“La Revolución industrial logró automatizar por completo ciertos trabajos físicos. La informática ha conseguido una meta más ambiciosa: automatizar el trabajo mental (al menos, hasta cierto punto). ¿Quién en nuestros días no echa mano, si puede, de una calculadora para realizar operaciones relativamente sencillas?.” “La Revolución industrial logró automatizar por completo ciertos trabajos físicos. La informática ha conseguido una meta más ambiciosa: automatizar el trabajo mental (al menos, hasta cierto punto). ¿Quién en nuestros días no echa mano, si puede, de una calculadora para realizar operaciones relativamente sencillas?.” “La Revolución industrial logró automatizar por completo ciertos trabajos físicos. La informática ha conseguido una meta más ambiciosa: automatizar el trabajo mental (al menos, hasta cierto punto). ¿Quién en nuestros días no echa mano, si puede, de una calculadora para realizar operaciones relativamente sencillas?.” “La Revolución industrial logró automatizar por completo ciertos trabajos físicos. La informática ha conseguido una meta más ambiciosa: automatizar el trabajo mental (al menos, hasta cierto punto). ¿Quién en nuestros días no echa mano, si puede, de una calculadora para realizar operaciones relativamente sencillas?.” 82 + 24 = 64 +16 A1, A2, A3, A4 … Windows CE nació como un sistema operativo de fácil programación, sólido, transparente y que podía implantarse desde un ordenador a una lavadora, nevera o microondas. De hecho, se pensó en integrarlo en todo lo que no fuera un PC. A día de hoy, todavía no lo han conseguido, aunque hay que reconocer que están haciendo todo lo posible para lograrlo. Windows CE nació como un sistema operativo de fácil programación, sólido, transparente y que podía implantarse desde un ordenador a una lavadora, nevera o microondas. De hecho, se pensó en integrarlo en todo lo que no fuera un PC. A día de hoy, todavía no lo han conseguido, aunque hay que reconocer que están haciendo todo lo posible para lograrlo. Windows CE nació como un sistema operativo de fácil programación, sólido, transparente y que podía implantarse desde un ordenador a una lavadora, nevera o microondas. De hecho, se pensó en integrarlo en todo lo que no fuera un PC. A día de hoy, todavía no lo han conseguido, aunque hay que reconocer que están haciendo todo lo posible para lograrlo. Windows CE nació como un sistema operativo de fácil programación, sólido, transparente y que podía implantarse desde un ordenador a una lavadora, nevera o microondas. De hecho, se pensó en integrarlo en todo lo que no fuera un PC. A día de hoy, todavía no lo han conseguido, aunque hay que reconocer que están haciendo todo lo posible para lograrlo. Windows CE nació como un sistema operativo de fácil programación, sólido, transparente y que podía implantarse desde un ordenador a una lavadora, nevera o microondas. De hecho, se pensó en integrarlo en todo lo que no fuera un PC. A día de hoy, todavía no lo han conseguido, aunque hay que reconocer que están haciendo todo lo posible para lograrlo. La mala letra de los médicos y la errónea interpretación de las recetas a mano de farmacias u hospitales causan al año en EEUU la muerte de entre 1.500 y 2.000 personas. Tras esa constatación, recogida en el informe de un organismo estadounidense de protección a los derechos de los pacientes, muchos centros del país han tenido que dar clases de escritura a sus doctores, en espera de generalizar las recetas por ordenador, tampoco exentas de problemas. La mala letra de los médicos y la errónea interpretación de las recetas a mano de farmacias u hospitales causan al año en EEUU la muerte de entre 1.500 y 2.000 personas. Tras esa constatación, recogida en el informe de un organismo estadounidense de protección a los derechos de los pacientes, muchos centros del país han tenido que dar clases de escritura a sus doctores, en espera de generalizar las recetas por ordenador, tampoco exentas de problemas. La mala letra de los médicos y la errónea interpretación de las recetas a mano de farmacias u hospitales causan al año en EEUU la muerte de entre 1.500 y 2.000 personas. Tras esa constatación, recogida en el informe de un organismo estadounidense de protección a los derechos de los pacientes, muchos centros del país han tenido que dar clases de escritura a sus doctores, en espera de generalizar las recetas por ordenador, tampoco exentas de problemas. La mala letra de los médicos y la errónea interpretación de las recetas a mano de farmacias u hospitales causan al año en EEUU la muerte de entre 1.500 y 2.000 personas. Tras esa constatación, recogida en el informe de un organismo estadounidense de protección a los derechos de los pacientes, muchos centros del país han tenido que dar clases de escritura a sus doctores, en espera de generalizar las recetas por ordenador, tampoco exentas de problemas. La mala letra de los médicos y la errónea interpretación de las recetas a mano de farmacias u hospitales causan al año en EEUU la muerte de entre 1.500 y 2.000 personas. Tras esa constatación, recogida en el informe de un organismo estadounidense de protección a los derechos de los pacientes, muchos centros del país han tenido que dar clases de escritura a sus doctores, en espera de generalizar las recetas por ordenador, tampoco exentas de problemas. La mala letra de los médicos y la errónea interpretación de las recetas a mano de farmacias u hospitales causan al año en EEUU la muerte de entre 1.500 y 2.000 personas. Tras esa constatación, recogida en el informe de un organismo estadounidense de protección a los derechos de los pacientes, muchos centros del país han tenido que dar clases de escritura a sus doctores, en espera de generalizar las recetas por ordenador, tampoco exentas de problemas. La mala letra de los médicos y la errónea interpretación de las recetas a mano de farmacias u hospitales causan al año en EEUU la muerte de entre 1.500 y 2.000 personas. Tras esa constatación, recogida en el informe de un organismo estadounidense de protección a los derechos de los pacientes, muchos centros del país han tenido que dar clases de escritura a sus doctores, en espera de generalizar las recetas por ordenador, tampoco exentas de problemas. La enseñanza no ha cambiado demasiado a lo largo del siglo. Los profesores siguen dando clases, con sus ejemplos y sus preguntas, tal como ya lo venían haciendo los antiguos griegos en los primeros años de la moderna civilización. Las escuelas, y sus profesores, suelen ser núcleos de conservadurismo que hoy se ven conmocionados por realidades como que un profesor tenga alumnos que saben bastante más que él de ordenadores, lo que hoy es ya habitual. Los viejos canales de interactividad (profesor con el material docente y el entorno: alumno con el profesor, material docente y el entorno) pasan a ser potenciados de tal forma que la educación ha de ser repensada y redefinida. La explosión del CD-ROM la Net y el nuevo software que facilita las comunicaciones y la navegación por los servicios de información en línea, constituyen un nuevo arsenal de herramientas educativas que, tan sólo, han empezado a dar sus primeros pasos. Como alguien ha señalado, refiriéndose a la multimedia, «es como bombardear adrenalina en el mercado de educación». El nuevo arsenal de herramientas educativas requiere la formación del profesorado como requisito indispensable para su uso generalizado. Si los profesores no son capaces de utilizar los nuevos medios, por omisión, impedirán que sus alumnos lo hagan. La solución estará en que por cada peseta gastada en equipos se gaste otra en formación del profesorado. Los profesores no podrán ser sustituidos por los ordenadores, ya que éstos son meras herramientas de apoyo y estímulo a la educación que aumentan la eficacia de los profesores y que, probablemente, serán más guías en materia de información que simples repetidores de material educativo enlatado. Este cambio irá acompañado —en los niveles de educación correspondiente a las edades del sentido común— de un mayor grado de responsabilidad de los propios estudiantes en su educación. La insurrección en Belgrado expone entre su júbilo el aroma de otras revoluciones iguales hace casi treinta años y la consoladora sensación de que acaso no pasan del todo los tiempos. Los setenta y el final de los años La insurrección en Belgrado expone entre su júbilo el aroma de otras revoluciones iguales hace casi treinta años y la consoladora sensación de que acaso no pasan del todo los tiempos. Los setenta y el final de los años sesenta, especialmente, han regresado a menudo en la La insurrección en Belgrado expone entre su júbilo el aroma de otras revoluciones iguales hace casi treinta años y la consoladora sensación de que acaso no pasan del todo los tiempos. Los setenta y el final de los años La insurrección en Belgrado expone entre su júbilo el aroma de otras revoluciones iguales hace casi treinta años y la sesenta, especialmente, han regresado a menudo en la última década del siglo XX, tal como si la centuria hubiera pretendido rejuvenecerse o como si se resistiera definitivamente a morir sesenta, especialmente, han regresado a menudo en la última década del siglo XX, tal como si la centuria hubiera pretendido rejuvenecerse o como si se resistiera definitivamente a morir consoladora sensación de que acaso no pasan del todo los tiempos. Los setenta y el final de los años sesenta, especialmente, han regresado a menudo en la última década del siglo XX, tal como si la centuria hubiera pretendido rejuvenecerse o como si se resistiera definitivamente a morir La insurrección en Belgrado expone entre su júbilo el aroma de otras revoluciones iguales hace casi treinta años y la consoladora sensación de que acaso no pasan del todo los tiempos. Los setenta y el final de los años sesenta, especialmente, han regresado a menudo en la última década La insurrección en Belgrado expone entre su júbilo el aroma de otras revoluciones iguales hace casi treinta años y la consoladora sensación de última década del siglo XX, tal como si la centuria hubiera pretendido rejuvenecerse o como si se resistiera definitivamente a morir que acaso no pasan del todo los tiempos. Los setenta y el final de los años sesenta, especialmente, han regresado a menudo en la última década del siglo XX, tal como si la del siglo XX, tal como si la centuria hubiera pretendido rejuvenecerse o como si se resistiera definitivamente a morir centuria hubiera pretendido rejuvenecerse o como si se resistiera definitivamente a morir Ella sabía que ésta sería la última vez que escribiría rosas, Pero, pensó que, tal vez las había ordenado antes de morir, puesto que no sabía lo que iba a suceder. A él siempre le gustaba adelantarse, haciendo todo por si acaso estuviera muy ocupado para hacerlas en la fecha indicada. Por eso ella cortaba los tallos y las colocaba en un florero muy especial que ponía a un lado de su Después, se sentaba horas enteras viendo el retrato y las flores Pasó un año y era muy difícil vivir sin su pareja. La soledad la había invadido y parecía su destino. Pero entonces, igual que e otros días de San Valentín, sonó la puerta y encontró las rosas. Entró con ellas en las manos y con gran asombro tomo el teléfono y llamó al florista. SE QUE SU ESPOSO NO ESTÁ DESDE HACE MÁS DE UN AÑO Y SABÍA QUE USTED ME LLAMARÍA,.LAS FLORES QUE USTED ACABA DE RECIBIR, FUERON PREVIAMENTE PAGADAS. SU ESPOSO SIEMPRE ADELANTABA LAS COSAS SIN DEJAR NADA AL DEVENIR. HAY UN PEDIDO EN SU EXPEDIENTE PAGADO POR ADELANTADO PARA QUE RECIBA ÉSTAS FLORES CADA AÑO También debe sabe otra cosa; hay una notita especial escrita en una tarjeta. Esto lo hizo hace muchos años. Esta dice que si yo me enterase que él ya no está, ésta tarjeta se la debo enviar a usted al año siguiente Rosa se mostró agradecida y colgó hecha un mar de lágrimas, con las manos temblorosas y lentamente tomo la tarjeta con la nota la quedo viendo un silencio total. Leyó lo siguiente La vida hay veces que encontramos una amistad especial, alguien que cambia nuestra vida con solo ser parte de ella. Alguien que nos haga creer que hay algo muy bonito y muy bueno en el mundo. Alguien que nos convence que hay una puerta cerrada esperando que se abra con la eterna amistad.