todavia estamos a tiempo

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Nueva York, 9 de octubre de 1997
Muchas veces suceden cosas inexplicables, por ejemplo, recibir este
libro. Pero todo tiene una razón de ser aunque en el momento no la
conozcamos.
"TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO" y "PUBLICIDAD DE OTRO
PLANETA" son las dos caras de una misma moneda, que se unen por
una misma esencia.
"TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO" es una historia real (mayo 1996 - agosto
1997). El principal escenario es Nueva York, en una agencia de
publicidad internacional. Se asombrará de las historias que se entretejen
en tan corto tiempo. Es una experiencia de una joven argentina de 26
años en la ciudad capital del mundo. Recorre caminos inexplicables
que la llevan a estar en España para contactar, de una manera inesperada,
a personas que, desde la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), le ofrecen su ayuda para la primera edición de este libro, y
cuenta cómo recibe las bendiciones apostólicas de Su Santidad Juan Plablo II.
"PUBLICIDAD DE OTRO PLANETA" expresa un pensamiento
futurista acerca de este medio. Cuenta pensamientos e intuiciones.
Cómo van a cambiar las necesidades del público en estos últimos
tiempos cercanos al cambio de milenio y la repercusión que va a tener
este cambio. Los empresarios van a necesitar seguir vendiendo en función de las necesidades de su público y, si esas necesidades cambian, también cambiarán sus necesidades como empresarios. Esta es una
decisión que escapa a nuestras manos; es algo que, simplemente, va a
suceder porque, como todo en la naturaleza tiene su ciclo, también lo
tiene el ser humano. Entrar en el año 2000 marca la culminación de
una etapa importante para dar paso a otra aún más importante. Esto
va a suceder; es una realidad que está más próxima a nosotros de lo
que creemos.
¿Los medios van a estar capacitados para cubrir estas nuevas necesidades?
Aquí no estan todas las respuestas pero, tal vez, leer este libro sea un
buen comienzo.
Carina Furlan
Para enviar cualquier información:
e-mail: carifurlan@arnet.com.ar
Dirección: Carina Furlan
P.O. Box 20390 Daghammarsjold Center
New York, NY 10017, USA.
Edición limitada: 1.000 ejemplares
Diseño de tapa®
Copyright © CARINA FURLAN, 1997 Washington DC, USA
Copyright © CARINA FURLAN, 2000 Buenos Aires, Argentina
Copyright © Editorial Mundo en Colores, 2000 Buenos Aires,
Argentina.
Todos los derechos reservados.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida,
almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún
medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de
grabación o de fotocopia, sin permiso previo del autor.
Hecho el depósito que marca la Ley 11.723.
Esta edición se terminó de imprimir en el mes de mayo del
2000 en los talleres gráficos Indugraf S.A., Buenos Aires,
Argentina.
I.S.B.N. 987-98098-0-7
TODAVIA
ESTAMOS A TIEMPO
y PUBLICIDAD DE OTRO PLANETA
Son el volumen uno: Mundo Rosa ®
de la edición Mundo en Colores ®
... siento al color rosa como el color del amor y de la
ternura. Un mundo con amor y ternura ...
3
TODAVIA
ESTAMOS A TIEMPO
Una historia real ...
CARINA FURLAN
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AGRADECIMIENTOS
A Dios y a la Virgen por la misión que me encomendaron.
A Su Santidad Juan Pablo II por sus bendiciones.
A Ilse y Conrado -mis padres.
Un especial agradecimiento a Miguel Angel e Isabel
Rimarachín, porque sin su constante apoyo
este libro hoy no sería una realidad.
A Cecilia y a Carlos - mis hermanos.
A Mariana Jacobone por su constante
compartir en la realización de este libro.
A Ivonne por sus enseñanzas y su amor a la vida.
A Mónica y a Angeles, mi primera sobrina.
A Marina Bendersky, mi socia y amiga. A Pablo y Morita.
A todas aquellas personas con quienes juntos construimos
historias en mis 26 años de vida.
A quienes hacen más fácil el caminar: a todos mis amigos.
A Karina y Poppy, Mariel y Vincent, Jeanette, Tania, Matías, Diana,
Tere, Inge, Susana y Roberto, Rubén (Obispo), Freddy y Flor y BB,
Gabriel y Perla, Martín, Fernanda, Coty, Cecilia, Carola, Elisa, Caro,
Carlos, Machi, Dylan, Daniel, Francisco, María, Jens, Dave, Marcela,
Pato, Adrián, Guillermo, Vicky y Lino, Mery, Gloria, Vero, Lourdes,
Patty, Casco, Ramón, Manuel, Frank y Ana María, Ivanna, Pamela,
Mirta, Gogo, Rafa, Mario, Ella, Eric, David, Mercedes, Lionel, Leti,
Analía, Flor, Rodrigo, Linda, Susanita, Poppy y Alejandro, Sonia,
Bárbara, Claudia, Yamile, Graciela, Matías, Solana, Marie Francoise,
Heini, Tomas, José y Berta, Valentín, Padre J. Murias, Nacho Matthesius,
Jorge, las Religiosas de María Inmaculada, las Hermanas de Schoenstatt, a
la familia Fenouil, a la familia Saráchaga-Méndez Ribas. A mis primos y tíos.
A Diego, un ángel.
Al grupo Supernova, a IVI. A Quique, Stanley, Antonio, Antonio.
A todos mis compañeros de trabajo.
Y a TODOS, todos los personajes de esta historia que la
hicieron posible ...
A Marcos -mi angelito-,
a Matías, a Angélico,
al Arcángel San Miguel, a Jesús,
y a María, mi guía ...
7
... una historia real
- mayo de 1996
hasta agosto de 1997 -
9
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Hoy, 8 de abril. Hace casi un año me lancé a vivir mi
sueño. Todavía recuerdo esa sensación extraña, pero
todo estaba bien; mi corazón me decía que todo estaba
bien.
Me parece raro: siempre me llevé Castellano, Lengua,
Literatura y ahora estoy aquí, comenzando mi
pequeño gran libro. Tal vez no me cueste tanto porque
sien to que soy una es cri to ra de la vi da. Es cri bo
ani mán do me a vivir mis sueños. Todo lo que aquí vas
a leer es una his to ria real que la es cri bí día a día,
viviendo, y voy a compartirla con vos tan sólo contando,
recordando.
Fui a buscar mi billetera. Sí, la tarjeta de embarque
decía: Furlan /Carina Ms EZE JFK, 11MAY 19:10. Fue
hace casi un año: el 11 de mayo de 1996.
Cuando me quise acordar, ya estaba sentada, el cinturón de seguridad ajustado y el avión comenzaba a
carretear. Sentía que no viajaba sola: el flaco (Jesús), la
Virgencita, mi Angelito y el Arcángel San Miguel también habían sacado boleto con el mismo destino. Cerré
los ojos, recé un Padre Nuestro, un Ave María, un
Gloria y pensé: “Bueno, Cari, de ahora en adelante TU
HOGAR es el MUNDO”. Y así fue.
Pri me ra vez en Estados Unidos. Des ti no fi nal
co no ci do: Nueva York; personas conocidas: ninguna;
teléfonos de amigos de amigos: muchos; una reserva
de un cuarto en CENTRO MARIA, 539 W 54th. Street.
Y sí, ¡muchas ganas de escribir la historia!
Este proyecto ya llevaba algunos meses. Comenzó
cuando mi tía Ceci me dijo: “Cari, sos soltera, recibida
11
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
y sin compromisos. Es la oportunidad de un gran
viaje”. Estábamos sentadas en la vereda de Santa Fe
1234. ¡Cómo no recordarlo!
Me lle vó me ses pre pa rar mai lings. El ho ra rio de
co mi da del trabajo lo dedicaba a buscar direcciones
de agencias. Preparé una lista de setenta y, cada vez
que ubi ca ba la di rec ción en el ma pa de Va len tín,
so ña ba e imaginaba cada lugar. Me respondieron un
diez por ciento de las cartas que mandé y, entre ellas,
recibí primero el fax y luego el sobre del director de un
grupo financiero: el Señor Robert L. (Tal vez algún día
pueda agradecerle por las molestias que se tomó.)
Y por si a alguien le suena conocida esta historia, en
una parte de las cartas que envié decía:
MAT.TºXXII Fº 254 CAP. FED.
INSCRIP. C.T.P.C.B.A. Nº3940
There are SIGNS that speak.
There are NUMBERS that identify and
there are CLUES that open doors.
If you would like to open yours for me, please write me and I will
send you my résumé and all necessary information ...
(Hay signos que hablan.
Hay números que identifican y
hay claves que abren puertas.
Si quisieras abrir la tuya para mí, por favor escribime
y te mandaré mi currículum y toda la información
necesaria ... )
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
También me respondieron: Mónica B. (creativa de
recursos humanos), Patricia E. (socia senior de recursos
humanos), Regina L. (vice presidente y gerente de
recursos humanos), Margaret F. (presidente y jefa de la
oficina de operaciones), Harry F. (vice presidente y
gerente de servicios gráficos), entre otros. A todos
ellos: ¡muchas gracias!
Mariana, una muy amiga mía argentina, es traductora
de inglés, así que bastante seguido pasaba por su casa
y ella me ayudaba a poner en inglés todas mis
ocurrencias para las cartas y el texto del porfolio. Tere
se quedó varios días hasta las cuatro de la mañana en
su estudio para que yo pudiera terminar de diseñar la
presentación de mis trabajos en su computadora. Fer
imprimía las cartas a mandar en su casa hasta cualquier
hora. Kari, con su apoyo constante. Vicky, la que
cuando yo dudaba de mi proyecto me decía que no
fuera tonta, que siguiera adelante. Grace, Cris, Sonia y
tantas amigas más que me apoyaron y ayudaron con
mi locura. Difícil irse teniendo amigos como estos
¿no?
No había tiempo que perder; no había que dejar
nada al AZAR. No es chiste irse sola a Manhattan sin
conocer a nadie, sólo con direcciones de agencias o
teléfonos. Bueno, al menos la Hermana Yoyi ya me
había reservado el cuarto 222. Sabía que unos metros
cua dra dos me es ta ban es pe ran do en Nueva York.
Mejor que nada era.
A fines de abril, dejé la agencia de publicidad pequeñita
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
en la que estaba trabajando. Faltaban dos semanas para
irme a Bariloche -quería estar con mis padres unos
días antes de comenzar la aventura.
Carlitos, Carlitos. Recordé que una vez mi amigo
Carlitos me había comentado que era amigo de Marcelo
(Machi), el hijo del dueño de una agencia muy
importante en la Argentina.
-Carlitos, por favor, me tenés que ayudar. ¿No me
conseguís una entrevista con tu amigo Machi? Me voy
a Nueva York y una carta de recomendación no me
vendría nada mal.
-Voy a hacer todo lo posible, pero no te prometo
nada.
Parece que los días 8 suceden cosas importantes en
mi vida porque mi agenda decía: miércoles 8 de mayo,
entrevista con Machi.
Sólo faltaban tres días para tomar el avión; por lo
tanto, decidí ir a saludar a algunos amigos. Patricia, ex
profesora de la facultad y actual amiga, fue una de
ellas.
-Bueno, Pato, me tengo que ir porque tengo una
entrevista en la agencia tal con tal persona por tal
tema.
-¡Cari! Sasha, mi marido, es íntimo amigo de Dylan,
el director de esta agencia para toda Latinoamérica.
Esperá que lo llamo.
-Bueno, decile a Machi que después me llame. Si él
dice que está todo bien, yo te doy una mano.
¡¡¡Guaaauu!!! No podía creer tantas coincidencias. Y
ni me imaginaba todas las coincidencias más que se
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
me iban a presentar de ahí en adelante. Esto era sólo el
comienzo. Machi tampoco podía creer lo que había
sucedido, entonces le recordé qué pensaba yo acerca
de las CAUSALIDADES.
Fui al local de Sebastián para terminar las impresiones
color que iban a estar en mi porfolio y, hablando del
tema, me comentó:
-Matías, mi amigo, está trabajando en el edificio
Chrysler, en una agencia de publicidad muy buena.
Y adivinen ... Sí, era la misma agencia. Matías estaba
trabajando en Nueva York, en la agencia para la cual
yo llevaba una carta de recomendación y esta carta
estaba dirigida a su jefa, María, la vice presidente. En
fin ...
-Cari, esperá que ya lo llamo a Mati y le cuento que
vas para allá. Incluso hasta podés ir a vivir a su casa
así ahorrás plata.
-Hola. Mirá, vení cuando quieras. Vas a ser bienvenida
y en todo lo que pueda, te voy a dar una mano.
-Bueno, gracias. A vivir voy a ir a Centro María, una
residencia para chicas jóvenes, pero igual gracias.
Me da un poco de tranquilidad irme conociendo a
alguien, aunque sea sólo por teléfono. Cuando llego te
llamo.
-Igual no te preocupés, Machi ya me mandó un fax
contándome que venías.
-Perdoná, ¿te sucede algo? Estás llorando.
De repente, caí como por un tobogán. Ya estábamos en
el aire y no me daba cuenta. El cinturón me ajustaba
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
demasiado. Lo desabroché. Mi corazón palpitaba a
mil por segundo. Mi cabeza no paraba de recopilar y
asimilar información. Y claro, me había animado a
vivir mi sueño y dicen que cuando eso sucede, las
cau sa li da des se ha cen ca da vez más fre cuen tes y
evi den tes: Carlitos, Machi, Dylan, Mati. Mejor no
pienso más y me dedico a vivir el presente.
-¿Estás triste? ¿Te puedo ayudar en algo?
-Gracias, pero no, es sólo mi corazón que tiene tanto
dentro, ¡tantas emociones que siento que va a explotar!
Tristezas, alegrías, expectativas. ¿Y vos, hasta dónde
volás?
-Yo me bajo en Santiago. Vine a la Argentina por
trabajo.
-¡Ah! Yo me pregunto quién me manda a hacer estas
locuras cuando podría estar muy cómoda, en casa, con
mis amigos, con mi familia. Todos están buscando
trabajo y a mí se me presentó una oportunidad muy
buena dos semanas antes de volar, pero la dejé pasar y
me voy a Nueva York, donde es casi imposible conseguir trabajo. Dejo mucho, cambio todo eso tan sólo por
la posibilidad de conseguir un training (trabajo que se
realiza como una práctica sin goce de sueldo) en algún
momento, sin ningún tipo de garantía, sin conocer a
na die. En fin, creo que es toy verda de ra men te lo ca,
pe ro ¿sabés una cosa?: ¡¡¡me encanta!!!
-Te vi rezando. Sos creyente ¿verdad?
-Sí, la verdad, no siento que me voy sola. Desde el
invisible, siento que voy muy acompañada: mi Angel,
María, el flaco (Jesús) y el Arcángel San Miguel están
conmigo. Si no lo sintiera así, creo que no me hubiera
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
animado. Pero en mi corazón siento que está todo
bien, que no hay de qué preocuparse.
-¿Y có mo es eso del tra ba jo que de jas te en la
Ar gen ti na?
-Es que yo siento que el corazón no tiene precio.
Cuando vos elegís escucharlo, siempre aparece algún
tipo de tentación que te incita a salirte del camino, a
distraerte. No te digo que no lo pensé, ¡pero en este
momento siento con tanta certeza que estoy haciendo
lo que necesito para cumplir mi misión! Y te digo la
verdad: eso no tiene precio. Cuando comenzás a vivir,
te das cuen ta de que el fla co nos pu so aquí, en la
tie rra, para algo más importante de lo que nosotros
pensamos. Descubrir día a día el por qué, para qué,
dónde, cómo: ese es el sabor de la vida.
-Esta noche voy a rezar por vos. Yo también lo hago
de vez en cuando, pero hoy voy a pedir especialmente
por vos.
-Bueno, te lo agradezco porque de verdad lo necesito.
Es to es lo in creí ble que tie ne la vi da: de re pen te
es ta ba sentada al lado de un hombre joven, chileno,
desconocido, que se había ofrecido a rezar por mí.
Loco ¿no?
No te sorprendás si descubrís que sos un protagonista
de esta historia. Yo te lo advierto: la escribí viviendo.
Por eso te repito: si estás aquí, en esta historia, no es
casual. Y si no estás incluido, ya formás parte porque
la estás leyendo. Este librito sabe dónde estar, cuándo,
por qué y con quién.
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Ya eran las once de la noche y estaba en Santiago de
Chile. El aeropuerto estaba muy solitario. Conocí a
una familia grande y muy linda que se iban a Miami
de vacaciones. Charlamos mucho. Mi ansiedad se iba
calmando un poco, un poquito nomás. Volví al avión.
Detrás de mí se sentaba un matrimonio chileno: Mónica
y Arturo A. En Miami, me despedí de la familia y me
quedé con Arturo y Mónica y con los pasajeros en
tránsito. Cada vez faltaba menos. Sólo dos horas, tres,
no importaba. ¡Muy poco! Les pregunté si podíamos
tomar un taxi juntos porque era la primera vez que
viajaba a Estados Unidos y como me habían contado
que el aeropuerto JFK era muy peligroso, me quedaba
más tranquila.
Esa es la cla ve: de jar se guiar. Pe ro te ad vier to:
cuan do te animás a recorrer el camino, siempre hay
co sas que se in ter po nen y te nés que es tar aler ta,
dejarte guiar y estar alerta, dejarte guiar y estar alerta,
re zar to do el tiem po, pedir pro tec ción de arri ba
porque como respetan el libre albedrío, si no pedís, no
te pueden ayudar. Es un equilibrio constante entre
hacer y dejarte guiar, hacer y dejarte guiar. En fin,
basta de consejos. En definitiva ¿quién soy yo? Sólo
Carina. Lo que pasa es que a veces me tiento.
Mónica y Arturo me dijeron que era una chica de
suerte porque dio la casualidad que ellos iban al hotel
Doorset, en 30W 54th Street, a apenas unas cuadras de
Centro María. Faltaban unos segundos para poder pisar,
por primera vez, el suelo de Nueva York. Estaba
muy emocionada. Por la ventanilla pude ver la isla.
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Ya era de día.
“Por favor, ajustarse los cinturones porque vamos a
ini ciar el des cen so.” Al fin, al fin ya es ta ba. ¡Qué
in ge nua! No sabía que ahí recién comenzaba todo.
¿Te da vértigo pensar en todo esto? No te imaginás
lo que sentía yo, que lo estaba viviendo. Al menos vos,
que estás leyendo este libro, sabés que pasarán unas
páginas y, rápidamente, te enterarás de más. Yo tenía
que ser paciente y comenzar a escribir viviendo.
Fui a recoger las valijas y quedamos con el matrimonio
en encontrarnos a la salida. ¿Estás preparado? Porque
lo que te voy a contar es muy fuerte. Ahí va:
-¿Vos no sos Carina Furlan?
-Sí.
-Parece que sos una chica de más suerte de la que
pensábamos. Te vinieron a buscar.
-Es imposible porque acá no me conoce nadie, sólo
Dios.
-Sí, pero mirá, ahí hay una mujer con un cartelito que
dice “Carina Furlan”.
Miré y mis ojos se salían de órbita. La miré como
diciendo: “¿A mí?” Y sí, era yo. Esperá, esperá, ya te
explico, no te pongás nervioso. Me despedí de Mónica
y Arturo y luego me enteré de que Marien, la mujer
del car te li to, era una ami ga de mi ma má con la
que ha cía mucho que no hablaba. Justo se habían
puesto en contacto y mamá se enteró de que ella y su
familia se habían mudado a Connecticut, una localidad
a una hora de Manhattan. Cuando supo que en ese
mo men to yo es ta ba vo lan do ha cia el JFK, le di jo a
19
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
mamá que se quedara tranquila porque me iba a ir a
buscar.
Yo me ha bía ima gi na do lle gar a la gran ciu dad
so li ta y resultó que mis primeras horas allí las pasé en
una casa en el medio del bosque, con ardillas y bambis,
con una familia que conocía a mi mamá antes que yo,
mirando, en el living de la casa, fotos mías y de mis
hermanos de cuando yo tenía cuatro años que mamá
les había enviado para que nos conocieran.
Y el comentario de siempre: LOCO ¿NO? Sí, la verdad
es que no sé por qué nos empeñamos en escribir
historias increíbles. Sólo tenemos que animarnos a
vivir y nos damos cuenta de que el mejor autor del
mundo es el flaco -Jesús-, Dios, o como quieras
nombrarlo.
El domingo 12 de mayo era el Día de la Madre allí,
en Estados Unidos, así que me di un baño, descansé
un poco, y salimos a cenar para festejar. Eramos
Marien, Luis (su marido), Eric (su hijo) y yo.
Eric trabajaba en la Bolsa y vivía en Manhattan. Por
eso, después de finalizar la agradable cena, nos fuimos
los dos a la isla. Ya era de noche. ¡Qué extraño! Mi
sensación era la de haber entrado en una película
donde todas las escenografías estaban montadas y yo
llegaba como espectadora. Dimos unas vueltas con el
auto, me mostró un poco el famoso SOHO, lo
acompañé a comprar un compact disc y luego fuimos
rumbo al upper west side (zona noroeste de la isla), al
Cen tro Ma ría (bau ti za do, con mu cho ca ri ño, el
fa mo so ¡CONVENT!).
Eric me acom pa ñó has ta la puer ta y me ayu dó a
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
subir las valijas. Eso sí, sólo hasta la recepción porque,
en el convent, los varoncitos no pasaban más allá de la
recepción y de la sala de T.V. La hermana Yoyi ya me
había preparado el cuarto.
-Sos una chica de suerte. Te tocó un cuarto para vos
sola y el más lindo. Iba a venir una chica japonesa,
pero canceló a último momento. ¿Vos te vas a quedar
un mes o dos?
-Sólo dos meses.
Y sí, la Virgencita me ayuda cada vez que puede.
Era todo muy extraño. Todas esas fantasías de cómo
y dónde sería ya se estaban haciendo realidad. Cuando
me quise acordar, ya había desarmado las valijas y
estaba sentada en la cama, sola, mirando por la
ventana. Mi cuarto era bastante grande: largo, alto y
tenía un ventanal enorme desde donde siempre veía
pasar los aviones. Veía el cielo.
“Bueno, Cari, ya llegaste, ya estás aquí donde tanto
querías. Ahora, a lograr el objetivo.” No valía estar
cansada por el viaje, las emociones y la organización.
¡Esto recién empezaba!
Los desayunos se servían de 6:30 a 8:00 hs. Tenía que
acostarme temprano porque, como mis ahorros sólo
bastaban para sobrevivir dos meses, no me podía
perder ningún desayuno y ninguna cena, los cuales
estaban incluidos en la pensión.
El lunes 13 de mayo bajé a desayunar y conocí a dos
bailarinas argentinas. Se llaman Analía y Leticia, de 16
y 17 años. Podían ser como mis hermanitas menores y
así fue.
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Es curioso: cuando conocés a alguien, ni siquiera
sospechás las historias que se pueden entretejer con
esa persona que un día viste y a la que dijiste:
“¡HOLA!” Puede ser mucho, poco, nada, pero nunca
lo sabés.
El convent tiene cuatro pisos. En la planta baja está el
comedor, la sala de actos, los teléfonos, y la sala para
el lavado de ropa con un pequeño patio. En el primer
piso está la recepción, la sala de T.V., la cocinita, la
ca pi lli ta y los cuar tos de las guests (chi cas que se
que da ban sólo unos días). En el segundo y el tercero
están los cuartos de las residentes y el cuarto piso
queda reservado para las hermanas.
Mi cuar to 222 es ta ba en el se gun do pi so y mis
vecinas de enfrente eran las mejicanas Gloria, Lourdes
y Verónica. Como soy bastante sociable, no me costó
de ma sia do re la cio nar me. Pron to co no cí a Patty.
¡Có mo no recordarla: alegre, divertida! Dicho sea de
paso, me enteré de que se casa en mayo del próximo
año allí, en Méjico, su país.
Era apasionante conocer chicas de todas partes del
mundo: Méjico, Colombia, Perú, España, Francia,
Canadá, Estados Unidos, Argentina, Japón, Brasil.
Salí a recorrer las calles de Nueva York. Con previas
instrucciones de las chicas, me lancé a la aventura.
Obviamente, ya me había puesto en contacto con
Matías para saber cuándo y de qué manera podía
tener la entrevista en la agencia.
-¿Carina?
-Sí.
22
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
-¿Por qué no te ve nís a cá, a la agen cia ? Nos
encontramos abajo, en el edificio Chrysler, en Lexington
y la 42. Me hablaron bastante de vos y quiero conocerte.
Y así conocí a Matías. ¡Un divino! Era la única
persona que conocía aunque sea a través del teléfono.
En se gui da le mos tré mis tra ba jos -los cua les le
parecieron muy buenos- y comenzamos a pensar de qué
manera y cuándo podía tener la entrevista con María,
la vice presidente de Operaciones Internacionales.
Obviamente, como era una persona muy importante,
siempre estaba ocupada con reuniones o viajando.
Ella ya había recibido el fax donde Machi le decía que
yo llegaba y yo, por mi lado, tenía una carta que decía
lo siguiente:
Buenos Aires
10th May, 1996
Dear María,
As I have already told you in the fax, Carina is the graphic
designer we want to take on for the graphics sector.
I talked to Dylan about her and he suggested that I ask you if it
would be possible for her to do a training course during her stay
in New York. The idea is that when she comes back she will be
better trained to work with us if she gets hired.
She is really skillful and I think she could help you with your
works.
Anything you want to ask me, please contact me.
I send you my regards.
Marcelo
23
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
(Buenos Aires,
10 de mayo de 1996.
Estimada María:
Como ya te dije en el fax, Carina es la diseñadora que
queremos contratar para el sector creativo. Le conté a
Dylan sobre ella y me sugirió que te preguntara si ella
podría hacer un training durante su estadía en Nueva
York. La idea es que cuan do re gre se es té me jor
ca pa ci ta da para trabajar con nosotros en caso de ser
contratada. Realmente, tiene condiciones y creo que
podría ayudarlos con los trabajos. Cualquier información
que necesités, por favor contactate conmigo.
Saludos.
Marcelo)
Estuve dos semanas esperando la famosa entrevista.
Estaba bastante nerviosa. Mi corazón me decía que iba
a estar todo bien, que no hacía falta incursionar en las
otras sesenta y nueve agencias a las que había
mandado cartas. Entonces, me dediqué a hacer turismo
porque siem pre que hay un paréntesis en mis
actividades, sé que lue go se vie ne al go mo vi di to.
A veces, con Gaby y Ale, dos chicas argentinas, hacíamos
turismo económico; otras veces, agarraba mi bolcito y
me iba, pa ti nan do, al Cen tral Park a to mar sol.
Mien tras tanto, rezaba, seguía rezando y pidiendo.
Mien tras to ma ba sol, re za ba un ro sa rio; mien tras
ca mi na ba, rezaba...
24
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
-Rulo, mirá. Me compré esta carterita roja. Me salió
super barata. Porque en realidad, estuve pensando
que es mejor ir a la entrevista con el trajecito rojo.
-Sí, Cari, pero dejá de comprar porque se te va a ir
todo el dinero.
-¿Sabés?, creo que para la entrevista es mejor el
conjunto azul, así que voy a ver si consigo una carterita
azul barata.
La verdad: estaba un poquito ansiosa. Veía que los
días pasaban y que el dinero que había ahorrado con
tanto esfuerzo se consumía. Cada día que pasaba valía
oro para mí. Pero bueno -como todo-, esto también
llevaba su tiempo.
-¿Caro?
-Sí.
-Soy Cari, la amiga de Daeana. Vine a Nueva York
para conseguir un training.
-¡Ah! sí, ya me contó por teléfono. Nos vemos cuando
quieras así me contás un poquito más.
Y así, me iba contactando con diferentes personas y,
realmente, tuve mucha suerte porque en el camino se
me cruzó gente muy buena, con buena onda y siempre
predispuesta a ayudarme.
Sí, llegó el gran día. Estaba muy nerviosa. Primero lo
vi a Mati en su oficina y me contó un poco sobre la
agencia. Me mostró unas fotocopias que eran las
credentials (sistema gráfico para presentar, corporativamente, la agencia a los clientes) con información
acerca del pensamiento de la empresa, sus recursos
25
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
humanos, en fin, un poco de todo para conocer más la
empresa. Un par de consejos más y ¡ahííí fuuiimoos!
Finalmente, conocí a la famosa María. Le conté que
tenía ganas de hacer un training.
-Tenemos que ver en qué lugar físico te colocamos
porque no acostumbramos a tener trainings en la agencia.
Eso sí, dinero no hay.
-No, no importa.Yo sólo quiero tener la experiencia
de conocer desde adentro el movimiento de una agencia
tan grande como esta. (Y sí, tener ocho pisos en el edificio
Chrysler no es chiste ¿verdad?)
-Bueno, Matías te va a decir por dónde podés
comenzar. Te vamos a presentar a Linda, la secretaria
del director general creativo y, de ahí en adelante,
vemos cómo nos manejamos.
-Bueno, O.K.
Mati me presentó a Jens, un chico alemán que era
ejecutivo de cuentas del Departamento Internacional
y, como era un poco incómodo trabajar con Mati
teniendo una relación de amistad, comencé a trabajar
con Jens. Me presentaron a Tania, una chica española
que también había ido a hacer un training, pero como
ella ya hacía cuatro meses que tenía confirmado el
lugar, tenía oficina y todo. Nos dijeron que si teníamos
tiempo libre, nos podíamos dedicar a hacer shopping
porque en el verano no había demasiado para hacer.
Jens me dio mi primer trabajo. Consistía en diseñar
una página para pasar por fax a la red de la agencia en
todo el mundo invitándolos a contar con su presencia
en el Festival de Cannes ´96.
Cada día era un nuevo desafío. Tenía que sortear los
26
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
problemas que se me presentaban a diario ya que
todo punto que sumara era sumamente importante
pero, si perdía puntos, podía significar mucho más.
Por lo tanto, no podía dejar nada librado al azar. No
sólo tenía que estar creativa sino con todas las luces
encendidas para resolver cualquier problema que
surgiera de la manera más rápida y efectiva posible.
Me presentaron a Alex, a Micke, y a toda la gente del
Departamento de Computación. Me asignaron una
computadora en la oficina donde trabajan los freelancers
(empleados que trabajan sin estar en relación de
dependencia). ¡Asombroso! Claro, era Nueva York, y
todo se manejaba en unas dimensiones increíbles;
tecnología y espacios inimaginados.
Me dieron la información que tenía que incorporar
en la página y, sin ninguna consigna específica, me
puse a trabajar. Obviamente, me estaban poniendo a
prueba para ver mis condiciones y capacidad. Esto era
el comienzo de una oportunidad: el festival de Cannes.
En dos horas le presenté a Jens cuatro alternativas de
diseño (habiendo redibujado el logotipo del festival),
cuatro bocetos acabados. Jens, asombrado por la rapidez,
me dijo: “Esta es la mejor manera de demostrarme que
sos tan talentosa como dicen”.
Este fue el primer gran paso y, a partir de entonces,
me co men za ron a con si de rar un po co más. Me
pre sen ta ron a Dave, un director creativo para el que
trabajaría durante mi training. Me dijo que no sabía si
iba a poder ser de mucha ayuda para mí ese verano
porque no había mucho trabajo.
Pro vi so ria men te, tuve la ofi ci na de Wally, un
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
di rec tor crea ti vo que iba a es tar dos me ses afue ra
ro dan do comerciales. Era una oficina increíble: una
ventana, mi línea telefónica, sillones, computadora. ¡A
lo grande! Todos los días le tenía que pedir a Mooren
que me abriera la oficina porque, como me la habían
prestado, yo no tenía las llaves. ¡No lo podía creer! Era
realmente comenzar a hacer realidad mi sueño.
Pronto conocí a Mariel, una directora creativa
puertorriqueña. La verdad: me pareció poco simpática,
pero bueno, como estaba a tres metros de mi oficina,
íbamos a tener que hacer buenas relaciones. Y las
historias se comenzaron a construir rápidamente.
Jeanette era la recepcionista del décimo piso, donde
estaba mi oficina.
-Buenos días.
-Buenos días.
“Buenos días” van y vienen y empezamos a ser
amigas. Mientras tanto, ya comenzaba a estar a cargo
de algunos trabajos: primero, para una gran empresa
de alquiler de autos; luego, una empresa de papel.
Dave comenzó a confiar más en mí y a delegarme
mayores responsabilidades.
Comencé a hacer amistad con Mariel y con Jeanette.
Les presenté a Tania y, rápidamente, fuimos inseparables.
Con mis amigas del convent, los fines de semana
íbamos al famoso “Novechento”, un pub de argentinos
en el Soho. Comenzaban a nacer amistades que, más
tarde, serían muy importantes en mi vida. También,
a me nu do, char la ba con Do ris, Cris ti na, An ge la,
Hil da, y alguna otra hermana.
Mi ex pe rien cia fue que en Nueva York to do el
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
mundo está muy solo; casi todos, de paso. Es una ciudad sorprendente, pero lo que vivís a diario es tan
fuerte, tan contrastante, tan fuera de lo común, que tenés la NECESIDAD de compartirlo con alguien y así
es como nacen estas relaciones de hierro.
Mi vida era un constante contraste porque mi
condición era muy especial: por un lado era la
grandeza, el lujo de la agencia, la oficina, el bar, el
comedor, el lobby, y por otro lado, el adorado convent,
donde todas tratábamos de subsistir. Muchas
estudiaban y trabajaban como baby sitters para poder
pagar sus estudios. Todas con mucha garra, con objetivos
claros y mucha, pero mucha fuerza de voluntad para
lograrlos.
El convent era como un aeropuerto: estábamos
constantemente conociendo gente y despidiendo gente,
conociendo y despidiendo ... Esto también formaba
parte de todo; hasta en eso había que ser fuerte. Las
chicas que regresaban a su país siempre dejaban cosas
que, obviamente, no entraban en las valijas y, así, comencé
a equi par mi cuar to con al gu na que otra olla pa ra
co ci nar algo el fin de semana.
En la agencia sabían que vivía en el ¡convent!, lo cual
era motivo de gran intriga y preocupación. Todos los
días, iba y volvía del trabajo caminando, siempre rezando y pidiendo. Sentía que todo estaba predispuesto para que las cosas sucedieran de la mejor manera,
pero a todo hay que darle una ayudita. La fuerza, la
claridad interior y la confianza hacen que ocurran
cosas. Tanto por la mañana como por la tarde, hacía
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
una parada en la Catedral de San Patricio para rezar,
pedir y agradecer porque día a día la ayuda que recibía
desde arriba era -como dicen- pequeños “milagros”
tangibles que me daban fuerzas y me permitían seguir
confiando en ese sentimiento de que todo estaba e iba
a se guir es tan do bien, sim ple men te re sol vien do el
pre sen te de la mejor manera posible.
A veces nos suceden cosas de repente y nos preguntamos
por qué justo esa vez. Tania era la otra chica que, como
yo, estaba haciendo un training y me sentía un poco
in se gu ra porque ella ha cía tiem po que ya te nía su
lu gar esperándola. Sinceramente, la sentía como la
competencia, pero siempre hay alguien o algo que te
hace ver las cosas diferente en el momento preciso.
Sólo es cuestión de estar receptivo.
-Analía (Rulo), estoy un poco triste porque, ahora
que conseguí lo que tanto quería, tengo competencia y
esto me da inseguridad.
-Pero Cari, en lugar de exigirte más ¿por qué mejor
no disfrutás de lo que lograste? Tu meta era conseguir
el training y ya es un hecho; tenés tu oficina y te están
delegando responsabilidades. ¿Qué más querés?
Esta conversación me hizo recapacitar bastante.
Cambié mi manera de pensar, de sentir frente a la
situación, y esto hizo la diferencia. Me propuse dar lo
mejor de mí sin mirar al costado, sin competir con nadie,
simplemente, ofreciendo lo mejor de mí. Entonces me
“olvidé” de Tania (obviamente, entre comillas) y cuando
cambió mi manera de ver la situación, se comenzó a
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
generar una amistad que hoy es muy sincera, sólida e
importante. El giro de ciento ochenta grados que di
fue trascendente porque, gracias a pensar en dar lo
me jor de mí, me vi no un ins tan te de ilu mi na ción,
re ve la ción o como quieras llamarlo. Lo que sí sé es
que fue un momento específico que todavía recuerdo
y que, si hubiera elegido no darle curso o no prestarle
atención a lo que me decían mi corazón y mi mente,
hoy no estaría aquí escribiendo estas líneas. Te cuento
cómo fue.
Hacía una semana que estaba en la agencia y ya tenía
un lu gar. Iba ca mi nan do ha cia la ofi ci na de Ma ría
porque me iba a hacer una nota para pedir la tarjeta
de iden ti fi ca ción y así po der en trar al edi fi cio sin
problemas. Mientras bajaba los dos pisos por la escalera,
me vino a la mente: “¿Por qué no ser yo la responsable
de crear la imagen publicitaria de la agencia, de las
credentials que me habían mostrado?” Por el momento,
no había tanto trabajo de creatividad y, como yo quería
aprovechar el tiempo al máximo, sin desperdiciar un
segundo, era una buena oportunidad para demostrar
que podía hacer algo interesante. Todos los creativos
estaban muy ocupados atendiendo las cuentas que
manejaban y nunca tenían tiempo para dedicarle a la
empresa. Fue un pensamiento repentino. Si lo hubiera
razonado con lógica, hubiera dicho: “Estoy loca. ¿Yo,
que es toy ha cien do só lo un trai ning; a mí me van a
de jar la imagen y creatividad de la agencia?” ¡Una
verdadera locura! No lo pensé dos veces. Con sólo
recordar la imagen que tenían las credentials que me
había mostrado Mati antes de tener la entrevista me
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
daba cuenta de que había mucho para hacer.
-María, por momentos me siento parada. Estoy
acostumbrada a trabajar a un ritmo mucho más
rápido y el trabajo creativo que hay no es abundante
por ahora. Estuve pensando, además, que ningún
creativo tiene tiempo para dedicarle a la agencia porque
las res pon sa bi li da des de ca da uno son mu chas e
im por tan tes. El logotipo de ustedes es muy rico en
ima gen y con cep to, se po dría ex plo tar bas tan te y
desarrollar nuevas credentials con una gráfica y
estrategia más interesantes. ¿Qué te parece?
-Me parece bien e interesante, pero no quiero que
esto interfiera en tu trabajo con Dave, el director que
te asignaron. Cuando tengás tiempo libre, podés
comenzar a desarrollar algo, si querés.
Mi locura ya empezaba a cobrar vida. ¿Te imaginás
que una agencia de semejantes dimensiones tomara
aunque sea una de mis ideas o conceptos para
presentarse a los clientes? Me ponía nerviosa de sólo
pensarlo. Bueno, substancialmente, no cambió nada,
sólo que comenzaba a bocetar algunas cosas en los
momentos libres.
Mientras tanto, mi relación con Mariel, mi vecina de
oficina, crecía rápidamente y se hacía bastante sólida.
Ella se cruzaba para almorzar juntas y yo pasaba por
su oficina a dejarle mensajitos. Al final, no resultó
nada antipática como sentí en un principio. Es una
niña muy cool -como diría ella.
A la semana siguiente, subió Jens, el ejecutivo de
cuentas que trabaja con María, para decirme:
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
-Ma ría me di jo que hay só lo una se ma na pa ra
de sa rro llar una propuesta para las credentials. Están
trabajando otra propuesta en Londres pero, si vos lográs
hacer algo en estos cinco días, ella va a estar presente
en el festival de Cannes `96 junto con todos los directivos
de la agencia en el mundo. Si lográs un proyecto, ella
lo presenta como una propuesta desde Nueva York.
-La verdad es que me sorprende y me alegra la noticia,
pero necesito decirte algo: esto suena fácil, pero es
mucho trabajo. Si vamos a enviar algo, tiene que ser
muy profesional y bien desarrollado. No puede ser
algo así nomás y con lo único que cuento es con un
equipo de dos personas: vos y yo. Vos tendrías que ser
la persona que me vaya diciendo cómo va todo porque,
lógicamente, vos conocés la empresa más que yo. Me
animo a hacerlo, pero me tenés que garantizar que
realmente va a ser presentado. Si es así, ya me pongo
a trabajar.
-Mirá, María me dijo que era una oportunidad para
vos de realmente demostrar lo que sos capaz de hacer.
Si eso te dice suficiente, ya nos ponemos en campaña.
-Bueno, O.K., pero necesito que hablés con Dave, el
director creativo, y le contés que toda esta semana voy
a estar trabajando en un proyecto para María.
También necesitaría que me instalen en la computadora
de Wally el programa de ilustración, que es el que más
rápido manejo. También me gustaría saber si va a haber
alguien en la agencia el fin de semana porque voy a
necesitar trabajar full time.
-Quedate tranquila que yo hablo con Dave y, con
respecto al software, dejame ver como lo soluciono.
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Era una oportunidad única que no podía dejar pasar.
Tenía que resolver todos los problemas que se
presentaran. Lo más complicado era lo de la computadora
porque el resto corría por cuenta mía. Por lo tanto,
primero me dediqué a ver como resolvía ese tema.
Mariel tenía en su computadora el programa que yo
necesitaba y, como ella no lo utilizaba, le pregunté si la
semana siguiente podíamos cambiar de oficina así yo
desarrollaba el proyecto en su máquina. Me dijo que
no había ningún problema. Ella no sabía todo lo que
me estaba ayudando con esto, pero yo estaba segura
de que algún día, en algún momento, se lo haría saber.
Problema solucionado: ¡a trabajar!
Comenzaba la cuenta regresiva. Era viernes y en una
semana, exactamente, el proyecto tenía que estar en
vuelo a Francia, donde sería presentado.
En el convent, todo seguía igual. Las chicas estaban
sorprendidas porque cada vez trabajaba más tiempo y
regresaba más tarde.
-Rulo, Leti, vengan que les tengo que contar algo.
-¿Qué pasa?
-Ofrecí desarrollar un proyecto muy importante en
la agencia y aceptaron. Tengo sólo cinco días para
hacerlo realidad. ¿Qué les parece?
-Mirá, te vemos con mucha garra y ganas. Nueva
York es una ciudad que ofrece algo único: la posibilidad
real de triunfar. Si sos realmente buena, podés lograr
cualquier cosa. Esa es la única condición y nos parece
que lo vas a lograr.
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
La verdad es que un poquito de ánimo no me venía
nada mal. ¿Sería cierto eso de las posibilidades de
triunfar? Creo que yo tenía la oportunidad de
averiguarlo.
Rafael, un amigo español, me alentaba y me decía
que con todo lo que estaba sacrificando al estar lejos
de mis afec tos -en tre otras co sas- Dios no me iba a
de jar sola y que iba a lograr lo que quisiera. Recuerdo
que ese sábado era un día lindísimo para ir al Central
Park a tomar sol. Sin embargo, como chica responsable,
tomé mis patines y me fui andando, con mi mochilita,
hasta Lexington y la 42 y comencé a plasmar las ideas
en lo concreto de un papel.
Debía ocuparme de que todas las impresiones estuvieran
correctas, de encuadernar los libros y de montar el
story board del showreel (animación computada que se
utiliza para presentar a la agencia en su torta de
comerciales). 3,2,1 ... Viernes 21 de junio, 16:00 hs. El
proyecto tenía que salir ya rumbo a Francia.
-Jens, ¿estás seguro de que ya está todo en orden?
-Sí, claro. Sólo hay que bajar al servicio postal y
despacharlo.
-O.K., pero antes dejame agregarle una notita a María:
“María, gracias por confiar en mí. Traté de hacer lo
mejor. Espero que te guste. Carina.”
Bajamos al segundo piso, preparamos la encomienda
y la despachamos. Sólo restaba esperar ...
Las hermanas del convent sabían lo que yo estaba
luchando para lograr esto. Cuando rezaban, por las
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
mañanas, me ponían en sus oraciones y era una gran
ayuda.
Con mis amigas del convent, los fines de semana,
íbamos a bailar a “Novechento”. Ahí conocí a Mario,
una gran persona y amigo. Un día Rafa me dijo: “Lo
que me impresiona de tí es que estás siempre sonriendo”. Se me veía muy feliz. Y sí, estaba muy contenta:
estaba viviendo lo que había soñado durante mucho
tiempo. Y también seguía conociendo chicas. El convent
es bastante grande. Llegó Florencia, una artista argentina;
llegaron la mamá de Rulo, Yoli, y la de Leti, Sosi. También
estaba Miriam, otra bailarina, y Fernanda, una querida
amiga argentina que estaba haciendo una maestría en
arquitectura urbanística. Con ella experimentábamos
con nuestro pelo haciéndonos los reflejos nosotras
mis mas pa ra no gas tar dinero. En fin, éra mos
una ban da. Cuando llegaba de trabajar, nos íbamos
abajo, al patiecito, a tomar unos mates, y cada una
contaba sus andanzas y aventuras porque -creémeNueva York es una constante aventura.
Todo lo que sucedía en este lugar era especial. Unos
días antes de que yo llegara, ¿adiviná quién estuvo
comiendo con las hermanas y las chicas en el comedor?
Seguro que no vas a acertar: Harrison Ford. Sí, Nueva
York es una ciudad muy especial. Rulo y Leti vieron a
Brad Pitt porque a unos veinte metros del convent hay
un estudio de grabación. Por fuera parece un lugar
abandonado pero, en realidad, adentro está todo monta do pa ra ro dar in te rio res de pe lí cu las y, co mo
Ha rri son Ford y Brad Pitt estaban filmando, muy a
menudo andaban por allí. Cuando yo llegué, ya habían
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
terminado el rodaje, pero igual me dejaron pasar para
ver cómo era todo por dentro. La escenografía era la
de una casa antigua, muy abandonada. Ahora veo los
anun cios de la película en car te le ra y ¡me pa re ce
men ti ra!
Una noche, toda la banda fuimos a cruzar el puente
de Brooklyn ca mi nan do. Man hat tan es una is la
ma ra vi llo sa e imponente. A veces, acompañaba a las
chicas a hacer shopping. Iba sólo como compañía porque lo que era yo, no tenía un centavo. Y un día, con
el grupo, fuimos aahh...; bueno, yo te lo cuento: a la
plaza del Lincoln Center a tomar ¡¡mates!! ¿Qué tal?
Realmente, disfrutábamos todo muchísimo; con poco
hacíamos un montón.
Al día siguiente, partían Miriam y Sosi y, cuatro días
más tarde, Yoli y Rulo. Despedidas, más despedidas.
Rulo y Francisco se despidieron para no saber si se
iban a volver a ver alguna vez. Los dos son muy
jóvenes, pero la fuerza del amor a veces sorprende
¿no? Leti y yo nos quedamos bastante solitas. A la noche,
subí a su cuarto en el tercer piso. Estaba casi durmiendo.
Me confesó que había llorado un poco, pero había que
seguir adelante; por eso, dimos vuelta la página y ¡a
comenzar otra vez! Mientras tanto, comenzábamos a
conocer un poco más a Flor. Con Caro nos veíamos
bastante seguido porque ella había llegado a la isla en
las mismas condiciones que yo. Sabía lo que yo podía
estar sintiendo y me ayudaba en todo lo que podía.
Con mis papás, Ilse y Conrado, hablaba por teléfono
bastante seguido. Antes de partir, había sacado desde
la Argentina un sistema de llamada con cobro revertido,
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
lo cual fue una gran co sa porque para mí era muy
ne ce sa rio hablar con ellos. Siempre me apoyaron en
todo y me dieron todo lo que pudieron. Estaban muy
contentos porque había conseguido el training y por el
proyecto que habíamos enviado a Francia. Me tenían
mucha fe y sabían que todo iba a estar bien. Cada
tanto, llamaba a mi hermanita, Piru, a mi hermano
Carlos, a las chicas con las que nos reuníamos los
miércoles, a Kari, mi amiga del alma, a Vicky, Fer, Tere,
Mariana, Pame, Mery, Caro...
En la agencia, todo estaba bastante tranquilo. Yo ya
había vuelto a trabajar con Dave, mi amistad con
Matías, Tania, Jeanette y Mariel crecía rápidamente y,
mientras tanto, comenzaba a conocer más a Linda,
una excelente persona.
Yo le había pedido a María si me podía poner en
contacto con Stanley, el presidente de esta agencia en
Madrid. Me interesaba mucho ya que, por tener el
pasaporte italiano de la Comunidad Europea, podía
trabajar allí sin problemas. Pronto hablé con Lía, la
secretaria de Stanley. Me hubiera gustado mucho
trabajar con ellos. Ya estábamos a fines de junio: la
temporada de verano y vacaciones para ellos.
-Mirá, Carina, dejame que te averigüe cuándo se va
a tomar las vacaciones este hombre y te digo en qué
momento podrías tener una entrevista con él.
-Bueno, O.K.
El miércoles 26 de junio llegó Carola a Nueva York.
Es una amiga y mamá postiza que tengo en Buenos
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Aires gracias a que mi mamá, Ilse, no es nada egoísta
y está acostumbrada a compartirme. Realmente, me
venía muy bien ya que hacía más de un mes que estaba
allí, sola, sin afectos y sin gente cercana a mí desde
siem pre. Me lla mó a la agen cia y ese mis mo día
nos vi mos. Se alojó con una amiga suya en el convent,
así que nos veíamos en los desayunos y cenas. Me hizo
muy feliz verla.
Apenas llegó, fuimos con Mónica y Leti al famoso
muellecito de la avenida 12 y la 46 a tomar mates y a
ver el atardecer. Digo “famoso” porque creo que ahí,
en Centro María, todas me conocían por la famosa frase:
“¿Me acompañás al muellecito?” Era un lugar un poco
abandonado y que no se veía a simple vista; por eso,
no era muy visitado. Quedaba al lado del museo de
barcos, en el puerto del Río Hudson, al oeste de la isla.
Me en can ta ba ir ahí. Enfren te, po día ver to do el
bos que y la naturaleza que hay en Nueva Jersey con
el río, las gaviotas, los patitos. Ese lugar me daba mucha paz para pensar y estar un poco conmigo misma.
Y si me daba vuelta, veía la imponente edificación de
la isla donde cada atardecer se reflejaba en tantos y
tantos edificios espejados o en el mismo edificio
Chrysler con su punta de metal. El anaranjado del sol
era casi mágico.
Un día, Carola me invitó al teatro. Claro, yo no podía
darme ningún lujo de esos porque todos mis dólares
ya tenían destino; estaba todo estipulado y no podía
excederme en nada. Estando en Nueva York, la ciudad
de las luces, fui sólo una vez a la calle Broadway a ver
una obra de teatro: Víctor & Victoria. Lo pasamos muy
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
bien, pero se hizo tan corto el tiempo que, cuando nos
quisimos acordar, Carola ya estaba regresando a la
Argentina.
-Y Cari, ¿qué vas a hacer? ¿Te quedás acá o te vas a
España?
-La verdad: no lo sé. Estoy esperando la contestación
de cuándo puedo tener una entrevista con Stanley y,
en base a eso, veré. Igual, mucha reserva de dinero no
tengo. Estoy cuidando a Mili, una nena, y con eso
gano un poquitito. Si no surge algo pronto, tendré que
regresar a mi país, pero no me preocupa: siento que
todo va a estar bien. Mandále saludos al Oso y a todos
los chicos.
Me costó mucho verla partir, pero bueno, así era la
vida. Yo lo estaba eligiendo y me tenía que hacer
cargo de todo: tanto de lo bueno como de lo malo.
Ya estábamos próximos al 4 de julio, día de gran
festejo en los Estados Unidos. Leti tenía unos amigos
que vivían en Brooklyn y nos habían invitado a comer
un asado en su terraza para luego, desde allí, ver los
fuegos artificiales. Era un programa diferente ¿no?
Hacia allí partimos. Al convent podíamos regresar
hasta las doce de la noche; si no, cerraban las puertas
y hasta las siete de la mañana quedábamos afuera. Pero
ese día improvisaríamos.
Estábamos en la terraza desde la cual se veía todo
Manhattan, el Río Hudson y el famoso puente. La
gente que había allí era muy diversa: bohemios,
artistas, una mezcla un poco rara. Con las chicas nos
mirábamos y no lo podíamos creer. Cada segundo era
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
mágico; sabíamos que era algo que recordaríamos
siempre. Después, llegó el momento de los fuegos
artificiales, pero -¡oh sorpresa!- eran del otro lado y no
se veían desde allí. Entonces, bajamos a la calle y,
amontonados con mucha gente, en un baldío al lado
del puente, vimos el gran show. A veces lo pienso y
digo: “¡Qué inconsciente! ¿no?” De todas formas,
estábamos con un grupo grande, todos juntos y todo
estaba bajo control. Cuando terminó el espectáculo,
regresamos al departamento. Para todo esto ya eran
más de las once y media. Si volvíamos a Centro María,
tenía que ser ya y teníamos que avisar que nos
esperaran un minuto. La otra alternativa era lanzarnos
a la noche y ver qué hacíamos. Decidimos no regresar
pero, igualmente, no nos quedamos ahí. Había mucha
gente que no era de nuestra onda. Yo, la verdad, muy
a menudo parecía un bicho raro: no tomo nada de
alcohol ni fumo ninguna clase de cosa, pero como yo
los res pe ta ba, ellos tam bién me res pe ta ban a mí.
Llamamos un taxi para ir al famoso “Novechento”: lugar
co no ci do don de nos sen ti ría mos se gu ras. Allí lo
pasamos muy bien, pero cerraba a las cuatro y todavía
nos quedaban tres horas de espera. Entonces, los chicos del bar nos acompañaron a tomar algo a Yaffa, el
lugar más loco que vi en mi vida. Había gente de todo
tipo, pero no es como en la Argentina donde se hacen
los punk, se hacen los ... estos eran pesados de verdad.
Parecían disfrazados -sin ofender a nadie. Para mí, era
muy poco común. De repente, me daba cuenta de que
me había quedado mirando a alguien y quedaba poco
amistoso, entonces, rápidamente retiraba la mirada.
41
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Te nía ga nas de sa car fo tos, pe ro no les agra da ría
de ma sia do, por lo que decidí no pensar más en nada
y limitarme a comer con los chicos. Ya eran las seis de
la mañana y les pedimos que nos acompañaran. Cuando
llegamos, eran las 6:30 hs. del 5 de julio. El deli (almacén,
quiosco) de la esquina del convent estaba abierto y era
un buen lugar para esperar allí hasta que se hiciera la
hora. Nos sentamos un rato en el piso y, cuando nos
quisimos dar cuenta, ya era la hora y podíamos entrar
a nuestro “hogar dulce hogar”. Obviamente, ninguna
bajó a desayunar y nos reencontramos, más tarde,
para el almuerzo.
-Ca ri, ¿ya sa bés qué pa só con el pro yec to que
man da ron a Francia?
-No, mami, todavía no sé nada. Traté de hablar con
María, pero todavía no regresó y no pude ponerme en
contacto con ella. Má, cambiando de tema, ¿ya
hablaste con el Obispo por el tema de la Virgencita allí,
en Bariloche?
-Sí, ya le di la car ta que es cri bis te, pe ro no tu ve
tiem po de hacer nada más.
-Bue no, ma má, tra tá de ocu par te. No sé por qué,
pe ro siento que es importante ¿sabés?
-No te preocupés, ya voy a volver a hablar.
-Cari, ¿cómo estás?
-Yo estoy muy bien, contenta, lo único que me mata
un poco es la incertidumbre de no saber qué va a suceder,
porque toda mi historia depende de cómo se vaya
escribiendo.
-Bueno, Cari, lo que estás viviendo es muy valioso y
42
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
no hay muchos que tienen la posibilidad de ...
-Pá, no digás eso. Vos sabés que cualquiera podría
venir como lo hice yo: con nada seguro, sin conocer a
nadie, con mis ahorros y nada más. Papi, si me llegan
a conseguir la entrevista en España, ¿me ayudás,
momentáneamente, con el pasaje? Yo cuando pueda,
te lo devuelvo. Acá estoy haciendo lo que puedo. Ayer
hablé con la hermana superiora Cristina. Le expliqué
mi situación. Le conté que estoy a un paso de conseguir algo que me costó mucho trabajo y le pregunté si
había alguna posibilidad de pagar la próxima semana
de la pensión con mi trabajo gráfico. Le dije que me sería
de gran ayu da porque el po co di ne ro que te nía era
para subsistir un poquito más e ir a España para renovar
la visa.
-Y ¿qué te respondió?
-Ella aceptó.
-Bueno, para lo de España podés contar con nosotros.
No podemos dejar de ayudarte después de todo lo
que lograste.
-Gracias, pá, yo sé que, económicamente, allí en
Bariloche está muy complicado porque no hay nieve y
no quiero que se exijan y me den algo que no tienen.
-No te preocupés. No te voy a negar que nos es difícil,
pero cuando no se pueda, simplemente te diremos que
no.
-Bueno, gracias, y un beso enorme a todos por allá.
La hermana Cristina dijo que sí. Por lo tanto, la
semana siguiente la pagué con trabajo. Les diseñé
el logotipo de Centro María y, también preparé una
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
decoración que necesitaban para darle la bienvenida a
la Madre General en octubre. Ella es la directora de esta
congregación de María Inmaculada en el mundo.
Hacía seis años que no regresaba a Nueva York y lo
hacía justo ahora.
Hablé con Linda, la secretaria del director creativo y
amiga mía, y con Dave para saber si podía hacer este
proyecto fuera del horario de trabajo. Les expliqué mi
situación y aceptaron.
Cada vez trabajaba más y regresaba más tarde a mi
querido cuarto en el Centro María. No era una de las
zonas más seguras de la isla. Como no podía darme el
lujo de gastar dinero en “colectivo” cada noche, cuando
regresaba caminando, me encomendaba a la protección
de mi Angel de la Guarda, del Arcángel San Miguel,
de la Virgen ci ta, mi que ri da ami ga, y de Je sús. De
to das maneras, iba atenta a cualquier cosa, pero podía
sentir, claramente, su protección. Caminaba y rezaba
... Cada noche era una aventura nueva. Y cuando ya
estaba acostada, mirando a través de la ventana,
miraba la imagen de la Virgen que tenía en mi mesita
de luz (junto a la foto de mi familia y de mis amigos)
y les daba las gracias a quienes les había encomendado
mi protección por ha ber me cui da do y por es tar a
sal vo en mi cama. Mis compañeros de trabajo de la
agencia seguían sin poder creer: primero, que viviera
en el convent, y segundo, que a esas horas de la noche
regresara caminando hasta ese lugar.
Mientras tanto, seguía saliendo los fines de semana
44
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
con las chicas. Un día, Alex , mi amigo de Nueva Jersey
y primo de Rafa, nos invitó a conocer un lugar nuevo
para ir a bailar. Llovía muchísimo esa noche, pero ya
le habíamos dicho que sí; por lo tanto, partimos a la
gran aventura Leti, Flor y yo. Eran las once de la noche.
Agarramos un paraguas enorme y nos lanzamos a
cruzar el Río Hudson con semejante tormenta. Compramos el pasaje en Circle Line y allí fuimos. ¡Más
momentos que sabíamos iban a ser inolvidables!
Cuando llegamos, él nos estaba esperando. Subimos al
auto y nos llevó a un lugar muy bonito a unos pocos
kilómetros. Era un pub para bailar que quedaba sobre
el río. Se veía toda la isla iluminada, que en realidad
esa noche era muy poco por la gran tormenta. Bailamos
con mú si ca argen ti na has ta can sar nos y de ci di mos
ir nos. Fuimos a su casa, estuvimos viendo las fotos
del casamiento de su hermana Karina, tomamos un té,
y nos ti ra mos un ra ti to en los si llo nes has ta que se
hi zo la ho ra pa ra vol ver a cru zar. Alex fue to do un
caballero: nos dejó en la puerta de los barcos y esperó
hasta que desaparecimos del otro lado. Otra aventura
increíble. ¡Cruzar el río con tormenta para ir a bailar
con música argentina a orillas del Río Hudson! Si lo
planeás, no te sale tan bien. Bueno, continúo con el
otro relato.
Pasaban los días y no sabía qué había sucedido con
el proyecto. Un sábado tuve que ir a trabajar a la
agencia. Lo recuerdo como si fuera hoy. Estaba
trabajando en la oficina de Mariel y, de repente, me
agarró una angustia muy grande. Hacía unos días
45
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
había ocurrido el accidente del avión que estalló en el
aire sobre el aeropuerto JFK. Muchos deben recordar
el vuelo Nº 800 de la empresa TWA. Entre tantas otras
cosas -no sé por qué-, le pedí a Dios que todavía estemos
a tiem po. ¿De qué? To da vía no lo averigüé, pe ro
supongo que a tiempo de hacer algo, de darnos cuenta
de que no son necesarias tantas tragedias para sacudirnos
y despertarnos, para limpiarnos los ojos y dejarnos ver
claro, para actuar diferente y construir un nuevo
mundo. Recordé el proyecto y dije: “Flaco, me pongo
en tus manos. Yo, por mi parte, hice todo lo que pude”.
En el medio de mi llanto, subieron los guardias y me
pre gun ta ron si me su ce día al go, pe ro no su pe qué
con tes tar les. Me dijeron:
-Es una cuestión de amor y novio ¿verdad?
-¡Sí! -les dije, sin darles más explicaciones. Me
invitaron a bajar para tomar un té en la cafetería y así
sentirme un poco mejor. Les agradecí, pero la verdad:
no tenía ganas.
Finalmente, hablé con María. Jens me contó que les
había gustado mucho el proyecto que habíamos
presentado, pero que lo iban a continuar desde
Londres, donde ya lo habían comenzado hacía tres
meses. Yo estaba bastante contenta. El sólo hecho de
que tomaran algo de lo que yo había pensado me hacía
más que feliz.
Mientras tanto, seguía hablando con la gente en
España.
El 22 de julio, entregué el proyecto terminado para
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
el convent. Una cosa menos. Ese mismo día, Lía me
confirmó una entrevista con Stanley para el viernes 26
a las 17:00 hs. en Madrid. ¡Qué momento! Estaba como
loca llamando a las agencias de viaje. Finalmente,
reservé en una que tenía un precio bastante razonable.
Ya tenía el dinero y, en la hora del almuerzo, iba a ir a
comprar el pasaje. Llamé a otra agencia y conseguí un
mejor precio. Cancelé la reserva de la anterior y partí
rumbo al Soho a comprar mi pasaje. A las tres de la
tarde, ya estaba de regreso en la oficina y mi vuelo era
al día siguiente, pero ... pequeño detalle: no sabía dónde
iba a alojarme. Me vino a la memoria un teléfono que
me había dejado Carola antes de irse.
-Si llegás a ir a España, podés llamar a Elisa, que es
la hija de una amiga mía. Es muy buena persona.
No lo pensé dos veces. La llamé, le conté brevemente
mi historia (todo esto el día anterior a volar), me dijo
que no había ningún problema y que estaría encantada
de recibirme en su departamento por esos días.
Llamé a Alex para contarle que me iba y, sorprendido,
me dijo:
-Volás en el mismo avión que Karina, mi hermana, y
su marido, que se van de luna de miel. Te pasamos a
buscar, ¿querés?
Ese día me quedé a dormir en la agencia porque,
como ya les conté, estaba trabajando en varios
proyectos y tenía que dejar todo ordenado para que no
se frenara ningún trabajo. Me llevé el compact disc de
Shakira para usar en la computadora y esa fue mi única
compañía durante toda la noche. Eran las diez de la
mañana cuando, por los pasillos, me crucé con Silvia,
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
la encargada de recursos humanos y, sorprendida porque
no sabía que me iba a España, me dijo que María había
hablado con Michael (el mayor ejecutivo de la empresa
en el mundo) y querían que el proyecto lo desarrollara
yo desde Nueva York y para eso estaban viendo cómo
llegaba el presupuesto. También me dijo que no me
podía confirmar nada, pero que había una posibilidad
de tomar ese trabajo. Le dije que, de todas maneras, no
me iba a quedar en España y que regresaba en una
semana.
-Bueno, igualmente, ¿a qué hora sale tu vuelo?
-A las cinco de la tarde desde el JFK.
-Llamame alrededor de las cuatro, antes de tomar el
avión. Tal vez tenga alguna novedad más concreta en
cuanto al trabajo para darte.
-O.K.
Ya eran las dos. Tenía que salir corriendo al convent
porque en una hora me pasarían a buscar. Me despedí
de Tania, compañera de aventuras con la que compartí
tantas his to rias: es tá ba mos las dos ines ta bles,
con incertidumbres, en las mismas condiciones. Es como
si la vida nos hubiera puesto juntas para no vivir todo
lo que nos pasaba solas, sino poder compartirlo. Tania,
hoy, una gran amiga. Cada una sabía, exactamente, de
lo que hablaba la otra porque eran los mismos sentimientos,
parecida situación y condición. Sabía que ella, tal vez,
regresaría a la agencia; entonces, no fue un “adiós” sino
un “hasta luego”. Ella, en breve, partía hacia su país a
cargar un poquito de energías para volver a comenzar.
Saludé a Jeanette, a Mariel, y partí.
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Cuando me quise acordar, ya estaba en el aeropuerto
con Karina y su marido, contándoles algunas cosas
porque to do es to era muy fuer te pa ra po der so bre lle var lo sola.
A las cuatro, con muchos nervios, marqué el número
de la agencia. Hablé con Silvia y me adelantó algo más
en cuanto al tema del presupuesto. Parecía que todo
iba por buen carril.
Llegamos al aeropuerto de Barajas, en Madrid; los
acompañé a buscar el auto que habían alquilado, y me
alcanzaron hasta el centro. Nos sentamos en un lugar
a tomar algo y, cuando hablé con Elisa, me enteré de
que estábamos a sólo dos cuadras de su departamento.
En un rato más estaría allí con ella. Me despedí de los
chicos y partí.
Elisa es un encanto, tal como me había dicho Carola.
Los días que viví en Madrid fueron días de muchos
cambios, de sentimientos encontrados, y la famosa
costumbre de preguntarme: “¿Qué hago yo acá?” Me
había ido a Nueva York y ahora estaba en España, con
poco, sí, muy poco dinero, en la casa de Elisa. Yo que
siempre, desde chiquita, sólo había soñado con formar
una familia, tener hijos y escribir cuentos para niños,
cuentos sobre un mundo mejor ... En fin, las preguntas
eran muchas.
Dimos algunas vueltas por Madrid, me llevó a
conocer Chinchón (un pueblo cercano a Madrid) y, un
día, to mé una excursión y fui a co no cer To le do.
Me en can tó y lo pase bárbaro.
La entrevista me la habían pasado para el lunes 29
de julio. Estaba nerviosa pero no tanto. Ya había pasado
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
tan tas que una más ... Jardín Se rra no, pri mer pi so.
Llegué y Stanley me recibió enseguida. Conocí a Lía,
que es mi compatriota, y pasé a su oficina. Comenzamos
a hablar. Tuvimos una charla muy amena. Es una persona
que sabe mucho y muy interesante.
-Tenés muy buenos trabajos, pero la mayoría son de
diseño. Necesitaría ver más de publicidad.
-Sé que me faltan, pero me tengo confianza y sé que,
si puedo tener creatividad y estrategia en el diseño,
también puedo tener creatividad y estrategia en la
comunicación publicitaria.
-Sí, se te ve muy segura de vos misma. Eso es muy
bueno por un lado, pero por otro, tenés mucho para
aprender.
-Sí, lo sé.
¿Cómo le explicaba que estaba viviendo en el convent,
que todos los días regresaba caminando para no gastar
en transporte y en qué condiciones estaba logrando las
cosas?
-Yo fui a Nueva York y no me importaba dónde
trabajar, aunque sea en la cafetería, con tal de conocer
el real movimiento de una agencia como esta.
-¡Ah!, si es así, está muy bien.
-Mirá, todavía me queda trabajo pendiente en Nueva
York. Voy a hacer más avisos y campañas. Así que luego
te los mando para que puedas ver algo más.
-Bueno, quedamos así pero, ya que viniste hasta
aquí, dejame que te presente a los directores creativos.
Y así fue como subí al segundo piso y tuve una mini
entrevista con Quique y Pedro, dos grandes de la
profesión. Quedamos en que, a fin de año, nos
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
poníamos en contacto nuevamente.
Mi viaje a España cobraba un poco más de sentido.
Sólo me quedaban unas horas más en Madrid.
Cuando me quise acordar, ya era miércoles 31 de julio
y estaba yendo, con Elisa, al aeropuerto de Barajas
para regresar a Nueva York. Lo había pasado muy
bien con ella y estaba sinceramente agradecida por
ha ber me aceptado en su casa sin conocerme y
haberme recibido como a una gran amiga.
Estaba en el preembarque y todavía tenía que mandar
las postales que había comprado en el museo El Prado
para enviar a la gente de la agencia en Nueva York.
Entonces, le dije a mi angelito: “Por favor, encontrame
a alguien que sepa hablar bien inglés y castellano así
puedo enviar las tarjetas de agradecimiento escritas
correctamente”. Sólo tenía veinte minutos porque,
obviamente, las tenía que despachar desde España.
-Disculpame, ¿vos sabés hablar bien inglés? -le
pregunté a una chica que vi por ahí.
-No, yo no demasiado, pero él sí sabe bastante bien.
Y vi a al guien que me mi raba con una son ri sa: un
chi co no muy alto, rubio, de pelo largo y con anteojos.
-Disculpame, lo que sucede es que tengo que enviar
estas postales antes de partir y tiene que ser en un
buen inglés.
-No te preocupés. A ver, mostrame.
Y allí, rápidamente, resolvimos todo y fui a despachar
las cartas. Objetivo cumplido. Lo que yo no sabía era
que Marcos, mi angelito, tenía otras intenciones -no
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
visibles todavía- al habérmelos presentado. Se
llamaban Diana, Ramón (su novio) y José, o Casco
para los amigos, mi ayudante en la traducción.
Viajábamos en el mismo vuelo y, mientras esperábamos
para embarcar, seguimos conociéndonos un poco más.
-Yo soy argentina, de Bariloche, pero por ahora estoy
viviendo en Nueva York.
-¡No lo puedo creer! Yo hace unos años estuve
viviendo allí. Estuve entrenando porque corro en
esquí. Mi mamá fue olímpica de esquí.
-¡Qué casualidad!
Les mostré fotos que tenía de mi querida ciudad.
Ramón me contó que había estado viviendo un año en
Buenos Aires y que le gustaba mucho mi país. El tiempo
pasó rápidamente. Pronto tuvimos que subir al avión.
Ellos estaban sentados en el medio del avión y yo,
muy adelante. Era una pena porque hubiera sido lindo
seguir nuestra conversación. Y lo típico antes de un
vuelo: cuando me quise acordar, ya estábamos en el
aire. Antes de despegar, llamaron a una señora por los
par lan tes pa ra pre sen tar se en la ca bi na. Es ta ba por
cerrar los ojos para dormir un rato cuando vino Casco
y me contó... ¿adiviná qué? Sí, la mujer que habían
llamado por el alto parlante era su compañera de
asiento y ese lugar ahora estaba libre. Lo de siempre:
LOCO ¿NO? Yo, feliz, me fui con ellos y quedé sentada
al lado de Casco. Luego, pasillo de por medio, estaban
Ramón y Diana. Fue algo muy lindo pero extraño a la
vez porque me parecía que los conocía de toda la vida
y no sabía por qué.
Cuando llegamos a Manhattan, tomamos un taxi
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
juntos y ya éramos inseparables. Yo me había
equivocado de día por eso de las horas ganadas y
perdidas. Pensé que estábamos viviendo el día
siguiente, pero como no era así, tenía todo el día libre
porque debía regresar a la agencia al otro día. ¡Qué
buena noticia!
Los chicos se iban a quedar cuatro días en Nueva
York y lue go se iban a Gua te ma la. Esos días los
dis fru ta mos al máximo. Ellos estaban parando en la
casa de la prima de Casco. Durante el día, los acompañé
a hacer shopping por el Soho. Para variar, sólo de
compañía porque lo que era dinero, no tenía un cobre.
Nos quedamos todo el día dando vueltas por allí. Los
chicos compraban de todo y a Diana, que era la economista
del equipo, había que obligarla a comprarse algo. No
nos separamos ni un segundo. Ese jueves a la noche
salimos, pero a las 11:15 hs. volví al convent porque si
no, me quedaba afuera.
El viernes trabajaba en la agencia. Estuve atendiendo
un par de cosas que habían quedado pendientes, las vi
a las chicas (Tania, Jeanette, Mariel), les conté sobre
mis aventuras y mis nuevas amistades, bajé a contarle
a María sobre mi entrevista en España y se acabó el
día.
Casco me llamó a la agencia para contarme que me
invitaban a cenar, o sea que me fui, directamente, a la
casa de los chicos. El y Ramón, como dos caballeros,
nos habían hecho de cenar y, después, nos fuimos a
bai lar a Spa ce, un lu gar di ver ti do en el So ho. Lo
pasamos muy bien. Se había hecho no sé qué hora de
la madrugada y, obviamente, no podía regresar al
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
convent, así que dormí en el cuarto de la prima de
Casco. Si me detenía a pensar, hubiera dicho que estaba
loca, pero sentíamos esto tan fuerte como una amistad de
toda la vida, que por eso, no estaba preocupada. Al día
siguiente, otra vez shopping, luego el Brain Opera en el
Lin coln Cen ter y, a la no che, me des pe dí de ellos
porque a la madrugada los pasaba a buscar el taxi para
ir al aeropuerto. Pero esto no se acababa allí: ya les
contaré más.
Como había estado desaparecida con mis amigos
madrileños, cuando por fin aterricé en Centro María,
tuve tiempo de estar con las chicas (Gloria, Lourdes,
Verónica, Patty, toda la banda de argentinas) y ponerlas
al tanto de todo.
¡Era tan rara la sensación de llegar a mi hogar cuando
estaba hablando de Nueva York! Pero, realmente, era
así.
El domingo fue un día relativamente tranquilo y el
lunes tenía que ser fuerte para recibir la respuesta que
me darían con respecto al proyecto.
Hablé con Silvia y me dijo que todavía no estaba
resuelto. Después, me crucé por los pasillos con Mike,
el director creativo, y me dijo que estaba todo resuelto,
con probabilidades de que continue el año siguiente.
¡Imaginate! Ya estaba planeando todo: hasta fin de año
en Nueva York.
Al día siguiente, me dicen que no, que había sido
una confusión, que no estaba todo resuelto. No había
sido una mala intención de nadie, sino sólo un mal
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
entendido, pero yo, a esa altura, ya no sabía ni cómo
me llamaba. Ya de por sí, mi situación no era nada
estable y, además, me sucedían estas cosas. Finalmente,
me plantearon lo siguiente: tenían un presupuesto
para que trabajara freelance durante dos meses. No había
nadie en la agencia para desarrollar un proyecto como
ese y querían que lo desarrollara yo. Les dije que lo iba
a pensar. Esa noche me senté con la Hermana Superiora
Cristina para que me ayudara a estudiar el tema.
Estaba bastante confundida, pero había algo de lo que
estaba segura: ayudaría a mi currículum y, además,
necesitaba el dinero. Hablé con mi amigo Matías, con
mi conciencia, y decidí aceptar.
¡Manos a la obra! ¡A trabajar! Como había que crear
algo que no existía, teníamos que inventar las pautas
y los tiempos de trabajo. Lo que sí sabíamos era que,
el 23 de septiembre, Michael iba a presentar el proyecto
en Londres. Y así comenzamos a desarrollar todo. Las
primeras presentaciones fueron bastante exitosas.
Formábamos un buen equipo: Jens, María y yo nos
complementábamos muy bien y la relación de trabajo
era excelente.
A los pocos días, recibí un fax de mi hermano y de
mi cuñada donde me contaban -ni más, ni menos- que
en diez días se casaban. Sólo un detalle: lo adoro a mi
hermano y tenía muchas ganas de ir. Yo todavía no
disponía de dinero y el tiempo que tenía era sólo el fin
de semana. Podía llegar a pedir un día, pero no más
porque la fecha de presentación no se podía correr. Ya
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
había decidido no ir hasta que hablé con Mati:
-Cari ¿estás segura de que no vas a ir? Es tu hermano
y se casa una vez en la vida.
-Mati, no tengo un centavo. Te juro que si no, iría.
-Y si yo te consigo algo muy barato, ¿vas?
-Y sí, seguro.
-Bueno, después hablamos.
De sólo pensar en ir se me iluminaba la cara. Estuve
el resto del día sonriente, sin poder ocultar mi alegría.
¡Hacía cuatro meses que no los veía! Una amiga del
convent, Adriana, me prestó el dinero para el pasaje.
Cuando regresara, iba a tener efectivo para devolverle.
Arreglé todo en el trabajo y en Centro María.
Sólo dos personas sabían que iba a volar: Mariana y
Valentín, el mejor amigo de mi hermano, que me tenía
que dar los datos de dónde, cómo, etc.
El día anterior fuimos con Verónica al Giants Stadium
por que un ami go ar gen ti no me ha bía in vi ta do.
Jugaban los Metro Stars contra Washington DC y allí
conocimos a Carla, la amiga de Marco. Al final, éramos
una banda y lo pasamos muy bien.
Al día siguiente, fui a trabajar un poco dormida y
desde allí iba directo al JFK. Mi amiga del alma, Mariel,
ese mismo día comenzaba sus vacaciones y se iba a su
tierra, Puerto Rico, donde iba a encontrarse con
Amauri y Carla, entre otros. Hubiera sido lindo ir con
ella, pero el casamiento de mi hermano era una vez.
El taxista, el famoso señor Naranjo, nos pasó a
buscar por Lexington y la 42 y allí partimos las dos
rumbo al aeropuerto, pero con destinos diferentes. La
verdad: la iba a extrañar a la “pendex” -como llamaba
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
yo, cariñosamente, a mis amigas. Nos despedimos y
cada una siguió su destino.
Era el viernes 23 de agosto a las siete de la mañana.
Desde el cielo, todavía veía centellear las últimas
lucecitas de la noche antes de que amaneciera sobre
Buenos Aires. Me sentía muy extraña, pero estaba feliz.
Nunca imaginé volver a mi país en esas condiciones.
¡Y menos por un fin de semana! ¿A quién se le ocurre?
Sólo a mí. Pensé en la cantidad de gente que estaría
dur mien do y que ni si quie ra se ima gi na ba que yo
es ta ba por aterrizar en Ezeiza.
Toqué el timbre. Mariana todavía estaba. No podía
creer verme. Era la primera gran amiga que abrazaba
después de tanto tiempo. Como el casamiento era a las
tres de la tarde, tenía varias horas para hacer cosas.
Primero decidí ponerme en contacto con Machi en la
agencia de Argentina. Quería compartir con él todo lo
que me estaba pasando, pero no lo pude ubicar. Estaba
ocupado con mu chas co sas. Ha blé con mi ami go
Car li tos y cambié de dirección.
De sorpresa, fui a visitar a mis antiguos compañeros
de trabajo: Ricardo, que siempre me dijo que iba a ser
una gran profesional; Willy, que fue el primero en el
trabajo en enterarse de mi proyecto; Javi, que me daba
una mano en lo que podía; Gastón, el encargado de
instruirme en el vocabulario callejero de Manhattan;
Walter, que nos tenía locos con su bebé que estaba en
ca mi no; Die go, con el que vi vía pe lean do cuan do
trabajábamos juntos, pero con quien aprendí mucho.
Dieguito, si alguna vez leés esto, aprovecho para contarte
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
que gran parte de mi destreza se debe a nuestros gritos
y constantes intercambios de opinión. ¡Gracias! Los
chi cos no se ima gi na ban que yo iba a re co rrer un
ca mi no así. Los últimos días de trabajo que pasé con
ellos se dedicaban a darme lecciones de cómo debía
defenderme en la famosa y temerosa isla, pero ¿querés
que te diga algo?: yo, en algún lugar dentro de mí, sabía
que lo iba a lograr y aquí estoy. Ya escribí una historia
y la estoy poniendo en este papel. Traté de comunicarme
con Vale, Moni y Dani, pero no pude.
Regresé al departamento de Mariana, me bañé rápido,
me cambié y partí para el Registro Civil. Cuando entré,
al primero que vi fue a Carlos, mi hermano, hablando
con unos ami gos. Me mi ró y, co mo si na da, si guió
hablando. Yo pensé: “Vine de tan lejos para que ni siquiera
me salude.” Me miró dos veces más hasta que cayó en
la cuenta de que la que estaba allí, con cara de feliz
cumpleaños, era yo: una de sus adoradas hermanitas.
Fue muy emocionante. Después fueron llegando Moni,
mamá, papá, Piru, Caro, Juan Pablo, Fede, Graciela.
¡Una emoción muy fuerte para todos! No entendían
nada. Nos quedamos hasta las doce de la noche bailando,
comiendo y compartiendo. Necesitaba mucho sus
abrazos. A mi hermana, hacía más de un año que no la
veía. Fue muy importante reencontrarnos.
El sábado vinieron a casa las chicas de los miércoles.
A Ka ri y a Poppy les qui se dar la sor pre sa, pe ro la
sor pre sa me la llevé yo cuando me enteré de que no
estaban en la Argentina. Llamé a Pame, a Vicky, y a Tere.
A Fer tampoco la pude ver. Vi a Leti y a Rulo, mis amigas
del convent, que hacía poco habían regresado. Muy
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
emocionadas, fuimos a tomar algo y las puse al día
con mis cosas y con de los chimentos de Centro María.
El tiempo se me hizo muy corto, pero disfruté de mis
papis al máximo. Había necesitado tanto sus abrazos
que ahora estaba cubriendo una cuota de mimos
atrasados. Ellos cambiaron su pasaje de vuelta a Bariloche
para poder ir a despedirme a Ezeiza, gracias a que
Rafa, el novio de mi hermana, se estaba encargando
de los asuntos de Bariloche.
El domingo por la tarde, me llevaron al aeropuerto
mis viejos, Caro, Oso, Manu y ... ¡otra vez al trabajo!
Fue todo tan rápido que no podía asimilar lo que vivía
y sentía. Me subí al avión como si me hubiera subido
a un “colectivo” un día cualquiera.
Al día siguiente, ya tenía que ir a trabajar. No podían
creer que había hecho un viaje tan largo sólo por el fin
de semana. Pero sí, todo es posible cuando realmente
lo deseás. Por suerte, todo estaba bajo control. Le agradecí
a Ma ti por ha ber me su ge ri do el via je, ha blé con
Ma ría y con Jens y nos pusimos a trabajar. Por los
tiempos que manejábamos, estaba todo en orden.
¡¡¡Guaaau!!! ¡Qué loco! Todo había parecido un sueño,
había sido tan fugaz. En la agencia quedábamos sólo
Jeanette y yo porque nuestras otras amigas estaban de
vacaciones. Y otra vez estaba sola, sentada en mi
cuartito 222, mirando por la ventana como el primer
día que llegué.
Mi amistad con Guillermo crecía paulatinamente.
Era un chico mejicano, muy buena persona, que había
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
conocido con Leti y Flor hacía un tiempo. A él también
se le había ido su amigo, Alvaro, y para mí fue un
apoyo muy grande contar con un amigo así. Trabajaba
en un estudio de abogados muy importante que
quedaba a unos pocos metros de la agencia; por eso,
a menudo, cruzaba para cenar juntos porque los dos
trabajábamos hasta tarde. Yo le contaba sobre mis viajes
y él a mí sobre los suyos.
Florencia también había regresado a la Argentina hacía
unos pocos días. Cada tanto, releía la cartita que me
escribió el día que me escuchó llorar por teléfono
cuando le contaba que no sabía qué hacer con el tema
de la agencia: que Micke me decía que estaba todo
arreglado, que tendría un año de trabajo allí; al día
seguiente que había sido una confusión ... Ya no sabía
ni dónde estaba parada y Flor me escribió esto:
Querida Cari:
Espero que al recibir esta nota estés más tranquila. Me angustió
mucho oírte tan mal y no poder abrazarte fuerte.
A pesar de lo dura que se ha puesto la situación, vos sabías que
no era fácil esta ciudad, no por nada es una gran polémica.
La gente se consume en esta febril competencia. Pero, ¿te acordás
de lo que te dije?
Es mucho lo que lograste en tan poco tiempo; deberías admirarte
por tu capacidad y por la experiencia que tuviste. Nueva York se
te impuso con su majestuoso poder y vos pudiste más.
Pase lo que pase, quiero que sepas que acá hay alguien que te
admira enormemente.
¡Aprendé a disfrutarte, loca!
Besos, Florencia
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Con Flor somos bastante distintas. Yo creo que, si no
hubiera sido porque nos conocimos en esas condiciones,
nunca hubiéramos sido amigas. Pero aprendí a compartir
desde las diferencias y eso te hace crecer mucho y te
enriquece. Yo, a veces, soy demasiado exigente conmigo
misma, pero aprendí a relajarme y a disfrutar un poco
más.
En la Argentina, yo pertenecía a un grupo de oración.
Cuando me enteré de que en Nueva York había uno,
me puse en contacto con los integrantes. Así conocí a
Ma rie Fran coi se, Mary As quiu, Mi che le, Martín y
Loran. Era un grupo muy lindo. Después de tanto
trajín, me venía bien un tiempito de tranquilidad. Por
medio de ellos me enteré de que el 1° de octubre había
un seminario de IVI en Cross, Francia. Yo sentía que
iba a estar allí. Aunque no sabía cómo, todo se resolvería
al andar.
El jueves 19 de septiembre terminaba el gran proyecto.
Michael partía a la reunión en Londres. Todo estaba
terminado: diapositivas, cajas, carpetas, etc. Sólo
restaba decir: “¡Mucha suerte!”
En Nueva York que da ban co sas por ha cer. No
po día mos perder el tiempo. Teníamos que terminar
las credentials para Latinoamérica y realizar el showreel.
Había una posibilidad de que el proyecto se alargara
un mes más, el tiempo necesario para desarrollar las
credentials para Estados Unidos. Hablé con Bill, el
presidente de la agencia en Estados Unidos, le comenté
que estaba dispuesta y encantada de poder desarrollar
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
ese trabajo, pero que necesitaba los tres primeros días
del mes libres porque tenía que viajar (pensaba en el
seminario en Francia). En unos días, me contestó que
no ha bía nin gún pro ble ma y que de sa rro lla ra las
cre den tials en ese mes de octubre. Todo esto era muy
positivo porque iba a poder contar con el dinero para
ir al seminario y, al mismo tiempo, terminar de dirigir
la producción del showreel y dejarlo terminado bajo mi
visión y concepto, lo cual me daba mucha alegría.
Cuando le conté a María que en octubre comenzaba el
otro proyecto, se puso muy contenta y me felicitó, lo
mismo que Jens y toda la gente del Departamento
Internacional.
Con todo esto me venía a la mente otro sueño que
tenía ganas de hacer realidad: ¿y si utilizaba el dinero
para llevarlos a mis padres a Nueva York? Me moría
de ganas. Nunca voy a olvidar cómo se portaron conmigo
cuando tuve esa gran depresión hace cinco años. Tenía
muchas ganas de compartir con ellos mi oficina, mis
amigos, el convent, los compañeros de trabajo, pero fue
imposible. ¡Lástima! Hubiera sido muy lindo.
Ya me habían presentado a Path, jefe del Departamento
de Audiovisuales, con quien trabajé todo el tema de la
animación. También habían contratado a un freelancer
para que trabajara en la animación del story board y a
la gente de sonido para que desarrollara el sonido que
yo eligiera. Para mí era un gran compromiso porque
estaban invirtiendo bastante en el proyecto y todo tenía
que quedar muy bien. Yo, experiencia en animación
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
no tenía, pero sentía mucha fe en mí misma y sabía
que todo iba a salir bien. Sólo me limité a mirar hacia
adelante y a dar, con mucha certeza, cada pequeño o
gran paso que tuviera que dar.
-Mati, vamos a comer. Tengo algo que contarte.
-Bueno, dale, pasá por mi oficina y bajamos juntos.
-¿Adiviná con quién estuve caminando cinco
cuadras de Nueva York ayer?
-No sé, Cari. Dale, contame.
-Lo vi desde la calle Broadway. Bajaba de un taxi con
sus piernas flaquitas y medio tambaleantes. Sí, era
Charly, con su guitarra y sus cosas. Le dije “¡Hola!” y
me dijo: “Me venís caída del cielo. Tomá, ayudame
con estas cosas, y estas otras”. Y bueno, así terminé:
caminando con él un par de cuadras. Estaba un poco
extraño. En un momento me dió miedo porque mirá si
todavía se le daba por hacer algo extraño y yo, sin
comerla ni beberla, me metía en líos. Le pedí a mi
Angel que me protegiera, me relajé un poco y disfruté
de nuestra charla. Me contó que le quedaba una sola
noche de grabación para su último disco y que en
breve iba a estar en nuestro país. Me preguntó si
estaba sola en Nueva York. “Yo sé lo que es estar solo
en una ciudad como esta. No es nada agradable ni fácil”.
Le conté que sí, que había llegado sola, pero que ahora
ya tenía muchos amigos. Se despidió y cruzó la calle
porque iba a buscar a una señorita con la que tenía una
cita.
-¡No te puedo creer! ¡Qué alucinante! Esas son las
cosas que te pasan en Nueva York, ¿no Cari?
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
-Sí, Mati, pero vamos a comer que tengo hambre.
Hoy no desayuné todavía.
-Bueno, dale. Hago un llamadito y vamos.
-Mati, ¿cómo sigue tu amigo Flavio? Yo hice lo único
que pude: rezar por él.
-Gracias, Cari, pero por el momento es lo único que
se puede hacer.
Siempre que podía, seguía en contacto con mis amigos.
Con Tere, desde la Argentina, nos comunicábamos
casi todos los días por medio del correo electrónico;
con Jeanette, nos mandábamos chistecitos de computa do ra a com pu ta do ra: ella, des de el pi so 9 y yo,
desde el 10. Con Guillermo, también nos mandábamos
correos bastante seguido.
Estaba llegando el 4 de octubre, fecha en que
comenzaba el seminario, y yo sabía que iba a estar allí.
Cómo, no lo sabía, pero tenía esa certeza. En cambio,
los hechos me demostraban lo contrario porque, cada
vez que me comunicaba con París, no lograba obtener
ninguna información concreta. Los días pasaban y yo
debía confirmar mi pasaje de avión, entre otras cosas.
Lo único que tenía seguro era el permiso en el trabajo.
En un momento dije: “Flaco (Jesús), lo pongo en tus
manos”. Tal vez, no tenía que ir y mis sentimientos
eran equivocados.
Avisé en el grupo de oración que no iba a ir al
seminario.
-¡Cari! ¡Cómo no vas a ir! Hagamos una cosa:
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
llamemos a una aerolínea que yo conozco y, si no
conseguimos un pasaje barato, no vas, pero si lo
conseguimos, llamamos a Francia y reservamos tu
lugar en Cross.
-Bueno, está bien: trato hecho. Pero ¿vos sos consciente
de que si eso sucede tengo que volar en dos días ?
-Sí, soy consciente. Si sentís que tenés que ir, ahí vas
a estar.
Y así sucedió. Confirmé mi vuelo y llamamos a
Francia para confirmar mi lugar. Fui -ni más ni menosla úl ti ma en ins cri bir se en un se mi na rio don de
participarían, aproximadamente, quinientas personas
de todas partes del mundo. Con mi nombre se cerró la
lista. En dos días más, sin pensarlo demasiado y
después de haberme resignado a no ir, estaba sentada
en el avión rumbo a París.
Ya había hablado con Tatiana, mi amiga parisina,
para saber si me podía quedar en su casa la noche del
jueves.
-¡Hola!, Tatiana. Voy para el seminario de Cross.
Llego el 3 de octubre. ¿Puedo quedarme en tu casa
hasta la partida?
-Claro, por supuesto que sí. Va a ser muy bueno para
la Argentina y para Nueva York que estés presente.
Esto es algo así como la oración: cuando rezamos por
alguien, aunque no esté presente, tenemos fe de que a
esa persona o a esa alma le llega la luz de la oración.
Mi presencia en el seminario significaba que tanto
Nueva York como la Argentina iban a estar presentes
a tra vés mío. Yo sien to que las co sas fun cio nan
65
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
de esa manera.
Les conté a mis amigas de la agencia, del grupo de
oración, del convent, a las hermanas, y les pregunté si
necesitaban que rezara por alguien o algo en especial.
No importaba de qué religión eran, ante la duda y
siendo gratis, cada uno me dió sus intenciones.
Preparé mis cosas y partí. María, Jens y Linda sabían
que iba a un seminario, pero creo que nunca les
expliqué muy bien de qué se trataba.
El lunes posterior a la finalización del seminario, lunes
7 de octubre, María presentaba el proyecto para
Latinoamérica en Miami. Sabía todo lo que se había
jugado por mí y lo que esto significaba para ella. Por
lo tanto, también rezaría por esa reunión; rezaría por
la mamá de Linda que no andaba nada bien y por
Flavio, el amigo de Mati, que tanto lo necesitaba; por
mis padres, mis hermanos, mis amigos, en fin: por toda
mi gente allí en la Argentina.
Ya estaba en vuelo. Me parecía mentira: hasta hacía
dos días no sabía nada y ahora ya estaba montada en
aquel avión. Cada vez comprobaba más la certeza de
un párrafo que leí alguna vez: “Cuando uno desea
hacer algo y está en armonía con el universo, todo
éste conspira y predispone todo para que sea logrado,
porque viene más allá de un simple deseo humano, es
una inspiración para un beneplácito de origen divino...”
Sea como fuere, ya estaba en camino. Mi certeza de
sentimiento se había hecho realidad.
66
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Durante el viaje, recé tres vueltas de un rosario como
agradecimiento. Era como un retiro espiritual. Estaba
más que contenta. ¡Al fin iba a conocer a mi Virgencita!
Bueno, en realidad la Virgen María es una sola, con
distintas vestiduras, y está en todas partes, pero últimamente tenía especial debilidad por la Virgen de la
Medalla Milagrosa en Rue du Bac.
Pensar que gracias a la Virgencita del movimiento
Schoenstatt y a todo el grupo -Guillermina, María Luz,
Alejandro, entre muchos-, el 8 de diciembre de 1998
van a hacer diez años que me bauticé y tomé mi Primera
Comunión como Católica Apostólica Romana en una
pequeña capilla en el kilómentro cuatro de Bariloche.
¡Ya diez años! ¡Có mo pa sa el tiem po! y que en paz
des can se el curita que me dió el bautismo. Yo tenía 17
años y todo sucedió gracias al movimiento del Padre
José Kentenich, que enseña a llegar a Jesús a través de
María, Madre Universal. Es la pedagogía que enseña a
todas las mujeres a ser una pequeña María aquí, en la
tierra. Casi nada ¿no?
Retomando el tema del viaje, en todo momento me
acompañaron una estampita de la Virgen de la Medalla
Milagrosa y otra de Jesús -además de la foto de mi
familia y de mis amigos.
La Virgen se le apareció a una monjita llamada
Catalina en una capillita situada en la calle Rue du
Bac en París. La primera aparición fue la noche del 18
de ju lio de 1830. Un po co más tar de, la mon ji ta
Ca ta li na confiaba a su confesor el siguiente relato:
67
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
“... Hacia las once y media, oí que me llamaban por mi nombre.
Miré del lado por donde me llegaba la voz, corrí la cortina y vi a
un niño de cuatro a cinco años, vestido de blanco, que me dijo:
“Ven a la capilla, la Santísima Virgen te espera”. Enseguida se me
ocurrió: ¡pero me van a oir! El niño me respondió: “Estate
tranquila, son las once y media, todas duermen profundamente,
ven, te espero”. Me apresuré a vestirme y me dirigí del lado del
niño, al que seguí por donde iba pasando. Las luces estaban
encendidas por todas partes. Cuando llegué a la capilla, la
puerta se abrió, apenas la tocó el niño con la punta de su dedo.
Las velas estaban encendidas como en la Misa del Gallo. Sin
embargo, yo no veía a la Santísima Virgen. El niño me condujo
hasta el presbiterio y allí me arrodillé. Hacia medianoche el niño
me dijo: “¡Ahí tienes a la Santísima Virgen!”
Oí como un ruido, como el roce de un vestido de seda... Una
Señora muy bella se sentó en el sillón del Padre Director. El niño
me repitió con una voz fuerte: “¡Ahí tienes a la Santísima
Virgen!”
De un salto me puse a su lado, a sus pies, en las gradas del altar,
con las manos apoyadas en sus rodillas. Allí estuve no sé cuánto
tiempo; transcurrió un momento, el más dulce de mi vida...
La Santísima Virgen me dijo cómo debía comportarme con mi
director, y me confió varias cosas...”
Lo esen cial de es tas co sas, re ve la das más tarde,
lo encontramos en un relato escrito de su puño y letra,
en 1876, unos meses antes de su muerte:
“... Hija mía, Dios quiere confiarte una misión. Será causa de
muchas penas, pero te sobrepondrás pensando que lo haces por
la gloria de Dios. Te contradirán, pero tendrás la gracia; no temas.
Verás ciertas cosas, da cuenta de ellas, te sentirás inspirada en tus
oraciones... Corren malos tiempos. Las desgracias se abatirán
sobre Francia; el trono será derrocado... el mundo entero será
abrumado por desgracias de toda clase...”, pero... “Venid al pie
de este altar. Aquí las gracias serán derramadas sobre todas las
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
personas que las pidan con confianza y fervor. Se derramarán sobre
grandes y pequeños...”
“No sé cuánto tiempo pasó”, diría Catalina.
“La Virgen desapareció como una luz que se va apagando”.
La segunda aparición fue el 27 de noviembre de
1830. “Dios quie re con fiar te una mi sión...”, ha bía
di cho la Virgen a Catalina. El 27 de noviembre fue
cuando se le reveló esa misión. Leamos su relato :
“Era el sábado víspera del primer domingo de Adviento, a las
cinco y media de la tarde. En el silencio, inmediatamente después
de leer el punto de la meditación, me pareció oir un ruido del lado
de la tribuna; miré por aquel lado y ví a la Santísima Virgen.
Estaba de pie, vestida con una túnica de seda color blanco aurora,
los pies apoyados en una “bola” de la que yo no veía más que la
mitad; en sus manos levantadas a la altura del pecho sostenía un
“globo” de una manera muy sencilla, los ojos elevados hacia el
cielo... su rostro era de una belleza tal que no la podría describir.
Y después, de repente, vi unos anillos en sus dedos, cubiertos de
pedrerías, unas más grandes y otras más pequeñas, que despedían rayos unos más bellos que otros...
Cuando la estaba contemplando, la Virgen bajó los ojos, dirigió
hacia mí su mirada y una voz interior me habló:
“Este globo que ves representa al mundo entero, especialmente a
Francia... y a cada persona en particular.”
“Aquí, no sé expresar lo que experimenté, lo que vi, la belleza y
el resplandor de los rayos de luz tan bellos...”
La voz me dijo también:
“Estos rayos son el símbolo de las gracias que derramo sobre las
personas que me las piden.”
En aquel momento, yo existía, o no existía, no lo sé.. Se formó en
torno a la Santísima Virgen como un marco, un poco ovalado, en
el que estaban escritas en letras de oro estas palabras: “Oh María,
sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Tí”
Entonces se dejó oir una voz:
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
“Haz acuñar una medalla según este modelo. Las personas que
la lleven recibirán grandes gracias; las gracias serán abundantes
para las personas que tengan confianza ...”
Algunas de las piedras preciosas no despedían ningún rayo de
luz ... “Es tas pie dras que que dan en la som bra sig ni fi can las
gra cias que se olvidan de pedirme.”
“Al instante pareció que el óvalo daba vuelta. Vi el reverso de la
medalla: la letra M coronada por una cruz, debajo dos corazones,
uno rodeado de espinas y el otro atravesado por una espada. Me
pareció oir una voz que me decía: “¡La letra M y los dos corazones
dicen bastante!”
María y Jesús: dos sufrimientos unidos para nuestra
redención.
(Extraido de la publicación que se realizó en Francia, París, para
Rue du Bac.)
La verdad: cuando comencé a contarles esta parte de
mi viaje, nunca pensé que incluiría todo esto. Pero
bueno, las cosas suceden así.
Quería ir a esa iglesia en Rue du Bac.
-Tatiana, por favor, quiero que me acompañes a la
iglesia de la Virgen de la Medalla Milagrosa.
-Sí, Cari, como no. De paso, aprovecho para comprar
unos rosarios que quiero enviar a la Argentina.
Y allí partimos. Comenzaba a invertir bien las pocas
ho ri tas que te nía en Pa rís. Pri me ro fui a co no cer el
Sa gra do Corazón y luego partimos a donde yo tanto
quería ir. Justo escuchamos el final de una misa, nos
quedamos allí un rato, y yo me arrodillé frente al altar
donde la Virgen había dicho: “Venid al pie de este altar.
Aquí las gracias serán derramadas ...” Allí estaba yo.
¡En ese momento, no lo podía creer! Pedí una por una
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
las intenciones que me habían encomendado y también
las mías. Luego, salimos de allí. Yo estaba feliz.
-Cari, vamos a comprar los rosarios.
-Bueno.
Al lado de la iglesia había una santería. Apenas
entramos, vi la imagen de la Virgen de la Medalla
Milagrosa: muy dulce, hermosa. Y hubo algo en mi
corazón que me decía que la comprara. Era una
representación muy linda, de aproximadamente 60
cm. Pregunté el precio y salimos.
-Cari, si te interesa comprar una imagen, podemos ir
a ver otras. Tal vez consigas algo más barato o más
lindo.
-Bueno, en realidad nunca pensé en comprar una
imagen, pero esta tiene algo especial. Igual vamos a
ver otras.
Fuimos a varios lugares, pero yo sabía que era aquella.
-La verdad es que esa era la más linda ¿no Cari?
-Sí, cuando a mí se me pone algo en el corazón y en
la cabeza, es muy difícil cambiarlo.
Rompí mi alcancía y utilicé aquel dinero que había
llevado por si surgía cualquier emergencia para
comprarla. Recordaba mis conversaciones con mamá
acerca de la Virgencita, cuando me contaba que le había
dado mi carta al Obispo, pero que no había avanzado
demasiado. Ya teniendo la imagen, sería mucho más
fácil colocarla allí, al pie del Cerro Catedral, en Bariloche,
don de ella lo ha bía pe di do. ¿Có mo en viar la a la
Argen ti na? Ya lo solucionaría.
El vier nes 4 de oc tu bre, a las seis de la ma ña na,
partimos en “colectivo” rumbo a Cross. Tatiana se
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
levantó conmigo y me dejó en el punto de salida. Me
acompañó y esperó hasta que partimos ¡Qué gran
per so na! Te nía mos que pa sar unas cuan tas ho ras
sentados allí arriba. Yo estaba sola y no veía ninguna
cara conocida.
Durante el viaje, comenzamos a rezar, a rezar y rezar.
Obviamente, yo viajaba con mi “copiloto”, la Virgencita.
Esas son las cosas inexplicables del corazón: cuando el
mensaje es muy claro, es muy, pero muy difícil decirle
que no. Y ¿quién se aloja en nuestro corazoncito?
¿Dios, tal vez? Bueno, basta de filosofar.
El viaje fue muy interesante. Conocí gente de todas
partes del mundo. Recuerdo, con cariño, a un hombre
de Nueva Zelandia. ¡Qué persona especial! Abuelo de
varios chicos y con mucha sabiduría, mucha experiencia
de vida.
Llegamos a Cross, dejamos las valijas, y ¡oh sorpresa!:
Armelle B. era mi compañera de cuarto. Nunca voy a
olvidar aquellas conversaciones que habíamos tenido
en la Ar gen ti na po co me nos de un año atrás, en
di ciem bre del ´95. Ella me contaba lo que era sentir la
fuerza de Dios adentro. Sí, sonaba muy lindo, pero yo
-la verdad -no sentía nada de todo eso. Luego de mi
primer seminario en Perú, comencé a rezar a toda
hora y en todo lugar. Las cosas en el trabajo no estaban
fáciles, pero sentía que no tenía que tomar ninguna
decisión, sino seguir caminando. Mi única ancla y
quietud interior era la oración. Y así fue como, a través
de ella, co men cé a sen tir esa fuer za de aden tro,
co men cé a escuchar a Dios en mi corazón y ese fue el
comienzo de este gran camino. Gracias a Ivonne y a
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
IVI, me acerqué a la oración y esto cambió mi vida. Si
no lo hubiera sentido así, yo creo que no hubiera tenido
las fuerzas para irme a Nueva York de la manera en
que lo hice.
El seminario fue muy interesante. La Virgencita,
siempre presente. Vi a Ivonne, lo cual me dio mucha
alegría, y le hice la pregunta del millón: “¿Cuándo voy
a conocer al hombre de mi vida?” Me dijo que pronto,
pero con lo inestable que estaba mi presente, era muy
difícil encontrar a alguien. En fin, nunca se sabe. Lo vi
a Gogo. Eramos los únicos dos de la Argentina. Fue
una sorpresa verlo. El no sabía que yo iba a estar allí.
Bueno, en realidad, yo tampoco; la alegría fue muy
grande.
La Virgencita fue el bebé del seminario porque, como
yo no la quería dejar ni a sol ni a sombra, estaba
siempre presente en todos lados. Me ayudaban a
trasladarla porque pesaba un poquito. Estaba tan bien
embalada para el viaje que la mantenía oculta, hasta
que el do min go de ci dí pre sen tar la en so cie dad.
El sacerdote de la iglesia de Rue du Bac la bendijo
junto con las medallitas que había comprado para regalar
y, antes de cerrar el seminario, Ivonne también le dió
su bendición.
¡Cuánto viaje! Cuando me quise acordar, ya estábamos
de nuevo en el “colectivo” para regresar. Me despedí
de Gogo y, con toda mi confianza, le entregué la Virgencita
para que la lleve a la Argentina. Como él regresaba vía
Barcelona, nos despedimos en ese momento y ahí
partieron . Los adoro a él y a Mirta, que no pudo viajar.
73
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Ellos eran los animadores de mi grupo de oración.
Cuando compré la Virgencita, internamente, tuve la
sensación de que todo iba a estar bien, que no había de
qué preocuparse. Mis padres iban a estar bien y, cuando
yo regresara a la Argentina, -todavía no sabía cuandoya iba a estar Ella en el lugar donde lo había pedido:
al pie del Cerro Catedral, en Bariloche. ¡Qué lindo de
sólo pensarlo!
El viaje fue agotador. Y ¡todo lo que me faltaba
todavía! Llegaba a París a las seis de la mañana y a las
nueve ya tenía que estar en Orly otra vez para partir a
Nueva York. Me fue a buscar Tatiana y desayunamos
juntas. Ella no entiende nada de español y yo, de francés,
menos; por lo tanto, nos comunicábamos en inglés. Le
conté un poquito sobre mi seminario, me di un baño,
y partimos al aeropuerto.
Orly/Kennedy, vuelo FF037 , 07 OCT ,12:10 hs. Debía
dormir todo lo que pudiera porque, apenas llegaba,
tenía que ir a trabajar, pero las cosas se complicaron en
el ae ro puer to y el vue lo se de mo ró. Lla mé a Ann
Ma rie y a Nick, los ejecutivos de cuenta con los que
había comenzado a trabajar la última parte del proyecto.
Só lo pu de co mu ni car me con Nick. Le co men té lo
su ce di do con el avión y lo del retraso y, para finalizar
la conversación, le dije: “O.K. I see you mañana”. Le
causó un poquito de gracia. Es que después de estar
todo un fin de semana sin saber si tenía que hablar inglés,
español, o tratar de entender francés, tenía los cables
un poco cruzados. Este llamado lo hice desde el aeropuerto JFK porque, como ya era tarde para el trabajo,
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
lla mé pa ra avi sarles que no iría porque se había
com pli ca do el vuelo.
Minutos más tarde, estaba en el convent. ¡Hogar Dulce
Hogar! otra vez. Llegué y, en la recepción, no vi a ninguna
de las chicas. Encontré en la pizarra de los mensajes
una notita, que todavía hoy tengo guardada de recuerdo, que decía lo siguiente:
CARINA FURLAN
Carina, llamó tu mamá para ver que tal habías llegado y que ¡ YA
ERES TIA! Es niña y le van a poner Angeles. ¡Felicidades!
Patty.
No lo podía creer: ¡mi primera sobrina! La verdad es
que estaba feliz y, a la vez, triste por no poder estar
allí. Es to es lo que su ce de cuan do es tás le jos de tu
fa mi lia, de tu país y de tus amigos. Ya había ido para
el casamiento de mi hermano; otro viaje, no podía, pero
me moría de ganas. Mi amiga Mariel me había dicho:
“ Vas a ver que ser tía es ¡un éxito!” (traducido a nuestra jerga: es ¡increíble!). También le habían entregado
el diploma de ingeniero a mi hermano. ¡Cuanta cosa!
¿no? Me enviaron una foto donde está con Valentín.
Los dos se recibieron juntos. Y ahora yo puedo imprimir
to do lo que es cri bo gracias a que él me pres ta su
im pre so ra. ¡Gracias! Bueno, así es como recibía yo y
recibían ellos las noticias: a través de fotos.
To do tie ne su pre cio. Las emo cio nes que vi vía a
dia rio eran tan fuertes que se me hacía muy pesado
no poder compartirlas con mi familia, con mis amigos.
Por suerte, en Nueva York hice amistades de hierro y
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
¡gracias a Dios! porque sin ellas, no sé si hubiera
aguantado.
Después de tanta emoción, subí a mi cuartito y me
tiré a dormir un rato. Para un fin de semana había sido
mu cho: mu chas emo cio nes, mu cho via je. Se guía
pa re cién do me extraña la sensación de llegar a Nueva
York y sentir que llegaba a casa. LOCO ¿NO? Más tarde,
vi a mis amigas del convent. Me crucé al cuarto de
Gloria, Lourdes y Vero para ver mi novela favorita, les
di las medallitas que les había traído y me fui a dormir:
suficiente por ese día. De vuelta en mi cuartito, el 222.
¡Cuánto cariño le tenía! ¡Había soñado tantas cosas,
había llorado tanto dentro de esas cuatro paredes!
Siempre recuerdo cómo me gustaba mirar a través de
la gran ventana, con música suave, reviendo las fotos
de mis amigos y seres queridos y, cada vez que miraba,
sentía que esos momentos los iba a recordar siempre.
El puerto quedaba a unas pocas cuadras de Centro
María y cada tanto se escuchaba el saludo de un gran
bar co. Nue va York, Nueva York: ¡qué lin do fue
co no cer te! Hoy, 21 de abril de 1997, estoy sentada
frente a esta computadora y no me cuesta nada trasladarme a esos momentos. ¡Cuántas cosas compartidas
y vividas! ¡Ojalá puedas llegar a sentir algo de lo que
yo pude sentir en cada milésima de segundo que vivía
y ojalá pueda transmitirte con este gran o pequeño relato
cosas de la vida!
Allí, mi vida continuaba. Tenía que volver al trajín de
todos los días. A las 7:45 hs. de la mañana, bajé a desayunar, como todos los días. Medio dormida, saludé a
76
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Patty, a Rosario, a Adriana, a Alessandra, a Marta, a
las her ma nas y a otras ami gas más que to da vía no
ha bía visto.
Como todas las mañanas, tomé la calle 54. Tenía
muchas ganas de ver a mis amigas de la agencia.
Tania y Mariel habían regresado; Jeanette nunca se
había ido. Desde que Tania regresó, pasó a ser mi vecina
de ofi ci na. Fue muy lin do se guir com par tien do
mo men tos. Con Mariel, cada tanto, nos íbamos de
shop ping por la agen cia. Cuan do al guien se iba,
seleccionábamos los muebles de esa oficina que quedaba
libre y, así, seguíamos equipando las nuestras.
-¡Cari!, redecorémosle la oficina a Tania de sorpresa.
-Bueno, dale. Ya vengo, Mariel.
¡Cuántas cosas y momentos compartidos!
Un día, Mariel me dijo:
-Yo una vez estuve llorando en esta misma oficina,
en esa misma silla. No es fácil vivir en Nueva York, en
un ambiente competitivo como este. Hay que ser muy
fuerte. Yo estuve ahí mismo llorando por las mismas
cosas, pero no me dejé vencer y no me arrepiento. Sé
que sos sensible y tenés la misma manera de sentir y
de vi vir que tengo yo. No te rin dás ni to més una
de ci sión apre su ra da so bre na da. Al me nos, que
mi ex pe rien cia te sirva para darte cuenta de que no
estás sola en esto.
Jeanette me ayudaba a hacer mi currículum al estilo
norteamericano para conseguir trabajo y escuchaba
mis historias del corazón. Nos daba mucha pena saber
que, en poco tiempo, nos separaríamos. Les conté que
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
había pedido por las intenciones de cada una y que las
había tenido muy presentes en mis oraciones. Vos, Tania,
seguro que tampoco te vas a olvidar nunca de esa tarde
en que nos quedamos charlando en mi oficina y yo te
contaba de mi fe en la Virgen, entre otras cosas.
-Chicas, hoy nos juntamos en el bar del octavo piso
y luego vamos a dar una vuelta.
-Bueno, tarde reservada.
Compartíamos risas, llantos, logros, historias de
amor: TODO. Con mi amigo Mati también seguíamos
saliendo y compartiendo momentos, historias. ¡Una
gran persona!
El pro yec to del tra ba jo iba vien to en po pa; los
tiem pos estaban bien manejados y los resultados eran
muy buenos; gustaba mucho. Con Jens teníamos que
seguir subiendo al piso del estudio de arte para que
armaran las veinte cajas de las credentials; al otro día
eran veinticinco.
Un día, lle gó An ton, un chi co búl ga ro que iba a
trabajar en el Departamento Internacional de la agencia
haciendo un training. También Andrea, de Alemania.
Una gran mezcla, pero muy divertida.
María seguía a la cabeza de todo. Le conté que en
Francia había rezado bastante para que, en la reunión
de Miami, la presentación del proyecto saliera bien.
-Se notó que rezaste, Cari, porque hasta aplaudieron
en la presentación.
Y ahí fui yo, más allá de su credo, con el regalo de la
medallita y “aunque no creas, no importa: igualmente
te va a cuidar”. A Linda también le di la suya. Me
encantó que la recibieran con tanto cariño.
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Días después, en el lobby de la agencia, vi a un
hombre cuya cara me resultó muy conocida.
-¡Dylan! Yo soy Cari, la directora creativa argentina
que recomendaste para un training sin conocerme
personalmente. (Lo había reconocido porque, cuando
trabajé en el proyecto, había visto las fotos de todos los
directivos y él era uno de ellos.)
-Cari, ¿nos vemos en la oficina de María?
-O.K. Enseguida subo.
¡Qué lindo conocerlo personalmente! Me dijo que
estaban muy contentos con el trabajo.
-¿Cuándo regresás a la madre patria?
-No lo sé. Tengo ganas de intentar algo en España,
pero creo que a mediados del `97 voy a estar por allí.
-Bueno, cuando vuelvas, vení a vernos.
-Un gusto, y me dió mucha alegría conocerte. Mandale
saludos a Machi y a Pato, por favor.
-O.K. Chau.
-Chau y gracias.
¡Qué extraño! Toda la historia que se había tejido
desde la primera vez que hablé con él era increíble,
increíble.
Mientras tanto, en el convent había un gran acontecimiento: la Madre General de esta congregación, que
está en el mundo entero, venía de visita a Nueva York
después de seis años. Yo creía que no iba a poder estar
porque era la fecha paralela a la del seminario, pero se
fue postergando y, al final, estuve en todo. Tuve una
charla muy interesante con ella. Utilizaron la decoración
que yo les había hecho como parte de pago. Y para
79
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
variar, las hermanas, como todas, nos querían convertir
a hermanas, pero yo ya les había explicado que sentía
que mi misión era otra y que tenía muchas ganas, si
encontraba a la persona, de formar una familia y de tener
hijos. Cada tanto era bueno recordárselo para que lo
tuvieran presente.
Para ese entonces, ya había comenzado a salir con
Guillermo, mi amigo mejicano. En esencia, no cambió
demasiado la relación porque seguíamos compartiendo
las mis mas co sas. Me ayu da ba a pen sar en mis
asun tos y compartíamos experiencias muy fuertes
que nos sucedían a los dos. Como le dije a él: “Más allá
de lo que pase entre nosotros, nunca te voy a olvidar
porque fuiste la persona con quien compartí de cerca
toda esta historia de mi vida tan importante.” El me
contaba sus primeros días en Nueva York, de la nieve
(¡cómo me hubiera gustado conocer Nueva York nevado!).
Ade más, él es muy de vo to de la Virgen ci ta de
Gua da lu pe, por eso, también, íbamos a misa juntos.
Yo, en breve, volvería a la Argentina y él a Méjico, con
lo cual, no había muchas posibilidades, pero nuestra
amistad nunca se perdería.
Recuerdo, con asombro, las conversaciones que tenía
con el padre Lionel B., un sacerdote indú que estaba
misionando en Nueva York, en la parroquia de la calle
51 y que cada tanto daba misa en la capillita del convent.
Hablaba mucho con él y me ayudaba a comprender
ciertas cosas del corazón y de la vida.
Con Gloria, Lourdes, Verónica y Patty hablaba bastante también porque todas éramos muy parecidas:
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
románticas y soñadoras.
-Cari, pero la situación en la que estás es la menos
apropiada para poder estabilizarte y estar, realmente,
en pareja.
-Sí, lo sé, Gloria, pero más allá de todo, siento que
estar acá es lo que tengo que hacer y, por eso, está todo
bien. Algún día descubriré los motivos.
Hay determinados momentos en los que uno “ piensa
cómo quisiera” que fueran las cosas y, por otro lado, la
realidad nos hace “sentir cómo tienen” que ser las cosas.
Por más que la realidad de lo que sentimos no coincida
con lo que nosotros quisiéramos que fuera, hay que
tener fuerzas. No distraernos con nuestros carprichos,
y aceptar las cosas como son, porque allí es donde el
fla co nos es tá marcan do el ca mi no y guian do pa ra
cre cer. Si for za mos las si tua cio nes, se pierde to do,
in clu si ve la posibilidad de aprender sin lastimarnos
tanto. Es como una vieja frase que escuché alguna vez:
“Dios, dame fuerzas para cambiar aquellas cosas que
sí puedo cambiar, valor para aceptar aquellas que no
puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia”. Está
muy clarito, ¿no?
Bueno, vamos a lo nuestro. Seguimos con la historia.
No te enojés, pero me sucedió algo que merece la pena
ser contado. Son dos minutos y ya seguimos...
Hoy es 1 de mayo de 1997 y estoy aquí, escribiendo.
Ayer volví a ver a Machi después de casi un año. ¿Te
acordás?: la persona que me dió la carta de recomendación
aquí, en la Argentina, el 8 de mayo, antes de partir.
Bueno, nunca había tenido la posibilidad de hablar
81
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
con él y contarle todo lo sucedido a partir de su carta.
Le con té co sas que nun ca ima gi nó que su ce de rían
lue go de su recomendación. Y otra cosa que menos se
imagina es que está siendo un protagonista importante
de este libro y que nuestro encuentro de ayer está
formando parte de esta página.
Ayer, 30 de abril de 1997, fue mi primer día de trabajo temporario en la misma agencia de publicidad de
Nueva York pero aquí, en la Argentina. Pablo, Ana, Javier,
Esteban me preguntaban: “Y vos, ¿cómo apareciste
acá?“ Difícil de contar en poco tiempo, ¿no? Pero les
juro que hice mi mejor intento. Tal vez, algún día este
libro llegue a sus manos y se enteren de algo más.
Bueno, volvamos a Nueva York. Recién llegada de
mi seminario en Francia, estaba dispuesta a trabajar
duro porque tenía que terminar todos los proyectos.
Mientras tanto, seguía comunicándome con Tere:
e-mail va, e-mail viene; era mi único contacto directo
con la Argentina. Pobre, me tenía que bancar tanto mis
pálidas como mis alegrías. Un día, estaba harta de todo,
de todos; otro día, estaba feliz. Mi situación era muy
poco estable y mis emociones también. Un e-mail que
le mandé cuando recién llegué del seminario decía:
Date: martes 10 Oct. 10:12
From: Carina Furlan
To: Tere
Subject: Aquí Cari again in N.Y.
¡Hola pendex!
¿Cómo andan las cosas por allí?
82
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Yo acá estoy muy bien, estoy comenzando en el trabajo la segunda parte del proyecto, estoy bastante ocupada. Pero ya necesito
un poco de estabilidad emocional así que, si no surge nada antes
de fines de diciembre, regreso a la Argentina porque la verdad,
ya medio año de aquí para allá sin saber que va a pasar.
Te cuento que en Francia me fue muy bien y el seminario fue muy
interesante. Recé mucho por todos. Ojalá que todo ande aunque
sea un poquito mejor.
Con respecto a amores, las cosas con Guillermo van bien, pero
tranqui porque la situación de ambos hace que no dé para más.
Bueno, negri, te mando un beso enorme, y ya sabés: si no surge
nada antes de diciembre, tu amiga trotamundos estará otra vez
por Buenos Aires. Te adoro. Cuidate y contestá pronto.
Besitos.
Cari.
Yo seguía con mi vida inestable. Recuerdo cuando
Silvia, la mujer que trabajaba en la agencia en recursos
humanos, me decía:
-No entiendo cómo podés vivir al día, tan inestable,
sin saber qué vas a hacer mañana.
-Te soy sincera, yo tampoco sé cómo lo hago.
Pero en realidad, nadie sabe exactamente qué le va a
suceder el día siguiente ¿no?
El trabajo en la agencia ya estaba llegando a su fin.
Mi amigo Mati se había cambiado de oficina y ahora
me quedaba más lejos ir a visitarlo. El me seguía
aguantando mis historias y yo compartía las suyas.
Mariel, Jeanette y Tania estaban medio tristes, como
yo por que, pro ba ble men te, en unos me ses nos
se pa ra ría mos.
La última parte del trabajo que estaba haciendo en la
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
agencia estaba quedando muy bien. El video de
animación ya estaba casi listo, por lo tanto, lo iba a
poder terminar antes de que finalizara mi trabajo allí.
Constantemente, trabajaba con Path, el encargado de
audiovisuales. En este interín, Mati viajó a la Argentina
por trabajo.
Cada vez estaba más cerca de la finalización del
proyecto y esto me producía muchos y variados
sentimientos. No sabía cómo iba a continuar mi vida
de ahí en más. No importaba, me dediqué a construir
el presente y listo.
Con papá y mamá, en la Argentina, hablaba seguido.
Estaban muy contentos por esta linda experiencia de
vida que estaba teniendo:
-Cari, ¡qué lindo lo que estás viviendo! Me pone muy
contenta. La verdad es que me gustaría ir a verte y
compartir un poco más de cerca todo, pero, como ya
sabés, las cosas no están fáciles acá.
-Sí, ya sé que las cosas no están fáciles. Los extraño
un montón, y muchas veces me gustaría estar con
ustedes en casita.
Parecía que no iba a surgir ningún trabajo más y me
iba a tener que volver a la Argentina. Ya se había
realizado una presentación del proyecto en Londres y
en Miami y, según me contaron, fue todo un éxito.
-Ma ría, ¿hay al gu na po si bi li dad de que an tes de
re gre sar a la Argentina pueda conocer personalmente
a Michael? (máximo ejecutivo de esta empresa en el
mundo).
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
-Sí, por supuesto. El ya te conoce, sabe que Carina
está haciendo el proyecto, que Carina tal cosa, tal otra.
Pero claro, personalmente, todavía no.
Necesitábamos grabar la voz de Michael, ya que iba
a estar en el video de animación. Lo conocí personalmente en el momento de la grabación. La verdad es
que me impactó: es un hombre muy alto y con mucha
presencia.
-Carina, quiero verte la próxima semana.
-O.K.
Yo no lo podía creer: iba a tener una entrevista con él.
-María, vos le dijiste que yo lo quería conocer y, por
eso, me pidió verlo la semana próxima ¿no?
-No, yo no le dije nada. Fue él mismo quien dijo de
verte.
¡Guaaauuu! Ya me estaba poniendo nerviosa. La
realidad me superaba. Había llegado allí sin nada,
sólo con muchas ganas y una carta de recomendación.
Entré en la agencia con un training y, meses más tarde,
ya había logrado tener una entrevista con -ni más ni
menos- el máximo ejecutivo de esta agencia en el
mundo.
Eran mis úl ti mos días de tra ba jo y allí es ta ba, un
po co tris te. Le ha bía pe di do a Ma ría si no po día
escribirme una carta de recomendación contando todo
el tra ba jo que yo ha bía he cho en la agen cia. Por
su pues to, aceptó encantada. Yo le mostré la carta que
me había escrito Dave, el director creativo para el que
había trabajado los meses anteriores a comenzar con el
proyecto. La voy a compartir con vos porque es muy
linda y describe bastante lo arrebatada que soy:
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Dave (...)
Director Creativo
¡Felicitaciones!
Se pueden considerar afortunados de que Carina Furlan esté
evaluando la posibilidad de trabajar para su empresa.
Carina llegó a nosotros aquí a (...) USA, en junio de 1996. Me la
presentaron, le dieron una oficina, y me llamó cinco minutos más
tarde. Quería revisar su porfolio. ¡EN PERSONA! y ¡AHORA!
Desde ese momento, ha tenido una constante y buena predisposición.
Como podrán apreciar por medio de su porfolio (y con ella a su
lado), Carina es una diseñadora increíble por la cantidad de experiencia que tiene.
Cuando le asignaba alguna tarea, me impresionaba enormemente y, a la vez, me interesaba cómo atacaba su trabajo.
Tenía que aprender y entender la esencia de cada empresa,
servicio, fundación, etc. Hacía preguntas constantemente hasta
sentir que tenía la suficiente información en la cual poder basar
sus diseños.
Carina comprende conceptos de publicidad y cuenta con una
gran capacidad para llevarlos a cabo con su estilo limpio y contemporáneo.
Pone en práctica sus pensamientos de manera clara y rápida con
razones justas para cada tipo de letra, toque de color y concepto
espacial. Entiende las directivas en forma excelente y capta las
críticas y peculiaridades de los clientes.
Carina es una persona seria, agradable, cariñosa y divertida.
Un día me dijo: “Amo mi trabajo”.
Nunca voy a olvidar la expresión que tenía su mirada.
Dave (...)
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
¿Qué te pareció? Diferente ¿no? Realmente Dave es
una muy linda persona a la cual tanto Tania como yo
le tomamos muchísimo cariño dado que las dos
trabajábamos para él.
Ya estaba en la cuenta regresiva: cada vez me quedaban
menos días para trabajar allí. Estos fueron los últimos
e-mails que recibí antes de entregar la computadora:
To: C.Furlan
From: Jeanette
Subject: ¡Hola!
Date: Martes, 29 de octubre, 1996 10:59
¡Hola linda! Paso en un ratito.
Bueno, te estaba escribiendo y no terminé pero quería mandarte
un beso grandote y decirte que no quiero pensar en tu último día
porque me deprimo muchísimo.
Cuídate y te veo luego. Jeanette
To: C.Furlan
From: Mariel
Subject: Pendex
Date: Miércoles, 30 de octubre, 1996 12:03
No me lo tienes que decir, yo sé que cuento contigo siempre.
Gracias por recordármelo.
Te quiero un montón.
Mariel
Mis ami gas de la agen cia me es cri bían se gui do.
Tania no podía porque en su computadora no tenía
e-mail. Es te es otro men sa ji to que re ci bí des de la
Argen ti na:
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
To: C.Furlan
From: Tere
Subject: Tere
Date: Miércoles, 30 de octubre, 1996 14:15
Mis cosas por acá andan bien, más que nada estoy organizándome
un po co en to do sen ti do. Con mi chi co las co sas an dan bien.
Te man do un beso muy grande. Contestame así nos escribimos
hasta el lunes.
Tere
Y así fueron mis últimos días: que hoy nos juntamos
en el bar para despedirnos, que mañana también,
que...
El último día, ya estaba todo el proyecto terminado
y María nos invitó a Jens y a mí a almorzar en un lugar
muy lindo en la Avenida Lexington. Otra realidad que
me su pe ra ba. Ma ría, con la que ha bía te ni do mi
pri mera en tre vis ta, es ta ba al mor zan do con mi go y
diciéndonos lo contenta que estaba de cómo habíamos
trabajado en el proyecto. Más allá de lo profesional
-creo que es excelente-, María es una persona espléndida
y nunca le voy a dejar de agradecer el haber confiado
tanto en mí. ¡Gracias!
An tes, Jens ha bía pre pa ra do un pe que ño fes te jo
co mo despedida y me regalaron una planta lindísima
con una foto de cada uno. Me emocioné bastante. ¡Ah!
y en ese mo men to, me die ron la increíble car ta de
re co men da ción que decía:
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
María (...)
Vice Presidente Senior de (...) Worldwide.
A quién corresponda:
Carina Furlan trabajó para (...) Worldwide como Directora de
Arte freelance desde mayo hasta octubre de 1996. Durante ese
tiempo, estuvo a cargo de diversos trabajos para clientes locales
(...) de USA, como por ejemplo: (...) productos de papel, (...) línea
de cruceros, (...) importante banco internacional. Sin embargo, su
tarea más importante fue desarrollar y llevar a cabo todo un
nuevo diseño de las credentials de las agencias (...) Worldwide.
Creó un sistema de presentación modular que permite el uso flexible
y a medida para cualquier fin.
En base a una estructura y distribución claras y uniformes, diseñó
el documento de presentación general para (...) Worldwide como
así tam bién las res pec ti vas adap ta cio nes pa ra (...) USA y (...)
La ti noamérica.
Carina también creó y dirigió la realización de un nuevo video de
animación para el showreel creativo mundial de (...) Worldwide, el
cual refleja y complementa el diseño de las credentials impresas.
Estas nuevas credentials fueron aprobadas por la gerencia general
de (...) Worldwide y, en la actualidad, están siendo adoptadas por
las oficinas centrales regionales y por las demás agencias (...) dentro
de la red mundial. Por primera vez desde el relanzamiento de la
agencia (...) en 1994, la red va en camino a utilizar un concepto y
un diseño de presentación uniformes en todo el mundo. Este logro,
basado en el trabajo de Carina, habla por sí mismo.
Resumiendo, el trabajo realizado por Carina durante su estadía
en (...) fue excelente. Su talento y capacidad son evidentes, no
sólo a través de la realización de sus tareas, sino también a través
de la buena aceptación que tuvo de sus colegas del Departamento
Creativo y del Departamento de Cuentas.
Carina nos deja hoy para hacerse cargo de nuevos proyectos. Le deseo lo
mejor, tanto en su carrera profesional como en su vida personal. Y espero poder servirle como referencia en cualquier momento.
María (...)
SVP Operaciones Internacionales. Nueva York, octubre de 1996.
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Increíble ¿no?
Mientras tanto, me estaba mudando del convent
porque, a principios de mes, tenía que dejar mi cuarto.
Marie Francoise, integrante del grupo de oración, me
ofreció su casa hasta mi partida, mejor dicho, durante
mi tiempo de indecisiones. El primer fin de semana
del mes de noviembre me tocó la mudanza. Fue muy
duro y difícil. Había vivido muchas cosas allí, en esas
cuatro paredes y, de un día para el otro, ¡pluff ...! otra
per so na iba a ocu par ese lu gar. Te nía va rias co sas,
pe ro no me podía llevar todo porque era demasiado.
Estuve exactamente diez horas armando los bolsos,
orde nan do, lim pian do. Era in creí ble co mo en esos
me ses había juntado tantas cosas. Estaba por cerrar el
cuarto cuando la hermana Yoyi me alcanzó un fax de
Carola, desde la Argentina, que decía, entre muchas
cosas: “Estoy contenta de que estés bien. Vas de un lado
para otro, parece que tuvieras el mundo en tu manito...”
Te puedo asegurar que, en ese momento, eso era lo
que menos sentía: estaba muy, muy triste, sin saber
cómo iba a continuar mi película; no tenía ni la menor
idea. Igualmente, iba a esperar hasta tener la reunión
con Michael para ver qué pasaba.
Con Vero, una amiga del convent, ya nos habíamos
hecho muy, pero muy amigas. Una de las tantas amigas
que aguantaban las inestabilidades en mi estado de
ánimo. También Macarena, otra amiga argentina con
la que íbamos al Soho y compartíamos lindos momentos juntas; ella también estaba en publicidad, pero
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
trabajando en otra agencia. Recuerdo cuando me
acompañaban al muellecito. Una vez, Vero me acompañó
pa ti nan do a ver el atarde cer. ¡Cuán tos mo men tos
inolvidables! Cuando salíamos con sus amigos mejicanos:
¡qué lindo y divertido! Ella también se había ido del
convent y estaba parando en la casa de una amiga porque
pronto se iba a Miami.
Llegué al departamento de Marie Francoise y la
verdad es que, a pesar de conocerme tan poco, fue
super amable conmigo. Viví con ella una de las semanas
de mayor indecisión de mi vida. Con Guillermo seguíamos saliendo, pero esa era una de las tantas cosas
que llegaban a su fin. Al menos, terminaba un ciclo.
Llegó el día de la entrevista con Michael. Estaba un
poco nerviosa, pero no demasiado. Me arreglé y salí
rumbo a la agencia. Pasé a buscar a María por su oficina
y, juntas, fuimos a la de Michael. Era una oficina muy
bonita y él, muy amable, nos hizo entrar. Le presentamos
el video de animación, el cual le gustó mucho. Luego
le pe dí su opi nión: que ría sa ber cuál era la me jor
ma ne ra para lograr ser un miembro permanente de la
agencia. Me dijo que mis habilidades eran grandes y
que había demostrado mucha destreza en todo lo
realizado, que le interesaba que me quedara, pero la
decisión dependía de algunos temas que no tenían
que ver conmigo, sino con una situación de la agencia.
Había una cuenta muy grande que estaba en revisión
y, si la perdían, obviamente, no me iban a poder incluir
en el presupuesto del año siguiente. Para mí fue una
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
ex pe rien cia muy in te re san te ver a una per so na tan
im por tan te y que se comportara con mucha rectitud
y una sencillez increíble.
En el Departamento Internacional, estaban contentos
porque pensaban que había grandes posibilidades
para que me quede. Por el momento, no me podía
basar en eso porque no había nada concreto.
El 8 de noviembre la llamé a Caro porque se casaba
en la Argentina. Me dió pena no poder estar. La llamé
por teléfono desde Battery Park, donde solíamos ir a
patinar juntas y charlar, charlar y charlar, pero no la
encontré. Hacía segundos que se había ido a la peluquería.
Ya es tá ba mos a me dia dos de no viem bre y mis
planes eran un caos. Un día me levantaba y me decía:
“No, Cari, definitivamente, tenés que quedarte acá y
esa última plata invertirla en conseguir trabajo”; al día
siguiente: “No, definitivamente, tenés que aprovechar
tu pasaporte europeo e ir a trabajar a España”; otro
día: “Sin lugar a dudas, regresar a la Argentina es lo
mejor...” Y así pasaban los días. Me quería ir porque
tampoco podía quedarme mucho en el departamento
de Marie Francoise por más que fuera muy agradable
conmigo.
Fuí a visitar a Mariel, a Tania y a Jeanette a la agencia
y me dijeron: “Basta, no des más vueltas y te venís con
nosotras a Boston que te va a hacer muy bien”.
Si, no, si, no...
-Cari, hagamos una cosa. Vamos a viajar con mi amigo
Jo sé. Si a él no le mo les ta que a úl ti mo mo men to
ven ga alguien más, te sumás al grupo.
94
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
-Bueno, Tania, yo voy al departamento a preparar
todo y, si dice que sí, voy corriendo para tu casa.
Y así fue como en media hora tomé la decisión y,
cuando me quise acordar, ya estábamos los cuatro
camino a Boston. Viajábamos en el auto de José, un
amigo madrileño de Tania, e íbamos a parar en el
departamento de una prima de ella. Cuando llegamos,
eran aproximadamente las doce de la noche. Paramos
en un pub para llamarla por teléfono porque nos costaba
en con trar la di rec ción. Y una voz en el con tes ta dor
de cía: “Hubo un incendio en la casa, por favor llamar
a tal número”. ¡No lo podíamos creer! Finalmente, nos
pudimos contactar con su prima y fuimos a donde estaba.
Por suerte, nadie se había lastimado, pero el edificio
estaba inhabilitado. Creo que a esa altura ya era la una
de la madrugada. La hermana de Mariel, Tere, vivía en
Bos ton. No la ha bía mos lla ma do porque es ta ba
embarazada de siete meses y, simplemente, no queríamos
molestarla, pero esta situación era muy particular. La
llamamos, dijo que no había ningún problema, y ahí
fuimos los paracaidistas. Nos recibieron muy bien.
Tere es una persona muy especial, igual que su hermana;
el marido, divino, y las sobrinitas de Mariel, lindísimas.
Nada es casual: al final, fue un fin de semana muy
tranquilo y en familia. Creo que era lo que más estábamos
necesitando los cuatro.
Nos dedicamos a recorrer Boston, pero muy tranquilos.
No salimos ni una noche porque no teníamos ganas.
Fuimos a visitar Harvard, entre otros lugares. Llamé a
Alex, un amigo que hacía mucho que vivía allí con su
mujer, pero nunca los pude encontrar. Debían haber
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
regresado a la Argentina. Fuimos a un paseo que hay
por allí, estuvimos buscando la famosa campera de
cuero que quería comprarse Tania, y luego fuimos a
com prar un par de ve li tas. Sí, lle va mos un mon tón
pa ra regalar. Creo que, si hoy preguntás a cualquiera
de los cuatro qué es lo que más conoció de Boston, te
va a responder el negocio de las velas.
Días muy lindos y el fin de semana se acababa. A la
noche, organizaron una comida familiar muy linda y
al día siguiente partimos. Hicimos una parada en la
playa para sacarnos unas fotos y seguimos viaje.
Hasta Nueva York no pararíamos. Fue un viaje increíble.
Las chicas tenían razón: ¡me iba a hacer muy bien!
Cuan do re gre sé de Bos ton, fui a to mar al go con
Ma rie Francoise y le conté todas las aventuras (ella es
mamá: está acostumbrada a escuchar historias).
Ahora sí ya tenía decidido en qué iba a invertir el
dinero que aún me quedaba. Te cuento mis planes: ir
a España a hacer contactos, otra entrevista en Madrid
para ver qué pasaba (de paso, estaba con mi hermana
y con mis amigos madrileños) y luego, regresar a
Nueva York ya que, des de allí, te nía mi bo le to con
destino a la Argentina. Llegar a mi país, pasar
Navidad en Bariloche, luego volver a Madrid para
conseguir trabajo y quedarme a vivir allí.
Les conté a las chicas y tenían ganas de hacer una
despedida antes de que me fuera porque, luego, se iba
Tania y no íbamos a volver a estar juntas otra vez (al
menos, por un tiempo). Yo viajaba el 23 de noviembre,
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
así que, la noche anterior, hicimos una reunión y el
juego del amigo invisible para que cada una tuviera su
regalito de Navidad. Luego fuimos a tomar algo y, por
último, nos quedamos en la casa de Mariel. Fue muy
especial. Cada vez que miro las fotos de ese momento
recuerdo lo emocionadas que estábamos.
Con Vero y las chicas del convent no nos despedimos
porque nos íbamos a volver a ver. Sólo Patty y
Adriana se fueron mientras yo estaba en España.
Cada vez estaba más cerca de culminar esta gran
etapa de mi vida.
Hablé con mi amiga Diana y le pregunté si podía
parar en su casa una semana porque en el Centro
María de Madrid no había lugar. Me dijo que sí, que
no había ningún problema. Todo solucionado. Te acordás
de quién hablo ¿no? Sí, de Diana, Ramón y Casco, los
chicos que conocí a la vuelta de mi primer vuelo a Madrid.
Bueno, ella era.
Nueva York, noviembre 23. Salida: 17:20 hs. JFK.
Cuando me quise acordar, ya estaba en vuelo.
Había tenido que dejar un poco de valijas aquí y otro
poco allá porque, por quince días, no podía llevarme
todo. Era como otra mudanza. ¡Pensar que fui a Nueva
York sin conocer a nadie, sólo a Mati por teléfono, y
ahora dejaba a tanta gente querida allí!
Le avisé a mi hermana, Piru, y a Rafa, su novio, que
iba a ir una semana a los Pirineos para verlos. La verdad
es que lo necesitábamos porque, entre viaje y viaje, hacía
un año y medio que no nos sentábamos a charlar o a
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
compartir un rato juntas.
Fue un vuelo bastante tranquilo y cuando llegué, a
las seis de la mañana, me estaba esperando Diana.
Más divina no podía ser. Iba a conocer a toda su familia
(sólo los conocía de nombre). Enseguida me presentó
a Albert (papá), Chipi (mamá), Dafne (hermana), Leo
(cuñado), Eduardo (sobrinito), Armelle (hermana),
Carlos (cuñado) y Ramón y Casco (que ya los conocía).
Una familia muy linda y especial.
Agregaron una cama en el cuarto de Diana para mí.
Chipi le decía: “Pero sacala a pasear a tu amiga así
conoce un poco Madrid”. Y yo, lo que menos tenía
ganas de hacer era turismo. Después de tanto viaje, estaba
super contenta de estar en una casa y con una familia
tan linda.
Ellos viven en las afueras de Madrid; por consiguiente,
ir al centro era todo un trámite. Un día hicimos una
reunión en la casa de Casco con el papá, Javier, Ramón
y un par de amigos más. Les enseñé a tomar mate.
Bueno, Casco ya sabía porque había aprendido en la
Argentina.
Yo, mientras tanto, ya había comenzado con las
entrevistas. Primero fui a ver a Quique, el director
creativo de la agencia para la que yo había trabajado
en Nueva York, pero en Madrid. El trabajaba con Stanley.
¿Te acordás de mi primer viaje a Madrid? Bueno, esa
agencia. Me fue muy bien en la entrevista, pero me dijo
algo lógico: “Cuando vuelvas, vení a vernos. Hasta
que no estés viviendo aquí, no te puedo contestar
nada”. Super amable, también me dijo: “Ya que estás
aquí, te doy el teléfono de otras agencias para que
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
aproveches más tu tiempo aquí, en España”.
Y así fue como, en los siete días que estuve allí, tuve
seis entrevistas en total. Me fue muy bien y todos me
dijeron lo mismo: que los llamara cuando estuviera
instalada en Madrid.
Lo pasé bárbaro. Diana me presentó a sus amigas y
salíamos todas juntas. Recuerdo un día que fuimos
con Ana y Sergio, los cuatro, a un restaurante mejicano.
Nos divertimos mucho. Tambíen conocí a Inés, a Phil,
y a toda la banda de amigos de Ramón. Un día acompañé
a Dia na y a Cas co a su cla se de ae ro bics. ¡Fue muy
di ver ti do! Después, gorditos, nos fuimos a comer
unos buenos panqueques a Vips y luego a casita.
El 1 de diciembre, Diana me acompañó al aeropuerto
de Barajas para encontrarme con Piru (mi hermana,
que llegaba de la Argentina) y con Rafa (su novio).
Nos subimos al auto y comenzamos nuestro viaje a los
Pirineos. Los dos son instructores de esquí, es por eso
que, en el invierno, vivían allí. Pasamos por Huesca
para sa lu dar a la fa mi lia de Ra fa y se gui mos via je.
Llegamos a la nochecita a un departamento muy bonito
que habían alquilado. Estuve casi quince días con ellos
y lo pasamos muy bien. Anduvimos por Andorra y,
como recién se estaba abriendo la temporada, podíamos
estar juntos. Un día fuí a esquiar con Marcel, un
amigo de los chicos, y la verdad es que estaba feliz
porque ese invierno argentino yo había estado en
Nueva York y era la primera vez en mi vida que pasaba
tanto tiempo sin ver nieve. No dejaba nunca de esquiar.
Ellos pararon a comer y yo seguía subiendo y bajando
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
la mon ta ña. Es ta ba fe liz; me ha cía mu cha fal ta el
con tac to con la naturaleza.
Fueron días muy lindos. Un día nos quedamos arriba,
en un puerto de montaña. Estaba nevando, todo el
camino cubierto, de noche y con la palanca de cambios
rota. Empezamos a rezar. La cosa se veía muy fea.
Pedimos, por favor, llegar al túnel; no sabíamos ni
dónde estábamos y de repente... ¡llegamos! Al otro
lado ya estaba todo bajo control.
Otro día fuimos al cine. Se preocuparon mucho para
que me sintiera bien. Me gustó mucho compartir esos
momentos con los dos. Con Piru nos pusimos al día en
muchos temas. Un día fuimos las dos solas a Puigcerdá
a tomar algo. Lo disfruté muchísimo. Era una sensación
muy extraña estar las dos juntas compartiendo un
café en un lugar así, tan bonito y tan lejos de nuestras
casas. Creo que a las dos nos hizo muy bien. Para mí
fue muy importante porque era el primer contacto que
tenía con alguien de mi familia después de tanto
tiempo. Bueno, no sé si era tanto tiempo, pero habían
sucedido tantas y tantas cosas que parecían mil años.
Me acompañaron al tren para despedirme. Sabía que
los iba a extrañar.
Recuerdo que de sólo pensar todo lo que me faltaba
por viajar me descomponía, literalmente hablando. Te
cuento brevemente: Puigcerdá-Barcelona-Madrid;
luego de tres días, Madrid-Nueva York; luego de cinco
días, Nueva York- Argentina; luego de dos días, Buenos
Aires-Bariloche (1800 km en “colectivo”). De sólo pensarlo
me mareaba.
Cuando llegué a Madrid, tomé el tren para ir a la
100
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
casa de Diana y ella me fue a buscar a la estación. Esa
noche tuvimos una cena con toda la familia. Los había
conocido hacía tan sólo tres semanas y me pasó lo mismo que con los chicos: tenía la sensación de que era de
toda la vida. A ellos les pasaba lo mismo. ¡Qué loco!
¿no? Sabían que estaba intentando conseguir trabajo
pa ra ir me a vi vir allí por que que ría tra ba jar en
pu bli ci dad en España. Chipi me dijo que se sentían
muy bien conmigo, que si necesitaba una ayuda cuando
viniera el año siguiente, por la casa no me preocupe
porque allí ya tenía un lugar.
¡Tanto cariño y en tan poco tiempo! ¿Ves que la vida
es más simple? Lo más importante es el cariño y el
amor entre las personas. Hay mucha gente que se
siente tan sola en este planeta que ni se da cuenta de
que no es imposible encontrar ese amor y cariño que
desvanezcan la soledad. Si tu intuición te dice que
alguien es una buena persona, tan sólo sé transparente
y dejá que te conozca tal cual sos.
El día antes de partir, todavía tenía una entrevista
con Antonio en una agencia de la calle Jerez. Llegué y
me hizo pasar a la sala de reuniones. Yo ya no daba
más. Había tenido seis entrevistas -¡por suerte!- y estaba
muy cansada. Al día siguiente, volaba a Nueva York y
tenía muchas cosas en la cabeza.
-Yo no soy conocida en el medio publicitario en
Madrid, tampoco en Nueva York ni en la Argentina,
pero tengo muchas ganas de trabajar. Fui a Nueva
York con casi nada y logré un montón. Sólo necesito
una oportunidad.
-Carina, todos los argentinos son muy directos, ¿no?
101
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
-Puede ser, Antonio, no lo sé.
-Te veo con tantas ganas que me da bronca no tener
nada para ofrecerte ya. Pero no importa, cuando estés
por venir, llamame. Si no hay nada por aquí, seguro
que algo surge en algún otro lugar.
La verdad es que me pareció una muy linda persona
y muy sen si ble. Le co men té có mo pen sa ba que la
publicidad podía cambiar y la gran responsabilidad
social que ésta tenía. Sentí que entendía de lo que estaba
hablando, pero que, en lo concreto, no encontraba la
forma de plasmar esa comunicación diferente. Terminó
mi entrevista y partí.
Tuve una segunda entrevista con Antonio, otro director
creativo de una agencia muy importante allí, en Paseo
de la Castellana 165. Quedamos en que cuando llegara
a Madrid otra vez, lo llamaría.
El tiempo se me pasó rapidísimo. Tanto que cuando
me quise acordar, ya era 14 de diciembre y estábamos
con Diana, nuevamente, rumbo al aeropuerto de
Barajas. Me despedí de todos. No estaba muy triste
porque sabía que, probablemente, pronto los volvería
a ver.
Otra vez en mi ¡Hogar Dulce Hogar!; otra vez en
Nueva York. ¡Qué estoy diciendo! ¿no? Aunque parezca
mentira, así lo sentía.
Esos cuatro días antes de partir para la Argentina me
quedé en el departamento de Mariel y Marinette. Tenía
mucho lío de cosas, todo desparramado por todos lados.
Tenía que juntar todo para irme. Fue lindo porque, en
esos días, pude salir con Mariel y pudimos disfrutar
102
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
más momentos juntas.
Me despedí de Vero, una de mis amigas mejicanas
del convent. Fue bastante triste porque, realmente, no
sabíamos cuándo nos volveríamos a ver. Me dió una
carta muy bonita y me regaló una medalla lindísima
de la Virgencita de Guadalupe. Era un regalo que le
había hecho una anciana que ella cuidaba hacía mucho. Y le dijo que, cuando encontrara a alguien muy
especial, se la regalara y ella me la dio a mí. ¡Estaba
muy emocionada! Yo le dí una que usaba siempre. Ella
era la amiga que me decía que yo estaba ¡enamorada
del amor! Y me parece que tenía bastante razón.
Me despedí de Guillermo, también sin saber si lo iba
a volver a ver. Cenamos comida mejicana con chilitos
y todas esas cosas que a ellos les encanta. Fue muy
triste también. De todos modos, pensábamos mantenernos en contacto.
Otro día, antes de irme, pasé por el convent y también
hicimos una despedida. Terminaba un año y sabíamos
que muchas, probablemente, no nos volveríamos a
ver. Cuando compartís muchos momentos y tan impor tan tes es muy, pe ro muy di fí cil de cir ¡adiós!
Fui mos a to mar al go por la ca lle Broad way y nos
pro pu si mos reencontrarnos en algún momento, pero
sabíamos que sería muy difícil.
Vivís muchas cosas que sólo podés compartir de cerca
con personas que, muy probablemente, no vuelvan a
estar cerca. Se hace difícil porque es como si tuvieras
un paréntesis en tu vida donde sólo vos sabés lo que
sentiste a cada paso. Las demás personas, las que
están muy lejos y las que están cerca, los amigos de
103
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
siempre y la familia pueden llegar a imaginar, pero
nunca van a saber, realmente, cuánto lloraste, reíste,
extrañaste.
Dio la casualidad que el 18 de diciembre, la noche
antes de emprender el regreso, se hizo la fiesta de
Navidad en la agencia, entonces pasé a dar un último
adiós a María, Dave, David, Jens, Brenda, Andrea, Linda,
Anton y a todos con los que había trabajado.
-Carina, creeme, aunque estuviste lejos estas tres
semanas, nos acordamos todo el tiempo de vos.
-¿Por qué, Jens?
-Porque están pidiendo que envíen el material de las
nuevas credentials a todas partes. El proyecto de Carina
sale para aquí, sale para allá...
Me puso muy contenta pero, a la vez, me hizo acordar de un comentario que un día me hizo Patty en el
convent:
-Cari, si vos tenés tanta FE, tenés que pensar que, si
no podés quedarte a trabajar aquí, en Nueva York, es
por algo. Sabés que hiciste lo imposible.
Y tenía razón. Cuando llegué de nuevo a Nueva
York, me enteré de que, efectivamente, habían perdido
esa cuenta que estaba en revisión. Había perdido las
esperanzas.
Patty tenía razón. Si no lo había logrado, era por algo.
Había empezado con un training, antes de irme había
tenido la posibilidad de tener una entrevista con el
máximo ejecutivo de la empresa en todo el mundo,
había logrado todo a pulmón. Más no podía hacer. No
podía enojarme con ellos porque habían sido excelentes
104
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
conmigo todo el tiempo. Conmigo misma tampoco
podía estar enojada. La única respuesta que encontraba
era que otra misión me estaría esperando en algún
otro lugar. Y que si Dios así lo había elegido, por algo
era. Esta es la aceptación de la que hablo a menudo.
Cuando cuento la historia, me dicen: “Ah, pero vos
sos una chica de suerte”. Siento que todo lo logré a
pulmón. Recé, recé, renuncié a muchas cosas. Dios
sabe cuánto yo quería quedarme y todo lo que había
hecho para lograrlo, pero supe aceptar. El, más que
nadie, sabe qué es lo mejor para nosotros.
Me fui enseguida de la fiesta: al día siguiente tenía
mucho para hacer. Pude hablar con Mati, pero no nos
pudimos ver. Volábamos el mismo día a nuestro país
pero en distintas aerolíneas. Sabíamos que no nos
íbamos a poder ver allí porque yo enseguida viajaba a
Bariloche. Nos deseamos suerte y nos despedimos. No
lo encontré a Alex para despedirme. Hablé con Marie
Francoise y con todos mis compañeros del grupo de
oración.
Esa noche casi no pude dormir. Estaba muy nerviosa.
Ese viaje a Nueva York había cambiado mi vida. Tan
sólo por escuchar a mi corazón y ELEGIR vivir mis
sueños.
Era la mañana del 19 de diciembre y mis últimas horas
en Nueva York. Pasé por la agencia para despedirme
de Mariel y de Jeanette. Lloramos las tres, otra vez. Era
muy triste decir adiós sin saber cuándo podía llegar a
haber un reencuentro. Tania ya estaba en su país. Pasé
a saludar a Dave y a Linda. Bajé al octavo piso y le
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
dejé un pequeño presente a María y a Michael. Les
regalé un libro pequeñito sobre los ángeles (de 8cm x
7cm) para Navidad, agradeciéndoles la confianza que
habían depositado en mí. Les puse una dedicatoria
que decía: “La sabiduría no siempre viene en envase
grande”.
Me acuerdo que bajé llorando de ese famoso edificio,
del Chrysler, el mismo que me había impresionado
tanto en mi primera entrevista. Habían sido casi ocho
me ses allí, pero con todo lo que había vivido se
sentían como ocho años. Recuerdo cómo tenía hartas
a mis amigas del convent. Estaba feliz de estar trabajando
allí, no lo podía creer. Después de haberlo visto siempre
por fo tos, ha ber te ni do una ofi ci na allí me pa re cía
increíble.
Fui caminando al convent y pasé por la Catedral San
Patricio a rezarle a la Virgencita, como lo hacía a menudo,
muy a menudo, casi todos los días. Me despedí de ella
y seguí. En pocas horas, debía dejar todas las valijas
listas porque me pasaría a buscar el señor Naranjo
para llevarme al JFK.
Gloria y Lourdes también estaban en lo mismo:
arreglando todo para irse.
-Lourdes, esto ya no me entra en la valija, ¿querés
esta camisa? Me encantaría que te la llevaras vos.
-Sí, claro.
-Cari, estos zapatos no me entran en la valija, ¿no los
querés, vos?
-Bueno, Gloria, gracias.
En realidad, era una excusa; era como quedarse con
un pedacito de cada una. Lo recuerdo como si fuera
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
hoy: la hermana Yoyi me había prestado un cuarto
desocupado para que desparramara mis cosas y las
pudiera ordenar tranquila.
No pude despedirme de la Hermana Cristina porque
estaba en la casa de Washington. Siempre la recuerdo
con mucho cariño. La tarde anterior había pasado a
des pe dir me del pa dre Lio nel. Me di jo que no me
ol vi da ra de él y que cada tanto, cuando pudiera, lo
llamara para contarle cómo está mi vida.
Llegó la hora de partir. Todo era muy extraño. Me
despedí de todo el mundo bastante rápido para no
ponerme muy triste. Me ayudaron a poner todo en el
taxi. Miré una vez más la puerta de Centro María y
partí.
Desde el auto se veía el famoso edificio Chrysler y
entonces pensé: “Sí, Mariel y Jeanette están ahí en este
momento y no sé cuándo las voy a volver a ver”. Vi
también, por la ventanilla, las torres gemelas. Cuando
llegué y fui por primera vez al microcentro, pensé:
“Como no tengo mucha plata, me prometo subirlas el
último día para despedirme de la isla”. Pero no quise
ir. Mi intuición me decía que algún día iba a volver y,
la verdad, no quería despedirme. Prefería pensar que
volvería pronto.
Al llegar al aeropuerto, me olvidé un poco de todo
eso porque llevaba tanto equipaje que tenía que ocuparme
de ver cómo lo despachaba. Obviamente, tuve que
pagar por exceso de equipaje.
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
“Ajústense los cinturones de seguridad: vamos a
despegar”. Les puedo asegurar que si hubiera tenido
que pagar sobrecarga pero no por equipaje sino por
emociones, no me hubiera alcanzado el dinero. Sólo
Dios sabe cuántos sentimientos diferentes pasaban
por mi corazón.
Cuando me quise dar cuenta, ya estábamos aterrizando
en el aeropuerto de Miami. Con las últimas monedas
que me quedaban llamé a Vero, mi amiga que estaba
allí por unos escasos días. Lamentablemente, no me
pude quedar en la casa de la hermana unos días, como
habíamos planeado, porque fue imposible cambiar el
pasaje tan cerca de las fiestas. Sólo llegué a conocer el
aeropuerto de Miami. Nos despedimos por última
vez. Le de jé un úl ti mo men sa ji to de des pe di da a
Gui ller mo y nos llamaron para embarcar.
Cada vez estaba más cerca de mi país. ¡Tenía tantas
ganas de abrazar a tanta gente y de conocer a mi sobrina!
El avión en tró en una tur bu len cia. De re pen te,
caí co mo por un to bo gán. El cin tu rón me ajus ta ba
de ma sia do. Ya estábamos en el aire y no me daba
cuenta.
Nadie sabía cuándo llegaba. Hacía mucho calor, era
pleno verano. ¡Otra vez en Buenos Aires! Fue muy
raro llegar sola. Yo siempre queriendo dar mis sorpresitas. Pero cuando llegué, me di cuenta de que me
hubiera gustado que me hubieran ido a buscar. Yo lo
había elegido así.
Llegué al departamento de mis padres en Buenos
Aires. Todo era muy extraño. Lo primero que hice fue
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
tirar todas las valijas, avisar que había llegado, e ir a
conocer a mi primera sobrina: Angeles. Fue muy
emocionante y la beba me encantó: es lindísima,
simpática y no te lo digo porque soy la tía. No tiene
nada que ver.
Otra vez en la Argentina, dispuesta a empezar una
nueva etapa, y antes de partir a Madrid, como eran
mis planes.
No sé por qué, pero tenía el presentimiento de que
alguna misión me estaba esperando en algún lugar.
Vi a todas mis amigas que hacía muchísimo no veía:
Kari, Fer, Mariana, Tere, Vicky, Coty, Mery y también
a mis amigas de los miércoles: Grace, Cris, Fer, Nancy,
Vero, Sandra, Jessica, Roxana, en fin, toda la banda. A
mi cu ña da Mo ni, a mi que ri do her ma no, Car los, a
Ma tías, un amigo de Bariloche, a Pablo, amigo de
Buenos Aires...
Ya era 22 de diciembre. Carlos, Moni y la bebé me
llevaron a la estación a tomar el “colectivo” para el sur.
Estaba agotada. Muchas emociones, sentimientos,
apuros, organización. Cuando me quise acordar, ya
estaba sentada rumbo a mi querido Bariloche. Estaba
ansiosa por llegar, me moría de ganas de ver a mamá,
papá, mis primos, tíos, amigos. Pero entre nosotros, te
cuento: tenía que calmar esa ansiedad porque no sé si
sa bés que el via je du ra 22 ho ras, así que te nía que
se guir cultivando la paciencia.
109
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Al fin llegué. Les dí un abrazo enorme. Hacía mucho
que los necesitaba.
Iba a ser un verano tranquilo, como hija única porque
Piru estaba en España y Carlos en Buenos Aires con su
familia. Y yo necesitaba descansar. Necesitaba estar un
poquito en mi lugar, en contacto con la naturaleza, con
mi familia. Necesitaba reubicarme en tiempo y espacio.
Sabía que me iba a llevar un buen tiempo asimilar
semejante experiencia, y ¡qué mejor para lograrlo que
estando en mi ciudad natal, con mis padres!
Desarmé los bolsos en el cuarto, ya era 24 de diciembre.
Nochebuena. Lo pasamos muy tranquilo y después fuimos a saludar a algunos amigos.
Empezamos el año muy bien. Yo quería descansar,
descansar y descansar. Sin embargo, presentía que este
`97 traía alguna misión sorpresa, pero nunca pensé
que una de ellas sería escribir este libro, por ejemplo.
El 3 de enero fue mi cumpleaños. Hicimos una
reunión con mis primos y amigos. Les mostré el video
que filmé en la agencia en Nueva York y les estuve
contando un poco sobre mis aventuras. Eran tantas cosas
vividas que no sabía por donde empezar. A la semana,
ya pude reincorporarme a la vida cotidiana.
No sé si recordarás que, mientras yo estaba en
Nueva York, le preguntaba a mamá si había hablado
con el Obispo por el tema de la Virgencita. O cuando
te conté que en París compré una imagen de Ella y la
envié a la Argentina. Bueno, creo que llegó el momento
de que te cuente un poquito más: en enero de 1996, en
San Carlos de Bariloche, hubo unos incendios terriblemente
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
grandes en el Cerro Catedral que quemaron casi toda
la montaña, muchas casas de la villa, mucha naturaleza.
Se sabe que no fue el trabajo del hombre el que apagó
el fuego. No por falta de esfuerzos o buena voluntad,
sino porque estaba fuera de control y esa era la realidad.
Luego del gran incendio, Ella pidió que pusiéramos
su imagen allí, en un lugar determinado. Sentimos
que esta era una misión de la familia. Antes de iniciar
mi gran viaje hacia Nueva York, en mayo de 1996,
cuando estuve con mis padres en Bariloche, les dejé
una carta para el Obispo donde le solicitaba su apoyo
para colocar una imagen de la Virgen de la Medalla
Milagrosa en la base del Cerro Catedral. Les dejé la
carta para entregar, luego ellos continuarían con la misión.
Y este verano del `97, cuando llegué a mi querida ciudad,
vi la estatua, la imagen de la Virgencita en el living de
mi casa. Me puso muy contenta verla, pero pensé que,
para esta altura, ya estaría colocada donde Ella quería.
Habían sucedido muchas cosas y por eso no habían
podido colocarla. Una de ellas fue que papá no había
estado muy bien durante ese tiempo. Lo tuvieron que
operar y, con la anestesia general, se complicaron las
cosas. Recuerdo cuando fui a hablar con Lucas sobre el
tema (es nuestro dentista y a quien yo le tengo mucho
aprecio y confianza); su opinión sobre lo sucedido
para mí era importante.
Siguiendo con el tema de la Virgencita, sentí que era
muy importante cumplir su deseo. No sé por qué, pero
así lo sentía. Era como si, a medida que transitaba la
misión, descubría más y más la importancia de concretarla.
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
¡Manos a la obra! Había mucho para hacer. Primero,
hablé con Rubén, el Obispo, y me dijo que en primer
lugar, debía preparar una carta y presentarla en la
Dirección de Turismo de la Provincia de Río Negro, ya
que ese terreno les pertenecía. Y así lo hice:
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Soy sincera con vos: si por mí hubiera sido, yo la
hubiera puesto allí, de un día para el otro, y listo. Pero
en este mundo de lo material, las cosas funcionan de
diferente manera. Y como se puede interpretar en
unas palabras de Jesús: ”...Si los hijos de la oscuridad
son sagaces, con más razón lo tienen que ser los hijos
de la luz”.
Había que actuar con inteligencia. Para obtener la
aprobación, se necesitaba el consentimiento de los
empresarios de ese área. Y como yo sabía que era más
fácil obtener un “sí” que revertir un “no”, hice todo lo
que estaba a mi alcance para conseguirlo. Obtuve el
apoyo de varias entidades y también de muchos
ciudadanos mediante una nota que decía lo siguiente:
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
(Doscientos tres ciudadanos firmaron este petitorio en tres días.)
114
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Armé una carpeta, que ahora tengo en mis manos,
con una foto de la Virgencita, todas las cartas y las firmas,
y un aná li sis que rea li cé des de el punto de vista
profesional para mostrar que, de ninguna manera,
competía con la publicidad o la gráfica y tampoco
desarmonizaba con la estética del lugar.
Fressia, la señora que trabaja en la casa de mis
padres, me acompañó cuatro veces peregrinando y
rezando hasta la Virgen de las Nieves. Pedíamos para
que nos permitieran ponerla. Inge reforzaba mi FE
cada vez que se debilitaba en mí. Hablaba muy a menudo
con ella y me daba fuerzas para seguir. La Virgencita
me decía en mi corazón: “Persevera y triunfarás”. Mis
padres también rezaban.
Ya había conseguido las donaciones para hacer la
gruta donde colocarla. Unos arquitectos hicieron el
croquis. Luego surgió otro proyecto diferente y otra
vez tuvimos que conseguir todas las donaciones. Era
muy lindo ver cómo la gente colaboraba con el proyecto
más allá de su credo o religión, simplemente por
considerarlo algo positivo. Y sí, todas las religiones
convergen en tres conceptos: amor, honestidad y
respeto mutuo ¿no?
Yo, de todas formas, seguía con mi proyecto de ir a
Madrid, el cual se retrasaba unos quince días, luego
otros quince días, luego otros quince, no importaba.
Sentía que esto era más importante. Leo era el chico de
la agencia de viajes encargado de posponerme la
reserva. Ya no sabía cómo explicarle que era cierto que
iba a viajar a Madrid. Sólo me limitaba a decirle que lo
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
que estaba haciendo era importante y que no
dependía totalmente de mí.
Tu ve una reu nión con los em pre sa rios en la cual
es ta ba muy ner vio sa ya que mi pa dre es ta ba allí
tam bién. Les tengo que agradecer porque me trataron
con mucho respeto y me dedicaron su tiempo. Era difícil
explicarles algo espiritual; lo hice lo mejor que pude.
Y luego, di la justificación desde mis conocimientos,
desde la parte profesional y aquí, aunque parezca
mentira, me ayudaron las cartas de recomendación
que me dieron en Nueva York. Te cuento por qué: es
como si hoy día se tuviera un concepto, muy
generalizado, de que existen dos grandes grupos de
gente: uno, la gente que está en el camino espiritual, y
otro, la gente muy realista, que se dedica a resolver el
presente. Pronto, ese pensamiento en cuanto a los dos
grupos va a ser anticuado. Esas cartas de recomendación
eran la prueba de que yo no era una chica que sólo
meditaba, rezaba; ellas eran el testimonio concreto de
que no era así.
Hay que aplicar lo espiritual en la acción. A mí, por
ejemplo, me cuesta mucho todo el tema de cobrar un
trabajo, de ponerle precio. Pero bueno, tendré que
aprender, desde la honestidad, a ponerle un precio a
las cosas, aunque siento que es relativo. Mejor, retomemos
el tema porque creo que me extendí un poquito.
Tuvimos reuniones con los empresarios, ellos con el
Obis po, él con mi go, en fin, la Virgen ci ta nos hi zo
tra ba jar bastante.
116
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Quiero agradecerles a todos la posibilidad de que
Ella hoy esté donde lo pidió. Gracias, especialmente a
aquellos que profesan otra religión y que, por considerarlo
una obra de buena fe, apoyaron y sumaron desde las
diferencias. Gracias a todos aquellos que brindaron
esfuerzos, donaron trabajo y tiempo. A Claudia, Yamile,
Lo la, Do ri ta, Coty, Nancy y a to dos los que me
ayu da ron a conseguir firmas. A María Elena -que
adoro-, a Eduardo y Gastón, con su constante apoyo.
A Marcela, Cata, Carlos, Jóse, Ale, Dolo, Rafa, Marie, a
todos mis primos y tíos. A todos los medios de comunicación. A José, de la empresarial, con sus consejos. A
mis padres, porque siempre me apoyaron en todo,
dándome dinero aunque sé que no les sobra, y por
haber luchado conmigo, a la par, para conseguir un sí.
Si no hubiera tenido los padres que tengo -Ilse y
Conrado-, creo que hubiera logrado un cuarto de lo
que hice en mi cortita vida de 26 años. Me emocionaba
mucho ver el gran amor y fe que ambos le tienen a
María. Ellos, a su vez, estaban embarcados en un proyecto
junto con Heini, un amigo que, en una oportunidad,
me pre sen tó a Tho mas y a su fa mi lia, quie nes me
ayu da ron mucho en Nueva York. Yo los ayudaba en
lo que podía y ellos me ayudaban a mí.
Afortunadamente, se consiguió la aprobación final.
Por medio de una carta circular, comunicaron lo
siguiente:
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
¡Por fin ya era un hecho! Nos quedaba sólo una
semana para construir el altar donde iría colocada la
Virgencita. Mandamos a hacer la plaqueta que dice lo
siguiente : “SIENTEME EN TU CORAZON. Sólo te pido la
ora ción, que es tu mejor ofrenda. 8 de marzo de 1997. Virgen de
la Medalla Milagrosa”
To dos tra ba jábamos de un la do pa ra el otro. Lo
comenzamos a difundir para que la gente que quisiera
pudiera participar y estar presente en el momento de
la bendición. Recuerdo que yo quería colocarla y nada
más, pero los planes de la Virgencita eran diferentes.
En un reportaje que me hicieron por televisión me
preguntaron:
-¿Cuál es tu intención de que esté, justamente, en la
base?
-Yo, subjetivamente, puedo llegar a pensar algo. Por
qué ella lo pidió allí: no lo sé. Pero siento que es una
Virgencita que viene a estar entre la gente, viene a
cumplir una misión diferente a todas las otras que
están en una gruta, en un lugar de recogimiento
espiritual; es para que esté entre todos. Es como que
hoy en día la espiritualidad tiene que estar en lo
cotidiano. Para mí, lo profesional va de la mano con lo
espiritual. Y bueno, habrá muchos que ni siquiera la
vean y va a haber muchos a los que les recuerde que
en algún lugar está.
Nunca imaginé que iba a volver a escuchar el video
que me regalaron de recuerdo con la nota para transcribir
parte de él en este libro. También fui a algunas radios.
Y bueno, si Ella quería que fuera de esta manera, no se
lo iba a negar. Recuerdo que Leonardo, director de
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
una radio de Bariloche, a pesar de ser de diferente
creencia me dijo: “Ojalá nunca te lastimen esa FE”. Lo
que yo sentía que decía era: “Ojalá que lo logrés, así
pue do em pe zar a creer que las co sas pue den ser
di fe ren tes”. Si uno ha ce con el co ra zón, se pue den
lo grar co sas.
Llegó el día de la bendición. La gente donó flores.
Fueron casi doscientas personas, lo cual me sorprendió
y alegró a la vez. Era un día de verano precioso; el
cielo celeste, ideal para ir a la playa. Sin embargo, allí
estaban todos y, a pesar de coincidir con el Día
Internacional de la Mujer y de todos los eventos ya
programados hacía mucho tiempo, la gente asistió a la
entronización anunciada tan sólo una semana antes.
Nuestra Madre, la Virgen María, desde ese día presidiría
y protegería ese lugar, esa naturaleza tan bonita e
importante para todos.
El sen ti mien to más lin do que tu ve fue cuan do ya
es ta ba colocada y estábamos esperando que el Obispo
le diera su bendición. Había mucha gente rezando y,
en ese momento, es como si la hubiera visto feliz, entre
todos, como Ella quería estar: ¡entre la gente!
Terminé de preparar mis cosas, disfruté de un lindo
almuerzo con mis padres y salimos rumbo al
ae ro puer to. Ha bía lle ga do la ho ra de par tir y con ti nuar con mis planes. Había pensado estar en España
a principios de enero. Ya era 9 de marzo y recién me
estaba yendo. Pero había valido la pena. Sentía tan
fuerte la misión que, conociéndome, no me hubiera
ido sin con cre tar la. Me des pi die ron y me fui. Me
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TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
esperaban tres días en Buenos Aires antes de partir a
Europa.
Recuerdo haber hablado con Pamela, una amiga que
estaba muy triste porque había fallecido un amigo.
Entonces, recuerdo que le leí algo que llegó a mis
manos y me pareció que le podía hacer bien. También
lo comparto con vos:
“... So mos to dos par te de una gran ma sa de energía. Unos
arri ba, otros abajo, otros en el medio. Pronto va a venir una gran
transformación donde todos nos uniremos. Nosostros seguimos
nuestro camino de crecimiento y evolución desde arriba.
Tenemos que trabajar todos juntos. No es lindo que la gente nos
llore porque seguimos existiendo, nuestra alma sigue viva sólo
que en forma diferente. Tienen que conectarse con nosotros y
descubrir esa nueva manera de transitar caminos y trabajar
juntos, pero la tristeza, los miedos obstruyen esa comunicación.
El gran capital que uno deja cuando se va son esas almas a través
de las cuales uno después puede obrar o trabajar juntos. Algunos,
cuando nos fuimos, sentimos que quedaron algunas cosas sin
resolver o sin hacer aunque sabemos que el tiempo en la tierra
física se ha acabado y todas aquellas personas que rezan por
nosotros nos ayudan a transmutar esas energías que nos alegran
el alma. Flores frente a nuestra foto y dialogar, pero desde un
lugar DE ENCUENTRO Y NO DE DESENCUENTRO QUE SE
GENERA CUANDO CADA SER SIENTE LA AUSENCIA FISICA
EN LUGAR DE SENTIR LA PRESENCIA DEL ALMA.
Los Amo. Francisco.
Gracias Francisco.
Tal vez, si alguien muy querido tuyo ya no está (en
el visible), esto te ayude a sentir las cosas de manera
diferente. Y quizás, esta carta sea un ejemplo de cómo
ellos pueden seguir trabajando junto a nosotros.
121
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Faltaban sólo tres días para mi viaje y todavía tenía
que hacer la mudanza porque mis padres iban a alquilar
el departamento, preparar la ropa, ver amigos y partir.
Casi nada ¿no?
Ya había hablado con mi amiga Diana y me había
dicho que no había ningún problema de que viviera
en su casa hasta conseguir trabajo; estarían contentos
de tenerme por allí.
En esos tres días vi a mis amigas de los miércoles, a
Ezequiel, Adrián, Carola, Carlos, Mónica, Angeles,
Karina, Vicky, Mery, Fer, Tere, Mariana, en fin, a toda
la banda.
Había alguien que insistía para que me quedara en
la Argentina, pero yo sentía que tenía que ir, que allí
tendría una misión, aunque me ofrecieran trabajo en la
Argentina, aunque ... ¡Sentía tan claro que tenía que ir
que mi decisión no tenía precio!
To mé el avión con ven ci da de que me que da ría a
vi vir en Madrid. Sólo tenía pasaje de ida. Y muchas
ganas de conseguir un trabajo donde pudiera poner
en práctica todo lo que yo pensaba sobre la “publicidad
de otro planeta”.
Casco me había ido a buscar al aeropuerto de Barajas
porque Diana estaba organizándole el cumpleaños a
Eduardo, su sobrinito. Llegué y estaba muy contenta
de volver a ver a todos mis amigos y a mi familia
adoptiva madrileña.
Me enteré de que tendría unos días de descanso hasta
comenzar con las entrevistas porque en Semana Santa
iban a estar todas las agencias cerradas. Por lo tanto,
122
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
me de di qué a acom pa ñar a Dia na a la ca sa de Phil,
sa lía mos con Inés, Sergio, Casco, Ramón y la banda.
Con Dafne (su hermana) salíamos a caminar, la acompañaba a buscar a Eduardo al colegio y con Leo (los
cuatro) fuimos al cine, con Albert (su papá) íbamos a
pasear a Charly (su perro) y con Armelle (otra hermana) y
Chipi (su mamá) íbamos a la tienda que ella tiene en
el rastro de antigüedades.
Era increíble: los sentía como mi familia y, por lo que
me dijeron, ellos también lo sentían así. Cosas del
corazón y ¡gracias, otra vez, a mi mamá y a mi papá
por compartirme! Los quiero mucho.
Y vos te preguntarás: “¿En qué momento decidió esta
mujer escribir este libro?”, ¿no? Ya te enterarás. Sé
paciente.
En esos días, llamé a mi amiga Tania de Nueva York
¿te acordás? Estaba feliz de poder hablar conmigo. Yo
no po día creer que, des pués de cua tro me ses, nos
íba mos a reencontrar. Me pasó a buscar por la tienda
de antigüedades y fuimos a tomar algo. Es increíble
cómo, con honestidad, se puede construir una amistad
só li da en tan po co tiem po. Es tába mos fe li ces de
reen con trar nos, hablando y hablando porque había
mucho nuevo para compartir.
-Cari, ¿cómo fue que viniste para acá?
-Por intuición. Sentí que tenía que venir. Siento que
aquí puedo empezar a plasmar en trabajos todo lo que
yo siento acerca de una nueva publicidad. No sé por
dónde empezar, pero me he contactado con gente muy
sensible y creo que es posible. ¿Y vos?
-Yo estoy trabajando en una agencia aquí. ¿Sabés que
123
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
jus to aho ra hay una ex po si ción so bre la éti ca en
la pu bli ci dad? Tal vez te guste porque se trata de eso
que vos decís.
Luego, me tenía que encontrar con la familia de
Diana, en el centro, para ir juntos a su casa. Llegué al
restaurante y me presentaron a Miguel Angel e Isabel,
un matrimonio lindísimo. Son primos de Leo, el esposo
de Dafne, y hacía cinco años que estaban casados y no
habían tenido la oportunidad de encontrarse. Fue
muy raro lo que sentí en ese momento. Me vino un
pensamiento, una sensación que me transmitía: “Vas a
ser el centro de la conversación” y pensé: “Estoy loca.
¿Qué me están diciendo?” De repente, comenzamos a
hablar, a hablar, a hablar y fue como si los conociera de
toda la vida. Hablábamos de cosas espirituales, que
por lo general uno no habla con cualquiera. Les conté
sobre la Virgencita que habíamos puesto en el sur argentino,
que ha bía tra ba ja do en Nueva York, y que sen tía
la necesidad de escribir un libro porque la publicidad,
así y tal como está, tiene que cambiar, tiene que ayudar
a construir; hoy día hace mucho daño y no se hace
cargo de la responsabilidad social que tiene.
Bueno, ¿estás sentado o acostado? Porque ¿te acordás
eso que yo te decía que nada es casual? Escuchá esto:
después de todo lo que hablamos, ellos me contaron
que trabajaban en la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) en Nueva York y que, en realidad, estaban
de paso por Madrid ya que su destino final era Roma,
el Vaticano, porque tenían una audiencia privada con
el Papa. Asombroso, ¿no? Me dijeron que el proyecto
del libro era muy importante. Que podía hacer mucho
124
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
bien si lo llevaba a cabo. Quedamos en mantenernos
en contacto y en que yo los iba a tener al tanto de cómo
iba mi vida. Creo que me había impresionado mucho
conocerlos, todo lo que habíamos hablado, y es por
eso que, en ese momento, no registré demasiado muchas
cosas: lo del libro, por ejemplo. ¿Vas entendiendo un
poquito más ahora?
Todavía no había tenido ninguna entrevista en las
agencias, pero estaba considerando regresar a la Argentina.
No me pre gun tés por qué: ha bía una cues tión del
corazón que me llamaba. Sentía que este era mi motivo
para volver, pero que había algo más allí. No era un
capricho mío, si no, ni siquiera hubiera ido a España.
Tal vez, esa misión que sentía que tenía en España no
era trabajar en una agencia, sino estar en el lugar indicado
y en el momento justo para conocer a Miguel Angel e
Isabel y que me dieran el empujoncito para empezar a
escribir este libro.
Estuve varios días dando vueltas, sin saber qué hacer.
Ya había conseguido entrevistas en las agencias que
más me interesaban: Quique, Antonio (calle Jerez) y
Antonio (calle Paseo de la Castellana). Al primero que
vi fue a Antonio (c. Jerez). Se acordaba de mí. Además,
antes de partir, lo llamé desde la Argentina para decirle
que en una se ma na iba a es tar por allí. Siem pre se
portó super bien conmigo. Siento que es alguien muy
sensible. Le conté, muy resumidamente, por qué había
retrazado tanto mi ida a Madrid, o sea, por la colocación
de la Virgencita. Le expliqué un poco más y se interesó
mucho. Le dije que yo pensaba que había que cambiar
la publicidad, que se tenía que utilizar de otra manera.
125
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Y me sucedió lo mismo que con otros creativos: era como
si, desde algún lugar, entendieran lo que yo les decía,
pero no sabían cómo llevarlo a la práctica. Me decían:
“Sí, te entiendo, pero en la realidad, cuando viene el
cliente y quiere otra cosa, hay un gran abismo entre lo
que vos proponés y la realidad”. A mí se me hacía muy
difícil explicarle todo lo que cuento en “PUBLICIDAD
DE OTRO PLANETA”. Era pedir demasiado en muy
poco tiempo. Parecía que había alguna posibilidad de
tra ba jo allí, sen tí muy bue na pre dis po si ción pa ra
ayudarme y yo, para variar, le regalé una de las medallitas
de la Virgen de la Medalla Milagrosa que solía llevar
conmigo para obsequiar en cualquier ocasión. Recuerdo
que, en un momento, le dije: “Antonio, el tiempo es un
regalo de Dios y está en cada uno aprovecharlo o dejar
que la vida pase sin haber hecho algo. Tal vez, algún
día escriba un libro y te acuerdes de esta charlita de
hoy”. Me despedí, agradecida. Es una gran persona,
de mucha sensibilidad. Quedamos en que lo llamaba.
Esos días, mi familia madrileña entera estuvo soportando
mis indecisiones. Estuvimos un día más con Miguel
Angel e Isabel porque luego partían.
-Diana, no sé que hacer: ¿me quedo o me voy? Porque
si tomo un compromiso, no puedo irme a los 15 días;
vos me conocés. Soy muy profesional, por lo tanto,
cualquier decisión va a determinar mi vida por un
tiempo considerable.
-Hacé lo que sientas, lo que te indique tu corazón.
Si hay alguien que te está llamando, no lo dejes de
intentar. Si no funciona, no funciona, pero lo
intentaste.
126
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Algunos amigos de Ramón, su novio, decían que sí
y otros que no. Traté de hacer silencio dentro de mí y
escuchar a mi corazón. Pensé, pensé, recé, recé y, de
repente, tomé la decisión de regresar a la Argentina. El
día de mañana no quería arrepentirme por no haberme
decidido. Tenía muchas ganas de intentar una relación
de pareja, pero parece que el flaco (Jesús) tenía otros
planes diferentes para mí.
Había conocido a un sacerdote en una capillita que
quedaba cerca de la casa de Diana. Fui allí para contarle
sobre mi decisión y para saber su opinión. Hablé
mucho con él -se llama Salvador- y sus palabras me
tranquilizaron mucho.
Esos días estaba muy nerviosa. Hacía muchas cosas.
Tomaba sol, salía con Dafne a andar en patines, con
Diana y Sergio fuimos a ver “Romeo y Julieta”: ¡qué
historia de Amor! Si hoy día existiera esa capacidad de
amar al otro, nuestro planeta sería muy distinto.
En breve, tenía que preparar todo para regresar. Ya
había gastado mis últimas pesetas en comprar el boleto
de regreso. De repente, pensé en adelantar mi partida.
¡Para qué esperar diez días si la decisión ya estaba
tomada! Sólo me restaba llamar a las agencias para
decirles que, por razones personales, volvía a la
Argentina. Recuerdo que esa noche me había quedado
a dormir en la casa de Armelle porque su marido estaba
de viaje. Estaba más cerca del centro. A la mañana, fui
a la agencia de viajes y pregunté:
-¿Puedo cambiar el boleto para mañana?
-No, mañana no volamos, pero si querés, te lo puedo
127
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
cambiar para hoy. Volamos a las seis de la tarde.
Lo pensé dos veces y le dije que me esperara diez
minutos. Bajé a tomar el subterráneo para ir a una de
las agencias a avisar, personalmente, que me volvía a
la Argentina, pero tardó en venir un poco, lo suficiente
para darme cuenta de que no llegaba a hacer todo y,
además, tomar el vuelo. Tenía que tomar una decisión
importante ya que cambiaría bastante mi vida. Así como
entré, salí; llamé a Diana para preguntarle si me podía
llevar al aeropuerto de Barajas en dos horas. Me dijo
que sí, aunque no entendía mucho. Volví a la agencia
de viajes y la vendedora me dijo:
-Tenés que estar segura de que vas a llegar. Son las
doce y el vuelo sale a las seis. Porque si lo perdés, no
te puedo devolver ni el boleto ni las pesetas.
Pensé un instante y le dije que sí. Ahí nomás, a las
corridas, me fui a la casa de Diana, almorzamos con Chipi,
Dafne, Leo y Eduardo. A Armelle y a Albert los saludé
por teléfono. Y toda la banda de los chicos sabían que,
en cualquier momento, partía.
Cuando llegamos a la ventanilla para despachar el
equipaje, me dijeron que no tenían reserva de lugar,
que el vuelo había cerrado hacía tres días y que no estaba
en lista de espera. Les dije que no podía ser; entonces,
me mandaron a hablar a otra ventanilla. Y me dijeron
que sí, que no había ningún problema, sólo que había
hecho la reserva a las doce y ocho minutos y eran las
cuatro y todavía no había entrado la información en el
sistema. Me dieron las dos tarjetas de embarque y partí.
Me despedí de Diana y ella se fue. Antes de embarcar,
128
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
llamé a Tania y le conté sobre mi partida imprevista.
Ella me contó que, tal vez, se iba a Miami así que no sé
por donde andará en estos momentos. Me dio pena
que no pudiéramos vernos otra vez.
Viajé con la compañía Alitalia, por lo tanto, pasé por
Roma pero no la pude conocer. Tengo ciudadanía italiana
y no conozco el país. ¡Otra vez sería! Cuando bajamos
como pasajeros en tránsito, estuvimos como dos horas
esperando. Conocí a una pareja divina de argentinos:
San dra y Adrián. Ha blan do y ha blan do, les con té
có mo era que yo estaba viajando ese día. No lo podían
creer:
-Realmente, si estás aquí, es porque tenés una estrella
especial o porque el destino así lo quiere. Es Semana
Santa. Este vuelo estaba cerrado hacía tres días. Nosotros
tu vi mos que lla mar un mon tón de ve ces pa ra re con fir mar lo, la lista de espera estaba cerrada y vos
conseguís un lugar cuatro horas antes de subir al
avión. ¡No lo puedo creer!
-Sí, parece que desde arriba querían que viajara hoy
¿no?
Bueno, llegó la hora de subir al avión otra vez. A esa
altura tenía un lío tremendo en mi cabeza y en mi
corazón. Nadie sabía que regresaba a la Argentina:
sólo mamá y papá.
Llegué y fui a ver a Ezequiel. No podía creer que ya
estaba tan cerquita. Por suerte, mamá le había alquilado
el de par ta men to a una ami ga mía de to da la vi da,
Graciela, de una familia de Bariloche que conozco
desde que tengo memoria. Sin planearlo, terminamos
129
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
viviendo las dos juntas. Yo, sin nada de dinero porque
lo había invertido en el pasaje de regreso y Graciela,
trabajando como maestra, así que no sabíamos cómo,
pero de alguna manera nos íbamos a arreglar.
Los primeros días, casi por dos semanas, no quise
avisarle a ninguna amiga que había regresado porque
primero necesitaba asimilar la decisión que había
tomado.
1 de abril. Otra vez en la Argentina. El viaje había sido
mu cho más cor to de lo que ha bía pen sa do en un
prin ci pio. De sorpresa, pasé a ver a mi amiga Kari
porque justo estaba por allí. La verdad es que me
sentía muy extraña. Graciela fue un gran apoyo para
mí porque es una ami ga de la infancia. Fue muy
im por tan te contar con alguien que me conocía desde
siempre. Luego, poco a poco, comencé a tomar contacto
con mis otras amigas. Llamé a Mariana, Mery, Tere,
Vicky, a muchas, pero de a poco.
Pasada una semana, llamé a Miguel Angel e Isabel a
Nueva York para contarles que había regresado a la
Argen ti na. Me pre gun ta ron si se guía con la idea
de escribir el libro, porque era muy importante que lo
hiciera. Me habían mandado un rosario bendecido por
el Papa a Madrid, por lo tanto, tendría que esperar con
paciencia a que me lo mandaran para Buenos Aires.
También me dijeron que tenían una Bendición escrita
por el Papa, expresamente para Carina Furlan y que,
cuando nos viéramos, me la iban a dar personalmente
porque no querían mandármela por correo. ¡Cuántos
regalos, Virgencita; no lo podía creer! Les prometí que
130
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
iba a co men zar a es cri bir el li bro y que da mos en
mantenernos en contacto. A las dos semanas, me llamaron
para decirme que ya habían conseguido la ayuda para
la publicación del libro, o sea que, de ahí en más, sólo
dependía de mí. ¡Cuánta responsabilidad! ¿no?
Te nía que ocu par me de mu chas co sas: pa re ja,
con se guir trabajo, acostumbrarme a la idea, escribir
un libro: casi nada.
Cuando ya me sentí un poco mejor, lo llamé a Dylan.
¿Te acordás? Una de las personas que me dió la carta
de recomendación, que vi en Nueva York y me dijo
que, cuando regresara a la Madre Patria, lo llamara
para trabajar en la agencia. Bueno, cumplí mi palabra
y lo llamé. Tuve una entrevista con él en la que, más
que nada, le conté cómo me había ido en Nueva York
y qué co sas ha bía he cho lue go. Le con té so bre mi
manera de pensar acerca de la publicidad y eso le gustó
mucho. Me concertó una entrevista con Daniel (presidente de la agencia de Nueva York, pero en Argentina),
el papá de Machi, y me dijo, por sobre todas las cosas:
“Con ta le so bre tu ma ne ra de pen sar en cuan to a la
pu bli ci dad”.
Fue una entrevista muy interesante. Sentía que ellos
dos eran los que más entendían de lo que yo hablaba.
Dylan compartía mi pensamiento de que la publicidad
podía, además, enseñar. Y Daniel me dijo algo, en un
momento, que me sorprendió:
-Carina, siento que le podés hacer mucho bien a la
publicidad. Pero por sobre todas las cosas, me parece
que sos una muy linda persona.
No lo podía creer, pero me alegraba saber que entendían
131
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
de qué hablaba. Quedaron en llamarme cuando surgiera
la oportunidad para ver, en la práctica, cómo podíamos
empezar a llevarlo a cabo. Obviamente, la explicación
que les di era apenas el principio de “PUBLICIDAD
DE OTRO PLANETA”, ya que, nuevamente, era muy
difícil explicar tanto en tan poco tiempo.
Mientras tanto, las cosas con Ezequiel no andaban
muy bien. Es una muy buena persona, pero cada vez
recuerdo más eso que me dijo Vero un día: “Cari, vos
estás enamorada del amor”. En fin ...
Luego de una semana, me llamó Dylan, pero esta vez
para empezar a trabajar. Sabía que el proyecto que
íbamos a tener que realizar no era uno convencional
ya que se trataba de creatividad promocional, cosa
que yo nunca había hecho todavía. Cuando Dylan me
preguntó qué me parecía el proyecto, le dije que me
encantaba la idea. No sabía bien de qué se trataría, pero
si el flaco (Jesús) me había puesto ahí, por algo era.
Me presentaron al equipo de trabajo y empezamos a
bocetar. En dos semanas, tenía que estar terminado.
No me extrañaba nada porque, en esta profesión, las
cosas siempre se presentan de esa manera: como una
carrera contra el tiempo.
Fue una experiencia muy linda trabajar en equipo.
La primera parte la realicé con Esteban y Pablo, y todo
el resto, con Javier, Mat, Anita, Ana, Caro, Geor, Pototo,
Pando, Andrea, Ruso, Aitor, Marco, Adrián, Juan y
otro montón de gente linda. Era un trabajo en equipo
y eso era lo más interesante.
En la primera tormenta de ideas para el proyecto,
132
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
hablé mucho de no encasillar a la gente en “modelos
prototipos” para dejar que cada uno sienta y viva una
experiencia individual. (Si en ese momento estaba allí,
era porque iba a poder aplicar algo de lo que pensaba
¿no? Al menos, lo intentaría.) Me acordé del Brain
Opera que había ido a ver con Casco, Diana y Ramón
en Nueva York, donde cada persona interactuaba con
distintos objetos extraños que generaban una melodía
y con la sumatoria de todas ellas, más las creadas por
ellos, se conformaba la gran ópera. Me parecía formidable. Es esto de que cada uno viva la experiencia
pero no a tra vés de la ilu sión de so ñar con ser un
terce ro: modelos, actores, ídolos, etc.
Esta idea prosperó gracias a que Javi la defendió en
cada reunión interna de la agencia, por lo cual, le estoy muy agradecida porque era un pequeño esbozo de
mi manera de pensar llevado a la realidad y que yo, en
ese momento, no supe defender. Cada tanto, algunos
chicos en la agencia me preguntaban cómo había sido
mi trayectoria profesional y se me hacía un poquito
complicado explicarles.
La temática del trabajo era valorizar lo femenino, lo
cual me ponía muy contenta porque me parecía muy
positivo para la sociedad.
Le regalé una medallita de la Virgen de la Medalla
Milagrosa a Florencia, en una reunión, a Ana, Geor,
Carlos, Anita, Javi, Dylan, Ruso, Pototo y a varios más
que aceptaron mi obsequio.
Fi na li za mos es te tra ba jo y estábamos to dos muy
con ten tos. Por comentarios que hicieron los clientes
acerca de la campaña presentada, el gerente de marca
133
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
de otro producto pidió una presentación para su línea.
Como el producto era para el público masculino, iba a
trabajar Carlos, un muy buen profesional que hasta
ese entonces yo no conocía. Fue muy grande mi sorpresa
y ale gría cuan do él me lla mó pa ra tra ba jar jun tos: ha bía visto mi trabajo, mi proyecto anterior, y le
había gustado mucho. La verdad es que el segundo
trabajo me costó más. Y los chicos lo saben. Se ponían
muy nerviosos cuando yo decía que no estaba de
acuerdo con algo. Para mí era muy difícil explicarles
todo lo que tenía en la cabeza, toda esta PUBLICIDAD
DE OTRO PLANETA. Sin embargo, Carlos era muy
pa cien te y tra ta ba de en ten der mis ob je cio nes y
res pe tar las.
Apren dí mu chas co sas allí, por ejem plo, que es
di fí cil llevar a la práctica esto del nuevo pensamiento
pu bli ci ta rio, pe ro no imposible. Re cuer do una
pequeña charla que tuve un día con Gabriel, un creativo
de la agencia muy bueno, por cierto. Me contó acerca
de cómo veía él la publicidad en la Argentina hoy. Me
sirvió mucho hablar con él y tener un contacto más directo
con la situación real.
En cuanto a lo que me sigue costando aprender es a
manejar el dinero y a poner un precio a mi trabajo,
como le pasa a casi todos los creativos. Es difícil
encontrar el equilibrio entre lo material y lo espiritual.
También pude vivir lo que es, realmente, un trabajo en
equipo. Para mí, muchas cosas eran nuevas. Aprendí
mucho. Había mucho compañerismo. En ese momento,
yo es ta ba muy tris te por mi de sen can ta mien to
amo ro so y, como trabajábamos muchísimo juntos, no
134
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
lo podía disimular. A pesar de conocerme muy poco,
me apoyaron muchísimo.
Se ter mi nó el pro yec to y to dos que da mos muy
con ten tos, pero agotados. Habían sido más de veinte
días de tra ba jo cons tan te. En esos días, lle gó mi
her ma na desde España y se quedó unos días, antes
de seguir camino hacia Bariloche. Le comentaba que,
a esa altura, ya tenía que tomar una determinación en
cuanto al libro porque, con ese ritmo de trabajo, no lo
iba a poder tener listo ni para el año 2000.
El dinero para viajar a Nueva York, donde probablemente
se hi cie ra la edi ción, ya lo te nía por que, con los
trabajos freelance que había hecho, había ahorrado suficiente
pa ra po der ir me. Em pe cé a re zar una no ve na y le
pe dí a la Virgencita que me señalara cuál era el camino que debía seguir. Mientras tanto, seguía visitando
la capillita del Hospital Mater Dei. Dejaba papelitos
con intenciones para que las hermanas de la congregación rezaran por muchas cosas: los proyectos, mis
compañeros, mis amigos, mi familia, pero por sobre
todo, por la realización de este libro. Aprovecho para
agradecerles a las Hermanas de María, quienes forman
parte de la Obra Internacional de Schoenstatt, por todas
sus oraciones. La verdad es que me encanta esa capillita.
Están las imágenes de las dos Vírgenes a las que más
rezo: Schoenstatt y Medalla Milagrosa. En mayo de
1996, an tes de par tir a Nueva York, ha bía ido, por
pri me ra vez, a averiguar sobre la imagen que tenían
en el jardín, pensando en la misión para colocarla en
Bariloche. Sin darme cuenta, era la misma Virgencita a
135
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
la que más rezan en IVI. Para mí, la Virgencita es sólo
una, pero nunca había prestado mucha atención a las
diferentes imágenes hasta ese momento.
Bueno, volvamos a la historia: julio de 1997. Hablé
con Miguel Angel, con quien siempre nos manteníamos
en contacto. Le conté sobre mi decisión de hacer un
paréntesis con el trabajo para poder terminar el libro y
le pareció muy bien. Arreglamos la fecha y partí a
comprar el pasaje para el sábado 2 de agosto, a las
19:10 hs. Hablé con la hermana Yoyi, después de tanto
tiempo. Le conté sobre mi partida y que necesitaba la
re ser va de un cuar to por un mes. To do arre gla do.
Só lo restaba sentarme a escribir. Mariana ya estaba
traduciendo al inglés la primera parte que había escrito
antes de empezar a trabajar en la agencia.
Antes de comenzar a escribir, decidí ir una semana a
Bariloche para estar con mamá, papá y Piru porque
hacía mucho que no los veía con tranquilidad. Nos hizo
muy bien estar juntos. También vi a mis amigos y a
mis primos. Antes de regresar a Buenos Aires a escribir,
leí mucho: libros del Padre Kentenich, “Hechos y
Mensajes”, “Mensajes de Medjugorje”, y también un
libro que te recomiendo muchísimo y que a mí me dio
muchas fuerzas: “La Doncella de Nazaret”, historia de
la Virgen María, por Javier Suárez-Guanes. Fue muy
lindo leerlo. Cuenta a modo de novela, con hechos
reales, la vida de María. Te puedo asegurar que cuanto más la conozco, más la amo. Disfruté mucho estar
en Bariloche. Necesitaba la naturaleza y a mi familia.
136
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
También estuve con la Virgencita en el Cerro Catedral.
Se la veía lindísima con todo su techito lleno de nieve.
Decían que esta temporada parecía ser la mejor de la
década. Te cuento, por si no conocés: el Cerro Catedral
es el centro de esquí de Bariloche y, como sabés, el hecho
de que sea una buena o mala temporada no depende
del hombre, ya que él no puede manejar la naturaleza
y ordenarle que nieve. Mamá me contó que ahora paró de
nevar y está lloviendo. No es por nada, pero para mí
mucha gente se olvidó de agradecerle a la Virgen por
toda la nieve que trajo. Y sí, cuando todo anda bien es
muy fácil olvidarse de ciertas cosas ¿no? Muchos se
olvidan de agradecer y es lo más importante. Yo no
digo que ahora está lloviendo tanto y que la lluvia se
llevó toda la nieve porque casi nadie le agradeció. Tal
vez sea, simplemente, una casualidad ¿no?
Tres días después de haber regresado a Buenos Aires,
me contaron algo que sucedió en Bariloche que me
dejó un sabor amargo: entraron a robar a la casa de
mis padres. Me dió mucha bronca que se llevaran cosas
que no les per te ne cían y que mis pa dres ha bían
ga na do honestamente y con mucho esfuerzo. Pero lo
más importante y lo que le agradezco a la Virgen es
que no había nadie en la casa en ese momento. Me
agarró melancolía: cada tanto vivimos situaciones que
nos hacen reflexionar y nos recuerdan el famoso
dicho: “No dejés para mañana lo que podés hacer
hoy”. A veces, dejamos pasar cosas para hacerlas
luego y, a veces, ese “luego” se transforma en un
“demasiado tarde”. Siento que esto que voy a vivir
137
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
con la realización del libro es muy importante y mis
padres no van a poder estar conmigo, lo cual nos pone
muy tristes. No podemos hacer nada. No depende de
nosotros. Entonces, decidí escribir una carta a un
programa de televisión que se dedica a hacer realidad
los sueños. Aquí la comparto con vos:
Uno de los sueños de mis padres es poder compartir los logros
con sus hijos.
No son ricos, ni mucho menos, pero en su vida, y ante todo,
siempre fueron primero sus hijos. Un día, papá le dijo a mi
hermana, llorando: “...porque para mí, si mis hijos no están bien,
siento que en la vida no logré nada.” A ese punto ...
Hemos tenido momentos buenos y malos, como todos. Uno de
los malos fue cuando me agarró una especie de surmenaje, depresión. Estuve realmente muy mal, estuve casi dos meses yendo
todos los días al psicólogo, y luego una terapia que duró casi tres
años. Fue muy duro, no podía tomar decisiones, estaba harta y
quería que alguien lo hiciera por mí.
En fin, muchas cosas feas y mis padres siempre estuvieron allí.
El psiquiatra, David L., me dijo lo siguiente:
-Carina, hubiera sido humanamente imposible que te recuperaras
más rápido de lo que lo hiciste y eso fue por dos razones: una, porque
tenías muchas ganas de estar bien y otra, porque alrededor hay
mucha gente que te quiere.
Pusieron todo el dinero que tenían en mi terapia, sin importarles
nada, sólo que yo estuviera bien. Y así también lo hicieron con
cada uno de mis hermanos cuando lo necesitaron.
El año pasado, obtuve grandes logros trabajando en Nueva
York. Fue algo muy especial. Viví cosas muy importantes que mis
padres no pudieron compartir conmigo. Ellos no pudieron viajar
a visitarme. Se les complicaba mucho y, además, no tenían el
dinero. Yo tampoco.
Era el sueño de unos padres que no podían compartir los logros
con sus hijos luego de dar todo por ellos.
Ahora hay otra oportunidad para compartir un gran logro, y
138
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
ellos, otra vez, no pueden estar. Ojalá que no pase otro sueño más
sin que puedan hacerlo realidad. ¡Gracias!
Y gracias por el programa.
Carina Furlan.
Para que conozcás un poco más a mis padres te cuento:
ellos no pudieron hacer un viaje para su Luna de Miel
y hace tres años cumplieron las bodas de plata y tampoco
pudieron. ¿Por quién? Sí, por sus hijos. Porque siempre somos su prioridad y cuando les toca pensar en
ellos, por una cosa o por otra, no hay espacios, no hay
tiempos, no hay dinero, no hay ... Y sí. Cuando decidí
colocar la Virgencita en el Cerro, ellos me apoyaron.
Cuando decidí mudarme a Buenos Aires para estudiar
y cuando debí alquilar un departamento y pagar mis
gastos, ellos me ayudaron.
Bueno, continúo. Regresé a Buenos Aires dispuesta
a escribir. Mariana se “internó”, como yo, para ayudarme.
La verdad es que me costó bastante, sobre todo la
parte de la publicidad. Eran ideas que tenía en la cabeza,
sen ti mien tos que no sa bía co mo ba jar los al pa pel.
Ca ro la me dijo que me haría bien hablar con Pedro,
un profesor de ella. Lo llamé y le expliqué:
-Pero Pedro, te juro que no sé por donde empezar.
Tengo tantas cosas para contar que se me hace un
nudo en el estómago, en la garganta, en las manos y
no logro bajar nada al papel.
-Bueno, Carina, hacé una cosa: primero meditá un
ratito, rezá, y después escribí todo lo que te venga a la
cabeza como si estuvieras haciendo una tormenta de
ideas. Una vez que tengas lo que querés decir en papel,
139
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
ya tenés lo más importante; tenés la materia prima.
Luego, le pedís a alguien que te ayude con la gramática
y esas cosas y listo.
No me resultaba fácil, pero si sentía que lo tenía que
hacer, era por algo. Sin pensarlo más, ¡manos a la obra!
Cuando empecé a bajar las ideas al papel, me daba
cuenta de que eran conocimientos que hacía mucho
tiempo que estaban en mí. Una vez que tenía todos los
textos escritos, Mariana me ayudaba a organizar y a
ordenar conceptos. Me corregía la gramática. La verdad
es que, sin su ayu da, no lo hu bie ra po di do te ner
ter mi na do en tan corto tiempo. Hacía de correctora y
de lectora a la vez. Ella también empezó a sentir este
trabajo como su misión. Le agradezco enormemente a
la Virgencita haberme puesto ayuda. Siempre lo hizo.
Nunca me dejó sola.
No salía de casa. Como todo tiene su precio, durante
este tiempo no pude ver a ninguna amiga, a casi
nadie, porque me lo pasé encerrada entre cuatro paredes, escribiendo. Todavía no pude ver a Carlos, a
Moni y a Angeles, mi sobrina de diez meses, que ya
empezó a caminar, y no pude ir por estar escribiendo.
Tal vez, por mi viaje a Nueva York, no pueda estar
presente en el casamiento de una muy amiga mía.
Vicky y Lino se casan a fines de agosto y no sé si
podré regresar para esa fecha. Tampoco le pude
dedicar mucho tiempo a Mery y a Pablo en su
casamiento. Espero que los cuatro sepan entender que
los adoro y que no por eso dejan de ser importantes
para mí.
140
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
Durante la semana anterior a mi partida, me llamaron
muchísimos amigos. Es como si los hubiera atraído
con el pensamiento. El fin de semana pasado, cuando
estábamos en la casa de Mariana ordenando los textos
de la publicidad, me contó Graciela que había un mensaje
en el contestador de una tal Mariel. ¿Te acordás de mi
amiga puertorriqueña de la agencia en Nueva York?
Bueno, hacía como cinco meses que no hablábamos y
me vie ne a lla mar jus to aho ra. Pre gun tó por mí
porque quería saber por dónde andaba. Lógicamente,
llegaré de sorpresa.
¿Te acordás que yo fui a Nueva York conociendo a
sólo una persona por teléfono? Bueno, sí, Mati, mi
amigo de Nueva York, estuvo aquí, en la Argentina, y
nos desencontramos, no nos pudimos ver. Recibí una
carta de Rafael, mi amigo español del que hacía como
un año no sabía nada. Vero, mi amiga mejicana, me
llamó. Le conté sobre mi viaje a Nueva York y me dijo
que, si podía, iba a ir allá y luego nos íbamos una semana a Miami, a la casa de su hermana Ana antes de
regresar a la Argentina. ¡Todas estas emociones en una
semana, además de los nervios que ya tengo por el
viaje!
Hoy, 1 de agosto, fui a la agencia para saludar a los
chicos. Estuve charlando con Carlos y Juan:
-Cari, te tengo mucha fe. Te va a ir bien.
Con Juan, uno de los tantos días de trabajo, nos
quedamos charlando y le conté un poco sobre mis
pensamientos y recuerdo que él me decía:
-Ca ri, o sea que vos es tás acá, tra ba jan do en es te
141
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
pro ducto, preparando estos cartones porque pensás
que la publicidad y el mundo pueden ser diferentes.
-Sí, Juan, desde afuera no se puede cambiar nada.
Hay que estar adentro para modificar algo...
En fin, hablamos bastante, me dijo que no se había
olvidado de nuestra charla del otro día y que me tenía
fe.
Carlos me contaba lo triste que es un país cuando tiene
ausencia de creatividad y con Andrea hablábamos de
todo un poco -como siempre. Me crucé con Machi y lo
saludé porque no había tenido la oportunidad todavía;
le conté que me iba por un tiempo. Me preguntó sobre
el libro y le conté. Me felicitó de antemano y me deseó
suerte. Lo que menos se imagina es que es un personaje
importante en la historia de ¡este libro! Saludé a todos
y me fui.
Es increíble como estos últimos días, sin saberlo,
muchos personajes de esta historia aparecieron por un
motivo u otro.
¡A se guir es cri bien do! Vi no Ma ria na a ca sa pa ra
terminar las correcciones. Le pedí que me acompañara
a sacar fotocopias porque iba a ir a registrar el texto en
el Regristro de la Pro pie dad In te lec tual an tes de
mos trárselo a alguien. Fuimos a la fotocopiadora y
Mariana empezó a conocer a algunos personajes de esta
historia. Nos encontramos con Ariel y con Sebastián.
¿Te acordás de ese chico que me puso en contacto con
su amigo de Nueva York que terminó siendo Mati, mi
amigo? Bueno, Sebastián, el mismo. Nos saludamos,
me contó que el día anterior lo había llevado a Mati al
142
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
aeropuerto porque regresaba a Nueva York. Le conté
que me iba para allá. Me preguntó para qué y le conté
sobre el libro:
-Cari, es de diseño ¿no?
-Sí, de diseño. Le contesté.
Hablé con Miguel Angel e Isabel y me dijeron que ya
estaba todo arreglado. La verdad es que son muy
buenos. Una vez, le dije a Miguel Angel:
-Bueno, cuando se publique el libro te voy a dar un
porcentaje por...
-No, no. Mi misión es que vos lo publiqués y ahí
termina.
-Pero Miguel, yo de comercializar no tengo ni idea.
-Bueno, tendrás que aprender y, seguramente, con lo
que ganés tengas muchas más misiones para cumplir.
Esto te lo quería contar para compartir con vos la
gente linda y sana que Dios me está poniendo en el
camino. A ellos dos, por supuesto: ¡muchas gracias! Y
a vos, Virgen María, gracias por habérmelos presentado.
Bueno, ya terminaba el día así que no podía aparecer
nadie más. Sólo Andrea, mi amiga de la agencia que
vino a despedirse ¡Qué divina!
Mañana tomo el avión y todavía estoy aquí, escribiendo. Recién me llegó una carta desde Francia de
Ivonne, la fundadora de IVI. No lo puedo creer: justo
ahora, antes de partir, llegó la contestación de una
car ta y en una par te di ce lo si guien te: “...Qué
bue na no ti cia la del li bro que es tás es cri bien do y
143
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
una oportunidad maravillosa para compartir y explicar
la fe a mu cha gen te y así ha cer les en ten der que
es al go que se vive a todos los niveles de la vida...”
Lindo, ¿no?
Cenamos las tres: Graciela, Mariana y yo. Graciela:
gracias por bancar mis altibajos. Mariana: gracias por
tu ayuda. Hace tres semanas que se dedicaba a este
libro como yo, corrigiendo y corrigiendo sin parar.
Para mí también fue importante compartir este proyecto
con alguien que lo viviera tan de cerca porque eran
muchas las emociones que surgían: angustia, desesperación, alegría, melancolía al revivir cada pedacito de
his to ria pa ra po ner lo en es te pa pel PA RA VOS, sí
pa ra vos. Porque si yo me puse a escribir este libro
fue porque la Virgencita me lo pidió en mi corazón,
para que muchas personas, pero en este instante VOS,
pudieras leerlo.
Si la Virgen nos sigue enviando salvavidas es porque
todavía hay alguna manera de impedir el gran maremoto.
¿Serías capaz de decirle que no?
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO. Mientras queden
segundos de vida para almas en este planeta, todavía
estamos a tiempo de RETOMAR EL RUMBO.
Te dejo, me tengo que ir a preparar la valija. Estos
días estuve muy nerviosa pero, aunque te parezca
mentira, sentir que desde lo atemporal estoy compartiendo esto con vos me da más tranquilidad. Sabés que
no tengo nada de experiencia sobre escribir un libro y
144
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
pu bli car lo. Creo que va a ser otra emo cio nan te
aven tu ra para mí.
Lo más valioso de esta historia es que TODO ES
VERDADERAMENTE AUTENTICO. Ningún personaje sabía que estaba escribiendo un libro, ni siquiera
yo, hasta que los conocí a Miguel Angel e Isabel. No
doy el apellido de los personajes para respetar la
privacidad y, si algún nombre coincide con la realidad
de los hechos, es mera casualidad.
A TODOS LOS PERSONAJES CON LOS CUALES
JUN TOS CONS TRUI MOS ES TA HIS TO RIA:
¡GRA CIAS!
Tengo muchos nervios e intriga de qué cosas voy a
sen tir y qué me va a su ce der por den tro cuan do
vuel va a pisar Nueva York, a reencontrar amigos, el
Centro María, el edificio Chrysler...
Voy a buscar mi billetera. Sí, la tarjeta de embarque
dice Furlan/Carina Ms BUENOS AIRES EZE LA 02
AUG 19:10 OK.
Miro la hora y ya son las 0:30 hs. del 2 de agosto de
1997. Dentro de apenas unas horas tomaré mi vuelo
rumbo a Nueva York. Yo ya hice mi parte de llegar
hasta aquí. AHORA TE TOCA A VOS. ¡¡¡Suerte!!! Y
gracias, gracias por haber viajado conmigo todas las
páginas de este libro.
145
TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO
...Estoy en el cuarto 314 del convent. Pisé Nueva York
y sentí como si nunca me hubiera ido. Y sí, son las vivencias el único capital que uno siempre lleva consigo. Y estas
son las mejores monedas que uno puede guardar en la
alcancía del alma. ¡Animate! ¡No perdás tiempo! Empezá
ya a escribir tu historia, a escribir tu sueño...
...Y tal vez, algún día, seas vos el que me agradezca a mí
por haber viajado las páginas de tu libro.
¡¡¡Suerte!!!
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¡Animate!
... y Martín se animó.
Volé a Madrid para llevar la primera edición de
prueba de este libro. En el aeropuerto de Nueva York,
antes de partir, tuve ocho horas de demora y conocí a
Martín, un fotógrafo español que volvía a su ciudad.
El me decía que le gustaba escribir, pero que no se lo
mostraba a nadie porque no sabía qué tan bien lo
hacía. Le regalé este libro y él se animó.
Tiempo después, recibí esta carta y nunca volví a
comunicarme con él. Fue el primer escrito sobre este
libro que llegó a mis manos y, por eso, es tan importante
para mí. Por eso, aquí la comparto con vos.
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“Acaso en estos días no hago más que pensar en ti; mientras descubro
el hilo de tu odisea en tu libro me pregunto en cómo has llegado a donde
estás, en qué fuerza -además de tu flaco- te mueve a hacer lo que haces,
una nómada del mundo, a dónde llegarás con tu ánimo aventurero, que
seguro que será muy lejos.
Tu brote de vida es tan fuerte que te envidio, tu calidad humana va más
allá de mis límites conocidos; en medio de este tiempo que nos ha tocado vivir es casi utópico encontrar una fragilidad y una esperanza como
la tuya, apenas tú, apenas yo enfrentados en la encrucijada de la vida.
Tu batalla ganada contra mis esquemas cuadriculados ... la Línea,
Cádiz. Una noche de octubre con la nostalgia cálida de un viaje a Nueva
York:
Sinceramente nunca imaginé que de la ciudad de los rascacielos, de
tanto asfalto, de tanto acero, de tanta gente con prisa, de tan poco tiempo para nada, pudiera existir un hueco libre para un corazón tan profundo, para una “fábrica” de generosidad y bondad, para un manantial
salvaje de amor desmesurado, para ti Carina tan tierna y sincera.
Probablemente hubiera podido dar seis vueltas al mundo a tu lado
observando y vigilando tu profundo sueño, preguntándome de dónde
habías salido, apostando sobre lo que estarías soñando, mientras
además de todo leía tu libro.
En estos días, o mejor aún en estas noches, pienso en tu ciudad de
Nueva York devorada por la soledad y el ruido y imagino que una de
tantas luces es la ventana de tu habitación en el “convento” y allí estás
tú meditando, rezando, llorando tal vez, gritando en silencio, viviendo
una noche más de tu historia, enfrentándote a la cruda armonía de estar
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lejos de los tuyos, bebiéndote a grandes tragos la angustia mezclada con
la ilusión, escribiendo a fin de cuentas otra bella página de tu relato.
Sinceramente tuyo. Martín.”
Bueno, bueno, no te emocionés tanto que ahora te toca a VOS. Aquí
te dejo unas páginas en blanco para que empecés a escribir TU historia.
Sí, TU historia viviendo. Animate. Y como dice Ivonne: “Encárgate de
los asuntos de Dios que El se encargará de los tuyos”.
Y hay algo más. Hay una importante razón por la cual hice dos libros
en uno: por un lado, cuento sobre mi profesión y por otro, comparto
experiencias de vida. ¿Sabés por qué?
Buscá, porque más adelante comparto con vos otro pequeño gran
tesoro.
Y gracias, gracias y ¡¡¡chau!!!, mejor dicho: hasta siempre.
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“... Lo profesional y lo espiritual son una sola cosa.
PROFESION ES PROFESAR EN ACCION NUESTRO
SENTIR INTERIOR ...”
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