Estimativas animalísticas sobre el Código Civil

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Informes Especiales
Estimativas animalísticas sobre el Código Civil
gica del sistema legal, en particular y en
buena hora del derecho civil.
Ficha Técnica
Autores:Pierre Foy Valencia*
Rosario Guevara Cruz**
Título:Estimativas animalísticas sobre el Código
Civil
Fuente: Actualidad Gubernamental, Nº 81- Julio
2015
Sumario
1.Introducción
2. Omnipresencia del animal en la vida humana
3. Omnipresencia de la cuestión animal en el
derecho
4. Sujetos concernidos en el derecho y legislación sobre animales
5. Alcances normativos del Código Civil en
materia animal
6. La descosificación jurídica del animal
1.Introducción
Durante los últimos años se ha generado
una extensa e intensa literatura en relación
con los desafíos del derecho civil frente a
los nuevos paradigmas del desarrollo y la
tecnología, más aun entrados ya al siglo
XXI. Uno de los desafíos sobre los cuáles
hay que profundizar y que tendencialmente pasan un tanto desapercibidos por
la mayoría de civilistas está referido a la
cuestión animalística, la cual ha ido escalando progresivamente –a su ritmo– importantes estatus doctrinales, normativos
y jurisprudenciales cada vez más sólidos
a partir de su propio desarrollo como disciplina jurídica: el derecho animalístico).
Sobre este “derecho animalístico” (vg.
Cárdenas y Fajardo 2007; Lacadena,
2002) o si se quiere el sistema jurídico y
los animales (Foy 2011), sus bases epistemológicas hoy en día le profieren una
“rotunda paliza gnoseológica” a muchos
de los saberes convencionales de rancia
estirpe antropocéntrica de los cuales se
alimentan significativas áreas jurídicas
como es el caso del derecho civil. Como
veremos en el desarrollo del presente
trabajo, la descosificación del animal y
su reconocimiento como entidad viviente,
sintiente y digna, ya es una premisa que
remueve los cimentos y las bases ideoló* Doctor en Derecho. Master en Derecho Ambiental. Profesor
Asociado de la Pontificia Universidad Católica del Perú
(PUCP). Docente en Derecho ambiental y temas conexos en
la PUCP, Universidad de Lima, Universidad Nacional Agraria,
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Centro de Altos
Estudios Nacionales, Academia de la Magistratura, entre otras
instituciones. Asesor y consultor en Derecho ambiental. Autor de
múltiples trabajos en su especialidad. Promotor de la naciente
especialidad en Derecho y Animales. Investigador del Instituto
de Ciencias de la Naturaleza, Territorio y Energías Renovables
(INTE-PUCP) y del Instituto de Investigación Científica (IDIC,
Universidad de Lima). Socio del Estudio Foy & Guevara-Valdez.
Correo electrónico: pfoy@pucp.edu.pe
** Abogada en Derecho Corporativo, Gestión Pública y Derecho
Ambiental. Consultora en temas de su especialidad en diversas
entidades. Socia del Estudio Foy & Guevara-Valdez.
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En efecto, el derecho como sistema jurídico
y en relación con los animales, nos delata
que la moderna concepción utilitaria sobre
el animal ya no lo reduce a la condición de
un “bien” (cosa) o mercancía, objeto de
disposición o consumo, valiéndose de la
autoconsideración y soberbia jurídica del
“derecho de las personas”, como si este
fuera el último escalón de la racionalidad.
Ahora bien, independientemente del
debate sobre el potencial reconocimiento
de parte de los sistemas jurídicos posmodernos acerca de los derechos de la
naturaleza y de los animales, hoy en día se
tiende a postular una protección jurídica
de los animales, no necesariamente porque se les reconozca un valor inherente a
sí mismos, sino por tratarse de un interés
esencialmente humano1.
Es decir, se les protege por el interés
humano económico, sanitario, psicoemocional, patrimonial, estético, entre otros,
para lo cual, en muchos o en algunos
casos, se invocan criterios pietistas, de no
crueldad, sobre todo debido al impacto
que tiene en la personas y como parte
de la propedéutica humana hacia valores
biófilos (relativos) y de autoconservación,
entre otras consideraciones instrumentales. Después de todo, los seres humanos
tenemos una dimensión ecosistémica y
dependemos de tales entornos de vida y
de sus componentes, como los animales2.
2. Omnipresencia del animal en
la vida humana
La presencia del animal en todos los
ámbitos del saber y quehacer humano es
una constante y evidencia que no requiere
mayor sustentación. Por ejemplo, en la
literatura, economía, arte, alimentación,
historia, tecnología, filosofía, por mencionar algunos. Se trata pues de un aspecto
transversal y que a modo de referencia
cabe afirmar que no hay día en que no
aparezcan mediáticamente muchos más
allá de la cuestión anecdótica o pintoresca.
En efecto, al “clásico” y grávido problema
de la amenaza y extinción de especies, los
componentes de la biodiverisidad (ecosistemas, especies y genes), el biocomercio,
el contrabando de animales, los espectáculos, costumbres y deportes con animales,
se suman otros no menos relevantes.
1 De acuerdo con Tom Regan y el enfoque deontológico aplicado a
los animales (“The case por animal rights”, 1983, 2004) se debe
considerar a los animales como “entidades con valor inherente”
en el sentido de que poseen un valor distinto al que otros pueden
darle (como alimento o como sujeto de experimentación, por
ejemplo).
2 Pero también como parte de la “inmatriculación o encuadre que
desde las actuales bases cognitivas en términos de la vida y su
enfoque ecosistémico e integrado entre las diferentes formas de
vida.
Actualidad Gubernamental
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Es el caso del mascotismo como fenómeno
social, cultural y económico creciente, la
responsabilidad ética y legal en la elaboración de alimentos, así como la investigación científica con animales –como es
el caso de la biotecnología–, los negocios
ambientales y los animales, los animales de salvataje, la discusión bastante
avanzada e implementada en los países
del norte sobre el “bienestar animal”, el
aprovechamiento de la fauna silvestre y los
recursos hidrobiológicos, el tratamiento de
los animales domésticos, los problemas
urbanos sobre palomas, canes o roedores,
por citar algunos. Inclusive la importancia
de los animales en procesos terapéuticos
físicos y psicológicos en niños, enfermos
y ancianos y muchas personas no integradas a núcleos familiares convencionales.
Asimismo, el boom gastronómico nacional
supone muchas consideraciones en relación con el tratamiento a los animales.
3. Omnipresencia de la cuestión
animal en el derecho
Esta suerte de múltiple presencia del animal en la vida humana impacta y tiende
a expresarse o traducirse de manera
transversal en los diversos ámbitos de los
sistemas jurídicos contemporáneos. Ya sea
desde el tradicional tratamiento relativo
a la responsabilidad por el daño causado
por el propietario de un animal, contemplado en el Código Civil, pasando por las
regulaciones administrativas sectoriales
que los regulen (sobre la sanidad animal,
aprovechamiento sostenible de fauna silvestre y los recursos hidrobiológicos), las
regulaciones ediles, la protección penal en
determinados casos, hasta las modernas
tendencias constitucionales como en Alemania, en donde se reconoce la dignidad
de los animales o las nuevas normativas
sobre protección animal y el naciente
“derecho del bienestar animal” y sobre
lo cual hay un creciente y exponencial
desarrollo doctrinal y normativo comparado. Recientes tratados internacionales,
como aquellos sobre los discapacitados,
invocan el rol que cumplen los animales
para el cumplimiento de sus objetivos.
Estamos pues ante el desafío de elaborar
una mirada transversal al sistema jurídico
y cómo se inserta la regulación de los animales en todas sus áreas y las perspectivas
de su “traducción” o correspondencia en
el pensamiento jurídico contemporáneo al
respecto (Foy, 2011). Hay que considerar
que en toda la región, salvo acaso en Brasil,
el tema es poco desarrollado pero promisorio e innovador y creo que puede atraer a
muchos por el enfoque propiciado.
Como refiere Alberto Emilio de las Carreras (2003):
Área Ordenamiento Territorial y Gestión Ambiental
El buen trato a los animales más próximos
al hombre es un valor apreciable en nuestra
sociedad y en el mundo en general. Pero de
allí a reconocer el bienestar de los animales,
hay un paso trascendente, tanto más cuando
ello se transforma en legislaciones nacionales
y podrá dar lugar a acuerdos internacionales
o a exigencias comerciales. Además, en algunos casos se pretende ir más allá del bienestar
para reclamar los derechos de los animales.
En ese sentido, el bienestar de los animales está siendo incorporado a la legislación
de una parte importante del mundo desarrollado y asumido por estructuras políticas y movimientos ambientalistas y viene
logrando su inserción en los programas
de negociación comercial internacional
asociado con propósitos proteccionistas.
Para esta corriente de pensamiento, dentro
de la que podemos incluir a filósofos como
Descartes, Kant y, más recientemente, Rawls,
“solo los agentes morales son intrínsecamente valiosos y, por lo tanto, solo con ellos
tenemos deberes directos. Los animales,
en cuanto pacientes morales, son excluidos
de la categoría de individuos que por sí
mismo tienen relevancia moral y su valor
solo puede ser extrínseco o instrumental”
(Bordalli 1997).
En ese sentido, el animal siguiendo la
lógica cartesiana y kantiana tiene un valor
instrumental, es una simple máquina,
movida por impulsos mecánicos mediante
“instrucciones” de manera innata (hoy
hablaríamos de genes):
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Libro vii: fuentes de las obligaciones
Sección segunda: Efectos de las obligaciones
Titulo XV Obligaciones de saneamiento
Capítulo tercero:
Saneamiento por
vicios ocultos
Sección sexta:
Responsabilidad
extracontractual
Artículo 1521. Vicios
ocultos en transferencia de animales
En la transferencia de
animales, el saneamiento
por vicios ocultos se regula por las leyes especiales
o, en su defecto, por los
usos. A falta de estos
últimos, se observarán las
normas que anteceden.
Artículo 1522. Improcedencia del saneamiento
No hay lugar al saneamiento por vicio oculto
en la transferencia de animales y ganado hecha en
feria o en pública subasta,
ni en las de caballería de
desecho o en circunstancias equivalentes.
Artículo 1979. Responsabilidad por daño
causado por animal
El dueño de un animal
o aquel que lo tiene a
su cuidado debe reparar
el daño que este cause,
aunque se haya perdido
o extraviado, a no ser
que pruebe que el evento tuvo lugar por obra o
causa de un tercero.
En buena cuenta, la tendencia éticonormativa y de responsabilidad social
hoy en día se orienta a insertar crecientes
regulaciones relativas al bienestar animal.
Inclusive el marco legal y autorregulatorio
se orienta a procesos de certificación como
los de la norma ISO 26000 que confiere
nuevas dimensiones a la responsabilidad
social empresarial, esto es, la sostenibilidad
ambiental y bienestar animal, entendidas
como parte del núcleo de la reputación
empresarial y de la competitividad.
Es cosa digna de reflexión que aunque
muchos animales muestran mayor habilidad
que nosotros en algunas de sus acciones, en
cambio son completamente ineptos para
otras, de lo cual se infiere, no que tengan
entendimiento, pues en tal caso sería superior
al nuestro, y nos vencerían en todo, sino que
carecen de alma y que solo la naturaleza guía
sus actos según la disposición de sus órganos,
a la manera que un reloj, compuesto solamente de ruedas y resortes, mide el tiempo
y cuenta las horas mejor que nosotros a pesar
de toda nuestra prudencia. (Discurso del
método, 1637)
No es propósito del presente ensayo
analizar la dogmática de dicho discurso,
simplemente mostrarlo para luego caracterizar una crítica generalizada al enfoque en
referencia, como veremos a continuación.
4.Sujetos concernidos en el
derecho y legislación sobre
animales
En ese contexto, el texto del Código Civil
peruano de 1984 desarrolla los alcances
animales bajo el siguiente tenor:
6. La descosificación jurídica del
animal
En realidad se trata de un asunto que involucra a toda la ciudadanía, pero que una
mirada sistemática por categorías o segmentos nos permite apreciar la importancia de esta perspectiva jurídica al asunto
animal y cómo debiera ser parte de la formación de los abogados independientemente del área al cual se vayan a dedicar,
pues se trata de un tema que igualmente
los involucrará ética y profesionalmente:
consumidores; empresas: productores inversionistas (negocios ambientales), niños,
ancianos, enfermos; abogados: médicos,
veterinarios; especialistas en ciencias de
la vida y ciencias ambientales; docentes;
comunicadores; psicólogos; poblaciones
indígenas; autoridades y funcionarios de
nivel internacional, comunitario, nacional,
regional y local; asociaciones sin fines de
lucro y otros: como especialistas en ética,
filosofía ciencias humanas, etc.
Libro V: Derechos reales
5. Alcances normativos del Código Civil en materia animal
El marco ideológico del Código Civil de
1984 –a efectos de la temática que estamos abordando– influido por el Derecho
romano y la codificación napoleónica,
considera a los animales como bienes o
cosas (vg. animales salvajes), con lo cual
de alguna manera se inscribe en la denominada ética racional3.
3 Corriente de pensamiento que coincide, de algún modo, con
la ética proveniente de la tradición judeo-cristiana, ya que con-
Sección tercera: Derechos reales principales
Capítulo segundo: Adquisición de la propiedad
Subcapítulo I
Apropiación
Artículo 930. Apropiación por caza y pesca
Los animales de caza y
peces se adquieren por
quien los coge, pero
basta que hayan caído
en las trampas o redes, o
que, heridos, sean perseguidos sin interrupción.
Artículo 931. Caza y
pesca en propiedad
ajena
No está permitida la caza
ni la pesca en predio
ajeno, sin permiso del
dueño o poseedor, según
el caso, salvo que se trate
de terrenos no cercados
ni sembrados.
Los animales cazados
o pescados en contravención a este artículo
pertenecen a su titular
o poseedor, según el
caso, sin perjuicio de
la indemnización que
corresponda.
Subcapítulo III
Accesión
Artículo 946. Accesión
natural
El propietario de animal
hembra adquiere la cría,
salvo pacto en contrario
(*).
Para que los animales
se consideren frutos,
basta que estén en el
vientre de la madre, aunque no hayan nacido.
En los casos de inseminación artificial realizada
con elementos reproductivos procedentes de animal ajeno, el propietario
de la hembra adquiere la
cría pagando el valor del
elemento reproductor,
si obra de buena fe, y
el triple de dicho valor,
si lo hace de mala fe
(*). Rectificado por Fe
de Erratas, publicada el
24-07-84.
sidera a los animales con un criterio instrumental y, por cierto,
subordinados al hombre. Para esta forma de pensamiento –que
pareciera ser la mayoritaria en la historia de occidente– la razón
o la racionalidad constituiría la única capacidad que nos permite
distinguir con qué sujetos tenemos algún tipo de obligación
moral (Bordalli 1997).
Actualidad Gubernamental
Uno de los defensores de la abolición de
la explotación animal, Gary Francione, al
referirse a la diferencia entre la propiedad
animal y otras clases de propiedad considera lo siguiente:
Hay, por supuesto, una diferencia de hecho
entre la propiedad animal y otras clases de
propiedad, en que a diferencia de nuestros autos, los iPods, etc., los animales no
humanos son sintientes. Tienen conciencia
subjetiva. Tienen intereses. Hay cosas que los
no humanos quieren, desean, o prefieren en
particular, ellos tiene un interés en no sufrir,
no experimentar dolor, y continuar viviendo.
De este modo importante, la propiedad
animal es diferente de cada otra clase de
propiedad. Una vaca es un ser sintiente, el
cual es subjetivamente consciente y puede
sufrir; un iPod no es un ser sintiente y no tiene
ninguna conciencia subjetiva. No hay nada
que un iPod quiera, desee, o prefiera (…).
El problema es que cuesta dinero dar protección a los intereses animales. En su mayor
parte, protegemos solo aquellos intereses
animales de cuya protección obtenemos una
ventaja económica.
Por lo tanto, el nivel de bienestar animal
permanece bajo y sujeto a la condición de
los animales como mercancías con un valor
económico. Como cuestión general, una sociedad que come no-humanos –una práctica
que no se puede justificar por cualquier otra
cosa que no sea el placer o la conveniencia
humanos–, no puede esperar “comprar”
mucha protección para esos animales dado
que cuesta dinero hacerlo y que cualquier
aumento significativo en la protección daría
lugar a que los productos animales se tornaran considerablemente más costosos.
N° 81 - Julio 2015
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Informes Especiales
Este tipo de consideraciones –entre otras
más– han conducido a postulaciones jurídicas en el orden de afirmar un estatus
legal de los animales diferente al tradicional como bien (semoviente).
De otra parte actualmente la legislación francesa pretende reconocer a los
animales como “seres vivos dotados
de sensibilidad”. En el año 2013 se
promovió en Francia un proyecto de
ley (aprobado por los diputados en el
2014) mediante el cual se trastoca una
tradición jurídica secular que concibe a
los animales como “bienes muebles”. En
tal sentido el nuevo estatus jurídico de
los animales correspondería al de seres
sintientes (OJA, 2004). Dicho proyecto
fue apoyado e impulsado por el filósofo
y exministro de Educación, Luc Ferry,
para quien la legislación napoleónica
que trataba a los animales como muebles es un absurdo. Afirmó: “Nadie ha
torturado jamás un reloj. Estos animales
sufren, tienen emociones y sentimientos.
No es una cuestión de hacer animales
sujetos de la ley (…) sino simplemente
de protegerlos contra ciertas formas de
crueldad” (OJA, 2004). La consecuencia
jurídica radicaría en que los animales
ya no serían considerados como bienes
muebles y, por ende, como propiedad,
sino que en tanto “seres sintientes” se
debe respetar y compartir la vida, lo
cual abre un debate complejísimo en
múltiples direcciones que no podremos
desarrollar en el presente estudio.
Sin embargo, al decir de algunos juristas
franceses, estas enmiendas en última
instancia no cambiarían radicalmente el
trato y relación patrimonialista o cosificada con el animal. En efecto, en un trabajo
reciente sobre “El estatuto jurídico de los
animales en el Derecho francés” (Jiménez,
2014) se menciona lo siguiente:
Colette Capdevielle, una de las diputadas que
presentó la enmienda, reconoce que se trata
de una “enmienda de coherencia con el Código rural y con el Código penal”, pero que “no
comporta ninguna consecuencia jurídica”.
Asimismo, Laurence Abeille y Geneviève
Gaillard, unas diputadas que propusieron
unas enmiendas más ambiciosas pero que
fueron rechazadas, aseguran también que
la enmienda no tiene en cuenta el bienestar
del animal; se trata, pues, de “una buena
intención, pero su reconocimiento no tendrá
ningún efecto para el animal en lo cotidiano”.
Así, Geneviève Gaillard echa de menos una
verdadera proposición de ley sobre el estatuto del animal que permita, según ella, poder
llegar más lejos. En los mismos términos se
posiciona también Jean Glavany, otro de los
diputados que, junto a Colette Capdevielle
y Cécile Untermaler, propuso la enmienda,
considerando que “entendemos esto como
una medida simple” y “simbólica” pero que
“puede ser útil”.
De igual manera, Jean-Marc Neumann,
jurista, autor del blog Animaletdroit.com y
vicepresidente de la LFDA (Fundación De-
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recho Animal, Ética y Ciencias), es rotundo
al señalar que, si la enmienda es definitivamente adoptada, lo único que cambiará
serán “algunas frases en el Código civil, pero
nada sobre el fondo”, pues “no cambiará los
comportamientos hacia los animales, que
podrán seguir siendo vendidos, alquilados,
explotados… Las prácticas más crueles como
las corridas de toros, la caza de montería,
las peleas de gallos, el sacrificio ritual y
ciertas formas de pesca o matanza no serán
remitidas”.
En resumen, a modo de evaluación de las
tendencias, si bien los cambios no aparecen tan contundentes en el sentido de no
remecer las bases del sistema legal civil,
la perspectiva a mediano plazo se perfila
mediante el surgimiento de un nuevo
paradigma ya no solo en términos de la
lógica de los derechos reales sino que se
imbrica progresiva e inextricablemente con
el propio supuesto “sacrosanto” derecho de
las personas.
Recordemos que una de las reformas constitucionales en relación con nuestra materia es precisamente la del año 2002 en
Alemania, cuando se regula lo siguiente:
Art. 20a. [Protección de los fundamentos
naturales de la vida y de los animales]
El Estado, asumiendo igualmente su responsabilidad respecto a las generaciones
futuras, protege los recursos naturales y
a los animales por medio del ejercicio del
poder legislativo, en el cuadro del orden
constitucional y de los poderes ejecutivo y
judicial en las condiciones que establezcan
la ley y el derecho.
A ello cabría sumar en términos constitucionales lo referido a Suiza y Austria, por lo
cual estamos asistiendo progresivamente
a un proceso de constitucionalización
animal y su correspondiente derivación o
desarrollo infraconstitucional en el escenario del derecho civil4, entre otras ramas
del derecho.
Colofón
En nuestro país un precursor de esta
preocupación jurídica fue Alfredo Gonzáles Prada (hijo de Manuel Gonzáles
Prada), quien con su tesis doctoral de
jurisprudencia titulada El derecho y el
animal en la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, precisamente hace un siglo
(1914), marcó un antecedente doctrinal.
Refiere Luis Alberto Sánchez5 que apesar de las burlas y suspicacias sobre la
seriedad de una tesis como esa y para
aquella época, el jurista Juan Bautista
de Lavalle informó positivamente la
sustentación reconociendo la erudición
y fundamentación de sus ideas.
4 Sobre la Constitución y el animal, ver Foy (2014).
5 SÁNCHEZ, Luis Alberto. El derecho y los animales. https://
www.youtube.com/watch?v=4J4IDX0rf3o [Consulta: 15 de
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Actualidad Gubernamental
N° 81 - Julio 2015
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