2 0 1 4 - 1 5 A D V I E N T O - N A V I D A D Adviento-Navidad Vosotros sois pueblo de Dios 2 0 1 4 - 1 5 Cuaderno Pastoral 2014-2015 Adviento-Navidad Vosotros sois pueblo de Dios © Arzobispado de Valencia Edita: Arzobispado de Valencia Diseño y producción gráfica: Medianil Comunicación www.medianil.net í n d i c e Carta del Arzobispo.................................................................................................................. 07 PARA LA LITURGIA................................................................................................................... 11 Adviento 2014...................................................................................................................... 12 Primer domingo de Adviento......................................................................................... 13 Segundo domingo de Adviento..................................................................................... 18 Tercer domingo de Adviento........................................................................................... 26 Cuarto domingo de Adviento......................................................................................... 29 Misa de Nochebuena........................................................................................................ 33 La Sagrada Familia........................................................................................................... 40 Santa María, Madre de Dios........................................................................................... 42 Segundo domingo de Navidad..................................................................................... 45 Epifanía del Señor.............................................................................................................. 47 Bautismo del Señor........................................................................................................... 50 PARA LA FAMILIA...................................................................................................................... 55 C.D. de Familia y Vida Bendición de la mesa................................................................................................. 56 C.D. de Pastoral del Ambiente y Ecología Humana Bendición del Belén familiar................................................................................... 60 Bendición del árbol de Navidad............................................................................ 64 PARA LA PARROQUIA.............................................................................................................. 69 C.D. de Espiritualidad....................................................................................................... 70 Cáritas Diocesana.............................................................................................................. 100 Scouts. La llamada//Da la llama................................................................................ 115 C.D. de Pastoral de los Mayores................................................................................... 116 C.D. de Pastoral de la Salud........................................................................................... 134 C.D. de Enseñanza.............................................................................................................. 136 C.D. de Catequesis.............................................................................................................. 140 Centro de Orientación Vocacional................................................................................ 146 C.D. de Misiones.................................................................................................................. 164 App.......................................................................................................................................... 172 Propuesta de Cantos......................................................................................................... 173 Vosotros sois pueblo de Dios 5 Carta del Arzobispo Carta del Arzobispo Vosotros sois pueblo de Dios 7 Vosotros sois pueblo de Dios “Danos el Padre a su único Hijo: hoy viene al mundo en pobre cortijo. ¡Oh gran regocijo, que ya el hombre es Dios!” (Sta. Teresa de Jesús, poema para la Navidad) El ritmo del tiempo en la Iglesia lo marca el Año litúrgico, el tiempo en el que somos testigos de la vida y misión de Jesús, nuestro Salvador. Este tiempo se inicia con el Adviento que nos prepara para la Navidad y para la venida definitiva del Señor, al final de los tiempos. Este año, la constante llamada a la vigilancia, a estar atentos, ha de resonar de nuevo en nuestra vida, en nuestra oración, en nuestras celebraciones. Velar, vigilar, no es “estar asustados” sino estar preparados, listos para anunciar al Señor. El tiempo de Adviento, en este ciclo B, nos ofrece la oportunidad de preparar su venida escuchando la Palabra de Dios, acercándonos a Él en la Eucaristía, intensificando nuestra oración, personal y comunitaria. Los tiempos de Adviento y Navidad en este año, nos preparan, también, para iniciar el Itinerario Diocesano de Evangelización. Alrededor de la fiesta del Bautismo del Señor, los grupos del Itinerario, los ya existentes y los nuevos, junto con todos los que forman la comunidad parroquial, celebraremos la “Memoria de nuestro bautismo”, una celebración con la que iniciaremos esta nueva etapa en nuestra Archidiócesis. Hacer memoria del Bautismo es más que simplemente recordar que fuimos bautizados. Hacer memoria del Bautismo es asumir que somos bautizados, somos Hijos de Dios, somos miembros vivos de la Iglesia, somos Pueblo de Dios. Hacer memoria de nuestro Bautismo es sabernos enviados a anunciar la alegría del Evangelio. El Bautismo es la incorporación de nuestra vida a la Vida de Cristo, para ser, en medio de nuestro mundo, sus testigos. 8 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Carta del Arzobispo Los materiales que os entrego, preparados por la Comisiones Diocesanas de las Vicaría de Acción Caritativa y Social y de Evangelización, contienen recursos para poder llevar adelante estas tareas de las que os he hablado, en la vida parroquial, en la familia, en el colegio. Cada uno de estos lugares de vida cristiana, deben ser iluminados, a su modo, durante este tiempo de Adviento-Navidad. Desde la vida parroquial, se puede ofrecer a las familia, a los niños y a los jóvenes, un proyecto para vivir, como cristianos que somos, este tiempo de preparación y vida de la venida del Señor. Es cierto que en muchas ocasiones el ambiente que rodea a la familia, a la escuela, a la parroquia, parece no ser lo más propicio para esta vivencia. Pero también es cierto que no nos faltan ganas, ni imaginación, para ofrecer momentos y recursos, muchos de ellos muy sencillos, para ayudar a vivir mejor este tiempo. Otras celebraciones, otros acontecimientos, marcan el tiempo de Adviento. No podemos olvidar que estamos viviendo el V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. También, el primer domingo de Adviento se iniciará el Año de la Vida Consagrada, una oportunidad para descubrir la riqueza de dones que Dios da a nuestra Iglesia Diocesana a través de la hombres y mujeres que han consagrado su vida y sirven a la Iglesia en nuestra Diócesis. Y el 27 de diciembre, el Día de la Familia, una oportunidad para ir mostrando la alegría de la Familia Cristiana, para ir descubriendo su identidad y su vocación en el mundo. Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, Nuestra Señora de los Desamparados, que llevó a Jesús en sus entrañas y lo mostró al mundo y San José, nos acompañen a vivir con intensidad estos tiempos de Adviento y Navidad. Cordialmente en el Señor. Con mi bendición para todos + Antonio, Cardenal Cañizares Llovera Arzobispo de Valencia Vosotros sois pueblo de Dios 9 Para la LITURGIA Para la LITURGIA Vosotros sois pueblo de Dios 11 Vosotros sois pueblo de Dios Adviento 2014 Sois pueblo de Dios Acoged al Señor para anunciarlo con alegría Los Domingos y fiestas de Adviento y Navidad-Epifanía 12 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la LITURGIA 30 de noviembre Primer domingo de Adviento ¡Velad! El rito de la corona del Adviento en el año 2014. Ciclo B Oración para bendecir la corona del Adviento y encender el primer cirio Domingo a domingo de Adviento se encienden las luces que anuncian las etapas del itinerario hasta la Navidad. Como en años anteriores, colocaremos en el centro una vela blanca especial para encenderla en Nochebuena y el tiempo navideño. En el primer domingo de Adviento se bendice la corona y, al comenzar cada misa, después del saludo inicial, el celebrante dice la invocación que aquí se propone y, él mismo u otra persona, enciende la vela correspondiente. Entretanto se puede cantar otra estrofa del canto de entrada, con su estribillo. Después de venerar el altar y saludar a la asamblea, el sacerdote, en lugar del acto penitencial, desde la sede, dice: En este primer año del Itinerario Diocesano de Evangelización, el lema de este curso es “La alegría de anunciar el Evangelio” como misión propia de los que “somos el Pueblo de Dios”, y estamos precisamente reviviendo el tiempo de aquellas promesas que se cumplieron en el nacimiento de Jesucristo y que ahora, como lo significan estas velas de la corona del Adviento, nos encaminan hacia su pleno cumplimiento en nosotros. Hermanas y hermanos: Al comenzar este nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que inauguramos también el tiempo de Adviento que nos llevará hasta la Navidad. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza. La corona de Adviento es, pues, un símbolo de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte, porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre y nos ha dado la verdadera vida. El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona debe significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad. Por eso hoy, primer domingo de Adviento, bendecimos esta corona y encendemos su primer cirio. Vosotros sois pueblo de Dios 13 Vosotros sois pueblo de Dios Moniciones a las lecturas Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración de bendición: Primera lectura. Isaías 63, 16b-17.19b; 64, 2b-7 Oremos. El profeta, contemplando el poder del mal y la injusticia, eleva a Dios la súplica más atrevida del Antiguo Testamento: ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases! La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se acerca como luz esplendoroso, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, ocurrida hace poco más de dos mil años, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. R/. Amén. Y el mismo celebrante o un fiel enciende el cirio que corresponde a la primera semana del Adviento, mientras puede cantarse otra estrofa del canto de entrada. Sigue la oración colecta. 14 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Segunda lectura. 1 Corintios 1, 3-9 El encuentro definitivo con el Señor al final de nuestra vida y al término de la historia no debe angustiarnos, porque Dios es fiel a sus promesas y nos da los auxilios necesarios para que podamos hacer el bien y permanezcamos fieles hasta el final. Evangelio de Marcos. 13, 33-37 Jesús concluye su enseñanza en Jerusalén con una consigna: ¡Velad! No conocemos el momento de la venida del Señor, por eso debemos mantenernos en continua vigilancia, sin descuidar la presencia sacramental e invisible de Cristo entre nosotros. Para la LITURGIA Sugerencias para la homilía Empezando de nuevo, pero no desde el mismo sitio Un nueva oportunidad El comienzo del año litúrgico, en el Adviento, nos recuerda una vez más que los cristianos entendemos el tiempo como un espacio donde Dios actúa y donde se realiza la salvación de los hombres. Por ello celebramos y participamos en todos los acontecimientos que han ido jalonando la historia de la salvación. Ahora comenzamos de nuevo el círculo litúrgico, pero no estamos en el mismo lugar que hace un año; nuestro camino espiritual es como una espiral que nos invita a avanzar hacia el Adviento definitivo del Señor, que vendrá glorioso al final de los tiempos como vino un día en la humildad de nuestra carne desde el seno de la Virgen María. Comenzamos un nuevo año litúrgico, una nueva oportunidad que Dios nos concede a través de su Iglesia para que vivamos el Misterio de Cristo en nuestra vida, para que nos sumerjamos en la experiencia de dejar al Señor Jesús que nos haga partícipes de su vida abundante. El año cristiano comienza con el tiempo de Adviento. La Iglesia entera entra en este clima de tensión y de expectación anhelante que nos hace esperar al que ha de venir. Éste es nuestro tiempo, el de su Pueblo Santo, el de aquellos que vivimos la fe y el amor mientras esperamos la venida gloriosa de Nuestro Señor Jesucristo. El Señor Jesús tiene que volver. Es su promesa y nuestra garantía. Las comunidades primitivas esperaban su retorno en la celebración de la Vigilia Pascual. Durante esa Noche Santa se esperaba que el Señor volviera a consumar su plan de salvación sobre los hombres. Al ver que no llegaba en ese año, se continuaba celebrando su presencia a través de los sacramentos pascuales a la espera de que llegara el momento en el que el Señor volviera. Esta espera que se fue dilatando con el paso del tiempo, como se refleja por ejemplo en las cartas a los Tesalonicenses de Pablo, se desplazó en la liturgia romana hasta el tiempo de Adviento. Así comenzamos el año cristiano, como lo hemos terminado, poniendo la mirada en el Se- Vosotros sois pueblo de Dios 15 Vosotros sois pueblo de Dios El retorno del Señor ñor, Alfa y Omega de la historia, que vendrá al final de los tiempos a juzgar a vivos y muertos y a devolver este mundo redimido a las manos del Padre, que se lo ha entregado. Es nuestra gran esperanza. El punto final de la historia no es el mal ni el pecado, sino Jesucristo. No podemos dejar de recordarnos mutuamente que esperamos el retorno glorioso de Jesús. Y esto se concreta además en el final de la vida personal de cada uno, cuando nos llegue la hora de la muerte. Es un auténtico regalo en este año de su beatificación hacer nuestras en la oración las palabras de Pablo VI en su meditación ante la muerte: «Llega la hora. Desde hace algún tiempo tengo el presentimiento de ello. Hago un acto de buena voluntad: no mirar más hacia atrás, sino cumplir con gusto, sencillamente, humildemente, con fortaleza, como voluntad tuya, el deber que deriva de las circunstancias en que me encuentro. Hacer pronto. Hacer todo. Hacer bien. Hacer gozosamente: lo que ahora Tú quieres de mí, aun cuando supere inmensamente mis fuerzas y me exija la vida. Finalmente, en esta última hora. Deja que en esta última vigilia te rinda homenaje, Dios vivo y verdadero, que mañana serás mi juez, y que te dé la alabanza que más deseas, el nombre que prefieres: eres Padre». 16 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 El Señor en el evangelio de hoy nos da la clave para esperar este momento, el del retorno del «amo de la casa». San Marcos, cuya lectura estrenamos hoy y que nos acompañará domingo tras domingo durante todo este nuevo año, pone en boca de Jesús esta invitación a velar, a no dormir, a vigilar, a mantener la atención y a estar en guardia. La vida, la rutina, el cansancio, los fracasos o la monotonía adormilan al hombre y lo hacen sobrevivir en lugar de vivir. No sabemos el momento en que vendrá el Señor. Desconocemos la hora en que el esposo vendrá a nuestro encuentro a darnos su abrazo definitivo. San Pablo nos dice en la segunda lectura que tenemos todo lo necesario, los dones que nos hacen falta, para aguardar al Señor. El Adviento es tiempo de espabilar, de vencer perezas y somnolencias, de abrir el corazón con la oración y ejercitar el deseo de Dios. Ante un mundo que parece haber perdido el rumbo, con amenazas y situaciones desgarradoras de violencia y de crisis, con realidades sociales que huelen a descomposición, pobredumbre y corrupción, ante pecados comunitarios y personales que hunden a las personas en la desesperación y la falta de sentido para vivir, el grito del profeta Isaías, primer protagonista de este tiempo de Para la LITURGIA Oración de los fieles Adviento, resuena en este domingo con fuerza y tenacidad por toda la tierra clamado por cada comunidad cristiana: «¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia!». ¡Maranatha! ¡Ven Señor, ven pronto! En esta espera que acrecentamos en estos días somos acompañados por una gran confianza. La promesa del Señor nos consuela y nos hace sentirnos en las mejores manos, las suyas. Somos nosotros los que queremos en este Adviento, siguiendo la misma expresión del profeta, aferrarnos a Dios, encontrar su rostro, convertirnos de nuestros pecados, y crecer en la certeza de ser obra de sus manos, de sentirnos arcilla para dejarnos hacer por Él, nuestro único y mejor alfarero. Alegres por el anuncio de la venida del Señor, oremos, hermanos, a Dios nuestro Padre, en la esperanza de encontrarle ya ahora y en el tiempo de nuestra total liberación. Para que visite su santa Iglesia, que camina a la luz de las promesas, le conceda la unidad y la libertad y la gobierne con su asistencia, roguemos al Señor. Por todos los pueblos del mundo, para que reconociendo el bien precioso de la dignidad de las personas, puedan dar un rostro verdaderamente humano a la sociedad, roguemos al Señor. Para que con su venida cure los dolores de los enfermos, dé paz y alegría a cuantos carecen de ellas y libre al mundo de todos los males, roguemos al Señor. Para que cuantos recordamos con piedad su primera venida merezcamos llegar, unidos en un mismo Itinerario de Evangelización, con sentimientos de fiesta, a su gloriosa aparición al fin de los tiempos, roguemos al Señor. Te pedimos, Padre todopoderoso, que escuches nuestras oraciones y derrames sobre nosotros los dones de tu piedad; para que cuantos confían en la venida de tu Hijo, no pierdan la esperanza y se vean libres de todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 17 Vosotros sois pueblo de Dios 7 de diciembre Segundo domingo de Adviento ¡Preparad el camino! Moniciones a las lecturas Oración para encender el segundo cirio de la corona del Adviento Primera lectura. Isaías 40, 1-5. 9-11 y Marcos 1, 1-8 Después de venerar el altar y saludar a la asamblea, el sacerdote, desde la sede, dice: En el libro de la consolación del profeta Isaías encontramos las palabras más significativas del Adviento: Preparad el camino al Señor; un camino que debe abrirse tanto en el mundo y en la Iglesia como en el corazón de cada creyente. Juan el Bautista retomó la palabra de Isaías y urgió a los hombres de su tiempo a preparar el camino del Señor; ahora su voz resuena en la Iglesia con el mismo motivo. Un año más llena la Iglesia el potente pregón de Juan el Bautista que renueva el de los antiguos profetas: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”. En el Itinerario de Evangelización que estamos siguiendo, todo nos lleva hacia el Señor que desea llegar a nuestras vidas; por eso le invocamos diciendo: Señor Jesús, esta segunda luz que vamos a encender nos avisa que debemos preparar tu venida en nuestros corazones, en nuestras familias y lugares de trabajo, y también en esta comunidad cristiana que visitas sin cesar cuando te celebra en la Eucaristía. Concédenos que este aumento de la luz que podemos ver, signifique en cada uno de nosotros la expulsión de las tinieblas del pecado que no nos dejan ver el buen camino. Te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén. Y el mismo celebrante o un fiel, enciende dos cirios de la corona del Adviento, mientras puede cantarse otra estrofa del canto de entrada. Sigue el acto penitencial. 18 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Segunda lectura. 2 Pedro 3, 8-14 El apóstol Pedro anuncia la vuelta del Señor junto con un cielo nuevo y una tierra nueva en la que habite la justicia. No debemos hacer cálculos sobre el fin del mundo; antes bien, de cara a esta perspectiva, nuestra esperanza descubre que el Señor está cerca y que podemos apresurar la venida última del Señor. Para la LITURGIA Sugerencias para la homilía La voz del Precursor Avanzamos en nuestro camino de Adviento. Un nuevo personaje, característico de este tiempo junto a los profetas del Antiguo Testamento, se convierte en nuestro compañero. Juan el Bautista nos da la consigna para esta segunda semana. Los cristianos compartimos con él la experiencia de saber que aquel que tiene que venir al final de los tiempos se ha hecho presente ya en nuestra historia y nos lo podemos encontrar en nuestro día a día. Así lo describe uno de los prefacios de este tiempo: «El mismo Señor que se manifestará entonces lleno de gloria, viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y para que demos testimonio por el amor, de la espera dichosa de su Reino». El Señor es quien toma la iniciativa de venir a hacerse presente en nuestra vida pero, respetando y contando con nuestra libertad, nos llama a ser los que faciliten este encuentro de Dios con el hombre, con cada uno de nosotros y con los demás. Desde aquí se entiende la consigna, en el evangelio y en el profeta Isaías, de la voz que grita: «En el desierto preparadle un camino al Señor». Es curioso comprobar como en una sociedad como la nuestra, llena de imágenes y de sonidos, ruidosa y saturada de reclamos, encontramos a muchas personas sumergidas en una experiencia de soledad atroz, de desamparo espi- ritual y de vacío existencial. En este desierto el cristiano está llamado a abrir caminos, a ser anunciador —como nos recuerda el lema de este primer año del IDE— de la alegría del Evangelio, a tender puentes firmes y consistentes entre Dios y su pueblo. Hoy es un buen domingo para discernir en nuestra oración personal qué senderos debo de trazar en el desierto de la vida de las personas concretas que me rodean, qué caminos debo hacer más llanos para que la Buena Noticia de Jesucristo llegue y transforme el corazón de los que están conmigo, qué valles de desánimo y de miedos tengo que levantar, qué montes y colinas de orgullos y soberbias debo abajar, qué actitudes torcidas debo enderezar o qué sentimientos escabrosos tenemos entre todos que igualar. Éste será el ámbito en el que se revelará la gloria de Dios, en el que experimentaremos la presencia de nuestro Dios en medio de nuestro pueblo y en el que los cielos nuevos y la tierra nueva de la que nos habla san Pedro en la segunda lectura comienzan a despuntar por la acción del Espíritu en su Iglesia. El apóstol nos invita a esperar y apresurar la venida del Señor (2 Pe 3, 12), pero no por medio de acciones revolucionarias, sino a partir de una conversión de cada persona que amplíe el ámbito del reinado de Dios. María fue el primer territorio ganado y preVosotros sois pueblo de Dios 19 Vosotros sois pueblo de Dios ¡Hablad al corazón del hombre! servado para este Reino; ahora nos toca a nosotros llevar una vida como la de ella: santa y piadosa (3, 11), es decir, llena del amor de Dios y su justicia. Esta justicia es Jesús, que plantó su tienda en medio de nosotros; y así, este nombre del Salvador: “Justicia de Dios”, debe impulsar a los cristianos a ampliar esta casa en el mundo a partir de los corazones de los creyentes, a volver a colonizar y hacer fértil el desierto de las almas, para que el mayor número de personas deseen la salvación eterna al sentir la alegría de la salvación en la pureza, la libertad, la alegría, la fe y la caridad. 20 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 El profeta Isaías nos ofrece una actitud clave para prepararle el camino al Señor, que es consolar. Ante una humanidad herida y destrozada en este Adviento el Señor nos ofrece el bálsamo reconfortante de su amor y de su ternura. «Hablad al corazón del hombre» dice el profeta. Gritadle ante su sordera y hacedle ver que su pecado y su debilidad tienen solución, que la bondad de nuestro Dios, manifestada en la presencia de Cristo Jesús, es capaz de sanar desde lo profundo el interior de cada hombre y restituirle a su condición de hijo de Dios. Atrevámonos un poco más, como nos dice el Papa Francisco, a primerear, a saber adelantarnos, a tomar la iniciativa sin miedo, a salir al encuentro, a buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Sepamos leer en el Adviento de este año los signos de los tiempos, apasionantes y esperanzadores, que nos llaman a preparar los caminos, a modo de nuevos precursores del Señor, para que su amor y su consuelo lleguen al corazón de nuestros hermanos. Para la LITURGIA 8 de diciembre Oración de los fieles Mientras esperamos la llegada gloriosa de nuestro Señor Jesucristo, que vino para evangelizar a los pobres y curar a los contritos de corazón, imploremos, amados hermanos, con fe viva, la misericordia de Dios nuestro Padre. Para que cuando venga y llame el Señor, no encuentre a su Iglesia adormecida en la tibieza o el pecado, sino velando gozosa en la alabanza divina y fiel en la celebración de la Eucaristía, roguemos al Señor. Para que la voz del Santo Padre Francisco, junto con la de nuestro Arzobispo Antonio y los demás pastores que cooperan con ellos, encuentre oyentes abiertos a la palabra de Dios, roguemos al Señor. Para que ilumine y fortalezca con su gracia a los que rigen los destinos de los pueblos, roguemos al Señor. Para que todos nosotros, los jóvenes y los mayores, preparemos el camino del Señor, y nos unamos al Itinerario de Evangelización para poder manifestar mejor en nuestros hogares y en todas partes el amor que Cristo vino a traer a la tierra, roguemos al Señor. Para que cuantos se encuentran lejos de sus hogares o en países extranjeros escuchen una palabra de esperanza, se sientan peregrinos del reino eterno y encuentren consuelo y acogida fraternal, roguemos al Señor. Te pedimos, Dios de bondad, que tu bendición descienda abundante sobre esta familia tuya; para que se alegre con la venida de tu Hijo y escuche y transmita tu palabra renovadora. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén. La Inmaculada Concepción Recibiendo al Mesías con María Oración para encender el segundo cirio de la corona del Adviento Después de venerar el altar y saludar a la asamblea, el sacerdote, desde la sede, dice: En el ambiente del tiempo de Adviento hemos llegado a la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Celebramos a la mujer purísima y libre de todo pecado, que acogió en su seno al Redentor cuya venida en la carne recordamos y cuya manifestación en la gloria esperamos con alegría. Señor Jesús, que el resplandor de esta nueva luz avive nuestra fe esperanzada, y nos descubra que el itinerario que inauguraste entre nosotros por medio de la Virgen María sea el camino que podamos recorrer hasta el día gozoso de tu advenimiento. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén. Y el mismo celebrante o un fiel enciende dos cirios de la corona del Adviento, mientras puede cantarse otra estrofa del canto de entrada, como “Estrella y camino” o “Ave María purísima, sin pecado concebida”. Sigue el acto penitencial. Vosotros sois pueblo de Dios 21 Vosotros sois pueblo de Dios Moniciones a las lecturas Primera lectura y Evangelio. Génesis 3, 9-15.20 y Lucas 1, 26-38: La primera lectura y el Evangelio presentan en primer lugar la contraposición entre la desobediencia de los primeros padres en el paraíso y la perfecta obediencia de María, la nueva Eva, a la voluntad de Dios. Luego escuchamos la promesa del Salvador, que se encarnará en la Madre inmaculada y llena de gracia que es la Virgen María. Segunda lectura. Efesios 1, 3-6. 11-12: San Pablo resume todo el plan salvífico de Dios en este texto: Dios nos eligió en la persona de Cristo antes de la creación del mundo para que fuésemos santos e hijos suyos, irreprochables por una vida de amor. En María se hace presente de manera especial la bendición de Dios. Ella es la única santa y pura, sin mancha alguna de pecado. María en el Adviento Este Adviento vamos a leer dos veces el episodio de la Anunciación a María; en esta fiesta y en el domingo cuarto. En esta fiesta de la Virgen atenderemos sobre todo a la admirable concepción inmaculada de la que estaba llamada a ser la Madre del Salvador, mientras que en el domingo nos fijaremos más en el que va a nacer, el Mesías prometido. Al llegar los últimos días del otoño, cuando la noche parece que vence totalmente al día y el frío deja la naturaleza como muerta, celebramos la solemnidad de la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen. Es la fiesta del comienzo absoluto. Nos vamos a contemplar el origen de nuestra salvación, el plan proyectado por Dios para salvar a esta humanidad a través de su Hijo que comienza con la preparación de «la digna morada», su Madre Santísima. Hoy se celebra conjuntamente, como dijo el Beato Pablo VI en la Marialis Cultus, «la Inmaculada Concepción de María, la preparación radical a la venida del Salvador y el feliz comienzo de la Iglesia sin mancha ni arruga». El apóstol San Pablo, en la segunda lectura, muestra este amor divino que se manifiesta mediante la elección. «Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo para que fuésemos santos e irreprochables ante 22 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la LITURGIA El primer anuncio del Salvador él por el amor», es decir para vivir en comunión con Él, para vivir de su amor. La santidad es vivir unido a Dios, y es una llamada, una elección hecha sobre cada hombre desde la eternidad. Antes de que nada existiera, Dios ya pensaba en cada uno de nosotros y nos amaba. Sin embargo, parece que el relato del Génesis de la primera lectura choca frontalmente con el designio de Dios. El ser humano, usando de la libertad que le había sido dada y seducido por la serpiente desobedece a su Creador. La consecuencia es evidente: el hombre experimenta algo que desconocía hasta entonces: el miedo. La comunión ofrecida por Dios desde el principio queda resquebrajada por el pecado. El hombre se avergüenza, se siente desnudo. Se esconde porque tiene miedo de Dios. Estamos por tanto ante las consecuencias de un primer diálogo del hombre. Un diálogo con el ángel caído que con la mentira seduce a Eva e introduce el pecado en la humanidad. Ahora bien, la misericordia de Dios no puede dejar al hombre a merced de su desgracia. Hay una sentencia sobre la serpiente, un poder conferido a la mujer: «ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón». De esta manera Dios, a lo largo de una larga historia de la Salvación, va, con paciencia, enseñando a los hombres el camino de regreso a Él. Su designio, su elección, mostrada en la epístola a los efesios, no queda como un deseo en el vacío, sino que será llevado a cabo. Esto mismo es lo que nos trae la buena noticia del Evangelio. Si el diálogo de la primera mujer llevó al alejamiento del hombre de su Creador, Dios interviene de manera incisiva en la historia del hombre y prepara un segundo diálogo. El ángel Gabriel es enviado a una virgen, a María. En ella Dios «prepara a su Hijo una digna morada habiéndola preservado de todo pecado». He aquí el saludo del ángel: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Alégrate; porque has sido elegida, porque eres la llena de gracia, la llena de fe, porque el Señor está contigo, porque Dios se ha fijado en la pequeñez de su esclava, para salvar al mundo, porque el Poderoso va a hacer obras grandes por ti. María se turba, no entiende. El misterio de Dios que se le presenta es demasiado grande. Por eso el Ángel vuelve Vosotros sois pueblo de Dios 23 Vosotros sois pueblo de Dios a tomar la palabra: «No temas, porque has encontrado gracia ante Dios». El temor del ser humano en el paraíso ya no tiene cabida. María ha hallado gracia ante Dios y va a concebir a Jesús, al que se llamará Hijo del Altísimo. En María comienza una nueva creación. La distancia establecida cuando el hombre se ha alejado de Dios por el pecado Dios la salva haciéndose hombre. Así a través de María la humanidad caída se levanta. Pero solamente el abandono en el Espíritu Santo, la certeza de que «nada hay imposible para Dios», lleva a María a responder a esta invitación: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra». Si por el pecado de Adán la humanidad quedó expulsada del Paraíso y sometida a la esclavitud del Pecado, gracias a María, por la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios, la humanidad queda liberada del pecado, las puertas del paraíso son abiertas y la comunión con Dios es posible. Pero ahora, nosotros, ante la realidad de nuestra vida: ante la experiencia del pecado, y de sus consecuencias, podemos caer en el desaliento o la desesperanza. Pero no. La buena noticia que el ángel trae a María no es algo del pasado. En esta celebración Dios se hace realmente presente en medio de nosotros, y nos dice a todos y a cada uno: “¡Alégrate! ¡El Señor está contigo! ¡Dios te 24 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 ama! ¡No estás aquí por casualidad! ¡Estoy contigo! ¡No temas, porque has hallado gracia ante Dios! Aunque en ciertos momentos pueda parecer imposible que nuestra vida sea rescatada, que sea sanada, igual que le parecía a María imposible ser la Madre de Dios. El anuncio hecho a María se hace hoy a cada uno de nosotros. Hay un tercer diálogo. Respondamos con ella «aquí está la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra», y no sólo engendraremos en nosotros la vida misma de Dios, sino que la podremos llevar a todo el mundo. Para la LITURGIA Oración de los fieles ¡Mira a la estrella! Tal vez no encontremos la fuerza necesaria para responder; en ese caso, nos dice San Bernardo: «¡Oh tú que te sientes lejos de la tierra firme, arrastrado por las olas de este mundo, en medio de las borrascas y de las tempestades, si no quieres zozobrar, no quites los ojos de la luz de esta Estrella, invoca a María!». Porque en palabras del Venerable Siervo de Dios José María García Lahiguera: “nosotros debemos emplear el mismo camino para ir a Él que el que Él ha empleado para venir a nosotros. ¿Cómo vino Él? Por Madre. ¿Cómo vamos a ir a Él? Por Madre”. Así pues, dejemos a un lado las dudas, la incertidumbre y la indecisión y acudamos a María que es Madre nuestra y también Madre de la Iglesia. De esta manera también nosotros podremos cantar con el Salmista las maravillas de Dios entonando: «Los confines de la tierra han contemplado, la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor tierra entera, gritad vitoread, tocad». Oremos, amados hermanos y hermanas, a Dios Padre todopoderoso, fuente de todo bien y origen de toda santidad. Por la santa Iglesia católica y apostólica, pueblo de Dios, para que el Señor la vivifique, la renueve y la haga pura, a fin de que pueda alabarle con María en el cielo, roguemos al Señor. Para que todos los miembros de la comunidad cristiana, con sus medios y posibilidades, caminen junto con María, fieles al Evangelio, roguemos al Señor. Por los gobernantes de todo el mundo, para que amen siempre la verdad, la justicia y la paz, roguemos al Señor. Por los que son víctimas de la debilidad humana y viven en pecado: para que reciban sin temor ni prevenciones la buena noticia de la gracia de la conversión, roguemos al Señor. Por los niños y jóvenes cristianos, para que imitando la santidad de María conserven puras sus costumbres, roguemos al Señor. Escucha, Padre, la oración de tu Iglesia, para que, siguiendo el ejemplo de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de tu Hijo Jesucristo, te sirva siempre con entera libertad, libre de temor y purificada de todo pecado. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 25 Vosotros sois pueblo de Dios 14 de diciembre Tercer domingo de Adviento La alegría de anunciar el Evangelio Y el mismo celebrante o un fiel enciende tres cirios de la corona del Adviento, mientras puede cantarse otra estrofa del canto de entrada o “Vamos, cantando al señor; él es nuestra alegría”. Sigue el acto penitencial. Moniciones a las lecturas Oración para encender el tercer cirio de la corona del Adviento Primera lectura. Isaías 61, 1-2a.10-11 Después de venerar el altar y saludar a la asamblea, el sacerdote, desde la sede, dice: El título de Mesías, como el de Cristo, significa “ungido”. El profeta nos anuncia al que viene ungido por el Espíritu Santo y lleno de alegría, como un joven esposo, para transmitirla a su pueblo. Hermanos: San Pablo nos invita a estar alegres en el Señor, ya que nuestro Redentor está cerca y hacia él dirigimos nuestra súplica antes de encender la tercera vela de la corona del Adviento. Cristo aparece como la respuesta a nuestras búsquedas, la respuesta perfecta. Juan dice que él no es el Mesías, y nos muestra a Aquél que es el hombre perfecto. El encuentro con el Señor hace brotar la alegría en el corazón. Avanzando hacia tu encuentro, Cristo Jesús, nos preparamos animados por la palabra profética del santo Precursor, Juan el Bautista. Cuando estamos muy cerca de la fiesta de tu Nacimiento, Señor Jesús, crece nuestra alegría porque sigues con nosotros y no has dejado de hacerte presente a tu Iglesia para cumplir la obra inmensa de la salvación del mundo. Te recibimos, sacerdote eterno, en nuestra asamblea eucarística, Jesucristo, nuestro camino en la verdad y hacia la vida. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén. 26 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Salmo responsorial. Lc 1, 46-50.53-54 Hacemos nuestro el cántico de María, que proclama el Gran Jubileo que comenzó con Jesucristo: “Me alegro con mi Dios. Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador”. Segunda lectura. 1 Tesalonicenses 5, 16-24 Éste es el “domingo de la alegría”, y la carta de san Pablo nos anima a estar alegres y a orar en la esperanza de la “Parusía”, o venida definitiva, del Señor. Evangelio de san Juan. 1, 6-8.19-28 Juan el Bautista da testimonio de que se han cumplido las promesas divinas y de que el Mesías está ya entre su pueblo. El gran profeta confiesa humildemente la grandeza de aquél a quien debe preparar el camino. Para la LITURGIA Sugerencias para la homilía Caminando con alegría La antífona de entrada (Gaudete) marca la tónica dominante de este “domingo de la alegría”, que es el gozo por la cercanía del Señor. El texto de san Pablo: Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito: estad alegres. El Señor está cerca (Filipenses 4,4-5) se convierte en una consigna repetida a lo largo de todo el Adviento: si el Señor está cerca, su proximidad no debe ser motivo de tristeza, sino de gozo. Isaías nos anuncia un Mesías que llega ungido con el óleo de alegría que es el Espíritu Santo, y con la ilusión de quien va a contraer las nupcias con la humanidad, y dice: Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona... (1ª Lectura). Y la voz de la Esposa — nuestra propia voz en la liturgia— hace suyo el cántico de María en el salmo responsorial: Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador (Lc 1, 46). en que esos males serán superados y asumidos con la venida del Señor, la cual dará sentido a este mundo tantas veces injusto y desorientado. La alegría de la salvación No se trata de alegría superficial de las fiestas mundanas, tampoco se trata de algo pasajero, sino que se anuncia lo que debe ser un estado permanente para el cristiano, que se sabe salvado por la gracia de Cristo. Pero esta alegría no se nos debe quedar dentro, hay que celebrarla y comunicarla, porque toda expresión de júbilo por la venida del Señor —que fue algo real, tangible y visible— debe tener su manifestación exterior. la Iglesia se alegra por la salvación, invita a todos a la alegría, y se esfuerza por crear las condiciones para que las energías salvíficas puedan ser comunicadas a cada uno. De igual modo, san Pablo animaba a las primeras comunidades cristianas a estar alegres y a celebrar la Eucaristía con este mismo sentimiento (2ª Lectura). Aquellas primeras comunidades fueron enormemente misioneras porque irradiaban caridad y alegría. Sin embargo, la alegría cristiana no es un estado de ánimo cándido o inconsciente que olvide los sufrimientos del mundo, sino que nace precisamente de la confianza Vosotros sois pueblo de Dios 27 Vosotros sois pueblo de Dios Conocer mejor a Jesús Oración de los fieles En el Evangelio de este domingo, Juan el Bautista da solemne testimonio de que la llegada del Mesías ya se ha producido: En medio de vosotros hay uno a quien no conocéis, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia (Jn 1, 26-27). Oremos, hermanos y hermanas, a Dios Padre todopoderoso, que tanto amó al mundo que le dio a su Hijo único. Hoy en día, Juan el Bautista vuelve a advertirnos a los cristianos, porque podría ser que cada uno se haya hecho una imagen cómoda de Cristo, la que mejor le conviene a cada uno, y no conozcamos al verdadero Jesús. Es como si todo terminase en la pregunta: Para ti, ¿quién es Jesús?, sin seguir con otra cuestión: ¿Has hecho lo posible por conocerlo bien, aunque contradiga tu forma de pensar o de vivir? La corona se va iluminando, las flores y la música y el propio color rosado de los ornamentos en la Misa son signos y estímulos de la alegría cristiana. Se acercan ya las fiestas del Nacimiento del Salvador, y el Adviento debe prepararnos para aquellas tal como quería hacerlo el Bautista con su pueblo, purificándonos de todo pecado (Oración después de la comunión). Bautista con su pueblo, purificándonos de todo pecado (Oración después de la comunión). Para que prepare el corazón de los fieles a recibir con gozo la venida de su Hijo, roguemos al Señor. Por todos los que ya están comprometidos en el nuevo Itinerario Diocesano de Evangelización y los que se van a incorporar este curso, para que conociendo mejor a Jesús lo anuncien en el mundo con alegría y convicción, roguemos al Señor. Para que el Señor libere a los oprimidos, conceda pan a los hambrientos y cuide con amor a los enfermos, huérfanos y desamparados, roguemos al Señor. Para que al preparar la venida del Señor, celebremos unidos el Día del Señor y nos veamos libres de la esclavitud de las malas costumbres y pecados que entristecen nuestras vidas, roguemos al Señor. Para que, cuando caminemos con Cristo, sintamos y manifestemos en el mundo la alegría de la salvación, roguemos al Señor. Dios todopoderoso y eterno, que nos mandas preparar el camino a Cristo, el Señor; concédenos misericordiosamente, que no nos dejemos vencer por la tristeza o el desánimo los que esperamos con alegría la venida de tu Hijo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. R/. Amén. 28 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la LITURGIA 21 de diciembre Cuarto domingo de Adviento El Mesías, hijo del pueblo de Dios Oración para encender el cuarto cirio de la corona del Adviento Después de venerar el altar y saludar a la asamblea, el sacerdote, desde la sede, dice: El cuarto domingo de Adviento está dedicado a la Madre del Señor y al misterio de la encarnación que se realizó en ella para la salvación del mundo. En nuestro Itinerario de Evangelización, se nos invita a hacer nuestra la respuesta de María: “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”; y el Señor habitará con nosotros. Por eso decimos: Alégrate, Iglesia, porque hoy recibes, como María, a Jesucristo, que se hace presente en el sacramento del altar por obra del Espíritu Santo. Bendita tu entre todos los pueblos de la tierra, porque caminas con Cristo en tu seno al encuentro de todas las gentes necesitadas de luz. Que el Señor nos conceda caminar junto con él, luz de luz, que vive y reina por los siglos de los siglos. Moniciones a las lecturas Primera lectura y Evangelio. 2 Samuel 7, 1-5. 8b-12.14a.16 y Lucas 1, 26-38: David recibió la promesa de que un descendiente suyo reinaría para siempre. En la anunciación a María, el ángel Gabriel le manifiesta que en su Hijo se iba a cumplir esa promesa, pero de forma mucho más sublime que lo revelado en el Antiguo Testamento. Segunda lectura. Romanos 16, 25-27 La conclusión de la carta de san Pablo a los Romanos es una alabanza a Dios, especialmente por haber revelado su voluntad de salvación por medio del anuncio de Jesucristo. R/. Amén. Y el mismo celebrante o un fiel enciende cuatro cirios de la corona del Adviento, mientras puede cantarse otra estrofa del canto de entrada o “Madre de todos los hombres, enséñanos a decir: Amén”. Sigue el acto penitencial. Vosotros sois pueblo de Dios 29 Vosotros sois pueblo de Dios Sugerencias para la homilía María, la mujer que acoge y engendra la Palabra como hombre El cuarto domingo de Adviento, en los tres ciclos de lecturas, está consagrado a proclamar el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. En este domingo, la atención recae en la descripción del que va a nacer. La palabra de Dios, tanto en la profecía con en el anuncio evangélico, va diseñando la naturaleza y la misión del Salvador, sobre todo en las palabras del ángel, que lo presentan como el Hijo de David, el soberano esperado cuyo reino no tendrá fin (Lucas 1, 32-33). El cumplimiento de las promesas Durante siglos, Israel esperó la llegada del Salvador, pero el anunciado por los profetas era imaginado de diversas maneras: unos esperaban a un Mesías espiritual, religioso, y otros, la mayoría, a un libertador que superaría las gestas del rey David y llevaría a Israel a su mayor esplendor. Las palabras de la anunciación a María proclaman que Jesús es, desde su nacimiento, Siervo-Hijo de Dios e Hijo de David, Dios y hombre verdadero nacido desde la eternidad del Padre y heredero de una larga tradición que culmina en su persona. Durante toda su vida el Señor tuvo que soportar la tensión entre esos dos títulos mesiánicos, que acabó llevándolo a la cruz. Como Mesías regio, sacerdotal y profético, fue bautizado y ungido por el Espíritu Santo, aceptando entonces también la misión de Siervo paciente de Yahwéh; 30 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 pero fue en la resurrección, elevación y constitución en poder cuando se mostró que él es el Señor de todos. La misma tensión se da ahora, cuando los cristianos no siempre sabemos conjugar bien la esperanza en la salvación eterna y transcendente que nos trae Jesús con las salvaciones concretas, históricas, que Dios desea obrar por medio de los cristianos para testificar su amor y el cuidado por los más necesitados, como signo de la salvación definitiva. Jesús, el anunciado por los profetas Estos días resuena con más fuerza el eco de la voz de los profetas: Dios es fiel a sus promesas, pero éstas no siempre se realizan como nosotros, desde nuestra limitación, las comprendemos. Por ello leemos hoy en la segunda lectura que la correcta predicación acerca de Jesús, anunciado en las Escrituras antiguas y conocido ya en el Nuevo Testamento, es el anuncio de aquél que es la revelación del misterio (plan divino de salvación) mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en la Sagrada Escritura, dado a conocer por decreto del Dios eterno, para traer a todas las naciones a la obediencia de la fe (Romanos 16, 25-26). Ninguno más puede salvarnos. Para la LITURGIA Oración de los fieles En vísperas de la Navidad La Navidad es una de las fiestas que más se preparan; en estos días todo nos habla de ella, pero los cristianos conscientes hemos de disponernos para celebrarla bien, teniendo en cuanta lo que se olvida a menudo: la persona cuyo nacimiento se celebra y las actitudes que tuvieron quienes lo recibieron provechosamente. Como José, hemos de acrecentar la obediencia de la fe y el asombro ante la grandeza de los planes de Dios, que tanto superan a los nuestros. Como María deberemos tener el alma pura, para poder obedecer a Dios completamente, con todo nuestro ser. Respondiendo a las llamadas de los profetas, y especialmente del Bautista, habremos de hacer penitencia, recibiendo la gracia del perdón para poder comulgar en Aquél que colmó las esperanzas del resto de Israel y que viene a salvarnos. En estas vísperas de la Navidad, dirijamos, hermanos, nuestras súplicas a Dios Padre que nos envía al Salvador. Para que despierte el corazón de los fieles y los prepare para acoger con alegría la santa visitación del Salvador, roguemos al Señor. Por todas las instituciones sociales, para que el Señor les conceda saber defender y transmitir el verdadero sentido de la vida humana, roguemos al Señor. Para que la venida del Príncipe de la paz apague los odios y las violencias, ponga fin a la injusticia y establezca su reino en medio de la humanidad, roguemos al Señor. Para que el señor conforte a los oprimidos, proporcione a las familias los medios para cumplir su misión y vele con su providencia por las viudas y los huérfanos, roguemos al Señor. Para que la venida de Cristo sea vivida en todos los hogares como fuente de paz, de gracia y de alegría, roguemos al Señor. Dios todopoderoso y eterno, que nos has mandado durante este Adviento preparar el camino a Cristo Salvador, te suplicamos que aquel que se dignó bajar al seno de una Virgen, encuentre digna acogida en nuestras vidas y nos conceda seguirle con fidelidad. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 31 Vosotros sois pueblo de Dios Navidad 2014-2015 Estas fiestas navideñas del paso del 2014 al 2015 tienen una motivación especial, cuando estamos iniciando el Nuevo Itinerario Diocesano de Evangelización, en un curso que tiene como lema “La alegría de anunciar el Evangelio” porque somos miembros del Pueblo de Dios. A partir de ahora, toda esta actividad formativa que hemos recibido, estudiando y rezando juntos en el Itinerario Diocesano de Evangelización, nos lleva a salir de nosotros mismos y del círculo de nuestra comunidad para anunciar el mensaje de salvación que expresan estas solemnidades que debemos celebrar cada vez con mayor conciencia y profundidad. El Misal Romano actual contiene cuatro formularios para la solemnidad de Navidad: 32 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la LITURGIA 24 de diciembre Misas de Nochebuena y Navidad Pregón de la solemnidad y oración para encender la vela de Navidad en la corona del Adviento Las cuatro primeras velas están ya encendidas. Después de venerar el altar y saludar a la asamblea, el celebrante u otro ministro puede proclamar el siguiente pregón de Navidad desde el ambón u otro lugar: Santo, transcurridos los nueve meses de su gestación en el seno materno, hace ahora poco más de dos mil años, en Belén de Judá, hecho hombre, nació de la Virgen María, Jesús, el Cristo. Millones de años después de la creación, cuando la tierra era materia incandescente, girando sobre sí misma. La solemnidad de esta noche nos lleva al final de una etapa en nuestro itinerario al encuentro del Salvador y encamina hacia aquella otra festividad, la más importante del año: la Vigilia pascual. Como en todo domingo, es también la Pascua del Señor Jesús —nuestra Pascua ¡Felices Pascuas!— que en verdad celebramos en esta celebración de la Eucaristía que inaugura el tiempo de la Navidad y Epifanía del Salvador. Millones de años después de brotar la vida sobre la faz de la tierra; miles y miles de años después de que aparecieran los primeros humanos, capaces de recibir el Espíritu de Dios; unos mil novecientos años después de que Abrahán, obediente a la llamada de Dios, partiera de su patria sin saber a dónde iba; unos mil doscientos años después de que Moisés condujera por el desierto hacia la tierra prometida al pueblo hebreo, esclavo de Egipto; unos mil años después de que David fuera ungido rey de Israel por el profeta Samuel; unos quinientos años después de que los judíos, cautivos en Babilonia, retornaran a la patria por decreto de Ciro, rey de los persas. En la ciento noventa y cuatro Olimpíada de los griegos; el año setecientos cincuenta y dos de la fundación de Roma; el año cuarenta y dos del reinado del emperador Octavio César Augusto, estando el mundo entero en paz: El Hijo de Dios Padre, habiendo decidido a salvar a la humanidad con su vida, concebido por obra del Espíritu A continuación, el celebrante, desde la sede, dice: El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande, y a los que habitaban en las sombras, una luz les brilló. Que esta nueva luz que ahora encendemos signifique el comienzo de una Navidad que se renueva, después de la primera, en Belén. El Verbo se ha hecho carne y habita entre nosotros. ¡No tengáis miedo!: Hoy, en nuestra Iglesia, nace el Salvador, la gran alegría para todo el mundo, aquel que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos. R/. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 33 Vosotros sois pueblo de Dios Misa vespertina de la vigilia Y el mismo celebrante o un fiel enciende la vela central de la corona, mientras puede cantarse otra estrofa del canto de entrada o del “Adeste, fideles”. Sigue el acto penitencial. Podemos mantener encendida la corona del Adviento, con la vela blanca en el centro, durante cada una de las fiestas del tiempo de Navidad-Epifanía, como signo del cumplimiento de las promesas. Moniciones a las lecturas Primera lectura y Evangelio. Isaías 62, 1-5 y Mateo 1, 1-25 El profeta Isaías anuncia la llegada del Salvador, que será la Buena Noticia, en primer lugar, para la tierra de Israel y para el resto de verdaderos creyentes que lo esperaban; entre éstos, el Evangelio nos muestra a José y a María, descendientes de Abrahán y de la familia real israelita, en la tribu de Judá y de David. Segunda lectura. Hechos de los Apóstoles 13, 16-17.22-25 San Pablo resume el mensaje del Adviento que ahora termina, proclamando a Jesucristo Salvador, de la estirpe de David, esperado por los profetas de Israel y anunciado por Juan el Bautista. 34 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la LITURGIA Sugerencias para la homilía Moniciones a las lecturas El 24 por la tarde, con un mensaje que sitúa a los participantes en esta celebración en un ambiente intermedio entre el final del Adviento y el pórtico de la Navidad: “Mañana quedará borrada la maldad de la tierra, y será nuestro rey el Salvador del mundo”, “Mañana contemplaréis su gloria” (Canto de entrada y Aleluya). La lectura más significativa de esta Misa es la del principio del Evangelio de san Mateo que trae la genealogía de Jesús desde Abrahán hasta José, “el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo”. Sigue luego la narración (propia también del domingo IV de Adviento) de la anunciación a José y, de forma muy breve, del nacimiento de Jesús; todo ello quiere demostrar que Jesús es por una parte de la estirpe regia de David, por parte de José, e Hijo de Dios gracias a su generación y nacimiento virginal por medio de María. Primera lectura y Evangelio. Isaías 62, 1-5 y Mateo 1, 1-25 El profeta Isaías anuncia la llegada del Salvador, que será la Buena Noticia, en primer lugar, para la tierra de Israel y para el resto de verdaderos creyentes que lo esperaban; entre éstos, el Evangelio nos muestra a José y a María, descendientes de Abrahán y de la familia real israelita, en la tribu de Judá y de David. Segunda lectura. Hechos de los Apóstoles 13, 16-17.22-25 San Pablo resume el mensaje del Adviento que ahora termina, proclamando a Jesucristo Salvador, de la estirpe de David, esperado por los profetas de Israel y anunciado por Juan el Bautista. Vosotros sois pueblo de Dios 35 Vosotros sois pueblo de Dios Misa de medianoche 25 de diciembre Navidad La alegría… del Nacimiento del Salvador Orientación para la celebración La celebración de la Navidad adquiere para los cristianos una importancia fundamental: celebramos el inicio de nuestra salvación, los comienzos de la redención. Toda la Iglesia se alegra por el nacimiento de Jesús y por eso toda la celebración ha de mantener un tono festivo subrayando el gozo y la alegría. La imagen del Niño Jesús debe colocarse en un lugar significativo y el templo debe estar convenientemente adornado. Los cantos han de transmitir al mismo tiempo sobriedad y alegría. Sobriedad porque Jesús nace en un humilde pesebre oculto a los poderosos de este mundo y alegría porque el Pueblo de Dios contempla los comienzos de la obra redentora de Dios. Todo en esta noche nos habla de actualidad, de presencia del acontecimiento salvador de la Navidad. Hoy, esta noche, en efecto, viene Jesús a su Iglesia reunida en asamblea festiva, y llega trayendo todas las gracias de su Nacimiento: el Evangelio de la Gracia, el anuncio de la buena voluntad y la paz de Dios hacia los hombres, la incorporación de éstos a la vida divina, la adopción como hijos por el Espíritu Santo... “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado”, proclama Isaías, “Ha apare- 36 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 cido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres”, declara san Pablo. Pero el momento más importante de esta liturgia de la Palabra es el Evangelio de la Natividad: “Hoy os ha nacido un Salvador”, en el que san Lucas describe el escenario del portal de Belén que permanecerá para siempre en la memoria de todos los cristianos. Para la LITURGIA Moniciones a las lecturas Hoy nos ha nacido el Salvador ¿Qué sentido tiene decir, como hace repetidamente la liturgia, que “Hoy nos ha nacido el Salvador? Más allá de estos datos históricos está la vivencia del “Hoy” litúrgico del “día de la salvación”, cuando Jesucristo viene a nosotros con sus misterios, que se proclaman en la Palabra y se actualizan en el sacramento. Esto es así porque todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de la eternidad divina y domina así todos los tiempos (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1085). En la sagrada liturgia recibimos a Cristo en el Hoy eterno de Dios. Primera lectura. Is 9,1-3.5-6 El profeta Isaías recibió de Dios el don de contemplar anticipadamente la alegría de la humanidad por el nacimiento del Salvador. Ante la irrupción de Cristo, Luz del mundo, en medio de nosotros, se multiplica la alegría y el gozo porque se acerca la salvación. Segunda lectura. Tit 2,11-14 La alegría por el nacimiento del Salvador es, ante todo, interior. Cristo ha venido a darnos la verdadera alegría, la que mueve nuestro corazón a vivir más auténticamente la fe, la que nos lleva a renunciar al pecado que nos quita ese gozo y a acoger la vida buena del Evangelio. Evangelio. Lc 2,11-14 Escucharemos ahora el relato del nacimiento de Jesús. El ángel del Señor anuncia una gran alegría para todo el pueblo: el Hijo de Dios ha nacido en Belén. Acojamos al Señor que viene a llenarnos el corazón de gozo. Vosotros sois pueblo de Dios 37 Vosotros sois pueblo de Dios Sugerencias para la homilía La alegría de esta noche Hoy la Iglesia, reunida en todo el mundo en asamblea celebra con gozo el nacimiento del Salvador. En medio de la oscuridad de la noche, los cristianos bendecimos a Dios nuestro Padre por el don de la Luz que es Cristo. El mundo estaba en tinieblas y una luz le brilló. En plena noche, sin que los poderosos de este mundo se dieran cuenta, el mismo Dios irrumpió en la historia de la humanidad, tomó nuestra carne e inició el camino de la salvación que culminará con su entrega por amor en la cruz y su gloriosa resurrección. En este día, todo el mundo se llena de alegría. Todos hacemos fiesta recordando el inmenso regalo de Dios a la humanidad. Él mismo tomó nuestra carne y vino a vivir en medio de nosotros para mostrarnos el auténtico modo de vivir la vida. La divinidad toma nuestra humanidad para enseñarnos a ser plenamente humanos. La alegría que sentimos esta noche en el corazón poco tiene que ver con la alegría artificial y superficial de las luces y de la publicidad que nos han invadido hace semanas y que nos incitan al consumo. Esa alegría poco tiene que ver con la verdadera alegría que Cristo nos regala en estas fechas. El Señor nos transmite una alegría profunda y duradera: la alegría de la fe y de la esperanza. Cuánta gente esta noche vive con tristeza o amargura esta fiesta porque no tiene la familia perfecta, la cena perfecta, los regalos perfectos, porque han perdido un ser 38 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 querido o no tienen la salud que necesitan. Ciertamente, son situaciones humanamente muy difíciles. Pero estas personas y muchas veces nosotros mismos, no hemos caído en la cuenta de que la alegría no es algo que yo pongo ante Dios, sino un don que Dios me regala. No se trata de estar en una situación perfecta para poder celebrar la alegría de la Navidad sino que es el mismo Dios que viene a mi lado, a acompañarme, en medio de mis tristezas y pesares para darme la alegría profunda de la fe: Él está siempre a mi lado, me acompaña en el camino de la vida y me sostiene en la dificultad porque comparte conmigo mi humanidad, mi debilidad, mi pérdida. Al contemplar nuestro mundo vemos con claridad cuánta tristeza y desazón existe en él: guerras, discordia, crisis económica, paro, enfermedad, violencia, discriminación. El cristiano no debe rendirse al pesar. Cristo vino al mundo para transformarlo y llenarlo de alegría. Nosotros, el Pueblo de Dios somos continuadores de esa obra de Cristo, príncipe de la paz y causa de gozo y alegría. En esta noche santa de la Navidad pedimos al Señor que nos conceda la alegría de la fe, la certeza de su compañía y que haga de todos nosotros testigos de esa alegría en nuestra familia, en nuestro trabajo, con nuestros amigos y vecinos. Que seamos como los pastores anunciadores de gozo y constructores de alegría, de esperanza y de paz. Para la LITURGIA Oración de los fieles Presentemos al Señor nuestras peticiones, con la confianza de tenerlo muy cerca de nosotros. Para que la alegría de la Navidad desborde a toda la Iglesia: al Papa Francisco, a nuestro obispo Antonio, a los sacerdotes, diáconos, religiosos y fieles cristianos. Roguemos al Señor. Acoge, Padre, nuestras súplicas, y respóndenos con la ayuda que necesitamos para permanecer como fieles hijos tuyos y hermanos de Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén. Para que la alegría de la Navidad alcance a nuestros gobernantes: a Su Majestad el Rey, al Gobierno de la Nación, a nuestras autoridades autonómicas y locales. Roguemos al Señor. Para que la alegría de la Navidad toque el corazón de los pueblos en guerra. Que cese toda clase de violencia, de terrorismo y brille la paz de Cristo en el mundo. Para que la alegría de la Navidad consuele a los enfermos, a los necesitados, a los que no tienen trabajo, los que viven tristes, los que han perdido a un ser querido. Roguemos al Señor. Para que la alegría de la Navidad inunde a los que celebramos esta Eucaristía. Que transmitamos a todos el gozo y la alegría de la fe. Roguemos al Señor. Para que la alegría de la Navidad revista de gloria a nuestros hermanos difuntos y puedan contemplar cara a cara a su Salvador. Roguemos al Señor. Vosotros sois pueblo de Dios 39 Vosotros sois pueblo de Dios 28 de diciembre La Sagrada Familia La alegría… de la familia Orientación para la celebración Moniciones a las lecturas La fiesta de la Sagrada Familia en el contexto de la Navidad nos pone delante la humanidad de Cristo que quiso experimentar la institución familiar como parte de la verdad de la Encarnación. Se puede convocar a las familias cristianas y darles un protagonismo especial en la celebración. Primera lectura. Eclo 3,2-6.12-14 En algunos lugares se realiza una celebración de recuerdo de los votos matrimoniales. Es una posibilidad que puede potenciarse en las parroquias donde no se realiza. El mandamiento de honrar al padre y a la madre se despliega en esta lectura en la que se nos invita a respetar y acompañar a los padres especialmente en los momentos de dificultad, en la enfermedad y en la ancianidad. Segunda lectura. Col 3,12-21 La familia humana y la familia eclesial se entrelazan en este fragmento de san Pablo en la que el apóstol nos invita a perseverar en la unidad, el perdón, la paz y la alegría. Evangelio. Lc 2,22-40 La alegría de Simeón y de Ana se desborda al reconocer el niño que traen a presentar en el templo María y José al Mesías de Dios. También nosotros nos llenamos del gozo de la presencia viva del Señor en medio del templo del Espíritu que es la Iglesia. 40 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la LITURGIA Sugerencias para la homilía En muchas casas y otros lugares es típico “montar el Belén”. Es una catequesis visual de este tiempo de Navidad cuyo centro es la Sagrada Familia: Jesús Niño, acompañado por María, su madre y san José. Es una escena que nos habla de la Encarnación del Hijo de Dios que quiso experimentar la realidad de la familia. Al mismo tiempo hace que pongamos la mirada en nuestra propia familia. La familia es la célula básica de la sociedad y de la propia Iglesia. Cada familia es una Iglesia doméstica pues en ella experimentamos la alegría de ser amados y se nos enseña a amar siempre con alegría. La familia es el laboratorio de la vida, donde aprendemos a rezar, a distinguir el bien del mal, a ser honrados, a ser generosos, a ser solidarios. La familia nos constituye y nos marca de por vida. desazón y escándalo así debiera preocuparnos por vivir intensamente la unidad en la Iglesia, desterrando todo germen de división, toda disputa, toda envidia y todo lo que nos separa a unos de otros. La unidad de amor de la Familia de Nazaret es modelo de la unidad de nuestra familia carnal y de nuestra comunidad eclesial. El misterio de Belén nos muestra el contenido y el estilo de nuestro proyecto de vida comunitario: manifestar a todos la alegría del amor de Dios y la gratuidad de la unidad y la entrega mutua. En este día damos gracias a Dios por el don de la familia fundada sobre el amor de un hombre y de una mujer que se entregan desde la fidelidad para formar una comunidad de amor y vida, testimonio del mismo amor de Dios al mundo y de la gratuidad de la salvación. Asimismo, reconociendo la importancia de la familia humana nos abrimos también a la vida de la familia cristiana que es nuestra comunidad parroquial. Hermanos de fe en Cristo Jesús estamos llamados a vivir unidos en la fe, sosteniéndonos en la esperanza e impulsando nuestra caridad. Del mismo modo que una familia divida genera Vosotros sois pueblo de Dios 41 Vosotros sois pueblo de Dios 1 de enero Santa María, Madre de Dios Oración de los fieles Atiende, Padre del cielo, a las súplicas de tu familia peregrina en la tierra. Que la alegría de Belén anime a toda la Iglesia en el anuncio del Evangelio de la Vida y de la Familia a todas las naciones de la tierra. Roguemos al Señor. Que la alegría de Belén sostenga a todas los matrimonios cristianos en la fidelidad a sus compromisos matrimoniales y de un modo particular, en la educación cristiana de sus hijos. Roguemos al Señor. Que la alegría de Belén ayude a nuestros gobernantes para que protejan la vida humana desde el inicio de su concepción hasta su fin natural. Roguemos al Señor. Que la alegría de Belén acompañe a nuestros niños para que conozcan cada día mejor a Jesús y puedan crecer en virtud y gracia ante Dios y los hombres. Roguemos al Señor. Te pedimos, Padre, que la alegría de Belén guíe los pasos de nuestra familia parroquial y nos conceda vivir cada día más unidos en torno al amor de Dios manifestado en Cristo, nuestro Señor. R/. Amén. 42 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 La alegría… todos los días del año Orientación para la celebración En el primer día del año civil la Iglesia pone sus ojos en María, Madre de Jesús, Madre de Dios. La celebración tiene un sentido de alabanza a Dios porque a través de María se hizo presente en el mundo. María representa a la humanidad que alumbra al Salvador. La celebración debe resaltar la imagen de María y ser como un eco de la fiesta de la Navidad por culminar su octava. Además, ya que se da inicio al año, debe ponerse el acento también en invocar la bendición de Dios para todo el año que comienza. Para la LITURGIA Moniciones a las lecturas Sugerencias para la homilía Primera lectura. Núm 6,22-27 Al comenzar el año civil, la comunidad cristiana echa su mirada atrás, al año que termina, llena de agradecimiento al Señor. Ha sido un año lleno de la gracia del Señor: nuevos niños han sido alumbrados a la vida cristiana por el bautismo, nuestros jóvenes han recibido la fuerza del Espíritu en la confirmación, algunas parejas se han comprometido ante Dios a formar familias cristianas, otros han recibido el don del ministerio o se han entregado a Dios en la vida religiosa. Todos hemos podido escuchar la Palabra, recibir el perdón de Dios y alimentarnos en la Eucaristía. También nuestros enfermos han recibido el don de la unción y hemos podido encomendar a nuestros difuntos a la misericordia amorosa de nuestro Padre. Ha sido, pues, un año de Dios, lleno de su bendición. Nuestra alegría, pues, por tener un Dios cercano que acompaña y guía a su pueblo. En este breve texto de la Escritura se contiene una antigua fórmula de bendición del pueblo de Israel. Dios está presente en medio de su pueblo y nos alegra con su bendición y cercanía todos los días del año. Segunda lectura. Gál 4,4-7 La alegría que un niño siente cuando su madre lo coge en brazos es la misma que experimentó el Señor al ser tomado por María. Una alegría que se nos ha transmitido a todos los que hemos sido constituidos hijos de Dios e hijos de María. Evangelio. Lc 2,16-21 El relato del Evangelio nos presenta el asombro y la alegría de los pastores en su encuentro con Jesús recién nacido. María aparece junto a Jesús, como la Iglesia, meditando y profundizando en el misterio del Dios hecho hombre. Hoy, al iniciar el año contemplamos a María, una hija de nuestro pueblo, con Cristo en brazos. Ella alumbró al Salvador del mundo e hizo posible el inicio de la redención. Toda la Iglesia participa de la alegría y el gozo de María por ver en sus brazos el fruto de su vientre. En Cristo todos hemos sido bendecidos con la cercanía y el amor de Dios. Él nos acompaña siempre en el camino de la vida. El cristiano nunca camina solo, lo hace siempre de la mano del mismo Señor. Esta certeza anima nuestra vida cotidiana y fortalece nuestra esperanza. La Vosotros sois pueblo de Dios 43 Vosotros sois pueblo de Dios Oración de los fieles bendición de Dios no es para una día o un momento puntual, sino que en todo momento Dios está a nuestro lado con la fuerza de su amistad y su gracia. Por eso, la alegría del cristiano se extiende a todos los días del año. Hoy celebramos, además, la Jornada Mundial de oración por la paz. Cristo es el príncipe de la paz. Reconocemos tantas y tantas situaciones de guerra y violencia en nuestro mundo y recordamos de un modo particular a los cristianos, hermanos nuestros, perseguidos en su propia tierra a causa de su fe. Pedimos que la alegría de la fidelidad al Evangelio los conforte en sus dificultades y que su ejemplo y fortaleza nos animen a todos en nuestro testimonio cristiano. Que la intercesión de la Madre de Dios y Madre nuestra, recomiende nuestras peticiones. Concede, Señor, el don de la alegría a toda tu Iglesia, fieles y pastores y concede al Pueblo de Dios derramar tu gracia en el mundo por la predicación de la Palabra, la celebración de los sacramentos y la vida de la caridad. Roguemos al Señor. Concede, Señor, el don de la alegría a todos los que en este año nuevo van a recibir el bautismo, la confirmación, la primera comunión, se van a unir en matrimonio, van a profesar en la vida religiosa o serán ordenados al servicio de la Iglesia. Roguemos al Señor. Concede, Señor, el don de la alegría a aquellos que sufren de cualquier modo de alma o de cuerpo y también a los que los atienden y cuidan. Roguemos al Señor. Concede, Señor, la alegría de la paz a todos los pueblos que viven sumidos en la guerra y la discordia. Roguemos al Señor. Concédenos, Padre bueno, la alegría a quienes te bendecimos por el don de María, Madre de Jesús y Madre nuestra. Que, con tu ayuda, seamos portadores de Cristo para los demás. R/. Amén. 44 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la LITURGIA 4 de enero Segundo domingo de Navidad La alegría… de conocer a Jesús Orientación para la celebración El segundo domingo de Navidad os invita a mirar más alto. Cierto que en Navidad la mirada nos lleva al pesebre, a la contemplación de Jesús Niño, en Belén, pero este niño es Dios mismo hecho hombre, es la Sabiduría de Dios que ha tomado nuestra carne para transmitirnos la Buena Noticia de parte del Padre. La celebración ha de dar importancia a la Palabra de Dios, quizá resaltando su presencia en la Eucaristía con el incienso, o llevando en procesión el libro de los Evangelios. Moniciones a las lecturas Primera lectura. Eclo 24,1-4.12-16 La lectura presenta a la Sabiduría de Dios habitando en medio del pueblo elegido. Esa Sabiduría es Cristo mismo, Palabra de Dios hecha carne. Bendito sea el Señor, que nos habla y nos guía a través de la Palabra que proclamamos. Segunda lectura. Ef 1,3-6.15-18 San Pablo pide para la comunidad de Éfeso que el Señor los inunde con su Sabiduría. Un conocimiento que no es de este mundo sino que es el mismo Dios el que la derrama en nosotros por el Espíritu. Una Sabiduría que ha de iluminar nuestra vida para que comprendamos la profundidad del proyecto de vida cristiana a la que el Señor nos llama. Evangelio. Jn 1,1-18 El prólogo del evangelio de Juan nos invita a contemplar a la Palabra de Dios hecha carne y habitando en medio de los hombres. Esta Palabra ilumina el corazón del hombre y nos hace hijos de Dios. Acoger, pues, a Cristo, es acoger la Palabra que Él nos dirige y hacerla vida en nuestra vida. Vosotros sois pueblo de Dios 45 Vosotros sois pueblo de Dios Sugerencias para la homilía En este segundo domingo de Navidad, la Liturgia nos invita a mirar más alto y más hondo el misterio de la Navidad que estamos celebrando. Contemplamos el misterio de la Palabra hecha carne y descubrimos en el Niño de Belén al mismo Dios hecho hombre por nosotros y por nuestra salvación. Cristo es la Sabiduría de Dios, que nos muestra la profundidad de la Revelación. Dios nos ha mostrado en Cristo su personalidad más profunda, nos ha descubierto la dignidad del ser humano y nos ha indicado el verdadero sentido de la vida del hombre. Por medio del Espíritu ha querido transmitirnos esa misma sabiduría para que podamos comprender su designio de salvación y experimentarlo en nuestra propia vida. El cristiano posee una sabiduría que no es de este mundo. La ciencia mundana, con sus avances tecnológicos y su conocimiento más profundo de la naturaleza, cae no pocas veces en un proyecto que deshumaniza al hombre porque le despoja de su propia dignidad y lo reduce a simple materia biológica sin finalidad ni referencia alguna. La sabiduría cristiana es, ante todo, un conocimiento que da sentido a la existencia. Nos presenta nuestro origen en Dios y en su amor, nos indica nuestra alta dignidad, pues Dios mismo ha tomado nuestra carne y nos alienta en nuestro destino que es vivir con Dios para siempre. 46 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Este conocimiento de las cosas de Dios no es en el cristiano un mero ejercicio intelectual. La clave de la existencia cristiana es llegar a comprender que, del mismo modo que Cristo actúa por medio de palabras y de obras, así el cristiano muestra la sabiduría de Dios por medio de la profesión de su fe y la vida ardiente de la caridad. La sabiduría cristiana es, pues, un modo de vivir la vida, una manera de hacer presente el amor de Dios en el mundo. Nosotros, los cristianos, hemos conocido la Sabiduría de Dios y la encontramos presente, de un modo particular, en la proclamación de la Palabra de Dios. Cada vez que escuchamos el Evangelio debe alegrarse nuestro corazón. Nosotros conocemos al Señor y sabemos que su Palabra nos guía y nos conduce y nos lleva a conocer mejor a Dios y a conocernos mejor a nosotros mismos y lo que Dios nos pide cada día. Para la LITURGIA 6 de enero Epifanía del Señor La alegría… en el mundo entero Oración de los fieles Orientación para la celebración Pidamos al Señor que la alegría de conocer a Jesús llene a la Santa Iglesia de Dios. Le fiesta de la Epifanía del Señor está marcada por la celebración del día de Reyes. En aquellas celebraciones con asistencia de los niños se ha de acercar el misterio de la manifestación del Señor a ellos de un modo particular. La adoración al Niño adquiere un sentido especial en este día por repetirse el gesto realizado por los Magos en Belén. Que la alegría de conocer a Jesús pueda alcanzar a los que no creen en Dios o han abandonado la vida de la Iglesia. Que encuentren en Cristo el verdadero sentido de sus vidas. Roguemos al Señor. Que la alegría de conocer a Jesús fortalezca a los que viven sumidos en el dolor de la enfermedad o en el sufrimiento de la falta de trabajo o de futuro. Roguemos al Señor. Que la alegría de conocer a Jesús anime a los catequistas, predicadores, misioneros y teólogos a exponer con mayor convicción y claridad la Palabra de Dios al pueblo cristiano. Roguemos al Señor. Que la alegría de conocer a Jesús nos permita reconocerlo presente en medio de nuestros hermanos y los acojamos y amemos como Cristo nos enseña en el Evangelio. Roguemos al Señor. Que Dios nuestro Padre nos ayude a profundizar en la fe para vivir con más autenticidad nuestra vida cristiana. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 47 Vosotros sois pueblo de Dios Moniciones a las lecturas Sugerencias para la homilía Primera lectura. Is 60,1-6 La fiesta de la Epifanía del Señor nos recuerda que el amor y la misericordia de Dios no conocen fronteras. Toda la humanidad es destinataria de la Buena Noticia del Evangelio. A todos los hombres y mujeres del mundo les concierne la obra de la salvación realizada por Dios en Cristo Jesús. El profeta Isaías contempla la alegría radiante del pueblo elegido porque le llega su luz. Esta luz es Cristo, que atraerá a todos hacia sí y enviará a sus discípulos por todo el mundo para que sea anunciada a toda nación, pueblo y cultura, el gozo de la Buena Noticia del Evangelio. Segunda lectura. Ef 3,2-3a.5-6 Dios ha manifestado en Cristo su voluntad de convocar a toda la humanidad a la alegría de la salvación. Por medio de la Iglesia, guiada por el Espíritu, a toda la tierra alcanza el Evangelio. Evangelio. Mt 2,1-12 Los Magos de Oriente se llenaron de inmensa alegría al ver la estrella que los guiaba hacia el Mesías. Es la alegría de la humanidad expectante por el nacimiento del Salvador. Como los Magos también nosotros estamos llamados a presentarnos como ofrenda al Señor. 48 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Ciertamente Dios eligió a Israel para ser portador de sus promesas de redención. El pueblo elegido sirvió de instrumento y germen del pueblo definitivo de Dios: la Iglesia. A este nuevo pueblo no se accede por la pertenencia a una raza o una cultura sino por el don de la fe. El relato de la Epifanía nos muestra como Dios ha roto las costuras del pueblo judío para que toda la humanidad pueda ser la destinataria de la salvación. Desde el principio la Iglesia comprendió que el mensaje de Jesús era para todos, esclavos y libres, judíos y gentiles, de toda nación, lengua, cultura y a todos ellos entregó el Evangelio haciendo posible que en el día de hoy la alegría del Señor inunde todos los países del mundo. No hay lugar en el mundo donde no resuene la Palabra del Señor. El cristiano sabe que la alegría de la salvación no es sólo para él. El discípulo de Jesús quiere compartir con todos la Palabra de Jesús, su estilo de vida, su manera de entender el amor a Dios y al prójimo. Por eso la Iglesia es católica, porque todos sin distinción están llamados a conocer a Cristo y a amarlo. Para la LITURGIA Oración de los fieles Los magos de Oriente representan a todas las naciones que ofrecen dones al Señor. También nosotros estamos llamados a ofrecernos al Señor, a su servicio. Somos don de Dios para el mundo y nuestro testimonio es la ofrenda que presentamos al Niño Dios. Unidos bajo la luz de la Epifanía, pidamos a Cristo, alegría del mundo, que conceda a la Iglesia anunciar con fidelidad, de palabra y de obra, el mensaje de salvación a todas las naciones, lenguas y culturas. Que Cristo, alegría del mundo, sostenga a nuestros misioneros y misioneras en su tarea de sembrar la Palabra en el corazón de los hombres. Roguemos al Señor. Que Cristo, alegría del mundo, ayude a todos los niños a crecer en un ambiente lleno de amor y de bienestar y que destierre toda forma de violencia contra los más pequeños. Roguemos al Señor. Que Cristo, alegría del mundo, inunde con su luz a toda la humanidad para que todos los hombres y mujeres puedan conocerle y amarle como Señor y Redentor. Roguemos al Señor. Cristo, alegría del mundo, anímanos a quienes nos hemos reunido en este día para celebrar la Eucaristía, para que ofrezcamos lo mejor de nosotros mismos al servicio de Dios y de nuestro prójimo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 49 Vosotros sois pueblo de Dios 11 de enero Bautismo del Señor La alegría… de ser cristianos Orientación para la celebración Moniciones a las lecturas La fiesta del Bautismo del Señor forma parte del tiempo litúrgico de la Navidad pero conviene resaltar el cambio de tono de la celebración centrando la mirada en la pila bautismal que puede estar adornada de un modo especial. Conviene, además, realizar la aspersión con el agua bautismal como recuerdo del bautismo. Primera lectura. Is 42,1-4.6-7 En esta fiesta se da comienzo al Itinerario Diocesano de Evangelización. En la Eucaristía pueden intervenir de un modo especial los que van a participar en los grupos. La lectura nos presenta al siervo del Señor que anuncia la misión del mismo Cristo. Esta misión ha sido recibida también por la Iglesia, Cuerpo del Señor, para anunciar a todas las naciones la salvación de Dios. Segunda lectura. Hch 10,34-38 Cristo es el ungido de Dios. En Él habita la plenitud del Espíritu un don derramado en los corazones de todos los hombres que acogen a Cristo en su vida y quieren participar de su misión en el mundo. Evangelio. Mc 1,7-11 Con el bautismo del Señor por mano de Juan el Bautista, se inaugura la predicación del Evangelio. Cristo es el Hijo amado de Dios nuestro Padre y de esta condición de hijos participamos todos. 50 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la LITURGIA Sugerencias para la homilía Con la celebración del bautismo del Señor culminan las celebraciones del tiempo de Navidad. Contemplamos a un Cristo adulto, preparado en el hogar de Nazaret, para iniciar su predicación y sus signos en medio de Israel, para proclamar la cercanía del Reino de Dios. Antes de dar inicio a su ministerio, el Señor recibe de manos de Juan el Bautismo. Cristo expresa una vez más la verdad profunda de la Encarnación. Él acoge nuestra humanidad y asume ya desde el principio el pecado de la humanidad que, de modo definitivo, cargará en la cruz. Jesús se hace solidario con el sufrimiento humano generado por el pecado. Sin embargo, caemos en la cuenta de tantos cristianos que han abandonado la vida de la fe y viven como si no hubieran recibido este don. El Itinerario Diocesano de Evangelización que hoy comenzamos quiere ser una propuesta que revitalice nuestras comunidades parroquiales para que aquellos que viven al margen de la fe puedan redescubrir el don de Dios en sus vidas. Al recibir el bautismo de conversión de Juan, Cristo anticipa el bautismo cristiano, que es un baño del Espíritu Santo que nos constituye en hijos de Dios y miembros del nuevo Pueblo de Dios que es la Iglesia. Sólo hay que ver la alegría de una familia cuando bautiza a un hijo para darnos cuenta del inmenso don que es el sacramento bautismal. Hoy damos gracias por el don del Bautismo y le pedimos a Dios ser fieles a lo que éste significa, especialmente en la profesión de fe, en la esperanza activa y la caridad viva en favor de los demás. Vosotros sois pueblo de Dios 51 Vosotros sois pueblo de Dios Oración de los fieles Alegra, Señor, a tu Iglesia santa que, extendida por toda la tierra, va reuniendo a todas las naciones en el seguimiento de tu Hijo Jesucristo. Alegra, Señor, a nuestra Archidiócesis de Valencia que hoy comienza el Itinerario Diocesano de Evangelización. Concédenos abundante frutos de vida y testimonio cristianos para que todos puedan participar del gozo del Evangelio. Roguemos al Señor. Alegra, Señor, a las familias en su tarea de educar en la fe a sus hijos. Que sean fieles a la vocación a la que han sido llamados. Roguemos al Señor. Alegra, Señor, a todos los cristianos, que hemos recibido un mismo bautismo. Que un día podamos celebrar juntos una misma Eucaristía. Roguemos al Señor. Alegra, Señor, a los catecúmenos que se preparan para recibir el bautismo. Que crezcan en gracia ante Dios y acojan con generosidad en don de la fe. Roguemos al Señor. Alegra, Padre, con el don de tu Espíritu, el corazón de tus fieles que nos hemos reunido en esta celebración; para que vivamos cada día con más intensidad nuestra condición de bautizados e hijos de Dios en Cristo, nuestro Señor. R/. Amén. 52 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la FAMILIA Para la FAMILIA 55 Vosotros sois pueblo de Dios Comisión Diocesana de Familia y Vida 56 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Oraciones para bendecir la mesa en el tiempo de Adviento-Navidad Para la FAMILIA Domingo 30 de noviembre Domingo 7 de diciembre Primero de Adviento Segundo de Adviento “Dijo Jesús a sus discípulos: Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento”. “Yo envío a mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino”. Oración: Oración: Padre, tú eres nuestra vida y nuestro futuro. En ti colocamos nuestra confianza. Señor, estamos reunidos en tu nombre para compartir el pan. Gracias porque somos tus hijos y por todo lo que nos regalas diariamente. Ayúdanos a vivir con humildad y sencillez. Bendice nuestra comida. Así prepararemos el camino del Señor. Amén. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 57 Vosotros sois pueblo de Dios Domingo 14 de diciembre Domingo 21 de diciembre Tercero de Adviento Cuarto de Adviento “Yo soy la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor”. “A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David, la virgen se llamaba María”. Oración: Señor, danos un corazón abierto para compartir nuestro pan y nuestro amor. Oración: Seremos nuevas voces en los desiertos de hoy. Señor Jesucristo, la mesa está dispuesta y nosotros invocamos tu presencia. Ayúdanos a reconocer tu rostro en los pobres de este mundo. Amén. 58 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Bendice a nuestros hermanos con la fe y bendice nuestra familia con tu amor. Amén. Para la FAMILIA 24 de diciembre 28 de diciembre Cena de Navidad Sagrada Familia “Hoy en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesias, El Señor”. “Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén, para presentarlo al Señor (de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor)”. Oración: Ven Señor sobre nosotros. Haznos crecer en el amor y la unidad. Ayúdanos a vivir alegres como hermanos. Bendice esta familia y este pan. Amén. Oración: Señor, queremos que las puertas de nuestro hogar estén siempre abiertas para acoger a los que buscan bondad. Y haz que el pan de nuestra mesa sepamos compartirlo con los más necesitados. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 59 Vosotros sois pueblo de Dios Comisión Diocesana de Pastoral del Ambiente y Ecología Humana El Nacimiento Como es bien sabido, además de las representaciones del pesebre de Belén, que existían desde la antigüedad en las iglesias, a partir del siglo XIII se difundió la costumbre de preparar pequeños nacimientos en las habitaciones de la casa, sin duda por influencia del “nacimiento” construido en Greccio por San Francisco de Asís, en el año 1223. La preparación de los mismos (en la cual participan especialmente los niños) se convierte en una ocasión para que los miembros de la familia entren en contacto con el misterio de la Navidad, y para que se recojan en un momento de oración o de lectura de las páginas bíblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesús. (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia) 60 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la FAMILIA Bendición del Belén Ritos iniciales Oración Reunida la familia, el padre o la madre dice: En este día, iluminado por la esperanza evangélica que proviene de la humilde gruta de Belén, pedimos para todos el don navideño de la alegría y de la paz: para los niños y los ancianos, para los jóvenes y las familias, para los pobres y marginados. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Todos hacen la señal de la cruz y responden: Amén. Quien dirige la celebración continúa: Alabemos y demos gracias al Señor que tanto nos ha amado que nos ha enviado su Hijo. Todos responden: Benditos seas por siempre, Señor. Que Jesús, que vino a este mundo por nosotros, consuele a los que pasan por la prueba de la enfermedad y el sufrimiento y sostenga a los que se dedican al servicio de los hermanos más necesitados. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 61 Vosotros sois pueblo de Dios Comissió Diocesana de Pastoral de l’Ambient i Ecologia Humana El Naixement Com és ben sabut, a més de les representacions del pesebre de Betlem, que existien des de l’antiguitat en les esglésies, a partir del segle XIII es va difondre el costum de preparar xicotets naixements en les habitacions de la casa, sens dubte per influència del “naixement” construït en Greccio per Sant Francesc d’Assís, l’any 1223. La preparació dels mateixos (en la qual participen especialment els xiquets) es convertix en una ocasió perquè els membres de la família entren en contacte amb el misteri del Nadal, i perquè s’ajunten en un moment d’oració o de lectura de les pàgines bíbliques referides a l’episodi del naixement de Jesús. (Directori sobre la pietat popular y la litúrgia) 62 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la FAMILIA Benedicció del Betlem Ritus inicial Oració Reunida la família, el pare o la mare diu: En aquest dia, il·luminats per l’esperança evangèlica que prové de la humil establia de Betlem, demanem per a tots el do nadalenc de l’alegria i de la pau: per als xiquets i els ancians, per als joves i les famílies, per als pobres i marginats. En el nom del Pare, i del Fill, i de l’Esperit Sant. Tots fan la senyal de la creu i responen: Amén. El qui dirigeix la celebració pot dir: Lloem i donem gràcies al Senyor, que tant ens ha estimat que ens ha lliurat el seu Fill. Tots responen: Beneït sigues per sempre, Senyor. Que Jesús, que va vindre a aquest món per nosaltres, console als qui passen per la prova de la malaltia i el sofriment, i sostinga als qui es dediquen al servei dels germans més necessitats. Per Crist, Senyor nostre. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 63 Vosotros sois pueblo de Dios Comisión Diocesana de Pastoral del Ambiente y Ecología Humana La inauguración del árbol de Navidad se presta a una acto de oración familiar. Independientemente de su origen histórico, el árbol de Navidad es hoy un signo fuertemente evocador, bastante extendido en los ambientes cristianos; evoca tanto el árbol de la vida, plantado en el jardín del Edén (cfr. Gén 2,9), como el árbol de la cruz, y adquiere así un significado cristológico: Cristo es el verdadero árbol de la vida, nacido de nuestro linaje, de la tierra virgen Santa María, árbol siempre verde, fecundo en frutos. El adorno cristiano del árbol, según los evangelizadores de los países nórdicos, consta de manzanas y dulces que cuelgan de sus ramas. Se pueden añadir otros “dones”; sin embargo, entre los regalos colocados bajo el árbol de Navidad no deberían faltar los regalos para los pobres: ellos forman parte de toda familia cristiana. (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, 2002) Bendición del árbol de Navidad Ritos iniciales En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. R/. Amén. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo, nacido por nosotros de Santa María Virgen, esté con vosotros. R/. Y con tu Espíritu. Lectura del libro de Job (Jb 14, 7-9) El árbol es símbolo de esperanza, puede renovarse con ayuda del agua, nosotros no, a menos que Jesús sea para nosotros fuente de agua viva. En vísperas de la celebración del nacimiento del Hijo de Dios, nuestro árbol de navidad representará el árbol de la esperanza y de la vida. Un árbol tiene la esperanza de retoñar, aunque sea talado, de que no fallarán sus renuevos. Aunque envejezcan sus raíces en la tierra y su tocón agonice en el polvo, cuando siente el agua reverdece y echa brotes como una planta joven. Palabra de Dios. 64 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la FAMILIA Salmo responsorial (Sal 1, 1-2) Oración R/. Feliz el que pone su confianza en el Señor. Padre nuestro, fuente de esperanza, creador del uiniverso. Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores, ni se sienta en el lugar de los cínicos, sino que su tarea es la ley del Señor y medita esta ley día y noche. R/. Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; cuanto emprende tiene buen fin. R/. También hoy Jesús sigue disipando las tinieblas del error y del pecado para traer a la humanidad la alegría de la resplandeciente luz divina, de la que el árbol navideño es signo y recuerdo. Dejémonos envolver por la luz de su verdad, porque «la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús». (Francisco I) Haz que recordemos, al mirar el árbol de Navidad que todos tenemos que ser personas de esperanza en el mundo en que vivimos. Ayúdanos a no olvidar que, igual que tú acompañas el universo en su evolución hacia el amor, también nos acompañas todos los días en nuestro camino. Y que, a quienes han perdido la ilusión y se sienten cansados, los que se encuentran enfermos o parados, las personas maltratadas, los olvidados y quienes tienen tantos motivos para llorar, les sepamos nosotros acompañar y ayudar para que, como del árbol, vuelvan a nacer de ellos ramas verdes y tiernas. Por Cristo, Señor nuestro. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 65 Vosotros sois pueblo de Dios Comissió Diocesana de Pastoral de l’Ambient i Ecologia Humana La benedicció de l’arbre de Nadal es presta a una acte de pregària familiar. Independentment del seu origen històric, l’arbre de Nadal és hui un signe fortament evocador, prou estés en els ambients cristians; evoca tant l’arbre de la vida, plantat al jardí de l’Edén (cf. Gén 2,9), com l’arbre de la creu, i adquirix així un significat cristològic: Crist és el veritable arbre de la vida, nascut del nostre llinatge, de la terra verge Santa Maria, arbre sempre verd, fecund en fruits. L’adorn cristià de l’arbre, segons els evangelitzadors dels països nòrdics, consta de pomes i dolços que pengen de les seues branques. Es poden afegir altres “dons”, però, entre els regals col·locats sota l’arbre de Nadal no haurien de faltar els regals per als pobres: ells formen part de tota família cristiana. (Directori sobre la pietat popular i la litúrgia, 2002) Benedicció de l’arbre de Nadal Ritus inicials En el nom del Pare i del Fill i de l’Esperit Sant. R/. Amén. Que la gràcia de nostre Senyor Jesucrist, nascut per nosaltres de santa Maria Verge, siga amb tots vosaltres. R/. I amb el vostre esperit. Lectura del llibre de Job (Jb 14, 7-9) L’arbre és símbol d’esperança, pot renovar-se amb ajuda de l’aigua. Nosaltres no, llevat que Jesús siga per a nosaltres font d’aigua viva. En vespres de la celebració del naixement del Fill de Déu, el nostre arbre de nadal representarà l’arbre de l’esperança i de la vida. L’arbre conserva una esperança: si el tallen, torna a brotar, no para de traure ulls. Fins si l’arreu envellix a la terra i la soca queda morta a la pols, l’arbre que absorbix l’aigua rebrota, trau branques com un plançó. Paraula de Déu. 66 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la FAMILIA Salm responsorial (Sal 1,1- 2) Oració R/. Feliç el qui posa la seua confiança en el Senyor. Pare nostre, font d’esperança, creador de l’univers. Feliç l’home que no es guia pels consells dels injustos, ni va pels camins dels pecadors, ni s’asseu en companyia dels descreguts. Estima de cor la llei del Senyor, la repassa meditant-la nit i dia. R/. Serà com un arbre que arrela vora l’aigua: dóna fruit quan n’és el temps i mai no es mustia el seu fullatge, duu a bon terme tot el que emprén. R/. També hui Jesús seguix dissipant les tenebres de l’error i del pecat per a portar a la humanitat l’alegria de la resplendent llum divina, de la qual l’arbre nadalenc és signe i record. Deixem-nos embolcallar per la llum de la seua veritat, perquè «l’alegria de l’Evangeli omple el cor i la vida sencera dels qui es troben amb Jesús». (Francesc I) Feu que recordem, al mirar l’arbre de Nadal, que tots hem de ser persones d’esperança en el món on vivim. Ajudeu-nos a no oblidar que, igual que Vós acompanyeu l’univers en la seua evolució cap a l’amor, ens acompanyeu tots els dies en el nostre camí. I que, als qui han perdut la il·lusió i es senten cansats, els qui estan malalts o parats, les persones que són maltractades, els oblidats i els qui tenen tants motius per plorar, sapiem nosaltres acompanyar-los i ajudar-los per a que, com l’arbre, tornen a treure branques noves i tendres. Per Crist, Senyor nostre. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 67 Para la PARROQUIA Vosotros sois pueblo de Dios 69 Vosotros sois pueblo de Dios Comisión Diocesana de Espiritualidad Este tiempo de gracia nos invita a redescubrir el sentido cristiano del Adviento, la Navidad y la Epifanía en nuestra vida, en el barrio, en la vida parroquial. Os proponemos desde la Comisión de Espiritualidad varias pistas de trabajo que renueven y fortalezcan nuestra vida espiritual, en ese camino de renovación personal, familiar y parroquial, en la que estamos llamados a vivir. Los materiales sugeridos son los siguientes: Textos de reflexión y meditación de algunos Santos Padres que durante siglos han fortalecido la Fe la Iglesia: – Lectura espiritual de los Santos Padres para el tiempo de Adviento. – Lectura espiritual de los Santos Padres para el tiempo de Navidad-Epifanía. Os proponemos también un modelo de novena de Navidad. 70 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA Lectura espiritual de los Santos Padres para el tiempo de Adviento 1. Sobre el tiempo de Adviento Ha llegado, amadísimos hermanos, aquel tiempo tan importante y solemne, que, como dice el Espíritu Santo, es tiempo favorable, día de la salvación, de la paz y de la reconciliación; el tiempo que tan ardientemente desearon los patriarcas y profetas y que fue objeto de tantos suspiros y anhelos; el tiempo que Simeón vio lleno de alegría, que la Iglesia celebra solemnemente y que también nosotros debemos vivir en todo momento con fervor, alabando y dando gracias al Padre eterno por la misericordia que en este misterio nos ha manifestado. El Padre, por su inmenso amor hacia nosotros, pecadores, nos envió a su Hijo único, para librarnos de la tiranía y del poder del demonio, invitarnos al cielo e introducirnos en lo más profundo de los misterios de su reino, manifestarnos la verdad, enseñarnos la honestidad de costumbres, comunicarnos el germen de las virtudes, enriquecernos con los tesoros de su gracia y hacernos sus hijos adoptivos y herederos de la vida eterna. La Iglesia celebra cada año el misterio de este amor tan grande hacia nosotros, exhortándonos a tenerlo siempre presente. A la vez nos enseña que la venida de Cristo no sólo aprovechó a los que vivían en el tiempo del Salvador, sino que su eficacia continúa, y aún hoy se nos comunica si queremos recibir, mediante la fe y los sacramentos, la gracia que él nos prometió, y si ordenamos nuestra conducta conforme a sus mandamientos. La Iglesia desea vivamente hacernos comprender que así como Cristo vino una vez al mundo en la carne, de la misma manera está dispuesto a volver en cualquier momento, para habitar espiritualmente en nuestra alma con la abundancia de sus gracias, si nosotros, por nuestra parte, quitamos todo obstáculo. Por eso, durante este tiempo, la Iglesia, como madre amantísima y celosísimo de nuestra salvación, nos enseña, a través de himnos, cánticos y otras palabras del Espíritu Santo y de diversos ritos, a recibir convenientemente y con un corazón agradecido este beneficio tan grande, a enriquecernos con su fruto y a preparar nuestra alma para la venida de nuestro Señor Jesucristo con tanta solicitud como si hubiera él de venir nuevamente al mundo. No de otra manera nos lo enseñaron con sus palabras y ejemplos los patriarcas del antiguo Testamento para que en ello los imitáramos. (De las cartas pastorales de san Carlos Borromeo, obispo. Acta Ecclesiae Mediolanensis, t. 2, Lyon 1683, 916-917). Vosotros sois pueblo de Dios 71 Vosotros sois pueblo de Dios 2. Las dos venidas de Cristo Anunciamos la venida de Cristo, pero no una sola, sino también una segunda, mucho más magnífica que la anterior. La primera llevaba consigo un significado de sufrimiento; esta otra, en cambio, llevará la diadema del reino divino. Pues casi todas las cosas son dobles en nuestro Señor Jesucristo. Doble es su nacimiento: uno, de Dios, desde toda la eternidad; otro, de la Virgen, en la plenitud de los tiempos. Es doble también su descenso: el primero, silencioso, como la lluvia sobre el vellón; el otro, manifiesto, todavía futuro. En la primera venida fue envuelto con fajas en el pesebre; en la segunda se revestirá de luz como vestidura. En la primera soportó la cruz, sin miedo a la ignominia; en la otra vendrá glorificado, y escoltado por un ejército de ángeles. No pensamos, pues, tan sólo en la venida pasada; esperamos también la futura. Y, habiendo proclamado en la primera: Bendito el que viene en nombre del Señor, diremos eso mismo en la segunda; y saliendo al encuentro del Señor con los ángeles, aclamaremos, adorándolo: Bendito el que viene en nombre del Señor. El Salvador vendrá, no para ser de nuevo juzgado, sino para llamar a su tribunal a aquellos por quienes fue llevado a juicio. Aquel que antes, mientras era juzgado, guardó silencio refrescará la memoria de los malhecho72 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 res que osaron insultarle cuando estaba en la cruz, y les dirá: Esto hicisteis y yo callé. Entonces, por razones de su clemente providencia, vino a enseñar a los hombres con suave persuasión; en esa otra ocasión, futura, lo quieran o no, los hombres tendrán que someterse necesariamente a su reinado. De ambas venidas habla el profeta Malaquías: De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis. He ahí la primera venida. Respecto a la otra, dice así: El mensajero de la alianza que vosotros deseáis: miradlo entrar —dice el Señor de los ejércitos—. ¿Quién podrá resistir el día de su venida? ¿Quién podrá resistir el día de su venida? ¿Quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata. Escribiendo a Tito, también Pablo habla de esas dos venidas, en estos términos: Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres; enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo. Ahí expresa su primera venida, dando gracias por ella; pero también la segunda, la que esperamos. Para la PARROQUIA 3. Vigilad, pues vendrá de nuevo Por esa razón, en nuestra profesión de fe, tal como la hemos recibido por tradición, decimos que creemos en aquel que subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Vendrá, pues, desde los cielos, nuestro Señor Jesucristo. Vendrá ciertamente hacia el fin de este mundo, en el último día, con gloria. Se realizará entonces la consumación de este mundo, y este mundo, que fue creado al principio, será otra vez renovado. (De las catequesis de san Cirilo de Jerusalén, obispo. Catequesis 15, 1-3: PG 33, 870-874). Para atajar toda pregunta de sus discípulos sobre el momento de su venida, Cristo dijo: Esa hora nadie la sabe, ni los ángeles ni el Hijo. No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas. Quiso ocultarnos esto para que permanezcamos en vela y para que cada uno de nosotros pueda pensar que ese acontecimiento se producirá durante su vida. Si el tiempo de su venida hubiera sido revelado, vano sería su advenimiento, y las naciones y siglos en que se producirá ya no lo desearían. Ha dicho muy claramente que vendrá, pero sin precisar en qué momento. Así todas las generaciones y todas las épocas lo esperan ardientemente. Aunque el Señor haya dado a conocer las señales de su venida, no se advierte con claridad el término de las mismas, pues, sometidas a un cambio constante, estas señales han aparecido y han pasado ya; más aún, continúan todavía. La última venida del Señor, en efecto, será semejante a la primera. Pues, del mismo modo que los justos y los profetas lo deseaban, porque creían que aparecería en su tiempo, así también cada uno de los fieles de hoy desea recibirlo en su propio tiempo, por cuanto que Cristo no ha revelado el día de su aparición. Y no lo ha revelado para que nadie piense que él, dominador de la duración y del tiempo, está sometido a alguna necesidad o a alguna hora. Lo que el mismo Señor ha establecido, ¿cómo podría ocultársele, siendo así que él mismo ha detallado las señales de su venida? Ha puesto de relieve esas señales para que, desde entonces, todos los pueblos y todas las Vosotros sois pueblo de Dios 73 Vosotros sois pueblo de Dios 4. La esperanza nos sostiene épocas pensaran que el advenimiento de Cristo se realizaría en su propio tiempo. Velad, pues cuando el cuerpo duerme, es la naturaleza quien nos domina; y nuestra actividad entonces no está dirigida por la voluntad, sino por los impulsos de la naturaleza. Y cuando reina sobre el alma un pesado sopor —por ejemplo, la pusilanimidad o la melancolía—, es el enemigo quien domina al alma y la conduce contra su propio gusto. Se adueña del cuerpo la fuerza de la naturaleza, y del alma el enemigo. Por eso ha hablado nuestro Señor de la vigilancia del alma y del cuerpo, para que el cuerpo no caiga en un pesado sopor ni el alma en el entorpecimiento y el temor, como dice la Escritura: Sacudíos la modorra, como es razón; y también: Me he levantado y estoy contigo; y todavía: No os acobardéis. Por todo ello, nosotros, encargados de este ministerio, no nos acobardamos. (Del comentario de san Efrén, diácono, sobre el Diatésaron. Cap. 18,15-17: SC 121, 325-328). Es saludable aviso del Señor, nuestro maestro, que el que persevere hasta el final se salvará. Y también este otro: Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos mios; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Hemos de tener paciencia, y perseverar, hermanos queridos, para que, después de haber sido admitidos a la esperanza de la verdad y de la libertad, podamos alcanzar la verdad y la libertad mismas. Porque el que seamos cristianos es por la fe y la esperanza; pero es necesaria la paciencia, para que esta fe y esta esperanza lleguen a dar su fruto. Pues no vamos en pos de una gloria presente; buscamos la futura, conforme a la advertencia del apóstol Pablo cuando dice: En esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que se ve? Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia. Así pues, la esperanza y la paciencia nos son necesarias para completar en nosotros lo que hemos empezado a ser, y para conseguir, por concesión de Dios, lo que creemos y esperamos. En otra ocasión, el mismo Apóstol recomienda a los justos que obran el bien y guardan sus tesoros en el cielo, para obtener el ciento por uno, que tengan paciencia, diciendo: Mientras tenemos ocasión, trabajemos por el bien de todos, especialmente por el de la familia de la fe. No 74 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA 5. Una voz grita en el desierto nos cansemos de hacer el bien, que, si no desmayamos, a su tiempo cosecharemos. Estas palabras exhortan a que nadie, por impaciencia, decaiga en el bien obrar o, solicitado y vencido por la tentación, renuncie en medio de su brillante carrera, echando así a perder el fruto de lo ganado, por dejar sin terminar lo que empezó. En fin, cuando el Apóstol habla de la caridad, une inseparablemente con ella la constancia y la paciencia: La caridad es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educada ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. Indica, pues, que la caridad puede permanecer, porque es capaz de sufrirlo todo. Y en otro pasaje escribe: Sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu, con el vinculo de la paz. Con esto enseña que no puede conservarse ni la unidad ni la paz si no se ayudan mutuamente los hermanos y no mantienen el vínculo de la unidad, con auxilio de la paciencia. (Del tratado de san Cipriano, obispo y mártir, sobre los bienes de la paciencia. Núms. 13 15: CSEL 3, 406-408). Una voz grita en el desierto: «Preparad un camino al Señor, allanad una calzada para nuestro Dios». El profeta declara abiertamente que su vaticinio no ha de realizarse en Jerusalén, sino en el desierto; a saber, que se manifestará la gloria del Señor, y la salvación de Dios llegará a conocimiento de todos los hombres. Y todo esto, de acuerdo con la historia y a la letra, se cumplió precisamente cuando Juan Bautista predicó el advenimiento salvador de Dios en el desierto del Jordán, donde la salvación de Dios se dejó ver. Pues Cristo y su gloria se pusieron de manifiesto para todos cuando, una vez bautizado, se abrieron los cielos y el Espíritu Santo descendió en forma de paloma y se posó sobre él, mientras se oía la voz del Padre que daba testimonio de su Hijo: Éste es mi Hijo, el amado; escuchadlo. Todo esto se decía porque Dios había de presentarse en el desierto, impracticable e inaccesible desde siempre. Se trataba, en efecto, de todas las gentes privadas del conocimiento de Dios, con las que no pudieron entrar en contacto los justos de Dios y los profetas. Por este motivo, aquella voz manda preparar un camino para la Palabra de Dios, así como allanar sus obstáculos y asperezas, para que cuando venga nuestro Dios pueda caminar sin dificultad. Preparad un camino al Señor: se trata de la predicación evangélica y de la nueva consolación, con el deseo de que la salvación de Dios llegue a conocimiento de todos los hombres. Vosotros sois pueblo de Dios 75 Vosotros sois pueblo de Dios 6. Dios nos ha hablado en Cristo Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén. Estas expresiones de los antiguos profetas encajan muy bien y se refieren con oportunidad a los evangelistas: ellas anuncian el advenimiento de Dios a los hombres, después de haberse hablado de la voz que grita en el desierto. Pues a la profecía de Juan Bautista sigue coherentemente la mención de los evangelistas. ¿Cuál es esta Sión sino aquella misma que antes se llamaba Jerusalén? Y ella misma era aquel monte al que la Escritura se refiere cuando dice: El monte Sión donde pusiste tu morada; y el Apóstol: Os habéis acercado al monte Sión. ¿Acaso de esta forma se estará aludiendo al coro apostólico, escogido de entre el primitivo pueblo de la circuncisión? Y esta Sión y Jerusalén es la que recibió la salvación de Dios, la misma que a su vez se yergue sublime sobre el monte de Dios, es decir, sobre su Verbo unigénito: a la cual Dios manda que, una vez ascendida la sublime cumbre, anuncie la palabra de salvación. ¿Y quién es el que evangeliza sino el coro apostólico? ¿Y qué es evangelizar? Predicar a todos los hombres, y en primer lugar a las ciudades de Judá, que Cristo ha venido a la tierra. (De los comentarios de Eusebio de Cesarea, obispo, sobre el libro de Isaías. Cap. 40: : PG 24, 366-367). La principal causa por la cual en la ley antigua eran lícitas las preguntas que se hacían a Dios, y convenía que los profetas y sacerdotes quisiesen visiones y revelaciones de Dios, era porque entonces no estaba aún fundada la fe ni establecida la ley evangélica; y así, era menester que preguntasen a Dios y que él hablase, ahora por palabras, ahora por visiones y revelaciones, ahora en figuras y semejanzas, ahora en otras muchas maneras de significaciones. Porque todo lo que respondía y hablaba y obraba y revelaba eran misterios de nuestra fe y cosas tocantes a ella o enderezadas a ella. Pero ya que está fundada la fe en Cristo y manifiesta la ley evangélica en esta era de gracia, no hay para qué preguntarle de aquella manera, ni para qué él hable ya ni responda como entonces. Porque en darnos, como nos dio, a su Hijo —que es una Palabra suya, que no tiene otra—, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar. Y éste es el sentido de aquella autoridad, con que san Pablo quiere inducir a los hebreos a que se aparten de aquellos modos primeros y tratos con Dios de la ley de Moisés, y pongan los ojos en Cristo solamente, diciendo: Lo que antiguamente habló Dios en los profetas a nuestros padres de muchos modos y maneras, ahora a la postre, en estos días, nos lo ha hablado en el Hijo, todo de una vez. En lo cual da a entender el Apóstol, que Dios ha quedado ya como mudo, y no tiene más que hablar, porque lo que 76 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA 7. Las promesas de Dios se nos conceden por su Hijo hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado en él todo, dándonos el todo, que es su Hijo. Dios estableció el tiempo de sus promesas y el momento de su cumplimiento. Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios o querer alguna visión o revelación; no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra cosa o novedad. Porque le podría responder Dios de esta manera: «Si te tengo ya hablado todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra cosa que te pueda revelar o responder que sea más que eso, pon los ojos sólo en él; porque en él te lo tengo puesto todo y dicho y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas. El período de las promesas se extiende desde los profetas hasta Juan Bautista. El del cumplimiento, desde éste hasta el fin de los tiempos. Porque desde el día que bajé con mi espíritu sobre él en el monte Tabor, diciendo: Éste es mi amado Hijo en que me he complacido; a él oíd, ya alcé yo la mano de todas esas maneras de enseñanzas y respuestas, y se la di a él; oídle a él, porque yo no tengo más fe que revelar, más cosas que manifestar. Que si antes hablaba, era prometiéndoos a Cristo; y si me preguntaban, eran las preguntas encaminadas a la petición y esperanza de Cristo, en que habían de hallar todo bien, como ahora lo da a entender toda la doctrina de los evangelistas y apóstoles». (Del tratado de san Juan de la Cruz, presbítero, Subida al monte Carmelo. Libro 2, cap. 22, núms. 3-4). Fiel es Dios, que se ha constituido en deudor nuestro, no porque haya recibido nada de nosotros; sino por lo mucho que nos ha prometido. La promesa le pareció poco, incluso; por eso, quiso obligarse mediante escritura, haciéndonos, por decirlo así, un documento de sus promesas para que, cuando empezara a cumplir lo que prometió, viésemos en el escrito el orden sucesivo de su cumplimiento. El tiempo profético era, como he dicho muchas veces, el del anuncio de las promesas. Prometió la salud eterna, la vida bienaventurada en la compañía eterna de los ángeles, la herencia inmarcesible, la gloria eterna, la dulzura de su rostro, la casa de su santidad en los cielos y la liberación del miedo a la muerte, gracias a la resurrección de los muertos. Esta última es como su promesa final, a la cual se enderezan todos nuestros esfuerzos y que, una vez alcanzada, hará que no deseemos ni busquemos ya cosa alguna. Pero tampoco silenció en qué orden va a suceder todo lo relativo al final, sino que lo ha anunciado y prometido. Prometió a los hombres la divinidad, a los mortales la inmortalidad, a los pecadores la justificación, a los miserables la glorificación. Vosotros sois pueblo de Dios 77 Vosotros sois pueblo de Dios 8. Eva y María Sin embargo, hermanos, como a los hombres les parecía increíble lo prometido por Dios —a saber, que los hombres habían de igualarse a los ángeles de Dios, saliendo de esta mortalidad, corrupción, bajeza, debilidad, polvo y ceniza—, no sólo entregó la escritura a los hombres para que creyesen, sino que también puso un mediador de su fidelidad. Y no a cualquier príncipe, o a un ángel o arcángel, sino a su Hijo único. Por medio de éste había de mostrarnos y ofrecernos el camino por donde nos llevaría al fin prometido. Para Dios haber hecho a su Hijo manifestador del camino. Por eso, le hizo camino, para que, bajo su guía, pudieras caminar por él. Debía, pues, ser anunciado el unigénito Hijo de Dios en todos sus detalles: en que había de venir a los hombres y asumir lo humano, y, por lo asumido, ser hombre, morir y resucitar, subir al cielo, sentarse a la derecha del Padre y cumplir entre las gentes lo que prometió. Y, después del cumplimiento de sus promesas, también cumpliría su anuncio de una segunda venida, para pedir cuentas de sus dones, discernir los vasos de ira de los de misericordia, y dar a los impíos las penas con que amenazó, y a los justos los premios que ofreció. Todo esto debió ser profetizado, anunciado, encomiado como venidero, para que no asustase si acontecía de repente, sino que fuera esperado porque primero fue creído. (De los comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos. Salmo 109, 1-3: CCL, 40, 1601-1603). 78 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 El Señor vino y se manifestó en una verdadera condición humana que lo sostenía, siendo a su vez ésta su humanidad sostenida por él, y, mediante la obediencia en el árbol de la cruz, llevó a cabo la expiación de la desobediencia cometida en otro árbol, al mismo tiempo que liquidaba las consecuencias de aquella seducción con la que había sido vilmente engañada la virgen Eva, ya destinada a un hombre, gracias a la verdad que el ángel evangelizó a la Virgen María, prometida también a un hombre. Pues de la misma manera que Eva, seducida por las palabras del diablo, se apartó de Dios, desobedeciendo su mandato, así María fue evangelizada por las palabras del ángel, para llevar a Dios en su seno, gracias a la obediencia a su palabra. Y si aquélla se dejó seducir para desobedecer a Dios, ésta se dejó persuadir a obedecerle, que la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva. Así, al recapitular todas las cosas, Cristo fue constituido cabeza, pues declaró la guerra a nuestro enemigo, derrotó al que en un principio, por medio de Adán, nos había hecho prisioneros, y quebrantó su cabeza, como encontramos dicho por Dios a la serpiente en el Génesis: Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza, cuando tú la hieras. Con estas palabras, se proclama de antemano que aquel que había de nacer de una doncella y ser semejante a Adán habría de quebrantar la cabeza de la serpiente. Y esta descendencia es aquella misma de la que habla el Para la PARROQUIA 9. María y la Iglesia Apóstol en su carta a los Gálatas: La ley se añadió hasta que llegara el descendiente beneficiario de la promesa. Y lo expresa aún con más claridad en otro lugar de la misma carta, cuando dice: Pero cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer. Pues el enemigo no hubiese sido derrotado con justicia si su vencedor no hubiese sido un hombre nacido de mujer. Ya que por una mujer el enemigo había dominado desde el principio al hombre, poniéndose en contra de él. Por esta razón el mismo Señor se confiesa Hijo del hombre, y recapitula en sí mismo a aquel hombre primordial del que se hizo aquella forma de mujer: para que así como nuestra raza descendió a la muerte a causa de un hombre vencido, ascendamos del mismo modo a la vida gracias a un hombre vencedor. (Del tratado de san Ireneo; obispo contra las herejías. Libro 5, 19,1; 20, 2; 21, .1: SC 153, 248,250. 260-264). El Hijo de Dios es el primogénito entre muchos hermanos, y, siendo por naturaleza único, atrajo hacia sí muchos por la gracia, para que fuesen uno solo con él. Pues da poder para ser hijos de Dios a cuantos lo reciben. Así pues, hecho hijo del hombre, hizo a muchos hijos de Dios. Atrajo a muchos hacia sí, único como es por su caridad y su poder: y todos aquellos que por la generación carnal son muchos, por la regeneración divina son uno solo con él. Cristo es, pues, uno, formando un todo la cabeza y el cuerpo: uno nacido del único Dios en los cielos y de una única madre en la tierra; muchos hijos, a la vez que un solo hijo. Pues así como la cabeza y los miembros son un hijo a la vez que muchos hijos, asimismo María y la Iglesia son una madre y varias madres; una virgen y muchas vírgenes. Ambas son madres, y ambas vírgenes; ambas conciben sin voluptuosidad por obra del mismo Espíritu; dieron a luz sin pecado la descendencia de Dios Padre. María, sin pecado alguno, dio a luz la cabeza del cuerpo; la Iglesia, por la remisión de los pecados, dio a luz el cuerpo de la cabeza. Ambas son la madre de Cristo, pero ninguna de ellas dio a luz al Cristo total sin sin la otra. Por todo ello, en las Escrituras divinamente inspiradas, se entiende con razón como dicho en singular de la virgen Vosotros sois pueblo de Dios 79 Vosotros sois pueblo de Dios María lo que en términos universales se dice de la virgen madre Iglesia, y se entiende como dicho de la virgen madre Iglesia en general lo que en especial se dice de la virgen madre María; y lo mismo si se habla de una de ellas que de la otra, lo dicho se entiende casi indiferente y comúnmente como dicho de las dos. También se considera con razón a cada alma fiel como esposa del Verbo de Dios, madre de Cristo, hija y hermana, virgen y madre fecunda. Todo lo cual la misma sabiduría de Dios, que es el Verbo del Padre, lo dice universalmente de la Iglesia, especialmente de María y singularmente de cada alma fiel. Por eso dice la Escritura: Y habitaré en la heredad del Señor. Heredad del Señor que es universalmente la Iglesia, especialmente María y singularmente cada alma fiel. En el tabernáculo del vientre de María habitó Cristo durante nueve meses; hasta el fin del mundo, vivirá en el tabernáculo de la fe de la Iglesia; y, por los siglos de los siglos, morará en el conocimiento y en el amor del alma fiel. (De los sermones del beato Isaac; abad del monasterio de Stella. Sermón 51: PL 194, 1862-1863. 1865). 80 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA Lectura espiritual de los Santos Padres para el tiempo de Navidad-Epifanía 1. Misterio siempre nuevo La Palabra de Dios, nacida una vez en la carne (lo que nos indica la querencia de su benignidad y humanidad), vuelve a nacer siempre gustosamente en el espíritu para quienes lo desean; vuelve a hacerse niño, y se vuelve a formar en aquellas virtudes; y no es por malevolencia o envidia que disminuye la amplitud de su grandeza, sino que se manifiesta a sí mismo en la medida en que sabe que lo puede asimilar el que lo recibe, y así, al mismo tiempo que explora discretamente la capacidad de quienes desean verlo, sigue manteniéndose siempre fuera del alcance de su percepción, a causa de la excelencia del misterio. Por lo cual, el santo Apóstol, considerando sabiamente la fuerza del misterio, exclama: Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre; ya que entendía el misterio como algo siempre nuevo, al que nunca la comprensión de la mente puede hacer envejecer. Nace Cristo Dios, hecho hombre mediante la incorporación de una carne dotada de alma inteligente; el mismo que había otorgado a las cosas proceder de la nada. Mientras tanto, brilla en lo alto la estrella del Oriente y conduce a los Magos al lugar en que yace la Palabra encarnada; con lo que muestra que hay en la ley y los profetas una palabra místicamente superior, que dirige a las gentes a la suprema luz del conocimiento. Así pues, la palabra de la ley y de los profetas, entendida alegóricamente, conduce, como una estrella, al pleno conocimiento de Dios a aquellos que fueron llamados por la fuerza de la gracia, de acuerdo con el designio divino. Dios se hace efectivamente hombre perfecto, sin alterar nada de lo que es propio de la naturaleza, a excepción del pecado (pues ni el mismo pecado era propio de la naturaleza). Se hace efectivamente hombre perfecto a fin de provocar, con la vista del manjar de su carne, la voracidad insaciable y ávida del dragón infernal; y abatirlo por completo cuando ingiriera una carne que habría de convertírsele en veneno, porque en ella se hallaba oculto el poder de la divinidad. Esta carne sería al mismo tiempo remedio de la naturaleza humana, ya que el mismo poder divino presente en aquélla habría de restituir la naturaleza humana a la gracia primera. Y así como el dragón, deslizando su veneno en el árbol de la ciencia, había corrompido con su sabor la naturaleza, de la misma manera, al tratar de devorar la carne del Señor, se vio corrompido y destruido por la virtud de la divinidad que en ella residía. Inmenso misterio de la divina encarnación, que sigue siendo siempre misterio; pues, ¿de qué modo puede la Vosotros sois pueblo de Dios 81 Vosotros sois pueblo de Dios 2. En la plenitud de los tiempos vino la plenitud de la divinidad Palabra hecha carne seguir siendo su propia persona esencialmente, siendo así que la misma persona existe al mismo tiempo con todo su ser en Dios Padre? ¿Cómo la Palabra, que es toda ella Dios por naturaleza, se hizo toda ella por naturaleza hombre, sin detrimento de ninguna de las dos naturalezas: ni de la divina, en cuya virtud es Dios, ni de la nuestra, en virtud de la cual se hizo hombre? Sólo la fe capta estos misterios, ella precisamente que es la sustancia y la base de todas aquellas realidades que exceden la percepción y razón de la mente humana en todo su alcance. (De los Capítulos de las cinco centurias de san Máximo Confesor, abad. Centuria 1, 8-13: PG 90, 1182-1186). Ha aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre. Gracias sean dadas a Dios, que ha hecho abundar en nosotros el consuelo en medio de esta peregrinación, de este destierro, de esta miseria. Antes de que apareciese la humanidad de nuestro Salvador, su bondad se hallaba también oculta, aunque ésta ya existía, pues la misericordia del Señor es eterna. ¿Pero cómo, a pesar de ser tan inmensa, iba a poder ser reconocida? Estaba prometida, pero no se la alcanzaba a ver; por lo que muchos no creían en ella. Efectivamente, en distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios por los profetas. Y decía: Yo tengo designios de paz y no de aflicción. Pero ¿qué podía responder el hombre que sólo experimentaba la aflicción e ignoraba la paz? ¿Hasta cuándo vais a estar diciendo: «Paz, paz», y no hay paz? A causa de lo cual los mensajeros de paz lloraban amargamente, diciendo: Señor, ¿quién creyó nuestro anuncio? Pero ahora los hombres tendrán que creer a sus propios ojos, ya que los testimonios de Dios se han vuelto absolutamente creíbles. Pues para que ni una vista perturbada pueda dejar de verlo, puso su tienda al sol. Pero de lo que se trata ahora no es de la promesa de la paz, sino de su envío; no de la dilatación de su entrega, sino de su realidad; no de su anuncio profético, sino de su presencia. Es como si Dios hubiera vaciado sobre la tierra un saco lleno de su misericordia; un saco que ha- 82 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA bría de desfondarse en la pasión, para que se derramara nuestro precio, oculto en él; un saco pequeño, pero lleno. Y que un niño se nos ha dado, pero en quien habita toda la plenitud de la divinidad. Ya que, cuando llegó la plenitud del tiempo, hizo también su aparición la plenitud de divinidad. Vino en carne mortal para que, al presentar así ante quienes eran carnales, en la aparición de su humanidad se reconociese su bondad. Porque, cuando se pone de manifiesto la humanidad de Dios, ya no puede mantenerse oculta su bondad. ¿De qué manera podía manifestar mejor su bondad que asumiendo mi carne? La mía, no la de Adán, es decir, no la que Adán tuvo antes del pecado. su bondad; y cuanto más se dejó envilecer por mí, tanto más querido me es ahora. Ha aparecido —dice el Apóstol— la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre. Grandes y manifiestos son, sin duda, la bondad y el amor de Dios, y gran indicio de bondad reveló quien se preocupó de añadir a la humanidad el nombre de Dios. (De los sermones de san Bernardo, abad. Sermón 1 en la Epifanía del Señor, 1-2: PI, 133, 141-143). ¿Hay algo que pueda declarar más inequívocamente la misericordia de Dios que el hecho de haber aceptado nuestra miseria? ¿Qué hay más rebosante de piedad que la Palabra de Dios convertida en tan poca cosa por nosotros? Señor, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? Que deduzcan de aquí los hombres lo grande que es el cuidado que Dios tiene de ellos; que se enteren de lo que Dios piensa y siente sobre ellos. No te preguntes, tú, que eres hombre, por lo que has sufrido, sino por lo que sufrió él. Deduce de todo lo que sufrió por ti, en cuánto te tasó, y así su bondad se te hará evidente por su humanidad. Cuanto más pequeño se hizo en su humanidad, tanto más grande se reveló en Vosotros sois pueblo de Dios 83 Vosotros sois pueblo de Dios 3. La Palabra tomó de María nuestra condición La Palabra tendió, una mano a los hijos de Abrahán, como afirma el Apóstol, y por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos y asumir un cuerpo semejante al nuestro. Por esta razón, en verdad, María está presente en este misterio, para que de ella la Palabra tome un cuerpo y, como propio, lo ofrezca por nosotros. La Escritura habla del parto y afirma: Lo envolvió en pañales; y se proclaman dichosos los pechos que amamantaron al Señor, y, por el nacimiento de este primogénito, fue ofrecido el sacrificio prescrito. El ángel Gabriel había anunciado esta concepción con palabras muy precisas, cuando dijo a María no simplemente «lo que nacerá en ti» —para que no se creyese que se trataba de un cuerpo introducido desde el exterior—, sino de ti, para que creyéramos que aquel que era engendrado en María procedía realmente de ella. Estas cosas sucedieron de esta forma para que la Palabra, tomando nuestra condición y ofreciéndola en sacrificio, la asumiese completamente, y revistiéndonos después a nosotros de su condición, diese ocasión al Apóstol para afirmar lo siguiente: Esto corruptible tiene que vestirse de incorrupción, y esto mortal tiene que vestirse de inmortalidad. Estas cosas no son una ficción, como algunos juzgaron; ¡tal postura es inadmisible! Nuestro Salvador fue verda- 84 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 deramente hombre, y de él ha conseguido la salvación el hombre entero. Porque de ninguna forma es ficticia nuestra salvación ni afecta sólo al cuerpo, sino que la salvación de todo el hombre, es decir, alma y cuerpo, se ha realizado en aquel que es la Palabra. Por lo tanto, el cuerpo que el Señor asumió de María era un verdadero cuerpo humano, conforme lo atestiguan las Escrituras; verdadero, digo, porque fue un cuerpo igual al nuestro. Pues María es nuestra hermana, ya que todos nosotros hemos nacido de Adán. Lo que Juan afirma: La Palabra se hizo carne, tiene la misma significación, como se puede concluir de la idéntica forma de expresarse. En san Pablo encontramos escrito: Cristo se hizo por nosotros un maldito. Pues al cuerpo humano, por la unión y comunión, con la Palabra, se le ha concedido un inmenso beneficio: de mortal se ha hecho inmortal, de animal se ha hecho espiritual, y de terreno ha penetrado las puertas del cielo. Por otra parte, la Trinidad, también después de la encarnación de la Palabra en María, siempre sigue siendo la Trinidad, no admitiendo ni aumentos ni disminuciones, siempre es perfecta, y en la Trinidad se reconoce una única Deidad, y así la Iglesia confiesa a un único Dios, Padre de la Palabra. (De las cartas de san Atanasio, obispo. Carta a Epicteto, 5-9: PG 26, 1058. 1062-1066). Para la PARROQUIA 4. La Palabra hecha carne nos diviniza No prestamos nuestra adhesión a discursos vacíos ni nos dejamos seducir por pasajeros impulsos del corazón, como tampoco por el encanto de discursos elocuentes, sino que nuestra fe se apoya en las palabras pronunciadas por el poder divino. Dios se las ha ordenado a su Palabra, y la Palabra las ha pronunciado, tratando con ellas de apartar al hombre de la desobediencia, no dominándolo como a un esclavo por la violencia que coacciona, sino apelando a su libertad y plena decisión. Fue el Padre quien envió la Palabra, al fin de los tiempos. Quiso que no siguiera hablando por medio de un profeta, ni que se hiciera, adivinar mediante anuncios velados; sino que le dijo que se manifestara a rostro descubierto, a fin de que el mundo, al verla, pudiera salvarse. Sabemos que esta Palabra tomó un cuerpo de la Virgen, y que asumió al hombre viejo, transformándolo. Sabemos que se hizo hombre de nuestra misma condición, porque, si no hubiera sido así, sería inútil que luego nos prescribiera imitarle como maestro. Porque, si este hombre hubiera sido de otra naturaleza, ¿cómo habría de ordenarme las mismas cosas que él hace, a mí, débil por nacimiento, y cómo sería entonces bueno y justo? Para que nadie pensara que era distinto de nosotros, se sometió a la fatiga, quiso tener hambre y no se negó a pasar sed, tuvo necesidad de descanso y no rechazó el sufrimiento, obedeció hasta la muerte y manifestó su resurrección, ofreciendo en todo esto su humanidad como primicia, para que tú no te descorazones en medio de tus sufrimientos, sino que, aun reconociéndote hombre, aguardes a tu vez lo mismo que Dios dispuso para él. Cuando contemples ya al verdadero Dios, poseerás un cuerpo inmortal e incorruptible, junto con el alma, y obtendrás el reino de los cielos, porque, sobre la tierra, habrás reconocido al Rey celestial; serás íntimo de Dios, coheredero de Cristo, y ya no serás más esclavo de los deseos, de los sufrimientos y de las enfermedades, porque habrás llegado a ser dios. Porque todos los sufrimientos que has soportado, por ser hombre, te los ha dado Dios precisamente porque lo eras; pero Dios ha prometido también otorgarte todos sus atributos, una vez que hayas sido divinizado y te hayas vuelto inmortal. Es decir, conócete a ti mismo mediante el conocimiento de Dios, que te ha creado, porque conocerlo y ser conocido por él es la suerte de su elegido. No seáis vuestros propios enemigos, ni os volváis hacia atrás, porque Cristo es el Dios que está por encima de todo: él ha ordenado purificar a los hombres del pecado, y él es quien renueva al hombre viejo, al que ha llamado desde el comienzo imagen suya, mostrando, por su impronta en ti, el amor que, te tiene. Y, si tú obedeces sus Vosotros sois pueblo de Dios 85 Vosotros sois pueblo de Dios 5. El nacimiento del Señor es el nacimiento de la paz órdenes y te haces buen imitador de este buen maestro, llegarás a ser semejante a él y recompensado por él; porque Dios no es pobre, y te divinizará para su gloria. (Del tratado de san Hipólito, presbítero. Refutación de todas las herejías. Cap. 10, 33-34: PG 16, 3452-3453). Aunque aquella infancia, que la majestad del Hijo de Dios se dignó hacer suya, tuvo como continuación la plenitud de una edad adulta, y, después del triunfo de su pasión y resurrección, todas las acciones de su estado de humildad, que el Señor asumió por nosotros, pertenecen ya al pasado, la festividad de hoy renueva ante nosotros los sagrados comienzos de Jesús, nacido de la Virgen María; de modo que, mientras adoramos el nacimiento de nuestro Salvador, resulta que estamos celebrando nuestro propio comienzo. Efectivamente, la generación de Cristo es el comienzo del pueblo cristiano, y el nacimiento de la cabeza lo es al mismo tiempo del cuerpo. Aunque cada uno de los que llama el Señor a formar parte de su pueblo sea llamado en un tiempo determinado y aunque todos los hijos de la Iglesia hayan sido llamados cada uno en días distintos, con todo, la totalidad de los fieles, nacida en la fuente bautismal, ha nacido con Cristo en su nacimiento, del mismo modo que ha sido crucificada con Cristo en su pasión, ha sido resucitada en su resurrección y ha sido colocada a la derecha del Padre en su ascensión. Cualquier hombre que cree —en cualquier parte del mundo—, y se regenera en Cristo, una vez interrumpido el camino de su vieja condición original, pasa a ser un nuevo 86 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA hombre al renacer; y ya no pertenece a la ascendencia de su padre carnal, sino a la simiente del Salvador, que se hizo precisamente Hijo del hombre, para que nosotros pudiésemos llegar a ser hijos de Dios. Pues si él no hubiera descendido hasta nosotros revestido de esta humilde condición, nadie hubiera logrado llegar hasta él por sus propios méritos. Por eso, la misma magnitud del beneficio otorgado exige de nosotros una veneración proporcionada a la excelsitud de esta dádiva. Y, como el bienaventurado Apóstol nos enseña, no hemos recibido el espíritu de este mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, a fin de que conozcamos lo que Dios nos ha otorgado; y el mismo Dios sólo acepta como culto piadoso el ofrecimiento de lo que él nos ha concedido. ¿Y qué podremos encontrar en el tesoro de la divina largueza tan adecuado al honor de la presente festividad como la paz, lo primero que los ángeles pregonaron en el nacimiento del Señor? Que los que no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios, ofrezcan, por tanto, al Padre la concordia que es propia de hijos pacíficos, y que todos los miembros de la adopción converjan hacia el Primogénito de la nueva creación, que vino a cumplir la voluntad del que le enviaba y no la suya: puesto que la gracia del Padre no adoptó como herederos a quienes se hallaban en discordia e incompatibilidad, sino a quienes amaban y sentían lo mismo. Los que han sido reformados de acuerdo con una sola imagen deben ser concordes en el espíritu. El nacimiento del Señor es el nacimiento de la paz: y así dice el Apóstol: Él es nuestra paz; él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, ya que, tanto los judíos como los gentiles, por su medio podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu. (De los sermones de san León Magno, papa. Sermón 6 en la Natividad del Señor, 2-3. 5: PL 54, 213-216). La paz es la que engendra los hijos de Dios, alimenta el amor y origina la unidad, es el descanso de los bienaventurados y la mansión de la eternidad. El fin propio de la paz y su fruto específico consiste en que se unan a Dios los que el mismo Señor separa del mundo. Vosotros sois pueblo de Dios 87 Vosotros sois pueblo de Dios 6. Dios ha manifestado su salvación en todo el mundo La misericordiosa providencia de Dios, que ya había decidido venir en los últimos tiempos en ayuda del mundo que perecía, determinó de antemano la salvación de todos los pueblos en Cristo. De estos pueblos se trataba en la descendencia innumerable que fue en otro tiempo prometida al santo patriarca Abrahán, descendencia que no sería engendrada por una semilla de carne, sino por la fecundidad de la fe, descendencia comparada a la multitud de las estrellas, para quien de este modo el padre de todas las naciones esperara una posteridad no terrestre, sino celeste. Así pues, que todos los pueblos vengan a incorporarse a la familia de los patriarcas, y que los hijos de la promesa reciban la bendición de la descendencia de Abrahán, a la cual renuncian los hijos según la carne. Que todas las naciones, en la persona de los tres Magos, adoren al Autor del universo, y que Dios sea conocido, no ya sólo en Judea, sino también en el mundo entero, para que por doquier sea grande su nombre en Israel. Instruidos en estos misterios de la gracia divina, queridos míos, celebremos con gozo espiritual el día que es de nuestras primicias y aquél en que comenzó la salvación de los paganos. Demos gracias al Dios misericordioso quien, según palabras del Apóstol, nos ha hecho capaz de compartir la herencia del pueblo santo en la luz; él 88 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido. Porque, como profetizó Isaías, el pueblo que caminaba en tinieblas vio una grande; habitaban en tierra de sombras, y una luz les brilló. También a propósito de ellos dice el propio Isaías al Señor: Naciones que no te conocían te invocarán, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti. Abrahán vio este día, y se llenó de alegría, cuando supo que sus hijos según la fe serían benditos en su descendencia, a saber, en Cristo, y él se vio a sí mismo, por su fe, como futuro padre de todos los pueblos, dando gloria a Dios, al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete. También David anunciaba este día en los salmos cuando decía: Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre; y también: El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia. Esto se ha realizado, lo sabemos, en el hecho de que tres magos, llamados de su lejano país, fueron conducidos por una estrella para conocer y adorar al Rey del cielo y de la tierra. La docilidad de los magos a esta estrella nos indica el modo de nuestra obediencia, para que, en la medida de nuestras posibilidades, seamos servidores de esa gracia que llama a todos los hombres a Cristo. Para la PARROQUIA Animados por este celo, debéis aplicaros, queridos míos, a seros útiles los unos a los otros, a fin de que brilléis como hijos de la luz en el reino de Dios, al cual se llega gracias a la fe recta y a las buenas obras; por nuestro Señor Jesucristo que, con Dios Padre y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. (De los sermones de san León Magno, papa. Sermón 3 en la Epifanía del Señor, 1-3. 5: PI, 54, 240 ). Vosotros sois pueblo de Dios 89 Vosotros sois pueblo de Dios Novena de Navidad “La Novena de Navidad nació para comunicar a los fieles las riquezas de una Liturgia a la cual no tenían fácil acceso. La novena navideña ha desempeñado una función valiosa y la puede continuar desempeñando. Sin embargo en nuestros días, en los que se ha facilitado la participación del pueblo en las celebraciones litúrgicas, sería deseable que en los días 16 al 24 de diciembre se solemnizara la celebración de las Vísperas con las ‘antífonas mayores’ y se invitara a participar a los fieles. Esta celebración, antes o después de la cual podrían tener lugar algunos de los elementos especialmente queridos por la piedad popular, sería una excelente ‘novena de Navidad’ plenamente litúrgica y atenta a las exigencias de la piedad popular. En la celebración de las Vísperas se pueden desarrollar algunos elementos, tal como está previsto (p. ej. homilía, uso del incienso, adaptación de las preces)”. (Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, Directorio sobre la piedad popular y la liturgia. Principios y orientaciones. Ciudad del Vaticano 2002. nº. 103). Teniendo en cuenta las orientaciones anteriores y dejando la forma de realización al criterio de cada Parroquia, la Comisión de Espiritualidad en el marco del Itinerario de Evangelización en el que está inmersa nuestra Diócesis propone un recorrido de nueve días basado en textos de la Palabra de Dios, para meditar y reflexionar sobre figuras, símbolos y hechos destacados en el periodo del tiempo de Adviento-Navidad y Epifanía que nos ayudan a vivir en plenitud el hecho redentor de la encarnación del Hijo de Dios . 90 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA Antífonas sugeridas para acabar cada día de la novena Para hacer este recorrido espiritual con pleno sentido cristológico, os sugerimos acabar cada día la novena con las antífonas llamadas de la “oh”, dado que son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre. Cada antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del A.T., pero entendido con la plenitud del N.T. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más. Son un llamamiento al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y, también son, una manifestación del sentimiento con que todos los años, de nuevo, le espera la Iglesia en los días que preceden a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador. Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del A.T. como de la Iglesia del N.T. Estas antífonas de la “Oh” son siete, y la Iglesia las canta con el Magníficat del Oficio de Vísperas desde el día 16 hasta el día 24 de diciembre. Nosotros os las presentamos unidas para facilitar su recitación meditada en cada día. Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ¡ven y muéstranos el camino de la salvación! Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ¡ven a librarnos con el poder de tu brazo! Oh Raíz del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ¡ven a librarnos, no tardes más! Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ¡ven y libra los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte! Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la Luz Eterna, Sol de justicia, ¡ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte! Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ¡ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra! Oh Emmanuel, Rey y Legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ¡ven a salvarnos, Señor Dios nuestro! Vosotros sois pueblo de Dios 91 Vosotros sois pueblo de Dios 16 de diciembre 17 de diciembre Primer día María Virgen Segundo día San José Monición. En la encíclica Redemptoris Mater decía San Juan Pablo II “¿no es tal vez María la primera entre aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen?”. María fue la primera en recibir la noticia del nacimiento del Salvador, fue la primera en acoger la palabra en su corazón e interrumpir sus planes para aceptar en su vida la voluntad de Dios. Monición. Nos acercamos ahora a la figura de José; seguramente sería un joven, con las ilusiones de casarse con María. Ellos ya estaban comprometidos así que sólo faltaba esperar un tiempo y llevar adelante sus planes. Pero las dudas invaden su corazón y él pone sus preocupaciones en manos del Señor. José desea respuestas sobre lo sucedido y Dios necesita la respuesta de José para poner al Hijo bajo su cuidado. Texto bíblico. “Y le dijo el ángel: ‘No temas María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un Hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y llamado Hijo del Altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá fin’. Dijo entonces María: — ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’. Y el ángel la dejó” (Lc 1, 30-38). Oración-meditación. María, desde su actitud oyente y silente, confió sin entender; te pedimos que aumentes nuestra fe para que sepamos confiar en tu Amor infinito aunque muchas veces no encontremos respuestas para explicar lo que sucede en nuestra vida. Señor, queremos oír y entender tu Palabra para que ilumine los acontecimientos y decisiones de nuestra vida. Padrenuestro, Ave María y Gloria. Texto bíblico. “El nacimiento de Jesucristo fue así: Su madre María estaba desposada con José; y antes de que se unieran, resultó que ella había concebido del Espíritu Santo. José, su marido, como era un hombre justo y no quería difamarla, se propuso dejarla secretamente. Mientras él pensaba en esto, he aquí que un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que ha sido engendrado en ella es obra del Espíritu Santo’. […] Cuando José despertó del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que ella dio a luz un hijo, y llamó su nombre Jesús” (Mt 1,18-20,24-25). Oración-meditación. José está preocupado, tiene miedo, en su indeción e inseguridad, confía. Señor cura nuestros miedos; que tu presencia amorosa nos acompañe siempre en las decisiones que tomamos cada día. Padrenuestro, Ave María y Gloria. 92 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA 18 de diciembre Tercer día María visita a su prima Isabel Monición. En el encuentro de María y su prima Isabel, vemos la alegría de dos mujeres unidas por la maternidad. Una maternidad que manifiesta el cumplimiento de la voluntad de Dios. En el relato de la Visitación, san Lucas muestra cómo la gracia de la Encarnación, después de haber inundado a María, lleva salvación y alegría a la casa de Isabel. El Salvador de los hombres oculto en el seno de su Madre, derrama el Espíritu Santo, manifestándose ya desde el comienzo de su venida al mundo. Texto bíblico. “Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!’. Y dijo María: ‘Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador’” (Lc 1,41-43; 46-47). Oración-meditación. Isabel embarazada reconoce la maternidad divina de María. La sensibilidad femenina ha sido capaz de descubrir aquello que estaba oculto. Y María, cuando canta el Magnificat reconoce la acción del Señor sobre los marginados. El servicio, la humildad, la apertura a la vida, el fiarse de la mano de Dios, todas estas son cualidades que se encuentran en el corazón de la madre. Señor, queremos ser como Isabel y María para confiar en tu Amor sabiendo que sólo desde la humildad, se puede descubrir tus caminos, tus obras. Padrenuestro, Ave María y Gloria. Vosotros sois pueblo de Dios 93 Vosotros sois pueblo de Dios 19 de diciembre Cuarto día La mula y el buey Monición. Estos dos animales nos hablan de la armonía de la creación, que llega a su plenitud en la figura de Jesucristo. Pero también nos recuerdan que Jesús fue calentado y acogido por animales porque ningún hombre quiso recibirlo en su casa. La mula y el buey son expresión de esa pobreza elegida por Dios, Ambos se relacionan con el texto de Isaías. Texto bíblico. “Por aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, por el que se debía proceder a un censo en todo el imperio. Este fue el primer censo, siendo Quirino gobernador de Siria. Todos, pues, empezaron a moverse para ser registrados cada uno en su ciudad natal. José también, que estaba en Galilea, en la ciudad de Nazaret, subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, porque era descendiente de David; allí se inscribió con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto, y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa” (Lc 2,1-7). “El buey reconoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo: pero Israel no me reconoce, y mi pueblo no entiende mi voz” (Is 1, 3). 94 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Oración-meditación. María dió a luz a Jesús en un establo para mostrarnos que en la pobreza es donde Dios reina. El relato bíblico alude al humilde y pobre nacimiento del Hijo de Dios ignorado por casi todos. Señor transforma nuestras vidas en una realidad humilde propia del pobre para que sepamos agradecer que todo nos viene de Dios, no de nuestras riquezas. Padrenuestro, Ave María y Gloria. Para la PARROQUIA 20 de diciembre 21 de diciembre Quinto día Los ángeles Sexto día Los pastores Monición. Los ángeles aparecen en la Biblia como aquellos seres que llevan una buena noticia de Dios a los demás, comprometen a los que reciben su mensaje y los protegen de los peligros que los amenazan. Monición. Los pastores formaban parte del pueblo sencillo de la tierra de Palestina. Son los primeros destinatarios de la Buena Noticia para todos, el nacimiento del Salvador. Acuden a contemplar a Jesús y son portavoces del mensaje revelado por el ángel. Al marcharse alaban a Dios porque todo sucedió como les había sido anunciado. Ellos nos muestran cómo la fe nace de un corazón humilde que confía en la palabra del Señor. Texto bíblico. “Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace»” (Lc 2,8-14). Oración-meditación. Los ángeles van a anunciar a los más pobres la buena noticia del nacimiento de Jesús, son portadores de alegría, y les muestran el camino a los demás para encontrar esta alegría. Señor, danos el don de celebrar nuestras vidas; que todo lo que hagamos, pensemos y sintamos se convierta en alabanza y alegría que cante tu Nombre. Texto bíblico. “Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado». Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho” (Lc, 2-15-20). Padrenuestro, Ave María y Gloria. Vosotros sois pueblo de Dios 95 Vosotros sois pueblo de Dios 22 de diciembre Septimo día La estrella de Belén Oración-meditación. Para acercarnos a Jesús tenemos que desprendernos de nuestras ideas, opiniones, cosas, poderes, para comprender que todo procede y termina en Dios. Pobre es aquél que se abandona en los brazos del Padre. Señor, ¡estamos tan llenos de nosotros mismos! Enséñanos la humildad de los pastores de Belén. Padrenuestro, Ave María y Gloria. Monición. La Estrella de Belén fue, según la tradición cristiana, el astro que guió a los Magos al lugar del nacimiento de Jesus El Evangelio de Mateo menciona que los Reyes Magos vieron aparecer por el Oeste la Estrella de Belén, viajaron siguiendo la estrella, y ésta se detuvo sobre el lugar en el que Jesús había nacido. La estrella de Belén es un signo. Estar atento a los signos de los tiempos es vivir en relación profunda con Dios, con los hermanos y con la creación. Texto bíblico. “Ellos, después de oír al rey, se marcharon y la estrella que habían visto en Oriente iba delante de ellos hasta que fue a posarse sobre el lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella experimentaron una grandísima alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre y postrándose, lo adoraron; abrieron sus tesoros y le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra” (Mt 2, 9-11). 96 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA 23 de diciembre Octavo día Los Reyes Magos Oración-meditación. La estrella de Belén, es el signo que guía a los hombres para encontrar al Salvador que acaba de nacer. Sin embargo no todos la encuentran; sólo la descubren los que miran el mundo con otros ojos; los ojos que buscan al Dios verdadero. Señor, danos nuevos ojos para encontrarte en nuestro corazón y en el corazón de los que nos rodean; que sepamos mirar a los otros con una mirada nueva comprensiva y amorosa que nos ayude a descubrir todo aquello que nos une, evitando poner el acento en lo que nos separa. Padrenuestro, Ave María y Gloria. Monición. La tradición cristiana nos ha presentado a los tres reyes magos como hombres sabios que siguen los signos de los tiempos: una estrella brillante en el cielo. Texto bíblico. “Jesús había nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo». Herodes y toda Jerusalén quedaron muy alborotados al oír esto, reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, pues así lo escribió el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en absoluto la más pequeña entre los pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el que apacentará a mi pueblo, Israel. Entonces Herodes llamó en privado a los Magos, y les hizo precisar la fecha en que se les había aparecido la estrella. Después los envió a Belén y les dijo: «Id y averiguad bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo encontréis, avisadme, porque yo también iré a adorarlo». Después de esta entrevista con el rey, los Magos se pusieron en camino; y fíjense: la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. ¡Qué alegría más Vosotros sois pueblo de Dios 97 Vosotros sois pueblo de Dios 24 de diciembre Noveno día El niño Jesús grande: habían visto otra vez a la estrella! Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra. Monición. Afirmar que Dios se ha hecho hombre, es afirmar que Él no es un Dios lejano; sabe de nuestras limitaciones y condicionamientos, comparte con nosotros su voluntad, acompañándonos en nuestra vida cotidiana. Luego se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes, así que regresaron a su país por otro camino” (Mt 2, 1-12). Con dos versículos de diferencia, San Mateo indica dos de los nombres que recibirá el Niño nacido de la Virgen: Jesús y Emmanuel. Ambos nombres se complementan, el nombre que se anuncia en Isaías (Emmanuel) es el nombre profético de Cristo, y el nombre de Jesús es su nombre propio y personal. El nombre profético sólo indica lo que significará para los hombres, en aquel momento, el nacimiento de este niño. Será “Dios con nosotros” de un modo particular. Oración-meditación. Los Reyes Magos iban en busca del Mesías. Pero la estrella los guió a la pobre ciudad de Belén y ellos, aun sin entender, se pusieron en camino. La estrella iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Al entrar al humilde establo, lo vieron con María, su madre; allí se arrodillaron y lo adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra. Señor, que esta Navidad sea un impulso renovado para ponernos en camino. Que podamos caminar “ligeros de equipaje”. Queremos ir a tu encuentro, confiando en los signos que pones en nuestras vidas, como los magos de Oriente. Padrenuestro, Ave María y Gloria. 98 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Texto bíblico: “Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros” (Mt 1,21-:23). Para la PARROQUIA Oración-meditación. Padre bueno, te agradecemos la posibilidad de compartir con otras familias que no conocemos la alegría del nacimiento de tu Hijo, Jesucristo. Señor, que este gesto de fe y amor se multiplique hasta los confines de la tierra. Padrenuestro, Ave María y Gloria. Vosotros sois pueblo de Dios 99 Vosotros sois pueblo de Dios Cáritas Diocesana 100 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Guión de oración de Cáritas para la Comunidad Parroquial Para la PARROQUIA Oración para allanar el camino del Señor Ambientación del lugar Colocaremos sobre una mesita con telas, una Biblia rodeada por las velas de Adviento para presidir la oración. Antes de empezar se puede dejar música de fondo. Se entregará a cada participante la hoja fotocopiada con los textos que hay al final de este guión. DESARROLLO de la ORACIÓN Lector 1: Comenzamos esta oración poniéndonos en presencia de nuestro Padre Madre Dios y escuchando estas palabras de su evangelio. Lector 2 proclama el texto bíblico de Is 61,1-2ª.10-11 que hay fotocopiado en la hoja. Lector 1: En este tiempo de Adviento, de espera confiada, nos ponemos en oración. Desde Cáritas, desde la Iglesia comprometida con el prójimo herido, vivimos en espera continua, tratando de allanar los caminos para que venga el Señor con todo su esplendor, el esplendor del Reino de Dios. Necesitamos ponernos en oración, unirnos a nuestro Padre Madre Dios, para que seamos sus ungidos, sus enviados, para que fecunde nuestras obras, y así seamos buena noticia a los que sufren, curemos corazones desgarrados, liberemos a los oprimidos y hagamos así presente el Reino que esperamos. Leemos a dos coros el Salmo de la Esperanza, y después dejaremos unos minutos para que cada uno lo relea e interiorice haciendo oración con él. Pasados unos 8 minutos, el lector 3 leerá el texto bíblico de 1Tes 5,16-24. Lector 1: Seamos constantes en la oración, y la alegría nunca desaparecerá de nuestra alma; nuestra vida será una continua acción de gracias, porque el Padre Madre Dios, que derrama su Espíritu continuamente sobre nosotros, hará obras grandes en nosotros y a través de nosotros. Leemos a dos coros el Salmo de Abandono, y después dejaremos unos minutos para que cada uno lo relea e interiorice haciendo oración con él. Pasados unos 8 minutos, el lector 4 leerá el texto evangélico de Jn 1,6-8.19-28. Lector 1: Desde Cáritas, desde la Iglesia comprometida con el prójimo herido, estamos llamados a allanar el camino al Señor, a ser testigos de la luz dando vida a los que viven Vosotros sois pueblo de Dios 101 Vosotros sois pueblo de Dios Oración para allanar el camino del Señor oprimidos por la oscuridad de la injusticia. Leemos a dos coros el Salmo para dar la Vida, y después dejaremos un tiempo para que cada uno lo relea e interiorice, y el que quiera podrá decir en voz alta la frase que más le ha calado o tocado el corazón de este salmo, y si quiere también podrá decir alguna frase que más le haya calado o tocado de los salmos anteriores que hemos meditado. Pasados unos 12 minutos, después de que nadie quede por decir sus frases, el lector 1 dirá: En estos momentos, si alguien quiere hacer una petición, alguna acción de gracias, o compartir algo de lo vivido en este espacio de oración, ahora es el momento de hacerlo. Para terminar vamos a rezar juntos, cogidos de la mano, la oración que Jesús nos enseñó, y después de rezarla nos daremos un abrazo de paz: Padre nuestro… 102 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros, la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos” (Is 61, 1-2a. 10-11). Para la PARROQUIA Salmo de Esperanza A ti, Señor, levanto mis ojos a ti que habitas en el cielo a ti que habitas en nuestra tierra, entre nosotros, en nuestro corazón. Levanto mis ojos a ti, mi Dios de VIDA, de donde viene mi esperanza. La esperanza me llega a borbotones de tu inmenso amor, de que no te olvidas nunca de mí. Muchas personas ponen su esperanza en el tener y poseer, en una buena posición social, en su autosuficiencia, en el éxito y estar en los primeros puestos. pues tú eres desbordante, sorprendente. Nunca dejas de acoger mis pies cansados. Por eso, por todo y por siempre, tú, Señor, eres mi esperanza. “Hermanos: Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. En toda ocasión tened la Acción de Gracias: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas” (1Tes 5, 16-24). Mi esperanza es pronunciar tu nombre. Mi alegría se llama conocerte, saber de tu bondad infinita, más allá de donde alcanza mi razón. tú eres una puerta abierta, una ventana llena de luz. Cuando los demás me miran, me preguntan por qué sigo creyendo, por qué tú sigues siendo mi esperanza. Me digo: si te conocieran, si supieran sólo un poco de ti, si ellos descubrieran lo que tú me has dado, estoy seguro de que no dirían lo que dicen; Vosotros sois pueblo de Dios 103 Vosotros sois pueblo de Dios Salmo de abandono Quiero, Señor, en tus manos grandes, dejarme moldear como arcilla con su alfarero, dejarme abandonar en el amor. Haz, Señor, que en este día sienta que tú eres mi fortaleza, mi refugio en los momentos de peligro. Quiero vivir como un niño en brazos de su madre. Cobijado como el polluelo bajo las alas de su madre. Déjame, Señor, que de verdad crea que tú eres mi Padre-Madre, que me cuidas más que al pájaro y la rosa. Déjame acurrucarme en la noche, en la ternura de tu inmenso cariño. Cuando me sobrevenga el fracaso, la dificultad, la angustia, la oscuridad… descúbreme que tú eres mi SALVACIÓN, lo mejor que me ha ocurrido en mi vida. Quiero habitar siempre en tu presencia, de día, de noche, en la alegría, en la tristeza, sintiendo tu aliento y tu calor que en todo momento me envuelve. Quiero dejarme en tus manos, abandonado de todas las preocupaciones, con el gozo de que tú me sostienes y me alimentas sentándome a tu mesa. 104 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: — ¿Tú quién eres? Él confesó sin reservas: — Yo no soy el Mesías. Le preguntaron: — Entonces ¿qué? ¿Eres tú Elías? Él dijo: — No lo soy. — ¿Eres tú el Profeta? Respondió: —No. Y le dijeron: — ¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo? Él contestó: —Yo soy «la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor» (como dijo el Profeta Isaías). Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: —Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta? Juan les respondió: —Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia. Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan. Para la PARROQUIA Salmo para Dar la Vida Señor, dame la valentía de arriesgar la vida por ti, el gozo desbordante de gastarme en tu servicio. Dame, Señor, alas para volar y pies para caminar al paso de los hombres. Dame capacidad de entrega, Señor, entrega para “dar la vida” desde la vida, la de cada día. Infúndenos, Señor, el deseo de darnos y entregarnos, de dejar la vida en el servicio a los más vulnerables. Señor, haznos constructores de tu vida, propagadores de tu reino. Ayúdanos a poner la tienda en medio de los hombres para llevarles el tesoro de tu amor que salva. Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu para ser conducidos a dar la vida desde la cruz, desde la vida que brota cuando el grano muere en el surco. Vosotros sois pueblo de Dios 105 Vosotros sois pueblo de Dios Cáritas Diocesana 106 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Guión litúrgico para la eucaristía del tercer domingo de mes cuya colecta se destina a la Cáritas Parroquial Para la PARROQUIA 14 de diciembre Tercer domingo de Adviento Ambientación Palabra de Dios En el altar, o sobre una pared visible a todos, se pondrá este cartel: Monición a la 1ª lectura: Is 61,1-2ª.10-11 Allanad el camino del Señor. Haced presente el Reino con vuestra vida Monición de entrada Ahora mismo, a cada uno de los que hemos venido a esta eucaristía, Dios nos está diciendo: Gracias por estar aquí; gracias por haberlo dejado todo para venir a participar juntos en la mesa de la Fraternidad, en la mesa que anticipa y hace posible la presencia del Reino entre nosotros. En este tercer domingo de Adviento, tenemos una nueva oportunidad de celebrar y dar gracias por haber sido alcanzados por el Amor de Dios. Que la eucaristía que vamos a compartir juntos, nos ayude a dar testimonio a nuestro alrededor de la luz que nos ha alcanzado. En esta primera lectura vamos a escuchar unas palabras del profeta Isaías que Jesús hizo suyas al inicio de su misión. Son su programa de vida, su opción de vida. Son las palabras que marcan el camino para hacer posible el Reino. Escuchémoslas con atención para también hacerlas nuestras, porque nosotros también hemos sido ungidos por Dios, el Espíritu está sobre nosotros. Monición a la 2ª lectura: 1Ts 5,16-24 El apóstol Pablo, en esta segunda lectura, nos va a dar una serie de consejos prácticos que nos ayudarán a ser buena noticia para los demás, especialmente a los que sufren. Monición al Evangelio: Jn 1, 6-8.19-28 Juan el Bautista no pasó desapercibido. Llevó adelante su llamada, su vocación. Al igual que Juan, nosotros también somos enviados por Dios para dar testimonio de la luz que nos ha alcanzado. ¿De qué manera lo estamos haciendo? ¿De qué manera estamos allanando el camino del Señor para facilitar que otros se encuentren con él, como hizo Juan? Vosotros sois pueblo de Dios 107 Vosotros sois pueblo de Dios Peticiones Oración para después de la comunión 1. Señor de la Vida, te pedimos por los que dirigen y organizan el mundo del trabajo y de la economía: para que procedan siempre con sabiduría y justicia, respetando los derechos de todas las personas, y tengan especial cuidado de los más vulnerables. Roguemos al Señor. Señor, dame la valentía de ponerme en camino, en el camino de arriesgar la vida por ti, para poder saborear el gozo desbordante de gastarme en tu servicio. Dame, Señor, alas para volar y pies para caminar al encuentro de mis hermanos y hermanas. 2. Señor de la Vida, durante la Navidad Cáritas iniciará una Campaña de sensibilización donde nos lanzará a todos esta pregunta: ¿Qué haces con tu hermano? Ayúdanos Señor en este tiempo de Adviento, a ser buena noticia para nuestros hermanos y hermanas que sufren, a vendar los corazones desgarrados, a liberar a los oprimidos. Roguemos al Señor. Dame capacidad de entrega, Señor, entrega para “dar la vida” desde la vida, la de cada día. Infúndenos, Señor, el deseo de darnos y entregarnos, de dejar la vida en el servicio a los más vulnerables. 3. Señor de la Vida, te pedimos por las personas que viven sin esperanza, por los que no ven salida a sus problemas, por los que viven con angustia, por los que no encuentran un sentido a su vida, por los que viven sin paz interior. Que descubran la luz de tu presencia en sus corazones y se inunden de la paz que sólo tú das. Roguemos al Señor. 4. Señor de la Vida, te pedimos por la Iglesia, por todos los que la componemos, para que seamos fieles a la vocación a la que cada uno de nosotros hemos sido llamados, siendo siempre instrumentos en tus manos. Roguemos al Señor. 108 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Señor, haznos constructores de tu vida, propagadores de tu reino. Ayúdanos a poner la tienda en las periferias, en los alejados, en los olvidados, en los descartados para llevarles el tesoro de tu amor que salva. Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu para ser conducidos a dar la vida desde la cruz, desde la vida que brota cuando el grano muere en la tierra, desde la vida que germina cuando uno se olvida de sí y se vuelca en el bien de sus hermanos. Para la PARROQUIA En el Tercer domingo de Adviento te propone: Señor, dame la valentía de ponerme en camino, en el camino de arriesgar la vida por ti, para poder saborear el gozo desbordante de gastarme en tu servicio. Dame, Señor, alas para volar y pies para caminar al encuentro de mis hermanos y hermanas. Dame capacidad de entrega, Señor, entrega para “dar la vida” desde la vida, la de cada día. Infúndenos, Señor, el deseo de darnos y entregarnos, de dejar la vida en el servicio a los más vulnerables. Señor, haznos constructores de tu vida, propagadores de tu reino. Ayúdanos a poner la tienda en las periferias, en los alejados, en los olvidados, en los descartados para llevarles el tesoro de tu amor que salva. Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu para ser conducidos a dar la vida desde la cruz, desde la vida que brota cuando el grano muere en la tierra, desde la vida que germina cuando uno se olvida de sí y se vuelca en el bien de sus hermanos. Vosotros sois pueblo de Dios 109 Vosotros sois pueblo de Dios Cáritas Diocesana 110 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Nueva Campaña de Cáritas por NAVIDAD Para la PARROQUIA Dinámica para prepararse en el tiempo de Adviento: En Navidad Cáritas inicia una Campaña que se prolongará durante tres años (desde finales de 2014 hasta 2017), y que lleva como lema general “AMA Y VIVE LA JUSTICIA”. Para el primer curso de Campaña 2014-2015 en el que ahora estamos, el sublema es esta pregunta: “¿Qué haces con tu hermano?”. Con este sublema queremos expresar la primera condición o requisito necesario para poder Amar y vivir la Justicia, preguntarnos qué estamos haciendo con nuestro prójimo, ¿nos sentimos responsables unos de otros? ¿Nos sentimos de la misma familia, la humana, hijos del mismo Padre-Madre Dios? Todos somos convocados por Dios a vivir la FRATERNIDAD, la mesa compartida, construyendo y rehabilitando la vida desde una nueva forma de relación con el otro… más humana, más fraterna. Esto es lo que la Campaña de Cáritas quiere despertar y promover durante este año. Qué mejor manera de empezar la Navidad que llevar a la práctica de forma especial la FRATERNIDAD. “La medida de la grandeza de una sociedad está determinada por la forma en que trata a quien está más necesitado, a quien no tiene más que su pobreza” (Papa Francisco). También la medida de nuestra grandeza humana y cristiana vendrá determinada por la respuesta que vayamos dando con nuestra vida práctica a esta pregunta: ¿Qué haces con tu hermano? “Lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. ¡¡¡ Te ha tocado el GORDO de Navidad !!! La finalidad de esta dinámica es ayudar a valorarse y trabajarse personalmente las capacidades que todos tenemos para hacer posible la FRATERNIDAD. El animador/a entregará el documento de trabajo que viene a continuación a todos los participantes, y dará un tiempo de unos 25 minutos para que se lo trabajen personalmente. Pueden aprovechar para salir de la sala y cada uno buscar un espacio tranquilo para reflexionarlo. O bien el animador/a, si lo ve oportuno, puede entregar este documento para que se lo preparen tranquilamente en casa, y el próximo día de reunión compartir lo trabajado. Una vez lo tengan reflexionado y trabajado, formarán grupos pequeños, o bien en gran grupo si no son muchos, y pondrán en común las cuestiones que se les han planteado en este documento de trabajo. Para acompañar o ilustrar este documento de trabajo, el animador puede proyectar el vídeo que está en este enlace y que sintetiza y refuerza lo aquí trabajado: https://www.youtube.com/watch?v=ndN3QieDJ-U (Mt 25,40) Vosotros sois pueblo de Dios 111 Vosotros sois pueblo de Dios ¡¡¡ Te ha tocado el GORDO de Navidad !!! “Sé el cambio que quieres ver en el mundo” (Gandhi). “Aquél que quiera cambiar el mundo debe empezar por cambiarse a sí mismo“ (Sócrates). Con este Décimo de lotería en tus manos, como primera acción para cambiar este mundo, te proponemos que te reserves un momento de tranquilidad y, en soledad, pienses y reflexiones sobre esto: ¿Soy un premio Gordo para las personas que viven a mi lado? ¿O soy un segundo premio, o un tercero, o un cuarto, o un quinto? ¿O soy una simple pedrea? ¿O soy tan sólo un reintegro? ¿O no reparto nada porque todo se queda en mí? Para saber qué tipo de estos premios soy, sólo he de hacerme esta pregunta: ¿Qué he hecho con cada una de las capacidades con las que he sido premiado? ¿Las estoy usando o las estoy echando a perder? Repásate cada una de ellas tratando de ver en qué medida la tienes desarrollada, es decir, en qué medida la tienes integrada en tu forma de relacionarte con los demás. Puntúate del 1 al 8 en cada una de las 14 capacidades del Décimo. Incluso puedes añadir más capacidades que ahí no estén y que contribuyan a construir la fraternidad entre las personas. Para valorarte mejor en cada una de ellas repásate también sus contrarias, por ejemplo ver si hay personas a las que no escuchas o no haces ni caso, o ver si hay personas que no acoges porque las “descartas” de tu vida, las excluyes, marginas, las tienes etiquetadas… y así con todas las capacidades. Y por último repásate los momentos en que has disfrutado del Premio de la Alegría de darte a los demás, al poner en práctica con alguien alguna de estas capacidades. ¿Cuáles han sido las experiencias que más alegría o satisfacción te han causado? Recuérdalas para compartir luego estos tesoros. 112 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA 3º Premio 4º Premio 5º Premio Pedrea Reintegro Nada 1 2º Premio El 1 corresponderá a que te percibes premio gordo para los demás en esa capacidad ya que la pones en práctica con todos y de forma muy frecuente, y 8 será que no la pones en práctica nunca, del 2 al 7 reflejará la gama de intensidad y frecuencia con que los ejercitas con los demás. Capacidad de ACOGER Premio GORDO Para facilitarte tu valoración personal, marca con una cruz donde tú creas conveniente dentro de esta tabla, así verás qué tipo de premios percibes que estás repartiendo entre las personas que te rodean cotidianamente. 2 3 4 5 6 7 8 Capacidad de ESCUCHAR Capacidad de CERCANO Capacidad de ÁNIMO Capacidad de AYUDAR Capacidad de EMPATÍA Capacidad de COMPASIÓN Capacidad de RESPETAR Capacidad de PERDONAR Una vez terminada tu valoración te podrás preguntar: Capacidad de GRATUIDAD ¿Estoy satisfecho/a con el resultado? ¿En qué capacidades me propongo mejorar y qué voy a hacer para ello? Capacidad de ALEGRAR Podrás enseñar esta hoja a las personas que más te conocen y tratan contigo, las que te aprecian y déjate valorar por ellas para ver qué opinan de lo que tú has puesto. Capacidad de COMPARTIR Capacidad de PACIFICAR Capacidad de DEFENDER Capacidad de ... Capacidad de ... Capacidad de ... Vosotros sois pueblo de Dios 113 Vosotros sois pueblo de Dios Para terminar, a modo de conclusión, leed este texto y comentad lo que os sugiere después de todo lo visto y trabajado con el Décimo de la Fraternidad con el que habéis sido agraciados. No dejéis de dar las gracias a las personas “grandes” que hay en vuestras vidas, y quizá así, gracias a ellas, vosotros seáis también una de ellas. Personas que son grandes, aunque no lo sepan Nunca viene su nombre en los periódicos. Nadie les cede el paso en lugar alguno. No tienen títulos ni cuentas corrientes envidiables, pero son grandes. No poseen muchas riquezas, pero tienen algo que no se puede comprar con dinero: bondad, capacidad de acogida, ternura y compasión hacia el necesitado. Hombres y mujeres del montón, gente de a pie a los que apenas valora nadie, pero que van pasando por la vida poniendo amor y cariño a su alrededor. Personas sencillas y buenas que solo saben vivir echando una mano y haciendo el bien. Gentes que no conocen el orgullo ni tienen grandes pretensiones. Hombres y mujeres a los que se les encuentra en el momento oportuno, cuando se necesita la palabra de ánimo, la mirada cordial, la mano cercana. Padres sencillos y buenos que se toman tiempo para escuchar a sus hijos pequeños, responder a sus infinitas 114 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 preguntas, disfrutar con sus juegos y descubrir de nuevo junto a ellos lo mejor de la vida. Madres incansables que llenan el hogar de calor y alegría. Mujeres que no tienen precio, pues saben dar a sus hijos lo que más necesitan para enfrentarse confiadamente a su futuro. Esposos que van madurando su amor día a día, aprendiendo a ceder, cuidando generosamente la felicidad del otro, perdonándose mutuamente en los mil pequeños roces de la vida. Estas gentes desconocidas son los que hacen el mundo más habitable y la vida más humana. Ellos ponen un aire limpio y respirable en nuestra sociedad. De ellos ha dicho Jesús que son grandes porque viven al servicio de los demás. Ellos mismos no lo saben, pero gracias a sus vidas se abre paso en nuestras calles y hogares la energía más antigua y genuina: la energía del amor. En el desierto de este mundo, a veces tan inhóspito, donde solo parece crecer la rivalidad y el enfrentamiento, ellos son pequeños oasis en los que brota la amistad, la confianza y la mutua ayuda. No se pierden en discursos y teorías. Lo suyo es amar calladamente y prestar ayuda a quien lo necesite. Es posible que nadie les agradezca nunca nada. Probablemente no se les harán grandes homenajes. Pero estos hombres y mujeres son grandes porque son humanos. Ahí está su grandeza. Ellos son los mejores seguidores de Jesús, pues viven haciendo un mundo más digno, como él. Sin saberlo están abriendo caminos al reino de Dios. Para la PARROQUIA Scouts Este año el lema: LA LLAMADA // DA LA LLAMA, con el cambio de significado que se produce al cambiar el lugar de la sílaba “DA” y los propios materiales, tienen como objetivo descubrir que aquello que nos es dado gratis, lo hemos de dar también gratuitamente e interiorizar y descubrir que la Luz de la Paz de Belén (La Llama) nos es dada, no para que nos la quedemos sino para que la demos a otro, de forma que esa “Llamada” alcance a cuantas más personas mejor. En este tiempo de Adviento vamos a trabajar este objetivo a través de 4 figuras: Isaías, Juan Bautista, María y “El Mesías”. Tres de ellas, son los tres personajes característicos del Adviento: Isaías, Juan Bautista y María, que aparecen en la Primera Lectura del primer domino de Adviento (Isaías) y en los Evangelios de la segunda y cuarta semana (Juan Bautista y María) y la cuarta, “El Mesías”, como figura esperada y anunciada desde el Antiguo Testamento y que se hará realidad en Navidad. La llamada // Da la llama Texto, Oración, Canción y Actividad. El texto bíblico será alguno correspondiente a cada semana del Adviento y será el mismo para todas las franjas de edad. Se incluye un taller de oración para los grupos de responsables o coordinadores de las actividades con los niños y jóvenes que puede aplicarse también a las franjas de edad mayores y una dinámica para trabajar la experiencia personal de “La Llamada” y la respuesta personal o la vocación. Los MATERIALES COMPLETOS se podrán descargar desde la página web de la Vicaría de Evangelización del Arzobispado de Valencia, www.evangelizacionvalencia.org, incluidos en la sección de la Comisión de Infancia y Juventud. Durante estas semanas desarrollaremos el tiempo litúrgico bajo cuatro lemas que son: “Estar alerta”, “Ser auténtico”, “No yo, sino tú” y “La Llamada” y lo haremos trabajando el esquema de las cuatro semanas, las cuatro franjas de edad y los 5 campos a trabajar: Texto Bíblico, Vosotros sois pueblo de Dios 115 Vosotros sois pueblo de Dios Comisión Diocesana de Pastoral de los Mayores 116 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA Los mayores y los abuelos en el Camino de la Navidad: Via Nativitatis de los mayores 2014 Nuestros mayores, desde muy antiguo, veneran la Pasión del Señor con el ejercicio del Via Crucis, a través del cual recorren, participando con su afecto, el último tramo del camino recorrido por Jesús durante su vida terrena: del Monte de los Olivos, hasta el Monte Calvario, donde fue crucificado, y su sepultura. En los últimos años, se está divulgando también un nuevo ejercicio de piedad denominado Via lucis, propio del tiempo pascual. En él, de modo semejante al Via Crucis, los fieles, recorriendo un camino, consideran las diversas apariciones en las que Jesús, desde la Resurrección a la Ascensión, manifestó su gloria a los discípulos, en espera del Espíritu Santo que les había prometido. En los últimos tiempos, ha surgido una nueva modalidad de estos ejercicios de piedad: el Via Nativitatis o “Camino de la Navidad”, propio del tiempo del Adviento y de la Navidad, que siguiendo los relatos evangélicos de la Infancia de Jesús, según los evangelistas san Lucas y san Mateo, recorre los misterios gozosos de la Encarnación y Nacimiento de nuestro Señor, así como el gran designio de salvación que ha tenido Dios para con todos los hombres. Así pues, el Via Nativitatis puede ser un adecuado instrumento para ayudar a nuestros hermanos a que mediten y contemplen los misterios de la venida de nuestro Señor, transmitiéndoles la alegría de la fe, el amor de Dios y la esperanza en la vida eterna. Presentamos una propuesta de este “Camino de la Navidad”, adaptado para ser contemplado de una manera específica por nuestros mayores y abuelos, aunque su riqueza está abierta a todos nuestros fieles, con el deseo de que la alegría de la Navidad, la alegría del Evangelio llene el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús, pues quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría (cf. EvG 1). De este modo, proponemos que este pío ejercicio sea realizado en nuestras parroquias y residencias de ancianos durante el tiempo del Adviento y la Navidad, de modo semejante al Via Crucis en el tiempo cuaresmal o al Via lucis en Pascua. Alternativamente, también puede ser utilizado, en las reuniones o celebraciones con los mayores y abuelos, a modo de una secuencia de meditaciones propias de esta época. Vosotros sois pueblo de Dios 117 Vosotros sois pueblo de Dios Monición inicial Ángelus Queridos hermanos: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Dios ha querido que su Hijo se encarnase en el seno de la santísima Virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo, para llevar a todos los hombres al conocimiento de la verdad, mostrándonos su amor inefable y haciéndonos hijos adoptivos suyos. Los grandes misterios gozosos nos llenan de inmensa alegría y nos dan fuerzas para anunciarlos a nuestros hermanos, para que puedan así también participar de ese amor que nuestro Padre celestial ha derramado en nuestros corazones. Amén. El ángel del Señor anunció a María. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. Dios te salve, María... He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve, María... Los mayores y los abuelos somos portadores de la sabiduría que nos da la experiencia de una vida vivida en la fe y en el amor de Dios, una vida en la que la Navidad siempre ha sido muy importante y que nos trae gozosos y afectuosos recuerdos de tiempos pasados. Volvamos a disfrutar una vez más, con júbilo y esperanza, este tiempo de gracia. Y el Verbo de Dios se hizo carne. Y habitó entre nosotros. Por ello, vamos a recorrer, como si fuera un Via Crucis cuaresmal, este Via Nativitatis o “Camino de la Navidad”, contemplando los misterios de la Encarnación y Nacimiento de nuestro Señor, para poder gozar de la alegría que nos ha traído ese Dios que se nos ha hecho Niño. Oremos Dios te salve, María... Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo. Infunde, Señor, tu gracia en nuestras almas, para que, los que hemos conocido, por el anuncio del Ángel, la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, lleguemos por los Méritos de su Pasión y su Cruz, a la gloria de la Resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Gloria al Padre... 118 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA Primera estación Al anciano Zacarías se le anuncia el nacimiento de Juan el Bautista V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya Evangelio según san Lucas (1, 5-7. 11-17) En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel. Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. Se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo: — «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto». Oración Señor, te damos gracias porque nos escuchas en nuestra edad avanzada, como lo hiciste con los ancianos Zacarías e Isabel, y nos llenas de alegría pues nos regalas mucho más de lo que podemos pensar o imaginar. Para ti nada hay imposible y del mismo modo que los alegraste a ellos, mayores y estériles, dándoles a Juan por hijo, te pedimos que nos sigas ayudando y escuchando en nuestras oraciones, por nuestros hijos y nietos, amigos y conocidos, y por nosotros mismos, para que sigamos anunciando al mundo que tú eres bueno, que tú nos cuidas siempre, especialmente en nuestros sufrimientos y necesidades. Padre nuestro… Canto CLN 522 Éste es el día Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. ¡Aleluya, aleluya! Vosotros sois pueblo de Dios 119 Vosotros sois pueblo de Dios Segunda estación La anciana Isabel concibe a Juan el Bautista Oración V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya. Señor, nuestra fe es débil y muchas veces no acabamos de confiar en ti. Nos vemos viejos y de edad avanzada, como Zacarías e Isabel. Pero tú siempre nos cuidas, siempre nos sigues ayudando a pesar de nuestras dudas y vacilaciones. Te damos gracias porque tú nunca nos abandonas, al contrario, siempre nos estás sosteniendo y llenándonos de tu amor y de tu gracia. Danos fuerzas para no dudar nunca de ti, para tener siempre fe en ti. Y para proclamar ante todos los hombres tu fidelidad. Evangelio según san Lucas (1, 18-25) Zacarías replicó al ángel: — “¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada”. El ángel le contestó: — “Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento”. El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: — “Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres”. 120 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Padre nuestro… Canto CLN 035 Gustad y ved Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a Él. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a Él. Para la PARROQUIA Tercera estación La Encarnación del Hijo de Dios Oración V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya. A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. Te damos gracias, Señor, porque nos llamas a la alegría. Tú quieres que vivamos, en nuestra ancianidad, alegres y contentos, acompañándonos en nuestro caminar, como lo estuviste con la santísima Virgen María, y así nos llenas de tu gracia, de tu amor, de tu paz. Concédenos, Señor, que nos permitas participar un día en el reino de tu Hijo, Jesús, el reino que no tendrá fin, el reino de la vida feliz y eterna. El ángel, entrando en su presencia, dijo: Padre nuestro… — “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Canto Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. CLN 338 Recibe, santa María Evangelio según san Lucas (1, 26-33) El ángel le dijo: — “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. Recibe, santa María, el saludo de Gabriel. Recibe, santa María, el saludo de Gabriel. Y apiádate de nosotros, peregrinos en la fe. Y apiádate de nosotros, peregrinos en la fe. Vosotros sois pueblo de Dios 121 Vosotros sois pueblo de Dios Cuarta estación Jesús es concebido por obra y gracia del Espíritu Santo V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya. Evangelio según san Lucas (1, 34-38) Y María dijo al ángel: — “¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?”. El ángel le contestó: — “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible”. María contestó: — “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Y la dejó el ángel. 122 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Oración Te damos gracias, Señor, porque tú continúas enviando el Espíritu Santo a tu Iglesia, a todos nosotros. Él nos llena de tu fuerza para que podamos dar frutos de vida eterna en nuestra vejez, mostrándonos que para Dios nada hay imposible. Te pedimos que sigas cubriéndonos con su sombra protectora y que en nuestra ancianidad podamos decir gozosos, como tan bien proclamó la virgen María: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Padre nuestro… Canto CLN 9 Ven, ven, Señor Ven, ven, Señor, no tardes, ven, ven, que te esperamos. Ven, ven, Señor, no tardes, ven pronto, Señor. Para la PARROQUIA Quinta estación José recibe el anuncio del nacimiento de Jesús V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya. Y sin que él hubiera tenido relación con ella, dio a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús. Del Evangelio según san Mateo (1,18-25) Oración El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: Te damos gracias, Señor, porque nos has dado a Jesús, el Emmanuel, el “Dios-con-nosotros”. Tú siempre estás con nosotros, porque nos amas, porque nos quieres. Nunca nos dejas, ya que nos has hecho hijos tuyos, a nosotros tus siervos, que queremos ser justos, como San José, pero nos falta su valor, su fe, su resolución. Sálvanos, Señor, salva a tu pueblo de los pecados, ya que somos pobres y débiles pecadores, y sin ti nada podemos. Ayúdanos a discernir lo que tú quieres de nosotros y a cumplir siempre tu santa voluntad, como lo hizo San José. María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: — «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: — «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-connosotros”». Padre nuestro… Canto CLN 1 Ven, Salvador El Dios de paz, Verbo divino, quiso nacer en un portal. Él es la luz, vida y camino. Gracia y perdón trajo al mortal. Ven, Salvador, ven sin tardar: tu pueblo santo esperando está. Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer. Vosotros sois pueblo de Dios 123 Vosotros sois pueblo de Dios Sexta estación María visita a su prima Isabel Oración V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya. Te damos gracias, Señor, porque nos llenas de tu alegría cuando nos visitas en nuestra ancianidad, en la persona de nuestros familiares y amigos que acuden a hacernos compañía cuando nos encontramos enfermos o débiles, recluidos en nuestras casas o en las residencias de ancianos. Sus visitas nos recuerdan las que también nosotros hacemos cuando nos encontramos bien, a nuestros amigos y familiares que también son mayores. Ayúdanos, Señor, del mismo modo que María visitó a su anciana prima Isabel e hizo regocijarse a Juan en su vientre, a que también nosotros llevemos la alegría a los que se encuentran solos o abandonados. ¡Cuánto se agradece que un conocido venga a vernos cuando necesitamos una mano y una voz amiga! Del Evangelio según san Lucas (1,39-45) En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: — «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Padre nuestro… Canto CLN 306 Humilde nazarena Humilde nazarena, ¡oh, María! Blancura de azucena, ¡oh, María! Salve, Madre virginal. Salve, Reina celestial. Salve, salve, salve, María. 124 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA Séptima estación Proclama mi alma la grandeza del Señor Oración V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya. Te damos gracias, Señor, porque nos das la gracia de alegrarnos al contemplar todas las maravillas que has realizado en nuestras vidas. La experiencia que nos proporciona los largos años que hemos vivido, nos da la sabiduría de poder descubrir y admirar las grandes obras que tú, Señor, has hecho en nosotros y por nosotros. Nos has colmado de bienes espirituales y nos has llenado de tu misericordia. Continúa auxiliándonos a nosotros, tus siervos, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de todo tu pueblo santo, y en especial de nuestros descendientes: de nuestros hijos, nietos y biznietos. Del Evangelio según san Lucas (1,46-55) María dijo: — «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia — como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre—». Padre nuestro… Canto El Señor hizo en mí, maravillas El Señor hizo en mí, maravillas. ¡Gloria al Señor! ¡Engrandece mi alma al Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador! Se inclinó a la pequeñez de su esclava; desde ahora dichosa, me dirán todos los siglos. Vosotros sois pueblo de Dios 125 Vosotros sois pueblo de Dios Octava estación Bendito sea el Señor, Dios de Israel V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya. Del Evangelio según san Lucas (1,67-79) En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: — «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. 126 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Por la entrañable misericordia de Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en la sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz». Oración Te damos gracias, Señor, porque nos has visitado y redimido con tu amor, trayéndonos la salvación y el perdón de nuestros pecados. Tú sabes que somos mayores, y que el temor ante la vejez y el fin de nuestros días, llena nuestra alma de amargura y nos hace sufrir. Pero también sabemos que tú nos visitas con tu misericordia, como lo hiciste con nuestros padres, con las generaciones que nos han precedido, y que ellos nos han contado. Continúa guiando nuestros pasos por el camino de la paz e ilumina las tinieblas de nuestra vida, mientras caminamos hacia ti. Padre nuestro… Canto Preparad el camino al Señor Preparad el camino al Señor y escuchad la Palabra de Dios. Preparad el camino al Señor y escuchad la Palabra de Dios. Para la PARROQUIA Novena estación El nacimiento del Hijo de Dios V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya. a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama». Del Evangelio según san Lucas (2,1-14) Oración En aquel tiempo salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Éste fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada uno a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. Te damos gracias, Señor, porque nos has traído la buena noticia, la gran alegría para todos los pueblos, que en Belén de Judá nació Jesús: el Salvador, el Mesías, el Señor. La gran alegría de esta Noche Buena llena toda nuestra vida, y aunque somos mayores y ancianos, volvemos a ser como niños, llenos de gozo al contemplar como en un pobre pesebre está acostado el Niño Dios. Te pedimos nos concedas alegrarnos siempre en ti y alabarte con los ejércitos celestiales diciendo: «Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama». En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: — «No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria Padre nuestro… Canto CLN 53 Noche de Paz Noche de Dios, noche de paz; claro sol brilla ya, y los ángeles cantando están: «Gloria a Dios, gloria al Rey eternal». Duerme el Niño Jesús. Duerme el Niño Jesús. Vosotros sois pueblo de Dios 127 Vosotros sois pueblo de Dios Décima estación La adoración de los pastores Oración V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya. Te damos gracias, Señor, porque nos concedes conservar todas estas cosas en nuestro corazón. Los muchos años que nos has regalado, nos permiten meditarlas y contemplar tu gran amor para con todos los hombres, especialmente con los más pobres y humildes, como fueron los pastores. Ayúdanos a seguir contando todo lo que nos han dicho de este Niño Dios, y así podamos transmitir la alegría de la fe, el amor de Dios y la esperanza en tu promesa de la vida eterna, a todos los que no la conocen aún. Que continuemos proclamando la alegría del Evangelio a nuestros familiares, hijos y nietos, amigos y vecinos, para que así todos nos alegremos en el nacimiento del Hijo de Dios. Del Evangelio según san Lucas (2,16-21) En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción. Padre nuestro… Canto CLN 71 Adeste, fideles Adeste, fideles, laeti, triumphantes: venite, venite in Bethleem: natum videte Regem Angelorum. Venite adoremus, venite adoremus, venite adoremus Dominum. 128 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA Undécima estación Los magos de Oriente buscan al Rey de los judíos que ha nacido V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. Evangelio según san Mateo (2, 1-6) Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: — “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo”. Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: — “En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel’”. Oración Te damos gracias, Señor, porque nos permites venir a adorar al Rey que ha nacido. En nuestra larga vida, hemos visto muchas veces tu estrella que nos señalaba el camino para llegar a Jesús: todos los signos y ayudas que nos has dado para creer en Él, para tener fe en Él, para amarle a Él. Te pedimos nos concedas que también nosotros seamos signo en el camino, como esa estrella celestial, para que iluminemos la vida de nuestros hermanos y así ellos también puedan encontrar a Dios, alegrarse en Él y adorarle a Él. Padre nuestro… Canto CLN 67 Gloria in excelsis Deo Esta noche las estrellas nos conducen al portal. Con los ángeles del cielo entonamos un cantar. Gloria in excelsis Deo. Gloria in excelsis Deo. Vosotros sois pueblo de Dios 129 Vosotros sois pueblo de Dios Duodécima estación Los magos adoran al Niño Jesús Oración V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya. Te damos gracias, Señor, porque nos sigues llenando de inmensa alegría. Es la alegría eterna de que la luz de Dios ha llenado nuestro corazón y hemos encontrado a Dios y hemos sido encontrados por Dios. Como los Magos de Oriente, le abrimos una vez más el cofre de nuestro corazón y lo proclamamos en el oro como Rey, en el incienso como Dios, y en la mirra vemos su Pasión, su muerte redentora en la Cruz por nosotros. Continúa fortaleciéndonos para que transmitamos la alegría de la fe al que no te conoce, a fin de que todos los hombres te adoren también a ti, único Dios verdadero. Evangelio según san Mateo (2, 7-12) Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: —“ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo”. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino. 130 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Padre nuestro… Canto CLN 510 A Dios den gracias los pueblos A Dios den gracias los pueblos, alaben los pueblos a Dios. A Dios den gracias los pueblos, alaben los pueblos a Dios. Para la PARROQUIA Decimotercera estación El anciano Simeón bendice al Señor porque mis ojos han visto a tu Salvador V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya. Del Evangelio según san Lucas (2,22-32) Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: “Todo primogénito varón será consagrado al Señor”, y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: “un par de tórtolas o dos pichones”. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Oración Te damos gracias, Señor, porque, según tu promesa, a tus siervos nos dejas ir en paz a la vida eterna. Como el justo y piadoso Simeón, también nosotros somos ancianos. Como él, queremos ser consolados con el Espíritu Santo, en los sufrimientos de nuestra vida. Como él, cuando llegue nuestra hora, queremos ver a tu Salvador, estar con él por toda la eternidad. Te pedimos nos concedas que nuestros ojos puedan ver a Jesús, tu Salvador, ya que Él es nuestra luz, que ilumina las tinieblas de nuestra vida mientras caminamos hacia ti, oh claridad eterna, que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos. Padre nuestro… Canto CLN 760 Oh, luz gozosa ¡Oh Luz gozosa de la Santa Gloria, del Padre celeste e inmortal, Santo y feliz Jesucristo! —“Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”. Vosotros sois pueblo de Dios 131 Vosotros sois pueblo de Dios Decimocuarta estación La anciana Ana da gracias a Dios y habla del Niño a los que aguardan la liberación de Jerusalén V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya. R/. Y habitó entre nosotros. Aleluya, aleluya. Del Evangelio según san Lucas (2,36-40) En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba. 132 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Oración Te damos gracias, Señor, porque nos has concedido servirte con amor a lo largo de toda nuestra vida. Como la muy anciana profetisa Ana, nos unimos a ti con nuestra oración confiada. Ayúdanos, Señor, a continuar hablando de ti a todos nuestros hermanos, que tanto te necesitan, a todos los hombres: anunciando la alegría del Evangelio, transmitiendo la gozosa esperanza en la que nosotros, como Ana, vivimos. Padre nuestro… Canto CLN 529 Desde lo hondo Mi alma espera en el Señor, mi alma espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, porque en Él está la salvación. Para la PARROQUIA Oración final Señor y Dios nuestro, fuente de fe, alegría y esperanza, hemos caminado con tu Hijo por los misterios gozosos de su Encarnación y Nacimiento; haz que la contemplación de estos santos misterios nos llene de tu gracia y de tu amor, y nos ayude a dar testimonio de tu Hijo Jesucristo, nuestro Salvador, en medio del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. Vosotros sois pueblo de Dios 133 Vosotros sois pueblo de Dios Comisión Diocesana de Pastoral de la Salud ¿Quiénes son? ¿Dónde están? ¿Qué necesitan? La comunidad cristiana, fiel al Espíritu de Jesús, ha de esforzarse para llegar a todos los enfermos, sobre todo a los más solos, olvidados, pobres y desasistidos. El acercamiento preferente a ellos y el estilo de atenderlos es lo que da sentido evangélico a su acción. Jesús se acercaba a ellos, se conmovía ante su situación, los tocaba, los curaba y los reintegraba a la vida y a la comunidad: “Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas y las apacentaré como es debido… Y sabrán que Yo, el Señor, soy su Dios y ellos son mi pueblo.” (Ez 34, 11-16; 30). 134 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA Si queremos ser fieles al mensaje de Jesús, nuestra actitud y actuación ha de ser como la suya. Debemos conocer a los enfermos y: – Descubrir y estudiar su situación y necesidades. – Acercarnos para evitar, en la medida de lo posible, su soledad y darles calor humano. – Conseguir que nuestra ayuda sea digna y prudente. En nuestra sociedad actual tenemos unos retos: – Fomentar la formación del voluntariado dedicado a su atención. – Invitar a los profesionales de la salud para que les dediquen parte de su tiempo libre. – Valorar la entrega de las familias que cuidan al enfermo con amor solícito y paciente. – Conocer y defender los derechos de los enfermos. – Romper barreras, deshacer prejuicios y marginaciones. “Cuando nos acercamos con ternura a los que necesitan atención, llevamos la esperanza y la sonrisa de Dios en medio de las contradicciones del mundo”. (Papa Francisco) Animados por el amor de Dios hecho hombre y pidiendo su ayuda, salgamos al encuentro de aquellos que nos necesitan y llevémosles la esperanza y la alegría del Evangelio. Oración del agente de pastoral Señor, queremos acercarnos a los enfermos, mirándoles con tus ojos, con tu compasión, con tu corazón, con tu amor. Señor, ayúdanos a ver en ellos a tu mismo Hijo Jesús. Que les tratemos como te trataríamos a Ti. Que les respetemos como quieres Tú que les respetemos. Que les ayudemos como ayudaba a los enfermos tu Hijo Jesucristo. Que les ayudemos a descubrir el sentido trascendente de la enfermedad y su dimensión evangélica, para que se sientan miembros activos wen la Comunidad Cristiana. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 135 Vosotros sois pueblo de Dios Comisión Diocesana de Enseñanza 136 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA “Esperando con alegría el nacimiento de Jesús” La comisión de Infancia y Juventud y la de Educación Católica proponemos este año para preparar el Adviento un calendario. Cada día los niños levantarán la pestaña correspondiente y encontrarán una reflexión, una propuesta o un reto que les ayude a prepararse para recibir a Jesús esta Navidad. Con lo que el calendario les propone día a día, pretendemos que: – Preparen su corazón para recibir al niño Jesús que va a nacer. – Se comprometan, especialmente con aquellos que tienen más cerca. – Dispongan, su entorno, para cultivar desde casa este espíritu de preparación a la Navidad. Como cada año, la propuesta va dirigida tanto a Primaria como a Secundaria, acomodando a cada etapa el lenguaje y las propuestas, atendiendo las diferencias que nos encontramos debidas a la edad. Junto con el calendario, proporcionaremos una guía para el profesor, para facilitarle su puesta en marcha en el día a día. La guía y el pdf del calendario estarán colgados en www. cecpu.org dentro del secretariado de RECURSOS DIDÁCTICOS. Si estáis interesados en solicitar ejemplares en papel para trabajarlo con vuestros alumnos podéis encontrar el formulario de inscripción en la misma página web y venir a recogerlos a C/ Avellanas nº12. OCTUBRE 2014 – CELEBRACIÓN DE LA MISSIÓ presidida por el Emmo. y Rvdo. Cardenal Arzobispo de Valencia D. Antonio Cañizares Llovera (Envío de profesores de religión de la escuela pública). – Convocatoria e inicio de inscripción a los Encuentros de alumnos de religión de centros públicos. – Reunión preparación encuentros alumnos Vicaría 6. – Inicio de la Formación permanente para profesores de religión tanto de primaria como de secundaria de centros públicos. – Apertura del Curso de formación primaria y secundaria de centros públicos. – Publicación boletín Círculos Educativos para padres. – Presentación del plan de las familias en la asamblea Juniors. – Inicio de las Escuelas de padres de centros públicos en Almussafes y Piles. – Curso de Formación enlaces de padres en los colegios Diocesanos. Vosotros sois pueblo de Dios 137 Vosotros sois pueblo de Dios NOVIEMBRE 2014 ENERO 2015 – Convocatoria de Nadalenques al carrer para la escuela pública y diocesana. – Inicio del primer curso de la Escuela de abuelos (sede Valencia). – Convocatoria de los Concursos de postales y belenes para la escuela pública. – Inicio de las Escuelas padres en el ámbito público: Requena, Utiel, Lliria, Sagunt-Port y Ontinyent. – Inicio del primer curso de la Escuela de abuelos (sede Valencia). FEBRERO 2015 – Inicio de la Escuela de padres (sede Valencia). – Inicio de las Escuelas padres en el ámbito público: Benissa, Denia, Gandía, Oliva, Benitatxell, l’Alcudia y Valencia. DICIEMBRE 2014 – Celebraciones Adviento por vicarías para los profesores de religión de la escuela pública. – Sesión Formación permanente para profesores de religión tanto de primaria como de secundaria de centros públicos. – Entrega de premios Concursos Belenes y Postales. – Entrega premios concurso DESAMAPARA2.0. – VIII edición de Nadalenques al carrer. – Publicación boletín Círculos Educativos para padres. 138 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 – Comienzan los Encuentros de alumnos de religión de centros públicos. – Celebraciones Cuaresma por vicarías para los profesores de religión de la escuela pública. – Jornadas por la educación integral para padres y alumnos de centros públicos y diocesanos: Mislata y Albal. Para la PARROQUIA MARZO 2015 MAYO 2015 – Jornadas por la educación integral para padres y alumnos de centros públicos y diocesanos: Massamagrell. – Inicio Encuentros de alumnos de sexto de primaria de religión de centros públicos en Requena y Silla. – Encuentros de alumnos de religión de centros públicos en Gandía, Oliva y El Vergel. – Publicación boletín Círculos Educativos para padres. ABRIL 2015 – Charla formativa a las familias en los días Juniors. – Jornadas por la educación integral para padres y alumnos de centros públicos y diocesanos: Sueca, Alaquàs y Moncada. – Campaña de promoción de la asignatura de religión en la escuela pública. – Curso de enlaces de profesores FIDES de colegios Diocesanos. – Publicación boletín Círculos Educativos para padres. JUNIO 2015 – Jornadas por la educación integral para padres y alumnos de centros públicos y diocesanos: SaguntPort, Almussafes y Tuéjar. JULIO 2015 – Jornada de formación permanente y actualización de los profesores de religión de la escuela pública. Vosotros sois pueblo de Dios 139 Vosotros sois pueblo de Dios Comisión Diocesana de Catequesis Celebración Penitencia de Adviento Ambientación Una lámpara encendida. Alrededor cirios pequeños apagados como signo de que el pecado debilita y apaga nuestra adhesión a Cristo y nuestra capacidad de ser luz de Cristo en medio del mundo. Tras la confesión individual, se invita a cada fiel a que encienda una de las velitas como signo de haber recuperado la luz con el perdón de los pecados. Esta luz, a la vez, es personal y un bien para la comunidad. Canto de entrada VEN, VEN SEÑOR NO TARDES. VEN, VEN, QUE TE ESPERAMOS. VEN, VEN SEÑOR NO TARDES. VEN PRONTO, SEÑOR. El mundo muere de frío, el alma perdió el calor, los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor. Envuelto en sombría noche, el mundo, sin paz, no ve; buscando va una esperanza, buscando, Señor, tu fe. Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz; al mundo le falta el cielo, al mundo le faltas Tú. 140 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA Saludo Sacerdote: La gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Jesucristo, nuestro Salvador, estén con todos vosotros. R/. Y con tu espíritu. Monición inicial Queridos hermanas y hermanos en Cristo: En medio de los quehaceres de la vida, en muchas ocasiones, no escuchamos la Palabra de Jesús, y nos dejamos conducir por palabras de egoísmo y de pecado. Hoy el Señor se dirige a cada uno y nos ofrece su perdón para vivir más intensamente nuestra vida cristiana. Dispongámonos para acoger a Cristo que viene con un espíritu limpio y reconciliado. Así viviremos más intensamente la alegría de la Navidad. Oración Sacerdote: Oremos, hermanos, para que la venida del Señor, cuyo misterio celebraremos en las próximas fiestas, nos encuentre vigilantes y preparados. Todos oran en silencio un momento. Sacerdote: ¡Oh Dios, creador de los cielos: aumenta nuestra fe, fortalece nuestra fe. Te pedimos el perdón de las ofensas para que, esperando firmemente la venida de nuestro Redentor, merezcamos alcanzar el perdón de los pecados! Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén. Liturgia de la Palabra Lectura del Profeta Jeremías 31, 31-34 Mirad que llegan días oráculo del Señor en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la que hice con vuestros padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: Ellos, aunque yo era su Señor, quebrantaron mi alianza; oráculo del Señor. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días oráculo del Señor: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: Reconoce al Señor. Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande oráculo del Señor cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados. Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor. Vosotros sois pueblo de Dios 141 Vosotros sois pueblo de Dios Salmo responsorial Sal 102, 1-2. 8 y 13. 17-18a V/. El Señor es compasivo y misericordioso. R/. El Señor es compasivo y misericordioso. Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/. El Señor es compasivo y misericordioso. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles. R/. El Señor es compasivo y misericordioso. Pero la misericordia del Señor dura siempre, su justicia pasa de hijos a nietos: para los que guardan la alianza. R/. El Señor es compasivo y misericordioso. X Lectura del santo Evangelio según san Lucas 7, 36-50 En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume, y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los 142 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado, se dijo: «Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora». Jesús tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte». Él respondió: «Dímelo, maestro». Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?» . Simón contestó: «Supongo que aquél a quien le perdonó más». Jesús le dijo: «Has juzgado rectamente». Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella en cambio me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella en cambio me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo, sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor: pero al que poco se le perdona, poco ama». Y a ella le dijo: «Tus pecados están perdonados». Los demás convidados empezaron a decir entre sí: «¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz». Palabra del Señor. R/. Gloria a ti, Señor Jesús. Para la PARROQUIA Homilía Examen de conciencia “Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega (cf. Lc 1, 38)”(PF 13). · ¿Qué palabras o gestos que he hecho me han alejado del Señor? · ¿Encuentro a Jesús en mi vida matrimonial, con mi esposo o esposa? · ¿Soy honrado en mi trabajo? · ¿Busco al Señor en mi vida cotidiana? · ¿Estoy atento a la presencia del Señor en mi vida? · ¿Soy fiel a las orientaciones de la Iglesia? · ¿Le descubro en el prójimo? · ¿Busco a Jesús en su Cuerpo que es la Iglesia? · ¿Escucho la Palabra de Dios con atención? · ¿Manifiesto a los demás mi condición de cristiano? · ¿Acojo la Palabra del Señor como orientación para mi vida? · ¿Busco al Señor en el testimonio ante los demás? · ¿Estoy despierto para detectar todas las ocasiones de vivir la caridad con los demás? Por la fe, los Apóstoles dejaron todo para seguir al Maestro (cf. Mt 10, 28). Creyeron en las palabras con las que anunciaba el Reino de Dios, que está presente y se realiza en su persona (cf. Lc 11, 20). · ¿Qué sobra en mi vida para poder ser mejor discípulo de Jesús? · ¿Cómo preparo la venida de Jesús en Navidad? ¿Sólo con compras? · Jesús viene en cada Eucaristía. ¿Vivo la Misa con atención para encontrarme con Jesús en la Comunión? Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había trasformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor con el perdón de sus perseguidores. Por la fe, muchos cristianos han promovido acciones en favor de la justicia, para hacer concreta la palabra del Señor, que ha venido a proclamar la liberación de los oprimidos y un año de gracia para todos (cf. Lc 4, 18-19). · ¿Vivo mi vida acogiendo a los demás y sus necesidades o más bien me resulta molesto atender a los otros? · ¿Descubro lo que Dios quiere para mi vida? ¿Le pregunto en la oración? · ¿Tengo verdadero deseo de seguir su voluntad? · ¿Soy abierto y caritativo con los otros o me dejo vencer por mi egoísmo? · ¿Alegro la vida a quienes comparten la vida conmigo o soy causa de tristeza? · ¿Acojo la paz de Cristo trabajando por la paz y el perdón? Vosotros sois pueblo de Dios 143 Vosotros sois pueblo de Dios Confesión general de los pecados Sacerdote: Hermanos: confesad vuestros pecados y orad unos por otros, para que os salvéis. Todos: Yo confieso... Sacerdote: Cristo nuestro Salvador es nuestro abogado ante el Padre: con un corazón humilde pidámosle que perdone nuestros pecados. Todos: Confiamos en tu perdón, Señor. Tu perdón es nuestra esperanza. Acógenos en el sacramento de la reconciliación. R/. Confiamos en tu perdón, Señor. Haz que seamos un signo viviente de tu amor para que todos lo vean: un pueblo reconciliado contigo y unos con otros. R/. Confiamos en tu perdón, Señor. Haz que crezcamos en tu paz y que la extendamos por todo el mundo. R/. Confiamos en tu perdón, Señor. Al perdonar nuestros pecados: ayúdanos a amar a los demás y a saber perdonar sus pecados contra nosotros. R/. Confiamos en tu perdón, Señor. 144 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Envía tu luz a nuestra oscuridad y llévanos por el camino de tu verdad. R/. Confiamos en tu perdón, Señor. En tu perdón líbranos de nuestro pasado y haz que seamos capaces de empezar una nueva vida santa. R/. Confiamos en tu perdón, Señor. Supera el daño que nuestro pecado nos ha causado y guíanos de nuevo por los caminos del amor y de la paz. R/. Confiamos en tu perdón, Señor. Sacerdote: Dirijámonos a Dios nuestro Padre y pidámosle que nos libre de todo mal y nos prepare para la llegada de su reino. Todos: Padre nuestro... Sacerdote: Oh Dios, que al crear en el principio la luz disipaste las tinieblas del mundo, te pedimos que venga el creador de la luz, preparado antes de los siglos, para que el pueblo, libre de la esclavitud del error, pueda salir al encuentro de tu Hijo con el fruto de las buenas obras. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén. Para la PARROQUIA Confesión y absolución individual Oración final de acción de gracias Acción de gracias por la misericordia de Dios Sacerdote: Padre santo, Tú nos has renovado a imagen de tu Hijo; concédenos tu misericordia, para que seamos testigos de tu amor en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Concluidas las confesiones individuales, el sacerdote invita a la acción de gracias a Dios. Todos los fieles proclaman el Magnificat. Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. La celebración finaliza con la bendición del sacerdote. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de la misericordia —como lo había prometido a nuestros padres— en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. Vosotros sois pueblo de Dios 145 Vosotros sois pueblo de Dios COV Centro de Orientación Vocacional 146 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Catequesis para jóvenes Para la PARROQUIA “La Visitación y el Magnificat” (Lc 1, 39-56) Introducción Objetivos La Iglesia, Pueblo de Dios El lema del IDE en su primer ciclo es “Vosotros sois Pueblo de Dios”, y dado que la Virgen María es vista por la Iglesia como su “figura” perfecta y “su modelo destacadísimo en la fe y en el amor” (LG 53), en este tiempo de Adviento-Navidad acudiremos al pasaje evangélico de la Visitación de María a su prima Isabel para, de la mano de ambas madres, ofrecer una sencilla catequesis con claves vocacionales en la respuesta a la llamada de Dios a seguirle más de cerca en Jesucristo. Como nos indica el Catecismo, “Dios quiso santificar y salvar a los hombres no individualmente y aislados, sin conexión entre sí, sino hacer de ellos un pueblo para que le conociera de verdad y le sirviera con una vida santa. Eligió pues a Israel para pueblo suyo. Le fue revelando su persona y su plan a lo largo de su historia y lo fue santificando” (CIC 781). Para ello, centrados en la Palabra de Dios y el Catecismo de la Iglesia Católica, nos basaremos en textos del beato Juan Pablo II acerca de la visitación de la Virgen María a su prima Isabel: homilías, discursos, ángelus, y de una manera especial, de su Carta encíclica Redemptoris Mater. Aquellos que son llamados por Cristo a seguirle están llamados a ser testigos suyos. María, llamada por Dios a través de su ángel Gabriel, y testigo de la obra de Dios ante su prima Isabel, nos dará claves para que “no entristezcamos al Espíritu Santo de Dios” (Ef 4, 30) y, secundando su querer en nosotros, mostremos a Cristo para bien nuestro y de nuestros hermanos. Todo esto como preparación y figura de su alianza nueva y perfecta que iba a realizar en Cristo convocando a las gentes de entre los judíos y los gentiles para que se unieran en el Espíritu. Así, la Iglesia fundada por Jesús, es el nuevo Pueblo de Dios, del que se llega a ser miembro (CIC 782), no por el nacimiento físico, sino por el “nacimiento de arriba”, “del agua y del Espíritu”, es decir, por la fe en Cristo y el Bautismo. Este Pueblo tiene por Cabeza a Jesús el Cristo, y “su ley, es el mandamiento nuevo: amar como el mismo Cristo mismo nos amó” y “su destino es el Reino de Dios, que él mismo comenzó en este mundo, que ha de ser extendido” (CIC 782). En este tiempo de Adviento-Navidad, María nos “visitará” con su ejemplo y cuidado maternal, para mostrarnos cómo manifestar la obra que Dios ha hecho en nosotros y su paternal solicitud, que no abandona a su pueblo; al contrario, cuida de los pequeños y los marginados. Vosotros sois pueblo de Dios 147 Vosotros sois pueblo de Dios La maternidad de María respecto de la Iglesia Y en este Pueblo de Dios, encontramos a María como “Madre de Cristo, Madre de la Iglesia” (Pablo VI). “Jesucristo, agonizando en la Cruz, la dio como madre al discípulo con estas palabras: «Mujer, ahí tienes a tu hijo» (Jn 19, 26-27)” (CIC 964). Será desde ese momento la Madre de los todos los nuevos vivientes (mientras que Eva lo era de todos los que viven), siendo venerada por la Iglesia venera como la Madre de su Señor y como su propia Madre. María “es verdaderamente la Madre de los miembros (de Cristo) porque colaboró con su amor a que nacieran en la Iglesia los creyentes, miembros de aquella cabeza” (LG 53). Y nunca ha dejado de serlo: “Después de la Ascensión de su Hijo, María estuvo presente en los comienzos de la Iglesia con sus oraciones” (CIC 965). Tampoco cuando Ella misma fue llevada a los cielos: “Esta maternidad de María perdura sin cesar. Con su asunción a los cielos, no abandonó su misión salvadora, sino que continúa procurándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna” (CIC 969). “Creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo ejercitando su oficio materno con respecto a los miembros de Cristo (Credo del Pueblo de Dios, 15). 148 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Hay que mirar a María para “contemplar en ella lo que es la Iglesia en su misterio, en su «peregrinación de la fe», y lo que será al final de su marcha”, ya que “la Madre de Jesús, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y comienzo de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo futuro” (CIC 972). Para la PARROQUIA Catequesis Pequeñez “Porque ha mirado la humildad de su esclava” (Lc 1, 48) Dios llama a los que quiere (Mc 3, 13) y escoge a lo débil del mundo para humillar lo poderoso (1Co 1, 27). María es la primera de aquellos «pequeños», de los que Jesús dirá: «Padre ... has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños» (Mt 11, 25). Frente al Señor, potente y misericordioso, María manifiesta el sentimiento de su pequeñez: «Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava» (Lc 1,46-48). Ante la excelencia de María, Isabel comprende también qué honor constituye para ella su visita: «¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?» (Lc 1,43). Con la expresión «mi Señor», Isabel reconoce la dignidad real, más aún, mesiánica, del Hijo de María. Isabel, con su exclamación llena de admiración, nos invita a apreciar todo lo que la presencia de la Virgen trae como don a la vida de cada creyente. María presenta su situación de pobreza y la conciencia de su pequeñez ante Dios que, con decisión gratuita, puso su mirada en ella, joven humilde de Nazaret, llamándola a convertirse en la madre del Mesías. En efecto, «Cristo,... siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo, tomando la condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres»; concretamente en el Gólgota «se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz» (cf. Flp 2, 5-8). Con la expresión Magníficat, versión latina de una palabra griega que tenía el mismo significado, se celebra la grandeza de Dios, que con el anuncio del ángel revela su omnipotencia, superando las expectativas y las esperanzas del pueblo de la alianza e incluso los más nobles deseos del alma humana. Vosotros sois pueblo de Dios 149 Vosotros sois pueblo de Dios Capacitada por Dios “El Poderoso ha hecho obras grandes por mí” (Lc 1, 49)) En aquel que es llamado por Dios, Dios realiza las “obras grandes”, porque “para Dios nada hay imposible” (Lc 1, 37). María, inspirándose en la tradición del Antiguo Testamento, celebra con el cántico del Magníficat las maravillas que Dios realizó en ella, y revela su experiencia del rostro de Dios. Dios no sólo es el Poderoso, pare el que nada es imposible, como había declarado Gabriel (cf. Lc 1,37), sino también el Misericordioso, capaz de ternura y fidelidad para con todo ser humano. María realmente experimenta en su vida de un modo concreto cómo Dios hace maravillas. ¿Qué son esas «obras grandes» realizadas en María por el Poderoso? La expresión aparece en el Antiguo Testamento para indicar la liberación del pueblo de Israel de Egipto o de Babilonia. En el Magníficat se refiere al acontecimiento misterioso de la concepción virginal de Jesús, acaecido en Nazaret después del anuncio del ángel. El Espíritu Santo preparó a María con su gracia. Convenía que fuese “llena de gracia” la Madre de Aquel en quien “reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente” (Col 2, 9). Ella fue concebida sin pecado, por pura gracia, como la más humilde de todas las criaturas, la más capaz de acoger el don inefable del Omnipotente. 150 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 En María el Espíritu Santo realiza el designio benevolente del Padre. La Virgen concibe y da a luz al Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo. Su virginidad se convierte en fecundidad única por medio del poder del Espíritu y de la fe (cf. Lc 1, 26-38; Rom 4, 18-21; Gál 4, 26-28). María sabe que lo ha concebido y dado a luz «sin conocer varón», por obra del Espíritu Santo, con el poder del Altísimo que ha extendido su sombra sobre ella (cf. Lc 1, 35). Dios revelará a María el prodigioso embarazo de su prima anciana, como signo de que para él nada es imposible. Para la PARROQUIA La Fe y la respuesta al Don de Dios “¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” (Lc 1, 45) Estas palabras se pueden poner junto al apelativo «llena de gracia» del saludo del ángel. La plenitud de gracia, anunciada por el ángel, significa el don de Dios mismo; la fe de María, proclamada por Isabel en la visitación, indica como la Virgen de Nazaret ha respondido a este don. Isabel, proclamándola «bendita entre las mujeres», indica la razón de la bienaventuranza de María en su fe: «¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1,45). La grandeza y la alegría de María tienen origen en el hecho de que ella es la que cree. «Cuando Dios revela hay que prestarle la obediencia de la fe» (Rom 16, 26; cf. Rom 1, 5; 2Cor 10, 5-6), por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios. Esta descripción de la fe encontró una realización perfecta en María. La fe de María puede parangonarse también a la de Abraham, llamado por el Apóstol «nuestro padre en la fe» (cf. Rom 4, 12). Como Abraham «esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones» (cf. Rom 4, 18), así María, en el instante de la anunciación, después de haber manifestado su condición de virgen («¿cómo será esto, puesto que no conozco varón?»), creyó que por el poder del Altísimo, por obra del Espíritu Santo, se convertiría en la Madre del Hijo de Dios según la revelación del ángel: «el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios» (Lc 1, 35). Sin embargo las palabras de Isabel «Feliz la que ha creído» no se aplican únicamente a aquel momento concreto de la anunciación, ya que la anunciación representa el momento culminante de la fe de María a la espera de Cristo, pero es además el punto de partida, de donde inicia todo su «camino hacia Dios», todo su camino de fe. Ante las palabras del ángel “vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo” (Lc 1, 31), María las acoge con su fiat por medio de la fe, convirtiéndola en la «Madre del Señor». Por medio de la fe se confió a Dios sin reservas y «se consagró totalmente a sí misma a la persona y a la obra de su Hijo». Vosotros sois pueblo de Dios 151 Vosotros sois pueblo de Dios La voluntad de Dios ”No quiere que nadie se pierda” (2Pe 3, 9) La voluntad del llamado busca lo mismo que la voluntad de Dios. Quiere lo que Dios quiere. La Visitación nos presenta otro aspecto de la vida interior de María: su actitud de servicio humilde y de amor desinteresado para quien se encuentra en necesidad. María se puso en camino para dirigirse a la casa de Isabel, ciertamente por una necesidad del corazón, para prestarle un servicio afectuoso, como de hermana, en aquellos meses de avanzado embarazo. En su espíritu sensible y gentil florece el sentimiento de la solidaridad femenina, característico de esa circunstancia. Pero sobre ese fondo psicológico se inserta probablemente la experiencia de una especial comunión establecida entre ella e Isabel con el anuncio del ángel: el hijo que esperaba Isabel será precursor de Jesús y el que lo bautizará en el Jordán. Hacerse prójimo de la persona necesitada: éste es el mandamiento que Cristo dio a todo discípulo. “A Dios nunca le vio nadie; si nosotros nos amamos mutuamente, Dios permanece en nosotros... Y nosotros tenemos de El este precepto: que quien ama a Dios, ame también a su hermano” (1Jn 4, 12.21), dirá San Juan Evangelista. Pero ¿quién mejor que María había realizado este mensaje? ¿Y quién, sino Jesús, a quien Ella llevaba en el seno, la apremiaba, la incitaba, la inspiraba esta continua actitud de servicio generoso y de amor desinteresado hacia los otros? “El Hijo del hombre no ha venido a ser 152 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 servido, sino a servir” (Mt 20, 28), dirá Jesús a sus discípulos; pero su Madre ya habrá realizado perfectamente esta actitud del Hijo. Y si reflexionamos con particular atención sobre el pasaje de la Carta a los Romanos (cf. Rom 12, 9-13), nos damos cuenta de que brota de él una imagen eficaz del comportamiento de María Santísima, para nuestra edificación: su caridad no tuvo ficciones; amaba profundamente a los otros; ferviente de espíritu, servía al Señor; alegre en la esperanza; fuerte en la tribulación; perseverante en la oración; solícita para las necesidades de los hermanos. María es el modelo de la Iglesia que, con las obras de misericordia y caridad, trae al mundo la paz de Cristo salvador. ¡Cuántos hijos e hijas de la Iglesia, en estos dos mil años, han testimoniado el amor del Padre celestial en las múltiples fronteras de la solidaridad! Se trata de una especie de gran «visitación», que se extiende al mundo entero, irradiando el misterio de Dios, que se hace prójimo del hombre y sana sus heridas materiales y morales. En la Visitación vemos a dos mujeres que han recibido de Dios el Don de la maternidad, tal y como aquellos que son llamados por Dios a seguirle más de cerca en Cristo, y pueden también experimentar el haber recibido la maternidad y paternidad espiritual. Para la PARROQUIA Fidelidad de Dios Los pobres y pequeños: destinatarios de Dios “Como lo había prometido a nuestros padres” (Lc 1, 55) “Enaltece a los humildes” (Lc 1, 52) El cántico exalta el cumplimiento de las promesas y la fidelidad de Dios hacia el pueblo elegido. María, colmada de dones divinos, no se detiene a contemplar solamente su caso personal, sino que comprende que esos dones son una manifestación de la misericordia de Dios hacia todo su pueblo. En ella Dios cumple sus promesas con una fidelidad y generosidad sobreabundantes. EL Señor indica Isabel a María como la destinataria de sus cuidados: “Ya está de seis meses la que llamaban estéril” (Lc 1, 36). También a nosotros el Señor nos ha indicado y seguirá indicándonos a las personas con las que debemos ser testigos suyos, para que en nosotros y en ellas crezcan la fe y la gratitud hacia su misericordia infinita y omnipotente. El “Magníficat”, pronunciado por María y escuchado por Isabel, es el canto de la esperanza de todos los pobres, los enfermos y los que sufren en el mundo, que exultan de alegría porque saben que Dios está junto a ellos como Salvador. Con su lectura sapiencial de la historia, María nos lleva a descubrir los criterios de la misteriosa acción de Dios. El Señor, trastrocando los juicios del mundo, viene en auxilio de los pobres y los pequeños, en perjuicio de los ricos y los poderosos, y, de modo sorprendente, colma de bienes a los humildes, que le encomiendan su existencia (cf. Redemptoris Mater, 37). Estas palabras del cántico, a la vez que nos muestran en María un modelo concreto y sublime, nos ayudan a comprender que lo que atrae la benevolencia de Dios es sobre todo la humildad del corazón. Los humildes son siempre los primeros en recibirle: los pastores, los magos, Simeón y Ana, los esposos de Caná y los primeros discípulos. Vosotros sois pueblo de Dios 153 Vosotros sois pueblo de Dios El dinamismo del Amor “Se puso en camino María y se fue con prontitud” (Lc 1, 39) El que es llamado por Dios, necesita hacer del DON recibido de Dios, un DON donado. Cuando uno recibe la llamada de Dios a consagrarse totalmente a Él, a pertenecerle radicalizando la consagración realizada en su bautismo, lo primero que experimenta es su Amor, en medio de la pobreza personal. Un Amor que desborda todo deseo. Porque Dios nos da más de lo que podemos incluso desear y perdona amorosamente nuestras flaquezas. Y ese Amor no deja pasivo, sino que lleva a la necesidad de mostrarlo a los demás. De no guardarlo para sí, de llevar a Cristo a los demás, de acercar a los demás a Cristo, el verdadero “tesoro escondido” o “la perla preciosa” por la que merece la pena venderlo todo. Al responder “Sí” al plan divino de consagración, el llamado comienza a ocupar su lugar de ciudad situada en la cima de un monte o como lámpara en el candelero, para que alumbre a todos. No puede ocultarse. Su luz comienza a brillar delante de los hombres para que acaben encontrándose con Dios. El evangelista, describiendo la salida de María hacia Judea, usa el verbo anístemi, que significa levantarse, ponerse en movimiento. Considerando que este verbo se usa en los evangelios para indicar la resurrección de Jesús (cf. Mc 8, 31; 9, 9.31; Lc 24, 7.46), podemos suponer 154 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 que Lucas, con esta expresión, quiere subrayar el impulso vigoroso que lleva a María, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a dar al mundo el Salvador. San Ambrosio dice del viaje de María: “Alegre de cumplir su deseo, delicada en su deber, diligente en su alegría, se apresuró hacia la montaña. ¿Adónde, sino hacia las cimas, debía tender con prisa la que ya estaba llena de Dios? La gracia del Espíritu Santo no conoce obstáculos que retrasen el paso” (Expositio Evangelii secundum Lucas, II, 19; CCL 14, pág. 39). María, movida por la caridad, se dirige a la casa de su pariente, y realiza el viaje «con prontitud». Y es que “el amor de Cristo nos apremia” (2Co 5, 14) como dirá san Pablo a los Corintios. Apenas ha sabido por el Arcángel Gabriel el estado de su pariente Isabel, se pone inmediatamente en camino hacia la montaña, para llegar “con prisa” a su ciudad de Judea, la actual “Ain Karim”. La dirección del viaje de la Virgen santísima es particularmente significativa: será de Galilea a Judea, como el camino misionero de Jesús (cf. Lc 9,51). En efecto, con su visita a Isabel, María realiza el preludio de la misión de Jesús y, colaborando ya desde el comienzo de su maternidad en la obra redentora del Hijo, se transforma en el modelo de quienes en la Iglesia se ponen en camino para Para la PARROQUIA Dios obra desde lo que pasa desapercibido “Se puso en camino María y se fue con prontitud” (Lc 1, 39) llevar la luz y la alegría de Cristo a los hombres de todos los lugares y de todos los tiempos. También María, aun teniendo conciencia de la altísima dignidad que se le había concedido, ante el anuncio del ángel se declara de forma espontánea “esclava del Señor”. Se entregó a sí misma para servir al Misterio de la Redención y en éste compromiso de servicio Ella incluye también su propósito de servir al prójimo, como lo demuestra la relación que guardan el episodio de la Anunciación y el de la Visitación. María se pone en camino y “de prisa” (Lc 1, 39) para ayudar a su prima en los preparativos del nacimiento del niño, con plena disponibilidad. Un modelo sublime de servicio. “Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno”. (Lc 1, 44). Isabel atribuyó a la voz de María que el niño “saltó” en su seno. Un saludo. Dios siempre obra en lo sencillo, en lo que pasa desapercibido. No se hace visible a Elías en el fuego, el huracán o el terremoto, sino en la suave brisa (1Re 19, 11-12). A través, de la sencillez de “un saludo” es capaz de donar el Espíritu Santo. Poniéndose en camino para servir, María anuncia a Aquel que dirá de sí mismo: “El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos” (Mc 10, 45; cf. Mt 20, 28). En la vida de Jesús, la voluntad de servir es constante y sorprendente. En efecto, como Hijo de Dios, hubiera podido con razón hacer que le sirvieran. Jesús no quiere ser servido, sino que desea servir hasta el punto de entregar totalmente su vida. Vosotros sois pueblo de Dios 155 Vosotros sois pueblo de Dios Frutos de la Visitación Alegría «Cuando oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno» (Lc 1,41). El saludo de María suscita en el hijo de Isabel un salto de gozo: la entrada de Jesús en la casa de Isabel, gracias a su Madre, transmite al profeta que nacerá la alegría que el Antiguo Testamento anuncia como signo de la presencia del Mesías. Ante el saludo de María, también Isabel sintió la alegría mesiánica y «quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno”» (Lc 1,41-42). La atmósfera que empapa el episodio evangélico de la Visitación es la alegría: el misterio de la Visitación es un misterio de gozo. Juan el Bautista exulta de alegría en el seno de Santa Isabel; ésta, llena de alegría por el don de la maternidad, prorrumpe en bendiciones al Señor; María eleva el Magníficat, un himno todo desbordante de la alegría mesiánica. El encuentro de las dos Madres es también el encuentro entre el Precursor y el Mesías que, por la mediación de su Madre, comienza a obrar la salvación haciendo exultar de alegría a Juan el Bautista todavía en el seno de la madre. La escena presenta rasgos de un gozoso acontecimiento salvífico, que supera el sentimiento espontáneo de la simpatía familiar. Entonces ¿cuál es la misteriosa fuente oculta de esta alegría? Es Jesús, a quien María ya ha concebido 156 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 por obra del Espíritu Santo, y que comienza ya a derrotar lo que es la raíz del miedo, de la angustia, de la tristeza: el pecado, la esclavitud más humillante para el hombre. La gracia de la Encarnación, después de haber inundado a María, lleva salvación y alegría a la casa de Isabel. El Salvador de los hombres, oculto en el seno de su Madre, derrama el Espíritu Santo y produce la alegría que unió a las dos madres en aquel encuentro, como fruto del amor que vibraba en sus corazones. Se trataba del Espíritu-Amor trinitario, que se revelaba en los umbrales de la “plenitud de los tiempos” (Gál 4, 4), inaugurada en el misterio de la encarnación del Verbo. Ya en aquel feliz momento se realizaba lo que Pablo diría después: “El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz” (Gál 5, 22). Del alma de María brota un canto de júbilo, el Magnificat, en el que también ella expresa su alegría: “Mi espíritu se alegra en Dios mi salvador” (Lc 1, 47). Así, mientras la turbación por la incredulidad parece reflejarse en el mutismo de Zacarías, María irrumpe con la alegría de su fe pronta y disponible: «Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel» (Lc 1,40). De hecho Isabel le dirá: “Feliz la que ha creído”. El cántico Magníficat es la respuesta de la Virgen al misterio de la Anunciación: el ángel la había invitado a alegrarse; ahora María expresa el júbilo de su espíritu en Dios, su salvador. Su alegría nace de haber experimentado personalmente la mirada benévola que Dios le dirigió a ella, criatura pobre y sin influjo en la historia. Para la PARROQUIA Jesucristo En la Visitación, la Virgen lleva a la madre del Bautista el Cristo, que derrama el Espíritu Santo. Las mismas palabras de Isabel “apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno”, expresan bien este papel como mediadora de María. En su gran misericordia, Dios ha visitado y redimido a su pueblo. La expresión «a la región montañosa» (Lc 1,39), en el contexto lucano, es mucho más que una simple indicación topográfica, pues permite pensar en el mensajero de la buena nueva descrito en el libro de Isaías: «¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: “Ya reina tu Dios”!» (Is 52,7). Donde está María, allí está Cristo; y donde está Cristo, allí está su Espíritu Santo, que procede del Padre y de él en el misterio sacrosanto de la vida trinitaria. “Ella es madre allí donde Él es Salvador y Cabeza del Cuerpo místico” (CIC 973). Por medio de María, el Espíritu Santo comienza a poner en comunión con Cristo a los hombres “objeto del amor benevolente de Dios” (cf. Lc 2, 14). En María, el Espíritu Santo manifiesta al Hijo del Padre hecho Hijo de la Virgen. Ella es la zarza ardiente de la teofanía definitiva: llena del Espíritu Santo, presenta al Verbo en la humildad de su carne dándolo a conocer a los pobres (cf. Lc 2, 15-19) y a las primicias de las naciones (cf. Mt 2, 11) (CIC 724). San Lucas parece invitar a ver en María a la primera evangelista, que difunde la buena nueva, comenzando los viajes misioneros del Hijo divino. María es portadora de una Buena Noticia, que tiene rostro humano: Jesucristo. Al hacerse hombre, el Hijo de Dios ha venido a visitar a cada una de las personas y se ha convertido para cada una de ellas en “la Puerta”: Puerta de la vida, Puerta de la salvación. Si el hombre quiere encontrar la salvación, debe entrar a través de esta Puerta. Cada uno está invitado a cruzar este umbral. Vosotros sois pueblo de Dios 157 Vosotros sois pueblo de Dios El Espíritu Santo Nacimiento de nuevos testigos “En cuanto oyó Isabel el saludo de María, (...) quedó llena de Espíritu Santo” (Lc 1, 41). El encuentro entre la Virgen y su prima Isabel es una especie de “pequeño Pentecostés”. «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno» (cf. Lc 1, 40-42). Al quedar llena de Espíritu Santo, Isabel exclamará «con gran voz», manifestando así un entusiasmo y una alegría que son también fruto del Espíritu Santo. Además, la presencia del Espíritu en Isabel hace saltar de gozo al hijo que lleva en su seno. 158 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Isabel da testimonio de Jesús. Esta exclamación o aclamación de Isabel entraría posteriormente en el Ave María, como una continuación del saludo del ángel, convirtiéndose así en una de las plegarias más frecuentes de la Iglesia. Pero más significativas son todavía las palabras de Isabel en la pregunta que sigue: «¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?»(Lc 1, 43). Isabel da testimonio de María: reconoce y proclama que ante ella está la Madre del Señor, la Madre del Mesías. Para la PARROQUIA La Cruz que lleva a la bienaventuranza Aquel que lo deja todo para seguir al Señor recibe ahora cien veces más que lo dejado, persecuciones y la vida eterna (Mc 10, 30). Así María avanzará durante toda la vida en la “peregrinación de la fe” (LG, 58), mientras su queridísimo Hijo, incomprendido, calumniado, condenado, crucificado, le señalará, día tras día, un camino doloroso, premisa necesaria para esa glorificación cantada en el Magnificat: “todas las generaciones me llamarán bienaventurada” (Lc 1, 48). María nos enseña a saber recoger, en la fe, la paradoja de la alegría cristiana, que nace y florece del dolor, de la renuncia, de la unión con su Hijo crucificado. Simeón se dirige a María con estas palabras: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción... a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones»; y añade con referencia directa a María: «y a ti misma una espada te atravesará el alma» (Lc 2, 34-35). Las palabras de Simeón dan nueva luz al anuncio que María ha oído del ángel: Jesús es el Salvador, es «luz para iluminar» a los hombres. ¿No es aquel que se manifestó, en cierto modo, en la Nochebuena, cuando los pastores fueron al establo? ¿No es aquel que debía manifestarse todavía más con la llegada de los Magos del Oriente? (cf. Mt 2, 1-12). Al mismo tiempo, sin embargo, ya al comienzo de su vida, el Hijo de María —y con él su Madre— experimentarán en sí mismos la verdad de las restantes palabras de Simeón: «Señal de contradicción» (Lc 2, 34). El anuncio de Simeón parece como un segundo anuncio a María, dado que le indica la concreta dimensión histórica en la cual el Hijo cumplirá su misión, es decir en la incomprensión y en el dolor. Le revela también que deberá vivir en el sufrimiento su obediencia de fe al lado del Salvador que sufre, y que su maternidad será oscura y dolorosa. A los pies de la Cruz María participa por medio de la fe en el desconcertante misterio de este despojamiento. Es ésta tal vez la más profunda «kénosis» de la fe en la historia de la humanidad. Por medio de la fe la Madre participa en la muerte del Hijo, en su muerte redentora; pero a diferencia de la de los discípulos que huían, era una fe mucho más iluminada. Jesús en el Gólgota, a través de la Cruz, ha confirmado definitivamente ser el «signo de contradicción», predicho por Simeón. Al mismo tiempo, se han cumplido las palabras dirigidas por él a María: «¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!». Vosotros sois pueblo de Dios 159 Vosotros sois pueblo de Dios COV Centro de Orientación Vocacional 160 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Catequesis para niños Para la PARROQUIA “La Visitación y el Magnificat” (Lc 1, 39-56) María visita a Isabel (Lc 1, 39-56) “En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá». María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho en mí; su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como lo había prometido a nuestros padres— en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su casa”. Catequesis El texto habla de la visita de María a su prima Isabel. Las dos se conocían bien; sin embargo en este encuentro descubren entre ellas un misterio que todavía no conocían y que les llenó de inmensa alegría. Se trata del misterio que ambas llevan en sus entrañas y que es esencial para poner en marcha el Plan de Dios para la salvación de la humanidad. Isabel gesta en su seno al que será el precursor de Jesús: Juan el Bautista. Era imposible esta concepción desde el punto de vista humano puesto que Isabel ya hemos visto que era estéril y el matrimonio de avanzada edad. Pero el anuncio del ángel Gabriel se cumple porque tanto ella como su esposo Zacarías pedían en la oración esta gracia al Señor en la confianza de ser escuchados. El ángel Gabriel, mensajero de Dios, que anunció a Zacarías que su mujer Isabel concebiría un hijo (Juan el Bautista), es el mismo que más tarde se aparecería también a María y le anunciará que concebirá a Jesús. En ambos anuncios Gabriel saluda con la misma expresión de ánimo y confianza: “No temas”. El ángel le anuncia a María que va a concebir en su seno a Jesús y también le comunica que su prima Isabel está embarazada “del sexto mes”. Tras darle al ángel su “SÍ” como respuesta a Dios, María concibe en sus entrañas vírgenes al que será el Mesías esperado por Israel, a Jesús Vosotros sois pueblo de Dios 161 Vosotros sois pueblo de Dios hombre verdadero y Verbo de Dios a la vez, al Salvador y Redentor del mundo. Inmediatamente y llena de gozo, María no se queda quieta sino que se pone en pie y sale de su casa, al encuentro de su prima Isabel para servirle, ya que es mayor en edad y en estado avanzado de embarazo. En esta decisión María pone en acción su amor. Isabel vive en las montañas de Judá y María en Nazaret lo que supone para ella recorrer cien kilómetros ¡que no es poco para una jovencita embarazada! Pero el amor es el amor... No hay amor a Dios si no hay amor, perdón y solidaridad con los hermanos. El Evangelista Juan deja muy clara esa verdad: “Si alguno dice: «Yo amo a Dios», y odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” (1Jn 4,20). Cuando llega a casa de su prima, ella es la que saluda primero, dejando que Juan desde el vientre escuche la voz de la “Madre de mi Señor”. Debió ser una voz dulce, llena de amor y causa de alegría. Nosotros sabemos que María, nuestra Madre, es dulce, nos ama y nos acerca a Jesús, como hizo con Juan. 162 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Los cristianos debemos vivir siempre en actitud de gozo, de alegría, de alabanza al Señor. “Un cristiano triste es un triste cristiano”. El cristiano auténtico se caracteriza por su alegría que es el fruto y la expresión de la paz interior que Dios concede a quienes se esfuerzan en amarle y a servirle ofreciendo amor a los demás. Lo que caracteriza, pues, el encuentro de María e Isabel es la actitud de fe, de alegría, y de exultante celebración. Ved sino el canto del Magníficat —esta preciosa oración en forma de cántico de alabanza y acción de gracias al Dios tan bueno— : “Alaba mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador... porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso...”. Este texto nos enseña que Jesús viene a nuestro encuentro a través de su Madre, María. Para la PARROQUIA Dinámica Realizaremos un juego dividido en 2 etapas. Los niños se dividirán en grupos de 5-6 e irán realizando las pruebas. 1. La Anunciación 2. La Visitación María recibe del ángel: En el encuentro de María con Isabel tendremos 4 pruebas positivas, que refuerzan lo que ya tenían y que se manifiestan en la Visitación: – ALEGRÍA – VIDA – ENTREGA – VALENTÍA Se le entrega a cada niño 4 comodines que son estos 4 dones (4 tarjetas a cada grupo). De camino se enfrentará con 4 pruebas que tendrá que superar. Contarán con ayuda de los comodines en caso de no superar la prueba, de forma que siempre podrán pasar a la prueba siguiente. Las 4 pruebas son las siguientes: – TRISTEZA. Hacer reír a 5 monitores sin tocarles (carasas, bromas, chistes,…). – COMODIDAD. Elaborar un tipo de “muixeranga” inventada y aguantar en equilibrio el tiempo que establezca el monitor. – MIEDO. Con los ojos vendados probar y adivinar 6 sabores distintos (colacao, café, sal, azúcar, canela y ajo). – ALEGRÍA-VIDA. Hacer con mímica los números (moviendo el “trasero”). Cuando acaban se les reparten chuches para compartir. – AMOR-ENTREGA. Deberán escribir un mensaje bonito a algún miembro de su grupo y buscar un momento especial del día para dárselo. – COMPAÑÍA-AYUDA. Trasvase de agua de vaso en vaso. Cada miembro del grupo tiene un vaso en la boca y va vertiéndola sin ayuda de las manos al compañero de al lado. Al acabar agua fresquita para todos. – ORACIÓN-ENCUENTRO. Buscar en la Biblia 4 pasajes evangélicos o textos a decidir por el monitor. Hacer un cartel con el texto que más les haya gustado y colgarlo en el oratorio para que lo puedan leer otros grupos. – PEREZA. Contestar preguntas y operaciones matemáticas mientras están saltando, sin parar de saltar. Vosotros sois pueblo de Dios 163 Vosotros sois pueblo de Dios Comisión Diocesana de Misiones Adviento Misionero 2014 La propuesta que hace este año Infancia Misionera para vivir el Adviento Misionero con los niños está pensada para utilizarla tanto en la eucaristía, como en la catequesis o en los centros escolares. Si se hace durante la eucaristía, la “ambientación” puede usarse a modo de monición de entrada; el “gesto”, en el momento de la celebración que se indica; y el “compromiso” se puede proponer en la homilía o al final de la celebración. Si se utiliza fuera de la eucaristía, puede resultar útil para un breve encuentro de oración con los niños, realizando las adaptaciones necesarias. 164 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA Objetivos Proporcionar a los agentes de pastoral una ayuda para que los niños descubran la naturaleza del Adviento como tiempo de preparación personal y comunitaria para recibir a Jesús en Navidad. Desde una perspectiva misionera, podemos integrar esta actividad en el proceso de preparación de la Jornada de Infancia Misionera, teniendo presente el lema de este año, “Yo soy uno de ellos”. Colaborar con los educadores para que los niños se familiaricen con la Palabra de Dios, se inicien en la oración y asuman algún compromiso misionero. Sembradores de estrellas Para que los niños se sientan pequeños misioneros, se les propone participar en esta actividad, que se lleva a cabo justo unos días antes de la Navidad. Se trata de poner a los transeúntes una estrellita en la solapa, para compartir la alegría navideña y recordar a todos la Buena Nueva: el nacimiento de Jesús. Con este gesto, los niños también transmiten esa alegría en nombre de los misioneros repartidos por el mundo. Que el anuncio de la Navidad y su esperanza inunde las calles y llegue a todos con gratuidad. Es bueno recordar que no se pide nada, solo una sonrisa. Vosotros sois pueblo de Dios 165 Vosotros sois pueblo de Dios Primer domingo de Adviento 30 de noviembre “Vigilad” Ambientación Comenzamos hoy el Adviento, el tiempo de preparación para la Navidad. Y lo hacemos encendiendo la primera vela de la corona de Adviento. Estas velas nos irán recordando que lo primero que necesitamos para prepararnos bien y poder celebrar el nacimiento de Jesús es “vigilar”, estar muy atentos, para darnos cuenta de que Él quiere estar entre nosotros, y para descubrir los lugares y las personas en las que Él va a nacer. Gesto (en el ofertorio) (Proponemos presentar el pan y el vino y una cartulina con la palabra “Vigilad”. La cartulina estará escrita con colores vivos y por las dos caras, de modo que al presentarla se lea desde todos los puntos. Se sugiere acercarla al altar desde el fondo de la iglesia y llevándola elevada, para que llame la atención a los presentes). “Vigilad”: Ésta es la invitación que Jesús nos hace al comienzo del Adviento. Esta palabra permanecerá durante este tiempo junto a las velas que componen la corona, recordándonos que tenemos que estar vigilando, para que cuando llegue Jesús nos encuentre bien preparados. 166 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Pan y vino: Presentamos el pan y el vino que se transformarán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Este es el alimento que nos permitirá mantenernos muy atentos durante el tiempo de Adviento para preparar bien la llegada de Jesús en Navidad. Compromiso Estar atentos a todo lo que tenemos a nuestro alrededor: lo que sucede en nuestras calles, en la casa, en la iglesia... Mirar las caras y los gestos de la gente; observar la naturaleza, los animales, la luz... Estar alerta por si alguien necesita nuestra ayuda. Rezar esta semana por los niños del mundo que no saben que Jesús va a nacer. Para la PARROQUIA Segundo domingo de Adviento 7 de diciembre “Preparad el camino” Ambientación Compromiso Encendiendo la segunda vela descubrimos que vamos avanzando en el camino del Adviento. Estamos preparando la senda que conduce a la Navidad. Ello supone que tenemos que apartar todos los obstáculos que nos puedan impedir acercarnos a Jesús y abrirle las puertas de nuestro corazón. También en la vida de los demás puede haber dificultades que les impiden acoger a Jesús. A nosotros nos toca ayudarles a vencerlas. La semana pasada hemos vigilado para descubrir las necesidades de los demás, acordándonos también de los niños de los países de misión. Esta semana, como preparación a vivir plenamente la Navidad, proponemos llevar a cabo alguna acción concreta: ayudar en casa, ir a ver a los abuelos, visitar a un niño enfermo en un hospital, dar tu bocadillo a un mendigo... Nos ayudará pensar en el lema de Infancia Misionera 2015, “Yo soy uno de ellos”. Gesto (en el momento de rezar el padrenuestro) Entregar la revista Gesto a los niños. En el padrenuestro nos dirigimos a Dios como Padre de todos, con las palabras que Jesús nos enseñó. Esto quiere decir que todos somos hermanos y, por tanto, hemos de amarnos, de ayudarnos, de cuidarnos, de hacer posible que Él se haga presente en cada corazón. Todos los niños del mundo son amados por Dios, y nosotros somos “uno de ellos”. Por eso, vamos a unir nuestras manos, y como una única familia, le decimos con mucha confianza: Padre nuestro... Vosotros sois pueblo de Dios 167 Vosotros sois pueblo de Dios Tercer domingo de Adviento 14 de diciembre “Estad alegres” Ambientación Compromiso Próximos ya a la Navidad, la Palabra de Dios de este domingo nos invita a estar alegres. Quien espera la visita de Jesús en su corazón no puede estar triste, y quien anuncia el Evangelio lo tiene que hacer con alegría. También nos tiene que llenar de alegría saber que por el mundo entero los misioneros y misioneras están entregando su vida para llevar el Evangelio a todos, para anunciar que Dios es amor. Al encender la tercera vela se nos invita a participar alegres, escuchando atentamente lo que Jesús nos va a decir. Conocer la labor que hacen los niños misioneros, que siempre muestran con alegría que son amigos de Jesús. Leer el Decálogo del Niño Misionero y elegir las tres propuestas que más les gusten y ponerlas en práctica. Gesto (al finalizar la eucaristía) Al concluir la celebración, el sacerdote invita a los niños, acompañados por los catequistas, a distribuirse por las puertas de la iglesia y a ir dando la paz a todos los que van saliendo, regalándoles una sonrisa como signo de nuestra alegría cristiana. El sacerdote también les anima a participar en la actividad de “Sembradores de Estrellas”, poniendo en práctica el ser un niño misionero. 168 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Buscar el nombre de un misionero y conocer su labor y entrega. En cada número de la revista Gesto encontrarán la vida de uno de ellos. También pueden llevar a cabo esta acción recordando la vida de san Francisco Javier, Patrón de las Misiones. Para la PARROQUIA Cuarto domingo de Adviento 21 de diciembre Sembradores de Estrellas “Hágase en mí” Ambientación Encendemos las cuatro velas de la corona de Adviento. Todo nos indica que estamos ya muy cerca de la Navidad. Hoy nos unimos a la Virgen María, que acogió el anuncio del ángel Gabriel y aceptó con fe ser la Madre de Dios. De Ella nacerá Jesús en Belén. También nosotros queremos acoger a Jesús en nuestro corazón, y por eso decimos, como María, “hágase en mí según tu palabra”. Gesto (en la acción de gracias) Después de la comunión, tras un momento de silencio, se reza el magníficat. Brevemente se explica a los niños qué es el magníficat; lo puede recitar alguno de ellos, o dividirlo por estrofas, o entregarlo fotocopiado para rezarlo en común. Es buena ocasión para recordar a los niños que María es la Reina de las Misiones. Compromiso Animar a los niños a realizar algún pequeño sacrificio como muestra de amor al Niño Jesús que va a nacer.Podemos utilizar la “Hucha del Compartir” de Infancia Misionera, y poner en ella lo que hemos ahorrado en estos días de Adviento privándonos de algún capricho. Explicar a los niños el sentido de la hucha y para qué se empleará el dinero que depositen en ella. Canto: Villancico. Saludo: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Queridos niños y niñas (queridos jóvenes, queridos padres...): Todos los que hoy nos encontramos aquí somos Sembradores de Estrellas, porque queremos transmitir a los demás la alegría que supone ser amigo de Jesús. Por eso, vamos a salir por las calles y, con nuestros cantos y nuestra sonrisa, sembraremos estrellas en el corazón de las personas que se crucen con nosotros. Y lo haremos en nombre de todos los misioneros que están llenando tantos rincones del mundo con la alegría del Evangelio. En un momento de silencio, pedimos a Dios la fuerza necesaria para emprender con ilusión la misión de anunciar que Jesús nace para todos en Navidad. Vosotros sois pueblo de Dios 169 Vosotros sois pueblo de Dios Cuento: Misterio (Autora: Laura Magdalena Miguel) Melchor había dejado preparadas todas sus cosas para salir de noche. Entonces podría volver a ver aquella estrella que tanto le intrigaba y que parecía querer indicarle algo. Al terminar la tarde, Melchor subió a su camello acompañado de sus sirvientes, que no hacían más que preguntar: “¿Dónde vamos, alguien lo sabe?”. Pero ni siquiera el propio Melchor, con toda su sabiduría, era capaz de averiguarlo; sólo respondía: “Esa estrella nos guiará hasta nuestro destino”. Y confiando en el sabio, los pajes no volvieron a preguntar. Gaspar y Baltasar, otros dos sabios, también habían abandonado sus reinos con la misma intención. Cierto día los tres se encontraron en un oasis. Entre todos descubrieron que la estrella quería indicarles el lugar en el que nacería un gran rey, el Rey de Reyes. Fueron así aproximándose a su destino, imaginando el reino al que la estrella les guiaba, seguramente un reino poderoso, con un gran ejército y lujosos palacios. Pronto advirtieron que nadie más se unía a su viaje. Parecía que solo ellos conocían la noticia del nacimiento del Rey de Reyes. Solo la última jornada encontraron compañía: humildes pastores y campesinos. Baltasar les preguntó a dónde se dirigían. De pronto Melchor anunció: “La estrella ha parado”. En el horizonte se distinguía un pueblo, pero ninguna torre de ningún palacio suntuoso presagiaba la presencia en aquella aldea del Rey de Reyes. Entonces Gaspar habló: — El pastorcito dijo la verdad. El rey que estábamos esperando es un niño acostado en un humilde pesebre; no será el más rico entre los hombres, pero su vida será la más grande entre los hombres. Admirados por este misterio, llegaron hasta un portalillo. Allí, emocionados, con las manos temblorosas, conscientes de que su sabiduría no había sido capaz de comprender aquel misterio, ofrecieron sus regalos al niño. — Solo al escuchar al pastorcito hemos entendido que el Rey de Reyes ha renunciado a las riquezas y al poder de este mundo para nacer entre los humildes ­—comentó Gaspar—. Los sabios regresaron a sus reinos sin detenerse a explicar a nadie todo lo sucedido. El Señor había querido que ningún hombre en la tierra del Rey de Reyes, excepto los pastores, supiera del gran acontecimiento: el nacimiento de Jesucristo. — Un ángel del Señor nos dijo que ha nacido el Salvador. Es un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre ­—contestó un pastorcito con voz temblorosa—. Desde aquel día, todos los años recordaban a Jesús, preparando sus corazones para celebrar aquella fecha y dando gracias a Dios por haber sido elegidos para adorar a un niño que dormía en un pesebre. Baltasar quedó desconcertado. Parecía extraño que un rey, el más importante que la humanidad vería nacer, esperara la llegada de los sabios acostado en un pesebre. También a ti Dios te llama para adorar a su Hijo, el niño Jesús. Y tú, ¿qué puedes ofrecerle? 170 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Para la PARROQUIA Peticiones: Envío: Respondemos todos: “Ayúdanos a llevar tu luz a los demás”. Antes de salir a sembrar estrellas, presentamos a Jesús nuestro propósito de ser auténticos misioneros. Para que nadie se quede sin saber que en Navidad Tú naces para todos. Ayúdanos a llevar tu luz a los demás. Lo hacemos diciendo: “Sí, quiero”. Porque muchos hombres y mujeres viven tristes sin descubrir la alegría de tu amistad. Ayúdanos a llevar tu luz a los demás. Por todos los niños del mundo que sufren a causa del hambre, de la guerra, de la enfermedad. Ayúdanos a llevar tu luz a los demás. Para que, sembrando estrellas, seamos auténticos misioneros y llenemos el mundo de amor y paz. Ayúdanos a llevar tu luz a los demás. Se explica cómo sembrar las estrellas. ¿Queréis llenar las calles de alegría, de amor y de ilusión? Sí, quiero. ¿Queréis anunciar a todos que Jesús viene a nacer en nuestro corazón? Sí, quiero. ¿Queréis llevar el amor de Dios a todos los que viven tristes, solos y olvidados? Sí, quiero. En nombre de Dios os bendigo. Salid a las calles y a vuestras casas, y llenadlas con la alegría de vuestra fe. Sembradores: ¡a sembrar estrellas! Gesto final: Como despedida al final del recorrido por las calles, se propone concluir todos juntos formando una estrella gigante, cogidos de la mano, y cantando un villancico. La estrella se forma colocando a cinco personas a modo de puntas de la misma y otras cinco en el interior; el resto de los presentes se les van uniendo, haciendo así los brazos de la estrella. Vosotros sois pueblo de Dios 171 Vosotros sois pueblo de Dios Adviento-Navidad 2014-2015 App El Arzobispado de Valencia, a través de la Comisión de Catequesis y en colaboración con la Vicaría de Evangelización, ofrece para este tiempo de Adviento una aplicación para dispositivos informáticos, smartphones, tablets y ordenadores en la que, a partir de ahora, seguir este tiempo litúrgico será más fácil y accesible para todos. La aplicación pretende posibilitar un seguimiento diario del Adviento y de los días más significativos de la Navidad como es la Nochebuena, Natividad, la fiesta de la Sagrada Familia, la de Santa María, el Segundo Domingo de Navidad así como también Reyes y el Bautismo del Señor. 172 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 Esta aplicación informática ofrece al usuario el Evangelio del día y el Santoral y en torno a ambos contenidos también se dispone de una reflexión sobre la Palabra de Dios del día desde las enseñanzas del Catecismo de la Iglesia y el YouCat, este último dirigido a los más jóvenes. La APP impulsada por la Comisión de Catequesis del Arzobispado de Valencia se presenta como un instrumento a través del cual poder disponer de los materiales y textos necesarios para tener un tiempo de oración en medio de la actividad diaria, aportando una variedad de oraciones dirigidas a todos los públicos. De este modo, el usuario dispone de una oración para el día y otra oración al acabar el día además de una para bendecir la mesa y para los más pequeños de la casa una oración escrita especialmente para ellos. El material se completa con un villancico en formato audio y una sección de oración personal del día en el que todas aquellas personas que así lo deseen podrán orar mientras escuchan los materiales en audio. Además de todos los contenidos, la aplicación ofrece a los más jóvenes varios juegos de diferentes niveles relacionados con el tiempo de Adviento y de la Navidad. Para la PARROQUIA Propuesta de CANTOS Los cantos que proponemos se pueden encontrar en: - Cantoral Litúrgico Nacional (Coeditores Litúrgicos). Secretariado Nacional de Liturgia. Madrid (CLN). - Cantoral de Misa Dominical (Centre de Pastoral Litúrgica). Barcelona (MD). - Cantate Domino (Parròquia Sant Jaume Apòstol). Algemesí (Valencia) (CD). El Animador puede elegir el canto que considere más apropiado. Téngase en cuenta que en el criterio de la selección debe tenerse en consideración el texto del canto (o cantos), más que la música. Si no se conoce la música se puede buscar la partitura: los tres cancioneros que proponemos tienen edición de sólo letra y también de partitura y texto. El Cantoral MD en edición musical va acompañado de un CD, con sólo acompañamiento, que puede ayudar a cantar. Como último recurso se puede utilizar el texto del canto elegido sin cantar, a modo de oración común. Vosotros sois pueblo de Dios 173 Vosotros sois pueblo de Dios Cantos para el Adviento Alma Redemptoris Mater Gregoriano CD: 22 A ti levanto mis ojos M. Manzano CD: 31 CLN: 526 A Ti, Señor, levanto mi alma C. Episcopal E. Cielos, lloved vuestra justicia (Ven, Salvador) L. Deiss CD: 60 Cristo, nuestro Salvador C. Garabáin Des de l’abisme vos cride, Senyor CD: 82 De Vós naixerà, oh María CD: 89 Dios es nuestra esperanza (Ven ya, Cristo, Señor) El Dios de paz, Verbo Divino Popular El Seu camí va ser camí de tots CD: 107 Esperamos tu venida A. Martorell CLN: 19 Estrella hermosa que anuncia el día N. Otaño CD: 118 CLN: 310 Filla del Poble, María A. Taulé CD: 122 Hija del pueblo, María A. Taulé CLN: 327 Jerusalén, alégrate J. J. Arregui CLN: 21 Jesucristo, Palabra del Padre J. A. Rodríguez CLN: 20 La Virgen sueña caminos C. Erdozáin CD: 156 Les mans obertes davant Vós, Senyor CD: 157 Levanto mis ojos a los montes M. Manzano CD: 160 Llega el Mesías Juan Alfonso CLN: 5 LLegará la libertad (Caminamos hacia el sol) J. A. Espinosa Mi alma espera en el Señor M. Manzano CD: 172 CLN: 529 Oh Mare Virginal CD: 184 Oh Santíssima, Oh piíssima CD: 191 O Sanctíssima, O piíssima CD: 191 174 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 MD: 241 MD: 301-1 MD: 301-2 MD: 311 MD: 302 MD: 313-1 MD: 386 MD: 314-2 MD: 314-1 MD: 312 MD: 240 MD: 225 Para la PARROQUIA Palabra que fue luz A. Taulé CLN: 18 Per Jesús ens ve la vida CD: 199 Preparad el camino CLN: 24 Preparad los caminos CLN: 25 Preparemos los caminos J. M. Álvarez CLN: 6 Pueblo de hermanos CLN: 26 Quan a l’Egipte era Israel Espiritual Negre CD: 206 Quan desvetllarem els cors CD: 207 Sobre ti, Jerusalén A. Taulé CLN: 31 Tiempo de espera, tiempo de esperanza E. Vicente Mateu CD: 254 CLN: 13 Toda la tierra espera el Salvador A. Taulé CD: 257 Tota la terra espera el Salvador A. Taulé CD: 257 Tota pulchra es, Maria CD: 258 Un pueblo que camina J. A. Espinosa Vamos a preparar el camino C. Erdozáin Vell Pelegri (Errante voy) Espiritual Negre CD: 274 CLN: 715 Ven, Salvador P. Aizpurúa CLN: 27 Ven, Salvador (El Dios de paz) Popular CLN: 1 Ven, Señor, líbranos Anónimo CLN: 28 Ven, Señor, no tardes R. Estévez CLN: 29 Ven, Señor, no tardes en llegar G. Fernández CLN: 15 Ven, Señor, y no tardes J. J. Arreguir CLN: 30 Ven, ven, Señor, no tardes Espiritual Negro CLN: 9 Veniu, Emmanuel Tradicional CD: 280 Vós sou, Senyor, la llum del meu cor Espiritual Negre CD: 287 MD: 303 MD: 329-2 MD: 306 MD: 306 MD: 307 MD: 313-2 MD: 38 MD: 309 MD: 315-2 MD: 34 Vosotros sois pueblo de Dios 175 Vosotros sois pueblo de Dios Cantos para la Navidad Adeste, fideles Gregoriano CD: 5 CLN: 71 Anuncio a los pastores C. Montero Con camino y sin camino Viejo–Olivar Dios camina con su pueblo J. Sánchez Dime, Niño, ¿de quién eres? Popular Dime por qué C. Montero El Señor vendrá J. P. Martins El tamborilero En medio del silencio M. Praetorius Es Navidad E. Vicente CLN: 59 Esa estrella que ha nacido Olivar–Montero Esta es la noche de Dios H. J. Gaudelett CLN: 66 Felicidades, Señor, por nacer C. Montero Gloria a Dios en las alturas A. Taulé CLN: 65 Gloria, gloria a Jesús Olivar–Montero Gloria in excelsis Deo Pop. Francesa CLN: 67 Ha nacido el Salvador J. Madurga CLN: 68 Hoy en el tierra J. Madurga Hoy la paz bajó del cielo C. Episcopal E. Hoy es Nochebuena Viejo–Olivar Los Magos C. Montero Mi casa será Belén C. Montero Nace el Niño en un Portal C. Erdozáin Navidad sin pandereta M. Manzano Noche de paz M. Gruber CLN: 53 176 Cuaderno Pastoral A D V I E N T O - N A V I D A D 2 0 1 4 - 2 0 1 5 MD: 322 MD: 325 MD: 318 MD: 316-2 MD: 324 MD: 328 MD: 330 MD: 327 MD: 326 MD: 316-1 MD: 320 MD: 317 Para la PARROQUIA No la debemos dormir No me diréis, María Nos ha nacido un NIño Nunca suenan las campanas Que me digan ¿Qué tienen tus ojos? San José al Niño Jesús Se ha dormido el Niño Siempre Navidad Siempre es Navidad Sobre ti, Jerusalén Suenen voces de paz Surge ya, Jerusalén Un Niño se nos ha dado Venid, adoremos al Salvador L. Elizande CLN: 69 E. Cegoñal T. Aragonés CLN: 70 Pop. Alemana CLN: 54 C. Montero E. Cegoñal Popular Olivar–Montero C. Montero G. Fernández A. Taulé G. Fernández D. Julien Viejo–Olivar M. Popular MD: 329-2 MD: 329-1 MD: 322 Vosotros sois pueblo de Dios 177 2 0 1 4 - 1 5 A D V I E N T O - N A V I D A D Adviento-Navidad Vosotros sois pueblo de Dios 2 0 1 4 - 1 5