AUDIENCIA PROVINCIAL DE TARRAGONA SECCIÓN CUARTA Rollo Apelación penal nº 241/2012-N DILIGENCIAS PREVIAS Nº 507/2009 JUZGADO: Juzgado Instrucción Único de Gandesa. A U T O Nº 107 /2013 Tribunal Magistrados: Javier Hernández García (presidente) Francisco José Revuelta Muñoz Jorge Mora Amante En Tarragona, a trece de marzo de dos mil trece. ANTECEDENTES PROCEDIMENTALES Primero.- Por parte de la representación procesal de CARLES FONT GILI se interpuso recurso de apelación contra el auto de fecha de 31 de octubre de 2011 que acordaba la incoación de procedimiento abreviado contra el 1 mismo por un delito de imprudencia grave con resultado de fallecimiento de 5 personas y lesiones en una sexta, acordando la incoación del procedimiento del tribunal de jurado contra JUAN ANTONIO PAZ MELLADO y contra LORENZO FORNER MONFORT por el delito de incendio forestal y a su vez denegando la diligencia instructora de careo solicitada por la representación procesal de CARLES FONT GILI, sobre la base de dos argumentos esenciales: Por un lado la ausencia de indicios en la causa que justifiquen la continuación del procedimiento contra el apelante por el delito de imprudencia con resultado de muerte y lesiones. Por otro lado alega que la resolución apelada determina la ruptura del nexo de causalidad entre el incendio doloso y los resultados de muerte y lesiones, impugnando por tanto la decisión de separación de las causas adoptada expresamente por el juzgado instructor. Segundo.- Por el Ministerio fiscal se presentó recurso de apelación contra dicho auto de fecha de 31 de octubre de 2011 impugnando expresamente la decisión de separación y transformación del procedimiento en dos diferentes, uno del Tribunal del Jurado por el incendio forestal y otro conforme al procedimiento abreviado por el delito de imprudencia con resultado de muerte y de lesiones, considerando que la tramitación necesariamente debe realizarse en un único procedimiento en el que valore la culpabilidad de los diferentes imputados. Así mismo se adhirió al recurso de apelación interpuesto por la representación procesal de CARLES FONT GILI solicitando en esencia el sobreseimiento de la causa en relación con los hechos que se imputan al mismo, por falta de indicios. Por el Letrado de la Generalitat se presentó recurso de apelación contra 2 dicho auto de fecha de 31 de octubre de 2011 en idénticos términos que el Ministerio Fiscal, es decir, impugnando expresamente la decisión de separación y transformación del procedimiento en dos diferentes, uno del Tribunal del Jurado por el incendio forestal y otro conforme al procedimiento abreviado por el delito de imprudencia con resultado de muerte y de lesiones, considerando que la tramitación necesariamente debe realizarse en u único procedimiento en el que valore la culpabilidad de los diferentes imputados. Así mismo realizó alegaciones al recurso de apelación interpuesto por la representación procesal de CARLES FONT GILI considerando que no existían en la causa indicios que justificaran la continuación del procedimiento contra el mismo por un delito de imprudencia grave. Tercero.- Las representaciones procesales de MARIA ISABEL SÁNCHEZ RUIZ, MARIA ISABEL PAMPOLS TERUEL, SUSANA PUSCAS y JOSEP MARIA PALLÁS CARRERA, DOLORS ESPINET GILABERT, MARIA ROSA FLORENSA CASELLES y JOSE RAMÓN DUAIGÜES BALLESTÉ, en su posición de acusaciones particulares y de LORENZO FORNER MONFORT, y ANTONIO PAZ MELLADO, en su posición procesal de defensa, impugnaron los recursos interpuestos, considerando la decisión jurídicamente ajustada a derecho y así mismo analizando las acusaciones los indicios que consideraron obraban en la causa contra CARLES FONT GILI. Cuarto.- En fecha de 11 de enero de 2013 se celebró vista en el presente rollo de apelación en la que las partes se ratificaron en sus respectivos escritos y posiciones, aclarando los elementos que consideraron más 3 importantes de cada una de ellas, restando los autos pendientes de ser resueltos en un plazo aproximado de 45 días. Ha sido Magistrado Ponente Francisco José Revuelta Muñoz. FUNDAMENTOS DE DERECHO∗ Primero.- En primer lugar, debemos ubicar el contexto procedimental donde se dicta la resolución objeto de recurso de apelación, de 31 de octubre de 2011, que sin duda es el mismo en que se dicta la presente resolución: la necesidad de valorar si existen indicios y contra quién para ∗ A efectos expositivos y para una mejor comprensión del texto se precisa el alcance de las siguientes abreviaturas y nomenclaturas: BRAVO. Cap de la Regió d’Emergència BRIF. Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales CCA. Centre de Comandament Avançat DELTA 0. Cap de Guardia ECHO. Adjunts a la guàrdia de la Regió d’Emergència GRAF. Grup de Recolzament d'Actuacions Forestals. Dentro de la propia jerarquía de la unidad, diferenciamos: - GRAF 00, Marc Castellnou Ribau, Analista en Cap de la Subdirecció General Operativa de Catalunya. - GRAF 01, Moisés Galán Santano, actuando como tal desde la Subdirecció General operativa de Catalunya. - GRAF 06, Ricardo Expósito. - Unidades GRAF territoriales, de Barcelona, Lleida y Tarragona. HOTEL 0. Cap del mitjans aeris PT. Punt de tránsit USLO. Unidad de Soporte Logístico Operativo 4 continuar la causa por los trámites preparatorios del juicio oral por estimar que los hechos justiciables constituyen un delito de los comprendidos en el artículo 779 de la LECRIM. Tal es el marco procedimental en el que se dictó el auto hoy recurrido, aun cuando se adoptan otras decisiones trascendentes al margen de la continuación de la causa por los trámites propios del procedimiento abreviado. En el acto de la vista se distinguieron diferentes motivos devolutivos de los recursos de apelación cuyo orden de análisis cabe abordarlo atendiendo al pretendido efecto sobre el objeto del proceso. Así, los de mayor intensidad son los motivos por los que se pretende el sobreseimiento de la causa en relación al imputado CARLES FONT GILI, interesado por las tres partes hoy apelantes. Y, por otro lado, los motivos que cuestionan la decisión separadora del objeto procesal adoptada por el Juzgado de Gandesa en dos procedimientos. Por un lado, el procedimiento abreviado respecto al Sr. FONT GILI, al que se le imputaban las muertes de los cinco miembros de la unidad GRAF de Lleida y las lesiones graves sufridas por un sexto miembro de dicha unidad. Y, por otro, el procedimiento ante el Tribunal de Jurado por el incendio forestal causado que se imputaba a los Sres. PAZ MELLADO y FORNER MONFORT. No cabe dudar de la relación de estrecha contingencia entre los dos objetos devolutivos que configura esta apelación compleja si bien, precisamente por ello, se hace necesario su adecuada ordenación para intestar dotar a la decisión que se adopte de la mayor coherencia y claridad posible. Así, y en los términos ya anunciados, iniciamos nuestro análisis por los 5 recursos, y motivos, que combaten la continuación del procedimiento abreviado contra CARLES FONT GILI. Lo que nos sitúa en el sentido y función de la inculpación judicial, como presupuesto de la decisión prosecutoria, y en lógica correlación en las posibilidades y límites de control de la misma. Es cierto que la ley sitúa la decisión de crisis del proceso como un posterius al desarrollo de la fase investigativa que permita al juez, precisamente, valorar si la originaria imputación que justificó el inicio de la causa carece de elementos de corroboración indiciarios ya sea de la propia realidad del hecho objeto del proceso, y de imputación, como de la concreta participación que pudiera haber tenido en el mismo la persona sometida al proceso en calidad de imputado. Pero no lo es memos que la ley no determina cuándo se debe considerar que la fase de diligencias previas debe reputarse concluida. En términos de racionalidad procesal dicho momento surge desde que se han practicado las diligencias que siendo pertinentes, además, resulten necesarias para la adecuada y proporcional comprobación provisoria del hecho justiciable. Pero dicho juicio de oportunidad procesal no puede entenderse como una facultad de determinación incontrolable que la ley reconoce al juez. Si fuera así, se daría la paradoja constitucionalmente inasumible que la instrucción podría prolongarse de forma indefinida con todos los costes que supone, en términos de libertad y derechos fundamentales, para la persona sometida al proceso. Es evidente que cuando se solicita el sobreseimiento una vez desarrollada una actividad investigadora prolongada lo que la parte está pretendiendo es que el juez valore de forma racional, primero, si el resultado indiciario 6 justifica que una persona siga sometida al proceso y, segundo, si cabe en términos de proporcionalidad continuar desarrollando un esfuerzo instructor. Juicio material de oportunidad que debe nutrirse de elementos ponderativos de máxima dignidad constitucional, entre otros el derecho de la persona sometida al proceso inculpatorio a verse restablecida en sus niveles normalizados de presunción de inocencia cuando desparecen o no se han comprobado de forma mínimamente indiciaria los hechos presuntos sobre los que se basó su primigenia imputación. Entendemos que lo dicho hasta ahora sobre la oportunidad de pronunciamientos anticipados de crisis del proceso encuentra explícito espaldarazo en la Jurisprudencia Constitucional. Como de forma reiterada a puesto de relieve el Tribunal Constitucional, la parte que ejercita la acción penal no adquiere por ello un derecho incondicionado a la plena sustanciación del proceso, sino sólo a un pronunciamiento motivado del juez sobre la calificación jurídica que le merecen los hechos que exprese las razones por las que inadmite su tramitación, entre las cuales cabe la imposibilidad de enriquecer con suficientes indicios el pronóstico presuntivo de perpetración del hecho delictivo, de conformidad a las previsiones sobreseyentes contempladas en la LECrim -SSTC 31/96, 41/97, 232/98, 115/2001, 178/2001, 63/2002, 34/2008, 182/2012, 12/2013-. Como hemos apuntado en otras resoluciones de esta Audiencia, el juez de instrucción dispone de amplios y contundentes mecanismos para ordenar la crisis del proceso, en particular cuando no concurran indicios de criminalidad en la persona previamente sometida, como imputada, al proceso, lo que coliga con la necesaria vigencia de la presunción de 7 inocencia como regla de tratamiento procesal. Ésta impone que nadie debe ser sometido al proceso si no hay razones sólidas que lo justifiquen y su corolario, relativo a que el proceso inculpatorio no puede continuar si la instrucción no ofrece sólidas razones para ello. La incoación de un proceso penal contra una persona determinada comporta siempre graves consecuencias. La imputación constituye de forma primaria una fuente de sometimiento al proceso y, por tanto, supone, o puede suponer, también, una afectación del principio de presunción de inocencia entendido como estándar que garantiza el estatuto de libertad de los ciudadanos. Dicha actuación procesal reclama un mínimo fundamento indiciario que justifique, precisamente, la necesidad de dicha limitación. Un ciudadano no debe defenderse por ser llamado como imputado sino solo porque hay razones que justifican que sea llamado como tal o a ser mantenido en dicha condición. El juez de instrucción, como recuerda de forma admonitiva el Tribunal Constitucional -SSTC 41/98, 87/2001- debe administrar de forma responsable y razonable las reglas de imputación no sometiendo al proceso penal a ninguna persona sino hay causa para ello y no manteniendo dicho efecto de imputación si desaparecen las causas o razones que lo justificaron. No cabe soslayar, sin embargo, que el estatus de imputado en el proceso penal se desenvuelve en condiciones dinámicas, de tal manera que no son las mismas exigencias indiciarias las que deben concurrir en los primeros momentos imputatorios respecto a las que deben exigirse cuando de lo que se trata es de asentar la inculpación o, posteriormente, la acusación. Existen diferentes estándares de suficiencia probabilística que resultan 8 aplicables durante el desarrollo del proceso inculpatorio. En efecto, si bien en un primer momento puede ordenarse el efecto imputación aun con base indiciaria debilitada o mínima cuando se justifique la utilidad constitucional de la medida, precisamente, para obtener mayores y mejores elementos inculpatorios, ello implica, como consecuencia lógica, que si en el desarrollo de la instrucción esa calidad indiciaria no se obtiene, procede el levantamiento del efecto imputación. En este supuesto, el sacrificio, aun mínimo, del derecho fundamental a la libertad no puede justificarse solo por la concurrencia de fines de sujeción al proceso si la razón de la misma no responde a un pronóstico razonable de utilidad para el ejercicio efectivo del ius puniendi del Estado. La cuestión que surge es cómo y con qué alcance puede controlarse la finalización de la fase instructora la suficiencia indiciaria y la relevancia normativa de la inculpación formalizada en el auto de prosecución de la fase intermedia. Y en este sentido, como también nos hemos pronunciado de forma reiterada en esta Sección de la Audiencia, la apariencia instructora de racionalidad indiciaria no debe ser objeto de una suerte de sentencia anticipada. Ello comporta una esencial consecuencia: el control de la decisión prosecutoria por el tribunal superior no puede hacerse aplicando estándares de valoración probatoria pues ello exige como presupuesto lógico la producción de los medios de prueba en el plenario en condiciones de inmediación y contradicción, sino de racionalidad. Esto es, que la decisión inculpatoria se presente como una consecuencia lógica a partir de un pronóstico suficiente, racional y justificado de participación criminal en los hechos presuntos que configuran el objeto del proceso. El control, por tanto, atiende a la necesidad de constatar que la decisión formalizada de 9 inculpación no responde a criterios arbitrarios o desproporcionados, incapaces de someterse a un discurso cognitivo-argumental. Ello supone, también, que la racionalidad inculpatoria que sirve para compatibilizar constitucionalmente la decisión con el principio de presunción de inocencia como regla de tratamiento no puede equivaler, ni mucho menos, a identificar un pronóstico cerrado de culpabilidad o una absoluta potencialidad probatoria de los indicios en los que se basa. La decisión prosecutoria no constituye una declaración de culpabilidad sino de plausibilidad fáctica -de que los hechos justiciables pudieron haber sucedido- y normativa -que los mismos pueden ser penalmente relevantes en atención a tipos cuya pena no supere los nueve años de prisión-. Es desde esta perspectiva de análisis, fáctico y normativo, desde la que debemos abordar el gravamen: ¿Los indicios que se afirman en el auto recurrido de participación criminal del Sr. Font son suficientes para imputarle en términos provisorios cinco delitos de homicidios por imprudencia y un delito de lesione graves también por imprudencia? Segundo.- Y para ello, obviamente, debemos situarnos en la propia realidad fáctica delimitada de forma provisional en el auto recurrido para, primero, comprobar si los datos fácticos que se describen permiten decantar información indiciaria y, segundo, si, en todo caso, dicha información “sugiere”, aun en términos provisionales, tipicidad en la conducta del imputado. Para ello partiremos de un análisis de las diferentes acciones u omisiones concretas y puntuales que se imputan a CARLES FONT GILI sobre la base de los indicios enunciados de forma muy breve en el auto objeto de recurso y a aquellos otros que también se pusieron de manifiesto en el acto de la 10 vista por parte de las acusaciones particulares y que traen causa de diferentes fuentes de prueba incorporadas a las actuaciones previas. El primero de los elementos fácticos tomados en cuenta para sostener la inculpación es el relativo a la afirmada ilocalizabilidad del inculpado Sr. Font GILI -en adelante y los efectos expositivos DELTA 0- durante las horas críticas en las que se produjo el trágico resultado. En consecuencia, debemos valorar si existen indicios en la causa que permitan sostener, aun en términos provisorios, que el Sr. FONT GILI, DELTA 0, estuvo ilocalizable, durante la mañana del día 21 de julio de 2009, y muy en particular a partir de las 14 horas. En primer lugar debe tenerse en cuenta la declaración prestada por el Sr. Novillo Trinidad, caporal del cuerpo de bomberos quien declara como a las 14:30 horas DELTA 0, los dos ECHO de cada línea, el Cap de GRAF, es decir GRAF 06 y HOTEL 0 tuvieron una reunión en el Punto de Tránsito y que tras la misma DELTA 0 se fue a realizar un vuelo de reconocimiento de la zona, que duró unos desconociendo 20 minutos y que después a dónde. Tal declaración viene DELTA 0 se marchó corroborada por las manifestaciones prestadas por el testigo Sr. Pumar, subinspector en prácticas, quien relató que sobre las 14 horas llegaron al punto de Tránsito (PT) donde se celebró una reunión entre los mandos, concretamente entre las 13:45 horas y las 14:30 horas. Tales informaciones testificales necesariamente deben ponerse en relación con la declaración testifical prestada por el Sr. Vallverdú Campiña, conductor del vehículo con el que transitaba DELTA 0 y por tanto persona que estuvo la mayor parte del tiempo con el mismo. Dicha declaración se presenta, es cierto, de forma poco precisa en relación a las concretas horas 11 del día, pero por las referencias horarias contenidas en la declaración y el tiempo que tardaron en realizar las diferentes actuaciones descritas junto con los desplazamientos, nos permite ubicar dónde y qué actuaciones concretas estuvo realizando DELTA 0 en el marco temporal que oscilaría entre las 14 horas hasta que se produjo el atrapamiento de la unidad GRAF Lleida. Pues bien, el Sr. Vallverdú relata cómo se dirigió con DELTA 0 por la carretera Prat de Compte hacia el mirador para observar la evolución del incendio. Que tras ello y de vuelta al PT se encontraron por el camino con una patrulla de los Mossos d’Esquadra junto a ocho civiles, relatando cómo una de ellas, una señora, estaba llorando preocupada por sus padres por que se habían quedado atrapados en una masia que podía verse afectada por el incendio. Que se dirigieron a la referida masia, tardando unos 10 minutos en llegar, donde estuvieron tres minutos mientras rescataban a los padres de la señora y que tardaron en volver al Centro de Control Avanzado -en adelante, CCA- unos 10 minutos, lugar donde dejaron a los civiles. De vuelta, sobre las 15 horas auxiliaron a otras personas trasladándolas a su masía porque las mismas tenían miedo de que el incendio afectara a los animales que tenían, si bien precisó que fue muy rápido puesto que no llegaron a dejarles en la masía al no identificar riesgo, volviendo nuevamente hacia el PT. Relata igualmente el Sr. Vallverdú cómo de camino se encontraron personas trabajando en labores de acondicionamiento de la carretera y cómo DELTA 0 al margen de explicarles lo peligrosa que era su situación gestionó con los trabajadores de la obra la posibilidad de utilizar maquinaria pesada a los efectos de hacer una zona segura, resultando infructuosas las gestiones puesto que no disponían de la 12 misma. De vuelta hacia el PT volvieron a parar en el mirador para observar la evolución del incendio, pero que estuvieron poco rato al acercarse el fuego hacia dicha posición. Relata cómo el PT había cambiado de sitio, debido a la progresión del incendio y que cuando llegaron al mismo estuvieron unos 5 minutos, que serían sobre las 15:30 horas y que se dirigieron a Horta de San Joan, donde DELTA 0 realizó un vuelo de reconocimiento del incendio en helicóptero, que el mismo duró unos 20 minutos, que luego volvieron hacia el PT donde DELTA 0 estuvo una media hora y después salieron dirección donde se encontraba el camión de Cornudella, pero que no llegaron al haber un rebrote del fuego quedándose en el lugar en el que se encontraba el camión de Falset y un GRAF. Que tras ello cogió el vehículo y se fue. El Sr. Vallverdú refiere que el Sr. FONT GILI llevaba la emisora y que la misma siempre estuvo encendida. Así mismo obra en la instrucción la declaración testifical prestada por Moisés Galán Santiago, GRAF 01, quien refiere haber hablado con DELTA 0 en tres ocasiones, las dos primeras por la mañana, antes de las 14 horas, y la tercera pasadas las 15:30 horas. Tal extremo se constata a su vez de las comunicaciones existentes entre las diferentes unidades intervinientes en la extinción del incendio, concretamente se refleja la conversación existente entre GRAF 01 y DELTA 0 a las 15.26 horas en la que hablan del posible atrapamiento por el fuego de diferentes vehículos. En relación con dichas comunicaciones, de su estudio se observa como DELTA 0 intervino como interlocutor directo en tres ocasiones y cómo en una cuarta participa dándose por enterado del contenido y decisiones tomadas en la misma por otros responsables del dispositivo de extinción. 13 Así, en concreto, interviene en las conversaciones que se produjeron a las 14:54 horas, entre GRAF 01, GRAF 06 y el propio DELTA 0; a las 15:09 horas donde comunica con Echo 0; a las 15:26 horas ya referida anteriormente; y a las 15:38 horas donde habla con HOTEL 0 acerca de la posibilidad de practicar vuelos de reconocimiento. La conclusión a la que llegamos, tras el análisis del resultado de las referidas diligencias instructoras, es que no existe indicio alguno que permita inferir que el Sr. FONT GILI se hubiera situado en una situación de ilocalización física o de incomunicación técnica durante el día de los hechos. El segundo indicio sobre el que se asienta el reproche de incumplimiento grave de deberes de cuidado por parte del inculpado Sr. FONT se refiere a la no presencia del inculpado en el Centre de Comandament Avançat -en adelante, CCA-. Sin embargo, del examen del conjunto de las actuaciones esta Sala considera que el CCA en modo alguno debe considerarse como un espacio donde se deba ubicar de forma estática y perenne ni el Jefe de Guardia ni, tampoco, los restantes mandos que intervengan en la extinción del incendio. Todo lo contrario. Las características del incendio reclamaban posicionamientos dinámicos de los responsables siempre que éstos se encuentren debidamente comunicados y realizaran las correspondientes y situacionalmente exigibles labores operativas destinadas a la extinción. Por su parte, y en relación con el afirmado, en el auto recurrido, cambio de estrategia a la hora de afrontar la extinción del incendio ordenado por el inculpado, del que se extrae información indiciaria con valor normativo inculpatorio, esta Sala debe poner de manifiesto que no identificamos elementó fáctico alguno que justifique dicha afirmación provisoria. Señalar 14 que no se ha concretado orden, instrucción o decisión alguna tomada por el Sr. FONT GILI que suponga un cambio de estrategia en la extinción de fuego en curso. Son múltiples las declaraciones testificales que permiten llegar a tal conclusión. Al margen de las declaraciones testificales prestadas por el Sr. Castellnou (GRAF 00) y las prestadas por los Sres. González y Rovira, plasmadas en el informe técnico del incendio obrante en el tomo III de las actuaciones, de las que se desprende de forma clara y concreta que no hubo ningún cambio de estrategia y que la misma estaba planificada para evitar que el fuego descendiera, lógicamente por la proximidad de un núcleo poblacional como es el de Horta de Sant Joan, debemos mencionar las diferentes declaraciones testificales prestadas por aquellas personas que estaban trabajando sobre el terreno en la extinción del incendio y concretamente las más cercanas a la unidad GRAF Lleida que trágicamente resultó afectada por el fuego. Así, en primer lugar, debemos valorar las declaraciones prestadas por el Sr. Pallás Carrera y por el Sr. Caravaca -el primero, miembro de la unidad GRAF de Lleida que resultó gravemente herido, y el segundo quien ejercitaba las funciones de vigía de las unidades GRAF-. De las declaraciones de ambos se desprende que DELTA 0 no les dio indicación alguna que supusiera una modificación en la estrategia planificada para extinguir el incendio. No solo se cuenta con sus manifestaciones sino que éstas confirman, si se atiende al dato de los miembros de la unidad GRAF de Lleida, que ocuparon la posición de otra unidad GRAF que ya se encontraba ubicada espacialmente y ejecutando tareas de extinción con anterioridad a su llegada, sin modificación alguna de sus funciones ni de su ubicación. Tal circunstancia a su vez se desprende de muchas otras 15 declaraciones testificales prestadas en la fase instructora. En particular, las declaraciones del Sr. Herrera, miembro de la unidad GRAF Barcelona, del Sr. Asier Larrañaga (GRAF 10), del Sr. Pumar, del Sr. Novillos, David Gómez Mesones y Jose Luis Viorreta Medina- miembros de las unidades BRIF- o Robert Abelló Guimet- miembro de la USLO-. Es decir, de todas aquellas personas cualificadas que se encontraban trabajando en el lugar de los hechos. Pero existe otro indicio que corrobora tal extremo y son las propias comunicaciones obrantes en la causa del día de los hechos, de cuyo contenido no se desprende la existencia de dato alguno que nos permita inferir que se produjo una mutación en la forma o estrategia de afrontar la extinción del incendio, a salvo aquellas actuaciones que se pudieran realizar consecuentes a los intensos, importantes y en cierto sentido bruscos rebrotes del mismo. El contenido de las grabaciones de las conversaciones mantenidas a través de la emisora, en las que intervinieron diferentes mandos de las unidades GRAF, como los GRAF 01, GRAF 06, los responsables de cada una de unidades operativas, Jaume Arpa y Juan Herrera, DELTA 0, HOTEL 0, descartan con contundencia lo sugerido en algunas declaraciones testificales- Jofre Mares Maese, Carmen González, Pau Corbella, - sobre una situación de desorden o desconcierto en determinados momentos -en particular, cuando se creyó que el incendio se propagaba, de forma intensa y descontrolada, en dirección al núcleo urbano de Horta de Sant Joan- y, también, de que en algún periodo no se pudo contactar con ningún mando, o en relación con el cambio de estrategia -la prestada por Vivens Creus Freixa-. El resultado de las conversaciones grabadas y de sus trascripciones 16 adveradas es una fuente de prueba de máxima relevancia por su naturaleza objetiva. Constituye un fiel, y dramático, reflejo de lo que sucedió el día de los hechos, ajeno a las percepciones testificales subjetivas que pueden ser muy variables en atención, precisamente, a las situaciones de máximo riesgo por la que pasaron los declarantes antes precisados. Las conversaciones mantenidas corroboran que no hubo situación de ilocalizabilidad por parte del hoy apelante ni tampoco que ordenara ningún cambio de estrategia a la hora de proceder a la extinción del incendio. Por su parte, en el acto de la vista se introdujo como dato fáctico sugestivo de incumplimiento de deberes normativos de cuidado por parte del hoy apelante, Sr. FONT, que el mismo cambió la ubicación del vigía (guaita) de la unidad GRAF de Lleida. Tampoco identificamos suficiente confirmación fáctica, aun indiciaria, de tan relevante extremo pues no debe olvidarse que el Sr. Caravaca ejercía una función tan importante como era la de ser los “ojos” de las unidades GRAF y concretamente de la unidad GRAF Lleida. En efecto, si se acude a la fuente principal de la información, es decir a su propia declaración testifical, se constata con claridad que en ningún momento abandonó su posición de vigía por orden del inculpado, más que cuando hubo riesgo de verse afectado por el incendio. El Sr. Caravaca narra que tuvo que desplazarse a acercar gasoil y aceite a las unidades GRAF que estaban trabajando si bien precisa que tal acción la realizó en un muy corto espacio de tiempo y que no recuerda quién le dio la orden, ubicando la misma sobre las 14 horas y algo de la tarde. Tal extremo nuevamente viene confirmado por el contenido concreto de las grabaciones de las comunicaciones mantenidas el día de los hechos, en las que si bien se refleja el incidente del aceite y la 17 gasolina para las motosierras- conversación que se inició sobre las 14:59 horas-, se desprende cómo y cuándo se solucionó tal necesidad, descartándose que DELTA 0 cambiara o desplazara la ubicación del vigía de las unidades GRAF, dejando a éstas sin elementos de análisis situacional del riesgo concurrente. Como fundamento fáctico-normativo de la inculpación el auto impugnado, precisa que CARLES FONT GILI como DELTA 0 ejercía las funciones de Jefe de Guardia y máxime responsable en la dirección y coordinación de todo el personal operativo y de todos los medios disponibles para hacer frente al siniestro. Ello le situaba en posición de garante lo que justifica la imputación de los “hechos punibles” (transcripción literal del propio Auto). Afirmación que ya nos obliga a situarnos en los fundamentos normativos de los que debe nutrirse todo juicio, aun provisorio, de atribución criminal de responsabilidad. En concreto, en la necesidad de análisis normativo, pero en términos situacionales, de los deberes propios de su puesto de Jefe de Guardia así como las posibles consecuencias que se pudieron derivar de tal eventual incumplimiento. En el auto recurrido, extremo en el que insistieron las acusaciones particulares, se hace referencia a que el inculpado no tomó ninguna decisión preventiva pese a conocer la previsión meteorológica de incremento de la velocidad del viento y el consiguiente incremento de las columnas de humo y de la intensidad de las mismas. Incluso que ni tan siquiera facilitó dicha información a las propias unidades operativas. Al respecto, debemos poner de relieve algunas precisiones. Primera, de las diferentes declaraciones testificales practicadas en fase instructora se 18 desprende que las previsiones meteorológicas ya eran conocidas con anterioridad a que se incorporase el Sr. FONT GILI a su puesto. Sobre este punto, debe destacarse la declaración testifical del Sr. Castellnou, GRAF 00, quien indicó la existencia de una reunión mantenida en el centro de mando sobre las 05:30 horas de la madrugada, en la que se informó de la previsión meteorológica de aumento de la velocidad del viento por la tarde, así como otras cuestiones climatológicas tales como el aumento de la temperatura y, por tanto, la mayor facilidad de que ardieran los árboles o arbustos que se vieran afectados por el fuego del incendio. Declaración que resulta especialmente gráfica cuando afirma que puso de manifiesto que el incendio al mediodía sería un “monstruo”. En dicha reunión se encontraban presentes, con sus nomenclaturas profesionales, BRAVO 60, DELTA 0, BRAVO 02, GRAF 00, GRAF 10, el alcalde de Horta de San Joan y el Delegat Territorial del Govern. Es decir, era conocido por dichos altos mandos la información meteorológica, concretamente el aumento de la velocidad del viento y las restantes condiciones meteorológicas adversas, así como los posibles efectos de reactivación que podría producirse a partir del medio día siguiente, trasladándose dicha información a aquellos mandos que les sustituyeron a la hora de realizar el cambio de guardia, tal y como se desprende de la declaración prestada por el GRAF 00 y por el Sr. Pellisa, DELTA 0 en dicha reunión. Por tanto debemos señalar que la información siguió los cauces propios y fue trasladada de forma correcta a cada uno de los responsables operativos en el turno de guardia. En este punto, debe destacarse la declaración testifical de Moisés Galan Santano, GRAF 01, quien reconoce que recibió toda la información del incendio por parte de su predecesora en el puesto y que él se encargó de transmitir tal información 19 a las unidades GRAF, concretamente a Jaume, Joan y Tomás -jefes de las diferentes unidades GRAF, Lleida, Barcelona y Tarragona, respectivamente. Así mismo de las diligencias testificales prestadas en fase de instrucción se desprende que tal información meteorológica también llegó a la unidad GRAF Lleida, resultando relevantes las declaraciones prestadas por el Sr. Castellnou, quien refirió haber estado presente en el cambio de guardia de la unidad GRAF Lleida el día 21 de julio y muy especialmente por la propia declaración prestada por el testigo Sr. Caravaca, quien ejercía las funciones de vigía de la unidad GRAF Lleida, quien precisó cómo una de sus funciones era ir facilitando a sus compañeros el correspondiente parte meteorológico, de forma periódica, informándoles de las diferentes inclemencias del tiempo, especialmente de la velocidad del viento algunos casos inferior a 10 minutos-. -con una frecuencia en Señalar que las propias conversaciones gravadas en el canal que manejaban las unidades GRAF, muestran como tal información fue efectivamente transmitida a las citadas unidades. En concreto, constan informes verbales emitidos por el Sr. Caravaca a las 14:05 en la que habla de vientos de 5 km/h y máximos de 12 Km /h, a las 14:14 horas donde el viento se va incrementando de 10 a 20 km/h con rachas máximas de 40 km/h, a las 14:44 horas donde el viento se presenta como sostenido entre 8 y 14 km/h, a las 15:13 horas, con vientos sostenidos entre 10 y 15 km/h con alguna racha de 54 km/h. Es decir, resulta claro que se cumplieron las previsiones meteorológicas existentes a primera hora de la mañana del día 21 de julio de 2009, sin perjuicio de que las mismas y concretamente la velocidad del viento fuera sensiblemente superior a la prevista en el parte inicial. Ahora bien, no es 20 imputable al Sr. FONT GILI ninguna acción u omisión derivada del conocimiento o del desconocimiento de dicha información meteorológica ni de que la unidad GRAF afectada, con tan trágico resultado, no recibiera tal información. De contrario, a los fines de esta resolución y del cumplido examen de las fuentes de prueba puede afirmarse que conocieron la misma, desde que se incorporaron en el cambio de guardia, y que resultaron puntualmente informados de las modificaciones de dichas condiciones meteorológicas. En segundo lugar de forma breve atendiendo al carácter general del mismo, el auto recurrido determina como indicio relevante de incumplimiento de deberes de cuidado que el inculpado como Jefe de Guardia no tomó en cuenta o no valoró correctamente la orografía del lugar siniestrado para actuar en consecuencia. Resulta evidente que la orografía especialmente abrupta y escarpada presentaba un peligro. Desgraciadamente, la evolución del incendio lo confirmó de manera dramática. Pero tal circunstancia, por sí misma, no permite decantar un indicio alguno de responsabilidad criminal por los gravísimos resultados producidos contra el imputado. La orografía era conocida tanto por los mandos del operativo de extinción como por las diferentes unidades que se encontraban trabajando tanto al momento de los hechos como en las horas anteriores a que se produjera el siniestro. Y no solamente por el traspaso de información sino por la propia visualización por parte de los mismos del terreno sobre el que se encontraban trabajando. El auto -sin especial justificación fáctica ni normativa- también reprocha al 21 inculpado, hoy recurrente, la ausencia de visión real del perímetro del incendio en evolución y, en consecuencia, que no previera la existencia de zonas verdes dentro del mismo situadas por debajo de la zona donde estaba operando la unidad GRAF Lleida y la posible producción del efecto contraviento. Pero lo cierto es que nos encontramos ante afirmaciones desnudas que impiden de toda manera identificar en qué medida el inculpado DELTA O puedo prever o prevenir lo que se le reprocha. No se indica qué perímetro era el que no visualizaban los miembros de la unidad GRAF de Lleida, cuando de contrario puede afirmarse, a la luz del testimonio del Sr. Caravaca -que, cabe recordar, ejercía funciones de “guaita”- y del contenido de las grabaciones de las comunicaciones mantenidas con los mandos operativos, que recibieron información puntual de los rebrotes que estaba generando el fuego así como de las incidencias y direcciones del mismo. La primera conclusión que cabe extraer de lo hasta ahora analizado es que algunas de las bases fácticas de la inculpación del Sr. FONT GILI o no han resultado suficientemente acreditadas, aun en términos provisionales, o carecen de especial relevancia normativa. Tercero.- Lo anterior nos obliga a valorar si pese a ello, pese a la debilidad de la base fáctica precisada en el auto, cabe, no obstante, identificar, aun de forma provisoria, un comportamiento, activo u omisivo, del inculpado que pueda justificar, prima facie, la imputación objetiva de los resultados de muertes y de lesión y, en esa medida, haga necesaria la plena sustanciación de la causa contra él. 22 Las acusaciones particulares de forma expresa y el auto recurrido en términos implícitos fundan el juicio de imputación precisamente en la no adopción por parte de DELTA 0 de ningún tipo de medida de seguridad, en la omisión de toda orden o indicación directa o indirecta a las unidades GRAF y concretamente a la unidad GRAF Lleida, que evacuaran la zona donde operaban atendidos los marcadores de alto peligro que concurrían. El pretendido reproche nos sitúa en el núcleo normativo de la compleja cuestión sometida a la decisión de esta sala. Y para su análisis debe partirse de un presupuesto troncal: si bien la relevancia jurídico-penal de toda acción u omisión humana se basa en la idea del incumplimiento del deber sin embargo en términos normativos los deberes que contabilizan, los que deben tomarse en cuenta para detraer responsabilidad penal por su desatención, no son los que se sitúan en la esfera del comportamiento extremadamente diligente que excluye todo riesgo sino los que, desde una valoración situacional –en el ámbito de la concreta actividad- su incumplimiento resulta injustificable. Estos son los que se han denominado deberes normativos de cuidado del hombre [mujer] medio que desde reglas de experiencia relacionadas con el sector del tráfico en el que se produce la actividad permiten afirmar que de su incumplimiento se producirá un incremento socialmente inaceptable del riesgo que acarreará la producción del resultado prohibido. Aquí radica una clave esencial para la adecuada valoración normativa de los hechos. Para poder identificar, por tanto, un comportamiento penalmente relevante debe identificarse un específico nexo de antijuricidad entre el resultado lesivo y una acción u omisión por parte de la persona que estaba obligada a 23 evitarlo. Ello explica que aun cuando se individualice un comportamiento inadecuado a determinadas exigencias ordinarias previstas en las normas de cuidado extrapenales ha de determinarse, además, una específica relación normativa entre dicha conducta infractora y el resultado producido, de tal manera que dicho resultado sea generalmente previsible como consecuencia típica de la conducta. Lo anterior supone que si el resultado se hubiera producido aun con una conducta conforme al deber, faltaría el necesario nexo que impediría la imputación -teoría del nexo de antijuricidad-. Solución a la que también se llega, desde la llamada teoría del incremento del riesgo. Así, dada la existencia de una conducta infractora de deberes objetivos de cuidado, si el peligro introducido, en el que se concreta el resultado dañoso, no se hubiera visto diminuido de modo sensible si la conducta desarrollada hubiera sido ajustada al deber de comportamiento, el resultado tampoco podría ser objetivamente imputable al infractor de la norma de cuidado. Desde esta hoja de ruta que impone la tipicidad y la antijuricidad específicamente penal, la información incorporada a las actuaciones en relación con los hechos justiciables que se precisan en el auto recurrido impide, aun en términos presuntivos, identificar la existencia de incumplimientos graves e indisculpables de deberes de cuidado externos por parte del recurrente que permitan la imputación objetiva de los gravísimos resultados. En el presente caso el plano normativo se concreta en los artículos 17 a 28 del Decret d’Estructura de la Direcció General d’Emergencies y Seguretat 24 Civil y de Regulació de les Funcions de Guàrdia, 103/1998, de fecha de 28 de abril, concretando el artículo 23 de dicho decreto cuales son las funciones del Cap de Guàrdia, es decir de DELTA 0, entre las que se encuentran las de dirigir, coordinar y asumir al mando directo de la guardia y, por tanto, de todo el personal, operativo y de los medios disponibles, en el ámbito de su brigada, para hacer frente a los siniestros o situaciones de emergencia, así como solicitar al Centro de Coordinación Operativa de Catalunya los recursos necesarios ajenos a su brigada para afrontar determinados siniestros o situaciones de emergencia -entre otras reconocidas en dicho precepto-. Así mismo, el citado Decret divide territorialmente por sectores o regiones de emergencia, concretamente siete, asignando a cada Región tres jefes -caps-, el Cap de la Regió d’Emergència denominado BRAVO, el cap de Guàrdia, DELTA 0, y los Adjuntos a la guardia de la Regió d’Emergència, ECHO. Pese a dicho diseño normativo, y coincidiendo con los argumentos esgrimidos por el Ministerio Fiscal en su informe de adhesión al recurso de apelación, lo cierto es que en términos materiales y situacionales la estructura organizativa, jerárquica y funcionalmente operativa que se desplegó con motivo del incendio iniciado el 20 de julio de 2009 poco o nada tuvo que ver con el mismo. El examen de las actuaciones previas nos permite concluir con rotundidad que lo “reglamentado” no ofrecía respuestas organizativas y operativas adecuadas a la realidad, a la pavorosa realidad, acontecida. Como ejemplo, por ser particularmente ilustrativa, puede destacarse la falta de una expresa regla o diseño de circuitos procedimentales u organizativos de unificación de las diferentes actividades de extinción, complejas y heterogéneas, que desarrollaban los 25 diferentes agentes que intervinieron en un incendio tan catastrófico. Destacar que la misma persona física puede pasar a ocupar diferentes puestos de mando, es decir de BRAVO a HOTEL 0 o, incluso, variar su posición jerárquica dentro de una unidad específica como sucedió con el GRAF 06 el día 21 de julio, que pasó a desempeñar las funciones que anteriormente desempeñaba el Sr. Castellnou. Así mismo, debemos dejar constancia de que normativamente tampoco existe norma o disposición alguna que determine en un incendio como el que es objeto de la presente causa, dónde y cómo y bajo qué condiciones operativas coordinadas intervinieron unidades GRAF, unidades BRIF -especializadas de la comunidad autónoma de Aragón-, bomberos, medios aéreos, medios terrestres. O en qué se concretaban las funciones que debía realizar el DELTA 0. Sobre esta cuestión debe destacarse, por ejemplo, que respecto a determinadas unidades operativas como son los medios aéreos, la posibilidad y oportunidad de utilización de los mismos depende inicialmente de HOTEL 0 y en última instancia de los pilotos quienes pueden negarse a volar cuando existan circunstancias adversas que intensifiquen el riesgo de levantar el vuelo. Como tampoco ejercía funciones de mando respecto a las unidades BRIF de Aragón, quienes tomaban sus propias decisiones operativas, aun cuando se enmarcaran en la estrategia general de extinción. Tal pluralidad de unidades operativas concurrentes con su propia jerarquía interna resulta especialmente llamativa, y significativa, en el presente caso, atendida la dimensión, virulencia, altísimo riesgo de afectación a zonas poblacionales y a espacios naturales especialmente protegidos, del incendio 26 objeto de autos. Creemos que hubo ausencia de coordinación entre las diferentes unidades operativas y ello pese a la normativa reguladora antes citada o, precisamente, a consecuencia, de ella. Pero también estamos convencidos de forma rotunda que dichos déficits de coordinación o defectos de organización no pueden atribuirse a acciones u omisiones del inculpado Sr. FONT. Era el cap de guárdia, no cabe discutirlo, pero situacionalmente el operativo se desarrolló en condiciones tales que patentizan como aquél carecía de la capacidad de coordinar las diversas actuaciones de los agentes y unidades implicadas en las labores de extinción. Las múltiples diligencias instructoras llevadas a cabo permiten concluir que la realidad se situó en un plano absolutamente diferente al marco normativo funcional descrito en los escasos 11 artículos del Decret 103/1998 anteriormente citado. Tal circunstancia, la marcada disociación entre el plano normativo y el situacional-material, no resulta, ni mucho menos, superflua o intrascendente por cuanto la exigibilidad de los deberes más específicos -los deberes que podríamos denominar de previsión y prevención ejecutiva- debe medirse atendiendo a las condiciones reales de la organización operativa -su estructura, sus criterios de división del trabajo, los procesos de toma de decisión- para de ahí evaluar la capacidad real de cada integrante de la misma para cumplirlos. Ello nos conduce a formularnos una serie de preguntas sobre cuyas respuestas pivota la decisión de este tribunal: ¿Tenía la obligación el Sr. FONT GILI, DELTA 0 el día 21 de julio de 2009, de representarse los riesgos que para la unidad GRAF Lleida se derivaban de la situación meteorológica, orográfica, ausencia de medios aéreos, 27 posibilidad de contraviento…? La respuesta, atendiendo al criterio normativo derivado del artículo 23 del Decret 103/1998, debe ser positiva. En efecto, como Jefe de Guardia, es decir como DELTA 0, el día 21 de julio de 2009, tales riesgos no podían serle ajenos. Ahora bien, de dicha obligación normativa de representación no puede derivarse, como consecuencia necesaria, que quepa la imputación objetiva de todo resultado de muerte o de lesiones, sin atender al cómo se desarrollaron los hechos en este caso. Y ello nos conduce a una segunda cuestión: ¿qué deberes de cuidado, de previsión y de prevención, le incumbían, que capacidad en términos situacionales tenía de cumplirlos y qué relevancia pudiera derivarse de su eventual incumplimiento? Si partimos de un deber de representación del riesgo, en lógica consecuencia, cabe también identificar un deber de prevención genérico. Pero para medir la relevancia del deber a efectos de imputación resulta imprescindible identificar también en términos situacionales el grado de exigibilidad, la capacidad de cumplimiento y, en todo caso, la existencia, o no, de una relación de antijuricidad que permita explicar el resultado de lesión como una específica concreción del aumento intolerable de riesgo derivado del incumplimiento del deber. En el caso, debemos partir de nuevo, por un lado, de la complejidad organizativa y, por otro, que para la imputación penal de los resultados producidos a las personas físicas no es suficiente transferir sin más los defectos de organización a aquéllas que deben gestionar dicha organización. 28 La instrucción practicada y analizada con precisión nos permite identificar que en la gestión de la crisis derivada del incendio existían diferentes planos de actuación que en modo alguno sugiere una concentración de decisiones en la persona de DELTA 0. En relación con la gestión de las unidades GRAF, del análisis de los testigos miembros de las mismas, desde el GRAF 00, pasando por el GRAF 01, GRAF 06, así como las declaraciones prestadas por los miembros de las unidades GRAF Lleida, Barcelona y Tarragona se desprende que las mismas actuaban con autonomía propia, dentro de la estructura, organización y estrategia conjunta destinada a la extinción del incendio. Los cambios de guardia se hicieron de forma interna entre las propias unidades GRAF, ubicándose cada unidad que realizaba el relevo en el puesto de la relevada, manteniendo un canal de comunicación general abierto entre las propias unidades GRAF y los mandos de las propias unidades GRAF. Se infiere claramente de sus declaraciones que dentro de las mismas existe una jerarquía en cada unidad y coordinada pero dentro de la estructura GRAF que actuaría como una suerte de suborganización técnica y operativa en las labores de extinción. El análisis de las conversaciones mantenidas el día de los hechos por los diferentes miembros de las unidades GRAF es absolutamente clarificador en el sentido de que las unidades que se encontraban trabajando sobre el terreno se comunicaban entre sí, recibían la información necesaria por parte de su vigía y a su vez comunicaban con los que ejercían funciones de mando dentro de dichas unidades GRAF, ya sea con GRAF 06 o con GRAF 01. Son numerosas las conversaciones que se producen entre dichos interlocutores, que giran sobre información acerca del incendio, de su 29 evolución, cortinas de humo, rebrotes del mismo, o de otras incidencias que surgieron en el desarrollo de su trabajo y que pudieron afectar a los medios materiales o personales de los que disponían. Señalar que no existió ninguna comunicación directa entre las unidades GRAF que trabajan sobre el terreno y DELTA 0, sino que las mismas se produjeron o bien con GRAF 06 o con GRAF 01 siendo éstos, los mandos GRAF, los que comunicaron con DELTA 0 cuando lo estimaron oportuno. No debemos pasar por alto las singulares y peligrosísimas circunstancias dinámicas en las que se desenvolvió el incendio. Éste tuvo varios rebrotes, dos de los cuales se dirigieron hacia la misma población de Horta de Sant Joan, convirtiéndose este riesgo en principal prioridad a la hora de la extinción como resulta lógico. Otro de los rebrotes originó la denominada carrera D la que provocó, a la postre, el atrapamiento de las unidades GRAF, que se encontraban trabajando en la parte superior del incendio. De las diferentes diligencias practicadas se desprende de forma clara que el incendio a partir de los diferentes rebrotes y trayectorias seguidas adquirió dimensiones catastróficas. Se descontroló debido a los saltos que el mismo daba, aumentando con ello la superficie incendiada, lo que junto con la virulencia de las llamas que generaba y la rapidez con que el incendio se propagaba, provocó diferentes situaciones críticas para las personas que trabajan en otras unidades GRAF y BRIF que afortunadamente, en estos casos, se resolvieron sin consecuencias. Mientras las unidades GRAF continuaban con su trabajo ciertamente arriesgado y heroico, DELTA 0 también estuvo desarrollando una incesante actividad operativa, en los términos ut supra expuestos, destinada a 30 observar el avance del fuego, desde el mirador, pasar en varias ocasiones por el Punto de Tránsito donde se reunía con otros mandos, realizar un vuelo a los efectos de observar el alcance y las dimensiones de los diferentes rebrotes y auxiliando a diferentes civiles que se encontraban en situación de riesgo -ya sean los operarios de la obra de la carretera o bien el rescate de personas de avanzada edad que se encontraron atrapados en una masia-. Mientras realizaba tales actividades señalar que contestó a las cuatro llamadas anteriormente detalladas que se le realizaron por la emisora si bien ninguna de ellas se mantuvo con los miembros de las unidades operativas GRAF de Lleida, Barcelona o Tarragona. Pero tal circunstancia es especialmente importante por cuanto muestra a las claras que incluso en una situación de tan alto riesgo para la vida de los miembros de las unidades GRAF que se encontraban trabajando en el terreno para extinguir el incendio, nadie de dichas unidades trató de buscar información, instrucciones, ni tan solo hizo expresamente participe a DELTA 0 de las decisiones que se fueron tomando. Las conversaciones grabadas acreditan que el flujo de información, indicaciones, consejos y decisiones adoptadas se realizó en y por los integrantes del circuito operativo GRAF. La participación del Sr. FONT GILI para la toma de decisiones no solo no fue reclamada sino que su ausencia en modo alguno supuso para las unidades GRAF motivo de asombro ni de queja. De las conversaciones se desprende que su intervención no era esperada, y no por incumplimiento o ilocalización como se concluye provisoriamente en el auto recurrido sino, simplemente, porque no era situacionalmente necesaria en la medida que otros mandos estaban tomado las decisiones. 31 En dichas circunstancias, también resulta extremadamente difícil identificar que el Sr. FONT GILI, más allá del deber genérico de prevención pudiera exigírsele deberes concretos de previsión consecuentes a la representación de los peligros concretos a los que se exponían las diferentes unidades GRAF. Pero, además, partiendo del deber de prevención genérico, y también de las concurrentes y evidentes dificultades para que resultara exigible su cumplimiento a la fecha en que se produjo el siniestro, tampoco identificamos relación de antijuricidad relevante entre su no cumplimiento objetivo por parte del imputado y el resultado de las muertes y lesiones. Y ello por una razón esencial: como se desprende de las comunicaciones obrantes en la causa no se produjo ningún vacío decisional ni tampoco se acordó decisión alguna susceptible de ser calificada como un grave incumplimiento de deberes de cuidado con relevancia penal. Debemos explicarnos. Identificamos una franja horaria en la que por parte los miembros de las diferentes unidades GRAF que se encontraban en el terreno y los mandos de las mismas se detecta la posibilidad de intensificación del riesgo, concretamente en la conversación mantenida a las 15:08 horas entre el jefe de la unidad GRAF Barcelona y el GRAF 06 en el que el primero intuye que si se produce un cambio en la dirección del viento su ubicación espacial se podría convertir en una “ratonera”. Ante dicha posibilidad planteada en dicho momento se optó por preparar una zona segura para el caso que el fuego subiera hacia donde se encontraban las unidades GRAF. Decisión que se toma conjuntamente entre los miembros de las unidades GRAF sobre el terreno y el GRAF 06 y GRAF 01. 32 Tras valorar la impresión de dichas unidades GRAF de que era más seguro realizar tal medida de prevención se descartó abandonar la zona donde se encontraban. Las conversaciones mantenidas entre los miembros de las diferentes unidades GRAF reflejan no solo el conocimiento por parte de los mismos del incremento del riesgo que se podía producir sino también que se realizaron diferentes advertencias de cuidado o conminaciones de que primase su seguridad, concretamente por GRAF 01. Tras la toma de dicha decisión -de permanecer en el lugar, realizando un perímetro de seguridad- es cuando se produce el cambio de viento y la trayectoria del fuego denominada como carrera D, que pasó por encima de la unidad GRAF Tarragona, de la unidad GRAF Barcelona y de la unidad GRAF Lleida con el dramático resultado, en este caso, del fallecimiento de cinco personas y la causación de graves lesiones a una sexta persona. Las comunicaciones mantenidas entre las unidades GRAF demuestran el conocimiento por parte de las mismas de las inclemencias meteorológicas, del incremento del número de cortinas de humo y de su intensidad, de la propagación del fuego, así como que el mismo se dirigía hacia ellos, considerando todas ellas que la mejor decisión, la más adecuada para su seguridad, era quedarse en la zona segura creada por los mismos cubiertos con las mantas ignifugas esperando que el fuego les pasara por encima. Decisión esta que, insistimos, fue tomada compartiendo la misma con los diferentes mandos de dichas unidades GRAF. En dicho sentido, resulta especialmente significativa la conversación mantenida entre Jaume Arpa, responsable de la unidad GRAF LLeida, y Juan Herrera, de la Unidad GRAF Barcelona, en la que los mismos muestran su preocupación por los 33 miembros de las unidades BRIF de Aragón que habían decidido abandonar la zona donde se encontraban al considerar que tal decisión era más peligrosa que la de mantenerse en la zona segura creada por los mismos. Resulta evidente la ausencia de DELTA 0 en la toma de tales decisiones. Ahora bien, la misma se debió a la propia estructura organizativa, claramente autónoma e independiente, de las unidades GRAF. De su no intervención en el marco decisional no puede decantarse presunta responsabilidad penal. Insistimos, el rol desempeñado por FONT GILI se nutrió de las condiciones situacionales en las que se desarrolló la organización del operativo de extinción del incendio. De la estructura de la misma y de los criterios de división del trabajo, debiendo reiterar así mismo que tal ausencia en la toma de decisiones por parte de DELTA 0 sobre las condiciones de permanencia o de evacuación de las unidades GRAF de la zona donde estaban operando no produjo ningún desamparo “funcional” directivo a las unidades GRAF, puesto que se tomaron aquellas decisiones que en cada momento y en dichas circunstancias se consideraron las más convenientes por ser las más seguras. Todo ello nos lleva a concluir en relación con el Sr. FONT GILI que no existen indicios que justifiquen la inculpación del mismo por incumplimiento de los deberes propios del cargo de jefe de guardia que el mismo ocupaba el día 21 de julio de 2009 en el incendio objeto de instrucción que supusieran un incremento del riesgo que permita la imputación objetiva de los graves resultados. Los deberes de representación del inculpado, y hoy recurrente, en este caso no se traducían en deberes situacionalmente exigibles de prevención en cuanto la organización desplazó su capacidad personal de toma de dichas decisiones. 34 No negamos que en el caso pueda identificarse un plano de deberes normativos de mayor prevenibilidad exigible y posible pero creemos que no computan a efectos de la inculpación penal personal pretendida por las acusaciones y contendida en el auto recurrido, sin perjuicio de su relevancia para fundar como déficit de organización la posible responsabilidad civil o patrimonial de la administración por el dramático resultado en el que sirviendo a la sociedad cinco ejemplares funcionarios públicos perdieron la vida y otro sufrió gravísimas lesiones. Cuarto.- La estimación del motivo principal del recurso de apelación interpuesto por la representación del Sr. Font, al que se adhirió el Ministerio Fiscal y el LLetrat de la Generalitat adquiere una evidente relación de contingencia con el segundo de los motivos en el que el Ministerio Fiscal y el Letrado de la Generalitat fundamentan sus recursos de apelación: el relativo a la decisión que adopta el auto recurrido de separación y transformación del procedimiento en dos diferentes, uno del Tribunal del Jurado por el incendio forestal y otro conforme al Procedimiento Abreviado por el delito de imprudencia con resultado de muerte y de lesiones, considerando que la tramitación necesariamente debe realizarse en un único procedimiento en el que valore la culpabilidad de los diferentes imputados. La desinculpación del Sr. Font obliga a valorar si cabe trazar una relación, en términos estrictamente provisorios, de imputación de los resultados de muerte y de lesión con la previa conducta de incendio forestal que ha sido objeto de inculpación a los Sres. Paz y Forner. 35 Para ello, debe identificarse en la relación entre acción y resultado, como apunta el TS en STS de fecha de 26 de abril de 2012, además de la verificación de la causalidad natural si la acción del autor ha creado un peligro jurídicamente desaprobado para la producción del resultado; y si el resultado producido por dicha acción es la realización del mismo peligro (jurídicamente desaprobado) creado por la acción.” O, al menos, que pueda explicarse como una consecuencia no solo causal sino normativa, esto es como merecedora de reproche por haberse superado de forma socialmente inaceptable los umbrales de tolerancia en el desarrollo de actividades de peligro. En el presente caso, debemos plantearnos si provisoriamente existen indicadores que nos permitan entender que existe la relación de causalidad normativa antes descrita entre la acción desarrollada por los Sres. Forner Monfort y Paz Mellado y el resultado de las muertes y lesiones causadas a los miembros de la unidad GRAF Lleida. Del análisis de las diligencias instructoras practicadas en la causa se desprenden indicios, principalmente derivados de sus propias declaraciones, de que Lorenzo Forner Monfort y Antonio Paz Mellado fueron los presuntos causantes del incendio objeto de la presente causa, desprendiéndose de dichas manifestaciones en sede judicial que tras pasar un día practicando escalada, decidieron quedarse a dormir e hicieron una fogata en una explanada existente cerca del Mas de Pixantó, situado al inicio del barranco de Covars, sobre las 19:30 horas del día 20 de julio. De los diferentes informes técnicos obrantes en la causa parece desprenderse que el incendio se propagó hacia el interior de dicho barranco, extendiéndose hasta el punto de afectar a 1.142 hectáreas forestales de las 36 cuales 575,29 estaban incluidas en el espacio natural protegido de Els Ports y 540 hectáreas en el espacio de interés natural de Els Ports. Una vez determinada la existencia de indicios acerca de los presuntos autores del incendio forestal, toda vez que las muertes y las lesiones de los miembros de la unidad GRAF Lleida se produjeron como consecuencia de su intervención en las labores de extinción del mismo, debemos entrar a valorar si tal y como determina la resolución recurrida se ha producido una ruptura grave, intensa del nexo de causalidad natural existente entre la fuente de peligro introducida por los imputados y el dramático resultado derivado de la extinción del incendio. Esta Sala debe manifestar que no comparte ni la decisión adoptada por la juzgadora de instancia, ni los argumentos sostenidos en la misma para justificar tal decisión, ni tampoco los aportados por las acusaciones particulares en sus escritos de impugnación de los recursos de apelación y posteriores alegaciones realizadas en el acto de la vista celebrado en el presente rollo. Las circunstancias propias del caso, y sin perjuicio, insistimos de lo que pueda resultar del acto del juicio, una vez practicado el cuadro de prueba en condiciones de plena contradicción, sugieren la presencia de marcadores de imputación de dichos resultados a la conducta presuntamente incendiaria de los inculpados Sres. Paz y Forner. En primer lugar debemos señalar que por los imputados se introdujo una fuente de peligro muy grave, excepcionalmente grave, atendidas las condiciones orográficas del terreno forestal especialmente abrupto y escarpado; las condiciones meteorológicas existentes que facilitaban la propagación -verano, altísimas temperaturas, vientos, la flora reseca-; su 37 inicio en zonas muy próximas a espacios naturales de interés o protegidos; su proximidad a núcleos poblacionales importantes -Horta de Sant Joan-; su propia actitud una vez se produjo la ignición -sacando fotografías del hecho generador- constituyen todos ellos factores indicativos de que se pudiera tratar de un incendio con un grave riesgo de ser catastrófico. Por otra parte, tampoco puede obviarse el poco espacio de tiempo transcurrido entre que se inicia el incendio forestal, sobre las 20 horas del día 20 de julio, la hora en que el incendio rebrotó con mayor intensidad, aproximadamente sobre las 14:30 horas del día 21 de julio, y la hora en que se produjo la muerte y lesiones de los miembros de la unidad GRAF de Lleida, las 16 horas del día 21 de julio aproximadamente. Es decir transcurrieron apenas entre 18 a 20 horas desde el inicio del incendio y el fatal resultado. Tramo temporal en que se produjo en todo caso una incesante actividad de extinción por parte de los responsables. En este sentido, destacar que de las diligencias practicadas no se desprende indicio alguno que nos permita inferir que el incendio estuvo ni tan solo controlado a lo largo de la mañana del día 21 de julio de 2009. Al respecto, resultan de particular relevancia las manifestaciones del testigo Sr. Castellnou quien afirma que vaticinó por la mañana del día 21 de julio que de no disponerse de los medios aéreos el incendio al mediodía “sería un monstruo”. Tampoco ninguno de los diferentes miembros de las unidades GRAF que depusieron como testigos ni los restantes miembros del cuerpo de bomberos que intervinieron en la extinción del incendio aportaron dato alguno que permitiera inferir que el incendio causado por los Sres. Forner y Paz estuviera extinguido, ni controlado. Es decir no nos encontramos ante dos incendios diferenciados, sino ante un único incendio que parecía 38 estabilizado y que podía ser controlado, que se propagó y reforzó su virulencia. Tampoco puede pasarse por alto la función que estaban desarrollando las víctimas el día de su fallecimiento, que no era otra que colaborar activamente como unidad especializada en la extinción del incendio 20 horas después del inicio del mismo. En este caso, la autopuesta en peligro, por venir determinada en términos normativos como deber, no impide la imputación al tercer causante del peligro que justifica la intervención siempre, que dicha causación sea consecuencia de una acción u omisión altamente desaprobada en términos sociales y normativos y que sea la causa específica o relevante del riesgo. No podemos descartar en estos momentos del proceso que el trágico resultado no pueda explicarse como un concreción del altísimo riesgo introducido por la acción incendiaria. No podemos obviar que en nuestra fundamentación anterior en relación a la desinculpación del Sr. FONT GILI, hemos descartado que cualquier acción u omisión del mismo haya supuesto ni tan solo un incremento del peligro inicialmente introducido por los Sres. Forner y Paz y, por tanto, que haya podido interrumpir ni la relación causal natural, ni el nexo de causalidad normativa -o de antijuricidad- entre la acción originaria y el resultado de la misma. Por tanto, procede revocar la decisión de separación y transformación de la causa acordada por el juzgado de Instrucción en el auto de fecha de 31 de octubre de 2011, en el sentido de que el objeto procesal debe tramitarse de forma conjunta, integrándose por un presunto delito de incendio forestal, por cinco presuntos delitos de homicidios por imprudencia y por un delito 39 de lesiones por imprudencia. Objeto procesal “novedoso” del que deben ser inculpados JUAN ANTONIO PAZ MELLADO y LORENZO FORNER MONFORT, respetando todos los derechos de defensa y de información previa y precisa -Directiva 13/2012 de 23 de mayo de 2012, sobre derecho a la información en el proceso penal-. Por último, y en relación con el procedimiento por el que debe tramitarse la causa, atendiendo a la íntima e inescindible conexidad de los hechos justiciables que integran el objeto del proceso, su complejidad y la voluntas legis de que el Jurado no conozca primariamente de muertes por imprudencia -sin perjuicio de mutaciones calificatorias que puedan producirse durante el desarrollo del propio juicio ante el Tribunal del Jurado pero siempre que la acusación provisional sea por muerte dolosa- y de delito de lesiones resulta oportuno que se tramite por los cauces propios del procedimiento de sumario ordinario, debiendo el juzgado instructor adecuar la causa a las disposiciones propias de tal procedimiento. Quinto.- Las costas de esta alzada se declaran de oficio. PARTE DISPOSITIVA LA SALA ACUERDA: ESTIMAR el recurso de apelación interpuesto por la representación procesal de CARLES FONT GILI y por el Letrado de la Generalitat al que se adhirió el Ministerio Fiscal contra el auto de fecha 31 40 de octubre de 2011, dictado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Único de Gandesa, Tarragona en el procedimiento Diligencias Previas nº 507/2009, acordando el sobreseimiento libre respecto del mismo en relación con los hechos justiciables objeto del presente procedimiento. Así mismo, revocamos la decisión de separación de la causa, incoación de procedimiento abreviado y transformación de la misma al procedimiento de Jurado, acordando que debe tramitarse de forma conjunta tanto el delito de incendio forestal y los delitos de homicidios por imprudencia y lesiones por imprudencia, procediendo la inculpación por tales delitos a JUAN ANTONIO PAZ MELLADO y a LORENZO FORNER MONFORT, en los términos precisados en la parte expositiva de la presente resolución. Debiéndose tramitar la causa por los cauces propios del procedimiento de sumario ordinario, debiendo el juzgado instructor adecuar la causa a las disposiciones propias de tal procedimiento. Se declaran de oficio las costas causadas en la presente instancia. Notifíquese la presente resolución a las partes intervinientes. Así por este nuestro Auto, contra el que no cabe recurso ordinario alguno, lo pronunciamos, mandamos y firmamos. 41