1 Acuerdo N° 481 29 En la ciudad de Rosario, a los días del mes de Noviembre de dos mil diez, se reunieron en Acuerdo los señores miembros de la Sala Primera, Integrada, Civil Comercial y de de la la Cámara ciudad de de Apelación Rosario, en lo doctores Ariel Carlos Ariza, Ricardo A. Silvestri, y la doctora María del Carmen Álvarez con quien se integra el tribunal, para dictar sentencia en los autos caratulados “FAJARDO, Juan Carlos Rodolfo y/u otra contra RÍOS, Cristina Noemí y/u otro sobre Resolución de Contrato, Restitución de Precio, Daños y perjuicios” (Expte. Nº 21/2010), venidos para resolver los recursos de nulidad y de apelación interpuestos por ambas partes contra el fallo número 1.335 de fecha 4 de agosto de 2009, proveniente del Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil, Comercial y Laboral Nº 2 de San Lorenzo. Realizado el estudio de la causa, se resolvió plantear las siguientes cuestiones: Primera: ¿Es nula la sentencia recurrida? Segunda: En su caso, ¿es ella justa? Tercera: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? Correspondiendo votar en primer término al señor vocal doctor Ariza, sobre la primera cuestión dijo: Los recursos de nulidad interpuestos a fojas 301 y 303 no han sido sustentados de modo autónomo en esta 2 instancia. A todo evento, las críticas que ambas partes recurrentes enuncian refieren vicios a procedendo tratarse y no y en in procedimentales obtener recursos advirtiéndose respectivos iudicando pueden sendos sus la que y no a adecuada de vicios in respuesta al apelación. existencia de justifiquen memoriales Por ello, irregularidades un pronunciamiento oficioso, corresponde su desestimación. Voto, pues, por la negativa. Sobre la Silvestri, misma a quien cuestión, le el señor correspondió vocal votar en doctor segundo lugar dijo: Que adhiere a los fundamentos expuestos por el señor vocal doctor Ariza, y vota por la negativa. Concedida Álvarez, a la palabra quien le a la señora correspondió vocal votar en doctora tercer término, y a esta cuestión dijo: Que coincide con lo manifestado por el señor vocal doctor Ariza y vota negativamente a esta cuestión. Sobre la segunda cuestión, el señor vocal doctor Ariza, dijo: 1. jueza Mediante la sentencia recurrida (fs.205/207), la de demanda Nicolina primera promovida Sestito instancia por Juan -cónyuges acogió Carlos entre parcialmente Rodolfo sí- Fajardo contra la y Cristina Noemí Ríos y Hugo Ismael Alba -también cónyuges entre 3 sí-. Por un lado, hizo lugar a la acción redhibitoria y declaró resuelto el contrato de compraventa de automotor celebrado entre las partes mediante boleto de fecha 28.09.2006, ordenándoles restituirse recíprocamente lo que hubieran recibido en virtud del mismo en el término de diez días, percibida por indicando los la que a demandados intereses a tasa pasiva publicada mensualmente República Argentina por hasta la debían promedio el el suma Banco de dinero adicionársele mensual sumada Central de vencimiento del la plazo otorgado, aplicándose de allí en adelante la misma tasa pero capitalizada. Para así decidir, señaló la jueza que estaba fuera de discusión que los demandados vendieron a los actores un camión marca Ford F-7000 modelo 1980, chasis con compraventa cabina, dominio suscripto en RMZ fecha 294, según 28.09.2006, boleto de habiéndose hecho la entrega del rodado a los compradores y habiendo éstos pagado totalmente el precio convenido, girando la controversia en torno a la existencia del vicio invocado. Indicó la magistrada que esta compraventa se hallaba sometida a las reglas generales en cuanto contrato y a las normas especiales en lo relativo a la transmisión dominial. En lo atinente a la existencia del vicio, juzgó indudable que el grabado de la numeración del motor del camión tenía un problema, pues en una 4 primera verificación física del mismo, ordenada por la autoridad registral, se concluyó que dicha numeración era apócrifa estampado, por no mientras guardar que simetría una ni plano verificación de posterior dictaminó que si bien la numeración poseía una variante en el estampado, provendría actitud de un el mismo era el error de fábrica, en tanto que, delictiva, original no pues presumiéndose según bibliografía específica, el número del motor habría sido estampado en el año 1968 en forma manual, conservando en este caso su estado primitivo de origen. Tuvo en consideración las declaraciones testimoniales de los agentes verificadores como asimismo del Jefe de la Sección de Verificación Automotores de la Unidad Regional XVII San Lorenzo de la Policía de la Provincia y de la titular del Registro Público del Automotor de San Lorenzo, en cuanto manifestaron que, en tales condiciones y mientras el problema no fuese solucionado, el vehículo no podía ser transferido. Concluyó que se trataba de un vicio grave pues, de conformidad con la normativa específica aplicable (decreto-ley 6582/58, t.o. Decr. 1114/97, y decreto 335/88), aun cuando se lograra la transferencia, la inscripción “numeración prácticamente respectiva dudosa”, fuera llevaría estigma del que comercio, la constancia pondría al deduciendo de camión de ello 5 que, de haber conocido el problema, los accionantes se habrían abstenido de comprarlo. Entendió que se trataba de un vicio oculto dado que la irregularidad únicamente pudo ser advertida por especialistas en el tema, resultando indiferente que los compradores se dedicaran al transporte no los por más transformaba de en veinte expertos años o ya que ello profesionales en materia de numeración de motores. Por otro lado, rechazó la pretensión resarcitoria de daños y perjuicios, remarcando que la indemnización prevista en el artículo 2176 del Código Civil como accesoria a la acción redhibitoria sólo resulta procedente cuando el vendedor conocía o profesión, debía la conocer, existencia por de razón los de su vicios que oficio o estaban ocultos para el comprador y no se los comunicó, extremo que en el caso consideró no demostrado. En lo tocante a los cuestionamientos a la legitimación activa y pasiva introducidos por los demandados en su alegato, la sentenciante señaló, además de su carácter tardío, que el planteo se contraponía con lo expuesto al contestar la demanda, cuando ambos demandados reconocieron haber vendido a ambos accionantes el automotor de marras, más allá de que el boleto no estuviera firmado por todos. En cuanto a las costas, las distribuyó en un 80% a cargo de los demandados y un 20% a cargo de los actores en 6 función de lo normado en el artículo 252 del Código Procesal. Contra el fallo interpusieron recurso de apelación los accionantes (a fs.301, concedido a fs.302) y los demandados (a fs.303, concedido a fs.304). Radicada la causa en esta Sala y consentida la integración del tribunal, expresó sus agravios la parte actora (fs.328/331). Se queja, en primer lugar, por el rechazo de la pretensión resarcitoria sobre la base de no hallarse probado que el vendedor conociera el vicio de la cosa vendida o debiera conocerlo al momento de la enajenación. Recuerda que en el régimen jurídico de los automotores la inscripción registral reviste carácter constitutivo en lo que hace a la transmisión dominial. Menciona que el supuesto de imposibilidad de concretar la transferencia trae aparejada la resolución del contrato. Señala que en autos la sentenciante consideró perfeccionado el contrato con la emisión del consentimiento y que sólo desde esa perspectiva podría suponerse que los vendedores no conocían el vicio al momento de la enajenación. Pero aduce que el contrato de compraventa de automotor recién se perfecciona con la inscripción registral, momento partes encuentran obligadas se finiquitación del acuerdo hasta a celebrado, el cual concurrir con ambas a probidad la y 7 buena fe. Desde tal punto de vista, remarca que los vendedores conocieron el vicio con anterioridad a la producción de efectos constitutivos del contrato celebrado, en virtud de la comunicación extrajudicial emitida por los compradores respecto de los vicios hallados y de su opción por la resolución del contrato. Agrega que a la fecha de celebración del contrato se encontraba vigente el artículo 34 de la Ley Nacional de Tránsito (ley 24.449, con adhesión provincial mediante ley 11.583) periódica en de cuanto impone vehículos. la Señala revisión también técnica que los demandados, al responder al requerimiento extrajudicial de los compradores y al contestar la demanda, nunca manifestaron que el vehículo de marras se hallara exento de verificación en virtud de la fecha de su fabricación, sino que por el contrario acompañaron un informe técnico con el que pretendieron excusarse de responsabilidad, sometiéndose así voluntariamente a un régimen jurídico del que no podrían ahora renegar. Mencionan que del legajo del automotor glosado en autos de ningún modo se desprende una exención o dispensa a la revisión técnica vehicular. dado Entienden cumplimiento habrían advertido a que la si los revisión claramente la enajenantes técnica hubiesen obligatoria irregularidad de la numeración del motor. Concluye que los vendedores no 8 debieron ser exonerados de reparar los daños y perjuicios porque el vicio fue puesto en su conocimiento antes de que quedara perfeccionado el contrato con la inscripción registral, y porque además debían conocerlo en virtud de la normativa que ya a la fecha de celebración del contrato exigía la revisión técnica del vehículo, señalando que la cuantía de los daños ha quedado ampliamente demostrada con la prueba rendida en autos y valorada en su alegato, sin perjuicio del criterio del tribunal. En segundo lugar, se agravia por el modo en que procedió la acción redhibitoria, en lo relativo a la condena a reintegrar el precio pagado (que indica en $ 25.000,-) con los intereses fijados en el fallo. Expresa que el importe resultante (al que calcula en $ 31.075,-) no refleja siquiera mínimamente el valor actual de afirmando mercado que a de la una unidad fecha el automotor mismo similar, podría superar los $ 60.000,-. Postula, en consecuencia, que se condene a los demandados a devolver un importe suficiente para adquirir en el mercado una unidad automotor de similares características a la que fuera objeto del contrato. Por último, le relativos el derecho achaca al nulidad modo vigente, en a la sentencia por vicios que fue interpretado y aplicado con referencia al momento del perfeccionamiento del contrato en función del régimen 9 jurídico del automotor y a la conclusión de rechazar la pretensión resarcitoria, aunque admite que ello pueda ser reparado por vía de la apelación, como asimismo lo tocante al método de valoración del capital a restituir. A su turno, los demandados contestaron los agravios de los demandantes y expresaron los propios (fs.333). Cuestionan el fallo en cuanto hizo lugar a la acción redhibitoria, afirmando que no existían razones fácticas ni jurídicas para sustentar la resolución del contrato. En tal sentido, remarcan que los actores, al absolver posiciones, admitieron haber revisado el camión comprado antes de entregar el dinero. Agregan que del texto del boleto de compraventa también surge que los compradores reconocieron haber revisado previamente el camión objeto del contrato y que el mismo fue entregado en el estado en que se encontraba, declarando los compradores conocer todo lo concerniente al modelo, marca, número de motor y chasis del vehículo. Arguyen que no se probó en autos que el supuesto vicio hubiese existido al momento de la adquisición, mismo no y añaden existía acompañaron a los que puesto todo que compradores haría los suponer propios hasta el que el vendedores Registro del Automotor para realizar la transferencia como asimismo hasta la repartición policial respectiva para lograr la verificación previa del rodado, hechos que señala como 10 reconocidos expresamente por los actores. Y finalmente mencionan que los demandantes son personas que reconocieron dedicarse al transporte por más de veinte años como asimismo que el camión comprado se vincula con dicha profesión, circunstancia en virtud de la cual, dicen, nunca pudieron desconocer el supuesto vicio oculto en que se sustentó la pretensión redhibitoria. Como segundo agravio, cuestionan lo resuelto por la jueza en el sentido de que la alusión a la legitimación activa y alegato pasiva expuesta resultaba tardía por y los se demandados oponía además en su a lo expresado al contestar la demanda. Afirma que la parte actora ha proceso confundido a los durante verdaderos todo el titulares desarrollo de la del relación jurídica material en que se fundan las pretensiones, siendo deber del tribunal corregir esa falla. En tal sentido, afirma controvertido señora ellos Ríos que son como quienes el los titulares señor Fajardo demandada suscribieron del como en atención el boleto interés actor a de que y la fueron compraventa, resultando ajenos al asunto la señora Sestito y el señor Alba. de En las expuesto, a los tercer lugar, costas, deberían accionantes se quejan por la distribución alegando haber o, en que, sido su en mérito impuestas defecto, a lo totalmente distribuidas en 11 porcentajes diferentes -proponiendo que lo sean según el orden causado- en atención a que se admitió la acción redhibitoria pero se rechazó la pretensión indemnizatoria de daños. Contestados los agravios de los demandados (fs.336) y consentida la providencia de autos (fs.339/340), quedaron los presentes en condiciones de resolver. 2. El relato de los antecedentes de la causa ha sido adecuadamente desarrollado por la sentenciante de primera instancia, hechos, que no por ha lo sido cual a objeto dicha de relación de reproche alguno, de los agravios comenzar, por razones corresponde remitir en esta instancia. Ingresando apelatorios, en el examen corresponde metodológicas, con el tratamiento de la queja de los demandados referida a lo resuelto sobre la legitimación de las partes. Si bien se trata de una cuestión no introducida por los demandados en el responde sino recién en su alegato, ello no presupuesto condiciona procesal. el Es análisis que de la tan falta esencial de acción (como expresión de la falta de legitimación para obrar) es controlable y declarable de oficio, haya o no consentimiento de las partes, tácito o expreso, porque la legitimación la crea únicamente la ley sustancial y 12 no depende ECHANDÍA, de la voluntad Hernando, Universidad, T.1, de Teoría los litigantes General p.297; del CHIOVENDA, (DEVIS Proceso, Giusseppe, Instituciones de Derecho Procesal Civil, T.1, p.189 y 341, entre otros). La calidad de titular de derecho del actor o la calidad de obligado del demandado es necesaria para la validez del pronunciamiento, estando obligado los jueces a examinar la concurrencia de los requisitos deducida, ALVARADO intrínsecos al dictar VELLOSO, Comercial de de pretensión sentencia Adolfo, la la Nación, (PALACIO, Código sustancial Lino Procesal explicado y E. y Civil y anotado jurisprudencial y bibliográficamente, 1993, T.7, p.356; MORELLO, Augusto M., Códigos Procesales en lo Civil y Comercial, 1991, T.IV-B, p.346/347; CARLI, Carlo, La demanda civil, 1983, p.231; ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Estudio jurisprudencial del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe, Rubinzal Culzoni, 1986, T.II, p. 564; CCCSF, Sala I, Juris 33-140; CCCSF, Sala II, Juris 15-108; CNCom, Sala D, 08.03.2007, “Mohamed c. Vidal”; CCCRos, Sala II, auto N° 391 del 01.09.2010, causa “Sahlmann c. Chisani”; esta Sala I, Ac. N° 117 del 07.04.2010, autos “Dapas c. La Trozadera S.A.”, y Ac. N° 165 del 22.05.2008, autos “Calvagna c. Transporte General Manuel Belgrano”). 13 Sentado lo anterior, hay que decir, con respecto a la legitimación pasiva, que en el boleto de compraventa de foja 1 aparece individualizada como vendedora la codemandada Cristina Noemí Ríos, quien en el responde reconoció haber firmado el documento. Luce estampada, además, la firma de Hugo Alba sin estar aclarado el carácter de su intervención, habiendo admitido también este codemandado la suscripción del documento. Si bien ambos codemandados reconocieron, al contestar la demanda (fs.39/40) y al absolver posiciones (audiencia de fs.255, según pliegos de fs.251 y 254), haber vendido ambos el camión, no deben perderse de vista las demás constancias documentales obrantes en autos, ya que la eficacia probatoria de la confesión no emerge en todos los casos con idéntica contundencia (arg. arts.166 y 168, C.P.C.C.), y su apreciación debe llevarse a cabo en función del conjunto de los elementos de juicio que obren en el proceso y de las demás circunstancias de la causa que -incontrastablemente- sean idóneas para desmerecerla como plena prueba (cfr. CSJSF, 04.06.1997, “Trossero”, A y S 137-268). Así tenemos que, del informe de dominio emitido por el Registro de la Propiedad del Automotor surge como única titular registral del rodado de marras, por el 100%, la codemandada Noemí Cristina Ríos (fs.115/116). Asimismo, consta en el legajo del 14 rodado (remitido en copia por el mismo Registro, obrante a fs.120/250) el “formulario 08” con el que se intentó inscribir la compraventa del bien, suscripto por la codemandada Cristina Noemí Ríos en carácter de vendedora por el 100% del bien, y por el codemandado Hugo Ismael Alba en carácter de cónyuge y a fin de prestar su asentimiento en los términos del artículo 1277 Código Civil, estando las firmas certificadas por la autoridad registral (fs.121). En ese contexto, buscando desentrañar lo que las partes entendieron o pudieron entender, teniendo en cuenta el principio rector contenido en el artículo 1198 del Código Civil y también las pautas contratos, contiene el usuales sobre la boleto de hermenéutica base de de las en materia de declaraciones compraventa de foja 1 que y la conducta observada por los otorgantes con posterioridad a la celebración, no cabe inferir que el codemandado Alba, con la sola firma del boleto y sin haber sido individualizado como vendedor en el texto del mismo, y pese a lo afirmado al contestar la demanda y absolver posiciones, hubiese prometido la venta de una cosa ajena, apareciendo como más razonable y verosímil que simplemente haya actuado en el entendimiento de estar expresando su asentimiento conforme lo requerido por el artículo 1277 del Código Civil. En consecuencia, 15 corresponde hacer lugar legitimación pasiva con al planteo respecto al de falta mismo, de debiendo rechazarse la demanda contra él. Por otro lado, en lo que respecta a la legitimación pasiva, el agravio de los apelantes debe ser rechazado. Ello así porque, si bien es cierto que el boleto de compraventa sólo aparece firmado por el codemandante Juan Carlos Rodolfo Fajardo como comprador, también lo es que el “formulario 08” antes referido sólo aparece suscripto, en coaccionante constancias carácter Nicolina de parte Sestito documentales, y compradora, por el insuficientes por 100%. por la Tales sí solas para elucidar la cuestión, deben complementarse con los demás elementos de la causa. En tal sentido cabe destacar que surge del relato expuesto por los actores en su demanda (fs.13/15), como asimismo de la contestación de la demanda (fs.39/40) que la relación contractual de compraventa de automotor se entabló frente a ambos actores como compradores. Como se ve, el planteo de falta de legitimación activa, además de no contar con respaldo documental decisivo, se contradice con la postura jurídicamente relevante asumida por los propios demandados al contestar la demanda. La doctrina especializada ha señalado que el venire contra factum, ocurrido tanto en el momento de demandar como en el de 16 contestar la demanda e incluso al deducir reconvención, puede funcionar idóneo para virtud de conformar “como la entre dos sí, necesariamente argumento convicción concurrir contradictorias consista también el una prueba” tribunal conductas aunque en del de en procesales de ellas no de una ejercicio pretensión (cfr. PEYRANO, Jorge W., La doctrina de los propios actos en el ámbito del procedimiento civil, en Valoración judicial de la conducta procesal, del Ateneo de Estudios del Proceso Civil, dir. Jorge W. Peyrano, coord. Daniel Fernando Acosta, Rubinzal Culzoni, 2005, p.221 y ss.). de las Es así que, en atención a la ambigüedad constancias reconocimiento documentales formulado por la y en propia virtud apelante del al contestar la demanda, sumado ello a la contradicción observada en su ulterior conducta procesal que revela un indicio en contra de la postura que ahora sostiene, debe tenerse por suficientemente acreditada la legitimación de ambos demandantes. 3. La decisorio acción de demandada grado redhibitoria. en también cuanto Cabe pone en declaró acotar que, cuestión el procedente la aún cuando la apelante hablen de “supuestos vicios”, lo cierto es que no ha objetado las conclusiones de la jueza de grado relativas a la existencia de irregularidades en el 17 grabado de la numeración del motor, ni su calificación como vicio Código grave Civil, conforme calificación al artículo sustentada en 2164 del abundantes consideraciones tampoco rebatidas en esta sede. Dichos aspectos del fallo deben considerarse firmes por ausencia de agravio concreto. Lo que sí parece poner en tela de juicio la apelante es el carácter oculto del vicio como asimismo el momento en que el mismo habría comenzado a existir, sugiriendo que se trataría de vicios que debieron ser advertidos por los compradores o bien que nacieron con posterioridad a la celebración del contrato, indicando en tal sentido que los actores revisaron el camión antes de comprarlo y que, dada su profesión de transportistas, deberían haber detectado la eventual irregularidad. El agravio no habrá de prosperar. Ello así porque el breve lapso transcurrido entre la celebración del contrato con entrega de la cosa -ocurrido ello en fecha 28.09.2006, según el documento de foja 1 y el relato de ambas partes- y la inmediata iniciación, a los pocos días, del trámite de transferencia dominial ante el Registro de Propiedad del Automotor que culminó en el descubrimiento de las irregularidades en el estampado del número del motor (el trámite fue iniciado por Sestito en fecha 06.10.2006 y, a raíz del requerimiento 18 expedido por la autoridad registral en fecha 12.10.2006, el verificador Matías González emitió su informe el 26.10.2006 poniendo de manifiesto las irregularidades, según surge de las constancias del legajo respectivo, agregado en copia a fs.120/250), las que fueron prontamente comunicadas a los vendedores (mediante carta documento remitida el 27.11.2006, acompañada por los accionantes a fs.9 y reconocida por los demandados en su responde), sumado ello a la inexistencia de elementos de juicio que induzcan a pensar que el grabado del número del motor pudiera haber sido alterado con posterioridad a la celebración rodado, reglas son de extremos la posibilidad del sana sugerida contrato que, a la valorados crítica, por y la recepción conforme permiten apelante del a las descartar tal (arg. art.226, C.P.C.C.). El razonamiento anterior no resulta desvirtuado por la argumentación de la recurrente en el sentido de que, de tratarse de vicios anteriores a la celebración del contrato, las irregularidades deberían haber sido puestas en evidencia durante la revisación previa del camión teniendo en cuenta la profesión de transportistas de los compradores. Es que tal postulación no rebate el criterio de la jueza de grado, que se comparte, en cuanto a que la aceptación de la cosa en las condiciones 19 vistas no excluye la responsabilidad de los vendedores puesto que el problema en el estampado de los números del motor constituye en el caso una anomalía oculta y no aparente o a la vista (con igual tesitura: CCCSan Isidro, Sala I, 15.06.1999, “Castro c. Galante”, LLBA 2000-800 y JA 1999-IV-103), resultando indiferente que los compradores tuvieran amplia experiencia en la actividad del transporte ya que tal circunstancia no los transformaba en expertos o profesionales en numeración de motores ni les imponía el deber de conocer el vicio en los términos del artículo 2170 del Código Civil. Es que, fuera de los casos especiales en los cuales el contratante tiene conocimientos personales en razón de su profesión, oficio o arte, la ley contempla al hombre común que pone en el negocio la diligencia normal de quien trata con cuidado y seriedad sus propios intereses (WAYAR, Ernesto C., Astrea, 1992, vol. Evicción 2, y vicios p.140/142; redhibitorios, CNCiv, Sala E, 16.03.1977, E.D. 74-184), de suerte que el vicio se debe reputar oculto si, como en el caso, la irregularidad en el grabado de los números sólo pudo ser advertida por especialistas en verificación de automotores que, por lo demás, exhibieron criterios discordantes a la hora de dictaminar si se trataba del estampado original o si el mismo había sido alterado. 20 4. Pasando ahora al tratamiento de los agravios de los demandantes, no resulta atendible la queja por el modo en que procedió la acción redhibitoria en lo relativo a la condena a reintegrar el precio pagado, pretendiendo los apelantes la devolución de un importe suficiente para adquirir en el mercado una unidad automotor de similares características a la que fuera objeto del contrato. En primer lugar, la postulación recursiva es inadmisible por resultar contradictoria con la postura, jurídicamente relevante, asumida en la demanda. En dicha oportunidad, y en lo concerniente a este tramo de la pretensión, la parte actora reclamó la resolución del contrato y la restitución del precio, precisándolo en $ 25.000,-, aduciendo la existencia de un vicio oculto en la cosa comprada y postulando la aplicación al caso de la normativa aplicación de la corresponde repeler sobre vicios doctrina el de cambio de redhibitorios. los actos posición en Por propios, que ha incurrido la apelante en el curso del debate, en tanto se agravia de que la A-quo acogiera una pretensión tal como él mismo la esbozó (cfr. PEYRANO, Jorge W., La doctrina de procedimiento los propios civil, en actos en Valoración el ámbito judicial de del la conducta procesal, del Ateneo de Estudios del Proceso 21 Civil, dir. Jorge W. Peyrano, coord. Daniel Fernando Acosta, Rubinzal Culzoni, 2005, p.221 y ss.; v. tb. MORELLO, Augusto M., STIGLITZ, Rubén, La doctrina del acto propio, LL 1984-A-865). Y en segundo lugar, la condena a restituir el precio pagado es ajustada a derecho. En supuestos de vicios ocultos, comprador la redhibitoria la normativa facultad para de dejar invocada optar sin otorga por efecto la el al acción contrato, devolviendo la cosa al vendedor y restituyéndole éste el precio pagado -y no el valor de la cosa- (art.2174, C.C.), además del eventual derecho a reclamar también la indemnización de los daños en caso de mala fe del vendedor (art.2176, C.C.). Respecto de la obligación de restituir el precio pagado (de $ 25.000, según el relato coincidente de las partes y demás constancias de autos), cabe acotar que se trata de una deuda de dinero y, como tal, se halla comprendida dentro del régimen nominalista consagrado en el artículo 919 del Código Civil, no encontrándose exceptuada de la prohibición establecida en el artículo 7 de la ley 23.928 (cfr. criterio de la Sala, con integración parcialmente diferente, in re “Oil Ten S.R.L. c. Inalpa S.A.”, Ac. N° 332 del 28.07.2005). En consecuencia, habiendo optado el comprador por dejar sin efecto el contrato a través de la acción 22 redhibitoria, no puede aspirar a obtener, por vía de restitución de precio, el incremento del valor de la cosa prometida por el vendedor que, en virtud de la extinción del contrato fuente, deja de ser debida. Por lo demás, intereses no a se la ha demostrado tasa aplicada en por el caso la que jueza los resulten insuficientes para compensar adecuadamente el tiempo que perduró la privación del capital. La diferencia en cuestión podría eventualmente dar lugar a un reclamo resarcitorio, en la medida en que concurriesen los presupuestos de procedencia. Sin embargo, en autos no hubo pretensión alguna esgrimida en tal sentido, ya que la indemnización reclamada en la demanda -y precisada luego en el ofrecimiento probatorio y en el alegatoestuvo orientada a los daños que en concepto de pérdida de chances de obtener ganancias dijo haber sufrido la actora como consecuencia de la imposibilidad de emplear el vehículo comprado transportistas, capítulos no no en su pudiendo propuestos al actividad en la comercial alzada conocimiento de proponerse del juez precedente por resultar ajenos a la litiscontestación (arts.243 y 246, C.P.C.C.). 5. Tampoco accionantes resarcitoria. por En habrá el de prosperar rechazo resumidas la de cuentas, queja la los de los pretensión apelantes 23 sostienen la procedencia de la indemnización prevista en el artículo 2176 del Código Civil, aduciendo que la mala fe de la demandada quedó configurada por haber sido puesta en conocimiento del vicio, mediante comunicación fehaciente, antes de que se perfeccionara la enajenación a través de la inscripción registral de la compraventa. Agrega que igualmente debía conocer el vicio por haber adherido voluntariamente al régimen jurídico que exige la verificación técnica del automotor. Ante todo debe descartarse la descalificación postulada por los apelantes, en cuanto afirman que el fallo no resulta una derivación razonada del derecho vigente por soslayar la incidencia del régimen jurídico del automotor marras, en en la lo interpretación que hace del al contrato momento de de su perfeccionamiento y su proyección sobre la solución del caso. Sobre el particular indicó la magistrada, con ajuste a derecho, que la compraventa del caso se hallaba sometida a las reglas generales en cuanto contrato y a las normas especiales en lo relativo a la transmisión dominial. En ese orden de ideas ha puntualizado la Corte Suprema de Justicia de la Nación que si bien el instrumento público o privado que sirve de título a la transmisión transferir de el la propiedad dominio del es insuficiente automotor, el mismo para es 24 plenamente contrato válido que -aunque no nacer entre hace esté inscripto- las partes como derechos personales (CSJN, “Clama S.A. c. Provincia de Buenos Aires”, Fallos: 324:4185). Así, el boleto de compraventa de marras tuvo, como efecto natural, el de obligar a la parte vendedora a transferir el dominio del rodado a la parte compradora (art. 1323, C.C.) -más allá del modo especialmente previsto por el derecho vigente para el cumplimiento de tal obligación respecto de esta clase de bienes (arts.1 y ss., Decr.-Ley 6582/58)-, debiendo eventualmente responder por los vicios redhibitorios de la cosa vendida (art. 1414, C.C.). Ahora bien, corresponde adelantar que la distinción entre título y modo en materia de transmisión de derechos reales no tiene en el caso la significación que pretenden otorgarle los apelantes. Cabe poner de relieve -a los solos fines de precisar la cuestión, pues no es objeto litigioso- que el reclamo de autos, tendente a obtener la resolución del contrato, la restitución del precio y la indemnización de los daños y perjuicios, estuvo fundado redhibitorios. haber comprado en En a la responsabilidad efecto, l os los por accionantes demandados un vicios afirmaron automotor que portaba un vicio oculto, imputándole a los vendedores incumplimiento del deber de garantía y del artículo 11 25 de la ley 24.240. A continuación, luego de transcribir el artículo 2176 del Código Civil, expresaron: “en base a esta daños norma y es que perjuicios nuestros que han mandantes sufrido reclaman y los demostrarán acabadamente en el período probatorio de esta causa, en razón que el matrimonio constituye una sociedad de hecho familiar dedicada al transporte. A mayor abundamiento, el art.2173 del C. Civil establece que 'el vendedor debe sanear al comprador los vicios o defectos ocultos de la cosa aunque los ignore' y art.2174, 'el comprador tiene la acción redhibitoria para dejar sin efecto el contrato, volviendo la cosa al vendedor, restituyéndole éste el precio pagado'”. La jueza enmarcó el caso en la responsabilidad por vicios redhibitorios normada en los artículos 2164 y subsiguientes del Código Civil, desechando tácitamente los demás planteos, encuadramiento que no ha merecido cuestionamientos en esta sede. relevante En en ese la marco acción normativo, lo resarcitoria que anexa resulta a la redhibitoria es, además de la existencia del vicio en la cosa enajenada, la subjetividad del vendedor: la posibilidad de obtener el resarcimiento de los daños que se puedan haber sufrido como consecuencia de los vicios redhibitorios sólo procede si el vendedor ha obrado con mala fe, es decir, si conocía o debía conocer, por razón 26 de su oficio o arte, los vicios o defectos ocultos de la cosa (art.2176, C.C.). Cabe preguntarse entonces en qué momento debe haber existido la mala fe. Relacionado con ello, vale recordar que la ley exige que el defecto de la cosa sea originado en una causa anterior o concomitante al momento de la adquisición (arg. art.2164, C.C.), extremo que en el sub iudice ya se juzgó demostrado. Sobre este punto, se ha destacado que la norma elude mencionar a la celebración del contrato, pero que tampoco se hace referencia al momento de la transmisión de la propiedad ya que en su ámbito también se incluyen supuestos de trasmisión de uso o goce de una cosa, inclinándose la doctrina y la jurisprudencia por interpretar que el vicio o defecto debe existir al tiempo de la adquisición en el sentido de tradición de la cosa, es decir, cuando el adquirente toma posesión de ella, cuando se concreta su traspaso material (BORDA, Guillermo A., Tratado de Derecho Civl. Contratos, 7ma. ed., Perrot, 1997, T.I, p.150/151; ANDORNO, Luis O., Requisitos y efectos de los vicios redhibitorios, Zeus 24-D-33; CAMBRA, Clemente F., Vicios Redhibitorios en el Código Civil Argentino, 1935, p.48; LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J., Teoría de los contratos, 4ta. ed., Zavalía, 1997, T.1, p.788 y ss.; PICASSO, Sebastián, y SÁENZ, Luis R. J., La evicción y los vicios 27 redhibitorios en la compraventa de automotores, en R.D.P. Y C. 2009-3: Automotores - II, Rubinzal Culzoni, 2010, p.205; CNCiv, Sala A, 05.06.1984, LL 1985-A-541, voto del Dr. Zannoni; CNCiv, Sala C, 19.04.1999, E.D. 183-385; CNCiv, Sala E, 17.12.1987, LL 1998-D-214). Por ello se ha entendido, en el ámbito de la compraventa inmobiliaria y con criterio trasladable mutatis mutandi a la compraventa de automotores, que el régimen de vicios redhibitorios no sólo se pone en funcionamiento a partir del llenado de las formalidades necesarias para transmitir el traslativa registral dominio en en el (confección materia caso de la inmobiliaria; de automotores), escritura inscripción sino también cuando únicamente pueda invocarse como título un boleto privado (WAYAR, ob. cit., p. 155; CNCiv, Sala C, 16.02.1970, E.D. 35-376; id., 09.06.1960, JA 1960-IV417; criterio de CCCSan Isidro, Sala I, en la causa “Castro c. Galante” antes citada), toda vez que si con el boleto de compraventa, y antes de la transmisión de la propiedad, se ha dado la posesión de la cosa, el adquirente (v. puede CIFUENTES, desde Santos, entonces en examinar Código Civil su calidad y leyes complementarias. Comentado, anotado y concordado, dir. Augusto C. Belluscio, coord. Eduardo A. Zannoni, Astrea, 2004, T.9, p.774) y, como contrapartida, ser víctima de 28 algún ocultamiento. Es entonces en ese mismo emplazamiento temporal de la entrega de la cosa que debe juzgarse la subjetividad del vendedor, entendiéndose que obra de mala fe cuando enajena la cosa teniendo conocimiento de los vicios que la afectan y no los comunica al comprador (arg. art. 2176, C.C.; WAYAR, ob. cit., p.177), o bien cuando falla en su aptitud, de la que la ley lo supone dotado, de conocer los vicios ocultos que la cosa tenía al instante de ser vendida (CAMBRA, ob. cit., p.83), correspondiendo rechazar la pretensión indemnizatoria si el demandante no prueba que los vicios le fueron ocultados al tiempo en que la cosa fue adquirida (CNCiv, Sala F, 26.02.2010, “Conti c. D’arc Libertador”, Lexis Nº 70059470). Por ello resulta insuficiente, para tener por probada la mala fe imputada a la demandada, la comunicación fehaciente acerca de la existencia del vicio, remitida por los accionantes cuando aún no estaba perfeccionada la transmisión de la propiedad del camión mediante la inscripción de la compraventa pero tiempo después de su traspaso material a mano de los compradores. Cabe agregar que el conocimiento del vicio, adquirido por la vendedora con posterioridad a la tradición, no la convierte en enajenante de mala fe. Por otra parte, tampoco se ha invocado ni probado 29 una cualidad personal o profesional especial de la demandada en virtud de la cual no hubiese podido dejar de conocer la existencia del vicio al tiempo de la tradición. En este aspecto, carece de asidero la crítica de los apelantes fundada en el invocado incumplimiento por parte de la demandada respecto del deber de revisión técnica periódica a la que se hallan sometidos los vehículos automotores destinados a circular por la vía pública (art.34, ley 24.449), alegando que, de haberse cumplido dicho deber, se habría puesto de manifiesto la irregularidad de la numeración del motor. Es que el conocimiento presumido por el artículo 2176 es el que resulta del arte u oficio del vendedor (WAYAR, ob. cit., p.177/178; CIFUENTES, ob. cit., p.800; CAMBRA, ob. cit., p.84; MACHADO, José O., Código Civil Argentino, 1899, T.V, p.596), alcance y no general de deberes legales independientemente de impuestos las con cualidades personales o profesionales de los obligados. A ello cabe agregar que la revisión técnica periódica exigida por la norma mencionada es a los fines de determinar el estado de funcionamiento de las piezas y sistemas que hacen a su seguridad activa y pasiva y a la emisión de contaminantes, y no identificación del para verificar automotor. En los datos cuanto a de esta verificación física que ordena practicar la autoridad 30 registral, no se trata de un deber periódico exigible al titular del rodado sino que consiste en un paso previo a la inscripción de la transferencia (art.6, decr. 335/88), y la misma no es obligatoria en el supuesto de rodados inscriptos inicialmente antes del 1º de enero de 1985 (v. Digesto de Normas Técnico-Registrales, Título I, Capítulo VII: Verificación de los automotores, Sección 1ra., art. 1°, inc. c; ello sin perjuicio de la solicitud voluntaria del trámite, art. 2), habiendo sido inscripto el camión de marras por primera vez en fecha 02.05.1980 (v. fs.115). A todo ello cabe agregar que el informe técnico acompañado por la demandada a foja 37, con el que los apelantes pretenden tener por probado el sometimiento voluntario de la vendedora al régimen jurídico registral de verificación, data del 10.01.2007, es decir, es posterior al momento del traspaso material material del camión, cuando debía existir el conocimiento presunto del vicio (CAMBRA, ob. cit., p.83). A todo evento, no puede soslayarse que los daños reclamados por los accionantes no fueron precisados en la demanda -en el escrito inicial, los actores ciñeron su alegación a la afirmación de haber sufrido daños y perjuicios en razón de constituir una sociedad de hecho familiar dedicada al transporte-. Tal extremo fue 31 concretado recién en el escrito de ofrecimiento probatorio y reiterado en el alegato, bajo el título “estimación de la cuantía de daños y pérdida de chance”, expresándose allí que como consecuencia del vicio del rodado habrían perdido la oportunidad de obtener mayores ganancias en su actividad profesional, por haberse visto privados utilizar el camión comprado para ampliar su explotación comercial de transporte general de cargas. Sobre el particular ha señalado esta Sala que el pretendiente tiene “la carga procesal de afirmar en la demanda el daño cuya indemnización reclama. Desde luego, en determinadas situaciones puede quedar indeterminado en la demanda el monto indemnizatorio y postergarse su definición para un estadio posterior, pero no cabe la misma solución en cuanto al daño, considerado en sí mismo” (CCCRos, Sala I, Acuerdo N° 598 del 27.12.2007, causa “Ojeda c. Banco Credicoop C.L.”). En tal sentido, Zavala de describirse González el explica perjuicio a que: “En resarcir, la demanda que debe integra la causa petendi de la acción. Y la descripción debe ser precisa el e inequívoca, a fin de permitir al adversario ejercicio de contradicción” (ZAVALA DE GONZALEZ, Matilde, “Resarcimiento de daños. El proceso de daños”, vol. 3, Hammurabi, 1997, p.47). La notable importancia de dicha carga radica en que lo que escapa a ella no 32 habrá de ser materia de contradictorio ni de prueba o de la sentencia (art.243, C.P.C.C.). Más allá de tal deficiencia formal, corresponde señalar que en autos tampoco se ha invocado ni probado que la causa fin que dicen haber tenido en miras los compradores -de destinar el camión a la ampliación de su explotación comercial- hubiese sido expresada o conocida por la vendedora, y ella no se presenta como una finalidad evidente o presumible del contrato, no estando obligada la vendedora a responder por la frustración de una causa no conocida (cfr. CCCSan Isidro, Sala I, causa “Castro c. Galante” antes citada; v. tb. NICOLAU, Noemí L., La frustración cooperación debida del en fin. el Un modo contrato, de realizar 1993-A-882), la pues ello excedería las consecuencias por las que normalmente se responde en el ámbito contractual, donde el deber de reparar se limita a los daños que fuesen consecuencia inmediata y necesaria (art.520, C.C.), es decir, las previsibles, normales, que acostumbran a suceder (art.901, C.C.). Sin perjuicio de lo anterior, lo cierto es que los daños invocados no han sido probados. En efecto, las declaraciones juradas y documentos relativos a obligaciones fiscales, y demás documentación comercial de los accionantes acompañadas a fojas 42/75, si bien 33 pueden resultar útiles como primera aproximación para conocer algo acerca del movimiento comercial de los actores, son notoriamente insuficientes para tener por cierta la existencia de una chance de obtener mayores ingresos. Es criterio reiterado de esta Sala que en la reparación deben por coexistir pérdida un o frustración elemento de de la certeza y chance otro de incertidumbre. Certeza de que, de no mediar el evento dañoso, el damnificado habría mantenido la esperanza de obtener una ganancia o evitar una pérdida patrimonial. Y la incertidumbre de que manteniéndose la situación de hecho o de derecho que era el presupuesto de la chance, la ganancia se habría en realidad obtenido o la pérdida se habría evitado. Pero para evitar confusiones con el daño eventual o hipotético debe quedar en claro que si bien la pérdida de posibilidades, constitutiva de las chances, se indemniza en razón de las mayores o menores posibilidades frustradas que tenía el damnificado de obtener una ganancia o evitar una pérdida, debe exigirse que la jurídica víctima idónea se encuentre para aspirar en a situación la fáctica obtención de o esas ventajas al momento del hecho dañoso (CCCRos, Sala I, Ac. n° 28, 24.04.2003, “Martínez c. Banco de Crédito Argentino”, en Zeus, 17.05.2006, “Bernal c. T.92, J-536; Columbia Cía. Ac. N° 276 Financiera”, del en 34 Zeus, T.102, fallo n° 16070; Ac. n° 500 del 01.09.2006, “Leoni c. Banco Francés S. A.”; Ac. N° 227 del 01.06.2007, “Grassi c. Banco Francés”, en Zeus, T.104, fallo n° 16.544). En autos, los demandantes se limitaron a afirmar que el vehículo iba a ser utilizado para continuar el desarrollo de sus actividades comerciales y para realizar transportes de cereales, y que ello habría duplicado la facturación que lograron con un solo camión. Pero al no haberse consignado cuáles fueron las operaciones frustradas, resulta imposible derivar per se la existencia del daño: la chance debe estar fundada y aparecer con un grado de probabilidad suficiente, pues no se trata de un daño presunto sino de un daño cierto, aunque demostrable expresión de los por vía indiciaria. accionantes impide La lacónica establecer la pérdida de una chance concreta, pues no fue invocado en la demanda negocio alguno que hubiese sido impedido, frustrado que o demorado, permitan ni inferirlo. existen Siendo en ello autos indicios así, mal puede concluirse que haya existido una chance, que ella haya sido frustrada, y menos aún que deba ser resarcida, no correspondiendo ordenar reparación alguna cuando, como sucede en el sub examine, se desconocen las operaciones pretendidamente expresiones frustradas, generales y vagas, contándose toda vez sólo que en con ese 35 supuesto se estaría en presencia de un daño puramente eventual o hipotético resarcible, Depalma, (cfr. ORGAZ, 1967, p.70; Alfredo, MOSSET El daño ITURRASPE, Jorge, Responsabilidad por daños. Parte general, T.1, Ediar, 1979, p.155; ALTERINI, Atilio A., Responsabilidad Civil, Abeledo Perrot, 1969, p.269; CNCom, Sala E, “Yakira c. Citibank”, 24.08.2007, LL Online). Corresponde, pues, el rechazo del agravio. 6. Tocante teniendo en legitimación corresponde a las costas de cuenta que se declarado pasiva de escindir ha uno primera de idealmente los el la instancia, falta de codemandados, proceso desde el punto de vista de su composición subjetiva a los fines de la imposición de los gastos causídicos. Así, por un lado, en la litis entablada frente al codemandado Alba, contra quien se rechazó la demanda, corresponde imponer las costas a la parte actora en razón de haber resultado vencida (art.251, C.P.C.C.). Por otro lado, en lo que atañe a la litis trabada contra queja la codemandada expuesta en Ríos, el no memorial resulta atendible recursivo, en la cuanto sostiene la apelante que, de acuerdo con el resultado del pleito, las costas deberían haber sido impuestas a los accionantes o, en su defecto, según el orden causado. Es que, habiendo mediado vencimientos 36 recíprocos favorable -los en lo actores obtuvieron relativo a la pronunciamiento acción redhibitoria principal, y la demandada resultó vencedora respecto de la pretensión aplicación prevé la siendo resarcitoria el artículo distribución oportuno 252 accesoria-, la ley proporcional de recordar de que tal resulta ritual, las de que costas, proporcionalidad debe ponderarse con criterio jurídico y no meramente aritmético Adolfo, y de Estudio modo prudencial Jurisprudencial (ALVARADO del Código VELLOSO, Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe, T.II, Rubinzal Culzoni, 1986, p.942; PAGNACCO, Eduardo, en Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe. Análisis doctrinario y jurisprudencial, Peyrano, Jorge W., director, Vázquez Ferreyra, Roberto coordinador, T.1, Juris, 1997, p.781/782; RIVERA RÚA, ob. cit., p.593). Desde tales coordenadas, no merece objeciones la imposición de costas establecida por la jueza de primera instancia, en un 80% a cargo de la demandada y un 20% a cargo de la parte actora. Así voto. Sobre la misma cuestión, el señor vocal doctor Silvestri, dijo: Que coincide con lo propuesto por el señor vocal doctor Ariza, y vota de la misma manera. Sobre esta segunda cuestión, la señora vocal 37 doctora Álvarez, expuestas por el dijo: Que hace señor vocal suyas las preopinante y razones vota en idéntica forma. Sobre la tercera cuestión, el señor vocal doctor Ariza, dijo: En atención al resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores, corresponde desestimar ambos recursos de nulidad, rechazar la apelación de la parte actora, y acoger parcialmente la apelación de la parte demandada, revocando la sentencia de primera instancia en cuanto incluyó al codemandado Hugo Ismael Alba en la condena a restituir el precio más intereses y le impuso parte de las costas y, en su lugar, rechazar la demanda a su respecto con costas a la parte actora, desechando el resto de los agravios. Las costas de esta segunda instancia se impondrán en función de los respectivos vencimientos y de acuerdo con el criterio jurídico de distribución ya mencionado, teniendo proceso orden presente por de las ideas, también la razones escisión antes teniendo en subjetiva apuntadas. cuenta En que del ese en la Alzada el codemandado Alba logró su completa absolución, corresponde accionantes trabada con reputarlo la él vencedor totalidad (art.251, de las e imponerle costas C.P.C.C.). En de el a la los litis litigio 38 entablado traídas con a la la rechazadas, codemandada Alzada por juzgándose Ríos, las ambas aquí postulaciones partes que los han sido recíprocos vencimientos son de pareja entidad jurídica, por lo que a su respecto corresponde distribuir las costas de esta segunda instancia en un 50% a cargo de cada una de las partes. Los honorarios profesionales por la intervención en segunda instancia serán regulados en el 50% de los que en definitiva resulten regulados en primera instancia (art.19, ley 6.767). Sobre la Silvestri, misma dijo: cuestión, Que el coincide señor con vocal la doctor resolución propuesta por el señor vocal preopinante, y vota en la misma forma. Concedida Álvarez, expresado a la esta por palabra cuestión el señor a la señora dijo: Que vocal vocal doctora concuerda preopinante y con lo vota en consecuencia. En antecede, mérito la a Sala los fundamentos Primera integrada del de acuerdo la que Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario RESUELVE: 1) Desestimar los recursos de nulidad interpuestos por ambas partes. 2) Rechazar la apelación de la parte actora. 3) Acoger parcialmente la apelación de la parte 39 demandada, revocando la sentencia de primera instancia en cuanto incluyó al codemandado Hugo Ismael Alba en la condena a restituir el precio más intereses y le impuso parte de las costas y, en su lugar, rechazar la demanda a su respecto con costas de ambas instancias a la parte actora, desechando el resto de los agravios. 4) Imponer las costas de alzada en un 50% a cargo de cada una de las partes en la litis trabada entre los actores y la codemandada profesionales definitiva de Ríos. alzada resulten 5) en Regular el regulados 50% en los de honorarios los primera que en instancia. Insértese, hágase saber, y bajen. (Expte. Nro. 21/2010). mm. ARIZA SILVESTRI ÁLVAREZ 40