Centro de Estudios Superiores La Salle Maestría en Planeación y Desarrollo Institucional “La escuela como organización” Elaborado por: Fabricio Fernández Ríos Resumen Todas las organizaciones están en la posibilidad de llegar a transformarse en una organización inteligente pues, por naturaleza, todos tenemos la capacidad de aprender. El presente documento presenta un ensayo, en el cual se analiza a la institución educativa como una organización, y todavía más allá, como una organización inteligente. Se han analizado las definiciones de organización y de organización inteligente, para establecer el nivel de concordancia para las organizaciones educativas. Posteriormente, se ha planteado una hipótesis acerca de la postura personal para asegurar que las escuelas son, o no, organizaciones inteligentes. Esta postura se ha contrarrestado con la opinión de diferentes autores e investigadores de la materia, quienes también han abordado esta interrogante y han planteado sus posturas. Finalmente, se han llegado a conclusiones construidas a raíz de esta postura. 1 Una organización es un proceso estructurado en el cual interactúan las personas para alcanzar sus objetivos1. En todas las organizaciones, la creación de una estrategia es considerada la parte más importante de la actividad directiva2. El ideal sería que todas las organizaciones enfocaran sus esfuerzos estratégicos para llegar a convertirse en una organización inteligente. Según Peter Senge, una organización inteligente es aquella que está abierta al aprendizaje, y tiene sus estrategias basadas en cinco disciplinas que él plantea, de las cuales la más importante es el pensamiento sistémico. En una organización inteligente la gente aprende a aprender en conjunto y puede llegar a obtener resultados extraordinarios3. La escuela es una organización, pues cumple con los cinco hechos comunes de toda organización, que son las siguientes: personas, interacción, estructura, objetivos personales y objetivos organizacionales1. Por lo tanto, la escuela tiene la posibilidad de llegar a ser una organización que aprenda y se convierta en una organización inteligente. Pero al enfrentar la teoría con la práctica, me doy cuenta que las escuelas ya han emprendido el camino, pero aún se encuentran lejos de llegar a ser organizaciones inteligentes, pues no han adquirido un verdadero pensamiento sistémico. Por esta razón, yo creo que una escuela puede llegar a ser una organización inteligente sí, y sólo sí, piensa de forma sistémica, y desea llegar a serlo. Según Inés Aguerrondo, este cambio cultural en las escuelas nos lleva forzosamente a transformar los aspectos curriculares. La acción básica de la educación se desarrolla en el aula, pero las coordenadas organizativas del aula están necesariamente atadas a los aspectos de organización y gestión de la institución escolar. Y la realidad es que no habrá transformación 1 (Audirac Camarena, de León Estavillo, Domínguez González, López García, & Puerta Negrete, 2007) (Mintzberg, Ahlstrand, & Lampel, 1999) 3 (Senge, 2005) 2 2 sin profundos cambios en la organización y gestión institucional. El problema radica en que las escuelas han tardado mucho en dejar las antiguas visiones de la organización como una herramienta, en donde el aprendizaje es la modificación de una conducta; o como escenario de interacción social, donde el aprendizaje depende de factores fuera de control y es complejo4. En mi experiencia como docente me he dado cuenta que las escuelas no trabajan como un sistema, sino como pequeñas partes de un todo que son independientes a él. Con esto, se resta valor a la afirmación de Senge, al decir que el todo puede superar la suma de las partes5. Una escuela que no tiene pensamiento sistémico, pierde de vista los objetivos de la institución. Es por esto que vemos instituciones educativas en donde las decisiones, es decir, los medios, atienden otros fines que ya no son los objetivos de la organización. Una escuela que no tiene un pensamiento sistémico, verá interrumpido su crecimiento porque cada parte del sistema está preocupado por su propio crecimiento y no por el de la institución. Concuerdo con Inés Aguerrondo, al establecer que una escuela se transformará en una organización inteligente cuando empiece a visualizarse como un sistema viviente. Sólo entonces, la organización sabrá adaptarse y buscará la evolución, es decir, la escuela aprenderá a aprender4. Definitivamente, esto me compromete a empezar a generar configuraciones que lleven a transformaciones trascendentes dentro del ámbito educativo; me compromete a buscar hacer de mi organización una organización inteligente, en donde el fin último atienda las necesidades de aquellos muchachos que se formarán integralmente para, el día de mañana, seguir creando organizaciones de bien, organizaciones inteligentes. 4 5 (Aguerrondo, 1996) (Senge, 2005) 3 Referencias 1. Aguerrondo, I. (1996). La escuela como organización inteligente. Argentina: Troquel. 2. Audirac Camarena, C. A., de León Estavillo, V., Domínguez González, A., López García, M., & Puerta Negrete, L. (2007). ABC del desarrollo organizacional. México: Trillas. 3. Mintzberg, H., Ahlstrand, B., & Lampel, J. (1999). Safari a la estrategia. México: Granica. 4. Senge, P. (2005). La quinta disciplina. México: Granica. 4