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Msc. Fabiola Barcia Blandino
Psicológica y Psicopedagógica
Psicóloga- Psicopedagoga
MANEJO DE LÍMITES
El límite es la frontera psicológica necesaria para salvaguardar el espacio
físico y emocional que todo ser humano necesita para desarrollar su
identidad, autonomía e independencia.
La disciplina no solo es castigar a los niños y lograr que hagan solo lo
que nosotros queremos, sino que abarcan muchos otros aspectos ya que
con ellos se crean capacidades o habilidades respetando sus
características individuales; además se fomentan valores como el respeto,
la tolerancia, responsabilidad, por eso la disciplina no solo es importante en
la infancia sino también ayudará en la vida adulta.
La disciplina es un concepto muy cotidiano y utilizado comúnmente pero
en ocasiones no nos damos cuenta que es un proceso que no se da de la
noche a la mañana y cada uno de los que trabajamos con hijos somos
parte de este proceso, o por otro lado no le brindamos la importancia
que merece; es imperativo reconocer que este es un tema importante
en la vida de todo individuo, en ocasiones le damos la importancia que
merece ya que tenemos un conflicto con el niño y buscamos una solución
rápida, pero lamentablemente no existen soluciones mágicas que
solucionen el problema, para evitar estas complicaciones es necesario
iniciar el proceso de la disciplina lo antes posible.
Las normas fungen como una forma de comunicación que le dice al hijo
qué se espera de él, los valores que tienen sus padres y le permite
saber cuando a actuado de manera poco conveniente o bien cuando lo
hace de la mejor manera, estas pueden ayudar a organizar y dar orden
a la vida del hijo y permite dar un papel a cada uno de los miembros del
grupo, ya sea la familia, el grupo de la escuela o cualquier grupo con el
que se relacione.
Por qué es necesario poner LÍMITES y establecer REGLAS?
• Los hijos necesitan ser guiados por los adultos para que aprendan
cómo realizar lo que desean de la manera más adecuada.
• Para fortalecer conductas y lograr su crecimiento personal.
• Los límites deben basarse en las necesidades de los hijos.
• Los sermones son poco efectivos y alteran a las personas.
• Evite calificar al niño, solamente señale el problema.
• Sea firme, pero tranquilo.
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¿Qué podemos hacer?
Cuando no se respetan los LÍMITES, debe traer consecuencias. Las
cuales deben ser proporcionales, directas y, en la medida de lo posible
inmediatas a la situación que las provoca. Las consecuencias deben ser
adecuadas a la situación, por lo tanto hay que establecer una jerarquía
de consecuencias. Deben guardar una relación natural o lógica con la
conducta en cuestión.
Las REGLAS deben establecerse de común acuerdo entre padres e hijos,
deben ser el producto de la discusión y el entendimiento.
El mantenimiento de las reglas depende en gran parte de las habilidades
y de las conductas de los adultos, como también de la capacidad para
combinar el afecto y el control. Esto es difícil, pues exige mucho de
nosotros mismos. La buena disciplina no es solamente castigar o lograr
que las reglas se cumplan, implica también que nos gusten los hijos y
que ellos se sientan aceptados y queridos por nosotros.
Nuestra conducta y actitudes afectan la conducta de nuestros hijos. Es
posible que se sientan bien, pero empiezan a portarse mal si se les
dirige masivamente, o se les grita. Los hijos imitan la conducta de los
adultos y si el adulto es grosero, estos también lo serán. Pero no irnos
tampoco al otro extremo, NO queremos que los hijos crean que porque
deseamos ser sus amigos, ellos podrán hacer lo que deseen. Es un
balance en demostrar cariño y comprensión pero con autoridad,
ofreciéndoles siempre dirección y conductas apropiadas para imitar. Los
niños necesitan adultos que tengan autocontrol y en quienes ellos
puedan confiar.
Además, debemos recordar que el tono de voz, el uso de las manos, los
gestos y las acciones pueden contribuir a controlar problemas.
Características de una mala aplicación de la disciplina o errores.
Tal vez nos preguntaremos el por que tocar el tema de los errores o de
la mala aplicación de la disciplina, pues es muy importante ya que como
se dice "De los errores se aprende", o en muchas ocasiones no nos
damos cuenta de ellos y los repetimos constantemente, esto no quiere
decir que seamos malos padres, lo que nos dice es que podemos
mejorar.
Métodos rígidos:
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Cuando los padres son demasiado estrictos, no se administran
consecuencias sino castigos, no se toman en cuenta las necesidades del
niño u opiniones, en este modelo los adultos tienen la razón, y no hay
discusión alguna ya que el niño solo es entrenado para seguir
instrucciones, obedecer. De aquí llegan a ser niños sin iniciativa, poca
capacidad para tomar decisiones, poca creatividad, además que no se
fomenta la responsabilidad, estos niños pueden llegar a ser rebeldes,
tener una pobre autoestima o ser dependientes de la opinión de las otras
personas.
Métodos permisivos:
Se le da la oportunidad de tomar las decisiones, acerca de si hacen o no
tarea, de si quieren ayudar en las labores de la casa o no, etc., Es decir
se establecen pocas reglas o ninguna, además no administran
consecuencias por que se cree que el niño aprenderá por la experiencia,
sin embargo en este método no se toma en cuenta que el niño no tiene
la capacidad de autorregular sus conductas y tomar decisiones a largo
plazo, esto puede generar ansiedad, inseguridad, poca capacidad para
satisfacer sus necesidades y no reconocen la importancia de las cosas,
muchas veces estos niños crecen y no logran adaptarse a las normas
sociales y tienen frustración por la falta de herramientas para enfrentarse a
la vida, ya que con este tipo de educación no se crean habilidades y los
niños carecen de estructura para lograr objetivos.
Combinación de métodos:
Muchos padres quieren encontrar el punto medio y buscan pasar de la
disciplina rígida a la permisiva y viceversa, cuando la rigidez no funciona
pasan a permisividad, y lo hacen indiscriminadamente, lo cual ocasiona
en el niño inseguridad, incongruencias, contradicciones extremas y el
niño no logra comprender como debe actuar o no actuar, ya que en
momentos queremos que el niño respete nuestra autoridad y en otros
momentos le permitimos hacer lo que desea.
Métodos utilizados por nuestros padres.
En ocasiones los padres como no saben como manejar a sus hijos
deciden tomar el patrón que usaron sus padres con ellos, sin embargo
como fuimos parte de ese proceso, lo que a nosotros no nos gustaba de
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niños no lo aplicamos y si nos gustaba lo aplicamos, pero muchas veces
lo que dio resultado es lo que no era agradable para nosotros, sin
embargo es importante darnos cuenta que las generaciones o épocas
son distintas, además cada niño es distinto y tiene sus propias
necesidades particulares, por lo cual los hijos se parecen mas a la
generación que les toco vivir que a sus padres.
Copiar algún método usado por otra persona.
En ocasiones no sabemos como reaccionar y utilizamos el método que
utiliza otra persona y le ha funcionado y puede ser posible que si haya
dado los resultados que la persona esperaba, sin embargo muchas o la
mayoría de las veces no funciona por que son circunstancias distintas, y
el niño tiene características propias.
Ya vimos una serie de forma de establecer límites que no nos llevan a
consecuencias agradables ni para los padres ni para los hijos.
Recalcamos entonces que La forma de educar más productiva y sana es
siendo los padres figuras de autoridad.
Hay varios conceptos que tienen que ver con lo que cada uno de
nosotros piensa sobre la disciplina, la conducta y nuestro papel como
autoridad. No es raro que los padres actúen bajo esquemas muy
asimilados, sin reparar en que los conceptos que guían su conducta y la
práctica o el ejemplo que están dando a sus hijos no siempre están en
congruencia con dichos preceptos.
Por ejemplo, cuando se habla de las actitudes agresivas por parte de los
padres, muchos se sienten seguros sobre su comportamiento como
autoridad y muy lejos de presentar una actitud agresiva hacia sus hijos
en cuanto al manejo de disciplina se refiere. Es probable que así sea, si
se tiene clara la diferencia entre actitudes o conductas agresivas y
conductas violentas. Es decir, las actitudes que se tienen como padre,
frecuentemente pueden ser agresivas pero no violentas. Existen
conductas sumamente agresivas no violentas, como la burla, el
desprecio, la humillación, o incluso el ignorar a una persona y todas
estas
no
necesariamente
se
podrían
considerar
violentas.
Lamentablemente, muchas de estas actitudes pueden ser mucho más
hirientes desde el punto de vista emocional, aunque no hayan provocado
el más mínimo daño físico.
Será conveniente que los padres, hagan un recuento de sus actitudes
cuando ejercen la autoridad y decidan si están actuando de manera
agresiva o no, y si en estas actitudes hay también algunas violentas.
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Recuerden que en el desarrollo emocional del niño, las actitudes
agresivas que hemos mencionado anteriormente, no dañarán
físicamente a un niño, pero las repercusiones sobre la autoestima
pueden ser muy importantes.
Por lo tanto un concepto que debemos tener claro, es el de autoridad,
comparado con el de sometimiento. Como se ve, en ambos casos
estamos refiriéndonos al hecho de lograr que una persona haga lo que
otra desea. Solo que en el caso de la autoridad no es necesario ningún
tipo de fuerza. Los padres que logran alguna conducta en sus hijos
mediante el sometimiento, deberán tomar en cuenta varias cosas: el
sometimiento, implica una fuerza mayor, una amenaza, algún grado de
humillación, una presión psicológica, y funciona durante algún tiempo.
Si bien debemos darle una explicación sobre el porqué de las cosas,
llega el momento en que los padres deben lograr que las cosas marchen
como ellos lo han decidido, con o sin la anuencia de su hijo.
Pero si los padres pretenden continuar el control de su hijo mediante
esta técnica, puede llegar el momento, y hemos visto que en muchos
casos llega, en que su hijo adolescente, molesto por las actitudes de
sometimiento de sus padres, se enfrentan a ellos y no es raro que
tomen una actitud a agresiva y hasta violenta hacia sus padres.
Cuando esto ocurre, es probable que los padres hayan perdido toda
oportunidad de empezar a manejar las cosas con autoridad. La
autoridad racional, a la que nos referimos, debería de ser capaz de
lograr una conducta en otro individuo sin la necesidad de la fuerza física,
la amenaza o la presión. Es decir, sin el sometimiento. En la educación
de los hijos, el proceso está marcado por una transición del
sometimiento, bajo el concepto que hemos mencionado, a la autoridad.
La autoridad deberá convertirse con los años y con la emancipación de
los hijos, en una autoridad moral.
Para lograr un adecuado manejo de autoridad, los padres o todas
aquellas personas que la ejercen, deberán observar los siguientes
puntos, prácticamente en todos los casos y en todos los actos que
deban estar bajo las reglas que se hayan impuesto, recordando que para
lograr el manejo adecuado de un sistema de límites y disciplina, quienes
ejercen dicha disciplina deben a su vez ser disciplinados.
Principios básicos para padres y madres que desean educar bien:
1. Lo que se LIMITA es la CONDUCTA, no los sentimientos que la
acompañan.
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2. Nosotros somos los educadores, la escuela o colegio sólo
complementan.
3. Los LÍMITES deben fijarse de manera que no afecten el respeto y
la autoestima del hijo.
4. Educar bien es enseñar a: conocer las propias posibilidades,
desear crecer, aceptar nuestras limitaciones y nuestras virtudes de
forma sana; es enseñar a vivir.
5. Educar no es proporcionar experiencias buenas y asilarle de las
malas. Es ayudarle a aprender de ellas.
6. Para educar bien no existen recetas, se aprende de experiencias
concretas y luego se generaliza.
7. Educar es una toma de decisiones constante.
8. Nuestras decisiones están muy influidas por cómo hemos sido
educados. Ser conscientes de ello ayuda a educar más
sensatamente.
9. Educar bien a mi hijo (a), no es compensarle por lo que nosotros
no hemos recibido en nuestra niñez. "Los hijos no nacen con tus
carencias ni necesidades, no se las crees".
10.
Debo educar en el presente con perspectiva de futuro.
11.
No debo angustiarme. Si no puedo, busco ayuda. Muchas
veces necesitamos una visión objetiva desde fuera.
12.
No existen los superpadres, todo el que te comente que su
relación con su hijo es perfecta, puede ser que necesite aparentar
o que no quiere ver los problemas.
13.
Nada es lo mismo para un hijo que para otro. Educar bien no
es buscar las mismas condiciones para todos, sino es dar a cada
hijo lo que necesita. Hacerlo así no es ser injusto, ayuda a los
hijos a crecer aceptando la individualidad de cada uno.
14.
Educando voy a cometer errores. No hay error que no se
enmiende.
15.
Puedo rectificar sin perder la autoridad. No importa lo que
sucedió en el pasado, si hay problemas hay que "tomar la
situación de inmediato".
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16.
Sé positivo. Dile a tu hijo lo que te gusta y pon un límite a lo
que no te gusta.
17.
Un hijo (a) es una antena parabólica constante. Se entera de
todo, lo imita todo. El niño aprende más de lo que ve, que de lo
que decimos.
18. El mayor deseo del hijo es controlar el entorno. En el entorno
también estamos nosotros. Controlar nuestras reacciones le
fascinará, incluso aunque sea a costa de que nos enfademos con
él o ella.
19.
El hijo necesita libertad conducida. Si nosotros no ponemos
límites a su conducta, lo hará él.
20.
Nunca debo mentirle. Si le enfrento a aquellas cosas que no
le gustan pero que debe aceptar, le preparo para asumir la
realidad.
21.
Si le miento lo haré un inmaduro (necesitará que le
disfracemos las cosas para aceptarlas) y un inseguro (si no puedo
confiar en mis padres ¿en quién puedo confiar?
22.
Debo explicarle las cosas (casi siempre) y de forma breve.
23.
A veces los hijos necesitan un "Porque yo lo digo".
24.
Levantar castigos o encubrir los errores sólo es
sobreprotección. Las personas sólo aprendemos de nuestros
errores si vivimos las consecuencias de los mismos si no,
formamos hijos inmaduros incapaces de enfrentarse a la
frustración.
25.
El mayor deseo de un hijo es que papá y mamá estén
pendientes de él.
26.
La atención que le prestamos es nuestra mejor arma. Quién
sabe cómo y cuándo prestar atención a su hijo(a) sabe educar.
27.
Todos estos principios se pueden resumir en el siguiente
pensamiento:
Sé que puedes.
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Por eso te enseño y te exijo.
Y como sé que te cuesta esfuerzo, te lo reconozco.
CONTRATO DE REGLAS
Para empezar a establecer las reglas en el hogar es necesario elaborar
primero un acuerdo entre las partes involucradas.
ACUERDO. Todos aquellos involucrados en la administración de la
autoridad, deberían estar de acuerdo al menos en tres aspectos:
a. Qué es lo permitido
b. Qué es lo no permitido
c. Cuando ocurre algo de lo no permito, cómo se sanciona o
sus consecuencias.
En este acuerdo, los padres deben intentar mantener un solo frente ante
sus hijos y en los casos en que haya diferencias en sus puntos de vista,
deberán intentar ponerse de acuerdo. Es incluso preferible que uno de
ellos ceda ante en otro a fin de ofrecer un común acuerdo y
posteriormente hablar entre si para llegar realmente al acuerdo.
CONSTANCIA. Muchos padres, particularmente después de escuchar
algunas recomendaciones sobre la manera más adecuada de manejar
los límites, inician con un espacial interés y firmeza. Sin embargo
muchos intentos de manejar las cosas adecuadamente se pierden
rápidamente y no se mantienen las reglas vigentes por mucho tiempo.
Es común que los padres actúen con toda firmeza en un momento,
después de haber puesto las reglas y anunciado las consecuencias, y
posteriormente caer en las muy frecuentes fallas como el decir a los
hijos: “esto es en serio”; “ya te dije que te voy a castigar”; “te las estoy
contando”; “me vas a tomar de malas y ya verás”, etc, etc. esto,
además de no ir en congruencia con lo advertido, hace que los hijos
caigan en la cuenta de que las reglas no son realmente como se
anunciaron y que del momento en que se da una orden o indicación, al
momento en que realmente se aplica puede haber un tiempo indefinido
que siempre es experimentado como una ganancia, pero también como
una falta clara de límites. Es importante recordar, que límites solo
significa una de dos posibilidades para quien ejerce la autoridad: o soy
capaz de controlar una conducta, o soy capaz de sancionarla. Sino tengo
ninguna de estas posibilidades, no estoy controlando realmente los
límites.
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No debemos pretender controlar lo que no es controlable.
En los principios fundamentales y marcos teóricos de la autoridad,
sabemos que no hay posibilidades de controlar toda la conducta de
quienes están bajo un determinado código o reglamento. De hecho, la
verdadera autoridad no es la que proviene de alguien que supervisa o
vigila, en condiciones adecuadas, como ocurre en muchas otras culturas,
la autoridad es en realidad la que cada sujeto tiene dentro, es lo que
denominamos autoridad introyectada. Es decir, lo que yo me permito o
lo que yo no me permito. El saber que aunque los padres no estén en
frente del hijo él sabe lo que puede o no puede hacer estando sólo.
En un proceso educativo, como es el caso de los hijos, nuestro propósito
debería ser este: lograr que ellos, lo hijos, se comporten de una
determinada manera, de acuerdo con un código ético, una moral, una
serie de principios y valores, y no necesariamente porque yo como
autoridad los esté vigilando. Los padres no podemos, ni debemos
pretender, controlar o vigilar las 24 horas del día a nuestros hijos.
Particularmente cuando son adolescentes. Si pretendo controlar cosas
que de antemano se que no son controlables, corro el riesgo de quedar
burlado como autoridad. Decirle a un adolescente de 15 años que está
castigado con no poder ver la televisión durante la tarde y dejarlo en
casa sin vigilancia alguna, tal vez no sea la mejor manera de aplicar una
sanción.
Esto es algo que vamos a poder lograr si somos constantes en aplicar
nuestras reglas y formar a nuestros hijos con autoridad.
Errores en la aplicación de sanciones o consecuencias
Hablar de límites: A lo que nos referimos en este punto es al hecho de
que muchos padres recuerdan permanentemente a sus hijos que hay
reglas y que estas deben ser observadas. Pero una regla implicaría una
consecuencia cuando no es observada y la consecuencia no puede ser
únicamente recordar una y otra vez que hay reglas. Si un reglamento, el
que sea, digamos un contrato de trabajo, establece que un empleado
será sancionado con un día de salario por cada tres tardías en un mes,
la consecuencia no pude ser recordarle a dicho empleado que hay reglas
y que hay consecuencias. La consecuencia está descrita y debería
aplicarse siempre que se comete la falta.
Esto que parece algo tan simple y lógico, no lo aplicamos así con los
hijos. Un adolescente llega tarde a casa cada vez que se le autoriza salir.
A su regreso se le llama la atención y se le repite que en casa hay un
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horario que se debe cumplir, que no puede manejarse de esa manera,
etc, etc. Pero en realidad, parecería que la consecuencia consiste en
recordarle una y otra vez que hay reglas en casa que se deben observar.
Imponer de entrada el peor de los castigos: Muchas veces los padres,
generalmente cuando actúan por saturación, buscan un castigo ejemplar
e incluso han llegado a comentar que eligieron tal castigo porque saben
que eso si les duele, sin pensar que cuando la autoridad impone el peor
de los castigos o el más fuerte, se terminaron los castigos. Por otra
parte, es frecuente que se experimente como algo injusto y no es raro
que los adolescentes tengan la sensación de que ya no tienen nada que
perder y tampoco tendrían porqué cambiar de actitud. Las
consecuencias deberían aplicarse en el momento en que se comente la
falta, con una duración determinada y tal vez con un incremento en la
severidad ante la reincidencia.
Aparición del conflicto de autoridad: es muy común que al anunciarse
una consecuencia, particularmente en los adolescentes, estos respondan
con menosprecio a tal consecuencia. Un adolescente a quien se le
anuncia que por su comportamiento no podrá ver la televisión, muy
probablemente responda que no le interesa en lo más mínimo. Podría
decir incluso que por el pueden vender el aparato o bien, decir que en
realidad lo que al él le podría haber preocupado es que le hubieran
impedido escuchar música. Estas respuestas están dadas por el conflicto
de autoridad normal entre los jóvenes, pero a lo que nos referimos en
este punto es al conflicto de autoridad que puede aparecer en los
padres.
Si los padres han decidido aplicar una determinada consecuencia, es
porque saben bien que se trata de algo importante para sus hijos. Si
ellos comentan que en realidad no les importa el castigo, los padres
deberían mantener su postura y anunciar alguna consecuencia más
fuerte en caso de reincidencia, pero no aumentar el castigo simplemente
porque parece no importarle a su hijo.
Características necesarias para las normas:
•
Es importante la consistencia más que la intensidad, lo importante
no es mostrarte agresivo, enojado, lo que importa es repetir
constantemente para que logre aprender e interiorizar lo que se le pide;
si no respeta la norma poner consecuencias.
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•
La consecuencias deben ser reciprocas esto es sanciones que
están directamente relacionadas con la falta, éstas ayudan al menor a
construir sus propias reglas
•
Es un trabajo constante.
•
Deben ser de acuerdo a la edad del niño, ya que las características
del niño son un importante criterio para implantar una norma.
•
Se les debe jerarquizar de acuerdo a su importancia.
•
No tienen que ser solemnes, esto que se puede hacer de forma
divertida, mediante juegos, sin embargo deben cumplir las
características anteriores.
•
Es importante darnos cuenta que las normas se deben dar por
anticipado, no se le deben pedir cosas los hijos que no conocen o que no
pueden cumplir.
•
Las normas deben ser razonables esto es que dispone de recursos
suficientes para realizarlas y tiene tiempo suficiente para lograrlas.
•
Es importante poder distinguir si la regla se cumple o no.
•
Imprescindible una actitud de aceptación, afecto y respeto hacia los
hijos, ya que sin esto no dará los resultados esperados y por el contrario
dará resultados negativos ya que los hijos necesitan de comprensión.
•
Es necesario describir las normas a detalle, para que sean claras y
precisas.
Como implantar normas firmes:
Es importante que se tomen en cuenta varios aspectos para lograr que
las normas sean efectivas y tengan los efectos que esperamos:
•
La norma debe ser importante para la persona que lo pone: Esto
es debe tener un objetivo específico que sea importante y que sea
siempre respetado.
•
Las normas deben ser claras: es decir describir las normas a
detalle, pero además de esto debe centrarse en la conducta y
presentarse de manera positiva es decir evitando poner el "NO", el
mensaje debe ser específico y no general, para que se logre cumplir,
además lo que decimos debe ser congruente con lo que hacemos.
•
El grado de autocontrol que tienen los niños depende, en gran
medida, de la actitud de los padres. El autocontrol como la tolerancia al
dolor se educa. El grado de autocontrol y de tolerancia a la frustración
está muy relacionado con la capacidad de la familia para hacer respetar
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su autoridad. La familia tiene más razones para saber que debe poner
límites claros y que sean adecuados a lo que el niño puede ofrecer.
•
Se debe estar seguro que el niño entendió el mensaje: Es
importante preguntarle al niño si ha entendido lo que se le pide y para
verificarlo puede repetirnos lo que entendió.
•
Se deben marcar con afecto: Es importante utilizar afecto y
utilizar un tono de voz normal y tratar de evitar el enojo ya que este no
suele funcionar, solo logra preocuparlo y no reacciona a la norma, sino al
enojo o al grito.
•
Es importante presentar alternativas: Se le pueden dar opciones al
niño, pero al final de cuentas realiza lo que se le pide, esto le ayuda a
asumir la responsabilidad de sus acciones.
•
Consistentes: Es necesario reforzar constantemente, ya que las
normas no se cumplen a la primera es necesaria la constancia y
perseverancia. "La clave en todo el proceso es la perseverancia y la
consistencia", es por ello que debemos ser pacientes y prudentes al
aplicar cualquier norma.
"El mejor padre es el que enseña a su hijo a ser una persona
independiente y autosuficiente"
"Un niño disciplinado no es un niño que todo el tiempo esta quieto, sino
que reconoce limites, logra tener independencia y momentos agradables".
Algunos
ejemplos
de
instrucciones
inefectivas
son:
• Dar la instrucción en forma de pregunta en vez de aclarar el
comportamiento que se quiere. Ej: "¿Por qué no te has ido a dormir?“
• Dar instrucciones donde se le da la impresión que debe intentar, en
vez de hacerlo. " debes tratar de hacer tus asignaciones, antes de ver
televisión".
• Dar instrucciones insultantes: "Siempre haces las cosas al revés“
• Dar instrucciones que incluyen castigo: "Si no te comes la carne, no
tendrás postre por una semana".
Reconocimiento
El reconocimiento no siempre tiene que ser un premio concreto, puede
utilizarse refuerzos verbales sinceros y positivos, como por ejemplo:
“Lo hiciste bien”
“Me siento orgulloso de ti”
“Me gusta como arreglaste el cuarto”
“Gracias por botar la basura (fregar, limpiar, etc.)”
Sea un modelo positivo
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Los/as niños aprenden imitando a los demás.De ahí la importancia de
que los padres/madres sirvan de ejemplo a sus hijos. Si los
padres/madres demuestran amor, respeto, autodisciplina, actitudes
positivas y cortesía, los hijos aprenderán a responder de la misma
forma.
Plan de disciplina
¿Cómo implementarlo?
•
Explicar la necesidad de reglas.
•
Enseñar las reglas
•
Verificar su comprensión
•
Explicar el reconocimiento positivo si las respetas
•
Explicar el por qué de las consecuencias
•
Enseñar las consecuencias
•
Revisar la comprensión
Principios para formar una conducta adecuada
1.
Sea constante con lo que enseñe respecto a su comportamiento.
2.
Haga que entienda el por qué de los límites que se le han
impuesto.
3.
Elogie cuando lo merezca.
4.
No regañe. Sea amable pero firme.
5.
Sea cariñoso(a) con su hijo(a) pero enséñele que el amor no
significa dejarle hacer lo que le plazca.
6.
Tanto la falta como el exceso de disciplina en el hogar pueden
causar problemas con los(as) niños(as).
7.
No hay dos niños(as) ni dos padres/madres iguales pero hay cosas
que funcionan igual con la mayoría de los(as) niños(as).
8.
La disciplina impuesta con amabilidad corregirá a su hijo(a) pero la
manera de cómo la imponga usted es muy importante.
9.
Las palabras fuertes dichas con ira pueden crear amargura en el
carácter del niño(a). Sin embargo, la firmeza puede inspirar amor y
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respeto.
10. Sea un buen ejemplo. El/la niño(a) aprende aquello que observa.
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