SEBASTIÁN DE LLANOS Y VALDÉS (Sevilla, hacia 1605 – 1677) “La cabeza de San Juan Bautista sobre un plato de peltre” Óleo sobre lienzo 44.5 x 55.8 cm. Firmado y fechado: …….llanos/valdes faciebat/Ano 1660 Inscripciones: 405 (ángulo inferior derecho) D.P J.A.L (al dorso) Procedencia: Colección privada, Valencia (desde mediados del siglo XIX) La iconografía de las cabezas cortadas de mártires tuvieron una gran aceptación en la devoción popular sevillana durante la segunda mitad del XVII, siendo Llanos y Valdés el pintor con más éxito en este tipo de representaciones y anticipándose a Juan de Valdés Leal a quien se le han atribuido muchas de las cabezas degolladas realizadas por Llanos. Otras cabezas cortadas de Llanos y Valdés son; San Juan Bautista y San Pablo en la parroquia del Salvador de Sevilla fechadas 1670, cabeza de San Pablo de 1675 en el museo del Louvre , dos cabezas de San Laureano una en el museo Vaticano y otra en el museo de Gotemburgo, cabeza de san Juan Bautista antiguamente en la colección Joaquín Carvallo, Chateau de Vilandry en Francia y otras dos que han pasado hace años por el comercio estaban fechadas en 1672. Todas ellas con una magnifica técnica, tanto en el tratamiento tenebrista como en las descripción de los dramáticos rostros imbuidos en un rigorosos realismo. Esta cabeza de San Juan Bautista de 1660 es la obra mas temprana conocida firmada y fechada por el pintor. Biografía: Hijo de Sebastián Ruiz y María de la Cruz, según consta por la partida de su primer matrimonio con Jerónima Bernal en 1631, donde figura ya como pintor independiente, debió de nacer hacia 1605 o poco después. Viudo de su primera esposa, en 1633 contrajo nuevo matrimonio con Gregoria de Arellano, del que nació su único hijo, Francisco José de Valdés, que ingresaría en la Orden de Predicadores. Muerta ésta, todavía contrajo un tercer matrimonio en 1649 con María Pellicer, quien le sobrevivió. Antonio Palomino, que no le dedico biografía, cuenta en la de Alonso Cano que tuvo un desafío con éste, a quien tenía alojado en su casa, del que resultó gravemente herido en la mano derecha, siendo esta la razón por la que Cano abandonó Sevilla en 1638. Aunque se ha dicho que era de origen hidalgo, por lo que siempre hacía constar el don en sus firmas, y que llevó una vida desahogada un tanto al margen de la actividad profesional, viviendo de alquiler en casas de elevado precio, lo cierto es que Llanos aparece en la documentación estrechamente involucrado en la vida gremial sevillana, siendo en 1653 nombrado Alcalde del Gremio de Pintores de Sevilla, y examinando como tal un año después a Cornelio Schut. Se sabe también que recibió a varios aprendices en su taller, entre ellos en 1656 a Juan Real, a una edad inusual por lo temprana, pues sólo contaba nueve años. Al crearse la Academia de Bellas Artes en la parroquia de San Lucas en 1660 figuró entre sus fundadores, tomando una participación activa en todos los años de su existencia y contribuyendo generosamente a su sostenimiento económico. El año de su creación fue nombrado cónsul de ella, cargo que ostentó de nuevo junto a Juan de Valdés Leal en 1663. Un año más tarde, por desistimiento de éste, fue elegido presidente, superando en votos a Cornelio Schut, y en 1668 figuraba aún como presidente, elegido por tercera vez, siendo el pintor que más tiempo estuvo a su frente. Falleció el 10 de octubre de 1677, tras hacer testamento declarando su voluntad de ser enterrado en la iglesia de la Magdalena, de la que era parroquiano, o en el convento dominico de San Pablo, donde profesó su hijo y fue finalmente enterrado. Y, a pesar de lo que se ha afirmado de su solvencia económica, quizá por haber gastado en exceso, no ordenaba misas, «porque estoy muy pobre», añadiendo que no llevó bienes a su último matrimonio y que los que tenía al presente eran de poco valor, debiéndoselos a su esposa por la correspondiente dote. En la obra de Llanos Valdes, los recuerdos de Herrera el Viejo, presente en los monumentales evangelistas de cuerpo entero de la Casa de Pilatos de Sevilla (Fundación Medinaceli), se ven matizados por las influencias zurbaranescas y las genovesas de Bernardo Strozzi, de quienes toma la iluminación tenebrista y los tipos fuertemente expresivos, como se advierte en la Piedad firmada en 1666 y en el San Juan Bautista ante el Sanedrín, de 1668, ambas en la catedral de Sevilla. En la Virgen del Rosario también de la catedral, el modelo de la Virgen parece directamente tomado de Zurbarán, aunque en ella se advierta también algo de mayor movimiento barroco.