F° 425 Res 6 T° 10 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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En la ciudad de Santa Fe, a los 10 días del mes de Febrero del año dos mil doce, se reunió
en Acuerdo Ordinario la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial
de Santa Fe, integrada por los Dres. Edgardo I. Saux, Abraham L. Vargas, y Armando L.
Drago, para resolver los recursos de nulidad y apelación interpuestos por la parte actora (fs.
228) y concedidos por el A quo (fs. 230) contra la sentencia de fecha 29 de octubre de 2010
(fs. 223/225) dictada por el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y
Comercial de la Sexta Nominación en los autos caratulados “GUERRA, JORGE LUIS
(fallecido) C/ AYALA DE VIDAL, MIRTA LILIANA S/ ORDINARIO” (Expte. Sala I
N° 77 – Año 2011). Acto seguido el Tribunal estableció el orden de votación conforme con
el estudio de los autos – Saux, Vargas y Drago, y se planteó para resolver las siguientes
cuestiones:
1era.: ¿Es nula la resolución recurrida?
2da.: ¿Es ella justa?
3era.: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictarse?
Determinado el orden de votación en cuya virtud éstos pasan a estudio, a la primer
cuestión, el Dr. Saux dijo:
El recurso de nulidad que la actora interpusiera (fs. 228), no ha sido sostenido en
este grado jurisdiccional. Ello, unido a que no se advierte en la sentencia alzada, ni en el
procedimiento que le ha precedido, vicio alguno que permita su invalidez de oficio, hace
que a esta cuestión vote por la negativa.
El Dr. Vargas expresó, a su vez, iguales razones en términos semejantes y votó, por
consiguiente, en igual sentido.
A la primer cuestión, el Dr. Drago dijo:
Habiendo tomado conocimiento de estos autos y existiendo votos totalmente
concordantes de dos jueces, de conformidad al art. 26 de la Ley 10.160 y a la jurisprudencia
de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, me abstengo de emitir opinión.
Respecto a la segunda cuestión, el Dr. Saux dijo:
Por intermedio de apoderado, Jorge Luis Guerra, promueve demanda de juicio
ordinario por cobro de pesos contra Mirta Liliana Ayala de Vidal por la suma de $ 10.200
más intereses, desvalorización monetaria si correspondiere y costas. Explica que en fecha
11/08/98 vendió a la demandada un inmueble ubicado en calle Servado Bayo N° 8750 de la
ciudad de Santa Fe por boleto de compraventa, pactándose el precio en la suma de $ 23000
pagaderos en la suma de $ 8000 al momento de suscribirse el contrato, $ 3000 mediante un
pagaré a la vista y el saldo en sesenta cuotas iguales, mensuales y consecutivas de $ 200
cada una con vencimiento la primera el día 10 de octubre de 1998 y las restantes los días
diez de los meses subsiguientes. Expresa que la posesión del inmueble se tomó el día 30 de
septiembre de 1998 y la escritura traslativa de dominio se formalizaría a partir de los 120
días contados a partir de la suscripción del boleto, siendo a cargo de la compradora los
gastos de escrituración del inmueble. Explica que la demandada en las fechas convenidas
comenzó a abonar las cuotas de $ 200, pagando un total de 24 cuotas y dejando de cumplir
con sus obligaciones a partir de la cuota correspondiente al 10 de octubre de 2000,
adeudando a la fecha de presentación de la demanda, un total de 36 cuotas de $ 200 con
más la cuota de $ 3000 que elevan la deuda a $ 10200 en concepto de saldo de precio.
Sostiene que las partes acordaron en la cláusula octava del contrato que la falta de
cumplimiento de las obligaciones generaría un interés del 0.10% diario, y que su parte
realizó gestiones y reclamos tendientes a obtener el cumplimiento, en concreto el día 26 de
julio de 2004 intimó a la demandada mediante carta documento Nro. 00082227 sin obtener
respuesta alguna.
A fs. 24 se declara rebelde a la demandada atento no haber comparecido a estar a
derecho.
Corrido traslado de la demanda (v. fs. 26), se presenta por intermedio de apoderado
la accionada Mirta Ayala de Vidal, negando los hechos esgrimidos en la demanda y
expresando que reconoce como cierto el hecho de haber comprado a la actora en fecha 11
de agosto de 1998 por boleto de compraventa el inmueble ubicado en calle Servando Bayo
N° 8750 de la ciudad de Santa Fe por la suma de $ 23000, habiendo abonado al suscribir el
mencionado instrumento la suma de $ 8000 como principio de ejecución, tomando posesión
del mismo el día 30 de septiembre de 1998, pagando posteriormente la cantidad de 24
cuotas de $ 200. Explica que en la cláusula novena del contrato se establece que la escritura
traslativa de dominio se formalizará a partir de los 120 días contados “a partir de la fecha”
(11/08/98); considerando que ese plazo comenzó a correr a partir del día 11/12/98,
momento desde el cual podría su parte reclamar la escritura traslativa de dominio del
inmueble a su nombre, sin que la misma se pudiera efectivizar por culpa exclusiva del
vendedor ya que pesaba sobre el inmueble un embargo sobre derechos y acciones a nombre
del actor inscripto bajo el N° 90006 de fecha 21/10/96 y sobre minuta 65086 y su
notificación 66515 de fecha 30/06/98. Expresa que el actor en la cláusula sexta del boleto
de compraventa declara que el inmueble que transfiere a la compradora se encuentra libre
de todo tipo de gravámenes, pero en la práctica el terreno del inmueble vendido le
pertenecía a la Municipalidad de Santa Fe, lo que se corrobora en el oficio de embargo
donde consta que a Guerra sólo se le pueden embargar derechos y acciones, lo que también
se constata en la copia de la escritura correspondiente al inmueble inscripto al T° 266 Par
T° 489 N° 3468, Departamento La Capital, donde se establece la donación gratuita a favor
del Municipio y el embargo de los derechos y acciones correspondientes al boleto de
compraventa de Guerra. Agrega que en fecha 18/07/2001 se envió carta certificada a la
actora donde se intima a la misma a proceder al levantamiento del embargo, denunciando el
apercibimiento de la cláusula décima del boleto de compraventa que preceptúa que si la
escrituración no pudiese suscribirse en el plazo previsto -120 días corridos desde que se
suscribió el instrumento- por causas imputables a cualquiera de las partes ambos se
reservan el derecho de demandar el cumplimiento judicial del contrato con los daños y
perjuicios que pudieran corresponder, respecto de lo cual no recibió respuesta alguna.
Por decreto de fecha 21/04/2008 (v. fs. 46) se tiene por no contestada la demanda
por extemporánea.
Habiendo fallecido el actor -Jorge Luis Guerra (v. fs. 63)- comparecen en
representación del mismo sus herederos (v. fs. 67 y 69).
Abierta la causa a prueba y clausurado el período probatorio, se agregan las de actor
(v. fs. 83/132) y las de la demandada (v. fs. 133 y sgtes), alegan las partes (el actor a fs.
217/218 y la demandada a fs. 219/219 vto.), quedando los autos en estado de dictar
sentencia.
Por sentencia de fecha 29/10/2010 (v. fs. 223/225), el juez a quo rechazó la
demanda instaurada con costas a la actora. Para así decidir consideró que la falta de
contestación por parte de la accionada por haber sido extemporánea supone la presunción
iuris tantum de reconocimiento de los hechos expuestos en la misma (art. 143 del CPCyC),
lo que no implica que necesariamente deba acogerse la acción instaurada ya que deben
verificarse la existencia o no de los presupuestos de procedencia de la acción o los
requisitos de admisibilidad de la misma. Sostiene que tratándose el boleto de compraventa
en que se funda la acción de un contrato conmutativo a tenor de lo establecido en el artículo
510 del Código Civil, respecto de las obligaciones recíprocas de uno de los obligados no se
incurre en mora si el otro no cumple o no se allana a cumplir la obligación que le es
respectiva, en concordancia con lo que establece el artículo 1201 del Código Civil que
autoriza a excepcionarse del cumplimiento de una obligación interdependiente y recíproca
si la otra parte no cumple. Explica que en las presentes, según las condiciones que pactaran
las partes en el contrato de compraventa, el vendedor se obligó a otorgar la correspondiente
escritura traslativa de dominio a favor de la compradora a los ciento veinte días desde la
suscripción del boleto aludido, plazo que venció mucho antes de que la compradora dejara
de cumplir con el pago de las cuotas estipuladas, lo que según la demanda ocurrió el
10/10/2000, siendo que hasta el momento no se ha otorgado dicha escritura según
informativa del Registro General de la Propiedad según la cual el inmueble continúa
inscripto a nombre de Jorge Luis Guerra y ha sido reconocido en el alegato por el
accionante y sin el ofrecimiento de cumplir con la obligación de otorgar la misma.
Considera que según lo establecido en el artículo 509 del Código Civil en las obligaciones a
plazo, la mora se produce por su sólo vencimiento sin necesidad de intimación o
interpelación alguna. Agrega que si al cumplirse el plazo mencionado el vendedor se
encontraba imposibilitado de satisfacer su obligación de escriturar pese a haber manifestado
en el boleto de compraventa que el inmueble era de su propiedad pero se encontraba
inscripto a nombre de la Municipalidad de Santa Fe, una vez lograda la inscripción del
dominio a su nombre (lo que aconteció el 12/12/01) tampoco cumplió con dicha obligación
ni ofreció hacerlo. Por lo que concluye que la demandada no incurrió en mora en el pago de
las cuotas convenidas en el contrato, correspondiendo el rechazo de la acción.
Interpuesto recurso de apelación (v. fs. 228) por la actora y radicados los presentes
en esta sede, expresa agravios la apelante (v. fs. 248/251) sosteniendo que la sentencia
impugnada deroga lo dispuesto en el artículo 143 del CPCyC ya que no aplica el principio
de congruencia atento a que resuelve cuestiones que no fueron planteadas por las partes y
que tienen fundamento en defensas que el juzgador introduce ilegítimamente. Expresa que
el sentenciante aplica de oficio una excepción (“exceptio no adimpleti contractus”) que sólo
puede ser opuesta por la parte demandada, debiendo la sentencia limitarse a los hechos
constitutivos de la litis -demanda y contestación- y los hechos probados, y si bien se
encuentra autorizado a calificar la pretensión, defensa o excepción en el caso de haber sido
erróneamente formulada, no puede cambiarla por otra y tampoco introducirla de oficio;
aclarando que la excepción de incumplimiento contractual debe deducirse al contestar la
demanda y si fue deducida en otro momento procesal es extemporánea. Sostiene que la
acción que se introdujo no fue por la resolución del contrato de compraventa sino para
obtener el cumplimiento del mismo. En cuanto a lo que establece la cláusula novena del
contrato de compraventa, explica que la misma refiere a que la escritura traslativa de
dominio se formalizará a partir de los 120 días contados a partir de la fecha consignada en
el boleto, lo que indica que a partir de ese momento es que se puede otorgar la escritura y
no que “inexorablemente” en esa fecha se deba formalizar; por lo que concluye que el actor
no se obligó a otorgar la escritura un día determinado, ya que no contrajo una obligación a
plazo y por lo tanto no incurrió en mora automática de la que prevé el artículo 510 del
Código Civil. Expresa que la escritura es una obligación recíproca de las partes y si una de
las partes no cumple con las obligaciones a su cargo, debe ser puesta en evidencia por la
otra, la debe intimar.
A fs. 254/255 contesta agravios la demandada, sosteniendo que el actor en ningún
momento cumplió ni se allanó a cumplir con la obligación que le correspondía de escriturar
el inmueble a nombre de Ayala de Vidal según lo pactado en el boleto de compraventa.
Agrega que independientemente que no se tome en cuenta la contestación de la demanda
por extemporánea, el juez a quo aplicó el derecho correcto para obtener una sentencia justa
y no contradictoria.
En ese orden de ideas, en primer lugar debe analizarse el agravio esgrimido por la
actora apelante relativo a la aplicación de lo normado por el artículo 143 del CPCyC atento
a la falta de contestación de la demanda. Respecto de ello se advierte en el sublite que
según las constancias obrantes en autos, por proveído de fecha 21/04/2008 (v. fs. 46) se
tuvo por no contestada la demanda por extemporánea, lo que adquirió firmeza. Frente a este
situación el agravio de la actora apelante se circunscribe a lo normado por el artículo 143
del CPCyC, en cuanto dispone que “la falta de contestación de la demanda ... implica el
reconocimiento de los hechos articulados por el actor ...”.
Al respecto, se debe partir de la premisa que la contestación de la demanda tiene
para el demandado la misma importancia que la demanda para el actor porque fija el
alcance de la controversia y es a partir de allí que “la falta de contestación de la demanda
implica un reconocimiento de los hechos expuestos en el escrito inicial y crea una
presunción de verdad de los sucesos afirmados por el accionante ...La sanción que el art.
143 CPC prevé es un reconocimiento implícito de los hechos articulados por el actor ... mas
no conlleva la admisión lisa y llana de la pretensión en razón de que es el juez el que debe
determinar si el hecho reconocido se encuentra amparado en una norma abstracta, con
aptitud suficiente como para generar algún derecho” (esta Sala, 10/10/01, “HSBC Banco
Roberts S. A. c/ Noseda Alcides J. s/ Demanda Ordinaria”; F° 115 T° 49).
Es que la presunción que dimana de la incontestación de la demanda no es absoluta
y no conlleva la indefectible consecuencia de la admisión de la demanda por parte del
Tribunal (v. esta Sala, 21/10/2010, “Berga, Norberto Aníbal c/ Balestiere, Salvador s/
Juicio Ordinario” F° 497 T° 8). De lo que deviene que la falta de contestación de la
demanda no basta por sí sola para el progreso de la acción, sino que deben aportarse al
juicio elementos de convicción que confirmen los hechos esgrimidos en la acción; ya que
“... no existe un imperativo que obligue al juez a tenerlos por reconocidos, sino que
aquellos supuestos tienen un valor relativo que debe apreciarse a través de los demás
elementos de juicio existentes en autos” (Carlos Ghersi, “La demanda civil”, Editorial
Aretua La Plata, 1983, pág. 258)”, (esta Sala, 26/11/99, “Okseniuk, Daniel c/ Asueta Rene
y otro s/ Demanda Ordinaria” F° 19 T° 48 F).
Esto sentado, en lo que concierne a la existencia de la deuda reclamada en la
demanda (como saldo insoluto del precio de compraventa pactado en el boleto respectivo),
cabe concluir que conforme al material aportado en autos por parte de la accionante (v.
documental acompañada al presentar la demanda, cuaderno de pruebas) y así también el
reconocimiento de deuda que efectúa la demandada no sólo en la contestación de la
demanda sino también en la absolución de posiciones de fs. 131/132 y en su alegato 219, no
se pueden cobijar dudas relativas a su acreditación.
Ahora bien, a partir de allí debería abordarse el agravio referido a la excepción de
incumplimiento contractual que invoca el sentenciante y que lo lleva a decidir el rechazo de
la pretensión, ya que el mismo lo fundamenta en la circunstancia que el vendedor
incumplió con la obligación de escriturar el inmueble, a pesar de haberse establecido dicha
obligación en el contrato, a tenor de lo normado en el artículo 509 y 1201 del Código Civil.
Lo dicho implica esclarecer en primer lugar, la oportunidad procesal en que la
excepción fue deducida y por quién fue opuesta. Se sigue que la referida excepción fue
introducida en el decisorio oficiosamente y no articulada por la accionada ya que la
extemporaneidad de la contestación de la demanda y la inexistencia de reconvención así lo
evidencian. En relación a ello, debe señalarse que la misma “funciona como una excepción
dilatoria no procesal sino de fondo y se opone al contestar la demanda. Debido a ello, se
resuelve en la sentencia definitiva y no antes” (v. Código Civil comentado dirigido por
Santos Cifuentes, Editorial La Ley, 2003, Buenos Aires, pág. 72). Ante tal extremo debe
mencionarse que un sector de la doctrina se orienta a destacar el carácter relativo de la
misma en el sentido que “no puede ser aplicada de oficio por el juez, ni exigirla como
condición previa al traslado de la demanda. Las partes pueden renunciarla tácita o
expresamente” (Cifuentes, Santos, op. cit. pág. 72). Pero frente a dicha postura,
jurisprudencialmente se ha sostenido que la excepción de incumplimiento contractual “no
requiere ser opuesta en términos sacramentales ni tampoco que sea alegada expresamente
como excepción, bastando que de los hechos o argumentaciones expuestos al contestar la
demanda o de las imputaciones y cargos efectuados por el actor, resulte que se la ha
esgrimido como defensa de fondo” (CNCiv., Sala A, 22/06/2000, LL 2001-B-738). En
síntesis, de adoptarse un criterio amplio, se permitiría el análisis de la misma y su
procedencia.
De la mecánica operativa de la excepción de incumplimiento contractual prevista en
el artículo 1201 del Código Civil, se colige que para que la misma sea aplicable se requiere
“la existencia de un contrato bilateral, en el cual las prestaciones de las partes se encuentren
en situación de interdependencia ... si el excepcionante hubiese cumplido u ofreciese
cumplir con su prestación propia” (v. esta Sala, 25/6/97, “Massaro Fernando Jorge c/
Alaniz, Anibal Alejandro y O. s/ Demanda Ordinaria” F° 403 T° 45); en otras palabras “...
para que proceda el ejercicio de la excepción es necesario: - Que la obligación de actor y
demandado sea de cumplimiento simultáneo -no escalonado o en tiempos diferentes-, - que
el incumplimiento por el actor revista gravedad suficiente, y que no pueda imputarse
incumplimiento al excepcionante” (comentario de Jorge Mosset Iturraspe en la obra Código
Civil Comentado -Contratos Parte General- dirigido por Jorge Mosset Iturraspe y Miguel
A. Piedecasas, Editorial Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2004, pág. 419). Dicho esto, el
argumento sobre el que radicaría la excepción de incumplimiento contractual sería el hecho
que el actor no formalizó la escritura traslativa de dominio según se había pactado en la
claúsula novena del contrato de compraventa.
Cotejando el material probatorio colectado surge que el boleto de compraventa data
de fecha 11/08/1998 y, estableciéndose entre sus cláusulas más relevantes la fecha de
entrega de la posesión el 30/09/98, la obligación de escriturar a partir de los 120 días de la
suscripción del boleto. Asimismo es relevante la fotocopia de escritura del inmueble de
fecha 9/11/2001 a favor de Guerra por parte de la Municipalidad de Santa Fe y el
reconocimiento de lo adeudado por parte de la demandada y reconocimiento de intimación
por parte del actor para que abone la deuda (v. audiencia de fs. 131/132).
Del análisis de tales elementos se advierte en primer lugar que en la obligación de
escrituración pactada en la cláusula novena del boleto de compraventa, no se determina
sobre cuál de las partes pesaba la misma, por lo que debe concluirse que recae sobre ambas
partes por igual. A ello se suma que la demandada en ningún momento probó el extremo
por ella invocado que los gravámenes que pesaban sobre el inmueble objeto del contrato
impedían la escrituración del mismo.
Si bien en autos la demandada acompañó en fotocopia simple (v. fs. 36/36 vto.)
oficio donde surge la existencia de cautelares que datan del año 1996 sobre los derechos y
acciones de Guerra emergentes del boleto de compraventa a su favor, no se acredita la
subsistencia de las mismas y fundamentalmente la circunstancia de que éstas hayan
impedido la escrituración así como tampoco que la accionada haya intentado siquiera haber
promovido las medidas necesarias para lograr el acto escritural ambicionado.
De tal modo la conducta asumida por la accionada no sólo se limita a la inacción en
cuanto a la pretensión de escrituración (debiendo haber generado acciones positivas
tendientes a lograrlo), sino que se suma a ello que desde el año 2000 adeuda el pago de las
cuotas convenidas, lo que fue reconocido judicialmente por la misma.
Al respecto ha establecido la jurisprudencia que “corresponde rechazar la excepción
de incumplimiento invocada por la accionada que guardó silencio hasta su emplazamiento
en juicio toda vez que el deber de actuar de buena fe no sólo impone conductas negativas
que excluyan comportamientos deshonestos, sino que también impone acciones
positivas”(C.Nac.Apel.Comercial,
Sala
B,
25/11/1999,
“Consultora
Agropecuaria
Santafesina S. R. L. c. Relacionar S. A”, publicado en La Ley 2000-B, 867). La actividad
probatoria de la accionada no alcanzó para acreditar lo contenido en la fotocopia simple
obrante a fs. 37 que daría cuenta que se realizaron gestiones ante escribanos para formalizar
el instrumento, ya que los originales de la misma no forman parte de estos obrados ni
tampoco consta su reconocimiento judicial. Si bien es claro lo manifestado en el alegato por
la accionada en el sentido del reconocimiento de la suma de dinero que adeuda y en el
hecho que “está dispuesta a abonar el saldo siempre que los herederos de la actora
escrituren a su nombre” (v. fs. 219), es predicable respecto del actor que “el solo hecho de
promover la acción por cumplimiento de contrato importa la manifestación tácita de quien
la interpone, de ejecutar las prestaciones debidas, lo cual impide a los demandados
ampararse en la excepción de contrato no cumplido” (Cám.Apel.en lo Civil y Comercial de
San Martín, Sala II, 26/05/1983, “ Villafañe de Marchese, Carmen M. M. del V. c. López,
Juan y otra”, AR/JUR/297/1983); en el mismo sentido, “tratándose de obligaciones de
interdependencia recíproca el hecho de que el actor haya reclamado el cumplimiento del
contrato, supone un ofrecimiento tácito de cumplir con las obligaciones a su cargo” (Cám.
Apel. en lo Civil y Comercial de 2da. Nominación de Córdoba, 24/03/1998, “Armella, Ana
c. Srur, Eduardo J. y otros”, LLC 2000, 93).
A lo dicho debe señalarse que si bien el acogimiento de la excepción de
incumplimiento contractual conlleva el rechazo de la demanda como sentenció el juzgador
de la instancia inferior, “el efecto consiste simplemente en postergar el cumplimiento de las
obligaciones del demandado, manteniéndose inalterado el contrato sin adoptar decisión
alguna que afecte el fondo del asunto. Sin embargo, por elementales razones de economía
procesal, la jurisprudencia más moderna revela una fuerte tendencia a flexibilizar aquellos
efectos de modo que sirva tan solo a su objeto de obligar al actor a cumplir, facultando al
tribunal a admitir la demanda y condenar al demandado, pero subordinando esta condena al
previo cumplimiento de la prestación debida por el actor” (Cám. Civ. y Com. de Río
Cuarto, 04/04/1984, “Daniele, Arturo D. c. Príncipi, Lealdo O”, AR/JUR/984/1984); pero
dadas las circunstancias que se aprecian en las presentes y que han sido detalladas
precedentemente, “para considerar que se ha incurrido en el incumplimiento que autoriza el
art. 1201 del Cód. Civil, la inejecución debe ser ponderada conforme a las circunstancias, la
amplitud de lo no cumplido, la calidad de los defectos o vicios que ofrezca la cosa a
entregar, etc., de modo que en lo referente a la excepción de inejecución parcial de la
obligación lo que debe entenderse por tal queda librado al prudente criterio del juez, quien
apreciará esas circunstancias para decidir la procedencia o la inadmisibilidad de la
excepción” (Cám.Nac.Apel. Civ., Sala J, 7/12/1996, “Finbian, A. y otros c. Klein, Cristian
L “, AR/JUR/2194/1996).
En definitiva, cuanto corresponde es concluir en que deben tener acogida favorable
los agravios esgrimidos por la actora, haciendo lugar -en consecuencia- al recurso de
apelación interpuesto y revocando el decisorio traído en revisión, debiendo destacarse que
atento a las obligaciones asumidas por las partes intervinientes en el contrato de
compraventa, luego de saldada la deuda dineraria pactada contractualmente y reconocida
por la parte demandada, deberán arbitrarse los mecanismos necesarios a los fines que se
materialice la escritura traslativa de dominio. Lo dicho no implica vulnerar en la especie el
principio de congruencia sino por el contrario, por razones de economía procesal evitar una
posible futura demanda declarativa de escrituración, lo que ya sido objeto de tratamiento en
estos actuados. En lo que refiere al rubro costas sin bien las mismas, en atención al
principio objetivo de vencimiento que dimana de lo preceptuado en el art. 251 del CPCyC,
deberían ser a cargo de la demanda, en atención a la singularidad del caso y a la manera
oficiosa en que se computa el cumplimiento de las obligaciones, ésto es el cancelar el saldo
deudor con la obligación de escriturar, deberán ser impuestas por su orden (art. 250 del
CPCyC).
En consecuencia voto por la negativa.
El Dr. Vargas expresó, a su vez, iguales razones en términos semejantes y votó, por
consiguiente, en igual sentido.
A la segunda cuestión, el Dr. Drago dijo:
Por similares razones a las expresadas al tratar la primer cuestión, me abstengo de
emitir opinión.
A la tercer cuestión, los Dres. Saux y Vargas manifestaron sucesivamente que en
consonancia con los fundamentos expresados, cuanto corresponde es hacer lugar al recurso
de apelación articulado por la actora, revocando el decisorio traído en revisión, con costas
por su orden (Art. 250 CPCyC).
A la tercer cuestión, el Dr. Drago dijo:
Por similares razones a las expresadas al tratar la primer cuestión, me abstengo de
emitir opinión.
Por los fundamentos del acuerdo precedente, la SALA PRIMERA DE LA
CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE,
RESUELVE: 1) Rechazar el recurso de nulidad interpuesto por la actora. 2) Hacer lugar al
recurso de apelación deducido por la parte actora, revocando el decisorio traído en revisión.
3) Costas por su orden (Art. 25 CPCyC). 4) Los honorarios de Alzada se liquidarán en la
proporción establecida en el artículo 19 de la ley 6767, modificada por la Ley 12.851,
oportunidad en que se correrá vista a la Caja Forense.
Insértese, hágase saber, bajen.
Concluido el acuerdo, firmaron los señores Jueces de Cámara por ante mí, que
certifico.
SAUX
VARGAS
DRAGO
(En abstención)
PENNA
(Secretaria)
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