En el año de conmemoración del Bicentenario del inicio de la Independencia Nacional; y, del Centenario del inicio de la Revolución Mexicana resulta necesario reflexionar sobre el carácter definitorio y formativo que ha tenido, en el proceso histórico de la Nación, la distribución social de su territorio. La distribución de la tierra, amplio y abarcante concepto, que ha incluido históricamente no solo la superficie de labor, sino pastizales, montes, selvas, bosques, humedales, desiertos, minas a cielo abierto y, en general toda la rica, variada y dispersa superficie de nuestro país. A partir del siglo XVI se han producido 3 grandes procesos de distribución de la tierra. El primero como consecuencia de la conquista, del movimiento de apropiación y expropiación que ésta significó. Colocó en manos de la corona española todo el territorio de lo que sería la Nueva España. Dice nuestro Maestro y Primer Presidente de este Tribunal Sergio García Ramírez: “Con la cruz y con la espada, aquélla como justificación de ésta, llegaron al Nuevo Mundo novedades numerosas: señores insospechados y soberbios, que relevaron a los 1 gobernantes originales; un sistema diferente para el dominio y la explotación de la tierra, generosamente distribuida entre los hombres de armadura y aventura, a los que también se obsequió la fuerza de trabajo de sus habitantes; héroes y creencias alojados en la sede de los tradicionales adoratorios y difundidos en la imaginación y la conciencia de los vasallos; promesas y amenazas para esta vida, tan acosada, y para la otra, tan ofrecida: todo para servicio del dominante y disciplina del dominado”. 1 Bulas papales y leyes de indias crearon la territorialidad novohispana. Mercedes reales, encomiendas, caballerías y peonías, de una parte, pueblos y comunidades por otra. Se estableció la división social: República de españoles y República de indios, en medio la franja de criollos, algunos mestizos privilegiados. Sobre ese basamento se creó el sincretismo cultural, presidido por palacios y catedrales churriguerescas. La independencia tuvo en sus divisas el modificar la enorme concentración del dominio territorial, puesto en manos del clero, las corporaciones religiosas y grandes heredades, denunciada y combatida por preclaros insurgentes, como el debatido Morelos “Deben (…) inutilizarse todas las haciendas grandes –señaló el 2 Siervo de la Nación-, cuyos terrenos laboríos pasen de dos leguas cuando mucho, porque el beneficio positivo de la agricultura consiste en que muchos se dediquen con separación a beneficiar un corto terreno que puedan asistir con su trabajo e industria y no en que un solo particular tenga mucha extensión de tierra infructífera, esclavizando millares de gentes para que las cultiven por fuerza en la clase e gañanes o esclavos, cuando pueden hacerlo como propietarios de terreno limitado con libertad y beneficio suyo y del público”. 2 (Cit. Esqivel Obregón, Toribio, Apuntes para la historia del Derecho en México, Ed. Porrúa, México, 1984. t. II, p. 690). Los indígenas, campesinos, pequeños propietarios, rancheros, artesanos rurales, es decir el pueblo que luchó por la independencia no la consumó. Por eso la divisa de regresar la tierra a sus titulares originales, o a quienes se dedicaban a su cultivo, quedó en el baúl de las cosas perdidas de la historia. Con la independencia, “los campesinos quedaron bien dotados de miserias y uncidos al mismo trabajo que los había mantenido ocupados”. 3 (García Ramírez. Pág. 5). La reforma liberal abrió paso al segundo proceso de redistribución de la propiedad, teniendo como objetivo la desamortización de 3 bienes en manos muertas. Buscando la libre circulación de gran parte de la propiedad de la tierra, para lograr su uso productivo. Este proceso tuvo su fundamento en la ideología liberal, que buscaba la reconstrucción jurídica y política con beneficios sociales, como su rezago distintivo. El liberalismo mexicano de mitad del siglo XIX, fue social, laico y republicano. Ponciano Arriaga representó su expresión más alta y aún resuena su famoso voto particular en el constituyente de 1857, al criticar la “monstruosa división de la propiedad territorial –Mientras que pocos individuos están en posesión de inmensos e incultos terrenos… un pueblo numeroso, crecida mayoría de ciudadanos gime en la más horrenda pobreza-“. (4) Todos conocemos el resultado desastroso de aplicación de las Leyes de Reforma, particularmente en el último tercio del siglo XIX. Dio paso a un amplio proceso de despojo a pueblos y comunidades indígenas, ampliamente documentado y que estuvo asociado al impulso de vinculación de nuestro país al mercado mundial, al que proveía de alimentos y materias primas de origen agrícola y minero. Para ser competitivo se tradujo en mayor miseria y atraso para el campo. 4 Por eso los viejos ideales provenientes de la lucha de independencia, vivos y soterrados en la conciencia social del México profundo, pusieron en el centro de sus aspiraciones la lucha por la recuperación de las tierras. Así se dibujó el rostro del México rural de las Haciendas y los peones acasillados, al concluir el siglo XIX. La concentración de la tierra fue concentración del ingreso. Un reducido grupo de mexicanos vinculados a intereses trasnacionales disponían de la riqueza, por no decir del país. El régimen Porfiriano que intentó, en un pragmatismo político integrar un régimen liberal-conservador produjo un crecimiento económico concentrado, excluyente y una falsa estabilidad política. Su crisis fue múltiple e insoluble. Afectó, con intensidad variada, los espacios político, económico, social, diplomático e incluso cultural. Pero no fue sino cuando la cuestión agraria se puso en el centro de la crítica y la acción social que se abrieron las grandes compuertas por las que discurrió el andar armado de los campesinos pobres y sin tierras. 5 Los planes políticos se multiplicaron, desde el primigenio de San Luis, surgido de la convocatoria de Camilo Arriaga (hijo de Ponciano Arriaga) y en el que participaron los hermanos Flores Magón, hasta el de Guadalupe de Venustiano Carranza. El debate nacional iniciado por intelectuales de la talla de Andrés Molina Enríquez o Luis Cabrera sintetizaron, en la base de los problemas nacionales, el agrario. Al lado de ellos, en 1906 los popolucas de la sierra del sur de Veracruz significaron la primera insurrección campesina del siglo, antecedente del aluvión que se desencadenó a partir de 1910. Ya es clásico decir que un pueblo sin tierra y sin libertad hizo la revolución mexicana. Su carácter campesino la sitúa política y socialmente como paradigma de la revolución agraria del siglo XX, a nivel mundial. Por ello la síntesis reformadora institucional que fue el Congreso Constituyente de 1916-17 colocó al artículo 27 como síntesis de esas aspiraciones. Numerosos tratadistas han abordado el horizonte de la norma constitucional, propiedad originaria de la nación de tierras y aguas, fraccionamiento de latifundios y limitación de la pequeña propiedad. 6 Su producto más importante fue la reforma agraria en su dimensión de redistribución de la propiedad de la tierra que posibilitó, igualmente, la redistribución del ingreso. Dio lugar a la constitución del mercado interno en la doble vía de generar una oferta de alimentos y de materias primas, de origen rural, sobre los cuales se desarrolló el proceso de industrialización; por otro lado, la ampliación de la demanda interna, por la concurrencia, como consumidores, de amplias capas de campesinos beneficiados por la reforma agraria. De esta manera el reparto de tierras sirvió de base para las transformaciones estructurales de la economía, la sociedad, la política y la cultura del país. Situación que es en muchas ocasiones ignorada, desconocida, cuando no francamente denostada. Hoy existen voces que niegan la existencia de la Revolución Mexicana, otras que reducen sus efectos sociales y otras más, que establecen categóricamente a la reforma agraria como un proceso fallido. Si bien es cierto que no se sostuvieron en el tiempo los efectos de redistribución del ingreso, hacia los campesinos del país, especialmente los beneficiarios de la propiedad social, no es menos 7 cierto que ello fue producto de un desequilibrio permanente de precios entre los bienes del campo y los de la ciudad, en beneficio de ésta última, lo cual produjo un segundo efecto de empobrecimiento en el campo. En los últimos años se abandonaron las políticas de subsidio, crédito, asistencia técnica, abasto, apoyo a la comercialización de productos agrícolas, todo lo cual ha abonado en profundizar la crisis productiva del sector rural. Las reformas jurídicas de 1992, que pretendieron constituir un mercado de tierras para permitir la elevación de la producción y la productividad rurales, a 18 años de haberse aprobado no han tenido, por sí solas, eficacia para elevarlas. Por todo ello la revaloración que se haga de la Revolución Mexicana, la reforma agraria y el agotamiento de su modelo debe conllevar propuestas que permitan establecer alternativas de reformas jurídicas y de políticas públicas en beneficio del campo mexicano. 8 La Reforma Agraria ha sido un proceso social profundo y complejo estrechamente vinculado con la formación del Estado mexicano moderno. En su primera etapa (1910-1992) reconoció y tituló o dotó de tierras a comunidades y a ejidos, como lo establecía el Artículo 27 de la Constitución. El reparto agrario sumó alrededor de 104 millones de hectáreas, poco más de la mitad del territorio nacional. Lo prolongado de esta primera etapa de la Reforma Agraria, si bien permitió un reacomodo suave del balance del poder y el surgimiento pacífico de un México industrial y urbano, enfrentó obstáculos estructurales que fueron creciendo a lo largo del tiempo. La reforma agraria contribuyó al proceso de integración nacional; por eso se dio como proclama política el reparto agrario que pretendía redistribuir la tierra, modificar el rumbo de la producción y la redistribución de la riqueza. De esta manera, a partir de profundas transformaciones del sector rural, se fueron consolidando los elementos estructurales sobre los cuales se configuró un nuevo modelo económico basado en la 9 industrialización por sustitución de importaciones, que duró desde mediados de los años cuarenta hasta finales de los sesenta. A partir de la segunda mitad de los años sesenta, los intercambios económicos fueron intensos y poco equilibrados entre los sectores de la economía; a diferencia de aquella etapa de auge en que los ingresos fiscales provenientes del sector agrícola eran menores que el gasto público destinado al desarrollo rural, la banca privada ahora captaba más recursos de la agricultura que los que devolvía al campo por la vía del crédito y, por su parte, la industria no generaba empleos suficientes para absorber la mano de obra excedente en el medio rural. En ese momento se reorientaron los objetivos de las políticas agrícolas, definiéndose como prioridad la oferta de alimentos abundantes y baratos para ayudar a los consumidores pobres y para apoyar los procesos de urbanización e industrialización. Pero las políticas de fomento no eran congruentes, la industria continuaba protegida de la competencia externa, el campo veía incrementos reales en los precios de los insumos y consecuentemente en los costos de producción, la única política consistente en materia agraria seguía siendo el reparto de 10 tierras. Comenzó entonces la descapitalización del campo mexicano. En los años setenta comenzó a notarse un estancamiento de la tasa de crecimiento de la agricultura; al finalizar la década, frente a una tremenda explosión demográfica, un modelo económico basado en el precio del petróleo crudo y un creciente endeudamiento externo, el crecimiento del sector agropecuario se fue en picada y comenzó una de las peores crisis de la agricultura en México; la crisis alimentaria se prolonga por mucho tiempo. Hasta nuestros días no ha podido ser superada. Una de las reformas de mayor trascendencia a principios de los años noventa fue la reforma al Artículo 27 constitucional. Esta tuvo como propósito fundamental establecer el marco jurídico suficiente para propiciar las condiciones mínimas necesarias que favorecieran el desarrollo rural, que posibilitaran la capitalización del campo y que permitieran asegurar el abasto alimenticio de la población, ya sea mediante la generación de productos para el consumo o de productos como bienes de intercambio que mejoraran la balanza agropecuaria. Los elementos que apostaban a estas condiciones 11 suficientes fueron plasmados en el marco legal agrario vigente a partir de 1992. La creación de los tribunales agrarios resultado de estas reformas dio respuesta a la vieja aspiración campesina de crear tribunales especializados en la materia. Su jurisdicción y competencia se han legitimado en el México rural y ha sido condición indispensable para la conservación de la paz social en nuestro campo. La resolución de los diferendos y controversias, colectivos e individuales en el marco de la Ley ha significado, también, en un número importante de casos dar seguridad jurídica a la tenencia de la tierra y oportunidad para el desarrollo productivo. A continuación informo el desarrollo de las actividades de los tribunales en el año 2009. INFORME JURISDICCIONAL Informe Anual de los Tribunales Agrarios 2009 Durante el año 2009 se radicaron como competencia del Tribunal Superior Agrario 707. 564 correspondieron a Recursos de Revisión. 12 Incluyendo asuntos del año anterior se resolvieron 605 de la siguiente manera: 60 confirman, 63 revocados, 8 modificaron, 451 improcedencias, 17 sin materia, 2 no admitidos, 4 desistimientos. En cuanto a la competencia transitoria se recibieron 10 expedientes, y se resolvieron 11, pues se incluyó 1 de años anteriores. Por otro lado, se ordenó la ejecución y cumplimiento de sentencias, para beneficiar 25 a 1,080 campesinos, habiéndose entregado más de 31, 325-54-70 has. Fueron admitidos 9 incidentes de los cuales 3 están relacionados con juicios agrarios y 6 con recursos de revisión. En el mismo período, se recibieron 55 excitativas de justicia, las cuales fueron radicadas en su totalidad. Así mismo, respecto a expedientes con sentencia aprobada, fueron recibidas 762 promociones, de las cuales fueron elaborados la misma cantidad de oficios de respuesta. 13 Durante el año 2009, se recibieron un total de 27,527 folios, de los cuales, 23,706 fueron de correspondencia en general, 3,081 relativos a promociones, y 740 despachos. Genéricamente, en el periodo enero-diciembre 2009 se aprobaron por el Pleno un total de 937 resoluciones. Todos los engroses se concluyeron. Además de 33 acuerdos de aprobación de actas de ejecución y 123 acuerdos de la Dirección General de Asuntos Jurídicos. AMPAROS. En cuanto a demandas de amparo contra resoluciones del Tribunal Superior Agrario se interpusieron 639, de ellas 419 en amparo directo y 220 fueron de amparo indirecto. De los amparos directos se resolvieron 98 de la siguiente manera: concedidos 10, negados 53, sobreseídos 8, desechados 12 y 15 de incompetencia. 14 De los amparos indirectos se resolvieron 104 de la siguiente manera: concedidos 21, negados 8, sobreseídos 73, desechados 2 y ninguna incompetencia. TRIBUNALES UNITARIOS AGRARIOS. En los 49 tribunales unitarios agrarios se radicaron 47,883 expedientes que sumados a los 33,996 que se encontraban en trámite al 31 de diciembre de 2008, dan un total de 81,879 asuntos. De los anteriores se resolvieron 44,849 asuntos, que corresponde al 54.77% del total, lo que refleja un alto grado de eficacia y eficiencia del personal de los tribunales agrarios. En cuanto a las demandas contra las resoluciones de los tribunales unitarios agrarios se presentaron 4,618 amparos directos. se resolvieron 1,470, de la siguiente manera: 496 concedidos, 662 negados, 99 sobreseídos, 117 desechados y 96 incompetencias. En cuanto a las demandas contra las resoluciones de los tribunales unitarios agrarios se presentaron 2,794 amparos indirectos. se 15 resolvieron 1,080 de la siguiente manera: 300 concedidos, 140 negados, 579 sobreseídos, 28 desechados y 33 incompetencias. Se llevaron a cabo 162 jornadas de itinerancia en beneficio de 1,467 poblados de 596 municipios, que representan el 24.5% del total nacional, con la atención de 8,868 asuntos. CENTRO DE ESTUDIOS DE JUSTICIA AGRARIA Se aprobó por el Fondo Jurica, constituido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación el proyecto denominado “Elaboración de un Estudio de Evaluación y Diseño de los Medios de Difusión de la Justicia Agraria en México”, que permitirá una mejor comunicación con los campesinos de México. El CEJA, a través de la Subdirección de Capacitación, realizó un total de 13 cursos en materia jurisdiccional y administrativa, beneficiando a 517 servidores públicos, haciéndolo, en uno de los cursos, por medio de la Internet desde el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. 16 Este Centro de Estudios, durante el 2009 se encargó de renovar el Sitio Web de los Tribunales Agrarios para hacerlo más funcional y con una mejor imagen. Se instaló el Mural Agrario Electrónico y “banners” informativos para los campesinos en el edificio principal del Tribunal. También se redefinió y continuó la publicación regular de la Gaceta Interna: “La Semilla”; la Revista de los Tribunales Agrarios y los Murales. Se publicó la “Carta de Derechos y Deberes de los Usuarios de la Justicia en México”, elaborada por la Asociación Mexicana de Impartidores de Justicia (AMIJ). RECURSOS HUMANOS Se cuenta con una plantilla laboral que asciende a 1,522 plazas, de las cuales 851 son ocupadas por mujeres y 671 por hombres. Con relación a la función, se cubrieron 1,267 plazas jurisdiccionales y 255 administrativas. 17 RECURSOS FINANCIEROS El presupuesto ejercido por la Oficialía Mayor fue de 926,048,766 millones de pesos. En servicios personales se erogaron 542,433,671 millones de pesos; en inversión física se ejercieron 57,625,052 millones de pesos y para servicios generales 282,351,043 millones de pesos. RECURSOS MATERIALES Para la adquisición de diversos bienes y servicios se realizaron 15 licitaciones públicas nacionales e internacionales, 3 procedimientos de invitación, generándose además 150 pedidos y 164 compras directas. Respecto de la construcción de las instalaciones de diversos tribunales unitarios agrarios, en lo correspondiente al dto. 7 con sede en Durango, Dgo., mediante licitación pública y posteriormente a través de adjudicación directa se llevó a cabo la ejecución de la obra, cuya inauguración se llevó a cabo el pasado 10 de marzo del presente año. 18 Así también el pasado 16 de enero se dio por iniciada la construcción del edificio del TUA 31, con sede en la cuidad de Xalapa, Ver. AUDITORÍA En cumplimiento a los programas trimestrales de auditoría para el año 2009, se realizaron 49 auditorías administrativas en los tribunales unitarios agrarios. Así como en la Dirección General de Recursos Humanos; Dirección General de Recursos Materiales y Dirección General de Recursos Financieros. Se participó en 20 cambios de magistrados de tribunales unitarios agrarios, y en 6 de jefes de unidad administrativa, 1 cambio de sede de tribunales unitarios agrarios. También se intervino en 4 cambios de servidores públicos de áreas del Tribunal Superior Agrario. TRANSPARENCIA Y ACCESO A LA INFORMACIÓN En el periodo que se reporta, la Unidad de enlace para la Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental recibió un total de 42 solicitudes de acceso a la información. De los cuales 36 solicitudes se han recibido vía correo electrónico y 6 por oficialía de partes. 19 De las 42 solicitudes de acceso a la información, 18 han sido contestadas procedentes, 17 de ellas se han orientado o canalizado a otras dependencias públicas, 7 han sido negadas por ser información de carácter reservado y confidencial. Solicitudes recibidas vía internet (36) y por oficialía de partes (6) haciendo un total de 42. Como logros importantes a destacar resulta obligado señalar que, no obstante la restricción presupuestal y la falta de sensibilidad de la dependencia responsable de las cuestiones presupuestales, en un esfuerzo colectivo de los Tribunales Agrarios y con la extraordinaria visión del Gobernador Constitucional del Estado de Durango Ismael Hernández Deras, que de manera desinteresada donó un terreno en la capital de ese Estado, se logró la construcción del primer Tribunal Unitario Agrario propio. Esta construcción se realizó con un modelo de Tribunal “tipo”. Este, además de estar diseñado con espacios útiles y adecuados para las funciones propias de la materia agraria, cuenta con instalaciones de primer nivel, vanguardistas y cómodas, que dignifican a nuestros servidores públicos y a los justiciables. 20 Del mismo modo y gracias a la donación del terreno por parte del Sr. Gobernador del Estado de Veracruz, nuestro amigo Fidel Herrera Beltrán, se inició la construcción del Tribunal Unitario Agrario del Distrito 31, en la ciudad de Jalapa, Veracruz, con las mismas características señaladas; el que próximamente será concluido. Lo anterior pone de manifiesto que la voluntad, la congruencia y el apoyo colectivo, superan con creces las trabas presupuestales y la falta de visión de algunas dependencias, respecto de nuestro campo mexicano, siendo pertinente destacar que la inauguración del Tribunal del Distrito 7, cuya sala de audiencias lleva por nombre Guadalupe Victoria, se presenta en una fecha muy significativa, dado que se verifica, precisamente, en el año del “BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA y CENTENARIO DE LA REVOLUCION MEXICANA”, y con este edificio propio, damos un paso muy importante para dar cumplimiento al reclamo justo y visionario plasmado por Emiliano Zapata, en la cláusula sexta del Plan de Ayala de 1911. 21 Aunado a lo anterior, resulta indispensable señalar que esta nueva etapa, de edificios propios de los Tribunales Agrarios, va a trascender en beneficio de muchos. Al liberarse este Órgano Jurisdiccional de fuertes erogaciones consistentes en la renta del inmueble, adecuación y ampliación; nos va a permitir que esos recursos sean orientados para la mejor atención de los justiciables; lo que resulta relevante en esta época de crisis, recortes presupuestales y abandono de nuestros campesinos. Agradecemos a diversos Ayuntamiento del país y otras dependencias, la generosa donación de terrenos para estos fines. Otro logro importante a destacar, lo constituyen las “Jornadas de Actualización Jurisprudencial en Materia Agraria”, las que tuvieron verificativo los días 27, 28 y 29 de enero pasado; se realizaron gracias a la visión y sensibilidad del Ministrito Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Lic. Guillermo Ortíz Mayagoitia, a su Secretario Ejecutivo Jurídico y a su Director General de Difusión. Jornadas que contaron con mesas de trabajo, integradas en su mayoría por personal tanto del Poder Judicial Federal, como de los 22 Tribunales Agrarios, y que resultaron sumamente relevantes, ya que contrario a lo que muchos piensan quedó acreditado que el derecho agrario se encuentra más vigente que nunca, y como muestra de ello, podemos señalar que se impuso un récord en el seguimiento de las mismas, puesto que en edificio sede del más alto Tribunal de la Nación acudieron 900 personas y la transmisión realizada a toda la República Mexicana, a través de sus 42 Casas de la Cultura Jurídica, fue presenciada por 1098 personas. Debiéndose destacar que presenciaron dicho evento tanto servidores públicos de los Tribunales Agrarios, del Poder Judicial Federal, del Congreso de la Unión, de la Secretaría de la Reforma Agraria, de la Procuraduría Agraria, del Registro Agrario Nacional, de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de la Defensoría Federal de Oficio, de la Procuraduría General de la República, de diversos Gobiernos Estatales y Municipales; por profesionistas integrantes del múltiples Colegios y asociaciones; de profesores universitarios de diversas casas de estudios, estudiantes y lo más importante por campesinos de todo el país. Honorable Pleno, distinguidas y distinguidos invitados: 23 Ya hemos insistido en que no todos los propósitos de la reforma de 92 se han cumplido, o no se han cumplido cabalmente en beneficio de los campesinos. Ya he señalado con anterioridad que en los últimos 15 años han accedido a tierras ejidales y comunales más de dos millones de nuevos titulares, tanto regulares como irregulares lo que ha mantenido un margen de inseguridad a la seguridad jurídica en la tenencia de la tierra ejidal o comunal. El tamaño promedio de las parcelas disminuyó de 9.1 a 7.5 hectáreas por sujeto. Disminuyó el grado de tecnificación de los núcleos agrarios. Si bien aumentó la superficie irrigada, en el mismo período de 15 años, disminuyó la superficie de labor y sembrada. Lo más significativo es el dinamismo que ha adquirido el mercado de tierras ejidales y comunales. Si bien predominan las transacciones entre miembros de los propios núcleos, una proporción importante (33%) se realiza con personas ajenas a los mismos. 24 Para un tribunal de justicia social no deja de ser imperativo el hacer los señalamientos que afectan, de carácter general, a los núcleos agrarios, como lo hemos insistido reiteradamente. infraestructura, apoyo técnico, sistemas La falta de eficientes de comercialización de la producción agropecuaria, asesoría real para los procesos de venta de tierras, así como el sistema de precios de garantía, abasto y acopio se hacen imprescindibles. En los últimos años hemos ingresado al umbral de un nuevo ciclo social del México rural, que de respuesta a temas emergentes que gravitan en el escenario mundial, nacional y local como son los relativos a la sustentabilidad del desarrollo. Los tribunales agrarios se han propuesto dar respuesta a estos temas asumiendo un interés hacia los temas vinculados a esta nueva problemática y en particular los relacionados con el cambio climático, la conservación de la biodiversidad biológica y la seguridad alimentaria. Se ha informado de los esfuerzos para generar en la jurisdicción agraria una nueva conciencia sobre los aspectos ambientales, lo cual se ha traducido en la presencia gradual de planteamientos de políticas públicas surgidos desde esta instancia hacia los ámbitos nacional e incluso internacional. 25 No ignoramos que para muchos sectores los principios de protección ambiental y desarrollo sustentable se consideran una restricción al desarrollo económico y social. Por ello deben encontrarse fórmulas que concilien paradigmas en aras de lograr un equilibrio en beneficio del bien superior de la sustentabilidad. Es un lugar común señalar que las crisis son también espacios de oportunidades. Tenemos que buscar los espacios para transformar la vulnerabilidad ambiental en formas de aprovechamiento de la tierra y sus recursos para generar medidas de mitigación, adaptación y real desarrollo. El mundo confronta hoy, en el amplio marco de una crisis económica, una triple dimensión de problemas: la crisis energética, la crisis alimentaria y la crisis ambiental profundamente vinculadas y que reclaman respuestas institucionales para enfrentarlas. Las políticas públicas al respecto, la oferta institucional del Estado y los recursos presupuestales orientados en ese sentido son condición necesaria, pero no suficiente, para garantizar la disposición del ciudadano, de los núcleos agrarios y de la sociedad, para hacerlos 26 exigibles. Solo la jurisdiccionalización de los derechos económicos, sociales y ambientales puede garantizar su adecuada satisfacción. El derecho a la alimentación y el reclamo por la soberanía alimentaria son una exigencia cotidiana de los hombres del campo, y de la sociedad en su conjunto. Las políticas públicas que se requieren implican un amplio abanico que contempla medidas destinadas a diversas formas a los productores: subsidios, créditos, asistencia técnica, semillas mejoradas, pero además y en respuesta a una extendida demanda social política de abasto, de acopio y de precios de garantía. Estos son entre otros, algunos instrumentos que permitirán romper el círculo de hierro de la improductividad, la pobreza, la marginación de más franjas sociales de los campesinos mexicanos. Pero al mismo tiempo se requieren las reformas legales que signifiquen el aprovechamiento productivo de la tierra y den oportunidad a demandar los apoyos necesarios para hacerlo posible. La jurisdiccionalización del desarrollo sustentable es una práctica extendida internacionalmente, que de manera embrionaria y 27 formativa han asumido los tribunales agrarios, respondiendo a las demandas de núcleos y derechosos en lo individual, reclamando la reparación de daños a sus tierras, bosques, selvas o aguas. Hemos sido innovadores en la redefinición de las fronteras de nuestra jurisdicción, convencidos de lo legítimo de nuestro quehacer institucional como lo ha confirmado el Poder Judicial de la Federación. La idea de los tribunales agroambientales no es nueva en nuestro medio. Su maduración institucional ha venido forjándose con talento, creatividad y estricto apego a derecho por un significativo núcleo de Magistrados de los tribunales unitarios agrarios y del Pleno del Tribunal Superior Agrario. Tenemos que seguir ampliando esta perspectiva. Responder a la demanda social conscientes de que los actores de la nueva ruralidad tramitan sus conflictos recurriendo cada vez más a los tribunales. No ignoramos que la aplicación de la Ley puede ser motivo de controversia. Así lo prevé nuestro sistema de control constitucional. Pero estamos convencidos, también, de que solo un 28 proceder encuadrado en la correcta aplicación de los principios dará satisfacción y legitimidad al quehacer institucional. La obligación de los tribunales agrarios, de los Magistrados y los funcionarios judiciales es proporcionar la impartición de justicia imparcial, donde las partes pueden solucionar sus disputas bajo normas legales validas. La jurisdiccionalización de los derechos sociales, culturales y ambientales es el nuevo reto que se presenta a la administración de la justicia en el siglo XXI. Ante el significativo avance en la conciencia colectiva por establecer estos derechos, en particular los referidos a un medio ambiente sano y a la sustentabilidad del desarrollo se hace imperativo responder con la exigibilidad para el ciudadano y la sociedad, de la prevalencia de estos derechos. NOTAS: 1.- García Ramírez, Sergio “Establecimiento y horizonte de la Jurisdicción Agraria en México” en: 15 años de los Tribunales Agrarios. Tribunal Superior Agrario. México 2007. Pág. 17. 2.- Esquivel Obregón, Toribio, Apuntes para la Historia del Derecho en México. Editorial Porrúa, México, 1984. t. II, P. 690. 29 3.- García Ramírez, Sergio. Ob. Sit. Pág. 19. 4.- Arriaga, Ponciano, Voto Particular sobre el derecho de propiedad regulado en el proyecto de Constitución de 1856, en Derechos del Pueblo Mexicano. México a través de sus constituciones. XLVI Legislatura de la Cámara de Diputados. México. 1967. P. 589. 30