COMENTARIO DE SENTENCIA RESPONSABILIDAD DE ABOGADO POR INDEBIDO PLANTEAMIENTO DE RECURSO 1- RESUMEN DE LA SENTENCIA • TRIBUNAL TRIBUNAL SUPREMO, SENTENCIA DE 14 DE JULIO DE 2005 • RESUMEN DE LOS HECHOS: El actor había sido despedido de su empresa, considerando dicho despido improcedente, interpone demanda en defensa de su derecho, demanda que no prospera, puesto que tanto el Juzgado de lo Social de Sevilla como el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía estiman la excepción planteada por los demandados de incompetencia de Jurisdicción, puesto que consideran que se trata de una relación de carácter mercantil y no laboral. El demandante, con el fin de interponer recurso de casación para unificación de doctrina, acude al Letrado L., que además es profesor titular de Derecho de Trabajo de la Universidad Complutense de Madrid, quien recaba dictamen del catedrático de dicha disciplina para valorar las posibilidades de éxito del recurso, resultando favorable dicho dictamen. El TS inadmite el recurso de casación por defectos procesales en su formalización. Como consecuencia de la inadmisión del recurso el actor interpone demanda contra el Letrado L., así como contra sus compañías aseguradoras, en reclamación de daños y perjuicios, cuyo importe cuantifica en 82.038.645 pesetas, que comprendía, además de los honorarios del Letrado los salarios de tramitación y la indemnización que le hubiere correspondido, aunque al ser estos derechos potenciales rebaja su reclamación a la cantidad de 50.000.000 Pts. La demanda es desestimada tanto en Instancia como por la Audiencia Provincial de Madrid, por lo que se formula recurso de casación. 1 • FALLO El Tribunal Supremo estima parcialmente el recurso de casación, condenando al demandado y a una de las aseguradoras, puesto que respecto de la otra el seguro no estaba en vigor en el momento de producirse los hechos, a abonar al recurrente la cantidad de 12.000 €, en concepto de indemnización por daño moral, sin expresa condena en costas. Tampoco condena a la compañía aseguradora a los intereses del artículo 20 de la LCS, puesto que entiende que opera la excepción de su apartado 8, al ser la indemnización reclamada exagerada. 2- ANÁLISIS DE LA SENTENCIA • PRINCIPIOS DOCTRINALES ESTUDIADOS. NORMATIVA APLICADA Se basa, fundamentalmente, el recurso de casación, en la infracción interpretativa de los artículos 1.544 y siguientes del CC, puesto que la Jurisprudencia del TS configura la relación entre el abogado y el cliente, con carácter general, como un arrendamiento de servicios, servicios consistentes en la defensa, judicial o extrajudicial, de los intereses confiados por el cliente. Artículo 1.544 CC: “En el arrendamiento de obras o servicios una de las partes se obliga a ejecutar una obra o prestar a la otra un servicio por un precio cierto.” La regulación del contrato de arrendamiento de servicios, se debe poner en relación con los artículos 1.101, 1.103 y 1.104 del mismo texto legal, que se ocupan de la responsabilidad contractual, en el siguiente sentido: Artículo 1.101 CC: “Quedan sujetos a la indemnización de los daños y perjuicios causados los que en cumplimiento de sus obligaciones incurrieren en dolo, negligencia o morosidad, y los que de cualquier modo contravinieren el tener de aquellas” Artículo 1.103 CC: “la responsabilidad que proceda de negligencia es igualmente exigible en el cumplimiento de toda clase de obligaciones, pero podrá moderarse por los tribunales, según los casos.” Artículo 1.104 CC: “la culpa o negligencia del deudor consiste en la omisión de aquella diligencia que exija la 2 naturaleza de la obligación y corresponda a circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar. las Cuando la obligación no exprese la diligencia que ha de prestarse en su cumplimiento se exigirá la de un buen padre de familia.” Habrá que tener en cuenta, de la misma forma, aquellos preceptos del Estatuto General de la Abogacía que se refieren a las obligaciones contractuales de los abogados, como son los artículos 53 y 54 del citado estatuto: Artículo 53 del Estatuto General de la Abogacía: “Son obligaciones del Abogado para con la parte por él defendida, además de las que se deriven de la relación contractual que entre ellos existe, la del cumplimiento, con el máximo celo y diligencia y guardando el secreto profesional, de la misión de defensa que le sea encomendada. En el desempeño de esta función se atendrá el Abogado a las exigencias técnicas, deontológicas y morales adecuadas a la tutela jurídica de cada asunto.” Artículo 54 del Estatuto General de la Abogacía: “El Abogado realizará diligentemente las actividades que le imponga la defensa del asunto confiado. Podrá auxiliarse en la práctica de tales actividades de sus colaboradores u otros compañeros.” Al ser un contrato de arrendamiento de servicios el que le vincula con su cliente, a lo que está obligado es a prestar sus servicios profesionales con competencia y prontitud requeridas por las circunstancias de cada caso, incluyendo en esa competencia el conocimiento de la legislación y jurisprudencia aplicable al caso, y a su aplicación con criterios de razonabilidad si hubiese interpretaciones no unívocas. La obligación del abogado, se configura, por tanto, como una obligación de medios y no de resultado, obligándose a actuar con toda la diligencia posible, encaminando la misma a la obtención de un resultado, pero sin comprometerse a la obtención del mismo. Estamos hablando, por lo expuesto anteriormente, de una responsabilidad subjetiva, cuya prueba corresponde a quien la alega, debiendo acreditarse la culpa o negligencia del letrado, la realidad del daño y el nexo de causalidad entre ambos: 1. Culpa del letrado: 3 La Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid recurrida desestimó la pretensión del actor por considerar que este no había probado la responsabilidad del Letrado, puesto que ha motivado su demanda en que la conducta negligente del Letrado deriva de la inadmisión del recurso de casación por el TS, sin poner de manifiesto que aspecto concreto de la actuación del demandado ha causado la negligencia que se pretende, puesto que el recurso se formalizó en plazo y forma, de conformidad con la obligación profesional aceptada, que no era otra que la de interponer el recurso. Entiende, sin embargo, el TS, que queda acreditada la responsabilidad del Letrado, con independencia del resultado final que se hubiese obtenido, puesto que la inadmisión del recurso de casación ante la Sala Cuarta del TS fue debida a un defecto de forma en el planteamiento del mismo, defecto imputable al Letrado encargado de interponer el citado recurso, máxime, cuando éste tiene publicado un libro sobre “Derecho Procesal del Trabajo” en que enumera los requisitos de la Sala Cuarta del TS para la admisibilidad del recurso de casación para unificación de la doctrina, documentación que aporta el demandante con su escrito de demanda. Si bien el Letrado alega en su descargo que siguió el dictamen elaborado por el Catedrático de Derecho de Trabajo, sin embargo su labor no consistía únicamente en transcribir el citado dictamen en el recurso, sino que debía formalizar el mismo correctamente, puesto que por esta labor presentó a su cliente una minuta de honorarios de 795.000 Pts. Dicha actuación, obviando los requisitos formales necesarios para la admisión del recurso de casación para la unificación de doctrina, sobradamente conocidos por el demandado, vulnera la “lex artis” y el deber de diligencia del letrado recogido en el Estatuto general de la Abogacía y en el Código Civil de manera más general. 2. Daño causado y su valoración: En cuanto al daño producido es difícil acreditar el mismo, al ser la obligación de medios y no de resultado. Por lo general dicho daño no será el equivalente a la no obtención de un resultado, puesto que la estimación o no de la pretensión planteada depende únicamente de la convicción del Juzgador, siendo este un tercero, ajeno a las partes contratantes y de cuyo criterio no es responsable el Letrado. 4 En este sentido existen tres teorías referentes a la prueba y valoración del daño causado: • Aquella que estima que el daño debe acreditarse por el demandante mediante el examen del pleito y sus antecedentes, valorando las probabilidades de prosperar del litigio, si estas fuesen mínimas desaparecería el derecho a la indemnización, y en la medida que las mismas aumenten, aumentaría la cuantía de la misma en el mismo porcentaje. • La segunda de ellas entiende que no se puede entrar a valorar las posibilidades de éxito de las reclamaciones, puesto que supondrían meras conjeturas, por lo que se debe valorar el daño moral causado por la pérdida de oportunidad procesal que comporta la posibilidad de acudir a los tribunales en defensa de sus intereses. Esta es la teoría que sigue la sentencia que estamos analizando, que estima que, salvo en casos de notorio error en la resolución recurrida, la indemnización no puede cifrarse en la valoración del hipotético daño sufrido al no haber llegado a obtener Sentencia a su favor, lo que ocurre en el caso que nos ocupa, valorando el daño moral producido por la pérdida de oportunidad en la cantidad de 12.000€. • La tercera de las teorías entiende que probada la responsabilidad del letrado queda probada la existencia de un daño, que se presume en la cuantía del valor patrimonial de la prestación contractual incumplida, invirtiéndose la carga de la prueba y siendo el letrado quien tiene que probar que el daño es menor puesto que las posibilidades de prosperar del pleito eran mínimas. 3. Relación de causalidad: La relación de causalidad queda acreditada puesto que la pérdida de oportunidad sufrida por el demandante deviene de la negligencia del letrado en la interposición del recurso. • JURISPRUDENCIA ADICIONAL 5 o STS de 12 de diciembre de 2003. o STS de 30 de diciembre de 2002. o STS de 8 de febrero de 2000. • CONCLUSIONES Recoge el fallo de la Sentencia la Jurisprudencia mayoritaria en cuanto a la valoración del daño causado por la culpa o negligencia del letrado en la interposición del recurso, la “teoría de la pérdida de oportunidad”, si bien la jurisprudencia del TS se ha decantado, mayoritariamente, por entrar a valorar, aunque sea mínimamente, las expectativas de éxito del litigio, puesto que considera este como el sistema más objetivo a la hora de establecer las cantidades a indemnizar, de otra manera aquellas personas cuyo pleito no tiene posibilidad alguna de prosperar se beneficiarían de la posible negligencia de su letrado al obtener la correspondiente indemnización por daño moral, y aquellos cuya pretensión tiene grandes posibilidades de ser admitida se verían perjudicados. 6