JULIO GANZO AJEDROLOGIA RICARDO AGUILERA EDITOR. Apart ado 9.138 MA DRID-6 RICARDO PADILLA, 54 AGUILERA, • BAJO C • EDITOR llADB.JD-6 T ítul o: AJEDROLOGIA Autor: Julio Ganzo Cubierta: Angel Martínez Catálogo general, núm. 43 C olección de Bolsillo, núm. 14 l." edición, 1971 Empresa Importadora y Exportadora n.º 134 Empresa Edito r ia l n.• 806 Depósito legal: M. 23.567 • Gr áficas Breogán - Juan Tornero, 28 1971 - M adrid-11 A mi tercer nieto Raúl Ganzo López 1 AJEDROLOGIA Definición justificativa del libro AJ E D R O L O GI A Tal vez, amable lector, resulte un poco extraño este neologismo; pero eso es precisamente lo que ocurre siempre cuando nos encontramos frente a una novedad, a algo que no es familiar con el ambiente cotidiano al que estamos circunscritos. El fenómeno se repite y la reacción es la misma, porque el primer paso se inclina a desentrañar lo desconocido en busca de una definición comprensiva y satisfactoria, de un significado que nos aclare diá­ fanamente el obj eto que se nos presenta como sumi­ do en la penumbra. Y eso es lo que me propongo hacer en este mo­ mento, antes de que nadie empiece a mostrar un ápice del síndrome de la impaciencia. La unión de un vocablo árabe ( ajedrez ) con otro griego ( logos ) no resulta del todo feliz, en principio; pero el uso, primero, y después la costumbre, puede aceptarla, aunque su vocalización no sea todo lo eu­ fónica que se desea. Sin embargo, cuando el oído se haya acomodado a la musicalidad de la palabra, ha­ brá llegado el momento de abrir los brazos y brindar la simpatía al nuevo vocablo. Con él quiero hacer una distinción, bien delimitada, de lo que son cuestiones de aj edrez para la enseñanza y perfeccionamiento del juego, y lo que son temas de ajedrez para un cono­ cimiento relacionado con él, sin que implique el jue9 go en sí. Más claro aún: Llamamos ajedrecista al aficionado que sabe jugar al aj edrez y aspira a me­ jorar su clase con el propósito de obtener títulos de los distintos grados de la maestría. Para ser ajedre­ cista se necesita un estudio especial, de índole cientí­ fica, además de unas condiciones y cualidades innatas que le hagan destacar, como puede ser el genio o el talento. Llamaremos uaj edrólogo» al aficionado a aprender cuestiones sobre ajedrez-historia, anécdotas, leyendas, bibliografía, biografías de compeones, etc., aunque no sepa jugar una partida. De la misma manera que un torero sabe lidiar un toro y un crítico taurino en­ tiende de tauromaquia, aunque no sepa ponerse de­ lante del astado. La ajedrología, en general, trata, pues, de asuntos referentes a los arrabales del ajedrez, no a la ense­ ñanza del juego. El libro de Nimzowitch, «Mi Siste­ ma», es un tratado de ajedrez. El libro de Schmidt, «Literatura de aj edrez», entra de lleno en la aj edro­ logía. En el primero se aprenden estratagemas para perfeccionar el juego; en el segundo solamente curio­ sidades al margen de la lucha viva sobre el tablero. De esta forma podemos ir deslindando las diversas facetas de que está compuesta, en el mundo de las 64 casillas, la significación global de la brillante pa­ labra «ajedrez ». Por lo tanto, se puede ser aj edrecista ( experto, maestro, gran maestro ) , se puede ser aj edrólogo ( ár­ bitro, publicista, historiador, crítico con conocimien­ tos amplios de erudición sobre temática de ajedrez ) y, ¿ quién lo duda?, se pueden ser las dos cosas simul­ táneamente, si bien, a medida que transcurra el tiem­ po, estas dos especialidades se irán separando cada vez más, porque los campos de acción en ensanchan más y más, y no será posible abarcarlos satisfactoria­ mente. 10 El aj edrez no se concreta únicamente a la lucha sobre el tablero, como pudiera creer a simple vista cualquier neófito, sino que existen otros muchos esta­ dios interesantes con los que se forma el andamiaje erudito de esta materia. La aj edrología abraza precisamente todos estos co­ nocimientos de la fenomenología escaquística inde­ pendiente de la partida, aunque íntimamente relacio­ nada con ella. Estos conocimientos son el comple­ mento necesario para quienes, además de jugar y es­ tudiar teoría, desean poseer una amplia erudición respecto al noble j uego, y en términos generales para el aficionado que sienta inquietudes por cuanto de alguna forma tiene un punto de convergencia con el Ajedrez. La leyenda, la historia y la anécdota forman un compendio, cuyo magno volumen está rebosante de curiosidad; de ahí el interés que últimamente vienen despertando todas estas cuestiones que no hace mu­ cho tiempo los autores encerraban en un par de pá­ ginas con el título de «Miscelánea» y como apéndice sin importancia a cualquier tratado de ajedrez. También la literatura ha experimentado un gran incremento en este sentido, ya que hasta no hace mu­ cho los literatos, novelistas, poetas, etc., se limitaban a una discreta cita o un leve comentario, es decir, un tenue roce con el aj edrez, y hoy existen obras com­ pletas dedicadas al ajedrez, como es la comedia en donde todos los personaj es son figuras del noble jue­ go, o el drama que representa la vida del campeón Alej in, entre otras. Debido al creciente desarrollo que experimentan los distintos campos en donde el ajedrez ejerce su influencia, no tardará mucho tiempo en imponerse una discriminación de las actividades específicas co­ rrespondientes a cada rama. De esta forma podrá esta11 blecerse en su día una clasificación como la que sigue o similar a ella. La Partida de Ajedrez.-Que trata de la lucha en sí, siendo de la competencia del aj edrecista en sus grados de aprendiz, experto, maestro y gran maestro. E l Problema de Ajedrez.-Tratado de la composi­ ción de posiciones difíciles y artísticas, con las cla­ ves para su resolución. A esta rama pertenecen los problemistas y solucionistas. Final Artístico.-Se refiere a composiciones artís­ ticas de finales de partida, cuya solución encierra determinada dificultad. Compete a los compositores de finales y solucionistas. Teoría del Ajedrez.-Estudia los análisis de las ju­ gadas que componen las aperturas; las celadas, es­ tratagemas y combinaciones en el medio juego; y las reglas para los finales. Los teóricos son los espe­ cialistas en esta rama del saber ajedrecístico. Crítica de Ajedrez.-Abarca todo lo referente a co­ mentarios sobre las partidas, destacando los errores y las maniobras sobresalientes, así como las posibi­ lidades que fueron omitidas o escaparon al cálculo de los ajedrecistas que protagonizaron la lucha. Esta labor aún suelen realizarla los propios jugadores, aunque ya existen analistas especializados, sobre todo para el estudio de posiciones en las que las partidas han sido aplazadas. El crítico o analista será el en­ cargado de esta rama. Historia de Ajedrez.-Estudia todo lo relacionado a la investigación y descubrimiento de datos sobre el origen del juego, así como la relación de aconte­ cimientos que forman la biografía del Ajedrez, a tra­ vés de los tiempos. 12 Literatura de Ajedrez.-Se refiere a todas aquellas obras literarias de exclusiva dedicación aj edrecista, ya se trate de novelas, de comedias, de poemas y narraciones donde el aj edrez tuvo alguna influencia en un momento determinado para cambiar el curso de los acontecimientos. Deporte de l Ajedrez.-Estudia todo lo relativo a Federaciones, Reglamentación del j uego, arbitraje, organización de competiciones y, en general, legisla­ ción sobre categoría de j ugadores, normas para tor­ neos y matches oficiales y resolución de posibles in­ cidencias. La dirección de este estadio corresponde a lo que pudiéramos llamar burocracia aj edrecística. Ajedro logía.-Como se ha indicado ya anterior­ mente, sintoniza con este título las leyendas, anécdo­ tas y, en general, todas cuantas curiosidades tengan relación con el tablero. Esta forma de exposición ha sido inspirada en la necesidad que tiene todo aficionado de saber a qué atenerse cuando trate de adquirir cualquier obra destinada al ajedrez, según se interese por el estu­ dio de la teoría o por el conocimiento de tipo eru­ dito. El presente volumen constituye un primer ensayo en la problemática de la Aj edrología y, por lo tanto, balbuciente e incompleto; en él se inicia la temática con datos curiosos y útiles al mismo tiempo, que servirán para amenizar los ratos libres del aficionado y dotarle de la erudición necesaria para entusiasmar su afición, señalando un camino futuro en el brillan­ te porvenir del j uego-ciencia. Ju lio Gamo Alcalá de Henares, primavera de 197 1 . 13 2 EL ERROR Necesidad de los errores para la permanencia del juego E L E R R O R El gran maestro internacional Xavielly Tartako­ wer dij o que EL AJEDREZ SUBSI STE POR SUS ERRORES, y de esta forma estableció una máxima universal, porque, en efecto, todas las actividades del intelecto se mantienen gracias al error. Si detenemos un momento nuestra atención en la mayor actividad del pensador, la Filosofía, fácilmen­ te podremos comprender que esta ciencia, si en lugar de ser un Maelstrom de innumerables sistemas di­ vergentes en constante pugna, fuera la Teoría per­ fecta del Universo, la Filosofía, como tal, hubiera desaparecido para convertirse en la Verdad. He aquí la función metafísica del error. Pero ¿ qué es el error? Para llegar a una definición específica conviene deslindar los campos de sus sinónimos. El hombre está sumido en el error porque las ideas se perciben a través de los sentidos, cuya im­ perfección le perturba. Por eso, vemos lo que creemos ver; sentimos lo que creemos sentir. El error proviene, pues, de nuestras torpes sensaciones, de nuestra ig­ norancia respecto a los argumentos en que fundamos nuestra razón. El conocimiento humano fue mecido en la cuna del error y más tarde nos casamos con él, ya que, como dij o Saint-Evremont, otros lo autorizan y preferimos aceptarlo a analizarlo. El error es, por 17 lo tanto, el alej amiento de la verdad, ya voluntario si somos arrastrados por nuestras pasiones, ya invo­ luntario si interviene la ignorancia invencible. El en­ gaño nace del error en el juicio que sobre los incier­ tos fundamentos formamos de éste, y consiste en la mala elección de los medios que deben conducirnos al logro de la verdad, casi siempre seducidos por la brillante ( ¡ pero falsa ! ) luz de la imaginación. Se engaña uno a sí mismo porque es difífil ver la verdad en el propio interior y mucho más el juicio de sí propio. Y se engaña a los demás por maldad o por interés; así, el engaño se opera dando lo falso por verdadero, por bueno lo malo, o bien captándose la voluntad ajena para desviarla del camino recto y conducirla por el tortuoso sendero de lo incierto. La ilusión es un aspecto del error que proviene de los extravíos de la imaginación, la cual nos hace con­ cebir aparentes aprehensiones; la ilusión nos presenta como existente aquello que no tiene una existencia real. Se ha dicho que vivimos de ilusiones, y así en­ tendido, la vida sería una ilusión que nos conduce engañosamente a la verdad de la muerte. El yerro es aquellllo a que faltamos en las leyes o en nuestra propia conducta. El error consiste en lo que creemos, y el yerro en lo que obramos. Cuando la voluntad se decide impelida por el error que la persuade, la acción resultante es un yerro. Así, come­ temos error, por ejemplo, creyendo a un falso amigo, y cometemos yerro comunicándole nuestros secretos. Esta es la diferencia entre ambos vocablos. La equivocación es un engaño tal, que se toma una cosa por otra; producto, pues, de la falta de expe­ riencia. Si, pudiendo prever los resultados, se comete una imprudencia en la elección, surge la equivoca­ ción; si no pueden preverse, el engaño. En este caso la equivocación será una falta y el engaño un acci18 dente casual. Para mejor distinción, cabe establecer que el error es un extravío de la razón, una falsa consecuencia, mientras que la equivocación es un de­ fecto de combinación; el error se opone a la verdad; la equivocación, a la prudencia. El error se presenta como una obsesión ; pero el hombre no cambate el error, a lo sumo trata de sub­ sanar algunos «errores» que son distintas facetas del « Error». Y no lo cambate por instinto de conserva­ ción, porque tal vez inconscientemente -acaso jue­ gue aquí un papel importante el subconsciente freu­ diano- intuye que la desaparición del error trae con­ sigo la desaparición de la actividad puesta en juego. Por eso crea teorías, pragmáticas o idealistas, y sis­ temas, no para terminar con el error, sino para ir elaborando la ciencia de la sabiduría, cuyo centro es el ego, el yo. En la Filosofía oriental ya estipuló Sidharta como base el «ego sum quia sum», y en oc­ cidente Descartes apoyó todo el escepticismo de su método en el «Cogito, ergo sum». Más cerca de nos­ otros, Ortega edifica su andamio filosófico sobre el fundamento «YO soy yo y mi circunstancia». Obser­ vamos, pues, que el hombre hace una filosofía lírica, egocéntrica, y no se preocupa del error, va aportan­ do nuevas ideas que presenta como verdaderas, y de esta forma le rinde culto. Benavente ya captó este ambiente generalizado y por eso en una de sus me­ j ores páginas poéticas se expresó de este modo: « En el meeting de la Humanidad / millones de hombres gritan lo mismo : / ¡Yo, yo, yo, yo, yo . . . ! / ¡ Yo, yo, yo, yo, yo . . . ! » Sólo cuando casualmente -quizá mej or, causal­ mente- un punto del cerebro se enciende al roce de la verdad, surge el genio. Se ha conquistado en­ tonces una cota, pero en el resto del ecúmene subsiste el error, tanto más peligroso, decía Amiel, cuanto mayor sea la cantidad de verdad que contenga. 19 El error universal es el compendio de todos los de­ más errores que deambulan por el campo de la sub­ jetividad; error filosófico, error físico, error religio­ so, error político, error ajedrecístico, etc. Y aunque error y humanidad son dos estadios que caminan paralelos dentro de nuestras dimensiones, como prote­ gidos por un pacto mutuo de no agresión, alguna vez en el transcurso de los tiempos aparece un paladín para oponerse abiertamente a aquél. San Agustín acertó a decir: «Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados». De aquí se desprende que se refería al error de un determinado sector, porque en otro caso, de no salvar a los que van errados, pe­ recería la humanidad entera. Además el hombre está predispuesto al error y esta predisposición se paten­ tiza porque ante un dilema, en un porcentaj e elevado de veces, no se escoge el camino certero, aunque la elección haya sido estudiada minuciosamente. Y es que, como dij o Heidegger, tres peligros amenazan al pensar: Uno bueno y saludable, es la proximidad al cantor poeta. Otro malo y penetrante, es el pensar mismo. El tercero y más confuso es el filosofar. El error se encuentra en todas partes, es un mons­ truo de indefinidas cabezas que se filtran en todas las esencias. La lucha contra el error está condenada de antemano al fracaso, porque tal vez sea innato a nosotros mismos: error-creación frente a Verdad, y entonces subsistiríamos por nuestros errores, genera­ lizando la sentencia del doctor Tartakower. Veamos ahora lo que aconteció en el Torneo de Lon­ dres el año 1 85 1 , entre dos colosos del ajedrez. 20 GIUOCO PIANO Blancas: Staunton 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. P4R, C3AR, A4A, P3A, P4D, P5R, ASCD, PxP, CD2D, P4R C3AD A4A C3A PxP P4D C5R ASCD + 0-0 Negras: Anderssen 10. 0-0 , 1 1. Axe, 12. D2A, 13. CxA, 14. DxP, 15. D2A, 16. P3TD, 17. P4CD, 18. C1R, ASC PxA AXCR T1CD T3C P4AR A2R P5A! T3TR Los dos mej ores ajedrecistas de la época han plan­ teado una apertura italiana y debido a que las blan­ cas han perdido algunos tiempos en la ganancia de un peón, cedieron la iniciativa al adversario que desde este momento comienza a presionar con su juego de ataque. 19. P3A, 20. C3D, 21. A2C, 22. TDlA, 23. P3T, C4C C3R D1R D4T T3C 24. C2A, 25. R2T, 26. D6A, 27. TICR, 28. C4C, T6C T4A D3C T4-4C P4TR! El ataque de Anderssen ya da sus frutos y se hace irresistible. Sólo un eror mayúsculo puede salvar al blanco, y el error se presenta en forma incompren­ sible, cuando el blanco juega a la desesperada. 29. C6A + , R2A??? ¿ Qué discurso mental empuj ó a Anderssen a efec­ tuar esta jugada, tras la cual se produce el mate in­ mediato? Lo más simple era 29 . , A x C; 30. DxC + , . . . 21 R2T; 3 1 . P x A, T x PC; 32. T x T, T x T + ; 33. RlT, D6C y las blancas tienen que rendir sus armas. Después de 28 30. D8A, • . . ., P4TR Mate! Y así, Staunton se encontró con una victoria insos­ pechada gracias al error del enemigo, que le costó el Rey. A continuación vamos a presenciar otro error que cuesta la Dama. Es obvio traer ej emplos de errores cuyas consecuencias sean de menor calibre, porque a tal nivel todas las contiendas están plagadas de equi­ vocaciones, fallos técnicos, cálculos incorrectos, omi­ siones y otras torpezas que mantienen la tensión interesante del aj edrez, sin las cuales el j uego que­ daría reducido a una sola partida perfecta con un final de tablas. 22 Este segundo caso ocurrió en otra época y en dis­ tinto lugar: el Gran Torneo de Moscú, de 1936. DEFENSA INDIA CENTRAL B lancas: Capab lanca l. 2. 3. P4D, P4AD, C3AD, 4. P4R, 5. P5D, 6. P3A, 7. A3R, 8. P4CD, 9. A3D, 10. CR2R, C3AR P3D CD2D P4R C4" A2R 0-9 CD2D ClR P3CR Negras: Rjumln 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 0--0 , A6T, P3TD, D3C, TDlA, PxP, C4T, DxP, PxP, C3C, C2C P4T P3�R RlT PxP P4AO PxP P4A PxP A4C Aunque el mej or j uego de Capablanca le ha proporcionado una posición favorable por el mayor desarrollo y dominio, el negro se defiende ingeniosamente buscando contrachances de ataque. 21. 22. 23. AXA, TDlR, T2A, DxA D5T D5D 24. 25. 26. AlA, C3A, CR2R, T3A T3TR Las negras habían reaccionado y ante la amenaza 26 , T x PT Capablanca atacó a la Dama enemiga. Y ahora se produce lo inesperado: el maestro ruso Rj umin, por esas causas ignotas que no pueden expli­ carse satisfactoriamente, en vez de retirar su Dama, realiza otra jugada y pierde su mej or pieza. . . . . 23 Después de 26. CR2R 26 • . . . , C4A??? J 27. CxD, Rinden El tercer y último error que se presenta aquí no se refiere a una jugada, sino precisamente a todo lo contrario, es decir, a no haber realizado el lance co­ rrespondiente por una obcecación en el análisis de la posición. Se trata de la primera partida del match jugado en Arosa ( Suiza ) , entre el campeón suizo y el gran maestro checo, en el año 1933. APERTURA DEL PEON DAMA Negras: Grob Blancas: Flohr 1. P4D, 2. C3AR, 3. PxP, 4. P4R, 24 P4D P4AD P3R AXP S. 6. 7. 8. ASCD + , PxP, 0-0, CD2D, C3AD PxP CR2R Las blancas han conseguido dej ar al enemigo con el célebre PD aislado y ahora se proponen bloquear­ lo. El gran maestro Salo Flohr era en esta época uno de los más calificados aspirantes al Campeonato mundial. Ganó este match, con cuatro victorias, una derrota ( la presente ) y unas tablas. 8 , 9. C3C, 10. CR4D, 11. P3C, • . . . 12. A2R, 13. TlR, 14. P4AR, 15. cxc, 0--0 A3D D2A P3TD A6TR D2D CxC TRlR Las negras han resuelto los problemas de desarro­ llo y la posición se mantiene equilibrada. 16. A3R, 17. A2A, D2D, P3A, 18. 19. 20. A3A, 21. TxT, 22. DxT, 23. PxC, C3A A4AD T5R TDlR TxT + TxT + CxC A2T Con la liquidación masiva, el negro no ha conse­ guido nada positivo y ahora pierden el PD, ya que no puede capturar la pieza atacante porque el Rey no tiene casilla de escape. 24. AxP, 25. P3T D4R, D4C Y en este momento, tras algunos minutos de refle­ xión, el blanco sorprende a todo el mundo con su inexplicable decisión. 26. Rinden, ??? Error garrafal. Sin duda Flohr creyó que para evi­ tar la amenaza negra 26 . , DBA mate debía de ju­ gar 26. D l R y entonces perdía el Alfil. Pero no vio lo más sencillo: 26. R l T ! , DBA+ ; 27. AlC, A4C; 28. . . . 25 D2C, DSD; 29. P3TR, A2D; 30. R2T y el blanco puede continuar la partida ventaj osamente. Después de 25. .., D4C . Curiosa observación : Cuanto más experto es el aje­ drecista, más voluminoso es el error que comete. 26 3 LA INMORTAL Comentarlos en tomo a la que se ha juzgado como la partida más brillante L A INM O RT A L No todos conocen esta maravillosa partida, sin duda la más famosa de cuantas se han producido desde los comienzos del aj edrez hasta nuestros días. Esta cir­ cunstancia j ustifica su inclusión en el presente libro. Para aquellos que ya la conozcan, he recopilado los más interesantes comentarios que se han hecho sobre las combinaciones que se plasmaron en ella, y los más profundos análisis en torno a las jugadas, poniendo en tela de juicio la corrección de la par­ tida. Se j ugó en Londres, el 21 de j ulio de 1851, y sus protagonistas fueron: Conduciendo las blancas, Adolf Anderssen, célebre problemista, que nació en Breslau el 6 de julio de 1 8 1 8 y murió en la misma ciudad a los sesenta y un años de edad. Derrotó en matches a Dufresne, Mayet, Falkbeer, Von der Lasa, Harrwitz, Kolish, Lowenthal y Zukertort, y consiguió el primer premio en los tor­ neos de Londres 1851, Londres 1 862, y Baden-Baden 1 870. Conduciendo las negras, Lionel Kieseritzky, quien nació en Dorpat el l.º de enero de 1 806, muriendo a la edad de cuarenta y siete años. En 1 839 trasladó su residencia a París, en donde se hizo asiduo con29 currente al célebre Café La Regence, destacando co­ mo teórico. Cuatro años después de j ugada fue bautizada por Falkbeer en la revista Wiemer Schachzeltung, 1855, con el nombre de «La Inmortal », título con el que todavía se la designa tras haber superado los em­ bates de· sus detractores. GAMBITO DE REY Londres, 1 851 Blancas: Anderssen l. 2. P4R, P4AR, P4R PxP Negras: Kieseritzky 3. A4A, El Gambito del Alfil es menos imaginativo, pero más tenaz que 3. C3AR ( Tartakower) . 3 • . . . , DST + Este j aque parece más bien una maniobra inútil ( Du Mont ) . 4. RIA, P4CD El Contragambito B ryan, uno de los favoritos de Kieseritzky, antes de esta partida ( Steinitz ) . E l principio de este Contragambito e s el mismo que el del Gambito Evans, desviar el AR de su dia­ gonal de ataque y ganar tiempo en la posterior . . . , P3AD para contra-atacar el centro mediante . . . , P4D ( Becker ) . 30 En vez de esta demostración lateral que intenta lo­ calizar el impetuoso ataque, el negro dispone de tres continuaciones : a) Arcaica, 4 . . . . , P4CR; 5. CD3A, A2C; 6. P4D, C2R; 7. P3CR ( ataque Mac Donnell ) , P x P; 8. R2C con ven­ taj a blanca. b ) Semi-moderna, 4 . . . . , P4D; 5. A x P, P4CR, etc. c ) Moderna, 4 . . . . , C3AR; 5 . C3AR ( 5 . C3AD, C5C ) , D4T; 6. P3D ( más enérgico 6. C3A, P3D; 7. P4D ) , P4CR; 7. C3A, P3D; 8. D l R, P5C; 9. P5R, P x C; 10. P x C + , R l D; 1 1 . AD x P ( mejor 1 1 . A5D ) , P x P + . La partida Goldwater-Treystman, New-York, 1 936, continuó 12. R x P, T l C + ; 13. A3C, A6T + ; 14. RlC, P4D !; 15. A x P ( ó 1 5 . C x P, A4A + ; 16. C3R, D6A ) , A4A + ; 16. Rinden ( Tartakower) . S. AXPC, C3AR 6. C3AR, Apresurándose a alej ar la Dama, pues si 6. CD3A, C5C; 7. C3T, C3A con mejores chances, como en la partida Schulten-Morphy : 8. C5D, C5D; 9. C x P + , RlD; 10. C x T, P6A ; 1 1 . P3D, P3A; 12. A4AD, P4D; 13. A x P, A3D; 14. D l R, P x P + ; 1 5 . R x P, D x C + ; 16. R x D, C6R; 17. R4T, C6A + ; 18. R5T, A5C mate ( Tarta­ kower ) . 6 • . . . , D3T Más sencillo era 6 . . . . , D4T ( Tartakower) . Jugada antiposicional del aj edrez e n la época de Morphy ( Reti ) . Todas estas jugadas son iguales a l a partida Ra­ phael-Morphy, New York, 1 857 ( Becker ) . 7. P3D, C4T 31 Una forma más natural de defender el peón del gambito es 7 . . , P4CR ( Tartakower) . . . En defensa de Kieseritzky, el derrotado inmortal, hay que hacer constar que de las 19 partidas j ugadas contra Anderssen en Londres, el año 1 85 1 , Kieseritzky ganó 9, perdió 7 y entabló 3 ( Becker) . 8. C4T, Sutil parada de la amenaza 8 . . . , C6C+ . Sin em­ bargo, 8. R l C (ó 2A ) hubiera sido erróneo por 8 . . . . , D3CD + , ganando el Alfil ( Tartakower ) . . 8• . . .• D4C Todavía adentrándose en amenazas tácticas sin una base estratégica ( Reti ) . E l ataque simultáneo a dos piezas e s ilusorio. Me­ jor 8 . . . . , P4CR; 9. CSA, D3CR ( Tartakower) . 9. CSA, P3AD Para liberar el PD y librarse del CR blanco. Nada se consigue con 9 . . . . , P3CR; 10. P4TR, D3A; 1 1 . C3AD y las blancas mantienen sus posiciones de vanguar­ dia ( Tartakower) . 10. TIC!, ! Quién podía imaginarse esta jugada! ¡Qué profun­ didad y que potencia de j uicio en este sacrificio! (Steinitz ) . Profundo sacrificio con e l que s e impone enérgi­ camente la política activa iniciada en la octava j uga­ da. La secuencia es forzada ( Tartakower) . Espléndido sacrificio, que rompe las defensas de 32 los peones negros y para en seco los proyectos de feroz contraataque del enemigo ( Becker) . E l sacrificio del Alfil hace posible un desarrollo rápido, como nunca se ha visto, de todas las fuerzas combatientes del blanco ( Minkwitz ) . 10 • . . . , PxA En vez de tomar el Alfil, tan hábilmente abando­ nado por las blancas, hubiera sido mejor 10. . . . , P3D para desembarazarse lo antes posible del Caballo ( Kieseritzky ) . 1 1. 12. P4CR, P4TR, C3AR D3C 13. 14. PST, D3A, D4C Amenaza ganar la Dama cercada, mediante 15. A x P ( Tartakower) . 14 15. • , AxP, . . . ClC D3A 16. C3A, Contra 16. PSR la réplica 16 . , D3AD detiene todas las amenazas. Con la jugada del texto se fraguan dos proyectos : 17. CSD y 17. C x P ( Tartakower) . . . . 16 • . . . , A4A Buscando la salvación en el contra-ataque. Más se­ reno hubiera sido 16 . . . , A2C ( Tartakower) . . 17. CSD, Todas las j ugadas de las blancas llevan el sello del genio ( Steinitz ) . U n jugador moderno hubiera preferido 17. P4D ( Reti ) . 33 Concepción grandiosa entregando ambas Torres, ya que tiene una pieza de menos. Si 17. P4D, A2R tratando de sostenerse. Pero no 17 . . . . , A x P; 1 8 . C6D + ( Tartakower) . 17 • . . . , DxPC I Después de 17. ..., D x P 18. A6D!, . . . 1 El sacrificio inmortal. Si 18. A3R, no 1 8 . . , D x T; 19. R2C, ni 1 8. .. , D x PA; 19. TIA, D x P + ; 20. R2C, sino 1 8. , D6T con una resistencia tenaz ( Tartako­ wer ). . . . . . . Demasiado buena para ser cierta. Si después de esta j ugada de problema las negras tienen chance de tablas con 1 8. . , D x T; 19. R2R, D7C, y existe una jugada más modesta pero ganadora, como 18. A3R, . 34 . Anderssen no tenía necesidad de recurrir a jugadas efectistas ( Reti ) . Anderssen no pudo preferir esta jugada simplemen­ te porque era más bonita que la obvia 1 8 . A3R ( Bec­ ker ) . Aunque 1 8 . A6D e s obra d e u n genio, d e hecho no es la mej or continuación del ataque, sino 1 8 . A3R, como demuestran las siguientes variantes : 1 ) 18 . . . . , D x T; 1 9 . R2C, D x T + ( si 19 . . . . , D7C; 20. A x A, D x P + ; 2 1 . R3T, D x A; 22. T l AD ganan ) ; 20. A X D y las negras no pueden defenderse contra las distintas amenazas : a) 20 . . . . , A x A; 2 1 . C6D + , R l D; 22. C x P + , R l R; 23. C6D + y 24. D8A mate; b ) 2 0. . . . , P3D; 2 1 . A x A, A x C ( 2 1 . . . . , P x A las blancas dan mate en siete, empezando por 22. C6D + ) ; 22. C7A + , R2D; 23. C x T, P x A; 24. D x A + , RlD; 25. D5R, con fácil victoria; c) 20 . . . . , AlA; 2 1 . C7A + , RlD; 22. C x T, A2C; 23. A x P, C3AD ; 24. A6C + , RIA; 25. D3C y ganan. 2) 18 . . . . , D6T ( 1 8 . . . . , AlA; 19. A4D ); 19. A x A, D x A; 20. P5R, P3D; 2 1 . C x PD + , R2D; 22. D5A + , R3A; 23. D x A + , R x C; 24. P4A + , P x P; 25. P x P + , RSD; 26. T l D + con mate seguido. 3) 18 . . . P3D; 19. A4D ! , A x A; 20. C x PD + , RlD ( 20 . . . . , R2D; 21. D x P + , R x C; 22. D7A + , R3R; 23. C4A + , R3A; 24. P5C + + ) ; 2 1 . D x P con amenaza ine­ ludible de mate ( Neishtadt ) . . . Después de todos estos análisis s e ha pasado por alto la defensa 1 8 . A3R, RlD, tras la cual no está muy claro que el blanco pueda ganar, ya que después de 19. A x A, D x T + ; 20. R2C, D7C las blancas tienen una Torre menos y no hay continuaciones agresivas, por ejemplo, 19. C6D, A x C; 20. D x P, C2R; 2 1 . A5C, CD3A, etc. O 19. D4A, P3D; 20. A4A, D x T + ; 2 1 . R2C, D4R. 35 18. . . ., D x T+ Después de 1 8 . . . . , A x A las blancas darían mate en cuatro jugadas ( Tartakower ) . ¿ Qué importan a Anderssen las Torres inútiles ? A cambio se gana una ventaj a más preciosa en la pre­ sente posición : un tiempo. Y mientras su adversario se engolosinaba con su engañosa captura, la vista de Anderssen está fij a en el Rey negro y las tres piezas menores blancas que le atenazan en un círculo de hierro ( La Nouvelle Re­ gence ) . 19. R2R, AXT Si 19 . . . . , D x T, abandonando la defensa de 2CR, las blancas darían mate en dos. Una ligera chance de tablas se obtiene con 19 . . . . , D7C ( S teinitz ) . 20. PSR!, C3ID Pese a sus peligros, una mayor resistencia propor­ ciona 20 . . . . , A3T, si bien después de tanta maniobra brillante se llega a un final más o menos rápido ( Tar­ takower ) . S i 20 . . . . , A2C ; 2 1 . C x P + , R l D ; 22. D x P, C3TR; 23. C6R + , etc. Y si 20 . . . . , P3A; 2 1 . C x P + , R2A; 22. C x P, R x C ; 23 . CSR + , R3T; 24. D4A mate ( B ecker ) . Las negras pudieron salvarse con 2 0. . . . , A3T; 2 1 . C7A + , R l D ; 22. D x T, D6A! ; 23 . D x C + , AlA; 24. CSD, D x PA + ; 25. RlR, DSA + con jaque perpetuo. Pero la partida seguiría siendo « inmortal» porque ¿ no es maravilloso que las negras son dos Torres y Alfil de ventaj a tengan que jugar para tablas ? ( Steinitz ) . A este comentario d e Steinitz, e l j oven campeón ruso Chigorin contestó: 36 ¡ No ! Aunque todo ese análisis fuese cierto, tendría­ mos que admitir, al menos, que el sacrificio de An­ derssen no conducía a ganar la partida, o con más precisión, no conducía a ninguna parte, ya que An­ derssen no estaba jugando para tablas. Después de 20 . . . . , A3T ; 2 1 . C7A + , R l D las blancas deben jugar 20. C x A! , y ahora, 1 ) 22 . . . . , D6A; 23 . A7A + , D x A; 24. C x D, R x C ; 25. D x T y las negras están sin recursos frente a la amenaza 26. C6D y 27. D7C + . 2 ) 22 . . . . , A3C (previene 23. A7A + ) ; 23. D x T, D6A; 24. D x C + , DlA; 25. D x D + , R x D; 26. ASA! con posición ganadora : 26 . . . . , P3T ( si 26 . . . . , C3T; 27. C6D + y 28. A x P. o si 26 . . . . , R2C; 27. A x P ) ; 27. C6D + , RlD; 28. C x P + , R l R; 29. C x T, R x A ( 29 . . . . , C2R; 30. A x C ) ; 30. R3A, R2R; 3 1 . C6C + , R3R; 32. R4R, P3D ( 32 . . . . , P4D ; 33. R4A y 34. C4C ) ; 33. P4D ! con victoria asegurada ( Chigorin ) . 21. C x P + , 22. D6A + , RlD CxD 23. A7R + + . Un mate forzado con tres piezas menores, las úni­ cas que tienen las blancas, contra la totalidad de las piezas negras sobre el tablero. ¿ Hay otra partida comparable con esta? ( Tartakower ) . Imposible imaginar partida más espléndida (La Nouvelle Regence ) . La partida más hermosa que se conoce ( Bird ) . Partida jugada por Anderssen con remarcable ta­ lento ( Kieseritzky ) . Parto prodigioso del cerebro humano. Las blancas dan mate no teniendo más piezas que un Alfil y dos Caballos, mientras que el negro, que lo recibe, con­ serva todas las suyas (A. C. Vázquez ) . 37 Posiblemente esta partida, que todo aficionado debe conocer, según Steinitz, que todo aficionado debe ad­ mirar, según Tarrasch, y que todo aficionado debe estudiar, según Reti, ha sido la más sometida a con­ troversia, y pese a todos los análisis efectuados para desvalorizar la brillante combinación de Anderssen, sigue siendo, después de ciento veinte años, la Par­ tida Inmortal. 38 4 PASATIEMPO Los científicos, literatos, artistas y otras celebridades que buscaron su solaz en el ajedrez P A SA TI E M P O Desde que el aj edrez ha adquirido carta de natu­ raleza como competición deportiva, es mayor el nú­ mero de ajedrecistas profesionales con dedicación ex­ clusiva. El aj edrez, además de la práctica, requiere estudios especiales para su iniciación en la maestría, y no to­ dos los simpatizantes con el j uego están dispuestos a realizar esa ardua tarea. Pero sí prestarle una lige­ ra atención como pasatiempo, ya que tiene la ven­ taj a de que no precisa ninguna compensación econó­ mica para estimular la lucha, y en muchas ocasiones se pone mayor interés e ilusión en ganar una partida amistosa de ajedrez que en acertar un pleno en el lance de la ruleta, por ejemplo. Comprendidos entre los que prefirieron distraer sus ocios frente al tablero que j ugando a naipes, do­ minó, dados, etc., se hallan muchas personalidades que sabresalieron en otras actividades --científicas, literarias, artísticas, políticas-, lo que indica cierto impacto de índole cultural ; como es lógico, ninguno de ellos ha sido primera figura como ajedrecista, y sus partidas son de tipo mediocre, aunque en ellas se reflej a el estilo predominante en la época que fue jugada. En el siglo XVIII el eminente Philidor introdujo 41 en el juego el elemento material; en efecto, hasta en­ tonces el valor de las piezas apenas era tenido en cuenta y a los peones no se les concedía importancia alguna. En el siglo XIX, fue Morphy quien aportó el elemento tiempo, y en este sentido dio al juego una nueva dirección. A principios del presente siglo, Lasker incrementa el interés con el elemento psico­ lógico; el aj edrez, entonces, empieza a jugarse antes de que los antagonistas se sienten frente a frente a cada lado del tablero ; efectivamente, cuando el j u­ gador se dispone a hacer su primera j u gada, varias horas antes ha estado estudiando las partidas ante­ riores de su adversario para emplear la estrategia más apropiada. Tarrasch aportó un nuevo elemento : espacio; el aj edrez adquiere ya un aspecto científico. Después fue Capablanca quien aporta el elemento po­ sición, y la partida adquiere una extraordinaria soli­ dez al mismo tiempo que una diáfana claridad. Por último, el ajedrez se enriquece con el elemento ener­ gía, que introduce el húngaro Gyula B reyer, y que se traduce en dinamismo, haciendo más emocionan­ te la lucha viva sobre el tablero. Nada de esto podemos apreciar en las partidas de los grandes hombres, pero en cambio, existen una in­ finidad de anécdotas simpáticas, como la siguiente : Un anciano concurría diariamente a un Café de Berlín, donde se jugaba al aj edrez. Entre los cono­ cimientos adquiridos allí se encontraba un j oven de condición humilde, con quien hizo buena amistad, y fueron contrincantes habituales, día tras día los dos se reunían a la misma hora para jugar su cotidiana partida. Así pasó casi un año, hasta que un día, sin que se supieran los motivos, el anciano no compare­ ció. Tampoco se presentó a la j ornada siguiente, y así transcurrieron algunas semanas, hasta que el j o­ ven recibió una comunicación e n l a que se l e partí42 cipaba que su amigo había fallecido y le nombraba heredero universal de todos sus bienes. La Historia señala muchos prohombres que juga­ ron al aj edrez, y como la lista resultaría excesiva­ mente larga, solamente cito algunos, entre literatos, artistas, científicos, políticos y guerreros : Larra, Saint­ Pierre, Musset, Schiller, Goethe, Meissonnier, Tolstoi, Schumann, Mendelsohn, Ibsen, Walter Scott, Tenny­ son, Unamuno, Benavente, Cossío, Gironelllla, Bal­ mes, Robespierre, Rousseau, Voltaire, Lutero, Euler, Leverrier, Leibnitz, Ney, Napoleón I, Bismark, Fidel Castro, Franklin, Harun Ar-Raschid, Carlomagno, Fe­ lipe JI, Amadeo, Luis XV, Iván el Terrible, Federico el Grande, Jorge I I I , etc., etc. Veamos algunas partidas de estos personaj es. GAMBITO DE REY Motiers-Travers, 1 770 Blancas: Román l. 2. 3. P4R, P4AR, C3AR, P4R PxP P4CR Negras: 4. 5. 6. J. J. Rousseau A4A, C5R, RIA, P5C DST + C3TR Se ha planteado el conocido Gambito Salvio, que era una de las aperturas en boga. 7. 8. 9. P4D, C3D, P3CR, P3D P6A D6T + 10. 11. R2A, R3R, La misma amenaza se obtiene con 1 1 . D7C + ClC . . . , A2R y no 43 se pierde tiempo; aunque la preocupación negra de­ bería ser la liberación de la Dama que halla compro­ metida. 12. 13. 14. C4A, AJA, ASC + , A3T DxT P3AD 15. 16. AxP + , DxD, PxA Rinden. CONTRAGAMBITO CRECO Malmaison, 1 804 Blancas: Napoleón 1 l. C3AD, P4R Negras: Mme. Remusat 2. C3A, A este planteo, que comienza con una carga de Caballería, alguien le ha denominado Apertura de Na­ poleón. 2 3. 4. • , P4R, P3TR, . . . P3D P4AR PxP S. 6. CDxP, C3-SC, C3AD P4D Napoleón jugaba bastante mal, pero la célebre es­ critora francesa demuestra que no tenía ni idea de lo que era el tablero. Por esta razón permite un vio­ lento final al Emperador, evitándole con ello malhu­ morarle, ya que según las crónicas el gran general se impacientaba si su adversario tardaba en jugar, y cuando perdía solía enfurecerse hasta golpear la mesa. 44 7. 8. 9. 10. D5T + , D3A, C6A + , C x PD + , P3CR C3T R2R R3D 1 1. 12. 13. 14. C4R + , A4A + , D3C + , D3D + + . RxC RxA RSD GAMBITO D E REY Yasnaia, 1906 Blancas: León Tolstol l. P4R, 2. P4AR, 3. C3AR, 4. A4A, 5. CSR, 6. RIA, P4R PxP P4CR PSC DST + P4D Negras: A. Maude 7. 8. A x P, P x P, 9. RIR, 10. 11. 12. P4D, TIC, R2R, P6A D6T + P6C P7C DST + C3TR Como puede apreciarse, los ataques que se realizan tienen poca consistencia y no existe un plan estraté· gico determinado. 13. 14. 15. 16. T x P, A x e, A x A, DIR, P3AD PxA RxA D2R 17. 18. 19. C3A, C x P, D3C, P3A D3D Rinden. 45 GAMBITO DE REY París, 1 855 Blancas: Alfred de Musset l. 2. 3. 4. s. 6. P4R, P4AR, A4A, RlA, C3AR, C3A, P4R PxP DST + P4CR D4T A2C Negras: S. Dubols 7. 8. 9. 10. 11. 12. P4D, PSR, C4R, C3-5C, A x P, C3C, C2R CD3A PSC 0-0 P3TR Musset conduce bien la partida, y a no ser porque su contrincante era un gran campeón, hubiera logrado el éxito. 12. 13. 14. , C5-4R, A2R, . . . D5T C4T P4AR 15. 16. 17. C2A, A2D, C3-4R, C4D P5A C6R + Coaio era lógico, el negro ha pasado a la ofensiva y decide la lucha a su favor. 18. 19. 20. 21. 46 A x e, D1R, P3CR, R1C, PxA P4D D6T + P x C+ 22. 23. 24. 25. C x P, R x T, P3A, Rinden. TxC C3A A4A GAMBITO DE DAMA París, 1 861 Blancas: Maczuskl Negras: Turguenlev l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. D2A, 9. P4R, 10. P x PR, 1 1 . P x P, 12. C3A, 13. A3D, 14. TIAR, P4D, P4AD, C3AD, P3A, P3TD, P x A, A2D, P4D P3R A5C P4AD Axe+ D4T C3AR A2D P x PR PxP D4TR D3C D x PC C3A Turgueniev era un j ugador clasificado en segunda categoría. Participó en varios torneos celebrados en el Café La Regence, de París, y esta partida es la primera de un match contra el j ugador polaco que empezaba a despuntar, j ugado en el mencionado Café. 15. 16. 17. 18 19. 20. 21. 22. . 0-0--0 , IDIR, P5D, c x c, TIC, T3R, A3A, D x C, C5CR P3TR CD4R CxC D6A D3A CxA+ D2R 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. A x P, TICR T3-3C, 0-0--0 D3R, P3C D x PT, D4A A4D, D x PA + T3AD, TxT+ R2D, DxT+ R x D, TSC Ha resultado bonita la escaramuza de Turgueniev para lograr dos Torres a cambio de la Dama. 31. 32. 33. D5T, D5R, R2C, T5A T6A + TIC 34. 35. 36. A3A, D4D, A2D, AST T7C + A2D 47 37. 38. 39. 40. 41. 42. P4TR, R3A, D8T+, PST, P x P, P6T, T6-7A TxA R2e PxP TxP A4A 43. 44. 45. 46. 47. 48. D6A, T7AD + R4e, P4T+ R4T, T2A R3e, T4e+ R4T, A2D Rinden. APERTURA VIENESA Viena, 1 892 Blancas: Pollak Negras: Rothschlld 1 . P4R, 2. e3AD, 3. P3CR, 4. A2e, s. 6. 7. 8. P4R e3AD e3 A A4A eR2R, P3TR, 0--0 , R2T, P3D A3R D2D P4TR! El célebre Barón de Rothschild, conocido por sus fabulosos millones, fue Presidente de la Federación Vienesa de Aj edrez. 9. P3D, 1 0 . AS e, 11. P4A, 12. P x e, 13. A4T, 14. PSA, 15. P x e, 48 0--0-0 e2R ese+ P x P+ e3e exA D2R 16. DlR, 17. R3e, 18. TlT, 19. A x T, 20. R x P, 21. D4T, T x P+ D4e T6T+! P x A+ TlT + TxD + + . DEFENSA FRANCESA Zaragoza, 1 898 Blancas: Ramón y Caj al l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. P4R, P4D, C3AD, D4C, P5R, A6TR, D4T, D6A + , P3R P4D ASC RIA C2R PxA R2C R1C Negras: Solano 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. C3T, C4A, C5T, P4CR, P x C, TtCR + , 0-0--0 , CD3A C x PD CD4A DlA PxP C3C A2R C x P! , A pesar d e las dudosas y arriesgadas jugadas del blanco, se ha conseguido un buen ataque, ayudado por la deficiente defensa del enemigo. Ahora existe una bonita solución, si se captura la Dama: 16. .. , A x D; 17. C x A mate ! . 16. , 17. D x A, 18. CD6A + , 19. C x D + , 20. C5T + , 21. T8D + , 22. T x T, 23. T8C, . . . AtD DxD DxC R2C RIA R2R CxT C3C 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. C6A, C5D + , T8D + , C7R + , T5D + , T5C + , C5D, CxP R3D R3A R4A R3C R3T El desprecio del material en busca del mate da una idea de las inquietudes de Santiago Ramón y Caja! por el aj edrez. No obstante, terminó arrepintiéndose de su pasión por el noble juego, según se desprende del siguiente comentario: uSi en el j uego del ajedrez no se pierde dinero, se pierden tiempo y cerebro, que valen infinitamente más. 49 Y se despolariza nuestra voluntad que corre por cauces extraviados. En mi sentir, lej os de ej ercitar la inteligencia, como se ha dicho por muchos, el aje­ drez la descentra y gasta.» 30 . 31. . . ., TxP+, P3e R4T 32. 33. T5e+, T3 e + , R3T Curiosa obsesión : aquí n o vio e l mate inmediato 33. CxPA + + . 33 . 34. . . ., Axe + , e5A R4T 35. T3T + + . DEFENSA FRANCESA Salamanca, 1 93 1 Blancas: Unamuno Negras: Donúnguez l. P4R, 2. P4D, 3. e3AR, 4. P3R e3AD e3A 5. 6. ASe, Axe, P5R, P3TR DxA D.5A La presente partida me la proporcionó Pablo ( hij o del eminente Profesor ) , quien fue campeón de Sala­ manca durante varios años . No fue fácil su obtención porque no guardaba las partidas de su padre y la bú�queda resultó fatigosa, pese a que Miguel de Una­ muno había manifestado : « Este juego, en efecto, lle­ gó a constituir para mí un vicio, un verdadero vicio. Pero como soy, gracias a Dios, un hombre de recia voluntad, conseguí dominarlo. Y hoy no lo juego sino de higos a brevas, y las pocas, poquísimas veces que so lo juego, no paso de un par de partidas, a lo sumo tres. Y eso que llegué a j ugarlo bastante bien.» 7. 8. 9. P3AD, A3D, P3CR, P3CD A2C DSC 10. 11. P3TR, P4CR, D4T Rinden. APERTURA CUATRO CABALLOS Valencia, 1938 Negras: Ganzo Blancas: Benavente 1. P4R, 2. C3AR, 3. C3A, 4. A4A, 5. A x P + , 6. c x c, 7. 0-0, P4R C3AD C3A C x PR RxA P3TR P4D 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. C3C, C1R, P3CD, P3AR, R1T, P x A, D x P, PSR P4TR ASCR A4AD + RlC PxP CSD Esta partida, que conservo con el autógrafo del in­ signe Premio Nobel, fue jugada entre bastidores, mien­ tras Carlos Lemos, entonces en los comienzos de su carera artística, representaba « El Alcalde de Zalamea». 15. 16. A2C, D6C, TST T x PT + 17. 18. R x T, R1C, DST + C6A + + . 51 DEFENSA FRANCESA Madrid, 1947 Blancas: Cossío t. 2. 3. 4. 5. 6. P4R, P4AR, P x P, P4D, C3AR, A3D, P3R P4D PxP A3D C3AR A5CR Negras: M. Sanz 7. A3R, 8. D2D, 9. 0--0, 10. A x e, 1 1 . C5R, 12. P5A!, D2R 0--0 C5R PxA A3R Es necesario advertir que Cossío es un jugador federado de primera categoría y ha participado en competiciones oficiales. 12 13. 14. 15. • , P6A, C4C, A6T, . . . A4D PxP C2D TtR 16. 17. 18. CxP+!, DSC + , D7C + + . cxc RlT APERTURA ESPA�OLA Mar del Plata, 1949 Blancas: Najdorf t. 2. 3. 4. s. 6. 52 P4R, C3AR, A5C, A4T, 0--0, TlR, P4R C3AD P3ID C3A A2R P4CD Negras: Che Guevara 7. 8. 9. 10. 11. 12. A3C, P3AD, P3TR, P4D, CD2D, PSD, 0--0 P3D P3T TlR Al A C2R Fue j ugada esta partida en una sesión de simul­ táneas a la ciega; tal vez por ello se acordaron las tablas prematuras, ya que se mantenía el equilibrio posicional. Para el simultaneador este resultado era un alivio, y para el Comandante Ernesto « Che» Gue­ vara, las tablas frente a un gran maestro represen­ taba un triunfo. 13. 14. 15. P4A, C x PA, P x P, PxP P3A C x PA 16. A3R, A3R TABLAS GAMBITO DE REY La Habana, 1 966 Bl ancas: Terrazas l. 2. 3. 4. 5. P4R, P4AR, C3AR, P4D, P5R, P4R PxP A3D P3TR ASC + Negras: Fidel Castro 6. 7. 8. 9. 10. P3A, A x P, A3C, A2R, P x P, A4T P4CR D2R P3D PxP Este encuentro tuvo lugar durante el acto inaugu­ ral de la XVI I Olimpiada de Ajedrez, en el Salón de Embaj adores de la capital cubana. 11. 12. 13. 14. 15. D4T + , P5D, P x C, D x P, D4T, C3AD AlD P4CD P3T P5C 16. 17. 18. 19. P7A + , A2D P x A=D + , T x D D4D, PxC D x T, D x A + + . Concluyo esta selección con «la partida espacial», 53 celebrada el 9 de j unio de 1 970 por los cosmonautas soviéticos Nikolaiev y Sevastianov, a bordo de la cabina de mando del Soyuz IX, entre las órbitas 1 4 1 y 143, contra los científicos Gorbatko y Kamanin, en el Centro Espacial de la U.R.S.S. La partida duró seis horas. GAMBITO DE DAMA Blancas: Nikolaiev Sevastianov l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 1 4. 15. 16. 17. 18. 54 P4D, P4AD, P3R, A x P, P x P, A3R, C3AD, e3A, 0--0 P3TR, C4TR, D3A, P4CR, TD1R, ASCR, C2C, A3R, P3T, , P4D PxP P4R PxP e 3AD A3D C3A 0--0 ASCR A4AR D2D e2R A3e RlT ez.1e TD1R ASC Axe Negras: Gorbatko Kamanin 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32 33. 34. 35. . P x A, D3C, P3A, A3D, D4T, C4A, A X A, A2D, T x T, PSe, e x e, A4A, ASR + , P x P, Axe+, T8R + , DxT+, TABLAS ASR P3A A4D P4CD P3e ASA PxA TxT e4D D3D Pxe DID P3A exP TxA DxT RlC 5 LEYENDA DIABOLICA El consabido relato medieval en tomo del ajedrez LEYENDA DIABOLICA La lámpara de luz eléctrica no sólo significó un adelanto en el estadio material, sino también una nueva estructuración en la forma de concebir el mundo imaginativo, eliminando muchos errores de perspectiva que se habían introducido en las mentes supersticiosas. La luz macilenta y temblorosa del candil y las ve­ las dej aba en la penunbra los salones medievales y en sus muros se proyectaban sombras polimorfas que pronto cobraríaJ;J. vida, transformadas en duen­ des, gnomos, fantasmas, trasgos o bruj as, para ali­ mentar el miedo de los seres pusilánimes que ima­ ginaban a las ánimas deambulando por la estancia o gimiendo en los goznes oxidados de una vetusta puerta. Toda esta problemática ambiental de la Edad Me­ dia se prolongó hasta el siglo XIX, cuando la luz eléctrica fue terminando con toda la gama de entes diabólicos gracias a la diafanidad potente de sus ra­ yos luminosos. Hoy está prácticamente concluida la creencia en todas estas apariciones fantasmagóricas, pero mu­ chas veces se nos erizan los cabellos al leer los re­ latos que legaron a la posteridad escritores y poetas de aquel entonces. 57 El aj edrez no podía estar exento de su correspon­ diente trama en este misterio, y le tocó al famoso Paolo Boi, el Siracusano, jugar una partida con el mismísimo diablo. Para dar mayor énfasis a este relato, me he per­ mitido el luj o de versificarlo, dada mi afición a la poesía, acoplándolo a los problemas que han sido compuestos para este fin, y cuyas soluciones puede ver el lector amable, si gusta, al final de la narración. PRIMERA PARTIDA Pablo Boi, a quien se llama también El Siracusano, una mañana temprano se encontró con cierta dama. Era la j oven graciosa, de belleza singu lar, de penetrante mirar y presencia misteriosa. La miró una y otra vez de sus encantos prendido y más tarde sorprendido cuando le habló de aj edrez. La bella desconocida era gran aficionada y propuso antes que nada una amistosa partida. Se sentaron frente a frente del tablero a cada lado; él un poquito escamado, ella siempre sonriente. 58 Y en que su más de cuando breve Pablo advirtió adversaria j ugaba lo que él sospechaba la lucha empezó. Porque, pese a su maestría y a su esfuerzo inenarrable, en posición favorable no siempre el j uego tenía. Por fin, tras una celada de esas que no hay quien resista, el famoso ajedrecista j uzgó la lucha acabada. Pues ganó limpia la Dama de su adversaria en cuestión, llegando a la posición que se indica en el diagrama: Negras: El Diablo Blancas: Pablo Bol 59 Y de la victoria en pos, raudo como una centella, anunció mate a la bella. -¡Mate ! -dijo-. ¡ Mate en dos ! Por complicar el problema, como cosa de fantasma, en el tablero se plasma una aguda estratagema. Pronto de su boca arranca una exclamación de espanto : -¡ Qué ha ocurrido, cielo santo, si es negra mi Dama blanca ! En efecto, oh inconstante, aquella pieza maldita se pasó, cosa inaudita, al bando del contrincante. En tanto que sucedía tan absurda extravagancia ella, sin darle importancia, se reía . . . , se reía . . . -No importa tal disparate -dij o, al fin, el jugador-, pese al cambio de color, en dos j ugadas hay mate. Cuando estas frases oyó, no esperadas en tal caso, la bella, ante su fracaso, en el aire se esfumó. Y no hubo dudas en Pablo al verla desparecer: 60 Negras: El Diablo Blancas: Pablo Bol Acababa de vencer al mismísimo diablo dísfrazado de mujer! LA REVANCHA Estaba el diablo irritado y no podía dormir desde que tuvo que huir al ser por Boi derrotado. Sólo piensa en la revancha, j ugando un nuevo tablero, pero hay que estudiar primero para evitar otra plancha. 61 Y persiguiendo esta idea halla en una librería un buen libro de teoría que con entusiasmo hoj ea. Con apariencia tranquila lo adquiere sin más tardanza y la eficaz enseñanza en poco tiempo asimila. Se frotó una y otra mano cuando acabó de estudiar, y se fue a desafiar a Pablo, el Siracusano. Costó menos de un ardite encontrar al campeón y propicia la ocasión para pedir el desquite. Al ver Boi a su enemigo con vestidura infernal sufrió un golpe intestinal y se le encogió el ombligo. Pasado que hubo un buen rato, ya sin pánico, arremete contra el diablo: -Vete, vete, contigo no quiero trato. Pero no me he de esforzar en explicar al lector que el diabólico señor logró con Pablo j ugar. Comenzó la lucha fiera después del narrado trance 62 y no se hizo un solo lance que de ofensiva no fuera. Por miedo quizás o por un poco de mala suerte, en este combate a muerte estaba Pablo inferior. Al gran as de Siracusa con negras tocó jugar; pero, en fin, no hubo lugar a que esto fuese una excusa. Por un quita allá esa paj a el diablo con energía lance a lance conseguía incrementar su ventaj a. La resistencia al ocaso llegaba ya de su curso y no había otro recurso que un milagro o el fracaso. Después de tanta emoción, que aumentó de vez en cuando porque el diablo iba ganando, se llegó a esta posición : ( Ver diagrama) Y veloz como un cohete, dijj o a Boi sin vacilar: -Tengo el placer de anunciar un bonito mate en siete. Más no pudo concluir su genial combinación porque, sin mala intención, algo habría de ocurrir. 63 Negras: Pablo Bol Blancas: El diablo Fue que en el lance· postrero un leve rayo de luz resaltó en forma de cruz las piezas sobre el tablero, Y sin poder dar el mate, aunque fuera fácil cosa, puso pies en polvorosa abandonando el combate. En forma tan divertida, con protección celestial, ganó Pablo a su rival esta segunda partida. 64 SOLUCIONES Problema I : Jugada clave : l. C x PR. Problema 1 1 : Jugada clave : l. CSCD. Problema 1 1 1 : 1. 2. 3. TxC+, DxT+, TxT+, R3A TxD D3D 4. 5. 6. T xD+, C7A, CxP+, PxT P4D R3R Y al efectuar la j ugada 7. T7R mate, las piezas que hay sobre el tablero forman una cruz. 65 6 AJEDROGRAFIA Una nueva ciencia auxiliar de planigrafía ajedrecística AJEDROGRAFIA Todavía no puede afirmarse que se haya logrado una ciencia con ese título; pero se han efectuado bas­ tantes ensayos en este sentido, todos ellos muy inte­ resantes porque amplían los horizontes del ya vasto campo ajedrecista. El más importante de estos en­ sayos se debe al gran maestro polaco Xavielly Tarta­ kower, quien le explayó en su conocida obra «Die Hipermoderne Schachpartie»; se trata de un procedi­ miento planigráfico, con método lineal, para profun­ dizar en el estudio de una apertura y descubrir su finalidad. Zona del c o m ba te 69 La zona de cambate queda, como se indica en el dia­ grama, encerrada en un triángulo, cuya explicación gráfica podrá verse más adelante, en el desarrollo del tema que se está tratando. Antes voy a hacer una breve reseña del ingenioso autor de este método di­ dáctico. Nació Tartakower en Rostov, sobre el Don, el 21 de febrero de 1887; por tanto, su idioma nativo fue el ruso, aunque súbdito del Imperio austro-húngaro, después de la primera guera europea pasó a ser ciu­ dadano polaco. Sus primeros estudios los realizó en su ciudad natal, completándolos en Ginebra y docto­ rándose en leyes, por fin, en la Universidad de Viena. Su recia personalidad abarcó muchas facetas del sa­ ber, pues no solamente se limitó al terreno del Dere­ cho, sino que actuó de periodista, escribió guiones cinematográficos y se hizo famoso como traductor de la moderna poesía rusa al francés y al alemán. Su admirable capacidad para el trabaj o le arrastra a una vida errante y bohemia, produciendo una impresión fascinadora por todos los lugares que recorre, en don­ de dej a, gracias a su brillante inteligencia, una grata estela para el recuerdo, con sus aforismos y para­ doj as. Filosóficamente, trata de ir venciendo su escepticis­ mo innato, con una infatigable investigación sobre la verdad. Como aj edrecista, Tartakower -o mej or Tar­ tacover, ya que así transformó su apellido cuando fij ó su residencia en París, haciéndose súbdito fran­ cés- llegó pronto a la maestría, pues en 1906, a los diecinueve años, ganó el Campeonato de la Liga Ale­ mana de Aj edrez, jugado en Nuremberg, entre cin­ cuenta competidores. Pero hasta terminada la Primera Gran Guerra no consolida su fama. Intervino en mul­ titud de torneos, consigiuendo el primer premio en los siguientes : Viena, 1923 ; Hastings, 1924-5 ; Bordior, 1926; Gand, 1 926; Hastings, 1 926-7 ; Niendorf, 1927 ; 70 Londres, 1 927; Hastings, 1927-8; Scarborough, 1929; Pa­ rís, 1 929; Niza, 1930; Rotterdam, 1 930; Liej a, 1930; Rot­ terdam, 1933; Barcelona, 1 934; Lodz, 1935; Hastings, 1946-7 ; Venecia, 1 947 ; Southsea, 1950; Campeonato de Francia, 1953, y París, 1955, un año antes de su muerte. Capablanca, en cierta ocasión, manifestó : «Si Tarta­ kower dedicase más atención a su juego en los tor­ neos, en vez de hacer durante los mismos sus artícu­ los, sería acaso el más temible aspirante a los prime­ ros lugares y un serio candidato al título mundial». Los principios psicológicos del ajedrez, Tartacover los estableció así : l .º Atacar a l adversario e n s u punto fuerte, sin te­ mor; y no contentarse con una ventaj a parcial en un teatro secundario de operaciones. 2.º Combatir al adversario con sus mismas armas, siempre que sea posible. 3 .º Buscar un desarrol lo tranquilo contra un juga­ dor turbulento, y viceversa. En cuanto a la combinación de aj edrez, la define como «una proyección en el espacio ». Y, por tanto, saca en consecuencia que, teniendo en el espacio tres dimensiones, podrán distinguirse otras tantas clases de combinaciones : a ) Las que se extienden en longitud. ( Terreno do­ minado por Lasker, puesto que preveía «una jugada más lejos» que el adversario. ) b ) Las que condensan e l desarrollo ulterior, relle­ nándolas de sorpresas intercaladas. (Arma secreta de Capablanca, con la que obtuvo muchas victorias. ) c ) Las estratégicas o relativas a l a profundidad. ( Base del juego actual presagiado por el genial Alej in. ) Tartacover murió en París el 5 de febrero de 1956 71 y el aj edrez perdió un coloso, porque en esta activi­ dad fue lo que Leonardo de Vinci en la pintura. Volviendo a la ajedrografía, veamos ahora la par­ tida que el gran maestro polaco-francés comentó a este respecto y que marca un hito único, original, en la evolución y método del juego. DEFENSA SICILIANA Scheveningen, 1923 Negras: M. Euwe Blancas: Maroczy El maestro húngaro Geza Maroczy es el Newton del aj edrez. En esta partida existe lo que podría llamarse una Ley de Conducción contra la Defensa Siciliana. La maniobra ideada por él es limpiamente la escritu­ ra de un dibuj o matemático. Después de paralizar el flanco de Dama negro, inicia un violento y victorioso ataque contra el Rey adversario. l. P4R, P4AD 2. C3AR, C3AD Lo mej or es 2 . . . . , P3R. Véase el comentario a la jugada 6.ª. 3. En 1923, ción: ASC ; buen 5. 72 P4D, PxP 4. C x P, C3A la partida Rubinstein-Nimzowitch, Carlsbad, se puso en práctica esta interesante continua­ 4 . . . . , P4D ; s. P x P, D x P ; 6. A3R, P3R; 7. C3AD, 8. CSC ! , D4R; 9. P3TD, A x e + ; 10. C x A ! con juego. C3AD, P3D Este movimiento, favorito de los j ugadores bolan· deses , constituye la variante Scbeveningen. Primero se cierra para poder situar cómodamente la Dama en 2A y luego desarrollar el AD en fianchetto. 6. A2R, P3R La clave; si se jugara 6 . . . . , P3CR se verificarían los dos fianchettos, entrando en la variante Paulsen. El esquema de peones negros se formará con P3D, P3R, P3TD. En este sistema sería interesante experimentar la ubicación del CD en 2D en lugar de situarlo en 3AD. 7. 0--0 , A2R 8. RIT!, Activa la lucha en el flanco de Rey y atenúa la debí· lidad de la diagonal negra después del necesario avan­ ce del PAR. 8. 9. . . ., P4AR, 0--0 D2A 10. C3C ! , Según Maroczy, esta es la última fase de la aper· tura, y se trata de impedir la maniobra negra C4TD· SA, con lo que la posición del AD sería incómoda. 10 . . . ., P3TD, 11. P4TD ! , Impide el avance del PCD negro y bloquea el flanco de Dama. La casilla 6CD es débil y las posibilidades negras en ese sector son casi nulas, por lo que deben tomar otro rumbo, ya atacando en el centro o hacien· do una demostración en él, que como se verá llega tarde. 1 1. . .., P3CD 73 Por la ley de sucesión de debilidades, la casilla débil se ha transformado en peón débil. Pero algo había que hacer con el AD. 12. A3A! , La maniobra A1A-2R-3A e s una idea del gran maes­ tro Karl Schlechter. 12 . . . ., A2C 13. A3R, Controla el punto vital 6CD vigilando el flanco; pero la reacción va a presentarse. 13. . , CSCD . . Trata de avanzar el PD. La opinión de Maroczy, en el Libro del Torneo, es que las piezas blancas están mejor situadas. 14. D2R, P4D La Ley de la cadena de las debilidades sigue fun­ cionando, pero algo había que hacer. 15. CSR PSR, Mej or era 15 . , C2D defendiendo el PCD. La conti­ nuación podía haber sido 1 6 . D2A, A4A; 17. C4D, C3AD; 1 8 . CD2R seguido de 19. P3A y el punto estratégico 4D se halla en poder de las blancas. . . . 16. A x C, PXA 17. D2A, P4CD Prácticamente forzada, pues si 17 . . . . , AlD las blan­ cas doblarían las Torres en la columna de Dama. 74 Dest rozo d e l vértice F l o n c o de d o m o de los negros destru i d o C o m i n o d e lo v i ctor i a : vértice BAR Lucho EN Caba l l o y POR e l centro e l ástico del Mov i m i e n ­ t o s í n ter- B a s e s t ri a n g u l a res d e l o a p e rtura 75 18. P x P, 19. PxP C4D ! , A3AD Y ahora las blancas desdeñan la captura temporal de un peón para lanzarse a un ataque directo sobre el Rey. 20. D3C, La maniobra de la Dama blanca, lD, 2R, 2A, 3C se parece más al desarrollo de un problema geométrico que al de una partida de ajedrez. 20 • . . . , TxT La amenaza blanca era 2 1 . P5A seguido de 22. P6A, volando la fortaleza real del enemigo. 21. 22. T x T, PSA, TlCD PxP l 23. 24. C x PA, A4A, Al A Esto se entiende bien : con el avance 25. P6R se gana material. 24 • . . . , TIT Contra 24 . . . . , D2D es bueno 25. C x P ! ( también 25. P6R ó 25. C6T + ) . A x e; 26. A6T, P3A; 27. P x P. 25. TlAR, P3C Si 25 . . . . , D2C ó D2D, sigue 26. C x P. Y si 25 . . . . , DlA; 26. C6T + , seguido de 27. C x P + . 26. P6R, D2C 27. P7R ! , A2C Si 27 . . . . , A x P; 28. C x A + , D x C ; 29. A6D y el blanco gana. 76 28. 29. C x A, D4T, RxC P3A 30. 31. D6T + , A6D, RlC Rinden. La amenaza 32.DSA + no puede pararse sin perder un Caballo. * * * Esta podía ser una base sólida para la creación de una ciencia auxiliar del aj edrez, en busca de la ju­ gada óptima en cada posición. n 7 CLASIFICACION Un proyecto para archivo de partidas fundado en el metro CLASIFICACION Muchos son los módulos que se han tomado para clasificar las partidas de aj edrez. Se han agrupado por aperturas, por jugadores, por torneos, por tipos de final, por clase de combinación desarrollada, etc. Cualesquiera de ellas pueden ser buenas y todas de utilidad para una colección o un archivo. No obstante, podría ser interesante una clasifica­ ción similar a la falda femenina, es decir: mini, midi y maxi. Las primeras serían aquellas que no llegan a la jugada veinte. Las segundas, las comprendidas entre las veinte y las sesenta jugadas. Y pasando de este límite se entraría en el terreno de las últimas. La mini es tal vez la más llamativa porque al pri­ mer golpe de vista se descubren, sin complicaciones, ciertas intimidades que llaman la atención por el atractivo que despierta la curiosidad o que ejerce la belleza. Sin muchos análisis puede juzgarse en seguida el sentido estético que encierra y la técnica que se ha puesto en práctica. Esta clase de partidas, que empe­ zaron llamándose «partidas-relámpago», después «mi­ niaturas », para alcanzar la actual denominación de «mini-partidas », deleitan siempre porque no cansan, debido a su brevedad, como ocurre con los cantares poéticos de Reine, o los momentos musicales de Schu­ bert. 81 La razón de su corto metraj e -salvo en el caso de acordar las tablas sin lucha a la décima jugada­ estriba en que tras cometido un error, el adversario aprovecha al máximo esta circunstancia y coloca una combinación corta, rápida y precoz, a nivel de vio­ lencia y brillantez. He aquí un ejemplo típico : APERTURA PEON DE DAMA París, 1 927 Negras: Lazard Blancas: Gibaud l. 2. P4D, e2D, e3AR P4R 3. 4. P x P, P3TR?, ese El error. Parece que esta jugada no puede perju­ dicar demasiado la posición blanca, y sin embargo, sus consecuencias son inconsolables. Con el simple desarrollo 4. CR3A, la partida hubiera discurrido por caminos normales. 4. . . ., e6R! La combinación. Una sola jugada que define la lu­ cha. 5. Rinden. Las blancas deben perder la Dama, porque en caso de 5. P x C pierden el Rey : 5. . . . , D5T + ; 6. P3CR, D x PC mate. En cuanto a las mini-partidas que terminan en ta­ blas de común acuerdo sin haber traspasado los um82 brales del medio juego, y que tan de moda han puesto los grandes maestros en la actualidad, son una nega­ ción del ajedrez y una postura antideportiva, contra las que debieran tomarse medidas disciplinarias por los organismos competentes. Estas partidas se pres­ tan a juegos malabares en los torneos y en muchos casos no puede explicarse tamaño desacato a la aco­ metividad deportiva. Veamos un ejemplo : En el match para el Campeonato del Mundo de 1 963, los contendientes, después de la 2 1 .ª partida, ha­ b ían llegado a esta situación : Botvinnik, 9 puntos ; Petrosian, 12 puntos. Por lo tanto, el Campeón Botvin­ nik tenía necesidad de ganar las tres partidas que restaban para equilibrar la puntuación y mantener su título. Lo lógico, lo racional, lo deportivo, lo viril es luchar a brazo partido por esas tres victorias, porque Petrosian, con unas tablas tenía ya bastante para pro­ clamarse campeón, Pues bien, así las cosas, ocurre lo imprevisto, lo desolador, lo que dej a confuso a la afi­ ción y a la crítica, lo incomprensible, en una palabra, la 22 partida se desarrolla así : GAMBITO DE DAMA Moscú, 1 963 Blancas: Botvlnnik l. P4D, 2. P4AD, 3. C3AR, 4. D4T + , s. C3A, P4D PxP C3AR C3A C4D Negras: Petroslan 6. 7. 8. 9. 10. P4R, DlD, PSD, A4A, A3R, C3C ASC C4R C3C P3R TABLAS DE ACUERDO ( ? ) 83 Petrosian obtuvo de este modo el máximo título. Y lo más penoso es que esto no puede considerarse co­ mo un caso aislado, único en la Historia, porque exactamente lo mismo ocurrió en los matches ante­ riores de Botvinnik, frente a Smyslov en 1 957, y fren­ te a Tahl en 1 960, con lo cual no sólo se deforma la noble significación del aj edrez, sino que se defrauda a los aficionados y simpatizantes. La midi-partida es la más corriente, la que está a la orden del día, la que puede llamarse normal. Por regla general, son preferibles las de treinta j ugadas a las de cincuenta; claro que si estas últimas muestran algunas facetas interesantes dentro del sentido esté­ tico o alguna novedad analítica, resultan mej ores, aunque sean algo más largas, que aquellas exentas de maniobras importantes y de matiz anodino. La midi-partida es la componente de la base funda­ mental del juego, porque sobre ella se efectúan los estudios de aperturas para el enriquecimiento de la teoría, los análisis del medio juego para el descubri­ miento de elementos posicionales y combinativos, y, por fin, los ensayos matemáticos para la precisión en las reglas de los finales. Celadas, estratagemas, es­ caramuzas, combinaciones, demostraciones ofensivas y defensivas, sacrificios, sutilezas y errores de todo género se suceden en el transcurso de la contienda, insuflándola el interés suficiente para mantener en­ cendida la llama en el templo de Caissa. Aunque estas luchas, en muchas ocasiones, termi­ nen en tablas, son muy dignas porque ha prevalecido el espíritu deportivo de la contienda en pos de la vic­ toria, que no se ha producido porque se ha cometido alguna imprecisión en el cálculo del ataque, o porque la defensa ha practicado un j uego exacto capaz de nivelar las fuerzas, o en última instancia un rasgo de ingenio burla la ofensiva con una posición de aho­ go o unos j aques continuos. Algunas de estas partidas 84 tablas han sido notables por su vistosidad y elegancia, llegando en ocasiones a lograr el premio de belleza. Veamos una buena partida de tipo « midi » : DEFENSA NIMZO-INDIA VIII Interzonal, Palma de Mallorca, 1 970 Negras: Larsen Blancas: l\lecklng l. 2. 3. 4. P4D, P4AD, C3AD, P3R, C3AR P3R ASC 5. 0--0 8. 6. 7. A3D, C3AR, 0--0 , P3ID, P4A P4D C3A PA x P Suele continuarse con 8 . , A x C ; 9 . P x A, P x PA; 10. A x PA, D2A, llegando a la posición normal de esta variante. La jugada del texto conduce a una lucha de interés temático. . . . 9. 10. P x A, PC x P, PxC PxP 11. 12. A x PA, A2R, D2A P3CD El gran maestro danés no da importancia a dej ar libre la TD blanca con la columna abierta, porque sus proyectos son atacar directamente el enroque. 13. 14. A2C, D3C, A2C P4ID 15. 16. D4A, D4T, DlC C4R Las negras tratan de imponer a toda costa su juego violento. Ahora si el blanco no cambia el Caballo, seguiría 17 . . , C3C. . . 85 17. 18. C x C, P x P, DxC PxP 19. 20. TRlC, TlD, ASR No es posible 20. P4AD a causa de 20 . . . . , D l C ; 2 1 . A x C, A x T ; 22. DSC y e l negro consolida s u posición con 22. . . . , A3C, ganando la calidad. 20 21. • , T2D, . . . TRlC A4D 22. 23. D4D, AlAR, D4C C5R Atención a la maniobra de este Caballo, cuya ac­ tuación va a ser uno de los factores primordiales en la ofensiva. 24. 25. 26. 27. T2A, P4AD, D3D, A5R, C3D C4A A3A TlD 28. 29. 30. 31. D3A, P5A, T2D, D x T, P5T P4T TxT C5T Se amenaza ganar la Dama mediante 32 . . . . , C6A + . 32. A3C, D3A Ahora la amenaza es 33 . . . . , C6A + ; 34. P x C, D x P y no puede evitarse el mate. 33. DlD, C6A + ¡A pesar de todo ! Si se acepta el sacrificio, el des­ enlace podría ser 34. P x C, T l D ; 35. D2R, T7D ! ; 36. D x T, D x P con mate imparable. 34. RlT, P5T! La fuerza del ataque es tal que hace insuficiente la defensa que están realizando los Alfiles y la Dama. 35. 36. 86 A4A, A6D, TlD P6T 37. T x P, Una solución momentánea, pero incapaz para des­ viar el curso de la ofensiva enemiga. 37. 38. 39. D x A, RlC, AxT C7D D3C 40. 41. 42. DlD, n x c, P3A, CxA T2D T2C La pieza de reserva entra en acción con efectos de­ cisivos, ya que el proyecto de irrumpir en la octava fila no tiene parada. 43. P4R, T8C! Las blancas abandonaron porque la captura de la Torre trae como consecuencia el desenlace 44 . , D x P mate. . . . La maxi-partida es la que cansa más la atención por su excesiva longitud, que requiere mayor pacien­ cia y escrupulosidad para ir advirtiendo los puntos de interés que puede presentar a lo largo de su geo­ grafía formada por las distintas posiciones que se su­ ceden. A veces, como consecuencia de un movimiento algo violento, se abre, aunque repentinamente para volver a cerrarse, un sector de la posición dej ando entrever, a la rauda luz de una centella, alguna faceta de la estrategia general, sin que se revele por ello la auda­ cia formal del conj unto. Todas las maniobras resultan lentas y poco claras, ya que se efectúan en retaguardia, sin dej ar traslucir las amenazas latentes de la posición interna, y si al­ guna jugada ingenua muestra momentáneamente las turgencias de una interioridad oculta, las consecuen­ cias son nulas porque la defensa sólida y eficaz sub­ siguiente prolonga la lucha hasta equilibrar las posi· ciones. 87 Este tej er y destejer, estos vanos intentos de levan­ tar el velo que cubre las intenciones tácticas o estra­ tégicas, esta puesta en práctica de un juego sin ries­ gos, esperando siempre la ocasión que no llega del descuido por parte del oponente, conducen al normal desgaste de material que se traduce en simplificacio­ nes sucesivas hasta desembocar en un final largo y plúmbeo por los escasos elementos supervivientes que imposibilitan en la mayor parte de las veces una de­ cisión positiva. Los jugadores terminan extenuados, la partida en tablas, y los espectadores dormidos por aburrimiento. Un ejemplo de partida « maxi » es la siguiente : DEFENSA HOLANDESA Hastings, Blancas: Bronsteln 1. 2. 3. 4. P4D, P4R, C3AD, P3A, P4AR PxP C3AR PxP 1 953-54 Negras: Alexander s. 6. 7. 8. C x P, A4AR, D2D, A6TR, P3CR A2C 0--0 P4D Las blancas han jugado valientemente el Gambito Staunton y se preparan para desencadenar un violen­ to ataque sobre el enroque enemigo. Las negras no deben contentarse con una defensa pasiva, condena­ da al fracaso, y la jugada del texto responde a la idea de un contrajuego central . 9. 10. 11. 12. 88 A X A, 0--0--0 , A3D, D x A, RxA A4A AXA C3A 13. 14. 15. 16. IDlR, RlC, T2R, Tl-lR, D3D P3ID IDlR P3R Las blancas no han logrado imponer su ataque y en consecuencia el negro dispone de un peón extra y una posición sin debilidades vulnerables . 17. 18. 19. 20. C5R, C3A, T3R, P x P, C2D T4A P4R C2 x P 21. 22. 23. 24. C x C, T x T, T x T, D x PD TR x C TxT DxT D X PT Se ha aclarado l a situación. Las blancas han liqui­ dado, como mal menor, con vistas al empate. Pero las negras continúan con su ventaj a de peón. 25. 26. 27. 28. 29. D7D + , P3T, D8A, P4CR, P3C, R3T D3D CID R2C P3A 30. 31. 32. 33. P5C, D4C, C4R, D6R, D2R C2A D x PT D4T Una fuerte jugada, sin la cual las negras no hubie­ ran podido defender eficazmente su hegemonía. Aho­ ra, con dos peones de ventaj a y la amenaza 34 . , DSR + , la situación es más favorable. . . . 34. 35. 36. C6D, D6A + , D x C, cxc R1C D8R + 37. 38. R2T, D7A, D1R La especulación del blanco al ceder su segundo peón consiste en crear dificultades a la obtención de un peón pasado por parte del adversario. 38. 39. R1C, P4C D8R + 40. 41. R2C, P4C, D3R Los peones de CR y CD del blanco bloquean a los enemigos. Esta es la clave de la defensa. 89 41. 42. 43. 44. 4S. 46. 47. 48. 49. ., D8D + , D6A + , D6D, D6A, D7C + , D6A + , D7C + , DSR + , . . DSR R2A RlR D4D R2D R3D R2A D2D D3D so. Sl. S2. S3. S4. SS. S6. S7. 58. D7C + , D3A, D4D + , P3A, D8T, D4D + , D8T, R3T, D6A, R3C D2R R2C D2AD R3C R2C D2D D2R! La tenaz defensa de las blancas va cediendo y ahora juegan a remolque porque no sólo tenían que defender el PC, sino evitar la amenaza 58 . . . . , P4TD. 58 . . .., D2AD S9. R2C, Si ahora 59. D8T sigue 59. . . . , P4TD; 60. P x P, D x P + , etc. S9. 60. P x P, P4TD DxP 61. 62. D6R, R3C, D2A DSA Como no existe la posibilidad de que el blanco se salve con j aque continuo, se bloquea la casilla 5CD para que el Rey no actúe como el PCD desaparecido. 63. 64. 6S. 66. 67. D7D + , D8D + , D7R + , D8D + , D7R + , R3C R4A R3C R4A R4D 68. 69. 70. 71. 72. D7D + , D4C, D7D + , D x PT, D7D + , D3D! D4A R4R R4A RxP Por fin, e l negro ha conseguido s u peón pasado, condición necesaria para encaminar sus huestes a la victoria, aunque lentamente, debido a la dificultad que presentan los finales de Dama. 90 73. 74. D2D + , D8D + , R3A R2A 75. 76. D7A + , D4A + , D2R Evidentemente que s i 76. D X P seguiría 76. D3R + ; 77. D x D + , R x D ; 78. R4C, P4C y gana. 76. 77. 78. 79. 80. 81. , D4D + , D4R, R2C, D3A + . D4R, R2C D3A R2A D3D D3A P4C . . . 82 . 83. 84. 85. 86. 87. D7T + , D4R + , D3D + , D7T + , R2A, D7R, R3R R3D R2A R3C D5A D7A + Una vez situado de nuevo el Rey negro en el flanco de Dama se requiere un juego circunspecto y preciso para evitar chances a las blancas, las cuales no pueden tener otra esperanza que sacrificar el peón superviviente y buscar la salvación en una posición de ahogo. 88. 89. 90. 91. 92. 93. 94. R3C, D8R, R2C, D3R + , D8R, R3C, D7D, D7D D4D + D3D D4A D7A + D3A R4A 95. 96. 97. 98. 99. 100. R2A, D8D, R2C, D7D, DID, RlT, D4R D5R + P5CR RSA D7C + P4A Aunque no hay inconveniente en capturar el peón, es preferible dej arlo vivo, porque en realidad favo­ rece el juego de las negras. 101. D2A, Ingenioso. Si 1 0 1 . gado. . . . , D x D el blanco quedaría aho­ 91 . , R2C, 103. D2D + , 104. DSC, D8A + R4D RSR D4A . ., DlC + , 1 10. D2C + , 1 1 1 . R3C, 1 12. R4T, PSC R7R R6R D6D + DxP 101 • . . 102. D4T, DlT + , 1 07. D2C + , 108. P4A, R6A R7R R8R D3C + , D2A + , 1 15. D3 R + , 1 16. DSR + , 1 17. DSC, R7D R6A R7C D6A 105. 1 06. Nueva tentativa. Si 108 . . . . , D7A + ; 1 09. D x D + , R x D ; 1 1 0. P x P y el blanco se salva. 108 • . 109. 1 1 3. 1 14. Como se verá más adelante, el último cohete 1 17. D x PA resulta también inútil. 1 17. 1 18. D4C, P6CR P7C! 1 1 19. DSC, ... Si 1 19. D x PCR + , D7A + ; 120. D x D + , R x D y las negras ganan. 1 1 9• . . . , D8A 1 120. Y las blancas abandonaron. 92 D x PA, D7A + ! 8 GOLMAYO El apellido ilustre de donde arranca el ajedrez moderno de España G O L M A Y O Este apellido glorioso en la historia del ajedrez na­ cional alcanza su cima en la figura de Manuel Gol­ mayo, nacido en La Habana el año 1 883. Aunque con­ sideró siempre al aj edrez como un deporte, logró des­ tacar gracias a su admirable intuición. A los diecinue­ ve años se proclamó campeón de España, tras vencer en el Torneo Nacional de 1 902 , y vuelve a demostrar su innegable prioridad sobre el resto de los jugadores patrios clasificándose primero en el Torneo celebrado en Madrid el año 192 1 . Más tarde interviene en los torneos de París 1924 y Barcelona 1929, y capitanea los equipos españoles que compiten en las Olimpiadas de Londres 1 927, La Haya 1928, Hamburgo 1930 y Pra­ ga 1 93 1 . Su match frente al Dr. Rey, jugado en 1930, no le fue favorable y perdió el título de campeón es­ pañol que ostentara durante veintiocho años conse­ cutivos. LA APERTURA ESPA�OLA Ruy López, en su obra «Libro de la invención liberal arte del j uego de axedrez », publicado en 156 1 , es quien por vez primera asigna un valor teórico a esta forma de empezar el juego, que aparece reseñada ya, no obstante, en el manuscrito de Goettingen ( h. 1490 ) y 95 y en el libro de Lucena ( 1494 ) . El obj eto de este plan­ teo es atacar al PR avanzado de las negras, priván­ dole de su apoyo, a fin de que el adversario encuentre dificultades para lograr su liberación, y ganar terreno en el territorio central mediante el avance del PD. Gomayo, conocedor de esta apertura, que ha ensayado con éxito en diferentes ocasiones, la emplea en la par­ tida que se inserta a continuación. Torneo de Londres, 1 927 Negras: Tarrasch Blancas: Golmayo El doctor Siegbert Tarrasch, gran maestro, que dio forma científica a la teoría posicionista de Steinitz, nació en Breslau ( Alemania ) , en 1 862, y ej erció la me­ dicina en Nurenberg y Munich. Sus éxitos más notables fueron los primeros pre­ mios logrados en los Torneos de Breslau 1 889, Man­ chester 1 890, Dresde 1 892, Leipzig 1 894, Viena 1 898, Montecarlo 1 903 y Ostende 1 907, entre otros. l. 2. P4R, C3AR, P4R C3AD 3. ASC, Estas son las jugadas iniciales de la Apertura Es­ pañola, considerada -j untamente con el Gambito de Dama- como el planteo más fuerte, ya que mantiene la iniciativa durante mayor número de j ugadas sin permitir al adversario que pueda equilibrar la con­ tienda con tranquilidad. Como puede observarse, si el negro intenta liberar su juego mediante el avance del PD a la cuarta ca­ silla, se expone a serios contratiempos, por cuyo mo­ tivo ha de resignarse a restringir su posición apoyan­ do el PR con P3D. 96 3. . . ., P3TD Jugada debida a Morphy y aceptada unánimemente como la mej or. Las otras posibilidades se hallan a un nivel inferior, como 3 . . . . , CSD ( Bird ) , 3 . . . . , P3D ( Steinitz ) , 3 . . . . , P4A ( Marshall ) , 3 . . . . , P3CR ( Pillsbu­ ry ) , 3 . . . . , CR2R ( Cozio ) , 3 . . . . , C3A ( Mackenzie ) , etc. 4. A4T, La alternativa 4. A x C, PD x A, variante de los cam­ bios, revivida por Fischer con la continuación S. 0--0 , P3A; 6. P4D, ASCR; 7. P3A, P x P; 8. P x P, D2D; 9. P3TR, A3R; 10. C3A, también resulta favorable al blanco. 4. . . . , C3A Tal vez la jugada más lógica del negro. La defen­ sa diferida de Steinitz, 4 . . . . , P3D dej a al blanco un juego cómodo con S. 0----0 , A2D ; 6. P4D, P4CD ; 7. A3C, P x P; 8. P3A, P6D ; 9. D x P, C3A; 10. T l R, etc. Sin em­ bargo, conviene prestar atención a la siguiente cela­ da, que se presenta después de 4. . . . , P3D; S. P4D, P4CD ; 6. A3C, C x P; 7. C x C, P x C; 8. D x P, P4AD y las negras ganan pieza. 5. 0--0, CxP En este momento el negro puede optar por la de­ fensa cerrada S . . . . , A2R, que en la actualidad tiene más partidarios entre los j óvenes maestros porque se consigue una posición más sólida, por ejemplo: S . . . . , A2R; 6. T l R, P4CD; 7. A3C, 0----0 ; 8. P3A, P3D ; 9. P3TD ( aportación de Suetín ) , A3R; 10. P4D, A x A; 1 1 . D x A, D l C ; 12. CD2D, D3C con juego equilibrado. La jugada del texto plantea la variante abierta, estu­ diada y preconizada por Tarrasch como el mejor 97 camino a seguir, con la cual ha obtenido buenos re­ sultados y ha prestado un gran servicio a la teoría de este sistema. 6. 7. P4D, A3C, P4CD P4D 8. 9. P x P, P3A, A3R A4AD Aquí también existe división de opiniones : mien­ tras unos maestros se muestran partidarios de la ju­ gada del texto, otros manifiestan sus simpatías por la menos arriesgada 9 . . . . , A2R. Por ejemplo : 10. A2A, 0--0 ; 1 1 . CD2D, P4AR; 12. C3C, D2D ; 1 3 . C34D, C x C ; 14. C x C, P4AD ; 1 5 . C2R, TD l D ; 16. C4A, D3AD ; 17. P4TD, AlAD con partida equilibrada. 10. CD2D, 0-0 11. A2A, P4AR También puede continuarse 1 1 . . . . , A4A; 12. C3C, A3C; 13. C x A, C x C ; 14. TlR, TlR manteniendo la igualdad. 12. C3C, Más sencillo es 12. P x Pap., C x P3A; 1 3 . C3C, A3C ; 14. CR4D, C x C ; 1 5 . P x C, D3D, etc. 12. 13. . • . . CR4D, A3C CxC 14. c x c, Ax e O bien 14. . . . , D2D ; 1 5 . P3A, C4A; 16. RlT, C2C ; 17. A3R, P4A; 1 8 . C x A, D x C; 19. P4TD ! , con buen j ue­ go para el blanco. 15. P x A, Según Bogoljubow, lo mej or para el blanco es 15. D x A, P4A; 16. D l D , P5AR; 17. P3A, C6C; 1 8 . P x C, 98 P x P ; 19. D3D, DST; 20. D x PT + , D x D ; 2 1 . A x D + , R x A; 22. ASC ! . 15. PSA . , . . 1 16. P3A, C6C Después de 16 . . . . , C6C Todo lo que hasta aquí se ha jugado está super­ analizado y puede verse en cualquier tratado teórico sobre aperturas; pero la continuación de Golmayo rompe ya con los moldes establecidos, por lo que puede considerarse acabada en este punto la primera fase de la partida. EL MEDIO JUEGO 17. T2A!, Los estudios de laboratorio dan aquí las siguientes continuaciones : 99 a) 17. T l R, DST; 1 8 . D2D, C4A; 19. A x e, T x A; 20. D2AR, D3T con presión sobre el enroque blanco. b) 17. P x C, P x P ; 1 8 . D3D, A4A; 19. D x A, T x D ; 20. A x T y aunque el blanco tiene tres piezas por la Dama, el negro se halla en posesión de un contra­ ataque importante a base de 20 . . . . , DST. La jugada del texto tiene por objeto mantener la­ tentes todas las fuerzas internas de la posición, sin desplazar la Torre a l R, donde queda suj eta por la Dama enemiga, como ocurre en el análisis antes in­ dicado. 17 . .... DST 18. D3D, T4A Aunque parece más lógica 18. . . ., A4A, la respuesta sería 19. D3A, A x A; 20. T x A y la Dama blanca irrum­ pe en campo enemigo por 6AD con efectos decisivos. 19. A x P!, Lo más enérgico y en el momento oportuno, por­ que antes esta j ugada hubiera sido inoportuna, ya que el negro podía capturar el Alfil con la Torre y or­ ganizar una fuerte ofensiva. 19 . . ... DxA Claro que ahora 1 9 . . . . , T x A sería catastrófico a causa de 20. P x C, D x P ; 2 1 . D x PT + y el asalto es victorioso. 20. P x C, D x PC 21. P4A, DST El cambio de Damas es favorable al blanco que tiene el PR pasado. Por esta misma razón no es aconsej able 2 1 . . . . , DSC a causa de 22. D3AR, que fuer­ za la liquidación. 100 22. P3CRI, Esta sencilla j ugada dej a al negro en una posición muy incómoda de sostener. 22 . 23. . . ., TDlAR, DSC TDlAR 24. D3C, La variante principal era 24. T2T ! , después de lo cual no hay defensa satisfactoria, por ejemplo : a ) 24 . . . . , P3TR; 25. T4T, D3C; 26. D3C, ganando la calidad. b ) 24 . . . . , T4T; 25. AlD, D4A; 26. D x D, T x D ; 27. A2A y ganan, pues si 27 . . . . , T4-2A; 28. A x PT + , RlT; 9. ASA + seguido de 30. A x A. 24. 25. T2T, T4-2A P3T 26. D3R, Al A Esta jugada, al parecer inútil, es prácticamente for­ zada, puesto que el blanco estaba amenazando 27. T4T, ganando la Dama, a la cual se le facilita la retirada con el lance del texto. 27. 28. T4T, TST, D3R D3AD 29. D3D, Mediante sucesivas amenazas tácticas, la Dama ne­ gra ha sido desplazada del campo de batalla, y ahora se fuerza la liquidación con vistas a un final ven­ taj oso. 29 • . . ., P4C No hay otra cosa que resulte mejor. Si 29 . , A4A; 30. T x A, T x T; 3 1 . P4CR, etc. Y si 29 . . . . , T4A; 30. P4CR, T x T; 3 1 . D7T + , R2A; 32. P x T, T l C ; 33. D6C + , . . . 101 D x D ; 34. P x D + y la avalancha de peones en el cen­ tro dan la victoria al blanco. 30. 31. D6C + , A x D, DxD T2R 1 32. 33. T x PT, P x P, PxP El propósito de las blancas se ha conseguido ple­ namente; el final se presenta favorable porque los peones de R y AR ej ercen una potente presión sobre el baluarte negro. 33 . . . ., T2C J 34. R2T, A4A Hay que impedir el avance 35. PSA, que sería demo­ ledor. 35. A x A, TXA J La segunda fase de la partida se ha concluido. Las blancas han logrado la ventaj a suficiente para llevar sus ej ércitos a la victoria. Después de 35 . . . . , T x A 102 UN FINAL DE TORRES Esta clase de finales suelen presentar grandes di­ ficultades y más teniendo enfrente un gran maestro de la talla de Tarrasch. Cierto que el blanco tiene un peón extra y dos pa­ sados y ligados, lo que supone una ventaj a positiva. Sin embargo, se requiere, como pronto se verá, un juego preciso para lograr el triunfo, porque las con­ trachances son peligrosas si no se las dedica la de­ bida atención. Golmayo conduce el final en forma ele­ gante y enérgica. 36. T4T, Adelantándose a la jugada enemiga 36. . . , TSC, que hubiese hecho imposible la victoria blanca. . 36 • 37. . . . RIA , T2-2A TlCR, 38. R3C, R2R Si ahora 38 . , P4A, seguma 39. P x P, T2AD ; 40. R4C ! . Y si 38 . , T2C + ; 39. T4C . En ambos casos el blanco continúa el juego ventaj osamente. . . . . . . 39. Tl-ITR, P4T 40. T4C, RID 43. T4T, RID 41. 42. T8T + , T6C, R2D R2R De momento no queda más remedio que resignarse a la pasividad. Es obvio que no puede jugarse 42 . . . . , T x P a causa de 43. P6R + , ganando limpiamente una Torre. 44. T4-4C, PST 45. T6-5C, La maniobra para forzar la liquidación de una pie­ za ha dado su fruto. El cambio de Torres es inevi103 table, y con ello se da un paso más hacia la victoria, porque se facilita el avance de los peones. 45. 46. . ., T x T, . TxT 47. P5A, T2T La fuerza expansiva de estos peones resulta insu­ frible. Por eso el negro deberá intentar algún contra­ j uego para compensar su desventaj a. 47. 48. . , P6A, . . T8T T8AR 49. R4C, P4A La reacción obligada. Se trata de que el PD quede pasado y especular sobre su peligroso avance. 50. T5A!, La serenidad del campeón español termina con las esperanzas del antagonista. Si 50. P x P, PSD y las ne­ gras tendrían chances de salvación. Después de la jugada del texto, todo está perdido. 50 . 51. , R5T, . . . T8C + T8T + 52. 53. R6C, R7A, T8C + Rinden Este es el estilo depurado que el gran campeón es­ pañol ha heredado de las glorias de Lucena y Ruy­ López. 104 9 PROSAS Relatos históricos en donde el ajedrez tuvo una influencia decisiva para modlflcar el curso de los sucesos P R O S A S En « La Regence », París, 1 856, se lee la siguiente anécdota, una de las más populares del pasado siglo, referente al aj edrez : En una de las travesías marítimas, el famoso ca­ pitán Evans halló a bordo de su buque un pasaj ero taciturno que con frecuencia miraba insistentemente un tablero de ajedrez que el capitán tenía expuesto en su camarote como cebo para encontrar algún ad­ versario con quien pasar unas horas gratas. Cono­ cida es la gran pasión de Evans por el ajedrez y el célebre gambito que lleva su nombre. Un día que el desconocido se hallaba absorto en la contemplación del tablero, el Capitán inició la con­ versación: -Hermoso juego, ¿ no es cierto, caballero? -Magnífico, en verdad. -¿ Le gustaría que jugásemos una partida? -¡ Cómo no ! Con mil amores. -¡ Cáspita! Ya sabía que era usted un buen aficionado -dij o Evans con alegría-. Juegue con las blan­ cas. -De ningún modo ; sírvase usted inciar el juego. - ¡ Sea ! Jugaremos mi Gambito, si le place. Y tras este preámbulo comenzó la partida, que tuvo el siguiente desarollo : 107 DEFENSA PETROFF Blancas: Evans 1. P4R, Negras: Pasajero 2. P4R C3AR, C3AR Las negras realizaron esta j ugada tras un largo rato de meditación, y Evans comentó : -Creí que me haría el obsequio de plantear mi Gambito, después de 2 . , C3AD ; 3. A4A, A4A, y en este punto es donde se produce la sorpresa. El adversario se limitó a guardar silencio, y Evans, comprendiendo que nada sacaría en limpio con su comentario, prosiguió la partida algo contrariado. . . . 3. 4. P4D, PD x P, 5. P4D PD x P DxD+, -Es una lástima -empezó a decir Evans- que me vea obligado a cambiar las Damas, pero al menos le impediré el enroque, lo que representa una venta­ ja y . . . 5 • . . ., R x R( ?! ) Evans no pudo concluir su frase, ante la jugada que acababa de hacer su antagonista. ! Oh, sorpresa! ¡ Oh, profanación ! Este monstruoso lance, único en los anales de la Historia, sólo se explica, aclarando el misterio, porque el desconocido viajero no sabía en absoluto jugar, y se limitaba simplemente a re­ petir los movimientos del Capitán Evans. * * * Para llevar el Rey desde lR a SR, en siete j ugadas, existen 393 caminos diferentes. * 108 * * Abul Rasan Alí el Ma�udi, autor de la curiosa obra titulada « Las Praderas de Oro», nació en Bagdad en los últimos años del siglo IX y murió en El Cairo el año 959. Entre otras muchas cosas, cuenta que el empleo más frecuente que en la India se hace del marfil es para la fabricación del juego de aj edrez. Muchas piezas de este j uego representan figuras de hombres o animales de veinticinco centímetros de al­ tas, o tal vez más. Pero lo más asombroso es que durante la partida de aj edrez hay un hombre expresamente destinado a transportar las piezas de una casilla a otra, y además entre los indios que juegan al ajedrez las apuestas del juego que se cruzan son ricas telas o piedras preciosas. Sucede que cuando un jugador ha perdi­ do cuanto poseía, se juega uno de sus miembros. A este efecto, sobre carbones encendidos y cerca de los contendientes, se pone una pequeña caldera de co­ bre, en la cual se hace hervir una especie de ungüen­ to mágico, de color roj izo, típico del país, cuya pro­ piedad es cicatrizar rápidamente las heridas, evitan­ do de este modo que se derrame la sangre. Si el que ha apostado uno de sus dedos pierde la partida, en­ tonces se corta de inmediato el apéndice en pleito con un puñal a propósito y luego introduce la mano en el ungüento y la herida queda cauterizada. Segui­ damente, sin lugar a descanso, se vuelve a iniciar una nueva partida, y si la suerte le sigue siendo adversa, sacrifica un segundo dedo, y se dan casos algunas veces de continuar perdiendo partidas y su­ cesivamente mutilarse todos los dedos, después la mano, luego el antebrazo, siguiendo con el codo y otras partes del organismo. Naturalmente, después de cada amputación, la herida se cicatriza con el ungüento mágico, curiosa mezcla de ingredientes y drogas indostánicas, cuyos efectos son altamente sorprendentes. Estas mutilaciones, como otras proe109 zas del faquirismo, constituyen rasgos característi­ cos de las costumbres típicas de la lejana y miste­ riosa India. * * * Los dos Reyes solos, sobre el tablero, pueden pro­ ducir 3.6 1 2 posiciones distintas. * * * lshak Ganzuff, pachá del Imperio turco y gran afi­ cionado al aj edrez, en una de sus visitas a la ciudad de Alepo, conoció causalmente al célebre Stamma, considerado como el mej or jugador del mundo, en su época. El campeón, aunque no nadaba precisa­ mente en la abundancia, había hecho del aj edrez su total y exclusiva dedicación. El Pachá le propuso que fuera con él a Constantinopla, pagándole el via­ je y abonándole todos los gastos necesarios para su estancia en la metrópoli, cosa que Stamma aceptó. Llegados a la capital del Imperio, el Pachá vistió al campeón de Alepo con las mej ores galas y le pre­ sentó ante el Sultán Mahmud I, el cual era también muy aficionado al noble juego. Pronto se preparó un tablero para disputar una partida. Hay que advertir que, siguiendo la costumbre musulmana, al entrar en palacio, Stamma había dej ado sus babuchas en la puerta. La partida, lej os de ser una lucha emocionante, re­ sultó extremadamente fácil para el Sultán, el cual ganó sin ninguna dificultad, por cuyo motivo quedó defraudado, y un tanto irritado por el cauce de los acontecimientos, dij o al Pachá : -¿ Por qué te has atrevido a presentarme como un experto aj edrecista a este hombre que juega tan mal? lshak Ganzuff, que comprendió en seguida que se 1 10 hallaba al borde del abismo y a punto de perder algo más que el jugador de aj edrez, preguntó a su pro­ tegido cuál era la causa que le había obligado a po­ ner tan poca atención a la partida. Y Stamma re­ plicó : -He dej ado en la puerta las babuchas nuevas que me habéis regalado y la incertidumbre de que alguien pudiera llevárselas me tenía tan preocupado que no me dej aba j ugar con el cuidado que exige un jugador tan hábil como el Sultán. Entonces éste, sonriente, dio orden de que traje­ ran las citadas babuchas y, sentándose sobre ellas, Stamma ganó las restantes partidas, sin ofender al tan astutamente adulado monarca. * .,, * Un colmo : Capturar el Caballo de Troya con la Dama de las Camellas. * * * Garín, hij o del Duque de Aquitania, abandonó sus Estados para hacer las primeras armas al lado de Carlomagno. El valor, las nobles maneras y el her­ moso semblante del extranj ero bien pronto le gran­ j earon la admiración de las damas de la Corte de Francia. Y la propia Emperatriz, arrastrada por sus sentimientos, llegó a confesar a Garín la pasión que por él sentía, pero éste huyó dej ando su capa entre las manos de la Soberana, casi al tiempo en que Carlomagno hacía su aparición en el lugar pregun­ tando por la causa del desorden. Su esposa, en vez de culpar a Garín, como en tiempos hiciera la mu­ jer de Putifar con el casto José, confesó su propia culpa, solicitando que se la privara de la luz del día porque lo había merecido mil veces. El Emperador, con el ceño fruncido, abandonó la estancia sin decir 111 una palabra; y avisado Garín de la cólera de su señor, dej ó pasar varios días sin presentarse en la Corte, hasta que, notada su falta, fue llamado por Carlomagno. -¿ Por qué habéis estado oculto todo este tiempo? -le preguntó el Emperador-. A lo que replicó Garín : -Estuve en casa sin salir, j ugando al aj edrez. Entonces Carlomagno le propuso una partida entre ambos, con la condición de que si ganaba Garín le daría todo cuanto poseía; pero si perdía le manda­ ría cortar la cabeza. Aceptado el reto, la partida fue transcurriendo con suerte varia, pero al final la victoria correspondió a Garín, quien viendo tan humillado a su adversario le dijo : -Señor, dej emos y a nuestro juego, que hemos empleado demasiado tiempo en él. El Emperador replicó : -Garín, haced lo que os plazca. Y la respuesta del vencedor fue : -Nunca osaré arrebataros vuestra herencia. Creo que estábais equivocado al desear mi desgracia, por­ que no era acreedor de ello. Concededme la Señoría de Monglave, y si logro arrebatar ese castillo, el más alto y fuerte del mundo que construyera Julio Cé­ sar, de manos de los sarracenos, abandonaré vuestra Corte y la dulce Francia. Carlomagno concedió a Garín su petición y al si­ guiente día los primeros rayos de la alborada con­ templaron su marcha. Habían transcurrido sólo unos cuantos meses, cuando, desde la más alta cima de Monglave, Garín 1 12 profería a voz en grito : «Montjoie, l'estandart de Saint Denis ! » * * * Un colmo : Dar j aque a la descubierta con el Ca­ ballo de copas. * * * Las poesías en honor del aj edrez, recitadas a pro­ pósito, arden con una llama más viva que la de una brasa. Cuantas veces dan la ventaj a al jugador me­ nos experto sobre un adversario más hábil. Un tablero cuadrado, cubierto de un cuero roj o, se coloca entre dos amigos de una lealtad reconocida, Se evoca un recuerdo de la guerra, se ej ecuta tan sólo un simulacro sin recurrir a la efusión de sangre. Uno ataca ; otro se defiende, la lucha no languidece entre ellos. Mirad que astuta estrategia: los caballeros se deslizan entre los dos ej ércitos sin charangas ni estandartes. El Ma�udt. El hombre inteligente dispone los trebej os de manera que puede aescubrir en su colocación, las consecuencias que escapan a la vista del ignorante. Prevé los sucesivos desarrollos con la mirada segura del sabio baj o una frívola apariencia. 1 13 En esto sirve los intereses del Sultán, demostrándole en el juego la forma de prevenir un desastre. Para el experimentado la estrategia del tablero iguala a la de la lanza y a la de los escuadrones. El Katlb. La inteligencia es el mayor de los dones de Alah y celebrarla el mejor de todos los actos. Dos caballos, uno blanco y otro negro, corren rápidamente el uno del otro en pos sin alcanzarse j amás : ¡ el día y la noche ! Flrdusl. * * * Un colmo: Coronar un Peón caminero. * * * En el Palacio de El Escorial, mientras Felipe 1 1 jugaba una partida con s u capellán, Ruy-López, se presentó el verdugo de la Corte manifestando que el reo sentenciado se resistía a ser ej ecutado porque en su calidad de magnate le correspondía ser auxi­ liado por un Obispo. -Concedido -dijo el Rey-. Hágase como él desea. Pero a las tres debe estar concluida la ejecución. -Imposible, señor -respondió el verdugo-. En la Corte no hay ningún obispo, el de Zamora falleció ayer y el de Palencia se ha ausentado. Entonces el Rey, dirigiéndose a Ruy-López, le dij o : -Levántate, Obispo d e Zamora, y vete a asistir al reo. 1 14 Así lo hizo el célebre campeón de ajedrez, con todo el dolor de su corazón, porque el reo no era sino su buen amigo el Duque de Medina-Sidonia, ex favorito de Felipe I I . L a reconciliación n o tardó mucho, y como sobraba tiempo, Duque y Obispo se pusieron a jugar una par­ tida de ajedrez, la cual resultó tan interesante que todos cuantos se hallaban allí presentes se quedaron absortos en el desarrollo del j uego. A las tres en punto, hora fij ada, hizo acto de presencia el verdugo para cumplir con su deber de ajusticiar al reo, para lo cual trató de suspender la partida ; pero hubo una oposición general, conviniéndose que finalizara el juego. Entre tanto, por una inexplicable coincidencia, co­ mo suele suceder en las películas, Felipe 11 se ente­ ró de que el Duque de Medina-Sidonia era inocente y había sido ocusado injustamente por los conjurados de una conspiración, cuya lista cayó en manos del Rey, quien ordenó arrestar al cabecilla. Aunque ya habían transcurrido algunos minutos sobre las tres y Felipe 11 desconfiada de llegar a tiempo, expidió con urgencia la orden de suspender la ej ecución. Como ya se indicó, afortunadamente la ej ecución había sido aplazada a causa de la partida de ajedrez, y la Real Orden llegó a su destino cuan­ do la comitiva marchaba camino del suplicio. De esta forma, una partida de aj edrez salvó a un inocente de sufrir una pena tan brutal como injusta, y el poderoso Felipe 1 1 tuvo, desde entonces, en más estima al noble juego y a los aficionados al aj edrez, hasta tal punto que en su Corte se celebró poco des­ pués el primer Congreso aj edrecista internacional, con la participación de los mejores jugadores del mundo. * * * 115 Un médico aj edrecista, distraídamente preguntó a paciente: -¿ Ha enrocado usted ya? su * * * La bella Rasiya, viuda del Rey de la India Refy Akbar, casóse en segundas nupcias con Eddin, her­ mano de su anterior esposo y sucesor de aquél en el trono indio. De su primer matrimonio nació el príncipe Gan y de su segundo matrimonio el prín­ cipe Thalhend. Cuando ambos hermanos de madre llegaron a la mayoría de edad, se disputaron la corona que suce­ sivamente habían ceñido sus respectivos padres, ven­ ciendo al fin, tras una cruenta guerra civil, Gan, quien deseaba consolar a su madre de la muerte de Thal­ hend diciendo que había hallado la muerte gloriosa­ mente en el campo de batalla. Rasiya, presa de una enorme tristeza, dice a su hij o Gan : -Hazme ver cómo Thalhend murió sobre un ele­ fante; si no puedes mostrarme claramente este he­ cho, mi alma, l lena de ternura, se consumirá en el fuego del dolor. No sabiendo Gan de que manera podía complacer a su madre, convocó a todos los sabios de Cachemi­ ra, de Denber y de Marg, hasta la frontera china, los cuales se reunieron con su Rey en la Corte, que­ dando todos ellos en vela durante aquella noche. El preceptor del monarca les trazó el dibujo del campo de batalla, describiendo cómo habían sucedido los acontecimientos. El son de los timbales dej óse oír en el Meidán, y estos doctos hombres, llenos de experiencia y sabi­ duría, pidieron madera de ébano, con la que constru­ yeron un tablero cuadrado, representando el campo 116 de batalla; sobre él pintaron hasta cien donde podían maniobrar los ej ércitos, rápidamente confeccionados, uno con teck y otro de marfil, y dos Reyes con la maj estuosa y coronada. casillas, en que fueron madera de cabeza alta, Cada ej ército estaba formado por Peones, Caballe­ ros, Caballos, Elefantes, Visires y Roks, teniendo cada uno de ellos un movimiento peculiar. El Rey estaba en el centro, al lado de su preceptor. Cuando alguna pieza se enfrentaba al monarca debía avisarle en voz alta : -¡ Cuidado, oh Rey ! Y éste abandonaba la ca­ silla. Cuando Gan se lo presentó a su madre, Rasiya ha­ lló consuelo en este juego, hasta tal punto, que per­ maneció junto a él , inmóvil y sin comer, hasta que llegó su fin. * * * Para iniciar la partida de aj edrez existen 20 ju ga­ das diferentes. * * * Carlos JI el Malo, que remo en Navarra a media­ dos del siglo XIV, hallábase prisionero en el Castillo de Crevecoeur y unos caballeros del Condado de Evreux, partidarios suyos, trataron de liberarle y re­ cobrar la ciudad que se encontraba en poder de los franceses . Después de combinado el plan con los vecinos, el caballero Guillén de Ganville se valió de la siguiente estratagema: Bien embozado y ocultando un hacha, pequeña pero acerada, comenzó a dar paseos por delante del castillo, hasta llamar la atención del Go­ bernador, que salió a la puerta. Este momento fue aprovechado por Guillén para acercarse despacio y saludarle cortésmente, comunicándole que los Reyes de Dinamarca y de Irlanda se habían aliado contra 1 17 Inglaterra, para que fuese devuelto a París el Rey de Francia. Se trataba de Juan 1 1 , que después de la batalla de Poitiers fue conducido a Londres en cali­ dad de prisionero. El Gobernador del castillo, como buen francés, se alegró de esta noticia; pero queriendo comprobar su certeza, inquirió : -¿ Por qué conducto habéis sabido todo esto? A lo que Guillén respondió : -Me lo ha dicho por carta un amigo mío de Ir­ landa; por cierto que, además, me ha enviado el aj e­ drez más bonito que he visto en mi vida. Esta ingeniosa trama fue inventada, conociendo la afición que el castellano tenía al noble juego. Y el efecto no se hizo esperar demasiado, porque el Go­ bernador no pudo reprimir sus deseos de ver el aj e­ drez ni resistir la tentación de jugar una partida. Guillén accedió, con la condición de que quien per­ diera pagaría todo el vino que se consumiera durante la duración de la partida, y mientras un criado fue en busca del ajedrez, caballero y castellano se inter­ naron en el castillo. Tras cruzar sus umbrales, el Go­ bernador aseguró la puerta con un cerrojo, pero sin echar la llave. Luego atravesaron la segunda puerta con motivo de visitar las murallas del castillo. De pronto se oyó el son de un pequeño cuerno, que era la señal convenida con Guillén para iniciar el regreso, no sin antes descargar violentamente su hacha sobre el cráneo del confiado Gobernador, que con la cabe­ za destrozada cayó inánime. Lo dej ó allí tendido y muerto, saliendo a abrir las puertas. Los hombres de Guillén penetraron en la fortaleza y tras cruenta y prolongada lucha cedió la resistencia y el castillo quedó en poder del caballero Guillén de Ganville. * 118 * * Un colmo : Dar j aque al Rey que rabió con la Torre de Babel. * * * El Peón es la pieza más modesta del ajedrez, pero no debe ser despreciado por esta razón. He aquí al­ gunas definiciones debidas a grandes campeones: El Peón es el alma del juego ( Philidor) . E l Peón es el más importante instrumento de la victoria ( Morphy ) . E l Peón e s l a causa más frecuente de l a derrota ( Steinitz ) . E l Peón e s e l contrapeso táctico de toda l a partida ( Nimzowitch ) . * * * En cierta ocasión, Ben Darrax, gorrón de oficio, pe­ ro hombre de correcta educación, espíritu agudo y hábil mixtificador, se enteró cuándo el príncipe Ahmed El Mudebir se debía reunir con sus amigos, y aprovechando la ocasión, se vistió como ellos y se coló de rondón. El uj ier, creyendo que se trataba de un huésped más, lo admitió sin ninguna dificultad. Cuando Ahmed advirtió la presencia del extranje­ ro, ordenó al uj ier que se enterase del propósito que le traía a la reunión. El pobre sirviente, un tanto amedrentado, se diri­ gió con aire lastimero a Ben Darrax y le dij o: -El príncipe desea saber cuál es el negocio que te ha traído a este lugar. -Aquí no se trata de negocios -respondió-. Pue­ des decir a tu señor que soy un gorrón parásito, y que Alah te protej a. -¿Tú eres un gorrón ? -interrogó el dueño de la casa. 1 19 -En verdad que sí; que Alah os glorifique. Ben El Mudebir repuso : -Se tolera que un gorrón se entrometa sobre las personas, que perturbe el encanto de su intimidad y que sorprenda sus secretos a cambio de que posea ciertas cualidades, como, por ej emplo, que sepa j u­ gar al ajedrez. -¡ Alah os protej a ! -replicó el gorrón-. Soy un jugador experto, de primera categoría. Entonces se convino que j ugara con uno de los invitados y caso de que el gorrón perdiera sería arro­ jado de allí, pero si ganaba sería recompensado con mil dirhemes. Ganó el gorrón, pero cuando iba a recibir su re­ compensa intervino el uj ier alegando que el paj e del príncipe era mej or jugador y debía enfrentarse con él. Así sucedió, pero esta vez perdió Ben Darrax, quien suplicó al príncipe Ahmed: -Señor, me queda aún otra habilidad; dadme una ballesta y cincuenta saetas, que dispararé a las nal­ gas del uj ier, con la condición de que si fallo una sola me hacéis cortar la cabeza. Protestó el ujier espantado, pero el príncipe, vien­ do que era una ocasión propicia para castigarle por la negligencia de haber dej ado pasar al gorrón, ac­ cedió a ello. Ordenó que se atara al uj ier, y se pro­ porcionara al gorrón ballesta y saetas. Ben Darrax colocó uno tras otro todos los disparos en el trasero del uj ier, que aullaba de dolor. Entonces el gorrón le preguntó: -¿ Existe también en esta casa un tirador mejor que yo ? La respuesta fue : -¡ Cornudo ! , si hay que tomar mi culo como diana y ponerlo hecho una criba, convengo en que no. * 120 * * Un colmo : Ganar una partida de ajedrez con j u­ gadas de bolsa. * * * Así como se ha convenido que La Inmortal es la mej or partida que se ha jugado, para designar la peor ha sido necesario recurrir al humor de dos grandes maestros, que han j ugado La Incorrecta, lle­ na de concepciones tan profundas como desconcer­ tantes. APERTURA DEL PEON DE REY Anteprimera partida del match disputado en 1 4 1 3 y que no figura en el tratado de Greco Blancas: Aaron Marshall. Negras: Frank Nlmzowltch t. P4R, ¡ El golpe! El célebre campeón norteamericano se propone mixtificar a su contrincante con un lance banal. t. . . ., P3ID! Apretando el nudo corredizo ( Nimzowitch ) . 2. A4A, 3. A3C! , C3TR! Maniobra complicada, que es posible gracias a la definición de la marcha del Caballo. Con e l fin d e liberar l a columna AD . ( Marshall) . Como esta columna no sirve para nada, debe consi­ derarse su liberación como una de las gracias espi­ rituales del maestro. 121 3. . , C4A! . . No se columbra el mate. ( Nimzowitch ) . Esta extra­ ña jugada impide la réplica 4. RlA, a causa de 4. . . , C6R + ! , forzando a l blanco a que pierda u n tiempo en la captura del Caballo. . 4. A6R ! , Un espantoso « swindle•. Evidentemente, este Alfil puede ser capturado de dos maneras distintas ; pero si las negras no se dan cuenta de ello, será el Alfil quien capture el Caballo enemigo. 4. ... CD2T ! ! , 1 Genial ! E l famoso maestro del boqueo mueve e l Ca­ ballo de diferente modo que se indica en el Reglamento de Aj edrez. Nizmowitch declaró después de la parti­ da, que meditó largamente entre efectuar la j ugada del texto o 4 , R ( I R ) lR, trayendo al Rey a su ca­ silla, donde ya se encontraba. Esta sutil combinación hubiera ganado la Dama enemiga en 439 jugadas, pero tenía el inconveniente de aproximar al centro un peón blanco, lo cual constituye una desventaj a desde el punto de vista profiláctico. . S. DST , . . . Rinden. Aplicación del cálculo de probabilidades. Con la úl­ tima jugada del blanco se amenaza mate. Sobre vein­ titrés jugadas posibles de que disponen las negras, solamente cuatro evitan el mate, mientras que las restantes diecinueve lo permiten. Existe, por tanto, una fuerte probabilidad en favor del mate de las blan­ cas y no sería elegante continuar la lucha. 6. Tablas. ¡ Ultima sorpresa ! En respuesta a la rendición del negro, Marshall ofrece las tablas, que son aceptadas. 122 10 AJEDREZ FEMENINO Incorporación de la mujer al deporte intelectual AJEDREZ FEMENINO Con el título « Una mujer aj edrecista » apareció por los años treinta un sugestivo libro del que era autora la campeona alemana Sonj a Graf. En él se demostraba la inquietud de la mujer no sólo por la competición deportiva del ajedrez, sino también por su estudio analítico en el amplio campo de la teoría. Pero dej emos que la propia Sonja nos cuente sus impresiones : «Un día, tenía yo unos veintiún años, al salir de compras pasé por delante de uno de los cafés más conocidos de Munich, donde se j uega al ajedrez. ¡ Qué a gusto me detuve delante ! ¡ Aquel era mi mundo ! Me paré delante del gran ventanal que da a la calle y miré . . . En primer plano un hombre jugaba al ajedrez con una j ovencita, y detrás del amplio local estaba lleno de ajedrecistas. Entonces observé a las perso­ nas y me parecieron absolutamente corrientes. La par­ tida jugada precisamente delante de mis oj os, entre hombre y j ovencita, me cautivó tanto que mis faccio­ nes instintivamente debían delatar todos mis pensa­ mientos. Cuando la muchacha j ugaba, a mi entender catastróficamente, dominaba los músculos de mi cara una rabiosa expresión de desencanto, mientras que después de las buenas jugadas del hombre se podía leer en mis facciones una amigable expresión de asen­ timiento. Así estuve cerca de dos horas y media de­ lante de esa ventana, sin que en el mundo de mis . . . 1 25 pensamientos existiera otra cosa que el aj edrez. Re­ pentinamente fui arrancada de mi observación. Un ajedrecista se hallaba a mi lado disculpándose y acla­ ró que había comprendido, por mi actitud, lo aficio­ nada que yo era al ajedrez y que, por tanto, debía de entrar y jugar alguna partida. Magnífico -pensé-. Mis deseos iban por fin a cumplirse. Al principio con­ testé, titubeando, que no podía jugar porque sola­ mente sabía lo poco que había visto en mi casa. Pero el aj edrecista insistió: -Ahora debe usted venir, he­ mos comprobado que le gusta el ajedrez y no la de­ j aremos ir. ¿ Qué podría, entonces, hacer? Le seguí al interior del café, me buscó un contrario, del cual no tuve interés en saber quién era, y fue cómico . . . le gané. Los aplausos parecían no querer tener fin. -Us­ ted debe venir todos los días -me dij eron- y puede llegar lejos en el ajedrez con sólo que lo desee. ¿ Qué importaba la riña y demás por llegar cerca de cuatro horas tarde a mi casa? Mi decisión estaba to­ mada; ya tenía suficiente edad y decidí volver y dedi­ carme a mi querido ajedrez. Cerca de nueve meses estuve de esa forma en el Club de Ajedrez de Munich, y ya desde las primeras semanas observé que un se­ ñor parecía interesarse vivamente por mi j uego; casi diariamente estaba allí, mirando mis partidas, a veces durante horas, sentado a mi lado y sin hablar. Aun­ que aquella persona no me había importado, llegó un día que ocurrió lo contrario. Era martes de Carnaval y yo llegué al Club disfrazada de botones; había gran concurrencia y hube de enfrentarme con un gran nú­ mero de rivales ; a uno tras otro fui dando mate, con gran regocij o del público, y tras esta «exhibición• me llamó aparte el mencionado señor que durante medio año me había estado observando, y que resultó ser el Dr. Dyckhoff. Se entabló el diálogo: -Jovencita, ¿ cuándo ha aprendido a jugar al aje­ drez ? 126 -¡ Nunca ! -fue mi pronta respuesta. -¿ Cuántos libros de aj edrez ha estudiado usted ? -Pero, ¿ es que existen libros dedicados al aj edrez? -y solté una franca carcaj ada. -Usted es ya un pequeño genio del aj edrez y yo intentaré gustoso que sea una maestra mundial. -Magnífico, ¡ gran maestro ! -Por poco me da un síncope. Así se convirtió el doctor Dickhoff en mi profesor. Me enseñó los prin­ cipios fundamentales del Dr. Tarrasch. Un estilo abier­ to y libre, en consonancia con mi temperamento, fue la base para mi enseñanza. De esta manera continué con más entusiasmo asis­ tiendo al Club de Ajedrez y en mayo de 1 93 1 , ante el mterés general, se concertó un match con la señorita Muller, considerada como la jugadora más fuerte de Munich, a la que gané por 3-0, abandonando después mi contrincante el match. Como en la segunda parti­ da di un mate con dos Caballos, parecido al de la partida Marache-Morphy, desde entonces me llamaron «la pequeña Morphy». Según Goethe, cada uno debe elegir su héroe para poder seguirle en el camino ha­ cia el Olimpo. En esta época pude conocer, por me­ diación de mi maestro al Dr. Tarrasch, a quien ver­ daderamente le debo mucho. Casi diariamente fui a su Club, el Rats Café, y durante varias horas, este se­ ñor que tenía unos setenta años, analizaba en forma humorística para enseñarnos. Era un sistema peda­ gógico efectivo, pues se aprendía sin cansancio todo lo que él explicaba en forma tan interesante. Me parece verlo aún en su rincón. Tenía, ciertamente, un peque­ ño núcleo de discípulos que le rodeaban diariamente y que le fueron fieles hasta su muerte. « Señorita Graf -me había dicho- tiene usted talento y condicio­ nes . . . , ¿ por qué no estudiar ajedrez?». A comienzos de 1 932 conocí a Spielmann, a quien gané mi partida en unas simultáneas que el gran 127 maestro realizó frente a treinta tableros, y a partir de aquí comienzan mis actuaciones en el terreno in­ ternacional con suerte diversa. En marzo de 1934, el Dr. Euwe me preparó un match contra la campeona mundial, Miss Vera Menchik, a cuatro partidas. Gané la primera, con superior estilo; desgraciadamente co­ gí un fuerte resfriado, tuve que j ugar con fiebre y dolor de cabeza, y perdí una tras otra las restantes partidas. « Catorce días tuve luego que guardar cama con fuerte ataque gripal ». De esta forma tan interesante nos descubre Sonj a Graf, sus sentimientos íntimos con referencia a su afición ajedrecística. Pero mucho antes que ella, la muj er ya había sentado sus reales sobre el tablero de las sesenta y cuatro casillas. La señora J. W. Gilbert, de los Estados Unidos, co­ nocida por «la reina del ajedrez», durante el pasado siglo había establecido un récord, no superado toda­ vía: Anunció por anticipado, en una partida por co­ rrespondencia, un mate en 35 j ugadas; y es que la muj er cuando se propone algo no hay obstáculo ca­ paz de impedírselo, o dicho mej or con palabras de Balzac. La muj er es la reina del mundo y la esclava de un deseo. He aquí la partida en cuestión : APERTURA ESPAROLA Correspondencia, 1 879 Blancas: G. H. Gossip ( lngla terra ) 1. 2. 3. 4. 128 P4R, C3AR, ASC, A4T, P4R C3AD P3ID C3A Negras: J. W. Gilbert ( U . S. A.) s. 0-0, 6. 7. P4D, C x PR, C x PR P4CD cxc En caso de 7 . . . . , P x A, seguiría 8. C x C, P x C ; 9. T l R, con ventaj a. s. 9. 10. 11. P x C, A3C, PT x C, D2R, C4AD CXA P3D P x PR 12. 13. 14. DxP+, A4AR, A X D, D2R DxD A2C Defiende indirectamente el PAD, pues si 15. A x P, T lAD, recuperando el material ventajosamente. 15. 16. 17. IS. 19. P4AD, C3AD, C4T, TRlR, T3R, 0-0--0 PSC T6D TxP TxT 20. 21. 22. 23. 24. P x T, A4D, TlAR, C5AD, A x A, A2R TlD P3AR Axe TID Las blancas han j ugado para quedar con Alfiles de color diferentes, con vistas a tablas; pero el precio ha sido muy elevado ya que el negro, además del peón extra, mej ora notablemente su posición para entrar en el final. Lo que sigue es forzado. 25. 26. T2A, TIA, 1BD + TxT+ 27. 28. R x T, P3CR, P4ID Lo lógico era 28. ASA, P3C ; 29. A7C, P4A, obligando a los peones adversarios a colocarse en casillas que entorpezcan a su propio Alfil. 28. 29. 30. 31. 32. , R2R, R3D, ASA, A7R, . . . R2D R3R R4A P3C A7C 33. 34. 35. 36. R4D, R3A, R4C, P5A, P6C P5T ASA A4C! Sin duda, el blanco creyó que después del avance de su PAD el PTD negro no tenía defensa, pues en 129 otro caso hubiera j ugado simplemente 36. R x P. La jugada del texto pone de manifiesto el error blanco, ya que ahora no es posible 37. R x A, P6T; 38. P x P, P7C y gana. 37. P4TR?, A3A! 1 Pero no 37 . . . . , P3A; 38. P4R + ! y el j uego sería ta­ blas. 38. 39. 40. ABD, A x PAR, R3A, RSC RxP P3T 41. 42. R4C, P4R, RSC Después de 42. P4R En esta posición las negras anunciaron mate en 35 j ugadas ( ! ) . La forma de producirse el mate ha sido comprobada por Steinitz en la línea principal, donde las blancas prolongan el j uego durante el mayor nú­ mero de jugadas. Es como sigue: 42 . . . . , P4C ; 43. P x P, P x P; 44. A8D, RSA; 45. PSR, PSC; 46. A x P, P6C; 47. P6R+ , R6A; 48. A5R, P7C ; 49. A4D, R7R; 50. P7R, 130 R8A; S l . R3A, P8C = D; S2. A x D, R x A; S3. R3D, R7A; S4. R2D, R6A; SS. R3D, RSA; S6. R4A, R4R; 7. R4C, R3R; S8. R4A, R x P ; S9. R4C, R3R; 60. R4A, R4R; 6 1 . R3A, RSR; 62. R4A, R6R; 6 3 . R3A, R7R; 64. R4C, R7D ; 6S. R3T, R7A; 66. R4C, R x P ; 67. R4T, P6T ; 68. R6C, P7T; 69. R x A, P8T = D ; 70. R7D, R6T; 7 1 . P6A, P7C; 72. P7A, P8C = D ; 73. P8A = D, DSD + ; 74. R7R, D2TR + ; 7S. R3R, D3C + ; 76. R2R, D3D, mate. Con objeto de festej ar el j ubileo de S . M. la Reina Victoria de Inglaterra, se celebró en Londres, el año 1 897, un torneo femenino que despertó vivísima cu­ riosidad. Ante este acontecimiento surgieron muchas dudas sobre el éxito del suceso y hasta hubo quien, como Blackburne, auguró un rotundo fracaso. Los he­ chos se encargaron de demostrar lo contrario a quie­ nes consideraban el bello sexo poco idóneo y de esca­ sa resistencia para esta clase de competiciones. Veinte j ugadoras saltaron a la palestra sin que el menor incidente se produj era, salvo la retirada de la señorita Finn en la octava ronda, por razones de salud. Las partidas empezaron el 23 de junio y se jugaron a dos rondas por día, en el hotel Cecil y en el Ladies Chess Club, y el torneo discurrió sin que la más mí­ nima contrariedad perturbase el ánimo y la sereni­ dad de las participantes, tan suavemente, con tan buena voluntad, que el propio Blackbumer tuvo que reconocer públicamente su error respecto a la des­ favorable impresión que le merecía la idea del torneo femenino, y confesar que siguió con el mayor interés todas las partidas, hallándose plenamente satisfecho del éxito logrado. Los premios se repartieron de la siguiente forma: 1 .0, Miss Rudge ( Inglaterra ) , quien logró 1 8,S pun­ tos, 1 .SOO francos . 2.º, Mme. Fagan ( Italia ) , 1 .2SO francos. 3 .º, Miss Thorold ( Inglaterra ) , 1 .000 francos. 131 4.º, Mrs. Worrall ( USA ) , 750 francos. 5 .º, Mme. Bonnefin ( Bélgica ) , 500 francos. 6 .º y 7 .º, Lady Thomas ( Inglaterra ) y Miss Berry ( Irlanda) , 375 francos. El resto de las clasificadas no obtuvieron premios en metálico, aunque se les obsequió con obj etos con­ memorativos, como una caj a de música a Miss Hooke ( Inglaterra ) ; dos sacos de mano a cada una de las alemanas, Hertsch y Mullerhartung; un álbum de fo­ tografías a Miss Fox; medallas de oro del Jubileo de S. M. la Reina, a las señoritas Field, Gooding, Watson, etcétera. El publicista Mr. Hoffer clausuró el acto haciendo constar que cal reves de lo que ocurre a menudo en los torneos celebrados por el sexo feo, en la presente competición no ha surgido la menor ren­ cilla que interrumpiera la buena armonía que reinó siempre entre las adversarias durante el curso de la prueba». Vemos, pues, como paulatinamente se va imponien­ do la muj er en el deporte intelectual, hasta que en 1 927 se establece el Campeonato Mundial Femenino, que conquista brillantemente Miss Vera Menchik, quien mantuvo el título en su poder durante las si­ guientes confrontaciones, hasta 1 944 en que falleció en Londres víctima de un bombardeo sobre la metró­ poli. Por si alguien puediera dudar de su clase como ajedrecista, basta decir que en su época fue creado el «Menchick Chess Club .. , al cual sólo podían perte­ necer los jugadores que hubieran sido derrotados por la campeona; pues bien, el presidente de dicho Club era el Dr. Euwe. Hasta 1 950 no vuelve a organizarse el Campeonato Mundial Femenino; pero, en este intervalo, puede con­ siderarse a Sonj a Graf como la mej or jugadora, ya que exilada en U. S. A., conquista el Campeonato fe­ menino de aquella nación. Son ya muy numerosos los torneos femeninos que 1 32 se celebran y elevado el número de jugadoras fede­ radas en todos los países, entre las que destacan Ve­ ra Nedelj kovic y Milunka Lazarevic, de Yugoslavia; las rusas Boritsenko, Kushnir y Zvorikina; Chanta! Chaude de Silans, de Francia; Friedel Rinder, de Ale­ mania ; Clarissa Benini, de Italia; las holandesas Roodzant y Vander Veen; las inglesas Pritchard y Bruce; las españolas Gloria Velat, Pilar Cifuentes, Pe­ pita Ferrer y María Luisa Guitiérrez, aparte de las campeonas mundiales, todas ellas soviéticas, Ludmila Rudenko ( 1 950-53 ) , Elizabeta Bikova ( 1953 56 y 195962 ) , Oiga Rubsova ( 1 956-59) y a partir de 1962 ostenta el máximo título la j oven Nona Gaprindashvili. - Para cerrar el capítulo veamos una partida jugada en el Torneo Internacional Femenino de Arenys de Mar, el año 1968, que fue ganado por la holandesa Cornelia Vreeken. APERTURA INGLESA Blancas: Heemskerk l. 2. 3. P3D, P4AD, C3AD, P4R C3AR P4D Negras: Vreeken 4. S. 6. P x P, A2D, P3TD, CxP C3AD A2R La muj er es extremista : o mejor o peor que el hom­ bre. ( La Bruyere. ) 7. 8. 9. P3CR, A2C, C3A, A3R 10. 0--0 CSD! u. 12. C x P, A x e, DlA, cxc A6C C7A t- El mayor defecto de la mujer es su excesiva pre­ ocupación por la opinión pública. ( Stendhal. ) 133 13. 14. 15. R2D, A X PC, A x PR, P3AR PxC TIC 16. 17. 18. A3AR, A4A, P x A, A4C + AXA+ TXP Esta partida mereció el premio de belleza del Torneo. 19. TlCD, D4C Las blancas se rindieron . 134 20. TIC, D4ID + 11 LOS PRECOCES Los asombrosos niños-prodigio y sus escalofriantes proezas LOS PRECOCES El mundo es muy viej o, pero hasta no hace mu­ cho tiempo la aparición de un cometa era tenida co­ mo un prodigio, aunque de índole siniestra para todo el mundo. Es el eco de los albores orientales en don­ de los prodigios proféticos acompañan inexorable­ mente al nacimiento de los dioses. Los magos de las épocas faraónicas, precisaban hacer prodigios para conservar la consideración tradicional a su rango. Pero, ¿ qué se entiende por prodigio? Mientras el pue­ blo toma como tal lo que el sabio tiene por natural, ocurre algunas veces que el sabio ve como prodigio lo que el pueblo halla sencillo, y es que el prodigio excede las ideas comunes, comunicando un nuevo or­ den de cosas y las grandes influencias de una causa secreta; el prodigio es un fenómeno grandioso, que sale del curso ordinario de los acontecimientos. Sin embargo, el prodigio no escapa a la ley de la relatividad, ya que las singularidades son juzgadas como prodigios por aquellos que nunca observaron nada y que admiran con suma facilidad, y por su­ puesto, a medida que la naturaleza nos va descubrien­ do sus leyes, los fenómenos admirables van dej ando de ser prodigios. En definitiva, si entendemos por prodigio un su­ ceso extraño que excede de los límites regulares de la naturaleza, no cabe duda de que el hecho concreto y específico de que un niño de cuatro años juegue 137 al aj edrez, o uno de doce gane a expertos ajedrecis­ tas, constituye un prodigio. Y quien realiza la proeza merece el título de niño-prodigio, a condición de que al dej ar de ser niño dej e de ser prodigio. Este tipo de adolescente sobrenatural no es fre­ cuente, y donde suele darse es en el campo de las artes, principalmente en el cine, en la música y en el aj edrez. En el terreno de la precocidad existe también una gama cual itativa, a la que está suj eta los honores de la fama. Los más célebres niños­ prodigio del aj edrez han sido los que a continuación se citan. José Raúl Capablanca aprendió a jugar al aj edrez sin que nadie le enseñara el movimiento de las pie­ zas. Nació en La Habana ( colonia española de Cuba) el 19 de noviembre de 1888, y se cuenta que cuando tenía cuatro años, mientras estaba de espectador, advirtió a su padre, que a la sazón estaba jugando una partida de aj edrez con un amigo suyo, de un error cometido en el movimiento ilegal de un Ca­ ballo. Su progenitor, molesto por esta intromisión, le dijo: -Vete, y no nos molestes; tú no entiendes nada de esto. El niño obedeció dócilmente, y el padre perdió la partida. Entonces el pequeño intervino de nuevo para explicar que la causa de la derrota había sido el falso movimiento del Caballo, y con obj eto de de­ mostrar lo que acaba de decir, reproduj o sin vaci­ lar, ante el asombro de todos, j ugada tras j ugada, la partida íntegramente. Cuando le preguntaron que quién le había enseña­ do a jugar, respondió : -Yo solo, viéndoos j ugar a vosotros. Y a partir de este momento fue tomado en serio. Se conserva del niño prodigio la siguiente partida, 138 con ventaj a de Dama, j ugada en La Habana cuando tenía solamente cuatro años de edad. DEFENSA PETROFF Blancas: Iglesias Negras: Capablanca ( Quítese la Dama de las blancas ) l. 2. 3. 4. P4R, C3AR, C x P, P4D, P4R C3AR CxP P3D 5. 6. 7. 8. C3AR, A3D, P4AD, C3A, A2R C3AR 0-0 C3A A pesar de su cortísima edad, Capablanca ya se muestra partidario de un j uego sólido, claro y sin complicaciones. 9. 10. 11. 12. 13. 14. P3ID, A2D, 0-0-0, RlC, TlAD, T2A, P3ID P3CD A2D C4ID C6C P4A! 15. 16. 17. 18. 19. 20. P5D, P4TR, P4C, C x C, C4R, cxc+, TlR P4CD CSD PxC PxP Axe E s curioso observar cómo e l niño-prodigio va lentamente imponiendo su criterio, sin permitir ninguna escaramuza ventaj osa a su adversario. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. A X PA, A3D, T3T, P5T, T3C, P4A, TIC, P5A, A x PC A6A A x PD A3R P3C A5T RlT AxP 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. A x A, A6T, TD2C, T x T, A7C + , T x D, R2A, R3D, PxA TlCR TxT D3A DxA RxT R3A R4R Las blancas están ya perdidas, pero aún así el 139 pequeño ajedrecista realizó las j ugadas exactas para obligar a su antagonista a la rendición. 37. P6T, PSA 38. R2R, RSR Y las blancas se rindieron. A los once años, Capa­ blanca se proclamaba campeón de Cuba, y a los treinta y dos había dej ado de ser prodigio para con­ vertirse en campeón del mundo. Aún resonaban los ecos estridentes de la Primera Guerra Europea cuando la prensa de todo el mundo publicaba la fotografía de un niño, de unos siete años, vestido de marinero, y j ugando una sesión de simultáneas de aj edrez. Al pie de la foto se explicaba que el pequeño Samuel Reshewsky ganaba a sus barbudos adversarios, en número de treinta. Cuan­ do perdía algún tablero, caso poco frecuente, reac­ cionaba llorando. ( Esta reacción se volvió a dar en otro niño-prodigio: Arturo Pomar.) Este sensacional niño-prodigio nació en Ozercovo ( Polonia ) el año 19 1 1 , y cuando tenía cinco años su juguete favorito era el ajedrez. Era el sexto hij o de una familia modesta, y su padre, al descubrir el ta­ lento del pequeño, comenzó a explotarlo exhibién­ dolo públicamente en sesiones ajedrecísticas, lo que motivó una enorme compaña publicitaria, que le ro­ deó de fama. En Varsovia conoció a Rubinstein en 1916, y le mostró cómo en la partida que había ga­ nado al campeón Lasker pudo haber obtenido el triunfo por un camino más corto. También en Var­ sovia, ocupada por las tropas alemanas, tras derro­ tar al gobernador germano en una bonita partida, explicó : -Usted entiende de armas y yo de ajedrez. A los siete años fue sometido a reconocimiento por un profesor berlinés de psicología; el examen psicotécnico resultó sorprendente, pues al niño le in140 teresaba más un cronómetro que juguetes o carame­ los. No sabía distinguir los animales de una lámina de un libro de zoología, y estaba bastante flojo en aritmética, es decir, se hallaba atrasado en el des­ arrollo general, pero en problemas de reflexión es­ tuvo sobresaliente, solucionándolos con relativa faci­ lidad. Igualmente resultó prodigiosa su memoria: Por espacio de cuatro minutos observó cuarenta fi­ guras diferentes dibuj adas en un papel ; luego se le retiró la hoj a y volvió a dibuj arlas todas, sin fallar una sola. En las partidas de ajedrez se orientaba fácilmente en posiciones complicadas, saliendo airoso de ellas, y cuando alguien le preguntaba cómo lo había logra­ do, respondía: -Jugar al aj edrez es para mí tan fácil como res­ pirar; no me cuesta ningún esfuerzo. A los nueve años su padre le trasladó a los Es­ tados Unidos y tuvo gran resonancia su exhibición entre los cadetes del West Point, pues de veinte ta­ bleros ganó diecinueve y entabló uno. Continuaron sus simultáneas por las diferentes ciu­ dades norteamericanas, hasta que cumplió doce años y fue disminuyendo el interés por el niño-prodigio, y también, como consecuencia, los ingresos económi­ cos. Entonces llegó el momento de que ingresara en una escuela, porque debía aprender a leer y escribir. La partida que sigue pertenece a una sesión de simultáneas j ugadas en París, cuando Samuel tenía ocho años. DEFENSA TARRASCH Blancas: Reshewsky Negras: Mauvalsse 1. P4D, P4D 3. P3R, P3R 2. C3AR, C3AR 4. P4A, P4A 141 5. 6. 7. 8. 9. C3A, P3TD, PR x P, A3D, A x PA, C3A PA X P A2R PxP P3TD 10. 11. 12. 13. 14. 0--0 TlR, PSD, ASCR, D3C ! , , D2A 0--0 TlD CSCD Con esta fuerte jugada e l blanco desarticula l a proyectada maniobra del enemigo. 14. 15. 16. . . ., AR X C, cxc, CD x P CXA TxC 17. 18. A X A, D x T, DXA Rinden Reshewsky ha llegado a ser campeón de USA, gran maestro internacional y candidato al título mundial. Arturo Pomar nació en Palma de Mallorca el año 1931 y a los cuatro años recitaba poemas de me­ moria y montaba con soltura en bicicleta. A los cinco años aprendió a jugar al ajedrez y pronto se erigió en campeón familiar, visto lo cual, su padre le llevó al Club de Aj edrez. A los diez años es jugador de primera categoría y a los once participa en el Cam­ peonato de España, representando a su región. A los catorce años participa en el Torneo Internacional de Londres, donde obtuvo triunfos sobre Broadbent, Prins, List, S tone y Faihust. En 1945 se somete a examen psicotécnico y el doc­ tor José A. Escudero dictamina, entre otras cosas, que el niño acusa una edad mental que corresponde a adultos superiores y que se trata de un superdo­ tado. Por fin, a los catorce años conquista brillantemen­ te el Compeonato de España con un promedio del 78 por 100 de la puntuación total. La partida que se inserta a continuación fue la primera victoria de Pomar en Madrid, cuando tenía once años, participando en el Compeonato Nacional. 142 DEFENSA ORTODOXA Negras: Pomar Blancas: Esnaola P4D, P4AD, C3AD, ASC, s. P3R, 6. C3A, 7. A4T, 8. A3D, 9. 0--0 10. A x P, 1 1 . A x A, 12. P4R, 1. 2. 3. 4. , P4D P3R C3AR A2R 0--0 P3TR C3A TlR PxP C4D C3 X A C3AR 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. D3C, TD1D, D4T, D x C, PSD, C x P, T x C, T x D, T x TD, TIA, T X P, C2D, C3A C4TD CxA P3CD PxP cxc A3R AxD TxT AxP A8C TlD! Con grandes titulares se anunció en la prensa ma­ drileña de aquel día la victoria de Pomar, con toda clase de comentarios , como el que se transcribe a continuación : «La partida jugada entre López Esnaola y el niño Pomar resume toda la j ornada de ayer. Parece que los aj edrecistas madrileños no tienen más que mira­ das para el fenómeno. En realidad, cuantas esperan­ zas se tienen formadas acerca de las virtudes que pudieran adornar a Arturo Pomar han sido confir­ madas con excelencia. López Esnaola creyó equivo­ cadamente que se encontraba jugando frente a un niño, y la realidad es que se ha demostrado que Arturito Pomar, a pesar de los once años de edad, ya no es un niño : es todo un j ugador de ajedrez. Sus partidas, su estilo y la manera de responder tienen que seguir la pauta de una técnica premeditada. Debe jugarse contra él de una forma considerada y sin re­ gatearle calidad ni cualidades.• 143 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. TIA, T x A, P3CR, R2C, R3A, R3R, TID + , T7D, T x P, T x P, P4A, T7TD, TxC P4TD RIA R2R R3D T7A R4A T x PC PST P6T P7T RSC R4D, R6C T7AR PSA, RSR, R7C P8T = D P6A, RXT T x D, P4C R6R, PSC P7A, P6C 44. R7R, P7C 45. PSR, TxD 46. P8A = D, P8C = D 47. R x T, D4A + 48. P6R, 37. 38 39. 40. 41. 42. 43. . Las blancas se rindieron. Arturo Pomar ha llegado a la categoría de Gran Maestro Internacional. Comentando el Campeonato de USA de 1956, la prensa destaca la actuación de un nuevo fenómeno: «Donald Byrne fue durante bastante tiempo el más peligroso enemigo de Reshewsky, hasta que al final fue batido en forma brillante e inesperada por Bobby Fischer, el nuevo astro del ajedrez norteamericano, que tiene trece años de edad.» En el libro del Torneo de Bled 1961 se escribió : «No hay precedentes en la Historia del ajedrez uni­ versal de un caso tan excepcional como el del nor­ teamericano Robert Fischer, que nació en New York el 9 de marzo de 1 943. Ningún aj edrecista llegó a ser tan gran maestro a la edad en que Fischer se elevó a la consideración del mundo del ajedrez. Se clasi­ ficó campeón de Estad�s Unidos a los catorce años, en 1957.,. En el citado Torneo de Bled q·�edó en segundo lu­ gar, imbatido, a un punto del vencedor, Tahl, a quien venció en su encuentro particular. Se reproduce a continuación su apoteótica victoria sobre Byme, en su primera aparición de importan­ cia, donde su actuación llamó la atención de todo el mundo, como ya se ha indicado. 144 DEFENSA GRUNFELD Blancas: Byrne 1. 2. 3. 4. s. C3AR, P4A, C3A, P4D, A4A, Negras: Flscher C3AR P3CR A2C 0--0 P4D 6. 7. 8. 9. 10. D3C, D x PA, P4R, TID, DSA, PxP P3A CD2D C3C ASC Bobby Fischer aprendió a j ugar cuando tenía seis años, y fue su hermana Joanna quien le enseñó. En 1956, poco antes de este Torneo, ganó el campeonato j uvenil de USA, y su madre publicó un anuncio en la prensa de Brooklyn que decía: «Se solicita un maestro de ajedrez para jugar con mi hij o». 11. 12. 13. 14. 15. ASCR, D3T, P x C, A x P, A4A, CSID! CxC C x P! D3C C x PAD! 16. ASA, 17. RIA, 18. A x D, 19. RIC, 20. RIA, TRIR+ A3R! ! A x A+ C7R + CxP+ E n e l Torneo de Portoroz, 1958, cuando tenía quin­ ce años, su afan era analizar partidas, y allí manifes­ tó : c Smyslov ganará la competición y yo quedaré en cuarto o quinto lugar». En Zurich, 1959, se paseaba leyendo un libro de Tarzán. Antes de j ugar con Keres había dicho : «Lo voy a aplastar». Efectivamente ganó y alguien le regaló un libro en el que se había puesto esta dedicatoria : «A Bobby Fischer, futuro Campeón mundial ». En el Torneo de Candidatos de Bled 1959 se mo­ lestó un poco cuando Tahl dijo que le ganaría por 4 a O. Pero se desquitó en parte al replicar: «Me cortaré una orej a si no gano a Smyslov mañana.» ¡Y Fischer conserva sus dos apéndices auriculares ! 145 21. 22. 23. RlC, RIA, RlC, C7R + C6A + PxA 24. 25. 26. D4C, D x P, P3TR, TST CxT TxP En Leipzig, 1 960, tenía deseos de ganar a Tahl por lo del 4 a O que dij o en Bled, pero la partida resultó tablas. Luego tuvo lugar un breve diálogo : Fischer: -No juega usted mal. Tahl : -Es la primera vez que admite usted eso; pero si yo hubiera perdido, entonces habría jugado como un genio. En la clausura del Torneo Fischer rogó a Tahl que le dej ara leer el porvenir en su mano. Tahl accedió y Bobby comenzó la lectura : «Veo que el próximo cam­ peón mundial será un j oven maestro norteamerica­ no». Entonces Tahl, dirigiéndose a Lombardy, con­ testó: « ¡ Felicidades, William ! » Por fin, en Bled 1 96 1 , Fischer logró ganar a Tahl y se produjo un nuevo diálogo : Tahl : -¿ Qué opina sobre Botvinnik? Fischer: -Es el campeón mundial, pero no es tan fuerte. La razón son sus cincuenta y dos años. Tahl : -¿ Por qué le aumentó dos años a la edad de Botvinnik? Fischer: -Estaba pensando en la edad que tendría cuando yo jugara con él. Tahl : -Desde ese punto de vista, bien hubiera po­ dido decir que tenía setenta años. 27. R2T, 28. TlR, 29. DBD + , 30. C x T, 3 1 . C3A, CxP TxT AlA A4D CSR 32. 33. 34. 35. 36. DSC, P4T, CSR, RlC, RIA, P4CD P4T R2C A4A + C6C + Un dato curioso: El colombiano Cuellar enseñó a Bobby a jugar al billar y resultó un discípulo aven1 46 taj ado. Ello no fue obstáculo para que poco después Fischer ganara de nuevo el Campeonato de USA, esta vez con el 100 por 100 de la puntuación. 37. 38. 39. RlR, RID, RIA, ASC + A6C + C7R + 40. 41. RlC, RIA, C6A + 'liAD + + Es indudable que Tahl y Fischer han añadido fuer­ za al aj edrez y han incrementado el interés mundial por este juego. En la actualidad Fischer está considerado como el más destacado rival de Sapassky para el título mun­ dial. 147 12 A LA CIEGA Un alarde cerebral en los terrenos de las sesenta y cuatro casillas A LA CIEGA Indudablemente una de las facetas más especta­ culares y curiosas del aj edrez es el j uego a la ciega. Llama poderosamente la atención contemplar cómo un j ugador conduce una partida sin ver el tablero, porque no es cosa fácil retener en la mente las inde­ finidas posiciones a que pueden dar lugar las treinta y dos piezas sobre el campo de sesenta y cuatro casi­ llas. Pero si en lugar de un tablero el j ugador con­ duce dos simultáneamente, el esfuerzo imaginativo se duplica, y el espectador se pregunta cómo es posi­ ble retener en la memoria los sesenta y cuatro tre­ bejos bailando en dos pistas, las posiciones que se producen según las posibles combinaciones y los cálculos que han de hacerse antes de afectuar una jugada. Y si el j ugador, en vez de dos tableros, con­ duce simultáneamente cuarenta y cinco ( ! ! ) todas las conj eturas llegan a colmo y el espectador no sale de su asombro. Son 1 .440 piezas heterogéneas, con mi­ siones diferentes, maniobrando en 45 campos distin­ tos. Una proeza rayana en la locura. Y, sin embargo, ese récord ha sido alcanzado por el gran maestro polaco-argentino Miguel Naj dorf. Pero volvamos la cabeza hacia atrás para ver cómo empezó esta interesante especialidad. Pietro Carrera, en su obra « 1 1 Giuoco de gli Scacchi», publicada en Militello ( Sicilia ) el año 1617, asegura que destacaron en el juego a la ciega los italianos Mangliolini de Fio151 renza, Leonardo de Cutri y Paolo Boi, y los españoles Zerone, Medrano y Ruy-López. No obstante, todos ellos jugaban una sola partida sin ver. En la actualidad, conducir un solo tablero a la ciega es cosa corriente entre jugadores de primera fuerza. Las simultáneas sin ver el tablero se inauguran con Philidor. En la Enciclopedia Francesa de 1790, un artículo sobre reminiscencias del aj edrez se expresa de este modo : « Teníamos en París un j oven de diecio­ cho años que juegaba al mismo tiempo dos partidas sin ver los tableros, y vencía a sus adversarios. Estos eran jugadores de primera fila, pero el j oven podía concederles un Caballo de ventaj a aun sin ver el ta­ blero. Este joven era Philidor, hijo de un conocido músico, y él también un gran músico. Constituye uno de los más extraordinarios ejemplos de fuerza de me­ moria e imaginación». Posteriormente, varios maestros realizan esta clase de simultáneas en mayor escala. Morphy juega ocho tableros el año 1 858, en Nueva Orleans; Paulsen, en competencia con el anterior, llega a diez, en Chicago, y Zukertort, en Londres, el año 1 876, alcanza el nú­ mero de 16 simultáneas a la ciega. Pero quien realmente llamó la atención del mundo ajedrecista fue Pillsbury, a raíz de jugar el año 1897 en Philadelfia 21 tableros simultáneos sin ver, de los cuales ganó 14, entabló uno y perdió los seis restantes. Esta actuación decidió a los Organismos competentes a establecer de una forma oficial el ré­ cord mundial de esta especialidad, que fue estable­ cido por el propio Pillsbury en Moscú el 14 de di­ ciembre de 1902, luchando contra 22 j ugadores, ga­ nando 17 partidas, entablando 4 y perdiendo sola­ mente una. Harry Nelson Pillsbury nació en Somerville ( USA) de diciembre de 1 872 y murió en Frankford el 5 152 ( Pensylvania ) el 7 de junio de 1906. Fue compeón de los Estados Unidos, y se cita como una proeza su exhibición a la ciega en Hannover, el 27 de junio de 1 902, contra 21 j ugadores de primera categoría, parti­ cipantes en el Torneo Mayor. El simultaneador ganó tres, entabló once y perdió siete, notable resultado si se tiene en cuenta la fuerza de sus oponentes. He aquí una de estas partidas : ATAQUE MAX LANGE Blancas: Pillsbury 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 1 1. 12. 13. 14. P4R, e3AR, P4D, A4A, 0--0 , PSR, P x e, TlR + , ese, D4e, A4A, C x A, C2D, D x D, P4R C3AD PxP e3A A4A P4D PxA A3R P3eR D4D R2D PxC D4A PR X D Negras: Moller 15. C x P, 16. RIA, 17. e5R + , 18. A x e, 19. TDID, 20. P4AR, 2 1 . T3D, 22. P3TR, 23. R2A, 24. R3A, 25. P4eR, 26. P x P, 27. PSC, 28. P5A!, TRlR P4eD exe R3A mm T2D TRID P4m A3e R2C P x P+ P4A R3A Pillsbury complica el juego realizando notables maniobras hasta conseguir una brillante victoria. 28. 29. 30. 31. 32. 33. , R4A, T3-1D, A x A, R4C, T x T, . . . TIR A2A T4D TxP+ TxT RxA 34. 35. 36. 37. 38. 39. T7R + , T x P, T3T, T3AR, T x T, R3C, R3D P5A R4R R5R PxT+ Rinden 1 53 Si 39 . . . . , P6D; 40. P x P + , P x P; 4 1 . R2A ! y el PAR blanco corona seguidamente. Hasta el 6 de agosto de 1 9 1 9 no se establece un nuevo récord. Esta vez fue el gran didacta Reti, en Haarlen ( Holanda ) , quien jugó 24 simultáneas a la ciega, ganando 12, entablando nueve y perdiendo tres. Richard Reti nació en Pezinch el 28 de mayo de 1889 y murió en Praga el 6 de j unio de 1929. A con­ tinuación, un encuentro victorioso del gran maestro checoslovaco en la citada exhibición, donde conquis­ tó el título de campeón del mundo a la ciega. DEFENSA FRANCESA Negras: Kortman Blancas: Retl l. 2. 3. 4. s. 6. 7. 8. 9. 10. P4R, P4D, C3AD, C3A, ASCR, P5R, D2D, P4TR, A3D, A6TR, P3R P4D P3CR A2C C2R P3AD C2D C3C A2D AXA 1 1 . D x A, 12. A x e, 13. D7C, 14. CSCR, 15. C x PT, 16. C x T, 17. PST, 1 8 . P x P, 19. T7T, 20. P6R!, C4A PR x A TlAR D2R 0--0--0 TxC DSCD PxP TlD Reti ha castigado duramente los errores del adversario y conduce el ataque con toda energía evitando las contrachances de última hora. 20 21. 22. 23. 24. 25. 26. • 1 54 . , PxA+, TlCD, RIA, TlR, RlC, T8R!, . . D x PC CxP DxC+ D x PA D6D + DID D8A + 27. 28. 29. 30. 31. 32. R2T, P3C, R3T, R4T, RSC, R x P! , DSA + D x PA + D8A+ D8T + D8A + Rlden El nuevo rccordman es uno de los maestros más originales de la historia del ajedrez : el húngaro Gyula Breyer, nacido en 1 894; murió el 1 1 de noviembre de 1 922 en la ciudad checa de Presburgo. El 30 de enero de 1921 j ugó en Kassa (Checoslova­ quia) 25 simultáneas a la ciega con el siguiente re­ sultado: + 15 = 7 - 3 La partida que sigue fue jugada en una exhibición a la ciega contra 12 tableros, en Kaschau, el 7 de enero de 1917. GAMBITO DE DAMA Blancas: Breyer P4D, P4AD, P x P, P4R, 5. C3AR, 6. A2R, 7. C3A, 8. 0--0 , 9. A3R, 10. A x A, l. 2. 3. 4. P4D C3AR CxP C3C ASC P3R A2R 0--0 Axe C5A Negras: Kaszonvi 1 1 . P5R, 12. D2R, 13. C4R, 14. P4CR, 15. RlT, 16. TlCR, 17. PSC, 18. C6A + , 19. P x P + , 20. A x e, P3AD C3C CD2D P4AD TIA D2A C4D PxC RlT Breyer va preparando con serenidad y sangre fría ataque, que conduce metódicamente hasta el mate. su 20 21. 22. • 23. 24. . . ., A4R, D5T, P x A, A6T, AXP AxP P4A PXA TICR DxP 25. D7A, TxT+ 26. D x C, TICR 27. T x T, RxT 28. T x T + , 29. D8R + + . 155 Alej in establece una nueva marca el 17 de abril de 1924, en New York, al conducir 26 partidas, de las que gana 16, empata cinco y pierde cinco. Y poco después, el l .º de febrero de 1925, en París, bate su propio récord jugando 28 partidas y mejorando el score : + 22 3 - 3. El doctor Alej andro Alej in nació en Moscú el año 1 892 y murió en Lisboa el año 1 945, siendo campeón mundial, título que arrebató a Ca­ pablanca en 1927. Fue considerado como el luchador genial por excelencia, imponiendo en los torneos su indiscutible superclase. = Poco tiempo estuvo en manos de Alej in este mag­ nífico récord, porque el 7 de febrero de 1925 el incan­ sable Reti vuelve por sus fueros y en Sao Paulo (Bra­ sil ) juega 29 tableros simultáneos a la ciega, de los que gana 20, entabla siete y pierde dos. Brian Harley en Chess and its stars escribió lo si­ guiente : «Poco tiempo después de la hazaña de Ale­ khine en París, un nuevo experto a la ciega aparece en la liza. George Koltanowsky, de Bélgica, conduj o el excepcional número de 30 partidas simultáneas a la ciega con el mismo y claro estilo como juega las partidas de sus encuentros indivi duales. He oído de­ cir que se tienen las mismas posibilidades contra Koltanowsky con su mirada sobre el tablero como contra Koltanowsky sin ver». Efectivamente, el 1 0 de mayo de 193 1 , Koltanowsky se proclamó campeón mundial a la ciega, al enfren­ tarse contra 30 tableros, ganando 20 y entablando las dos restantes, sin que nadie lograra vencerle. Koltanowsky nació en Antwerp el 17 de septiembre de 1903 y tras conquistar el título de campeón de Bélgica se trasladó a USA, donde fijó su residencia. He aquí una de sus mejores partidas en la especia­ lidad del j uego a la ciega. 156 ATAQUE MAX LANGE Blancas: Koltanowsky 1 . P4R, 2. e3AR , 3. A4A, 4. 0--0, s. P4D, P4R C3AD A4A e3A PxP Negras: Trachtenberg 6. PSR, 7. P x e, 8. TlR + , 9. ese, 10. C3AD, P4D PxA A3R D4D D4A Esta partida es un ataque continuo, en donde las negras se baten en retirada hasta el último momen­ to, sin conseguir ni la sombra de una contra-chance. 11. 12. 13. 14. 15. eD4R, e x PA, ese + , C x A, ese + , AlAR RxC RlR R2A R3C 16. 17. 18. 19. 20. P7A, T6R + , P4eR, P4AR, P4TR, A2R A3A D4D e2R Rinden El doctor Alejin, que era ya Campeón mundial, no quiso ser superado por nadie en ningún terreno aje­ drecístico y vuelve a establecer un nuevo récord en Chicago, jugando 32 tableros, el día 16 de julio de 1933. El resultado fue + 19 9 4, y la exhibición duró doce horas y media. La partida que sigue se jugó en esta ocasión. = - DEFENSA ESCANDINAVA Blancas: Alejln 1. 2. 3. 4. P4R, P x P, e3AD, C3A, P4D DxP D4m P3R Negras: Kohler s. 6. P4D, A3D, 7. 0--0 , 8. A.5CR, P3AD C3A A2R 0--0 157 Las negras están ya en inferioridad, cosa que no puede extrañar porque, segúún Koltanowsky, «el des­ aparecido Campeón mundial fue indudablemente el más grande jugador a la ciega de todos los tiempos ». 9. 10. 11. 12. CSR, TlR, D3A, C4R, CD2D TlR ClA DlD 13. 14. 15. 16. TDlD, D x P+ , A x A, T x C! , CxC RlT TxA Rinden La mortal amenaza 17. T4T no tiene parada, ya que si 16 . , T x D ; 17. C x T + y 18. C x D ganando. . . . En esta lucha deportiva por ir superando las su­ cesivas marcas, es otra vez Koltanowsky quien la establece el 20 de septiembre de 1 937, en Edinburgo ( Escocia ) , frente a 34 adversarios, saliendo invicto nuevamente, pues consigue ganar 24 partidas y enta­ blar las 10 restantes. Pero quien dio la campanada llegando al borde de las posibilidades humanas fue Miguel Najdorf. Tras el Torneo de Naciones, celebrado en Buenos Aires el año 1939, el gran maestro polaco comenzó a practi­ car el juego a la ciega en sus giras por las ciuda­ des de la República Argentina, culminando en la ex­ hibición realizada el 9 de octubre de 1943, en Rosario, donde pulveriza el récord de Koltanowsky, estable­ ciéndolo en 40 simultáneas, de las que gana 36, enta­ bla una y pierde tres, lo que representa el 91 por 100 de promedio. Y no contento con esto, en 1947 bate su propio récord jugando 45 tableros simultá­ neos a la ciega. La exhibición tuvo lugar en la Ga­ lería Prestes Maia de Sao Paulo ( Brasil ) , llevando las blancas en 36 partidas y las negras en las nueve restantes. La sesión comenzó el día 24 de enero, a las 21 horas, y terminó al día siguiente, a las 19 h. 40 m., es decir, veintidós horas y cuarenta minutos de lucha continua. Esta proeza estuvo fiscalizada por 158 el doctor Americo Porto Alegre, Presidente de la Fe­ dera�ao Paulista de Xadrez; el doctor C. de Almeida, Secretario de la Federa<;ao Brasileira de Xadrez, y los maestros Eliskases, Engels y Duarte; y controlaron el estado físico del simultaneador los médicos Sergio Blumer, Rodolfo Schreiber y Orfeo D'Agostini; el re­ sultado fue un éxito, pues ganó 39, entabló cuatro y perdió dos, lo que equivale a un promedio del 9 1 p o r 100. Dos percances se produj eron en el transcurso de la exhibición: uno de los adversarios alteró involun­ tariamente la posición del tablero y reclamó una ju­ gada imposible, pero Naj dorf reprodujo la partida, jugada por jugada, y el adversario tuvo que discul­ parse en medio de un atronador aplauso con que el público premió al gran maestro. En otro tablero, el contrincante quiso rendirse por la imposibilidad de seguir la partida a causa de la hora avanzada. Entonces Naj dorf exclamó : c ¡ No, se­ ñor ! , usted tiene una posición buena y debe conti­ nuar la partida; si está usted fatigado que otro le sustituya». Y así aconteció. La siguiente partida corresponde al tablero nú­ mero 42 de la presente exhibición, y constituye un bonito modelo dentro de la especialidad. APERTURA Blancas: M. Najdorf l. 2. 3. 4. 5. P4AD, C3AD, C3A, P4D, C x P, P4R C3AD P3D PxP cxc INGLESA Negras: Camarlnha y Ruy-Rfnsky 6. 7. 8. 9. 10. D x C, P3CD, A2C, P3C, A2C, C3A P3CR A2C 0-0 C2D 159 Naj dorf, después de transcurrido más de un mes desde que realizó la inaudita exhibición, reproducía de memoria las partidas j ugadas con una seguridad asombrosa. 1 1 . D2D, 12. P4TR, 13. PST, 14. P x P, 15. ASD + , P4TD C4A TIC PA x P C3R 16. C4R, 17. D x A, 18. A x e + , 19. �. 20. T x PT! , AxA P3A AXA D3C RxT Y en este momento el blanco anunció mate en seis jugadas de la siguiente forma: 2 1 . T l T + , RlC; 22. TBT + , R2A; 23 . D6A + , RlR; 24. T x T + , R2D; 25. D7C + , A2A; 26. D x A mate. ¿ Podrá ser superada esta increíble y maravillosa marca? Cada vez resulta más difícil mejorar los su­ cesivos récords establecidos; pero además en la ac­ tualidad los j óvenes grandes maestros no dedican atención a esta modalidad, tal vez porque la agota­ dora labor mental que implica el j uego a la ciega no está en relación con la clase efectiva del jugador. Los campeones mundiales de j uego sólido, como Steinitz, Lasker, Capablanca, Euwe, Botvinnik y pos­ teriores han evitado el j uego sin ver, y el propio Morphy manifestó que el j ugar varias simultáneas a la ciega no probaba nada. Lo cierto es que desde la asombrosa proeza de Naj­ dorf han transcurrido casi veinticinco años, y las co­ sas siguen lo mismo. 160 13 LAS MAQUINAS Las experiencias de motorización, desde el engaño hasta la electrónica LAS MAQUINAS La frialdad de la noche había comenzado a con­ densar el vapor de la atmósfera que, para favorecer el sueño húmedo de las flores, se posaba sobre los lindos pétalos, dando una nueva tonalidad a los co­ lores que engalanaban el j ardín circundante del ma­ jestuoso palacio imperial de Viena. El azul turquesa del cielo rielaba en las aguas del Danubio con des­ tellos oscuros, porque las primeras sombras anun­ ciaban que el negro corcel de la noche había cru­ zado ya los umbrales de sus dominios. Era la hora propicia para que la emperatriz María Teresa inicia­ ra una gran fiesta en los salones del Hofburg, resi­ dencia de los monarcas austro-húngaros. Los violinas atacaron los brillantes acordes de un vals y con todo esplendor, entre dos luces, los invitados fueron ocu­ pando sus sitios. Corría el año en que nació Napoleón I , y expiraba el plazo concedido al barón Wolfgang von Kempelen para que cumpliese la palabra empeñada a Su Ma­ jestad Imperial María Teresa de presentar en la fies­ ta el ingenio más maravilloso que se haya conocido. Un año atrás, hallándose en este mismo salón con la Emperatriz, presenciando unos experimentos de física y unos juegos magnéticos que realizaba un francés, llamando la atención de los cortesanos, ma­ nifestó : -No veo nada sorprendente; todo es senci­ llo y cualquiera puede hacer estos juegos. 163 María Teresa respondió : -Si no fuese por vuestra fama de sabio, dudaría de esas palabras, que no vacilaré en creer siempre que presentéis algo más maravilloso e increíble. Kempelen aceptó el reto de eclipsar las habilidades del físico francés y el plazo fij ado fue el de un año. Entre tanto, el sabio se retiró a Presburgo, donde había nacido el año 1734, y se puso a trabaj ar infa­ tigablemente y en secreto para asombrar al mundo con su invento. Por fin, logrado su propósito, cum­ plía su palabra, pues se hallaba en el palacio imperial para presentar en la Corte de Viena su portentosa obra : Un turco autómata que j ugaba al aj edrez. Van der Linde en su libro « Cuentos de Ajedrez» lo describe, más o menos, así : E l autómata consistía e n un cajón d e madera, en forma de mesa de despacho, de 1 ,1 0 m. de largo, 0,65 m. de ancho y 0,80 m. de alto. Por detrás y ado­ sado al caj ón se hallaba sentado un muñeco de ta­ maño natural, vestido luj osamente con traj e de turco. Frente a él, sobre la mesa, se encontraba el tablero de aj edrez con todas sus piezas. La mano derecha del turco se apoyaba en la mesa, mientras la iz­ quierda sostenía una larga pipa oriental. El aparato estaba montado sobre unas pequeñas ruedas, que permitían su fácil transporte de uno a otro lugar. Al comenzar su experimento, Kempelen abría las puertas del caj ón con el doble obj eto de mostrar el mecanismo y alej ar toda posible sospecha por parte de los espectadores de que en su interior pudiera estar escondida una .persona. En el interior del ca­ jón podía verse un complicado complej o de resortes, engranaj es, cadenas, palancas, ruedas dentadas, etc., y además una lamparita encendida que facilitaba el examen de las tripas mecánicas del ingenio, hasta su más íntimo detalle. Tras esta demostración, Kempelen proseguía levan164 tanda la ropa del turco, apareciendo unas piezas de la maquinaria que ocupaban casi la totalidad inte­ rior del muñeco. Por último, hacía rodar el aparato de un lugar a otro de la sala, con lo que se daba cima al estudio anatómico del autómata, dej ando completamente sa­ tisfecho al público espectador. Una vez terminados todos estos preparativos, con los que rodeaba a su experimento de un ambiente propicio, Kempelen cerraba todas las puertas y aber­ turas, y con una llave daba cuerda a la máquina, que producía un ruido similar al de un reloj sometido a esta misma operación. Acto seguido quitaba la pipa al turco, le hacía dirigir la mirada al tablero y todo quedaba a punto para comenzar la partida de aje­ drez. Cuando el autómata h11cía una j ugada, levantaba lenta y acompasadamente su brazo, dirigiéndolo ha­ cia la pieza que iba a mover, abría la mano, cogía el mencionado trebej o, lo colocaba en otra casilla y con la misma parsimonia retiraba el brazo. Todos estos movimientos estaban amenizados por los rui­ dos propios de ruedas y resortes, no muy bien en­ grasados. El autómata jugaba perfectamente, sin cometer errores, y cuando daba j aque hacía una reverencia con la cabeza. Si se efectuaba alguna jugada falsa para engañarle agitaba la cabeza en señal de protes­ ta, cogía la pieza mal jugada y la devolvía a la ca­ silla donde estaba antes de ser movida. Obvio es subrayar que el turco autómata ganaba siempre. La inauguración del ingenio correspondió a Fede­ rico II de Prusia, quien a la sazón se hallaba allí y jugó la siguiente partida : 165 APERTURA FEGATELLO Blanc as : Autómata Negras: Federico 11 l . P4R, 2. e3AR, 3 . A4A, 4. ese, s. P x P, 6. C x PA, 7. D3A + , 8. 9. 10. 1 1. 12. 13. P4R C3AD C3A P4D exP Rxe R3R eDSC e3AD, C x PA + P3TD, CxT RIA, R3D Axe+, RxA e4R + , Rinden D3D + , El espectáculo resultó extraordinario en grado su­ mo. Los espectadores seguían la marcha de la par­ tida, j ugada tras j ugada, llenos de asombro y emo­ ción. No podía concebirse aquel robot con facultades mentales superiores a las humanas. ¿ Cómo es posible que una máquina pueda pensar? Ante esta incógnita no despej ada cualquier explicación resultaba absur­ da. Necesariamente debía de existir alguna trampa, y las miradas se clavaban en Kempelen tratando de descubrir el artificio o la superchería. Pero los años pasaron, millares de personas examinaron el autó­ mata, matemáticos y mecánicos de relieve vieron su funcionamiento ; pero todo en vano. Nadie logró des­ cifrar el enigma y hubo que rendir pleitesía al genio de su inventor. La prensa le prodigó toda clase de alabanzas, con exageraciones sin cuento, y hasta se escribieron libros con plena dedicación a explicar el misterio. El éxito fue tan importante que tras él vino Ja difusión y con ella la fama. Kempelen se ex­ presaba así : «El turco autómata no es sino una ba­ gatela, con un relativo mérito en Jo que concierne a su mecanismo; pero los efectos que tan prodigiosos parecen son debidos exclusivamente a lo atrevido de la concepción original y a Ja acertada elección de los medios que se han empleado para su realización». 166 Pero la gloria tiene sus inconvenientes. Se veía obli­ gado a poner en marcha su invento para satisfacer la curiosidad de cualquier personaj e. Tenía que so­ portar obj eciones tan absurdas como inoportunas. No podía soslayar el elevado número de cartas que le dirigían los sabios de Europa. Tanto disgustó a Kempelen todo este orden de co­ sas que decidió poner fin a ello destruyendo el au­ tómata, pese a que le habían ofrecido por la compra de su invento una importante suma de dinex ..:>; y en plena gloria anunció que su ingenio se había estro­ peado y la avería sufrida en la maquinaria era irre­ parable. Libre al fin del acoso de la popularidad, pudo dedi­ carse a sus estudios favoritos, mientras la maravillo­ sa máquina acumulaba polvo en un desván de la casa. Pero la tranquilidad duró poco tiempo. Los hados le tenían destinadas nuevas aventuras, nuevas proe­ zas, nuevos viaj es y nuevas riquezas. Y esto aconte­ ció algunos años después, cuando el Gran Duque Pa­ blo de Rusia y su esposa visitaron al emperador José 1 1 . Hablaron sobre el autómata y rogaron a Kempelen que arreglase la máquina y la hiciera fun­ cionar de nuevo. Como se hallaba escaso de recursos económicos, pues su fortuna había sufrido un serio quebranto, y vio la forma de restaurarla, al cabo de unos días puso el j uguete en escena, con el mismo éxito anterior, y poco después emprendió una tour­ née por las capitales europeas, cobrando cinco che­ lines por cada persona que deseara presenciar la exhibición. Así vio aumentar su fortuna y su fama, porque igual que había sucedido en su primera épo­ ca, el autómata resistió cuantos exámenes se le hi­ cieron y nadie pudo arrancar el secreto del invenci­ ble jugador mecánico. Kempelen murió en 1 804 y el aparato fue adqui­ rido por Maelzel, inventor del metrónomo musical, el 167 cual continuó las sesiones con el mismo éxito publici­ tario y económico. El propio Napoleón 1 j ugó y su­ frió una derrota frente al muñeco turco. El aparato fue adquirido por el príncipe Eugene de Beauharnais, quien pagó por él 30.000 francos; pe­ ro en 1 8 1 7 Maelzel volvió a adquirirlo y a explotarlo, hasta que de resultas de un proceso j udicial, origina­ do por divergencias surgidas entre los que interve­ nían en el negocio, se reveló el secreto que durante tanto tiempo había tenido en j aque a la curiosidad mundial. En 1 826 Maelzel se llevó a New York el apa­ rato, y luego lo paseó por América del Sur. En uno de estos viaj es, el año 1 837, murió Maelzel y el au­ tómata pasó a ser propiedad del Capitán de Marina Ohl, y tres años después lo compró por 400 dólares el doctor John K. Mitchell, quien lo cedió al Museo Chino de Philadelphia. Durante catorce años per­ maneció allí el célebre turco autómata, hasta que un incendio, ocurrido el 5 de j ulio de 1 854, lo destruyó para siempre. La clave del autómata era un ajedrecista que se es­ condía en su interior. Pero el mérito de Kempelen fue salvar las dificultades para conseguir su idea, y su habilidad para construir el ingenio de manera que el hombre oculto fuera invisible y pudiera ver el jue­ go y mover el brazo del juguete. En los comparti­ mentos interiores, la persona que se ocultaba podía trasladarse de uno a otro lugar, según conviniera, para esquivar las miradas de los curiosos. Muchos de los mecanismos que se exhibían en el interior del autómata eran inútiles y sólo estaban colocados para despistar al examinador. Una vez cerrado el cajón, cuando todo estaba dispuesto para empezar la par­ tida, el ajedrecista oculto se colocaba debaj o del ta­ blero, al cual correspondía otro interior dotado de varias palancas para el movimiento de las piezas. Además, disponía de un tablero de bolsillo para ana- 168 lizar las partida s, que podía ver gracias a la lampa­ rita encendida ya mencionada. Como es lógico, la persona oculta era un jugador de primera catego­ ría para obtener brillantes resultados. Entre los aje­ drecistas que hicieron de autómatas figuran Allgaier, Williams, Lewis , Mouret, etc. Pasados unos cuantos años hubo exhibiciones de otros autómatas, aunque ninguno de ellos con el éxi­ to que alcanzó el de Kempelen. En 1 868 se presentó en Londres el autómata Aj eeb ; en 1 878 apareció en la Exposición de París el llamado Mephisto y, por último, en 1937, en el Parque Máximo Gorki de Mos­ cú, con motivo del cdía del ajedrecista», se exhibió un nuevo autómata dirigido por el maestro mosco­ vita Víctor Lublinski. Un carácter más científico, aunque resolviendo sólo en parte el problema general, reviste el jugador au­ tomático de aj edrez, construido en 1914 por el inge­ niero Torres Quevedo. Se trata de un ingenio mecá­ nico para ganar el final de Rey y Torre contra Rey. La máquina, que conduce el bando fuerte, gana siem­ pre, y cuando se realiza un movimiento ilegal tiene un dispositivo que avisa la irregularidad cometida. A la tercera falsedad el mecanismo se niega a seguir funcionando. En el moderno campo de la cibernética, los cien­ tíficos realizan experimentos muy interesantes en tor­ no al aj edrez, porque resulta muy seductor moldear el pensamiento humano utilizando cerebros electró­ nicos capaces de jugar una partida. En Ja URSS, del estudio de estos problemas están encargados el ingeniero Botvinnik , ex campeón mun­ dial, y el campeón moscovita A. Bichowsky. Precisa­ mente O'Kelly, al relatar las incidencias del match Petrosian-Spassky, celebrado en el teatro de la Es­ trada, de Moscú, para dilucidar el título mundial, co­ menta : «El teatro de la Estrada se encuentra alejado 169 del centro, a orillas del río Moscova, que a cualquier hora se halla animado con barcos de toda clase, y no lejos del teatro está el laboratorio donde Botvinnik trabaj a en la confección de un robot destinado a j ugar al aj edrez». En Europa occidental se realizaron en Amsterdam y Bruselas, entre 1 96 1 y 1963, unas investigaciones para la automatización del trabaj o administrativo, y bajo esta dirección estudiaron el ajedrez electrónico una comisión formada por Euwe y De Groot, de Ams­ terdam, Van Seters y Barzin, de Bruselas, Berg y Lionnais, de París, y Moular, de Liej a. La competencia de esta comisión es innegable, dada la especialidad de sus componentes. Ajedrecistas : Euwe, Van Seters, De Groot, Lionnais y Barzin. Matemáticos : Berg, Euwe, De Groot y Lionnais. Filósofo : Barzin. Programista electrónico : Moular. Los trabaj os realizados fueron definidos como • Es­ tudios de las posibilidades de programar el juego de Ajedrez para aparatos de información electrónica». La base de estas experiencias fueron las partidas jugadas por máquinas, que no llegan a quince, y to­ das igualmente malas, como puede deducirse de la que se inserta a continuación, que no es ni mejor ni peor que sus restantes compañeras. APERTURA KOTROK 170 Blancas: Máquina Negras: Ajedrecista l . e3AD, 2. P3R, 3. P3eR, 4. C4T, 5. ASe + , 6. e3AR, 7. 8. 9. 10. 11. 12. P4D P4AD PSD P4R e2D P3TD AXA Axe+, Axe P x P, A3AD P x PA, D4D 0-0 , P4eR P3TD, e x Pe, D7C + + Se precisa, pues, elevar el nivel de juego de la má­ quina, para lo cual la técnica moderna permite la construcción de calculadoras electrónicas capaces de retener muchos miles de partidas que, en caso nece­ sario, puede añadírseles los análisis pertinentes, a fin de que el ingenio disponga de material suficiente pa­ ra encontrar las jugadas. Pero las dificultades surgen en tropel a la hora de realizar un programa numé­ rico completo. Cuando en 1945 K. Zuse descubrió la posibilidad de utilizar un ordenador electrónico como autómata aj edrecista, se confirmó que la programación de las reglas del j uego puede realizarse fácilmente en una computadora, no así la formulación de estrategias eficaces. En 1950, C. Shannon publicó una clasificación en los programas de j uego, mej orando las experiencias. 1 .º Programas para trabajos segón e l principio de un dic ciona rlo Estos programas consisten en acu­ .- mular posiciones con un signo que las distingan si son ventajosas para las fichas blancas o las negras, y el juego consiste en buscar jugadas que durante el desarrollo de la partida den ventaj a a la computado­ ra. Esto parece fácil, pero si se aplican los cálculos matemáticos, se obtiene un número de posiciones aproximado a 10, elevado a la 43 potencia, a lo que hay que agregar las j ugadas de captura al paso y enroque, y las reglas para partidas tablas. 2.º Programas para la prescripción exacta de fór­ mulas de juego. Si se consideran únicamente las - aperturas que pueden realizarse hasta la jugada 12, se obtiene un número aproximado de 10.000 partidas posibles. 3 .º Programas para funciones de evaluaclón.-La evaluación de fórmulas de juego, por las razones in­ dicadas anteriormente, tampoco resulta posible, y sólo puede ser aplicada a los problemas, en los que 171 se sabe que el mate se produce en un número deter­ minado y conocido de j ugadas . L. Samuel introduj o su famoso progrema de la Da­ ma, sustituyendo las funciones de evaluación exacta, por aproximaciones, refiriéndose al equilibrio mate­ rial, con valores diferentes a la importancia de las figuras. Los coeficientes pueden ser variados durante el curso de la partida. Esto da lugar a dos clases de estrategia, según se emplee la evaluación aproximada en lugar de la función de evaluación exacta, o se eva­ lúen aproximadamente posiciones sucesivas. A esto hay que añadir la «posición muerta», introducida por A. Turing en 195 1 , en la cual no puede capturarse nin­ guna pieza, quedando estable la valoración del equi­ librio material. 4.º Programas de es tudio Están constituidos por las reglas del juego y sólo puede variarse el com­ portamiento estratégico, o los coeficientes de las fun­ ciones de evaluación aproximada, mediante el estu­ dio. Hasta ahora no se ha realizado ninguna pro­ gramación de este tipo. .- De todo lo expuesto se deduce que una computa­ dora provista de un amplio programa numérico, con criterios de ataque, conocimientos de estrategia, nor­ mas para aperturas y finales, puede j ugar bastante bien una partida. Pero este trabajo no está termina­ do y en todo caso la victoria o derota del robot de­ penderá de la calidad de los programas y las posi­ bilidades de la máquina electrónica. Pero la preparación técnica, el temperamento, la originalidad y el genio, que constituyen el «programa• humano del aj edrecista, ¿ podrá ser algún día asimi­ lado por un cerebro electrónico ? ¡ Vivir para ver! 172 I N D I C E M a t e rias Págs. l. Ajedrología . . . 9 2. El error . . . . . . 17 3. La inmortal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 4. Pasatiempo . . . . . . . . . . . . . . . .. . .. . 41 5. Leyenda diabólica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 6. Aj edro grafía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 7. Clasificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 8. Golmayo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 9. Prosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 10. Aj edrez femenino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125 11. Los precoces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137 12. A la ciega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151 13. Las máquinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163 175 FRR