Revista de Pensamiento Político y Social Número 11 * Junio, 2010 Criterios RES PUBLICA FULGET CRITERIOS. Res Publica fulget Revista de pensamiento político y social revistacriterios@fundacionieps.org Edita: Fundación Instituto de Estudios Políticos y Sociales www.fundacionieps.org Rúa Juan Flórez, 109-113 – Local 7 15005 A CORUÑA Tel: 981 927 175 Fax: 981 927 174 Colabora; Deputación de A Coruña Imprime: Lugami Artes Gráficas Depósito Legal: C 2078-2002 ISSN: 1695-1840 A Revista CRITERIOS. Res publica fulget non se identifica necesariamente cos xuízos dos autores dos artigos que se publican nas súas páxinas. Permítese a reproducción de textos sempre que se cite a procedencia. La Revista CRITERIOS. Res publica fulget no se identifica necesariamente con los juicios de los autores de los artículos que se publican en sus páginas. Se permite la reproducción de textos siempre que se cite la procedencia. CONSELLO DE DIRECCIÓN CONSEJO DE DIRECCIÓN PRESIDENTA PRESIDENTA Julieta Gundín Fandiño DIRECTOR DIRECTOR Miguel Martínez Losada VOCAIS VOCALES Kostka Fernández Fernández Xulio López Valcarce Margarita Iglesias Pais SECRETARIA SECRETARIA Constanza Sánchez Santos CONSELLO ASESOR CONSEJO ASESOR Antonio Campos Romay Presidente Fundador da Fundación Estudios Políticos y Sociales Presidente Fundador de la Fundación Estudios Políticos y Sociales José Mª Barja Pérez Reitor da Universidade da Coruña Rector de la Universidad de A Coruña Luis Espada Recarey Catedrático de Enxeñaría Química Catedrático de Ingeniería Química José Luis Méndez López Director Xeral de Caixa Galicia Director General de Caixa Galicia Gregorio Peces Barba Catedrático de Filosofía do Dereito Catedrático de Filosofía del Derecho Xavier Punte Docampo Escritor de escritura infantil e xuvenil Escritor de escritura infantil y juvenil Jaime Fco. Rodríguez-Arana Muñoz Catedrático de Dereito Administrativo da Universidade da Coruña Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de A Coruña José Manuel Sobrino Heredia Catedrático de Dereito Internacinal Público da Coruña Catedrático de Derecho Internacional Público de A Coruña Ramón Villares Paz Catedrático de Historia Contemporánea de Santiago Presidente do Consello da Cultura de Galicia Catedrático de Historia Contemporánea de Santiago Presidente del Consejo de la Cultura de Galicia Daniel Varela Suanzes-Carpegna Deputado do Parlamento Galego Diputado del Parlamento Gallego Juan Freire Botana Profesor Titular en Bioloxía da Universidade da Coruña Profesor Titular en Biología de la Universidad de A Coruña Fernando González Laxe Presidente de Portos do Estado Presidente de Puertos del Estado ÍNDICE Miguel Martínez Losada Prólogo José Manuel Sobrino Heredia La política de cooperación al desarrollo, el Tratado de Lisboa y la presidencia española de la UE en 2010 Enrique Barón Crespo La presidencia española: transición hacia la nueva etapa europea E. Kostka Fernández Fernaández Legitimidad política y construcción europea José Luis Méndez López La Política de cohesión en la estrategia UE2020: nuevos desafíos para Galicia Pilar López-Rioboo Ansorena Aspectos contributivos y solidarios del sistema de pensiones de España Álvaro Carva A Europa pensada: o poder de Europa Rosa Miguélez Ramos El futuro de la política agrícola común Daniel Varela y Suanzes-Carpegna Galicia y la presidencia española de la Unión Europea Xoán F. Vázquez Mao La cooperación tranfronteriza como ventaja competitiva Carlos Miguel Maximiano de Almeida Coelho Fronteiras seguras na Europa da liberdade Pablo González Mariñas Sensibilidade rexional na Unión Europea Criterios Prólogo Miguel Martínez Losada Miguel Martínez Losada é Director da revista Criterios. Miguel Martínez Losada es Director de la revista Criterios. Prólogo Miguel Martínez Losada La revista CRITERIOS. RES PUBLICA FULGET, revista de pensamiento político y social, ha publicado desde su nacimiento diez números, que amalgamando en su conjunto un patrimonio intelectual plural, con 200 páginas y trece monografías como media, han desarrollado un completo temario que sin duda conocen nuestros amables lectores y siempre pueden repasar a través de la página web de la fundación Instituto de Estudios Políticos y Sociais que actúa como editora de la revista. La revista Criterios tiene el honor de haber contado con personalidades del máximo prestigio intelectual como colaboradores; su aportación intelectual es la que mantiene y anima el esfuerzo de edición de esta revista con este nuevo número que pretende mantener la línea de los anteriores en una nueva etapa. Es una satisfacción para mi como director de la revista presentar en este número un conjunto de colaboraciones de calificadas personalidades en torno a la idea de la Unión Europea, su presente y su futuro, en un momento en que remata la presidencia española. La UE ha estado presentes en los 10 números hasta ahora publicados; su desarrollo, sus políticas y sus debates han sido tratados por políticos, catedráticos y expertos de forma frecuente, Incluso dos de los números editados, el número 5 y el número 9, se dedicaron en exclusiva a temática de la Unión Europea, de la misma manera que en esta actual publicación, en la que pretendemos reflexionar sobre los desafíos del futuro La Fundación INSTITUTO DE ESTUDIOS POLITICOS Y SOCIALES, nacida en 1997 en A Coruña como Asociación Cultural y posteriormente convertida en Fundación de Interés gallego y en la actualidad con ámbito de actuación estatal, nación producto del ánimo de diversas personas que, aproximándose desde distintas sensibilidades, tienen en común el amor a los valores de democráticos de una sociedad moderna y progresista: po eso Criterios se complace en acercarse a Europa una vez mas. Los valores democráticos son principios conceptualmente básicos de Europa, en la que trabajan juntos 27 países democráticos, lo que es un hecho único en el mundo y en la historia de la humanidad. Desde la palabra y el dialogo, con éxitos y con fracasos; con luces y fracasos los 27 países democráticos continúan trabajando juntos, incluso en momentos como en el actual en los que las dificultades económícas necesitan mas que nunca de la solidaridad de todos sus miembros y también de la energía y decisión para enfrentar los ataques externos que mas allá de los puros condicionantes ecónomicos recibe la Unión. En el siglo XXI es misión de Europa ofrecer paz y prosperidad a sus ciudadanos, superando divisiones en el continente, promover el desarrollo económico y social equilibrado y sostenible y velar para que sus ciudadanos puedan vivir con seguridad. La posibilidad de viajar y comerciar sin el obstáculo de las fronteras, una moneda única europea que es el euro, mayor seguridad de los alimentos, un medio ambiente más puro, mejores condiciones de vida en las regiones más pobres, unión en la lucha contra la delincuencia y el terrorismo son algunos de los frutos conseguidos. Pero sobre todo los derechos sociales, característicos y propios de Europa, son seña de identidad que deberían preservarse más allá de coyunturales problemas. La revista CRITERIOS. RES PUBLICA FULGET, en este número pretende realizar una aportación, con voluntad reflexiva, y suministrar información y opiniones para los estudiosos e interesados en el tema Criterios La política de cooperación al desarrollo, el Tratado de Lisboa y la presidencia española en la UE en 2010 José Manuel Sobrino Heredia José Manuel Sobrino Heredia é Catedrático de Dereito Internacional Público no Instituto Universitario de Estudos Europeos “Salvador de Madariaga”. Universidade da Coruña. José Manuel Sobrino Heredia es Catedrático de Derecho Internacional Público en el Instituto Universitario de Estudios Europeos “Salvador de Madariaga”. Universidad de A Coruña. La política de cooperación al desarrollo, el Tratado de Lisboa y la presidencia española en la UE en 2010 José Manuel Sobrino Heredia Introducción La UE es un importante actor internacional debido al peso de su economía, a su alto nivel de integración en el sistema multilateral, a los esfuerzos de estabilización en conflictos internacionales y, por lo que ahora nos interesa, a su volumen de ayuda al desarrollo y humanitaria. En este sentido, la política comunitaria de cooperación al desarrollo se ha convertido, con el paso de los años, en una importante seña de identidad internacional de la UE y en un instrumento fundamental para convertirla en una auténtica potencia civil. Se trata, por otra parte, de una de las manifestaciones más antiguas de la presencia de la Unión Europea en la escena internacional, puesto que las relaciones de cooperación al desarrollo remontan al Tratado de la CEE 1957, al preverse, en su parte IV un régimen especial de asociación con determinados países y territorios de ultramar en vías de desarrollo, con los que, algunos Estados miembros, mantenían relaciones particulares de índole colonial. Al comenzar a independizarse estos países, en los albores de la década de los sesenta del pasado siglo, la CEE comenzó a negociar con ellos una serie de Convenios de asociación que, iniciados en 1963, con ocasión de la firma del primer Convenio de Yaundé, se han ido prolongando de forma continuada hasta la fecha presente, al estar, hoy en día, cubiertas estas relaciones por el Acuerdo de asociación de Cotonú firmado en 2000 con una vigencia de veinte años y que abarca a la CE, sus 27 Estados miembros y a 77 Estados de África, Caribe y Pacífico, conocidos como Estados ACP. Podríamos, de manera sucinta, caracterizar a estas relaciones por los siguientes rasgos: su continuidad (cincuenta años), su contractualidad (son el resultado de largas negociaciones que se plasman en convenios internacionales), su previsibilidad (pues se encierran en marcos temporales predeterminados, primero de cinco años, luego de diez y actualmente de veinte), su entidad (ya que se dispone de un importante ayuda financiera, que en el 10 FED se concreta en más de 22.000 millones de euro) y su particularidad, respecto de las restantes relaciones Norte-Sur (se podría hablar de unas relaciones Euro-Sur). En cincuenta años de historia han ocurrido muchas cosas en este campo: se ha avanzado, se ha parado y se ha retrocedido. Las experiencias no han faltado, así se probaron fórmulas acuñadas en la declaración y programa sobre el NOEI (recuérdese, por ejemplo, la no reciprocidad, el Stabex, el Sysmin, etc.), se abrió el camino al desarrollo sostenible, se marcaron los Objetivos del Milenio, y se creo uno de los Fondos de ayuda al desarrollo mejor nutridos del planeta: el FED. Que, amén de esta característica, tienen la particularidad de estar dotados, al margen del presupuesto de la Comunidad, con aportaciones directas de los Estados miembros y con una clave de reparto diferente. Poco a poco lo que fue una cooperación fundamentalmente regional se fue mundializando, especialmente, a partir de 1972 con la incorporación de acciones horizontales de ayuda al desarrollo, como la humanitaria, la alimentaria o la de urgencia; y con la ampliación a nuevas áreas de actuación, tales como la mediterránea, la latinoamericana o la asiática. Estas nuevas situaciones fueron propiciando la necesidad de incorporar a los tratados constitutivos una nueva política complementaria de la de los Estados miembros y articulada con las restantes políticas europeas, lo que finalmente se produjo con el Tratado de la Unión Europea de 1992, donde la Política comunitaria de cooperación al desarrollo figura en su Título XX, artículos 177 a 181. Por otro lo que había sido un trato global y, sin duda, privilegiado a los países ACP, enmarcado en el espíritu de Lomé, hoy en día, comienza a desmoronarse, tras el Acuerdo de Asociación de Cotonú, y la negociación y firma de los nuevos Acuerdos de Económicos de Asociación que, para adecuarse a la ortodoxia de las normas de la OMC, se están convirtiendo en acuerdos comerciales subregionales de naturaleza recíproca, como son los, hasta la fecha, firmados con el Foro del Caribe y con la Asociación Económicas de los Países del África Oriental y del Sur. Durante años, estas relaciones constituyeron la punta de lanza de la actividad internacional de la UE, marcaron su identidad y forjaron una cierta reputación de la misma en relación con los terceros países, lo que le ha ido llevando a convertirse progresivamente en el mayor donante de AOD del mundo, ya que de la UE y sus Estados miembros, sale más de la mitad de esta ayuda. Además, la cooperación al desarrollo de la UE ha posibilitado que ésta se encuentre presente en, prácticamente, todos los rincones del planeta (así, es raro un país no desarrollado donde no exista una delegación de la Comisión europea administrando, con un alto grado de descentralización, los fondos europeos para el desarrollo). Por otra parte, estas relaciones han venido gozando de una gran autonomía, sus responsables eran figuras políticas relevantes del panorama europeo, y, en suma, venían a constituir, como vengo repitiendo, la esencia de la acción exterior europea. Con el tiempo, otras dimensiones civiles y políticas fueron incorporándose a esta acción. Planteándose con urgencia la necesidad de garantizar la coherencia entre todas ellas, como recuerda, el propio art. 3 del TUE. Y, esta exigencia, es la que parece también recogerse en el art. 208.1 del Tratado de Funcionamiento de la UE, cuando afirma que “La política de la Unión en el ámbito de la cooperación para el desarrollo se llevará a cabo en el marco de los principios y objetivos de la acción exterior de la Unión”. Confiando tal tarea de coordinación y coherencia al Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad (art. 18, 4º del TUE). Ahora, el Tratado de Lisboa procede a una constitucionalización del conjunto de las relaciones de cooperación al desarrollo de la UE (art.208 TFUE), en la medida en que desaparece la excepción que figuraba en el art. 179 del TCE relativa a las relaciones con los países ACP. En otros términos, la Política de cooperación al desarrollo de la UE se referirá, a todas las relaciones de cooperación al desarrollo de la misma. Ello, a mi juicio, incluye dosis de coherencia, no sólo respecto de estas relaciones, sino, también, del conjunto de la acción exterior de la UE. Precisamente, a España, le corresponderá pilotar, también, los primeros pasos del Tratado de Lisboa en este terreno. Y, al respecto, si una de las prioridades de la cuarta presidencia española de la UE (primer semestre de 2010) es impulsar, como se afirma repetidamente por sus responsables políticos, a Europa como actor global, deberá, por pura coherencia, prestar especial atención a la política comunitaria de cooperación al desarrollo, como expresión fundamental de la acción exterior de la UE. Y, ello, en un momento en que la coyuntura económica está llevando a muchos Estados miembros a mirar hacía sí mismos reduciendo su aporte al desarrollo. España, tiene una cierta experiencia en este terreno. En efecto, en la evolución de estas relaciones de cooperación para el desarrollo viene participado nuestro país desde 1986, y ello ocurría, casi al mismo tiempo en que dejaba de ser un país asistido (1981) para pasar a constituirse en un Estado donante de ayuda al desarrollo. Por otro lado, la presencia española en la Dirección general de desarrollo ha sido importante históricamente, de suerte que cuando la abandonaron los franceses correspondió a dos comisarios españoles tal responsabilidad, luego, el interés ha ido menguado, al incrementarse los países miembros y al perder España como los otros cuatro grandes Estado su derecho a disponer de dos comisarios. Ahora bien, a España, le tocó incorporarse a una Política ya en marcha, construida sin ella y que miraba fundamentalmente hacia las antiguas colonias de algunos Estados miembros, en especial situadas en el Continente africano. Poco o nada se pudo hacer con ocasión de nuestras anteriores presidencias de la Unión para reconducir esta situación, hoy, solo dos países de nuestra cercanía cultural e histórica: Guinea Ecuatorial y República Dominicana se ven beneficiados por la participación en el Acuerdo de Cotonú, y Cuba sin hacerlo es miembro del Grupo ACP. Hay que tener en cuenta, también, que todos los Estados miembros de la Unión forman parte de Naciones Unidas y de las grandes organizaciones internacionales y que por ello están sometidos a las presiones que en este sentido se derivan de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y más en concreto de su Octava meta definidora de una asociación global para el desarrollo. La UE como tal ha asumido, además, un cierto liderazgo en la definición de las declaraciones y los planes de acción de las principales conferencias internacionales sobre cuestiones que afectan a los países en desarrollo que han tenido lugar desde los años noventa. Mención muy especial requieren la Tercera Conferencia de Naciones Unidas sobre los Países Menos Avanzados, organizada conjuntamente por Naciones Unidas y la Comunidad en Bruselas de mayo de 2001, la Conferencia de Monterrey sobre Financiación del Desarrollo de marzo de 2002 y, sobre todo, la Ronda de Doha lanzada por la cuarta conferencia ministerial de la OMC en noviembre de 2001 y con la que el actual director general de la OMC y entonces comisario responsable de Comercio, Pascal Lamy, asumió la responsabilidad de conseguir resultados favorables para los países pobres. Pues bien, curiosamente, la pérdida de protagonismo internacional de la cooperación al desarrollo en la acción exterior de la UE, coincide también en el tiempo con un incremento de su atención por parte de los gobernantes españoles en el ámbito nacional. De manera, que desde el 2004 se ha venido ampliando la preocupación de nuestro gobierno, poniendo, especial énfasis en el incremento de la ayuda oficial al desarrollo y en la mejora de su calidad. Al tiempo que se ha apostado por un desarrollo institucional y de gestión, y se ha extendiendo y diversificando internacionalmente su presencia en las más variadas zonas del planeta. Se dibuja, pues, una especie de contradicción: a medida que aumenta la despreocupación europea por la cooperación al desarrollo se incrementa el interés de España por la misma que la ha convertido en uno de los ejes de su política exterior. En este sentido, la Presidencia semestral española del Consejo de la UE, debería ser el momento para hacer valer esta opción española e incluir esta política dentro de las prioridades de su actuación. En este trabajo pretendo brevemente mostrar, en primer lugar, como la política de cooperación al desarrollo se ha ido convirtiendo en una Política de Estado en España (A), para, en un segundo momento, apuntar algunas prioridades que, a mi juicio, deberían figurar durante la presidencia española de la UE en este terreno (B). A) La progresiva conversión de la cooperación al desarrollo en España en una Política de Estado Un rasgo que caracteriza a la política española de cooperación al desarrollo es un alto grado de compromiso político por parte del gobierno, la existencia de una estructura cada vez más amplia y profesionalizada y el incremento crecientes de recursos. La cooperación internacional al desarrollo es un eje crucial de la política exterior española, lo que incluso se ha visualizado de manera explícita al haber pasado el Ministerio de Asuntos Exteriores a denominarse Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. Pero esto no ha sido así siempre, sino que es el resultado de una evolución. a) Un poco de historia La política de cooperación internacional para el desarrollo es un aspecto fundamental de la acción exterior de todos los Estados democráticos frente a aquellos países que no han alcanzado el mismo nivel de desarrollo, y se basa en una concepción interdependiente y solidaria de las relaciones internacionales. En el caso español, el fundamento de la política de cooperación al desarrollo se encuentra en el mismo preámbulo de la Constitución Española de 1978, al proclamar la voluntad de colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra. La evolución de España en materia de cooperación internacional ha sido importantísima en los últimos años. Así, desde una perspectiva institucional, vemos como desde 1979-1980, las diferentes administraciones españolas comenzaron a preocuparse por el fomento de la cooperación internacional. Pero el punto de partida habría que situarlo en 1981, año en el que España dejó de ser país receptor de ayuda internacional, y a partir de entonces ha ido avanzando en nuevas líneas de cooperación ingresando en Bancos Regionales de Desarrollo y participando en los aumentos de recursos de estas instituciones, así como en los demás organismos de carácter económico y financiero dedicados a la cooperación para el desarrollo, en particular, de los Fondos y Programas de la Unión Europea. Pero no será hasta 1985 cuando se cree la Comisión Interministerial de Cooperación Internacional, nacida con el objeto de regular las diferentes políticas de Cooperación llevadas a cabo por los Ministerios españoles, entre los que destacaban los de Economía y Asuntos Exteriores. Al ser el Ministerio de Asuntos Exteriores el que tenía una política más definida en este sentido, se creó, en 1985, la Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica (SECIPI), a la que fueron adscritos los organismos autónomos Instituto de Cooperación Iberoamérica e Instituto Hispano-Árabe de Cultura; y como dependencia directa de su titular las Direcciones Generales de Relaciones Culturales, Cooperación Técnica Internacional y de Relaciones Económicas Internacionales, además de la Oficina y Comisión Nacional de Cooperación con Guinea Ecuatorial. El Real Decreto 1527 / 1988, de 11 de noviembre, reestructuró la Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica (SECIPI), y creó la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), que integra a los organismos autónomos Instituto de Cooperación Iberoamericana e Instituto Hispano Árabe de Cultura, la Oficina de Cooperación con Guinea Ecuatorial, así como determinadas competencias de la Dirección General de Cooperación Técnica Internacional, todos ellos suprimidos a partir de la integración El primer resultado global fue la elaboración de los Planes Anuales de Cooperación Internacional (PACI) desde 1987. Dichos planes contemplan la denominada Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) a la que cada vez se ido destinando una mayor cantidad de dinero. Un hito fundamental en este recorrido fue la adopción de Ley 23/1998, de 7 de julio, de Cooperación Internacional para el Desarrollo, donde se atribuye a la AECI la gestión de la política española de cooperación internacional para el desarrollo, sin prejuicio de las competencias asignadas a otros departamentos ministeriales. En esta Ley y en sus normas de de desarrollo se contempla y reconoce las Oficinas Técnicas de Cooperación, los Centros Culturales (CC) y los Centros de Formación de la Cooperación Española. (CFCE). En la actualidad, esta actuación exterior está conformada por 42 OTC, 17 CC y 3 CFCE, en países de Iberoamérica, África y Asia. De este modo, se han ido progresivamente asumiendo por el Ministerio de Asuntos Exteriores determinadas competencias sobre política de cooperación al desarrollo, y se fueron creando multitud de organismos e instancias, consultoras y ejecutivas, que debían compatibilizarse y coordinarse con las competencias asumidas por otros Ministerios y organismos, así como por las Administraciones Autonómicas y Corporaciones Locales, al tiempo que se ha dio aumentando cuantitativa y cualitativamente las ayudas y el volumen de recursos destinados a la cooperación al desarrollo tanto bilateral como multilateral. Poco a poco, España se ha ido dotando de una política nacional de cooperación al desarrollo, en este camino se ha convertido en el séptimo donante de AOD, como se desprende de los informes del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE. Pero, no es solo un incremento cuantitativo, sino un cambio cualitativo, en el sentido de su transformación en una verdadera política de Estado, con una mayor implicación de la sociedad civil y alineada con las nuevas tendencias internacionales en esta materia. Este cambio cuantitativo y cualitativo, empezó a percibirse en 2004 con la aprobación del Plan Director de la Cooperación Española 2005-2008, donde se afirma la intención de que esta política deje de ser una política de ayuda para convertirse en una política de desarrollo, y de que España pase a desempeñar un papel más activo en la política europea e internacional de cooperación internacional al desarrollo. Desde una perspectiva política, más que jurídica, se puede hablar de un compromiso gubernamental, explicitado por el entonces Presidente en funciones, José Luís Rodríguez Zapatero, en su discurso de investidura, al mencionar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y, en particular, la lucha contra la pobreza como uno de los ejes centrales de su política de cooperación y desarrollo para la legislatura entrante, al tiempo que reiteraba el compromiso de destinar el 0,7% del PIB a ayuda oficial al desarrollo para 2012. Pero, todo ello, para que no quedara en letra muerta, exigía un sustancial incremento de los fondos para AOD. En este sentido se constata en España un incremento significativo en la asignación de fondos para AOD, que ha permitido en 2009 alcanzar la meta del 0.5% y, eventualmente, si la tendencia continúa, se podría lograr la del 0.7% en 2012. En este sentido, hay que reconocer que la implicación española en este ámbito destaca positivamente en los últimos años en el marco europeo, donde la media se mantiene en un 0,35%. Este incremento financiero supone, por otro lado, un reforzamiento de España, en este terreno, a nivel tanto europeo como internacional. En definitiva, ha habido un incremento de recursos considerable hasta alcanzar en 2009 los 5279 millones de euros y lograr, como decía, el objetivo del 0,5 por ciento de Ayuda Oficial al Desarrollo/Renta Nacional Bruta. La cooperación española se ha ampliado geográficamente y ahora actúa en los países menos avanzados del África Subsahariana, América Latina, el Magreb, los Balcanes y Asia, en coordinación con actores humanitarios nacionales y con las agencias de Naciones Unidas. En general el impacto de España en las políticas de cooperación internacional al desarrollo comienza a ser destacable. En primer lugar porque el giro de la política española de cooperación al desarrollo la ha acercado a la de Europa, lo cual le ha permitido participar en el diseño y la búsqueda de una mayor coherencia y eficacia de la política comunitaria al desarrollo como un actor más comprometido. Segundo, el aumento de los montos asignados por el Estado Español a la AOD es significativo. Tercero, las reformas a la institucionalidad nacional de cooperación al desarrollo son clave también. Así mismo, es muy significativo el hecho que en estos cuatro años se haya profundizado un enfoque multilateral de trabajar en cooperación al desarrollo. En otros términos, en relación con los restantes Estados miembros de la UE, el aporte de España pasa de ser marginal, a ser cada vez más relevante por la cantidad de la ayuda y por influir de manera cada vez más significativa en las definiciones estratégicas, por lo que se refiere a la eficacia y calidad de la ayuda, en la línea de la Declaración de París del Programa de Acción de Accra, de las Conferencias de Monterrey y Doha, o, en fin, del Código de conducta de la UE relativo a la división del trabajo en el ámbito de la política de desarrollo. Este compromiso de calidad se manifiesta en dos vertientes. Por un lado, mediante la aceptación del nuevo paradigma global. La cooperación española suscribe plenamente el Consenso de Monterrey de 2002 y, sobre todo en lo que toca a calidad, la Declaración de París sobre Eficacia de la Ayuda del año 2005 y los principios de armonización, alineamiento, apropiación, gestión orientada a resultados y responsabilidad mutua que constituyen el núcleo duro de esa Declaración. En el plano nacional, la preocupación prioritaria por la calidad de la ayuda se ha traducido en la satisfacción de una serie de exigencias, como son la coordinación entre los actores, una planificación y programación adecuadas, el perfeccionamiento de los instrumentos y el seguimiento y evaluación de lo que se hace. b) La situación actual de la Política española de cooperación para el desarrollo El marco actual viene definido en el III Plan Director de la Cooperación Española (2009-2012), aprobado el 13 de febrero de 2009 por el Consejo de Ministros, y concretado en el Plan anual 2009. Serán estos instrumentos los que dirija esta política hacia el objetivo fijado por el actual gobierno español de destinar en esta legislatura el 0,7 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) a Ayuda Oficial al Desarrollo. Lo que situaría a España en la vanguardia europea en la lucha contra la contra la pobreza y la ayuda al desarrollo. Según se extrae de estos documentos, serán, la crisis alimentaria, el cambio climático y las migraciones los ejes centrales de las políticas que se impulsarán, junto a género, educación, salud, agua y saneamiento, gobernabilidad, crecimiento económico, innovación y cultura. Si estas son las prioridades para la política española, las mismas deberían intentar introducirse durante la presidencia española de la UE por lo que respecta a la política europea en esta materia. El plan fija especialmente la atención en la lucha contra el hambre y la erradicación de la pobreza, especialmente en África subsahariana y América Latina. Reduce de 56 a 50 el número de países en los que establece actuar, en aplicación del Código de Conducta europeo que apuesta por concentrar la ayuda en un número limitado de países y sectores. De esas 50 naciones, 19 son latinoamericanas y 14 africanas. Por primera vez, las prioridades de la cooperación española abarcan a 14 de los 30 países más pobres del mundo. La idea motriz es la de pasar de una visión de la cooperación al desarrollo a una política integral para un desarrollo común compartido entre todos los países. Si especificamos, un poco más, las prioridades del Plan Director, nos encontraríamos con las siguientes: prioridades horizontales como son la lucha contra la pobreza y la promoción de la inclusión; la promoción de los derechos humanos y de la gobernabilidad democrática, la importancia del género en las políticas, la sostenibilidad ambiental y el respeto a la diversidad cultural. También existe todo un largo catálogo de prioridades sectoriales que enfatizan en ámbitos como la salud, el abastecimiento de agua, la educación, la lucha contra el hambre, la sostenibilidad, las migraciones y la construcción de la paz. El Plan destaca la importancia de las acciones en favor de la infancia y juventud, la defensa de los pueblos indígenas y la población afrodescendiente. La acción humanitaria es central en el plan (según criterios de universalidad y no discriminación). Finalmente se destacan las prioridades geográficas y sus distintas categorías como son la asociación amplia, la asociación focalizada, la asociación con países de renta media y el enfoque regional. B) La Política de cooperación al desarrollo como una de las prioridades de la presidencia española. a) La política de cooperación como prioridad España colocará "por primera vez" la política de cooperación al desarrollo entre las prioridades de una presidencia europea durante el periodo en que asuma esta responsabilidad en la primera mitad de 2010. Ello se desprende de distintas declaraciones públicas de los responsables españoles. Así, la Secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Soraya Rodríguez, declaraba en su intervención en la Conferencia sobre la crisis económica y financiera mundial y su impacto en el desarrollo de Naciones Unidas (Nueva York, 24-26 de junio de 2009) que "el Gobierno español sigue comprometido en mantener sus objetivos de Ayuda Oficial al Desarrollo, en avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y en la lucha contra el cambio climático", mencionando la lucha contra la evasión fiscal y contra los paraísos fiscales como uno de los temas prioritarios de la presidencia española de la UE. Previamente, en unas declaraciones con ocasión del II Encuentro de Comunidades Autónomas y Cooperación al Desarrollo que tuvo lugar en Mérida el 22 de mayo de 2009, la Secretaría de Estado avanzó que España pretende organizar una reunión de alto nivel para comprobar si los nuevos instrumentos de cooperación puestos en marcha en los últimos años están dando resultados y para reflexionar sobre la arquitectura de la ayuda. Además, señalaba que la Presidencia española se ocupará de África y que se ha comprometido con la ONU a organizar una reunión preparatoria de la que tendrá lugar en septiembre de 2010 para evaluar el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, después de los malos resultados arrojados por la revisión que se hizo en 2008, y en particular se pretendería tratar, en particular, los temas del hambre y miseria extrema, seguridad alimentaria, mortalidad infantil de 0 a 5 años y de las mujeres por causa de parto. Por su parte, el Ministro de Asuntos Exteriores y de la Cooperación, el Sr. Moratinos afirmaba ante la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo del Congreso (23 de junio de 2009) que, la igualdad debe promoverse también “hacia afuera, entre los países desarrollados y en vías de desarrollo” y, por ello, adelantaba que la lucha contra la pobreza y la cooperación al desarrollo “será otro principio inspirador de la actuación de la Presidencia española”. En este sentido, anunciaba que, por primera vez, la lucha contra la pobreza va a ser asunto de debate en el Consejo Europeo durante el primer semestre de 2010, de cara a cumplir el compromiso de destinar ese año el 0,56 por ciento del Producto Interior Bruto europeo a ayuda al desarrollo y, con la vista puesta, en el objetivo del 0,7 por ciento en 2015. También, el hambre, será uno de los temas que se incluirán en la cumbre con los EEUU que se desarrollará, igualmente, durante esta presidencia. En conexión con este posicionamiento, habría que recordar que 2010 será el año europeo contra al pobreza y marcará la entrada en el último quinquenio del calendario establecido por la comunidad internacional para materializar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). En este sentido, y con el fin de fortalecer la contribución de la Unión al desarrollo sostenible, la lucha contra la pobreza y al logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) parecería conveniente, en sintonía con las anteriores presidencias, que las entrantes pongan el acento en aplicar de manera consecuente el Consenso Europeo sobre Desarrollo. Esforzarse por cumplir los compromisos contraídos por la UE en Monterrey en el sentido de proporcionar más y mejor ayuda y, en especial, de incrementar su ayuda oficial al desarrollo (AOD) conforme a lo planificado. Además, las tres Presidencias deberían buscar la forma para que la UE asuma un papel directivo en la aplicación de la Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda al Desarrollo, para de ese modo mejorar la complementariedad entre los donantes, así como la eficacia y eficiencia de la ayuda europea. Asimismo, debería abogar por el cumplimiento de los compromisos contraídos por la UE con relación a la coherencia de sus políticas de desarrollo a fin de asegurar una mayor concordancia de las demás políticas de la UE con las actividades de desarrollo. Si esto, es lo que parece que debería hacerse, llama, sin embargo, la atención la parquedad de la referencia que a estos temas se hace en el Programa de trabajo de la triple Presidencia (España, Bélgica y Hungría), donde en el Apartado 10 se indica tan sólo y de forma harto genérica que “En cuanto a la cooperación al desarrollo, el trío continuará con la tarea de intentar cumplir con los compromisos internacionales de calidad y cantidad de la ayuda para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio”. b) Algunas propuestas que podrían acompañar esta prioridad España que ha hecho de la cooperación al desarrollo uno de los elementos más dinámicos de su proyección internacional, deberá enfrentarse a los argumentos de aquellos que defienden "aparcar" los problemas de los países en desarrollo mientras el mundo desarrollado soluciona la actual crisis económica o los que piden vincular más esta ayuda a los intereses particulares de los donantes. Defendiendo la opinión de que las políticas de cooperación son hoy "más necesarias que nunca" y de que la actual crisis supone "nuevas oportunidades" para afrontar el desarrollo de los países empobrecidos de forma diferente a cómo se ha venido haciendo. En fin, como se ha repetido en múltiples foros, la ayuda al desarrollo no es una política para tiempos de bonanza económica; en los momentos difíciles es más importante que nunca mantener la ayuda prevista. En este sentido, podría a lo largo de los seis meses de la presidencia insistir, en mi opinión, en las siguientes cuestiones, que, en buena medida forman parte de la agenda nacional en esta materia: 1. Contribuir a reforzar la política de desarrollo de la Unión como elemento político decisivo y distintivo de la futura acción exterior de la UE en la línea de lo dispuesto en el Tratado de la UE y en el Tratado de Funcionamiento de la UE. 2. Combatir la pobreza. Para ello, se podría partir del modelo español reflejado en el Pacto de Estado contra la Pobreza firmado por todos los partidos con representación parlamentaria junto a la Coordinadora de ONG para el Desarrollo, y actuar en la línea de la Declaración del Consejo y de la Comisión sobre la Política de desarrollo comunitaria adoptada en noviembre de 2000, donde se establecía como objetivo primero la reducción de la pobreza, priorizando a los países menos avanzados y a los de bajos ingresos y prestando atención a las necesidades de países de renta media con bolsas de pobreza. 3. Focalizar la acción en la erradicación del hambre. La crisis financiera ha mostrado en los países pobres que dependen de las importaciones financieras como el colapso financiero ha provocado una crisis alimentaria y ha desestabilizado el mercado agrario. Baste recordar que el precio del cereal en 2008 aumentó un 80 por ciento con respecto a 2005. Ante esta situación España debería buscar que se apliquen los principios y compromisos internacionales suscritos por el Gobierno de España en el tema del hambre a la política interna de Cooperación, en consonancia con la Estrategia Española de Lucha contra el Hambre (AECID) y el Plan Director de la Cooperación Española. En la línea, también, obvio es decirlo, de la Declaración conjunta del Consejo Europeo, el Consejo de Ministros, el Parlamento Europeo y la Comisión, adoptada el 20 de diciembre de 2005, y titulada “El consenso Europeo”. Y en cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. 4. Combatir y eliminar los paraísos fiscales en la línea de lo discutido en la Cumbre G-20 y sobre la base de lo afirmado en la Cumbre internacional de Monterrey sobre arquitectura financiera de la ayuda al desarrollo, ya que los países en vías de desarrollo pierden por estas prácticas cuatro veces más de lo que perciben como ayuda oficial a la cooperación. Se trataría de destinar una parte de la ayuda al desarrollo a financiar programas en los países pobres destinados a frenar una sangría de en torno a 400.000 millones de dólares que acaba en los paraísos fiscales. 5. Hacer hincapié en la eficacia y calidad de la ayuda, en sintonía con las prioridades del Plan Director español 2009-2013 y los requerimientos de la Declaración de París, la Agenda de Accra y el Código de Conducta de la UE. Lo que implica reforzar los principios de coordinación, coherencia y complementariedad, así como, llevar adelante métodos operativos y principios para una división del trabajo más eficiente dentro de la UE y a nivel de país con miras a reducir los costos de transacción relacionados con las prestaciones de desarrollo de la UE. Ello, en la línea del Código de Conducta de la UE sobre complementariedad y división del trabajo adoptado en 2007. 6. Profundizar en la denominada nueva arquitectura o doctrina de cooperación internacional al desarrollo, en la cual se ha trabajado desde el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD/OCDE), y que se refiere, por una parte, a los objetivos de coordinación, armonización y alineamiento de los donantes para mejorar los resultados de las intervenciones y, por otra, al incremento del diálogo y participación con los socios, o receptores en la conceptualización más tradicional, para la apropiación y sostenibilidad de los beneficios. 7. Acentuar la atención sobre África, nuestro continente vecino y cuya situación impacta directamente sobre España en particular y la UE en general. En África, donde la presencia diplomática española y nuestra cooperación al desarrollo se han incrementado notablemente en los últimos años, los retos de desarrollo son enormes y de suma urgencia. La lucha exitosa contra la pobreza en África es un factor particularmente decisivo que incide notablemente sobre la estabilidad política, económica y social de este Continente, así como sobre la migración, que confluye hacia Europa. Apoyo, por tanto, a la Estrategia de la UE para África. 8. Contribuir activamente a la aplicación del Acuerdo de Cotonú que deberá ser revisado en 2010, facilitando el proceso de negociación sobre los Acuerdos de Asociación Económica, así como la conclusión y aplicación exitosas de dichos Acuerdos como instrumentos de fomento del desarrollo y de la integración regional, en particular el alcanzado con los países del Caribe. 9. Poner el acento en la interacción migración y desarrollo, así como en la búsqueda de una mayor coherencia entre las políticas de migración y de desarrollo. Se debería prestar especial atención a las comunidades de inmigrantes para el desarrollo de sus respectivos países de origen. Y lograr avances en materia de remesas que es un ámbito especialmente afectado por la presente crisis económica internacional 10.Apoyar el papel de la ONU en los aspectos de gobernanza económica mundial, y en particular en la lucha global contra la pobreza y el cumplimiento de los objetivos del milenio. Y, en este sentido, reforzar el Foro de Cooperación para el Desarrollo del ECOSOC, como un espacio multilateral de evaluación y rendición de cuentas en relación con los Objetivos del Milenio, y la elaboración de un patrón de evaluación, así como la elaboración de un Código de Buena Conducta de la AOD en el marco de las Naciones Unidas. Conclusiones España ha hecho un gran esfuerzo en cooperación al desarrollo, forma parte de las prioridades de nuestro Gobierno actual. Por pura lógica ello debería repercutir en la Presidencia española de la UE, haciendo de este tema una de las prioridades de la agenda europea en el primer semestre de 2010 y, también, en los semestres sucesivos presididos por Bélgica y Hungría, con el objetivo de fomentar una nueva arquitectura europea de cooperación al desarrollo. Para España, como hemos visto, la cooperación al desarrollo no es simplemente un instrumento más de nuestra política exterior, sino que es un elemento integrante de ésta que contribuye a su conformación y se incorpora al conjunto de consideraciones que definen los intereses del Estado en su actuación exterior. En este sentido se concibe la política de cooperación como una política pública de Estado y sitúa a nuestro país en el grupo de cabeza de la comunidad donante, por delante en términos absolutos de países tradicionalmente punteros, como los nórdicos. Este esfuerzo, sin parangón en nuestra historia, debe tener un reflejo en la Presidencia española de la UE. La presidencia española tiene ante sí el desafío de incluir, especialmente, la lucha contra la pobreza extrema y el hambre, fuente de injusticia, inestabilidad y violencia en el mundo, como una prioridad para esta Unión Europea que empezará a caminar por los nuevos espacios abiertos por el Tratado de Lisboa. Criterios La presidencia española: transición hacia la nueva etapa europea Enrique Barón Crespo Enrique Barón Crespo é Catedrático “Jean Monnet”. Ex presidente do Parlamento Europeo. Enrique Barón Crespo es Catedrático “Jean Monnet”. Ex presidente del Parlamento Europeo. La presidencia española: transición hacia la nueva etapa europea Enrique Barón Crespo Al examinar la gestión de la Presidencia española, pasado su ecuador, conviene no limitarse sólo a su dimensión doméstica y hacerlo en clave europea . Para ello, conviene hacer una primera descripción del contexto y el papel que cumple la presidencia semestral del Consejo de Ministros de la UE (CM), una de las instituciones que forma el triángulo fundamental de la Unión con funciones tanto legislativas (como colegislador) como ejecutivas (en la definición y aplicación de políticas en los consejos sectoriales, desde Asuntos Generales o Ecofin hasta todos los campos, unos 20). Las otras dos son la Comisión (COM), que tiene el monopolio de propuesta en temas comunitarios y de gestión del presupuesto y el Parlamento Europeo (PE), con poderes legislativos de codecisión. A la tradicional Presidencia del CM se han añadido, el 1º de enero, una Presidencia del Consejo Europeo elegida por dos años y medio además de pasar a formar parte de un trío con sus dos inmediatos sucesores, Bélgica y Hungría; asimismo, la 2ª Comisión Barroso ha logrado la investidura del PE tan sólo en febrero. Si cabe una comparación náutica, se puede decir que su papel es el de un timonel miembro de un equipo que se releva semestralmente con un rumbo acordado hacia nuevos horizontes sin un mapa definido. El término “rotatorio” ha añadido a la Presidencia de turno expresa precisamente esta idea de relevo regular. Ahora, pasa a ser uno más de los oficiales del puente de mando de la nave. El Presidente del Consejo de Ministros no es el capitán de la nave en términos comparables al Presidente de Estados Unidos o Francia ni por sus poderes ni por su protagonismo, y mucho menos por su duración. Sin embargo, la presentación, sobre todo en el propio Estado miembro, es de asunción de una responsabilidad con un gran poder ejecutivo y un ambicioso programa, alimentado por un componente publicitario de logotipos, símbolos y todo tipo de gadgets en los que las corbatas adquieren especial relieve. Esta ambición por figurar no es criticable sin más, porque expresa la diferencia entre el mundo del equilibrio de poderes europeos definido a partir de la Paz de Westfalia y la actual Unión Europea. En aquel, los Estados, luchando por la hegemonía, se relacionaban manteniendo cada uno su posición en términos de coordinación como máximo cuando no recurrían a la guerra como “continuación de la política por otros medios” en la clásica formulación de Von Clausewitz. En la Europa actual, a partir de la decisión de compartir un destino, se plantea dar respuestas conjuntas a los desafíos comunes. El Presidente de turno no define sólo las orientaciones, su labor es conseguir un acuerdo lo más mayoritario posible en torno a los temas compartidos y solo puede expresar la línea conjunta. Su papel es más de director de orquesta que de compositor creando la partitura. Con la práctica, se han consolidado prácticas, con valor de convención constitucional en términos británicos, en virtud de las cuales está mal visto que una Presidencia trate de aprovechar su papel de “primus inter pares” para promocionar sus propios intereses o expresar sin matizar sus propias valoraciones. El foro público en el que se desarrolla la actividad de la Presidencia es el Parlamento Europeo (PE), donde la convención constitucional es que el Presidente de turno del Consejo de Ministros comparezca ante su Pleno para exponer un completísimo programa parecido a los discursos sobre el Estado de la Unión americanos e informar de manera regular. Haber presenciado y participado activamente en este rito durante más de veinte años es un privilegio que me permite establecer algunas conclusiones sobre la institución. La primera es que todos los mandatarios, sin excepción, acuden a la tribuna con voluntad de propuesta y emulación notables. Hubo ocasiones históricas como la comparecencia conjunta de Mitterrand y Kohl bajo Presidencia francesa dos semanas después de la caída del muro por invitación que les formulé como Presidente del PE1, debates ácidos como el de la Sra. Thatcher con un Jacques Delors febril o apasionados como un Sarkozy con síndrome de carencia al no poder hablar ante su propia Asamblea, el discurso de despedida de la vida de Mitterrand en 1995, la primera presidencia española de Felipe González en 1989 o en el extremo opuesto, el número del estrafalario Presidente checo Topolanek acusando a Obama de conducir hacia el infierno a los EE.UU. con sus medidas económicas el día después de ser descabalgado en su propio país con una moción de censura. Se podrían llenar libros de debates y anécdotas, pero hay un hilo conductor histórico: todos los presidentes del Consejo se han tomado su papel en serio no para hablar de su país, con Berlusconi como excepción, sino para asumir que tenían el mando de la nave en ese momento y proponer lo mejor para todos. Incluso en algunos casos, partiendo una visión histórica que parecía surgir del libro del Génesis. Se trata de un auténtico proceso de creación de una nueva cultura política asumido de manera positiva y sobre todo, con voluntad. Zapatero en su comparecencia como Presidente, que se pudo seguir en directo en el portal del PE www.europarl.europa.eu, no ha sido excepción a esta regla, siguiendo la clara línea europeísta establecida por las tres Presidencias españolas anteriores (dos gobiernos socialistas, uno popular). Además, cuenta con un amplio acuerdo parlamentario en casa, lo cual permite evitar la polémica interna. Tras su exposición, a los programas de las Presidencias europeas les ocurre lo mismo que a los demás niveles de Gobiernos, con la diferencia de que disponen de mucho menos poder ejecutivo. Los temas pendientes en la agenda son de envergadura: conclusión de la Ronda de Desarrollo de Doha, decisiva para el futuro del comercio mundial, concluir con éxito las negociaciones para afrontar el cambio climático, regular la finanza globalizada e irresponsable, la Paz en Oriente Medio, el control de armas atómicas, etc… Pero la historia no sólo no se ha acabado sino que se ha acelerado: hay que dar respuesta a acontecimientos imprevistos del orden de la caída del muro y el final de la guerra fría o la implosión de la antigua Yugoslavia o en casos más recientes la Guerra de Irak. o el terremoto de Haití. En el mundo se considera ya a la Unión Europea como un sujeto político dentro y fuera de nuestras fronteras, lo cual crea una innegable responsabilidad política. No obstante, una exitosa Presidencia europea no supone necesariamente un triunfo doméstico. El caso del Gobierno Guterres en Portugal el año 2000 tras conseguir la aprobación de la Estrategia de Lisboa es ilustrativo en este sentido. Tras esta descripción inicial del marco en el que se sitúa, procede concentrar el examen de la Presidencia española en los dos grandes frentes que dominan su actuación: la implementación del Tratado de Lisboa y respuesta a a crisis de la Unión Económica Monetaria, con la definición de la estrategia 2020. Implementar el Tratado de Lisboa El Tratado de Lisboa entró en vigor, por fin, el 1 de Diciembre de 2009 en vísperas de la Presidencia española. Mantiene los más importantes avances de la Constitución y añade algunos de importancia para el futuro. Es un instrumento necesario, tanto por su contenido como por ser expresión de voluntad compartida y lealtad recíproca entre los Estados Miembros (EM) a la hora de definir un destino común. Con ello, la UE ha superado una compleja fase existencial que ha concentrado sus esfuerzos durante un largo período. La Unión Europea (UE) es una organización pionera por su misma naturaleza al ser la primera forma de democracia supranacional formada por Estados y ciudadanos en la historia. Su gestación no responde a los modelos conocidos del Estado Nación, sino que se ha ido construyendo paso a paso generando confianza e intereses comunes entre enemigos seculares. Por eso, su caminar está jalonado de Tratados en los que se van añadiendo materias a compartir e instituciones para gestionarlas. La imagen de la catedral, edificio emblemático europeo, es expresiva de esta construcción. Diferentes equipos de arquitectos y albañiles se han ido sucediendo con estilos diversos para lograr un sistema que funciona. En este avanzar, a golpe de crisis y saltos hacia adelante, tuvo especial importancia el final de la guerra fría hace 20 años, que supuso para la entonces Comunidad la mayoría de edad. El centro de Europa pasó de ser el mayor escenario de confrontación de fuerzas militares en la historia a convertirse de nuevo en el corazón del continente. El balance del cambio producido en esta etapa es: de 12 Estados se ha pasado a 27, llegando a 500 millones de ciudadanos con la misma ciudadanía europea; se ha creado y consolidado el Euro como moneda única, la UE sigue siendo el mayor bloque económico y comercial y, como tal, es parte del G 20. Para responder a tan rápido y sostenido crecimiento, se han ido elaborando Tratados cada cuatro años: Maastricht, Amsterdam y Niza, hasta dar el paso a la Convención que elaboró la Constitución. Tras encallar ésta en los referendos de Francia y Holanda así como por el silencioso bloqueo de Gran Bretaña, Polonia y la República Checa, la aprobación del Tratado de Lisboa, que rescató del naufragio los más importantes avances de la Constitución, ha sacado a Europa de un callejón sin salida institucional y político. La exposición de los principales aspectos del Tratado ayuda a comprender la importancia de su ratificación y entrada en vigor (el relato de mi experiencia como representante del PE en la Conferencia Intergubernamental está en mi libro de reciente publicación “Tratado de Lisboa. Carta de Derechos Fundamentales” www.euroeditions.org). Ante todo, no es poca cosa haber reflejado por fin, tras más de medio siglo de vida en común, los principios, valores y objetivos de la Unión, dar valor vinculante a la Carta de Derechos Fundamentales y mejorar sustancialmente el sistema institucional en su democracia y eficacia. El proceso habitual de redacción de Constituciones y Tratados parte de las proclamaciones generales para entrar en lo dispositivo, en el caso de Europa fue al revés, aunque los padres fundadores tuvieran claros los principios democráticos desde el principio. Existe un claro contraste entre la claridad de los tres primeros artículos, que permite saber mejor qué Europa deseamos, con los relativos al funcionamiento institucional, métodos y procedimientos. El problema no es de fácil solución ya que al renunciar al método constitucional se ha vuelto a la complicada redacción de enmiendas que hace tan árida y enrevesada su lectura La lista de innovaciones que contiene el Tratado es la siguiente, en apretado resumen: La proclamación explícita de los valores de la Unión, que deben inspirar su acción exterior: democracia, respeto de los derechos humanos, Estado de Derecho, con un acento especial en la igualdad entre mujeres y hombres, el pluralismo, la no discriminación y la tolerancia. La definición de objetivos, empezando por la paz y el bienestar. El desarrollo sostenible, basado en el crecimiento económico equilibrado y la estabilidad de los precios, en una economía social de mercado altamente competitiva, tendente al plano empleo y al progreso social, combatir la exclusión social y la discriminación, fomento de la justicia; la protección social, la solidaridad entre generaciones y los derechos del niño y un nivel elevado de protección del medio ambiente, así como la promoción del progreso científico y técnico; la cohesión económica, social y territorial y el respeto de la diversidad cultural y lingüística. En sus relaciones con el mundo, la Unión además de afirmar y promover sus valores e intereses, contribuirá, a la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible del planeta, la solidaridad y el respeto mutuo entre los pueblos, el comercio libre y justo, la erradicación de la pobreza y el respeto de los derechos humanos, especialmente los del niño, así como el estricto respeto y desarrollo del Derecho Internacional, en particular el respeto de los principios de la Carta de las naciones Unidas. Una cláusula de solidaridad frente a todo ataque armado exterior. La ciudadanía europea ha vuelto a ocupar la plaza que merece gracias a los esfuerzos del PE, figurando en el articulo 9 del TUE “toda persona que tenga la nacionalidad de un Estado miembro posee la ciudadanía de la Unión, que se añade a la ciudadanía nacional sin sustituirla”. La Carta de Derechos Fundamentales es jurídicamente vinculante y tiene el mismo rango que los Tratados. Un protocolo establece medidas específicas para el Reino Unido y Polonia, al que se has añadido la República Checa, que desean excluirse de su aplicación. La democracia participativa se refuerza con el reconocimiento del derecho de iniciativa ciudadana, que permite proponerla a un millón de ciudadanos de un número significativo de Estados. Se reconoce la personalidad jurídica de la UE, con lo que desaparece la estructura de pilares. Se introduce una clara y precisa división de competencias con una cláusula de flexibilidad. La codecisión PE-Consejo se convierte en el procedimiento legislativo ordinario, con una ampliación de materias que abarca al 90 % de las decisiones comunes, lo cual incrementa la legitimidad democrática y la eficacia. Se fortalecen las bases jurídicas para actuar en el campo del cambio climático, energía, patentes, turismo, deporte espacio y cooperación administrativa. En el terreno presupuestario, se asegura la completa igualdad PEConsejo, eliminando la distinción entre gastos obligatorios y no obligatorios. Una cláusula social horizontal asegura que en la definición de políticas se tendrá en cuenta un alto nivel de empleo, la protección social adecuada, la lucha contra la exclusión social, y un alto nivel de educación formación y protección de la salud. Se establece una base legal para reconocer las especificidades de los servicios de interés económico general Se introduce un mecanismo de control de la subsidiariedad con una “tarjeta naranja” (si un tercio de los Parlamentos de los EM rechazan una propuesta, la Comisión deberá reconsiderarla). La votación por mayoría cualificada (VMC), se convierte en la regla general en el Consejo, con una doble mayoría del 55% de los Estados y el 65% de la población, con un mínimo de 4 Estados para bloquear una decisión. El sistema entrará en vigor el 2014 con un mecanismo de seguridad denominado de Ionannina. Se crea la figura del Presidente del Consejo Europeo, con un mandato de dos años y medio, para preparar, coordinar y representar el Consejo Europeo. Se crea la figura del trío de Presidencia del Consejo de Ministros Se facilita el acceso a las cooperaciones reforzadas, para las que debe dar su acuerdo el PE. Se acepta la propuesta de distribución de escaños del PE, con uno más para el Presidente. El Presidente de la Comisión será elegido por el PE a propuesta del Consejo, a partir de los resultados de las elecciones europeas. El Alto Representante para la PESD se integra en la Comisión como Vicepresidente, y tendrá a su cargo el servicio exterior Inicialmente, La Comisión, después de 2014, debía estar compuesta por comisarios provenientes de 2/3 de los Estados con un sistema de rotación igualitario. El Consejo Europeo decidió en vísperas del segundo referéndum irlandés, mantener un Comisario por país. Se integra los avances en política de Defensa (PESD)en el Tratado. En Defensa, los Estados que tengan la capacidad y la voluntad de desarrollar una cooperación estructurada, podrán hacerlo, Se extiende la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europeo(TJE) a todas las actividades de la UE, con excepción de la PESD Se comunitariza el espacio de Libertad, Seguridad y Justicia con codecisión y VMC, con algunas excepciones para el Reino Unido e Irlanda. En el procedimiento de revisión, el PE fortalece su papel: tiene derecho de iniciativa, es parte de la Convención que se convierte en el procedimiento normal de revisión y su aprobación es preceptiva. Además, los procedimientos simplificados de revisión permiten pasar por unanimidad a la decisión por mayoría. Por último, el TUE contiene una cláusula de salida voluntaria para el EM que desee abandonar la Unión. Aunque la Presidencia española no ha tenido que hacer frente a la aplicación inmediata de toda esta lista, le ha tocado iniciar la puesta en marcha para que se hagan realidad las innovaciones institucionales, políticas y metodológicas contenidas en el Tratado. La primera atañe la misma Presidencia, con la introducción de un sistema híbrido en el que adquiere protagonismo central una nueva institución, la recién creada Presidencia del Consejo Europeo. con funciones de organización e impulso del Consejo Europeo, y representación de la UE de cara al exterior en política exterior y seguridad, sin perjuicio de las competencias de la Alta Representante VP de la Comisión con la que tiene que trabajar en estrecha sintonía por razones políticas, presupuestarias y logísticas. Ya no se trata de una perspectiva teórica, el 1º de enero ambos responsables estaban en sus puestos. Por un lado, el recién elegido Presidente Van Rompuy, un político democristiano flamenco que había demostrado su capacidad en Bélgica, el sistema político seguramente más complicado y sofisticado en Europa situado en su Plaza Mayor. Para un político belga, Europa es su espacio natural y en su breve inicio, está demostrando voluntad y maneras de configurar su puesto. El mismo se encargó de definir su concepción del cargo en un importante discurso pronunciado ante el grupo del partido demócrata-cristiano CSU de Baviera el 7 de enero en el que tras preguntarse si el Tratado de Lisboa era un buque nuevo capaz de capear las tempestades globales o la misma vieja nave corroída con una mano de pintura contestaba: "the permanent President is not meant to be a President, nor is he meant to be only a chairman”. ( No se ha concebido el Presidente como un Presidente (ejecutivo) ni sólo como un Presidente de mesa”), añadiendo que su principal arma es el tiempo de que dispone, dos años y medio para una tareas que son preparar el trabajo, dirigir los debates y extraer las conclusiones así como seguir su cumplimiento, dándole tiempo al tiempo. La conclusión sobre el reparto de tareas es clara: las primeras dos tareas corresponden a la Presidencia rotatoria, en la tercera “ la organización del trabajo a medio y largo plazo será fundamental, “ mi dedicación será poner la continuidad en el corazón de la acción del Consejo Europeo” 2 y, tras constatar que la pretensión de simplificación ha conducido a una mayor complejidad, afirmar la necesidad de nuevo mecanismos de coordinación entre cuatro puestos: Su Presidencia del Consejo; la Presidencia rotatoria; la Alta Representante como Presidenta del Consejo de Asuntos Exteriores y el Presidente del Eurogrupo. ¡Muchas cabezas para un cuerpo!” fue su exclamación final. Y eso que en un significativo lapsus no incluyó al Presidente de la Comisión Barroso, con el que comparte la asistencia a todos los foros exteriores. Tampoco mencionó al poderoso COREPER, Consejo de Representantes Permanentes, auténtico gobierno en la sombra bruselense. En lo que respecta a la figura de la Alta Representante Lady Asthon, está inmersa en una doble batalla a la hora de construir su relación con su Presidente de Comisión además del Europeo, al tiempo que configura el Servicio europeo de acción exterior, en donde tiene varios frentes abiertos: el de la propia Comisión, con una amplia red de representaciones en todo del mundo por sus propias competencias, a las que se añade la batalla del Consejo y los Estados miembros y el poder presupuestario del PE, claramente contrario a la pintoresca tesis de un servicio autónomo, que en realidad supondría repartir la política exterior entre los grandes Estados con vocación global. Es indudable que en esta fase inicial, el papel de la presidencia española está requiriendo mano izquierda y sensibilidad para ayudar a los nuevos responsables a acoplarse y coordinarse entre sí mientras que ejerce la labor cotidiana de Presidencia. Más aún, cuando todos comparecen regularmente ante el PE, y en el caso de la Presidencia del Consejo de Ministros, se mantiene la comparecencia gracias a una reforma de su reglamento, porque el Tratado no lo preveía. La agenda está muy cargada, con prioridades tan decisivas como las fijadas en el G 20 en materia de supervisión financiera, la continuación de las negociaciones sobre el cambio climático tras Copenhague, la conclusión de la Ronda de Doha de la OMC, el siempre presente desafío de la paz Oriente Medio con la necesidad de contener la proliferación nuclear, amén de las cumbres con países y regiones. También la Presidencia española puede ser más influyente en avanzar temas como las relaciones con América Latina, África y el Mediterráneo. Pero para avanzar, la voluntad debe ser compartida, el ejemplo de las relaciones con Cuba es elocuente. Otro nuevo elemento es el lanzamiento del trío, en donde el carácter híbrido se acentúa. Fruto de un compromiso en la CIG, esta criatura consiste en un trío de Presidencias fijadas por el Consejo en función de criterios de tamaño y geográficos que fijan un programa común de 18 meses para complementar y fortalecer a la Presidencia rotatoria. Tema polémico, las razones más atendibles son las alegadas en el Informe “Think global, act european” elaborado por 14 think tanks europeos para las Presidencias española, belga y húngara”3 como oportunidad de llevar los temas europeos a cada país con el sentimiento de protagonismo y orgullo que ello conlleva así como la buena praxis de cooperación entre países que establece. La gobernanza económica El gran desafío de fondo de la Unión es superar la crisis económica fortaleciendo la Unión Económica y Monetaria y construyendo una economía sostenible. Desde el primer momento, la Presidencia española ha apostado a fondo por el refuerzo de la gobernanza en la UE y también por el nuevo multilateralismo del G 20. De momento, Europa no ha vuelto a recaer en los errores de la década de 1930 que condujeron a las devaluaciones y deflaciones en cadena, al proteccionismo y al paro masivo, que alimentaron el incendio de la guerra en España y en Europa. Disponer del Euro como moneda y del Banco Central como institución que funciona ha permitido evitar que los especuladores jugaran a la pelota con las diversas divisas. Gracias a él, la situación de Irlanda no es la de Islandia. Pero eso no basta, el Euro está conociendo su primera crisis tras diez años de éxitos. Volver al pasado o romperlo no sería sólo el fin de un proyecto, constituiría un auténtico tsunami colectivo. La experiencia histórica demuestra que una Unión Monetaria no es duradera a la larga si no se acompaña con una Unión Económica y Política. La gobernanza económica es un tema no resuelto desde Maastricht: sigue pendiente la creación de un Ministro de Economía para trabajar con el Gobernador del Banco Central. El Tratado de Lisboa, que ha incluido la solidaridad como valor fundamental de la Unión ha creado un triángulo orientado sobre todo hacia la política exterior de dos Presidentes y un Alto Representante, aunque de hecho nuestros líderes están todo el tiempo hablando de economía.. La fábula del griego Esopo sobre la cigarra cantarina y ociosa frente a la hormiga laboriosa y ahorradora sintetiza ejemplarmente la actual situación interna de la Unión Económica y Monetaria Europea (UEM). En el terreno comercial, Alemania tuvo el año pasado excedente de 136 millardos de €, Holanda y Bélgica de 38 cada una, mientras que España tiene un déficit de 52, solo superado por Francia y Gran Bretaña, que llega a 92,6. Si se añaden otros datos como la balanza de pagos o el endeudamiento global, incluido el del sector privado, la conclusión es que la Unión Monetaria ha beneficiado a todos los socios. Caso particular son los británicos, que a pesar de ser los más endeudados se benefician de la City, el mayor mercado en €, y gozan del privilegio de ser los más cantarines gracias a una excelente prensa en el latín del siglo XXI. El Euro fue fruto de un pacto político en el que Alemania puso lo mejor que tenía, el marco, con la condición de que se respetaran las normas de la cultura de estabilidad, definidas en Frankfurt. En 2004 fue necesario reformar el pacto de estabilidad tras una situación de crisis que puso de manifiesto una doble vara de medir al rechazar extender a Alemania y Francia las sanciones impuestas a Portugal. Ahora, tras la dura fase de ajuste de su generoso Estado de Bienestar con los paquetes Harz de Schröder y Merkel, Alemania se ha hecho más competitiva mientras que otros socios han perdido competitividad al orientar su economía hacia un mayor consumo o a burbujas como la inmobiliaria. Antes de la Unión Monetaria, el ajuste era la devaluación que daba un respiro temporal, hoy hay que encontrar otros métodos para lograr un nuevo equilibrio. Una primera receta es afirmar que los austeros, Alemania debe consumir más y los derrochadores menos, cosa que es más fácil de decir que de hacer. Sin embargo, no se trata de compartimentos estancos. El frenesí del ladrillo no fue sólo una ilusión de enriquecimiento fácil favorecida por leal abaratamiento del dinero fruto de la Unión Monetaria, por laque medio país engañaba al otro medio. Participaron también inversores alemanes, basta con preguntar los precios de las viviendas a los jóvenes en Baleares o Canarias. Burbuja que se ha producido también en Japón, Estados Unidos, Gran Bretaña o Irlanda, de la que es difícil salir porque la otra cara de la moneda es el grado de implicación del sector financiero. De momento, Grecia está en el ojo de mira. Por dos razones, como cigarra no solo ha cantado sino que ha engañado sobre su situación, con la ayuda de voraces bancos norteamericanos; la otra es que los especuladores concentran su fuego en el eslabón más débil de la cadena. En la lista de prioridades figuran otros, entre ellos Irlanda, Portugal o España también cigarras exitosas, e incluso la Gran Bretaña que ya vivió la amarga experiencia de versa descabalgada del sistema monetario europea por la especulación. . La cuestión es actuar con decisión y solidaridad, además de la defensa del propio interés, para ayudar al que se ayuda a sí mismo. La Unión actual contiene claras limitaciones para poder reaccionar de modo rápido, y el expediente del Consejo Europeo de marzo ha aportado sólo un respiro, no es un paso serio hacía adelante. El problema está en explicar a las opiniones públicas de los países el sentido de los sacrificios, para las cigarras la necesaria dieta de austeridad y recortes tras una etapa en la que la solidaridad europea ha sido decisiva para la modernización de sus economías y trabajar más como hormigas. Para otros, los alemanes en cabeza, pero también el Benelux, con dificultades en casa, superar la sensación de ser las hormigas que trabajan para las cigarras. El modelo exportador alemán no es exportable sin más a toda la Unión, como el chino no lo es a todo el mundo. Una política industrial europea es importante de cara al futuro, defendiendo no solo sectores tradicionales como la automoción o la química sino también sectores de futuro como el TIC (telecomunicación e informática), energías renovables y equipamientos ecológicos. La construcción europea es un camino de crisis de crecimiento de las que en cada ocasión ha salido más reforzada. La andadura del Euro ha superado todas las previsiones. Ahora tenemos que fortalecer la Unión Monetaria Económica y Política con una cultura de trabajo y esfuerzo común. En el mundo globalizado del G 20, el Euro es un instrumento irremplazable. Conclusión En este comienzo de legislatura europea, ante la cargada agenda global del G 20, la Unión Europea debe estar a la altura de los desafíos planteados: salir de la crisis y revivir la economía creando empleo y avance tecnológico, reorganizar el sistema financiero global y recuperar la confianza, concluir la ronda de Doha de comercio internacional y hacer frente al cambio climático. El Presidente Barroso, al presentar ante el PE sus “Orientaciones políticas para la próxima Comisión”, se formuló la pregunta ¿Queremos ser líderes, modelando la globalización sobre la base de nuestros valores e intereses, o dejaremos que otros tomen la iniciativa y aceptaremos los resultados que estos modelen?, en claro contraste con la línea neoliberal y un tanto “pasotista” de su primer mandato. Como dijo Jean Monnet, “la misma Comunidad no es más que una etapa hacia las formas de organización del mundo del mañana”. Es de esperar que, tras la travesía del desierto que supuso un 2009 en plena crisis con una inexistente Presidencia del Consejo checa y una voluntariosa Presidencia sueca, la Presidencia española consiga el resultado de encarrilar el Tratado de Lisboa y fortalecer la gobernanza económica europea. 1 Baron Crespo, Enrique“Berlín, de muro a puerta”, Conferencia dictada en la Real Academia de España en Roma, 10/11/2009 2 “7 Jan 2010 ... Speech by the President of the European Council,. Mr. Herman Van Rompuy pronounced today at the. "Klausurtagung” of the CSU-Landesgruppe ... www.consilium.europa.eu/uedocs/cms_data/docs/pressdata/.../112174.pdf 3 TGAE “Think global, act european”, Notre Europe, www.notre-europe.eu, marzo 2010 Criterios Legitimidad política y construcción europea E. Kostka Fernández E. Kostka Fernández é Doutor en Ciencias Políticas e Socioloxía pola Universidade Complutense. E. Kostka Fernández es Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense. Legitimidad política y construcción europea E. Kostka Fernández En este artículo nos detenemos, desde la perspectiva de la Ciencia Política, en aspectos teóricos del concepto de legitimidad y lo vinculamos al proceso de construcción europea, en busca de criterios que nos permitan evaluar el grado de legitimidad de las instituciones europeas y su percepción ciudadana. En primer lugar definimos el concepto de legitimidad desde una vertiente política, para posteriormente, y a partir de los presupuestos planteados, identificar los problemas de legitimidad política en los que entendemos se encuentra la Unión Europea, al menos desde la percepción de la doctrina y de los ciudadanos. Pero hagamos antes unas reflexiones introductorias que nos permitan conocer con precisión el estado de la cuestión. En las últimas décadas el apoyo popular al proceso de integración europeo se ha reducido de forma significativa, como muestran todos los trabajos demoscópicos. Esta insatisfacción con la construcción europea ha tenido como consecuencia un distanciamiento progresivo de los ciudadanos de las instituciones europeas, lo que en la práctica se ha hecho evidente en el descenso de la participación en las elecciones al Parlamento Europeo, y en los noes registrados en los referendos ratificatorios del Tratado Constitucional en Francia y en los Países Bajos en el año 2005. Todo ello apunta a la existencia de una crisis de legitimidad en la Unión Europea. Entre otros, esta crisis gira fundamentalmente en torno a tres déficits paralelos : por un lado, un déficit de legitimidad en el proceso primigenio de construcción europea, derivado de la inexistencia de un poder constituyente, depositario de la soberanía, que diera origen a una organización política dotada de una Constitución. Por otro un déficit democrático, atribuido a la existencia de lejanas instituciones no electas, al exceso de burocratización, a la falta de transparencia y al escaso control en el proceso de toma de decisiones de la Unión Europea. Por último, un déficit social, atribuido a la descompensación entre la integración económica, dirigida a la creación de un mercado único, y la integración social, destinada a formular políticas redistributivas o compensatorias. No podemos detenernos aquí en lo que consideramos un problema de origen en el déficit de legitimidad de la Unión Europea, referido a la construcción de un ente jurídico -político y económico, que ha adquirido la forma de un protoestado, sin llegar a ser un estado, sino una unión de estados, posiblemente confederados, cuyas relaciones se regulan por tratados institucionales y no por textos constitucionales. Esta crisis de legitimidad no es nueva, sino que encuentra su origen en el mismo inicio del proceso de construcción europea. Desde su fundación, como se sabe, la comunidad política europea se rigió por los Tratados Constitutivos: el Tratado de París y el Tratado de Roma y, posteriormente, por los Tratados y Actas que los modificaron: Bruselas, Acta Única Europea, Maastricht, Ámsterdam, Niza y los sucesivos Tratados de Adhesión. Todos ellos fijaron y fijan las normas de funcionamiento y la actuación de las instituciones europeas. Pero lo cierto es que no existe ni ha existido en la construcción europea, un proceso constituyente que dote a los estados de un verdadero texto constitucional y que permita hablar de pacto social, de acto soberano constituyente, de legitimidad democrática o de principios para configurar algún modelo federal o confederal efectivo de relación entre el poder central y la periferia. 1 El último hito del proceso lo constituye el Tratado de Lisboa 2, firmado por los representantes de todos los estados miembros de la Unión Europea en Lisboa el 13 de diciembre de 2007, que vino a sustituir al fracasado “Tratado por el que se establece una Constitución para Europa”. 3 Hemos dedicado otro artículo en esta misma revista a poner de manifiesto que como el propio nombre indica, no se trataba de un texto constitucional, sino de un mero Tratado Internacional con déficit de legitimidad política y no concordante con los principios que fundamentan democráticamente un texto constitucional. Algunas de las reformas más importantes que introduce el vigente Tratado de Lisboa son la reducción de las posibilidades de 1 El profesor Javier Ruipérez, constitucionalista miembro de la Escuela de Salamanca otrora liderada por Tierno Galván y discípulo destacado del Profesor de Vega, ahonda con profusión y acierto en todos estos temas es su prolija obra sobre el constitucionalismo y el federalismo. 2 Con este tratado la Unión Europea se dota de capacidad y personalidad jurídica, aunque creemos que no de legitimidad, para firmar acuerdos internacionales a nivel comunitario. 3 El “Tratado por el que se establece una Constitución para Europa” cuyo proyecto había sido aprobado el 18 de junio de 2004, lo firmaron en Roma los Jefes de gobierno de los países que formaban la Unión Europea el 29 de octubre de 2004. El 12 de enero de 2005, el Parlamento Europeo aprobó una resolución por 500 votos a favor, 137 en contra y 40 abstenciones, en la que recomendó a los Estados miembros que ratificaran la Constitución. En algunos países, el tratado fue sometido a referéndum que tuvo resultados distintos y mientras en España los electores lo aprobaron con una baja participación (44%), en Francia y Holanda fue rechazado con una alta participación, 69 y 63% respectivamente, lo que provocó una nueva crisis institucional europea. estancamiento en el Consejo de la Unión Europea mediante el voto por mayoría cualificada, un Parlamento Europeo con mayor peso al hacer el procedimiento de decisión conjunta con el Consejo de la Unión Europea y la creación de las figuras de Presidente del Consejo Europeo y Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Algunas de estas acciones están sin duda dirigidas a dotar de una mayor democratización y transparencia las decisiones sobre las políticas comunitarias, pero adolecen aún así de la suficiente legitimidad y apoyo social. Y ello a pesar de que el Tratado de Lisboa da un paso más hacia la democratización y hace que la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea sea vinculante jurídicamente. La aceptación por parte de la doctrina 4 y de las propias autoridades de las instituciones europeas de una crisis de legitimación en el proceso europeo, ha llevado a que desde la última década del siglo pasado una buena parte de las acciones adoptadas en la Unión Europea tenga presente la idea de la falta de legitimidad que se observaba en la construcción europea e incluya, al menos en algún grado, esta idea en los tratados y de forma 4 Son numerosas las referencias bibliográficas sobre los problemas de legitimidad en la Unión Europea en lengua inglesa, no así en castellano. Entre las primeras destacamos: Anthony Arnull y Daniel Wincott, “Accountability and Legitimacy in the European Union”, Oxford University Press, 2002. Beate KohlerKoch y Berthold Rittberger, “Debating the Democratic Legitimacy of the European Union”, Rowman & Littlefiel Publishers, 2007. Jaques Thomassen, “The Legitimacy of the European Union After Enlargement”, Oxford University Press, 2009. Hermann Schmitt y Jaques Thomassen, “Political representation and legitimacy in the European Union”, Oxford University Press, 2009. Peter Nedergaard, “European Union Administration: Legitimacy and Efficiency”, Martinus Nijhoff Publishers, 2007. Thomas F. Banchoff y Kevin P. Smith, “Legitimacy and the European Union: the Contested Polity”, Routledge, 1999. Albert Weale y Michael Nentwich, “Political theory and the European Union: legitimacy”, 1998. David Beetham y Lord Christopher, “Legitimacy and the European Union”, Longman, New York, 1998. Christophe Crombez, “The Democratic Deficit in the European Union: much ado about nothing?”, European Union Politics, 2003. Andrew Moravcsik, “In defense of the democratic deficit: reassessing legitimacy”, Journal of common Market Studies, 2002, págs. 603-624. Giandomenico Majone, “Europe’s democracy deficit: the question of standards”, European Law Journal, 2004, 4 págs. 5-28. Robert A. Dahl, “A Democratic Dilemma: System Effectiveness versus Citizen Participation”, Political Science Quarterly, 1995, volume 109, págs. 23-34. trasversal en las grandes políticas. Pero detengámonos en el concepto de legitimidad para comprender la dimensión de la crisis de legitimidad que alegamos en la Unión Europea. El concepto de legitimidad Desde la perspectiva de la Ciencia Política, entendemos que la legitimidad está basada en la creencia en los valores compartidos por los miembros de la sociedad de lo que constituye el derecho a gobernar. La legitimidad se encuentra determinada, por la concordancia de la actuación de los gobiernos con los valores y las normas sociales imperantes, pero también es necesario atender a la relación entre las creencias de los ciudadanos y la estabilidad política, aspecto que ha sido objeto de estudio por parte de algunos teóricos de la socialización política y donde la legitimidad se asocia a valores sociales. 5 De este modo, los líderes políticos y sociales no sólo dan forma a los valores sociales, sino que al mismo tiempo son influidos por ellos. Carl Friedrich define la legitimidad como el derecho a gobernar, derecho que se encuentra fundado en un sistema de creencias compartidas. La necesidad de acuerdo de los valores fundamentales es más grande o más pequeña en diferentes culturas, pero en todas debería estar incluido “el tipo de gobierno que se considera correcto y el tipo de gobernante que tiene derecho a gobernar” 6 Los valores fundamentales que vincula a legitimidad pueden ser clasificados en: religiosos, tradicionales, jurídicos, constitucionales, de procedimiento o pragmáticos , y los 5 David Easton, “A Framework for Political Analysis”, Englewood Cliffs, Prentice-Hall, 1965, pág. 110. Carl Joachim Friedrich, “Man and his Government: An empirical Theory of Politics”, McGraw-Hill Book Company, New York, 1963, pág. 238. 6 basados en la obtención de resultados. 7 Friedrich proporciona un ejemplo claro: «La legitimidad democrática en los estados modernos está [...] sujeta a exámenes de resultados, especialmente en el área económica, y la legitimidad se basa en la pref erencia de la mayoría expresada en elecciones [...] de acuerdo con los resultados de actuación.» 8 Por extensión, la actuación de los gobiernos, afecta al grado en el cual el sistema político es percibido como legítimo. Las creencias compartidas por los miembros del colectivo social y los resultados de actuación de los gobiernos, son parámetros que nos permiten medir el grado de legitimidad, el cual puede ser valorado y acomodado a través de reformas en las estructuras internas, en los procesos y en las manipulaciones externas de símbolos. Los índices para saber dónde y cuándo una crisis de legitimidad se puede estar fermentando, y la creencia de que estas crisis pueden ser evitadas, inspiró la escuela de los teóricos del desarrollo político. Este es el interés de los argumentos que queremos exponer. En primer lugar, y una vez definidos los conceptos, determinar si en el seno de la Unión Europea se puede estar produciendo en algún grado una crisis de legitimidad político-institucional y, en segundo lugar, aportar elementos teóricos que nos permitan eludir la posible crisis de legitimidad. La importancia de la comprensión de las creencias de los ciudadanos sobre el sistema político, ha sido reconocida por teóricos del desarrollo político y económico. Durante la década de los años sesenta y setenta del pasado siglo, diferentes autores han 7 8 Idem. pág. 236. Idem. pág. 236. recogido datos sobre el proceso por el cual un individuo aprende las “disposiciones políticamente relevantes y los modelos de comportamiento de su grupo social”. 9 La primera preocupación de estos estudios, lanzados bajo la rúbrica de la socialización política, era la discusión de la influencia de determinadas variables en la cultura política y en la salud de los sistemas políticos; por ejemplo, la función de las élites, los efectos de la educación, las consecuencias de una rápida industrialización en la cultura política, las tecnologías de la comunicación, etc. Lo que se corresponde con la visión de David Easton, de que un sistema político está constituido por los modelos de interacción de los actores políticos, preocupados por la “distribución autorizada de valores” en la sociedad. 10 Inicialmente se esperaba que por medio de la recogida empírica de datos pudiera emerger un modelo de desarrollo que no implicara una crisis de legitimidad de los regímenes. Estabilidad política y orden fueron concebidos como medios y como fines para alcanzar la “modernidad”. Samuel Huntington ejemplifica esta proposición: “La distinción política más importante entre países no se refiere a su forma de gobierno, sino a su grado de gobierno.” Para Samuel Huntington, quien desde nuestro modesto entender creemos que exagera, las diferencias entre democracia y dictadura, son menores que las diferencias entre los países en los que existe consenso y sentimiento de comunidad, y aquellos países en los que la política es deficiente en estas cualidades. 11 9 Kenneth P. Langton, “Political Socialization”, Oxford University Press, New York, 1969, pág. 4. David Easton, 1965, op. cit. pág.110. 11 Samuel P. Huntington, “Political Order in Changing Societies”, Yale University Press, New Haven CT, 1968, pág. 1. 10 Leonard Binder 12 identifica cinco tipos de crisis en el modelo de desarrollo de los países y que trasladamos al final de este artículo a la Unión Europea, en la búsqueda de una hipotética crisis de legitimidad política. Estas crisis son de identidad, de legitimidad, de participación, de penetración y de distribución. Por crisis de identidad, Binder entiende que los miembros de una comunidad política no pueden relacionarse subjetivamente u objetivamente con el sistema político. La crisis de legitimidad se refiere a los cambios en la naturaleza de la autoridad política, de la que se espera la lealtad de los ciudadanos. La crisis de participación es valorada como “la más aparente y ubicua forma en la que los cambios polí ticos contemporáneos han ocurrido”. 13 Aunque a primera vista un incremento en el número y en el grado en que la gente se involucra en el proceso político puede ser positivo, Binder advierte, creemos humildemente que de forma errónea, que la participación generalizada de personas, puede obstaculizar la eficacia de las operaciones del gobierno. Por ello, propone el empleo de asociaciones de interés, en adición a la representación directa, para la difusión de información. No creemos en las fórmulas de participación ciudadana propuestas, aunque sólo sea porque implican menos democracia. Hoy los problemas de participación ciudadana y electoral son fácilmente soslayados por las nuevas tecnologías y deben ser fuente orientadora de la acción del gobierno. Entendemos que el problema de la participación está estrechamente relacionado con la crisis de legitimidad polític a en 12 Leonard Binder, “Crisis and Sequences in Political Development”, Princeton University Press, Princeton, New Jersey, 1971. 13 Idem. pág. 58. el seno de la Unión Europea y con la lejanía con la que los ciudadanos ven los asuntos políticos europeos. La crisis de penetración, se refiere a lo que una buena parte de las sociedades occidentales están experimentando en la actualidad: el crecimiento y la expansión del sistema político en manos del dominio privado. Por último, la crisis de distribución a la que hace referencia Binder, es una llamada a la intervención de los estados para hacer frente a las crecientes expectativas de las sociedades. Peter Berger ofrece una dimensión distinta del concepto de legitimidad política, no sólo por el ente al que otorga la capacidad de determinar la legitimidad, sino también por la situación dada. Sostiene que la legitimidad puede ser determinada mediante la agregación de opiniones subjetivas, sobre la corrección de ciertos acuerdos sociales que demuestran ser justos y dignos de apoyo. 14 Para él, una pequeña muestra es necesaria para determinar la valoración de la legitimidad de un acuerdo social. Sus planteamientos permiten deducir: (a) Cuáles son los valores compartidos a través de la aceptación o rechazo de los acuerdos sociales existentes. (b) Qué debería ser un acuerdo social en un contexto dado, a partir de las valoraciones del acuerdo existente como desviado de los resultados esperados. (c) Cuál es la naturaleza precisa de la relación entre creencia e intereses creados, asumiendo que los últimos afectan claramente a los primeros, aunque la forma en que la gente 14 Peter L. Berger, New attack on the legitimacy of business, Harvard Business Review, Nº 5, 1981, págs. 82-89. entiende sus propios intereses, está en cambio influida por sus creencias. 15 La fuente de legitimidad se hace residir dentro del deseo colectivo de individuos poseedores de poder. Entendemos que la concepción de legitimidad propuesta por Peter Berger implica fluctuaciones naturales en su status, generadas por la influencia de campañas publicitarias, de tendencias institucionales o sociales, y de fuerzas económicas o tecnológicas. La legitimidad política, desde nuestro parecer es dependiente de la percepción que la gente tiene de cómo las instituciones cumplen sus expectativas, cualesquiera que éstas sean. Si como presuponemos, tales expectativas pueden ser determinadas, parece racional en este caso la utilización de la información sobre los cambios en necesidades y valores en beneficio de la institución. Cuatro puntos en la búsqueda y construcción del concepto de legitimidad queremos dejar claros: (a) La legitimidad transformaciones en no es estática; las condiciones cambia sociales, debido en las expectativas de las sociedades o por medio de actos de los dirigentes políticos. (b) No se trata de un valor inherente ni a la democracia ni a regímenes totalitarios; es un estado que se alcanza. (c) La legitimidad, en algún grado, reside en la prevalencia de la creencia de los ciudadanos sobre lo que es la corrección de una institución. 15 Idem. (d) Se trata de una condición deseable porque el consentimiento de los gobernados facilita la eficacia del gobierno. Podemos asumir que la legitimidad se encuentra tan determinada por índices subjetivos, valores sociales, expectativas y percepciones de los ciudadanos, como por el carácter jurídico de las normas, pero no podemos asumir que la aceptación del sistema político se traduzca en la aceptación de las instituciones y de los entes público-administrativos como legítimos. La construcción del concepto de legitimidad política llevada a cabo por algunos teóricos de la Ciencia Política, enlaza la Administración Pública con el sistema político, estableciendo una curiosa reciprocidad: un gobierno legítimo engendra una burocracia legítima y una burocracia legítima refuerza un gobierno legítimo. En términos sistémicos, se produce el efecto de que un sistema ilumina a los otros subsistemas. Las anteriores aportaciones conceptuales y la definición del concepto de legitimidad, nos permite trasladar los planteamientos teóricos al modelo de construcción de la Unión Europea y especialmente al grado de legitimidad de los procesos, de las instituciones y de los textos jurídico-políticos en los que se fundamenta. La legitimidad, o su falta, en la construcción europea Desde los inicios de la construcción europea se ha argumentado con frecuencia que el “déficit democrático” ha sido el causante de los bajos porcentajes de aceptación del proyecto político europeo y de la lejanía con la que los europeos perciben los procesos y las instituciones. Estos argumentos son aplicables a todo el proceso de construcción europea desde sus orígenes hasta nuestros días, y lo cierto es que se trata, a nuestro modesto entender, de un asunto relevante para la consolidación del proyecto de crear una verdadera entidad estatal supranacional europea. La legitimidad de los procesos políticos, de las instituciones y de las normas que las regulan, es determinante para garantizar la aceptación y la participación de los ciudadanos en las mismas. Nos sorprende que siendo este un axioma comúnmente aceptado, central en la actuación política de las sociedades democráticas, hayamos establecido desde los orígenes de la comunidad europea mecanismos, procesos y procedimientos de actuación política, no concordantes con el principio político señalado. Desde sus orígenes hasta finales de la década de los años setenta del pasado siglo, la legitimidad de las instituciones europeas venía dada por la legitimidad de los parlamen tos nacionales, que eran quienes ratificaban los Tratados y dotaban de legitimidad democrática los actos políticos supranacionales. Desde entonces, se han hecho esfuerzos por democratizar y legitimar los procesos políticos europeos, especialmente desde jun io de 1979, fecha en la que se elige por primera vez un Parlamento Europeo electo, que sustituía a la vieja Asamblea Parlamentaria consultiva, integrada por representantes de los parlamentos nacionales de los estados miembros. El Tratado de Maastricht de 1 992 introducía en el ámbito competencial del Parlamento Europeo, el procedimiento legislativo de la codecisión en determinadas materias, que le permitía legislar en igualdad de condiciones con el Consejo Europeo y poder hacer uso de la capacidad de veto. El Tratado de Ámsterdam de 1997 supuso un nuevo paso de democratización y se fortalecieron un poco más los poderes del Parlamento, al ampliar las materias de codecisión 16 y simplificar los procesos de decisión. Al mismo tiempo se incrementaba el poder de control político del Parlamento Europeo, al concederle la potestad de dar su aprobación a la elección del poder ejecutivo comunitario representado en el Presidente de la Comisión Europea. El Tratado de Niza de 2001 concedió nuevas prerrogativas a la Cámara europea, otorgándole el derecho de recurso ante el Tribunal de Justicia, como medio de control de la legalidad de los actos y de las decisiones que emanan de las instituciones europeas. Por último, el Tratado de Lisboa que se firmó el 13 de diciembre de 2007, aunque hubo de ser ratificado posteriormente por los 27 Estados miembros. Uno de sus principales objetivos como explícitamente se hizo público fue aumentar la democracia representativa y de los procesos de decisión en la Unión Europea, para dar respuesta a las expectativas de los ciudadanos en materia de legitimidad, responsabilidad, apertura, transparencia y participación. Los esfuerzos por dotar de mayor legitimidad democrática las instituciones y los procesos políticos europeos, han sido hasta la fecha a todas luces insuficientes. Si analizamos la literatura de la doctrina sobre la crisis de legitimidad en el proceso de construcción europea y retomamos el modelo teórico sobre la legitimidad política al que nos referíamos más arriba, todo indica 16 Entre las nuevas materias de decisión destaca: el empleo, la política social, la libertad de circulación de las personas, las mercancías y los capitales, o la participación en pié de igualdad con el Consejo en los reglamentos que regulan la concesión de ayudas estructurales de desarrollo. que la Unión Europea, usando términos jurídicos, realiza todos los “elementos del tipo” crisis de legitimidad política. Crisis de legitimidad de origen al no existir un verdadero proceso constituyente, soberano único, que cree un entramado constitucional que funde la nueva organización política. Vulneración flagrante de la soberanía que reside en cada ciudadano europeo, quienes son despojados de ella al trasladarse supuestamente a las instituciones europeas, a través de los estados miembros. Indefinición en cuanto al modelo de sistema político que se quiere construir. Desde la Ciencia Política la Unión Europea es una unión de estados regulados por tratados internacionales, configurando un que carecen modelo de político constitución que se común, acerca al confederalismo sin serlo. Falta de democracia en los procesos de construcción europea y en la designación de cargos políticos. Los cargos europeos de mayor relevancia no son elegidos por los ciudadanos. El modelo de Leonard Binder que expusimos al principio nos permite identificar en la Unión Europea los cinco tipos de crisis que incluye su modelo teórico. Existe una crisis de identidad porque los ciudadanos europeos no parecen relacionarse subjetiva y objetivamente con su sistema político. Existe una crisis de legitimidad por la naturaleza de los cambios en la autoridad política. Existe una crisis de participación derivada del escaso interés y participación en los procesos electorales y en otras formas de participación política. Existe una crisis de penetración porque no sólo resulta evidente la expansión del dominio privado en el sistema político, sino que la propia Unión Europea nace como una entidad económica antes que política. Y el quinto aspecto que menciona Binder se refiere a la crisis de distribución, que también parece obvio que existe, puesto que cada vez los estados tienen más dificultades para hacer frente a las crecientes expectativas sociales. Por último, no podemos dejar de mencionar el importante papel que juega en la crisis de legitimidad que percibimos, el complejo y asimétrico entramado institucional y burocrático, fundamentada en los déficits de transparencia, cercanía, eficacia, eficacia, responsabilidad, moralidad y democracia. 17 Conclusiones y propuestas Iniciábamos el texto definiendo el concepto de legitimidad desde la perspectiva de la Ciencia Política y lo vinculábamos al proceso de construcción de la Unión Europea. El objetivo era identificar y analizar las causas de esta crisis de legitimidad. Asociábamos la legitimidad a la concordancia con los valores socialmente compartidos y con las normas imperantes, lo que debe implicar creencia y querencia de los ciudadanos hacia el sistema político que les rige. De forma muy sincrética, y a modo de conclusión, podemos definir la legitimidad política como el derecho a gobernar socialmente aceptado. 17 Richard S. Katz, “Models of democracy: elite attitudes and the democratic deficit in the European Union”, European Union Politics, 2001, págs. 53-89. Identificado, definido y analizado el problema de la crisis de legitimidad en el proceso de construcción europea, realizamos ahora propuestas encaminadas a dotar de mayor legitimidad las instituciones, las decisiones y las políticas públicas europeas. Sin duda, el Parlamento Europeo debe y puede contribuir a fortalecer la legitimidad democrática y solventar la lejanía con la que los ciudadanos perciben las instituciones europeas. La legitimidad democrática, simplificando, siempre precisa más democracia y ésta se alcanza cuando los ciudadanos sienten que las instituciones que les representan y que les gobiernan son fruto de la voluntad expresada por todos los ciudadanos de forma libre y directa, y con información clara, sencilla y cercana. Creemos esencial en la búsqueda de la legitimidad convertir al Parlamento Europeo en un verdadero poder legislativo. Debemos avanzar hacia una legislación electoral única y hacia la plena igualdad en los principios de representación democrática. La pluralidad de sistemas electorales y las distorsiones de representación electoral, produce efectos de desigualdad en la representación política. Debemos avanzar hacia la promulgación de una ley europea que regule los partidos políticos europeos, creando organizaciones políticas visibles y eficaces, que sirvan de correa de transmisión de las voluntades políticas y que sean verdaderos agentes de representación política de los ciudadanos. Debemos avanzar hacia la elección directa del Presidente de la Comisión Europea. Sólo así los ciudadanos percibirán a la Unión Europea como alguna forma de entidad política real, compacta y con legitimidad de acción política. El actual proceso de designación del Presidente de la Comisión Europe a, contribuye en buena medida a la ausencia de legitimidad y a la lejanía con la que los ciudadanos perciben este cargo. Su no elección de forma directa por los ciudadanos europeos es la causa principal, a nuestro entender, de la lejanía con la que los ciu dadanos perciben la Europa institucional, al no percibir un claro líder europeo elegido democráticamente, que aúne los intereses de los estados miembros y que esté al frente de un ejecutivo con legitimidad democrática. Es preciso simplificar los procesos burocráticos y hacerlos más accesibles a los ciudadanos y, en la misma línea, hacerlos perceptibles a los ciudadanos, quizá a través de la descentralización de las instituciones europeas. Sin duda el Parlamento debe ser llamado a liderar el proceso de incremento de la legitimidad democrática de las instituciones y los procesos europeos, no sólo por ser el órgano de representación de una ficticia soberanía europea, sino porque su naturaleza electa dota por si sola de legitimidad democrática las decisiones que de él emanan. Es un deber de los gobernantes buscar la máxima legitimidad de la autoridad que ejercen y de las instituciones que usan para ejercer ese poder. De ahí que se deban emprender todos los pasos necesarios para la configuración de un verdader o sistema político europeo, configurado por normas jurídico políticas que estén dotadas de la mayor legitimidad política, para lo que a todas luces es imprescindible que emanen de la irrenunciable soberanía de los ciudadanos europeos. Sólo así construiremos instituciones políticas legítimas. Criterios La política de cohesión en la estrategia UE2020: nuevos desafíos para Galicia José Luis Méndez López José Luis Méndez López é Director Xeral de Caixa Galicia. José Luis Méndez López es Director General de Caixa Galicia. La política de cohesión en la estrategia UE2020: nuevos desafíos para Galicia José Luis Méndez López “Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho”. Declaración de Schuman, 9 de mayo 1950 Introducción Por decisión del Consejo de 1 de enero de 2007 relativa al orden del ejercicio de la Presidencia del Consejo, España preside la UE en este primer semestre de 2010, seis meses decisivos en la reciente historia europea. Su inicio coincide con la entrada en vigor del nuevo Tratado de Lisboa, después de un proceso largo y costoso, no exento de incertidumbres, ante el rechazo inicial de Irlanda en la primera consulta popular y la posición remolona de Polonia. Finalmente la UE de 27 miembros dispone de una nueva arquitectura institucional que incorpora novedades importantes en su gobernanza, toma de decisiones y políticas que comentaremos en estas páginas. Coincide también con los primeros indicadores económicos positivos después de dos años de duro castigo. La crisis económica y financiera que aún sacude a la mayoría de los Estado Miembros, comienza a dar las primeras alegrías. Por el momento son síntomas de una recuperación todavía tímida y frágil, que no aconseja la retirada de las políticas de estímulo fiscal implementadas por la Comisión y los Estados Miembros. Esta crisis ha dejado una abultada factura en términos de desempleo, destrucción de tejido productivo y deuda pública. Hacer frente a estos desafíos será una parte sustancial de la futura Estrategia UE2020, cuyas directrices clave acaba de aprobar el Consejo de Europa de Primavera reunido en Bruselas los pasados 25-26 Marzo. Con el horizonte puesto en el 2020, las líneas maestras de esta nueva hoja de ruta apuestan por una Europa más verde y mejor conectada, por una Europa más integradora por un nuevo modelo productivo con mayor peso de la industria, mas innovación y, en definitiva, una mayor orientación hacia la producción de bienes y servicios basados en el conocimiento. La UE siempre avanzó a partir de sus crisis. De tanto manejarlas algunas palabras terminan perdiendo su sentido originario. Tal sucede con la palabra crisis, procedente del vocablo griego (krisis) que deriva del verbo krinein cuyo significado es separar, juzgar o decidir. Si consultamos el Diccionario de la RAE, encontramos siete acepciones para este vocablo: “cambio brusco”, “mutación importante” o “momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes” son los significados mayoritarios. Términos que en principio no arrastran ninguna valoración negativa o pesimista. Sin embargo, el lenguaje de los medios de comunicación viene identificando crisis con una “situación dificultosa o complicada”, atribuyéndole una connotación negativa a esta palabra, que ha terminado por imponerse en el lenguaje de los ciudadanos.18 Quizás debido a esta carga negativa, el lenguaje político tardó tanto tiempo en hacer uso de este término con naturalidad. Los intentos de sustituirlo por sucedáneos como “desaceleración” o “pérdida de impulso” solo contribuyeron a minar la credibilidad del discurso y a deteriorar la confianza de los ciudadanos. Se desperdició así una ocasión inmejorable para aprovechar, desde el primer momento todo, el potencial transformador que encierra este vocablo. Para Albert Einstein, uno de los mayores genios del pasado siglo, “la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La 18 GRIJELMO, A. La seducción de las palabras. Punto de Lectura. Madrid 2007 creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura. Es en las crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias”. La historia de la UE es una buena prueba de ello, siempre avanzó a partir de sus crisis. El tratado de Roma (1957) se firma después del primer revés de la construcción europea (1954), cuando Francia se niega a ratificar el tratado sobre el proyecto de Comunidad de Defensa Europea (CED). Una década después, el Tratado de fusión de las tres Comunidades Europeas existentes entonces (CECA, CEE y EURATOM), por el que se crea una única Comisión Europea y un solo Consejo Europeo para las tres Comunidades, también conocido como el Tratado de Bruselas, fue firmado el 8 de abril de 1965 por los Estados miembros después de una nueva crisis entre Francia y el Reino Unido. Coincidiendo con la dura crisis de 1973 provocada por el primer shock del precio del crudo, se realiza una primera ampliación con Irlanda, Reino Unido y Dinamarca. A finales de los 70 se crea también el SME en lo que supuso el primer paso para la consecución de una unión económica y monetaria. Se creó el FEDER, equivalente al FEOGA, para hacer frente a los problemas de la crisis industrial que castigaba con dureza a ciertas regiones. Durante estos años, cuando el protagonismo económico de la CE estaba dominado en buena medida por la PAC, la crisis provocada por la dura oposición del gobierno de Gran Bretaña, se saldó finalmente con la creación del "cheque británico", que compensaba el menor peso de la agricultura en la economía inglesa. La década de los 80 se inició en un clima de depresión económica internacional, que comenzó en 1979 y se prolongó hasta 1982. En contraste con el clima general de crisis, estos fueron años fecundos en la historia de la UE. Se produjo la segunda ampliación con la incorporación de Grecia (1981) y posteriormente España y Portugal (1986). Bajo la presidencia de J. Delors se realiza la primera modificación sustancial de los tratados fundacionales con la firma del Acta Unica (1986), se redefinen y se amplían los recursos financieros de los fondos estructurales: FEDER,FSE, FEOGA y se crea, a propuesta española, el Fondo de Cohesión (1989) para conseguir el objetivo de una mayor cohesión económica y social entre los diversos países y regiones de la Comunidad.Y en este mismo año, coincidiendo con la caída del muro de Berlín, el propio J. Delors afirmaba en el Colegio de Europa en Brujas "la historia se está acelerando y nosotros debemos hacerlo con ella...". Los hechos son bien conocidos. A la reunificación alemana en octubre de 1990, siguió la firma del Tratado de la Unión Europea, popularmente conocido como "Tratado de Maastricht", que entró en vigor el 1 de noviembre de 1993. La firma de este Tratado constituye un hito en el proceso de creación de la UE, pues establece unas normas claras para la futura moneda única, la política exterior y de seguridad común, así como la necesidad de reforzar la cooperación en materia de justicia e interior. Con Maastricht la Comunidad Europa (CE) abre paso a la Unión Europea (UE) que, su promotor J. Delors, concebía como una unión económica y monetaria con mercado único en el que personas, bienes, servicios y capitales circulan con la misma libertad que en el interior de un país. Una Unión a la que se sumaron en enero de 1995 Austria, Suecia y Finlandia Tras la crisis de los Balcanes, después de siete años de negociaciones y la firma del Tratado de Niza (2001), el 1 de enero de 2004 ocho países de Europa Central y Oriental (Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia) a los que se sumaron de Chipre y Malta se incorporaron a la Unión Europea en la ampliación más ambiciosa que nunca se había acometido. Con ello se ponía fin a la división de Europa decidida sesenta años antes por las grandes potencias en Yalta y se conjuraba también el peligroso vacío de poder que habría generado la caída del Muro de Berlín. Fue la última gran ampliación que añadió 10 nuevos Estados miembros a la UE15 y que finalmente sería completada con la incorporación, a partir de 2007, de Bulgaria y Rumanía completando la UE27 que hoy conocemos. ¿Existiría la UE actual sin la tragedia de las dos grandes guerras?. ¿Acaso el proceso de construcción de la UE no está jalonado de crisis que ponen a prueba la capacidad de sus instituciones y de sus líderes?. Este apretado recorrido por la historia de la UE, pone de manifiesto que, ante cada uno de los episodios de crisis que se han producido en estos 60 años, la UE ha dado un paso adelante en su proyecto de integración. Confirmando así que “la historia europea ha sido una historia de largas marchas”, G. Steiner (2004)19. Un camino jalonado de episodios que han puesto a prueba la fortaleza de sus instituciones. Pero episodios que se han resuelto precisamente porque la crisis que provocaron, sirvió para estimular la creatividad y la inventiva de los dirigentes europeos, capaces de alumbrar nuevas estrategias en el “momento decisivo”. Pese a la dureza y los estragos provocados por la que algunos ya han bautizado como “la primera gran crisis financiera del siglo XXI” (De la 19 STEINER G. La idea de Europa. Ed. Siruela. Madrid 2004 Dehesa 2009)20, tampoco en esta ocasión será diferente de las que nos precedieron. La evidencia empírica muestra que hasta ahora siempre hemos salido de las crisis. Y la historia nos enseña que hemos salido reforzados. Quizás de los titubeos y discrepancias que han aflorado ante la crisis de Grecia, puedan surgir nuevos instrumentos de la política económica de la UE, como el Fondo Monetario Europeo. O también un verdadero “gobierno económico” de la UE pueda surgir de la mayor coordinación de las políticas económicas de los 27, una necesidad que nadie discute. Como tampoco, que nada será igual después de esta crisis. La presidencia española: objetivos para un semestre decisivo. Cuando el próximo mes de junio finalice el periodo de Presidencia española del Consejo, con ésta ya serán cuatro las veces que nuestro país preside el Consejo de Europa desde nuestro ingreso en la CE el 1 de Enero de 1986. Un repaso a estas presidencias permite constatar que cada una de ellas coincidió también con momentos importantes en el proceso de construcción europea. Así, en el primer semestre de 1989 destaca la aprobación del “Informe Delors”, que desembocará en junio de 1992 con la primera gran reforma de los tratados constitutivos de la Comunidad por medio del Tratado de la Unión Europea (Maastricht). La aprobación del euro como nombre de la futura moneda europea se produjo bajo presidencia española en el segundo semestre de 1995, periodo donde también se lanzó el llamado “proceso de Barcelona” para impulsar la cooperación Mediterránea. Y por último, la puesta en circulación de las primeras monedas y billetes de euro coincidió con el inicio de la presidencia española en el primer semestre de 2002, un año en el que la “crisis del 11-S”, tuvo importantes repercusiones sobre la marcha de la economía y obligó a la UE a reforzar sus políticas de cooperación en la lucha antiterrorista. Como señaló el Presidente Zapatero en el discurso inaugural de su mandato “la Presidencia española de la Unión Europea llega en un momento clave para la Unión, para España y me atrevería a decir que para el mundo”. Un momento marcado por la más dura crisis económica que ha conocido el mundo desde los años 30.21 “La crisis es una llamada de atención, el momento de reconocer que dejar que las cosas sigan igual nos 20 DE LA DEHESA,G. La primera gran crisis financiera del siglo XXI. Alianza Editorial Madrid 2009 Comsión Europea-DG Economic and Financial Affairs. Economic crisis in Europe: causes, consequences and responses. Septiembre 2009. 21 relegaría a un declive gradual, a la segunda fila del nuevo orden global. Ésta es la hora de la verdad para Europa”. Una crisis que demanda no solo ingentes recursos financieros, sino también grandes dosis de “audacia y determinación”, como reclamaba el Presidente de la Comisión Durao Barroso en la presentación de la Estrategia UE2020 ante el Consejo de primavera celebrado los días 25 y 26 en Bruselas. En este contexto de incertidumbre, cuatro son los objetivos prioritarios que figuran en la agenda de la presidencia española: a) La puesta en marcha de las instituciones creadas por el Tratado de Lisboa que entró en vigor el pasado 1 de Enero. Básicamente el nuevo Tratado incorpora tres grandes novedades en esta materia. Novedades que, si bien no suponen una refundación de la UE, como proponía la Constitución Europea de 2004 finalmente rechazada, significan en cambio un salto adelante en el proceso de integración. La creación de las figuras de Presidente del Consejo Europeo y del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad persiguen el objetivo de dotar de una mayor continuidad y coherencia a las políticas de la UE. La rotación semestral de los jefes de gobierno de los Estados Miembros al frente del Consejo continuará en el futuro según el calendario vigente, pero su peso y presencia en la vida cotidiana de la UE irá perdiendo peso a favor del recién creado puesto de Presidente, cuyo mandato tendrá una duración de dos años y medio renovables. El belga Herman Van Rompuy fue elegido por unanimidad para este puesto por el Consejo Europeo reunido en Bruselas el 19 de noviembre de 2009. b) Dar verdadera voz a la ciudadanía en los asuntos de la Unión. El Tratado de Lisboa introdujo también una nueva forma de participación pública en la elaboración de políticas de la Unión Europea: la Iniciativa Ciudadana Europea, que hace posible que un millón de ciudadanos pertenecientes a un número significativo de Estados miembros propongan directamente a la Comisión Europea iniciativas legislativas de su interés, en alguno de los ámbitos que ya son competencia de la UE. La presidencia española asumió el compromiso de regular este procedimiento, cubriendo así un déficit que resulta especialmente importante en un momento en que la crisis deja en la UE más de 23 millones de desempleados. El pasado 31 de marzo de 2010 la Comisión Europea adoptó la propuesta de Reglamento sobre la iniciativa ciudadana que ahora deberá ser aprobada por el Consejo y el Parlamento para que su entrada en vigor se produzca en 2010. c) Reafirmar el papel de liderazgo de Europa en el orden internacional. Para ello se debe reforzar la unidad de acción, la visibilidad, la capacidad de mediación en los conflictos y el compromiso de la UE con la lucha contra la pobreza y la marginación. Para reforzar este papel de Europa como un actor clave en la escena global, el Tratado crea la figura del jefe de Política Exterior, que se llamará Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y será también Vicepresidente de la Comisión Europea. Será también quien dirija el nuevo Servicio de Acción Exterior de la UE. En sus funciones combinará las que ya venía ejerciendo el español Javier Solana como Mr. PESC y las correspondientes al antiguo Comisario de Relaciones Exteriores. La británica Catherine Ashton, recién elegida para desempeñar este cargo, controlará hasta 2014 el presupuesto de la Comisión en materia de cooperación y política exterior, así como el personal de esta área del ejecutivo comunitario. Además presidirá el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la UE. d) Pero sin duda hoy la prioridad a corto plazo es salir con éxito de la crisis impulsando la recuperación económica y del empleo. Ante los primeros síntomas de que estamos saliendo de la peor crisis financiera y económica en los últimos 80 años, debemos hacerlo de forma coordinada y con un nuevo modelo de crecimiento más sostenible e integrador. Un desafío especialmente difícil en el que hay que conjugar la defensa de los intereses generales del proyecto europeo, con la situación particular de cada estado miembro, con todas las contradicciones que esto conlleva. Estrategia UE2020: una estrategia para la recuperación del crecimiento y el empleo En los 60 años de historia comunitaria, nunca hasta ahora las instituciones europeas se habían enfrentado a una crisis con la profundidad y características de la actual. Observando el gráfico 1 se aprecia el desplome del PIB de la UE que en el año 2009 ha caído un 4%, el peor registro de esta variable desde los años 30. También la producción industrial ha retrocedido un 20%, al nivel de los años 90. Todo ello ha disparado las cifras de desempleo que en los últimos 20 meses han aumentado en 7 millones de parados, elevando la tasa de desempleo desde el 7% en 2007 al 10% en el primer trimestre del 2010 (gráfico 2). Después de las medidas de urgencia adoptadas en otoño de 2008, para restablecer y mantener la estabilidad del sistema financiero; la UE, en la más pura ortodoxia keynesiana, puso en marcha en noviembre de 2008 un ambicioso Plan de estímulo fiscal con una dotación financiera de 400.000 millones de euros, equivalente al 3,3% del PIB de la Unión, al tiempo que flexibilizaba la aplicación del Pacto de Estabilidad y reclamaba una mayor coordinación de las políticas de los 27 Estados miembros. Ahora, cuando los efectos de esta intervención empiezan a notarse, es cuando la UE da un paso más, proponiendo una nueva hoja de ruta que con el horizonte del año 2020 ayude a cambiar el actual modelo de crecimiento por otro más inteligente, más verde y más sostenible.22 GRAFICO 1: EVOLUCION DEL PIB PIB tvi% índices volumen (INE-Eurostat) 6 4 2 0 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 European Union (27EM) Spain Galicia -2 -4 -6 Fuente: EUROSTAT-INE Los primeros pasos para el diseño de esta estrategia ya se han dado. En el Consejo Europeo de primavera celebrado en Bruselas los pasados días 25 y 26 de marzo se aprobaron los elementos de la nueva Estrategia UE2020, cuya formulación completa se decidió aplazar para el Consejo a celebrar en junio. Una nueva estrategia basada en una coordinación más eficaz de las políticas económicas para proporcionar más crecimiento y empleo. 22 COM (2009) 114 final. Gestionar la recuperación europea. GRAFICO 2: EVOLUCION DE LAS TASA DE DESEMPLEO 20 18 16 14 12 European Union (27EM) Spain Galicia 10 8 6 4 2 0 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 fte: EUROSTAT-INE En el documento de conclusiones aprobado por los 27 jefes de gobierno se subraya la necesidad de respetar los principios del Pacto de Estabilidad para “restaurar la estabilidad macroeconómica y volver a situar las finanzas públicas en una senda sostenible”. Para ello, una vez garantizada plenamente la recuperación, será necesario retirar las medidas excepcionales de estímulo fiscal adoptadas para combatir la crisis, si bien no precisa cuando es ese momento. También insiste en que “las reformas estructurales son esenciales para lograr una recuperación sólida y sostenible y preservar la viabilidad de nuestros modelos sociales”. Están en juego la creación de empleo y el bienestar social. Si no actuamos, Europa perderá terreno respecto a sus competidores. Estos son los nuevos desafíos que se derivan del tremendo impacto de la crisis. Desafíos que se vienen a sumar a la nómina de los que ya formaban parte de la Agenda de Lisboa, cuya vigencia y actualidad se mantiene plenamente para la próxima década: envejecimiento progresivo de la población europea, mejorar la productividad del tejido productivo y combatir eficazmente los efectos no deseados del cambio climático. Tomando como referencia la comunicación de la Comisión "Europa2020: Una estrategia para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador" y tras los debates mantenidos en su seno, el Consejo hace un llamamiento a centrar en mayor medida los esfuerzos para impulsar el potencial de competitividad, productividad, crecimiento y convergencia económica de Europa. Para ello en la nueva hoja de ruta propuesta por la Comisión se identifican tres motores clave del crecimiento que habrá que poner en marcha por medio de acciones concretas en el ámbito nacional y de la UE : crecimiento inteligente (impulsar el conocimiento, la innovación, la educación y la sociedad digital), crecimiento sostenible (fomentar una producción más eficiente en cuanto a los recursos a la vez que impulsar nuestra competitividad) y crecimiento integrador (aumentar la participación en el mercado de trabajo, la adquisición de cualificaciones y la lucha contra la pobreza) En el marco de estos ejes, la Comisión proponía 5 grandes objetivos para orientar la actuación de la UE y los Estados miembros, que finalmente el Consejo Europeo redujo a tres, aplazando hasta su próxima reunión de junio la decisión final de fijar los porcentajes numéricos en que se concretan los dos restantes: “mejorar los niveles de educación” y “reducir los niveles de pobreza”. 1) Con el fin de incrementar la ocupación: “aumentar hasta el 75% la tasa de empleo de los hombres y mujeres de edades comprendidas entre los 20 y los 64 años”, mediante una mayor participación de los jóvenes, los trabajadores de mayor edad y los trabajadores de menor cualificación, mejorando la integración de los inmigrantes legales. 2) Para recuperar el terreno perdido en innovación y con el fin de mejorar las condiciones de la I+D, “aumentar los niveles combinados de inversión pública y privada en este sector hasta el 3% del PIB” 3) Para lograr el objetivo una Europa más verde y sostenible el Consejo se propone “reducir la emisión de gases de efecto invernadero en un 20% con respecto a los niveles de 1990; incrementar hasta el 20% la proporción de las energías renovables en el consumo final de energía; y avanzar hacia un aumento del 20% en el rendimiento energético”. Si bien aplaza hasta el año 2020 la decisión de avanzar hacia una reducción del 30%. Esta oferta está condicionada a la eventualidad de un “acuerdo mundial y general para el periodo posterior a 2012, siempre que otros países desarrollados se comprometan a aplicar reducciones comparables de emisiones y que los países en desarrollo contribuyan de manera adecuada en función de sus respectivas responsabilidades y capacidades”. Para implementar esta estrategia, el Consejo recurre a la misma metodología de trabajo que ya aplicó con éxito en los Planes Nacionales de Reforma. A saber, “los Estados miembros establecerán sus objetivos nacionales, teniendo en cuenta sus respectivas posiciones de partida y sus circunstancias nacionales. Y lo harán según sus respectivos procedimientos decisorios y en el marco de un diálogo con la Comisión para comprobar la coherencia con los objetivos prioritarios de la UE” fijando además para ello un plazo hasta el próximo junio, acorde con la urgencia que requiere el complicado momento que atraviesa la economía europea. A tales efectos los Estados miembros “elaborarán programas nacionales de reforma” que detallarán las medidas para aplicar la nueva estrategia para alcanzar los objetivos nacionales; y las medidas para eliminar aquellos estrangulamientos que frenan el crecimiento a escala nacional. La evaluación estratégica de estos planes se convierte así en el termómetro imprescindible para medir los progresos y el grado de cumplimiento de los objetivos por parte de los países que, en caso de no acometer las reformas necesarias, pueden incurrir en las sanciones previstas en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y en el Reglamento (CE) 1466/97 del Consejo, de 7 de julio de 1997 relativo al procedimiento de déficit excesivo. La política de cohesión: uno de los pilares del proyecto de la Europa que queremos. Uno de los mayores activos de la UE-27 es que este mercado único de más de 500 millones de ciudadanos alberga una diversidad territorial de extraordinaria riqueza. Una diversidad que en su dimensión económica y social ha estado presente desde los inicios del proyecto europeo, pero que, además, se ha visto notablemente reforzada en el Tratado de Lisboa cuyo art. 3º amplía el objetivo de cohesión también al ámbito territorial. Después de la última ampliación el espacio UE abarca una extensión territorial que supera los 4.300.000 km2, repartidos en 27 países y 268 regiones (NUTS2) en las que residen algo más de 500 millones de habitantes. Lejos de ser un espacio homogéneo, bajo estas magnitudes se percibe un modelo de poblamiento único y diferente al que presentan otros continentes. En la UE, tan sólo el 7 % de la población reside en ciudades mayores de cinco millones de habitantes; una proporción que contrasta con el 25 % de los EEUU. Además solo cinco ciudades de la UE figuran entre las cien mayores del mundo. En cambio, en el territorio UE hay unas 5.000 ciudades pequeñas y casi 1.000 ciudades grandes que actúan, a lo largo y ancho de Europa, como verdaderos polos de atracción para la actividad económica, social y cultural. Este modelo poblacional es uno de los factores que contribuye a la calidad de vida en la UE, al permitir una mejor accesibilidad a los servicios. También evita las deseconomías de escala y los costes de congestión propios de las grandes concentraciones urbanas. Sin embargo, la geografía de la producción muestra como las pautas de localización espacial de la actividad económica son mucho más desiguales que la distribución de la población, generando desequilibrios entre unos países y otros, y entre unas regiones y otras en el interior de cada país. La política de cohesión persigue precisamente reducir estos desequilibrios en el tiempo, aplicando para ello medidas orientadas a buscar la convergencia entre los territorios más desarrollados y los más desfavorecidos. Aunque la cohesión territorial se lleva debatiendo en el seno de la UE desde mediados de los años noventa, aún no existe una definición formal de la misma. Esta ausencia no ha impedido que, fruto de esta debate, se fueran promoviendo diferentes iniciativas como la primera generación de programas de cooperación transfronteriza (INTERREG), en los que nuestra Euroerregión Galicia-Región Norte de Portugal es hoy una referencia indiscutible a nivel comunitario. Por otro lado existe un amplio consenso en la finalidad que esta política persigue: “un desarrollo armonioso de todos esos lugares y lograr que sus habitantes puedan aprovechar al máximo sus particularidades y poner en valor sus ventajas competitivas”. En este sentido, es una política instrumental y un medio para transformar la diversidad en un activo que contribuya al desarrollo sostenible de la UE en su conjunto. La evidencia empírica de estos años muestra como la competitividad y la prosperidad dependen cada vez más de la capacidad de las personas y las empresas para aprovechar al máximo los activos territoriales. En una economía global cada día más interrelacionada, la competitividad no puede basarse solo en el uso de los recursos y mercados locales. La oportunidad de compartir la utilización de activos comunes, convierte las estrategias basadas en la cooperación con otros territorios, en un aspecto vital del desarrollo territorial y un factor clave para el crecimiento sostenible a largo plazo. La mayoría de los problemas a los que se enfrentan los territorios afectan a diversos sectores. Solucionarlos de manera eficaz requiere de un enfoque integrado y una generosa cooperación entre las distintas autoridades y agentes implicados (gobernanza multinivel). Como subraya el Libro Verde de la Cohesión, “el concepto de cohesión territorial tiende puentes entre la eficacia económica, la cohesión social y el equilibrio ecológico, situando el desarrollo sostenible en el centro de la formulación de las políticas”.23 Etapas de la política de cohesión. El próximo 12 de Junio se cumplen 25 años de la solemne firma en el Palacio Real de Madrid de los acuerdos de adhesión de nuestro país a la entonces Comunidad Europea. Esta coincidencia en el tiempo de este aniversario y el actual semestre de Presidencia española de la UE, brinda una excelente oportunidad para reflexionar sobre los progresos en la política de cohesión. En primer lugar, mirando por el retrovisor para hacer un balance con la perspectiva que da el tiempo, de lo que ha sido la política de cohesión europea, ver como ha ido cambiando en estos años y de qué manera ha contribuido al desarrollo de nuestro país en general y de Galicia en particular. El cuadro siguiente ofrece una apretada síntesis de las diferentes etapas seguidas hasta ahora por la política de cohesión. ETAPAS DE LA POLITICA DE COHESION EN LA UE 1988-1993 Presupuesto total de los Fondos Estructurales: 69 000 millones de ecus, que representan el 25 % del presupuesto de la UE y el 0,3 % del PIB total de la UE. Parte correspondiente a las regiones del Objetivo 1: 64 %. > Población en las regiones del Objetivo 1: 86,2 millones (25 % del total8). 1994-1999 : 168.000 23 En 1988 se acordaron cinco objetivos La población elegible fue del 25 % del prioritarios: total, alrededor de 86,2 millones de Estructurales: > Objetivo 1: promoción 69 000 millones del desarrollo de ecus,y quehabitantes. representan el 25 % del presupuesto de la UE y el 0,3 % del PIB tota del ajuste estructural en las regiones La financiación proporcionada por el menos desarrolladas. FEDER, el FSE y el FEOGA en el contexto > Objetivo 2: conversión de las regiones del Objetivo 1 ascendió a 43,8 millones más afectadas por el declive industrial. de ecus (el 64 % del total). Los países > Objetivo 3: lucha contra el paro de más beneficiados fueron: España, (10 larga duración. 200 millones de ecus ), con el 57,7 % de > Objetivo 4: facilitar la integración al su población en regiones del Objetivo 1, mercado laboral de los jóvenes. Italia (8 500 millones de ecus; el 36,4 % > Objetivo 5: (a) acelerar el ajuste de las de la población), Portugal (8 450 estructuras agrícolas y (b) promoción del millones de ecus; el 100 %), desarrollo de las zonas rurales. Grecia (7500 millones de ecus; el100 %) eIrlanda (4460 millones de ecus; el 100 %). La reforma de 1993 apenas alteró los objetivos del período 1994-1999: (42 400 millones de > Objetivo 1: fomento del desarrollo y ecus), Alemania (21 800 millones de del ajuste estructural de las regiones ecus), Italia (21.700 millones de ecus), COM (2008)616 final Libro Verde sobre la Cohesión Territorial. Bruselas 2.10.2008 millones de ecus que representan cerca de un tercio del presupuesto de la UE y el 0,4 % del PIB total de la UE. > Parte correspondiente a las regiones del Objetivo 1: 68 % residente en las regiones de Objetivo 1: 91,7 millo- nes (el 24,6 % del total). 2000-2006 Total de Fondos Estructurales y de Cohesión disponibles: 213 000 millones de € para la UE-15 entre 2000 y 2006, y 21 700 millones de € para los 10 nuevos Estados miembros entre 2004 y 2006, que representan cerca de un tercio del presupuesto de la UE y el 0,4 % del PIB total de la UE. > Parte correspondiente a las regiones del Objetivo 1: 71,6 %. > Población elegible en las regiones del Objetivo 1: 169,4 millones (el 37 % del total). 2007-13 Total de Fondos Estructurales y de Cohesión disponibles: 347 000 millones de € que representan el 35,7 % del presupuesto de la UE y el 0,38 % del PIB total de la UE. > Parte correspondiente a las regiones del Objetivo Convergencia: 81,5 % > Población residente en las regiones Objetivo Convergencia: 170 millones (el 35 %) del total, incluidas las regiones de reducción progresiva. menos desarrolladas; > Objetivo 2: reconversión de regiones o áreas seriamente afectadas por el declive industrial; > Objetivo 3: lucha contra el paro de larga duración y facilitar la integración en la vida laboral de los jóvenes y de las personas expuestas a la exclusión del mercado laboral; promoción de la igualdad de oportunidades en el empleo entre hombres y mujeres; > Objetivo 4: facilitar la adaptación de los trabajadores a los cambios industriales y en los sistemas de producción; > Objetivo 5: promoción del desarrollo rural: (a) acelerando el ajuste de las estructuras agrícolas en el marco de la reforma de la Política Agrícola Común y promoviendo la modernización y el ajuste estructural del sector pesquero; (b) facilitando el desarrollo y el ajuste estructural de las zonas rurales. > Objetivo 6: desarrollo y ajuste estructural de regiones con muy escasa densidad de población Se simplificaron los objetivos prioritarios, reduciendo su número a 3: Objetivo 1: fomento del desarrollo y del ajuste estructural de las regiones menos desarrolladas; > Objetivo 2: apoyo a la reconversión económica y social de las zonas sometidas a dificultades estructurales. > Objetivo 3: apoyo a la adaptación y modernización de políticas y sistemas de educación, formación y empleo. Los objetivos prioritarios para este periodo son: > «Convergencia»: pretende acelerar la con- vergencia de los Estados miembros y de las regiones menos desarrolladas, es decir, aque- llas cuyo PIB per cápita sea inferior al 75 % de la media de la UE; > «Competitividad y empleo regionales»: comprende las demás regiones de la UE con el objetivo de consolidar la competitividad y el atractivo de las regiones, así como el em- pleo; > «Cooperación territorial europea»: basado en la iniciativa Interreg, ofrece apoyo a la cooperación transfronteriza, transnacional e interregional, así como a las redes. Portugal (18.200 millones de ecus), Grecia (17 700 millones de ecus) y Francia (14 900 millones de ecus) > Principales países beneficiarios: España (56 300 millones de €), Alemania (29 800 millones de €), Italia (29 600 millones de €), Grecia (24 900 millones de €), Portugal (22 800 millones de €), Reino Unido (16.600 millones de €), y (Francia (15.700 millones de €). > Principales países beneficiarios: Polonia (67.300 millones de €), España (35.200 millones de €), Italia (28.800 millones de €), República Checa (26.700 millones de €), Alemania (26.300 millones de €), Hungría (25.300 millones de €), Portugal (21 500 millones de €) y Grecia (20. 400 millones de €). Estos 20 años de política de cohesión ponen de relieve alguno de sus elementos que previsiblemente continuarán en el futuro: a) Se trata de una de las política estrella de la UE que en este periodo ha ido escalando puestos hasta situarse en la actualidad como la rúbrica de mayor importancia relativa en el presupuesto comunitario. Los 437.000 millones de euros que la UE destina a esta política en la programación plurianual para el periodo 2007-13 suponen ya el 44,8% del total. Un protagonismo que, sin duda se verá reforzado después de la próxima revisión de la PAC que ya ha pasado a ocupar el segundo puesto en importancia (42,4%). b) Es una política que ha financiado el gran despegue del capital físico en las regiones menos desarrolladas. El 24% de las vías de alta capacidad construidas en la UE se han beneficiado de estos fondos. En España, los 6.000 km de vías de alta capacidad dependientes del Estado que existían en 1995 aumentaron hasta 10.759 km en 2008; mientras las gestionadas por las CCAA pasaban de 1.489 km a 3.339 en el mismo periodo. Puertos, aeropuertos, AVE, saneamiento, plantas de tratamiento de residuos urbanos fueron, y continúan siendo, actuaciones en infraestructuras que se financian con ayudas europeas. c) Es una política que ha sido sometida a evaluaciones periódicas: Informes sobre la Cohesión que han permitido contrastar los resultados obtenidos y corregir los aspectos menos favorables24. Así, se ha podido constatar como la actividad económica se ha distribuido más equitativamente en la última década gracias al vigoroso crecimiento de Irlanda, España y los nuevos Estados miembros. Algunos autores, analizando el impacto del Marco Comunitario de apoyo 1994-1999 también sugieren, que el impacto de los fondos de cohesión ha sido muy notable en España en general y en Galicia en particular. (De La Fuente 2002; Armesto,JF 2008). “Los efectos de impacto del Programa Marco se sitúan en torno a un punto porcentual en términos de renta y a las cuatro décimas de punto en términos de empleo. A medio plazo, el impacto acumulado sobre el empleo excede los 300.000 puestos de trabajo y la contribución al crecimiento de la renta en las regiones más desfavorecidas alcanza los seis puntos, lo que supone una reducción del 20% del diferencial inicial de renta per cápita entre las regiones Objetivo 1 y el resto del país”.25 d) En la actualidad es una política que está en revisión. No sólo porque la crisis ha enfrentado a las autoridades económicas de los Estados miembros con el dilema eficiencia vs equidad, sino también porque 24 Comisión Europea.-Politica Regional. Crecimiento de las regiones, desarrollo de Europa. IV Informe sobre la cohesión económica y social. Comunidades Europeas 2007. 25 De la FUENTE, A. Fondos estructurales, inversión en infraestructuras y crecimiento regional. CIEF- Fundación Caixa Galicia 2002 ahora que ya estamos en el 2010 se puede comprobar que algunos de los objetivos que formaban parte de la agenda de Lisboa, no van a poder cumplirse. Ante estos hechos la Comisión encargó a Fabrizio Barca, la elaboración de un Informe independiente, en cuyas conclusiones se refuerza la idea de las políticas territorializadas, así como la necesidad de concentrar temática y territorialmente los recursos financieros, al tiempo que se propone una mayor simplificación del sistema de gestión de los fondos.26 e) Todo apunta a que las nuevas reglas que regularán el uso de los fondos estructurales en el próximo periodo 2013-2020 se empezarán a elaborar en el marco de las prioridades que finalmente se acuerden en junio para la Estrategia UE2020. Es probable que alguna de las recomendaciones del “informe Barca” sean incorporadas a las iniciativas que proponga la Comisión. Incluso se pueden esperar novedades en el objetivo de cohesión territorial, después de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. Ahora bien, caben pocas dudas acerca de que la mayoría de las regiones de España, Galicia entre ellas, quedarán fuera de los territorios Objetivo convergencia. Desafíos para Galicia en la nueva Estrategia UE2020. Las estimaciones disponibles cifran el importe total de las ayudas comunitarias recibidas por Galicia en el periodo 1986-2006 en más de 12.890 millones de euros (Armesto,JF 2008), a los que hay que añadir los casi 5.000 millones de euros de las ayudas europeas procedentes de FEDER, FSE y Fondo de Cohesión en el actual periodo de programación 2007-13. En total unos 17.890 millones de euros, a un promedio anual superior a 660 millones27. Un volumen tan significativo de recursos que ha contribuido notablemente a que Galicia supere el umbral de elegibilidad establecido hasta ahora en el 75% del PIB per cápita de la UE. Esto no significa que dejemos de recibir ayudas procedentes de la política de cohesión. En absoluto. Supone que nuevas reglas, nuevos desafíos y una nueva orientación en la política de gestión de los fondos, son las asignaturas que la economía de Galicia deberá superar en el marco de la estrategia UE2020. El reciente estudio sobre la convergencia de FUNCAS 26 BARCA, F. An agenda for a reformed cohesión policy. Comisión Euroepa-DG Regio (2009). ARMESTO, J. F “El impacto de la política regional comunitaria en Galicia. Una panorámica”. Revista Galega de Economía , vol 17 num extraordinario 2008 27 confirma que el PIB per cápita de Galicia ya ha alcanzado en el año 2009 el 90% del promedio comunitario, lo que supone un espectacular salto en el proceso de convergencia con los territorios más desarrollados de la UE 27. Esta nueva circunstancia implica un cambio profundo en el enfoque de la política de convergencia y en el diseño de las políticas de absorción de los fondos europeos para el periodo 2013-2020. Así como también el compromiso para aprovechar eficazmente las ayudas de este periodo 2007-13, especialmente aquellas destinadas a la finalización de las infraestructuras en curso. El primer desafío va a ser la significativa reducción en la cuantía de los fondos asignados a nuestra Comunidad Autónoma. Suponiendo que los esfuerzos de España tengan éxito y que finalmente las instituciones de la UE acepten un periodo de transición como el actualmente vigente, Galicia podría ver reducidas las ayudas hasta en dos tercios de la cuantía que ahora percibe por el FEDER y el FSE. Con ser tan importante este recorte de las ayudas, no será el mayor problema al que debe enfrentarse la estrategia gallega. De mantenerse las limitaciones y los criterios de elegibilidad para los actuales territorios “objetivo competitividad y empleo”, aumentaría la tasa de cofinanciación hasta el 50% y no serían elegibles la mayoría de los proyectos de infraestructuras, quizás con la excepción de aquellos que se incluyen en las Redes Transeuropeas. Las ayudas a la empresa tampoco disfrutarían de las ventajas que actualmente establece el Mapa de Ayudas para su autorización en las regiones objetivo convergencia, lo que reduciría el ámbito de estas y su intensidad. En definitiva un nuevo escenario marcado por la limitación, el recorte de cuantías e intensidad de fondos recibidos que obligará al gobierno autonómico a afinar los criterios, poner a punto nuevos programas y quizás recurrir a los instrumentos de ingeniería financiera para aprovechar mejor los menores recursos que la UE nos asigne directamente en las Perspectivas Financieras para el periodo 2013-2020. En el marco de estas restricciones, los nuevos programas operativos deberán promover en primer término la recuperación económica y del empleo, gestionando las medidas que ayuden a salir cuanto antes de la crisis. Pero también, si de verdad queremos cambiar el modelo productivo, será necesario abordar algunos retos que podemos resumir en los siguientes28: a) El envejecimiento de la población seguirá siendo el principal desafío al que se enfrenta la sociedad gallega en los próximos años. Es, como hemos visto, uno de los grandes problemas a los que se enfrenta también la UE, lo que sin duda puede ayudar a tomar conciencia de la verdadera importancia del factor demográfico en cualquier modelo de crecimiento sostenible. b) Galicia debe seguir mejorando su atractivo como territorio para vivir, trabajar e invertir si no queremos seguir perdiendo peso relativo en el conjunto de España. Uno de los activos que sin duda ayudarán en esta tarea son las nuevas infraestructuras que deberán estar finalizadas en el horizonte 2015 y que se están financiando con los recursos de FEDER y Fondo de Cohesión en este periodo. c) Debe ser capaz de generar mas valor añadido basado en el conocimiento y la innovación, aprovechando las ventajas competitivas de que ya dispone. La mejora de la productividad ha sido una de las claves del gran salto que se ha dado en la convergencia en estos años, pero el margen disponible se agota rápidamente si Galicia no aumenta el peso de su sector industrial y mejora la productividad de los servicios. d) El tamaño de nuestro mercado interno es demasiado pequeño. Por ello intensificar la exportación de bienes y servicios a los mercados internacionales es imprescindible para que las empresas crezcan y aumente el potencial de crecimiento de nuestra economía. e) La cultura de las infraestructuras que tantas energías ha movilizado hasta ahora, deberá ir dejando paso en los próximos años a una cultura de “gestión del servicio” que sirva para mejorar la accesibilidad y desarrollar una movilidad más sostenible. Para hacer frente con éxito a estos desafíos será necesario, como pedía el Presidente de la Comisión, grandes dosis de “audacia y determinación”. 28 “Marco estratégico de convergencia económica de Galicia (MECEGA) 2007-2013” Revista Galega de Economía , vol 17 num extraordinario 2008 Criterios Aspectos contributivos y solidarios del sistema de pensiones en España Pilar López-Rioboo Ansorena Pilar López-Rioboo Ansorena é Directora Xeral do Instituto Social da Marina. Pilar López-Rioboo Ansorena es Directora General del Instituto Social de la Marina. Aspectos contributivos y solidarios del sistema de pensiones en España Pilar López-Rioboo Ansorena INTRODUCCIÓN Los sistemas de seguridad social han tenido su origen en la necesidad de establecer mecanismos de protección para atender situaciones de necesidad que se relacionan con los problemas sociales que se derivan de carencia de recursos por la imposibilidad de trabajar, bien por la edad o incapacidad, por enfermedad, fallecimiento de alguno de los sustentadores del hogar o por desempleo. Estas situaciones se caracterizan por la existencia de compensaciones económicas, que se complementan con servicios públicos dirigidos a atender problemas de salud y servicios sociales. La forma en la que se efectúa en cada país tanto la provisión de las compensaciones económicas citadas como de los correspondientes servicios, dependen del tipo de modelo de seguridad social existente, cuyas características difieren en función de determinados aspectos como son las condiciones con las que se pueden generar los derechos, el sistema financiero establecido para la cobertura de los gastos, la población beneficiaria, la intensidad de la protección etc. Básicamente son dos los modelos que existen a nivel europeo: un modelo denominado contributivo en el que los derechos a las prestaciones se obtienen por las cotizaciones efectuadas durante la etapa de activo y la cuantía de las pensiones está relacionada con los salarios y otro modelo universal con derechos basados en la residencia en el país y cuyas prestaciones suelen ser de carácter uniforme. La forma de financiación es distinta también ya que en el primer modelo el sistema financiero puede ser de reparto o de capitalización y en el segundo la financiación se efectúa a través de los Presupuestos Generales del Estado. Aspectos de solidaridad y redistribución, presentes en el modelo de Seguridad Social en España permiten garantizar además niveles mínimos de protección que contribuyen a disminuir el riesgo de pobreza entre los pensionistas. La importancia que las pensiones tienen como sustento principal tras la vida activa, fundamentalmente para las personas de edad avanzada, es un aspecto relevante en todos los países de la UE, y por tanto su viabilidad a largo plazo es uno de los principales aspectos que figuran en las agendas políticas europeas. En un entorno de envejecimiento de la población los procesos continuos de reforma constituyen el principal elemento para hacer frente a dicho envejecimiento. Los regímenes de pensiones aportan la mayoría de los recursos que perciben las personas de edad avanzada y de hecho, las pensiones públicas como ingresos y la vivienda como patrimonio, son los mayores recursos de los pensionistas de más edad. Por otro lado el hecho de que cada vez en mayor proporción la mujer sea generadora de recursos propios derivados de su mayor participación en el mercado de trabajo permitirá su acceso a pensiones propias y no sólo a las derivadas de su cónyuge. Los sistemas de pensiones figuran, por tanto, entre las instituciones más importantes ya que determinan el nivel de vida de muchos ciudadanos y desempeñan un papel económico decisivo. El principal desafío es, sin lugar a dudas, el envejecimiento demográfico, un fenómeno que está lejos de ser novedoso pero que aumentará en España a partir de 2030, a medida que la generación de la explosión demográfica vaya alcanzando la edad de jubilación. El hecho de vivir más años, que en sí mismo es positivo, lleva a la reflexión de que la sociedad debe preparar los mecanismos para que se mantengan a largo plazo unas pensiones suficientes y adecuadas en un sistema de protección social financieramente equilibrado. El modelo de Seguridad Social en España La estructura a través de la cual se puede articular un sistema de Seguridad Social corresponde a los denominados tres pilares de protección social que se definen de la siguiente manera: Un primer pilar de protección pública y obligatoria, un segundo pilar de protección complementaria amparado normalmente por los convenios colectivos y un tercer pilar individual y voluntario. Estos dos últimos pilares se articulan fundamentalmente a través de los planes de pensiones que están gestionados de forma privada y financiados por un sistema de capitalización. En España el sistema público de pensiones corresponde únicamente al primer pilar, por lo que los otros dos son complementarios al mismo pero nunca sustitutivos. Dentro del primer pilar existen dos niveles: Uno de carácter contributivo y profesional, obligatorio para todos los trabajadores por cuenta ajena o propia, cuya acción protectora se configura en el ámbito de las pensiones como rentas sustitutivas del salario en las situaciones de jubilación, incapacidad permanente y muerte y supervivencia. La financiación de este nivel se realiza fundamentalmente con cotizaciones sociales a cargo de empresarios y trabajadores, que suponen las principales fuentes de financiación. Otro de carácter básico, que corresponde a las prestaciones no contributivas y que se caracteriza porque su campo de aplicación es universal, sujeto a carencia de recursos económicos siendo el importe de las pensiones de cuantía fija. Se financia mediante impuestos generales del Estado y abarca básicamente las prestaciones económicas no contributivas, la asistencia sanitaria, las prestaciones familiares y los servicios sociales. Para cada uno de esos niveles del modelo de protección social pública existen cuatro características que los definen: Campo de aplicación, que comprende el conjunto de personas que están protegidas por el sistema de Seguridad Social. Toda la población ocupada tiene obligación de estar afiliada, en alta y cotizar a dicho sistema, y en función del tipo de actividad ejercido su afiliación y alta se produce en alguno de los Regímenes existentes. Acción protectora, que define el conjunto de prestaciones que se reconocen a la población beneficiaria y que fundamentalmente son las pensiones y otras prestaciones económicas. Esta acción protectora tiene distinto alcance según que se trate de prestaciones derivadas de contingencias comunes o de contingencias profesionales. Régimen económico-financiero, constituido por el sistema de financiación establecido, que es de reparto para las contingencias comunes y de capitales de cobertura para las contingencias profesionales. Las fuentes de financiación las constituyen las cotizaciones sociales abonadas por empresas y trabajadores y en su caso las aportaciones del Estado. La organización institucional permite efectuar la gestión global del sistema a través de sus Entidades Gestoras y Servicios Comunes. Una primera aproximación a la importancia que tiene la cobertura del sistema de Seguridad Social se recoge en la siguiente tabla, en la que se indica con cifras de 2009 el total de la población protegida por Seguridad Social y su relación con la población española. Considerando los distintos grupos de edad de la población general y de la población cubierta por Seguridad Social, se obtienen las relaciones que se reflejan en la siguiente Tabla 1: Tabla 1. Tasa de cobertura de población de Seguridad Social Grupos de Edad 0 a 15 16 a 64 Más de 65 Población de Seguridad Social Población general Pensionistas Afiliados(1) Contributivo s 47.482 7.193.884 31.005.354 7.628.934 20.238.079 1.769.259 6.218.073 Total Tasa de cobertura población S.S. (%) Afiliados 47.482 22.007.338 6.218.073 65,3 Pensionistas Total 1,2 1,2 5,7 71,0 81,5 81,5 (1) Ocupados y desempleados perceptores de prestaciones. Fuente: INE, Seguridad Social y elaboración propia. En relación con la información que proporciona la tabla se deduce que el 65 por ciento de la población en edad de trabajar está afiliado al sistema de Seguridad Social y que el 82 por ciento de la población de 65 y más años son pensionistas contributivos de dicho sistema. El hecho de que el 82 por ciento de la población de 65 y más años sean pensionistas pone de manifiesto la incidencia de las pensiones en los ingresos de los hogares, que tiene su reflejo no sólo en el número de personas que las perciben, sino también en la cuantía de las mismas. Además existen otros beneficios no económicos que permiten mejorar la calidad de vida en las familias y que se refiere fundamentalmente a las prestaciones de servicios de asistencia sanitaria, de servicios sociales y a la dependencia y de las prestaciones farmacéuticas. Las cuantías de las pensiones están relacionadas con los últimos salarios percibidos por el pensionista y se calculan aplicando a la base reguladora de la pensión distintos porcentajes en función del tipo de pensión de la que se trate, por lo que la vida laboral y la remuneración percibida conforman el aspecto puramente contributivo en el reconocimiento del derecho. Paralelamente existen elementos de solidaridad que permiten el acceso al derecho en situaciones de insuficiencia o carencia de períodos cotizados y que se manifiestan a través de los complementos a mínimo de pensión o a través de las pensiones no contributivas fundamentalmente. La intensidad de la acción protectora en la pensión de jubilación se puede medir por la denominada tasa de sustitución que representa el porcentaje que la pensión inicial supone con respecto al último salario. La cuantía de la pensión inicial está condicionada por tres factores: 1. La base reguladora que es la base de cálculo para obtener la cuantía de la pensión. Dicha base reguladora es la media de las bases de cotización de los últimos 15 años actualizadas según el incremento del Índice de Precios al Consumo, salvo las de los dos últimos años que se mantienen en su valor nominal. La base de cotización coincide con el salario real siempre que estén situadas entre un mínimo y un máximo fijado cada año en la ley de presupuestos. 2. A dicha base reguladora se aplica un porcentaje en función de los años cotizados, porcentaje que oscila entre un 50 por ciento con quince años cotizados y un 100 por cien con 35 ó más años de cotización. 3. La pensión así obtenida está afectada también por un coeficiente en función de la edad de jubilación. Con 65 años el coeficiente es 1, y con edades entre 60 y 64 años los coeficientes varían según edad y circunstancias laborales, en un rango que abarca entre un 0,60 con 60 años y un 0,94 con 64. 4. En caso de prolongación de la vida activa más allá de los 65 años la cuantía de la pensión se incrementa en un 2 por ciento por cada año adicional, ó en un 3 por ciento cuando se acreditan 40 o más años cotizados al cumplir los 65. Este abanico de posibilidades supone en la práctica que el importe de la pensión puede oscilar entre un 35 por ciento de la base reguladora cuando solamente se han trabajado 15 años y la jubilación se produce a los 60, y un 100 por cien cuando se han trabajado 35 ó más años y la jubilación se produce a los 65. Las escalas intermedias de porcentaje entre esos dos límites dependerán de cada edad y número de años cotizados. Estos porcentajes junto con la cuantía de los salarios constituyen pues la manifestación de la contributividad en el cálculo de la pensión. Aspectos contributivos de la pensión de jubilación. Una vez calculada la pensión, si se pone en relación su cuantía con el último salario se obtiene la tasa de sustitución que determina en qué manera y con qué intensidad se mantiene el nivel de vida anterior a la situación de pensionista. Dicha tasa de sustitución presenta distintas cuantías que se reflejan en las tablas 2 (jubilación a los 65 años) y 3 (jubilación a los 60 años) para los trabajadores por cuenta ajena encuadrados en el Régimen General. Tabla 2. Tasas brutas de jubilación con 65 años. (Porcentaje de pensión sobre el último salario) Base de cotización 15 Mínima 1,12 Media 0,49 Máxima 0,48 Fuente: Elaboración propia. Años cotizados 25 1,12 0,70 0,77 35 1,12 0,88 0,90 De estas cifras se deduce que si la jubilación se produce con 65 años, y se han cotizado 35 ó más, caso de derechos máximos en los que se aplica el 100 por cien de la base reguladora, la pensión inicial cuando se ha cotizado por un salario medio supone un 88 ciento del último salario. Esta tasa de sustitución pone de manifiesto el alto nivel de protección que permite alcanzar el sistema, pero sin embargo hay que considerar que no todos los que se jubilan con 65 años alcanzan 35 años cotizados, por lo que la tasa va disminuyendo a medida que se acreditan menos años de cotización. Con 25 años de cotización la tasa de sustitución es de un 70 por ciento y con 15 de un 49 por ciento. Tabla 3. Tasas brutas de jubilación con 60 años. (Porcentaje de pensión sobre el último salario) Base de cotización 15 Mínima 1,04 Media 0,46 Máxima 0,29 Fuente: Elaboración propia. Años cotizados 25 1,04 0,46 0,46 35 1,04 0,53 0,58 En esta tabla se reflejan las tasas brutas cuando la jubilación se produce con 60 años lo que implica que el nivel de pensión está también afectado por el coeficiente reductor que corresponde por dicha edad. Si el total de años cotizados es de 35, para el caso de un salario medio la tasa de sustitución es de un 53 por ciento. Con 25 y 15 años de cotización dicha tasa supone un 46 por ciento en ambos casos ya que se genera la pensión mínima. Aspectos solidarios y redistributivos en la pensión de jubilación. En las tablas 2 y 3 se ha reflejado también los resultados que en cada caso corresponden cuando la pensión se obtiene por cotizaciones sobre la base mínima o máxima. Los resultados son una manifestación del efecto de solidaridad del sistema cuando se reconoce una pesión mínima y del efecto redistribución cuando se aplica el tope de pensión máximo. Cuando la cotización se ha efectuado sobre la base mínima, la pensión que se obtiene por aplicación de la fórmulsa de cálculo es inferior a la pensión mínima, por lo que se reconoce un complemento para alcanzar dicha cuantía, lo que hace que las tasas de sustitución sean mayores. Con 35 años cotizados y 65 de edad la tasa de sustitución es de 112 por ciento frente al 88 por ciento que suponía para un salario medio. Con 25 y 15 años cotizados dicha tasa es la misma ya que se obtiene siempre la pensión mínima. Con 60 años de edad el resultado es de un 104 por ciento para cualquier período cotizado al generarse también la pensión mínima, que en este caso es de cuantía inferior a la de 65 años, lo que justifica que esta tasa sea menor. Cuando se reconoce una pensión mínima el complemento adicional para alcanzar dicha cuantía es inversamente proporcional a los años cotizados, ya que va siendo mayor cuanto menor es el número de años de cotización. En la Tabla 4 se indica la cuantía del complemento en cada caso. Tabla 4. Importe mensual del complemento a mínimo Edad del Años nuevo cotizados pensionista 60 años 15 25 35 65 años Pensión anual según fórmula 2.288,96 3.662,33 4.577,92 15 3.814,93 25 6.103,89 35 7.629,86 (*) Titulares con cónyuge a cargo Pensión anual mínima (*) 9.122,82 9.122,82 9.122,82 Complement o al mínimo 6.833,86 5.460,49 4.544,90 9.746,66 5.913,73 9746,66 3.642,77 9.746,66 2.116,80 Fuente: Elaboración propia. La aplicación de la garantía de pensión mínima beneficia a un 27,50 por ciento de los pensionistas que tienen reconocida esas cuantías y por tanto su nivel de pensión es superior al que le correspondería por la aplicación de la fórmula de cálculo. En el año 2009, 2.350.000 personas se beneficiaron de esa situación y el complemento que se les abona supuso en 2009 una cuantía de 6.415 millones de euros de los que el 37,5 por ciento están financiados por el Estado ya que dicho complemento forma parte de la esfera no contributiva. Progresivamente el Estado asumirá la financiación completa antes de 2013. Si se considera la distribución territorial del porcentaje de personas que perciben las cuantías mínimas su resultado se refleja en el siguiente mapa en el que se muestra la diferencia por regiones en función de que dicho porcentaje esté alrededor de la media, sea inferior o superior a la misma. Mapa 1 RELACIÓN PORCENTUAL PENSIONES MINIMAS / PENSIONES CONTRIBUTIVAS (MEDIA NACIONAL = 27,50 %) 18,73% 20,72% 13,37% 23,87% 34,19% 33,29% 28,43% 18,88% 27,74 % 17,64% 51,09% 43,73% 29,98% 23,95% 33,25% 35,07% Inferior a la media 33,64% Media Superior a la media Fuente: Informe económico financiero S.S. La representación gráfica puede resumirse en los datos de la tabla 5 que indica las Comunidades Autónomas que presentan una mayor o menor proporción de pensiones mínimas. Tabla 5. Proporción de pensiones mínimas Mayor proporción Extremadura 51,1% Castilla-La Mancha 43,7% Andalucía 35,1% Galicia 34,2% Menor proporción País Vasco 13,4% Madrid 17,6% Cataluña 18,9% Asturias 18,7% En las regiones que presentan una mayor proporción de pensiones mínimas se manifiesta con más intensidad el efecto de solidaridad, ya que por las especiales características del mercado de trabajo, el mantenimiento en el empleo y los niveles salariales, las cuantías de los ingresos por pensión son superiores a los que les hubieran correspondido según la fórmula de cálculo. Otro elemento de solidaridad en las pensiones lo constituyen las pensiones no contributivas que se reconocen, bajo criterio de residencia, a aquéllas personas que no han podido acceder a la esfera contributiva por no haber trabajado o no haberlo hecho el tiempo suficiente y sus ingresos anuales no exceden de los límites que se determinan cada año. Estas pensiones están financiadas también por los presupuestos generales del Estado y su cuantía es fija e igual para los dos tipos de pensiones que se pueden reconocer: las de vejez y las de invalidez. El total de pensiones no contributivas asciende a 445.000 y su cuantía en 2009 fue de 4.755,80 euros anuales. También en estas pensiones se pueden observar las diferencias en la distribución territorial tal como se refleja en el siguiente Mapa: Mapa 2. Relación PNC sobre total población RELACIÓN PORCENTUAL PENSIONES NO CONTRIBUTIVAS / TOTAL POBLACIÓN Inferior al 1% Ceuta Melilla Entre 1 y 1,5% Superior a 1,5% Fuente: Informe económico financiero S.S. Galicia es la Comunidad que mayor porcentaje de pensiones no contributivas presenta ya que absorbe un 11 por ciento del total lo que supone 48.850 personas. De ellas las más beneficiadas son las mujeres que representan un 70 por ciento del total. El efecto de redistribución de las pensiones contributivas se refleja en el tope máximo de pensión, ya que cuando por aplicación de la fórmula de cálculo la pensión inicial es superior al establecido cada año, dicha pensión tiene que ser minorada hasta la cuantía de dicho tope. Esto sucede cuando se ha cotizado por la base máxima y los salarios reales son superiores a dicha base. La base máxima de cotización en 2009 en el Régimen General era de 37.994 euros anuales, lo que significa que el importe de salario que exceda de esa cifra no está sujeto a cotización y por tanto no repercute en la cuantía de pensión. En la tabla 6 se recoge la tasa de sustitución para salarios superiores a la base máxima de cotización cuando se produce una jubilación a los 65 años con 35 cotizados (que genera siempre una pensión topada): Tabla 6. Tasa de sustitución del tope máximo según salario real Salario anual Base de Pensión cotización calculada 37.994 40.000 45.000 50.000 37.994 37.994 37.994 37.994 36.785,82 36.785,82 36.785,82 36.785,82 Pensión tope máximo 34.184,50 34.184,50 34.184,50 34.184,50 Tasa sustitución sobre el salario 0,90 0,85 0,76 0,68 La tasa de sustitución va siendo decreciente cuanto mayor es el salario real percibido y por lo tanto el efecto redistribución es proporcional a la cuantía del salario. Incidencia de las pensiones en la renta familiar Un aspecto importante en relación con las pensiones es analizar qué incidencia tienen en la composición de la renta familiar y cómo constituyen el principal ingreso en los hogares en los que viven personas de edad avanzada. Según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE del año 2008, del total de hogares que existen en España, el 56,3 por ciento tienen ingresos por prestaciones sociales, y de ellos el 64,3 por ciento son prestaciones de jubilación y supervivencia. Si se considera únicamente los hogares cuya persona de referencia tiene 65 ó más años el 97 por ciento perciben algún tipo de prestación y de ellos el 99,8 por ciento son prestaciones de vejez y supervivencia. Los datos de distribución territorial del total de hogares que perciben prestaciones se reflejan en la Tabla 7: Tabla 7. Hogares que perciben prestaciones sociales Comunidades Autónomas Andalucía Aragón Asturias Baleares Canarias Cantabria Castilla y León Castilla-La Mancha Cataluña Comunidad Valenciana Extremadura Galicia Madrid Murcia Navarra País Vasco La Rioja Ceuta y Melilla Total Total Hogares (miles) 2.813 503 408 408 719 204 956 690 2.723 1.857 388 989 2.223 481 223 834 119 43 16.581 % con prestaciones sociales 59,8 57 62,5 52,7 58,3 57,4 63,8 57,3 51,1 56,7 68,3 61,3 50 47,7 49,9 59,3 53,2 56,4 56,3 % con vejez y supervivencia 60,4 69 78 55,9 50,5 67,7 68,5 64,2 66,9 60,6 58,8 76,3 63,5 66,4 71 64,8 69 63,3 64,3 Fuente: INE. Tal como se observa en las cifras anteriores el rango de hogares que perciben prestaciones de vejez y supervivencia oscila entre un 50,5 por ciento en Canarias hasta un 76,3 por ciento en Galicia, lo que pone de manifiesto la importancia que las transferencias sociales por pensiones tienen en España. Hay que considerar también que la diferencia entre regiones puede responder a muy distintos factores tales como el nivel de población ocupada que generará derecho a pensión, la tasa de ocupación de mujeres, los niveles salariales, la proporción de personas mayores, etc. Esta última proporción se mide por la denominada tasa de dependencia (proporción de personas de 65 y más años en relación con la población en edad activa de 16 a 64), que a nivel nacional supone un 24,21 y tiene la siguiente distribución territorial representada en el Mapa 3. Mapa 3. Tasa de dependencia demográfica TASA DE DEPENDENCIA DEMOGRÁFICA (>=65 / 16 A 64) DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL POR COMUNIDADES AUTÓNOMAS (MEDIA = 24,21) 32,18 26,66 27,65 25,48 32,79 34,02 26,55 23,70 29,27 20,42 26,14 28,57 23,81 19,25 19,74% 21,38 Inferior a la media Ceuta 16,33 Melilla 15,58 17,96 Media Superior a la media Fuente: INE. Existe una relación, por tanto, entre la tasa de dependencia y el número de hogares que perciben prestaciones sociales por regiones debido al número de personas de más de 65 años. Galicia es una de las Comunidades que mayor proporción presenta, ya que sobre una media de 24,21 la población de dicha edad supone el 32,75 sobre la de edad 16 a 64. El envejecimiento de la población y los procesos de reforma. La información que se ha recogido en los apartados anteriores pone de manifiesto la importancia que los sistemas de pensiones tienen en España, no sólo por lo que suponen de medio fundamental de vida en los ingresos de las personas mayores sino también porque sus efectos de solidaridad y redistribución permiten mejorar la situación de las personas más desfavorecidas y constituyen una aportación importante a la disminución del riesgo de pobreza. Todo ello contribuye a la estabilidad social y su permanencia en el tiempo debe ser una garantía de futuro que puede verse afectada por el proceso de envejecimiento y sus efectos en la viabilidad de las pensiones. Este efecto de envejecimiento, que se manifiesta fundamentalmente por una mayor esperanza de vida y una menor natalidad presenta en España unas características específicas y distintas de las del resto de países de la UE en relación con las pensiones, ya que en estos últimos años están accediendo a la pensión de jubilación generaciones menos numerosas derivadas de los menores nacimientos producidos en la etapa de la guerra civil, por lo que a efectos del sistema de pensiones tenemos un cierto “respiro demográfico” que sin embargo se verá empeorado a partir del año 2030 cuando empiecen a generar pensiones las personas nacidas durante la época del “baby boom”. El efecto del envejecimiento en España y sus perspectivas de futuro en función de las proyecciones demográficas efectuadas por el Instituto Nacional de Estadística se reflejan en las siguientes pirámides de edades correspondientes a los años 1960 y 2030: PIRAMIDE DE POBLACION PIRAMIDE DE POBLACION EDAD 85 y más EDAD >=100 80-84 95-99 8,24% 75-79 90-94 70-74 85-89 65-69 80-84 60-64 75-79 23,53% 70-74 55-59 65-69 50-54 60-64 45-49 55-59 56,37% 40-44 50-54 57,24% 45-49 35-39 40-44 30-34 35-39 25-29 30-34 20-24 25-29 20-24 15-19 15-19 10-14 35,39% 10-14 5-09 19,23% 5-09 0-04 0-04 2 1 1 1960 VARONES MUJERES 2 Millones 2 1 1 2030 VARONES 2 Millones MUJERES Fuente: INE. Claramente se manifiesta que los dos efectos mencionados se aprecian en la distinta estructura de las pirámides: un estrechamiento importante en la base en 2030 y un ensanchamiento grande en dicho año en la cúspide correspondiente a las edades de 65 y más años. En el grupo de edades en edad laboral hay también una disminución de efectivos importante que a efectos de la sostenibilidad del sistema de pensiones hay que tomar en consideración ya que forman la parte sustancial de financiación del sistema al estar situados en un sistema de reparto. La composición de este grupo de edad está condicionada también por las hipótesis de inmigración utilizadas por el INE para la proyección. El efecto que sobre las pensiones puede tener en el futuro el efecto de envejecimiento ha sido motivo de los continuos procesos de reforma que en España se han venido efectuando en los últimos años con objeto de preservar el equilibrio del sistema de pensiones. Tres principios fundamentales están en dichos procesos de reforma: mantener un sistema de pensiones que sea adecuado en cuanto al nivel de protección en relación con la situación previa de vida activa y garantía de pensiones mínimas, mantener la viabilidad financiera a largo plazo y modernizar el sistema de pensiones para dar respuesta a las nuevas realidades económicas y sociales. Estos procesos de reforma se articulan a través del Pacto de Toledo, basado en el acuerdo político y la concertación social, que constituye una garantía de que el sistema de pensiones tiene un tratamiento consensuado que elimina la posibilidad de utilización política como garantía de la estabilidad social. En relación con el contexto europeo el proceso de envejecimiento en España tiene una situación específica, ya que en este momento nuestra tasa de dependencia demográfica es mejor que en el resto de Europa, pero empeorará sensiblemente a partir del año 2030. El punto de cambio de tendencia se pone de manifiesto en la siguiente tabla de comparación de España y de la UE: Tabla 8. Tasa de dependencia demográfica TASA DE DEPENDENCIA % POBLACIÓN ≥65 / 16-64 Años España 2002 24,98 Media U.E. 2004 24,79 25,00 2010 24,99 25,90 2015 27,53 28,26 2020 30.00 31,05 2025 33,49 34,23 2030 38,21 38,04 2035 44,01 42,07 2040 50,71 45,36 2045 57,50 48,00 Fuente : Eurostat Hasta el año 2030 España estará en una posición relativa mejor que el resto de Europa, pero el efecto de envejecimiento tendrá una mayor importancia a partir de dicho año. Esto indica el margen de maniobra demográfico que se tiene para que los efectos de las reformas que actualmente se están estudiando en la Comisión del Pacto de Toledo contribuyan a paliar el efecto del envejecimiento a largo plazo. Dentro de este proceso de reformas los objetivos que a nivel europeo se han consensuado para garantizar la viabilidad social y financiera de los sistemas de pensiones se dirigen fundamentalmente a fomentar el estímulo del mercado de trabajo para conseguir mayores niveles de empleo, sobre todo para las mujeres y las personas de mayor edad, restringir el acceso a las pensiones de jubilación anticipada, fomentar la prolongación de la vida activa y reforzar los criterios de contributividad en el sistema de pensiones a la vez que se defiende la garantía de ingresos para las personas con mayor necesidad. De estos aspectos y en relación con el mercado laboral hay que destacar la importancia de la incorporación de la mujer al mercado de trabajo que permitirá no solo afianzar la base financiera del sistema al propiciar mayores ingresos por cotizaciones sociales, sino también que en el futuro existan mejores ingresos por pensión en los hogares con personas mayores mujeres que tengan derecho a pensiones propias y no derivadas como ocurre ahora. La brecha que se puede cubrir en este aspecto se pone de manifiesto en la siguiente pirámide de edades en la que se observa cuál es actualmente la proporción de jubilados según género en relación con la población general: Gráfico 1. Pirámide de edades de población y de jubilados. PIRAMIDES DE POBLACION Y DE NÚMERO DE PENSIONISTAS DE JUBILACIÓN 100 95 VARONES MUJERES 90 85 80 75 70 65 60 55 -300000 -200000 -100000 0 100000 200000 300000 Población Pensiones Jubilación Fuente: INE, SS y elaboración propia. En los perfiles de población que corresponden a las mujeres se aprecia el amplio margen que queda entre la población pensionista de jubilación y la población general para cada grupo de edad por lo que en la medida en que se impulse la participación de la mujer en el mercado de trabajo cada vez será mayor la proporción de las que perciban pensión de jubilación y se puede cumplir el objetivo de que cada vez se acerque más su perfil de pensionista al de los varones. CONCLUSIONES La existencia de sistemas públicos de pensión constituye una garantía de ingresos en los hogares en los que, por distintos motivos, el cese en el trabajo ocasiona pérdida de recursos económicos. La importancia de la cobertura que suponen las pensiones en estos casos está en función, tanto del número de personas que perciben una pensión, como de la cuantía de las mismas. El 82 por ciento de la población española de 65 y más años están cubiertos por las pensiones del sistema de Seguridad Social Las tasas de sustitución de la pensión de jubilación respecto del último salario ponen de manifiesto la intensidad de la protección que el modelo permite alcanzar. Dichas tasas tienen un recorrido amplio en función de las variables que las condicionan, tales como los salarios por los que se cotiza, el número de años cotizados y la edad de jubilación. Las tasas de sustitución reflejan las siguientes circunstancias: Cuando se acredita el derecho máximo a pensión (65 años de edad y 35 de cotización) la tasa de sustitución es de un 88 por ciento para un salario medio. Esta tasa va siendo decreciente con menos edad y años cotizados de manera que con 60 años de edad y 15 de cotización dicha tasa es del 46 por ciento teniendo en cuenta que en estas condiciones se genera la pensión mínima. El efecto de solidaridad se manifiesta en la tasa de sustitución de la pensión mínima que alcanza el 112 y 104 por ciento para edades de 60 y 65 años respectivamente cualquiera que sea el período cotizado cuando se ha cotizado por la base mínima. Las pensiones en el sistema de Seguridad Social son de carácter contributivo, pero se complementan con aspectos de solidaridad que se manifiestan especialmente por la existencia de pensiones mínimas y de pensiones no contributivas. Más de 2.800.000 pensiones se benefician de esta situación. El principio de redistribución se refleja en la existencia de topes máximos de pensión lo que supone una reasignación de recursos en los niveles de ingresos más altos. La mejora relativa de la renta en los hogares cuya fuente principal de ingresos son las pensiones vendrá condicionada en el futuro, entre otros factores, por una mayor generación de derecho propio a pensión de las mujeres, derivado del incremento en su tasa de ocupación y del acercamiento progresivo al salario de los hombres. La distribución territorial de las pensiones pone de manifiesto diferencias en el nivel de protección y cómo el efecto de solidaridad tiene su manifestación de forma diferente en cada una de ellas en función de distintas circunstancias referidas al nivel de ocupación, de salarios, de la tasa de dependencia, etc. En el ámbito geográfico de Galicia, y en relación con las pensiones se observan las siguientes características : El total de población mayor de 65 años protegida por el Sistema de Seguridad Social alcanza niveles importantes ya que la tasa de dependencia demográfica (32,79 por cien) es bastante superior a la media nacional (24,21). Es también importante el número de hogares que perciben prestaciones económicas, ya que de una media nacional de 64,3 por ciento, en Galicia suponen un 76,3 por ciento. El efecto de solidaridad se refleja en el alto porcentaje (34,2 por ciento del total de pensiones) que perciben complementos por mínimos y en el número de pensiones no contributivas, un 11 por ciento del total nacional. De estas pensiones el 70 por ciento corresponden a mujeres. Conseguir que las pensiones sigan manteniendo en el tiempo su aportación a los hogares de los mayores, constituye un reto al que tienen que enfrentarse en el futuro el sistema de protección social a la vista de los importantes cambios en la estructura de la población. Garantizar la sostenibilidad social y financiera de las pensiones a largo plazo va a implicar la introducción de las reformas necesarias que, en el marco del Pacto de Toledo, permitan contrarrestar los efectos del envejecimiento. En este aspecto en España tenemos un margen de maniobra importante hasta el año 2030 para consolidar el efecto de las futuras reformas. Existen otros aspectos colaterales al percibo de la pensión, que permiten garantizar un nivel de vida adecuado en los pensionistas, como la prestación de los servicios de asistencia sanitaria y prestación farmacéutica gratuita, así como los servicios sociales, que ponen a disposición de quien lo necesita los medios necesarios para atender a sus cuidados, especialmente para personas dependientes. Criterios A Europa pensada: o poder de Europa Álvaro Carva Álvaro Carva é intelectual, profesor e experto nas Comunidades Europeas. Álvaro Carva es intelectual, profesor y experto en las Comunidades Europeas. A Europa pensada: o poder de Europa Álvaro Carva Três acontecimentos: os “Dez Mandamentos”29; os plebeus que arrancaram a “Lei das Doze Tábuas”30; os “sete pecados capitais”31. Séculos depois... Assis, Fevereiro A.D. 1197 Querido Lotario, Confiando na minha sorte, escrevo-te para Messina. Espero que quando a minha carta chegar, ainda aí estejas. Fiquei muito preocupada com a tua última mensagem: o que queres dizer com isso de que vais apostar tudo na tua causa? Não compreendo. Significa que estás disposto a renunciar a tudo aquilo que te desvie do teu objectivo? Assusta-me esse tom. Para quê tanto mistério comigo? Deus escutou as nossas preces e o imperador começou a aproximar-se do papa depois de tantas afrontas. Sem o apoio dos príncipes alemães, embora a França e a Alemanha, o Chipre e a Arménia sejam ainda seus vassalos, embora a Hungria e a Dinamarca continuem prostadas a seus pés, Henrique VI sabe que a única possibilidade que tem para que o seu 29 Os Dez Mandamentos ou o Decálogo é o nome dado ao conjunto de leis que, segundo a Bíblia, teriam sido originalmente escritos por Deus em tábuas de pedra entregues ao profeta Moisés. 30 Lex Duodecim Tabularum ou simplesmente Duodecim Tabulae, em latim, ou a Lei das Doze Tábuas, constituía uma antiga legislação que está na origem do Direito Romano. Tornou-se no cerne da Constituição da República Romana e do mos maiorum (leis antigas que se tornaram regras de conduta). 31 Trata-se de uma classificação conhecida como “vícios” surgida no Cristianismo e que o Catolicismo utilizou para controlar, proteger e educar os seus seguidores. filho o suceda no trono é contar com o apoio de Celestino. A Igreja está dividida [...] És um cardeal da Igreja Católica, o que mais podes desejar neste momento? [...] Ortolana - “É verdade que queres ser Papa?”, perguntam-lhe. Com olhar matreiro responde: - “Um dia sê-lo-ei”, previa o nosso jovem . Mas responde-me. - “Por que me fazes essa pergunta?” - “Se me acompanhares dar-te-ei pormenores”. A notícia corria de forma rápida. Os príncipes da Saxónia e da Turíngia tinham-se negado a apoiar o império hereditário que é proposto por Henrique VI. *** Reconheceu, certamente, que estamos a escrever sobre Lotario de Segni. Que nasceu em 1160. Cronologicamente deixo-lhe ainda mais umas brevíssimas notas. Em 1174 Saladino toma Damasco. Em 1179 realiza-se o terceiro Concílio de Latrão. O que levou estes homens a agirem desta forma? A imposição, o poder, evoca paixões e variadas dramaturgias. Séculos depois de imposições diversas, os Estados abastados impõem a “Lei dos cinco continentes”. Logo depois a imposição do “Império dos mares”. Estas particularidades irresistíveis fornecem-nos indicações úteis da amplitude e da duração das etapas do homem e das suas organizações. As descobertas ultramarinas nos séculos XV e XVI modelam as regras do direito internacional. A revolução industrial forçou-nos às regras coloniais de confiscação da supremacia da Europa sobre os povos do ultramar. A descolonização tornou-se tão importante como o fenómeno das descobertas. Lidou-se com o imprevisível no direito internacional. Sempre nos envolvemos em relações de dominação que com algum jeito de imposição justificamos. Hoje temos uma Europa que controla e que queremos controlar. Ao moldarmos esta Europa aos nossos desígnios convertemos as leis, a chave para entender a experiência do poder. As nossas relações são de domínio sempre sobre os outros. Mas por que escrevo este texto apesar de ser convidado pela Direcção e editor do Instituto Politico e Social ? Faço-o para compreender. A minha forma de reflectir . O Poder Admiramos o poder. Enlouquecemos pelo poder. Utilizamos o poder em todas as circunstâncias. Fascinamo-nos com o poder. O poder é beleza, segredo, visibilidade, realidades contraditórias. Como nos diz Hobbes, “Dou como primeira inclinação natural de toda a humanidade”, um “perpétuo e incansável desejo de conseguir poder, que só cessa com a morte”. John Galbraith diz que “Do contexto e do exercício do poder, deriva uma sensação de valor auto-induzido. Em nenhum outro aspecto da existência humana se encontra a vaidade submetida a tanto risco”. Se tivermos em conta Nietzsch, Foucault, Boursdieu, Luhmann, de entre outros constatamos uma inversão no conceito de poder com as tradições mais antigas. Foucault diz-nos que “O poder, se é visto de perto, não é algo que divide entre os que o ostentam e os que não o têm ou o sofrem. O poder é e deve ser analisado como algo que circula e funciona – por assim dizer – em cadeia. Nunca está localizado aqui ou ali, nunca está nas mãos de alguém. Nunca é uma propriedade, como uma riqueza ou um bem”. Há uma história muito interessante contada por Dennis Reynolds, quando nos diz que na reunião de Munique que ocorreu entre Chamberlain e Hitler, ambos aceitaram a invasão da Polónia, para que assim Hitler pudesse defender os habitantes de língua alemã. É certo que os ingleses não estavam envolvidos de forma directa neste acontecimento, sendo certo que os franceses tinham um tratado de defesa com a Polónia. Mas Chamberlain assumiu pessoalmente este movimento por razões pessoais de desejo e poder. Já Luhmann esclareceu que “O poder não é um instrumento ao serviço da vontade. É o poder que engendra a vontade”. Poder é pois o acto de agir, mandar, deliberar. Expressa-se nas diversas relações sociais, de diversas formas, sempre com sentido amplo e para além da função de poder exercido pelo Estado. Na politica definem-no como capacidade de imposição, sem alternativa de desobediência, autoridade, legitimidade e leis imutáveis. A imutabilidade da política europeia Assiste-se hoje a uma prodigiosa interpelação da Europa que desde há séculos se projecta no “seu” poder de direito dominante. É certo que se o contestarmos ele reivindica que o direito se reconhece num pretenso carácter de imutabilidade. Como se o direito fosse um culto. E um poder legitimado. O direito pelo direito? Ou a consistência do estabelecido para uma sociologia apaziguada? As instituições seculares, as interacções pessoais, as leis são a força ou a fuga do exercício de poder. De onde emana o poder da Europa? Eu não sei se terei talento suficiente para esta breve reflexão. Por pensar e duvidar. Se tento saber sofro, medito e torno-me um ente sem interesse e sem utilidade. Se vejo e constato o que se passa com os outros fico inquieto e pelo respeito sobre esses outros deixo de duvidar do poder europeu. Mas sem esforço percebo que o poder fascina. Trata-se de uma realidade contraditória mas que o europeu cultiva com visibilidade e grandeza, na sua miséria e espanto. Esta conflitualidade agarra-se a conceitos como a liberdade para o tornar menos suspeito. Uma realidade contraditória que o lord Acton esclarece com ”o poder corrompe sempre”. Se a imposição do direito europeu ou qualquer outro se torna uma referência imutável, toda a mudança se torna ímpia. Torna-se assim numa realidade de direito dominante, de conservação, de privilégios. Quem se atreverá a contrariar posteriormente esta “neutralidade”? Mas quem aceitará o poder se ele corrompe? Esta “neutralidade” colocada nestas condições não reflecte a fidelidade, as aspirações da união europeia; ou será que exprime as necessidades que Shakespeare expressou como “É belo ter a força de um gigante, mas é horrível usá-la como um gigante”? O poder europeu, este culto totémico é a felicidade dos homens da nossa época. Trata-se de um monumento, de um sacrossanto que muitos perseguem e por ele lutam incansavelmente. As normas são pois negociadas em conjunto para se revestirem de um carácter de eternidade que as proteja contra o desgaste. Seria então possível e no momento actual abdicarmos da união europeia? Haveria uma força suficiente para um movimento natural de metodologia, de filosofia, que alterasse esta manifestação de uma união europeia? É certo que a história nos demonstra que com os tempos os sistemas mudam e a mudança provoca a evolução das sociedades. Somos a consciência da participação igualitária em interesses comuns. Por isso se democratizaram as relações entre os Estados, fossem eles grandes, médios e pequenos. Apresentaram-se os Estados numa relação de igualdade nesta “velha” Europa de direitos, a favor da paz e na instauração de uma nova ordem mundial. Exigiu-se a democratização e a universalidade do sistema. Ma há quem defenda que é o tempo e a duração do próprio poder que leva à actual situação politica e igualitária que vivemos. Que estamos perante um fim em si mesmo. Como se houvesse um infinito e este actual modelo seria o fim desta longa evolução. Mas como formulou Bergson e outros pensadores, se o tempo é infinito e nos encontrámos no fim de um percurso, por que será que todas as coisas nos sucederam já? Por que aconteceram todas de forma sucessiva? Por que já tudo se sucedeu? O que na verdade Bergson esclarece é que não há uma certa concepção linear do tempo como uma recta infinita ou que se estende infinitamente em ambas as direcções. Esclarecendo-nos que o tempo é basicamente duração. E a duração é o que constitui a nossa consciência do fenómenos. Este modelo de que a duração é a nossa consciência em todas as etapas do processo de elaboração da decisão, ela torna-se numa “ordem do dia” dos governos europeus e dos negócios mundiais de qualquer natureza. A ponto da família ser hoje a única defesa contra esta mercantilização e este poder que um dia pode estar em queda, sem que no entanto haja um outro. Esta é a Europa de hoje. Com relações difíceis que são contaminadas pelo poder. Numa relação mundial e de submissão a poderes com demasiadas crenças para um sistema que muitos queriam de denominação. A Legitimidade do poder europeu Legitime, palavra de origem latina. Legitimidade que deriva deste legítimo. Mas que legitimidade pode existir se ela se situa no limiar das deontologias e axiologias do “ser” e do “dever ser”? Deixemos esta reflexão para uma outra oportunidade. Situemo-nos por agora no termo da sua história que está associada ao poder, ou até direi de outra forma mais moderna, à autoridade. Ou como dizem os que não escondem o gosto do poder, “o poder legitimado”. Nesta Europa de legitimidades e de governabilidade, a associação entre o poder e o governante conforma-nos a uma mútua convivência. Antes dos gregos esta relação de poder como se pode constatar nos brevíssimos exemplos inicias, apontava-nos para um caminho de vontade privada. Uma determinação de que o próprio governante seria a própria encarnação do poder. Um verdadeiro critério do justo, do injusto, da paz e da guerra. Mais tarde este conceito era perspectivado numa relação de um principio de interconexão entre os termos gregos e romanos. Como se as leis exprimissem a vontade colectiva pelo interesse público. Uma linha nem sempre visível mas onde o interesse público era percebido com uma visão ampla, que iria muito para além da politica. Atravessava as próprias relações sociais. A passagem pela Idade Média redefine-se e as autoridades cristãs esforçam-se por rejeitar o público e a moral argumentativa da sociedade. Deixa de existir a politica idealizada pelos gregos e existe apenas o poder e o privado assume a vanguarda das relações das lideranças sociais. Na Modernidade há as oscilações históricas e, segundo Humberto Eco, a racionalidade moderna não é apenas composta de ideal de conhecimento seguro, de verdade, de paz, mas de conflito e contingência. Percebe-se que a Modernidade tratou a legitimidade como se este termo tivesse o sinónimo de legalidade. E na Europa de hoje? Os europeus já estão para além da democracia de auto-afirmação e do autoconhecimento. Se um Estado não assumisse estas duas vertentes anunciadas tornar-se-ia num Estado de Excepção, colocando a sua natureza de poder com a ausência de legitimação democrática. Estamos num poder europeu que já predomina a própria formação social do poder, tornando-o aceite e desejável, difuso e pessoal, institucionalizado e regredido. A linguagem tornou-se o poder expresso que usa as palavras para a compreensão e obediência. Numa utopia de que este poder serve o bem público, de forma elegante, sóbria e clara, objectiva e persuasiva. Utilizam a linguagem do poder entre o amor e a paixão. Uma forma moderna de impor o poder sem desobediência. O poder legítimo e sancionado de hoje coincide com a autoridade, com a paixão, com a manutenção das barreiras sociais para que se nutra o desejo desse sentimento. Tratam-se os cidadãos como apaixonados, promovendo-lhes a felicidade e a satisfação, como se houvesse um sentimento afectivo. Mas estudos de psicologia humana dizem-nos que os sentimentos de um estado de paixão dificilmente ultrapassa os três anos. A paixão pelos governados esforça-se para que estes sentimentos de propaganda e publicidade politica não se percam nos três anos subsequentes a uma eleição. E se a paixão se perder, com ela, existirá uma eventual derrota nas eleições. A tristeza invade as pessoas e as dificuldades atingem a plenitude levando o “eleitor-apaixonado” a ser só feliz se conseguir o objecto da sua paixão. Mas ainda temos um outro conceito que pode abalar esta paixão pela politica europeia ou até, pela politica de cada um dos Estados Europeus: a mentira. A Mentira Descrever declarações de verdade pode levar a acreditar que essa declaração seja suspeita, que seja falsa, desde que uma das personagens (o ouvinte) acredite nesta desfiguração da verdade. A desfiguração da verdade coincide com um conjunto de acontecimentos que podem ser até uma verdade com a intenção de causar uma acção de engano. Esta desfiguração pressupõe a presença de, pelo menos, duas personagens: o falante e o ouvinte. Mas para esta breve reflexão o que me parece de maior relevância é a desfiguração consciente da verdade. E que desfigurações conscientes da verdade podemos desde já traduzir? Numa perspectiva brevíssima, constatamos que a anulação de uma transformação consiste em eliminar um subconjunto de acontecimentos, sabendo que nesta politica europeia se promove, com demasiada frequência, a ocultação do estado real dessas mesmas ocorrências. E com situações limite sempre que utilizam o silêncio. Que podemos denominar de “mentira ignorativa”. Onde o “não vi” e o “não sei” são status pragmáticos e semânticos demasiadas vezes utilizados. Há também a transformação consciente de acontecimentos e objectos “estranhos”, que se utilizam para produzirem anulação. E não me devendo alongar, a transformação da indefinição que se assemelha a uma anulação parcial e que o exemplo seguinte esclarece: “Quem foi o ministro?” “Um conhecido”. É certo que há ainda variadíssimas outras modalidades e transformações da mentira politica. Mas estas observações já nos permitem perceber que este é o nosso tempo, onde a desfiguração da verdade tem causas ontológicas, gnoseológicas e linguísticas. Tal como a inconstância da realidade, a delimitação imprecisa dos objectos, acontecimentos e situações; ou onde a virtude de actos e mensagens são desfigurados da verdade a fim de se evitar falar da realidade da consciência e, por fim, o carácter generalizado com a referência inexacta de objectos e acontecimentos em textos. Criterios El futuro de la política agrícola común Rosa Miguélez Ramos Rosa Miguélez Ramos é Presidenta de SAECA (Sociedad Anónima Estatal de Caución Agraria). Ex parlamentaria al Parlamento Europeo. Rosa Miguélez Ramos es Presidenta de SAECA (Sociedad Anónima Estatal de Caución Agraria). Ex parlamentaria al Parlamento Europeo. El futuro de la política agrícola común Rosa Miguélez Ramos El Comisario de Agricultura y Desarrollo Rural, Dacian Ciolos, anunciaba este mismo mes de abril, ante el Parlamento Europeo, su intención de "reformar la Política Agrícola Común (PAC) para que responda a las nuevas necesidades y realidades", reforma que comenzaría a aplicarse a partir de 2014. Y, aunque el Comisario explicó, en su comparecencia, que “el dinero no es su primera preocupación”, aprovechó el momento para recordar, a los ciudadanos y ciudadanas, un 90% de los cuales, según el Eurobarómetro, considera a esta política muy importante para el futuro, que "el conjunto de las ayudas, tanto de la UE como de sus Estados miembros, destinadas a la agricultura, está por debajo del 1% del PIB de los Veintisiete Estados miembros, muy poca cosa si pensamos que la PAC es la encargada de garantizar el aprovisionamiento alimentario de los europeos y europeas". Un poco de historia Han transcurrido más de cincuenta años desde que, en 1957, un grupo de visionarios rubricaba el denominado Tratado de Roma, por el que se creaban la Comunidad Europea del Carbón (CECA) y la Comunidad Económica Europea (CEE). Algunos ignoran que en ese texto se sentaban también las bases de la futura Política Agrícola Común (PAC). La PAC, la primera y, hasta ahora, la única política común que realmente ha existido, jugó un papel fundamental en el proceso de construcción europea. La población de nuestro continente, diezmada tras una terrible y fratricida contienda, que originó decenas de millones de muertos, se veía confrontada a dificultades de todo tipo, la primera de ellas la falta de alimentos y, por consiguiente, el hambre. Su creación, fruto de la voluntad de los Estados Miembros fundadores de apoyar sus respectivas agriculturas nacionales, permitió, a través de la unificación del sistema de ayudas, evitar las distorsiones de la competencia y facilitar la libre circulación de mercancías, en lo que más adelante se denominaría “mercado único europeo”. La agricultura juega un papel clave en la economía comunitaria y proporciona empleo a casi 30 millones de personas. A su peso hay que sumar el de la industria agroalimentaria32, en un lugar intermedio entre la producción y el consumo, motor importante de la economía, esencial para la innovación y el desarrollo. Gracias a la existencia de la PAC, la Unión Europea puede vanagloriarse de ser la primera exportadora y la primera importadora de productos agrícolas a escala mundial. Hasta el momento, la Política Agrícola Común ha conseguido cumplir en gran medida los objetivos para los que fue creada. A lo largo de los últimos 50 años, la PAC nos ha permitido, como europeos, alcanzar la autosuficiencia alimentaria, estabilizar los mercados de productos agrícolas, modernizar las estructuras agrarias, aumentando espectacularmente la productividad, y garantizar un nivel suficiente de rentas a los agricultores y precios razonables a los consumidores. Su laborioso proceso de definición y desarrollo configuró una manera de enfocar y resolver los problemas que se convertiría en referente para avanzar en la unidad europea. Y otro poco de actualidad No obstante, la PAC se enfrenta, en la actualidad, a retos nuevos y urgentes, el mayor de los cuales, sin duda, el provocado por el contexto económico, social, político y ambiental por el que atraviesa Europa, y que ha servido para que esta vieja política vuelva al primer plano de la actualidad. 32 En nuestro país, la industria agroalimentaria ocupa hoy por ventas el quinto puesto en Europa y representa el 17% del total de la producción industrial nacional, constituyendo el primer sector de la industria manufacturera y dando trabajo a casi 500.000 personas. La PAC deberá adaptarse a un entorno económico cada vez más inestable: la crisis financiera y económica mundial y la volatilidad extrema de los precios han afectado profundamente a los agricultores y a la viabilidad del sector agrícola en su conjunto. La reciente escalada de precios de los productos agrícolas, consecuencia de la falta de desarrollo agrario y del aumento de la demanda en los países emergentes, ha puesto fin a la ilusión de abundancia en la que los europeos hemos vivido los últimos 20 años, que nos llevó a despreciar la actividad agrícola, relegándola al desván de los trastos, mientras crecía y se multiplicaba la demanda exterior. La seguridad alimentaria, entendida como el acceso a un suministro suficiente, seguro y nutritivo de comida, se ha convertido, de nuevo, en prioridad política. La agricultura comunitaria tendrá que responder de ella ante todos los consumidores europeos, pero su papel no acaba ahí. También deberá contribuir a alimentar a una población mundial que, al contrario de lo que ocurre en Europa, un continente en repliegue demográfico, no para de crecer. Se prevé que de aquí a 2050 el número de habitantes de nuestro planeta se incremente en 3 mil millones de personas más, por lo que los expertos estiman que, para responder a esa demanda futura, la agricultura necesitará duplicar su producción. Pero, si quiere ser parte de la solución al cambio climático, tendrá que ser capaz de hacerlo utilizando menos tierra y con un menor consumo de agua, electricidad y productos químicos. Los cambios en la arquitectura institucional de la UE y la definición de las nuevas prioridades políticas están también en el trasfondo del debate sobre la futura reforma de la PAC. Por lo que se refiere a estas últimas, la agricultura deberá, en primer lugar, hacerse un hueco y definir su función dentro de la estrategia «Europa 2020» destinada a dar respuesta, de forma activa, a la crisis económica y financiera mundial. Deberá asimismo tomar buena nota de los cambios previstos en otras políticas comunitarias que le afectan, como la de cohesión o el debate sobre la competitividad del sector agroalimentario. Para ello tendrá que defender encarnizadamente su parte en el presupuesto comunitario, en un contexto marcado por la definición de las nuevas Perspectivas Financieras para los próximos siete años. Por último, y tras la entrada en vigor del nuevo Tratado de Lisboa, la PAC se verá afectada, esperamos que para bien, por el nuevo papel protagonista del Parlamento Europeo, ahora con responsabilidades como colegislador en materia agrícola. Más adelante volveré sobre estos asuntos. Las sucesivas reformas de la PAC El artículo 33 del Tratado de Roma dispone los objetivos internos de la Política Agrícola Común, a saber: ● Incrementar la productividad agrícola, fomentando el progreso técnico y garantizando el uso óptimo de los factores de producción, especialmente el trabajo. ● Garantizar un nivel de vida justo a los agricultores. ● Estabilizar los mercados. ● Procurar la disponibilidad del suministro. ● Garantizar precios razonables a los consumidores. Para alcanzarlos, la PAC ha estado, desde su nacimiento, sometida a un proceso continuo de revisión y reforma. Recordemos que la primera gran crisis de la agricultura europea, en la década de los 80, se debió a la aparición, en tres grandes sectores (cereales, carne de vacuno y productos lácteos), de importantes volúmenes de excedentes, que hicieron explosionar el gasto agrícola. La primera gran reforma, la denominada “McSharry”, llevada a cabo en la década de los 90, representó el primer paso en el proceso de desvincular las ayudas de los volúmenes de producción, al pasar de un modelo de apoyo a los precios (a los productos) a otro de ayudas compensatorias a los productores. La reforma contenía, asimismo, el primer esbozo de una política europea de Desarrollo Rural. La segunda, conocida como “Agenda 2000”, se encargó de completar este proceso, al definir un marco más coherente entre el “Primer pilar”, destinado a las ayudas directas y a las medidas de mercado, y el “Segundo pilar”, dedicado al desarrollo rural. La reforma de 2003, la más importante hasta la fecha, estableció una ayuda única por explotación (“sistema de pago único”), independiente de las decisiones de producción y "desacoplada", por tanto, de la misma. Vincular su percepción al cumplimiento de determinadas medidas de mejora de la repercusión de las prácticas agrícolas sobre el medio ambiente, la salud pública o el bienestar animal, así como al mantenimiento de la tierra en adecuadas condiciones de conservación (“eco- condicionalidad”), sirvió para blindarla frente a las negociaciones en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Por su parte, la reforma de 2008, conocida como «Chequeo médico», se limitó a ser, como su nombre indica, un mero ajuste técnico, ante determinadas disfunciones observadas en la aplicación de las precedentes, para continuar en la prosecución de los objetivos fijados en 2003. Las sucesivas reformas han ido progresivamente alejando a la PAC de la cantidad en aras de un acercamiento a la calidad, poniendo punto y final a los tan criticados «lagos de leche» y «montañas de mantequilla» vividos en la década de los 80, que tan mala imagen proyectaron sobre esta política, alimentando todo tipo de controversias que, en la mayor parte de los casos, se han prolongado hasta nuestros días. Al reducir su capacidad de intervención en los mercados, sustituyendo, como ya he dicho, un modelo basado en la ayuda a los precios y a la producción por otro basado en la ayuda a los agricultores, la agricultura europea dejó, por una parte, de volcar sus excedentes en los mercados mundiales, en consonancia con los requisitos de la OMC, al tiempo que iniciaba el difícil camino de la reconciliación con la opinión pública europea. La integración, en el corpus legislativo, de los objetivos del “Segundo pilar” (desarrollo rural), atendiendo a las nuevas demandas de la sociedad, representó un importante avance en el reconocimiento del carácter multifuncional de la agricultura comunitaria. Avance, sin embargo, todavía incompleto33. La PAC en la encrucijada Hemos visto cómo las sucesivas reformas iban cambiando la PAC para adaptarla a los nuevos tiempos. Pero hasta el momento ninguna de ellas se atrevió a abrir el debate de fondo sobre la renovación del proyecto agrícola europeo, ni tampoco sobre la revisión de los objetivos de la agricultura comunitaria. Tras 50 años de existencia, la PAC sigue pareciéndose sobre todo a sí misma: una política de producción, basada en sistemas técnicos altamente competitivos y guiada por criterios casi exclusivamente económicos. 33 Los expertos nos recuerdan que sigue pendiente un instrumento que nos permita dirigir las ayudas de la PAC hacia los grupos sociales y los territorios que verdaderamente las necesitan: agricultura territorial y zonas rurales con retraso económico. Y que seguimos esperando por la elaboración, a nivel comunitario, de una tipología de las distintas zonas rurales existentes en Europa, así como de los distintos tipos de agricultores y de modelos de explotación. Esa es, precisamente, la encrucijada en la que, a día de hoy, se encuentra. Se ha conseguido una cierta unanimidad en la idea de la necesidad, para el futuro, de una política agrícola fuerte, con un marco de normas básicas decidido a escala europea. También en la de que la agricultura, cuya función primordial es alimentar a la población, no puede ser abordada como un sector económico más. Pero en el complicado momento que nos ha tocado vivir, su reorientación resulta cada día más imprescindible. Por varias razones. He hablado ya de la drástica evolución del contexto económico europeo e internacional, así como de la aparición de nuevas preocupaciones y nuevos retos, frente a los que la agricultura tiene un importante papel que jugar: el fenómeno del cambio climático, la difícil gestión de un recurso escaso, el agua, la sustitución de las energías fósiles por las renovables, la defensa de nuestra maltrecha biodiversidad o la necesaria protección del suelo. La segunda de las razones tiene que ver con el principio de cohesión 34: en más de 50 años de existencia, la PAC no ha conseguido reducir las disparidades en nuestro espacio agrícola y, como ya he dicho, el reconocimiento del carácter multifuncional de la agricultura europea apenas ha tenido reflejo en las sucesivas reformas. Así, las medidas adoptadas, tanto por la PAC como por la política de cohesión, se han olvidado de un factor fundamental: la relación causaefecto existente entre el mantenimiento de la población rural y de los recursos naturales y culturales y la pervivencia de un gran número de explotaciones de pequeña y mediana dimensión, sobre todo en las zonas más atrasadas. Por paradójico que pueda parecer, han sido las mayores explotaciones, generalmente las más competitivas y eficientes, las que han recibido las ayudas más importantes: el 80 % del presupuesto para el 20 % de los agricultores. Una gran parte de la opinión pública europea ha empezado a manifestar abiertamente su desacuerdo con una asignación de los recursos públicos tan injusta, por lo que parece necesario trabajar en el sentido de dotar de una mayor coherencia a estas dos grandes políticas comunes. La tercera de las razones es que, si bien la mayoría de las ayudas directas contribuyen a incrementar el valor de los bienes raíces y otros activos, su 34 El concepto de cohesión territorial, recogido en el Tratado de Lisboa, supone una nueva aproximación al territorio desde la óptica de la integración y el equilibrio, nueva aproximación que debe convivir, armoniosamente, con la política agraria. utilidad para generar trabajo y empleo en las zonas rurales resulta bastante cuestionable, por no decir nula. Vincular, de alguna manera, la concesión de estas ayudas al cumplimiento del objetivo de creación de empleo contribuiría, sin lugar a dudas, a mantener, dar vida y desarrollar, de manera armoniosa, el espacio agrícola en todo el territorio comunitario. La política de desarrollo rural europea He mencionado ya de qué manera la política de desarrollo rural ha ido, a lo largo de las sucesivas reformas, conquistando un lugar cada vez más relevante dentro de la PAC. Los investigadores sostienen que el modelo europeo de desarrollo rural35 no surge ni se extiende por igual en todo el territorio europeo, sino que lo hace, en primer lugar, en los países del centro y el norte de Europa, donde el proceso de modernización agrícola, más eficaz, ha logrado generar un importante número de explotaciones competitivas en términos de mercado. Lo que nos lleva de nuevo a evocar las profundas diferencias entre el norte y el sur europeos. En el primero de ellos, el territorio rural está ocupado por explotaciones modernas y agricultores muy profesionalizados, consolidados y con capacidad de innovación y, lejos de estar aislado, mantiene estrechos vínculos con sociedades urbanas de rentas altas, demandantes de “productos rurales”. Sobre todo, alimentos de calidad y servicios de ocio y disfrute del medio ambiente, aunque este último se encuentre, en la mayoría de los casos, fuertemente deteriorado, tras décadas de prácticas agrícolas de carácter intensivo. Aunque ciertas regiones de los países mediterráneos podrían identificarse con este modelo, en el sur lo que predomina son las explotaciones marginales, con una población agrícola envejecida y una incipiente articulación con los núcleos urbanos y sus recientes demandas de productos y servicios. Al contrario de lo que pudiera parecer, es precisamente es en estas zonas donde la implantación del nuevo modelo de desarrollo rural está resultando más dificultosa. La razón, en mi opinión, más evidente, la encontraríamos en la reticencia de los propios agricultores a renunciar al proceso de modernización de sus explotaciones que, al contrario que en el norte, en la mayor parte de los casos aún no se ha producido o bien está por concluir. Y ello a pesar de las ventajas indudables, a la hora de adaptarse a los compromisos ambientales, 35 Una región rural es aquélla cuya densidad de población es menor de 100 habitantes/km 2 y cuyo empleo agrario supera el 11% del empleo total, el doble de la media del empleo agrario en la UE. El 31% de los y las europeas viven en este tipo de zonas, que ocupan el 76% de la superficie comunitaria. del sistema productivo de los países del sur, con un impacto sobre el territorio, en términos de sostenibilidad, mucho más suave. Es evidente que, de llevarse a la práctica, las propuestas del nuevo modelo interrumpirían o retrasarían el proceso de modernización, puesto que lo que se nos anuncia es la reconversión de los sistemas productivos clásicos en otros que cumplan funciones asociadas a la protección ambiental y a la conservación del paisaje y la diversificación de las explotaciones, sobre todo de las menos rentables, enfocándolas hacia producciones de calidad o hacia la prestación de determinados “servicios rurales”. Consiguientemente, los actuales mecanismos de protección de la PAC se verían abocados a una transformación gradual para, a medio plazo, convertirse en “pagos por la provisión de servicios medioambientales y de conservación del paisaje” y en “incentivos al desarrollo rural”36. Y aunque, de las ayudas existentes, se mantendrían algunas de las destinadas a la estabilización de los mercados agrarios, las actuales medidas compensatorias estarían llamadas a desaparecer, tras su sustitución, durante un tiempo limitado, por unas “ayudas transitorias al ajuste”. La dimensión interna de la agricultura comunitaria Pero hay, como he dicho, otros elementos que juegan también un papel determinante en la futura evolución de la PAC, en primer lugar el presupuestario. Sabemos que los Estados Miembros mantienen posiciones diferentes sobre numerosos y variados asuntos, posiciones que reposan sobre las particulares características de sus respectivas políticas nacionales. Las divergencias acerca del presupuesto comunitario, observables tanto durante los debates que preceden a cada ejercicio anual como durante los referidos a las “Perspectivas financieras”, marco político-presupuestario, de siete años de duración, por el que se rige a medio término la UE, forman ya parte de esa tradición. Lo cierto es que la PAC actual genera importantes disparidades entre los saldos financieros netos de los distintos Estados miembros, lo que provoca que, desde hace tiempo, exista mucha presión para desmantelarla. Presión que ejercen sobre todo aquéllos que, con un sector agrario casi inexistente, 36 En las regiones donde no existe un tejido empresarial agrícola, estos incentivos pueden no ser suficientes para lograr un verdadero desarrollo, por lo que es necesario coordinarlos con los restantes instrumentos de la política regional, mucho más poderosos. tras décadas de sorda reconversión, desearían derivar hacia otras prioridades los fondos que el presupuesto comunitario atribuye a esta política. Es bien sabido que, aunque tanto la Unión Europea en su conjunto, como la mayoría de los Estados Miembros a título individual, querrían mantener una agricultura productiva, capaz de articular el tejido rural, ocupar el territorio y mantener vivo y cuidado el ambiente y el paisaje, difieren en las estrategias para alcanzar dicho objetivo. Y que, mientras algunos se muestran partidarios de llevarlo a cabo mediante una Política Agrícola fuerte y sólida, aplicada de forma relativamente uniforme en todo el territorio de la Unión, otros desearían más margen individual de maniobra. Las diferencias son aún más profundas en lo tocante a los recursos, ya que si bien algunos preferirían seguir dedicándolos a los mercados y a las rentas, otros parecen optar por destinarlos a alternativas ambientales y de desarrollo rural. Ya que hablamos de recursos, sería oportuno recordar que la parte que el presupuesto comunitario destina a la PAC se ha venido, como señalaba el Comisario Ciolos, reduciendo de forma gradual, desde el 75% que se le destinaba en sus inicios hasta el 37% que se le dedicará en el año 2013, una cifra que, en términos absolutos, viene a representar sólo el 0,45% del PIB de la UE en su conjunto: no olvidemos que la reciente adhesión de doce nuevos Estados miembros ha hecho que se duplique el número de agricultores europeos. Es evidente, pues, que de cara a la preparación de las próximas Perspectivas Financieras, en un horizonte por tanto más allá del año 2013, los debates sobre los flujos presupuestarios y la participación de la PAC en el presupuesto comunitario se van a teñir de un fuerte matiz de renacionalización. Y que sin duda asistiremos a la presentación de propuestas, más o menos edulcoradas, acerca de la posibilidad de abrir la vía de la cofinanciación nacional para subvencionar determinadas medidas. Y que también escucharemos voces que reclamarán la congelación o la reducción de los recursos financieros que destinamos a esta política, ofreciendo la posibilidad de su sustitución por ayudas nacionales. El presupuesto actual de la PAC, inscrito en las vigentes Perspectivas Financieras 2007-2013, no parece que deba preocuparnos. Pero no podemos olvidar que las negociaciones sobre las nuevas Perspectivas (2014-2021) se van a superponer, en el tiempo, con las de la reforma de la Política Agrícola Común. Siendo realistas, tendremos que admitir que nos encontramos en el límite de los recursos financieros que la UE, como tal, está dispuesta a aplicar a la agricultura. Pero, para poder responder a las nuevas prioridades, así como a las expectativas de los 27 Estados miembros, incluidas las de los nuevos Estados adherentes, las Perspectivas 2014-2021 no podrán destinar a esta política una cantidad anual inferior a la inscrita en el presupuesto del año 2013, ello como mínimo. En este sentido, es fundamental que, antes de que se adopte una decisión sobre los recursos económicos, la reforma defina para la PAC objetivos claros y respaldados por el mayor número posible de Estados miembros. De no hacerlo así, la dejaríamos al albur de la temible lógica presupuestaria. Sólo después de definir la nueva PAC podremos determinar el volumen de recursos que deberemos consagrarle. Para ello, será necesario defender con uñas y dientes las importantes funciones desempeñadas por los agricultores y agricultoras europeos y la necesidad de una PAC fuerte, capaz de superar los nuevos retos. Pero todo dependerá de que seamos o no capaces de elaborar un proyecto novedoso, ambicioso y transparente. Urge reaccionar a partir de una toma de conciencia general sobre el coste social de no tener agricultura. La pérdida de las actividades primarias, además de eliminar el carácter estratégico en el autoabastecimiento, destruye un patrimonio rural y cultural de primera magnitud. Los costes de la PAC son ínfimos en comparación con los costes sociales, económicos y ambientales que generaría una agricultura europea sin apoyos, incapaz de abordar adecuadamente los retos futuros. Los retos de la PAC a partir de 2013 Y es que realmente los retos a los que deberá responder esta política serán de una importancia decisiva para nuestro continente. A escala internacional, la agricultura comunitaria tendrá que seguir afrontando la competencia externa, al tiempo que abandona su política de subvenciones a la exportación y redefine su política de cooperación al desarrollo, para ayudar a los países pobres a obtener un nivel aceptable de autosuficiencia alimentaria37. Pero la PAC deberá, al mismo tiempo, ser capaz de seguir defendiendo la competitividad de la agricultura europea 37 Esta nueva política deberá basarse en el triángulo legitimidad / equidad / eficacia. Legitimidad de los recursos públicos comprometidos y aceptados por el contribuyente, equidad en la asignación de fondos europeos a 27 Estados miembros, dentro de cada país y entre agricultores y regiones, y eficacia en el uso de los fondos públicos, teniendo en cuenta que la solidaridad es uno de los valores en los que se basa la UE. frente a otros socios comerciales que hacen gran uso de las subvenciones, como EEUU, Japón, Suiza o Noruega, a la vez que proporcionando condiciones equitativas a nuestros agricultores. La PAC también deberá continuar apoyando el mantenimiento de la actividad agrícola en todo el continente europeo, con el fin de garantizar la producción de alimentos a nivel local y un desarrollo territorial equilibrado. Además, tendrá que demostrar que puede contribuir de modo importante a la consecución de las prioridades de la ya mencionada “Estrategia UE 2020”: lucha contra el cambio climático y creación de empleo gracias al crecimiento verde, al tiempo que asegura la provisión alimentaria de los consumidores europeos con productos seguros y de alta calidad. Hemos mencionado ya la seguridad alimentaria, con una población mundial que pasará de 6.000 a 9.000 millones de personas en 2050, el consiguiente aumento de la demanda de alimentos, especialmente en países emergentes, y la mayor presión sobre los recursos. El incremento de la población mundial y la reducción de las superficies agrícolas pondrán a prueba la capacidad de la humanidad para autoabastecerse. Por primera vez en la historia, la agricultura, tanto en Europa como en el resto del mundo, deberá producir más alimentos con menos tierra, menos agua, menos energía y menos materias primas. Por dos razones principales: en primer lugar, el aumento del coste de la energía y la obligación de reducir las emisiones de GEI, limitaciones importantes para el aumento de la producción. En segundo, por la vulnerabilidad de la UE ante las consecuencias del cambio climático, que deteriorará nuestro entorno, causará escasez de agua y sequías y nos impedirá dedicar grandes extensiones de tierra a incrementar nuestra producción. Los agricultores europeos y la PAC deberán demostrar que tienen la respuesta para estos desafíos y que no son parte del problema, sino de la solución. Los agricultores son ya, hoy por hoy, los principales proveedores de unos bienes públicos que el mercado no les retribuye. Nuestro deber es apoyarlos en su propósito de lograr una agricultura más sostenible, una producción de mayor calidad y mejores condiciones de bienestar para los animales, a la vez que reconocemos su contribución, como «guardianes del paisaje», a la preservación del gigantesco patrimonio cultural y la enorme diversidad del territorio europeo. Por lo que se refiere a las mejoras ambientales, será necesario encontrar fórmulas que permitan recompensarlos por la realización de tareas como la conservación y la recuperación del suelo, la gestión de la calidad del agua o la preservación de la diversidad de los cultivos. Asimismo, deberán diseñarse incentivos, técnicos y económicos, para ayudarles a mitigar los efectos de su actividad sobre el medio ambiente. Pero estos desafíos no son los únicos a los que deberán enfrentarse. En este mismo momento, los agricultores están sufriendo las consecuencias de la crisis económica y financiera, sobre todo las derivadas de las restricciones en el acceso al crédito, las importantes reducciones del gasto público y el aumento del desempleo entre la población agraria. Todo ello, como ya hemos mencionado, en un contexto de gran volatilidad de los precios de mercado y de crisis energética mundial. Tampoco podemos olvidar la incidencia, en la relación calidad-precio de los productos, de las elevadas exigencias de los consumidores europeos frente a las formas de producción de los alimentos o las normas de bienestar animal. Son precisamente estas exigencias las que originan que los productos europeos resulten más caros que los de nuestros competidores internacionales. Ni tampoco debemos perder de vista el progresivo envejecimiento de nuestra población y la amenaza de despoblación y abandono de muchas tierras agrícolas y zonas rurales. Otro gran condicionante de la PAC son las complicadas negociaciones que, más que llevarse a cabo, se eternizan en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC). En cualquier caso, la liberalización total del comercio agrícola que propugna la OMC no parece compatible con los objetivos de seguridad alimentaria, protección de la naturaleza y equilibrio climático que los europeos deseamos y por el que tanto nos hemos esforzado en los últimos años. La necesidad de una PAC fuerte después de 2013 Sólo una política alimentaria multifuncional, sólida, sostenible, suficientemente dotada y creíble, permitiría encontrar soluciones, tanto para las comunidades rurales como para la sociedad en su conjunto. La política de precios y mercados, como primer pilar de la PAC, y el desarrollo rural, como segundo pilar, deben seguir activos y funcionales, el primero suficientemente dotado económicamente y el segundo contando con sus propios fondos, no dependiendo, como hasta ahora, de las dotaciones del primer pilar. La existencia de una tal política permitiría desarrollar una agricultura comunitaria capaz de competir en los mercados mundiales, garantizándonos la seguridad alimentaria en un contexto altamente inestable y contribuyendo al crecimiento y al empleo de la UE. Asimismo, ayudaría a corregir las deficiencias del mercado, entre las que, además de la exposición a los desastres naturales, los riesgos y la volatilidad de los precios o la falta de elasticidad de la demanda, tendríamos que recordar la situación de los agricultores y ganaderos, obligados a aceptar los precios que les impone la cadena alimentaria. En definitiva, haría posible un mercado único con un funcionamiento correcto y unas condiciones equitativas, para que nuestros agricultores puedan trabajar en un contexto de competencia justa. A este respecto, España, en su calidad de Presidente de turno de la UE, ha promovido el debate, en el Consejo de Ministros de Agricultura, sobre la Comunicación de la Comisión "Mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria en Europa", destinado a lograr que se adopten medidas, a escala comunitaria, que permitan que los operadores de la cadena de valor, especialmente agricultores y ganaderos, perciban la contraprestación suficiente y obtengan un beneficio adecuado a su actividad. La Comunicación propone, para conseguirlo, dotar de más transparencia al mercado alimentario, articular y fortalecer el propio sector agrario, perseguir las prácticas comerciales desleales o abusivas, favorecer las iniciativas de autorregulación y encontrar un equilibrio entre la Política de Competencia y la PAC. Quedan otras dos grandes cuestiones pendientes, relativas a la dimensión social de la PAC. La primera, la renta de los agricultores, en la actualidad por debajo de la media de la UE en la mayor parte de los Estados miembros, así como el brutal descenso de las rentas agrarias, que han caído un 12,2% de promedio con respecto a las del año pasado, en una Europa a 27 Estados miembros. La segunda, la ya evocada necesidad de un desarrollo socioeconómico, sostenible, dinámico y equilibrado, de aquellas comunidades rurales europeas, un 47 % del territorio de la UE, en las que la agricultura sigue representando la principal ocupación del territorio, así como la necesidad de atraer a dos colectivos estratégicos y prioritarios, los jóvenes y las mujeres, hacia las zonas rurales y hacia las actividades propias del campo. La Presidencia española de la UE y la nueva “Estrategia 2020” La Cumbre Europea que se celebrará en el mes de junio aprobará por fin la “Estrategia 2020”. Sabemos, y es una excelente noticia, que gracias a la Presidencia española, fuertemente respaldada en este asunto por Francia, el texto del acuerdo recogerá un párrafo sobre la agricultura, excluida del primer borrador de conclusiones38. En el primer esbozo se señala que “todas las políticas comunes, en particular la política agraria común y la política de cohesión, apoyarán la Estrategia. Un sector agrícola sostenible, productivo y competitivo contribuirá a la misma de forma importante, teniendo en cuenta el potencial de crecimiento y empleo de las zonas rurales. El Consejo Europeo destaca la importancia de fomentar la cohesión económica, social y territorial así como el desarrollo de infraestructuras con objeto de contribuir al éxito de la nueva Estrategia”. Para ello, la Presidencia española presentará en la Cumbre un documento, en el que se afirma que “el reto de una economía más respetuosa con el medio ambiente no puede hacerse sin la adecuada consideración de una actividad que gestiona cerca de la mitad del territorio de la UE (80% si se tiene en cuenta la gestión de los bosques), tiene un papel principal en el uso sostenible de los recursos, la conservación de los hábitats naturales o la biodiversidad y que está llamada a tener un papel creciente en la lucha contra el cambio climático”. Añade además que “la agricultura y la industria agroalimentaria contribuyen de forma sustancial al crecimiento económico y al empleo (la industria alimentaria es el primer sector industrial manufacturero en Europa). Contribuyen además, al mantenimiento de la población y la actividad económica en el medio rural. Enlazan perfectamente con el modelo de economía sostenible que queremos impulsar para salir de la crisis económica, en el que la innovación y el desarrollo va a tener un papel cada vez más importante en el ámbito agroalimentario”. Y reconoce que la PAC, “el instrumento de la Unión para la gobernanza de los objetivos con los que la agricultura contribuye a los retos de la Europa de futuro”, a través de sus sucesivas reformas, ha demostrado su “capacidad de adaptación, en cada momento, a los retos y exigencias de la sociedad”, por lo que invita a los ministros de Agricultura a “abrir un 38 El primer proyecto de conclusiones reducía la actuación de la nueva estrategia Europa 2020 a “los cuatro ámbitos principales en los que deben adoptarse medidas para estimular la competitividad y la productividad de Europa, así como su potencial de crecimiento: el conocimiento y la innovación, una economía más sostenible, la mejora de los niveles de empleo y la inclusión social”. proceso de reflexión sobre la agricultura y la PAC en la perspectiva de la Estrategia UE 2020”. En el momento en el que reabrimos el debate sobre los objetivos de una Política Común que ha conocido cuatro grandes reformas en menos de 20 años, en el que el precio de las materias primas agrícolas experimentan toda clase de sacudidas, en el que las agricultoras y los agricultores expresan su inquietud, sería conveniente construir un proyecto coherente y desarrollar un pensamiento político claro en materia de agricultura. Un proyecto que englobe la alimentación, el medio ambiente y la dimensión territorial; que devuelva a los agricultores su dignidad y que reciba la adhesión de toda la sociedad. La Europa comunitaria, que reúne 500 millones de habitantes y que posee una Política Agrícola Común, es el espacio donde debemos actuar y concebir ese proyecto. Frente a estos relevantes desafíos, alimentarios, territoriales, económicos y sociales, nuestro continente posee potencial suficiente para mostrar el camino a seguir: el de la regulación pública, al servicio de una ambición política y estratégica. Criterios Galicia y la presidencia española de la Unión Europea Daniel Varela y Suanzes-Carpegna Daniel Varela y Suanzes-Carpegna é ex eurodiputado. Diputado do Parlamento de Galicia. Portavoz de Asuntos Europeos do Grupo Parlamentario Popular. Daniel Varela y Suanzes-Carpegna es ex eurodiputado. Diputado del Parlamento de Galicia. Portavoz de Asuntos Europeos del Grupo Parlamentario Popular. Galicia y la presidencia española de la Unión Europea Daniel Varela y Suanzes-Carpegna Es bien conocido que España ostenta la Presidencia semestral de turno de la U.E. desde el día 1 de enero del presente año. Tal vez sea menos conocido lo que realmente se puede hacer y lo que cabe esperar del ejercicio de una presidencia semestral de la U.E. y, en concreto, cuales son las aspiraciones y objetivos de Galicia para esta Presidencia. La actual Presidencia es la cuarta española en los 24 años de pertenencia a la UE y la primera que tiene lugar tras la aprobación del nuevo marco institucional – el Tratado de Lisboa – que crea una presidencia estable del Consejo, por lo que, por vez primera, se produce una curiosa bicefalia presidencial: la presidencia semestral de turno y la presidencia permanente cuyo cargo ha recaído en el ex-primer ministro belga Van Rompuy. Estamos, pues, en un novedoso momento de transición que se irá decantando, progresivamente, - a nuestro juicio - a favor de la presidencia estable del Consejo, quedando las presidencias semestrales en un segundo plano encargadas de la maquinaria organizativa de los Consejos que irán teniendo lugar principalmente en Bruselas, por obvias razones políticas y económicas y no, como hasta ahora, en los costosos desfiles de ministros europeos por los distintos Estados miembros que vienen ejerciendo las presidencias de turno. El objetivo presidencial fundamental en estos momentos no es otro que la lucha contra la crisis económica. Van Rompuy, con reflejos, se adelantó para hacer valer su preeminente posición – e ir consolidando así sus nacientes competencias – convocando en febrero pasado, en Bruselas, un Consejo europeo extraordinario sobre la crisis económica. Las malas lenguas aseguran – con la inestimable ayuda prestada por los prestigiosos Financial Times y The Economist – que la imagen del Presidente Zapatero al frente de un Consejo de Ministros europeo para resolver la crisis económica sería más bien un sarcasmo y no parecía, por tanto, la más recomendable siendo como somos, los campeones del desempleo en el conjunto de la Unión. La presidencia comenzó, pues, con esta dualidad de funciones, aunque Rodríguez Zapatero se ha vanagloriado ya de que participará nada menos que en unas 3000 reuniones y en su agenda figuran cumbres tan importantes – y tan mediáticas – como las de la UE con los Estados Unidos, aunque al parecer sin Obama, con América Latina o con los países del Mediterráneo. Es obvia la tentación de ejercer una presidencia mediática y dar una imagen de líder europeo y mundial, e intentar desviar así la atención de la grave crisis económica y social que vive nuestro país. Pero a los españoles y en particular a los gallegos, más que fotos nos interesan resultados concretos y por ello cabe preguntarse: ¿cómo puede y debe beneficiar esta Presidencia a Galicia? Teóricamente, las presidencias de turno no se concibieron para beneficiar al país que la ostenta, pero, en la práctica, al celebrarse las reuniones de los Consejos de Ministros en el país que la ejerce, sirven para dar a conocer sus problemas y poner sobre la mesa las soluciones. La Presidencia convoca, preside, fija el orden del día, propone, dirime y acuerda. Lo normal e inteligente no es convocar un Consejo para aprobar asuntos que perjudiquen los intereses del lugar en el que la Presidencia ha decidido celebrarlo, más bien suele ocurrir lo contrario. En este sentido, la Presidencia española puede jugar las últimas bazas de las presidencias rotatorias. El Gobierno español va a presidir en diferentes ciudades españolas unas 358 reuniones, de las cuales, al menos, 34 a nivel de ministros, con dos cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno. Nos duele especialmente, como gallegos y europeístas, que no figure entre ellas Santiago de Compostela. La Historia, el azar – o tal vez el propio Apóstol – han querido que la Presidencia española coincida en el tiempo con el Año Santo Xacobeo. El Camino de Santiago, declarado por el Consejo de Europa primer itinerario cultural europeo, es la mayor y más antigua aportación no ya de Galicia sino de España a la construcción europea. El gran Goethe lo resumió magistralmente: “Europa se construyó peregrinando a Compostela”. ¡Qué no hubieran hecho otros si contaran con tamañas raíces europeístas! Echamos en falta que el Gobierno de España no haga suyo este reconocimiento y reivindicación histórica, como auténtico proyecto de Estado, promoviéndolo y difundiéndolo mediante una reunión europea al máximo nivel de la Presidencia española en la capital de Galicia, como propusimos desde el Grupo Popular en el Parlamento de Galicia el pasado mes de Junio, - a tiempo, por tanto - obteniendo el respaldo unánime de todos los grupos políticos y refrendado de nuevo en el mes de diciembre por unanimidad, en el acuerdo parlamentario sobre los objetivos gallegos de la presidencia española. Es cierto que en Galicia se celebrarán dos reuniones de ministros, en Vigo (Pesca) y en A Coruña (Transportes) pero en Andalucía, por ejemplo, se celebrarán cinco, más una cumbre. El Papa, acaba de anunciar su presencia este año en Compostela, en reconocimiento a su aportación al europeísmo y a sus profundas raíces humanistas y cristianas. Vendrán los Reyes, pero es triste comprobar que no vendrá el Gobierno de España ni el de Europa, coincidiendo precisamente con este doble acontecimiento. Nos parece un lamentable error. En el acuerdo parlamentario de diciembre – cuyos principales puntos fueron trasladados por el Presidente de la Xunta de Galicia al Presidente del Gobierno en la Reunión con los presidentes de las Comunidades Autónomas – se fijan los objetivos y aspiraciones de Galicia para la Presidencia española. Sobre la base de un texto del BNG se forjó un acuerdo unánime con las aportaciones de todos los Grupos, incorporándose todas nuestras propuestas. Por su interés adjuntamos como anexo el texto íntegro de este acuerdo parlamentario unánime de los tres grupos políticos con representación en el Parlamento de Galicia. A modo de resumen, en dicho acuerdo Galicia pide que se defina ya un período de apoyo transitorio para cuando finalicen las ayudas de los Fondos Estructurales y de Cohesión; que se renegocie la prohibición de la construcción naval civil en los astilleros de Navantia-Fene, expediente, por cierto, que corresponde ahora al Comisario socialista español Joaquín Almunia; que se revisen las políticas agrícolas y pesqueras que perjudican a Galicia y cuyos Consejos presidirá, precisamente, una ministra gallega. Por lo que se refiere al sector lácteo se solicita la revisión de la finalización de los mecanismos de regulación de los mercados y la producción, así como de los incrementos lineales de cuota para todos los Estados independientemente de si tienen déficit o superávit de cuota y un aumento también de los fondos europeos para medidas excepcionales de apoyo al sector lácteo. Para el sector pesquero, como primera potencia europea que somos, sentar las bases, conforme a nuestros intereses, de la futura Política Pesquera Común cuya reforma se debate ya en la UE. Entre otras medidas se solicita sustituir el sistema de Tacs y cuotas y la “estabilidad relativa” por otro de esfuerzo pesquero. Incluir la bajura y el marisqueo, demandar un mayor control de las importaciones, de la pesca ilegal y de la competencia desleal, la defensa de nuestra acuicultura (análisis de biotoxinas) y la lucha decidida contra la piratería en el Índico. He aquí, resumido, lo que Galicia espera de la Presidencia española. Desde el Grupo Popular en el Parlamento de Galicia seguiremos atentamente su evolución y haremos balance cuando ésta concluya. Santiago de Compostela, 20 de Marzo 2010. ACORDO DO PARLAMENTO GALEGO DO 9 de DECEMBRO DE 2009 O Pleno do Parlamento, na súa sesión do día 9 de decembro de 2009, adoptou o seguinte acordo: Aprobación por unanimidade con modificacións. Sobre os obxectivos que marca a Xunta de Galicia para o período da presidencia española do Consello de Ministros da Unión Europea. (Moción, a consecuencia da Interpelación nº 8232, publicada no BOPG núm. 85, do 30.09.2009, e debatida na sesión plenaria do 24.11.2009) Sométese a votación e resulta aprobada con modificacións pola unanimidade dos 73 deputados e deputadas presentes, co seguinte texto: “O Parlamento galego insta a Xunta de Galicia a: A) Convocar no mes de decembro a Comisión Bilateral de Cooperación Xunta-Estado para trasladar e aprobar, cando menos, os seguintes obxectivos por parte da Xunta de Galicia: 1. A definición dun período financeiro de apoio transitorio para Galicia despois da finalización dos fondos estruturais e de cohesión. 2. A derrogación da decisión da Comisión Europea do 12 de maio de 2004 para levantar o veto e permitir a construción naval civil nos estaleiros de Navantia en Fene. 3. Defender a necesidade de revisar as decisións adoptadas no ámbito do chequeo médico da PAC en relación co sector lácteo, referidas á finalización dos mecanismos de regulación dos mercados e da produción de lácteos, así como á revisión da decisión adoptada de incrementos lineais de cota en todos os estados membros que comporta esa aterraxe suave no escenario de 2015, tendo en conta o desequilibrio entre cota e posibilidades de produción e consumo. Incrementar o fondo para o sector lácteo financiado con recursos comunitarios e defender a necesidade de que con instrumentos suficientes se implementen novas medidas excepcionais de apoio que permitan, nun horizonte sen mecanismos de regulación, competir en condicións de igualdade coas doutros territorios. 4.1. Conseguir que a pesca de baixura e o marisqueo teñan un tratamento diferenciado e de protección na próxima política pesqueira común 2010 e a declaración de Galicia como zona altamente dependente da pesca. 4.2. Conseguir que na reforma da política pesqueira común se modifique a “estabilidade relativa”, se substitúa o actual sistema de TAC e cotas por outro de regulación do esforzo pesqueiro e cotas transferibles, que se potencien os acordos pesqueiros con terceiros países e as empresas mixtas e se incremente o control das importacións de terceiros países para loitar contra a competencia desleal polo incumprimento en orixe dos requisitos técnico-sanitarios, sociais e medioambientais esixidos aos produtores europeos e para loitar contra a pesca ilegal, non declarada e non regulamentada. 4.3 Apoiar decididamente o sector acuícola galego presentando para isto contrapropostas e estudos rigorosos en relación cos novos métodos de control das toxinas que afectan aos moluscos bivalvos e, en particular, ao noso sector mexilloeiro. 4.4. Avanzar na loita contra a piratería no Índico mediante o incremento da cooperación política, económica e militar europea, o reforzo e extensión espacio-temporal da operación Atalanta e a focalización da axuda da cooperación ao desenvolvemento no obxectivo fundamental da erradicación da pobreza en países do Terceiro Mundo coma Somalia. 4.5 Culminar o desenvolvemento e a aplicación efectiva dos paquetes lexislativos ERIKA en materia de seguridade do transporte marítimo e de protección e loita contra a contaminación mariña. 5. A reforma do Regularnento (CEE) n° 3 577/92 para recoñecer a excepcionalidade dos transportes de ría en Galicia. 6. Amodificación do Regulamento (CEE) n° 2236/95 relativo a redes transeuropeas de transporte para axilizar a execución dos fondos comunitarios para as conexións galegas coa Meseta e o resto da Unión Europea e do eixe Ferrol-Lisboa. 7. Propor que se poña en marcha, no ámbito da UE, unha comisión de estudo para analizar o impacto da crise sobre as rexións obxectivo converxencia, sobre a caída do emprego nelas, e, se é o caso, deseñar medidas paliativas no ámbito do fomento do emprego. 8. Conseguir avanzar no recoñecemento institucional das cámaras lexislativas e dos gobernos autónomos dentro dos estados membros e a súa presenza efectiva directa no ámbito dos organismos decisorios da Unión Europea. 9. Recoñecemento das linguas cooficiais dentro dos estados membros e a súa posibilidade de utilización nos ámbitos institucionais da Unión Europea.” Criterios La cooperación tranfronteriza como ventaja competitiva Xoán F. Vázquez Mao Xoán F. Vázquez Mao é Secretario Xeral do Eixoatlántico. Xoán F. Váquez Mao es Secretario General del Ejeatlántico. La cooperación tranfronteriza como ventaja competitiva Xoán F. Vázquez Mao INTRODUCCION: Un poco de historia. Una idea perdura de cuantas acompañaron el nacimiento de la Unión Europea: la Europa sin Fronteras. No en vano el 37 % de la población europea, es decir, un tercio, reside en zonas de frontera de la Unión. En el año 1992 la Comisión Europea, presidida por Jacques Delors, sin duda el presidente mas convencidamente europeísta , define nuevos modelos de organización territorial., una apuesta cuyo objetivo es la vertebración territorial de Europa, paso previo para consolidar un proyecto socioeconómico común. El mapa de Europa no era el resultado del trabajo de los geógrafos ni de los historiadores. Tampoco era el resultado del árbol genealógico de la realeza europea, prácticamente extinta en la segunda mitad del siglo. Europa, el ambicioso proyecto emanado de la mente de unos visionarios, pero también de los deseos de paz de la maltratada población europea, era exactamente eso: el resultado de dos guerras irracionales, con procesos de limpieza étnica que alteraron las fronteras demográficas, y bendecido por un reparto geoestratégico en Yalta, que acabo alterando las maltrechas líneas existentes hasta 1939. Delors entendió perfectamente que sobre ese escenario era difícil construir cualquier obra medianamente solida, por lo que, sin alterar lo inalterable, había que superponer un nuevo diseño basado en el habito de las poblaciones, y en una lógica moderna que determinaba que las conclusiones eran el resultado de un proceso, y no que el proceso se construyera artificialmente para justificar unas conclusiones preestablecidas. Así nace el documento Europa 2000, antecesor de la Estrategia Territorial Europea, documento que recoge por primera vez, al nivel de la Comisión Europea, la figura de las euro regiones. Cosa curiosa, todo el mundo sabía a qué se referían pero nadie sabía definir una euro región. Con esta denominación estaban refiriéndose a espacios transfronterizos contiguos, de nivel regional, que compartían una relación social e económica común, sin dejar de formar parte de sus estados. No era, por tanto, un sustitutivo, ni un subterfugio independentista como erróneamente pensaron algunos en el inicio, sino simplemente un escenario complementario de desarrollo socioeconómico. Así comienzan a configurarse las euro regiones, mas como una idea simbólica y romántica que como un sólido proyecto de desarrollo. Conocedor de esta realidad y de la máxima que afirma que las leyes sin presupuesto son papel mojado, la Comisión Europea lanza la Iniciativa Comunitaria Interreg, llamada a constituirse como el gran instrumento financiero para las estrategias de frontera, que pretenden no solo el derrumbe de las últimas barreras nacionales, sino promover la capilaridad y el desarrollo conjunto de territorios otrora separados por barreras físicas y legales. Interreg no solo se configura como el gran instrumento de la cooperación transfronteriza, sino que pasa a ser uno de los tres programas donde más y mejor se visualiza el proyecto de construcción europea, junto con URBAN y LIDER. Esto permite una década de oro en la cooperación transfronteriza, lo que a su vez, genera un gran desarrollo socioeconómico en los territorios beneficiarios de dichos fondos. Obra pública, infraestructuras de comunicación, espacios culturales y educativos conjuntos, sociedades de capital riesgo para la inversión, comercio transfronterizo, turismo compartido, y así hasta un largo etcétera de proyectos se van extendiendo por toda Europa en una idea que la ciudadanía capta con facilidad: La Europa sin Fronteras. 17 años después Diecisiete años después, Europa ha cambiado. Pero sobre todo ha cambiado el proceso de construcción europea. Bajo el subterfugio de la “descentralización” , los estados miembro, liderados por los euroescépticos, han recuperado parte de las competencias con las que la Comisión Europea estaba intentando construir Europa. Como consecuencia de los episodios de corrupción que asolaron a la Comisión “Santer”, y que acabaron acelerando su caída, el Parlamento, consciente de la indefinición de su propio papel, pasa a asumir un rol más activo y de mayor control sobre la Comisión Europea, pero no sobre la Unión Europea. Así nos encontramos con un parlamento, teórico representante de la voluntad popular europea, pero sin competencias sobre cuestiones tan básicas como la elección de Presidente, (que tampoco es elegido mediante elección universal directa). Europa sigue siendo un proyecto más controlado que construido, donde los jefes de gobierno deciden quién es el Presidente y quiénes son sus comisarios. Es el pecado original de quienes no quisieron crear los Estados Unidos de Europa, sino una mega comunidad de vecinos, donde se discute el ascensor o la limpieza. En este contexto la política de Desarrollo regional y su objetivo de Cohesión , no solo ha sido uno de los grandes instrumentos de construcción europea, sino una de las claves del paradigmático crecimiento económico que ha vivido Europa en el que es, y ojala que siga siendo, el mayor periodo de paz en su historia. Y en este marco, la política de cooperación ha constituido la ventaja competitiva de los territorios de frontera, al tiempo que un instrumento clave para su desarrollo socioeconómico. Sin embargo en abril de 2010, con una nueva Comisión y con los dosieres que habrán de discutir, encima de la mesa, una amenaza recorre Europa: el drástico recorte de la Política de Desarrollo y Cohesión, que ha dejado de ser una prioridad para una Europa que se prepara para gestionar la post crisis. Y es que, erróneamente neoliberales y euroescépticos coinciden en percibir la política de desarrollo como una política de mega subvenciones, generalmente a los países del sur, quienes, como es bien sabido, están habitados por un sinfín de piratas, picaros y defraudadores. Poca esperanza podemos tener en quienes aplican la política exterior con criterios de ONG o en un parlamento sin ideas y sin iniciativa, donde sobreviven unos pocos francotiradores honestos, cuyo paradigma máximo es el eurodiputado español Alejandro Cercas y su heroica victoria sobre la semana sarkozyana. Es evidente que solo la capacidad nada despreciable de los gobiernos locales y regionales que representan a ese 37 % de europeos que viven en los territorios de frontera, podrá intentar detener la regresión que supondría la minoración de la política regional y su mayor exponente: la cooperación. El asunto es como y para qué. Intentaremos desglosarlo en las próximas páginas. La Cooperación de segunda generación Cooperación de segunda generación es un término que se escuchó por primera vez en Ourense, en el 2005, en el marco del congreso de presentación y debate del segundo estudio estratégico del Eixo Atlántico, una suerte de estados generales que el Eixo Atlántico organiza cada diez años, para hacer un punto de situación que, a partir del análisis de lo hecho, permita reflexionar sobre lo que hay que hacer. Luis Braga da Cruz, una de las cabezas más brillantes que hay en la euro región, antiguo presidente de la Comunidad de Trabajo y ex Ministro de economía con Antonio Guterres, manifestó la necesidad de que la cooperación fuera reformulada a partir de un nuevo paradigma, con el que afrontar nuevos desafíos, consecuencia directa de lo mucho que se había avanzado, pero también de lo mucho que quedaba por hacer. Durante más de una década se habían superado querellas antiguas, incomprensiones y disputas típicas de cualquier frontera, pero también típicas específicamente de dos pueblos, que siendo apenas el mismo, habían vivido permanentemente de espaldas uno a otro, aunque, eso sí, profesándose de forma singular una admiración rayana en el amor fraterno. En esa década, además de superar situaciones del pasado, totalmente emocionales y simbólicas, también se habían ejecutado políticas totalmente pragmáticas y nada simbólicas que permitieron a la población descubrir que a través de la cooperación se podían alcanzar estimables niveles de desarrollo socioeconómico. Puentes y carreteras, sociedades de capital riesgo, programas de promoción turística, educativa y social, oficinas de empleo conjuntas y hasta una comisaría conjunta de policía demostraron que era posible un modelo de desarrollo distinto, que convirtiera en fortaleza lo que hasta entonces había sido debilidad. La frontera pasó de ser un hándicap a convertirse en una ventaja competitiva de primer orden. Sin embargo al esfuerzo colectivo de la sociedad y sus dirigentes políticos, ambos estados respondieron con el desprecio y la marginación. La conexión de alta velocidad Vigo-Porto, fase intermedia de un eje vertebrador de gran magnitud, que uniendo Ferrol con Lisboa está llamado a convertirse en el metro de la gran ciudad atlántica que representa el Eixo Atlántico, y su área de influencia hasta Lisboa, siendo la primera en haberse diseñado y comenzado, a fecha de hoy está sin iniciar y lo que es peor, sin fecha cierta de finalización tras su tercera fecha horizonte. Los fondos para la cooperación provenientes de la Comisión Europea (Interreg) pasaron, por decisión del Estado Español, de 800 millones de euros en el período 2000-2006 a 200 millones en el periodo 2007-2014, habiéndose derivado los 600 millones restantes al programa de vecindad España- Magreb, del que se beneficia el eje mediterráneo. Con este panorama era necesario articular una respuesta en torno a un paradigma. Así fue como todas las entidades que asistíamos al debate como observadores, asumimos automáticamente el concepto de cooperación de segunda generación. Solo restaba desarrollarlo. Por definirlo de alguna manera, la cooperación de segunda generación se refiere esencialmente al desarrollo conjunto , y armónico , de servicios compartidos, esenciales para el desarrollo socioeconómico y una mejor calidad de vida de los territorios de frontera : transportes, TICs , educación, sanidad, parque logísticos empresariales y tecnológicos y una ordenación del territorio conjunta; es decir, todo aquello que permite diseñar y ejecutar proyectos sociales y económicos conjuntos, o lo que es lo mismo, herramientas para que los ciudadanos programen y ejecuten de forma autónoma su desarrollo. El desarrollo experimentado durante la década pasada hace necesaria la dotación de mecanismos para continuar y ampliar esas políticas, que ya no se basarían en la subvención y el estimulo, sino en la existencia de mecanismos endógenos de crecimiento. La experiencia de la euro ciudad Chaves Verín es sin duda un laboratorio privilegiado donde se mira expectante el resto de la frontera. La posibilidad inmediata de contar ,por primera vez en el historia, con un transporte municipal compartido, la utilización conjunta de los recursos educativos, culturales, sociales o educativos generados en estos años, o la posibilidad de convertir los dos hospitales existentes, de perfil medio, en un gran complejo hospitalario transfronterizo, no solo suponen un ejemplo de buenas prácticas y de optimización de recursos y gasto público, sino una apuesta por la calidad de vida y los servicios a los ciudadanos, que contribuya decisivamente a lo que es uno de los objetivos centrales de todas las políticas públicas en los territorios de baja densidad : fijar la población. ¿Y ahora qué? Es sabido que una de las reglas no escrita de la Comisión europea se refiere a la representatividad territorial que debes ostentar si quieres ser interlocutor. Oficialmente no se reconoce el papel de los lobbies…pero Bruselas está llena de ellos, aunque de una forma distinta a los americanos, porque también distinto es el poder del Parlamento Europeo con respecto al Congreso Americano. Durante la década pasada proliferaron las asociaciones de todo tipo, cuya finalidad era mantener una oficina en Bruselas, aunque no se supiera muy bien cuál era su objetivo. La mayor parte de ellas tenían su origen en Francia y entre su personal directivo se encontraban la segunda generación de apellidos famosos del establishment socialista galo, al que de esa forma se le daba una salida profesional. Eurocities, eurometropolis, la Federación Mundial de Ciudades Unidas, el ICLEI, las Redes de ciudades con centros históricos, con murallas, con puertos, con fabricas de automóvil, y así hasta un largo etcétera, generalmente cofinanciadas por la Comisión europea con cargo a los programas RECITE primero, e Interreg después. Una década después, el balance de resultados obtenidos, o si se prefiere, las aportaciones a la construcción europea y al desarrollo urbano de todas estas asociaciones y redes apenas llenaría un folio. Nacían como consecuencia de candidaturas a los programas europeos, y una vez constituidos su objetivo consistía en presionar para seguir obteniendo fondos con los que mantener a su staff. Para justificar su existencia convocaban un congreso o seminario anual, al que generalmente invitaban a algún dirigente comunitario y cuyas conclusiones carecían del más mínimo interés Por supuesto la Comisión europea dejó de financiarlas abocándolas a la desaparición progresiva. Hoy en día apenas existe eurocities, que tras su fusión con eurometropolis, lleva una vida anodina sin grandes contribuciones, y alguna red temática, volcada en la coordinación de sus socios para el intercambio de experiencias. Cosa distinta es el ámbito transfronterizo, entendiendo como tal no solo el de las fronteras inmediatas sino también el de las fronteras transnacionales. Casi dos décadas después sobreviven, aunque con niveles muy distintos de actividad la ARFE (asociación de regiones fronterizas de Europa), única red existente de nivel regional transfronterizo y el Eixo Atlántico, la más antigua y probablemente activa de Europa. En el ámbito transnacional también existen la Conferencia de Ciudades Bálticas, con la misma edad que el Eixo Atlántico, la Conferencia de Ciudades Atlánticas, algo más joven, y las respectivas redes de ciudades adriáticas y mediterráneas. Todas ellas se hayan inmersas en el proceso de creación de la Conferencia Europea, que de el contrapunto a ARFE desde el nivel local. La península Ibérica continua siendo la frontera más dinámica, lo que se verifica con la reciente constitución de la Red Ibérica de Entidades Transfronterizas, que aglutina a la totalidad de las entidades de frontera existentes en la antigua frontera entre España y Portugal. No es casualidad, por tanto, que el ámbito transfronterizo sea el más estructurado y organizado a lo largo de todo el territorio europeo. La reciente aprobación del reglamento comunitario que posibilita la creación de las AECTs consagra la existencia de organizaciones transfronterizas mediante la consolidación de figuras jurídicas que estructuren y ordenen un espacio tan necesario como de largo recorrido. Ahora bien, todo este escenario no puede conducirnos a los mismos errores que llevaron a la desaparición, por innecesarias, de otras redes europeas en la última década. Lo primero que debemos asumir es que nuestra función no debe limitarse a elaborar un catalogo de problemas, que naturalmente deben ser identificados, sino principalmente un inventario de soluciones. La frontera debe ser concebida como un espacio común de vida, al que debemos de facilitar el desarrollo de sus ámbitos jurídicos, económicos, territoriales y por supuesto sociales y de servicios. Experiencias enriquecedoras como la de la Euro ciudad Chaves-Verín permiten trabajar en la implantación pionera de un servicio de transporte municipal conjunto, o en la promoción de un complejo hospitalario transfronterizo, que permita transformar los dos hospitales de nivel medio, existentes, en un complejo de alto nivel de prestaciones y servicios. La ordenación coordinada del territorio , permitirá la fijación de suelo industrial conjunto, acabando con la nefasta practica del dumping, “gracias “ al cual , pequeños ayuntamientos favorecen la deslocalización, ofreciendo como reclamo una mano de obra rayando en la esclavitud asiática y un suelo industrial casi gratis, sin ningún tipo de calidad ni servicios tecnológicos, que acaba convirtiéndose en un cementerio de almacenes y talleres, con más problemas a medio plazo, que soluciones innovadoras. Problemas como los costes de las comunicaciones y su impacto en la competitividad de las empresas transfronterizas, continúan siendo desafíos pendientes de solución. ¿Cómo estructurar la cooperación de segunda generación? Dos ámbitos debemos diferenciar en la cada día más urgente estructuración: En el ámbito de proximidad es imperiosa la necesidad de redefinir los instrumentos existentes. Las Comunidades de Trabajo, modelo existente en la península Ibérica, han agotado sus reservas y no aportan nada mas al desarrollo y a la cohesión de los territorios de frontera. Hoy en día son apenas una suerte de cementerio de elefantes, donde sus miembros se reúnen una vez al año para intercambiar discursos vacios de contenido y compartir almuerzo e intercambio de tarjetas. La emergencia de nuevas figuras jurídicas, caso de las AECTs , y el nuevo escenario de demandas y oportunidades generadas como resultado del creciente dinamismo de las fronteras durante la última década, aconseja una profunda transformación de las CdeT. El nuevo gobierno de la Xunta de Galicia, con una celeridad y visión política inusual, ha creado en sus cien primeros días de gobierno, un grupo de reflexión al objeto de remodelar la CdeT y convertirla en un instrumento útil para el desarrollo de la Euro región Galicia-Norte de Portugal, mediante el desarrollo de la cooperación de segunda generación. En este escenario existen a su vez dos actuaciones especialmente relevantes : la integración de todos los agentes transfronterizos que interactúan en el territorio, con especial atención a los Agentes sociales y económicos, grandes ausentes de la cooperación transfronteriza organizada y las universidades y fundaciones ligadas al conocimiento y la innovación. En segundo lugar la programación de los fondos transfronterizos por parte de las CdeTs. No obedece a ninguna lógica conocida que la programación de los fondos Interreg, actualmente denominados POCTEP, se realice desde ámbitos gestores de los departamentos de Hacienda, de los gobiernos regionales, existiendo unas entidades , presididas por presidentes regionales, cuya finalidad exclusiva es la cooperación transfronteriza. El segundo ámbito es el de relación con la Comisión Europea, especialmente en un momento en que se discuten los escenarios financieros y programáticos para el periodo 2014-2020. En este ámbito existen tres actuaciones necesarias: la vertebración de redes europeas, que , como ya dije anteriormente, establezcan una interlocución autorizada con la Comisión Europea, y en el ejercicio de dos de los principios más sagrados para la Comisión Europea, el de subsidiariedad y el de la Gobernanza, hagan oír la voz de las fronteras europeas en el diseño de las políticas que más directamente les afectan. La segunda actuación obedece a la conveniencia de ordenar el debate sobre políticas que, como en este caso, están en la base del crecimiento, la competitividad y la cohesión de territorios que representan un tercio de la población europea. Y este debate solo puede ser ordenado desde la elaboración conjunta de un libro blanco de la cooperación, que identifique y ordene las prioridades de la política europea en el ámbito de la cooperación transfronterizo. La tercera y última, se refiere al ordenamiento de las estructuras organizativas existentes en las fronteras, surgidas muchas veces como respuesta a necesidades inmediatas, y que en estos años han debido reinventarse constantemente para no perder su espacio político y operativo. Y este ordenamiento solo puede venir desde la utilización concertada de sus capacidades, experiencias y recursos, mediante una nueva figura , que defina un nuevo escenario profesional e institucional: las Agencias de Desarrollo Euro regionales, entes que integren las estructuras existentes, y que mediante la figura de la concertación a través de contratos programa, sustituya las caóticas y desestructuradas políticas de subvención Comunitaria, por la de la optimización y coordinación de los recursos públicos, tanto europeos como nacionales, para el desarrollo de actuaciones centradas en los grandes ejes estratégicos europeos: Sostenibilidad, Innovación, cohesión y competitividad. En síntesis, y a modo de conclusión, estas serian las principales recomendaciones que debe seguir la cooperación transfronteriza en el nuevo escenario que se comienza a dibujar: En el nuevo periodo de programación que se abre, 2014-2020 es necesario abrir una reflexión sobre los nuevos desafíos que debe afrontar la cooperación transfronteriza, derivados de las elevadas expectativas que ha despertado y de la necesidad de mantener las dinámicas de desarrollo que ha impulsado en estos años. Pero también como un magnifico instrumento de europeísmo y de proximidad en un momento clave de la construcción europea. Debemos impulsar el debate sobre la COOPERACION DE SEGUNDA GENERACION, como principio inspirador de las políticas de cooperación a partir del 2014. Para una correcta aplicación de estas políticas, se hace necesario, reflexionar simultáneamente sobre el desarrollo de los mejores instrumentos, que aprovechen las posibilidades que abre la reciente aprobación de las AECT: Euro ciudades, Agencias euro regionales de desarrollo y otras figuras deben ser analizadas con suma atención para aprovechar las potencialidades que contienen, para la construcción europea de proximidad. La elaboración de un libro blanco sobre la cooperación transfronteriza, definida como una de las políticas de más valor estratégico en el proceso de construcción europea., con la colaboración del Parlamento , el Comité de las Regiones y el CES No en vano la idea original y el eslogan principal de la Unión Europea era “La Europa sin Fronteras”. Criterios Fronteiras seguras na Europa da liberdade Carlos Miguel Maximiano de Almeida Coelho Carlos Miguel Maximiano de Almeida Coelho é Deputado ao Parlamento Europeo. Carlos Miguel Maximiano de Almeida Coelho es Diputado al Parlamento Europeo. Fronteiras seguras na Europa da liberdade Carlos Miguel Maximiano de Almeida Coelho 1. Europa de sucesso, mas... É relativamente consensual a percepção da Europa como um caso de sucesso. Ao longo de mais de 5 décadas, 6 Estados deram lugar a 9, depois a 10, a 12 (quando entraram Portugal e Espanha), a 15, a 25 e actualmente a 27. Vários outros Estados pediram para entrar e ninguém quer sair. São evidentes as vantagens da pertença à União Europeia sobretudo em tempos de crise e de incerteza quanto ao futuro. Mas há que reconhecer que se cuidou mais da construção da Europa Económica. As principais etapas deste projecto comum sempre tiveram mais a ver com as mercadorias, os capitais e os serviços: Desde 1952 com a criação da Comunidade Europeia do Carvão e do Aço Em 1957 com a criação da Comunidade Económica Europeia Em 1985 com o Acto Único Europeu e o desafio do Mercado Interno até 92 Em 1992 com o Tratado de Maastricht e a criação do Euro, a nossa moeda comum. 2. A Europa dos Cidadãos O alargamento da União e a consolidação da dimensão económica da Europa deram espaço a duras críticas que foram crescentemente audíveis: - A crítica do défice democrático (a acusação que as instituições europeias se escondiam atrás de um processo de decisão pouco transparente e pouco participado onde os governos tinham muito mais peso do que o Parlamento Europeu, única instituição europeia directamente eleita pelos cidadãos.) - A crítica ao modelo da Europa Económica (quando se reclamaram políticas e respostas que ultrapassassem a excesiva concentração nos desafios do Mercado Interno. Começou a afirmar-se que não bastava uma Europa das mercadorias, dos capitais e dos serviços mas era necessário construir a Europa das pessoas, a Europa dos cidadãos. O Tratado da União Europeia (1992), o Tratado de Amesterdão (1997) e, finalmente o Tratado de Lisboa (2009) configuram essa nova dimensão da Europa, definindo e reforçando o conceito de Cidadania Europeia: "É cidadão da União Europeia qualquer pessoa que tenha a nacionalidade de um Estado-Membro. A cidadania da União acresce à cidadania nacional e não a substitui." A verdade é que, hoje, a União Europeia é muito mais do que uma entidade económica, é a casa de 500 milhões de pessoas que não são apenas consumidores num vasto mercado único, mas são também cidadãos da União Europeia, que têm o direito de se deslocar livremente no seu seio e de se estabelecer em qualquer parte do seu território, quer por razões pessoais ou profissionais, e que esperam poder viver em segurança. 3. Um Triângulo Equilibrado Desde Tampere (cidade finlandesa onde o Conselho Europeu reuniu em Outubro de 1999) começou a construir-se o "Espaço de Liberdade, Segurança e Justiça" com medidas viradas para a consolidação da cidadania europeia. Contra outras opiniões que reclamam mais respostas numa ou outra área, sempre defendi que esta nova dimensão da Europa precisa de manter o equilíbrio entre essas 3 vertentes: a Liberdade, a Segurança e a Justiça. Todas são necessárias e nenhuma delas deve ser secundarizada face às restantes. Com efeito: - a Segurança sem Liberdade é a ditadura - a Liberdade sem Justiça nem Segurança é a anarquia - não concebemos a Justiça sem Liberdade nem Segurança Temos assim que garantir a efectiva liberdade de circulação, repensar a cidadania europeia, proceder à harmonização de quadros jurídicos, estimular o reconhecimento de sentenças, melhorar a cooperação policial e judicial, conceber políticas comuns de vistos, de asilo e de imigração. O Programa de Estocolmo (2010-2014) contempla muitas destas prioridades e apresenta medidas concretas em áreas tão distintas como a protecção das crianças, o combate ao terrorismo e à cibercriminalidade, a definição de padrões mínimos de garantias processuais para os arguidos e a melhoria do controlo nas Fronteiras Externas. 4. O Espaço Schengen Tal como na Europa económica a chave do sucesso assenta na livre circulação dos mercados, capitais e serviços, na Europa dos cidadãos, no Espaço de Liberdade, Segurança e Justiça, o centro fulcral é a liberdade de circulação das pessoas. Essa Liberdade assenta num dos direitos expressamente previstos no Tratado como um dos direitos dos cidadãos europeus: "Circular e permanecer livremente no território dos Estados-Membros" artigo 20.° TFUE Esta norma não configura apenas um mero direito de circulação. Envolve a possibilidade de residir, de trabalhar, de beneficiar de apoios sociais e até de exercer activamente a cidadania elegendo e sendo eleito nas eleições locais e para o Parlamento Europeu. Esta partilha de um espaço comum de livre circulação levou à abolição das fronteiras internas entre os países Schengen e a um redobrar da importância das Fronteiras Externas. 5. As Fronteiras Externas Comuns Embora as fronteiras externas continuem a ser juridicamente fronteiras nacionais, elas são, na prática, fronteiras comuns. Com efeito, um cidadão de um país terceiro que entre no porto ou aeroporto de Lisboa estará juridicamente a entrar em Portugal; mas na prática estará também a entrar em Espanha que se encontra a 3 horas de distância por via terrestre. Um cidadão de um país terceiro que aterre em Madrid estará juridicamente a entrar em Espanha mas na prática estará a entrar em Portugal que se encontra a 4 horas ou em França a 5 horas de distância. Esta evidência projecta-se nas políticas que têm de ser harmonizadas. Nas políticas de imigração, de asilo e de vistos, por exemplo, se um Estado muito exigente for vizinho de um Estado mais permissivo é fácil de perceber quais serão os fluxos de pessoas que se vão estabelecer, qual é o Estado que será a porta de entrada e quão inconsequente é a fixação de políticas exclusivamente nacionais que não tenham qualquer articulação com os restantes parceiros europeus. 6. SIS- Partilhar a Informação Essa dimensão comum das Fronteiras Externas obriga à partilha de informação sensível para reforçarmos a nossa segurança. O polícia de fronteiras em Portugal ou em Espanha tem de conhecer os dados que levam um guarda de fronteiras francês ou alemão a recusar a entrada no espaço Schengen de um cidadão de um país terceiro, a detê-lo ou a sujeitá-lo a vigilância discreta. As informações das polícias portuguesa e espanhola e as decisões judiciais relevantes terão, por seu lado, de ser conhecidas pelas autoridades dos outros países para que o controlo nas fronteiras externas seja exercido da mesma forma. O Sistema de Informação Schengen - SIS - é assim um sistema de redes informáticas em que as informações fornecidas pelos Estados Schengen são armanezadas e consultadas pelas autoridades policiais e aduaneiras de outros Estados Schengen. As principais categorias de "indicações" são: - pessoas procuradas para detenção para efeitos de extradição - nacionais de países terceiros indicados para efeitos de não admissão num Estado Schengen - pessoas desaparecidas - testemunhas e pessoas notificadas para comparecer perante as autoridades judiciárias - pessoas ou veículos a manter sob vigilância - (são igualmente inseridos no SIS dados relativos a veículos roubados, armas de fogo roubadas, elementos de identificação e papel-moeda furtado) O SIS é assim um grande instrumento de cooperação policial com efeitos no controlo do acesso ao espaço comum, de luta contra a emigração ilegal e para a localização de objectos perdidos ou roubados. Este sistema pode ser consultado a partir de mais de 50.000 terminais por milhares de agentes da Polícia, da Guarda Nacional das Alfândegas e da Justiça e também por pessoal das embaixadas responsáveis pela emissão de vistos. O SIS representa a primeira experiência em termos de intercâmbio em larga escala, de troca de dados, com carácter sensível, a nível internacional. O seu sucesso reclama hoje o seu alargamento e justifica o investimento na sua melhoria. 7. SIS II - Uma nova Geração Embora tenha sido o alargamento da União que obrigou a repensar-se o SIS (porque o sistema existente tinha limitações quanto ao número de Estados que se podiam conectar), urgia também introduzir melhorias no tipo de dados e na arquitectura do sistema. A esta nova geração do Sistema de Informação de Schengen chamamos SIS II Sempre considerei que, entre muitas outras melhorias, havia duas com um inegável valor estratégico: - a introdução de dados biométricos (foto e impressões digitais) permite muito mais eficácia no combate aos falsos alertas e à usurpação de identidades. Uma das principais queixas das ONGs de Direitos Humanos e das entidades responsáveis pela protecção dos dados pessoais tem a ver com o caso "John Smith" ou seja de pessoas que encontram dificuldades ou são mesmo banidas nas fronteiras por terem o mesmo nome que uma outra pessoa identificada no sistema. A inclusão de dados biométricos permitirá ultrapassar a maior parte dos embaraços criados por nomes idênticos. Actividade criminosa crescente é igualmente a usurpação de identidades, o furto e a falsificação de elementos de identificação. Reforçar a segurança na sua produção e incluir dados biométricos permitirá ao portador legítimo provar a sua identidade, e combater esta criminalidade. - a interligação dos alertas O actual SIS está assente numa lógica de verificação "hit/ no hit" em ficheiros verticais sem relação entre si. No actual SIS podemos ver se um carro é roubado e se uma pessoa é procurada, por exemplo, mas não podemos estabelecer qualquer relação entre os diferentes alertas. A interligação dos alertas prevista no SIS-II permitirá uma análise mais inteligente dos dados. Um carro roubado num mero furto é diferente de um carro roubado que aparece associado a casos, por exemplo, de terrorismo ou de rede de tráfico de droga ou de seres humanos. A abordagem policial deve ser diferente. 8. Condenamos os atrasos É conhecido o profundo desagrado do Parlamento Europeu pelo atraso na entrada em vigor do SIS-II. A Comissão Europeia recebeu o mandato para desenvolver o sistema em Dezembro de 2001 e estava previsto que o SIS-II começasse a funcionar em Março de 2007. Estamos em Abril de 2010 e não existe nenhuma previsão séria sobre a conclusão dos trabalhos. Mais de 70 milhões de Euros de dinheiro comunitário foram já investidos (sem contabilizar as despesas da responsabilidade dos Estados-Membros. Têm havido muitas e justificadas críticas à forma como a Comissão Europeia geriu o dossier e à forma imprudente como o fez ignorando os Estados-Membros (só recentemente a desconfiança institucional foi substituída pela cooperação inteligente com a criação do Global Program Management Board que a Espanha e Portugal fazem parte). Estes conflitos, porém, não me parecem os mais importantes. Nem é muito relevante a discussão de saber se a nova agência que vai gerir estes sistemas se vai localizar em França ou na Estónia. O que verdadeiramente interessa é não perder mais temp, é pôr em funcionamento o SIS-II, é justificar os meios humanos e financeiros que já investimos neste importante projecto. A segurança das nossas fronteiras não é um luxo. É uma condição da nossa Liberdade. E a Segurança dos nossos cidadãos é uma obrigação comum e tem de ser uma prioridade para os decisores sejam eles a Comissão Europeia ou os Governos nacionais. Criterios Sensibilidade rexional na Unión Europea Pablo González Mariñas Pablo González Mariñas é Ex conselleiro da Xunta de Galicia e ex deputado do Parlamento galego. Administrador Civil Superior do Estado. Profesor titular de Dereito administrativo na Universidade da Coruña. Pablo González Mariñas es Ex conselleiro da Xunta de Galicia y ex diputado del Parlamento Gallego. Administrador Civil Superior del Estado. Profesor titular de Derecho Administrativo en la Universidad de A Coruña. Sensibilidade rexional na Unión Europea Pablo González Mariñas 1. Introducción. Non quixera expresar arriscadas xeralizacións apriorísticas e voluntaristas sobre unha cuestión de sensibilidade allea. Parto do meu punto de vista persoal, fillo da ouservación e da análise, e sobre dél tentarei expresar da forma máis obxectiva posibel o que ven acontecendo co fenómeno rexional no seo do proceso de unión europea e cal poida ser o seu futuro máis ou menos inmediato. Hai unha realidade fáctica secuencial que algo debe indicar e que procurarei non traicionar co meu inevitabel subxectivismo, quizáis en exceso proclibel aos “pensamentos de desexo”. É un lugar común dicir que a Unión Europea atópase nunha dificil encrucillada. En realidade, Europa nunca deixou de ser unha encrucillada de povos e culturas. E de guerras. Cara adentro, contan as guerras de sucesión de Austria, Polonia ou España, as guerras do Norte, a dos Sete Anos, e máis modernamente as guerras da primeira metade do século XX... Cara a fóra, a chaira panónica, distribuida entre Hungría, Austria, Estiria, Croacia e Bosnia, foi chamada con razón a “planicie das batallas”. Ocupada sucesivamente primeiro polos hunos e polos ostrogodos, e logo polos gregos de Justiniano, os lombardos, as tribus eslavas, os turcos e os alemáns e os húngaros... a vella Panonia é un histórico e permanente campo de batalla. Case nunca houbo paz nesta fronteira ensanguentada, barreira da cristiandade contra as invasións vindas de Oriente. Logo, dende a separación de 1054, configuranse dúas cristiandades, a do Papa de Roma e a do Patriarca de Bizancio, a de occidente e a de oriente, dúas cristiandades que dividen aos eslavos: deste lado quedan polacos, checos, eslovenos, croatas; do outro, os rusos, búlgaros e servios. Hai sen dúbida un fondo de “cristiandade” na cerna da identidade europea. Como di Magris, a cultura europea caracterízase ante todo polo acento posto no individuo: “a diferencia doutras grandes civilizacións, que salientaron a totalidade, as relixións europeas, en definitiva o hebraísmo e o cristianismo, formuláronse o problema da salvación individual; malia crer ou non nunha sustancia, o protagonista é sempre o individuo..., mesmo na filosofía, Kant proclama ao individuo como fin, nunca como medio”. Compréndense por iso as reticencias -compartanse ou non estatéxicamente- fronte a integración de Turquía e por iso mesmo non é de extrañar que o preámbulo do Tratado de Lisboa, comece con estas enfáticas palabras: “Inspirándose na herencia cultural, relixiosa e humanista, a partir da que se desenvolveron os valores universais...” Podemos discutir os límites de Europa e se podemos definila en termos xeográficos ou doutra índole, pero esa historia cultural subxacente na nosa conciencia explica os resaibos cara á integración de paises musulmáns moito maior ca mera lonxanía física. Dende aqueles tempos antigos ratifícase paseniñamente a idea da preexistente nación europea, que irá afirmándose fronte aos demáis, en defensa da súa individualidade. Pero non será sen guerras encadeadas fronte ás ameazas exteriores. Porén, Europa ten outro condicionante factor interior: a riqueza extrema da súa diversidade, os seus numerosos e caracterizados países, as súas línguas, as culturas diferenciadas, os desexos de dominación imperial, o sucesivo predominio primeiro de Roma, logo de Francia, logo de España, logo Inglaterra, logo de Alemaña, o fenómeno do Estado-nación e o dramatismo da súa imposición sobre pequenos povos e nacións sen recoñecemento da súa preexistente realidade social e cultural, merecente de personalidade propia. E de novo, as guerras, desta vez interiores, entre Estados, nun xogo de púgnas e alianzas conxuncturais moitas veces, mais sempre fratricidas, e entre os Estados-nación e os “fragmentos de Estado” (Jellinek) integrados neles e impregnados do xacobinismo que “impediu ver nacións máis alá da nación” (Piqueras, 1996). Europa, unha vizosa diversidade en tensión, que ven cando menos do século XVIII, desque a dualidade “undade europea-nacións” convertese na “clave de bóveda do discorrer histórico de Europa até os nosos días” (Alejandro Diz, 2000). 2. A inicial configuración bipolar: o monopolio dos Estados. Por iso, cando a mediados do século pasado trátase de dar á idea de Europa unha configuración política de seu, faise co propósito primordial de evitaren para sempre as guerras entre os Estados europeos. Esa organización resultará de inicio peculiar, non axustada a ningún modelo político preexistente (unitario, rexional, federal, confederal), e iráse definindo aos poucos sobre a base da harmonización das políticas económicas dos Estados, sen agochar, pero tamén sen precisar o perfil e o momento de chegada dunha verdadeira unión política. Mesmo nos primeiros Tratados non se proclamaba compromiso ningún de avanzar na cohesión territorial nin en obxectivos precisos de solidariedade, senón cando máis e enfáticamente de promover “un desenvolvemento harmonioso das actividades económicas no conxunto da Comunidade” ou de fomentar “relacións máis estreitas entre os Estados que a integran”. O sistema, xa que logo, concíbese con estrutura bipolar (Estados e a Comunidade), sen que os niveis rexional (e local) adquiran en principio protagonismo ningún, malia que no Informe Spaak, que preparou o Tratado de Roma, se albiscase xa, no medio de moita fraseoloxía máis ben oca, una política dirixida á corrección dos desequilibrios rexionais intereuropeos. É máis, dende un principio conságrase nos Tratados o principio de “autonomia institucional”, en virtude do que a Comunidade europea desinterésase da estrutura constitucional interna dos Estados membros, non importándolle o seu carácter unitario ou, pola contra, políticamente descentralizado. Deste xeito, a estrutura constitucional interna seguirá a ser cuestión privativa dos estados membros, carente de interese para unha entidade comunitaria de case exclusiva base estatal. Mesmo hoxe en día, e malia o tempo transcorrido, o concepto de “rexión” non está en absoluto claro para a Unión Europea. Rexións, Länder, Comunidades e Comunidades Autónomas, con moi diferentes niveis competenciais políticos e administrativos agrúpanse nun magma confuso e indiferenciado. Na urdime institucional e orgánica europea, e sobre todo na súa proverbial “comitoloxía”, as “entidades rexionais” mistúranse con frecuencia con outras de carácter local na configuración de entes e organismos comunitarios e dificilmente articulase un réxime participativo cualitativamente distinto entre as “rexións” dotadas de potestad lexislativa e Parlamento propio e aqueloutras meramente administrativas. 3. A paulatina eclosión e afirmación das rexións en Europa: un proceso lento, pero constante. Esta actitude inicial, que Cancela Outeda chamou expresivamente “cegueira rexional”, vai mudar co transcurso do tempo. Será un proceso sen dúbida lento e dificultoso, pero persistente e favorecido pola realidade mesma das cousas. Por máis que se insista no principio de autonomia institucional, o feito rexional é teimudo, sobre todo en países con Estados compostos ou complexos que, dalgunha forma e con maior ou menor alcance, deron constitucionalmente carta de natureza xurídico-política ás súas realidades “nacionais” ou “rexionais” internas. Tratase dunha sustantividade obxectiva imposibel de ignorar. Emporiso, e como veremos, a Comunidade rematará por demandar dos Estados membros “unitarios” que procedan canto antes á súa rexionalización. Do mesmo xeito que países que, como España, son plurais histórica, cultural e lingüisticamente, non lograron encarreirar con mediano acomodo o seu futuro e convivencia até que conseguiron un pacto constitucional que deu saída á súa diversidade, do mesmo xeito Europa non será estable na súa unidade até que as diversas comunidades que os Estados abranguen no seu seo acaden un nivel aceptabel de consolidación institucional, competencial e de recursos. A pulsión exercida neste sentido por Alemaña e os seus Länder é moi significativa e de feito impregnou de sentido e propósito moitos documentos e cartas comunitarias producidos nas últimas décadas. Pero o feito rexional non é, agás en Estados secularmente centralizados, unha característica escasa, senón presente xa en multitude de realidades políticas estatais europeas (Austria, Alemaña, España, Italia, Bélxica, Reino Unido, Dinamarca, Finlandia..., por non falar dos Estados incorporados ao “núcleo duro” europeo nas sucesivas ampliacións), que condiciona fortemente o proceso de integración. Non se pode esquecer que millóns de cidadáns europeos están gobernados por entidades de carácter “rexional”, que xestionan amplísimas competencias e funcións, con orzamentos cuantiosos, e que son o referente directo das políticas públicas, orientadas por Parlamentos “rexionais” que, con frecuencia, emiten leis do mesmo rango e condición que as leis estatais e satisfacendo aptamente, xa que logo, no ámbito das competencias autonómicas ou rexionais, as esixencias da reserva legal dentro do correspondente Estado, tal como acontece en España. Argimiro Rojo Salgado (2004) e Celso Cancela Outeda (2004) ten sintetizado con claridad os fitos máis sobranceiros deste proceso de cambio de mentalidade, tan predeterminado por unha realidade notoriamente plural. Cómpre citar, sen pretensión ningunha de exhaustividade: a “Nota sobre a politica rexional da Comunidade” (1961); a creación da “Sección de Desenvolvemento Rexional” no seo do Comité Económico e Social da CEE (1972); a creación do “Fondo Europeo de Desenvolvemento Rexional” e do “Comité de Política Rexional” (1975); a Reforma de 1988, coa súa modificación e reforzamento dos fondos estruturais (FEDER, FEOGA e FSE) e a entrada en funcionamento do “Consello Consultivo dos Entes Locais e Rexionais”; a “Resolución do Parlamento Europeo sobre a política rexional comunitaria e o papel das rexións” (1988), así como a “Carta Comunitaria da Rexionalización”, definitoria de dereitos; o “Tratado de Maastricht” (1991), que consolidaría a rexión na urdime institucional comunitaria, coa creación do “Comité das Rexións”, a posibilidade de participación das rexións no Consello, o fomento das culturas con respecto á diversidade cultural nacional e rexional, e o recoñecemento, en principio limitado, do principio de subsidiariedade; o “Tratado de Amsterdam” (1999), que reforzou o Comité das Rexións; o Tratado de Niza (2001), que incorporou algunhas modificacións no Comité das Rexións; a “Convención Europea” (2003), con ampla participación das rexións no proceso da quinta gran reforma dos tratados fundacionais, non só na Convención mesma, senón tamén a través do “Foro da Sociedade Civil”. Certo é que o papel das entidades rexionais foi “modesto e cativo” na Convención Europea, por causa dun certo desinterese propio e tamén pola “oposición dalgúns representantes estatais, que se aplicaron de xeito sobresaínte a desactivar as demandas rexionais” (Cancela Outeda, 2004). A esta enumeración hai que engadir o frustrado “Proxecto de Constitución Europea”. Os debates foron aquí moi sustanciosos. As demandas das Rexións formuláronse na CALRE, na Conferencia de Presidentes de Rexións con Poderes Lexislativos e nas Convencións Rexionais. E producíuse aberta controversia entre dúas posicións ben diferenciadas: o Informe Lemassoure (Estatuto de Rexión asociada á UE) e o Informe Berthu (mantemento no ámbito doméstico dos Estados), até chegar ao difuso final do Informe Napolitano. O Proxecto de Constitución Europea constituiu unha boa oportunidade para o contraste de posicións, e se ben non deu satisfacción a todas as demandas formuladas pola Convención, non moi ambiciosa polo demáis neste aspecto, si producíu unha certa consolidación do feito rexional no espazo europeo, nun intre ademáis constituinte e no “comezo dunha nova andaina no proceso de integración” (Cancela Outeda, 2004). 4. A situación previa ao Tratado de Lisboa. No proceso de afirmación rexional tivo grande influencia o papel das propias rexións europeas, que non aceptaron sumisamente o triste papel de “sleeping partners” na empresa comunitaria. Conscientes de que unha parte sustancial do “acervo comunitario” é esa pluralidade sumativa de pobos, linguas e culturas, as Rexións reclamaron o seu posto de participación decisoria e creativa. Cóntanse por centos as reunións, congresos, informes, documentos e proposicións xerados nas últimas décadas por iniciativas e foros rexionais europeos destinados a crear conciencia e a presionar ás institucións para que este mundo rexional non quedase sen voz na UE, afogado pola exclusiva participación e protagonismo estatal. O Parlamento Europeo, tan débil e acomodadizo noutras cuestións, foi unha das institucións comunitarias máis sensibeis ás reclamacións rexionais. Estas demandas tiñan base non só na pretensión de evitar a marxinación identitaria rexional no proceso integrativo común, de indubidabel valor en calquera caso, mais tamén en factores obxectivos e representativos máis apegados á realidade xurídica, social e económica. Un factor de sobresainte importancia é o feito de que a integración supón para as Rexións europeas un doble efecto centralizador. O Estado perde sen dúbida “xiróns de soberanía” –dise en manida expresión- como consecuencia do proceso, pero máis sufren as Comunidades Autónomas, que perden o control sobre o seu propio ámbito competencial, sufrindo un desapoderamente que ten tratado xa o Tribunal Constitucional (STS 25/1981). A circunstancia agrávase ademáis polo feito da transposición das directivas europeas, transposición que poucas veces fan as Comunidades, sacando o Estado proveito deste tránsito para recuperar o que estaba constitucional e estatutariamente descentralizado. Un doble efecto centralizador, pois, é o que resulta, especialmente preocupante nas rexións con compeencias lexislativas, o que xustifica os esforzos pola creación no Comité das Rexións dunha segunda cámara que permita a súa agrupación. Pero hai máis. Hoxe ninguén dubida que a UE, trala última ampliación, presenta un mapa desigual, descompensado e irracional de Estados membros. Tralas últimas incorporacións, hai en Europa numerosas Rexións cunha poboación superior a unha decena de Estados. Abonda con comparar Galicia (29.600 Km2 e 2,7 millóns de habitantes) con Eslovenia (20.000 e 2,0 repeitivamente) ou con Chipre (9.200 e 0,7). Esto dificulta mesmo lexitimar un sistema político europeo articulado tan só en razón dos Estados (Ricard Ramón, 2004). Na práctica, non resulta doado entender, por seguir cos exemplos, como Malta (3.000 km2 de extensión e 400.000 habitantes) é un Estado membro con todas as súas prerrogativas, e Cataluña, Andalucía ou Galicia, que a multiplican demográfica, territorial e económicamente teñen moi dificil acceso ás decisóns comunitarias e nulo ou rabelo peso político directo nas mesmas. Estas disfuncións, que non son as únicas, xunto á dificultade de que un modelo así poida funcionar con eficacia, levaron a unha paulatina flexibilización do devandito principio de “autonomía institucional”. O reposicionamento resultaba obrigado, e non por xenerosidade dos Estados, senón porque este rechamante “factor comparativo” tiña potencialidade suficiente como para pór en perigro a adhesión plena e sincera de moitas comunidades e tamén a “paz interior” nos Estados europeos compostos ou complexos. É o coñecido “dilema de MacCormick”: ou dase unha verdadeira e efectiva participación rexional ou non hai máis solución que se converter en Estado na UE, e loitar por iso con todos os medios ao alcance. Esta posibilidade de flexibilización non foi aproveitada de igual forma polos distintos Estados compostos da UE: Alemaña, Austria, Bélxica, Reino Unido, Italia, España... Dende logo, polo que a España afecta, o aproveitamento dos mecanismos participativos dos Gobernos autonómicos no Consello Europeo, abertos polo Tratado de Maastricht (artigo 203), non é para pólo de exemplo de rexionalismo europeista. Non é só a UE a que ten reticencias rexionais, senón os propios Estados membros, aínda posuídos da nostalxia da soberanía indivisibel e non partillabel de Bodino, malia o que xa choveu dende o seu “Tratado da República”, 1577. O Comité das Rexións, canle para a participación rexional sen intermediación dos Estados, non superou, pola súa parte, o seu mero carácter consultivo, de escasa influencia na determinación da política comunitaria e mostrouse particularmente incapaz para tal función participativa eficaz no que fai ás Rexións con competencias lexislativas propias, cal é o caso de Galicia, Euskadi e Cataluña. 5. O Tratado de Lisboa e as Rexións. 5.1. Un importante avance de conxunto. Hai coincidencia en que este Tratado supón un progreso relevante na posición das Rexións no contexto europeo, como o recoñecemento frontal da súa realidade, autonomia e capacidade de autoadministración, a formulación dun principio de respecto á diversidade rexional no ámbito cultural, o propósito dunha mellor delimitación de competencias, a corroboración de que a representación dun Estado membro poderá ser exercida por un “ministro” rexional, e as directrices de necesaria consideración da “dimensión rexional” no deseño e execución das políticas de protección civil, medio ambiente, transportes, cohesión económica, social e territorial, así como nas “redes europeas”. E cómpre salientar que é a primeira vez que a UE enfatiza a “cohesión territorial”, a máis da social e económica, como un dos seus obxectivos fundamentais. 5.2. O reforzamento da subsidiariedade. Con todo, a grande novedade do Tratado de Lisboa neste eido de cuestións concrétase na ampliación do principio de subsidiariedade, inclusivo agora das corporacións rexionais e locais. O principio de subsidiariedade, que atopa os seus fundamentos, na doutrina social da Igrexa (“...é inxusto e ao tempo grave prexuizo da recta orde social abocar a unha sociedade maior o que poden facer comunidades menores”, “Quadraxesimo Anno”), ou no “movemento personalista” de Emmanuel Mounier, pasou a se converter en norma e regla da organización política e social, instaurandose na cerna do federalismo descentralizado europeo. O principio pregoa en esencia, como é ben coñecido, que a toma das decisións debe efectuarse o máis cerca posibel dos cidadáns, de tal xeito que os niveis “superiores” de goberno deberían ocuparse tan só do que os niveis “inferiores” non estean en condicións de realizar eficazmente por si mesmos (Morata, 2006). Sen dúbida, este principio ten especial relevancia nos Estados federais ou compostos, tanto no que fai á distribución das competencias entre as distintas instancias políticoterritoriais, como no que atinxe aos mecanismos de cooperación, que deben ser propiciados para conseguir resultados eficaces sen disturbar a participación e representatividade de cadanseu nivel. A proclamación deste principio, presente na Comunidade Europea cando menos dende 1993, fomenta as relacións de interdependencia (“acordos de redes”) e as intervencións ou actuacións conxuntas, nomeadamente en asuntos de grande alcance e gravidade que non entenden de fronteiras, tal é o caso da inmigración, o terrorismo ou a loita contra o crime organizado. Sen dúbida esta sensibilidade polo principio de subsidiariedade é unha das grandes notas cualificadoras do Tratado de Lisboa, e supón para ás Rexións europeas o deseño dun novo marco máis progresivo de participación, con mecanismos máis ou menos matizados no seu procedemento de posta en práctica, pero en xeral útiles para mellorar a súa posición relativa no entramado institucional e funcional da UE. 5.3. Algunhas técnicas concretas, en particular o mecanismo da “alerta temperá”. O Protocolo de Subsidiariedade, incluido como Anexo ao Tratado, dispón no seu artigo 2 que, antes de propor un “acto lexislativo” (concepto complexo, que inclue propostas da Comisión, iniciativas dos Estados membros, peticións do Tribunal de Xustiza, recomendacións do Banco Central Europeo), a Comisión realizará amplas consultas, que deberán ter en conta, de proceder, a “dimensión rexional” das accións previstas. Logo das consultas, a Comisión transmitirá os seus proxectos de actos lexislativos aos Parlamentos nacionais e ao Lexislador da UE. Todo Parlamento nacional -di o artigo 6- poderá, nun prazo de oito semanas a partir da data de transmisión do proxecto de acto lexislativo, dirixir aos Presidentes do Parlamento Europeo, do Consello e da Comisión un ditame motivado, no que, de selo caso, expoña as razóns polas que considera que o proxecto non se axusta ao principio de subsidiariedade. E, chegados aquí, incumbirá a cadanseu Parlamento nacional consultar, de proceder, aos Parlamentos “rexionais” que posúan competencias lexislativas. Desta forma, os Parlamentos “nacionais” e “rexionais” convertense en “gardiáns da subsidiariedade” (Cortés Martín, 2009), a través deste procedemento, que se denomina de “alerta temperá”. Este protagonismo “ex ante” dos Parlamentos autonómicos no control da subsidiariedade constitue unha verdadeira novidade no Dereito europeo, que da conta da ampliación da capacidade de acción das Rexións que o novo Tratado pretende. Porén, é certo que, se a Comisión mantén a súa proposta, se aplica entón un procedemento no que son protagonistas tan só órganos gubernamentais e os Parlamentos nacionais, con posibilidade de recurso perante o Tribunal de Xustiza de UE. No control “ex post” da subsidiariedade -artigo 8- o papel rexional é algo maior. Ao Comité das Rexións atribueselle lexitimación activa para interpor directamente recurso ante o Tribunal de Xustiza contra actos lexislativos que, pertencendo ao ámbito da súa consulta preceptiva, entenda que vulneran o principio de subsidiariedade. O Tratado potencia a súa función institucional e amplía as súas competencias de consulta obligatoria, nomeadamente na enerxía e no cambio climático. Por outra parte, os Parlamentos autonómicos, aínda que non poderán recorrer de forma directa ao Tribunal de Xustiza, si poderán instar do Goberno central que o faga na súa representación, para conseguir a revisión xurisdiccional do acto controvertido e presuntamente danoso para a subsidiariedade. 6. Recapitulación e futuro. O balance deste proceso móvese entre o voluntarismo e o escepticismo. Se cadra, quen estamos a prol dunha Europa pluralmente construida, máis alá dos ríxidos corsés dos Estados, pomos demasiada ilusión en que as previsións do novo Tratado cheguen a ser efectiva realidade. Non soplan hoxe en día fortes ventos políticos de pluralismo integrativo, senón máis de canseira e repregue ás vellas estruturas. Últimamente coméntase que mesmo os Länder alemáns están deixando de acudir ás reunións do Comité das Rexións, o que resulta moi preocupante, sobre todo tendo en conta o tradicional protagonismo alemán no fortalecemento da rexionalización europea. Decía ilustrativamente Mommsem que un sistema de incorporación require alimentar e favorecer no seu seo “estímulos funcionais” que lle impidan dormirse ou apagarse, que a “totalización” necesita, para non se debilitar, da forza contraria da dispersión, dos grupos. Diríamos que tanta morte hai na centralización extrema como na desintegración. Algo así poderíamos argumentar para a Unión Europea. Claudio Magris ten escrito admirabeis páxinas de equilibrio paixoal e mental a respeito deste dilema, chegando a unha razoabel conclusión: “Na sociedade multiétnica e multicultural do futuro, coa que Europa sempre terá que enfrontarse, será cada vez máis necesario, precisamente para manter o máis aberto posibel o espirito de diálogo e de fraterna aceptación das diversidades, establecer un irrenunciabel „quantum‟ de universalismo ético, non sacrificabel en caso ningún”. Entre o irrenunciabel está, dende logo, o valor primario do individuo e da racionalidade. Mais tamén, complementando esta tradición liberal e individual, o mantemento dos lazos afectivos que unen a unhas persoas con outras, porque viven e partillan elementos comúns: a lingua, a terra, os costumes, os obxectivos colectivos, a vontade sostida de ser grupo ou nación. Unha unión europea estabel e ilusionante non pode sair adiante sen unha participación activa e integradora das Rexións europeas. Pero unha formulación estatal aínda ríxida está a dar concesións cativas, que se perden con frecuencia na grandilocuencia das declaracións dos Tratados e na enorme complexidade dos instrumentos xurídico-políticos que se arbitran para a súa posta en funcionamento. A nova cultura do enfoque multigobernamental imponse dificultosamente. Os Estados recean da coparticipación de moitos axentes (tamén privados) na realización das funcións políticas en dependencia mutua, e o novo sistema dista moito de estar ben perfilado, mesmo no deficit de representación democrática que poidese supor. Na miña opinión, non abonda coa cultura da subsidiariedade para conseguir un equilibrio constructivo entre o poder central europeo e o doblemente descentralizado nos chanzos estatal e autonómico. O principio de subsidiariedade é dende o punto de vista xurídico “un instrumento básicamente débil”, que até hoxe tivo, na súa primeira formulación, escaso éxito, debendose reforzar a súa dimensión politica (Rainer Arnold). Esta, porén, tropeza aínda con moitas resistencias estatais, apoiadas na opinión de quen segue a pensar na imprescindibilidade, mesmo para a subsistencia da democracia, dos Estados-nación fortemente dotados de competencias e decisión unilateral, como “contenedores que incorporan un sistema social autosuficiente” (Joan Subirats). Dende esta posición, argúese que nunha sociedade con múltiples conexións entre as persoas que dan lugar a identidades tamén múltiples e compartidas resultaría un anacronismo dar participación a Rexións ou Nacións sen Estado. Pero esta mesma consideración non se aplica aos Estados-nación europeos que, de ser aceptabel o argumento, deberían tamén sucumbir á globalidade europea. Unha fenda importante no resistencialismo estatal ven dada polo fenómeno eurorrexional, que está a medrar con enerxía e crecente aceptación social e económica. As vellas fronteiras e espazos interestatais consideranse hoxe non como limitacións, senón como “oportunidades” e os procesos de cooperación transfronteiriza multiplícanse e refórzanse a cotío. Rojo Salgado ten chegado a se preguntar se estas poboacións e territorios conformaránse cunha mera cooperación ou se avavnzarán a un tipo de integración maior, capaz de abrir unha nova era na reestruturación dos grandes espazos xeopolíticos europeos. Porén, o proceso de avance cara á unidade europea é, como todos na comunidade, lento e prudente. Nunha Resolución do Parlamento Europeo de 1988 poden lerse frases como estas: “...a unidade política de Europa non pode limitarse á cooperación entre as estruturas estatais, senón que debe basearse tamén nas comunidades rexionais e no recoñecemento e desenvolvemento da súa autonomia”; “Considerase esencial para a identidade cultural europea que as peculiaridades rexionais existentes teñan un espazo en cadanseu Estado nacional, poñendo en valor as particularidades existentes e respectando os intereses, as aspiracións e o patrimonio histórico, lingüistico e cultural propios da cada Rexión; así como facilitar a cooperación lingüistica e cultural transfronteiriza ou interrrexional cando existan patrimonios históricos, lingüisticos e culturais comúns que reborden as divisións administrativas actuais”. E conclue: “É necesario e útil ampliar o proceso de rexionalización na Comunidade, a fin de lograr unha integración política, económica e social máis estreita entre as diversas Rexións europeas”; por iso o Parlamento Europeo fai un chamamento “en favor da rexionalización, a fin de que os Estados que aínda non dispoñen dun sistema rexionalizado adopten o antes posibel as medidas necesarias para instauralo, e que os Estados que xa contan con él recoñezan e respecten as competencias das Rexións para que estas poidan acadar os obxectivos de desenvolvemento político, económico e social necesarios para asegurar a cohesión e o equilibrio territorial dentro da Comunidade”. Estas pretensións, formuladas hai máis de vinte anos, seguen a estar vixentes en boa medida e dan conta daquela lentitude evolutiva do proceso europeo. Neste contexto, o Tratado de Lisboa e o seu reforzamento do principio de subsidiariedade deben ser saudados como positivos cara á rexionalización europea, mais coa prudencia que a experiencia aconsella. As Rexións ten aínda moito camiño por andar, tanto para superar, na súa participación na UE, as ríxidas tutelas estatais, como tamén para que as eurorrexións adquiran participación de seu. Como di Rojo Salgado, esto “non resultará fácil, sobre todo se temos en conta que, coa eurorrexión, rachase tanto a idea unitaria do Estado „container‟ como a propia identidade rexional tradicional, ao se modificar e esvaer os límites vixiados e ouservados longo tempo como garantes da integridade do poder territorial”. Nesta tesitura, autores como González Laxe o Rojo Salgado amósanse optimistas: o primeiro, porque entende que, ao se erosionar certas competencias dos Estados soberanos, a dinámica da globalización progresiva da economía posibilitará ás Rexións atopar marxes de manobra e tratar as súas necesidades e aspiracións específicas; o segundo, porque considera que a boa gobernanza europea é inseparabel do recoñecemento da realidade rexional (que, entre outras cousas, poderá reparar a inxustiza histórica da apropiación polos Estados de colectividades que non lle pertencen), que califica de “feito irreversibel e ineluctabel”. Gostaría de coincidir con eles non só no desexo, senón tamén na certeza do pronóstico e na cercanía do seu resultado, porque, parafraseando a Homero, “os muíños da historia moen moi lentamente”, e moito máis neste tardígrado proceso de unión europea, que nunca da rematado. BIBLIOGRAFÍA Albertí Rovira, E. (2008), “Las Regiones en el nuevo Tratado de la UE”. Conferencia. 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Madrid (1996). “O avance do modelo rexional europeo: do Tratado de Roma á Convención”. En “Ampliación e Convención”. Santiago (2004). “El largo camino hacia la Euopa de las regiones. Balance y perspectivas”. En “Europa, Europa” (López Mira y Cancela Outeda, coordinadores). Tórculo. Santiago (2006). “Una aproximación al fenómeno eurorregional”. Faro de Vigo, 7 de maio de 2010. Subirats, J., “Cosmopolitismo insuficiente, nacionalismo obsoleto”. El País, 26 de xuño 2005. Criterios Normas de publicación da Revista As linguas usuais da Revista CRITERIOS serán o galego, castelán e portugués, polo tanto, os traballos orixinais que se envíen virán escritos en calquera destes tres idiomas. Excepcionalmente poderán admitirse artigos noutros idiomas da Unión Europea cando existan razóns que así o xustifiquen. Os traballos deberán ser orixinais e versar sobre a temática propia da revista, análisis crítico, reflexivo, plural e tolerante sobre calquera aspecto da realidade política, social, económica ou cultural que afecta aos cidadáns, con especial énfase na problemática propia de Galicia. Os autores deberán enviar un orixinal en papel e outro en formato electrónico á redacción da Revista. Os traballos recibidos son sometidos ao informe do Comité de Redacción e daqueles asesores externos que o Comité de Dirección estime procedentes. No orixinal debe facerse constar o nome, centro de traballo e dirección completa que debe figurar na Revista. A extensión máxima será de 20 follas tamaño A-4 mecanografadas por unha soa cara e acompañaránse, necesariamente, de 10 a 15 liñas como extracto/resumo. É imprescindible remitir soporte informático preferentemente en Writer de OPEN OFFICE ou en WORD ou WORD PERFECT. O resumo non será esixible nos números monográficos ou especiais. As referencias bibliográficas ordenaranse ao final do texto por orde alfabético. De ser posible aconséllase o seguinte formato. No caso de libros cita do autor/a (en maiúsculas), ano de publicación (entre paréntese) título do libro (en cursiva), lugar da edición e editorial. No caso de artigos: autor, ano, título entrecomillado, nome da publicación (en cursiva), volume e/ou número da Revista e páxinas entre guións. Se a obra é unha tradución, o título orixinal debe citarse en primeiro lugar, e a continuación entre paréntese a tradución ao castelán. * * * PUBLICIDADE A Revista poderá incluír publicidade paga polos anunciantes. Para iso os interesados deberán contactar coa Dirección da Revista a través do seguinte e-mail: revistacriterios@fundacionieps.org Criterios Normas de publicación de la Revista Las lenguas usuales de la Revista CRITERIOS serán el gallego, castellano y portugués, por tanto, los trabajos originales que se envíen vendrán escritos en cualquiera de estos tres idiomas. Excepcionalmente podrán admitirse artículos en otros idiomas de la Unión Europea cuando existan razones que así lo justifiquen. Los trabajos deberán ser originales y versar sobre la temática propia de la Revista, análisis crítico, reflexivo, plural y tolerante sobre cualquier aspecto de la realidad política, social, económica o cultural que afecta a los ciudadanos, con especial énfasis en la problemática propia de Galicia. Los autores deberán enviar un original en papel y otro en formato electrónico a la redacción de la Revista. Los trabajos recibidos son sometidos al informe del Comité de Redacción y de aquellos asesores externos que el Comité de Dirección estime procedentes. En el original debe hacerse constar el nombre, centro de trabajo y dirección completa que debe figurar en la Revista. La extensión máxima será de 20 hojas tamaño A-4 mecanografiadas por una sola cara y se acompañarán, necesariamente, de 10 a 15 líneas como extracto/resumen. Es imprescindible remitir soporte informático preferentemente en WORD o WORD PERFECT. El resumen no será exigible en los números monográficos o especiales. Las referencias bibliográficas se ordenarán al final del texto por orden alfabético. De ser posible se aconseja el siguiente formato. En el caso de libros cita del autor/a (en mayúsculas), año de publicación (entre paréntesis) título del libro (en cursiva), lugar de la edición y editorial. En el caso de artículos: autor, año, título entrecomillado, nombre de la publicación (en cursiva), volumen y/o número de la Revista y páginas entre guións. Si la obra es una traducción, el título original debe citarse en primer lugar, y a continuación entre paréntesis la traducción al castellano. * * * PUBLICIDAD La Revista podrá incluir publicidad pagada por los anunciantes. Para ello los interesados deberán contactar con la Dirección de la Revista a través del siguiente e-mail: revistacriterios@fundacionieps.org Criterios Contenidos de los números anteriores Nº 1. Octubre de 2002 José Manuel Sobrino Heredia: De las consituciones de los estados nación al Tratado-Constitución de la Unión Europea. Jaime Rodríguez Arana: El modelo constitucional: un acierto. Jordi Jané i Guasch: La administración única: una propuesta viable. Gonzalo Parente Rodríguez: El nuevo orden mundial. Xosé Gabriel Vázquez Fernández: ¿Advenimiento de una nueva era? José Luis Méndez López: Galicia ante la nueva economía. Manuel Jaime Barreiro Gil: Las consecuencias sociales de las transiciones tecnológicas. Fernando González Laxe: La competitividad de las firmas y la rivalidad de los territorios. Xan María Castro Paz: A crise dos dereitos na década da fin do milenio. José Antonio Ocampo: Coherencia macroeconómica y política social en Latinoamérica. Antonio Izquierdo Escribano: La emigración en Europa: flujos, tendencias y política. Luis Espada Recarey: Reflexiones sobre la vocación científica. José Ángel Cuerda Montoya: Hacia una ciudad sostenible. Cristina Narbona Ruíz: La energía nuclear, ¿una opción de futuro? Xavier Alcalá: La utilidad de las lenguas. Fernando Jáuregui Campuzano: La imparable revolución del periodismo digital. Nº 2. Julio de 2003 Josep Borrell Fontelles: La Convención: una gran oportunidad para «constituir» Europa. J.M. Romay Becaría: Tras la caída del Muro de Berlín. Jaime Rodríguez Arana: Islam, Occidente y la dignidad humana tras el 11-S. Enrique V. Iglesias: Nueve objetivos para recuperar el crecimiento en América Latina y el Caribe. Fernando González Laxe: La recomposición del espacio económico europeo: actividades económicas y territorios. Antonio Erias Rey: Los beneficios de la estabilidad presupuestaria: un enfoque macroeconómico. Xoán Ramón Doldán: Consecuencias económicas da marea negra do «Prestige» no aparato productivo galego. Isabel Novo Corti: Aspectos básicos de la política europea de transportes. Lisandro Pérez: La población hispana de los Estados Unidos en 2000. Rafael Nájera: La salud pública: mito o realidad. Luis Espada Recarey: Desarrollo sostenible y tratamiento de residuos esporádicos: neumáticos fuera de uso. Nº 3. Enero de 2004 Carlos Aymerich: Cara un Estado plurinacional: unha proposta aberta desde Galiza. Emilio Menéndez Pérez: Nosotros y las próximas guerras del petróleo. Xavier Alcalá: Conocimiento cesante y deuda moral. Alfredo Iglesias Suárez: Reflexiones sobre el déficit público en España y la Unión Europea. Amparo Almarcha: La aparente feminización de la Universidad. Federico G. Palmero: Para compatibilizar democracias de mercado y desarrollo sostenible. Carmela G. Moreno: Algunos apuntes con el «Prestige» de fondo. Eddy Jiménez: EEUU-Cuba: un caso de guerra desinformativa Nº 4. Noviembre de 2004 Antonio Campos Romay: La democratización de los ayuntamientos españoles. Francisco Caamaño: Autonomía local y Constitución. Xaime Bello: A dimensión política do desenvolvemento local. José Montilla Aguilera: La experiencia de cooperación en red de Red Barcelona Municipios de Calidad. José Clemente López Orozco: Cidades históricas: patrimonio e cultura. Jordi Jané: Diez propuestas de futuro para la Administración local. Xesús Palmou: A aplicación do pacto local en Galicia. Alfonso Alonso Aranegui: La ciudad como proyecto de calidad de vida y convivencia. Lourdes López Nieto: Los alcaldes en el sistema institucional español. Xosé Manuel Barreiro: La Agenda 21 Local en Galicia. Clemente Herrero Fabregat: Regeneracionismo, Segunda República y modernización de España. Nº 5. Octubre de 2005 Manuel J. Barreiro Gil: UE: el devenir histórico de la supranacionalidad europea. E. Kostka Fernández: Tratado constitucional europeo, Estado y Legitimidad. Joan Colom: Perspectivas del presupuesto europeo. Fernando González Laxe: Los nuevos espacios regionales en una Europa policéntrica: una visión desde Galicia. Elena Pérez Carrillo: Gobierno corporativo en Europa como instrumento de atracción de inversiones y de responsabilidad social. Francisco Javier Sanz Larruga: La «Constitución Europea» y el medio ambiente: ¿una reforma insuficiente? Mojmir Irak: La ampliación un año después: los cambios macroeconómicos en Eslovenia. Antía Pérez Caramés: As migracións na Europa centroriental: entre a convergencia e a divergencia. Félix Soria: El concepto de ciudadanía europea: suspenso en derechos individuales. Nº 6. Mayo de 2006 Herminio Barreiro: Globalización y laicismo. Victorino Pérez Prieto: A globalización, a antiglobalización, a utopía necesaria e unha ética global. Josep Corminas i Busqueta: Laicismo y laicidad. Jorge Carvajal: Globalización y Universidad en una perspectiva humanista. Pablo Carneiro Arija: Educación superior, globalización y neoliberalismo. Xesús R. Jares: Educación para la ciudadanía y derechos humanos en tiempos de neoliberalismo y unilateralismo. Pedro Álvarez Lázaro: Francisco Giner de los Ríos y el laicismo escolar. José Manuel M. Anes: Religiones, culturas, identidades e modernidades. Alberto Valín Fernández: El movimiento obrero y la masonería: el encuentro de dos culturas políticas y sus respresentaciones. Carlos Pereira Martínez: Panorámica de la Orden del Temple en la Corona de Galicia-Castilla-León. Nº 7. Diciembre de 2006 Manuel Peralbo Uzquiano: Limiar: un debate substancial. Dolores Villarino Santiago: O Estatuto da xente. Celestino Poza Domínguez: Deputacións, cultura e Estatuto. Xosé Manuel Barreiro Fernández: Reflexiones sobre la reforma del Estatuto. Ismael Rego González: Unha lei básica para o futuro de Galicia. Carlos Aymerich Cano: Os mínimos para un Estatuto renovado. Francisco Fernández del Riego: O Estatuto, e cartas de Bóveda. Lourenzo Fernández Prieto: Identidade e historia. Santiago Gómez-Reino Lecoq: A Acción exterior de Galicia. José Antonio Portero Molina: Reflexiones sobre un tiempo de reformas estatutarias. Andrés Precedo Ledo: La ordenación territorial, ¿una frustración colectiva? Eduardo Rego Rodríguez: Reforma estatutaria en un mundo de transformación. Anxo Calvo Silvosa e Xoán Ramón Doldán García: Diagnóstico energético: bases para un debate de futuro. Senén Barro Ameneiro: Intervención do Reitor da USC diante da Comisión Parlamentaria de estudo da reforma do Estatuto. José Mª Barja Pérez: Intervención do Reitor da Universidade da Coruña diante da Comisión Parlamentaria de estudo da reforma do Estatuto. Nº 8. Junio de 2007 Manuel Peralbo Uzquiano: Coa súa voz. Mª Teresa Fernández de la Vega: El precioso don de la libertad. Carme Adán Vilamarín: As Políticas de Igualdade en Galiza. Manuela López Besteiro: El Principio de Igualdad en Galicia. Pilar García Negro: Do Racismo ao Paternalismo: por unha óptica realista. Concepción Herrero López: Las Mujeres en la Investigación Científica. Teresa López Fernández: Muller e Universidade. Ana Sánchez Bello: A Ciencia Androcéntrica: unha traba nas Políticas de Igualdade de Xénero. Susana Vázquez Cupeiro: Mujeres Jóvenes: Retos y Oportunidades. Blanca García Montenegro: Testimonio personal sobre la mujer. Carmen Bravo Sueskun: Los problemas del mercado de trabajo los soportan mayoritariamente las mujeres: Paro, temporalidad y desigualdad laboral entre mujeres y hombres. Rosario Vázquez López: Mujer, Salud y Sociedad. Nº 9. Diciembre de 2007 Manuel Peralbo Uzquiano: Una Europa que compartir: los 50 años de proyecto europeo. Miguel Ángel Moratinos Cuyaubé: Europa: 50 años. Retos y oportunidades. Mário Soares: Balance de 50 anos de integración: ¿Cara onde se dirixe Europa? Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón: Riesgo y ventura de la integración europea. Pasqual Maragall i Mira: La acción exterior de los entes locales y regionales en la esfera comunitaria. Rosalía Mera Goyenechea: Globalización y retos de futuro: Economía social y una lógica sostenible para luchar contra la exclusión. Alberto Navarro González: Las aportaciones de España al proceso de integración europea. Antolín Sánchez Presedo: La UE, Memoria y esperanza. Daniel Varela Suanzes-Carpegna: Quo Vadis Europa? M. Jaime Barreiro Gil: La unión europea: Reinventando la democracia en la globalización. Cristina García Nicolás - Alfredo Iglesias Suárez: El marco financiero de la unión europea 2007-2013. Algunas reflexiones sobre la política regional de la UE. Joaquín Estefanía: España en Europa: la larga marcha. Nº 10. Junio de 2008 Antonio Campos Romay: A Coruña, patria de libertad Francisco Javier Losada de Azpiazu: A Coruña: Una ciudad irrepetible Emilio Pérez Touriño: Oito séculos e un futuro César Antonio Molina Sánchez: La puerta de aires José Luís Méndez López: Identidad de A Coruña Fernando González Laxe: El desarrollo de un nuevo waterfront: PortHércules 2012 José Luís Méndez Romeu: Momentos estelares de 8 siglos José María Barja Pérez: A Universidade dos vindeiros 800 anos José Luís Meilán Gil: La luz de la Universidad Xosé Ramón Barreiro Fernández: 800 anos de historia que marcan o destino dunha cidade Santiago Rey Fernández-Latorre: A Coruña y su Voz Manuel Rivas Barros: Nacer da luz Henrique Tello León: A Coruña: Unha estratexia territorial Carmen Marón Beltrán: Mirando al futuro Carlos Negreira Souto: Líneas generales de un plan estratégico. «La gran Coruña del siglo XXI» Alfonso Castro-Beiras: Cardiología y área del corazón como motor y polo de atracción sanitario de A Coruña: mirando al futuro Rafael Martín Acero: De INEF de Galicia a Facultad de Ciencias del Deporte y la Educación Física como servicio a la sociedad José Navas Ramírez-Cruzado: Una milenaria garita junto al mar Manuel de la Iglesia Pérez: A revisión do Plan Xeral de Ordenación Municipal da Coruña Xavier Alcalá Navarro: A Coruña, 1975-1985: Memorias dun inmigrante Olga Ríos Corral: Olga Ríos: mujer y empresaria Carlos Pereira Martínez: 800 aniversario do foro de Benavente á Coruña