En la ciudad de Santa Fe, a los 10 días del mes de Febrero del año dos mil doce, se reunió en Acuerdo Ordinario la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Santa Fe, integrada por los Dres. Edgardo I. Saux, Abraham L. Vargas, y Armando L. Drago, para resolver los recursos de nulidad y apelación interpuestos por la parte actora (fs. 228) y concedidos por el A quo (fs. 230) contra la sentencia de fecha 29 de octubre de 2010 (fs. 223/225) dictada por el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la Sexta Nominación en los autos caratulados “GUERRA, JORGE LUIS (fallecido) C/ AYALA DE VIDAL, MIRTA LILIANA S/ ORDINARIO” (Expte. Sala I N° 77 – Año 2011). Acto seguido el Tribunal estableció el orden de votación conforme con el estudio de los autos – Saux, Vargas y Drago, y se planteó para resolver las siguientes cuestiones: 1era.: ¿Es nula la resolución recurrida? 2da.: ¿Es ella justa? 3era.: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictarse? Determinado el orden de votación en cuya virtud éstos pasan a estudio, a la primer cuestión, el Dr. Saux dijo: El recurso de nulidad que la actora interpusiera (fs. 228), no ha sido sostenido en este grado jurisdiccional. Ello, unido a que no se advierte en la sentencia alzada, ni en el procedimiento que le ha precedido, vicio alguno que permita su invalidez de oficio, hace que a esta cuestión vote por la negativa. El Dr. Vargas expresó, a su vez, iguales razones en términos semejantes y votó, por consiguiente, en igual sentido. A la primer cuestión, el Dr. Drago dijo: Habiendo tomado conocimiento de estos autos y existiendo votos totalmente concordantes de dos jueces, de conformidad al art. 26 de la Ley 10.160 y a la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, me abstengo de emitir opinión. Respecto a la segunda cuestión, el Dr. Saux dijo: Por intermedio de apoderado, Jorge Luis Guerra, promueve demanda de juicio ordinario por cobro de pesos contra Mirta Liliana Ayala de Vidal por la suma de $ 10.200 más intereses, desvalorización monetaria si correspondiere y costas. Explica que en fecha 11/08/98 vendió a la demandada un inmueble ubicado en calle Servado Bayo N° 8750 de la ciudad de Santa Fe por boleto de compraventa, pactándose el precio en la suma de $ 23000 pagaderos en la suma de $ 8000 al momento de suscribirse el contrato, $ 3000 mediante un pagaré a la vista y el saldo en sesenta cuotas iguales, mensuales y consecutivas de $ 200 cada una con vencimiento la primera el día 10 de octubre de 1998 y las restantes los días diez de los meses subsiguientes. Expresa que la posesión del inmueble se tomó el día 30 de septiembre de 1998 y la escritura traslativa de dominio se formalizaría a partir de los 120 días contados a partir de la suscripción del boleto, siendo a cargo de la compradora los gastos de escrituración del inmueble. Explica que la demandada en las fechas convenidas comenzó a abonar las cuotas de $ 200, pagando un total de 24 cuotas y dejando de cumplir con sus obligaciones a partir de la cuota correspondiente al 10 de octubre de 2000, adeudando a la fecha de presentación de la demanda, un total de 36 cuotas de $ 200 con más la cuota de $ 3000 que elevan la deuda a $ 10200 en concepto de saldo de precio. Sostiene que las partes acordaron en la cláusula octava del contrato que la falta de cumplimiento de las obligaciones generaría un interés del 0.10% diario, y que su parte realizó gestiones y reclamos tendientes a obtener el cumplimiento, en concreto el día 26 de julio de 2004 intimó a la demandada mediante carta documento Nro. 00082227 sin obtener respuesta alguna. A fs. 24 se declara rebelde a la demandada atento no haber comparecido a estar a derecho. Corrido traslado de la demanda (v. fs. 26), se presenta por intermedio de apoderado la accionada Mirta Ayala de Vidal, negando los hechos esgrimidos en la demanda y expresando que reconoce como cierto el hecho de haber comprado a la actora en fecha 11 de agosto de 1998 por boleto de compraventa el inmueble ubicado en calle Servando Bayo N° 8750 de la ciudad de Santa Fe por la suma de $ 23000, habiendo abonado al suscribir el mencionado instrumento la suma de $ 8000 como principio de ejecución, tomando posesión del mismo el día 30 de septiembre de 1998, pagando posteriormente la cantidad de 24 cuotas de $ 200. Explica que en la cláusula novena del contrato se establece que la escritura traslativa de dominio se formalizará a partir de los 120 días contados “a partir de la fecha” (11/08/98); considerando que ese plazo comenzó a correr a partir del día 11/12/98, momento desde el cual podría su parte reclamar la escritura traslativa de dominio del inmueble a su nombre, sin que la misma se pudiera efectivizar por culpa exclusiva del vendedor ya que pesaba sobre el inmueble un embargo sobre derechos y acciones a nombre del actor inscripto bajo el N° 90006 de fecha 21/10/96 y sobre minuta 65086 y su notificación 66515 de fecha 30/06/98. Expresa que el actor en la cláusula sexta del boleto de compraventa declara que el inmueble que transfiere a la compradora se encuentra libre de todo tipo de gravámenes, pero en la práctica el terreno del inmueble vendido le pertenecía a la Municipalidad de Santa Fe, lo que se corrobora en el oficio de embargo donde consta que a Guerra sólo se le pueden embargar derechos y acciones, lo que también se constata en la copia de la escritura correspondiente al inmueble inscripto al T° 266 Par T° 489 N° 3468, Departamento La Capital, donde se establece la donación gratuita a favor del Municipio y el embargo de los derechos y acciones correspondientes al boleto de compraventa de Guerra. Agrega que en fecha 18/07/2001 se envió carta certificada a la actora donde se intima a la misma a proceder al levantamiento del embargo, denunciando el apercibimiento de la cláusula décima del boleto de compraventa que preceptúa que si la escrituración no pudiese suscribirse en el plazo previsto -120 días corridos desde que se suscribió el instrumento- por causas imputables a cualquiera de las partes ambos se reservan el derecho de demandar el cumplimiento judicial del contrato con los daños y perjuicios que pudieran corresponder, respecto de lo cual no recibió respuesta alguna. Por decreto de fecha 21/04/2008 (v. fs. 46) se tiene por no contestada la demanda por extemporánea. Habiendo fallecido el actor -Jorge Luis Guerra (v. fs. 63)- comparecen en representación del mismo sus herederos (v. fs. 67 y 69). Abierta la causa a prueba y clausurado el período probatorio, se agregan las de actor (v. fs. 83/132) y las de la demandada (v. fs. 133 y sgtes), alegan las partes (el actor a fs. 217/218 y la demandada a fs. 219/219 vto.), quedando los autos en estado de dictar sentencia. Por sentencia de fecha 29/10/2010 (v. fs. 223/225), el juez a quo rechazó la demanda instaurada con costas a la actora. Para así decidir consideró que la falta de contestación por parte de la accionada por haber sido extemporánea supone la presunción iuris tantum de reconocimiento de los hechos expuestos en la misma (art. 143 del CPCyC), lo que no implica que necesariamente deba acogerse la acción instaurada ya que deben verificarse la existencia o no de los presupuestos de procedencia de la acción o los requisitos de admisibilidad de la misma. Sostiene que tratándose el boleto de compraventa en que se funda la acción de un contrato conmutativo a tenor de lo establecido en el artículo 510 del Código Civil, respecto de las obligaciones recíprocas de uno de los obligados no se incurre en mora si el otro no cumple o no se allana a cumplir la obligación que le es respectiva, en concordancia con lo que establece el artículo 1201 del Código Civil que autoriza a excepcionarse del cumplimiento de una obligación interdependiente y recíproca si la otra parte no cumple. Explica que en las presentes, según las condiciones que pactaran las partes en el contrato de compraventa, el vendedor se obligó a otorgar la correspondiente escritura traslativa de dominio a favor de la compradora a los ciento veinte días desde la suscripción del boleto aludido, plazo que venció mucho antes de que la compradora dejara de cumplir con el pago de las cuotas estipuladas, lo que según la demanda ocurrió el 10/10/2000, siendo que hasta el momento no se ha otorgado dicha escritura según informativa del Registro General de la Propiedad según la cual el inmueble continúa inscripto a nombre de Jorge Luis Guerra y ha sido reconocido en el alegato por el accionante y sin el ofrecimiento de cumplir con la obligación de otorgar la misma. Considera que según lo establecido en el artículo 509 del Código Civil en las obligaciones a plazo, la mora se produce por su sólo vencimiento sin necesidad de intimación o interpelación alguna. Agrega que si al cumplirse el plazo mencionado el vendedor se encontraba imposibilitado de satisfacer su obligación de escriturar pese a haber manifestado en el boleto de compraventa que el inmueble era de su propiedad pero se encontraba inscripto a nombre de la Municipalidad de Santa Fe, una vez lograda la inscripción del dominio a su nombre (lo que aconteció el 12/12/01) tampoco cumplió con dicha obligación ni ofreció hacerlo. Por lo que concluye que la demandada no incurrió en mora en el pago de las cuotas convenidas en el contrato, correspondiendo el rechazo de la acción. Interpuesto recurso de apelación (v. fs. 228) por la actora y radicados los presentes en esta sede, expresa agravios la apelante (v. fs. 248/251) sosteniendo que la sentencia impugnada deroga lo dispuesto en el artículo 143 del CPCyC ya que no aplica el principio de congruencia atento a que resuelve cuestiones que no fueron planteadas por las partes y que tienen fundamento en defensas que el juzgador introduce ilegítimamente. Expresa que el sentenciante aplica de oficio una excepción (“exceptio no adimpleti contractus”) que sólo puede ser opuesta por la parte demandada, debiendo la sentencia limitarse a los hechos constitutivos de la litis -demanda y contestación- y los hechos probados, y si bien se encuentra autorizado a calificar la pretensión, defensa o excepción en el caso de haber sido erróneamente formulada, no puede cambiarla por otra y tampoco introducirla de oficio; aclarando que la excepción de incumplimiento contractual debe deducirse al contestar la demanda y si fue deducida en otro momento procesal es extemporánea. Sostiene que la acción que se introdujo no fue por la resolución del contrato de compraventa sino para obtener el cumplimiento del mismo. En cuanto a lo que establece la cláusula novena del contrato de compraventa, explica que la misma refiere a que la escritura traslativa de dominio se formalizará a partir de los 120 días contados a partir de la fecha consignada en el boleto, lo que indica que a partir de ese momento es que se puede otorgar la escritura y no que “inexorablemente” en esa fecha se deba formalizar; por lo que concluye que el actor no se obligó a otorgar la escritura un día determinado, ya que no contrajo una obligación a plazo y por lo tanto no incurrió en mora automática de la que prevé el artículo 510 del Código Civil. Expresa que la escritura es una obligación recíproca de las partes y si una de las partes no cumple con las obligaciones a su cargo, debe ser puesta en evidencia por la otra, la debe intimar. A fs. 254/255 contesta agravios la demandada, sosteniendo que el actor en ningún momento cumplió ni se allanó a cumplir con la obligación que le correspondía de escriturar el inmueble a nombre de Ayala de Vidal según lo pactado en el boleto de compraventa. Agrega que independientemente que no se tome en cuenta la contestación de la demanda por extemporánea, el juez a quo aplicó el derecho correcto para obtener una sentencia justa y no contradictoria. En ese orden de ideas, en primer lugar debe analizarse el agravio esgrimido por la actora apelante relativo a la aplicación de lo normado por el artículo 143 del CPCyC atento a la falta de contestación de la demanda. Respecto de ello se advierte en el sublite que según las constancias obrantes en autos, por proveído de fecha 21/04/2008 (v. fs. 46) se tuvo por no contestada la demanda por extemporánea, lo que adquirió firmeza. Frente a este situación el agravio de la actora apelante se circunscribe a lo normado por el artículo 143 del CPCyC, en cuanto dispone que “la falta de contestación de la demanda ... implica el reconocimiento de los hechos articulados por el actor ...”. Al respecto, se debe partir de la premisa que la contestación de la demanda tiene para el demandado la misma importancia que la demanda para el actor porque fija el alcance de la controversia y es a partir de allí que “la falta de contestación de la demanda implica un reconocimiento de los hechos expuestos en el escrito inicial y crea una presunción de verdad de los sucesos afirmados por el accionante ...La sanción que el art. 143 CPC prevé es un reconocimiento implícito de los hechos articulados por el actor ... mas no conlleva la admisión lisa y llana de la pretensión en razón de que es el juez el que debe determinar si el hecho reconocido se encuentra amparado en una norma abstracta, con aptitud suficiente como para generar algún derecho” (esta Sala, 10/10/01, “HSBC Banco Roberts S. A. c/ Noseda Alcides J. s/ Demanda Ordinaria”; F° 115 T° 49). Es que la presunción que dimana de la incontestación de la demanda no es absoluta y no conlleva la indefectible consecuencia de la admisión de la demanda por parte del Tribunal (v. esta Sala, 21/10/2010, “Berga, Norberto Aníbal c/ Balestiere, Salvador s/ Juicio Ordinario” F° 497 T° 8). De lo que deviene que la falta de contestación de la demanda no basta por sí sola para el progreso de la acción, sino que deben aportarse al juicio elementos de convicción que confirmen los hechos esgrimidos en la acción; ya que “... no existe un imperativo que obligue al juez a tenerlos por reconocidos, sino que aquellos supuestos tienen un valor relativo que debe apreciarse a través de los demás elementos de juicio existentes en autos” (Carlos Ghersi, “La demanda civil”, Editorial Aretua La Plata, 1983, pág. 258)”, (esta Sala, 26/11/99, “Okseniuk, Daniel c/ Asueta Rene y otro s/ Demanda Ordinaria” F° 19 T° 48 F). Esto sentado, en lo que concierne a la existencia de la deuda reclamada en la demanda (como saldo insoluto del precio de compraventa pactado en el boleto respectivo), cabe concluir que conforme al material aportado en autos por parte de la accionante (v. documental acompañada al presentar la demanda, cuaderno de pruebas) y así también el reconocimiento de deuda que efectúa la demandada no sólo en la contestación de la demanda sino también en la absolución de posiciones de fs. 131/132 y en su alegato 219, no se pueden cobijar dudas relativas a su acreditación. Ahora bien, a partir de allí debería abordarse el agravio referido a la excepción de incumplimiento contractual que invoca el sentenciante y que lo lleva a decidir el rechazo de la pretensión, ya que el mismo lo fundamenta en la circunstancia que el vendedor incumplió con la obligación de escriturar el inmueble, a pesar de haberse establecido dicha obligación en el contrato, a tenor de lo normado en el artículo 509 y 1201 del Código Civil. Lo dicho implica esclarecer en primer lugar, la oportunidad procesal en que la excepción fue deducida y por quién fue opuesta. Se sigue que la referida excepción fue introducida en el decisorio oficiosamente y no articulada por la accionada ya que la extemporaneidad de la contestación de la demanda y la inexistencia de reconvención así lo evidencian. En relación a ello, debe señalarse que la misma “funciona como una excepción dilatoria no procesal sino de fondo y se opone al contestar la demanda. Debido a ello, se resuelve en la sentencia definitiva y no antes” (v. Código Civil comentado dirigido por Santos Cifuentes, Editorial La Ley, 2003, Buenos Aires, pág. 72). Ante tal extremo debe mencionarse que un sector de la doctrina se orienta a destacar el carácter relativo de la misma en el sentido que “no puede ser aplicada de oficio por el juez, ni exigirla como condición previa al traslado de la demanda. Las partes pueden renunciarla tácita o expresamente” (Cifuentes, Santos, op. cit. pág. 72). Pero frente a dicha postura, jurisprudencialmente se ha sostenido que la excepción de incumplimiento contractual “no requiere ser opuesta en términos sacramentales ni tampoco que sea alegada expresamente como excepción, bastando que de los hechos o argumentaciones expuestos al contestar la demanda o de las imputaciones y cargos efectuados por el actor, resulte que se la ha esgrimido como defensa de fondo” (CNCiv., Sala A, 22/06/2000, LL 2001-B-738). En síntesis, de adoptarse un criterio amplio, se permitiría el análisis de la misma y su procedencia. De la mecánica operativa de la excepción de incumplimiento contractual prevista en el artículo 1201 del Código Civil, se colige que para que la misma sea aplicable se requiere “la existencia de un contrato bilateral, en el cual las prestaciones de las partes se encuentren en situación de interdependencia ... si el excepcionante hubiese cumplido u ofreciese cumplir con su prestación propia” (v. esta Sala, 25/6/97, “Massaro Fernando Jorge c/ Alaniz, Anibal Alejandro y O. s/ Demanda Ordinaria” F° 403 T° 45); en otras palabras “... para que proceda el ejercicio de la excepción es necesario: - Que la obligación de actor y demandado sea de cumplimiento simultáneo -no escalonado o en tiempos diferentes-, - que el incumplimiento por el actor revista gravedad suficiente, y que no pueda imputarse incumplimiento al excepcionante” (comentario de Jorge Mosset Iturraspe en la obra Código Civil Comentado -Contratos Parte General- dirigido por Jorge Mosset Iturraspe y Miguel A. Piedecasas, Editorial Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2004, pág. 419). Dicho esto, el argumento sobre el que radicaría la excepción de incumplimiento contractual sería el hecho que el actor no formalizó la escritura traslativa de dominio según se había pactado en la claúsula novena del contrato de compraventa. Cotejando el material probatorio colectado surge que el boleto de compraventa data de fecha 11/08/1998 y, estableciéndose entre sus cláusulas más relevantes la fecha de entrega de la posesión el 30/09/98, la obligación de escriturar a partir de los 120 días de la suscripción del boleto. Asimismo es relevante la fotocopia de escritura del inmueble de fecha 9/11/2001 a favor de Guerra por parte de la Municipalidad de Santa Fe y el reconocimiento de lo adeudado por parte de la demandada y reconocimiento de intimación por parte del actor para que abone la deuda (v. audiencia de fs. 131/132). Del análisis de tales elementos se advierte en primer lugar que en la obligación de escrituración pactada en la cláusula novena del boleto de compraventa, no se determina sobre cuál de las partes pesaba la misma, por lo que debe concluirse que recae sobre ambas partes por igual. A ello se suma que la demandada en ningún momento probó el extremo por ella invocado que los gravámenes que pesaban sobre el inmueble objeto del contrato impedían la escrituración del mismo. Si bien en autos la demandada acompañó en fotocopia simple (v. fs. 36/36 vto.) oficio donde surge la existencia de cautelares que datan del año 1996 sobre los derechos y acciones de Guerra emergentes del boleto de compraventa a su favor, no se acredita la subsistencia de las mismas y fundamentalmente la circunstancia de que éstas hayan impedido la escrituración así como tampoco que la accionada haya intentado siquiera haber promovido las medidas necesarias para lograr el acto escritural ambicionado. De tal modo la conducta asumida por la accionada no sólo se limita a la inacción en cuanto a la pretensión de escrituración (debiendo haber generado acciones positivas tendientes a lograrlo), sino que se suma a ello que desde el año 2000 adeuda el pago de las cuotas convenidas, lo que fue reconocido judicialmente por la misma. Al respecto ha establecido la jurisprudencia que “corresponde rechazar la excepción de incumplimiento invocada por la accionada que guardó silencio hasta su emplazamiento en juicio toda vez que el deber de actuar de buena fe no sólo impone conductas negativas que excluyan comportamientos deshonestos, sino que también impone acciones positivas”(C.Nac.Apel.Comercial, Sala B, 25/11/1999, “Consultora Agropecuaria Santafesina S. R. L. c. Relacionar S. A”, publicado en La Ley 2000-B, 867). La actividad probatoria de la accionada no alcanzó para acreditar lo contenido en la fotocopia simple obrante a fs. 37 que daría cuenta que se realizaron gestiones ante escribanos para formalizar el instrumento, ya que los originales de la misma no forman parte de estos obrados ni tampoco consta su reconocimiento judicial. Si bien es claro lo manifestado en el alegato por la accionada en el sentido del reconocimiento de la suma de dinero que adeuda y en el hecho que “está dispuesta a abonar el saldo siempre que los herederos de la actora escrituren a su nombre” (v. fs. 219), es predicable respecto del actor que “el solo hecho de promover la acción por cumplimiento de contrato importa la manifestación tácita de quien la interpone, de ejecutar las prestaciones debidas, lo cual impide a los demandados ampararse en la excepción de contrato no cumplido” (Cám.Apel.en lo Civil y Comercial de San Martín, Sala II, 26/05/1983, “ Villafañe de Marchese, Carmen M. M. del V. c. López, Juan y otra”, AR/JUR/297/1983); en el mismo sentido, “tratándose de obligaciones de interdependencia recíproca el hecho de que el actor haya reclamado el cumplimiento del contrato, supone un ofrecimiento tácito de cumplir con las obligaciones a su cargo” (Cám. Apel. en lo Civil y Comercial de 2da. Nominación de Córdoba, 24/03/1998, “Armella, Ana c. Srur, Eduardo J. y otros”, LLC 2000, 93). A lo dicho debe señalarse que si bien el acogimiento de la excepción de incumplimiento contractual conlleva el rechazo de la demanda como sentenció el juzgador de la instancia inferior, “el efecto consiste simplemente en postergar el cumplimiento de las obligaciones del demandado, manteniéndose inalterado el contrato sin adoptar decisión alguna que afecte el fondo del asunto. Sin embargo, por elementales razones de economía procesal, la jurisprudencia más moderna revela una fuerte tendencia a flexibilizar aquellos efectos de modo que sirva tan solo a su objeto de obligar al actor a cumplir, facultando al tribunal a admitir la demanda y condenar al demandado, pero subordinando esta condena al previo cumplimiento de la prestación debida por el actor” (Cám. Civ. y Com. de Río Cuarto, 04/04/1984, “Daniele, Arturo D. c. Príncipi, Lealdo O”, AR/JUR/984/1984); pero dadas las circunstancias que se aprecian en las presentes y que han sido detalladas precedentemente, “para considerar que se ha incurrido en el incumplimiento que autoriza el art. 1201 del Cód. Civil, la inejecución debe ser ponderada conforme a las circunstancias, la amplitud de lo no cumplido, la calidad de los defectos o vicios que ofrezca la cosa a entregar, etc., de modo que en lo referente a la excepción de inejecución parcial de la obligación lo que debe entenderse por tal queda librado al prudente criterio del juez, quien apreciará esas circunstancias para decidir la procedencia o la inadmisibilidad de la excepción” (Cám.Nac.Apel. Civ., Sala J, 7/12/1996, “Finbian, A. y otros c. Klein, Cristian L “, AR/JUR/2194/1996). En definitiva, cuanto corresponde es concluir en que deben tener acogida favorable los agravios esgrimidos por la actora, haciendo lugar -en consecuencia- al recurso de apelación interpuesto y revocando el decisorio traído en revisión, debiendo destacarse que atento a las obligaciones asumidas por las partes intervinientes en el contrato de compraventa, luego de saldada la deuda dineraria pactada contractualmente y reconocida por la parte demandada, deberán arbitrarse los mecanismos necesarios a los fines que se materialice la escritura traslativa de dominio. Lo dicho no implica vulnerar en la especie el principio de congruencia sino por el contrario, por razones de economía procesal evitar una posible futura demanda declarativa de escrituración, lo que ya sido objeto de tratamiento en estos actuados. En lo que refiere al rubro costas sin bien las mismas, en atención al principio objetivo de vencimiento que dimana de lo preceptuado en el art. 251 del CPCyC, deberían ser a cargo de la demanda, en atención a la singularidad del caso y a la manera oficiosa en que se computa el cumplimiento de las obligaciones, ésto es el cancelar el saldo deudor con la obligación de escriturar, deberán ser impuestas por su orden (art. 250 del CPCyC). En consecuencia voto por la negativa. El Dr. Vargas expresó, a su vez, iguales razones en términos semejantes y votó, por consiguiente, en igual sentido. A la segunda cuestión, el Dr. Drago dijo: Por similares razones a las expresadas al tratar la primer cuestión, me abstengo de emitir opinión. A la tercer cuestión, los Dres. Saux y Vargas manifestaron sucesivamente que en consonancia con los fundamentos expresados, cuanto corresponde es hacer lugar al recurso de apelación articulado por la actora, revocando el decisorio traído en revisión, con costas por su orden (Art. 250 CPCyC). A la tercer cuestión, el Dr. Drago dijo: Por similares razones a las expresadas al tratar la primer cuestión, me abstengo de emitir opinión. Por los fundamentos del acuerdo precedente, la SALA PRIMERA DE LA CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE, RESUELVE: 1) Rechazar el recurso de nulidad interpuesto por la actora. 2) Hacer lugar al recurso de apelación deducido por la parte actora, revocando el decisorio traído en revisión. 3) Costas por su orden (Art. 25 CPCyC). 4) Los honorarios de Alzada se liquidarán en la proporción establecida en el artículo 19 de la ley 6767, modificada por la Ley 12.851, oportunidad en que se correrá vista a la Caja Forense. Insértese, hágase saber, bajen. Concluido el acuerdo, firmaron los señores Jueces de Cámara por ante mí, que certifico. SAUX VARGAS DRAGO (En abstención) PENNA (Secretaria)