Jurisdicción: Social Recurso de Suplicación núm

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Jurisdicción: Social
Recurso de Suplicación núm. 1929/2005.
P onente: Ilmo. Sr. D. Fernando Muñoz Esteban
EXTINCIÓN DEL CONTRATO POR AMORTIZACIÓN DEL PUESTO DE TRABAJO:
requisitos: situación económica negativa: contribución a su superación: interpretación;
causas económicas: prueba: relación entre la causa y la medida adoptada; denegación:
descenso de ventas: falta de prueba de la adecuación de la medida extintiva.
El TSJ desestima el recurso de suplicación interpuesto por la parte demandada contra la
Sentencia del Juzgado de lo Social núm. 1 de los de Ciudad Real, de fecha 28-09-2005,
dictada en autos promovidos en reclamación por despido, confirmando lo resuelto en la
misma.
En Albacete, a veintitrés de febrero de dos mil seis
La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, compuesta por
los Ilmos. Sres. Magistrados citados al margen, y
EN NOMBRE DEL REY
ha dictado la siguiente
SENTENCIA NÚM. 320
En el Recurso de Suplicación número 1929/05, interpuesto por Comercial Daimieleña
Melero SL, contra la Sentencia dictada por el Juzgado de lo Social número Uno de Ciudad
Real, de fecha 28-9-2005, en los autos número 452/05, sobre DESPIDO, siendo recurrido
Elsa.
Es Ponente el Ilmo. Sr. Magistrado D. Fernando Muñoz Esteban.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO Que la Sentencia recurrida dice en su parte dispositiva: « FALLO: Que
estimando la demanda formulada por Dª Elsa frente a la empresa Comercial Daimieleña
Melero SL, declaro la improcedencia del despido de que fue objeto con fecha 8-7-2005,
condenando a la empresa demandada, a que, en el plazo de cinco días desde la notificación
de la sentencia, opte entre readmitir a la trabajadora en su anterior lugar de trabajo y en
las mismas condiciones que regían antes de producirse, o indemnice a la actora en la
cantidad de 5.914,6 euros, con abono en uno y otro caso de los salarios de tramitación
devengados».
SEGUNDO Que en dicha Sentencia se declaran probados los siguientes Hechos:
I.-Dª Elsa, ha venido prestando sus servicios para la empresa demandada con una
antigüedad de 10-11-2000, con la categoría de auxiliar administrativo, y devengando por
ello un salario diario de 28,22 euros, incluida la prorrata de pagas extraordinarias.
II.-En fecha 3 de noviembre de 2003, la trabajadora causó baja por Incapacidad Temporal
derivada de enfermedad común, hasta el 28-6-05 que recibió la correspondiente resolución
del INSS. por la que se le notifica la extinción de su derecho al subsidio de incapacidad
temporal, incorporándose a la empresa el día 5 de julio de 2005.
III.-En fecha 8 de julio de 2005, la empresa notifica a la demandante carta de despido con
el siguiente contenido:
"La dirección de esta Empresa le comunica que al amparo de la causa del art. 52 del
Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) , ha decidido la extinción de su contrato de
trabajo por causas objetivas con fecha de 8 de julio de 2005.
Esta empresa se ve en la necesidad de amortizar el puesto de trabajo de Dependienta, que
Vd., venía desarrollando antes de su baja por Incapacidad Temporal; y como consecuencia
de incorporarse Vd, a su puesto de trabajo y después de agotar el plazo de 18 meses de IT,
esta Dirección en la fecha de baja de su enfermedad contrató a una empleada para realizar
sus funciones de forma indefinida, no pudiendo tras su incorporación mantener dos puestos
de trabajo en el comercio y que por las ventas que se realizan diariamente solo puede
mantenerse una Dependienta, de lo contrario supondría unas pérdidas económicas
imprevisibles que nos llevaría al cierre del centro de trabajo.
Tras su incorporación el pasado día 5 de julio de 2005, y para mantener su puesto de
trabajo esta Empresa le ordenó en varias ocasiones el realizar otras funciones fuera del
comercio, funciones que se negó a realizar por decir Vd, que no era su trabajo habitual de
dependienta.
En cumplimiento de lo dispuesto en el art.53.1.b) de la referida norma, junto con esta
comunicación ponemos a su disposición la indemnización legalmente procedente, por importe
de DOS MIL SEISCIENTOS TREINTA Y CUATRO EUROS CON CATORCE CENTIMOS
(2.634, 14 EUROS), equivalente a veinte días de salario por año de servicio; prorrateándose
por meses los períodos de tiempo inferiores a un ano y con un máximo de doce
mensualidades". La cantidad fue recibida por la demandante a cuenta y sin estar de
acuerdo.
IV.-La demandante desempeñaba sus funciones como dependienta, en el comercio minorista
que posee la entidad demandada en la Calle Mártires n° 4 de Daimiel, entidad que también
se dedica a la actividad de comercio al por mayor de artículos de regalos, mobiliario de
jardinería y del hogar, ubicado en unos almacenes sitos en la Carretera Nacional Ciudad
Real-Madrid km. 332,600.
La empresa demandada según el informe economista aportado, tiene un continuado
descenso de la rentabilidad en la tienda, siendo aconsejada la disminución de costes
salariales, y el planteamiento del cierre del punto de venta, a no ser que se especialice en
otras mercaderías de nueva comercialización y competitivas.
En la actualidad la tienda se mantiene abierta al público, con una empleada.
V.-La actora no ostenta ni ha ostentado, cargo de representación sindical
VI.-Se celebró acto de conciliación sin avenencia».
TERCERO Que, en tiempo y forma, por la parte demandada, se formuló Recurso de
Suplicación contra la anterior Sentencia, en base a los motivos que en el mismo constan.
Dicho Recurso ha sido impugnado de contrario.
Elevadas las actuaciones a este Tribunal, se dispuso el pase al Ponente para su examen y
resolución.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO Disconforme la demandada con la sentencia de instancia, que estimó la demanda
interpuesta declarando la improcedencia del despido, interpone recurso de suplicación con
la doble finalidad de revisar la declaración fáctica y examinar el Derecho.
Así, los motivos Primero y Segundo pretenden, al amparo del apartado b) del artículo 191 de
la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) , la revisión de Hechos Probados,
solicitando en aquél que se dé nueva redacción al Hecho Segundo y en éste que se efectúe
la adición de un nuevo hecho probado, en los términos que propone. A todo ello se opone la
actora en su escrito de impugnación por las razones indicadas en dicho escrito.
Ahora bien, vistas las alegaciones de recurrente y recurrida, se ha de significar que el
recurso de suplicación es de naturaleza extraordinaria y a diferencia del recurso ordinario
de apelación (en el que el Tribunal «ad quem» puede revisar «ex novo» los elementos
fácticos y consideraciones jurídicas de la sentencia recurrida) dicho recurso -a modo de
pequeña casación- no faculta al Tribunal sino para analizar los concretos motivos del
recurso, que han de ser canalizados por la vía de los párrafos a), b) ó c) del art. 191 de la
LPL, según se articule una denuncia de normativa procesal, generadora de indefensión y que
produce la consecuencia prevista en el art. 200 LPL, se denuncien yerros fácticos evidentes
y transcendentes al fallo y/o, finalmente, se invoquen infracciones de normativa sustantiva
o material, postulando en estos dos supuestos, a diferencia del primero, las consecuencias
contempladas en los arts. 201 ó 202 LPL. Así, dada esa extraordinaria naturaleza del
recurso de suplicación, asentada en constante jurisprudencia (así SS. del Tribunal Supremo
de 22-4-1970 y 21-6-1971, entre otras muchas), aunque pudieran existir otras infracciones
no denunciadas no pueden éstas ser consideradas por el Tribunal «ad quem», salvo en
aquellos supuestos que, por su propia naturaleza, trascendieran al orden público procesal,
dado el carácter de derecho necesario («ius cogens») que conlleva su aplicabilidad incluso
de oficio.
Asimismo, ha de tenerse en cuenta, por un lado, que las cuestiones de hecho y de derecho
ineludiblemente han de ser tratadas por separado y, por otro, que sólo cuando se aprecia la
infracción denunciada, procede la estimación del recurso, bien entendido que el error de
derecho en la apreciación de la prueba, por aducirse infracción de una norma, ha de
formalizarse, por la vía del art. 191 c) LPL, y que en lo que respecta al error fáctico (que ha
de denunciarse por el cauce del art. 191 b) LPL), su apreciación no puede entrañar
denegación de las facultades valorativas de la prueba atribuidas al Juzgador «a quo»,
órgano judicial soberano para la apreciación de la prueba ( STC 44/1989, 20 de febrero [
RTC 1989, 44] y 24/1990 de 15 de febrero [ RTC 1990, 24] ), al cual corresponde, en
virtud de lo dispuesto en el artículo 97 de la Ley de Procedimiento Laboral, apreciar todos
los elementos de convicción aportados al proceso y declarar, en función de éstos, los que
estime probados. Como debe tenerse en cuenta igualmente que no pueden introducirse en el
momento de la suplicación cuestiones fácticas novedosas y que no hayan sido objeto de
alegación y, en su caso, debate en la instancia ( SS. del Tribunal Supremo de 2-7-1980 [ RJ
1980, 2958] , 15-12-1982 [ RJ 1982, 7810] , 18-7-1984 [ RJ 1984, 4192] y 3-3-1987 [ RJ
1987, 1323] , entre otras), debiendo operar la revisión de hechos sobre la prueba
documental o pericial alegada que demuestre patentemente el error de hecho, a lo que se
ha de añadir que el recurso se da contra el fallo y no contra los hechos o consideraciones
jurídicas de la sentencia, de forma que son intrascendentes al recurso las denuncias por
error de hecho o infracción jurídica que no alteren el sentido del fallo ( SS. del Tribunal
Supremo de 18-10-1982 [ RJ 1982, 6190] y 16-3-1987 [ RJ 1987, 1616] , entre otras
muchas). Pues bien, en el supuesto de autos, en lo que respecta a la revisión solicitada en el
motivo Primero del recurso, aparte de mezclarse cuestiones de hecho y de derecho (como
lo es la referente a la no subsistencia de la obligación de cotizar por parte de la empresa),
el texto que se propone a esta Sala para su inclusión en la relación de Hechos Probados
introduce una serie de datos fácticos y cuestiones que no aparecen alegados en la
contestación a la demanda efectuada en el acto del juicio, siendo por lo demás
absolutamente intrascendentes al fallo, ya que lo realmente relevante es el hecho de que la
demandante causó baja por incapacidad temporal el 3-11-2003 y se incorporó a la empresa
el 5-7-2005, tras extinguirse el derecho al subsidio de Incapacidad Temporal, siendo
despedida el 8-7-2005 por causas objetivas, todo lo cual aparece recogido en la relación
fáctica, debiendo significarse por lo demás que de la documental citada no resulta que la
trabajadora Dña María Dolores fuera contratada por tiempo indefinido para ocupar el
puesto de la actora, habiendo sido los documentos designados ya valorados por el juzgador
de instancia, quien señala en el Fundamento de Derecho Segundo de la sentencia,
textualmente, que «examinando la documental aportada se constata que la trabajadora Dª
Patricia, que según refirió la empresa fue contratada para trabajar en la tienda de forma
indefinida, al iniciar el proceso de IT la actora, -datos que no se pueden contrastar al no
aportarse el contrato de trabajo operado con dicha trabajadora-, causó baja en Seguridad
Social el 11 de agosto de 2005», sin que quepa sustituir el criterio objetivo e imparcial del
juzgador por el subjetivo e interesado de la propia parte, por lo que ha de decaer dicho
motivo del recurso.
Igualmente, por lo que respecta a la adición solicitada en el motivo Segundo, se pretenden
introducir por vía de recurso elementos fácticos que no aparecen alegados oportunamente
ni en la carta de despido ni en el acto del juicio, no pudiendo por tanto ser tenidos en
cuenta, a lo que se ha de añadir que la adición pretendida no tendría trascendencia alguna a
la parte dispositiva, máxime cuando el juzgador de instancia ha recogido ya que la empresa
tiene un continuado descenso de la rentabilidad en la tienda, siendo aconsejada la
disminución de costes salariales (Hecho Probado Cuarto), por lo que debe decaer asimismo
este motivo del recurso.
SEGUNDO El examen del Derecho que se solicita en el motivo Tercero del recurso es por
infracción del artículo 52. c) del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) . A dicho
motivo se opone asimismo la actora en su escrito de impugnación por las razones aducidas
en el mismo.
Pues bien, llegados a este punto se ha de significar que para la resolución de la cuestión
planteada deben hacerse las consideraciones siguientes:
1ª) Constituyendo el despido la forma de extinción del contrato de trabajo por voluntad
unilateral del empresario, el art. 108.1 de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144,
1563) , al igual qué el art. 55 del Estatuto de los Trabajadores, determina que el Juez ha
de calificar en el fallo de la sentencia el despido como procedente, improcedente o nulo,
aun cuando bien puede suceder, como es evidente, que el despido sea en realidad
inexistente, es decir, que no haya habido despido, como puede ocurrir igualmente que se
haya de declarar «no probado» el despido ( Sª del Tribunal Supremo de 13 de febrero de
1986 [ RJ 1986, 753] , entre otras). 2ª) Contemplada en el art. 52.c, del Estatuto de los
Trabajadores como uno de los supuestos de extinción (en realidad y más propiamente,
despido, contra el que se puede recurrir como si se tratase de despido disciplinario -art.
53.3 ET-) la necesidad objetivamente acreditada de amortizar un puesto de trabajo
individualizado, cuando, tratándose de empresas de menos de cincuenta trabajadores, no
procediera utilizar los servicios del trabajador afectado en otras tareas de la empresa en
la misma localidad, la Ley 11/1994, de 19 de mayo ( RCL 1994, 1422, 1651) , dio nueva
redacción al antecitado art. 52.c, del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1980, 607) ,
permitiendo dicho despido cuando exista la necesidad objetivamente acreditada de
amortizar puestos de trabajo por alguna de las causas previstas en el art. 51.1. ET, es
decir, las que posibilitan el despido colectivo, y en número inferior al establecido para éste
(es decir, menos de 10 trabajadores en empresas de menos de cien; menos del 10% de los
trabajadores en empresas que ocupen entre cien y trescientos trabajadores; y menos de
30 trabajadores en empresas de trescientos o más trabajadores). Por lo demás, tanto
antes como después de la Ley 11/1994, los requisitos de dicho despido vienen establecidos
en el art. 53 del Estatuto de los Trabajadores, si bien la mencionada Ley dió nueva
redacción a la letra c) del apartado 1 de dicho artículo, referente al preaviso, y ha
dispuesto asimismo una redacción nueva para el apartado 4 del referido art. 53 ET, en que
se establece la obligación del juzgador de declarar de oficio la nulidad del despido, entre
otros supuestos, cuando el empresario hubiera incumplido los requisitos de forma
establecidos en el apartado 1 del art. 53. Así, lo mismo antes que después de la reforma, se
hace preciso, además de la necesidad objetivamente acreditada de amortizar el puesto de
trabajo en los términos establecidos en el art. 52.c ET, el cumplimiento puntual de los
requisitos de forma legalmente establecidos, exigiéndose en efecto, aparte del preaviso
antedicho (cuya falta tiene unas consecuencias de menor entidad, ya que no anula la
extinción -art. 53.4 ET-), la comunicación escrita al trabajador expresando la causa y la
puesta a disposición del mismo, simultáneamente a la entrega de aquella, de una
indemnización de 20 días por año de servicio, prorrateándose por meses los períodos de
tiempo inferiores a un año y con un máximo de doce mensualidades, si bien en la nueva
normativa se ha producido una atemperación del rigor de la norma relativa a la puesta a
disposición de la cantidad referenciada, con arreglo a lo dispuesto en el artículo 53. b),
párrafo 2° ET
3ª) Así, se exige para que proceda la extinción que se acredite la necesidad objetiva de
amortizar un puesto de trabajo individualizado, de forma que los elementos que integran el
despido por razones económicas son la existencia de causa, la amortización de puesto de
trabajo y la funcionalidad de los despidos ( STS de 14-6-1996 [ RJ 1996, 5162] ), debiendo
subrayarse que no basta con que concurra y se demuestre una situación económica negativa
para que el despido objetivo por causas económicas esté justificado, pues también es
preciso, por un lado, que se acredite que la extinción de los contratos contribuye a superar
dicha situación, tal y como expresamente lo exige el art. 51.1 ET al que remite el art. 52 c),
y por otro lado, que la medida extintiva sea necesaria a esos efectos, lo que descarta los
casos en los que simplemente pueda resultar conveniente, de forma que sólo cabría tomar
tal decisión cuando, para superar la situación económica negativa, no sea posible adoptar
otras medidas laborales que no supongan la pérdida del puesto, en plena coherencia con la
finalidad perseguida por el legislador, destinada a salvaguardar el empleo según resulta del
Preámbulo de la Ley 11/1994, que introdujo la reforma de referencia. Así, corresponde al
empresario demostrar que dichos requisitos concurren, debiendo pechar con las
consecuencias de la falta de prueba (arts. 217 de la Ley de Enjuiciamiento Civil [ RCL 2000,
34, 962 y RCL 2001, 1892] ).
4ª) En el supuesto de autos, debiendo partirse necesariamente del inalterado relato
fáctico de la sentencia, resulta indudable que no se ha acreditado en absoluto que deba
amortizarse el puesto de la actora y que ello implique una mejora en la situación económica
de la empresa y esa misma insuficiencia de la prueba practicada sobre el concreto alcance
que en ella vaya a tener la amortización pretendida resulta decisiva para estimar que
tampoco se ha demostrado la necesidad de suprimirlo por alguna otra de las razones a que
se refiere el art. 52 c) ETT., debiendo significarse que, tal como señala la resolución
recurrida, si bien se justifica un descenso de las ventas, este aspecto es insuficiente para
justificar la decisión adoptada, habiéndose puesto de relieve asimismo en la sentencia de
instancia que la imposibilidad de mantener dos puestos de trabajo en la empresa carece de
cumplida justificación, máxime cuando la propia empleadora manifestó en el acto, e incluso
en la carta remitida a la trabajadora, la posibilidad de desempeñar otro puesto de trabajo,
pudiendo además habérsele destinado a éste no sólo a la actora sino, en su caso, a la
empleada contratada para sustituirla.
Por lo cual, no habiendo incurrido la sentencia de instancia en las infracciones denunciadas,
procede la desestimación también de este motivo y del recurso, confirmándose dicha
resolución.
Vistos los preceptos legales citados y demás de general y especial aplicación.
FALLAMOS
Que debemos desestimar y desestimamos el recurso de suplicación interpuesto por
Comercial Daimieleña Melero SL contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social
núm. Uno de Ciudad Real de fecha 28 de septiembre de 2005 en virtud de demanda
formulada por Elsa en reclamación por DESPIDO, y en consecuencia, debemos confirmar y
confirmamos la sentencia de instancia, con abono por la parte recurrente al Letrado que ha
impugnado su recurso, de la cantidad de 300 euros en concepto de honorarios. Dése a los
depósitos constituidos el destino legal.
Notifíquese la presente resolución a las partes y a la Fiscalía del Tribunal Superior de
Justicia de Castilla-La Mancha (Albacete), haciéndoles saber que contra la misma
únicamente cabe Recurso de Casación Para la Unificación de Doctrina, que se preparará por
escrito ante esta Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha
(Albacete), dentro de los DIEZ DÍAS siguientes a la notificación de la Sentencia, de
acuerdo con lo dispuesto en los artículos 219 y 228 de la Ley de Procedimiento Laboral (
RCL 1995, 1144, 1563) . La consignación del importe de la condena deberá acreditarse,
cuando proceda, por la parte recurrente que no goce del beneficio de justicia gratuita ante
esta Sala al tiempo de preparar el Recurso presentando resguardo acreditativo de haberla
efectuado en la Cuenta Corriente núm. 0044 0000 66 1929 05, que esta Sala de lo Social
del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (Albacete) tiene abierta en el
Banco Español de Crédito, Oficina número 3.001, sita en la calle Marques de Molins, número
13, de Albacete, pudiéndose sustituir dicha consignación en metálico por el aseguramiento
mediante aval bancario en el que se hará constar la responsabilidad solidaria del avalista,
debiendo igualmente la parte recurrente, que no ostente la condición de trabajador o
causahabiente suyo, o beneficiario del régimen público de la Seguridad Social, o se trate
del Ministerio Fiscal, Estado, las Comunidades Autónomas, las Entidades Locales, los
Organismos dependientes de todas ellas y quienes tuvieren reconocido el beneficio de
justicia gratuita, consignar como depósito la cantidad de TRESCIENTOS EUROS (300 €),
que deberá ingresar en la Cuenta número 2410 del Banco Español de Crédito, Sucursal de la
calle Barquillo, núm. 49 (clave oficina 1.006) de Madrid, que tiene abierta la Sala IV de lo
Social del Tribunal Supremo, debiendo hacer entrega del resguardo acreditativo en la
Secretaría de dicha Sala IV del Tribunal Supremo al tiempo de personarse en ella.
Expídanse las Certificaciones oportunas para su unión a los autos y al rollo de su razón,
incorporándose el original al correspondiente Libro de Sentencias.
Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
PUBLICACIÓN.-Leída y publicada fue la anterior Sentencia en el día de su fecha, por el
Ilmo. Sr. Magistrado-Ponente que la suscribe, en la Sala de Audiencias de este Tribunal.
Doy fe.
PUBLICACIÓN.-En la misma fecha fue leída y publicada la anterior resolución por el Ilmo.
Sr./a. Magistrado que la dictó, celebrando Audiencia Pública. Doy fe.
DILIGENCIA: Seguidamente se procede a cumplimentar la notificación de la anterior
resolución. Doy fe.
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