Debates sobre las Transformaciones Políticas en el Territorio

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Debates sobre las Transformaciones Políticas en el Territorio Nacional del Chaco
(1918-1930). El Papel de la Opinión Pública Chaqueña.
Leoni de Rosciani, María Silvia
Instituto de Historia. Facultad de Humanidades. U.N.N.E.
Av. Las Heras 727 - (3500) Resistencia – Chaco - Argentina
E-mail: msleoni@hum.unne.edu.ar
ANTECEDENTES
El planteo de la problemática de las formas de participación política en la Argentina, con anterioridad
al establecimiento del sufragio universal, ha permitido determinar otros canales de acción, más allá del acto
eleccionario, vinculados con la formación de la esfera pública.
Consideramos particularmente interesante la adopción de este enfoque para el estudio del sistema
político en los territorios nacionales, espacios donde la participación política de sus habitantes se nos
presenta, en primera instancia, restringida únicamente a las elecciones municipales hasta 1951.
A pesar de la falta de canales directos para la participación a nivel territoriano y nacional, advertimos
la utilización de otros mecanismos de vinculación entre la sociedad civil y el poder político, que comienzan a
emplearse en la década de 1910, mecanismos que dan sus características propias a la cultura política
territoriana.
Un trabajo previo sobre el Chaco bajo el gobierno radical (García, 1986), nos llevó a plantearnos cómo
se formó en esa etapa la opinión pública territoriana y en qué medida y sentido incidió en las cuestiones
políticas que se manejaron en aquellos años.
M ATERIALES Y MÉTODOS
Nos proponemos estudiar el papel jugado por la opinión pública del Territorio Nacional del Chaco en
la problemática de la participación política y la autonomía, en su primera etapa, entre 1918 y 1930, cuando
aparecen los movimientos de opinión que se manifiestan a través de petitorios, proclamas y organizaciones
surgidas al margen de los partidos, para luchar por los derechos políticos de los territorianos.
Recurrimos al concepto de esfera pública, que consideramos constituye un instrumento eficaz para
comprender la forma en que, ante la falta de otros canales participativos, se estructuró ese espacio de
mediación entre la sociedad civil y el estado y se construyó en su seno una opinión pública que intervendría
en temas tales como los relativos a la ampliación de la participación política y a la provincialización del
territorio.
Atenderemos al papel y la acción desempeñados por los periódicos, en cuanto se erigieron en
formadores, orientadores y representantes de esa opinión, así como a la llamada “cultura de la movilización”
que comprende los movimientos de opinión que aparecieron ante distintas circunstancias que afectaban a la
vida política del Territorio, cuya conformación debe estudiarse para poder explicar sus diversos, y a veces
contrapuestos, objetivos.
DISCUSIÓN DE RESULTADOS
El objetivo perseguido por la Ley Nº1532, de Organización de los Territorios Nacionales (1884), era
permitir el desarrollo de los mismos y prepararlos progresivamente para alcanzar la provincialización; por lo
tanto, su situación institucional era considerada transitoria. El artículo 4º de la ley establecía que, cuando la
población de una gobernación alcanzara los sesenta mil habitantes, ésta tendría derecho a ser declarada
provincia argentina, aunque no determinaba los mecanismos para hacerlo. Hacia 1920, el Chaco había
cumplido con este requisito: según el censo levantado ese año, contaba ya con 60.564 habitantes. No
obstante, la provincialización no se produciría sino hasta tres décadas después.
Mientras tanto, quienes residían en los territorios tenían derechos políticos muy restringidos, pues no
podían participar en las elecciones de autoridades nacionales ni elegir sus propios gobernantes locales, ya que
el gobernador era designado por el Poder Ejecutivo Nacional, con acuerdo del Senado, al igual que los jueces
letrados. Cada gobernador, que duraba tres años en sus funciones, venía acompañado con su grupo de leales
que ocupaban los distintos puestos en la función pública (administración, policía). En algunas oportunidades,
desconocía la realidad del Territorio, o bien, no demostraba ningún interés por la problemática del mismo.
De esta manera, los habitantes de los territorios estaban limitados a la participación política en el
ámbito municipal, en aquellas secciones con más de mil habitantes. Pero, en la práctica, muy pocas
localidades en condiciones legales de convertirse en municipios adquirieron este rango y, las que lo habían
alcanzado, muchas veces descendían de categoría, o bien, estaban sujetas a constantes intervenciones.
El crecimiento experimentado por Resistencia en las primeras décadas del siglo, permitió la formación
de la esfera pública, con el desarrollo alcanzado por el periodismo, la actividad de centros, clubes y cafés, que
proporcionaron espacios de encuentro y discusión, y con la creación de asociaciones de diverso tipo, que se
expresaron en defensa de lo que consideraban eran los intereses del Territorio. En este ámbito se daría lugar a
la llamada “cultura de la movilización”.
Aparecieron así agrupaciones, a partir de 19l8, que peticionaban por la ampliación de los derechos
cívicos de los habitantes, debido al estado de indefensión en que éstos se encontraban frente a aquellos
malos gobernadores que llegaban con su círculo de funcionarios, ajenos a la realidad local. Los nombres de
estas asociaciones son ilustrativos sobre sus fines: Liga Territorial para la representación en el Congreso
(1918) y Comité por un gobernador chaqueño (1919).
En su organización jugó un papel central el periodismo, que había consolidado su lugar en el medio
ciudadano y pasaba por una etapa de auge. Podía incluso enorgullecerse de su contribución al alejamiento de
ciertos malos gobernantes, así como de haber sufrido, en algunos casos, clausuras y persecuciones por su
posición combativa frente a las administraciones ineficaces o deshonestas. La participación política de los
directores de los periódicos fue decisiva, tanto en el marco municipal como en la gestación de movimientos y
asociaciones territoriales. De ellos saldrá la idea inicial de reunir un congreso de la prensa territorial, que
finalmente se llevaría a cabo en Santa Rosa (La Pampa) en 1917, en el cual se acordó solicitar la
provincialización de este territorio. Participaron allí representantes de Nueva Era, El Colono, La Voz del
Chaco, El Heraldo Chaqueño y La Verdad .
Por su parte, los sucesivos gobiernos nacionales proyectaron y discutieron alternativas políticas para
los territorios, que iban desde la provincialización inmediata hasta diferentes posibilidades de autonomía
gradual. Así, en el marco de la “reparación nacional” y de la ampliación de la participación política
proyectada por el radicalismo, bajo las dos presidencias de Hipólito Yrigoyen, se intentó extender la
ciudadanía política a los habitantes de los territorios. En 1919, Yrigoyen elaboró un proyecto de
provincialización de La Pampa, en el que luego incluiría a Misiones y, en 1922, al Chaco. Advertía que el
problema de los territorios nacionales era de vital importancia para la República, pues, extraños a los
beneficios del desarrollo del país por falta de estímulo de las autoridades y por las irregularidades del régimen
pasado, aquellos habían adquirido el derecho del gobierno propio, no sólo por su cantidad de habitantes, sino
también por el ejercicio de su gobierno comunal y el progreso económico alcanzado.
El diputado radical Pedro Bidegain presentó un proyecto de provincialización para el Chaco, en 1927; al
año siguiente, Eduardo Giuffra y Romeo D. Saccone, lo incluían en sus respectivos proyectos, entre otros
territorios por ser provincializados. Ninguno de ellos llegaría a debatirse.
Tampoco hubo movimientos locales que apoyaran estos proyectos de provincialización. Al contrario, los
periódicos, la Asociación de Fomento y Defensa de los intereses del Chaco, la Sociedad Rural del Chaco, los
movimientos por la obtención de derechos políticos y distintos actores se manifestaron contrarios a ella,
aduciendo motivos económicos y políticos. Entre los primeros, se señalaba que se acabarían las ventajas para
el desarrollo de la producción en el territorio y que la inexistencia de rentas para sostener la nueva provincia,
redundaría en la creación de nuevos y gravosos impuestos. Entre los segundos, se aducía la escasa
preparación cívica de los habitantes, el posible caos que sobrevendría en la lucha por el control político y la
incorporación de los vicios propios de la política criolla. Quienes alegaban estas últimas razones, defendieron
la conveniencia de mantener el “apoliticismo” de los habitantes del territorio, como un medio de evitar las
crisis que se producían en otras provincias y de proporcionar al Chaco un estado de tranquilidad propicio para
concentrar todos los esfuerzos en su desarrollo socio-económico. Sólo hubo tibias manifestaciones favorables
a la provincialización por parte de adherentes locales al radicalismo, a fines de la década de 1920.
Como contrapartida, la demanda por la representación parlamentaria de los habitantes de los territorios en
la Cámara de Diputados de la Nación, con voz y voto, fue una de las más contundentes. Si bien no estaba
contemplada en la ley 1532, sus defensores sostenían que era un mandato constitucional. El periódico El
Colono, dirigido por Enrique Lynch Arribálzaga, propulsó la medida en 1918 y gestó la reunión en
Resistencia de una Asamblea pro representación parlamentaria, en la que participaron figuras destacadas del
periodismo, el comercio y la política locales. De ella surgiría la Liga del mismo nombre, presidida por Lynch
Arribálzaga. La Liga se propuso difundir sus objetivos entre la prensa y las figuras de la política nacional,
buscar la adhesión de la opinión pública de otros territorios y crear subcomités en el interior del Chaco; así,
sus propuestas obtuvieron apoyo en La Pampa, Formosa, Misiones y Neuquén y repercutieron favorablemente
entre figuras destacadas de la política nacional.
Tras esta iniciativa surgida en el Chaco, los habitantes de distintos territorios lograron coordinar una
acción conjunta, a través de la Junta Permanente pro representación parlamentaria, organizada en 1922 y
presidida por Luis Zuberbühler.
El presidente Marcelo T. de Alvear, partidario de dar un paso intermedio con respecto a la situación
política de los territorios, elevó al Congreso un proyecto para la elección de delegados territorianos en la
Cámara de Diputados de la Nación, con voz pero sin voto. Presentaba esta propuesta, que ya había sido
contemplada en varios proyectos desde 1900, “atendiendo a una petición de la población de los territorios”.
Pero la Liga Pro Representación Parlamentaria se opondría a las distintas iniciativas que negaban el
derecho a voto de los representantes territorianos. Enviaría una nota a Alvear –como también a algunos
diputados nacionales-, solicitando que se reconociera al pueblo de los territorios, y no a cada territorio en
particular, la representación prescrita por el texto constitucional, con todos sus atributos, así como la
participación en las elecciones de presidente y vicepresidente. Estampa Chaqueña sostendría:
Aún con todos los males y vicios de que pueda adolecer, es preferible que venga la provincia,
si no fuera posible obtener la representación con el pleno goce de los derechos que la
Constitución acuerda a los miembros del Congreso de la Nación”
Alvear también proyectó, como otro paso, la creación de legislaturas territoriales. La ley 1532 establecía
que se formarían legislaturas en las gobernaciones con más de 15.000 habitantes, las cuales debían estar
conformadas por delegados de los distritos municipales, a razón de uno por cada fracción que no bajara de
1500. Pero Alvear advertiría, luego de presentar su proyecto, las dificultades existentes para su instalación,
derivadas de la falta de previsiones legales referentes al procedimiento legal, al quórum, a su constitución y a
sus facultades, motivo por el cual se propuso modificar la ley 1532. Estas iniciativas de transformación
política, como las anteriores, no llegaron a concretarse.
Tampoco la creación de una legislatura fue bien recibida en el territorio. A fines de la década de 1920,
ante la insistencia del periódico La Prensa, de Buenos Aires, a favor de la creación de legislaturas
territoriales, Ildefonso Pérez, director de Estampa Chaqueña, exhibía distintos argumentos contrarios a la
medida: el Chaco contaba con cinco comunas electivas, por lo cual, estaría representado sólo un bajísimo
porcentaje de la población; por otra parte, dado el extraordinario crecimiento demográfico, la Legislatura
tendría un número excesivo de integrantes, entre 60 y 70; también existían contradicciones entre la ley de
territorios y la ley electoral 11387, así como disposiciones peligrosas que facultaban a los gobernadores para
obstaculizar la labor legislativa; por último, la instalación de la legislatura acarrearía gastos excesivos, que
podrían invertirse, con más provecho, en caminos.
Otro aspecto que tempranamente preocupó a los chaqueños fue la designación de un gobernador nativo, o
que conociera los problemas del territorio y atendiera las aspiraciones de sus habitantes. Estos reclamos se
reiterarían ante cada cambio de autoridades. En 1919, por iniciativa de varios periódicos de Resistencia, se
realizó una asamblea, en la cual quedó constituido el Comité por un gobernador chaqueño, bajo la presidencia
de Lynch Arribálzaga. El Comité solicitó al Poder Ejecutivo la designación de un ciudadano nativo o radicado
por largo tiempo, así como la reforma parcial de la ley 1532, para que en los territorios con más de 30.000
habitantes el gobernador fuera elegido directamente por los ciudadanos residentes en ellos. También se
reclamaba que se le concediera mayores atribuciones administrativas, ya que, en la práctica, se limitaba a ser
“un delegado del Ministerio del Interior”.
Si bien la organización del Comité representó un esfuerzo más orgánico, ante la proximidad de cada
cambio de autoridades territorianas, se realizaban reuniones, se formaban comisiones para apoyar alguna
candidatura y se elevaban petitorios. Estos reclamos no lograron su objetivo a lo largo de la etapa radical.
CONCLUSIONES
Las referencias a la persecución de fines exclusivamente económicos por parte de los habitantes del
Chaco son constantes en la prensa del territorio, así como los esfuerzos por despertar en ellos otras
inquietudes. El periodismo chaqueño trabajó activamente para formar y orientar a la opinión pública del
territorio. Sin embargo, los movimientos de opinión, entre cuyos integrantes vemos repetirse los mismos
nombres de periodistas, docentes y profesionales, no lograron proyectarse más allá de un reducido núcleo y
murieron por falta de convocatoria. Indiferencia y temores a las consecuencias económicas del cambio fueron
los motivos exhibidos. Contrariamente a lo que ocurría en el territorio, estos movimientos alcanzaron
proyección a nivel nacional y sus reclamos hallaron eco en la prensa de Buenos Aires y en la Cámara de
Diputados; no obstante, sus logros fueron muy reducidos, pues se limitaron a llamar la atención sobre las
necesidades de los territorios, pero sin obtener ningún cambio en el sistema político. Por otra parte, los
proyectos manejados por los gobiernos radicales no encontraron eco favorable entre los territorianos. Así, la
situación política, al llegar la década del 30, no había diferido.
BIBLIOGRAFÍA
Orietta Favaro y Mario Arias Bucciarelli. “El lento y contradictorio proceso de inclusión de los habitantes de
los territorios nacionales a la ciudadanía política: un clivaje en los años '30”. En: Entrepasados, año V, Nº
9, fines 1995.
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Segundo Linares Quintana Derecho público de los Territorios Nacionales, argentino y comparado. Bs.As.,
1937.
Ismael Orizaola Roldán. Historia del provincialismo de La Pampa. Bs.As., Imp. Araujo, 1934.
Hilda Sábato La política en las calles. Entre el voto y la movilización. Buenos Aires, 1862-1880. Bs.As.,
Sudamericana, 1998.
Julio César Viyerio. Vida, pensamiento y obra de Enrique Lynch Arribálzaga (inédito).
Publicaciones oficiales
Argentina. Cámara de Diputados. Diario de Sesiones
Presidencia Alvear. Compilación de Mensajes, Leyes, Decretos y Reglamentaciones. Bs.As., 1928, t.I
Publicaciones periódicas:
La Voz del Chaco
Estampa Chaqueña
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