336 FERDINANDO CASADIEGOS CÁCERES de éstos falta, el contrato no tendrá existencia real, puesto que como su propio nombre lo indica, ellos son de la esencia del acto. b) Naturales. Son, en cambio, aquellos otros que, aunque acompañando normalmente a un contrato, y constituyendo, en consecuencia, una cláusula propia, no hay necesidad de expresarla. Tal sería en la compraventa, la responsabilidad del vendedor por la evicción o por los vicios ocultos de la cosa vendida, que se considera implícitamente comprendida en el contrato, mientras las partes no dispongan lo contrario. Como se trata de un elemento que no es de la esencia, sino de la naturaleza del contrato, puede ser excluido por una manifestación de voluntad expresa por las partes. El contrato de compraventa no deja de ser tal, por el hecho de que el vendedor no quede obligado a garantizar al comprador contra la evicción o los vicios redhibitorios de la cosa vendida. c) Accidentales. Son aquellos que dependen única y exclusivamente de la voluntad de los otorgantes, quienes pueden incluirlos para modificar los efectos naturales del contrato. Se les llama también modalidades y aunque pueden ser muy variados, los más frecuentes son la condición, el plazo o término y el cargo o modus. Entre los elementos esenciales pueden distinguirse, a su vez, los que le son comunes a todos los contratos, como la capacidad y el consentimiento de las partes, el objeto y la causa; de aquellos otros que solo exigen para determinados contratos, como serían las palabras sacramentales en la sponsio, las inscripciones en el contrato litterirs, la datio en el mutuo, la gratuidad en el mandato, etc. 9.4. CAPACIDAD DE LOS CONTRATANTES Para que un contrato sea válido, el consentimiento debe emanar de personas capaces. La capacidad de los contratantes es. pues, un elemento esencial para la existencia de todo contrato.