Actitudes científicas a través de la educación para la convivencia Universidad Cooperativa de Colombia Maestría en Educación Módulo de Educación para la convivencia * Pérez Carrero, Carolina **Rodríguez Moreno, Sandra Milena ***Sánchez Mayorga, Lida Del Pilar Bogotá, octubre de 2013 Resumen: Este artículo tiene por objeto presentar los aportes de la educación para la convivencia en el fortalecimiento de las actitudes científicas en los estudiantes de grado segundo del Colegio Cundinamarca IED, específicamente, el trabajo en equipo, la curiosidad y el juicio crítico como herramientas para el cambio social. Palabras clave: trabajo en equipo, cambio social, actitudes científicas, curiosidad, juicio crítico. “Aprender a convivir es una finalidad básica de la educación” Federico Mayor Zaragoza Introducción La investigación que se está llevando a cabo se titula “Fortalecimiento de las actitudes científicas en la enseñanza de las ciencias naturales en niños y niñas de grado segundo de básica primaria del Colegio Cundinamarca IED”. Ésta surge de la preocupación que presentan los maestros y maestras, frente a la falta de capacitación didáctica y disciplinar para enseñar dicha área; por otra parte, las * Pérez Carrero, Carolina: Licenciada en química, candidata a magister en educación Universidad Cooperativa de Colombia. Secretaria de Educación de Bogotá. carito9606@yahoo.es **Rodríguez Moreno, Sandra Milena: Licenciada en biología, candidata a magister en educación Universidad Cooperativa de Colombia. Secretaria de Educación de Bogotá.sandy191277@yahoo.com ***Sánchez Mayorga, Lida Del Pilar: Especialista en multimedia para la docencia, candidata a magister en educación Universidad Cooperativa de Colombia. Secretaria de Educación de Bogotá. lidadelpisama@yahoo.es dificultades que presentan los y las estudiantes en la manipulación de objetos, la utilización de instrumentos y la toma de datos. Adicionalmente, el trabajo en equipo no se considera una herramienta que construya relaciones en el aula, que fortalezcan los procesos de enseñanza-aprendizaje; de esta forma, se planteó el problema de investigación: ¿Qué estrategias pedagógicas permiten fortalecer las actitudes científicas en la enseñanza de las ciencias naturales, en los y las estudiantes de grado segundo del colegio Cundinamarca I.E.D.? Las investigaciones revisadas frente a las actitudes científicas no se han enfocado en la enseñanza de las ciencias naturales en primaria; por lo tanto, para el estado del arte se hizo un recorrido histórico por la modernidad, respecto al desarrollo del pensamiento y las actitudes de los científicos en los tres dominios de las ciencias naturales (física, química y biología); dicha triangulación permitió determinar en primer lugar, que el ser humano, así como gran parte del universo formado, llevan dentro un mundo físico, químico y biológico, el cual hace de éste un todo, por ello, el hombre (él y ella) puede desarrollar sus capacidades y habilidades desde la complejidad para establecer una relación adecuada consigo mismo, con los otros, las otras y con el mundo; en segundo lugar, la necesidad de establecer una interdisciplinariedad y transdisciplinariedad en las ciencias naturales y los demás dominios del conocimiento, que permitan resolver problemas complejos, propios de la sociedad actual, que demanda la utilización de todos los saberes y diversas miradas ante un fenómeno. Teniendo en cuenta lo anterior, esta investigación pretende fortalecer la curiosidad, la elaboración de juicios y la disposición para el trabajo en equipo como actitudes científicas básicas para un buen desempeño de los y las niñas frente a la explicación de fenómenos propios de la ciencia y su relación con la naturaleza que los rodea, desde la visión propia de las ciencias naturales. El sustento teórico de esta investigación se basa en el pensamiento complejo de Morín (1999), quien considera que “la educación debe promover una inteligencia general apta para referirse, de manera multidimensional, a lo complejo, al contexto de una concepción global”; El desarrollo evolutivo del niño y la niña, de acuerdo con Piaget (1970), los niños y las niñas son especiales, únicos e irrepetibles, son seres complejos que poseen capacidades y habilidades que en su desarrollo permiten observar claramente el adulto que se está formando y las directrices del Ministerio de Educación Nacional MEN (2007), donde se plantean los estándares curriculares para las ciencias naturales; como base para diseñar un ambiente de aprendizaje adecuado para la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias naturales, que permita fortalecer las actitudes científicas ya mencionadas y a su vez preparar a los y a las estudiantes en la resolución de problemas en el contexto social complejo y cambiante en el que están inmersos e inmersas. Dicho marco teórico, condujo al planteamiento de la hipótesis: Los ambientes de aprendizaje basados en el pensamiento complejo contribuyen al fortalecimiento de las actitudes científicas en los niños y las niñas de segundo grado de primaria del Colegio Cundinamarca IED. La metodología que se plantea en la investigación, es de tipo descriptivointerpretativo, ya que se pretende especificar las características y perfiles de aprendizaje de cada uno de los y las estudiantes frente a las ciencias naturales y las actitudes científicas presentes en el aula de clase; posteriormente, con la información recogida a través de la observación directa, el diario de campo y el revelador del cociente triádico, se interpretan los datos, con el fin de proponer la estrategia o ambiente de aprendizaje adecuado para fortalecer dichas actitudes. De acuerdo con De Gregori (2002), la lectura del revelador del cociente triádico es fundamental, ya que establece los niveles de desarrollo de las funciones cerebrales y el estilo de aprendizaje de cada estudiante. A su vez, estas funciones están íntimamente relacionadas con las actitudes científicas de la siguiente manera: cerebro derecho: curiosidad; cerebro izquierdo: elaboración de juicios; y cerebro central: trabajo en equipo. Discusión Para interactuar con los niños de segundo grado de primaria resulta relevante tener en cuenta que ellos establecen una relación muy cercana con los docentes, confían en los “conocimientos” que éstos les imparten y muchas veces son su modelo a seguir por encima del ejemplo impartido de sus padres; en el ejercicio del ser maestro es conveniente que el docente sea consciente de esta situación y en su quehacer diario se interese en crear vínculos con los niños y niñas, ya que esto hace más gratificante el proceso de co-construcción de conocimientos, de acuerdo con Velandia (2013) “establecer el vínculo requiere de la capacidad de experienciarse en el amor. El amor parte del principio del reconocimiento del(a) otro(a) como un(a) auténtico(a) otro(a), es decir, es aceptarlo(a) como es, hacerlo(a) legítimo(a) al igual que legitimar sus circunstancias, su manera de experienciar el mundo, de explicarlo, de emocionarse ante él”. Adicionalmente, este vínculo despierta en los niños y niñas una motivación intrínseca que se refleja en sus actitudes, esta es una ventaja que permite encaminar a los niños y niñas hacia el alcance de logros propuestos acordes a sus edades, intereses y necesidades. Los niños desarrollan sus actitudes científicas justamente en el encuentro con otros y otras, con la naturaleza y con todos los elementos del entorno en el cual se encuentran inmersos, por esta razón es importante propiciar espacios en donde los niños y niñas tengan la posibilidad de experimentar una enseñanza de buena calidad, en acuerdo con Fernández Pérez citado por Velandia (2013) la enseñanza de buena calidad es aquella que permite al estudiante ser más responsable, más solidario, más creativo, más feliz y más capaz de intervenir sobre sí mismo, sobre su entorno físico y sobre su entorno social. La responsabilidad de esta enseñanza de buena calidad recae principalmente en la escuela, más exactamente sobre los maestros, por ello es necesario que éstos tengan presente que el interactuar con los niños y niñas no se limita al encuentro en el aula, por el contrario va mucho más allá, para ellos (niños y niñas) representa la oportunidad de descubrir sus habilidades, destrezas, capacidades e incluso sus limitaciones y las de sus pares, además es allí en donde empiezan a construir su propia versión del mundo en el que se encuentran inmersos y tienen la posibilidad de comenzar a ingeniar estrategias para transformarlo y mejorarlo. Los niños en estas edades (6 a 7 años) aún son un poco egocéntricos y tienden a considerar que sus ideas acerca de un tema son las únicas valederas sobre las demás, es necesario encaminar a los niños y niñas en la solución de conflictos ya que de acuerdo con Galtung citado por Velandia (2013) el conflicto puede surgir desde diferentes fuentes como por ejemplo, explicaciones que damos acerca de algo, en el juego triádico subgrupal o en la estructura cerebral. No se puede desconocer que los niños y niñas siempre que se encuentran interactuando generan discusiones sencillas que pueden desencadenar en agresiones físicas y/o verbales, por ende para que se puedan alcanzar los objetivos propuestos necesariamente necesitan de un conciliador el cual contribuirá a rescatar los aportes de cada uno desde sus individualidades sin anular o menospreciar ninguna opinión; justamente es en este proceso en donde los niños y niñas son participes en la co-construcción del conocimiento, en donde pueden reconocer la importancia de la existencia de otros en su vida para la comprensión de conceptos y más aún para su aplicación. La educación para la convivencia contribuye al desarrollo integral de los seres humanos, en este caso, se resalta su aporte en el fortalecimiento de algunas actitudes científicas, que como se mencionó anteriormente, se entrecruzan con las funciones cerebrales, a saber: Juicios críticos De acuerdo a Velandia (2013), al valorar se establece un juicio que es comparativo y está condicionado por la experiencia, las explicaciones y las emociones. Por lo tanto, es importante hacer un ejercicio de tolerancia, respeto y aceptación hacia el otro y su esencia, porque en un trabajo de equipo emergen todas estas características propias de cada uno, y la subjetividad no debe primar al establecer un juicio crítico, sino que por el contrario, debe permitir descubrir y valorar la diferencia de pensamientos, de vivencias y percepciones de la realidad que tienen los otros y las otras ya que pueden aportar y enriquecer las propias. En cuanto a la actitud de juicios críticos, es fundamental comprender el papel del lenguaje en los diferentes ámbitos del ser humano; de acuerdo con Velandia (2013), cuando se habla, se actúa, y por ende se transforma la realidad. Por lo tanto, la construcción de un lenguaje y una forma adecuada de expresar el mundo desde el punto del observador, permite crear mundos posibles, donde la capacidad de escucha y proposición de alternativas de vida, genera una nueva forma de ver y sentir la sana convivencia. De acuerdo a Velandia (2013), la capacidad de hacer juicios críticos está ligada a la capacidad de escuchar a los otros y las otras. Es decir, que en la medida que me reconozco, y reconozco al otro, se puede construir contextos de participación, democracia en la cual se posibilita la co-construcción de una sociedad que propenda por el desarrollo personal y comunitario, en pro del mejoramiento de la calidad de vida. Trabajo en equipo De acuerdo a Velandia (2013) el trabajo en equipo parte del reconocimiento del otro como un auténtico otro y es “una serie de estrategias, procedimientos y metodologías que utiliza un grupo humano (grupo de trabajo) para lograr las metas propuestas”. El aula de clases, desde el dominio de las ciencias naturales debe fortalecer los lazos entre estudiantes, con el ánimo de generar el trabajo en equipo como una herramienta fundamental no solo para el trabajo en la escuela sino para la vida, en la cual se entretejen según Velandia (2013), “relaciones de dominación, relaciones de dependencia, relaciones negociadas”. Quiere decir, que de acuerdo al rol del sujeto, su desarrollo cerebral y la función social que desempeña, es necesario identificarlas en los y las estudiantes para fortalecerlas y aprovecharlas a la hora de tomar decisiones de impacto escolar, familiar y social. Precisamente, refiere Velandia (2013), que es fundamental “reconocer que la dinámica social depende de la cultura y las relaciones sociales”. Cada actitud personal afecta a los demás en su pensamiento, la toma de decisiones y el contexto en general. La participación individual trasciende las fronteras de la escuela, de tal forma que el sujeto se vuelve agente activo del cambio social. Desde los primeros años de escolaridad, los niños y niñas pueden intervenir en los cambios significativos que se generan en la sociedad, y que poco a poco se hacen más evidentes con el paso de los años. Curiosidad La curiosidad no solo se debe entender desde el ámbito de las ciencias naturales. En la actual sociedad es necesario enriquecer la curiosidad por explorar los fenómenos naturales y sociales. De hecho, según Nowotny ( 2011), “la curiosidad es una de las capacidades cognitivas del cerebro con las que se explora el mundo… necesaria para transformar el mundo, integrado a las prácticas culturales y anclado a una estructura social para desarrollar todo su potencial”. Es decir, que la curiosidad por sí misma debe partir de lo biológico y trascender a lo social, basándose en el referente cultural para producir nuevas maneras de conocer. Nowotny (2011), explica que “Por sí mismo, el cerebro puede hacer bastante poco. Las fuentes de experiencias son necesarias y pueden ser, primero, individuales, pero para poder materializar la experiencia es necesario que esas fuentes sean procesadas por medio de la cultura y las sinergias que surgen de la interacción con muchos otros cerebros humanos”. Es allí, donde la participación social es la base de la co-evolución de la ciencia, la tecnología, la cultura, los sistemas políticos y económicos; por tanto, desde la infancia se deben fortalecer la curiosidad como eje central del cambio social; de lo contrario, pueden seguir las transformaciones de la sociedad, sin un impacto que propenda por el mejoramiento de la calidad de vida, basada en los principios de autonomía, libertad, democracia y respeto por el otro. Según Ogburn, citado por Velandia (2013), “existe un desequilibrio entre la naturaleza biológica y la expresión cultural del hombre, que pasará a ser más profundo tras cada nueva conquista de la ciencia y de la técnica”. En este sentido, la curiosidad innata, que lleva a la explicación y creación de ciencia, debe llevar consigo el componente social ,que permita que la ciencia avance a la vez con la cultura, ya que este desfase, ha hecho que la ciencia y sus descubrimientos pasen por encima de los valores éticos, religiosos y morales. Cada una va en contravía, generando una doble moral, que a la fecha ha devastado la sociedad. Conclusiones La educación para la convivencia aporta a la investigación, “Fortalecimiento de las actitudes científicas en la enseñanza de las ciencias naturales en niños y niñas de grado segundo de básica primaria del Colegio Cundinamarca IED”dado que algunas de las temática del curso, hacen énfasis en la propuesta del trabajo en equipo y justamente ésta es una de las actitudes científicas, además de la curiosidad y de la elaboración de juicios críticos que se pretenden fortalecer en dicha investigación. La posibilidad de transformar y mejorar el mundo está en manos de los niños y las niñas de hoy, son ellos quienes asisten a la escuela y establecen una relación directa con su maestro, el cual debe reconocer en ellos y ellas sus actitudes científicas y plantear estrategias para fortalecerlas; para ello se hace necesario que construya una relación horizontal de pares con sus estudiantes, dado que a través de las emociones el aprendizaje se hace más significativo y duradero. A través del fortalecimiento de las actitudes científicas también se puede mejorar la sana convivencia en los niños y niñas. Bibliografía De Gregori, Waldemar. (2001). Construcción Familiar-Escolar de los tres cerebros. Editorial Kimpres Ltda. Bogotá. Morín, Edgar. (1999). Los siete saberes para la educación del futuro. Unesco. Paris. Nowotny, Helga. (2011). La curiosidad Insaciable: la innovación en un futuro frágil. UOC Ediciones, Berlín. Webgrafía Ministerio de Educación Nacional. (2007). 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