pag 5.indd - Escambray

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VARIADA• 5
Un río de concreto
Constructores y especialistas de seis provincias asumen actualmente en Sancti Spíritus la más importante inversión de Recursos Hidráulicos
en todo el país: la reparación del Canal Magistral Zaza, una obra imprescindible para la agricultura de la región
LEYENDA
TRASVASE
Límites provinciales
Cabecera provincial
Embalses
Ríos
SANCTI SPÍRITUS
Presa Zaza
Longitud
Caudal
de diseño
Cantidad de
compuertas
Pérdidas
proyectadas
44.5 km
85 m3/s
58
15%
Derivadora Sur
del Jíbaro
Juan Antonio Borrego
Las lomas del Escambray, algunas de las
cuales se empinan muy cerca de la presa
Zaza, pudieran parecer infantiles al lado de
las montañas de azolve y fango que desde
hace semanas comenzaron a levantarse
en las márgenes del canal que conduce las
aguas del mayor embalse de Cuba.
“El trasvase se estaba quedando ciego”,
explica uno de los buldoceros desde el fondo
de la obra, quien ha tenido que bajar con su
máquina a remover los lodos de cuatro décadas y media, que luego las retroexcavadoras
van retirando cucharada a cucharada en una
suerte de ritual aburridísimo, el cual, según
no pocos protagonistas, pudiera extenderse
más allá de lo previsto.
El ingeniero Alexander Castro Rondón, especialista principal de Inversión de la Empresa
de Servicios Ingenieros-Dirección Integrada de
Proyectos (ESI-DIP) Trasvase Centro-Este, confirma la magnitud del movimiento con un par
de cifras que resultan verdaderamente asombrosas: solo en el mes de febrero, en 1.8 kilómetros de trayecto fueron extraídos 20 000
metros cúbicos de azolve y 12 000 de fango.
El efecto combinado de la falta de un
mantenimiento profundo durante décadas,
las peculiaridades de la topografía, las sucesivas crecidas e inundaciones a lo largo de
todos estos años y las características propias del canal —de sus casi 45 kilómetros
de longitud, apenas se encuentran revestidos con losas de hormigón 5.7 kilómetros en
los taludes y 1 en el fondo— han contribuido
tanto a incrementar las pérdidas de agua por
concepto de filtraciones como a limitar la circulación del líquido por su interior.
Cuando hace algún tiempo especialistas de
la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico se
propusieron reparar los sistemas de compuertas del canal, convertidos en verdaderos coladores para entonces, calcularon que por estos
mecanismos se escapaban anualmente unos
16 millones de metros cúbicos, o sea, el equivalente a una presa pequeña o, lo que es más
ilustrativo todavía, una cifra similar al balance
de agua con que cuenta Sur del Jíbaro para asegurar la actual campaña arrocera de frío.
Pero lo más significativo que descubrió Escambray en aquellas pesquisas no fue la cifra
que se fugaba por las compuertas del Magistral ni el empeño de los espirituanos por taponar el despilfarro, sino que esta cantidad representaba el 4 por ciento de todos los escapes
del canal, una obra diseñada con pérdidas de
un 15 por ciento, en lo fundamental por filtraciones y evaporación, índice que ya a estas alturas se había disparado hasta más de un 25.
ENTRE LA CORTINA Y BOQUERONES
El ingeniero Alexander Castro se precia de
figurar entre los primeros hidráulicos graduados en la Universidad de Oriente, de haber
participado en la complicada reparación del
canal Zaza-Ciego —el canal de las manchas,
de acuerdo con la visión de un colega— y
de haber construido los primeros kilómetros
con hormigón proyectado en La Felicidad, sin
embargo, según sus propias confesiones,
“nada de eso es como el Magistral”.
Considerada la más importante inversión
del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) en estos momentos en el país,
la reparación capital del trasvase espirituano
reúne constructores de seis provincias —Pinar del Río, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego
de Ávila, Camagüey y Granma— y casi medio
centenar de equipos entre buldóceres, retroexcavadoras, camiones, motoniveladoras,
cargadores y grúas, un ejército concentrado
actualmente en el tramo que media entre la
cortina de la presa y la laguna de Boquerones.
Además de levantar una nube de polvo que
le cambia día tras día el color de la ropa a todo
el que meta las narices en estos confines, las
Infografía: Eykel Aguila Leiva
fuer
fuerzas
constructoras que ejecutan el proyecto
adelantan la extracción de azolve y material fanade
goso,
gos la reparación de losas, la fundición de la
base del canal y la conformación de secciones,
bas
así como la construcción de una alcantarilla (kilómetro 9) y un canal auxiliar de 2 200 metros
que, llegado el mes de mayo, permitiría lo que
los hidráulicos llaman bypassear agua para la
arrocera o, lo que es lo mismo, mantener la entrega del líquido por esta vía y de forma simultánea proseguir los trabajos constructivos.
Lo ocurrido en esta propia zona en mayo
del 2012 se volvió viral en Sancti Spíritus y
en media Cuba, cuando un guajiro tractorista de La Chorrera —Edel Estrada Pérez, para
más señas— grabó con su propia cámara de
video el instante en que la laguna de Boquerones embestía los taludes del Magistral, los
derrumbaba como si fueran de juguete y se
tragaba sin misericordia alguna la Estación
Provincial de Alevinaje, desde donde, dicen,
el improvisado camarógrafo imploró a todas
las vírgenes conocidas que le permitieran
terminar el más arriesgado de sus audiovisuales y, por supuesto, salvar el pellejo.
Para que no se repitan historias como la
de aquellas lluvias torrenciales, los expertos
de la Empresa de Investigaciones y Proyectos
Hidráulicos, de Villa Clara, han concebido una
solución técnica que implica la construcción de
la ya famosa alcantarilla del kilómetro 9 que,
según los especialistas involucrados en la obra,
en situaciones de contingencia pudiera convertirse en una muralla protectora para el canal.
¿LA ZAZA SIN EL MAGISTRAL?
En la inversión intervienen constructores de seis
provincias. /Foto: Vicente Brito
También conocido en sus inicios como
Zaza-Camagüey por extenderse desde la cortina del propio embalse hasta los límites con
la antigua provincia agramontina, el Magistral
fue construido a inicios de los años 70 con
un caudal de diseño de 85 metros cúbicos
por segundo, una corriente que según cuentan los bañistas de ocasión puede arrastrar
hasta a los nadadores más experimentados.
De acuerdo con fuentes bien documentadas, el canal ha trasvasado en sus casi cuatro
décadas y media de funcionamiento más de
20 000 millones de metros cúbicos de agua,
con un impacto trascendental para importantes programas económicos en la zona central
del país, incluidos el desarrollo arrocero en La
Sierpe, el fomento de áreas cañeras en el macizo Uruguay, así como el sostenimiento de la
ganadería vacuna y de la acuicultura.
“¿De qué serviría la Zaza sin el Magistal?”, acostumbra a decir José Manuel Crespo, uno de los hombres que ayudaron a crear
el río artificial que se extiende desde la mis-
ma cortina del gran lago hasta la derivadora
Sur del Jíbaro y funciona como vaso comunicante entre dos cuencas hidrográficas y siete
presas de varios municipios.
“Esto va a quedar como un río de concreto”, revela el ingeniero Castro Rondón,
enamorado como está del proyecto hidráulico, que debe dotar a la región de una vía
mucho más segura para trasvasar el agua
de la Zaza, con pérdidas muy inferiores a las
que reporta hoy día. “La idea es reparar la
parte enlosada —dice— y el resto, limpiarlo,
reconstruirlo y aplicarle hormigón proyectado
por el método de gunitage”.
BURLANDO LA LEY DE LA GRAVEDAD
“El Magistral puede regar al revés”, explica Dixán Rabelo Obregón, director de la
Unidad Empresarial de Base Sur del Jíbaro,
de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico. “Puede regar al revés —insiste el joven directivo—, pero siempre y cuando haya
agua suficiente en la derivadora que pueda
ser compensada de este a oeste, es decir,
en sentido contrario a como presta servicios
tradicionalmente el sistema”.
Lo que pareciera un rejuego de palabras
o más bien una ilusión tecnológica es el resultado de los estudios topográficos de hace
medio siglo y de la ingeniosidad de proyectistas y constructores que aprovecharon una
llanura casi perfecta para, como dice uno de
ellos, “engatusar la ley de la gravedad”.
Antes de lanzarse a cerrar la Zaza e iniciar
la reparación del trasvase, una decisión radical
para la producción arrocera en esta parte del
país, el INRH tuvo el cuidado de acelerar la rehabilitación de las presas de la cuenca del Jatibonico del Sur (Dignorah, Lebrije y La Felicidad,
esta última todavía pendiente de algunos trabajos), que de conjunto podrían aportar unos 100
millones de metros cúbicos a Sur del Jíbaro.
La ecuación se estropeó, sin embargo, con
la sequía de años que ha venido menguando
las posibilidades de estos embalses al punto
de que en el día de hoy dicha cuenca apenas
puede asegurar unos 18 millones de metros
cúbicos, los que por fortuna están sosteniendo la producción de semilla en la Unidad Básica de Producción Cooperativa Las Nuevas.
Con las presas de Jatibonico reparadas
pero casi vacías; la Zaza, ahora con más de
440 millones, pero cerrada; el Magistral cortado en dos por los trabajos constructivos
que no debían esperar más y los arroceros
mirando todos los días para un cielo con muy
pocas nubes, Recursos Hidráulicos ha jurado
solemnemente lo que ya en La Sierpe anda
de boca en boca: en mayo se abre la Zaza.
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