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ARTÍCULO ESPECIAL
La actuación del médico como perito con la nueva
Ley 1/2000 de Enjuiciamiento Civil
30.238
M.a Teresa Criado del Río
Profesora Titular de Medicina Legal y Forense. Facultad de Medicina. Universidad de Zaragoza.
Al médico asistencial, con independencia de su especialidad, siempre se le plantean interrogantes con relación a
la actividad medicopericial. ¿Puede actuar o no como perito? ¿Qué significa pertenecer al listado de peritos del Colegio? ¿Qué hacer cuando es citado judicialmente como perito?;
¿está obligado a ello? En caso de aceptar el cargo de perito,
¿qué debe hacer? ¿Qué implicaciones tiene la labor pericial
desde el punto de vista asistencial y judicial? Estas y otras
muchas cuestiones son las que vamos a intentar abordar en
el presente trabajo aprovechando que estamos ante un momento oportuno para ello debido a la reciente Ley 1/2000,
de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, vigente desde el 8
de enero de 2001, aportando, además, sus novedades a la
función pericial en el orden civil y que abordamos bajo el siguiente esquema de trabajo13:
Significado médico-legal y jurídico del informe pericial
Así como la historia clínica es en medicina el documento
que refleja toda la actividad asistencial médico-sanitaria realizada con el paciente, el informe médico legal o pericial es
en medicina legal el documento que refleja todas las actuaciones médico-legales necesarias para asesorar a la justicia
cuando a ésta se le plantea un problema jurídico que descansa para su resolución en conocimientos médicos.
Siempre que a la Administración de justicia se le plantea un
problema que resolverá mediante sentencia, precisa de un
proceso o juicio, «conjunto de actos que se desarrollan ante
el órgano jurisdiccional para llegar a la solución del conflicto», que implica un procedimiento o camino que han de recorrer las partes hasta llegar a una sentencia definitiva, tanto si están de acuerdo como si no1, y que se encuentra
regulado por el Derecho Procesal y, en concreto, en el ámbito civil por la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC). En todo
proceso, lo que se persigue es conocer la verdad de lo sucedido o la prueba o «la demostración de la verdad de una
afirmación, de la existencia de una cosa o de la realidad de
un hecho»2. La prueba tiene una gran importancia en el
ámbito jurídico porque, cuando se debe juzgar un caso, se
parte siempre de unas premisas, situaciones o hechos a
menudo contradictorias entre las partes implicadas en el
proceso, que suponen que una de las partes no tiene la verdad y hay que demostrar o probar cuál de ellas es la real y
verdadera para no perjudicar a nadie y ser lo más justos posible2, por este motivo, en todo proceso existe la llamada
fase de prueba o período probatorio –«parte del proceso integrada por la actividad o actos realizados por las partes encaminados a convencer al juez de la veracidad de unos hechos que se dicen existentes en la realidad»1,3. Mientras
Correspondencia: Prof. M.T. Criado del Río.
Avda. Alcalde Sainz de Varanda, 28, 2.o D. 50009 Zaragoza.
Recibido el 20-2-2001; aceptado para su publicación el 27-8-2001
Med Clin (Barc) 2001; 117: 697-702
que en la anterior LEC el deber de probar los hechos la tenía el demandante, salvo en casos excepcionales en que recaía en el demandado (inversión de la carga de la prueba),
la actual LEC señala en el art. 217 que ambas partes tienen
el deber de probar los hechos que alegan, porque lo importante a efectos de prueba no es quién tiene la obligación de
probar, sino que lo importante es que ambas partes afectadas por el litigio prueben los hechos que alegan tanto en la
demanda como en la contestación a la demanda4. Uno de
los diversos medios de prueba es la prueba de peritos y el
dictamen pericial (arts. 1.215 y 1.242 del Código Civil [CC]
y arts. 299, 335 al 359 de la LEC). La razón de la existencia
de la prueba pericial o dictamen pericial como medio de
prueba estriba en que es el «medio de información que
consiste básicamente en encargar a personas competentes,
denominadas expertos o peritos, el hacer comprobaciones
que exigen conocimientos científicos o técnicos y exponer el
resultado de su examen en un informe»5 que cuando se
aporta al proceso se convierte en un instrumento probatorio
elaborado por personas distintas de las partes del proceso
especialmente cualificadas por sus conocimientos y mediante el cual se suministran al juez argumentos o razones
para la formación de su convencimiento respecto de ciertos
hechos cuya percepción o cuyo entendimiento se escapa
de las aptitudes comunes de las gentes1,2,6.
Dentro del proceso, unas veces son los jueces y magistrados los que solicitan el dictamen pericial porque precisan
del asesoramiento específico en una materia para la adecuada reconstrucción del caso. En el caso concreto de la
medicina, los jueces, conocedores del derecho pero legos
en conocimientos médicos para suplir esta falta de conocimientos recurren a la prueba pericial y dictamen de peritos,
que aporta estos conocimientos de que carecen, para después valorarla y sacar así sus conclusiones7. En el orden civil, la mayor parte de las ocasiones, no es el juez el que recurre a la colaboración del perito médico, sino el particular
o las partes, de dos formas o vías distintas: por la vía de
convenio con la finalidad de conocer si existe un fundamento científico para entablar la demanda judicial o de resolver
el problema legal que se ha planteado por la vía de convenio o extrajudicial (peritación particular); o por la vía judicial
u oficial (peritación oficial o judicial), donde la parte aporta
al proceso el dictamen pericial solicitado o solicita al juez la
emisión de un dictamen pericial de un perito designado judicialmente que, de ser aceptado por el juez, será nombrado perito y actuará con carácter oficial si acepta el cargo (el
perito actúa por orden judicial, con carácter oficial, pero a
instancia de parte).
La solicitud de la peritación judicial en el orden civil procede
siempre de las partes (arts. 216, 217, 282, 335.1 y 340.2
de la LEC). La forma de designación de peritos y los momentos del proceso en que pueden aportar los dictámenes
periciales han variado con la nueva LEC, siendo una de las
consecuencias de ello que desaparezca la estrategia de que
la parte llamara al perito en calidad de testigo para que sus
actuaciones periciales formaran parte del proceso, aunque
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MEDICINA CLÍNICA. VOL. 117. NÚM. 18. 2001
judicialmente fueran tratadas como prueba testifical. El juez
únicamente solicitará el dictamen pericial de forma directa
o de oficio durante el proceso en asuntos que versen sobre
filiación, paternidad y maternidad, sobre la capacidad de las
personas o en procesos matrimoniales (art. 339.5 de la
LEC), porque los arts. 216, 282 y 335.1 de la LEC dejan libertad para que el juez pueda solicitar de oficio un informe
pericial durante el proceso cuando lo señale la ley y, en los
restantes casos, excepcionalmente, tan sólo se solicita el informe pericial, de oficio, a instancias directas del juez después de la vista o juicio oral, antes de emitir sentencia (art.
435.2 de la LEC), lo que con la anterior LEC se denominaba
para mejor proveer y que con la actual LEC se llaman diligencias finales. Aunque el juez tenga un papel mucho más
pasivo que las partes en la determinación de la prueba, esta
situación ha cambiado con la nueva LEC, donde cada vez
tiene más importancia la búsqueda de la prueba material
por parte del juez porque, mientras que antes éste tenía
siempre un papel pasivo de mero espectador durante el
proceso y únicamente podía solicitar el informe pericial antes de dictar sentencia para mejor proveer, la nueva LEC le
imprime una función más activa al indicar los procesos en
los que solicitará la prueba pericial y dejando esta posibilidad siempre que lo establezca la ley.
El perito
La figura del perito se define, de acuerdo con el art. 335.1
de la LEC y con la definición del Diccionario de la Real Academia Española y otros autores2,6,8 como «la persona con
conocimientos científicos, técnicos, artísticos o prácticos
que es requerida para asesorar o auxiliar a la justicia sobre
una materia de su saber o experiencia». El art. 340 de la
LEC distingue los peritos titulados, o aquellos que poseen
unos conocimientos procedentes de la posesión de un título
oficial, de los no titulados, que son los que carecen de título
oficial porque su materia no se encuentra comprendida
dentro de los títulos profesionales oficiales6,7,9.
En medicina es clásica la diferenciación de los peritos médicos (licenciado en medicina y cirugía o cualquier especialista
médico) de los peritos médico legales (especialistas en medicina legal y forense, médicos forenses), todos ellos con capacidad para la emisión de dictámenes periciales en función
de la LEC y la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECr). Con la
nueva LEC ha sido fuente de discusión el verdadero significado del requerimiento de que los peritos titulados deban
poseer título oficial en la materia objeto del dictamen cuando
esta condición del perito se exige en el campo de la medicina, porque existe dentro de la doctrina jurídica cierta confusión respecto al significado de «título oficial», si este término
se refiere a cómo están considerados los títulos expedidos a
los licenciados en medicina y cirugía y a los especialistas
médicos, se establece la diferenciación de que los primeros
son títulos académicos, y los segundos, oficiales. Este echo
se remarca con la tipificación del delito de intrusismo por el
Código Penal, que distingue perfectamente el título académico del título oficial, pero que no aclara en absoluto su significado porque, en este caso, ¿dónde quedan ubicados los licenciados en medicina con títulos propios no oficiales
universitarios sobre la materia a peritar? En otro sentido, pero
en línea con lo anterior, si el perito titulado es aquel que posee título oficial y este título únicamente se hace corresponder con el título de especialista, dejando fuera de la labor pericial a los licenciados en medicina e incluso a los
licenciados con títulos propios, tampoco podrían ser peritos
con títulos académicos de otras materias que únicamente
son licenciados o diplomados (psicólogos, arquitectos, diplo-
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mados universitarios en enfermería [DUE], etc.). Este problema tampoco nos lo aclara Lledó Yagüe4 en su tratado sobre
la nueva LEC, porque se limita a decir que los peritos titulados con título oficial son los que tienen títulos profesionales
tomando las palabras de la propia LEC, concepto amplio que
abarca a cualquier licenciado o diplomado, sin necesidad de
ser especialista específico. Con esta premisa y con el argumento antes dado, consideramos que la LEC de 2000 permite realizar la labor pericial a cualquier médico.
El perito médico o médico-legal debe de poseer los siguientes requisitos: formación médica básica, formación médico
legal sobre la materia a asesorar y condiciones naturales imprescindibles como: objetividad, imparcialidad, veracidad,
honestidad, juicio, prudencia, reflexión y sentido común9-12.
De hecho, el Código Deontológico de 1999, en su capítulo
XVII titulado «Médicos peritos y funcionarios», especifica
que el médico funcionario y el médico perito deben cumplir
las normas éticas del código de deontología médica, y remarca dentro del conjunto de deberes éticos del perito médico su obligación de informar de su misión y obtener el
consentimiento del interesado, introduciendo como novedad respecto al anterior Código de 1990 que, cuando obtenga algún dato que traduzca un riesgo para la vida o salud del paciente, considerará si conviene al bien del
paciente comunicarlo. Además, y como siempre, señala la
incompatibilidad de la función pericial y asistencial al mismo paciente, porque surgirían conflictos de imparcialidad.
Del conjunto de requisitos del perito, la condición fundamental de éste es su imparcialidad, objetividad y honestidad
con el proceso, y ésta ha adquirido una mayor relevancia
con la LEC de 2000, porque ha introducido en el art. 247 el
deber de respeto a las reglas de la buena fe profesional y
las sanciones correspondientes a su incumplimiento, consistentes en una multa de 30.000 a 1.000.000 de ptas. que
el tribunal estimará en función de las circunstancias del hecho de que se trate, así como los perjuicios que al procedimiento o a la otra parte se le hayan ocasionado. Cuando la
persona que haya vulnerado las reglas de la buena fe sea
un profesional, se trasladará esta situación al colegio profesional correspondiente por si pudiera procederse a la imposición de una sanción disciplinaria. Además, el art. 335.2
exige el deber, al emitir el dictamen, de manifestar bajo juramento o promesa decir la verdad, que ha actuado y que
actuará con la mayor objetividad posible, tomando en consideración tanto lo que pueda favorecer como lo que sea susceptible de causar perjuicio a cualquiera de las partes, y
que conoce las sanciones penales en las que puede incurrir
si incumple su deber como perito.
La anterior LEC decía que intervendrían en cada dictamen
uno o tres peritos. En cambio, la actual, aunque tiende a decir que intervendrá un solo perito, admite que tanto a petición de parte como a instancias del juez sean varios los peritos que intervengan (arts. 335, 336, 339 y 340 de la LEC). Si
antes hemos dicho que cualquier licenciado en medicina y
cirugía puede dedicarse a la actividad pericial, ahora señalamos que cualquier médico puede ser requerido como perito
porque: a) cualquier academia o corporación científica puede ser reclamada para realizar un informe pericial, la cual
será la encargada de designar la persona o personas que
van a intervenir (art. 340 de la LEC), y b) cualquier médico
puede ser reclamado para realizar un informe pericial, inicialmente porque el colectivo médico está organizado colegialmente y la Ley de Colegios Profesionales dice que una de
sus funciones es la de «facilitar a los tribunales, conforme a
las leyes, la relación de colegiados que pudieran ser requeridos para intervenir como peritos en los asuntos judiciales o
designados por sí mismos según proceda»7.
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M.T. CRIADO DEL RÍO.– LA ACTUACIÓN DEL MÉDICO COMO PERITO CON LA NUEVA LEY 1/2000 DE ENJUICIAMIENTO CIVIL
En el orden civil la designación del perito puede proceder
de las partes o del juez de la siguiente manera:
1. Las partes: a) adjuntan a sus demandas o a los escritos
de contestación de las demandas los informes periciales
privados, los dictámenes periciales elaborados por peritos
elegidos por ellas, a no ser que en este momento no puedan y los adjunten posteriormente (arts. 264, 265, 335 y
336 de la LEC); b) en la demanda o contestación no han
adjuntado el informe pericial pero lo solicitan y señalan que
se proceda a la designación judicial de perito, que si el juez
considera pertinente procederá a su designación, actuando
en este caso un perito de cada parte (art. 339 de la LEC); c)
cuando ambas partes solicitan al juez la designación judicial
de perito único respecto al cual se encuentran de acuerdo,
así lo acordará el tribunal, y si no se ponen de acuerdo (en
la demanda, en la audiencia previa o en las diligencias finales), se procederá a la designación judicial de perito por el
procedimiento señalado en el art. 341 (art. 339 de la LEC),
y d) cuando la parte tiene derecho de asistencia jurídica
gratuita, la pericial la realizará el personal de la Administración pública técnico en la materia, y excepcionalmente ante
la ausencia de ellos, el tribunal o el juez procederá a la designación judicial del perito (art. 339 de la LEC).
El art. 341 de la LEC establece el procedimiento para la designación judicial de perito y dice: «en el mes de enero de
cada año se interesará a los distintos colegios profesionales
o, en su defecto, de entidades análogas, así como de las
academias e instituciones culturales y científicas a las que
se refiere el apartado segundo del artículo anterior, el envío
de una lista de colegiados o asociados dispuestos a actuar
como peritos. La primera designación de cada lista se efectuará por sorteo realizado en presencia del secretario judicial y a partir de ella se efectuarán las siguientes designaciones por orden correlativo».
2. El juez designa de forma directa, de oficio, al perito que
considera conveniente durante el proceso en las materias
que le permite la ley (art. 339 de la LEC) y, en los restantes
casos, después de la vista o juicio oral, antes de emitir sentencia (art. 435.2 de la LEC).
3. La LEC, en el art. 370, incluyó la figura del testigo perito,
aplicable a todos los testigos que tengan conocimientos científicos, técnicos o artísticos sobre la materia del litigio. Ellos,
además de ser llamados e interrogados en calidad de testigos, podrán ser interrogados sobre la materia objeto de estudio como si fueran peritos. Bajo esta premisa inicialmente
cualquier médico que es llamado para actuar como testigo
en un asunto judicial relativo a su paciente podría ser llamado como testigo e interrogado en calidad de testigo y de perito. Esta situación es contraria a la normativa deontológica
que incompatibiliza la función pericial con la asistencia al
mismo paciente, y la propia LEC, en el mismo art. 370.4,
dice que, cuando el testigo sea interrogado como perito, las
partes podrán hacer notar al tribunal la concurrencia de
cualquiera de las circunstancias de tacha, y en el art. 371
añade que el testigo que se deba al secreto profesional lo
alegará y según su fundamento se resolverá lo que proceda.
El médico debe tener en cuenta que no puede actuar como
perito siempre que en él se dé alguna circunstancia de recusación o tacha de peritos o de incompatibilidad:
1. Son circunstancias de recusación y tacha de peritos las
que evidencian la no imparcialidad del perito y que se encuentran reguladas en los arts. 124 y 343 de la LEC. La anterior LEC únicamente se refería a la recusación de peritos.
En cambio, la LEC de 2000 distingue la recusación de los
peritos objeto de tacha, y en este sentido diferencia los peritos designados judicialmente mediante sorteo de los peritos
de parte, porque los primeros pueden ser recusados, lo que
significa que serán apartados del procedimiento y sustituidos por el siguiente de la lista del sorteo, mientras que los
segundos sólo pueden ser objeto de tacha que implica que
no serán retirados del proceso y que únicamente el juez lo
tendrá en cuenta a la hora de valorar la prueba judicial. La
tacha será formulada generalmente en audiencia previa y, si
se aprecia falta de fundamento de la misma, el juez podrá
imponer a la parte responsable la multa de 10.000 a
100.000 ptas.
2. Las incompatibilidades para realizar la labor pericial afectan al perito privado que actúa de parte porque, cuando el
perito es reclamado con carácter oficial, por parte del juez,
está obligado en todo caso a auxiliar a la justicia, a no ser
que exista una causa fundada que le exima de este deber9.
El médico, además de saber que deontológicamente no
puede realizar una labor asistencial y pericial respecto a un
mismo paciente, debe tener presente la normativa general
de incompatibilidades y la específica derivada de su propio
contrato de trabajo (funcionarios, personal laboral, personal
estatutario, etc.). La normativa general de incompatibilidades (Ley 53/984 de Incompatibilidades y el Real Decreto
598/1985) señala que la actividad privada es incompatible
con la pública cuando se trate de asuntos: a) en los cuales
la persona esté interviniendo y en los que haya intervenido
en los dos últimos años, en la actividad pública; b) sometidos a informe, decisión, ayuda financiera o control del departamento, organismo, ente o empresas públicas a los que
esté adscrito o preste servicio, y c) que puedan obtenerse a
raíz de la actividad profesional por el que se está contratado
(conducta considerada por los estatutos de la Organización
Médica Colegial [OMC] como falta disciplinaria muy grave).
Además, establece la incompatibilidad horaria, que en la
actividad médica como perito a efectos de citaciones judiciales en horario de la actividad pública se resuelve mediante la comunicación de la situación a la dirección o jefe de
servicio y siempre que quede garantizada la asistencia a los
pacientes (sentencia del Tribunal Supremo de Justicia [TSJ]
de Asturias, de julio de 1997), y la imposibilidad de invocar
o hacer uso de su condición pública para el ejercicio de la
actividad profesional privada. Por su parte, el art. 441 del
Código Penal tipifica como delito de prevaricación el hecho
de que una autoridad o funcionario público, con las excepciones que marca la ley, realice una actividad de asesoramiento privada (a petición de un particular o entidad privada) en un asunto en el que deba intervenir o haya ya
intervenido por razón de su cargo, o que deban tramitarse o
resolverse en el centro directivo en el que esté destinado o
del que dependa (multa de 6 a 12 meses y suspensión de
empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años).
Solicitud del informe pericial al perito médico
Conocido el significado del informe pericial y las características y requisitos del perito, sabemos que pueden solicitar
sus servicios periciales las partes o el juez. En ambos casos,
su intervención pericial le releva de la obligación de guardar
el secreto profesional médico sólo en las cuestiones que
afecten al objeto de su informe pericial, ya que media una
imposición legal o la autorización del paciente. Pero existe
una diferencia fundamental entre cuando somos citados
para actuar como perito a petición de parte y cuando somos
citados a instancias directas del juez. Cuando el informe es
solicitado a instancias del particular o las partes (vía de convenio o vía oficial a través del juzgado mediante una citación), podemos negarnos a su realización, a diferencia de lo
que ocurre cuando solicita nuestros servicios periciales la
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MEDICINA CLÍNICA. VOL. 117. NÚM. 18. 2001
autoridad judicial (solicitud oficial de un informe a instancias directas del juez), al existir la obligación de colaborar
con la justicia, de aceptar el cargo de perito y emitir informe, salvo que exista una causa legalmente justificada, ya
que de no hacerlo incurrimos en responsabilidad por incumplir las normas procesales y, de persistir en esta actitud, en un delito de denegación de auxilio a la justicia (art.
412, del Código Penal). Por ello, siempre que recibimos una
citación judicial debemos acudir al juzgado correspondiente
en un plazo de 5 días, para informarnos sobre la materia
que trata y el objeto del informe, del tiempo concedido para
su emisión (si es escaso se podrá pedir ampliación del tiempo) y de quién ha partido la solicitud del mismo. Si la solicitud es por designación judicial a instancia de parte, aceptaremos o rechazaremos el cargo de perito (alegando causa
de recusación, tacha, incompatibilidad, exceso de trabajo,
ausencia justificada, etc.) para ser sustituidos por el siguiente de la lista de peritos, y si hemos sido llamados por
la autoridad judicial aceptaremos el cargo, salvo causa legal
justificada (arts. 342, 105, 99 y 100 de la LEC). Al aceptar
el cargo de perito seremos nombrados como peritos y juraremos que desempeñaremos bien y fielmente nuestra misión (recuérdese el art. 335.2 antes expuesto), lo cual indica al perito la importancia de su misión, porque el juez o
tribunal decide según se le informa, y se nos entregará la
documentación que se encuentre en autos necesaria para
la elaboración del informe.
Práctica de la prueba pericial
La prueba pericial médico-legal viene comprendida por todas las actuaciones periciales médicas realizadas para dar
respuesta al problema médico-legal planteado y que luego
quedan reflejadas en el informe o dictamen pericial.
La prueba pericial se basa siempre en el estudio personal
por parte del perito del motivo que genera el informe. Dependiendo del caso o problema médico-legal planteado, nos
centraremos en el estudio de una persona (lesionado o cadáver), de objetos materiales o sustancias biológicas (sangre,
esperma, pelos, objetos con restos biológicos, sustancias
químicas, etc.) y de los documentos médicos aportados. El
estudio personalizado consistirá en la descripción completa y
detallada del objeto del informe y en la realización de todos
los exámenes o estudios que consideremos necesarios para
resolver el problema médico-legal planteado. Al acto de reconocimiento del objeto del informe podrán acudir las partes, lo cual se podrá hacer si se precisa acto de reconocimiento7, pero la LEC de 2000, a diferencia de la anterior, no
dice que las partes presentes en el acto de reconocimiento
puedan hacer al perito las observaciones que crean oportunas, y aporta como novedad que, cuando una de las partes
quiera estar presente, se lo solicitará al juez, que será quien
decida admitir esta presencia, en cuyo caso dirá al perito
que avise a las partes con una antelación de 48 horas (art.
345 de la LEC). En el caso de que exista falta de citación de
las partes por parte del perito, Lledó Yagüe4 afirman que los
tribunales deberán decidir si ello constituye o no el quebrantamiento de las normas procesales.
La prueba pericial tiene siempre un objetivo médico-legal determinado que consiste en dar respuesta o respuestas a las
cuestiones médico-legales planteadas al perito, las cuales se
señalarán posteriormente en el informe pericial en forma de
conclusiones. Las conclusiones médico-legales variarán en
contenido y número en función de cuál sea el objetivo del informe pericial, teniendo para ello libertad y sabiendo que
con sus respuestas no está obligado a dar siempre la solución al problema; en cambio está obligado a dar su opinión
700
sobre la base de un estricto razonamiento científico con el
cual puede llegar a obtener la evidencia clara y absoluta de
sus resultados; la duda con los argumentos en contra y a favor, o la imposibilidad de dar respuesta por carecer de elementos de juicio suficientes9,12. A la elaboración intelectual o
razonamiento científico médico legal que realiza el perito
para poder extraer unas conclusiones médico-legales se le
denomina consideraciones médico-legales, que son el pilar
de todo informe pericial porque son las que dan validez y rigor científico a sus conclusiones. Las consideraciones médico-legales serán siempre la parte más importante de nuestra
peritación, porque la justificación científica, el porqué de
nuestras conclusiones y la verdadera defensa de nuestra
opinión en un juicio posterior del caso, se encuentra siempre
en las consideraciones médico-legales.
Elaboración del informe pericial
El informe pericial, médico legal o dictamen pericial es la
manifestación escrita de todas nuestras actuaciones médicolegales, el documento médico-legal elaborado por uno o más
peritos médicos o por una corporación científica, solicitado
por los particulares o la autoridad judicial que tienen como
finalidad asesorar a la administración de justicia9,12. Posee
un formato característico (se utiliza una hoja tamaño folio en
sentido vertical, en cuya cara anterior se deja un margen superior y otro a la izquierda, mientras que en el reverso, los
márgenes son superior y a la derecha, dejándose así un
margen de cosido), que consta de las siguientes partes, fácilmente comprensibles tras lo expuesto anteriormente:
1. Preámbulo:
– Datos de identificación del perito.
– Datos de identificación de quien ha requerido el informe.
– Motivo del informe, expuesto textualmente, e identificación exacta del caso por el cual se nos ha requerido, si la
petición se ha realizado por medio de oficio.
– Indicación de que nuestras actuaciones las realizamos
bajo juramento de acuerdo con el art. 335.2 de la LEC de
2000.
La redacción del preámbulo podría ser la siguiente:
D. ...... (datos de identificación del perito o peritos) ................. Lcdo. en medicina y cirugía, requerido por .................... (datos de identificación de la
persona que ha requerido nuestros servicios) en calidad de perito médico, al
objeto de asesorar sobre ........................................................................., tiene el honor de emitir nuevo bajo juramento el siguiente informe pericial.
2. Cuerpo o parte expositiva:
– Relación o descripción de los objetos y documentos remitidos –o bien de la persona– sobre los que recae el informe.
– Operaciones practicadas; se exponen el examen y las
pruebas practicadas, con sus resultados, sobre la persona u
objeto del informe.
3. Consideraciones médico-legales. Valoración de los hechos o razonamiento de todos los hechos, resultados y hallazgos para establecer las conclusiones.
4. Conclusiones:
– Pueden ir precedidas de esta fórmula: «De todo lo expuesto anteriormente se deducen las siguientes conclusiones nuevo médico-legales».
– Se enumeran las conclusiones con letra, y una debajo de
la otra, todas ellas dirigidas y dando respuesta al objeto del
informe. No existe un número de conclusiones determinado, serán todas aquellas que consideremos oportunas para
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M.T. CRIADO DEL RÍO.– LA ACTUACIÓN DEL MÉDICO COMO PERITO CON LA NUEVA LEY 1/2000 DE ENJUICIAMIENTO CIVIL
dar respuesta al problema médico-legal planteado.
5. Fórmula final, fecha y firma:
– Fórmula final: «Es cuanto puedo manifestar en cumplimiento de la misión que me ha sido encomendada».
– Fecha en letra.
– Firma.
En el informe se podrán incluir los medios de carácter técnico que se consideren necesarios como fotografías, planos,
esquemas, dibujos, etc. (arts. 336.2 y 346 de la LEC).
Después de su entrega, los informes escritos deben ser ratificados por los peritos bajo juramento, el día y hora que señale el juez, en comparecencia de las partes, defensores y
representantes. Sólo cuando por razón de la distancia, dificultad de desplazamiento, circunstancias personales de la
parte, del testigo o del perito u otra causa análoga resulte
imposible o muy gravosa la comparecencia de las personas
citadas en la sede del juzgado o tribunal, se podrá solicitar
el auxilio judicial (art. 169 de la LEC), lo que se hará mediante exhorto en el que se indicarán y entre otros aspectos,
el asunto que lo motiva y la indicación de las actuaciones
cuya practica interesa (art. 171 de la LEC). La mera ratificación de la autoría del informe pericial se realizará ante el secretario judicial, pero el tribunal habrá de examinar por sí
mismo la prueba documental, los informes y dictámenes escritos (art. 289 de la LEC).
En relación con la elaboración y redacción del informe, señalamos estos aspectos:
1. Obligación de emitir el informe o dictamen pericial. El perito que ha aceptado el cargo pericial en la vía judicial tiene
obligación de elaborar el informe pericial. De no hacerlo,
además de incurrir en responsabilidad por incumplir con las
normas procesales en cuanto a la fecha de entrega del informe, si persiste en esta actitud incurre en un delito de desobediencia a la autoridad judicial.
2. Manifestación bajo juramento de ser veraz y objetivo. Tanto la prueba pericial como los resultados expresados en su
informe o dictamen deben caracterizarse por realizarse con
la diligencia propia de la profesión (arts. 245 y 335.2, ya expuesto, de la LEC). Las consecuencias penales de una actuación contraria podrían ser falsedad de documentos, perjurio y denegación de auxilio a la Administración de Justicia.
3. Resaltamos de nuevo la importancia de las consideraciones médico-legales, con las que, además de argumentar
científicamente nuestras conclusiones, demostramos que
hemos sido veraces, objetivos, hemos analizado todos los
elementos a favor y en contra de las partes, así como el cuidado, esmero y diligencia de nuestras actuaciones periciales. Por otra parte, son siempre un punto de referencia del
caso estudiado, muy útil cuando, después de meses o años
de su realización, puede celebrarse un juicio oral, donde se
nos interrogará sobre el mismo como si el caso lo hubiéramos estudiado el día anterior.
4. El informe debe ser sencillo y comprensible para la persona o entidad a la que va dirigido, que no tiene conocimientos médicos5,8,9,12.
5. El informe lo debemos emitir dentro de los plazos legales;
en la peritación privada o particular, el perito no tiene un
plazo legal para emitir el informe8. En la vía judicial, el informe pericial debe ser emitido dentro de los plazos legales
que se dan para ello, porque al perito que no se ajusta a los
períodos legales señalados para la emisión de su informe se
le exigirá responsabilidad. En el proceso civil los informes
que no son adjuntados a la demanda o a la contestación
porque no haya sido posible en dicho momento o porque se
hayan solicitado posteriormente en la audiencia previa en
virtud de alegaciones o producción de nuevos hechos, los
informes se aportarán a las partes, para su traslado a las
contrarias con al menos 5 días de antelación a la celebración del juicio o de la vista (art. 338.2 de la LEC). De no hacerlo así, el perito será sancionado con multa que no podrá
ser inferior a 10.000 ptas. ni exceder de las 100.000 (art.
288 de la LEC). El perito no puede presentar un informe pericial en el momento del juicio salvo que su retraso fuera de
los plazos legales esté debidamente justificado y motivado.
Si el tribunal apreciara ánimo dilatorio o mala fe procesal en
la presentación del documento, podrá además imponer una
multa al responsable de 30.000 a 200.000 ptas. (arts. 269
y 270 de la LEC).
6. Los informes no son vinculantes para el juez. Constituyen
sólo un medio de prueba para asesorar al juez, el cual los
valorará bajo las reglas de la sana crítica (art. 348 de la
LEC) o según su propio juicio crítico, como así ha repetido
la jurisprudencia (STS del 17-6-1988, 17-7-1988, 12-111988, 11-4-1989, 9-12-1989, 9-4-1990, 7-1-1991; STS,
Sala Segunda de lo Penal, del 20-5-1992), en virtud del
principio jurídico de la soberanía del juez6,7. La consecuencia que tiene este principio para el perito es que su labor
pericial puede verse desestimada o recogida por el juez en
su sentencia.
Vista oral o juicio verbal
Cuando el asunto se dirime en la vía judicial, si la cuestión
en litigio no se ha resuelto en audiencia previa, el perito
sabe que deberá declarar en la vista o juicio sobre el tema
estudiado, al margen de que haya realizado su informe escrito, ratificándose en lo expuesto o ampliándolo en sus
consideraciones y conclusiones. Sobre esta nueva actuación pericial el perito tendrá conocimiento de ello porque en
el proceso civil, una vez aportados los dictámenes periciales, las partes deben manifestar si desean que los peritos
autores de los mismos comparezcan en la vista o juicio oral,
y expresar si deberán exponer o explicar el dictamen o responder a preguntas, objeciones o propuestas de rectificación o intervenir de cualquier otra forma útil para entender y
valorar el dictamen en relación con lo que sea objeto del
pleito. El tribunal igualmente podrá acordar la presencia de
la intervención de los peritos en el juicio o vista (arts. 337.2
y 338.2 de la LEC).
Cuando el perito es citado para el juicio o vista oral, tiene
obligación de acudir al juicio en el lugar, fecha y horas señalados por el Juez o el Presidente (art. 292 de la LEC). Si
le es imposible acudir por causa de fuerza mayor u otro motivo de análoga entidad, lo manifestará de inmediato al tribunal, acreditando cumplidamente la causa o el motivo
para que el tribunal la acepte (arts. 183.1 y 4 de la LEC).
Cuando sin mediar excusa un testigo o perito no compareciere al juicio o vista, incurrirá en responsabilidad por incumplir las normas procesales con multa de hasta 100.000
ptas., y de reincidir en responsabilidad penal por desobediencia a la autoridad judicial (arts. 183.5 y 292 de la LEC)
o incluso en delito de denegación de auxilio a la justicia.
El juicio oral se practica en audiencia pública, salvo que se
celebre a puerta cerrada (art. 138 de la LEC). Una vez interrogados las partes y los testigos, serán llamados los peritos
para que declaren sobre sus dictámenes o los presenten
cuando excepcionalmente se puedan admitir en este momento (art. 300 de la LEC). Antes de su declaración acreditarán su identificación y jurarán que procederán bien y fielmente, y que no tienen otro fin que describir y declarar la
verdad. A continuación el perito será interrogado por las
partes y el juez o los magistrados sobre los aspectos que
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MEDICINA CLÍNICA. VOL. 117. NÚM. 18. 2001
consideren oportunos, recogidos en el art. 347 de la LEC.
Durante el interrogatorio, el perito no debe faltar a la verdad,
porque de hacerlo incurre en un delito de falsedad de testimonio; guardará el debido respeto al juez o tribunal, y no
perturbará el orden en la vista de cualquier pleito u otro
acto judicial para no incurrir en responsabilidad por incumplir las normas procesales, en falta contra el orden público
ni en desobediencia leve a la autoridad.
perito, salvo en el caso de la justicia gratuita, en la cual también tiene derecho a los honorarios, puede reclamar una
cantidad en concepto de provisión de fondos (art. 342.3 de
la LEC) con la que se soluciona el problema de la remuneración de los peritos, y las partes quedan obligadas a realizar la provisión de fondos si precisan un dictamen pericial,
porque de no hacerlo se quedan sin la posibilidad de solicitar una nueva designación judicial, y por tanto, sin la aportación del informe pericial como medio de prueba4.
Honorarios periciales
El médico que actúa como perito tiene derecho a cobrar honorarios por los servicios prestados9, como así establece el
art. 241.1.4 de la LEC. Los honorarios se establecen por las
actuaciones periciales realizadas, que deberán quedar perfectamente detalladas en la minuta de honorarios (art. 242
de la LEC), sin tener en cuenta los resultados obtenidos de
su colaboración. No existe ningún parámetro que nos diga
cuáles deben ser los honorarios médicos periciales (art.
242.5 de la LEC). Existen fuertes discrepancias de unos peritos a otros y de unas localidades a otras porque hay libertad de honorarios periciales, pero con unos límites en aras
de salvaguardar la imparcialidad. Si los honorarios se consideran excesivos o se basan en conceptos indebidos, podrán
ser impugnados y verse modificados (arts. 243, 244, 245 y
246 de la LEC). Si el exceso de honorarios es debido a que
el perito se aprovecha de su misión para obtener beneficios,
incurre en delito de cohecho. Los honorarios serán remitidos a la parte o partes que los hayan solicitado, y si han
sido solicitados a instancias del juez, se adjuntarán al informe para que sean abonados por el Ministerio de Justicia;
ello con independencia de lo que pueda acordarse en materia de costas (arts. 339.2, 242.1 y 2 de la LEC). El aspecto
más novedoso en materia de honorarios de la nueva LEC es
que establece que el médico, una vez aceptado el cargo de
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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médico legal. Buenos Aires: Abaco de Rodolfo Depalma, 1990.
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Madrid: Colex, 1995.
8. Borobia C. El informe médico pericial en el accidente de tráfico. En: Borobia C, editor. Valoración de daños personales. Informes periciales y casos prácticos. Madrid: La Ley-Actualidad, 1998.
9. Gisbert Calabuig JA. La peritación médico legal. Introducción jurídica. El
método médico legal. En: Medicina legal y toxicología (5.a ed.). Barcelona: Masson, 1998.
10. Simonin C. Medicina legal y judicial. Barcelona: JIMS, 1982.
11. Vargas Alvarado E. Medicina forense y deontología médica (1.a ed.).
Buenos Aires: Ed. Trillas, 1991: 13-18.
12. Gisbert Calabuig JA. Medicina legal y toxicología (4.a ed.). Barcelona:
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13. Criado del Río MT. Valoración médico-legal del daño a la persona: civil,
penal, laboral y administrativo. Responsabilidad profesional del perito.
Madrid: Colex, 1999.
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