SEBASTIÁN DE LLANOS Y VALDÉS (Sevilla, hacia 1605 – 1677) “David con la cabeza de Goliat” Óleo sobre lienzo 187,9 x 110,2 cm. Pintado hacia 1655. Procedencia: Colección privada. Londres. Hijo de Sebastián Ruiz y María de la Cruz, según consta por la partida de su primer matrimonio con Jerónima Bernal en 1631, donde figura ya como pintor independiente, debió de nacer hacia 1605 o poco después. Viudo de su primera esposa, en 1633 contrajo nuevo matrimonio con Gregoria de Arellano, del que nació su único hijo, Francisco José de Valdés, que ingresaría en la Orden de Predicadores. Muerta ésta, todavía contrajo un tercer matrimonio en 1649 con María Pellicer, quien le sobrevivió. Antonio Palomino, que no le dedico biografía, cuenta en la de Alonso Cano que tuvo un desafío con éste, a quien tenía alojado en su casa, del que resultó gravemente herido en la mano derecha, siendo esta la razón por la que Cano abandonó Sevilla en 1638. Aunque se ha dicho que era de origen hidalgo, por lo que siempre hacía constar el don en sus firmas, y que llevó una vida desahogada un tanto al margen de la actividad profesional, viviendo de alquiler en casas de elevado precio, lo cierto es que Llanos aparece en la documentación estrechamente involucrado en la vida gremial sevillana, siendo en 1653 nombrado Alcalde del Gremio de Pintores de Sevilla, y examinando como tal un año después a Cornelio Schut. Se sabe también que recibió a varios aprendices en su taller, entre ellos en 1656 a Juan Real, a una edad inusual por lo temprana, pues sólo contaba nueve años. Al crearse la Academia de Bellas Artes en la parroquia de San Lucas en 1660 figuró entre sus fundadores, tomando una participación activa en todos los años de su existencia y contribuyendo generosamente a su sostenimiento económico. El año de su creación fue nombrado cónsul de ella, cargo que ostentó de nuevo junto a Juan de Valdés Leal en 1663. Un año más tarde, por desistimiento de éste, fue elegido presidente, superando en votos a Cornelio Schut, y en 1668 figuraba aún como presidente, elegido por tercera vez, siendo el pintor que más tiempo estuvo a su frente. Falleció el 10 de octubre de 1677, tras hacer testamento declarando su voluntad de ser enterrado en la iglesia de la Magdalena, de la que era parroquiano, o en el convento dominico de San Pablo, donde profesó su hijo y fue finalmente enterrado. Y, a pesar de lo que se ha afirmado de su solvencia económica, quizá por haber gastado en exceso, no ordenaba misas, «porque estoy muy pobre», añadiendo que no llevó bienes a su último matrimonio y que los que tenía al presente eran de poco valor, debiéndoselos a su esposa por la correspondiente dote. En la obra de Llanos Valdes, los recuerdos de Herrera el Viejo, presente en los monumentales evangelistas de cuerpo entero de la Casa de Pilatos de Sevilla (Fundación Medinaceli), se ven matizados por las influencias zurbaranescas y las genovesas de Bernardo Strozzi, de quienes toma la iluminación tenebrista y los tipos fuertemente expresivos, como se advierte en la Piedad firmada en 1666 y en el San Juan Bautista ante el Sanedrín, de 1668, ambas en la catedral de Sevilla. En la Virgen del Rosario también de la catedral, el modelo de la Virgen parece directamente tomado de Zurbarán, aunque en ella se advierta también algo de mayor movimiento barroco. En 1670 fechó las cabezas degolladas de San Pablo y San Juan Bautista de la iglesia del Salvador de Sevilla. El patético efecto de estas cabezas cortadas, destacando de la penumbra por la fuerte iluminación que incide directamente sobre ellas, aunque no fuesen totalmente nuevas, tuvo una gran aceptación en la devoción popular sevillana, conservándose en cierta cantidad réplicas originales o copias de taller, alguna vez atribuidas a Juan de Valdés Leal, a quien se anticipó. Este “David” es obra todavía bajo la influencia de Herrera, el modelo es muy expresivo, casi grotesco, la factura tiene ecos de la pintura genovesa de Strozzi, muy empastada y modelada como es el caso del San Juan Bautista de la parroquia de Nuestra Señora de la Victoria de Conil (fig. 1). Igualmente con un punto de vista de abajo a arriba y dejando un paisaje bajo los pies con una línea de horizonte muy baja, destacando la monumentalidad de la figura, son también los cuatro lienzos que representan San Longinos (fig. 2), el Centurión (fig. 3), David y Zaqueo, subastados en Christie’s de Londres el 30 de abril como del taller de Zurbarán y que con toda probabilidad estén realizados también por Llanos y Valdés. El canon alargado del David, calidad y técnica son los mismos que los de la “Magdalena meditando”, firmada y fechada en 1657 (Fig. 4). Fig. 1 Fig. 2 y 3 Fig.4