RAMÓN GIL ALMANSA Pregón del Cristo del Consuelo. “Cazorla: Arraigo, compromiso e innovación en el siglo XXI” CAZORLA 2014 Pregón de las Fiestas Religiosas en honor del Santísimo Cristo del Consuelo. *** “Cazorla: Arraigo, compromiso e innovación en el siglo XXI” pronunciado por RAMÓN GIL ALMANSA en el Teatro de la Merced el día 5 de Septiembre *** CAZORLA MMXIV Editado por: Real Cofradía Santísimo Cristo del Consuelo de Cazorla c/ San Francisco, 11, 23470 CAZORLA Portada: Reproducción planos Ruinas de Santa María. Impreso por: Patricio Almirón Jiménez. c/ Antonio Machado, 6, 23470 CAZORLA 1.SALUDOS Y AGRADECIMIENTOS Q ueridos paisanos, buenas noches a todos y muchas gracias por acompañarme esta noche tan importante para mí. Permitidme, al inicio y para ser justo, unas breves palabras de agradecimiento. Gracias, en primer lugar, a la Junta Directiva de la Real Cofradía del Stmo. Cristo del Consuelo y, en particular a su Hermana Mayor, Carmen, a la que debo, en representación de dicha Junta, su atrevimiento para invitarme hoy aquí, en el año del 75 aniversario del cuadro del Stmo. Señor del Consuelo; y a la que “culpo” de tantas noches en las que mi mente ha dado vueltas a palabras, ideas y situaciones en torno a lo que podría ser este acto, al respeto por la responsabilidad que para mí suponía, y a la ilusión de poder transmitir este mensaje a mis paisanos. Os aseguro que no conocía personalmente a Carmen, y también os aseguro que no podré olvidarla. Gracias también a los amigos que hoy me acompañan: a los cazorleños, a los que viven aquí y a los que vienen con regularidad como yo, pero que compartimos tiempo y amor por este pueblo. No os diré más, porque a vosotros va dirigido esencialmente este pregón; a mis amigos de “Teleco”, muchos de ellos hoy aquí, que han supuesto, y lo siguen haciendo, no solo una fuente de diversión, de alegrías y penas compartidas, sino un pilar básico en mi formación y en mi confianza como persona, y una referencia esencial para mi futuro y el de mi familia. Gracias, incluso, a los compañeros y amigos de mi día a día profesional, de mi trabajo, que han querido apoyarme esta noche, curiosos seguro por conocer el porqué de mi apego cazorleño, ése con el que tanto les doy la lata diariamente. 3 Por supuesto, gracias a mi familia, lo más importante, a la carnal y la política, que son la misma: a mis hermanos, Pilar, José Ignacio y Choncy (que asiste desde el cielo), un apoyo y una referencia continuos, siempre cerca; a mis hijos, Ramón, Juan y Javier, ¡lo más grande!, como dicen en nuestra nueva tierra sevillana, que no entenderán muy bien por qué está aquí su padre y que son la mayor fuente de inspiración y preocupación para el futuro. También para ellos va en gran parte este mensaje, aunque les cueste aún entenderlo. Y, claro, a Ana, que está al lado,detrás y al frente de todo, aunque uno no sepa siempre reconocerlo o agradecerlo suficientemente. Pero, además, quiero terminar estas palabras iniciales expresando mi inmenso agradecimiento a nuestro Patrón, al Stmo. Sr. del Consuelo, por permitir que los mayores culpables de que hoy yo os dirija este pregón, mis padres, Pepe y Chon, pueden ver y oír hoy parte del fruto de su trabajo. Y es que, si alguien es responsable de mi arraigo y amor por Cazorla, no son otros que mis padres: porque han sabido transmitir, de una forma natural y sin estridencias, no sólo su amor por nuestro pueblo, sino una educación que permitiera desarrollarlo desde una mirada abierta al mundo, impulsándonos a conocer otras realidades, a ser atrevidos en nuestra aproximación al exterior (muy Almansa) pero, eso sí, a hacerlo desde la sencillez y el apego a la referencia moral que nos proporcionan nuestras raíces (muy Gil). Gracias a los dos, os quiero mucho. Además de las gracias, quiero pedir anticipadamente perdón a todos por si el contenido de este pregón no es de vuestro interés, y esperabais otra cosa, o simplemente habéis venido para acompañarme; o por si, siendo de interés, no tengo la capacidad de hacerlo ameno o entendible. Es algo que probablemente podíamos haber compartido en la barra de un bar con una cerveza y que, bueno, he tenido la oportunidad de compartir con vosotros en este escenario tan impresionante para mí. Y también mis disculpas anticipadas por si en algún momento os parezco pedante o dogmático a la hora de lanzar algunos mensajes. Son solo un punto de vista apasionado. 4 2.ARRAIGO Y COMPROMISO Quiero imaginar lo que os preguntasteis en su momento, cómo yo vengo haciendo desde entonces, cuando alguien os comentó quien iba a ser el pregonero de las Fiestas de 2014, justo el año, además, en que se cumple el 75 Aniversario del Cuadro del Stmo. Cristo del Consuelo: “¿y… qué pinta éste ahí?, ¿qué méritos reúne?, ¿por qué?”. He tenido la oportunidad, durante estos meses de dar repaso a los pregones de nuestros paisanos desde el año 1982, publicados en la Web. Y al leerlos y reconocer a sus personajes, confirmo que la apuesta de Carmen y su Junta Directiva es realmente arriesgada. No soy yo un profundo conocedor de la Historia que pueda ilustraros en detalle sobre pasajes de interés de la vida de nuestro pueblo o de nuestro patrón; tampoco dispongo de la capacidad literaria para regalaros un poema o unas letras que hagan aflorar nuestros sentimientos más profundos; ni el conocimiento o las habilidades artísticas que me permitan profundizar sobre el contenido y la belleza de nuestro Cuadro o de nuestros edificios más singulares. Y menos aún conozco, con el detalle que debiera, nuestra Sierra y las maravillas de la Naturaleza que contiene, a pesar de mis largas caminatas, ya hace años, con mis amigos Pablo, Luis y Felipe; cualquiera de los que hoy me acompañáis sabéis mucho más que yo, seguro. Y, por si fuera poco, mi edad, y el hecho de vivir fuera de Cazorla desde muy pequeño, no me permiten disponer del conocimiento de las anécdotas, las costumbres o los personajes que pudiera despertar vuestra curiosidad. Sin embargo, cuando Carmen se dirigió a mi aquel día de finales de 2013, y me preguntó: “¿Tú eres Ramón Gil? ¿Querrías ser el pregonero de las Fiestas de 2014?”, no dudé ni un instante; no tuve que pensarlo ni consultar a nadie y, acompañado, eso sí, de un temblor en todo el cuerpo que aún dura (y más esta noche), respondí, con la mirada perdida, un “Claro que sí”. Es más, aunque os pueda parecer un poco falto de humildad, os aseguro que, desde ese mismo instante, sabía cuál iba a ser el centro de mis palabras esa noche,… ¡esta noche! Y lo sabía porque, lo que realmente quiero hacer es transmitir y compartir una preocupación, un mensaje, una 5 ilusión, algo que me viene a la cabeza de forma recurrente en mi vida y que el Señor del Consuelo ha querido que hoy lo comparta con vosotros. Es, como no podía ser de otra manera, una mirada hacia delante, al futuro. No quiero hacer un pregón que hable, como brillantemente han hecho la mayoría de mis predecesores, de nuestro pasado común o que describa aspectos concretos de nuestra iconografía, nuestros sentimientos o nuestras creencias (de nuestro “imaginario colectivo”, como ahora se dice). Quiero hablar de FUTURO, quizá por defecto profesional, por mi dedicación y vinculación con la Innovación en mi día a día, comprometido siempre con el cambio en las empresas, y, por qué no, guiado probablemente por esa ilusión y optimismo que a veces pueden parecer desmedidas o poco prácticas, pero que siempre me hacen mirar hacia delante. Y, aunque sé que este año se cumple el 75 aniversario de nuestro Cuadro, voy a hablar de Cazorla, de nuestro pueblo, que es lo mismo que hablar del Stmo. Cristo del Consuelo. Quiero plantearos y compartir mi INQUIETUD, esa preocupación, ese mensaje, esa ilusión de la que antes hablaba y que iba a constituir el centro de mis palabras hoy. Nací en el año 1969 en Cazorla; sí, 45 años, una edad que me hace representar a una generación que está presente en gran medida aquí esta noche. Una generación que se encuentra en medio, en la transición (¡qué palabra más repetida este 2014, año en el que todo apunta a cambios!) entre dos generaciones muy muy distintas y que aún conviven: la de nuestros padres, que, aunque no todos, en gran parte aún nos acompañan, y la de nuestros hijos, hoy algunos de ellos también aquí. Nuestros Padres: generación de posguerra, personas que, en su gran mayoría, han vivido en Cazorla toda o gran parte de su vida, que han sufrido sus problemas y carencias, que han disfrutado de sus paisajes, que se han enfrentado, y resuelto, a infinidad de retos, que, en definitiva, no sólo han construido nuestro pueblo, sino que han sembrado y hecho crecer el amor que sus hijos, nosotros, tenemos por él. Es una generación que reúne el arraigo y el compromiso por sus orígenes, dos de las tres palabras clave de este pregón. 6 Nuestros Hijos: niños, jóvenes, adultos ya en muchos casos, que, en gran medida, no han vivido en Cazorla, o, cuanto menos, van a pasar gran mayor parte de su futuro fuera de él, fuera de España incluso. Que, con una formación excelente, están conociendo y van a conocer un mundo mucho más grande, muy distinto y muy distante. Y que son el origen de la preocupación que comparto con vosotros esta noche, de mi duda: ¿seremos capaces de sembrar y mantener en ellos ese arraigo por sus orígenes familiares, Cazorla, o, mucho más difícil aún, generarles el suficiente compromiso que asegure y enriquezca el futuro de nuestro pueblo? Éste es nuestro gran objetivo, la gran incógnita a resolver. Nuestra generación, la mía: una generación de cazorleños que tiene un claro sentimiento de arraigo por su pueblo: hemos vivido en Cazorla (aunque ahora no lo hagamos), venimos siempre que podemos, amamos profundamente su costumbres, su gente, su olor, su paisaje, sus creencias,…,y lo transmitimos con pasión por cualquier sitio por el que la vida nos lleve. Pero siento que ese arraigo sin más no asegura nada, no es suficiente: hay que acompañarlo, y esto me lo digo a mi mismo, con un mínimo compromiso, del que tan sobrado estuvieron nuestros padres, para hacer de nuestro pueblo el pueblo de nuestros hijos. Y éste es el problema, la oportunidad que afrontamos; tenemos un gran objetivo con nuestros hijos, con la próxima generación: conservar el gran legado de nuestros padres, mejorarlo y trasladarlo a nuestros hijos. Disponemos de unas certidumbres de partida: el maravilloso testamento de la generación anterior, el conocimiento del presente, y la intuición sobre el futuro que vivirá la generación siguiente. Y una incógnita esencial que tenemos que despejar: el compromiso de nuestra generación para conseguirlo y la mejor forma para llevarlo a cabo. 3. UNA MIRADA AL FUTURO QUE YA NOS ACOMPAÑA ¿Y cómo es ese futuro, o presente ya, de nuestros hijos? ¿Cuál es el escenario en el que van a desarrollar sus vidas? Echemos un simple vistazo a través del siguiente vídeo. (Se proyecta el video) 7 Y, ante este panorama, ya presente y claramente futuro, ¿por qué es importante ese sentimiento de arraigo? ¿Por qué reclamo en mis hijos, en nuestros hijos, esa necesidad de Cazorla como un referente importante en sus vidas, en un escenario generacional como el que habéis visto? En primer lugar querría aclarar a qué me refiero con el concepto “sentimiento de arraigo”. Hay muchas variables que pueden determinar o condicionar el arraigo de una persona a un lugar. Yo las voy a clasificar en dos simplemente: objetivas y subjetivas. Las objetivas: el conjunto de condiciones que hacen agradable, cómodo o conveniente a una persona el vivir en un determinado lugar (infraestructura, asistencia social adecuada, acceso a la educación, trabajo, condiciones climáticas, etc.). Las subjetivas: la identidad cultural y el sentimiento de pertenencia:compartir valores, principios, normas, tradiciones, una historia, hace al hombre sentirse más plenamente parte de una comunidad. Es claro, que si bien me voy a centrar en las segundas (identidad cultural, sentimiento de pertenencia), las variables objetivas serán un complemento cada vez más imprescindible. Muchos pueden pensar que mi idea es sentimentalismo barato, de lágrima fácil (yo la tengo), y de mirada corta: “¡Qué absurdo!, ¡qué cateto!, en un mundo como el que vivimos y van a vivir nuestros hijos, dar tanta relevancia a algo tan menor, tan local, al pueblo, ¿qué puede aportar?”, podría decir cualquiera. Sin embargo, mi propia experiencia, en la que he tenido la oportunidad tanto de vivir fuera y viajar por el mundo, como de conocer lo que es la vida de pueblo, me dice que es precisamente todo lo contrario: es una oportunidad, que no todos tienen, de enriquecer la mente de nuestros hijos con matices distintos, de complementar y añadir una perspectiva diferente al mundo en el que van a habitar. ¿Por qué? He vivido muchos años en Madrid, dos de mis hijos han nacido en Madrid, Ana, mi mujer, es de la capital (aunque de familia cazorleña). Es claramente un entorno diametralmente diferente al que ofrece Cazorla, pero ha sido una experiencia vital, necesaria para enriquecer mi visión de las cosas y mi formación como persona 8 y como profesional. Madrid es, como muchos sabéis, una ciudad en la que casi nadie es madrileño y todos lo somos en cuanto nos instalamos. Es Madrid la paradoja entre una sensación inicial de desarraigo que, al momento, atrae, engancha, une y, sobre todo, nos abre la mente. Sin embargo, hay algo cierto, común a toda gran ciudad: las distancias y el tamaño, acentúan las diferencias, que se imponen en muchas ocasiones a la convivencia. La vida se desarrolla por barrios uniformes en la condición de sus habitantes, la educación le sigue y la convivencia de niños de diferente procedencia se hace casi imposible. Nuestros hijos, lamentablemente, pierden matices y perspectiva sobre otras realidades, sobre la realidad: unos pensarán que montar a caballo forma parte de la normalidad de su agenda escolar, y otros apenas disfrutarán de un patio para jugar al fútbol. Y es ahí donde yo encuentro la ventaja de los espacios pequeños, de los pueblos como contrapeso a esa otra situación probablemente difícil de evitar. Sí efectivamente, en este caso,en la idea que os quiero transmitir,el tamaño importa. Y siento que, a mí personalmente, me ha ayudado muchísimo: en los espacios pequeños no hay más remedio, en la mayoría de las ocasiones, que convivir, compartir, y eso significa respetar, dialogar, sumar en definitiva. En un pueblo las diferencias potenciales, de la naturaleza que sean (políticas, sociales, educativos, religiosas…) no tienen más remedio que dejarse espacio las unas a las otras: la política se desarrolla en torno a problemas muy cercanos, muy apegados al terreno, que afectan a todos por igual; socialmente se comparten muchos ambientes (bares, paseos, eventos..); en la educación, los colegios son pocos y el lugar común de nuestros hijos; y, ¡fijaos!, hasta en la religión, muchas veces lo más complicado y lo que más nos distancia, hasta los que se declaran agnósticos o ateos son devotos a su patrón, el Stmo. Sr. del Consuelo. En definitiva, recomiendo y busco para mis hijos un equilibrio entre la mente abierta al mundo que nos aporta la gran ciudad y una vida cada vez más cosmopolita, y la firmeza de nuestras convicciones, el amor por lo sencillo, por las cosas simples, por la autenticidad que puede aportar la cercanía de un pueblo. Y esta experiencia personal, que siento que me ha 9 enriquecido, es la que a mí me gustaría que mis hijos pudieran disfrutar. Pero el problema, el reto, el compromiso, es cómo conseguirlo en un mundo y en un tiempo en el que, como hemos visto, todo parece ir en otra dirección: hacia lo global, lo internacional, a las grandes manifestaciones culturales. ¿Qué pueblo hemos heredado? ¿Cuáles son los valores que nuestra generación debe transmitir a sus hijos? ¿Cómo los integramos en su cultura, en su lenguaje, en su nuevo modo de vida? ¿Qué actitud es la adecuada para que nos entiendan y surja en ellos la motivación necesaria? 4. LA ACTITUD ANTE EL MAÑANA: ARRAIGO+COMPROMSO+INNOVACIÓN=FUTURO No tengo la pretensión de dar respuesta a todas las preguntas antes planteadas; desconozco la fórmula adecuada para lograr ligar el futuro de nuestros hijos con Cazorla; y mucho menos para que, además de un sentimiento de arraigo nazca en ellos el compromiso por mejorar lo que han conocido. Simplemente quiero apuntar la que, en mi opinión, debe ser la actitud de nuestra generación ante este reto. Y reflexionando sobre este planteamiento, sobre este deseo, de pronto,me cruzo con una frase que claramente recoge, resume y apoya la actitud que yo defiendo: “La vida sólo puede ser comprendida mirando para atrás; mas sólo puede ser vivida mirando para adelante." (Soren Kierkegaard). La escribe un filósofo y teólogo danés, pero su mensaje es a la vez tan simple y tan profundo que bien podría ser la lapidaria frase de cualquiera de los abuelos que nos podemos encontrar sentados en un banco de la plaza de “El Huevo” o en el tranco de la puerta de su casa en Cazorla. Me llamó rápidamente la atención, desde su sencillez, por lo bien que recogía mis sensaciones sobre la forma correcta de afrontar esta situación desde la realidad de nuestra generación. Cuando Kierkegaard, o ese abuelo del pueblo, nos dice que la vida solo puede ser entendida haciendo un repaso a nuestro pasado, 10 no está queriendo decir que centremos nuestra mirada en él, que sea nuestra única y principal referencia. Todo lo contrario, nuestros pies deben situarse en nuestro presente y la mirada hacia el futuro, para completar el ciclo de vida que nos ha tocado vivir a cada uno. Eso sí, enriqueciendo nuestras decisiones con la experiencia y las lecciones aprendidas del pasado, y situando a nuestros mayores como referencia clara en lo que nos queda por delante. Otros personajes han expresado esta misma idea de futuro de forma muy clara y desde entornos muy diferentes. “Nunca andes por el camino trazado, pues él te conduce únicamente hacia donde los otros fueron." (A.Graham Bell) “El cambio es ley de vida. Cualquiera que solo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro.”(John F. Kennedy) Todas las generaciones (también nuestros padres lo hicieron y hacen con nosotros) tienen la recurrente tentación, en la que soy el primero en caer, de comparar los comportamientos y costumbres de sus hijos ahora con su forma de hacer a la misma edad, para concluir que antes comíamos más sano, nos divertíamos más con menos, o nuestro gusto musical era mucho más ilustrado. No está mal la comparación para reírse, para aconsejar, para sorprenderse, pero erramos en la conclusión porque, esencialmente, no es mejor ni es peor; es, sencillamente, la que les ha tocado vivir, y sus decisiones u opciones no pueden ser siempre las que nosotros tomamos en otro momento. Es cierto que el consejo de los mayores es siempre muy a tener en cuenta, pero es imposible vivir con la vida de otros y probablemente todos tendremos que cometer nuestros propios errores, fruto de nuestras propias decisiones, sin atajos; también nuestros hijos. Y estaremos de acuerdo en que no hay mayor error que el de no decidir. Y alguien con bastante peso en la historia (el creador de Ford) lo expresa muy bien, añadiendo, de forma jocosa, un matiz importante: “Si hubiera preguntado a mis clientes qué es lo que necesitaban, me habrían dicho que un caballo más rápido.” (Henry Ford). Refleja claramente ese matiz de riesgo, de ruptura obligada en ocasiones con lo anterior para progresar, de INNOVACIÓN, entendida no como un proceso tecnológico, sino como una actitud necesaria en la vida: la de hacer las cosas de forma diferente, la de afrontar retos no imaginados hasta el momento. 11 En definitiva, estas frases resumen muy bien el planteamiento que en mi opinión debiera suceder a ese compromiso por atraer a la generación de nuestros hijos a Cazorla. Y ello significa poner en juego algunas actitudes que a menudo nos cuesta ejercitar: - La humildad, el respeto y la curiosidad para saber mirar atrás, a nuestros mayores y al entorno en que se desarrollaba su vida. - El agradecimiento y la admiración por lo construido, generalmente con gran esfuerzo y con menos medios. - La perspectiva para analizar con criterio, justicia y generosidad los errores del pasado, que también los ha habido. - La inteligencia para entender y aprovechar las lecciones aprendidas y disponernos a mejorar. - La energía y el atrevimiento para innovar: para plantear nuevas formas de situar Cazorla en el siglo XXI y para transformar y manejar la relación entre nosotros. - Y, sobre todo, el compromiso para hacerlo. No podría dejar de mostrar una señal, aunque sea pequeña, de mi formación como ingeniero para resumir esta actitud hacia el futuro, con la siguiente identidad que creo que podría ser el lema de este pregón y la ecuación que garantice el éxito: ARRAIGO + COMPROMISO + INNOVACIÓN= FUTURO 5. MI MIRADA ATRÁS: “CAZORLA IN MY MIND” Quiero ahora seguir el consejo que nos ofrece la frase de Kierkegaard y echar un vistazo, personal por supuesto, a esa Cazorla de nuestros padres, a ese pasado reciente que nuestra generación ha disfrutado, ha vivido, antes de situarnos de nuevo en el futuro que ya está aquí, el de nuestros hijos. Parafraseando la canción de James Taylor (“Carolina in my mind”) creo que lo mejor que puedo hacer, o quizá lo único, para intentar compartir con vosotros cómo es la Cazorla de mi generación, la que hemos vivido, aunque sea muchas veces desde la lejanía, la que nos ha atrapado, la que ha generado ese profundo sentimiento de arraigo por nuestro pueblo y la que ahora me lleva a hablaros de todo esto, es contar mi propia visión, cómo la he sentido durante estos cuarenta y cinco años, cómo la tengo en la cabeza. 12 Son tres las etapas en mi relación con Cazorla: hasta los ocho años, tiempo en el que viví en Cazorla; desde los ocho a la mayoría de edad, años que residíamos en Úbeda, aunque la referencia cercana seguía siendo Cazorla; y desde los dieciocho, momento en el que aparece Madrid como otra ciudad de referencia en mi vida personal y profesional, que lo sigue siendo, ahora complementada, desde hace nueve años, por Sevilla. He dedicado un rato a echar ese primer vistazo hacia atrás y pensar cómo era la vida, las personas, los sonidos, Cazorla en definitiva, dejando fluir mis primeras impresiones, imágenes, recuerdos, los que yo he vivido y, que claramente deben estar clavadas en mi interior. Comparto con vosotros lo que, de forma desordenada, aparece ante mí como foto espontánea y personal de mi pueblo en estos años: - Las palabras de mis años de niño en Cazorla: porcino, cepazo, zagal, cucharón, guiscar,.., las frases: “¡Cascas más que la machaquita!”. - Los juegos de niños, que ahora parecerían inocentes (hasta que los prueban) a los nuestros: la lima, el marro, poli-cacos, el mocho, las chapas (¡rara tecnología!). Foto de mi generación en el Patio del Colegio de las Monjas. 13 - Las picaduras de avispa jugando junto a la fuente de la placeta de don Simón. - La vida continuamente en la calle, con los amigos: Antoñín, Manolo, Rafa, Mª Luisa, Mercedes…Patri, Mariano y Felipe, más tarde. -Los inviernos en los que aún nevaba, se suspendían las clases y hacía muñecos de nieve con mis hermanos José Ignacio, Pili y Choncy (¿qué pasó con la nieve?). -La Navidad, cogiendo musgo para el Belén y pidiendo el aguinaldo. - Los veranos en Burunchel, en contacto directo con la vida y la gente del campo. - Ir a por café para mi padre al bar Las Vegas, donde entonces gobernaban Paco y Teo. - Los sillones del casino en la plaza de “El Huevo” y los múltiples corrillos a que daban lugar. - Juan Luis Amador, sus gracia y simpatía, sus poesías y ese burro de madera que me regaló de pequeño y por el que siempre me preguntaba. - Las clases de pandereta: sí, no os sorprendáis. Probablemente sea de las pocas personas del mundo, junto con mi amiga Mª Isabel Molina (hoy Marisa), que asistimos a este magisterio. ¡Qué pena que ningún cazatalentos se pasara en aquellos días por Cazorla! - Los Reclutas, esa tapa de Las Vegas que volvía locos a todos los niños, a doce pesetas, aún la puedo oler. 14 - Las tardes viendo los campeonatos de tenis, esos años en los que Cazorla, un pueblo pequeño, llegó a ser alguien en el mundo del tenis a nivel regional. ¡Gracias Luis Ramón! - La Feria, ¡ay la Feria! y el deslumbramiento que se producía al entrar en este patio del Ayuntamiento: luz, música, alegría, ..belleza perdida. ¡Ojalá seamos capaces de recuperar algo de esa parte de nuestra identidad que se ha ido diluyendo con los años! Aún me pregunto, nos preguntamos, por qué. Las caminatas por la Sierra con mis amigos Pablo, Luis y Felipe. ¡Cómo andaban los dos primos!, ¿verdad Felipe? - Las campanas de la iglesia, más tarde, a través de una cabina telefónica mientras hacía exámenes en Madrid. - Mi relación con el Señor del Consuelo, casi el ciclo completo: acompañando casa por casa a mi padre, cuando era Hermano Mayor, con el maletín de recuerdos; llenando y llevando el botijo con agua para los costaleros, entre ellos mi hermano José Ignacio; la vela en tantas procesiones; muchos años de costalero (aún lo intento cuando puedo estar en Cazorla); y, ahora, aquí, con este Pregón. ¡Qué suerte he tenido! - …y, claro, mi hermana Choncy…siempre ahí Detrás de todos estos recuerdos espontáneos y desordenados, ¿cómo era la sociedad en esos años en Cazorla y probablemente en cualquier otro pueblo español? Permitidme que simplemente os dé una pincelada, de trazo muy grueso, que me servirá para compararla con la que ahora tenemos y con lo que vivirán nuestros hijos. En primer lugar, recordemos que son años de posguerra, que 15 marca claramente las posibilidades y los comportamientos de toda la sociedad. Una sociedad de perfil bajo, con una mínima capacidad de decisión o de movilización. El pueblo, en lo que al conjunto de sus habitantes y la capacidad de manifestarse se refiere, es un sujeto pasivo, muy condicionado probablemente por la cercanía de los difíciles años vividos y el contexto del país. La política local, sus responsables y las “fuerzas vivas”, son realmente el motor de la sociedad, del pueblo, muy condicionado por tanto por el perfil de las personas que lo lideran en cada momento. La cultura tiene unos tintes absolutamente individuales y locales: no existen prácticamente manifestaciones culturales que transciendan la comarca, las fiestas son muestras públicas de nuestras costumbres y tradiciones, y tampoco llegan con facilidad los espectáculos que sí son más accesibles en la gran ciudad. La cultura, al nivel individual, depende en muchos casos de la inquietud, la iniciativa y las posibilidades de cada persona. Probablemente lo mismo que sucedía con la educación. En un panorama como éste que, como antes señalé, está muy condicionado por su contexto de posguerra y por el marco político, la sociedad explota en sus personajes. Todos sabemos que, en los pueblos, los individuos pesan más que en la gran ciudad y algunos toman una relevancia por encima de lo normal, por motivos muy diferentes. En las grandes ciudades, los personajes pertenecen a la historia, al colectivo; en los pueblos, los personajes viven en la casa de al lado, mantenemos una relación directa con ellos. Más aún en unas condiciones como las descritas en las que la sociedad, de forma colectiva, tiene un perfil muy bajo; los personajes son los que mueven esa sociedad con sus iniciativas, sus peculiaridades, son los que la hacen visible y le dan color. Voy a recordar a algunos que vienen a mi mente. A algunos los conozco y he conocido, otros sólo de oídas. Seguro que faltan muchos, que probablemente muchos pondréis en duda su relevancia, pero, en mi opinión, son ejemplo, en estos años atrás, de gente que hizo cosas por su pueblo o, lo que hacían como actividad no excesivamente relevante, resaltaba por el buen ánimo con que lo llevaban a cabo. 16 - En las letras, Lorenzo Polaino, cronista de nuestro pueblo y abuelo de buenos amigos - En la educación, D. Miguel Salas. D. Mariano o D. Emilio Yuste y referencias aún vivas en la universidad como Enrique Mackay. - En la historia, auténticos estudiosos de Cazorla aún presentes como Don Rufino Almansa, nuestro sacerdote. - En el cine, Antonio del Real o Miguel Picazo, director reconocido, Goya a su trayectoria profesional, y “La Tía Tula” que todo el mundo tiene en mente. Ahora de nuevo viviendo en su pueblo. - En la música, Sor Josefina, que enseñó piano a medio pueblo, Ramón Frías o César Moreno. - En el deporte, recuerdo especialmente para nuestro amigo Luis Ramón Mayenco: ¡qué amor por el tenis y qué capacidad para situar a Cazorla en un lugar relevante durante años! O García, en la organización de un equipo de fútbol en Cazorla. -Teo, una referencia para todos los niños: nosotros y nuestros hijos. - En los bares, esos puntos de encuentro tan importantes para los cazorleños y sus visitantes: Angel Marín (¡esos años en el Liberty oyendo buena música!) o Luis y Mª Angeles de Las Vegas. Permitidme que me extienda en homenajear en este su último año al frente de este histórico bar a esta pareja de amigos: un ejemplo de profesionalidad, compromiso e innovación al frente de su negocio. Una excelente manera de mejorar, durante muchos años, la “marca” Cazorla. - …y tantos otros Pero, por encima de todo esto están los verdaderos personajes, nuestros padres: esas personas que, viviendo tiempos muy difíciles, han 17 sabido, no sólo salir adelante, muchos de ellos probablemente teniendo que dejar lo que más querían, sino que han sido capaces de construir una Cazorla que es orgullo para todos nosotros. Con pocos mimbres, pero con mucho atrevimiento, inteligencia, sacrificio y amor por lo suyo. No puedo evitar compartir con vosotros el pudor, la vergüenza que a veces he sentido cuando, desde cualquier rincón del mundo, hablo con mis padres y les describo las ciudades, países y continentes en los que me encuentro. ¡Cuánto se han perdido! ¡Con qué orgullo y alegría viven la suerte de sus hijos!¡Qué fácil nos parece a nosotros!¡Cuánto tenemos que agradecer y valorar lo que hoy tenemos! Y llego al punto que quería:¿cuál es la mezcla exitosa (esa “identidad cultural”) que se ha generado en estos años atrás, que ha atrapado a mi generación, que ha hecho de Cazorla un pueblo del que podemos estar orgullosos, que ha fortalecido, en definitiva, ese sentimiento de arraigo y que debe empujar nuestro compromiso de futuro? En mi caso, es un cocktail muy personal que combina cinco elementos: 1. Un marco precioso: el pueblo y su sierra, ya de por sí, se venden solos; es un activo que Dios nos ha regalado para disfrutarlo y promocionarlo de la mejor forma. 2. Una inquietud profesional y cultural de los cazorleños que aumenta su categoría: no sé el motivo, pero es muy fácil, a veces increíble, encontrar gente de Cazorla, grandes profesionales de todas las ramas por todos los rincones (judicatura, enseñanza, ingeniería…). Algún amigo me pregunta recurrentemente, sorprendido: ¿pero cuántos habitantes tenía Cazorla? 3. Un claro punto hedonista: a los cazorleños nos gusta disfrutar de las cosas: de la calle, de la gente, de las cañas.., ¡de la juerga! y eso da un excelente equilibrio a lo anterior. 4. Atrevimiento: el cazorleño es, por lo general una “persona que tiene mundo”, no se impresiona, probablemente gracias a la mezcla anterior y a la costumbre de recibir gente. 5. Y, como remate, la valía de una generación que nos lo ha puesto fácil, cuando todo era muy difícil. Permitidme, que, como final a este repaso de nuestro pasado 18 reciente, al tiempo de nuestros mayores, concluya con una frase que he adulterado a partir de una cita del escritor norteamericano Philip Roth, y que para mí, no sólo resume bastante bien este tiempo de nuestros padres, sino que nos sirve de aprendizaje y referencia para nuestro futuro y el de nuestros hijos: “…eran tiempos en los que no había de nada e importaba todo; ahora, que tenemos de todo, casi nada parece importar…” 6. MIRAR HACIA DELANTE: EL ESCENARIO AL QUE CAMINAMOS De la frase anterior estoy esencialmente de acuerdo con su primera parte. Y no sólo de acuerdo; se nos debe clavar como referencia de lo que por nosotros y por nuestro pueblo han hecho nuestros padres. La segunda parte prefiero entenderla como un aviso de lo que podría suceder, una recomendación para no perder la perspectiva de las cosas, de lo esencial, en el nuevo contexto que ofrece el siglo XXI. Pero sería injusto pensar simplemente que la nueva generación, nacida ya en el siglo XXI es peor que la anterior o tiene menos valores. La realidad es que sus problemas, y sus oportunidades, son radicalmente distintos y la actitud con la que nuestra generación debe atender su educación y, en particular, su conexión a Cazorla, debe ser en gran parte también distinta. ¿Y cómo es ese futuro ya muy presente, esa sociedad que antes apuntábamos, en comparación con la de nuestros padres? Pues precisamente, la gran diferencia está en el protagonismo que adquiere la propia sociedad frente al que tenía la de nuestros padres. Las herramientas de comunicación, las redes sociales, y la preparación de la nueva generación, propician un enorme potencial de movilización de la sociedad. Su papel puede ser mucho más activo que la anterior y ejemplos de esta capacidad nos encontramos por todas partes, también en Cazorla. Ante este cambio social, el papel de la política debiera ser distinto al de generaciones anteriores, menos protagonista y más facilitador de esa capacidad de actuar que ahora adquiere la sociedad. El ciudadano tendría que convertirse ahora y en el futuro 19 en el centro por su capacidad de conocer, entender, comunicarse e influir. Lamentablemente este cambio en la política y en la mayoría de nuestros políticos tarda en producirse, y de ahí la actual desafección y descreimiento que los ciudadanos tienen hacia la mayoría de las instituciones. La cultura también ha cambiado radicalmente por tres motivos muy visibles: la accesibilidad de la información, la movilidad geográfica y la preparación de los jóvenes. Se convierte en algo mucho más global, internacional y al alcance de la mano, frente al carácter local e individual que la cultura tenía años atrás. La educación ha caminado en paralelo y, si bien es cierto que sigue siendo necesario, lógicamente, trasladarse para acceder a los títulos universitarios y a la formación más especializado, la educación se ha universalizado y aproximado notablemente a los ciudadanos de distintas áreas geográficas. Los personajes, como en todo pueblo, seguirán existiendo pero, en mi opinión, su relevancia será menor ante la enorme potencia que la sociedad adquiere como colectivo. Siempre serán necesarios los líderes pero en ese papel de poner en marcha, encauzar y aprovechar las enormes capacidades de movilización de la sociedad. Quiero a continuación simplemente dar un ejemplo de esta realidad que describo y que muchos de los que estáis aquí conocéis bien: un simple lema,“Soy de Cazorla”,va ya camino de poner en contacto y movilizar, de forma espontánea, a más 3.500 personas en un pueblo que sólo tiene 8.000 habitantes. Soy de Cazorla 3313 miembros Grupo público Cazorla es mi pueblo, un lugar entrañable 3313 miembros 20 ¿Qué refleja este ejemplo? Claramente nos está trasladando dos ideas. La primera: el sentimiento de arraigo actual en los cazorleños de nuestra generación es enorme, como se ve en el impresionante número de miembros, y constituye un capital que tenemos la responsabilidad de administrar. En segundo lugar, una poderosa incertidumbre: tenemos a nuestra disposición nuevas y potentísimas herramientas de movilización que de momento no sabemos muy bien cómo aprovechar. Son una enorme oportunidad, con sus riesgos asociados, de innovar, de hacer nuevas cosas, de forma distinta, con un mayor nivel de involucración. Ante este nuevo escenario futuro en el que se desarrollará la vida de nuestros hijos y en el que ya estamos inmersos, ¿cuál ha de ser pues nuestra actitud, la de nuestra generación, para conseguir el objetivo marcado de conservar ese sentimiento de arraigo hacia Cazorla? La de los cazorleños que viven en el pueblo, la de los que venimos de forma recurrente, la de los representantes políticos y representantes sociales, la de los empresarios, y, claro, también, la de las autoridades religiosas. La voy a resumir en dos ideas, dos pilares sobre los que, en mi opinión, deberíamos educar y construir y que forman parte de esa ecuación de éxito (Arraigo+Compromiso+Innovación=Futuro): 1. INNOVACIÓN: actuar de forma diferente, fomentar un modo de hacer distinto para una situación que, no sólo ya no es la misma, sino que cambia cada día. Y hacerlo desde todos los ámbitos: social, político, religioso, deportivo, tanto a nivel individual como colectivo. 2. COMPROMISO para llevar adelante esta tarea, también a nivel individual y colectivo. En mi experiencia trabajando en el mundo de la innovación, he aprendido que, en la mayoría de los casos, es casi imposible establecer un plan seguro para cambiar las empresas, para darles ese nuevo perfil deseado. La innovación conlleva incertidumbre, riesgo y, con seguridad, errores. Hay que empezar a andar, a hacer cosas, a emprender, en la confianza de que en ese camino de hacer de forma diferente, con un objetivo claro, una fe y un compromiso firmes, y de forma colaborativa, nuestras iniciativas se alinearán finalmente con éxito en el futuro. 21 Steve Jobs, creador de Apple, una de las referencias cercanas a la hora de innovar, lo expresaba así en su famoso discurso en la Universidad de Stanford, difundido exitosamente por YouTube: “Lo diré otra vez: no puedes conectar los puntos hacia adelante, sólo puedes hacerlo hacia atrás. Así que tenéis que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro. Tienes que confiar en algo, tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea… …Hay que creer y confiar en algo porque creer que los puntos se unirán te dará la confianza de confiar en tu corazón. Esta forma de actuar nunca me ha dejado tirado y ha marcado la diferencia en mi vida”.(Steve Jobs, discurso en la Universidad de Stanford, 2005) Resumiendo, hay que echarse a andar, a emprender a hacer nuevas cosas aunque parezcan arriesgadas, rupturistas, en la confianza de que nuestro compromiso y amor por Cazorla las alineará, las guiará hacia un nuevo escenario que garantice ese sentimiento de arraigo en nuestros hijos. Jesucristo decía que la fe mueve montañas; los nuevos gurús del crecimiento y del coaching dicen que si te propones algo y confías en que sucederá, finalmente lo hará. Hace unos minutos hablaba de esa “mezcla exitosa”, con cinco ingredientes, que generó toda una identidad cultural que ha atrapado a nuestra generación. Pues bien, ahora hay que evolucionar, reconstruir, innovar, crear esa nueva identidad cultural cazorleña que atraiga y comprometa a una nueva generación con necesidades e inquietudes muy distintas. Recordemos lo que teníamos y reflexionemos si ahora sigue siendo válido para el futuro: 1. “Un marco precioso: el pueblo y su sierra…”. Al emigrante del pasado le bastaba con la belleza, la tranquilidad y los recuerdos de su pueblo. El ciudadano de hoy y mañana, acostumbrado a viajar, relacionarse por el mundo y ver lugares mucho más espectaculares, necesitará algo más que contemplar el paisaje y andar por la sierra. 2. “Inquietud profesional y cultural”. El acceso a la cultura y al desarrollo profesional ya es universal. Para distinguirse, hay que mantener y evolucionar esa inquietud, sofisticarla, añadirle matices diferenciadores. 3. “Un claro punto hedonista”. El disfrute, cuando se han conocido muchos y variados placeres en lugares de todo el mundo, ya no puede basarse en unas cañas con una buena tapa. Hay que 22 añadir contenido, nuevas formas de diversión mucho más exigentes. 4. “Atrevimiento”. ¿Seremos capaces de mantenerlo cuando la necesidad no aprieta? 5. “Y, como remate, la valía de una generación que nos lo ha puesto fácil, cuando todo era muy difícil”. Esto, queridos paisanos, seguirá siendo cierto en la medida que nuestra generación haya sabido comprometerse y hacer las cosas bien. Pero, como os decía al principio, soy una persona optimista, que quiere ver el lado bueno de las cosas y que intenta encontrar el aprendizaje positivo en los errores; y también observo ejemplos de que somos muy capaces de hacer las cosas bien de cara al futuro si ponemos en juego el compromiso individual y colectivo. Veamos dos ejemplos muy distintos: El Festival de Blues de Cazorla, que este año ha cumplido 20 años y que ha sido reconocido como el mejor festival internacional de blues por la Blues Foundation America en Menphis. Es un excelente ejemplo de innovación y compromiso; de hacer nuevas cosas, con atrevimiento, y de consolidarlas con la colaboración y el trabajo de muchos, diría que de todos: los que lo idearon e impulsaron, los que ahora lo gestionan con éxito (Chris y Carlos), el Ayuntamiento que apostó y apuesta por él, pero, sobre todo, por el compromiso del pueblo que lo apoya, participa y aguanta los inconvenientes de forma natural. 23 Y quiero resaltar esto último porque creo que es la clave de que el éxito no haya sido efímero: creo que todos coincidiréis conmigo en que el blues es un estilo no excesivamente popular en nuestro país y menos para nuestros mayores. Y, sin embargo, todos, hasta los que no tienen ningún tipo de atracción e interés por esta música, han entendido la importancia de este festival, año tras año, para Cazorla. Es en este momento, cuando los compromisos individuales se suman y se convierten en compromiso colectivo, cuando somos capaces de evolucionar, mejorar y crear una identidad cultural propia con la que sentirnos identificados. Pero no necesariamente este compromiso, esta forma de hacer las cosas pensando en el futuro, tiene que estar asociada a ideas transcendentes o espectáculos internacionales que nos rodean de glamour. Hay un día a día de colectivos pequeños, en los que esta forma de actuar, atrevida y comprometida, ayuda a crear esa identidad. Me sorprendió este año escuchar, sin que parezca que haya tenido mucho conocimiento, la siguiente noticia, en un reportaje a nivel nacional. A mí me emocionó ver y leer este reportaje y comprobar la profesionalidad, el ánimo, el compromiso de un colectivo como el de los carteros de Cazorla por hacer las cosas bien, por prestar un servicio, que es universal, en un entorno complicado y con un interés y un ánimo que, aunque no tenga una recompensa que transcienda, ayuda, y mucho, a configurar nuestra identidad cultural. ¿Y qué papel juega en este futuro la fe, la religión, la Iglesia y, especialmente en nuestro caso, el 24 Stmo. Señor del Consuelo? Permitidme que me aventure a compartir con vosotros mi opinión personal, con la que probablemente muchos no coincidiréis. Para mí es un dato objetivo que existe un clarísimo distanciamiento de la Iglesia con la generación actual. Basta echar un vistazo a la misa de cualquier domingo para comprobarlo. Muchos pueden pensar, de nuevo, que esta generación ha perdido valores, referencias. Y yo quiero pensar que esto, no sólo no es así, sino que probablemente la sociedad ha evolucionado a un ritmo al que las instituciones, en este caso las religiosas, no han sabido aún adaptarse. En este contexto es donde creo que en Cazorla, como en cualquier pueblo, se produce una situación singular que debemos ser capaces de aprovechar en lugar de criticar: es muy común, casi generalizado, que la fe por nuestro patrón se extienda y se demuestre hasta en los rincones más alejados de la Iglesia. Por no sé qué maravillosa inquietud, no sólo los católicos que no practican o los agnósticos declarados, sino hasta los más recalcitrantes ateos, le tienen fe al Señor del Consuelo y además la hacen visible. Algún amigo me decía que cuando un cazorleño entra el día 17 de septiembre en la iglesia de San Francisco, no mira ni a derechas ni a izquierdas, su mente permanece fija al frente, mirando al Cuadro. ¿Cómo vamos a dejar escapar esta oportunidad de acercamiento de esta única pero fuerte vinculación de todos ellos con la fe? Así pues, hay un doble papel, esencial, de nuestro Cristo del Consuelo en el objetivo que centra mis palabras de hoy: el de integrar, acercar, hacer de empaste y punto de referencia común a todos los cazorleños, y el de inspirar ese compromiso, ese atrevimiento para innovar que tiene que tener nuestra generación para fortalecer la identidad cultural que finalmente atrape a nuestros hijos. Sé que hoy podríamos haber hablado de muchos temas relacionados con el 75 Aniversario del Cuadro del Señor del Consuelo, pero he preferido, antes que mirarnos a nosotros mismos como católicos, poner el foco en la influencia de nuestro Patrón con los de fuera, con los más alejados de nuestra fe. Tenemos que contar con ellos, acercarnos a ellos, fortalecer los vínculos, con razones, no anteponiendo nuestra razón. Y lo apunta alguien con más crédito que yo: 25 “Los creyentes nos sentimos cerca también de quienes, no reconociéndose parte de alguna tradición religiosa, buscan sinceramente la verdad, la bondad y la belleza, que para nosotros tienen su máxima expresión y su fuente en Dios. Los percibimos como preciosos aliados en el empeño por la defensa de la dignidad humana, en la construcción de una convivencia pacífica entre los pueblos y en la custodia de lo creado….” “La alegría del Evangelio. Exhortación apostólica .Evangeliigaudium.”, Santo Padre Francisco, 2013 3. A MODO DE CONCLUSIÓN Queridos paisanos y amigos, concluyo. Tenemos en Cazorla un capital heredado de un valor extraordinario, construido con mucho sacrificio por una generación también extraordinaria, nuestros padres. En nuestra mano está enterrar esos tres denarios o trabajar para mantener y aumentar su valor, para fortalecer la identidad cultural de nuestro pueblo que genere ese sentimiento de arraigo en la nueva generación. Pero tenemos unos hijos que desarrollarán su vida en un campo de juego completamente distinto al que hemos conocido y, ante un mundo diferente, nuestra actitud y nuestras propuestas tienen que ser distintas. Hay que “dejarse influir y dejarse fluir uno mismo, no enquistarse en el caparazón de lo inamovible…”, como dice Muñoz Molina (“Todo lo que era sólido”). La innovación implica atrevimiento, oportunidades y errores; pero el compromiso, individual y colectivo, nuestra fe y la inspiración del Cristo del Consuelo serán el pilar de una apuesta segura. Termino con unas palabras de Fernando Savater (“Mira por dónde”) En 'El arte de amar', Erich Fromm, al hablar del amor materno, comenta la metáfora bíblica de la tierra que “mana leche y miel”. Y dice: “La leche es el símbolo del primer aspecto del amor, el del cuidado y afirmación. La miel simboliza la dulzura de la vida, el amor por ella y la felicidad de estar vivo”. La buena madre, como la mejor tierra prometida, es la que no sólo da leche a sus hijos, sino 26 también miel. La que les contagia su amor a la vida y no sólo protege o asegura su subsistencia”. Concluye Fromm: “Es posible distinguir entre los niños y los adultos- los que sólo recibieron “leche” y los que recibieron “leche y miel”. Preparémonos para dar nuestros hijos lo uno y lo otro: no sólo el amor por una tierra en la que pueden verse refugiados, reconocidos o protegidos, sino en la que perciban también el disfrute, la dulzura de lo que la vida puede ofrecerles. Y, como a las ideas y las propuestas se acompañan mejor con las imágenes, permitidme que acabe así: Tenemos un pasado que se ha construido brillantemente y con esfuerzo Hay un futuroy unos hijos que suponen la mayor motivación para trabajar. 27 Y contamos con la mejor inspiración. Cazorleños, en especial los de mi generación, no lo tenemos tan difícil: pongamos también nuestro empeño, nuestro compromiso por Cazorla, para que estos niños que están aquí hoy como hijos, estén dentro de muchos años también aquí como padres. ¡VIVA EL SEÑOR DEL CONSUELO! ¡VIVA CAZORLA! Ramón Gil Almansa Cazorla, Septiembre de 2014 28 LXXV 1939-2014 Aniversario