8 SÁBADO 6 DE DICIEMBRE DE 2014 ¿Qué pasaría con las religiones si se descubre vida extraterrestre? ¿F ue la estrella de Belén un objeto celeste real? ¿Puede existir la vida en otros planetas? ¿Estamos solos en el universo? Desde que era muy joven, David Weintraub —profesor de Astronomía de la Universidad de Vanderbilt, Estados Unidos— vivía fascinado con aquellas interrogantes donde la astronomía se superpone con la religión. “Las preguntas de los astrónomos sobre la vida en el universo se entrometen en el dominio teológico tradicional”, cuenta en entrevista con “El Mercurio”. “La religión ha proporcionado un conjunto de respuestas, pero los astrónomos pueden dar uno completamente distinto”. Hace veinte años, los astrónomos no tenían más que teorías y cálculos para deducir que los planetas se formaban junto a las estrellas. Pero el panorama cambió con los hallazgos recientes de las misiones espaciales. Lanzada en el año 2009, la misión Kepler de la NASA —un proyecto que utiliza un telescopio único operado en el espacio— descubrió más de mil planetas fuera de nuestro sistema solar (ver entrevista a Eduardo Bendek en la página 9). La misión GAIA de la European Space Agency (ESA), enviada el año pasado, pretende identificar decenas de miles más. Este es apenas el punto de entrada para una segunda fase de investigación que busca resolver si alguno de estos cuerpos celestes presenta signos de vida. “Me di cuenta de que los astrónomos estába- Sobredosis de planetas En las últimas dos décadas, los astrónomos han descubierto miles de planetas extrasolares y varios de ellos podrían reunir las condiciones necesarias para albergar vida. Un libro recién lanzado en Estados Unidos abre el debate sobre cómo este hallazgo impactaría a las distintas religiones del mundo. GUILLERMO TUPPER. mos transformando las interrogantes acerca de la vida en el universo en preguntas científicas que pronto podríamos contestar”, afirma. “Estos pensamientos me hicieron preguntarme qué tienen que decir las distintas religiones acerca de la vida extraterrestre”. En agosto de este año, Weintraub publicó “Religiones y vida extraterrestre: ¿Cómo lidiaremos con esto?” (Springer), un libro que le tomó cuatro años de investigación y donde fue en búsqueda de los escritos sagrados de cada religión para encontrar alguna referencia a la vida extraterrestre. La investigación incluye las opiniones de teólogos y líderes religiosos acerca del impacto que tendría este hallazgo en diversas religiones; entre ellas, el judaísmo, el catolicismo romano, el islam y el hinduismo. Según el autor, no solo estaríamos frente al descubrimiento más importante de la humanidad; también frente a la oportunidad de probar y re-significar nuestras teologías en un contexto de reconocer que el Dios que creó a los humanos en el planeta Tierra, también creó a otros seres en distintas partes del universo. “Se me hace difícil imaginar cualquier otro descubrimiento más significativo y con un impacto más profundo que el descubrimiento de vida fuera de la Tierra”, dice Weintraub. “La mayoría de las religiones tendrían algunos temas teológicos serios que tratar, pero que probablemente puedan gestionar. Solo unas pocas religiones tendrían problemas serios. Y unas pocas no tendrían ningún problema en absoluto”. “Aunque haya otros seres inteligentes, no está dicho que ellos tengan necesidad de la redención. Podrían haber permanecido en completa amistad con su Creador” JESUITA JOSÉ GABRIEL FUNES. Las preguntas del catolicismo En su investigación, Weintraub descubrió que, entre todas las religiones cristianas, los católicos romanos son los que más han pensado y debatido acerca de la vida en otros planetas. Y el tema central de la discusión es el pecado original: si se descubren alienígenas inteligentes que no descendieron de Adán y Eva, ¿ellos sufrieron del pecado original? ¿Necesitan ser salvados? Si es así, ¿Cristo los visitó, fue crucificado y resucitó en otros planetas? “Si leemos de forma literal el Génesis, y entendemos las historias de Adán y Eva, del Jardín del Edén, de Satanás y el pecado, todas hablan de cómo se creó la vida en este planeta. No hay nada en esas historias que mencione a Dios creando vida en múltiples lugares del universo”, afirma. La Iglesia Católica no es reacia a explorar esta relación entre ciencia y fe. Un ejemplo es el Observatorio Vaticano, una institución de investigación astronómica dependiente del Papa y cuya misión principal es estudiar el universo y el origen de las galaxias más lejanas. Su director es el argentino José Gabriel Funes, un sacerdote jesuita designado en el año 2006 por Benedicto XVI, y que el año pasado anunció que las prioridades del Observatorio apuntan al estudio de objetos cercanos a la Tierra, como asteroides, y la búsqueda de planetas extrasolares. “Dado que existe una multiplicidad de criaturas en la Tierra, podría haber otros seres, incluso inteligentes, creados por Dios. Es- A diferencia de otras épocas, la posibilidad de que exista vida extraterrestre no es pura ciencia ficción, sino que tiene sólidas bases científicas. ¿La principal? Desde hace varios años, los astrónomos ya saben que existen planetas en torno a otras estrellas y que muchos de ellos podrían tener agua y una buena temperatura. “En los últimos veinte años, hemos aprendido que casi todas las estrellas tienen planetas y, tal vez, una de cada cinco de esas estrellas posee un planeta capaz de albergar vida. Esto quiere decir que hay decenas de billones de planetas habitables solo en nuestra galaxia”, dice Seth Shostak. David Weintraub suma otras dos razones de peso: en las últimas dos décadas, los científicos han encontrado vida en ambientes terrestres extremadamente duros. Conocidos como “extremófilos” —por su capacidad de vivir en ambientes sumamente calurosos, fríos, ácidos o salados—, estos microorganismos demuestran que la vida es incluso más adaptable a diferentes climas que lo que los biólogos de generaciones anteriores habían imaginado. “Eso nos lleva a pensar que la actividad biológica fuera de la Tierra pueda ser igual de firme en la adaptación a cualquier entorno”, dice el astrónomo. Por si fuera poco, hay una última razón: en los últimos años, los astrónomos han encontrado moléculas orgánicas bastante complejas en meteoritos y nubes interestelares gigantes. “Estas moléculas no están vivas, pero son bloques de construcción sofisticados para la fabricación de materiales precursores como los aminoácidos, que forman los seres vivos”, agrega Weintraub. Considerando el hallazgo masivo de planetas, si la Tierra es el único lugar con vida en el universo, habría que admitir que nuestro planeta es un milagro y, por alguna razón, muy distinto del resto del cosmos. “Esto va en contra de todo lo que los astrónomos han aprendido desde Galileo. Cada vez que pensamos que éramos especiales, estábamos equivocados”, afirma Shostack. “Es mucho más fácil creer que hay una vida abundante allá afuera. Esto solo lo sabremos cuando la encontremos, pero hay distintas líneas de investigación —desde el envío de astronaves a Marte, y algunas lunas de Júpiter y Saturno, hasta lo que hacemos en SETI— que pueden conducir a su descubrimiento en esta generación”. “La oposición de los fundamentalistas a la evolución excluye la posibilidad de que las formas de vida extraterrestres primitivas puedan evolucionar a seres inteligentes y capaces de adorar a Dios” DAVID WEINTRAUB autor del libro “Religiones y vida extraterrestre: ¿Cómo lidiaremos con esto?”. to no contradice nuestra fe, porque no podemos poner límites a la libertad creadora de Dios”, afirma. “Citando a San Francisco, si tenemos en cuenta a las criaturas terrenales como ‘hermano’ y ‘hermana’, ¿por qué no podríamos también hablar de un ‘hermano extraterrestre’? Ellos también serían parte de la creación”. Frente al tema de la salvación, central en el catolicismo, Funes postula que la raza humana podría ser la oveja perdida del universo. “Pido prestada la imagen evangélica de la oveja perdida. El pastor deja las noventa y nueve en el redil para buscar una que se ha perdido. Creemos que en este universo puede haber cien ovejas, correspondientes a las diferentes formas de las criaturas. Nosotros, los que pertenecemos a la raza humana, podríamos ser precisamente la oveja perdida, los pecadores que necesitan al pastor. Dios se hizo hombre en Jesús para salvarnos. Así que, aunque haya otros seres inteligentes, no está dicho que ellos tengan necesidad de la redención. Podrían haber permanecido en completa amistad con su Creador”. Evangélicos, musulmanes y judíos ¿Cuáles serían las religiones más afectadas por el descubrimiento de vida extraterrestre? Weintraub cree que lo que él llama “cristianismo fundamentalista” aparece como la corriente religiosa más amenazada por este cambio de paradigma. “Muchos fundamentalistas cristianos creen que, como no existe mención a los extraterrestres en su Biblia, esa es la prueba de que ellos no existen”, afirma. “Muchos creen que Dios creó a los seres humanos en la Tierra y enfocó su atención únicamente en nosotros. Por otra parte, la oposición de los fundamentalistas a la evolución excluye la posibilidad de que las formas de vida extraterrestres primitivas puedan evolucionar a seres inteligentes y capaces de adorar a Dios”. Sin embargo, también existen voces moderadas, que se abren a la posibilidad de que no seamos los únicos en el universo. “Si Dios es perfecto y todopoderoso, como reza el credo de todas las iglesias cristianas, su infinitud es inabordable por nuestra finitud humana. Nosotros no somos capaces de Dios, por más que creamos en Él y nos haya revelado su palabra en la Biblia. Bajo esa premisa, no sorprendería que la creación de Dios nos deparara misterios que nosotros, por nuestra limitancia espacio-temporal, no somos capaces de percibir”, dice José Peña, pastor de la Iglesia Evangélica de Chile y profesor de Teología. Al igual que el común de las tradiciones cristianas, los evangélicos creen que la Tierra y el ser humano son una creación especial de Dios y existe un trato también especial de Dios con esa creación. “Pero, quizás, ese trato también tenga que ver con otras criaturas que nosotros desconocemos”, dice Peña. “La Biblia solamente se hace cargo de esta realidad intramundana. ¿Si creer en extraterrestres se opone a nuestra doctrina? No veo por qué. Es algo que nosotros vemos con distancia, porque no representa un tema y no hay nada probado. Lo único que nos hace descansar es el hecho de que Dios es capaz de hacerlo todo”. Si bien la mayoría de los musulmanes probablemente estaría de acuerdo con que el islam es un conjunto de prácticas diseñado solo para los humanos en la Tierra, hay varios pasajes del Corán que parecen apoyar la idea de que seres espirituales habitan otros planetas. ¿Por ejemplo? “Le glorifican los siete cielos, la tierra y sus habitantes” (S. Corán 01:02); “La alabanza es para Dios, Señor de los mundos (S. Corán 01:02); o la cita del gran sabio Tabatabai en la interpretación de la aleya 42:29: “Lo aparente de la aleya (versículos del Corán) es que en los cielos existen seres vivos al igual que en la Tierra…”. “El vocablo ‘cielo’ y ‘cielos’ en el Corán es utilizado con diversos significados: en dirección ascendente, planetas celestiales, atmósfera de la Tierra y otros”, dice Fuad Musa, presidente del Centro de Cultura Islámica-Las Condes. “La indicación de la aleya sobre la existencia de seres vivos en otros planetas es correcta cuando la palabra ‘cielos’, en las aleyas que estamos debatiendo, sea bajo el significado de planetas celestiales. Poniendo atención en que la existencia de criaturas vivas en otros planetas aún no se ha comprobado desde la perspectiva científica, no se puede atribuir al Corán la existencia de seres vivos en otros planetas. Estas aleyas, en base a una interpretación probable, es una forma de confidencia científica del futuro que aún no ha sido comprobado”. El judaísmo asume la existencia de otros mundos como una posibilidad y, si se produce este hallazgo, no tendría mucho efecto sobre ellos. “En la literatura rabínica, sobre la pregunta ‘¿a qué se dedicó Dios el octavo día?’, la respuesta es que ‘se dedicó a crear otros mundos’”, dice el rabino Daniel Zang, de la Comunidad Israelita Sefaradí. “Dentro de la literatura rabínica y los textos bíblicos, hay referencias a que el hombre podría llegar hasta las es-