El “Graf Spee” y la batalla de Madrid

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El “Graf Spee” y la batalla de Madrid
(Nº 6, 3-9 julio de 1998)
Cuando el acorazado “Graf Spee” se escondió en la bahía de Montevideo sabía
que sería hundido indefectiblemente en cuanto saliera a alta mar. Tres cruceros
ingleses estaban esperando. Sólo la seguridad del puerto daba respiro al acorazado herido, orgullo naval de los nazis. La cobertura que le dio la inactividad y el
paraguas diplomático prolongó artificialmente una vida que se sabía extinguida.
Igual sucede, en cierta medida, con el equipo político popular en el ayuntamiento de Madrid. Los populares están agazapados en la alcaldía, perdido el pulso
político, escondidos en sus túneles y en sus líos temiendo el momento en que la
campanada electoral les obligue a salir a mar abierto. No han sido caballerosos
en la palea, llevan sicarios de la Gestapo en sus sentinas y saben que el enfrentamiento será final para ellos. Los cruceros socialistas van arropados por todos
aquellos ciudadanos que se sienten defraudados por el indebido uso interesado, pro domestica sede, que han hecho los populares del voto que les otorgó el
timón municipal. Ya no les queda casi tiempo de practicar el hundimiento heroico del acorazado malgobernado y buscar un nuevo almirante con el que batallar
dignamente. Alvarez del Manzano no es el capitán Langsdorff y preferirá que le
hundan con tripulación y barco antes que salvar a su tripulación y rendirse a los
aliados.
Muchos deseábamos que los socialistas entregaran el timón de sus cruceros
a Morán, un hombre honesto y de pensamiento libre. Felizmente ha sido así y
Madrid puede estar tranquilo y los madrileños contentos. Sabemos que el socialismo de izquierdas es una referencia ética y Morán un excelente garante de ese
principio. Además su postura política hará fácil un entendimiento con Izquierda
Unida, la otra izquierda necesaria. Son muchos los barcos aliados que esperan
más allá de la bocana, tambien muchos ciudadanos a título individual o desde
sus colectivos naturales y asociaciones vecinales se están sumando con sus pequeñas barcas a la gran escuadra aliada. Todo suma en esta gran batalla por la
capital de España. En esta ocasión la izquierda practica un pluralismo convergente que contrasta poderosamente con un sectarismo prepotente y conservador
en la derecha “cañí”. Un renqueante y bravucón “Graf Spee” popular engalanado
en rosa luce sus fuerzas sólo en desfiles ociosos al abrigo del puerto institucional que es la alcaldía y sus presupuestos. Pero el tiempo se acaba y se aproxima
la gran batalla. Morán ganará a Alvarez del Manzano y Madrid volverá a ser una
ciudad alegre. Han pasado tiempos de borrasca y las fuerzas socialistas unidas
a las demás fuerzas de progreso navegan hacia la victoria. Hundirán el “Graf
Spee”.
Por cierto, caído el acorazado se deshizo en poco tiempo la fuerza militar
naval alemana en el Atlántico. Sólo les quedaron los submarinos, los lobos, para
organizar la huida de los jerarcas nazis y garantizar el transporte de sus fortunas.
A eso se dedicaron el almirante Doenitz y su amigo Canaris en el año 1945. Después vino Nuremberg.
Manuel Ayllón
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