta última costumbre sería de aplicación, por ser más favorable que la diferencia marcada
en el citado artículo 22.
C)
SEGUROS
Percepción del Subsidio Familia* por los Alguaciles de los ¿fwzgados Municipales. (Resolucifin 11 de mayo de 1**45.)
De conformidad con los informes emitidos por la Sección de Seguros
Sociales y la Asesoría Técnica de Previsión, la Dirección General de Previsión resuelve la Consulta formulada en el sentido de que, habiendo variado
Ja situación jurídica de los Alguaciles de los Juzgados Municipales, bo?
Agentes Judiciales, habrá de estarse en cuanto al régimen de Subsidios Familiares a las consecuencias derivadas de la nueva situación, siéndoles aplicable el Régimen especial de los funcionarios públicos en general, o e¿ que
establezca en particular el Ministerio de Justicia, desde el momento en que
tales Agentes perciban su sueldo con cargo a los Presupuestos generales
del Estado.
Para llegar a ea'.::-¡ conclusión la Dirección General parte de la idea de qua
los Alguaciles en cuestión han sido afectados por la Ley de Bases de reforma de la Justicia municipal de 19 de julio de 19.44, que dispone en su
Base V que tocios ellos constituir:! n un Cuerpo, y que determina en su
Base VII las normas para la üjaciói de sus remuneraciones, en sustitución
cíe los derechos arancelarios, que pen ?birá el Estado.
Kxamina la Resolución el Decreto da 19 de enero de 1945, así como las
Ordenes cíe 1.» y 31 de marzo del año Í944, y declara en su último Considerando, que "mientras perciban los Alguaciles municipales su remuneración
por Arancel, en tanto entre en vigor la Organización del Cuerpo de Agentes
Judiciales, deben ser considerados como trabajadorea por cuenta propia y,
por tanto, excluidos del Régimen General de Subsidios".
165
JURISPRUDENCIA
Kégimen de Seguros Sociales aplicable a la Comunidad de Regantes ele ...
(Resolución 19 de mayo de 1945.)
Se trata de una Entidad incorporada a la Hermandad Sindical que solicita, "por ser empresa puramente agrícola", quedar sujeta a* régimen especial de seguros sociales para la agricultura, alegando a tal fin que loa
productores a su servicio fueron incluidos en su mayoría en el Censo da
productores agrícolas a efectos de las elecciones sindicales.
En los Considerandos de la Resolución, dictada por la Dirección General
de Previsión d.e conformidad con el dictamen de la Asesoría Técnica, comienza por declararse que la Entidad peticionaria posee personalidad jurídica, distinta e independiente de la individual de los propietarios da
lincas rústicas que la constituyeron para mejor aprovechamiento de las
aguas, y se sienta el criterio de que esta actividad no encuadra dentro del
concepto de trabajos agrícolas, forestales y pecuarios, únicos sujetos al régimen especial de Seguros Sociales establecido por la Ley de 10 de febrero de
1943 y su Reglamento do 26 de mayo siguiente; se indica a continuación que
son diferentes los criterios inspiradores de la legislación fiscal y de la de
previsión, por lo que resulta perfectamente normal que empresas sujetas a
tributación por contribución rústica, como las salinas, por ejemplo, estén
consideradas como industriales a los fines de previsión; y luego de invocar
la Resolución de 17 de abril de 194.4, que decidió un caso análogo, y la á¿
6 de abril de 1945, que estima como labores agrícolas aquellas en que concurre, entre otras, la circunstancia de que persigan la obtención directa
o la transformación no mecánica de los frutos de la tierra, ganadería o forestales en el lugar donde originariamente se encuentren, y no una finalidad
de carácter industrial, resuelve que la Comunidad solicitante debe quedar
sujeta al Régimen general de Subsidios y Seguros Sociales, y excluida, por
consiguiente, del especial establecido para la Agricultura.
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