Número de registro: 17155 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO DIRECTO 4784/2002.
Número de registro: 17155
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XVI, Agosto de 2002
Página: 1063
AMPARO DIRECTO 4784/2002. BUILDER MARTS DE MÉXICO, S.A DE C.V.
CONSIDERANDO:
QUINTO. Los conceptos de violación aducidos resultan inoperantes, motivo por el cual lo
procedente es negar el amparo solicitado de conformidad con las siguientes consideraciones:
Manifiesta la quejosa Builder Marts de México, Sociedad Anónima de Capital Variable, por
conducto de su apoderado, en su primer concepto de violación, que la autoridad responsable
al dictar la sentencia que constituye el acto reclamado debió sujetarse a lo dispuesto por el
artículo 1241 del Código de Comercio, que establece que los documentos privados y la
correspondencia procedente de uno de los interesados, presentados en juicio por vía de
prueba y no objetados, se tendrán por admitidos y surtirán sus efectos como si se hubieran
reconocido expresamente; luego, si el incidente de objeción de documentos promovido por la
demandada se declaró improcedente, los documentos objetados debieron surtir sus efectos
como si hubieran sido reconocidos expresamente.
Lo anterior resulta inoperante, pues la peticionaria de garantías no combate de manera lógicojurídica alguna, la consideración de la responsable relativa a que el hecho de que el juzgador
en sentencia interlocutoria de veinticinco de septiembre de dos mil haya declarado
extemporáneo el incidente de objeción de documentos promovido por la enjuiciada, quien
manifestó que los documentos exhibidos como base de la acción eran falsos por no estar
firmados, ello no implicaba que dicho juzgador hubiera quedado impedido de valorar la
idoneidad y eficacia propia de los contrarrecibos exhibidos por la actora como base de su
acción para acreditar la procedencia de la misma y estudiar si dichos documentos reunían los
requisitos legales para ser considerados aptos para acreditar la procedencia de la acción
ejercitada. En apoyo a su consideración citó la tesis cuyo rubro es: "DOCUMENTOS
PRIVADOS NO OBJETADOS. VALOR PROBATORIO."; de ahí la inoperancia del primer
concepto de violación.
Independientemente de lo anterior, este Tribunal Colegiado estima correcta la consideración
de la responsable, pues los contrarrecibos, por tratarse de instrumentos privados, por su
propia naturaleza son imperfectos por no ser susceptibles de producir plena fuerza probatoria
por sí mismos, ya que su validez depende de su reforzamiento con otras probanzas, tales
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como el reconocimiento expreso o tácito, el cotejo, la prueba pericial, la testimonial, etcétera,
según se desprende de los artículos 334, 335 y 338 a 344 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal; luego, cuando no es reconocido expresa o tácitamente por el
supuesto emisor, corresponde al oferente reforzar su autenticidad con alguna otra prueba, de
lo contrario el instrumento no se perfecciona.
Sirve de apoyo a lo anterior la jurisprudencia número I.4o.C. J/47, de este Cuarto Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, publicada en la página 103 del Tomo IX,
enero de 1992, Octava Época del Semanario Judicial de la Federación, cuyo texto es:
"DOCUMENTOS PRIVADOS. SU VALOR PROBATORIO ESTÁ SUJETO A SU
PERFECCIONAMIENTO. Del contenido de los artículos 334, 335 y 338 a 344 del Código
de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, se desprende el carácter de pruebas
imperfectas de los documentos privados, al no ser susceptibles por sí mismos de producir
plena fuerza de convicción, pues su valor depende de su reforzamiento con otras probanzas,
tales como el reconocimiento expreso o tácito, el cotejo, la prueba pericial, la testimonial,
etcétera. El medio más natural previsto en los referidos preceptos para este efecto, se presenta
a través de su perfeccionamiento con el reconocimiento tácito, regulado por el artículo 335
del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. Otro medio lo constituye el
reconocimiento expreso, aludido en el numeral mencionado y en el artículo 338 del propio
cuerpo de leyes. Conforme a la primera disposición invocada al principio si el documento
privado de uno de los interesados, presentado en juicio por vía de prueba, no es objetado por
la parte contraria, se tendrá por admitido y surtirá sus efectos como si hubiera sido
reconocido expresamente. En cambio, cuando un documento privado no es reconocido
expresa o tácitamente, ni su autenticidad es reforzada con alguna otra prueba, el instrumento
no se perfecciona y, por ello, no es susceptible de hacer prueba plena, sino que su grado de
demostración queda solamente en la categoría de indicio, cuya fuerza de convicción, mayor o
menor, dependerá de la existencia de otras probanzas sobre los hechos controvertidos, con las
cuales pueda ser adminiculado."
Por otra parte, resulta también inoperante el segundo concepto de violación en el que se
sostiene que la demandada no objetó ninguno de los documentos exhibidos con los cuales se
acreditó la relación contractual, la recepción y entrega de mercancías, la expedición de las
facturas y los abonos que la enjuiciada realizó.
Se dice que es inoperante el anterior argumento, pues la autoridad responsable determinó que
el hecho de que esté probada en autos una relación comercial de compraventa a crédito, ello
no implica que, como resultado de dicha relación, necesariamente se adeude el importe de los
contrarrecibos números 978, 991, 12303 y 12309, pues tales documentos sólo pueden
considerarse como comprobantes de la recepción de unos documentos denominados facturas
para efectos de revisión y pago de las mismas por la empresa deudora, lo que significa que
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los instrumentos comprobatorios del adeudo y su importe serían en realidad las facturas cuya
recepción amparan los multicitados contrarrecibos, documentos que no provocan mayor
convicción.
La anterior consideración de la resolutora no es combatida por la quejosa; luego, el segundo
concepto de violación resulta inoperante.
Independientemente de la anterior determinación, debe decirse que aun en el caso de que los
contrarrecibos hubieran sido reconocidos, por sí solos son insuficientes para demostrar la
obligación de pago que se atribuye a la parte demandada, puesto que, como lo afirmó la Sala
del conocimiento, en ellos sólo se hace constar la recepción de diversas facturas que entregó
la quejosa a la demandada para que fueran revisadas por esta última, pero no se refieren a los
servicios que en su caso amparan las facturas, y mucho menos a un reconocimiento por parte
de la demandada de que se prestó el servicio, y que por él deba pagar el importe consignado
en las facturas, por lo que únicamente demuestran que se entregaron diversos documentos
para su revisión; por tanto, no son idóneos para demostrar la acción ejercitada.
Así lo ha considerado este órgano jurisdiccional al resolver, mediante fallos de veintinueve
de abril, seis de agosto de mil novecientos noventa y nueve, y trece de mayo de dos mil dos,
por unanimidad de votos, los juicios de amparo directo civil números DC. 3674/99, DC.
4494/99 y DC. 4664/2002, promovidos por Materias Primas El Rey, Sociedad Anónima de
Capital Variable, Grupo Marsal, Sociedad Anónima de Capital Variable y Servicios
Nacionales Mupa, Sociedad Anónima de Capital Variable, respectivamente, al establecer
que, atendiendo a los usos y costumbres mercantiles, los contrarrecibos son meros
documentos justificativos de que se recibieron para su revisión ciertos recibos, notas de
remisión o bien facturas de proveedores, a fin de que posteriormente y una vez examinados,
si se aceptan, sean cubiertos; pero no demuestran que los servicios o mercancías que amparan
los recibos, notas de remisión, facturas, etcétera, se adeuden. En tales condiciones, aun en el
supuesto de que la enjuiciada hubiera reconocido la autenticidad de tales documentos, esta
circunstancia no es suficiente para establecer la existencia y exigibilidad de la obligación
cuyo pago se exige.
Al caso, resulta aplicable la tesis que aún no ha sentado jurisprudencia, emitida en la Novena
Época por este Tribunal Colegiado, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo X, octubre de 1999, página 1253, cuyos rubro y texto son del siguiente tenor
literal:
"CONTRARRECIBOS. SÓLO JUSTIFICAN LA RECEPCIÓN DE CIERTOS
DOCUMENTOS PARA SU REVISIÓN. Conforme a los usos y costumbres mercantiles, los
contrarrecibos son entregados como meros documentos justificativos de que se recibieron
para su revisión ciertos recibos, notas de remisión o bien facturas de proveedores, a fin de
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que posteriormente y una vez examinados contablemente, estos últimos documentos, si se
aceptan, sean cubiertos; pero en modo alguno los contrarrecibos son suficientes para
justificar, aun reconocidos, que los servicios o mercancías que amparan tales recibos, notas
de remisión, etcétera, se adeuden."
De igual forma resulta inoperante el primer argumento vertido en el tercer concepto de
violación, en el que se manifiesta, en esencia, que si el perito de la parte demandada no rindió
su dictamen, a la enjuiciada se le debió tener por conforme con el dictamen que rindiera el
perito del actor, motivo por el cual no existe razón ni motivo para que la demandada objete el
dictamen del perito de su contraparte; además, su perito determinó cómo, cuándo y por qué
existió la obligación y la responsabilidad de la demandada para hacer el pago.
Lo antes considerado es así, pues con los anteriores argumentos no se combate de manera
lógico-jurídica alguna, la consideración de la responsable relativa a que la prueba pericial no
le benefició a la actora, pues la perito se basó únicamente en los registros contables de la
accionante y no contestó los puntos propuestos por la demandada en los términos ordenados
en el proveído de primero de agosto de dos mil, determinando únicamente que entre las
partes aparecían registrados movimientos contables, pero no a los que se refieren los
contrarrecibos, razón por la que el Juez consideró que no se le podía conceder a tal prueba el
alcance y valor probatorio que pretende su oferente; además de que el método de estudio y
valoración utilizado por la perito resultaba impreciso, al no manifestar los procedimientos de
auditoría que utilizó, argumentos que no controvirtió la apelante al interponer el recurso de
apelación; luego, si tal determinación no es destruida por la impetrante de amparo, la misma
debe quedar firme y sigue rigiendo el acto que se reclama.
Al caso, resulta aplicable la tesis que aún no ha sentado jurisprudencia, emitida en la Novena
Época por el Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito, consultable en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo V, mayo de 1997, tesis XXI.1o.68 K,
página 611, cuyos rubro y texto son del siguiente tenor literal:
"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN INOPERANTES. SON AQUELLOS QUE,
COMBATIENDO EL FONDO DEL ASUNTO, NO ATACAN LAS CONSIDERACIONES
QUE LA AD QUEM TOMÓ EN CUENTA PARA DECLARAR INOPERANTES LOS
AGRAVIOS ESGRIMIDOS. Si la Sala responsable emite declaratoria de inoperancia
respecto de los agravios formulados, y el quejoso esgrime argumentos orientados a combatir
el fondo del asunto, mas no a desvirtuar las consideraciones que aquélla tomó en cuenta para
dictar el fallo reclamado, ello trae como consecuencia que los conceptos de violación se
estimen inoperantes."
De igual forma la quejosa se abstiene de combatir la determinación de la responsable, relativa
a que la prueba testimonial únicamente es apta para ejercitar la acción de devolución de los
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documentos mencionados por los testigos, pero no la existencia del adeudo, pues la
peticionaria de garantías se concreta a manifestar que se le debió otorgar pleno valor
probatorio a la prueba testimonial que ofreció, no obstante que sus testigos dependan
económicamente de ella.
Asimismo, no se combaten las consideraciones de la responsable relativas a que:
1. El informe rendido por la empresa Autobuses Estrella Blanca, Sociedad Anónima de
Capital Variable, adolece de insuficiencia probatoria porque sólo demuestra el transporte y
entrega de objetos mercantiles, pero no puede tener valor pleno sobre la existencia de un
adeudo, constante en unas facturas cuyos originales fueron supuestamente entregados a la
demandada.
2. Igual ocurre con el informe rendido por Banco Internacional, Sociedad Anónima, puesto
que sólo demuestra la existencia de un pago, que no puede atribuirse a las operaciones
mercantiles relacionadas con las facturas que se mencionan en los contrarrecibos entregadas a
revisión, porque bien pueden referirse a un adeudo diferente.
3. Si los contrarrecibos de las facturas no se consideran aptos para ejercitar la acción de pago
intentada, no se puede modificar su carácter mediante la exhibición que se hizo junto con
dichos documentos de las copias de las facturas supuestamente recibidas por la demandada
para efectos de revisión y pago, porque los documentos originales de las mismas serían los
que acreditarían la existencia del adeudo.
4. El hecho de que los documentos aludidos no hayan sido objetados o lo hayan sido
extemporáneamente, de ninguna manera cancela la facultad del Juez de la causa para darles el
valor que legalmente les corresponda.
Si tales argumentos no son combatidos por la quejosa deben quedar firmes y seguir rigiendo
el acto que se reclama.
Al caso, resulta aplicable el criterio emitido en la Séptima Época por la entonces Tercera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Semanario Judicial de la
Federación, tomo 145-150, Cuarta Parte, página 122, cuyos rubro y texto son del siguiente
tenor literal:
"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN INOPERANTES. Si la estimación hecha en la sentencia
reclamada, que sirve de fundamento toral para desechar los agravios de la apelación, no se
combate en el concepto de violación, procede declarar inoperante el mismo, ya que la Tercera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no está en condiciones de estudiar ese
aspecto, pues hacerlo equivaldría a suplir la deficiencia de la queja en un caso no permitido
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legal ni constitucionalmente, si no está comprendido dentro de las hipótesis previstas en el
artículo 107, fracción II, de la Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos, ni en
el artículo 76 de la Ley de Amparo."
Resulta también inoperante el primer argumento del cuarto concepto de violación, en el que
se aduce que la responsable dictó una resolución incongruente, pues si se consideró que los
documentos exhibidos no son suficientes para acreditar el derecho pretendido, cómo es
posible que prescriban.
Se dice que es inoperante el argumento antes sintetizado, pues la quejosa al interponer el
recurso de apelación no hizo valer lo que ahora menciona; por consiguiente, este Tribunal
Colegiado no puede hacerse cargo de cuestiones novedosas que no fueron planteadas
previamente, pues no sería lógico ni jurídico declarar en su caso la inconstitucionalidad de la
sentencia reclamada, tomando como sustento un argumento que es novedad en el amparo
directo y que fue ajeno para la autoridad responsable.
En efecto, en la sentencia de primera instancia se determinó en lo que a este punto respecta:
"... En ese contexto, de las pruebas aportadas por la actora, consistentes en la pericial
contable a cargo de Leticia del Carmen Javier Cámara, con la que se tuvo por conforme al
demandado, atento lo ordenado por la H. Primera Sala de este tribunal, en nada le beneficia a
la actora, pues se basó dicho perito únicamente en los registros contables de la accionante y
no contestó los puntos propuestos por la demandada en los términos ordenados en proveído
de fecha primero de agosto del año dos mil, y determinó únicamente que entre las partes
aparecen registrados movimientos contables, pero no a los que se refieren los contrarrecibos,
razón por la cual de conformidad con lo dispuesto por el artículo 1301 del Código de
Comercio, acompañando únicamente documentación exhibida por la perito de la actora en
copias simples, habiendo la demandada objetado el alcance y valor probatorio que pretende
darle su oferente, además de que el método de estudio y valoración utilizado por el perito
resulta muy impreciso, al no manifestar los procedimientos de auditoría que dice utilizó, así
tampoco le beneficia la testimonial a cargo de César Julio Ríos Barreto y Raúl Salmerón
Ramírez, quienes manifestaron depender económicamente de su presentante, por lo que de
conformidad con lo dispuesto por los artículos 1302 y 1303, fracción III, por tal razón no se
le puede conceder el alcance y valor probatorio que pretende darle la actora, siendo fundado
al efecto el incidente de tachas promovido por la demandada, estimándose acreditada su
parcialidad, pues de la respuesta que dio el primer testigo, manifestó que fue llamado para
declarar; además de que, al contestar el interrogatorio, sus atestos carecen de condiciones de
modo, tiempo y lugar sobre los hechos que depusieron; así tampoco le beneficia la
confesional a cargo de la demandada, pues de las posiciones formuladas, ésta negó tales
adeudos; así tampoco le beneficia el informe rendido por Transportes Estrella Blanca, al que
se le concede pleno valor probatorio en términos de lo dispuesto por los artículos 1296 y
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1298 del Código de Comercio, y del que únicamente se acredita el envío y recepción de la
mercancía, no así la obligación de pago, tal y como se precisa en la tesis antes transcrita; por
otra parte, en nada beneficia el informe rendido por la institución Bital, S.A., pues de ello
sólo se acreditan los pagos parciales del contrarrecibo 976; por otra parte, las facturas
exhibidas en copia al carbón no le benefician a la actora, pues son documentos privados que
solamente hacen prueba plena contra su autor cuando fueran reconocidos legalmente en
términos de lo dispuesto por el artículo 1296 del Código de Comercio, lo que en el caso no
sucedió; y, por otra parte, como se dijo, al no haberse acreditado que Claudia Monroy,
persona que firmó dichos documentos, estaba autorizada para firmarlos y obligar así a la
demandada; ante la insuficiencia del caudal probatorio para acreditar la obligación de pago de
la demandada, resulta improcedente la acción intentada.
"V. Como una causal de improcedencia de la acción y tomando en consideración que el
demandado opuso la excepción de prescripción, siendo su estudio de oficio para el suscrito
juzgador de conformidad con lo dispuesto por los artículos 2o. y 25 del Código de
Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria al de Comercio, así como en la
jurisprudencia visible en el disco compacto de jurisprudencia IUS 6, con número de registro
213362, visible en el Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Sección Cuarta,
página 251, Tomo XIII, febrero de 1994, cuyo título dice: ‘ACCIÓN, ESTUDIO DE OFICIO
DE LA.’. La misma debe considerarse prescrita por las siguientes razones:
"De conformidad con lo dispuesto por el artículo 1043, fracción I, del Código de Comercio,
mismo que dispone que la acción de los mercaderes al por menor, por las ventas que hayan
hecho de esa manera al fiado, contándose el tiempo de cada partida aisladamente desde el día
en que se efectuó la venta, prescriben en un año; ahora bien, al aplicar dicho numeral al caso
en estudio, según se desprende de los documentos base de la acción, los contrarrecibos de
folios 978 de fecha cinco de agosto de mil novecientos noventa y ocho, 991 de fecha
diecinueve de agosto de mil novecientos noventa y ocho, 12303 del día ocho de septiembre
de mil novecientos noventa y ocho, y 12309 de fecha veintitrés de septiembre de mil
novecientos noventa y ocho, fueron presentados para su cobro en esta vía con fecha dieciocho
de febrero del año dos mil, según se acredita del sello de la oficialía de partes de este tribunal,
la que merece pleno valor probatorio en términos de lo dispuesto por el artículo 1294 del
Código de Comercio, documentos de los que se acredita que transcurrió en exceso el término
a que se refiere dicho numeral, aun considerando los pagos parciales que cada contrarrecibo
tiene y que quedaron acreditados con el informe rendido por Bital, valorado en el
considerando anterior, estimándose, por tanto, prescrita la acción intentada por la actora,
debiéndose, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 1326 del Código Civil,
absolverse a la demandada de las prestaciones reclamadas."
La ahora quejosa, en su escrito de expresión de agravios, adujo en lo que interesa:
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1. El inferior determina que la acción intentada ha prescrito, de acuerdo con lo establecido
por el artículo 1043, fracción I, del Código de Comercio, haciendo referencia a que, según su
criterio, aplica dicha fracción por ser la actora un mercader y que, por consiguiente, su acción
debió de haberse intentado en un año.
2. La actora es una empresa legalmente constituida como sociedad anónima de capital
variable, cuyo objeto social es el de importar, exportar, vender, comprar y de cualquier otra
forma negociar con todo tipo de materiales y accesorios relacionados con la industria de la
construcción; bajo estas circunstancias, en ningún momento ha llevado a cabo funciones de
mercado.
3. En ningún momento la actora estuvo ofreciendo su mercancía a una serie de compradores,
ni tampoco estuvo en un lugar en el que existieran vendedores y compradores.
4. Las operaciones realizadas son actos mercantiles que en ningún momento encajan dentro
de lo establecido por el artículo 1043, fracción I, sino dentro del artículo 1047, ambos del
Código de Comercio.
5. El Juez debió determinar por qué razón es aplicable lo dispuesto por el artículo 1043 del
Código de Comercio.
De lo anterior se pone en evidencia que el peticionario de amparo, al interponer su recurso de
apelación, no hizo valer lo que ahora pretende, por lo que el argumento vertido en la primera
parte del cuarto concepto de violación no puede ser materia de esta litis constitucional.
Al caso, resulta aplicable la tesis que aún no ha sentado jurisprudencia, emitida en la Octava
Época por el Tercer Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, consultable en el Semanario
Judicial de la Federación, Tomo II, Segunda Parte-1, julio a diciembre de 1988, página 181,
cuyos rubro y texto son del siguiente tenor literal:
"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN, SON INOPERANTES CUANDO SON AJENOS A LA
MATERIA DE LA APELACIÓN.-Cuando el quejoso expresa como argumentos en su
demanda de amparo en vía directa cuestiones diferentes y ajenas a los agravios que fueron
materia de estudio en la alzada, es decir, ante la Sala responsable, no resulta dable
jurídicamente ocuparse de cuestiones ajenas a la litis planteada, en cuyo caso por inoperancia
debe negarse la protección de la Justicia Federal."
Finalmente, manifiesta la quejosa que los actos mercantiles celebrados con la actora no son
de los que señala el artículo 1043, fracción I, del Código de Comercio, sino que corresponden
a operaciones mercantiles que por su naturaleza prescriben en términos del artículo 1047 del
mismo ordenamiento.
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Lo anterior resulta también inoperante, pues la quejosa tampoco combate de manera lógicojurídica alguna, la determinación de la responsable relativa a que no se desvirtuó el hecho de
que en el caso se trata del cobro del precio de venta al menudeo por parte de la actora, y no
está demostrado que exista cuenta corriente entre las partes; luego, si tal argumento no es
destruido por la peticionaria de garantías debe quedar firme y sigue rigiendo el acto que se
reclama.
Así las cosas y ante lo inoperante de los conceptos de violación, lo procedente es negar el
amparo solicitado.
Por lo expuesto, fundado y con apoyo en los artículos 76 a 79 y 190 de la Ley de Amparo, se
resuelve:
ÚNICO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Builder Marts de México, Sociedad
Anónima de Capital Variable, en contra de la sentencia de doce de marzo de dos mil dos,
dictada por la Primera Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal en el
toca 1234/2000/12.
Notifíquese; con testimonio de la presente resolución devuélvanse los autos a la autoridad
que los remitió y, en su oportunidad, archívese el expediente como asunto concluido.
Así lo resolvió el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, por
unanimidad de votos de los Magistrados Gilda Rincón Orta, Marco Antonio Rodríguez
Barajas y Walter Arellano Hobelsberger.
Nota: La tesis XXI.1o.68 K citada en esta ejecutoria, integró la jurisprudencia XXI.1o. J/19,
que aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
Tomo XIV, septiembre de 2001, página 1137, con el rubro: "CONCEPTOS DE
VIOLACIÓN INOPERANTES. SON AQUELLOS QUE, COMBATIENDO EL FONDO
DEL ASUNTO, NO ATACAN LAS CONSIDERACIONES QUE LA RESPONSABLE
TOMÓ EN CUENTA PARA DECLARAR INOPERANTES LOS AGRAVIOS
ESGRIMIDOS.".
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