LA IDENTIDAD MULTIÉTNICA DE LAS DANZAS GRIEGAS

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LA IDENTIDAD MULTIÉTNICA DE LAS DANZAS GRIEGAS
Manuel Giatsidis
Nos referiremos a las danzas tradicionales griegas como a aquellas, que se han creado
y se han transmitido de generación a generación a lo largo de los siglos en los hábitos rurales
de aquellas zonas del mediterráneo oriental en los cuales había una presencia griega, y
también incluiremos a aquellas que se han plasmado, conformado y configurado en las
grandes urbes del egeo con notable presencia griega en la primera mitad del siglo XX.
Los griegos estudiosos del tema, a la hora de establecer una división de las danzas
griegas, lo hacen por regiones, tal y como el país se divide territorialmente en la actualidad. Y
es lógico, porque cada región de ellas compone un dialecto músico – bailable único, el cual se
define principalmente, por la morfología del suelo, la historia de sus habitantes y los vecinos
naturales de la misma. Por ejemplo, Ήπειρος (Epiro) es una región montañosa y estéril, que a
lo largo de su historia conoció a varios conquistadores, como normandos, turcos y albaneses.
Debido a su clima frío y la pobreza, ha habido migraciones hacia Asia Menor y hacia la parte
norte de los Balcanes. Por otro lado, otros pueblos nómadas, han aprovechado las llanuras de
sus altas montañas para dar de pastar a sus animales en las épocas más calurosas. Además
limita con Albania y Macedonia.
Así pues, en cuanto a la Grecia peninsular y empezando de la parte nordeste del país,
podemos hablar de las regiones de Trácia, Macedonia, Epiro, Tesalia, Rumelia y Peloponeso.
Por lo general, las regiones del norte han sido influenciadas por los demás pueblos limítrofes
de cada una de estas regiones, mientras que a su vez han aportado elementos de sus propias
creaciones artísticas, en el desarrollo de las expresiones plásticas de aquellos. Igualmente, hay
que mencionar un gran número de pequeñas poblaciones, como es el caso de Ρουµλούκι
(Rumlúki), Ηράκλεια Σερρών (Iráklia, Sérres), Νταρνακοχώρια (Darnakojória), etc., que
presentan un dialecto músico – bailable propio, el cual no se encuentra en ninguna otra parte
del país.
De la parte isleña diferenciamos la región de las islas del mar jónico, Creta y las islas
del Egeo. Éstas últimas, debido, entre otras cosas, a la existencia de una alta densidad de
elementos relacionados con la danzas, desde la antigüedad hasta nuestros días, representan
como ninguna otra región griega, la unión entre occidente y oriente a través de un rico
repertorio de bailes, formando variedad de dialectos músico-bailables locales – casi tantos
como islas, en los cuales se hace notar el casamiento entre el idioma local y los elementos
orientales. En líneas generales podemos hablar de dos regiones. La primera recoge las islas
del mar de tracia y las del oeste del egeo, en donde observamos multitud de elementos
orientales, mientras que la otra se compone de las islas del Dodecaneso y Cicladas, islas que
manifiestan orígenes occidentales, al haber estado muchas de éstas bajo protección de países
europeos. Además hay dos zonas más, las islas Sporades y las del golfo saronico. Las
primeras han conservado su pureza a lo largo de los últimos siglos, mientras que las últimas
han tenido claramente influencia peninsular. Por otro lado, obligatoriamente hay que
mencionar el caso de Chipre, pues la isla con una mayoría griega desarrolló y cultivó, desde la
remota antigüedad su propia cultura. El estilo y el carácter de la música y danzas Chipriotas se
basan, tanto en la música antigua griega y bizantina, como en elementos músico – bailables de
otros pueblos de la región, pues por allí han pasado árabes, persas y otomanos, incluso
pueblos europeos.
Por último, hay que considerar otras tres regiones con elementos propios,
pertenecientes a Asia Menor, que son Pontos, Capadocia y Costas occidentales de Asia
Menor. En estas regiones, bajo dominio otomano hasta 1922, había una más que considerable
población griega, la cual tuvo que emigrar forzosamente, esparciéndose por toda la geografía
griega. Hoy en día podemos encontrar descendientes de aquellos griegos tanto en las grandes
ciudades, como en pueblos de Macedonia, Tracia y Tesalia, incluso en las islas del egeo.
Abordar el tema de las danzas es una tarea que se presenta bastante complicada,
porque requiere multitud de conocimientos. Por un lado, y a nivel teórico, hacen falta
conocimientos de Antropología de la Danza y de Musicología Comparada, que es la ciencia
que se ocupa de la música popular, de sus características, de las relaciones de la música con la
lengua, la cultura y el baile, de los instrumentos musicales populares, etc. Por otro lado, son
recomendables conocimientos teórico-prácticos de música, mientras que es necesario – casi
imprescindible - que uno sea un buen bailarín. La dificultad crece en cuanto que en Grecia, al
igual que sucede en otros muchos países, hay un amplio abanico de regiones, y cada una de
ellas presenta un amplio repertorio de danzas y de estilos. Teniendo en cuenta, que el tema
que nos ocupa, en éste caso, es una comparativa de las danzas tradicionales de los países de la
región, hemos de añadir a todo lo anterior la necesidad de tener conocimientos de música,
danzas y literatura populares de éstos países (Turquía, Bulgaria, Macedonia, Albania y
Rumania), cóctel que en su recta final se vuelve bastante explosivo.
La variedad de formas, en la música, la canción y la danza, ha surgido de una
complicada relación entre la creación individual y la conciencia colectiva creativa y lleva una
trayectoria de muchos siglos. Estas tres artes – música, canción y danza -, que para los griegos
antiguos formaban un único concepto, igual que otras formas del arte popular, han sido
influenciadas y configuradas de una forma diferente para cada grupo étnico. Cada pueblo ha
desarrollado expresiones plásticas de movimiento, generadas por diferentes melodías, algunas
de ellas basadas en canciones que expresaban los sentimientos del grupo en relación a su
mundo exterior. Los factores que influyen decisivamente en el desarrollo cultural de un
pueblo y van moldeando su cultura y generan la diferenciación de sus actividades, son entre
otras, la organización social, las condiciones económicas, su historia, religión, costumbres y
también el medio ambiente en cuanto a morfología del suelo y condiciones climatológicas se
refiere. Por otro lado, ser colindante de otros pueblos, o convivir con otras etnias, es otro
factor que conduce tanto a la creación cultural como a la copia y adaptación de otras
costumbres. Otro factor básico en el desarrollo de elementos culturales comunes entre dos
pueblos, son los grandes desplazamientos de poblaciones, forzosos o voluntarios. La
convivencia de etnias distintas genera influencias mutuas entre ellas, en la lengua, en sus
costumbres y en su cultura en general.
La historia particular, de los pueblos de los Balcanes, reflejada sobre todo en la
convivencia, durante las etapas de los imperios bizantino y otomano, ha conducido
inevitablemente a intercambios culturales, plasmados en elementos de las lenguas, las
costumbres y por supuesto en las danzas. Incluso después de las últimas guerras e
intercambios de poblaciones siguen viviendo minorías étnicas en casi todos los países de la
región, las cuales antes de haberse adaptado a una nueva manera de vivir, han sido
influenciadas por otras, mientras que a su vez, han sido elementos catalizadores en la
conformación de nuevas costumbres.
Según B. TIROBÓLA, “La danza tradicional griega, como una estructura de creación
popular directamente conectada con la canción y la música, es un resultado de la diversidad
de las funciones de la vida de los griegos, varia de un lugar a otro y compone la creación de
un pueblo con una larguísima tradición cultural. Grecia, cruce de caminos culturales, ha
asimilado creativamente todo tipo de influencias”. Damos por supuesto que algo parecido le
han sucedido a los demás países de la región.
Debido a las influencias mutuas de elementos culturales entre los pueblos balcánicos,
cada uno de ellos ha desarrollado, de alguna forma, parte de su cultura, común con los demás.
Los intercambios de elementos musicales, de motivos bailables, incluso de canciones enteras
se producen tanto en los hábitos rurales como en los urbanos. En ello ayudan también los
gitanos que tocan para todas las etnias existentes y se consideran parte catalizadora en cuanto
a instrumentos y estilos musicales. Por otro lado, también intercambian elementos los músicos
profesionales, que en busca de nuevos temas vagan por las grandes urbes de la zona. Todo
esto nos lleva inevitablemente a la creación, proliferación y transmisión de algunos temas
populares comunes.
Estos fenómenos se observan en la región de Ήπειρος (Epiro) entre albaneses y
griegos, en Μακεδονία (Macedonia), entre sus habitantes eslavos y griegos, en Θράκη
(Tracia), entre griegos y búlgaros, así como en los inmigrantes griegos procedentes de las
regiones de Asia Menor (Pontos, Capadocia y costa occidental) con las correspondientes
regiones de Turquía. No debemos olvidarnos por supuesto de otros casos: de las demás
regiones, como por ejemplo son las islas jónicas con clara influencia occidental (italiana,
inglesa); de pueblos nómadas que hay por toda la geografía griega, como es el caso de los
Βλάχοι (Blajos), de procedencia rumana; de auténticos islotes, dentro de una región,
presentando su propio idioma músico – bailable (Ηράκλεια, Νταρνακοχώρια Σερρών); de las
influencias existentes entre búlgaros y turcos o albaneses y turcos.
Puesto que se trata de un tema muy extenso, concentraremos nuestro estudio en las
relaciones existentes entre las danzas griegas de las regiones norteñas de Ήπειρος (Epiro),
Μακεδονία (Macedonia) y Θράκη (Tracia), con las de los países limítrofes, es decir Albania,
Macedonia (eslava), Bulgaria y Turquía, con la intención de acertar en una pequeña
presentación de las posibles similitudes existentes entre estas danzas.
Albania:
La cultura albanesa tiene muchos elementos comunes con la región griega de Epiro.
Su característica común es la ausencia de la velocidad y la densidad en los motivos bailables.
La danza µπεράτι (berati), que para los griegos se considera de la región de Tesalia, aunque se
baila también en Epiro, apunta a una procedencia albanesa, pues lleva el nombre de la
homónima ciudad histórica de Albania. La danza de καραγκούνα (karankúna), se considera
probablemente procedente del homónimo pueblo nómada de Albania. También varias danzas,
como las de τσάµικος (tsámiko), συρτό στα τρία (syrtó sta tría), πωγωνίσιος (pogonisio), etc.,
se bailan en ambos lados de la frontera.
Albaneses y griegos utilizan la misma indumentaria o parecida, mientras que los
instrumentos musicales, en ambos casos, son el Clarinete, el laúd, el violín y la pandereta. En
Albania, también se observan canciones polifónicas y trenos parecidos a las griegas de Epiro.
Albania también presenta algunas semejanzas con Macedonia en sus danzas. Igualmente
encontramos algunos ritmos no propios de la región, como es el caso de la danza
µπαϊντούσκα (baidúska) de Tracia.
Bulgaria:
La región griega de Tracia y la correspondiente de Bulgaria se podría decir que
presentan la más amplia gama de danzas parecidas. La mayoría de ellas son las que los
griegos llaman θρακιώτικα (thrakiótika), es decir danzas de la región de Tracia, como
µπαϊντούσκα (baidúska), γίκνα (yíkna) y τσέστος (tsésto) entre otras. Hay otras danzas, que
los griegos llaman µακεδονίτικα (makedonítika), tales como τρίτα πάτα (trita pata),
πατρούνινο (patrounino), ελένα µόµα (eléna moma) etc., que las encontramos tanto en ambos
países, así como en Macedonia eslava.
También tienen el “kasapsko horo” que se parece al χασαποσέρβικο (jasaposérbiko)
griego. Otros bailes, como es el caso de “pravo horo”, muestran su procedencia griega, en este
caso de συρτός (syrtó). Apuntar también que los búlgaros han aceptado en su repertorio
danzas de procedencia rumana, servia y turca, como “mandra”, “sevdanino horo”, “tsifteteli”,
etc.
Importante semejanza presentan las músicas de los dos pueblos en un gran abanico de
ritmos que se basan en los mismos metros musicales pero interpretados en otras escalas. Estas
diferencias nacen de la movilidad de los grupos étnicos, que cogen prestados de su nuevo
hogar diversos elementos musicales y bailables y los añaden en su repertorio habitual. La
música griega goza de gran aceptación por el pueblo búlgaro, incluso actualmente y esto
puede deberse a la procedencia común de las dos músicas.
Macedonia eslava:
Hay un amplio repertorio de danzas que comparten los habitantes que viven en ambos
lados de la frontera: ράικος (raico), πετρούνινο (petrunino), πουσνίτσα (pusnitsa), ελένα µόµα
(eléna moma), etc. En este país, encontramos danzas que también se bailan en provincias de
Epiro y de Macedonia: γκάιντα (gkáinta), συρτός στα τρία (syrtó sta tria), βλάχα κόνιτσας
(blaja konitsas), “kasapsko macedonia”, etc. Otras danzas, como τσιφτετέλι (tsifteteli),
συρτοτσιφτετέλι (syrtotsifteteli), “albansko” y “gilansco”, delatan su origen turco o albanés.
En cuanto a los instrumentos musicales proliferan las orquestas con metales, igual que
en la región griega de Macedonia, restos de las bandas militares del ejército otomano,
mientras que otras orquestas populares se componen de dulzainas dobles, acordeón, gkaindas,
tamboras y otros instrumentos propios de la región.
Turquía:
El caso de Turquía es un poco distinto, debido a la religión y al carácter asiático de su
cultura en general. Las danzas de “τσιφτετέλι (tsifteteli), συρτοτσιφτετέλι (syrtotsifteteli),
καρσιλαµάς (carsilama), claramente de origen oriental, son danzas muy queridas no
solamente por griegos y turcos, sino por todos los demás pueblos de los Balcanes.
La influencia mutua de elementos griegos y turcos se hace visible en la música del
“Rebetiko”, que desarrollado en una primera etapa en las grandes ciudades de Asia Menor,
conoció más tarde, ya en territorio griego una gran aceptación por todas las escalas sociales
del pueblo griego, primero en el urbano y en una segunda fase en el rural. Las danzas de
ζεϊµπέκικο (seibékiko) y χασάπικο (jasápiko) que hoy en día se bailan en Grecia proceden de
aquellas danzas populares de la costa occidental de Asia Menor e islas del egeo oriental, en
donde nacieron y se compartieron entre turcos, griegos, y otros pueblos de la región. No
obstante, la evolución de estas danzas, a lo largo del siglo XX, ha sido diferente en cada país.
En éste apartado hay que incluir las danzas de Capadocia, de carácter religioso y las
danzas de pontos. Éstas últimas, que los griegos llamamos ποντιακά (pontiaká), las han traído
a Grecia los emigrantes que llegaron procedentes de aquella región de Asia Menor, llamada
por los griegos Πόντος (Pontos). Actualmente se bailan por toda la geografía griega, allí
donde se han asentado estos emigrante. Muchísimas de ellas tienen nombres turcos. En la
zona de origen, hoy en día, tanto por turcos como por las etnias existentes en la región se
siguen bailando este tipo de danzas. Una persona no acostumbrada al folklore, al verlas,
pensaría que se trata de las mismas danzas. SAMUEL BAUD-BOVY cuenta y analiza el
parecido de las danzas griegas de τικ (tik), σέρα (serra) y οµάλ (omal) con las
correspondientes turcas ”dik”, sik sera” y “sallama”, tanto la música como los pasos. No
obstante, hoy en día, podemos observar que aunque tienen mucho en común, en general las
docenas y docenas de danzas “pontiaká”, que se bailan en ambos lados de los continentes, son
claramente diferentes.
Durante las últimas décadas se han creado en todos los países de los Balcanes grupos
folklóricos, con la intención de proyectar su cultura, tanto a nivel local y nacional como
internacional. Si bien estos grupos ayudan a la conservación de la música y la danza
tradicionales, llevan implícito un proceso de deterioramiento de éstas mismas. Los
espectáculos y presentaciones que ofrecen, al fin y al cabo, no dejan de ser una función
teatral, en donde se trata de cumplir con una coreografía, en la mayoría de los casos
exageradamente llevada a extremos, con la intención de impresionar a los espectadores y
provocar aplausos. Cosa, que desde luego es diferente, queda muy a desmano de cuando ésta
misma danza, se baila en las fiestas de los pueblos, en donde cada persona baila, improvisa y
la siente a su manera.
Por otro lado, hay que ser conscientes de que hoy en día ya no se transmiten las danzas
de una forma tradicional sino que se hace folklore, es decir, el aprendizaje se realiza de una
manera artificial, en la academia, donde todos los alumnos aprenden a bailar por igual. Es a
partir de los años ´80, cuando de una forma más intensa y profesional empiezan a proliferar
por todo el país academias para la enseñanza de las danzas. A partir de entonces se enseñan
danzas de cualquier región griega a todo tipo de público. La organización de festivales, en los
cuales se invita a gente (músicos y bailarines) procedentes de una región concreta, para bailar
juntos, palia en parte lo inevitable. Debemos diferenciar de las danzas populares aquellas que
se enseñan en las academias, pues aunque se trate de las mismas danzas, el hecho de la
existencia de un monitor/profesor de baile, en el fondo, conduce a resultados diferentes, que
aquel aprendizaje individual y tan natural que tenía lugar durante cualquier celebración en la
plaza del pueblo, en casa o en el patio de la iglesia.
Todos intentamos bailar de todo, y en este intento, muchas veces, se pierden los
sentimientos de los bailarines, el componente dionisíaco de la danza. Desde luego que casi
todos, somos capaces de bailar cualquier danza tradicional. Pero nunca seremos capaces de
bailar un πεντοζάλη (pentosali) o σερανίτσα (seranitsa), o cualquier otra, búlgara, griega o
turca, igual que un autóctono de la región correspondiente, que introduce los componentes de
sentimiento y carácter dionisíaco de la danza, con las que desde pequeño ha sido criado y
amamantado por sus ancestros y junto a los suyos.
Y si bien, en un principio, antes de preparar esta pequeña presentación, pensábamos
que muchísimas de las danzas, que los griegos bailamos hoy en día, sobre todo en el norte de
Grecia, son copias idénticas de las que se bailan en los demás países, al otro lado de las
fronteras, después de examinar la poquísima bibliografía existente sobre el tema y un gran
número de videos relacionados bajados del YouTube y hablar con profesores griegos y
extranjeros podemos mencionar cosas, como:
- Para las danzas de la región de “Pontos” podemos decir que hay unas poquísimas
danzas iguales o parecidas entre griegos y turcos, en la mayoría de ellas se trata de diferentes
danzas. Los turcos emplean movimientos más exagerados y quizá más velocidad en general.
- En la danza de “Seibékiko”, en el caso de los turcos el estilo es diferente al griego,
existen predeterminados pasos, algunas veces se suele bailar en coro, en definitiva creemos
que se trata de otra danza.
- Para danzas como son los “karsilama”, que se bailan en casi todos los países
balcánicos, podríamos decir que en general presentan muchas similitudes entre ellas, algunas
veces incluso son idénticas, pero también es cierto que en algunos casos cambia el estilo.
- Bulgaria, Macedonia eslava y Macedonia griega comparten variedad de danzas
idénticas, mientras que otras se parecen mucho. En ésta zona cada pueblo, incluso como nos
comentó un profesor griego de la región, cada clan tiene sus propias danzas.
Hace unas cuantas décadas, ya en otra época, en Grecia se intentaba demostrar la
continuidad interrumpida de las danzas griegas desde la época de la antigüedad hasta nuestros
días. Algo similar se intentaba proyectar en los demás países de la región, sumergidos todos
en una envolvente de nacionalismos oscuros. Incluso hoy en día, se cuentan mitos sobre el
nombre, la procedencia o historia de las danzas, que en la mayoría de los casos se trata de
invenciones de una persona, la cual copiaron y transmitieron los demás autores.
Creemos que si bien es interesante saber la procedencia de las danzas, pues nos ayuda
a conocer tanto nuestra cultura como la de los demás, lo verdaderamente importante, e
infinitamente más divertido, es bailar, es intentar alcanzar aquél estado de éxtasis, que nos
permita disfrutar en todo momento de la música, la canción y la danza, sin importarnos su
origen.
Bibliografía
* Βασιλική Κ. Τυροβόλα, Ελληνικοί παραδοσιακοί χορευτικοί ρυθµοί, Gutenberg, Αθήνα
1992.
* Samuel Baud-Bovy, Δοκίµιο για το ελληνικό παραδοσιακό τραγούδι, Πελοποννησιακό
Λαογραφικό Ίδρυµα, Ναύπλιο 2005.
* Πρακτικά 3ου Συνεδρίου Λαϊκού Πολιτισµού. Χορός και πολιτισµικές ταυτότητες στα
Βαλκάνια, 15-16-17 Οκτωβρίου 2004.
* Χορευτικά Ετερόκλητα, Λύκειο Ελληνίδων Δράµας, Δράµα 2008.
* www.youtube.com
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