INTRODUCCIÓN C uando el primer día del mes de septiembre de 1939 las tropas alemanas cruzaron la por entonces frontera germano−polaca, sólo unos pocos imaginaban el desenlace que culminaría el 2, también de septiembre, de 1945, exactamente 6 años y un dís más tarde. No porque no pensaran que Alemania perdería la guerra, sino porque no preveían que ésta fuese tan larga, tan sangrienta y que tuviese tanto alcance a nivel mundial, no sólo en lo que concierne al desarrollo de los acontecimientos, sino también a la situación en que quedaría el mundo luego de la contienda. Y, en lo que respecta a las causas de la guerra, nos debemos referir a ese célebre pensamiento de Vladimir Lenin: La guerra no es un fin en sé misma. La guerra es parte de un todo, y ese todo es la política. Tal como lo vaticinara Clusewitz un siglo atrás, la guerra es, en esencia, una continuación de la política. Por eso Hitler dotó a Alemania de la Wehrmacht, el ejército más poderoso de todos los tiempos, por encima, incluso, de la Grande Armeé de Napoleón: Alemania necesitaba su espacio vital, el cual le aseguraría la supremacía sobre Europa y, por consiguiente, por sobre el mundo entero. Mas Hitler, como resulta obvio, no hizo esto por amor a su pueblo. Lo hizo por amor a sí mismo. Él era el amo de Alemania. Y, si Alemania era el amo del mundo, él sería, por consiguiente, la persona más poderosa del globo, una especie de sucesor de los antaño emperadores romanos, que habían reinado por sobre todo (o casi todo) el mundo conocido. CAPÍTULO PRIMERO: EUROPA ENTRE 1918 Y 1938 L uego de finalizada la Primera Guerra Mundial, los vencedores, ingleses y franceses, impusieron en Versalles humillantes condiciones a los alemanes. Debían entregar a Francia exorbitantes cantidades de dinero, desmilitarizar Renania, ceder Dantzig y Silesia a Polonia, y los Sudetes a Checoslovaquia. También se prohibía a su ejército poseer más de 10 divisiones, 100.000 hombres, artillería pesada, tanques, aviones y Estado Mayor. Además, el Tratado creó dos nuevas naciones: Polonia y Checoslovaquia, y separó Austria de Hungría. El objetivo de Versalles era que la Gran Guerra nunca se volviera a repetir. Con una Alemania reducida a la impotencia se esperaba lograrlo. Pero no fue así. Alemania, aunque atravesaba una grave crisis financiera, estaba intacta. Su ejército, el Reichswehr, deseaba ansiosamente vengar la vergüenza de Versalles. La U.R.S.S. ya no era un aliado incondicional de las democracias occidentales, y estaba dispuesta a aliarse indistintamente con los alemanes o los franco−británicos, según le conviniera. Mientras tanto, en los primeros días de la paz, en una cervecería de Munich, un grupo de jóvenes se reúne para crear un partido más: el Partido Obrero Alemán. Uno de sus creadores es un cabo austríaco sin mucha personalidad: Adolf Hitler, que en una Alemania devastada por la crisis económica y la inflación, sabe abrirse camino. En poco tiempo, el Partido Obrero Alemán se transformará en el Nacional − socialista, o Nazi. Pero Hitler ambiciona más que eso. Quiere vengar la vergüenza de Versalles y devolver a Alemania su espacio vital, que le arrebató el Tratado, y para lograr su objetivo necesita el poder. En 1923 se lleva a cabo el 1 fallido putsch de Munich. Hitler va a la cárcel, y en ella dicta a Rudolf Hess, uno de sus más íntimos colaboradores, su autobiografía, Mein Kampf (Mi Lucha), que llegará a convertirse en la Biblia del nazismo. Al salir de prisión, Hitler reorganiza su Partido, y crea sus propias milicias, las S.A. y las S.S., para apretar a sus enemigos y atacar a los comunistas y los judíos. Entre tanto, el poder del nacional − socialismo va creciendo. En 1930 ya tiene 107 diputados en el Reichstag, y tres años más tarde, el 30 de enero de 1933, el anciano presidente Hindenburg nombra Canciller al joven Hitler. Un mes más tarde, el Reichstag arde. Hitler acusa del incendio a los comunistas, y se otorga plenos poderes. Instaura en Alemania un régimen totalitario fascista anticomunista y antijudío. El Führer, como se le llama, hace trizas el Tratado de Versalles. Promulga el Servicio Militar obligatorio; aumenta el tamaño del Ejército a 500.000 hombres; crea una fuerza aérea, la Luftwaffe, que pondrá bajo el mando de su amigo y colaborador Hermann Göering. Hace, además, caso a los jóvenes oficiales que, como Lutz, Guderian y von Thoma, preconizan el desarrollo del arma blindada, y crea las temibles Panzerdivisionen (Divisiones blindadas), que tantos éxitos tendrán en posteriores campañas. Renania es remilitarizada en 1936, y para ese entonces ya ha abandonado la débil Sociedad de las Naciones. Entre tanto, las potencias occidentales (Francia y Gran Bretaña) salen de un espantoso letargo. Durante la posguerra Francia a construido la formidable Línea Maginot, impresionante muralla de hormigón extendida a lo largo de la frontera francoalemana. Sin embargo, este formidable obstáculo defensivo no guarnece el bosque de las Ardenas, que se cree impracticable para los ejércitos modernos. Este factor sellará la suerte de Francia en mayo de 1940. Además de la Línea Maginot, Francia e Inglaterra han hecho poco y nada. Sus ejércitos, a diferencia de la moderna Wehrmacht, están dotados de armas caducas. Sus stocks de municiones provienen de la otra guerra. Por toda aviación disponen de pocos aparatos, viejos. Sólo la R.A.F. (Royal Air Force: Real Fuerza Aérea) británica puede enfrentar a la Luftwaffe. Al ser democracias, estos países no se pueden rearmar a costa del pueblo, como sucede en Alemania, Italia y la U.R.S.S. Alemanes e italianos usan la Guerra Civil Española como campo de prueba de las futuras campañas que habrían de llevar a cabo en Europa. Apoyan a Franco con armas y hombres. Por su parte, la U.R.S.S. ayuda a los republicanos. Los italianos, además, invaden Etiopía con facilidad, y se anexionan Albania. Son echados de la Sociedad de las Naciones, pero a Mussolini no le importa mucho. En Asia, Japón también sigue una política expansionista: se aprovecha de la debilidad del régimen de Chang Kai−Chek en China para conquistar Manchuria e instalar un estado títere, el Manchukuo. También ellos son expulsados de la Sociedad de las Naciones. Sin embargo, Hitler sabe que su Wehrmacht no está aún en condiciones de combatir. Necesita tiempo para completar su rearme, y por eso proclama a bombo y platillo que sólo quiere vivir en paz con sus vecinos. Esto es fácilmente apreciable en los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936. Pero él también se aprovecha de la debilidad de las potencias occidentales. Desde su llegada al poder acaricia el proyecto del Anschluss, la unión de Austria y Alemania. Reemplaza a sus generales más escépticos que no quieren correr el riesgo de una guerra y nombra a militares dóciles: Brauchitsch, Keitel, Jodl. Al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores pone a un hombre de su plena confianza: Joachim von Ribbentrop, que había copiado a su Führer esa expresión de seguridad sin límites que era su arma diplomática más eficaz, y, además, aquel proceder que consistía en aburrir al interlocutor con interminables discursos que no dejaban lugar a preguntas ni a interrupciones, y que hacían, por consiguiente, muy difícil toda discusión En febrero de 1938, Hitler invita al Canciller austríaco, Schuschnigg, a su residencia, y le exige concesiones exorbitantes, que transformarían a Austria en protectorado alemán. En caso de negativa, irá a la guerra. Schuschnigg se somete, y permite a los nazis formar parte del gobierno. 2 Pero el Führer no está conforme, y en marzo entrega a Austria un ultimátum. Schuschnigg renuncia, y su sucesor, Seyss − Inquart, fanático partidario del Anschluss invita a los alemanes a ir a Viena a restablecer el orden. El 10 de abril se lleva a cabo un plebiscito puramente formal: el 99,7% de los habitantes aprueba la unión con Alemania. Los que se oponen ya parten hacia los campos de concentración junto con los comunistas y los judíos. Hitler a incorporado al Reich siete millones de habitantes sin disparar un tiro, sin perder un solo hombre. CAPÍTULO SEGUNDO: EL PACTO DE MUNICH L a República Checoslovaca fue creada en uno de los tantos tratados de paz posteriores a la Primera Guerra Mundial, y fue, hasta su desmembramiento en 1938, el país más próspero, democrático y progresista de Europa Central. Sin embargo, Checoslovaquia tuvo, desde un comienzo, grandes problemas internos, al estar compuesta por minorías. En efecto, en el país habitaban 3.250.000 alemanes de los Sudetes, 2.500.000 eslovacos, 1.000.000 de húngaros y 500.000 rutenos. Estas minorías deseaban pertenecer a sus Madres Patrias, y, aunque su situación era mucho mejor que las de las minorías de Europa Occidental y los E.U.A., reclamaban más autonomía. Dentro de esas minorías se destacaban los alemanes de los Sudetes, la minoría más numerosa; tenían una situación relativamente próspera, y, hasta la llegada de Adolf Hitler al poder, no había ningún movimiento serio para formular sus reivindicaciones, pero en 1933 Konrad Heinlein empezó a instigar a sus compatriotas de los Sudetes, de los que la mayoría se convirtió al nacionalsocialismo. Heinlein viajó a Berlín en 1938 y recibió, el 28 de marzo, las instrucciones de formular peticiones tan exorbitantes ante los checos de modo que jamás fuesen aceptadas. Esto demuestra que la cuestión de los Sudetes fue sólo un pretexto para Hitler, igual que Dantzig un año más tarde, pero los dirigentes de Francia e Inglaterra fueron incapaces de comprender las intenciones del Führer. Entre el 20 y el 22 de mayo de 1938 el mundo vivió una crisis, pues se creía que un ataque alemán era inminente, y Checoslovaquia comenzó a movilizar. Los diplomáticos francobritánicos adoptaron una dura postura con respecto al Führer, postura que no volverían a repetir: cualquier agresión no provocada a Checoslovaquia sería la guerra. Hitler, pues, debió ceder informó por medio de von Ribbentrop que no tenía intención de atacar a Checoslovaquia, a la vez que mandaba a preparar el plan verde para agredir el país, plan que debería ponerse en práctica el 1 de octubre. Por supuesto, las potencias occidentales desconocían dicho plan, y la noticia de no−agresión a Checoslovaquia fue acogida con alivio. Pero no todo eran rosas para los alemanes. El 5 de septiembre los líderes sudetes habían obtenido todo lo que reclamaban, que era justamente lo que no querían, y a consecuencia de esto, Heinlein rompió las relaciones con el gobierno checo dos días más tarde, y se refugió en Alemania. Entre tanto, toda Europa esperaba el discurso de Hitler el 12 de septiembre en Nuremberg. Se esperaba que allí se decidiera si el mundo continuaba en paz o iba a la guerra. Pero el discurso de Hitler, acusador al pueblo checoslovaco y a su presidente, Benes, no fue una declaración de guerra. El Führer se limitó a exigir justicia para los alemanes sudetes. Una justicia que, según Heinlein, sólo se resolvería devolviendo los Sudetes al 3 Reich. Dado que esta solución era aceptada por el gobierno de Londres, el Gabinete francés se reunió el día siguiente, 13, y se decidió a enviar a Chamberlain, Primer Ministro británico, a negociar con Hitler, cosa que se solicitó al Führer por medio de una carta, que fue aceptada, y ambos se reunieron el 15 en Berchtesgaden. En la reunión, Hitler pidió a Chamberlain que les fueran devueltos a Alemania los territorios de los Sudetes, pero el primer Ministro británico no podía comprometerse sin consultar a su Gabinete y al francés. Entonces, Hitler se comprometió a no iniciar ninguna acción militar antes de una nueva reunión. Ingleses y franceses conferenciaron el 18, y decidieron entregar a Alemania las zonas de los Sudetes donde la población alemana fuese superior al 50%, y a nadie se le ocurrió consultar a los checos. Mandaron una nota al día siguiente, pero los checos no aceptaron. Entonces, Francia e Inglaterra mandaron otra nota: en caso de guerra, no apoyarían a los checos, y éstos se debieron rendir. Encima, Polonia y Hungría exigieron la realización de un plebiscito en áreas checoslovacas con población de estos dos países. Neville Chamberlain y Hitler se volvieron a reunir, esta vez en Godesberg, el 22 de septiembre. Cuando Chamberlain informó al Führer que los Sudetes volverían a Alemania, el dictador exigió que la región fuese abandonada por los checos el 1 de octubre a más tardar. El británico dijo, entonces, que se podría esperar más. Hitler no aceptó, y envió un memorándum junto con un mapa, exigiendo que la región fuese abandonada el 1 de octubre. El gobierno checo rechazó la propuesta alemana, lo que encolerizó a Hitler, quien dijo que el primero de octubre haría lo que desease con Checoslovaquia. Sin embargo, se dio cuenta que las fuerzas checas igualaban en número a su Wehrmacht, y en caso de conflicto debía enfrentarse a franceses e ingleses. Mandó entonces una carta a Chamberlain proponiendo una nueva negociación, que fue aceptada, y el Primer Ministro británico propuso que mediaran Francia, Italia e Inglaterra. Hitler aceptó. El Duce, por Italia, Daladier, por Francia, y Chamberlain, por Gran Bretaña, fueron recibidos por Hitler el 29 de septiembre en Munich. Cuando le llegó el turno a Mussolini, declaró haber traído una proposición (Que en realidad había sido escrita por Göering y otros dos funcionarios, aprobada por el Führer, traducida y entregada a Mussolini) que fue aceptada por todos. El acuerdo se firmó el 30, y entregaba los Sudetes a Alemania. Los germanos comenzarían la ocupación el 1 de octubre y la finalizarían el 10. El acuerdo había obligado a Checoslovaquia a ceder 28.600 km2 a Alemania, con 3.600.000 habitantes (2.800.000 alemanes), donde estaban las fortificaciones más importantes de Europa después de la línea Maginot. Además, Polonia obtuvo1.700 km2 (228.000 hab.) y Hungría, 19.500 km2 y 770.000 habitantes. De sus recursos, Checoslovaquia había perdido: Carbón: Lignito: Productos químicos: Cemento: Industrias textiles: Hierro y acero: Energía eléctrica: Madera: 66% 80% 86% 80% 80% 70% 70% 40% 4 Por lo que muestra esta tabla, Checoslovaquia quedó despedazada de la noche a la mañana; además, hay que agregar que los checos poseían 35 divisiones bien pertrechadas y una eficaz línea defensiva que habría dado que hacer a los alemanes. Por eso no se explica la actitud de Chamberlain y Daladier; el ejército checo habría obligado a Hitler a mantener una guerra en 2 frentes, y esto se hizo más evidente luego del pacto del 23 de agosto de 1939, entre alemanes y rusos. Sin embargo, tanto en Londres como en París, Daladier y Chamberlain fueron recibidos como vencedores: ellos habían salvado la paz. Pero no comprendieron las intenciones de Hitler: los Sudetes eran sólo un pretexto. Así lo entendió Winston Churchill, quien, con su habitual buen humor, graficó así la situación: El dictador, amenazándonos con una pistola, ha reclamado, en principio, una libra esterlina. Cuando se le dio, exigió otra, siempre bajo la amenaza de la pistola. Finalmente ha aceptado contentarse con una libra, diecisiete chelines y seis peniques, y el resto en promesas para más adelante. Luego del pacto de Munich, Hitler ya se sintió mucho más seguro, y el 15 de marzo de 1939 anexionó Bohemia − Moravia y entró en Praga. Ocho días más tarde anexionó Memel, en Lituania. Asimismo, Eslovaquia pasó a ser un protectorado alemán. Francia e Inglaterra comprendieron demasiado tarde las ambiciones del Hitler, y se negaron en redondo a ceder Dantzig. Sin embargo, en seis años el Führer había logrado sus objetivos. Había devuelto al Tercer Reich su espacio vital, del que habló en Mein Kampf, el que había sido tan vilmente arrebatado a los alemanes. El mapa de Europa había cambiado radicalmente. Pero a partir de entonces, debió pelear; la paz de Europa estaba amenazada. CAPÍTULO TERCERO: LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LA PAZ El pacto Germano−soviético del 23 de agosto H itler no se conformó con Austria ni con los Sudetes. El 28 de abril de 1939 pidió a Polonia la cesión de Dantzig, puerto que el Tratado de Versalles había entregado a ese país y donde vivían 300.000 alemanes. Pero en Londres y en París la respuesta fue inmediata: si se modificaba el estatuto de Dantzig franceses y británicos irían a la guerra. Estos dos países, entonces, decidieron hacer un pacto con los soviéticos para prevenir cualquier agresión. El 15 de agosto, luego de muchas tratativas, llegaron las condiciones de Vorosilov con respecto al convenio militar: la U.R.S.S. no sólo entregaría material de guerra y apoyo aéreo al país víctima de Hitler, sino que también solicitaba poder dirigirse al frente a través de Vilna y Galitzia (Polonia) y/o de Rumania. Los franceses se reunieron, entonces, con el embajador polaco Lukasiewicz, y le dijeron que pedían permiso para que la infantería rusa penetrara en Polonia en caso de guerra; en caso contrario podía desarrollarse una acción germano−rusa contra su país. El embajador polaco no estaba de acuerdo, y respondió así: Beck (Ministro polaco de Asuntos Exteriores) no consentirá que los rusos ocupen los territorios que nosotros recuperamos en 1921. ¿Aceptaría Ud., como francés, que Alsacia y Lorena fuesen protegidas por los alemanes? Hitler comprendió que si no quería una guerra en dos frentes debería aliarse con Rusia, y el 21 de agosto envió un telegrama a Stalin, jefe supremo de la Unión Soviética, para que recibiera a Ribbentrop en Moscú el 22 o el 23, y firmar un pacto de no−agresión. Stalin aceptó, y él y Molotov, ministro de Asuntos Exteriores, recibieron a Ribbentrop el 23. Ese mismo día firmaron un pacto de no−agresión por diez años; además, la 5 U.R.S.S. entregaría a Hitler cereales, hierro, petróleo y otras materias primas durante ese lapso, en tanto que Alemania daría los planos del acorazado Bismarck, torretas navales, prototipos de aviones y más material militar. Ese pacto, además, contenía un protocolo secreto que se conocería más tarde; en él se establecía que ambos países se repartirían Polonia. Ese pacto, que asombró al mundo, pues se creían irreconciliables las posturas nazi y comunista, dejó conforme a ambos signatarios: los alemanes tendrían el tiempo y las materias primas suficientes para hacer la guerra a las potencias occidentales y los rusos podrían terminar su rearme, ya que la situación de su ejército era mala, y no estaba preparado para una guerra. La situación de Italia E l único aliado de Alemania en Europa, Italia, era incapaz de afrontar una guerra debido al deplorable estado en que se encontraba su ejército, por falta de materias primas. Así lo comprendió el conde Ciano, ministro de Asuntos Exteriores y yerno del Duce, quien intentó evitar la entrada en la guerra hasta 1943 ó 1944, como Hitler y Ribbentrop habían dicho. El Duce era consciente de la incapacidad de su país para afrontar la guerra, y por ello pidió a los alemanes todas las materias primas necesarias para iniciar el conflicto. Para él, la neutralidad era una opción para pequeños países (Suiza, Bélgica), pero indigna de los italianos, una potencia. Los alemanes pidieron a Mussolini que elaborara una lista de las materias primas y productos necesarios para ir a la guerra. El Duce, su yerno y los tres jefes del Estado Mayor General (Uno por la Aviación, otro por la Marina y otro por el Ejército) se dedicaron el 26 de agosto a elaborar la lista de lo necesario. Era ésta: Baterías antiaéreas Petróleo Carbón Madera Acero Cobre Plomo Zinc Níquel Molibdeno Tungsteno Zircornio Titanio Caucho Nitrato de sodio Carbonato de potasio Colofonia Alcohol metílico Esencia de trementina 150 7.000.000tm 6.000.000tm 1.000.000tm 2.000.000tm 150.000tm 10.000tm 7.000tm 5.000tm 600tm 600tm 200tm 400tm 22.000tm 220.000tm 70.000tm 25.000tm 18.000tm 6.000tm Esto, según Ciano, equivalía a 17.000 trenes. El Duce, entonces, le escribió a Hitler que si no tenía certeza de recibir lo solicitado no podría exponer al pueblo italiano a una guerra, ya que también podría perjudicar a su 6 aliado alemán. La respuesta de Hitler fue comprensiva; sólo podía entregar la madera, el carbón, el acero y el carbonato de potasio solicitado, además de 30 baterías. Entonces, pidió a Mussolini que contribuyera a su causa mediante una activa propaganda. Esto retendría a enormes fuerzas francesas en la frontera con Italia. Sin embargo, Mussolini no aceptaría permanecer neutral y, contra toda lógica, entraría en guerra en 1940. CAPÍTULO PRIMERO: LAS FUERZAS EL 1 DE SEPTIEMBRE DE 1939 L uego del pacto germano−soviético del 23 de agosto de 1939, Inglaterra y Polonia firmaron un tratado de asistencia mutua el 25. Esto sorprendió al Führer, quien sólo esperaba combatir con Polonia. Ya había dado la orden de atacar al país, pero debió retirarla apresuradamente y todas las ropas pudieron ser detenidas. Hitler debía negociar con Gran Bretaña para convencerla de que abandonase a Polonia. Pero fue en vano. Los ingleses habían comprendido sus verdaderas intenciones y se negaron a ceder. Hitler entendió entonces que la guerra era inevitable, y mandó a ejecutar a varios soldados de las S.S. un pretexto propagandístico: los polacos habían atacado una emisora de radio alemana y matado a sus operadores. En realidad eran soldados de las S.S. con uniformes polacos, y nadie creyó en la palabra de Hitler. Éste, por otra parte, ya había ordenado el ataque, y el 1 de septiembre la Wehrmacht cruzó la frontera. Al conocerse el ataque a Polonia, Francia e Inglaterra prometieron su apoyo a Polonia y el 3 de septiembre declararon la guerra al Tercer Reich. La movilización comenzó ese día e iba a otorgar a los dos aliados las tropas que aparecen a continuación (Junto con los alemanes y los polacos, que ya habían movilizado): Fuerzas terrestres Divisiones de infantería (D.I) en activo Divisiones de infantería en reserva Divisiones motorizadas (D.M.) Divisiones blindadas (D.B.) Divisiones ligeras motorizadas (D.L.M.) Divisiones de caballería (D.C.) Totales: Fuerzas navales Acorazados y cruceros de combate Portaaviones Cruceros Contratorpederos y destructores Torpederos Submarinos Fuerzas aéreas Cazas Bombarderos Inglaterra 4 5 1 − − − 10 Francia 23 51 7 − 2 3 86 Alemania 39 53 4 6 4 − 106 Polonia 30 9 − − − − 39 15 (9) 7 (6) 64 (19) 184 (32) (20) 58 (24) 7 (4) 2 (2) 19 (3) 32 (4) 38 (26) 77(25) 5 (2) (2) 8 (3) 22 (12) 12 (22) 57 (40) − − − 2 4 5 560 850 (480) 600 (480) 200 (0) 1.179 1.516 270 (30) 170 (130) En la parte de las fuerzas navales los números entre paréntesis indican las unidades en construcción al inicio 7 de las hostilidades; muchas serían abandonadas después. Por otro lado, en la parte de las fuerzas aéreas, los números entre paréntesis son un indicador de los aparatos capaces de enfrentarse a los alemanes, es decir, los aviones modernos. En este cuadro se puede apreciar la superioridad numérica aliada en cuanto a unidades terrestres (135 a 106), pero hay que destacar que la calidad de las unidades alemanas era muy superior; sus divisiones de reserva presentaban falencias en cuanto a la artillería, pero en las unidades francesas la situación era mucho peor. Además, los franceses tenían 23 divisiones en el Norte de África y en los Alpes, para prevenir una posible agresión italiana. Los aliados no poseían nada comparable a las Panzerdivisionen (Pz.D.); tenían tanques más pesados y numerosos, pero estaban mal distribuidos entre las unidades de infantería. Encima, la aviación aliada (2.650 aparatos, 1.120 de primera línea) no tenía nada que hacer frente a la Luftwaffe (2.695 aviones modernos). Por otra parte, la D.C.A. (Defensa antiaérea) francesa era totalmente insuficiente, mientras que los alemanes poseían 9.000 piezas, 2.600 de ellas de 88 y 105mm. Donde se manifestaba claramente la superioridad aliada era en el mar (514 buques contra 104). Si bien estos buques eran incapaces de defenderse de la Luftwaffe, como se vio en Noruega, es cierto que los alemanes nunca fueron superiores e el mar. Francia no atacó al Tercer Reich en 1939, cuando todas sus fuerzas importantes estaban en Polonia. Mucho se discutió acerca de esto. Jodl dijo en Nuremberg que, en el oeste, los alemanes tenían 25 divisiones en el Westwall (Muro del oeste) o Línea Sigfrido, y los franco−británicos, 110 grandes unidades. Sin embargo, las cosas no eran así. En el frente occidental había 34 divisiones alemanas (Después 43), y los franceses sólo tenían 57 para enfrentarlos. Debido a que la movilización recién comenzó el 3 de septiembre, las 110 divisiones que dijo Jodl sólo existían el 10 de mayo del año siguiente. Gamelin, generalísimo de los ejércitos aliados, pensaba que los polacos resistirían 6 meses, y dispondría de tiempo suficiente para completar la movilización y atacar Alemania. El anuncio de Hitler de que aplastaría a Polonia en 3 semanas era para él una utopía. CAPÍTULO SEGUNDO: LA INVASIÓN DE POLONIA Los planes alemanes E l Fall Weiss, el plan alemán, fue trazado por el coronel−general von Brauchitsch, jefe del Estado Mayor de Hitler, concienzudamente. Los Grupos de Ejércitos (G.E.) que participarían en la ofensiva recibieron sus efectivos con relación a las misiones asignadas. El objetivo de ese plan era destruir a las Fuerzas Armadas polacas, y para ello las Pz.D. Actuarían como puntas de lanza de sus respectivos G.E. Para esto, Brauchitsch disponía de 57 divisiones (Incluyendo todas las blindadas, ligeras y motorizadas) el día D. Estaban distribuidas como sigue: • Grupo de Ejércitos A (Coronel−general von Rundstedt). Con el 10° Ejército (General de artillería von Reichenau) avanzaría desde Silesia sobre el eje Wielun−Varsovia. Sus flancos serían cubiertos por el 14° Ejército (General de infantería List), a su derecha, y por el 8° Ejército (General de infantería Blaskowitz) a su izquierda. A este G.E. se le asignaron 27 divisiones, distribuidas como sigue: • 14° Ejército: 6 D.I., 1 D. Ligera, 2 Pz.D. y el regimiento motorizado de infantería S.S. Germania. 8 • 10° Ejército: 6 D.I., 2 D.M., 3 D. Ligeras y 2 Pz.D. • 8° Ejército: 4 D.I. y el regimiento motorizado S.S. Adolf Hitler. • Grupo de Ejércitos B (Coronel−general von Bock). Desde Pomerania y Prusia coparía a los polacos en el Corredor. Luego se lanzaría sobre el este de Varsovia, cortando la retirada de la capital. Las 18 divisiones de este G.E. estaban distribuidas así: • Pomerania: 4° Ejército (General de artillería von Kluge): 6 D.I., 2 D.M. y 1 Pz.D. • Prusia: 3er Ejército (General de artillería von Küchler): 8 D.I. y 1 Pz.D. Había, además 12 divisiones en reserva (8 en el G.E. A y 4 en el B). El dispositivo polaco L uego de la movilización, Polonia obtuvo 40 divisiones y 11 brigadas de caballería, encargadas de defender 2.000km de frontera con Alemania. El general francés Weygand se había alarmado por esto, y había recomendado al mariscal Rydz−Smigly, General en Jefe de los ejércitos polacos, defenderse en una línea constituida por los ríos Niemen, Bobr, Narva, Vístula y San, lo que reduciría el frente a 600km. Pero Rydz−Smigly objetó que Polonia no podía resistir si desde un comienzo perdía la Alta Silesia, Lodz, y las fértiles campiñas de Kutno, Kielcey y Poznan. Entonces, los polacos se jugaron el todo por el todo y decidieron defender toda su línea fronteriza con Alemania, excepto el Corredor. Sin embargo, no contaron con que la movilización comenzaría tardíamente (El 31 de agosto a las 11 horas), por lo que inicialmente los alemanes sólo se enfrentaron a 20 divisiones polacas. Éstas estaban divididas en 8 ejércitos y 2 agrupaciones, que se detallan a continuación: • Ejército Narew (Mlot−Fijalkowski): 2 D.I. y 2 Br.C. • Ejército Modlin (Przedrzymirski): 2 D.I. y 2 Br.C. • Ejército Pomeralia (Bortnowski): 5 D.I. y 1 Br.C. • Ejército Poznan (Kutrzeba): 4 D.I. y 2 Br.C. • Ejército Lodz (Rommel): 4 D.I. y 2 Br.C. • Ejército Cracovia (Szylling): 6D.I. y 1 Br.C. • Ejército Cárpatos (Fabryci). 3 D.I. y 2 Br. montadas. • Ejército Prusia (Dab−Biernacki): 6 D.I. y 1Br.C. • Agrupación Pyskor (S.E. de Varsovia): 1 D.I. y 1 Br. blindada. • Agrupación Wyskow (N.E. de Varsovia, Skwarczinski): 3 D.I. Había, además, 2 D.I. en Kutno y otras 2 en Przemysl. La batalla E n la madrugada del 1 de septiembre de 1939, los Stuka de la Luftwaffe pusieron fuera de combate a la aviación polaca, y desde entonces los alemanes dispusieron de una superioridad total en el aire, y no fueron molestados. En tierra, los germanos practicaron un nuevo tipo de guerra, muy revolucionaria: la blitzkrieg o guerra relámpago, que consistía en hacer avanzar con rapidez grandes formaciones blindadas por pequeños puntos, rompiéndolos, y así poder cercar a las tropas enemigas, en tanto que las unidades de infantería protegían sus flancos y el terreno conquistado. En el aire, los bombarderos en picada Stuka debilitaban las defensas enemigas, cumpliendo el papel de artillería volante. 9 Los polacos se resistieron con valor: en los primeros días de la campaña, los lanceros polacos cargaron contra los tanques del 19° Pz.K. (Panzer Korps: Cuerpo de Ejército Panzer), mandado por Guderian, que avanzaba por el corredor hacia el Vístula, capturando Kulm el 6 de septiembre y se encontraron con el 3er Ejército alemán. Sin embargo, nada podían hacer ante un enemigo que dominaba el aire y poseía más medios y material. Descargando una lluvia de bombas, pues la aviación polaca no existía, los alemanes controlaban las comunicaciones polacas, gracias a 1.500 bombarderos, incluidos los Stuka. El 10° Ejército alemán avanzó a ritmo de guerra relámpago sobre el eje Czestochowa−Piotrkow−Varsovia, y el 8 de septiembre había llegado a la capital. Su 4° Pz.D. atacó la ciudad, pero sufrió severas pérdidas. Esto enseñó a los alemanes una lección, que no siempre recordarían: los carros de combate no son para el combate callejero. Deben simplemente rodear las ciudades, y permitir que la infantería las capture. Pero pese a este contratiempo, los alemanes destruyeron a los Ejércitos polacos Lodz y Prusia, en combate desigual. Los polacos se habían comenzado a retirar el 6, tarde. Sin embargo, los ejércitos Pomeralia y Poznan se enfrentaron bravamente a los alemanes del 8° Ejército. El 10, los polacos destruyeron a la 30ª D.I. alemana y se apoderaron de los pasos del Bzoura. El G.E. B fue incapaz de intervenir, porque se debía dirigir al este de Varsovia, y von Rundstedt debió lanzar contra los polacos los medios motorizados del 10° Ejército, y se pudo cercar al ejército Pomeralia en Kutno. Los polacos se rindieron el 20 de septiembre, dejando en manos alemanas 170.000 hombres. Entretanto, el 19° Pz.K. avanzó por Prusia Oriental hacia el Narva, que franqueó el 9. El 15 estaba en Brest−Litowsk y se unía a los 10° y 14° Ejércitos alemanes (El 8° atacaba Varsovia, que recién se rendiría el 28 de septiembre, tras una encarnizada resistencia). Los polacos estaban encerrados cuando los soviéticos los traicionaron y atacaron por la espalda. En efecto, violando el pacto de no−agresión del 5 de mayo de 1934, en vigencia hasta 1945, y con la excusa de que el Estado polaco y su Gobierno han dejado de existir. (...) El Ejército Rojo debe proteger la vida y los bienes de la población de Ucrania y de la Rusia Blanca occidental, el 17 de septiembre los rusos atacaron Polonia, sin encontrar demasiada resistencia. Avanzaron sobre Vilna, Brest−Litowsk, Kovel y Lemberg, y poco después se encontraban con los alemanes en Galitzia y el Bug. Como los alemanes habían excedido la línea de demarcación fijada el 23 de agosto, se decidió proceder a un nuevo reparto de Polonia. Los plenipotenciarios de ambos países se reunieron el 28 de septiembre. Allí acordaron ceder a Alemania Suwalki, la zona de Varsovia y la provincia de Lublin. La línea fue trasladada del Vístula al Bug. A la U.R.S.S. le quedaba Lituania. Ese mismo día capitulaba Varsovia, que había resistido 14 días a los alemanes. Éstos habían destruido a Polonia en 4 semanas, y capturado 694.000 prisioneros, contra sólo 10.572 muertos, 3.409 desaparecidos y 30.332 heridos. Estas bajas confirmarían las palabras de Guderian a Hitler el 5 de septiembre: Los carros son un arma que ahorra sangre. CAPÍTULO TERCERO: EL DESASTRE SOVIÉTICO EN FINLANDIA E l 28 de septiembre, la U.R.S.S. exigió a Estonia, Letonia y Lituania la cesión de importantes bases (Islas Dagoe, Oesel, Windau y Libau) y la firma de tratados de defensa mutua que los estados bálticos se vieron obligados a aceptar. 10 Stalin y Molotov quisieron dar el mismo trato a Finlandia y el 14 de octubre exigieron las siguientes concesiones: • Cesión de las islas del Golfo de Leningrado. • Retroceso de la frontera al istmo de Carelia. • Arrendamiento de una base en Hangoe, por 30 años. • Cesión de la Península de los Pescadores. • Firma de un pacto de ayuda mutua. Como compensación, Rusia ofrecía una rectificación de la frontera de Carelia, una tierra árida e inútil. El gobierno finés consultó con el mariscal Mannerheim, quien se mostró partidario de conversar por las islas y la frontera del istmo de Carelia, pero si el sistema fortificado que lo defendía continuaba en manos finesas. Se negaba a ceder Hangoe y la Pla. de los Pescadores. Los soviéticos no disminuyeron sus pretensiones, y el 26 de noviembre Molotov denunció que la artillería finlandesa había abierto fuego en la frontera. Exigió que las tropas del país se colocaran a 25km de la línea fronteriza. Los fineses reclamaron lo mismo, y los rusos decidieron atacar. Los soviéticos tenían 30 divisiones el 30 de noviembre. Estaban distribuidas así: • 7° Ejército (13 D.I. y un Cuerpo de ejército blindado): Estaba en el istmo de Carelia. Debía franquear la línea Mannerheim, dirigirse a Vyborg y luego a Helsinki. • 8° Ejército (7 D.I. y 1 Br.B.): Estaba en el este del lago Ladoga. Debía desbordar a la defensa del istmo. • 9° Ejército (5 D.I.): Estaba más al norte. Debía ocupar Oulu y Kemi. • 14° Ejército (3 D.I.): Estaba al norte del Círculo Polar, y debía tomar Petsamo. En cuanto a los finlandeses, disponían de 9 D.I.: • Istmo de Carelia: 5D.I. • Lago Ladoga: 2 D.I. • Al norte: batallones fronterizos. • Reserva: 2 D.I. Así pues, 120.000 fineses se enfrentaban a 300.000 rusos, con más armamento y 800 aviones. Sin embargo, los finlandeses asombrarían al mundo. Las dificultades del terreno, con numerosos bosques de abetos, eran ideales para realizar emboscadas, y los soldados fineses, valerosos, excelentes tiradores y conocedores de los bosques, sabrían sacar partido de esto. Los miles de lagos finlandeses no servían como obstáculos, porque se habían congelado, pero las temperaturas, de 30° a 40° C bajo cero, afectarían más a los rusos. Además, los soviéticos que habían subestimado al Ejército finlandés, cometieron otros errores como lanzar columnas motorizadas a través de los bosques que impedían maniobrar, lo que permitía las emboscadas. Como si fuera poco, la población finesa apoyó en todo momento a su país, y los bombardeos de Helsinki no sembraron el pánico. Esto explica que los rusos sufrieran reveses en todos lados. En el istmo de Carelia, el 7° Ejército fue incapaz de los fortines y obstáculos anticarro colocados entre Taïpale y Koïvisto, y sufrió terribles pérdidas. El 8° Ejército, al norte, no tuvo mejor suerte. 2 divisiones de infantería fueron destrozadas por 7 batallones finlandeses, y perdieron 5.000 hombres. En el centro, la 163ª D.I. fue cercada. Cuando la 44ª intentó ayudarla, fue destruida. En el curso de estos combates, los soviéticos perdieron 27.000 muertos y tuvieron 1.600 prisioneros; los finlandeses sólo sufrieron 2.700 bajas. 11 Los soviéticos no se desalentaron por esto y decidieron lanzar una nueva ofensiva, con 45 divisiones. En el istmo de Carelia el 7° Ejército se movió hacia el oeste y un nuevo ejército, el 13°, ocupó el espacio sobrante. Estos ejércitos contaban con 24 D.I., y los mandaba el mariscal Timochenko. También tenían 455 carros y 720 piezas extra de artillería. Asimismo, los finlandeses, que habían cedido terreno (Pero muy poco) tenían el inconveniente de que el frente se ensanchaba con los retrocesos. El ataque fue desencadenado el 1 de febrero de 1940 en Souma. En esta ocasión, a diferencia de sus primeras ofensivas, los rusos coordinaron infantería, artillería, blindados y aviación. La lucha fue encarnizada y los finlandeses resistieron hasta el 11, cuando Timochenko abrió una brecha en su dispositivo. Ésta fue ensanchándose hasta que Mannerheim ordenó una retirada, que se ejecutó ordenadamente. Esto tenía el inconveniente de que el terreno a defender se iba agrandando, y las fuerzas se agotaban. Además, el 4 de marzo el hielo se había endurecido en el Golfo de Finlandia, y Timochenko lanzó sus carros por allí para que ocuparan Vyborg. Ante la gravedad de la situación, los finlandeses negociaron, y el 13 de marzo aceptaron las peticiones rusas. En seis semanas, los rusos habían avanzado 35km. La guerra costó a los finlandeses 24.934 muertos y 43.557 heridos. Los rusos habían tenido, según Molotov, 48.745 muertos y 158.863 heridos, además de 1.600 carros y 872 aviones, pero estas cifras no son dignas de crédito. De todos modos, ilustran la valentía y el patriotismo del Ejército finlandés, del que los rusos capturaron una ínfima cantidad de prisioneros. CAPÍTULO CUARTO: LA CAMPAÑA DE NORUEGA L os franco−británicos habían pensado en ocupar Noruega ya desde finales de septiembre de 1939, porque se sabía que desde allí era transportado por mar, desde el puerto de Narvik, el mineral de hierro que Alemania compraba a Suecia, lo que representaba 2/3 de todo el hierro que recibían los alemanes. Si éstos perdían su hierro, a la larga se verían obligados a capitular. Sin embargo, la neutralidad noruega se oponía a un desembarco en el país. El asunto fue olvidado hasta que Rusia atacó Finlandia. La resistencia del ejército finlandés provocó la simpatía de la gran mayoría de los occidentales, que quisieron ayudarla con el envío de material. El camino era obvio: el material destinado a Finlandia debía ser transportado a través de Escandinavia. Si se ocupaba Noruega, se matarían dos pájaros de un tiro: la ruta del hierro sería cortada y Finlandia sería ayudada. Se estudió la constitución de un cuerpo expedicionario franco−inglés, pero se procedió a ultimar los preparativos y el desarrollo de las operaciones con extremada lentitud, y llegó el 13 de marzo de 1940. Los fineses cedieron a las demandas rusas, y se perdió un pretexto para realizar un desembarco en Noruega. Esto provocó la caída del Gabinete Daladier en Francia. Lo sucedió un Gabinete presidido por Reynaud, partidario de un desembarco en aguas noruegas. Sin embargo, poco y nada se hizo en este sentido. Los ingleses no estaban muy decididos a realizar la operación, pesar de que la flota aliada era muy superior a la alemana, y de que luchando en tierra, en Francia, hubiera sido muy difícil ganar la guerra, pues los alemanes dominaban los cielos. La resistencia noruega no hubiera sido problema, si hubiera existido, pues sus unidades estaban muy incompletas y carecían de entrenamiento. Hitler, sin embargo, reaccionó con más decisión y rapidez. Ordenó la preparación de un desembarco en aguas noruegas, pero éste sólo debía realizarse en caso de urgencia. Cuando un destructor inglés abordó al Altmark, barco alemán que transportaba 300 prisioneros británicos, Hitler se decidió, y ordenó realizar la operación Weserubüng, que consistía en la ocupación de Dinamarca y Noruega. La operación estaba al mando del 12 general von Falkenhorst, que había combatido antes en Finlandia en la primera Guerra Mundial, y era considerado un especialista en cuestiones árticas. A este hombre le fueron asignados: • Dos C.E.: el 21° (Noruega) y el 31° (Dinamarca). • Dos divisiones de montaña: la 2ª y la 3ª. • Siete divisiones de infantería: las 69ª, 163ª, 181ª, 196ª, y 214ª D.I. (Noruega), y las 170ª y 198ª D.I. (Dinamarca). Además, Falkenhorst podía contar con el 10° Cuerpo Aéreo de la Luftwaffe, que comprendía 290 bombarderos, 40 Stuka, 100 cazas, 70 aviones de reconocimiento y 500 transportes JU−52. Por su parte, la Kriegsmarine (Armada) empleó 1 acorazado, 6 cruceros, 2 buques escolta, 14 contratorpederos, 7 torpederos y 1 buque escuela, distribuidos como sigue: • Narvik: 10 contratorpederos. • Trondheim: 1 crucero y 4 contratorpederos. • Bergen: 2 cruceros, 1 buque escuela, 1 buque escolta y 2 torpederos. • Kristiansand: 1 crucero, 1 buque escolta y 2 torpederos. • Oslo: 1 acorazado, 2 cruceros y 3 torpederos. El ataque comenzó el 8 de abril, sin demasiadas dificultades para los alemanes. En Narvik los buques noruegos fueron destruidos, y la guarnición se rindió enseguida al general Dietl. En Trondheim y en Bergen no hubo problemas. Los paracaidistas ocuparon el importantísimo aeródromo de Sola, y luego Stavanger. En Oslo la lucha fue más encarnizada: el crucero Blücher zozobró y el acorazado Lützow se vio obligado a retirarse. Sin embargo, la 163ª D.I. ocupó la ciudad y el aeródromo de Fornebu. En Dinamarca la cosa fue aún más fácil, prácticamente no hubo resistencia, pues el rey accedió a las peticiones de Hitler. Por otra parte, resistir hubiera causado una matanza inútil. La reacción fue lenta y desordenada en Francia e Inglaterra. El crucero Glowworm, que se encontraba en aguas noruegas, dio la alarma, y se ordenó la partida del portaaviones Furious, tan precipitada, que no pudo embarcar sus cazas. Posteriormente sería hundido por dos cruceros alemanes. Los cruceros que cargaban las tropas con destino a Noruega salieron tan presurosamente que las tropas no pudieron embarcar todo su material. Sin embargo, en Narvik, el 10, los ingleses y los alemanes se trabaron en una encarnizada lucha naval entre pequeñas unidades. Ambos bandos perdieron 2 contratorpederos, y 3 unidades fueron dañadas. Tres días más tarde, el acorazado inglés Warspite hundió a las unidades alemanas restantes del anterior combate. Los ingleses creyeron que tenían la batalla ganada, pues habían cortado la ruta del hierro, y Hitler entró en pánico quiso retirar a Dietl a Trondheim, pero recuperó su sangre fría y los alemanes presentaron batalla a los franco−británicos. Por su parte, los ingleses desembarcaron 2 brigadas en Namsos y en Andalsnes el 15 y el 16 de abril, que debían actuar en tenaza sobre Trondheim. Sin embargo, los alemanes habían sido reforzados, y las unidades inglesas, incompletas, no pudieron vencer a los alemanes, que tenían un total dominio del aire. Las pocas piezas de la D.C.A. británica no tenían municiones. Los ingleses, pues, debieron retirarse a Narvik, que ya había sido ocupada. Esto trajo como consecuencia la dimisión de Neville Chamberlain y la llegada al poder de Winston Churchill. Sin embargo, los aliados (Noruegos, franceses, ingleses y polacos) lograron ocupar Narvik, derrotar a Dietl y mantener la ciudad hasta el 7 de junio, cuando fue evacuada, pues los franceses necesitaban las tropas estacionadas en Noruega para defender su país. El 10 de junio de 1940, los noruegos firmaron la capitulación. Los alemanes habían tenido 5.636 muertos y desaparecidos, contra 3.734 bajas de sus enemigos. CAPÍTULO PRIMERO: 13 LOS PREPARATIVOS DE LA GRAN BATALLA Los planes de los beligerantes L uego de la campaña de Polonia, y ante la negativa de las potencias occidentales a iniciar negociaciones de paz, Hitler da órdenes a su Estado Mayor de planear un ataque a Francia, Bélgica y Holanda, con el fin de capturar el terreno suficiente para hacer la guerra a Gran Bretaña. El plan fue trazado por el coronel−general Halder, uno de los colaboradores de Keitel, Jodl y Brauchitsch. El proyecto carecía de originalidad: era el mismo plan Schlieffen de 1914, y consistía en un movimiento envolvente a través de Bélgica y Holanda hasta París. La única diferencia con el plan empleado en 1914 consistía en que se ocuparía Holanda, además de Bélgica. Al Führer no le gustó mucho este plan, pero, en vista de que no había otro, decidió emplearlo. Durante el invierno 1939−1940 debió aplazar la ofensiva varias veces, por las desfavorables condiciones meteorológicas, a veces exageradas por algunos de sus generales más temerosos, que no querían correr el riesgo de una guerra prolongada. Casualmente, esto favoreció a los alemanes. Durante la espera, el jefe del Estado Mayor del general von Rundstedt, el general Erich von Manstein, el mejor estratega de la Wehrmacht, objetando que un avance por Bélgica y Holanda corría el riesgo de terminar en una guerra de trincheras, igual que en 1914, concibió un plan osado, temerario y sorpresivo. Consistía en lanzar una avalancha de tanques, empleando el grueso de las fuerzas blindadas, hacia Sedan, por medio del bosque de las Ardenas, considerado impracticable para los carros de combate, y luego dirigirse hacia el mar para envolver al grueso de las tropas francesas. Von Rundstedt se adhirió inmediatamente a este proyecto, igual que Guderian. El Estado Mayor de Hitler destinó a Manstein, por haber osado presentar un proyecto deferente al suyo, a mandar un grupo de reservistas. Sin embargo, Guderian y Rundstedt defendieron obstinadamente la idea de Manstein ante el Führer, y lograron su objetivo. Hitler modificó ligeramente el plan, sólo para mejorarlo: dos días antes de lanzar la ofensiva contra las Ardenas, los alemanes habrían atacado Bélgica y Holanda, simulando repetir el plan Schlieffen, haciendo creer a los aliados que ésta era la estrategia adoptada. En efecto, el general Gamelin, Generalísimo de los ejércitos aliados, estaba totalmente convencido de que los alemanes adoptarían el plan de 1914. Consideraba poco probable un ataque frontal a la Línea Maginot y totalmente imposible un avance por las Ardenas. Con el propósito de defender a los belgas y holandeses luego del ataque alemán, los franco−británicos habían decidido adoptar la maniobra Dyle, que consistía en formar una línea defensiva sobre el río Dyle, para detener a los alemanes. A tal fin, los belgas debían resistir varios días en el Canal Alberto, para permitir a los sus aliados tomar posiciones. A tal fin, el G.E. N°1, encargado de ejecutar Dyle, recibió las mejores tropas en activo. Fue imposible convencer a los belgas de que era más conveniente permitir que los franco−británicos entraran en el país antes del ataque, pues los belgas se empeñaban en permanecer neutrales. Las fuerzas francesas E l 10 de mayo de 1940, cuando se desencadenó el ataque alemán, los franco−británicos disponían de 110 divisiones entre el Canal y la frontera con Suiza, totalizando 3.000.000 combatientes. Estas tropas estaban distribuidas como sigue: 14 • Grupo de Ejércitos N°1 (Gral. Billotte): Estaba entre el mar y el extremo de la frontera con Bélgica. Comprendía: • VII Ejército (Giraud). • B.E.F. (Lord Gort). • I Ejército (Blanchard). • IX Ejército (Corap). • II Ejército (Huntziger). • Grupo de Ejércitos N°2 (Gral. Prételat): Defendía la Línea Maginot. Estaba compuesto por: • III Ejército (Condé). • IV Ejército (Réquin). • V Ejército (Bourre). • Grupo de Ejércitos N°3 (Gral. Besson): Se extendía entre el G.E. N°2 y la frontera suiza. Esta distribuido en dos ejércitos: • VIII Ejército (Garchery). • VI Ejército (Touchon). Las divisiones aliadas estaban distribuidas entre infantería (95), de las cuales muchas eran de reserva de clase B, muy malas, y carentes de oficiales, armas anticarro y D.C.A., caballería (3), blindadas (3), y de infantería motorizada (4). Sin lugar a dudas, las mejores eran 3 de éstas últimas, francesas (La cuarta era británica). Los tanques franceses eran pesados, como el B1 bis, con un cañón de 75mm. y un excelente blindaje. También tenían excelente carros medios, como el S.O.M.U.A., el mejor carro del momento, con un cañón de 47mm., que le daba una gran potencia de fuego. Poseía, además, una excelente movilidad y un buen blindaje, los tres atributos básicos de un tanque. Los ingleses, a su vez, tenían el pesado Mark II Matilda. Sin embargo, los tanques franceses y británicos carecían del apoyo de una aviación entrenada para combatir con ellos, y lo mismo sucedía con la infantería, que no sabía actuar en conjunto con los blindados. La mayor parte de los 2.285 tanques modernos franceses estaba distribuida entre as unidades de infantería, para apoyarlas, y las únicas tres divisiones blindadas existentes (Se estaba constituyendo una cuarta) estaban demasiado lejos del frente y adolecían de los defectos expresados anteriormente. En cuanto a la aviación, la situación era más desalentadora aún. Había 360 bombarderos, 1.300 cazas y 485 unidades de reconocimiento, incluidos los británicos situados en territorio francés (Había 800 en las Islas Británicas). Esto supone, como máximo, 2.900 aparatos, muchos de ellos anticuados, y demuestra una enorme escasez de bombarderos. Los pilotos franceses eran excelentes, pero la superioridad numérica y cualitativa estaba de parte de la Luftwaffe. Entre las divisiones de infantería escaseaban las piezas contracarro y de D.C.A., además de sus municiones, en forma alarmante, y la situación era más patética aún entre las unidades de reserva del tipo B. Los cañones antitanque de 47 y 25mm. eran excelentes, pero brillaban por su ausencia. Los altos mandos del Ejército Francés eran conservadores incompetentes y carentes de imaginación. Los mejores jefes (De Gaulle, Leclerc, De Lattre, Juin) eran ignorados, al contrario que en Alemania. Esto sería fatal en la batalla que se desarrollaría. Las fuerzas alemanas L 15 a Wehrmacht disponía de 117 divisiones (2.750.000 hombres) para atacar a Francia el 10 de mayo. También estaban distribuidas en 3 G.E. su situación era ésta: • Grupo de Ejércitos B (Von Bock): Era el encargado de atacar Holanda y Bélgica. Comprendía 2 ejércitos: • XVIII Ejército (Von Küchler). • V Ejército (Von Reichenau). • Grupo de Ejércitos A (Von Rundstedt): Debía dirigirse por las Ardenas hasta el Mosa, franquearlo y dirigirse hacia el mar. Estaba dividido en 3 ejércitos y un Grupo Blindado: • IV Ejército (Von Kluge). • XII Ejército (List). • XVI Ejército (Busch). • Panzergruppe (Grupo Blindado) Kleist (Von Kleist). • Grupo de Ejércitos C (Von Leeb). Permanecía a la defensiva a lo largo del Rhin y la Línea Maginot hasta Suiza: • I Ejército (Von Witzleben). • VII Ejército (Dollmann). De las divisiones alemanas, 10 eran Panzer, y 7 de ellas pertenecían al Panzergruppe Kleist, sobre el que descansaba todo el peso de la ofensiva. Las otras 3 estaban en el G.E. A. Las 4 divisiones motorizadas disponibles estaban distribuidas entre estos 2 G.E. La mayoría de los 2.600 tanques alemanes eran modelos Panzer I y II, con ametralladoras y pequeños cañones como armamento, y un blindaje muy pequeño. Sólo había unos 500 Panzer III y IV, con cañones de 37 y 75mm., respectivamente. Sin embargo, todos los modelos alemanes tenían 40 kms/h de velocidad, y los franceses eran lento algunos y rápidos otros. La gran ventaja de los alemanes estaba en su modo de uso: una gran masa de tanques moviéndose a gran velocidad y seguida por la infantería, mientras la aviación bombardea las tropas enemigas. Por cierto, todos los aviones alemanes eran modernos, y comprendían 1.260 cazas, 1.120 bombarderos, 340 Stuka y 500 aeroplanos de reconocimiento (3.220 aparatos en total). Los aviones estaban distribuidos en Flotas Aéreas, y no subordinados a los ejércitos, como en Francia. Además, la D.C.A. alemana era excelente, aunque pocas veces debió intervenir, pues los germanos eran dueños absolutos de los cielos. Sus mandos eran mucho más competentes y ofensivos que los franceses. Por ejemplo, Erwin Rommel, jefe de la 7ª Panzerdivision, era un hombre que tomaba decisiones relámpago, y combatía sin dar tregua al enemigo, lo que le proporcionó numerosos éxitos. Igual que Manstein, era un joven oficial que llegaría a ser el Mariscal alemán más joven, y haría legendario su nombre en las batallas del Norte de África. Guderian, otro gran jefe de tanques, estaba al mando del 19° C.E. Panzer, subordinado al Panzergruppe que mandaba von Kleist, quien era bastante conservador y no comprendía que el éxito de los tanques residía en un rápido avance, lo que le granjearía críticas de su impetuoso subordinado. La moral de los alemanes era elevadísima; estaban seguros de su victoria, al contrario de lo que ocurría en el otro bando. Esto es suficiente para explicar la catástrofe de mayo−junio de 1940. CAPÍTULO SEGUNDO: EL 10 DE MAYO A 16 l amanecer el 10 de mayo de 1940, luego de numerosos aplazamientos, comenzó el Plan Amarillo (Fall Gelb): 16.000 paracaidistas se lanzaron sobre Holanda. Su objetivo era apoderarse de los aeródromos y puentes de Rotterdam, Dordrecht y Moerdijk antes de que la defensa los volara, para así favorecer la penetración de las panzerdivisionen. La resistencia fue encarnizada, y las tropas alemanas no siempre consiguieron su objetivo, pero contaban con la Luftwaffe y lograron abrir el camino a las tropas alemanas que avanzaban rápidamente por tierra. En Bélgica la resistencia también fue valerosa, pero los alemanes eran muy superiores, y los belgas no lograron detenerlos mucho tiempo. El fuerte Eben−Emael, que se consideraba inexpugnable, fue conquistado por 500 hombres que aterrizaron en planeadores. Los aliados iniciaron Dyle el mismo día 10, sin demasiados problemas. Necesitaban 5 días para ejecutar la operación, y los belgas debían resistir en el Canal Alberto. Las tropas que se dirigían hacia su objetivo no sufrieron más que pequeños bombardeos, pese a que eran vulnerables. Los alemanes los dejaron hacer: sabían que cuanto más se alejaran de sus bases más fácil sería coparlos luego. El día 11, los franceses veían que su plan se realizaba en completo éxito. Ocuparon sus posiciones y se hicieron fuertes sin ser molestados. El 14 la resistencia holandesa cesó, y los alemanes realizaron pequeñas escaramuzas contra las tropas enemigas, pero fueron rechazados. Los franceses creían que la guerra sería, al igual que en 1914−1918, una guerra de posiciones, donde sus superiores recursos les darían la victoria. Estaban lejos de imaginar lo que iba a suceder. Más al sur, el G.E. A se ponía en movimiento, y con 1.400 carros ocupó Luxemburgo. Luego se dirigió, a través de las Ardenas, hacia el Mosa, que cruzaría el 13. Con los faros encendidos, los panzer avanzaban de noche, y al despuntar el alba del día siguiente apareció el río ante ellos. Cerca de Dinant, los infantes franquearon el gran río con botes neumáticos y establecieron una cabeza de puente al mediodía. Las tropas francesas encargadas de defender esta zona eran los IX y II Ejércitos franceses, constituidos en su mayor parte por reservistas. Muchos de ellos huyeron ante los primeros bombardeos, y abandonaron sus piezas de artillería intactas. Para la noche, los alemanes ya tenían una cabeza de puente de 5 x 6 km. El 14 se dio a la 3ª división acorazada, en reserva en Champagne, la orden de contraatacar. Pero esta unidad estaba incompleta, y carecía de suficiente combustible. Cuando al fin se apareció la oportunidad de atacar, se decidió utilizar los tanques como tapones, dándoles un uso para el que no habían sido diseñados. En tanto, los alemanes habían construido puentes y eran reforzados. Cuando cayó la noche, se decidió destruir uno de esos puentes. 170 aparatos de bombardeo lo atacaron. Los alemanes reaccionaron, y la mitad de los aviones agresores fueron destruidos. El puente, empero, no pudo destruirse. Los alemanes cruzaron el Mosa sin problemas, capturaron Sedan y atacaron al IX Ejército. Corap le había dado la orden de replegarse a Rocroi, pero los panzer lo sorprendieron y prácticamente lo aniquilaron. La brecha, pues, se acrecentaba Los franceses carecían de fueras suficientes para librar una batalla, y los panzer se precipitaban por la brecha que había sido abierta. Entre tanto, en París la situación era crítica. Gamelin se entrevistó con Churchill y le informó que carecía de reservas, y declinó toda responsabilidad sobre París. La batalla estaba perdida, pero igual el gobierno mandó a llamar al Mariscal Pétain, el vencedor de Verdún, para levantar la moral del pueblo francés. Asimismo, se llamó a Weygand, general francés que se encontraba en Siria, para que reemplazara a Gamelin. Weygand llegó a París el 17 y se dispuso, con energía pese a su edad, a organizar un contraataque. Mientras tanto, las panzerdivisionen avanzaban temerariamente hacia el mar, dejando sus flancos descubiertos y expuestos a un contraataque. Éste fue realizado por el general Charles de Gaulle, impulsor del arma blindada francesa, con la 4ª división acorazada. De Gaulle logró algunos éxitos iniciales, pero carecía del apoyo de la aviación y la infantería, y fue derrotado. Hitler se alarmó por esta situación, y pidió que se detuviera el avance hasta la llegada de tropas de infantería. Temía que el Panzergruppe quedara aislado del resto del ejército. Guderian consideraba que los franceses no estaban en condiciones de realizar un intento 17 serio de contraataque, y dimitió. Von Rundstedt se negó a aceptarlo, y le permitió seguir avanzando. Al caer la noche los alemanes avanzaban a San Quintín y Peronne. Los franceses no ofrecían ninguna resistencia organizada, y los alemanes continuaban avanzando. En la noche del 18 de mayo el general Giraud, que había reemplazado a Corap, fue capturado. El 19 los alemanes hicieron una breve pausa, recargaron combustible y continuaron el avance. El segundo intento serio de detenerlos fue realizado por los ingleses, en Arrás, instados por Weygand. Teóricamente, los franceses debían ayudarlos con 8 divisiones, pero éstas no estaban disponibles. Así pues, Lord Gort sólo disponía de 2 divisiones de infantería y 74 blindados para detener a los alemanes. El ataque fue el 21 de mayo. Los carros pesados Matilda se lanzaron sobre la 7ª Panzer, mandada por Erwin Rommel. Inicialmente lograron capturar 400 prisioneros y siguieron su avance. Los alemanes veían como los proyectiles de sus carros rebotaban en los blindajes ingleses, hasta que éstos se toparon con cañones antiaéreos de 88mm., que fueron empleados como antitanques, y destrozaron a los británicos. El ataque fue un fracaso. Sin embargo, bastó para que Hitler se convenciera de que los franceses planeaban algo más grande. Asustado de sus propios éxitos, ordenó detener el avance hacia Dunkerque el 25, con la excusa de que los terrenos pantanosos de Flandes podían favorecer a la defensa, ya que los carros combatirían en un terreno poco propicio. Sin embargo, si no se hubiera dado esa orden, Guderian hubiera llegado a Dunkerque antes que los ingleses, y los ejércitos aliados hubieran sufrido una derrota decisiva. Pero no fue así. Los ingleses llegaron a Dunkerque el 27, evitando el cerco, y comenzó la evacuación ese día. Hasta el 5 de junio, cuando los alemanes se apoderaron del puerto, los ingleses habían evacuado 338.226 hombres, incluidos más de 100.000 franceses, empleando 800 embarcaciones de todos los tipos y bajo el bombardeo incesante de los Stuka. Entretanto, el 28 los belgas habían capitulado, para evitar una matanza inútil. El mismo día, en Lille, 7 divisiones francesas fueron copadas y ofrecieron una encarnizada resistencia. Los prisioneros que sobrevivieron a esta batalla recibieron honores de sus vencedores. Así las cosas, con su flanco izquierdo en el Somme, en el que habían establecido una cabeza de puente, los alemanes se prestaban a librar la batalla decisiva, ocupar el suelo de Francia. CAPÍTULO TERCERO: OPERACIÓN ROT I ncluso antes de que los alemanes llegaran al mar, Weygand ya pensaba en que se debería defender la línea del río Somme, como último reducto para evitar la invasión de Francia. A tal fin, mandó a sus unidades a reducir las cabezas de puente que los alemanes habían conquistado en la margen izquierda del río, para poder oponer a éste como obstáculo entre los alemanes y los franceses. Asimismo, reanimó la moral de sus tropas, y las reorganizó. Decidió que se resistiera encarnizadamente en cada aldea, que se cubriera a los caminos con fuego de artillería, que se estableciesen defensas en erizo. Tras las líneas colocó a sus fuerzas motorizadas y blindadas, para que se encargaran de contraatacar. Sin embargo, no se hacía ilusiones sobre el resultado de la batalla. Sabía que sus divisiones no llegaban a ser 80, incluidas las reservas de los frentes alpino y africano, además del apoyo de algunas divisiones polacas e inglesas. Los alemanes, además, eran dueños absolutos del aire. Éstos contaban con 143 divisiones, más que el 10 de mayo. Con semejante desproporción de fuerzas, era fácil adivinar el resultado de la batalla. El ataque comenzó el 5 de junio. Los franceses combatieron con bravura, haciendo maravillas con las tropas y 18 armas de que disponían. Se luchaba pueblo por pueblo, casa por casa. Los germanos sólo avanzaban a costa de graves pérdidas. Sin embargo, poco a poco, los franceses, carentes de reservas, fueron cediendo. Los alemanes, evitando los caminos, comenzaron a avanzar por llanuras y bosques, poco defendidos. Los contraataques franceses eran aplastados por la aviación. En el norte, Rommel, partiendo de Abbeville, se lanzó, una vez lograda la ruptura, sobre Dieppe y St. Valery. Cruzó el Sena, y se dirigió hacia Cherburgo. En los otros frentes no tardó en producirse la ruptura. Los alemanes, que rompieron el frente el 6 de junio, cruzaron el Aisne y el Oise y se dirigieron hacia París. Ésta cayó el 14, totalmente vacía. El gobierno se había movido a Burdeos. Más al oeste, las 4 Pz.D. de Guderian ocuparon Reims y Verdun, cruzaron el Marne y capturaron Langres. Se dirigieron entonces hacia Besancon, amenazando la espalda de las tropas que defendían la Línea Maginot, que fueron evacuadas. En todos los frentes, los franceses se retiraban precipitadamente. No existía ninguna resistencia organizada, y Caen, Cherburgo, Le Mans, Colmar y Nevers fueron tomadas el 18. Los franceses, entonces, comprendieron que la batalla estaba perdida. Pero mientras algunos, como Reynaud y De Gaulle querían seguir combatiendo en el Norte de África, sin rendirse, otros, como Pétain, buscaban la paz. Reynaud dimitió el 16, y el Mariscal, como se llamaba a Pétain, inició las conversaciones destinadas a acabar en el armisticio, que se firmó en Rethondes, el 22 de junio de 1940 Las Cláusulas del documento que Keitel y Huntziger firmaron ese día establecían que Alemania se adueñaría de todo el territorio francés comprendido entre las fronteras de Francia con Alemania, Luxemburgo y Bélgica hasta la línea Lons−le−Saunier − Moulins − Bourges − Tours, y desde allí hasta los Pirineos. Francia mantendría sus colonias, y su flota sería inmovilizada. Podría tener un ejército de unos 100.000 hombres en la metrópoli y 150.000 en las colonias para mantener el orden interno. Su capital sería la ciudad de Vichy. Además, Mussolini, quien había declarado la guerra a Francia el 10 de junio y no había avanzado prácticamente nada, obtendría algunos territorios fronterizos en la zona de los Alpes. Así terminó la campaña de Francia, que había costado a los aliados 106.000 muertos (92.000 franceses, 2.900 holandeses, 7.500 belgas y 3.600 británicos) y 286.000 heridos (250.000 franceses, 6.900 holandeses, 15.900 belgas y 13.300 ingleses). Además, los alemanes hicieron 10450.000 prisioneros. Habían tenido 150.000 bajas (27.000 muertos, 111.000 heridos y 18.000 desaparecidos). Ahora Hitler debía invadir Inglaterra para dominar la práctica totalidad del continente europeo. CAPÍTULO CUARTO: LA BATALLA DE INGLATERRA L uego de la rendición francesa, los ingleses, que eran los únicos que resistían a Alemania, decidieron anular toda posibilidad de que la flota francesa fuera capturada y/o entregada a los alemanes. Por eso, el 3 de julio de 1940 el Almirante Sommerville entregó a su colega francés, Gensoul, comandante de la flota francesa fondeada en Mers el−Kébir, un ultimátum, en el que le daba tres opciones: unir su flota a la inglesa, hundirla o llevarla a Martinica, en las Antillas. Gensoul transmitió el ultimátum a Vichy, y allí se lo rechazó. Gensoul informó esto, y los ingleses reaccionaron y abrieron fuego. La flota francesa, anclada, respondió e intentó salir del fondeadero, pero fue inútil. Sólo se podía salir del puerto de a uno por vez, y los barcos se entorpecían entre ellos para hacerlo. Sólo logró huir el Strasbourg, y varios acorazados, cruceros y destructores fueron hundidos. El drama de Mers el−Kébir no ocurrió en Alejandría, porque los comandantes de las flotas francesas e inglesas llegaron a un acuerdo. Solucionado el problema de la flota francesa, quedaba el de Alemania. En efecto, los alemanes se preparaban para realizar un desembarco en las Islas Británicas, y luego de Dunkerque los ingleses, aunque habían salvado su ejército, habían perdido todos sus tanques, su artillería y D.C.A. Para rearmar estas tropas se requisaron todas las ramas existentes, incluidos los cañones de los museos. Además, se reemplazó a la mano de obra 19 masculina por la femenina y se aceleró la producción de las fábricas. Se crearon las Home Forces (Fuerzas de Casa), que aunque numerosas, estaban mal instruidas y equipadas. Pero a los alemanes las cosas no les iban mucho mejor. Hitler y Göering creían que los ingleses se rendirían al hacerlo los franceses, y que ellos se ahorrarían un desembarco en Inglaterra. No fue así, y el Führer ordenó preparar la operación Seelöwe (León Marino), que consistía en un desembarco en la costa sur inglesa y un posterior avance hasta ocupar la totalidad del país. El Gran Almirante Raeder, comandante de la flota alemana, se declaró incapaz de llevar a cabo la operación sin una total cobertura de la Luftwaffe contra los buques ingleses, mucho más numerosos que la Kriegsmarine (Flota alemana). Para garantizar la cobertura aérea, se debían eliminar los cazas de la R.A.F. Hitler preguntó a Göering si podría hacerlo, y éste contestó que sería cuestión de días. Obtenida esa seguridad, el amo de Alemania ordenó el comienzo de los bombardeos sobre Inglaterra. Los alemanes se concentrarían contra las comunicaciones, la infraestructura de la R.A.F., las fábricas de aviones y los puertos, en ese orden. El ataque comenzó el 13 de agosto. La Luftwaffe tenía ese día 2.442 aviones (969 bombarderos, 336 Stuka, 869 cazas monomotores y 268 bimotores). Los ingleses tenían 620 cazas y más aviones de otros tipos. Sin embargo, el problema de los ingleses no eran los aviones, sino los pilotos, de los que había una enorme carencia. Sin embargo, los británicos tenían una extensa red de radar, una eficiente D.C.A. y los pilotos que caían en paracaídas era recuperados. No sucedía lo mismo con los alemanes. El comienzo no fue nada alentador para éstos. Entre el 13 y el 17 de agosto perdieron 255 aviones, derribando 184. Göering, entonces, retiró a los Stuka, muy vulnerables, y concentró a sus aviones en las bases aéreas del sur de Inglaterra. Muchos aviones fueron destruidos en tierra, sus pistas de aterrizaje acribilladas, y sus centros de operaciones gravemente dañados. Entre el 24 de agosto y el 6 de septiembre, la Luftwaffe destruyó 295 aviones ingleses, y perdió 359. Aunque parezca al revés, las pérdidas favorecían a los alemanes, pues ellos perdían cazas y bombarderos, y los británicos, sólo cazas. Para colmo de males, a estos últimos sólo les quedaban menos de mil pilotos, extenuados. Los alemanes, si seguían con sus ataques, ganarían la batalla. Pero, por uno de esos azares del destino, el 24 de septiembre unos aviones alemanes arrojaron bombas en pleno centro de Londres. Churchill creyó que esto había sido intencional, y ordenó un ataque sobre Berlín que causó 8 muertos y 28 heridos. Esto enfureció a Hitler, quien olvidó que no debía hacer ataques terroristas para no distraerse de su objetivo principal, y el 7 de septiembre lanzó sobre Londres 330tm. de bombas. Desde entonces, y durante 57 días consecutivos, se arrojaron miles de toneladas de bombas sobre la capital inglesa. Los británicos se recuperaron de sus pérdidas (Los aeródromos dejaron de ser bombardeados), y, entre el 7 y el 30 de septiembre de 1940 destruyeron 380 aviones, y perdieron sólo 178 aparatos. El ataque prosiguió hasta el 31 de octubre, cuando Hitler ordenó aplazar Seelöwe y concentrarse en la U.R.S.S. La Batalla de Inglaterra había costado a la Luftwaffe 1.733 aviones, contra 955 aviones y 414 pilotos muertos de la R.A.F. Por primera vez, la Luftwaffe había sido derrotada. CAPÍTULO PRIMERO: LA GUERRA PARALELA Y LAS BATALLAS NAVALES EN EL MEDITERRÁNEO La Guerra Paralela M ussolini tenía el sueño de devolver a su Italia fascista los territorios del Mediterráneo que habían pertenecido al imperio Romano. Pero el Duce, que gustaba de la ostentación y la opulencia de los desfiles militares, no era un Napoleón, sino todo lo contrario. Como lo describió el general Armellini. (...) El Duce no tiene la menor idea de las diferencias entre preparar la guerra en una nación llana o en otra montañosa, en verano o en 20 invierno, tampoco le preocupa la falta de armas, municiones, equipo, animales de tiro, materias primas. El Duce, además quería hacer la guerra sólo consultando de vez en cuando a Alemania, hacer su guerra, la Guerra paralela. Por eso demostró su ineptitud en materia militar cuando ordenó al mariscal Graziani, jefe de las fuerzas en Libia (14 divisiones, 236.000 hombres, 1.811 piezas de artillería, 339 carros ligeros, 8.039 vehículos motorizados y 151 aviones) atacar Egipto. Las fuerzas italianas, faltas de todo, eran de pésima calidad, aunque sus adversarios ingleses no estaban mucho mejor: disponían de 36.000 hombres (2 divisiones: la 7ª D.B. y la 4ª D.I. Hindú), bajo el mando de Archibald Wavell. Viendo la desastrosa situación de sus tropas, a lo que habría que añadírsele las elevadísimas temperaturas y la ausencia de vías de comunicación, Graziani evitó aplazar todo lo posible el ataque, fijado para el 15 de julio, y evitó su ejecución sucesivamente hasta el 13 de septiembre. Ese día, empleando 4 D.I. y tanques, con 50°C de calor, los italianos comenzaron el ataque. Avanzaban 20km. diarios, y los ingleses se retiraban sin combatir. El 16 ocuparon Sidi−Barrani, 90km. adentro de la frontera egipcia, y Graziani ordenó suspender el ataque, para reorganizar sus fuerzas y vías de comunicación. Mussolini insistió en atacar, pero fue en vano. La guerra en el mar I talia tenía en el Mediterráneo una numerosa escuadra, que sólo poseía un grave defecto: la ausencia de portaaviones y radares. La escuadra inglesa era inferior en número, pero poseía, sin embargo, radares y portaaviones. La aviación italiana, que podría haber suplido la ausencia de portaaviones, era mucho más numerosa que la inglesa, pero estaba pésimamente entrenada. En efecto, en el combate de Punta Stilo, el 9de julio de 1940, la escuadra inglesa fue atacada por los aviones italianos, mientras la flota del Duce se batía en retirada. Los aviones fascistas arrojaron mil bombas sobre el crucero Gloucester, y sólo una dio en el blanco. La marina italiana se salvó de un desastre gracias a esta falta de puntería, pues sus propios aviones la atacaron. Afortunadamente para ellos, ninguna bomba dio en el blanco. Otra derrota italiana, 12 días después, fue en el estrecho formado por las islas de Creta y Cerigotto. Dos cruceros ligeros italianos, rápidos pero con poco armamento y blindaje, se encontraron frente a seis naves británicas (1 crucero y 5 destructores). Uno de los cruceros italianos fue inmovilizado al ser tocado en sus máquinas y luego hundido por torpedos. El otro huyó. Pese a esa derrota, la situación de Italia mejoró considerablemente en agosto, pues entraron en servicio 4 nuevos acorazados, 2 de ellos modernos, rápidos y bien armados. Esto significó una superioridad de 6 a 5 de los italianos en el Mediterráneo en materia de acorazados. Viendo la alarmante situación, el Almirantazgo británico envió a Cunningham, comandante de la flota del mediterráneo, un portaaviones y un acorazado. Tarento E l excelente jefe que era el Almirante Cunningham planeó un audaz ataque con aviones contra la flota italiana, fondeada en Tarento. Los reconocimientos indicaban que los 6 acorazados italianos se encontraban en el puerto. Los portaaviones de Cunnigham zarparon el 6 de noviembre, y los aviones despegaron el 11 del mismo mes. Eran 21 aparatos en total: 11 llevaban torpedos, y 10, bombas. Las defensas antiaéreas contaban con 100 baterías de 100mm. y 200 piezas menores, que arrojaron 8.500 municiones durante el ataque. Pese a eso, 3 acorazados fueron tocados por los torpedos: el viejo Cavour, que 21 fue abandonado al no valer una reparación, y el Littorio y el Duilio, que necesitaron 6 meses de reparaciones. El audaz ataque sólo costó a los ingleses 2 aviones y 4 hombres. La batalla del Cabo Matapán L a armada italiana, siempre reacia a enfrentarse con los británicos, fue instada por los alemanes a presentar combate. Entonces, se ordenó zarpar a un acorazado, 8 cruceros y 13 contratorpederos para interceptar convoyes británicos con destino a Grecia. La Luftwaffe debería colaborar en la empresa, para asegurara protección antiaérea, pero no se pudieron practicar ejercicios de conjunto con la Armada italiana. Así pues, los aviones alemanes no intervinieron en el desarrollo de la batalla. La escuadra italiana fue avistada en el Jónico por un hidroavión en 27 de marzo de 1941, lo que decidió a Cunningham a zarpar de incógnito de Alejandría esa noche con sus mejores fuerzas. Su objetivo era unirse con 4 cruceros que habían zarpado de El Pireo. Estos cruceros ligeros ingleses, mandados por Pridham Wipel, se encontraron con los 3 cruceros pesados italianos de Sansonetti. Pese a su superioridad, los italianos no presentaron combate, pues vieron que los ingleses se retiraban, y los italianos pensaron que buscaban el apoyo de unidades más poderosas. Pridham Wipel siguió a los cruceros italianos, pero el acorazado Vittorio Veneto, moderno acorazado, le disparó 94 obuses. Ninguno acertó en el blanco, pero los cruceros británicos se retiraron. Los italianos hicieron lo mismo luego de un infructuoso ataque aéreo llevado a cabo por los ingleses. Cunningham, sin embargo, no se rindió y lanzó un nuevo ataque aéreo. En éste se le inutilizaron al Vittorio Veneto sus máquinas de babor y se redujo su velocidad a 19 nudos (36km/h). Los británicos estaban a 140km. de la flota italiana, pero Jachino, comandante de ésta, carente de aviación, creía que estaban a 305km. El objetivo de los ingleses era reducir la marcha del Vittorio Veneto para obligarle a entablar combate. No pudieron hacerlo con el gran buque de línea, pero sí con el crucero pesado Pola. Creyendo que el enemigo estaba muy lejos, Jachino ordenó enviar 2 cruceros para remolcarlo o hundirlo. Los tres cruceros italianos fueron detectados a las 22hs. por los radares británicos, y media hora después comenzó el combate. Los 3 acorazados británicos hundieron a los cruceros Fiume, Zara y Pola, y los contratorpederos Alfieri y Carducci. Con ellos se hundieron 2.400 marinos italianos, y muchos náufragos fueron rescatados por ambos bandos. Los ingleses sólo tuvieron un muerto. La batalla de Matapán demostró la utilidad de poseer aviación embarcada y radares; los ingleses en todo momento conocían la ubicación de sus enemigos, y los italianos estaban completamente a ciegas, luchando como un Polifemo ciego contra Ulises y sus compañeros. Debido a esto, luego de Matapán Mussolini ordenó la construcción de 2 portaaviones para su escuadra. Éstos no se terminaron durante la guerra, y fueron encontrados a medio acabar en 1945. CAPÍTULO SEGUNDO: LA INVASIÓN DE GRECIA H ungría nunca había aceptado las fronteras que se le habían impuesto después de la Primera Guerra Mundial. Se había desquitado en parte al anexionarse la Rutenia Subcarpática a Checoslovaquia, pero luego exigió a Rumania la entrega de Transilvania. Los rumanos exigieron el arbitraje de Hitler, y éste, siempre dispuesto a colaborar con ellos, para ganar los pozos petrolíferos de Ploesti, aceptó. Su arbitraje entregó una parte de 22 Transilvania a Hungría, y dejó otra parte en manos rumanas. Esto no agradó mucho a ninguno de los dos países, e indignó a Mussolini, quien quería favorecer a los húngaros. Además, no le gustó que Hitler no le consultara nunca, y decidió pagarle con la misma moneda. Decidió invadir Grecia en el más absoluto secreto, pese a que Hitler le había dicho que no quería conflictos en la región balcánica. Para invadir el país heleno, los italianos disponían de 8 divisiones en Albania, bajo el mando del general Visconti−Prasca. Cuando se informó a Badoglio, jefe del Estado Mayor General del Comando supremo, que se quería invadir Grecia, éste no objetó nada, a condición de que se emplearan 20 divisiones. Había que trasladar 12 a Albania, y esto requería 3 meses. Mussolini dio 12 días de plazo. El 26 de octubre debía comenzar la operación sin tardanza. Badoglio se opuso, pues, a atacar Grecia, pero Visconti−Prasca convenció al Duce de que era posible conquistar al país en una campaña relámpago, de no más de un mes. Optimista, Mussolini ordenó ejecutar la operación sin tardanza. Hitler, que no quería guerra en los Balcanes, se enteró muy tarde de las intenciones italianas. Inmediatamente partió a Italia, y el 3 de octubre, en Florencia, fue recibido por el Duce con estas palabras: ¡Führer, esta mañana, al amanecer, las tropas italianas han atravesado victoriosas la frontera greco−albanesa!. En efecto, 4 divisiones italianas avanzaban sobre el Epiro, cubiertas por otras 2 en el macizo de Morada. Sin embargo, el terreno y el clima perjudicaron su avance desde un primer momento. La frontera fue atravesada bajo una fuerte lluvia, que convertía los caminos en lodazales y agrandaba enormemente los ríos. Además, los griegos habían movilizado 15 D.I., otras 4 Brigadas y una D.C. Éstas tropas estaban mandadas por un hábil jefe, el general Papagos. Pese a esto, los italianos avanzaron antes de que la movilización griega se completase. El ala izquierda, constituida por la D.I. alpina Julia, remontó el valle del Vojousa y el 2 de noviembre se apoderó de Vovoussa. Había recorrido 40km., y se hallaba al pie del Metzovo, entre Larisa y Janina. Los griegos contraatacaron y la obligaron a retirarse precipitadamente. En el centro y la costa, los italianos no corrieron mejor suerte. Las 23ª y 131ª D.I., cuyo objetivo era Janina, fueron detenidas por la 8ª D.I. griega. La D.I. Siena, pegada a la costa, capturó Filiates, cruzó el Kalamas y llegó a Paramythia. Allí finalizó su avance, pues comenzó el contraataque griego. Éstos habían movilizado sin contratiempos, pues debido al mal tiempo la aviación italiana no había aprovechado su superior número. El general Papagos carecía de tanques y aviones, pero poseía 100 batallones (50 los italianos), que combatían en un terreno montañoso habitual para ellos. El contraataque empezó el 14 de noviembre, y los griegos, con 5 divisiones en su ala derecha, rompieron el frente en el Morova. Ocho días después, con 2.000 prisioneros, 80 cañones, 55 armas contracarro y 300 ametralladoras, capturaron Korytsa. Luego avanzó 42km. hacia el norte, hasta ocupar Pogradec, en el lago de Ohrid, el 4 de diciembre. En el centro, la frontera fue atravesada el 21 de noviembre, y los griegos capturaron Erseha, Perati y Leskovic. El 5 de diciembre ya estaban en Preneti, 37km. adentro de tierra albanesa. Por su parte, el ala izquierda de los ejércitos helenos había ocupado Saranda y Argyrocastro para el 8 de diciembre. Desde entonces, el ataque se suspendió. Los griegos también habían sufrido grandes pérdidas, y sólo debían combatir en las montañas, pues carecían de tanques y cañones que pudieran destruirlos, mientras que en el bando italiano no había tal carencia. Eso explica porqué las tropas de Papagos siempre evitaban los llanos; las montañas no eran propicias para el empleo de carros de combate. Viendo que el ataque fracasaba, Visconti−Prasca fue relevado por Soddu, y los italianos decidieron enviar a Albania nuevas divisiones. Sin embargo, todas las tropas italianas combatientes en Grecia carecían de municiones, armas, víveres, material sanitario y ropa de invierno, lo que explica las enormes pérdidas sufridas 23 por congelación, ya que el invierno ese año fue muy riguroso. Durante diciembre, enero y febrero los italianos se reforzaron, y el 9 de marzo de 1941, con una superioridad numérica de 3 a 1, comenzó un ataque en el macizo de Trebesina. Los italianos, pese a su superioridad numérica, valor y enormes pérdidas, avanzaron poco y nada. La resistencia griega fue muy valerosa, y el Duce ordenó suspender el infructuoso ataque unos días después. Los italianos, en ese breve lapso de tiempo, habían sufrido enormes pérdidas: 12.000 muertos y heridos. Los griegos también habían sido muy castigados, pero se mantenían en sus posiciones. La campaña de Grecia demostró la ignorancia de Mussolini en materia de estrategia militar. Mandó a su ejército pésimamente equipado a combatir a fuerzas muy superiores en número, y como atacó en invierno no se pudo disponer del apoyo de la aviación. Mussolini creía que la guerra era fácil, que bastaba con desear la victoria para lograrla, y cometió un grueso error. Este hecho demuestra, además, la verdad de lo dicho por Armellini. CAPÍTULO TERCERO: OPRERACIÓN MARITA Yugoslavia V iendo que Mussolini fracasaba ante Grecia, y que los ingleses iban a enviar 60.000 hombres al país, el Führer decidió intervenir, pues sus preciados pozos petrolíferos de Ploesti estaban al alcance de la R.A.F., y ordenó preparar la operación Marita. Para hacerlo, el dictador debía aliarse con Bulgaria y Yugoslavia, y así poder atravesar su territorio sin problemas. En Bulgaria las cosas fueron bien, pues el gobierno de Sofía se adhirió al Pacto Tripartito (Inicialmente firmado por Alemania, Italia y Japón), el 1º de marzo. En Yugoslavia la historia parecía repetirse, pues 24 días más tarde de la adhesión búlgara se producía la yugoslava. Sin embargo, el 27 de marzo el gobierno yugoslavo fue derrocado y Hitler se enfureció. Ordenó, entonces, un ataque relámpago sobre Yugoslavia. Los yugoslavos tenían 1.400.000 hombres, pero cometieron un terrible error estratégico. Los alemanes los podían atacar desde el norte y el este, a lo largo de una extensa frontera, y se decidió defenderla entera. Hubiera sido más aconsejable abandonare 2/3 del territorio y defender la zona restante, pero las recomendaciones inglesas en este sentido fueron totalmente inútiles. El ataque alemán comenzó el 6 de abril de 1941, y duró 12 días. Belgrado fue arrasada por los bombarderos, y el Panzergruppe Kleist se lanzó, dividido en dos, desde Sofía y desde Temesuar, en una maniobra de tenazas, sobre la capital, maniobra que concluyó el 13. Desde allí, este grupo acorazado se lanzó, en compañía de las tropas que avanzaban desde Hungría e Italia, a la conquista del territorio yugoslavo. La capitulación fue firmada el 17 de abril, y entregó 345.000 prisioneros a los alemanes, que habían tenido sólo 151 muertos, 15 desaparecidos y 392 heridos. Sin embargo, 300.000 yugoslavos que no habían caído prisioneros continuaron la lucha de guerrillas. Los alemanes jamás los dominarían. Grecia C onquistada Yugoslavia, los alemanes se lanzaron sobre Grecia. 500.000 hombres con numerosas unidades 24 panzer se enfrentaban a 16 diezmadas divisiones griegas y 60.000 soldados británicos. Había, además, que contar con los italianos, que estaban en Albania. La Luftwaffe tenía una superioridad aplastante en el aire, y controlaba las comunicaciones enemigas. En estas condiciones, no fue de extrañar una nueva blitzkrieg victoriosa, esta vez en Grecia. En la frontera búlgara el ataque comenzó el mismo día que se agredía a Yugoslavia (6 de abril), y luego de conquistar este país los alemanes avanzaron sobre Florina, Kozani, Janina, Trikala, Tebas, Atenas, Corinto y el Peloponeso en unos días. El Cuerpo expedicionario Británico fue evacuado, repitiendo Dunkerque, el 24 de abril en Kalama. Así, 51.000 hombres fueron salvados del cautiverio por la flota de Cunningham. Las tropas griegas que combatían en Albania se rindieron el mismo día. Durante la campaña, los ingleses habían tenido 12.000 bajas (6.000 prisioneros). Los helenos habían entregado 218.000 prisioneros, y lamentado 15.000 muertos y desaparecidos. En 25 días, con sólo 1.600 muertos y 3.700 heridos, Hitler había obtenido Yugoslavia y Grecia. Su aliado italiano había obtenido los territorios griegos y yugoslavos que tanto deseaba, pero a costa de 13.700 muertos, 50.800 heridos, 25.000 desaparecidos y la ayuda de los alemanes. Creta L uego de Grecia, Hitler debía conquistar Creta, donde había 3 importantes aeródromos: Máleme, Rethimnon y Heraklion. Churchill había ordenado defender la isla a toda costa, y para esto el general Freyberg disponía de 42.500 hombres, con enormes carencias de material. Los alemanes habían planeado apoderarse de la isla mediante un paracaidista, la operación Mercurio. Esta operación comenzó el 20 de mayo, y los paracaidistas que se lanzaron simultáneamente sobre los 3 aeródromos sufrieron graves pérdidas. Los alemanes, entonces, decidieron capturar Máleme, el aeródromo menos defendido, y lo consiguieron en los días siguientes. A Máleme, entonces, llegaron tropas de infantería por aire y por mar. Los ingleses quisieron interceptar estos refuerzos, pero la Luftwaffe hundió 2 cruceros y 4 destructores, y averió seriamente a un acorazado y un portaaviones. La defensa de la isla, pues, se tornó imposible. Los alemanes capturaron sucesivamente los otros aeródromos, y Freyberg ordenó la evacuación el 27 de mayo. Ésta terminó el 2 de junio, y costó un crucero y 2 destructores a los británicos, que en el curso de la campaña tuvieron 16.500 muertos, heridos o desaparecidos. Las pérdidas alemanas fueron muy graves: 3.700 muertos y 2.500, la gran mayoría entre los paracaidistas. La breve batalla de Creta costó, pues, mucho más que la de los Balcanes, 3 veces más larga. CAPÍTULO PRIMERO: LOS ITALIANOS SON RECHAZADOS EN EGIPTO Sidi−Barrani y Bardia L uego de que Graziani hubiera detenido su avance, Churchill, a expensas de la defensa de la metrópoli, envió a Egipto un centenar de blindados y material. El objetivo de este envío era rearmar a las 7ª D.B. y 4ª D.I.H. para que recuperaran Sidi−Barrani, defendida por el 10ºEjército italiano. La defensa, sin embargo, estaba pésimamente organizada. Al norte, el C.E. Libia (3 D.I.) defendía Sidi Barrani hasta Nibewia. Luego venía una enorme brecha en el dispositivo italiano, pues entre Nibewia y Sotari no había tropas italianas. Sólo en este último punto había una D.I., era imposible cerrar la brecha en menos de 24hs, y debido al rápido avance británico esto se tornó imposible. Para finalizar, se puede decir que los 25 italianos no esperaban un ataque. El 9 de diciembre de 1940, las 7ª D.B. y la 4ª D.I.H., que formaban el 13º C.E., bajo el mando de O´Connor, se lanzaron sobre la brecha existente entre Nibewia y Sotari, y se dirigieron al mar, envolviendo por la espalda a los italianos, quitándoles toda posibilidad de retirada. La defensa de Nibewia fue encarnizada, pero inútil, y la limpieza de la bolsa finalizó el 11 de diciembre. La D.I. Cirene había huido de Sotari sin contratiempos, pero la D.I. Catanzaro fue sorprendida en movimiento y destruida. Luego de la batalla, que le había supuesto 38.000 prisioneros, 237 cañones y 73 carros, O´Connor, pese a haber perdido su 4ª D.I.H., destinada a la conquista de Etiopía, reanudó el ataque. El 14 de diciembre cruzó la frontera y sitió Bardia 4 días más tarde. Allí, bajo el mando del general Bergonzoli, 45.000 hombres y 460 cañones obsoletos defendían un perímetro fortificado de 38km., atravesado por un foso anticarro de 1m. de profundidad y 4 de ancho en toda su extensión. El terreno estaba salpicado de minas y fortines. Luego de recibir la 6ª D.I. australiana en reemplazo de los hindúes, O´Connor se decidió a atacar la plaza el 1º de enero de 1941. Avanzando por el oeste, donde las fortificaciones eran menos importantes, los australianos cruzaron el foso, establecieron una cabeza de puente y comenzaron a desactivar las minas. Cumplida esta misión, los Matilda se lanzaron sobre la ciudad, y partieron en 2 a la guarnición, que se entregó el 5 de enero, dejando en manos de sus vencedores 45.000 prisioneros, 460 cañones, 128 carros y 700 camiones. La victoria de O´Connor fue total. Tobruk y Beda Fomm A ntes de la caída de Bardia, O´Connor ya había mandado a la 7ª D.B. a interceptar las comunicaciones de Tobruk, importante puerto para recibir abastecimientos, defendido, en un perímetro similar al de Bardia, por la D.I. Sirte, que no pudo resistir el 21 de enero de 1941 el embate de la 6ª D.I.A. La plaza entregó al 13º C.E. 208 cañones, 23 carros y 200 camiones. Las instalaciones portuarias apenas habían sufrido daño, y fueron reparadas en pocos días. Habiendo caído ya Bardia y Tobruk, quedaba por conquistar a los ingleses la posición de Mekilli−Derna. Entre estos dos puntos estaba el macizo de Djebel−Akhdar (595m.), impracticable para los carros. Graziani había ocupado una D.I. en Derna y una Br.B. en Mekilli. Estas unidades debían, pues, combatir por su cuenta. O´Connor dividió sus fuerzas en dos: en Derna lanzó la 6ª D.I.A., y en Mekilli, la 7ª D.B. Ésta última obligo a los italianos a retirarse a Djebel−Akhdar, dejando el camino libre a los ingleses, por lo que Graziani ordenó la retirada. Los italianos debían dirigirse al Golfo de Sirte rodeando por Bengasi, unos 360km., seguidos por la D.I.A., en tanto que, recorriendo 220km., la 7ª D.B. debía cortarles el paso en Beda Fomm. Las dificultades del terreno y la falta de abastecimientos explican porqué los británicos llegaron a Beda Fomm el 5 de febrero, sólo 30 minutos antes que los italianos. Éstos, cercados, debieron cesar el combate el 7 de febrero. Entregaron a O´Connor 20.000 hombres, 112 carros, 216cañones y 1.500 vehículos. Desde Beda Fomm los ingleses se dirigieron a El−Agheila, importante posición defensiva, ya que en este lugar, entre el desierto y el mar sólo hay 30km. practicables para los blindados. Así finalizó, 2 mese y 900km.después, la ofensiva de Sidi−Barrani. Con menos de 2.000 bajas, los ingleses habían capturado más de 100.000 hombres, numerosos material. CAPÍTULO SEGUNDO: EL AVANCE DE ROMMEL. OPERACIÓN BATTLEAXE 26 La contraofensiva de Rommel L uego de ocupar El−Agheila, el avance británico se interrumpió. O´Connor debió ceder la 6ª D.I.A., la 2ª D.I. Neozelandesa y la 2ª D.B., recién llegadas, para la campaña de Grecia. Las fuerzas inglesas quedaron así debilitadas, en tanto que los italianos se reforzaban. En efecto, Hitler, dada la alarmante situación de sus aliados, había enviado a Trípoli un Cuerpo Expedicionario, el Deutsche Afrikakorps, constituido por la 5ª L.D. y la 15ª Pz.D. Mandaba a estas tropas un audaz general, que recibiría el mote de El Zorro del Desierto, y haría legendario el nombre de su Afrikakorps. Su nombre era Erwin Rommel. Éste llegó a África el 12 de febrero de 1941, y enseguida se puso a preparar un ataque sorpresa la sobre la posición de El−Agheila, mal defendida. Según él, sólo se lograría capturar este importante punto mediante un ataque sorpresa, antes de que los ingleses se reforzaran, y los hechos le dieron la razón. El 24 de marzo, la 5ª L.D. atacó El−Agheila, y los británicos se retiraron a Marsa el−Brega, posición defensiva similar. Rommel atacó inmediatamente, sin esperar refuerzos, y desalojó a los ingleses el 31. El 2 de abril entró en Adjedabia, y capturó 800 prisioneros. Sin detenerse, Rommel continuó su avance, y en la noche del 3 a 4 unos pocos carros ocupaban Bengasi, en tanto que el grueso de las fuerzas de los alemanes estaba en Mekilli. Desde allí, Rommel lanzó a sus tropas hacia Derna, donde capturó a los generales O´Connor, Neame y Carton de Wiart. Sin embargo, no pudo envolver al grueso de las tropas británicas, que se fugaron hacia Tobruk. La plaza estaba defendida por la excelente 9ª D.I.A., mandada por el resuelto Morshead. Los británicos contaban con la ayuda de las fortificaciones que habían caído intactas en manos de O´Connor. Esto explicó la derrota de Rommel al intentar capturar la plaza. En efecto, el 10 de abril la 15ª Pz.D. intentó abrirse paso, pero fue rechazada. Unos días después la 5ª L.D. logró cruzar el foso antitanque y abrirse camino por sobre los campos minados, pero un fuerte contraataque británico rechazó a los alemanes. Rommel, entonces, se contentó con sitiar la plaza y ocupar Sollum, Capuzzo y Halfaya, (Antigua línea fronteriza entre Egipto y Libia), dividiendo sus fuerzas. Operación Battleaxe V iendo la alarmante situación de África, Churchill decidió enviar carros y aviones de refuerzo, que llegaron a Alejandría a mediados de mayo. Sin embargo, los 240 tanques que reforzaron a los británicos eran malos, en comparación con los alemanes. En efecto, los Matilda (135 unidades), que estaban bien blindados, eran, empero, demasiado lentos, y los otros 105 carros recién llegados estaban mal armados y protegidos. Además, Rommel utilizó con antitanque sus cañones antiaéreos de 88mm., piezas de gran alcance, precisión y cadencia de fuego. Pese a todo, Wavell se decidió a realizar la operación Battleaxe, cuyo objetivo era levantar el bloqueo de Tobruk. Para hacerlo, Wavell había decidido atacar Halfaya por el flanco, con la 7ª D.B., y por el frente, con la 4ª D.I.H. El ataque comenzó el 15 de junio. La 7ª D.B. capturó Capuzzo, pero los contingentes de la 15ª Pz.D. que defendían Halfaya resistieron lo suficiente para darle tiempo a Rommel de acudir con todas sus fuerzas, lo que restableció la situación el 16. Inmediatamente, el Zorro del Desierto se lanzó hacia Sidi−Omar y luego al este, para copar a los británicos y aniquilarlos, pero éstos lograron huir a tiempo. 27 La breve ofensiva había costado 122 muertos, 588 heridos, 259 desaparecidos y 100 vehículos a los británicos, y sólo 12 tanques y 675 bajas a los alemanes. CAPÍTULO TERCERO: OPERACIÓN CRUSADER P ese a haber derrotado a los ingleses, la situación de Rommel había empeorado. Las fuerzas que la Luftwaffe había emplazado en Sicilia habían pasado a apoyar al Afrikakorps, emplazadas en Libia. Esto permitió que los ataques sobre Malta se interrumpieran, y que los convoyes ingleses que navegaban por el Mediterráneo no sufrieran pérdidas. Además, la R.A.F. se había situado en Malta y desde allí bombardeaba a los convoyes ingleses, que sufrían enormes pérdidas. Los ingleses, por su parte, habían sustituido a Wavell por Auchinleck, y planeaban una nueva contraofensiva, la operación Crusader, pese a que la 9ª D.I.A. había sido evacuada de Tobruk a petición del gobierno y reemplazada por la 70ª D.I. y una Brigada polaca. Para expulsar Rommel de África, los ingleses poseían el 8°Ejército, bajo el mando de Cunningham, hermano del almirante que mandaba la flota de Alejandría. El 8°Ejército comprendía la guarnición de Tobruk (70 D.I., una Br. polaca y una Br.B.), y los 13º (4ª D.I.H., 2ª D.I.N. y 1ª Br.B.) y 30° (7ª D.B., 1ª D.I. sudafricana y 22ª Brigada de la Guardia) C.E. En total, 725 carros y unos 1.000 aviones. Los alemanes tenían 5 D.I., 3 D.B. (2 alemanas), una D.M. (Italiana), y la 90ª L.D. Teóricamente, 10 divisiones del Eje se enfrentaban a 5 divisiones y 3 brigadas inglesas, pero las tropas italianas no valían mucho, los alemanes estaban faltos de abastecimientos y sólo tenían 440 carros, 200 sin valor alguno. Hay que añadir, sin embargo, que los tanques ingleses eran malos, y que se enfrentaban a los temibles 88. El plan de Cunningham era lanzar el 30° C.E. sobre Maddalena, y desplegarse sobre Gabr−Saleh, donde se produciría una batalla de carros, que los ingleses, más numerosos, ganarían. Entretanto, el 13° C.E. ocuparía Sollum−Sidi−Omar. Luego, el 30º C.E. atacaría Sidi−Rezegh y se encontraría con las tropas que defendían Tobruk, que habrían roto el cerco. El ataque comenzó el 18de noviembre. Los ingleses avanzaron hasta Ber el−Gobi, donde la D.B. Ariete les provocó fuertes pérdidas (50 tanques). Los ingleses, empero, llegaron a Sidi−Rezegh, donde el Afrikakorps y el C.E. de Maniobra italiano (C.E.M.: D.B. Ariete y D.M. Trieste) contraatacaron, y destruyeron 200 carros enemigos. Si Rommel se hubiera lanzado sobre el 30º C.E. lo hubiera destruido, pero tenía planes más ambiciosos. Agrupó a las 15ª y 21ª (Nueva denominación de la 5ª L.D.) Pz.D. y se lanzó hacia Sidi−Omar, para destruir al 8°Ejército. Era ya 23 de noviembre, y Cunningham estaba por ordenar la retirada, cuando Auchinleck lo contuvo y ordenó continuar el ataque, reemplazándolo por Ritchie. El 26 la guarnición de Tobruk rompió el cerco, y se encontró con la 2ª D.I.N. Inmediatamente, la 21ª Pz.D. contraatacó, causando graves pérdidas a los británicos, aunque los alemanes se agotaban. Rommel, que había detenido su avance, y con escasa fuerzas blindadas, ordenó la retirada el 7 de diciembre, dejando a la D.I. Savona la misión de defender la línea Bardia−Sollum−Halfaya todo lo posible. Los británicos se lanzaron en su persecución, pero Rommel demostró ser tan bueno atacando con sus tanques como dirigiendo una retirada, y a fines de diciembre llegaba a El−Agheila sin inconvenientes. Había perdido 382 carros y 32.000 prisioneros, capturando 8.000. La D.I. Savona se rindió el 17 de enero de 1942, al agotarse sus víveres y municiones. Churchill estaba desbordante de alegría, pues creía haber derrotado a 28 Rommel. CAPÍTULO PRIMERO: LOS PREPARATIVOS ALEMANES E l 29 de julio de 1940 Hitler decidió atacar a la U.R.S.S., sin acabar con Gran Bretaña, ya que creía terminar con los rusos en una campaña rápida. Para realizar la operación, llamada Barbarroja, los alemanes tenían 153 divisiones, concentradas en tres G.E., Norte, Centro y Sur, y un ejército de reserva. Los objetivos de estos G.E. eran Leningrado, Smolensk y Kiev. Luego se lanzarían sobre Moscú. La operación debía iniciarse el 15 de mayo de 1940 y terminar el 15 de octubre. Los alemanes trasladaron a Polonia 3,4 millones de hombres, 600.000 caballos y 600.000 vehículos. Las divisiones alemanas que combatían en otros frentes estaban distribuidas así: Noruega y Dinamarca Francia, Bélgica, Holanda Balcanes Libia Total 8 38 7 2 55 Además, la Luftwaffe alinearía 2.000 aviones; más de la mitad eran bombarderos. La disposición de los G.E. alemanes el día del ataque era la siguiente: • G.E. Sur, entre Moldavia y Lublin (Mariscal von Rundstedt): 42 divisiones (5 Pz.D. y 3 M.D.), 4 ejércitos: • 11°Ejército (Moldavia): coronel−general von Schobert. • 17° Ejército (Cárpatos): coronel−general von Stülpnagel. • 6° Ejército (Lublin): mariscal von Reichenau. • 1erPanzergruppe (Coronel−general von Kleist): 750 carros. • G.E. Centro, entre Lublin y Suwalki (Mariscal von Bock): 49 divisiones (9Pz.D. y 6 M.D.), 4 ejércitos: • 4° Ejército: mariscal von Kluge. • 2° Panzergruppe (Coronel−general Guderian): 930 tanques. • 9° Ejército: coronel−general Strauss. • 3erPanzergruppe (Coronel−general Hoth): 840 carros. • G.E. Norte, entre Suwalki y el Báltico (Mariscal von Leeb): 29 divisiones (3Pz.D. y 2 M.D.), 3 ejércitos: • 16° Ejército. Coronel−general Busch. • 18° Ejército: coronel−general von Küchler. • 4°Panzergruppe (Coronel−general Hoeppner): 570 blindados. En reserva había, además, un ejército (2° Ejército: coronel−general von Weichs), con 5 C.E., 24 D.I., 2 Pz.D. 29 y 2 M.D., y los países aliados de Alemania aportaron unidades: • Rumania: 2 ejércitos (12 D.I. y 10 Br. de diversos tipos), en el G.E. Sur. • Hungría: 1 Br.M. y 2 Br.C., en el G.E. Sur. • Eslovaquia: 1Br.M y 2 D.I., en el G.E. Sur. • Italia: 3 D.I., en el G.E. Sur. • España: División Azul, de voluntarios, en el en el G.E. Norte. • Finlandia: 18 divisiones, en el G.E. Norte. Hay que señalar que estas unidades eran notablemente inferiores a las alemanas, excepto la división Azul y las tropas finlandesas. Errores del Alto Mando Alemán C uando desplegaron ante mí un mapa de Rusia no pude creerlo. No hice nada por desaprobar mi desaprobación y descontento... dijo Guderian cuando se enteró de la invasión de Rusia. En efecto, Rusia era, sin contar la zona más allá de los Urales, 3 veces más grande que Francia e Inglaterra juntas. Además, no contaba con buenos sistemas de comunicación, sólo algunas carreteras pavimentadas eran de buena calidad, y los otros caminos se rompían bajo el peso de los tanques o eran de tierra, y con las lluvias formaban barrizales intransitables. Por su parte, el ancho de vía de los ferrocarriles rusos era más grande que el de los europeos en general, y esto dificultaba las cosas; los abastecimientos, especialmente de combustible, fueron el talón de Aquiles de los ejércitos alemanes, y esto se agravaba por el rápido avance, que agrandaba enormemente las vías de comunicación. Los abastecimientos con destino al frente se debían hacer en terrenos poco propicios y plagados de guerrilleros. En efecto, la población civil luchó valientemente contra loa alemanes. Hitler había creído que odiaban a Stalin y recibirían a los germanos como libertadores. Fue así en principio, especialmente en los Estado Bálticos y en Ucrania, pero los terribles tratos a los que los sometieron los nazis convenció a la gente de que no valía la pena ayudar a los alemanes, y empezaron a combatirlos. Lo más sorprendente de esto es que los alemanes tenían una ventaja y la desaprovecharon, y entonces la ventaja pasó a estar del bando enemigo. Si los nazis hubieran dado a la población civil un buen trato, tal vez la historia hubiera sido diferente. Otro error, compartido con el Duce, fue retrasar la fecha del ataque hasta el 22 de junio, cuando se debía haber atacado antes, para aprovechar el buen tiempo. Hay responsabilidad de Mussolini en esto porque atacó Grecia sin preparación, y obligó a los alemanes a distraer sus fuerzas en los Balcanes para cubrir sus flancos, y retrasar el ataque. Si éste hubiera comenzado antes, por ejemplo el 15 de mayo, la U.R.S.S. hubiera sido derrotada. Por último, está la responsabilidad del Führer, que no quiso producir stocks de ropa invernal, creyendo que Rusia ya estaría derrotada cuando el frío llegara, y no fue así; los soldados de la Wehrmacht se helaron por miles. También hay que decir que fue un imperdonable error suyo pretender atacar Rusia antes de destruir Inglaterra, y que fue decisiva, también, su manía de creer en as cifras. En efecto, como hubiese sido lógico, se deberían haber destinado los tanques producidos durante la campaña a reemplazar las pérdidas sufridas, pero Hitler ordenó que se destinasen a crear nuevas unidades, como si todas las fuerzas que combatieran en el frente estuvieran completas. Así, los veteranos que estaban luchando carecían de armas apropiadas, y los novatos que se entrenaban en Alemania las tenían a su disposición. CAPÍTULO SEGUNDO: 30 LA SITUACIÓN DEL EJÉRCITO ROJO E l 22 de junio el Ejército Rojo disponía de 4,7 millones de hombres y 10.000 tanques, aunque la mayoría de estos últimos no valía gran cosa. Había, sin embargo, unos 1.000 T−34 y KV1, tanques muy superiores a los mejores alemanes, que eran más rápidos, tenían mejor armamento y más protección y que, por poseer orugas anchas, sufrían menos los rigores del barro y la nieve blanda. Además, el T−34 era muy barato y fácil de producir. Muchos lo consideran el mejor tanque de la guerra. Hay que añadir, sin embargo, que las tripulaciones de estos tanques eran malas, y las de los alemanes eran excelentes, las mejores del mundo. Sucedía otro tanto con los mandos. En efecto, algunos años antes de la guerra Stalin había depurado a la flor de la oficialidad soviética, a sus mejores jefes, temeroso de que lo derrocaran. Algunos jefes no habían muerto pero estaban desterrados en Siberia, y fueron llamados a filas al iniciarse las hostilidades. En cuanto a Stalin, si bien es cierto que no era un gran jefe de guerra ni nada por el estilo y cometió muchos errores, también es cierto que escuchó mejor que Hitler los consejos de sus subordinados, y les dio más autonomía. De todos modos, hay que reprocharle a él el rápido avance alemán en los primeros meses de la campaña, porque cogieron a los rusos totalmente desprevenidos, y esto fue culpa de Stalin. Muchos espías, como Sorge, le habían facilitado detalladamente los planes alemanes y le habían informado e día de la invasión. También Churchill le hizo recomendaciones en este sentido, pero fue en vano. Stalin pensaba que estos informes provenían de los alemanes para que él los provocara, y encontraran un pretexto para invadir la U.R.S.S. En cuanto a la mención de Churchill, creyó que era una maniobra para aliviar la presión que Alemania ejercía sobre Inglaterra. No fue descabellado por parte de Stalin pensar esto, pero él no tomó ni el más mínimo recaudo para prevenir una invasión, de modo que las tropas rusas (178 divisiones) estaban distribuidas así el día de Barbarroja: • Distrito militar de Leningrado (Península de los Pescadores−Vyborg, 1.200km.): teniente−general Popov: • 14°Ejército: teniente−general Frolov. • 7°Ejército: teniente−general Gorolenko. • Distrito militar del Báltico (Polonia−Lituania, 360km.): coronel−general Kouznetzov: • 8°Ejército: mayor−general Sobennikov. • 11°Ejército: teniente−general Morosov. • Distrito militar del Oeste (Sur de Lituania−Norte de Ucrania, 450km.): general Pavlov: • 3erEjército: teniente−general Kouznetzov. • 10°Ejército: mayor−general Golubev. • 4°Ejército: mayor−general Korobkov. • Distrito militar de Kiev (Norte de Ucrania−Lipnaky, 800km.): coronel−general Kirponos: • 5°Ejército: mayor−general Potapov. • 6°Ejército: teniente−general Mousitchenko. • 26°Ejército: teniente−general Kostenko. • 12°Ejército: mayor−general Ponedeline. 31 • Distrito militar de Odessa (Lipkany−Mar Negro, 450km.): teniente−general Tcherevitchenko: • 18°Ejército: • 9°Ejército: La aviación y la marina soviéticas no fueron importantes en la primera fase de la campaña; la primera fue destruida por la Luftwaffe en sus aeródromos el 22 de junio o más tarde en el aire, y la segunda por el carácter terrestre de las operaciones. CAPÍTULO TERCERO: EL 22 DE JUNIO DE 1941 E n la noche del 21 de junio la artillería alemana comenzó a atacar, y la Luftwaffe destruyó en tierra a la aviación soviética. Inmediatamente, los panzer se lanzaron al ataque. La sorpresa tal que casi no hubo resistencia, y los puentes se capturaron intactos. El primer día los alemanes avanzaron más de 60km. en el centro y el norte, pero se estancaron en el sur, más defendido. Sin embargo, la resistencia fue vencida y el 30 de junio los alemanes entraban en Lvov. El 5 de julio el 1er Pz.G. se lanzó sobre el eje Berdichev−Zhitomir, y el 9 hubiese entrado en Kiev si Hitler no lo hubiera prohibido. El 6°Ejército lo relevó, y el Pz.G. llegó el 2 de agosto a Pervamaisk, interceptando 3 ejércitos soviéticos, que dejaron 103.000 prisioneros, 320 carros y 860 cañones. Los alemanes siguieron avanzando, y el 18 estaban en el Mar Negro. En el centro, los Pz.G. 2 y 3, en una gigantesca maniobra de tenazas, capturaron Minsk el 29 de junio, copando a los soviéticos. Éstos perdieron 290.000 prisioneros, 2.580 tanques, 1.450 cañones y 250 aviones. Hoth y Guderian repitieron la maniobra en Smolensk el 16 de julio, formando otra bolsa. Los rusos intentaron huir, pero fue en vano, y entregaron 350.000 prisioneros y 7.000 vehículos y cañones. Los panzer habían avanzado 700km., y se hallaban a 300 de Moscú. En el norte, los alemanes capturaron Daugavpilsk, Kaunas, Vilna y Riga el 26 de junio. El 2 de julio, el 4°Pz.G. forzó la resistencia en Ostrov, y los alemanes se dirigieron a Pskov y Novgorod. Luego llegaron a Leningrado, y a partir de entonces la marcha del G.E. Norte se frenó, debido al tiempo poco propicio y a los contraataques soviéticos. En el balance general, entre el 22 de junio y el 13 de agosto los alemanes habían sufrido 390.000 bajas (99.000 muertos y desaparecidos), contra sólo 218.000 bajas (97.000 muertos) que habían tenido en las campañas anteriores. Estas cifras demuestran el encarnizamiento de la defensa soviética, los rusos defendieron su país hasta la muerte. Luego de estas impresionantes victorias, los generales alemanes pidieron atacar Moscú, para dar el golpe de gracia a los rusos. Pero el Führer no pensaba así, y ordenó a Guderian ir en dirección a Kiev, para formar una gigantesca tenaza que envolviera a las fuerzas soviéticas allí emplazadas, junto con el 1erPz.G. Guderian adujo que estaban a 350km. de Moscú, y un viaje de ida y vuelta a Kiev serían 900km. Mis generales no entienden nada sobre economía de guerra, respondió Hitler. Para él eran más importantes las industrias y el carbón del Donetz. Los alemanes continuaron avanzando rápidamente, y el 14 de septiembre, en Loklvitza, se unían el 1er y el 2° Pz.G. La gigantesca bolsa entregó a los alemanes 665.000 prisioneros, 880 tanques y 3.700 cañones. Entretanto, por esas fechas, von Leeb ya había cercado Leningrado, y el avance del G.E. Norte no continuó. 32 Cumplido el objetivo de Kiev, Hitler ordenó desencadenar Typhon, operación cuyo objetivo era Moscú. El G.E. Centro tenía para esto 79 divisiones y 3 Pz.G. (El G.E. Norte había cedido el suyo). El 2 de octubre, después de avanzar 130km., Guderian llegó a Oriol, y formó dos bolsas en Briansk, que resistieron hasta el 25. Entretanto, los 3er y 4° Pz.G. confluyeron en Viazma el 7, formando otra bolsa. Éstas dos bolsas significaron 663.000 prisioneros, 1.250carros y 5.400 cañones para los alemanes. Los alemanes estaban ya muy cerca de Moscú, y mientras se organizaba la defensa de la capital comenzaron a caer las primeras lluvias. El 20 de octubre ya todos los caminos de tierra eran lodazales, y las carreteras no aguantaban el peso de los tanques. Fuera de los caminos el avance era mucho más difícil aún. Los hombres se hundían hasta las rodillas, las motos y los caballos también. De avanzar unos 45km. diarios, los alemanes pasaron a no adelantar ni uno algunos días. El General Barro fue quien salvó a Moscú. Pese a esto, y a que se había perdido el 50% de los tanques, el avance prosiguió. El G.E. Centro capturó Kaluga, Mosbaisky y Rzhev. A finales de octubre se combatía en la línea oeste de Melets−Tula−Naro−Fominsk, y este de Volokolamsk−Kalinin. La situación rusa, sin embargo, había mejorado, pues, aunque el barro los afectaba, es cierto que debían defenderse, no atacar, que disponían de vías férreas y puentes intactos, y del tanque T−34, de anchas orugas, lo que le daba mayor movilidad en el barro. Además, Stalin contaba con 25 divisiones siberianas de refuerzo, ya que su espía Sorge le había dicho que Japón no pensaba atacar la U.R.S.S. Así las cosas, llegó el cruento invierno. Los siberianos estaban acostumbrados al frío, y equipados para soportarlo, pero los alemanes n. Carecían de los atuendos más imprescindibles, y las ramas se helaban. Había que tener encendidos los motores de los tanques constantemente, para que arrancaran, y el consumo de combustible era enorme. Los uniformes de invierno estaban en Varsovia, muy lejos de las filas, y las temperaturas eran cada vez más bajas. El 13 de noviembre eran de −13°C, y el 4 de diciembre, −35°C. Pese a todo, Hitler fijó al G.E. Centro2 el objetivo de Moscú. Para ello, la 2ªPz.A. (Panzerarmee: Ejército blindado o Panzergruppe) debía capturar Tula y Kolomna, y unirse a las 3ª y 4ª Pz.A., que atacarían por el norte. Así se debería encerrar a los defensores de Moscú. Pese al valor de sus soldados, Guderian (2ªPz.A.) no pudo ocupar Tula, e intentó rebasarla, pero no lo consiguió. La 4ªPz.A. llegó a 35km. de la plaza Roja el 3 de diciembre, y se detuvo. La 3ªPz.A., donde Reinhardt había reemplazado a Hoth, llegó al Canal Moskva−Volga. El máximo avance se consiguió el 5 de diciembre. Entre el 16 de noviembre y el 10 de diciembre los alemanes perdieron 66.000 hombres (15.400 muertos). El 9, Guderian escribió a su mujer: Se ha subestimado considerablemente al adversario, la extensión del país, las dificultades de su clima. La realidad se toma ahora la revancha. En cuanto al G.E. Sur, luego de Kiev se había lanzado sobre la cuenca del Donetz, y había conquistado una parte de ella, así como la ciudad de Rostov, que sería posteriormente reconquistada por los rusos. Además, von Manstein se había apoderado de Crimea, aunque no conseguiría capturar Sebastopol hasta mediados de 1942. CAPÍTULO CUARTO: LA PRIMERA OFENSIVA SOVIÉTICA DE INVIERNO E l 6 de diciembre de 1941 comenzó la primera ofensiva soviética de invierno. Este ataque fue mandado por Zukov, desde Kalinin a Efremov. Frente a 67 divisiones muertas de frío y cansancio, los rusos tenían más de 100, con 1.500 carros. El ataque, que sorprendió a los germanos, fue lanzado entre Kalinin y Zvenigorod, y 33 entre Tula y Efremov. Ambas maniobras en tenaza amenazaban con envolver a los alemanes, pero éstos, a costa de perder casi todo su material, lograron retirarse y evitar el cerco. Así finalizó 1941. En los primeros días de 1942, viendo las terribles pérdidas sufridas por sus ejércitos, Hitler trasladó hacia el este 22 divisiones provenientes de otros frentes y de Alemania. A éstas unidades y a las que ya estaban se les dio orden de defender el terreno a toda costa, sin retroceder. Entretanto, los rusos, mandados por Koniev y Zukov, lanzaron 165 divisiones para envolver al G.E. Centro, en el que von Kluge había sustituido a von Bock. Los soviéticos debían lanzarse, desde Ostashkov, hasta Viazma, para cortar la carretera Minsk−Moscú, y unirse a las tropas que avanzaban desde Kaluga y así cercar a los alemanes. El ataque comenzó bien para los soviéticos el 9 de enero de 1942. En el norte avanzaron rápidamente 180km., hasta que la 3ªPz.A. los detuvo en la línea Demidov−Velizh−Nevel−Velikié Louki. En el centro, el 27 de enero el 29°Ejército soviético llegó a las proximidades de la carretera Minsk−Moscú. Pero Model, comandante del 9°Ejército alemán, era un gran improvisador. Contraatacó a los flancos de los rusos y cercó al 29°Ejército, que lamentó la pérdida de 32.000 hombres. El 15 de enero, en un hecho excepcional, Hitler había autorizado a retirarse al G.E. Centro hasta unir a la 2ªPz.A. con el 4°Ejército, atacados por Zukov, que había avanzado muy rápido al comienzo, pero luego quedaría detenido. Así, el G.E. Centro pudo mantener una línea de defensa constante. En el norte, los rusos no pudieron cercar Leningrado, pero cercaron a dos contingentes alemanes en Demiansk y en Jolm. Éstas tropas, unos 100.000 hombres, rechazaron los ataques soviéticos, y fueron abastecidos por la Luftwaffe, que evacuó numerosos heridos. El 21 de marzo llegó el barro, y la ofensiva se detuvo. En el curso de ésta, los alemanes habían tenido 67.000 muertos y desaparecidos (200.000 bajas en total). Desde el 22 de junio de 1941, habían sufrido la pérdida de 1.075.000 oficiales, suboficiales y soldados, la tercera parte de los efectivos empleados. Las bajas rusas eran tres veces mayores sólo en prisioneros, pero se desconoce cuántos hombres murieron o fueron heridos. CAPÍTULO PRIMERO: LA GUERRA CON CHINA D urante la Primera Guerra Mundial, Japón fue uno de los países que más creció económicamente. En efecto, los japoneses vendieron a los beligerantes todo tipo de productos, lo que significó un gran bienestar para la población y un gran aumento de ésta. Sin embargo, después de la guerra, y pese a que obtuvieron las colonias que Alemania había perdido, los japoneses entraron en crisis. Ya no entraban tantas divisas, porque los ex beligerantes producían sus propios productos. Los japoneses, carentes de materias primas, no podían alimentar su población. Entonces vieron que China era una presa fácil, débil y rica en materias primas. El 19 de septiembre de 1931los japoneses ocuparon Mukden e invadieron el sur de Manchuria dos días después. En enero del año siguiente, ya toda Manchuria era japonesa. La débil Sociedad de las Naciones sólo aplicó sanciones morales a los japoneses. Con las materias primas extraídas de Manchuria, donde funcionaba un estado títere, el Manchukuo, los nipones formaron un moderno y potente ejército, que ocupó Jehol, Hopeh y Chahar en 1933 y 1934. 34 En 1937 ocuparon Pekín, y luego se dirigieron al sur. Con un total dominio del aire, los nipones aplastaron a los chinos. En agosto desembarcaron en Shanghai y luego capturaron Nanking el 14 de diciembre. Estados Unidos prohibió, entonces, vender armamentos a Japón, pero ayudó a China. Pese a esto, en 1937 todo el norte de China era japonesa. Chang Kai−Chek continuó retirándose, y en octubre de 1938 se instaló en la zona montañosa por donde pasa el curso superior del Yang−Tsé−Kiang. Al ser una zona de difícil acceso, los japoneses no pudieron derrotar a los chinos, pese a sus ataques, y decidieron cortar sus comunicaciones. Las zonas por donde sus enemigos recibían aprovisionamientos eran tres: el ferrocarril que parte desde Tonkin (Indochina), el de Cantón y la ruta de Mongolia. Decidieron lanzarse sobre la segunda (Cantón), y desembarcaron en la ciudad en el mes de octubre. Los ingleses, entonces, comenzaron a construir otra ruta, a través de Birmania. Los rusos, dueños de la ruta de Mongolia, aumentaron su apoyo a los chinos. Viendo las derrotas francesa y holandesa, y que los británicos estaban en la cuerda floja, los japoneses exigieron el cierre de las rutas de Birmania e Indochina y la entrega de numerosos productos de las Indias Holandesas (Indonesia). Vichy accedió, y los británicos también, pero sólo por tres meses. El 25 de septiembre de 1940, los Estados Unidos prohibieron la venta de chatarra y limitaron las de petróleo a Japón. Sin embargo, el gobierno japonés, manejado por los militares, ocupó toda indochina el 12 de julio de 1941. Los Estados Unidos reaccionaron prohibiendo las ventas de petróleo a Japón, y amenazaron con la guerra en caso de que Japón atacara indonesia, rica en Petróleo. Los japoneses sabían que su rival era mucho más fuerte, y que en una guerra larga ganaría. Entonces decidieron jugarse el todo por el todo y asestarle a los norteamericanos un golpe del que no podrían recuperarse jamás. CAPÍTULO SEGUNDO: PEARL HARBOR El ejército nipón E l ejército japonés que iba a practicar la guerra relámpago en la jungla poseía un excelente material en algunos aspectos, aunque caduco en otros. Los soldados japoneses, pese a todo, eran extremadamente valientes, y totalmente leales al Sol Naciente. Preferían morir a retroceder, y eso explica el ínfimo porcentaje de tropas que cayeron prisioneras con respecto a las que combatieron. La aviación japonesa era buena, numerosa, y estaba muy bien entrenada. Poseía el caza Zero, el aparato más maniobrable de la guerra. Los torpedos que llevaban sus aviones eran excelentes, no dejaban estela, eran muy precisos y explotaban (No se podía decir lo mismo de los torpedos alemanes y norteamericanos). Una parte de la aviación estaba subordinada al ejército, y la otra a la marina. Con respecto a esta última, se puede decir que era la más numerosa del mundo con respecto a los portaaviones. Poseía también numerosos acorazados, algunos viejos, pero también el más grande de la historia, el gigantesco Yamato, de 70.000 toneladas. La armada tenía, además, un gran almirante: Yamamoto. El principal defecto de los japoneses era que no mejoraban sus armas, no inventaba cosas nuevas, y el material era cada vez más caduco. Tampoco poseían servicios médicos dignos de tal nombre: el problema de la sanidad no les preocupaba mucho. Pearl Harbor 35 Y amamoto quería dejar knock−out a la flota norteamericana en el primer round, porque sabía que la guerra debía ser corta para poder ganarla. Entonces, decidió ejecutar una audaz operación: atacar a los Estados Unidos allí donde se creían más fuertes, y donde menos lo esperaban: Pearl Harbor. En efecto, el grueso de la flota del Pacífico, mandada por Kimmel, se encontraba fondeada allí, incluyendo sus 9 acorazados y sus 3 portaaviones, aunque estos últimos no estaban allí el 7 de diciembre de casualidad. Los estadounidenses conocían el código de cifrado japonés, sabían que se preparaba algo, pero no sabían dónde. Suponían que los nipones atacarían las Filipinas o Indonesia. Como creían que nunca se atacaría Pearl Harbor, sus aviones estaban formados en tierra, ofreciendo magníficos blancos. Se había ordenado disponerlos así para evitar sabotajes. Mientras los norteamericanos estaban así, la flota combinada del almirante Nagumo (6 portaaviones, 5 cruceros, 9 destructores, 3 submarinos y 8 petroleros) llegó el 6 de diciembre de 1941 a 370km. al noroeste de Pearl Harbor. A las seis de la mañana del día siguiente, 183 aviones de todos los tipos despegaban de los portaaviones, rumbo a Pearl Harbor. Eran la primera oleada nipona. Casualmente, el 7 de diciembre de 1941 los tres portaaviones del Pacífico no estaban en la base, pero los acorazados, que sí estaban, ofrecían un blanco magnífico. No es de extrañar, entonces, que 8 fueran tocados (Algunos, además, hundidos). El Arizona recibió una bomba que le voló los pañoles y otra que entró por la chimenea y lo dividió en dos. El Oklahoma recibió tres torpedos y zozobró. El West Virginia y el California, seriamente averiados, pudieron, no obstante, salvarse. El Nevada recibió tres proyectiles, pero derribó varios aviones enemigos. Otros 3 acorazados, y 6 cruceros y destructores recibieron daños menores. Una hora después de la primera oleada despegó la segunda, con 170 aparatos. Ésta destruyó en tierra numerosos aviones, y redondeó algunas destrucciones. Sin embargo, no notó que había un enorme depósito de combustible, y éste salió ileso. Nagumo no quiso arriesgarse a enviar una tercera oleada, que podría haber causado más daños, y la escuadra japonesa se retiró. Los japoneses, perdiendo sólo 29 aviones y 55 pilotos, habían causado 2.400 muertos y 1.180 heridos, destruido numerosos aviones y 2 acorazados. Otros buques sufrieron daños de distinta gravedad. CAPÍTULO TERCERO: JAPÓN CONQUISTA EL PACÍFICO E l mismo día de la agresión a Pearl Harbor, las tropas japonesas se lanzaron sobre las Filipinas, Malasia, Tailandia, Guam y Wake. Debían apoderarse de estos importantes puntos estratégicos, ricos en materias primas. Singapur E l 2 de diciembre llegaron a Singapur el acorazado Prince of Wales y el crucero Repulse, Churchill había enviado para proteger el puerto. Cuando los japoneses desembarcaron en Tailandia el 8 de diciembre, estos dos buques, pese a no disponer de adecuado apoyo aéreo, zarparon a combatir. No lograron llegar, y Philipps, que mandaba la formación, decidió dar media vuelta el 9 y dirigirse a Khota Baru, donde se había dado una alarma. Ésta resultó ser falsa, y Philipps decidió volver, pero los aviones japoneses lo atacaron y hundieron a 36 él y a sus buques el 10. Ya nada evitaba un desembarco en Malasia. En efecto, los japoneses, que habían desembarcado en la jungla, se dirigieron hacia Singapur, muy bien defendida por mar, pero no por tierra. En cuanto a fuerzas terrestres, británicos y japoneses estaban equilibrados, pero la R.A.F. brillaba por su ausencia, y Yamashita, jefe de los nipones, era un hábil general, que poco a poco fue obligando a retirarse a los británicos. El 12 de enero de 1942 Kuala Lumpur ya era suya. La isla de Singapur estaba cercada, y carecía de abastecimientos. El ataque sobre la ciudad comenzó el 8 de febrero, y cuatro días más tarde la heroica resistencia había llegado a su fin. Hong−Kong, Guam y Wake E l general Maltby, con 14.000 hombres, defendía Hong−Kong. Los japoneses los obligaron, luego de tres días de encarnizados combates en el continente, a retirarse a la isla el 13 de diciembre. Allí se resistió hasta el 25 del mismo mes, cuando las municiones inglesas se agotaron. Conquistar Guam, en las Marianas, fue aún más fácil, pues la defensa se rindió el 10 de diciembre. Sin embargo, no sucedió lo mismo en Wake. Los marines que defendían la isla habían sido reforzados con cazas Wildcat, y consiguieron hundir dos buques japoneses. Yamamoto envió dos portaaviones que restablecieron la situación, eliminando a los aparatos enemigos, y destruyendo sus cañones. Finalmente, el 23 de diciembre los marines que defendían la isla depusieron las armas. Filipinas E n las Filipinas, los norteamericanos tenían 31.000 divisiones bajo el mando de McArthur. Los japoneses debían atacarlos con 2 D.I. y 750 aviones (300 norteamericanos). El mismo 7 de diciembre las disminuidas fuerzas aéreas de McArthur fueron aplastadas en tierra por los nipones. Éstos desembarcaron en Aparri, al norte de Luzón, el 10 de diciembre. Su objetivo era distraer a los norteamericanos para atacarlos luego por la retaguardia, desembarcando en Lingayen. McArthur, sin embargo, comprendió la maniobra japonesa y se retiró a la isla de Corregidor y a la península de Batán. Cuando los japoneses se dieron cuenta ya era demasiado tarde para evitarlo. Estableciéndose en posiciones defensivas, y pese a carecer de aviones, municiones y víveres, los norteamericanos resistieron hasta finales de marzo de 1942, cuando los japoneses los obligaron a rendirse. La isla de Corregidor se entregó el 3 de abril del mismo año, y con ella se rindieron sin combate las demás islas del archipiélago de las Filipinas. Tailandia y Birmania T ailandia fue un paseo militar. El gobierno era colaboracionista, y a finales de diciembre los japoneses ya estaban en la frontera con Birmania, defendida sólo con dos divisiones, carentes de apoyo aéreo. En estas condiciones, los ingleses efectuaron retirada tras retirada, y a primeros de marzo llegaban a la frontera india. Su breve campaña había costado a los japoneses sólo 10.000 muertos y 4.000 heridos. Ahora debían capturar las Midway y las Salomón, donde sufrirían sus dos primeras derrotas. CAPÍTULO PRIMERO: 37 SEGUNDA OFENSIVA DE ROMMEL A últimos de 1941 y primeros de 1942, los fuerzas del Eje en África fueron considerablemente reforzadas, y Rommel decidió aprovechar la dispersión de los ingleses para lanzar un ataque sorpresa. Éste se realizó el 21 de enero de 1942 contra la 1ªD.B., recién llegada a Libia. Dos días después, ya estaba en Adjedabia, cercando a los ingleses. Los atacó el 23, y, al precio de su material, algunos ingleses lograron huir. De todos modos, Rommel había triunfado, y el 27 amagó atacar Mekilli, pero se dirigió hacia Bengasi, donde casi copó a la 4ªD.I.H., que dejó 4.000 hombres en el campo de batalla. Los británicos, entonces, se retiraron a la línea Aïn−el−Gazala−Bir Hakeim, que se dispusieron a defender con 6 divisiones y 7 brigadas. Las 1ªD.I.S. y la 50ªD.I. defendían la línea Aïn−el−Gazala−Gott el−Ualeb, y Bir Hakeim era defendida por la 1ªBr. de Franceses Libres (F.L.). La 2ªD.I.S. defendía Tobruk, y las 1ª y 7ªD.B. estaban separadas una de otra, para emplearse como reserva. La línea Aïn−el−Gazala−Bir Hakeim−Bir Harmat estaba cubierta por un campo minado en toda su extensión. El plan de Rommel era distraer a los ingleses realizando un ataque de diversión con los italianos contra las 1ªD.I.S. y 50ªD.I., mientras que el grueso de las fuerzas motorizadas alemanas avanzaba por el sur de Bir Hakeim hacia el−Aden y Acroma, para cortar la retaguardia británica. Este ataque fue puesto en práctica el 27 de mayo. El Afrikakorps atacó a la 7ªD.B., que se hallaba dispersa, y les ocasionó graves pérdidas, aunque también es cierto que los carros Grant le destruyeron numerosos blindados. Pese a estos éxitos iniciales, Rommel fue obligado a retirarse contra el campo minado, y el 30°C.E. lo contraatacó duramente, aunque no consiguió doblegar a los alemanes. Los italianos no tuvieron mayor éxito. La maniobra diversiva planeada por Rommel fue un fracaso, y en torno a Bir Hakeim los franceses causaron graves pérdidas a las divisiones Ariete y Littorio. Rommel no había conseguido cortar las comunicaciones enemigas, y había sido arrinconado. El ataque parecía ser u fracaso total. Sin embargo, al día siguiente los italianos consiguieron abrir una brecha a través del campo minado, y se conectaron con Rommel. Luego, éste se lanzó sobre Gott el−Ualeb, y aniquiló a dos brigadas británicas el 2 de junio, obteniendo 3.000 prisioneros, 124 cañones y 101 vehículos. Inmediatamente después de esta victoria sitió Bir Hakeim, que sin embargo continuó su resistencia. Entretanto, los británicos lanzaron numerosos contraataques, pero los cañones de 88mm. de Rommel devastaron sus blindados. El 5 de junio, en Knight´s Bridge, los británicos perdieron 4.000 prisioneros. Cinco días después, el 10, los franceses, carentes de municiones y agua, abandonaron Bir Hakeim. Dejaron en el campo de batalla 984 desaparecidos, más de la mitad de los cuales fueron hechos prisioneros. Luego de esto, Rommel se lanzó al asalto de Tobruk, aislando a la guarnición. Ésta carecía de minas, y el foso antitanque estaba cubierto de arena. El 20 de junio se lanzó al asalto de la fortaleza, con sus 2 Pz.D., y a las 8hs. ya había conseguido abrir una brecha. Al mediodía ya se hallaba cerca del puerto, y a la noche dos fuertes capitularon. Al día siguiente, a la mañana, el jefe de la guarnición, el general Klopper, rindió a Rommel 33.000 hombres, y numerosos vehículos, además de una impresionante cantidad de gasolina, que permitiría a los alemanes poner en marcha sus divisiones, carentes de abastecimientos. Luego de conquistar Tobruk, Rommel se lanzó al asalto de Egipto. El 25 de junio sorprendió a Ritchie en Marsa−Matruh, y Auchinleck, asumiendo el mando, a duras penas logró evitar el desastre. Se replegó entonces a la excelente posición defensiva de El−Alamein, dónde sólo una pequeña franja de terreno es practicable para los blindados, ya que al sur hay numerosas arenas movedizas. Rommel no pudo sobrepasar 38 esta línea, pues estaba carente de abastecimientos. Su avance estaba estancado. CAPÍTULO SEGUNDO: LA BATALLA DE EL−ALAMEIN Los preparativos P ese a que Auchinleck había detenido a Rommel, Churchill consideró necesario reemplazarle, y el 6 de agosto Alexander asumió el mando de las fuerzas británicas de Oriente Próximo. Al mando del 8°Ejército se colocó a Bernard Law Montgomery, excelente organizador, quien revirtió la situación y consiguió la derrota de Rommel. En efecto, Monty, como se le llamaba, se dispuso a asegurarse de poseer la superioridad numérica en la batalla que se preparaba. Para ello, se estableció en El−Alamein y entrenó exhaustivamente sus tropas. Con el refuerzo de numerosos carros, entre ellos 300 nuevos Sherman, de producción norteamericana, reorganizó sus fuerzas blindadas. La situación de Rommel, en tanto, se hacía cada vez peor. Con la Luftwaffe apostada en el frente del este, la isla de Malta recibió numerosos refuerzos, entre ellos numerosos bombarderos, y los convoyes que abastecían a Rommel sufrían pérdidas cada vez peores. Además, sus extensísimas líneas de comunicación agravaban todo. El combustible era lo que más se preciaba, y lo que menos abundaba, pues la R.A.F. se ensañaba contra los petroleros italianos. Sin embargo, y aunque con cuentagotas, los refuerzos llegaban al frente. Rommel, sin embargo, advertía que la desproporción de fuerzas favorecía a los ingleses cada día que pasaba. Sabía que si no atacaba de inmediato, ya nunca tendría posibilidades de obtener una victoria total, y decidió el ataque la noche del 30 de agosto. Su plan, que consistía en avanzar lo más al sur posible para envolver al 8°Ejército cortando sus comunicaciones, era ya demasiado conocido y demasiado previsible, por lo que era lógico que fallase. En efecto, el fuego británico era terrible, y los campos de minas dificultaban más el avance. Vio entonces que era imposible realizar la penetración prevista, y decidió lanzarse contra la cresta de Alam el−Halfa, bastión que cubría El−Alamein, y muy defendido por la artillería. El ataque fracasó, y Rommel, perdiendo 2.850 hombres, 55 tanques, otros tantos cañones y 400 vehículos. Las tropas de Monty sólo tuvieron 1.600 bajas y 68 tanques. La última oportunidad de Rommel había pasado. Entretanto, Montgomery terminaba sus preparativos. Había decidido atacar por el norte, para arrinconar a enemigo contra el desierto, al contrario de lo que habían hecho en las anteriores campañas los anteriores jefes británicos y alemanes. Monty juzgaba, con razón, que así el enemigo sería totalmente sorprendido. Además, decidió practicar en El−Alamein una batalla de desgaste, atacando a la infantería alemana y dejando a los tanques alemanes contraatacar, para que se enfrentaran con su poderosa artillería. Para lograr esto, además, camufló sus tanques ubicados al norte e hizo montar réplicas falsas de goma de sus tanques en el sur, para hacer creer a enemigo que el objetivo principal era ése. La batalla A sí las cosas, llegó el 23 de octubre de 1942. Como los alemanes e italianos no barruntaban nada, estaban 39 totalmente desprevenidos. Rommel estaba en Alemania restableciéndose de sus problemas de salud, y varios generales estaban de permiso, cuando los británicos comenzaron el ataque. Las fuerzas que se enfrentaban eran las siguientes: Fuerzas Hombres Piezas de artillería Cañones anticarro Cañones D.C.A. Carros Autoblindados Aviones Rommel 103.000 (49.000) 570 (200) 520 (370) 1.350 (600) 500 (240) Algunos 350 (?) Montgomery 220.000 940 1.500 810 1.350 500 1.580 Los números entre paréntesis indican las fuerzas alemanas. En la noche del 23 de octubre, luego de una violentísima preparación artillera, los ingleses se lanzaron al ataque. En el sur, el 13°C.E. tropezó con la resistencia encarnizada de las D.I. italianas Pavia, Brescia y Folgore, y a costa de grandes pérdidas logró avanzar un poco, sin cumplir sus objetivos. De todos modos, los ingleses lograron su objetivo, pues distrajeron a la D.B. Ariete y la 21ªPz.D. En el norte, 3 D.I. inglesas realizaron un lento avance, y no cumplieron su objetivo. Pese a todo, la D.I. Trento y la 164ªD.I. alemana perdieron grandes fuerzas. El ataque continuó durante dos días, y el 25 Monty decidió suspender el ataque del 13°C.E. Al día siguiente, Rommel llegó a África y ordenó a la 21ªPz.D. dirigirse al norte, para contraatacar, junto con los demás carros alemanes. Sin embargo, los contraataques de los panzer se diluían tras una cortina de fuego. Los cañones británicos los destruían antes de que pudieran enfrentarse a los blindados ingleses. En esta batalla de desgaste, Rommel, carente de abastecimientos y en inferioridad numérica, llevaba todas las de perder. Así continuó la batalla, cuando Montgomery decidió dar el golpe de gracia a los alemanes, mediante la operación Supercharge, que se inició el 2 de noviembre. Los combates ese día fueron encarnizados, y los alemanes e italianos, gracias a su valor, lograron constituir un aparente frente defensivo al final del día. Pero éste sólo era una ilusión creer que podría defendérselo, y Rommel se dio cuenta, por lo que ordenó la retirada el 3. Sin embargo, recibió una tajante negativa de Hitler, que prohibía toda retirada, y decidió obedecer. Pero esto empeoró las cosas, pues los alemanes e italianos ya habían iniciado la retirada. Hitler cambió de opinión al día siguiente, pero ya era demasiado tarde para salvar una cantidad de tropas significativas. En efecto, el Eje tuvo más de un 50% de pérdidas (25.000 muertos y heridos, y 30.000 prisioneros) con respecto a las tropas que combatían el 23 de octubre, y mil cañones fueron destruidos o capturados, además de320 tanques. Los ingleses, por su parte, sólo tuvieron 4.600 muertos y desaparecidos, y 8.900 heridos. Los tanques destruidos sumaron 500. Luego de El−Alamein, Rommel se debió retirar al paso de Halfaya y El.−Agheila, pero no se hizo fuerte en esas posiciones. Es hubiera sido, sin embargo, inútil luego de Torch, que entregaría la África del Norte francesa a los anglo−americanos. CAPÍTULO TERCERO: LA BATALLA DEL ATLÁNTICO L 40 uego de su fracasado intento de destruir a Inglaterra mediante un desembarco, Hitler decidió asfixiarla, cortándole sus vitales líneas de comunicación. Para eso decidió emplear los submarinos, más conocidos como U−Boote, que tantos éxitos habían demostrado en la anterior guerra. La fuerza submarina alemana (57 unidades el 1 de septiembre de 1939) estaba mandada por el almirante Dönitz, un excelente jefe, que conocía bien su misión. Inicialmente los alemanes utilizaban los submarinos aislados, ya que los aliados empleaban sus buques de igual manera, pero cuando los ingleses comenzaron a utilizar el sistema de navegación en convoy, mucho más eficaz, con numerosos buques escoltados por destructores y corbetas, los alemanes se dieron cuenta de que la táctica de los submarinos aislados no era efectiva, y Dönitz inventó una nueva, la táctica de las jaurías. Los submarinos, así empleados, fueron el terror de los ingleses entre mediados de 1940 y febrero de 1943. Winston Churchill escribió en sus memorias: La única cosa que realmente me asustó durante la guerra fue el peligro submarino. El Primer Ministro británico tenía razón, pues el tonelaje hundido durante la Batalla del Atlántico, como se conoció a este enfrentamiento, fue inmenso. Así lo demuestra esta tabla: Año Mes Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre Totales Año Mes Enero Febrero Marzo Abril Mayo Total Total General 1940 Toneladas 195.825 267.618 295.335 352.407 146.613 212.590 1.470.388 1942 Toneladas 276.795 429.891 534.064 391.044 576.350 2.208.144 3.678.532 Buques 38 56 59 63 32 37 285 Buques 48 73 95 66 120 402 687 En total, en estos 12 meses en que la Batalla del Atlántico alcanzó su apogeo (Aunque también fue importante el tonelaje hundido en entre 1939 y 1940, en 1941 y entre junio de 1942 y febrero de 1943), se hundió un promedio de 306.544 toneladas mensuales (57,25 barcos por mes). El notable aumento que se registra en 1942 se debe a la entrada de Estados Unidos en la guerra, los que amplió las posibilidades de los submarinos de Dönitz. Al finalizar la guerra, los alemanes habían enviado a fondo del mar 21,5 millones de toneladas, 5.150 buques en total. Esto se debió no sólo a los U−Boote, sino también a la flota de superficie. Muchos buques fueron hundidos en el Mediterráneo y en el océano Glacial Ártico. CAPÍTULO PRIMERO: LOS PREPARATIVOS 41 H itler, que había relevado a von Brauchitsch al fracasar las tropas alemanas ante Moscú, y se había autonombrado para ocupar el lugar vacante, decidió que debería atacar el sur de Rusia, no el centro, al contrario que todos sus generales, que sostenían precisamente lo contrario. El Führer, sin embargo, consideraba indispensable apoderarse del petróleo del Cáucaso para abastecer a sus panzer. Para esto, Hitler contaba con 25 nuevas divisiones, distribuidas en los frentes secundarios de la siguiente manera (En el este había 187 divisiones): Noruega y Dinamarca Francia, Bélgica y Holanda Balcanes Norte de África Total 12 26 5 3 46 Estas fuerzas, sin embargo, incluían 6 Pz.D. (2 en África, 1 en Noruega y 3 en Francia), contra las dos de junio de 1941. Empero, destinar 12 divisiones a Noruega, donde Hitler tenía un ataque inminente, sólo contribuía a dispersar sus fuerzas. Asimismo, los países satélites, excepto Bulgaria, Finlandia y España, aumentaron su apoyo. Los eslovacos enviaron 1 D.I.M., los italianos y los húngaros 10 divisiones cada uno, y los rumanos 25 divisiones. Estas unidades, sin embargo, eran notablemente inferiores a las alemanas (3 satélites = 2 alemanas). En cuanto al material alemán, se había mejorado considerablemente, y los carros Mark III y Mark IV estaban ahora mejor armados, y eran capaces de enfrentarse a los T−34. Los soldados disponían de mejores ametralladoras, y para apoyo de fuego disponían de nuevos y excelentes lanzacohetes. El plan de Hitler era apoderarse de Voronezh, empleando el 2°Ejército y la 4ªPz.A. Luego, estas tropas se unirían al 6°Ejército (Von Paulus), que avanzaría por Jarkov. Así, se coparía a los rusos. Una vez realizada esta maniobra, el G.E. A (El G.E. Sur se había dividido en el G.E. A, al sur, y en el G.E. B, al norte), mandado por List, avanzaría por Voroshilovgrad y Rostov, y junto con el G.E. B capturaría Stalingrado en una maniobra de tenazas. Hecho esto, el G.E. B mantendría las posiciones recién conquistadas mientras el G.E. A, ayudado por el 11°Ejército, que cruzaría el estrecho de Kerch, conquistaría el Cáucaso. Este plan tenía la ventaja de la sorpresa, pues los rusos esperaban un ataque en la región de Moscú, donde estaban sus fuerzas más importantes. Stalin no creía en un ataque por el sur, pese a las numerosas informaciones recibidas. Esto explica, en parte, el rápido avance al comienzo de la campaña. Pero el plan alemán no podía funcionar a menos que se redujera el saliente de Izium, que había quedado desde el invierno, donde Stalin había ordenado lanzar un ataque. Los alemanes, entonces, atacaron los flancos rusos, para envolverlos. El 23 de mayo de 1942 hicieron contacto las tropas provenientes del norte y del sur. La bolsa se rindió el 28. Los alemanes obtuvieron 240.000 prisioneros, 1.250 carros y 2.000 cañones. El ataque ya podía comenzar. Aunque nadie lo sabía, comenzaría el último avance relámpago de cierta importancia de los alemanes. CAPÍTULO SEGUNDO: LA ÚLTIMA GRAN OFENSIVA 42 E l 28 de junio la 4ªPz.A. y el 2°Ejército se lanzaron al ataque en un frente de 150km., entre Orel y Oboyán. Dos días después, el 6°Ejército se lanzaba al combate, y formaba una tenaza con Hoth (4ªPz.A.), que significó 30.000 prisioneros el 3 de julio. Los germanos ya estaban en Voronezh. El G.E. A comenzó su ataque en los primeros días de julio, y los rusos se retiraron el 7, por lo que el avance fue rápido. Su misión consistía en formar una tenaza con el 6°Ejército. El 17 de julio, List llegó a Voroshilovgrad, lo que forzó a los rusos a retirarse para evitar el cerco, pues los hombres de Paulus ya estaban en Rossosh. Según su plan, los alemanes debían ocupar Rostov antes que entrar en Stalingrado, pero como el 15 de julio la 4ªPz.A. llegaba a Millerovo, se pensó hacer al revés. Sin embargo, Hitler ordenó a Hoth realizar una maniobra de tenaza en torno a Rostov, junto con la 1ªPz.A. (Von Kleist), y capturar numerosos prisioneros, Empero, no fue así, y sólo se produjo un embotellamiento, con enormes problemas de abastecimiento. Rostov cayó el 23, pero no hubo una cifra realmente importante de prisioneros, al contrario de lo imaginado por Hitler. Ese mismo día, el Führer ordenó a Hoth a volver al norte a apoyar al 6°Ejército, y ordenó la conquista simultánea de Stalingrado y el Cáucaso, una de sus decisiones más polémicas. Hitler no comprendió que era imposible realizar estas conquistas con las fuerzas de que disponía, y que era más aconsejable conquistar primero Stalingrado y después el Cáucaso. Entretanto, el 6°Ejército, sin combustible, avanzaba lentamente. El 20 de julio estaba en Bokovskia, y el 4 de agosto en Kalach, donde destruyó al 1erEjército blindado soviético con una maniobra de tenazas. Sin embargo, no se pudo continuar el avance hasta el 21. Algunas fuerzas llegaron al Volga el 23, pero fueron contraatacadas y se batieron en retirada. De todos modos, Paulus se unió a Hoth el 2 de septiembre, en Koroponovo. Antes de esto, sin embargo, Paulus había ordenado el ataque a Stalingrado. El 19 de agosto las tropas llegaban a la gran ciudad de la que no saldrían jamás. El plan del comandante del 6°Ejército era apoderarse de la ciudad empleando sus tanques, olvidando la lección aprendida en Varsovia: las grandes urbes no son apropiadas para el combate con carros. Además, llevó a sus hombres a una batalla de desgaste casa por casa, habitación por habitación. No comprendió que hubiera sido más apropiado cruzar el Volga, rodear la ciudad y encerrar a sus defensores. En el Cáucaso, sin embargo, las cosas habían comenzado bien. Se avanzaba rápidamente al principio, aunque la falta de gasolina detuvo el empuje de los panzer. Von Kleist definió así la situación: No tenemos rusos delante, ni abastecimientos detrás. En efecto, el 9 de agosto de 1942 los alemanes del G.E. A entraban en Maikop, cuyos pozos petrolíferos habían sido saboteados, Yeisk, Krasnodar, Elista y Astrakán, y doce días más tarde colocaban la bandera con la cruz gamada en la cima del Elbrus (6.633m.). A fines de mes estaban en Alasir, pero ya no avanzaron más. Esto irritó a Hitler, quien reemplazó a List por su persona, pero toda la capacidad que creía tener no le sirvió de nada, y no pudo continuar el avance un solo paso. Los alemanes estaban detenidos. CAPÍTULO TERCERO: EL 19 DE NOVIEMBRE. LA BATALLA DE JARKOV. La ofensiva de invierno soviética V 43 iendo que el 6°Ejército era demasiado fuerte en Stalingrado, los rusos pensaron que atacarlo en la ciudad les produciría enormes pérdidas, y decidieron rodearlo, atacando sus flancos, que estaban defendidos por tropas italianas y rumanas de poco valor militar. Así, los rusos debían unirse, procedentes del norte y del sur, en Kalach. Con una aplastante superioridad numérica y material, los rusos lanzaron su contraofensiva el 19 de noviembre de 1942, en el norte, y el 20, en el sur. Los rumanos se defendieron encarnizadamente, pero carecían de armas antitanque efectivas, y en poco tiempo los soviéticos abrieron una gran brecha. Los alemanes intentaron contraatacar, pero sus tropas estaban muy desgastadas. En estas condiciones, no fue extraño que el 23 de noviembre los rusos se unieran en Sovietski, cerca de Kalach, y acorralaran al 6°Ejército. Hitler se negó a replegar a las tropas de Paulus, pues Göering le había dicho que podría abastecer a los sitiados por medio de un puente aéreo, pero los desgraciados a las órdenes de Paulus nunca recibieron más del 25% de los abastecimientos necesarios. De todos modos, Hitler tenía intenciones de liberar a Stalingrado, y para ello llamó al mariscal von Manstein, que sólo disponía de tropas desgastadas en extremo y notablemente agotadas, aunque hay que reconocer que recibió de refuerzo a la 6ªPz.D., completa, llegada de Francia. En estas condiciones, el 57°Pz.K. (6ª y 27ªPz.D.) comenzó el ataque el 10 de diciembre, y entre el 12 y el 13 del mismo mes forzó el paso de Aksai. Los rusos fueron reforzados, pero igual el 15 los alemanes llegaron a la orilla del Mychkova, punto que no pudieron sobrepasar. Para liberar a los sitiados hubiera sido necesario que éstos forzaran el cerco, pero el Führer no lo autorizó y, además, Paulus no tenía combustible para poner en marcha sus tanques. Encima, el 16 de diciembre los rusos lanzaron una nueva ofensiva, contra el 8°Ejército italiano. Éste contaba con 230.000 hombres, pésimamente equipados, especialmente en armas anticarro y tanques. Así, el 18 los soviéticos ya habían producido la ruptura, y lanzaron sus tanques, que rechazaron los contraataques alemanes. El 25, los rusos ya habían llegado a Tazinskaia y Morozovskaia, produciendo el repliegue de 5 divisiones del Eje, pero fueron detenidos por los contraataques del 48°Pz.K. Viendo la alarmante situación, Manstein se vio forzado a abandonar al 6°Ejército a su suerte, para evitar la catástrofe del G.E. A. En efecto, el 7 de enero de 1943 los rusos ya estaban a 40km. de Rostov, y si hubieran capturado esa ciudad el G.E. A hubiera sido cercado, pero a duras penas Manstein pudo contener a sus adversarios. Empero, si logró hacerlo allí no sucedió lo mismo más al norte. El 12 de enero los rusos atacaron, y el 26 recapturaron Voronezh, cercando al 2°Ejército húngaro. Además, 7 divisiones alemanas fueron copadas un poco más al norte, produciendo una brecha en el dispositivo germano de más de 300km. Como no había reservas, urgía retirar a las tropas del Cáucaso para taponar la brecha que recién había sido abierta, pero Hitler sólo aceptó enviar 4 divisiones. Éstas no pudieron hacer mucho, pues se enfrentaban a fuerzas soviéticas cada vez más numerosas, ya que el 2 de febrero los rusos habían capturado Stalingrado, luego de un horrible asedio, y las tropas que antes sitiaban al 6°Ejército pasaron a combatir en el frente. Así pues, con una aplastante superioridad en todos los aspectos, los rusos continuaron su avance y conquistaron Kursk, Jarkov y Belgorod, sucesivamente. Manstein propuso contraatacar con la 4ªPz.A. sus flancos, y logró convencer a Hitler recién el 7 de febrero, replegando sus efectivos, enviando a la 4ªPz.A. al norte y salvando al G.E. A, que se replegó, pues unos días más tarde los soviéticos tomaron Rostov. Al notar la retirada alemana, los rusos pensaron que se dirigían al Dniéper, por lo que abandonaron el plan inicial de dirigirse al mar de Azov, para intentar copar a los alemanes llegando antes que ellos al Dniéper, y 44 exponiendo peligrosamente sus flancos. El 11 de febrero casi cercan a la 1ªPz.A., que se salvó por poco, pero los germanos no pudieron evitar perder el contacto entre los G.E. Sur (Ex G.E. B) y Centro. Manstein salva a la Wehrmacht P ara von Manstein sólo existía una alternativa, y ésta era atacar con la 4ªPz.A. y el 2°Pz.K.S.S. hacia los flancos soviéticos, copar a los rusos y luego recuperar Jarkov en una maniobra de pinzas. Hitler se opuso a este audaz plan, al que consideraba muy riesgoso, pero finalmente debió acceder, pues no había otra alternativa. El ataque comenzó el 19 de febrero, y tuvo un enorme éxito. El 2 de marzo los alemanes ya estaban en el Donetz, habiendo causado a los rusos 23.000 bajas y la pérdida de 610 tanques y 350 cañones. Además, dos días más tarde, 60 tanques, 220 cañones y 600 vehículos fueron capturados o destruidos a los rusos, permitiendo a los alemanes atacar a Jarkov, su objetivo principal. El 7 de marzo comenzó el ataque. Manstein ordenó cercar la ciudad, no ocuparla, para evitar un nuevo Stalingrado. Los rusos intentaron contraatacar, pero en van, y el cerco se completó. Jarkov y Belgorod fueron reconquistadas el día 14. Así, debido al genio militar de von Manstein, su mejor jefe, los alemanes evitaron una catástrofe de incalculables dimensiones y se establecieron sobre la misma línea que habían ocupado antes de iniciar el ataque sobre Stalingrado, en junio de 1942. CAPÍTULO PRIMERO: LA BATALLA DE MIDWAY L uego de numerosas discusiones, en las que se propusieron como objetivos las Midway, Ceylán, Hawaii y Australia, los japoneses decidieron que su próximo salto hacia delante sería en dirección al atolón de las Midway. Su plan consistía en bombardear las islas con aviones y barcos, para luego desembarcar en ellas y capturarlas. Teóricamente, este plan debía contar con la ventaja de la sorpresa, igual que en Pearl Harbor, pero los nipones ignoraban que los norteamericanos habían descubierto su clave de cifrado. Ellos, pues, decidieron emplazar 3.000 hombres y 115 aviones en las islas, y enviar dos escuadras a las islas. La primera (Task Force 16: contraalmirante Spruance) contaba con 2 portaaviones, 6 cruceros y 11 contratorpederos, mientras que la segunda (Task Force 17: contraalmirante Fletcher) tenía a su disposición un portaaviones , 21 cruceros y 6 destructores. Los japoneses disponían de 8 portaaviones en total, pero 2 estaban en reparación y otros 2 debían conquistar algunas de las Aleutianas, por lo que Nagumo sólo tenía 4 a su disposición (272 aparatos contra 348 enemigos). A su escuadra le seguía una mandada por Yamamoto, que contaba con numerosos acorazados y cruceros. Al despuntar el alba el 4 de junio de 1942, 108 aviones japoneses despegaron, a 450km. de las Midway. Los norteamericanos lanzaron 26 aviones contra ellos, pero 24 fueron destruidos, contra 6 japoneses. Sin embargo, era necesaria una segunda oleada. Nagumo mandó a prepararla, pero en ese instante sus enemigos mandaron un ataque, que les costó otros 24 aparatos y una escuadrilla de bombarderos B−17. Los japoneses no sufrieron el menor daño. 45 En esos momentos descubrieron a los portaaviones norteamericanos. Nagumo decidió atacarlos, y espero a la primera oleada. Asimismo, sustituyó el armamento de sus aviones, cambiando torpedos por bombas. Las municiones que fueron reemplazadas se apilaron sobre la cubierta de los buques, pues el tiempo apremiaba. Antes de que partieran los japoneses, los norteamericanos lanzaron un nuevo ataque, sin éxito. De los 41 aviones que enviaron, sólo 6 sobrevivieron. Sin embargo, los Zero que los destruyeron los habían interceptado a baja altura, y más arriba varios bombarderos en picado se lanzaron sobre los portaaviones del Sol Naciente. Eran las 10:30. Las bombas arrojadas hicieron explosión sobre los aviones de los nipones ubicados en cubierta, que se incendiaron, y poco después el fuego alcanzó a las bombas que estaban que estaban en cubierta. Así, luego de hacer explosión las bombas, 3 portaaviones japoneses se destruyeron, y Nagumo ordenó hacer despegar a los 40 aviones del Hiryu, único sobreviviente. Éstos se lanzaron sobre el portaaviones norteamericano Yorktown, y le causaron graves daños. El buque fue hundido a la noche, junto con un destructor, por un submarino japonés. Los norteamericanos, entonces, se lanzaron sobre el Hiryu y lo hundieron. Yamamoto ordenó la retirada, pero fue perseguido por sus adversarios y perdió 2 cruceros. Al precio de un portaaviones, un destructor, 307 muertos y 147 aviones, los norteamericanos destruyeron 332 aviones, hundieron 4 portaaviones y 2 cruceros y causaron la muerte a 3.500 hombres. CAPÍTULO SEGUNDO: GUADALCANAL Las Aleutianas y la Batalla del Mar del Coral P aralelamente al ataque a Midway, los japoneses habían decidido ocupar Port Moresby, las Salomón y las islas Kiska y Attu, en las Aleutianas, que fueron conquistadas el 6 de junio de 1942. Pata ocupar Port Moresby, los nipones disponían de la 4ªFlota (Vicealmirante Inuye), que tenía 3 portaaviones. El 3 de mayo de 1942, los japoneses se apoderaron de la isla de Tulagi, y al día siguiente zarparon hacia Port Moresby, con el grueso de sus fuerzas. Pero los americanos fueron a presentar batalla, y el combate que se desarrolló entre el 6 y el 8 de mayo, conocido como Batalla del Mar del Coral, fue el primero en el que los buques enfrentados no se vieron. En esta singular batalla, los japoneses perdieron un portaaviones ligero, el Sosho (12.000tm.) y un destructor, destruyendo un portaaviones, el Lexington (33.000tm.), un petrolero y un destructor. Sin embargo, y pese a su victoria, los japoneses decidieron no desembarcar, por lo que los norteamericanos consiguieron su objetivo. Además, otros dos portaaviones nipones hubieron de ser reparados y no pudieron luchar en Midway. Guadalcanal L uego de ocupar Tulagi, los japoneses cruzaron a Guadalcanal, con la intención de construir un aeródromo para atacar las Hébridas. Viendo el peligro que esto representaba, los norteamericanos decidieron intervenir, y el 7 de agosto de 1942 una flota de 3 portaaviones, 8 cruceros, 17 mercantes, 6 transportes y buques menores desembarcó la 1ªDivisión de Marines (General Vandegrift). 46 Al día siguiente al anochecer, con 250 muertos y heridos, los americanos habían capturado el aeródromo. Pero los nipones, que habían tenido 1.500 bajas, enviaron inmediatamente sus aviones, y una escuadra de 7 cruceros y un destructor sorprendió a la flota americana mientras las tripulaciones dormían, y 4 cruceros norteamericanos fueron a para al fondo del mar. Pero allí no terminó todo. Los japoneses, subestimando a sus adversarios, dividieron sus fuerzas y atacaron en pequeños grupos a los norteamericanos, que les causaron graves pérdidas. Entonces, los japoneses comenzaron a mandar todas las noches una escuadra, llamada el Expreso de Tokio por sus enemigos. Esta escuadra cañoneaba a los soldados norteamericanos y destruía a los convoyes que los debían abastecer. Así, 2 portaaviones norteamericanos y numerosos buques de todos tipos fueron hundidos por los submarinos, barcos y aviones japoneses. Sin embargo, el 13 de noviembre éstos perdieron 2 acorazados y decidieron no atacar más. Comenzó entonces la evacuación de la isla, que terminó en febrero de 1943. En 6 meses de combate las pérdidas, en buques, fueron éstas: Acorazados Portaaviones Cruceros pesados Cruceros ligeros Destructores Submarinos Total Norteamericanos 0 2 Japoneses 2 1 6 3 2 14 0 24 1 11 6 24 CAPÍTULO PRÍMERO: LAS POTENCIAS DEL EJE E l gran problema que enfrentaron Alemania, Italia y Japón durante el conflicto fue la falta de materias primas (poseían muy buenas industrias, pero que recibían insumos del exterior), especialmente de petróleo. Los alemanes solucionaron en parte ese problema gracias a la producción de petróleo sintético, obtenido al hidrogenarse la hulla, de la que había una enorme abundancia. Además, Hitler, que sabía que una de las causas de la derrota de 1918 había sido la mala situación de la población, que se sublevó al no tener para comer, decidió suministrar lo necesario al ejército y a los civiles simultáneamente. El problema de hacer esto era que no permitía una guerra prolongada, pero, como se conocía la eficacia de la blitzkrieg, al principio no se dio importancia a esto. Sin embargo, luego de la derrota de Stalingrado, en 1943, Hitler comprendió que no podía ganar la guerra si no movilizaba a la totalidad de la población activa y si no dedicaba todo el peso de la industria alemana a la producción de armamentos. Al frente de la producción estaba Albert Speer, que había reemplazado a Todt en febrero de 1942. Pese a estar notablemente escaso de materias primas, Speer obró el milagro: la producción de 1942 superó notablemente a la de 1943, como lo demuestra esta tabla: Año: 1942 1943 47 Fusiles Armas automáticas Morteros Piezas de artillería (+ de 75mm.) Carros Aviones (Todos los tipos) Cazas Piezas D.C.A. 1.370.000 317.000 10.500 2.244.000 435.000 23.400 12.000 27.250 9.395 15.556 5.565 15.472 19.885 25.527 11.198 26.020 Este cuadro demuestra que, en el combate aéreo, los alemanes pasaban a la defensiva, pues el número de bombarderos aumento poco (El de cazas su duplicó). Esto sucedió porque desde 1942 los aliados comenzaron los bombarderos diurnos y nocturnos de Alemania. Su objetivo era paralizar la industria alemana, pero no lo consiguieron. Bajo un aluvión de bombas, los germanos lograrían, además, aumentar su producción en 1944 (En efecto, en ese año se produjeron cerca de 40.000 aviones). Sin embargo, los numerosos aviones producidos en 1944 se debieron quedar en tierra por la falta de combustible. En efecto, los pozos de Ploesti fueron sometidos a un violento bombardeo y las fábricas de combustible sintético fueron destruidas. Sin embargo, además de la cantidad de lo producido hay que ver la calidad. A principios de 1943 se dejó de construir el Mark III, que había quedado anticuado, y se rearmó al Mark IV con un cañón largo de 75mm. Además, se le aumentó considerablemente el blindaje. Pero esto no era todo. En 1943 salieron los primeros Mark V Panther, los mejores carros de la guerra. Se desplazaban a 55km/h., tenían un grueso blindaje inclinado, lo que favorecía el rebote de los proyectiles, y tenían por armamento a un larguísimo cañón de 75mm., que disparaba los proyectiles a una enorme velocidad inicial (1.100mts/seg.). Este carro fue diseñado para enfrentar al T−34, y lo superó. También fue muy temido por los occidentales, que tenían malos carros. Otro nuevo carro que se produjo fue el Mark VI Tiger, un vehículo lento, pero dotado de un blindaje muy grueso, y armado con un excelente cañón de 88mm. En 1944 apareció el Tiger II, dotado de más blindaje y velocidad, aunque con el mismo cañón. Sin embargo, estos tres carros llegaron demasiado tarde, y fueron demasiado pocos para invertir la balanza a favor de los alemanes. Esto se debía a que los alemanes esperaron a ver superados a sus tanques para producir unos nuevos. En cuanto a Italia y Japón, su situación fue peor a la alemana. Los artefactos italianos eran pocos, y de mala calidad. Los japoneses eran mejores, pero como no hicieron nuevos diseños sus aviones fueron totalmente superados por nuevos modelos occidentales. CAPÍTULO SEGUNDO: LOS ALIADOS L a situación de los aliados ara mucho mejor, ya que Estados Unidos y la U.R.S.S. contaban con más industrias y materias primas que sus enemigos, y eso les permitió ganar la guerra. Además, decidieron a dedicarse al máximo a la producción de armamentos una vez iniciada la guerra. Gran Bretaña era el país más pobre en materias primas y el que menos industrias tenía, y los alemanes los superaron. Además, sus convoyes sufrieron enormes pérdidas de material por parte de los submarinos alemanes, que estuvieron a punto de dar la victoria a la causa nazi. 48 Sin embargo, Inglaterra primero y Rusia después gozaron del apoyo de los estados Unidos, que fue decisivo a la hora de dar la victoria a los aliados. En efecto, aunque Rusia produjera más material bélico al final de la guerra (30.000 tanques, 40.000 aviones, 120.000 cañones, 450.000 ametralladoras y 3.000.000 fusiles anuales en 1945), esto se debió a la inmensa cantidad de materias primas suministradas por los Estados Unidos; en efecto, al final de la guerra los soviéticos habían recibido lo siguiente de los norteamericanos: Petróleo Explosivos Acero Aluminio Cobre Estaño Níquel Plomo Cinc Caucho Yute 2.670.000tm. 218.000tm. 1.200.000tm. 170.000tm. 217.000tm. 29.000tm. 6.500tm. 48.000tm. 42.000tm. 103.000tm. 93.000tm. Pero no sólo materias primas recibieron los soviéticos. Sus aliados también le enviaron otros productos: Tanques 9.214 Aviones 12.230 Piezas de D.C.A. 4.111 Camiones 434.000 Jeeps 28.000 Tractores de artillería 5.500 Aparatos telefónicos 330.000 Máquinas−herramientas 26.000 Locomotoras 1.045 Vagones de tren 8.260 Pares de botas 5.500.000 Metros de tela militar 23.000.000 Los tanques no fueron de mucha ayuda para los soviéticos, ya que sus modelos eran notablemente superiores, aunque el resto del material sí. El principal defecto de los aliados occidentales fueron sus carros, notablemente inferiores a los alemanes. En efecto, los Sherman, Cromwell, Grant, Matilda, Churchill, Crusader y Valentine nunca estuvieron a la altura de su misión, y los alemanes los superaban en armamento y blindaje (A veces en velocidad). Durante la batalla de Normandía, los aliados se lamentaban que tenían que perder dos tanques para destruir uno alemán, ya que estos últimos eran por lo general invulnerables a los disparos frontales. CAPÍTULO PRIMERO: VICTORIA ALIADA EN EL NORTE DE ÁFRICA Operación Torch 49 E l objetivo de la operación Torch (Antorcha) era capturar el África del Norte francesa, para así atacar a las tropas de Rommel por la espalda y por el frente. La operación estaba a cargo del general estadounidense Eisenhower, quien mandaba 2 D.B. y 5 D.I. En un principio se pensó desembarcar en Túnez y en Argelia, pero se temió infundadamente que España apoyara a Alemania y atacara a Marruecos, por lo que se decidió desembarcar allí y en Argelia, no en Túnez. El 7 de noviembre de 1942 comenzó, sin demasiados contratiempos, la operación. En Marruecos fue donde la resistencia duró más, pero en tres días el almirante Darlan, comandante de los franceses de África del Norte, ordenó el alto de fuego, y las tropas francesas se pasaron al bando aliado. Sus pérdidas fueron de 700 muertos, 400 desaparecidos y 1.400 heridos. Además, varios buques fueron hundidos. Así, la operación se presentaba bajo los mejores auspicios, pero el 11 de noviembre los alemanes, temiendo un nuevo desembarco, esta vez en la Francia no ocupada, invadieron la zona libre delimitada por el armisticio y lanzaron paracaidistas sobre Túnez, donde los 12.000 defensores se vieron superados por el número y debieron desistir de oponer resistencia. Hitler y Mussolini se habían propuesto defender Túnez, para lo que enviaron importantes contingentes. La conquista de Túnez E ntretanto, luego de vencer en El−Alamein Montgomery estaba el 13 de diciembre ante Marsa el−Brega. Pese a ser dueño de este importante punto defensivo, Rommel consideraba que no valía la pena defenderlo. En efecto, el mariscal alemán opinaba que se debía abandonar África del Norte poco a poco, para perder pocos hombres y material en manos del enemigo. Así, los soldados que luchaban en África serían repatriados por mar, y Rommel abandonó sucesivamente Marsa el−Brega, El−Agheila y Libia sin combate, hasta replegarse a la Línea Mareth (En la frontera entre Libia y Túnez). Mientras Rommel se retiraba, el avance aliado en Argelia era lento, por las siguientes razones: • Cuatro divisiones se habían emplazado en Marruecos para contener una supuesta invasión española. Hasta febrero, sólo tres divisiones avanzaban hacia Túnez. • Al desembarcar en Argelia, las tropas estaban a 600km. de la frontera entre Túnez y Libia, su objetivo. • El mando estaba dividido en dos: Eisenhower mandaba a los anglo−americanos, y Giraud, a los franceses libres. • Las tropas eran inexpertas. En estas condiciones, el general von Arnim, comandante de las tropas del Eje en Túnez, decidió lanzar una ofensiva contra los franceses que ocupaban el este de la dorsal del Atlas, y así evitar un ataque. Entonces, el 18 de enero de 1943 una D.I. y algunos tanques atacaron a la División de Marcha de Marruecos. Las tropas alemanas lograron romper el dispositivo francés, por lo que von Arnim las envió al suroeste, pero un contraataque de los norteamericanos los frenó. Pese a todo, los germanos lograron capturar 4.000 prisioneros. Ocho días después del ataque, Rommel llegó a Túnez, junto con 3 D.B., 1 D.M., 2 L.D. y 3 D.I. Inmediatamente, el Zorro del Desierto decidió sorprender a los norteamericanos con un ataque sorpresa que se inició el 14 de febrero y consistía en ocupar Gafsa y Faid, para lo cual las tropas alemanas se habían dividido 50 en dos. El 2°C.E. americano, que defendía la zona, fue totalmente sorprendido. Su jefe, el general Fredendall, ordenó el repliegue hacia la dorsal del Atlas, luego de que Faid cayera en poder de los alemanes. Asimismo, Gafsa fue evacuada y capturada el 15. Obtenido este éxito, Rommel unió sus tropas en Sbeitla y se lanzó a la conquista de los pasos de Kasserine y Sbiba. Fracasó en el segundo, pero no así en le primero, lo que generó grandes controversias entre italianos y alemanes. Rommel opinaba que había que capturar Tébessa, dirigirse hacia Bone y aislar al 1erEjército británico (General Anderson), pero los italianos le ordenaron atacar Thala. El ataque, iniciado el 22 de febrero, fue un fracaso, y Rommel debió suspenderlo. Pese a todo, había causado 7.000 bajas (4.000 prisioneros) a sus enemigos, y los había privado de 235 carros y 110 cañones autopropulsados. A consecuencia de esto, Fredendall cedió su puesto a Patton, un de los mejores generales norteamericanos. Luego de su fallida ofensiva, Rommel se dirigió al sur, para realizar un nuevo ataque, esta vez contra los británicos, aunque esta vez sin el efecto sorpresa, pues el plan de Rommel era atacar hacia el sur y luego dirigirse hacia el mar para cercar al 8°Ejército. Como las 10ª, 15ª y 21ª Pz.D. que se emplearon tenían sólo un tercio de sus efectivos, y la maniobra a realizar estaba demasiado gastada, el ataque, lanzado el 5 de marzo, no tuvo éxito, y Rommel decidió suspenderlo al haber sufrido 640 bajas y 52 carros. El 7 de marzo, dos días después, abandonó África por problemas de salud y dejó su puesto a von Arnim. Luego de los dos infructuosos ataques alemanes, Alexander, comandante del 18°G.E. aliado (1er y 8°Ejércitos británicos), trazó su plan para expulsar al Eje de Túnez. Éste se dividía en dos fases. En la primera, sus dos ejércitos debían enlazarse, y en la segunda destruirían al enemigo. Por eso, Monty comenzó su ataque contra la Línea Mareth, destinado a derrotar a los italianos para unirse a las tropas que estaban en Túnez, el 20 de marzo al anochecer. Su plan era lanzar un ataque frontal con el grueso de sus fuerzas contra la Línea Mareth, mientras que la 8ªBr.B., un destacamento de franceses libres (F.L.) y la 2ªD.I.N., bajo el mando de Freyberg, debían rodear el macizo de Matmata y ocupar Gabés, cortando la retirada de los italianos que defendían la Línea Mareth (1erEjército: general Messe). Sin embargo, el plan no tuvo éxito. El uadi Zigzau, donde estaba emplazada la Línea Mareth, se había convertido en un barrizal, y las pocas tropas que pudieron cruzarlo fueron violentamente contraatacadas por la 15ªPz.D. El 22 de marzo sólo la orilla derecha del Zigzau era inglesa. Sin embargo, y pese a este éxito, Messe se vio obligado a retirarse al uadi Akarit, para evitar ser copado por Freyberg. El uadi Akarit, donde se establecieron los italianos, era una excelente posición defensiva, pues sólo hay 11km. entre el lago Chott Djerid y el mar. Los ingleses atacaron allí el 5 de abril, pero los italianos se defendieron y contraatacaron al día siguiente. Cuando los británicos lanzaron sus tanques, von Arnim ordenó la retirada, y Messe, que opinaba los contrario, obedeció. En el curso de esa batalla y la anterior, 17.000 de sus hombres habían caído en manos británicas. La decisión de von Arnim estaba, no obstante, justificada. Patton había entrado en Gafsa el 17 de marzo, y luego había recuperado Sbeitla y El−Guettar. Si Messe no se hubiera retirado a tiempo hubiese sido copado, pero logró zafarse y unirse a los hombres de von Arnim. Por su parte, los 1° y 8°Ejércitos británicos lograron unirse. La primera fase del plan estaba realizada. Para realizar la segunda fase, el 18°G.E. debía atacar el perímetro Jetna−Sidi−Nisr−Medjez−el−Bab−Bou 51 Arada−Macizo Fikrin−Enfida, defendido por 16 divisiones del Eje que estaban en muy mal estado, por carencia de efectivos y abastecimientos, especialmente de petróleo. El plan de Alexander, que poseía 20 divisiones enteras, era distraer al enemigo con el 8°Ejército para atraer a las reservas alemanas y poder atacar más cómodamente con el 1erEjército, que llevaría a cabo la operación decisiva. El 21 de abril, el 8°Ejército capturó Enfida y Takruna, pero sufrió graves pérdidas por la encarnizada resistencia y los contraataques italo−germanos en el Djebel Garci (500m.), y Monty suspendió el ataque el mismo día. No fue ésta, sin embargo, la suerte del 19°C.E. francés (3 divisiones), que el 5 de mayo llegó a Pont−du−Fahs, luego de haber superado el Djebel Fikrin. En cuanto al 1erEjército británico y al 2°C.E. americano, tuvieron distinta suerte. El primero atacó el 23 con 5 divisiones a lo largo del Medjerda, pero no logró romper el frente, y los contraataques alemanes se sucedieron ininterrumpidamente. Mayor fortuna tuvo Bradley, sucesor de Patton al mando del 2°C.E., que venció a los germanos en Tina y el 5 de mayo cortó la vía férrea Bizerta−Túnez, cuando Alexander desencadenó la operación Vulcano, para dar el golpe de gracia al enemigo. Para esa operación, Alexander empleó las 6ª y 7ªD.B., la 4ªD.I., la 4ªD.I.H. y la 201ªBr.B. El ataque comenzó el 6 de mayo, luego de una violenta preparación artillera, y la 334ªD.I. y la Pz.D. Hermann Göering, muy debilitadas, se quebraron frente al primer asalto. Los británicos avanzaron, y destruyeron a la 15ªPz.D. a la tarde. A día siguiente Túnez y Bizerta fueron capturadas, y cuando las 1ª y 7ªD.B. cercaron a la 5ªPz.A. (General von Vaerst: Pz.D. Hermann Göering, 10ªPz.D., 334ªD.I. y D.B. Centauro), von Vaerst se rindió sin condiciones. Ese mismo día, la D.I. Superga y la 21ªPz.D. se rindieron, por lo que sólo continuó la lucha el 1erEjército italiano, que capituló el 12 de mayo, luego de la destrucción de la 90ªL.D., por una orden de Mussolini, quien ascendió a Messe a mariscal. En total, en Túnez 280.000 hombres se rindieron a los aliados, sólo 640 lograron huir. Los anglo−americanos sólo tuvieron 9.300 muertos y 31.800 heridos. África del Norte ya era aliada. CAPÍTULO SEGUNDO: DE SICILIA A ROMA El desembarco en Italia L uego de conquistar Túnez, los aliados terminaron los preparativos de la operación Husky, para desembarcar en Sicilia. El 9 de julio de 1943 unos 3.000 barcos se reunieron en Malta. A bordo de ellos iban 150.000 hombres, que desembarcaron en la isla el día 10. Una vez logrado el desembarco, los norteamericanos, mandados por Patton, vencieron la débil resistencia italiana y ocuparon Palermo. El 28 de julio los aliados ya estaban en el Etna, donde excelentes tropas alemanas del mariscal Kesselring detuvieron el avance aliado. Montgomey debió recurrir a las tropas de montaña, y los alemanes cedieron el 17 de agosto, y evacuaron la isla. Los anglo−americanos entraron en Mesina el mismo día. El 18 toda Sicilia ya era aliada. Mientras tanto, en Roma crecía el descontento hacia Mussolini, que cada día era más impopular, y terminó siendo derrocado y encarcelado por su propio partido el 25 de julio. Asumió entonces el mariscal Badoglio, 52 quien debió enfrentarse al Führer, que decidió enviar a Italia 8 divisiones bajo el mando del ya citado Kesselring. Luego de conquistar Sicilia, el plan de los aliados era desembarcar en el suelo italiano. Si la operación se hubiese llevado a cabo a la altura de Roma, las tropas alemanas hubieron quedado cercadas, pero se decidió desembarcar en Salerno, al sur de Nápoles, el 9 de septiembre, siete días después de que Badoglio hubiera firmado un armisticio con los aliados. Pese a que en el desembarco en Salerno sus adversarios había sufrido grandes pérdidas y que avanzaban muy lentamente, Kesselring decidió acondicionar la Línea Gustav, sobre el Volturno y el Garellano. Decisión acertada, pues el 16 de septiembre los aliados lograron salir de Salerno, capturar Foggia el 29 y entrar en Nápoles el 1 de octubre. El 13, Badoglio declaró la guerra a Alemania, y, continuando su avance, los anglo−americanos llegaron a la Línea Gustav el 3 de noviembre, a 100km. de Roma. Allí, su avance se detuvo. El terreno, montañoso, era excelente para defenderse, y muy difícil de practicar para los carros y demás vehículos. Además, las lluvias otoñales convirtieron la tierra en barro y demoraron el avance aún más. Se entabló así una batalla de desgaste, en la que los aliados no supieron sacar partido de su aviación para capturar el monte Cassino, clave de la defensa alemana, donde estaba asentada la 1ªDivisión Paracaidista (D.P.) alemana, y los ataques a Cassino se sucedieron sin gloria para los aliados. La batalla de Cassino. La entrada en la Ciudad Eterna. V iendo que todos sus ataques contra la Línea Gustav fracasaban, el general Clark, del 5°Ejército U.S. (U.S.: estadounidense), pensó que sería más fácil vencer a los alemanes por medio de un desembarco en su retaguardia. Para eso, decidió desembarcar en Anzio el 6°C.E.U.S. del general Lucas, que debía formar una cabeza de puente, reforzarla y luego atacar hacia Cisterna y llegar a Valmontone, para cortar las comunicaciones del 10°Ejército alemán. Sin embargo, antes había que forzar a Kesselring a trasladar sus reservas hasta la Línea Gustav, y para ello se realizó una maniobra diversiva: el 2°C.E.U.S. debía cruzar el Rápido en San Angelo, al sur de Cassino, y lanzarse hacia el valle del Liri. Luego, los blindados avanzarían a Frosinone y Anzio. Al 2°C.E.U.S. lo apoyarían el 10°C.E.B. (Cuerpo de Ejército Británico) y el C.E.F. (Cuerpo Expedicionario Francés: general Juin). El plan, escribió Juin, (...) pecaba de un desconocimiento de algunos principios estratégicos y una noción falsa de las distancias y, sobre todo, del terreno en esta Italia peninsular, donde las montañas −¡y que montañas!− dominan el paisaje. En efecto, los británicos conquistaron la confluencia del Liri y el Rápido, pero se detuvieron ante el monte Majo. El 2°C.E.U.S. perdió la orilla derecha del Rápido y 1.680 hombres. El C.E.F. tuvo mejor suerte: capturó Monna Casale y Costa San Pietro, pero, carente de reservas, se debió detener. De todos modos, Clark logró su objetivo: Kesselring decidió reforzar sus tropas con las 29ª y 90ªPz.G.D. (Panzergrenadier Division: División de Granaderos Blindados, o División Motorizada), que estaban en reserva en Roma. El desembarco de Anzio comenzó el 22 de enero de 1944, y el 23 ya se habían desembarcado 36.000 hombres y 3.000 vehículos, al precio de 150 hombres. En ese momento, Lucas debió lanzarse hacia los Colli Laziali o a Valmontone, para coger al enemigo totalmente desprevenido, pues el 14°Ejército alemán, que constaba de 9 divisiones (2Pz.D., 2Pz.G.D. y 5D.I.), sólo podría hacer frente al 6°C.E.U.S. el 28 de enero. Sin embargo, Lucas permaneció inactivo, y acumuló refuerzos en su cabeza de puente, sin atacar. Así 53 describió Churchill la situación: Esperaba ver un gato salvaje arrasando la montaña. ¿Qué veo hoy? ¡Una ballena revolcándose en la playa!. La batalla de Anzio se convirtió, pues, en una batalla de desgaste, en la que ninguno de los oponente se sacaba ventajas. Lo mismo sucedió con las tropas enfrentadas en la Línea Gustav, que hasta primeros de mayo no se atacaron, excepto en Cassino, donde los alemanes, inferiores en número, rechazaron, empero, todos los ataques realizados contra ellos. Para el 11 de mayo, sin embargo, Alexander, comandante de todas las tropas aliadas que luchaban en Italia, lanzó el ataque final. Para eso, el caballito de batalla de los aliados sería el C.E.F. En efecto, Juin atacó por el Garellano a la 71ªD.I. y el 12 de mayo la 4ªD.M.M. (División de Montaña Marroquí) capturó el Majo, y se lanzó al Girofano, al que capturó el 13. Entonces, Juin lanzó hacia el norte a la 1ªD.F.L., que el mismo día llegó al Liri, mientras que más al sur Castelforte había caído en manos del C.E.F. Juin, entonces, atacó por el sur a la 71ªD.I., capturó el monte Ceschito y envió a la 1ªD.F.L. a San Giorgio y a la 3ªD.I.A. (División de Infantería Argelina) hacia Ausonia. Entretanto, la 4ªD.M.M. capturó el Petrella y el Revale. El frente alemán estaba roto. Kesselring decidió evacuar Cassino, que fue capturado el 19 de mayo. Además, envió a 4 divisiones a taponar la brecha, pero disminuyó los efectivos del 14°Ejérccito, y el 6°C.E.U.S. lo venció el 23 de mayo. Ese mismo día Juin estaba en los montes Ausoni, y Kesselring decidió formar una línea defensiva entre los montes Lepini y Colli Lazzali. Si el 6°C.E.U.S. hubiera atacado Valmontone hubiera copado al 10°Ejército alemán, pero Clark lo envió a Colli Lazzali a capturar Roma, de la que se apoderó el 4 de junio. Pero esta maniobra salvó al 10°Ejército, con el que Kesselring estableció una línea defensiva en los Apeninos, pese a su carencia de fuerzas, pues 5 D.I. estaban deshechas y habían enviado otras tres a diversos frentes. Por su parte, los aliados habían tenido 43.200 muertos, heridos y desaparecidos desde el 11 de mayo, aunque habían capturado a 25.000 alemanes. CAPÍTULO TERCERO: EL FIN DE LA LUCHA EN ITALIA E n agosto de 1944, Kesselring, con 19 divisiones carentes de todo, se estableció en la Línea Gótica (La Spezia−Rimini). Alexander debía enfrentarlo con 16 divisiones, pero éstas estaban completas y poseían el apoyo de la aviación. El ataque se inició el 9 de agosto. El ala izquierda del 5°Ejército U.S. avanzó hasta Massa, por el Tirreno, y el ala derecha franqueó el paso de Futa (903m.), pero Kesselring contuvo a sus adversarios. Asimismo, el 5°Ejército B. (Británico) hizo retroceder al 76°Pz.K. a Pessaro, a costa de terribles pérdidas. El 3 de septiembre se reanudó el ataque, y el 21, con 4.100 bajas, los ingleses capturaron Rimini, pese a la feroz resistencia alemana. El objetivo era Ravena, a 51km., por donde pasaban nueve ríos. Los polacos del 2°C.E. atacaron a la izquierda, para encerrar al 10°Ejército, que debió abandonar Forli, Ravena y Faenza. Sin embargo, von Vietinghoff, sucesor de Kesselring, estableció una nueva línea defensiva en el Senio. 54 Con 22 divisiones y 7 brigadas de todos los tipos (20 unidades alemanas), los aliados atacaron el 9 de abril de 1945. El 8°Ejército B. se lanzó contra el 76°Pz.K., que defendía el Senio, y dos días después los británicos lograron capturar Argenta y la ruta de Bolonia. El 12 del mismo mes los Apeninos terminaron de ser cruzados. El 20 de abril los polacos, que habían entrado en Imola, atacaron Bolonia, y junto con los americanos cortaron la ruta de Módena, capturando 25.000 prisioneros alemanes y obligando a éstos a retirarse. El 15°G.E., mandado por Clark, se lanzó en abanico el 24 para explotar la brecha. El 8°Ejército B. capturó Venecia, Trieste, Monfalcone y Gorizia. Mientras tanto, los americanos y franceses ocuparon Verona, Milán, La Spezia, Génova, Authian y Provenza, deteniéndose las tropas de Juin en la línea Cuneo−Fenestrelle−Rivoli−Ponte San Martino. La capitulación de hizo inevitable, y el 29 de abril de 1945 el general alemán von Senger und Etterlin rindió a todas las fuerzas que defendían Italia, y Voralberg, Steyr, Corintia y Tirol, en Austria. La guerra de Italia terminó así. CAPÍTULO PRIMERO: LA OFENSIVA DE KURSK L uego de recuperar Jarkov, von Manstein informó que hubiera tomado también el saliente de Kursk si no hubiera llegado el barro. Quizás fue por eso que Hitler pensó que se podría atacar el saliente y cercar a sus defensores, que se deberían rendir. Empero, cuando Manstein recuperó Jarkov Kursk estaba poco defendida, mientras que luego los rusos reforzaron el saliente, instalando varios perímetros defensivos que lo cubría en toda su extensión, y colocando en ellos tropas de infantería y los mortíferos pakfronts, que consistían en unos 10 cañones antitanque mandados por un mismo oficial, de forma que cada pakfront podía crear una cortina de fuego, destruyendo los carros que se pusieran bajo su alcance. Además, los rusos habían instalado en el centro del saliente 3.300 carros, listos para pasar a la contraofensiva cuando Zukov lo ordenara. En total, había en Kursk 1.300.000 hombres, 20.000 piezas de artillería, 2.600 aviones y los tanques ya citados. Hitler no estaba decidido a atacar, pues Guderian, Model y Manstein le aconsejaban que no lo hiciera. Guderian decía que había que reorganizar a las tropas, y utilizar los tanques para contraatacar en caso de un ataque soviético. Sin embargo, como Zeitzler, que había reemplazado a Halder, y von Kluge, comandante del G.E. Centro opinaban lo contrario, el Führer se decidió a realizar la operación Zitadelle (Ciudadela) el 4 de julio de 1943. El ataque sería llevado a cabo al por el 9°Ejército (Model) al norte, con 3 Pz.D, y por la 4ªPz.A. (Hoth) al sur, con 8 Pz.D. Entre los dos ejércitos había, además, 6 Pz.G.D. En total, los alemanes disponían de 900.000 hombres, 10.000 cañones, 2.700 tanques y 1.800 aviones. El ataque comenzó el 4 de julio de 1943, bajo el habitual apoyo aéreo de la Luftwaffe. Sin embargo, las tropas de Model y Hoth sufrieron terribles bajas a manos de los pakfronts rusos. Hoth causó enormes pérdidas en hombres y carros, pero los rusos empleaban sus inagotables reservas y sólo a costa de la pérdida de numerosos tanques los alemanes avanzaron unos pocos kilómetros, en ambos frentes, sin inquietar a los rusos. Hoth, entonces, decidió jugarse el todo por el todo, reunió los tanques que le quedaban (Unos 650) y avanzó a Prokorovka, donde había campo abierto, no bosque, era imposible esconder los pakfronts y el terreno era muy apto para el empleo de los tanques. Zukov mandó a enfrentarlo al 5°Ejército Blindado, con numerosos tanques. En la batalla de carros que se desarrolló, la más grande de la guerra, los alemanes perdieron 350 55 carros, muchos menos que los rusos, pero los tanques soviéticos, a diferencia de los alemanes, eran reemplazados con gran facilidad. Así las cosas, el 12 de julio los rusos lanzaron su contraataque, especialmente en el norte, en Orel, que sería rápidamente amenazada, lo que motivó enviar todas las reservas disponibles allí. Asimismo, la Luftwaffe lanzó encarnizados ataques, para detener a los rusos el tiempo suficiente para organizar una nueva línea defensiva. Los alemanes lo consiguieron, pero los rusos, con una superioridad de 4 a 1, eran incontenibles, y los germanos debieron defenderse desesperadamente, pero el 23 de diciembre de 1943, el frente estaba formado por la línea Leningrado−Pushkin−Vitebsk−Mozir−Kanev−Nikopol−Mar Negro. Los alemanes habían perdido la iniciativa, y nunca más la tendrían. La derrota estaba sellada. CAPÍTULO SEGUNDO: LA OFENSIVA DE INVIERNO SOVIÉTICA El ataque en el sur E l 24 de diciembre de 1943, el G.E. Sur, que contaba con los 6° y 8°Ejércitos (Generales Hollidt y Woehler), y la 1ª y la 4ªPz.A. (Generales Hube y Rauss), 73 divisiones (22 Pz.D. o Pz.G.D.) incompletas en total, fue atacado por el primer Frente de ucrania (General Vatutin) en la región de Zhitomir. Las 18 divisiones soviéticas se enfrentaban al 24°Pz.K., que sólo resistió dos días, ya que el 3erEjército Blindado de la Guardia ocupó Zhitomir el 26, y se lanzó a Novgorod−Volinskii, a 140km. de su lugar de partida, mientras que a la derecha 14 D.I. rusas estaban en la ex línea fronteriza polaco−soviética. Vatutin, entonces, se lanzó al sudoeste, amenazando con envolver a los G.E. Sur y A, y von Manstein decidió el 29 de diciembre dejar al 3erPz.K. (4 divisiones) en la región donde estaba la 1ªpz.A., y trasladar el grueso de ésta al flanco derecho de la 4ªPz.A. Esta maniobra mejoró la situación, pues Vatutin no pudo ocupar Kamenets−Podolskii. Manstein había frenado a los rusos en Pogrebische, pero no pudo hacerlo en Rovno, y como Hitler se negó a abandonar Nikopol y Crimea para disminuir el frente a defender (De más de 1.000km.), la situación se agravaba. Además, los soviéticos insinuaban un peligroso movimientos de tenaza en Kanev, donde había una parte de la 1ªpz.A. y otra del 8°Ejército. El movimiento de repliegue que sugerían los generales alemanes hubiera sido fácil, porque el avance ruso se detuvo el 4 de enero, y no continuó sino con movimientos casi insignificantes hasta fines de febrero. Esto se debió principalmente a que la nieve se derritió y transformó a la tierra en barro, haciendo impracticable los caminos. Esto también afectó a los alemanes, aunque en menor medida. El general von Vormann, comandante del 47°pz.K., describió así la situación: (...) la pesada tierra negra de Ucrania se transformó durante el día en un fango espeso y pegajoso. No había carreteras pavimentadas en el país. Los peatones se hundían hasta las pantorrillas y, al cabo de unos pasos, dejaban atascados sus zapatos y sus calcetines. Los vehículos se averiaban y atascaban. La succión del barro arrancaba las orugas demasiado estrechas de nuestros vehículos de transporte todo terreno. Las únicas máquinas capaces de avanzar eran los tractores y los carros de combate, a una velocidad máxima de 4 ó 5km/h. y al precio de un espantoso desgaste mecánico y de un enorme consumo de combustible. Sin embargo, los soviéticos lograron avanzar, y el 25 de enero de 1944 cerraron la tenaza en torno a Kanev, 56 donde se cercaron 4 D.I. y 2 Pz.G.D., al mando de Stemermann. Hitler intentó un contraataque con 3 Pz.D. muy incompletas el 10 de febrero (No antes debido al barro), pero los rusos se habían organizado y rechazaron los ataques alemanes, que sólo llegaron a Lysianka, cerca de Kanev. El 16 por la noche los sitiados intentaron huir, pero sólo 32.000 lo lograron. Otros 22.000 murieron o fueron hechos prisioneros. El 2 de febrero se decidió subordinar el 6°Ejército (General Schörner: 2 Pz.D. y 6 D.I.) al G.E. A (Mariscal von Kleist: 17°Ejército), en el mismo momento en que los rusos atacaban Nikopol, y al día siguiente llegaban a Apostolovo. Muy disminuido, el 6°ejército debió abandonar la orilla del Dniéper el 9, pero contuvo a los rusos en Krivoi Rog hasta el 22 de febrero. A fines del mes estaba detrás del Ingulets, reduciendo así el frente a defender. Entretanto, más al norte, la 4ªPz.A., que fue reforzada con 8 divisiones, debía defender la línea Ternopol−Cernauti. Zukov atacó el 4 de marzo, con 60 divisiones y 1.000 tanques, rompiendo el frente ese día. El 6 llegó a la vía férrea Lvov−Odessa, vital para abastecer al G.E. Sur. Tres días más tarde, los rusos ya estaban en Ternopol, habiendo avanzado 135km. Además, el 8°Ejército y la 1ªPz.A. fueron expulsados de Uman. El plan ruso era cercar a los G.E. Sur y A en Odessa. Manstein lo adivinó, y por ello ordenó el repliegue del 8°Ejército y la 1ªPz.A.. Además, atacó a los rusos, que se debieron detener un mes en Ternopol. Disminuyendo el peligro, Manstein pidió retirar al 8°Ejército del Bug al Dniéster, para acortar su frente y ahorrar tropas, pero Hitler se negó y el 13 de marzo los rusos lanzaron un ataque contra el 8°Ejército, haciendo peligrar el flanco de la 1ªPz.A. Manstein pidió refuerzos y la autorización de replegar a las tropas de Woehler, pero fue en vano. Mientras tanto, los rusos proseguían su avance y el 23 llegaron a Cernauti, amenazando con el copo a la 1ªPz.A., pero Hitler permaneció firme y no autorizó la retirada, por lo que los rusos la cercaron el 27. Tras una acalorada discusión con su Führer, Manstein obtuvo refuerzos (El 2°Pz.K.S.S.) y la autorización para replegar a la bolsa móvil que era la 1ªPz.A., que logró zafarse con todo su material y unirse al resto de los alemanes el 9 de abril. Sin embargo, von Manstein y von Kleist fueron reemplazados por Model y Schörner, respectivamente. El primero logró, gracias a nuevos refuerzos, detener el avance ruso, pero el 8°Ejército, subordinado al G.E. A (Luego llamado G.E. Ucrania Sur) quedó acorralado en el Danubio, y sólo el 4°Ejército rumano evitó la catástrofe, y permitió mantener el contacto entre los G.E. Ucrania Norte (Ex G.E. Sur) y Ucrania Sur. Por su parte, el 6°Ejército casi fue cercado, pero se retiró al Dniéster el 9 de abril, y mantuvo una línea defensiva junto con el 3erEjército rumano. En cuanto a Crimea, fue liberada el 13 de mayo de 1944, y los alemanes perdieron todo el material que tenían y 57.000 hombres, pues sólo 140.000 fueron evacuados. La lucha en el norte E l G.E. Norte (Von Küchler) disponía de 40 D.I. en 750km. de frente. Por eso, Küchler propuso el repliegue sobre la posición Pantera, lo que hubiese acortado el frente en 280km., pero Hitler se negó para evitar la defección finlandesa. Así, cuando comenzó el ataque el frente a defender era desmesuradamente grande. El plan ruso, que se inició el 14 de enero de 1944, era copar al 18°Ejército alemán (General Lindemann: 18 D.I.), atacando desde Novgorod y Mga hacia Luga. El 21 los soviéticos rompieron el frente, y von Küchler ordenó la retirada, por lo que fue reemplazado por Model, uno de los favoritos de Hitler. Los rusos ya habían cruzado el Luga y se dirigían a Pskov, por lo que Model obtuvo el permiso para retirarse a la posición Pantera, y la retirada finalizó el 15 de marzo, sin inconvenientes. Entonces, Lindemann sustituyó 57 a Model, quien pasó a mandar el G.E. Ucrania Norte. CAPÍTULO TERCERO: LA OFENSIVA DE VERANO RUSA DE 1944 E l 22 de junio de 1944, los rusos comenzaron su ofensiva de verano. El principal objetivo a lograr era la destrucción del G.E. Centro (General Busch), que tenía 33 D.I. y 4 Pz.D. o Pz.G.D., muy incompletas, frente a las 166 D.I. y los 5.000 tanques soviéticos, apoyados por 6.000 aviones y 30.000 cañones. Además, Hitler había rechazado la sugerencia de una retirada estratégica que reduciría el frente en 250km.; y había ordenado establecer plazas fuertes, que se debían dejar cercar y ofrecer encarnizada resistencia. En estas condiciones, no fue extraño que el mismo 22 la resistencia de la 3ªPz.A., que defendía Vitebsk, fuera aplazada, y que dos días más tarde la plaza fuerte de Vitebsk fuese cercada, con numerosas tropas. Además, en el sur ocurrió otro tanto. Bobruisk fue cercada, y se rindió el 29. Ambas batallas costaron a los alemanes más de 50.000 hombres. Los rusos no permanecieron estáticos, y explotaron estos brillantes éxitos en dirección a Mines, y los alemanes, pese a darse la orden de retirada, fueron copados el 3 de julio, ya que su retroceso había sido retardado por el desfavorable terreno, pantanoso, boscoso y lleno de guerrilleros. En total, el 8 de julio los resistentes dentro de la bolsa se rindieron, por lo que las pérdidas de la Wehrmacht se elevaron a 28 divisiones, 215 tanques, 1.500 cañones y 285.000 prisioneros. Debido a estas enormes pérdidas, Model, que había sustituido a Busch, y pese a ser reforzado, fue incapaz de contener a los soviéticos, que en 20 días avanzaron unos 400km. En efecto, sólo Model, que tenía un gran prestigio ante Hitler, pudo evitar un nuevo desastre, pero al precio de enormes extensiones territoriales, pues el 2 de agosto sus adversarios ya estaban en la línea Kaunas−Kalvarija−Grodno−Varsovia (Aunque sin ocupar esta última). Pero los soviéticos no se limitaron a avanzar por el centro. Luego de la captura de Vitebsk, mientras algunas tropas se dirigían a Mink, otras capturaron Polotsk y Orissa, y se dirigieron hacia el Báltico. Lindemann, con 30 D.I., pidió autorización para retirarse, pero, como de costumbre, no la obtuvo, y fue reemplazado por Friessner, quien a su vez fue sustituido por Schörner el 23 de julio, al no obtener la autorización para el repliegue. Schörner tampoco pudo hacer nada. El 11 de julio los rusos habían capturado Utena, y no había con qué contenerlos. Además, el G.E. norte era atacado por el centro y por el norte. En estas condiciones, el 1 de agosto los rusos llegaron a Tukums, en el Golfo de Riga, y cercaron al G.E. Norte. La situación de este era crítica, pero no desesperada, pues se podía abastecer por mar. Asimismo, en el sur Koniev disponía de una aplastante superioridad numérica en todos los aspectos. Su plan era atacar a la 1ªPz.A. desde Lutsk y Ternopol, formando una tenaza que se cerraría en Lvov. El ataque fue iniciado el 13 de julio de 1944, y al día siguiente la ruptura se había logrado, debido a un fracasado contraataque alemán, y en el cerco los germanos tuvieron 45.000 bajas. Los rusos continuaron atacando, y el 27 ya habían avanzado 200km., hasta la línea Cernauti−Rzeszow−Sandomir−Leblin−Varsovia−Kalvarija−Kaunas−Tukums, sin incluir al G.E. Norte, cercado. 58 A partir de allí, el avance ruso se detuvo. Los alemanes habían tenido 917.000 bajas, además de una enorme cantidad de material perdido. Sin embargo, y gracias a nuevos refuerzos, los germanos pudieron mantener su línea defensiva. Hay que tener en cuenta, además, que los rusos habían avanzado 650km., y estaban muy lejos de sus bases y abastecimientos. CAPÍTULO PRIMERO: LOS PREPARATIVOS El dispositivo alemán P ara hacer frente al inminente desembarco aliado que se esperaba para 1944, los alemanes disponían en Francia de 40 D.I., 9 Pz.D., 1 Pz.G.D. y otras 4 unidades, distribuidas en 2 G.E., el B y el G. Éstas tropas se hallaban teóricamente bajo el mando del mariscal von Rundstedt, pero en realidad éste no podía disponer libremente de sus fuerzas. Además, no podía dar órdenes a la aviación del oeste ni a la marina, y las baterías antiaéreas, tan temibles contra los carros de combate, no estaban a su disposición. Hitler había dicho que la única posibilidad de éxito para los alemanes residía en aplastar a los aliados en las playas el mismo día del desembarco, para así desmoralizarlos y conjurar el peligro de una nueva invasión durante varios meses, lo que permitiría trasladar las tropas ubicadas en Francia al este. Pero esto requería rapidez, para lanzar un contraataque inmediato al desembarco, aprovechando que los aliados aún no eran fuertes, y la rapidez fue malograda al no situar todas las fuerzas disponibles bajo un mando único. Por otra parte, la Panzerdivisionen, que debían lanzar el contraataque, estaban muy lejos de las playas, en la región de París, por orden expresa de Hitler, que no quería entregar el mando de estas valiosas unidades a alguien que no fuera él mismo. Rommel había sugerido ubicar a los blindados cerca de las playas, en distintos sectores, para que pudieran lanzar un contraataque ni bien iniciado el desembarco. Esta sugerencia despreciaba el principio de concentración de fuerzas, defendido por von Rundstedt, que proponía agrupar y ubicar a todas las fuerzas blindadas de forma tal que pudieran contraatacar en bloque el día del desembarco, pero este plan no tenía en cuenta la superioridad numérica aliada en el aire, que hacía imposible cualquier movimiento de día por tierra. Pero ninguno de los dos planes fue adoptado, y la batalla de Normandía fue perdida por los Hitler antes de haber comenzado, al ignorar los principios estratégicos más básicos. Hitler sabía que se debía aplastar al enemigo inmediatamente después del desembarco, pero hizo lo imposible por dificultar esto. El resultado fue la derrota alemana. La situación de los aliados E n el otro bando, la situación era muy diferente. El general Eisenhower tenía bajo su mando a todas las fuerzas terrestres, navales y aéreas anglo−americanas que operaban en la región del desembarco, por lo que la ventaja en este punto fue total sobre los alemanes, dado que ni Churchill ni Roosevelt (Presidente americano), a diferencia de Hitler, intervinieron en el desarrollo de las operaciones. El plan aliado era desembarcar en la costa normanda, en cinco playas, llamadas en clave Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword, comprendidas entre Martin−de−Varreville y Lion−sur−Mer. Además, 3 divisiones paracaidistas fueron lanzadas unas horas antes del desembarco aliado. Su objetivo era capturar algunos 59 puentes de vital importancia y cubrir los flancos de los aliados. Durante el desembarco, el mando supremo de las fuerzas terrestres aliadas sería de Montgomery, pero luego de que las tropas se hubieran afianzado en sus cabezas de puente, se formarían dos G.E., uno inglés, mandado por Monty, y uno norteamericano, bajo las órdenes de Bradley. El plan aliado luego de desembarcar había sido planificado por Monty, y su objetivo era copar a todas las tropas alemanas que combatían en Normandía. Para eso, los ingleses entablarían una batalla de desgaste en Caen, atrayendo al grueso de los blindados alemanes, mientras que los norteamericanos capturarían Bretaña y se dirigirían al sur, para luego caer sobre Falaise, y copar a los alemanes. En el éxito del desembarco aliado hay que destacar el papel de la resistencia francesa, que entorpeció las comunicaciones alemanas al dañar las vías férreas y, además, proporcionó a los aliados una exacta descripción de las tropas alemanas ubicadas en la zona del desembarco, lo que facilitó considerablemente las operaciones. CAPÍTULO SEGUNDO: LA BATALLA DE NORMANDÍA E n la noche del 5 al 6 de junio de 1944, las 82ª y 101ªD.para. norteamericanas y la 6ª unidad británica del mismo tipo fueron lanzadas sobre Normandía, al oeste de Utah, las primeras, y al este de Sword, la tercera. Pese al fuerte viento que dispersó a muchos paracaidistas, y a las minas alemanas, que causaron 2.500 bajas entre los norteamericanos, la mayor parte de los objetivos de estas tropas fueron cumplidos. Los alemanes fueron sorprendidos, pero en algunos casos reaccionaron y contraatacaron. Sin embargo, como no había certezas de que fuera el desembarco, no se dieron órdenes en este sentido, en parte debido que Hitler dormía y nadie quiso despertarlo. Luego del lanzamiento de los paracaidistas, al amanecer del 6 de junio de 1944 comenzó el desembarco. En Utah, donde las defensas alemanas no eran muy fuertes, los norteamericanos no tuvieron demasiados problemas, pero en Omaha la encarnizada resistencia alemana causó 3.900 bajas a los norteamericanos sólo en un día, y al caer la noche no se había avanzado mucho en el sector. Los británicos, por su parte, fueron más afortunados, y no tuvieron demasiadas bajas (3.000 en total), aunque no cumplieron sus objetivos. En efecto, lograron capturar Bayeux, pero no así Carpiquet y Caen, que no caería hasta varias semanas después, debido a que la 21ªPz.D., estacionada en la región, comenzó un contraataque el mismo Día D, y logró detener a los británicos. Sin embargo, la situación era menos brillante en el lado alemán. Hitler recién autorizó el envío de los tanques alemanes 12 horas después del desembarco, y, en consecuencia, la aviación aliada los sorprendió de día y los aplastó, causando numerosas bajas. La 21ªPz.D., que pudo atacar antes, sufrió, sin embargo, enormes pérdidas. Pese a esto, los aliados necesitarían más de lo esperado para vencer en Normandía, debido, principalmente, al desfavorable terreno. En efecto, en Caen el suelo era llano, con grandes extensiones sin obstáculos, lo que favorecía el empleo de los blindados, pero allí los tanques alemanes, que estaban mejor entrenados para combatir en conjunto y tenían cañones de más alcance y mejores blindajes, sacaban ventajas. En cuanto al lugar donde les tocó combatir a los americanos, el terreno no era apropiado para el empleo de carros de combate, pues predominaba el bocage normando, con numerosos setos, árboles y pequeñas elevaciones, permitiendo sólo el paso de pequeñas columnas, que eran propensas a emboscadas, pues los alemanes se podían ocultar y abrir fuego sorpresivamente. Estos dos factores explican la lentitud del avance aliado al 60 comienzo de la ofensiva. A pesar de esto, el 12 de junio Rommel, comandante del O.B. West (Agrupación blindada Oeste) renunció a expulsar a los aliados al mar, viendo que carecía de refuerzos, ya que las tropas estacionadas en Calais no pudieron ser transportadas a Normandía, debido a que Hitler creía que el desembarco en Normandía era una maniobra diversiva, y que si retiraba tropas de Calais un nuevo desembarco aliado tendría lugar en la zona, que o estaría defendida. Además, la aviación aliada causó enormes pérdidas a los tanques alemanes, por lo que la batalla de Normandía se transformó en una batalla de desgaste, en la que los aliados tenían ventaja. Así, el 12 de junio los norteamericanos iniciaron el ataque contra Cherburgo, defendida por 5 D.I. alemanas, que estaban compuestas por hombres viejos, de más de 30 años, y que pertenecían a 20 nacionalidades diferentes. Así lo describió el general von Schlieben, comandante de la 709ªD.I.: ¿Cómo quiere usted −decía− que los rusos luchen en Francia con el uniforme alemán contra los americanos?. En efecto, y pese a la valerosa resistencia alemana, el 3 de julio toda la península de Cotentin y el puerto de Cherburgo eran americanos. Los alemanes dejaron en manos de los vencedores 38.000 prisioneros. Luego de este éxito, Bradley se lanzó hacia Saint−Ló y Coutances, pero los alemanes, inferiores en número pero con la moral elevada, resistieron encarnizadamente, ayudados por el terreno, ya que los ríos se habían salido de sus cauces y el terreno estaba inundado. Esto explica porqué Saint−Ló recién cayó el 20 de julio, luego de una encarnizada resistencia. Desde el 6 de junio, los americanos habían sufrido 62.000 bajas en total. Mientras tanto, en Caen las cosas iban peor para los ingleses. El plan de Monty de desgastar a los efectivos alemanes sólo era posible a cambio de enormes pérdidas, principalmente entre los blindados, pues la superioridad de los alemanes en este campo era enorme. De todos modos, los alemanes sólo podían sacar partido de su superioridad cualitativa en la defensa. Cuando lanzaban contraataques, éstos eran aplastados por la aviación aliada o por los buques que estaban en la costa. Así, poco a poco, los ingleses fueron avanzando y el 9 de julio cayó Caen, que debía haber sido capturada el 6 del anterior mes. Diez días después de la caída de Caen, los ingleses lanzaron un nuevo ataque la operación Goodwood, destinada a aniquilar una enorme cantidad de fuerzas enemigas. Pero las intenciones británicas eran visibles para los alemanes, que establecieron una defensa en profundidad similar a la practicada por Weygand el 5 de junio de 1940. Los británicos avanzaron sin problemas primero, pero cuando sus tropas quedaron sin el apoyo de la artillería fueron destrozados, y perdieron en total 415 carros, contra muchos menos de Rommel. Desde el desembarco, las pérdidas inglesas ascendían a 35.000 hombres, y eran menores a las norteamericanas. En cuanto a los alemanes, habían perdido 97.000 hombres y 225 carros de combate. Luego de esta batalla de desgaste, el 25 de julio comenzó el ataque decisivo de los norteamericanos, que se lanzaron hacia Rennes y Dinan, para luego dirigirse a Saint Malo y Nantes. Una vez logrado esto, se podría conquistar Bretaña. Von Kluge, que era el reemplazante de Rundstedt y Rommel, disponía de pocas fuerzas, pues el grueso de sus tropas combatían en Caen. Entonces, viendo que era superado por sus enemigos, el 30 de julio pidió autorización a Hitler para retirarse y abandonar Bretaña. El Führer en principio aceptó, pero inmediatamente cambió de opinión y decidió realizar una maniobra de cerco, para envolver a los norteamericanos que estaban en Bretaña capturando Saint−Ló. Kluge sabía que el plan era suicida, pero igual decidió hacerlo, y tras ser reforzado con algunas tropas el 7 de agosto inició el ataque. Pero la aviación aliada aplastó a sus escasas fuerzas, y el ataque quedó estancado el mismo día que comenzó, por lo que los norteamericanos ocuparon Bretaña con cierta lentitud, aunque sin demasiadas complicaciones. 61 Pero el principal esfuerzo de los norteamericanos y los ingleses no era la península. Era Falaise. En efecto, paralelamente al ataque sobre Rennes, los norteamericanos se lanzaron más hacia el este, y el 9 de agosto llegaban a Le Mans. El 7, Montgomery había lanzado a su vez otro ataque, para completar la tenaza. Von Kluge comprendió el peligro que corrían sus tropas, pero sus improvisadas medidas defensivas no tuvieron éxito, y el 15 de agosto ordenó el repliegue. El 17 se cerró la tenaza, de la que sólo salieron 40.000 alemanes y muy poco material. Cerca de 2.000 tanques se perdieron en la bolsa de Falaise, y numerosas divisiones fueron aniquiladas. A consecuencia de esta derrota, von Kluge fue sustituido por Model, quien no logró oponer una resistencia digna a los anglo−americanos, pues carecía de fuerzas, ya que importantes tropas se habían perdido en Falaise, y el 23 de agosto los norteamericanos entraron en París. Esto, y el desembarco en Provenza, iniciado el 15 de agosto de 1944, forzaron a Hitler a abandonar Francia y dirigirse a la frontera con Alemania, estableciendo un frente en la línea Zeebrugge−Gante−Amberes−Hasse−Aquisgrán−Wallendorf−Tréveris−Thionville−Nancy−Dompaire−Lure−Pont de Roide el 16 de septiembre de 1944. Luego de esta retirada estratégica, los aliados tenían que invadir Alemania, tarea especialmente difícil por la encarnizada resistencia alemana, y porque habría que cruzar el Rhin, considerable obstáculo fluvial. Para ello, Montgomery planeó apoderarse con paracaidistas de la ciudad holandesa de Arnhem, y su puente sobre el Rhin. Luego de esto, los británicos avanzarían por Eindhoven con tanques, para realizar el contacto con los paracaidistas. La audaz operación denominada Market−Garden, sólo podía funcionar con la ayuda de la suerte, y si los paracaidistas se enfrentaban a fuerzas muy disminuidas, o inexistentes, pero no era así. En efecto, el Servicio de Inteligencia aliado fue incapaz de descubrir que en Arnhem se reagrupaba el 2°Pz.K.S.S. (General Bittrich). En estas condiciones, lanzar paracaidistas sobre Arnhem equivalía a meterse en una ratonera. De todos modos, el 17 de septiembre comenzó Market−Garden. Los paracaidistas en principio no tuvieron ningún problema, pues cogieron a los alemanes totalmente desprevenidos, pero el mismo día del ataque la suerte se inclinó para el lado alemán: en un planeador derribado se encontraron los planes del ataque. Inmediatamente, Model ordenó contraatacar con las 9ª y 10ªPz.D., para evitar hacerse fuertes a los paracaidistas. Éstos tuvieron la desgracia, además, de perder sus comunicaciones, por lo que no recibieron abastecimientos en el lugar indicado (Los pertrechos enviados en avión cayeron sobre los alemanes), y como el cielo estuvo nublado 9 días los aliados no sacaron partido de su superioridad aérea. Así, las tropas terrestres sólo llegaron a Nimega, a algunos kilómetros de Arnhem. La operación terminó el 27, y significó 11.500 bajas a los aliados. CAPÍTULO TERCERO: LA CONTRAOFENSIVA DE LAS ARDENAS C uando los aliados, luego de seis meses de duros combates, fueron detenidos en las puertas de Alemania, Hitler decidió lanzar una amplia contraofensiva, que derrotara a los anglo−americanos, para así poder lanzarse con todas sus fuerzas contra los rusos. Para eso, Hitler decidió repetir el escenario de su victoria más gloriosa: la de la batalla de Francia, atacando a través de las Ardenas. En efecto, allí estaba lo más débil del dispositivo americano, pues se había decidido desguarnecer las Ardenas para favorecer otros sectores del frente, ya que había enormes carencias de hombres y combustible. 62 Empero, visto desde otro punto de vista, el plan estaba destinado al fracaso. Hitler quería prolongar la guerra, o lograr una paz ventajosa, pero eso no sucedió. Además, desguarneció el frente oriental, por lo que ayudó a los soviéticos. Y las condiciones de esta ofensiva eran muy distintas a las de las de mayo de 1940; la Luftwaffe no disponía de la superioridad numérica, ni estaba cerca de obtenerla. Para realizar la operación, Hitler disponía de 4 Ejércitos: la 4ªPz.A. (Von Manteuffel), la 6ªPz.A.S.S. (Dietrich), el 15°Ejército (Von Zangen) y el 8°Ejército (Brandenberger). La operación estaba planeada para últimos de noviembre, pero finalmente se decidió ejecutarla el 16 de diciembre, aprovechando que con el pésimo tiempo reinante la aviación aliada no podría sacar partido de su superioridad. El objetivo era Amberes. A las 5:30 del 16 de diciembre, una violentísima preparación artillera sorprendió a los norteamericanos, que en el sector a atacar disponían de 7 divisiones, que en un principio, pese a su valor, no pudieron detener el avance de 8 Pz.D. Sin embargo, la penetración alemana no ocurrió al sur de Bélgica, donde luchaban los S.S., como se esperaba, sino más al sur, en Luxemburgo, donde von Manteuffel tuvo mayor suerte. En efecto, éste llegó a Bastogne y a St. Vith, localidades que rodeó con la infantería pero no pudo ocupar hasta el 21 (En el caso de la segunda), mientras que en Bastogne la 101ªD.Para. americana resistió encarnizadamente en Bastogne durante toda la batalla. El avance alemán no llegó ni siquiera hasta el Mosa, ya que sólo se pudo avanzar a 10km. del río, y el 22 Patton inició una contraofensiva a la izquierda del dispositivo alemán. Además, el 23 llegó el buen tiempo, lo que permitió emplear los aviones, que destrozaron las comunicaciones alemanas. En esos momentos urgía detener la ofensiva y replegarse, para salvar las tropas que aún quedaban, pero Hitler, contra toda lógica, ordenó proseguir el ataque. El éxito a medias de la ofensiva se transformó en una total derrota. Finalmente, el día 12 Hitler autorizó la retirada, y el genio de von Rundstedt, comandante supremo del frente occidental, permitió devolver a las tropas a su línea de partida el 16 de enero, pero no logró salvar abundante material. Las pérdidas norteamericanas fueron de 77.000 hombres (8.500 muertos). Las alemanas, por su parte, fueron mucho mayores: 120.000 oficiales, suboficiales y soldados (24.000 muertos). Además, se perdieron numerosos tanques y aviones. En la ofensiva, los alemanes malgastaron sus reservas, precipitando su derrota, ya que no tenían con que frenar a los soviéticos, pues el frente del este había sido desguarnecido. CAPÍTULO PRIMERO: LOS RUSOS LLEGAN AL ODER Y AL NEISSE E l 12 de enero de 1945, con una aplastante superioridad numérica en la tierra y en el aire, los rusos iniciaron su cuarta ofensiva de invierno, a lo largo de los G.E. Centro y A, que mantenían la línea del Vístula. En Baranów, defendida por 3 D.I., Koniev (Primer Frente de Ucrania) comenzó el ataque contra el G.E. A (General Harpe), que comprendía los 9° y 17°Ejércitos y las 1ª y 4ªPz.A. Fue esta última la que debió soportar todo el peso de la ofensiva, que comenzó con una violentísima preparación artillera, que causó numerosas bajas, por lo que a la noche los rusos ya habían avanzado unos 20km. Una vez provocada la ruptura, Koniev lanzó a sus 3 Ejércitos Blindados a Piotrkow, Wielun y Varsovia, sin dejar recuperarse al enemigo. A su vez, Zukov, que mandaba el Primer Frente de Bielorrusia, lanzó el ataque el 14 de enero, contra el 9°Ejército alemán, que debió soportar el empuje de 4 Ejércitos soviéticos, y cuya resistencia fue rota el mismo día del ataque. Zukov lanzó entonces a sus 2 Ejércitos Blindados hacia Inowroclaw y Poznan, en persecución 63 del enemigo. La persecución rusa se desarrolló a un ritmo inusitado, pues los alemanes no oponían ninguna resistencia organizada, y entre el 16 y el 17 de enero los rusos avanzaron entre 85 y 115km., dependiendo del sector. En estas condiciones, los alemanes no pudieron sabotear la Alta Silesia, que cayó intacta, igual que Cracovia, el día 19. Este avance relámpago continuó sin tregua, pues el 23 los rusos ya habían ocupado Inowroclaw, Bydgoszcz, Lodz y Varsovia, y habían cercado Poznan. A principios de febrero, ya estaban en Frankfurt am Oder, a 80km. de Berlín, cuando detuvieron su avance en la línea Küstrin−Forst−Rátibor, debido a que estaban a 570km. (Zukov) y 480km. (Koniev) de sus posiciones de partida, y debían reorganizarse, lo que hicieron durante febrero, marzo y la mitad de abril. Más al norte, los soviéticos fueron menos afortunados, debido a que los combatientes del G.E. Centro alemán (General Reinhardt) defendían su propia tierra, Prusia Oriental, y lo hicieron encarnizadamente y hasta el último hombre. En consecuencia, entre el 13 y el 14 de enero los rusos sólo avanzaron 7km., y el 14 fueron contraatacados por unidades escogidas alemanas, que causaron graves pérdidas a los soviéticos. Sin embargo, Hitler mandó al Pz.K. Grossdeutschland, una de sus mejores unidades, suspender los contraataques y dirigirse a Lodz, provocando así el derrumbe del G.E. Centro. En efecto, el ataque se reanudó el 16 de enero, y esta vez los rusos pudieron avanzar más, pues el 18 ya estaban a 35km. de sus puntos de partida. Su plan era avanzar en tenaza, hacia Elbing y Labiau, para cercar a numerosas unidades germanas. El cerco alrededor del G.E. Centro (28 divisiones) se completó el 27 de enero, pues Hitler ordenó mantener a toda costa Prusia Oriental. Los soviéticos prosiguieron su avance hasta la línea Wollin−Küstrin, contactando con Zukov, donde se establecieron hasta el 16 de abril. Durante la campaña, los alemanes tuvieron 295.000 muertos y 86.000 prisioneros, lo que demuestra el encarnizamiento de los combates, ya que los germanos se defendieron hasta la muerte. Además, cerca de 8 millones de personas evacuaron Prusia Oriental, huyendo del Ejército Rojo, y provocando el mayor éxodo en muchos siglos. CAPÍTULO SEGUNDO: LA DERROTA ALEMANA EN EL OESTE E l 16 de enero de 1945, una vez eliminado el saliente de las Ardenas, los anglo−americanos se aprestaron a lanzar la operación Veritable−Grenade, que se lanzaría contra el sector norte de las fuerzas alemanas combatientes entonces en el Oeste, 73 divisiones en total, muy disminuidas, con 7.000 hombres, en promedio, cada una, y carentes de todo apoyo aéreo, contra la aplastante superioridad aérea anglosajona. Con una enorme preparación artillera, el 8 de febrero Montgomery inició su asalto entre el Mosa y el Waal. Empero, y pese a su enorme superioridad, la ruptura de numerosos diques y los numerosos contraataques por parte de los alemanes provocó un estancamiento de las operaciones durante varios días, ya que el 19 los ingleses estaban a 25km. de sus bases de partida, en la línea Goch−Calcar. Una vez que el agua hubiese desaparecido, Montgomery continuó el ataque el 23 de febrero, luego de un impresionante ataque aéreo, y esta vez sí tuvo éxito, ya que los alemanes, pese a emplear todas sus reservas, no pudieron cerrar el paso a sus enemigos, que amenazaban con cercar al 1erEjército Paracaidista (General 64 Schlemm), que hubo de retirarse atrás del Rhin. La operación Veritable−Grenade finalizó el 6 de marzo, y costó 53.000 prisioneros a los alemanes, que causaron, sin embargo, numerosas bajas. Más al sur, los norteamericanos obtuvieron mayores éxitos, ya que lograron traspasar una parte de la Línea Sigfrido, y derrotar al 7°Ejército alemán el 1 de marzo, que había opuesto una resistencia encarnizada, que le había provocado enormes pérdidas. Además, se logró alcanzar el Rhin entre Remagen y Oppenheim. En el primer punto, una maniobra fortuita permitió capturar intacto un puente sobre el río, por el que afluyeron numerosas tropas. Los alemanes intentaron reducir la cabeza de puente, pero sin éxito. El 22 de marzo, terminó La operación Lumberjack (Harapos), que significó 51.000 prisioneros a Bradley, comandante del G.E. Sur anglo−americano. Esta maniobra dejó un peligroso saliente, formado por la línea Coblenza−Cochem−Sarrebruk−Haguenau, que Hitler se negó a evacuar, por lo que se decidió realizar un nuevo ataque, la operación Undertone, antes de lanzar el ataque final. El 14 de marzo, frente a 22 divisiones americanas completas, Kesselring, que había sustituido a von Rundstedt al mando del frente del oeste el 8 de marzo, sólo disponía de 13 unidades, muy incompletas. En estas condiciones, no les fue difícil a los americanos romper el frente, practicar la guerra relámpago y cruzar el Rhin en Oppenheim entre el 22 y el 23 de marzo, sorprendiendo totalmente a los alemanes. Pocas horas después, luego de una minuciosa preparación, Monty inició, mucho más al norte, el cruce del gran río, logrando un enorme éxito. Inmediatamente, los británicos se lanzaron hacia el Lippe al sureste de Münster, donde confluyeron el 2 de abril con las fuerzas de Patton provenientes de Oppenheim. Así se cercó al G.E. B (Mariscal Model), en su totalidad. L bolsa se rindió el 15 de abril, y Model se suicidó el 21. Sin esperar la rendición del G.E. B, Eisenhower se lanzó a la conquista de Alemania, pues había sido abierta una gigantesca brecha de 290km. de longitud, y los germanos no tenían con qué taponarla. Pero el generalísimo de los ejércitos combatientes en Francia no se dirigió hacia Berlín, ubicada a 500km., sin ninguna fuerza de importancia entre los alemanes y él, sino que prefirió llegar al Elba y luego dirigirse hacia el sur y hacia Lübeck, en la frontera germano−danesa, para aniquilar a las fuerzas enemigas y evitar la retirada de las tropas que estaban en Noruega. El 8 de mayo de 1945, sus fuerzas, luego de un gigantesco avance estaban en la línea Wismar−Wittenberge−Magdeburgo−Dessau−Torgau Hoyerswerda−Chemnitz−Karlovy Vary−Pilsen−Ceske Budejovice−Linz, ocupando el oeste de Austria y toda Italia. CAPÍTULO TERCERO: LA CAPITULACIÓN ALEMANA Yalta: El reparto del Mundo E ntre el 4 y el 11 de febrero de 1945, los Tres Grandes (Churchill, Roosevelt y Stalin) se reunieron en la ciudad de Yalta, ubicada en Crimea, para decidir el reparto de Europa después de la guerra. En la conferencia se decidió lo siguiente. • Polonia: se decidió fijar la frontera ruso−polaca 8km. al este de la Línea Curzon, la misma de la repartición de Polonia entre Rusia y Alemania en 1939. Asimismo, se le otorgaría Prusia Oriental y se correrían sus fronteras más hacia el oeste, hasta el Oder, quitando territorio a Alemania. Además, se instalaría un 65 gobierno comunista, favorable a la U.R.S.S. • Alemania: estaría dividida en cuatro zonas de ocupación: una rusa, una inglesa, una americana y otra francesa. La rusa constituiría la República Democrática Alemana, bajo la tutela de Moscú; su capital sería Berlín. Las otras tres zonas, juntas, formarían la República Federal Alemana, con un gobierno democrático, su capital sería Bonn. Berlín sería, a su vez, dividida en dos zonas, una occidental y otra oriental. La primera pertenecería a Alemania Federal, y la otra a la Democrática. • Japón: Rusia le declararía la guerra, y obtendría el sur de Sajalin y las Kuriles. China sería ignorada. Así, en Yalta Churchill traicionó a los polacos, quitándoles importantes territorios y ciudades, que permanecerían bajo el dominio soviético, y para colmo de males dejó a los rusos instaurar un sistema favorable a Moscú, no el gobierno exiliado en Londres. El pacto polaco−inglés de agosto de 1939 se transformó así en un simple papel mojado. La derrota alemana L uego de llegar al Oder y detener su avance, los soviéticos continuaron su ataque el 16 de abril. El objetivo era Berlín, defendida por 37 divisiones alemanas, que debieron aguantar el empuje de 140 soviéticas. Pero los germanos, que habían sido reforzados, resistieron encarnizadamente tres días, empleando sus reservas (56°Pz.K.). Pero el 19 de abril el 9°Ejército se dislocó, y la victoria fue sellada. Hitler ordenó defender Berlín, que fue cercada con 90.000 hombres el 24 de abril por las fuerzas de Zukov. El mando de la guarnición estaba en manos del propio Führer, que se suicidó el 30, dejando el mando de lo que quedaba del Tercer Reich en manos del almirante Dönitz, que buscó imperiosamente una capitulación en el frente occidental, para salvar a sus tropas de un cautiverio en manos soviéticas. Sin embargo, fue en vano. Los aliados se habían comprometido a no hacer ninguna capitulación por separado, y Dönitz debió aceptar la rendición incondicional, que se firmó el 8 de mayo de 1945, en Berlín. Por Alemania, los firmantes fueron el mariscal Keitel, en nombre de la Wehrmacht; el almirante Friedeburg, por la Kriegsmarine, y el coronel−general Stumpff, por la Luftwaffe. Por parte aliada, firmaron los jefes de aviación Tedder (Gran Bretaña) y Spaatz (Estados Unidos), además del mariscal Zukov, en nombre de la U.R.S.S., y el general De Lattre de Tassigny, por Francia. Las últimas resistencias alemanas cesaron el 10 de mayo. El drama llegó así a su fin, pero en Europa, no en el Pacífico. CAPÍTULO PRIMERO: ESTADOS UNIDOS INICIA LA RECONQUISTA Reconquista de los archipiélagos M idway y Guadalcanal fueron dos derrotas decisivas de las que los japoneses nunca se pudieron reponer, y que marcaron un antes y un después en la guerra del Pacífico, pues decidieron quién habría de vencer. Luego de estas derrotas, casi toda Nueva Guinea y las Salomón cayeron en manos de los americanos, que también recuperaron las Aleutianas, abandonadas por sus defensores. El 20 de noviembre de 1943, cuando comenzó el ininterrumpido y final ataque norteamericano, los japoneses tenían aún en su poder las Carolinas, Nauru, las Gilbert, las Marshall, las Marianas, Wake, las Filipinas, Indochina, Tailandia, Birmania, Singapur, Corea, el Este de China y lo que hoy es Indonesia y Malasia, 66 además de algo de Papuasia. Pero el plan americano no era conquistar todos estos lugares para hacer capitular a los japoneses; de hecho, se limitaron a capturar los que los llevaban directamente hacia su objetivo, Japón. Y cuando sus objetivos eran archipiélagos, como las Gilbert y las Marshall, los americanos sólo capturaron la/s isla/s más importante/s, obviando las otras. Esto tenía la ventaja de reducir las pérdidas considerablemente. En cuanto a los nipones, su situación empeoraba cada día que pasaba. Donde habían capturado materias primas no había industrias y viceversa, por lo que el recorrido de sus productos era el siguiente: Brunei (Por ejemplo)−Japón−Gilbert (Donde se peleaba), lo que alargaba mucho las comunicaciones, que además estaban en gran parte paralizadas por los submarinos aliados. Además, había cosas peores. Por ejemplo, el sistema de navegación en convoyes fue adoptado demasiado tarde, y los convoyes llevaban unos pocos barcos, al contrario que sus homólogos anglosajones. Y por si esto fuera poco, el armamento japonés rara vez era mejorado, por lo que sus aviones se hacían cada vez más anticuados e incapaces, y sus pilotos eran mal entrenados por falta de combustible. El plan que pusieron en marcha el 20 de noviembre de 1943 las tropas norteamericanas era conquistar los puntos dominantes de las Gilbert, las Marshall, las Marianas y las Filipinas, para lanzar luego el asalto final contra el Japón. En consecuencia, se dio orden a la 5ªFlota (Vicealmirante Spruance) de capturar las Gilbert, con 179 buques. El principal objetivo era la isla de Betio, donde los japoneses habían emplazado una fortaleza de enorme importancia, cuya guarnición de 4.500 hombres no debía dejar que los marines ocuparan las playas. En estas condiciones, el día del desembarco, 20 de noviembre, pese al infernal fuego de artillería y el aluvión de bombas con que se saludó a los nipones, los marines sufrieron enormes pérdidas y sólo avanzaron 150m., aunque dos días más tarde y luego de una lucha sangrienta, los japoneses fueron vencidos. Sólo tuvieron 150 sobrevivientes, y los norteamericanos sufrieron 3.100 bajas (1.050 muertos). Debido a que el resto de las islas fue capturada sin mayores problemas, los americanos se lanzaron contra las Marshall, descritas así por Samuel Morison, historiador de la armada norteamericana: Cada unidad es un atolón de coral consistente en un collar de veinte a cincuenta islas, islotes y arrecifes. Reúna usted veinte collares de distinta longitud y compuestos por piedras de distintas formas y dimensiones; colóquelos en un cubo y vierta agua suficiente para cubrir las más pequeñas; se hará así una idea muy precisa de las islas Marshall. Kwajalein, el atolón más grande del mundo, tiene en su interior un lago de 11.km. de largo por unos 50km. de ancho; pero hay otros más pequeños que sólo miden unos centenares de metros de diámetro. En las Marshall una elevación de 3m. cuenta como una colina, y el punto culminante del archipiélago se eleva a 6,4m. sobre el nivel del mar. Nimitz, el encargado de reducir las Marshall, concentró toda su potencia sobre Kwajalein, que entre el 29 de enero y el 11 de febrero de 1944 recibió un diluvio de fuego, por lo que las bajas americanas fueron mínimas. Los americanos también ocuparon Majuro y Eniwetak, pero abandonaron el resto de las islas a su suerte. La resistencia en los atolones capturados duró hasta el 23 de febrero. Los norteamericanos sufrieron la pérdida de 2.700 hombres (10.600 japoneses). Mientras tanto, McArthur, que mandaba las fuerzas ubicadas más al oeste, capturó las islas de los Negros el 16 de marzo, y logró aislar al enemigo en Rabaul, lo que le permitió asaltar la parte de Nueva Guinea aún en poder del Sol Naciente. McArthur engaño al enemigo con un fingido desembarco en Wewak, y pudo ocupar Aitape, Hollandia y Tanahmerah Bay sin mayores problemas el 22 de abril. Los nipones se recuperaron y contraatacaron el 12 de 67 julio, pero en vano. McArthur ya había ocupado Wakde, Biak, Noemfoor y Samsonor lo que finalizó la ocupación de Nueva Guinea el 30 de julio, aislando en una jungla infernal llena de bichos transmisores de enfermedades a 120.000 japoneses. Los norteamericanos habían tenido 2.450 muertos, contra los 34.800 japoneses que habían perecido. Mientras tanto, Spruance había recibido la orden de capturar las islas de Saipan, Tinian y Guam, en las Marianas. El desembarco se efectuó el 15 de junio de 1944, y los marines fueron detenidos por algunos días. En tanto, los nipones recibieron la orden de contraatacar con su escuadra, fondeada en Tawi Tawi, al sur de las Filipinas. El 20 de junio se lanzó el ataque con aviones, pero éstos fueron destruidos, y los americanos contraatacaron. La batalla fue desastrosa para los japoneses, pues perdieron toda su aviación embarcada y 3 portaaviones. En cuanto a las islas, Saipan cayó el 8 de julio, Tinian el 24 y Guam el 10 de agosto. Frente a las 50.000 bajas japonesas (48.000 muertos), los marines sólo tuvieron 25.800, con una proporción de muertos mucho menor. Liberación de las Filipinas C umplidos estos objetivos, el nuevo salto hacia delante de los norteamericanos fue en dirección a las Filipinas, más precisamente hacia Leyte, pero mientras se realizaban los preparativos necesarios se decidió capturar las islas de Morotai, Ulithi y Peleliou. Las dos primeras cayeron sin problemas, pero en Peleliou se lamentaron 10.500 bajas (2.000 muertos), entre el 15 de septiembre y el 25 de noviembre de 1944. Finalmente, el desembarco en Leyte se efectuó sin mayores problemas el 20 de octubre, debido a que los 270.000 defensores de las Filipinas estaban muy distribuidos, y los japoneses decidieron dar un golpe de mano para destruir a la 7ªFlota estadounidense. El plan consistía en emplazar a todos los portaaviones disponibles al norte, a cierta distancia de los norteamericanos, para que sirvieran de cebo y atrajeran a la 3ªFlota. Entonces, los nipones caerían en tenaza con dos pinzas mandadas por Nishimura y Kurita, y aniquilarían a la 7ªFlota, obligando a McArthur a rendirse. Sin embargo, el ataque fracasó. El 23 de octubre numerosas fuerzas japonesas de Nishimura fueron emboscadas y destruidas, y el 24 los nipones lanzaron un nuevo ataque, mandado por Kurita, con superioridad numérica, pero dispersaron sus unidades y perdieron, debiendo retirarse. En la Batalla del Golfo de Leyte 26 buques japoneses se hundieron, y sólo 6 unidades americanas corrieron su misma suerte. Esta acción naval definió la derrota del Sol Naciente, ya que la guarnición de Leyte pereció el 26 de diciembre. Entretanto, McArthur se lanzó hacia Mindoro, que cayó el 23 de diciembre, cortando las comunicaciones entre las guarniciones japonesas del sur y del norte. El 9 de enero de 1945 desembarcó en Lingayen, engañando a Yamashita, y en 7 días avanzó 45km. hacia Manila, que fue capturada el 4 de febrero. Para el 30 de junio todos los puntos importantes filipinos habían caído, y Brunei, Taraken y Balikpapan fueron liberados entre el 1 de mayo de 1945 y el 1 de julio del mismo año. El camino al Japón estaba libre. CAPÍTULO SEGUNDO: LA RENDICIÓN DEL JAPÓN Iwo Jima y Okinawa 68 U bicada a 1.200km. de Tokio, la isla pequeña de Iwo Jima era un importante punto estratégico para los bombarderos aliados, y los japoneses, que advirtieron su importancia, se dispusieron a defenderla a toda costa. La guarnición, que contaba con 21.000 hombres, ubicó numerosas piezas de pequeño y mediano calibre en excelentes escondites, invisibles a la aviación de reconocimiento enemiga, lo que hizo suponer a los estadounidenses que la isla estaba poco defendida. El 19 de febrero de 1945, luego de una intensa preparación artillera, comenzó el desembarco, que se llevó a cabo muy lentamente, y a costa de enormes pérdidas de hombres y material, por lo que se debieron emplear las reservas. Este refuerzo permitió que el 23 el volcán Suribachi fuera capturado, pero las tropas que se dirigían a los aeródromos de Iwo Jima fueron violentamente atacadas por los nipones. Sólo a costa del empleo masivo de fuerzas, los norteamericanos lograban avanzar unos metros por día. A ese ritmo, recién el 24 de marzo fue posible capturar la isla. Las pérdidas de los marines fueron enormes: 5.900 muertos y 17.200 heridos, u tercio de sus efectivos. En cuanto a los japoneses, sólo se entregaron 216 prisioneros. Luego de la sangrienta batalla de Iwo Jima, los aliados se decidieron a ocupar Okinawa, ya en suelo japonés. Para eso emplearon la mayor concentración de buques de superficie (No barcazas de desembarco) de la historia, unos 1.400 en total, con 175.000 soldados, contra unos 115.000 japoneses, que utilizaban numerosos kamikazes, que eran aviones suicida tripulados por pilotos voluntarios que se estrellaban contra los buques norteamericanos. El desembarco comenzó el 1 de abril de 1945, sin mayores inconvenientes, ya que los nipones se habían retirado de las playas, pero se decidieron a pelear en el interior. El noroeste fue limpiado el 18 de abril, pero serían necesarios aún casi tres meses para expulsar a los japoneses de la isla. En efecto, favorecidos por numerosas lluvias de consideración, y empleando muy bien sus recursos, los japoneses sólo cedían 200 ó 300m. por día, igual que en Iwo Jima. A este ritmo, los americanos se apoderaron, sin embargo, de la ciudad de Naha el 22 de mayo, y los nipones se debieron retirar a su último reducto, al suroeste. El 22 de junio, el comandante de la guarnición, el general Ushijima, se suicidó, con sus oficiales de Estado Mayor, y la resistencia finalizó totalmente el 3 de julio de 1945. Los americanos tuvieron 7.600 muertos, 31.800 heridos y 26.000 evacuados. Los japoneses sufrieron 107.000 muertos y 7.500 prisioneros. Hiroshima y Nagasaki. La capitulación L uego de Okinawa, los norteamericanos vieron que para vencer a Japón en su propio territorio, aunque se empleara masivamente la aviación, costaría 500.000 bajas sólo a los norteamericanos, y la población japonesa sufriría muchas más muertes. Además, el país sería totalmente arrasado. Entonces, se decidió emplear la mortífera arma que estaba preparando un grupo de científicos desde hacía años: la bomba atómica. La utilización de ésta causaría, es cierto, muchas bajas en la población civil, pero las pérdidas serían mayores si no se utilizaba la bomba, ya que se debería llevar a cabo un lento proceso de bombardeo sobre las ciudades japonesas. Además, con la nueva arma se causaría una profunda impresión entre los soviéticos, lo que los frenaría en sus ansias de conquista. En tercer lugar, había otro motivo: había miles de cobayas humanas y un pretexto lógico para experimentar. 69 Entonces, el presidente Truman, que había sustituido a Roosevelt tras su muerte, el 12 de abril de 1945, envió un ultimátum a Japón, informando que si no se aceptaba la capitulación una cruel derrota sería inevitable. Los japoneses rechazaron la propuesta, y se decidió enviar la bomba. El 5 de agosto, a las 8:15, el bombardero B−29 bautizado con el nombre de Enola Gay arrojó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, causando 71.000 muertos y 68.000 heridos. Como Japón continuó sin responder, se envió otra bomba, el 9 de agosto, esta vez sobre Nagasaki, que causó 35.000 muertos. Ante este segundo ataque, los japoneses solicitaron la capitulación, que fue aceptada. El 2 de septiembre de 1945, en el acorazado Missouri, en una ceremonia presidida por el general McArthur, se puso fin a la peor guerra que sufrió la Humanidad. Ese día firmaron: • El almirante Chester Nimitz, por los Estados Unidos. • El general Hsu Yung−Chang, por China. • El almirante sir Bruce Fraser, por Gran Bretaña. • El general Kozma Derevianko, por la Unión Soviética (Que había declarado la guerra a Japón el 8 de agosto). • El general sir Thomas Blamey, por Australia. • El general Moore Cosgrave, por Canadá. • El general Leclerc, por Francia. • El almirante Helfrich, por Holanda. • El general del aire Leonard Isitt, por Nueva Zelanda. • El general Umezu y Shigemitsu, por Japón. Una vez que se hubo terminado de firmar, el general McArthur dijo: Roguemos porque la paz quede ahora restaurada en el mundo entero, y porque Dios haga que dure eternamente. Queda levantada la sesión. Bonnet, Georges: Fin d'une Europe. Ginebra, pág. 56. Gran crónica de la Segunda Guerra Mundial. Selecciones del Reader's Digest. 1965. Tomo I, pág. 17. Bonnet, Georges: Fin d'une Europe. De Munich a la guerre. Ginebra, Bibliothéque du Cheval ailé, 1948, pág. 277. Siebert, Ferdinand: Italiens Weg in den Zweiten Weltkrieg. Frankfurt am Main, Bonn, Athenäum Verlag, 1962, pág. 305. República de Polonia, ministerio de Asuntos Exteriores: Las relaciones polaco−alemanas y polaco−soviéticas en el período 1933−1939. Recopilación de documentos oficiales. París, Flammarion, 1940, N° 275, pág. 219. Guderian, Heinz: Suovenirs d'un soldat. París, Plon, 1954, pág. 58. B.E.F.: British Expeditionary Force (Cuerpo Expedicionario Británico). Armellini, Quirino. Diario di guerra, nove mesi al Comando Supremo. Garzanti Cernusco sul Naviglio, 1946, pág. 53. Schmidt, Paul: Sur le scéne internationale. París, Plon, 1951, pág. 273 Gran Historia de la Segunda Guerra Mundial. Navarra, Editorial Stella, 1983, Tomo IV, pág. 99. 70 Desconocido. Desconocido. Guderian, Heinz: Souvenirs d´un soldat. París, Plon, 1954, pág. 186. Guderian, Heinz: Souvenirs d´un soldat. París, Plon, 1954, pág. 246. Gran crónica de la Segunda Guerra Mundial. Selecciones del Reader's Digest. 1965. Tomo I, pág. 304. Historia de la segunda Guerra Mundial. Navarra, Editorial Stella, 1983. Tomo V, pág. 275. Task Force: Fuerza de Tareas. Juin, Alphonse−Henri: Mémoires. Alger−Tunis−Rome. París, Arthéme Fayard, 1959, págs. 254−255. Alexander, Harold: Mémoires (1940−1945). París, Plon, 1963, pág. 157. Vormann, Nikolaus: Tscherkassy. Die Wehrmacht im Kampf. Heidelberg, Kurt Vowinckel Verlag, 1954, Tomo III, Pág. 75. Hayn, Friedrich: Die Invasion. Von Cotentin bis Falaise. Die Wehrmacht im Kampf. Heidelberg, Kurt Vowinckel Verlag, 1954. Tomo II, pág.137. Morison, Samuel Eliot: History of the United States naval operations in World War II. Tomo VII. Aleutians, Gilberts and Marshall (june 1942−april 1944). Boston, Little Brown and Company, 1964, pág. 70. McArthur, Douglas: Mémoires. 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