CONOCER

Anuncio
CONOCER
I.
INTRODUCCIÓN
En Occidente, en la antigua Grecia hacia el siglo VI a d N. E., nace la filosofía con
filósofos presocráticos, tales como Tales, que se preguntan por el origen y la
formación del cosmos, buscan un sentido a la vida y además imaginan formas de
organización social que lleven a los ciudadanos hacia la felicidad. En este tema nos
vamos a detener en la primera pregunta, tratando de ver a donde nos ha llevado,
aquel salto desde la mitología hasta la experiencia puramente racional y empirista.
Hay que esperar a la revolución científica del siglo XVII, para asistir al nacimiento
de otra forma de conocimiento que hasta ese momento se alojaba en la filosofía. Se
trata de la ciencia. Ambas, eran prácticamente una sola formando parte de un mismo
cuerpo de conocimiento, es decir, compartían objetivo y método. Hasta entonces dos
habían sido, a grandes rasgos, los modelos de conocimiento defendidos por filósofos y
científicos: el racionalismo y el empirismo.
A partir de esta revolución se inicia una progresiva separación entre ciencia y
filosofía. Se toma como modelo del proceder científico el de la nueva física, (Galileo,
Newton) que sobre bases empiristas pone el acento en la importancia de la
experimentación, combinada con el uso de las matemáticas. (hasta entonces la física
había sido cualitativa y no estaba matematizada.)
En los siglos posteriores la extensión del nuevo modelo dio lugar al surgimiento de
las demás ciencias naturales y sociales. A medida que se iban ampliando las
disciplinas científicas, se iban reduciendo el número de preguntas que quedaban en
mano de la filosofía, pero se desarrollaban más “filosofías de…”. Aquí nos vamos a
detener en la Filosofía de la ciencia, encargada de reflexionar sobre los objetos y
1
métodos de cada una de las ciencias; y en la Epistemología que analiza las cuestiones
vinculadas al conocimiento así como su progreso hacia el logro de la verdad.
II.
¿CUAL ES EL ORDEN Y EL ORIGEN DE LA NATURALEZA?
Comparemos dos explicaciones
En primer lugar existió, realmente, el Caos. Luego Gea, de ancho pecho,
sede siempre firme de todos los Inmortales que ocupan la cima del nevado
Olimpo; [en lo más profundo de la tierra de amplios caminos, el sombrío
Tártaro], y Eros, el más bello entre los dioses inmortales, desatador de
miembros, que en los pechos de todos los dioses y de todos los hombres su
mente y prudente decisión somete.
Del Caos nacieron Érebo y la negra Noche. De la Noche, a su vez,
surgieron Éter y Hémera, a los que engendró como fruto de sus amores con
Érebo.
Gea primeramente dio a luz al estrellado Urano, semejante a ella misma,
para que la protegiera por todas partes, con el fin de ser así asiento seguro
para los felices dioses. También alumbró a las grandes Montañas,
agradables moradas de las Ninfas que habitan los abruptos montes.
Asimismo trajo a la luz al estéril mar, de impetuosas olas, Ponto, sin el
deseable amor.
Después, acostándose con Urano, engendró a Océano profundas
corrientes, a Ceo, a Crío, a Hiperión, a Jápeto a Tea, a Rea, a Temis, a
Mnemósine, a Febe, coronada de oro, y a la amable Tetis. Después de éstos
nació el más joven, el astuto Cronos, el más temible de los hijos, y se llenó
de odio hacia su vigoroso padre. “Cosmogonía” Hesiodo (VIII−VII a d N. E.)
En el pasado siglo XX, George Gamow ideó la hipótesis del Big Bang
para explicar el comienzo del universo hace unos 13.700 millones de años
con una explosión colosal en la que se crearon el espacio, el tiempo, la
energía y la materia. Se considera que el Universo comenzó como un gas
muy tenue que se contrajo súbitamente tras un colapso gravitatorio en un
Huevo Cósmico, siendo instantáneamente seguido de la explosión que
entendemos como Big Bang. Los momentos de esta gran explosión están
definidos en:
Tiempo de Planck (10−45), momento en que toda la masa y energía del
Universo se hallaba comprimida en una masa ardiente de densidad
inimaginable. Ocupaba un espacio 1.000.000.000.000.000.000.000 veces
menor que un núcleo atómico. Las cuatro fuerzas básicas (gravitación,
electromagnetismo y fuerzas nucleares fuerte y débil) se hallaban unificadas.
A continuación comenzó la Era de la Inflación (10−35) un período
caracterizado por un fantástico aumento de tamaño y por una caída drástica
de la temperatura. El Universo se hinchó hasta alcanzar al menos 1050 veces
sus dimensiones originales. La temperatura cayó a 1028 º K. Aquí comienza
la separación de la fuerza nuclear fuerte y la electro-débil (formada por la
fuerza electromagnética y la nuclear débil).
2
Sigue a ellas la Era Leptónica (10−6 ) en la que se crean las primeras
partículas constitutivas de la materia: los quarks, leptones (electrones,
neutrinos...), mesones (constituidos por pares de quarks) y los hadrones
(protones y neutrones, constituidos por tríos de quarks).
(Todo este proceso, trascurre dentro del mismo segundo)
A ellas sucede la Era de la Radiación (10.000 años), caracterizada por la
emisión de rayos gamma producidos durante la descomposición del Deuterio
o Hidrógeno pesado y la Era del Desacoplamiento entre la materia y la
radiación (después de 300.000 años).
Se estima que la gravedad puede ser lo suficientemente fuerte,
dependiendo de la cantidad de materia del Universo, como para desacelerar
el proceso expansivo. Momento a partir del cual se impondría una
contracción que llevaría al Universo a un colapso gravitatorio o Big Crunch
(Gran Implosión), desapareciendo en la nada. A esta situación
presumiblemente sucedería otra fase expansiva, y así indefinidamente en
una interminable serie de oscilaciones
La primera es una explicación mítica, cuyas características lógicas ya conocemos,
la segunda pretende ser una explicación científica. La diferencia parece clara, el
progreso de la humanidad salta a la vista, pero de lo que nos vamos a ocupar aquí es
de analizar cómo ha sido ese avance, que pasos y mecanismos lo han promovido.
Para ello tenemos que ver el método científico y las nuevas posibilidades que ha
abierto al conocimiento; y por supuesto, responder a una de las grandes preguntas
filosóficas ¿estamos cada vez más cerca de la verdad?, ¿es alcanzable la verdad?
III.
¿QUÉ ES UNA TEORÍA CIENTÍFICA?
Cuando nos cuestionamos ¿qué es la ciencia?, podemos encontrar una respuesta,
si como dice Einstein, observamos lo que hacen los científicos. Los investigadores
parten de los hechos, pero la ciencia no es sólo un registro de hechos. La ciencia es
además un intento de conocer las leyes por las que se rigen los hechos, los
fenómenos. Tiene como misión el descubrimiento de las leyes que sigue la dinámica
de la naturaleza y le hemos añadido peligrosamente la de dominar el mundo.
La ciencia no es algo estancado sino que está en continua evolución, así, la
investigación científica comienza cuando en los hechos se descubren problemas, que
ya no pueden ser explicados con los conocimientos que se poseen, o con las leyes
que manejamos. Para resolver esos problemas los investigadores se lanzan a la
aventura de la ciencia, a la gran tarea de dar una explicación verosímil, de construir
una teoría científica.
3
Una teoría científica está compuesta por:
Enunciados: básicamente hipótesis y leyes.
•
Una hipótesis es un enunciado, una argumentación que pretende dar una
posible explicación a un problema que aparece en los hechos, o a una
regularidad que nos aparece en nuestras observaciones. Hay que subrayar
el rasgo de que es una simple suposición o conjetura.
•
Una ley es un enunciado que establece una explicación verdadera, cierta,
sobre una problema aparecido en los hechos, o sobre una regularidad
establecida en la naturaleza. Es la exposición de una relación constante
entre hechos. Sería una hipótesis aceptada como verdadera tras algún
proceso de contrastación.
Términos: serían aquellos elementos que forman parte de los enunciados, masa,
carga eléctrica, electrón, campo gravitatorio, campo magnético...Y entre ellos los
habría observables, aquellos que hacen referencia a elementos cuantificables,
magnitudes; y los habría teóricos, caracterizados porque carecen de referente en la
experiencia cotidiana y porque tan sólo tienen sentido en el ámbito de una teoría
científica.
Modelos: serían representaciones intuitivas que nos permiten de alguna manera
visualizar la teoría. Las teorías científicas poseen un contenido abstracto muy grande y
para poder comprenderlas hay que recurrir a construir imágenes mentales que nos
ayuden a comprenderlas. (El ordenador se ha tomado como modelo de algunas
teorías que pretenden explicar la mente humana.)
Métodos para construir una teoría científica
Podríamos decir que una teoría científica es una construcción intelectual compleja,
compuesta por un sistema de enunciados y uno o más modelos. Sin embargo nos
quedaríamos cojos si no hacemos referencia al método que hemos de seguir para
elaborar esos enunciados. Método significa “camino hacia” así de un modo
estrictamente epistemológico podemos decir que el método es el camino que recorre
la ciencia para alcanzar el conocimiento de su objeto. Estaría formado por el conjunto
de procedimientos de los que dispone una ciencia para alcanzar la verdad.
4
A lo largo de la historia de la ciencia, los científicos han hecho uso de dos
procedimientos: el método deductivo y el inductivo. Veámoslos.
Método deductivo
Reduciéndolo a lo esencial consiste en ir de lo general a lo particular. La
deducción es una argumentación que nos permite derivar, inferir, sacar de una o
varias proposiciones dadas, otra proposición llamada conclusión. Siempre, las
premisas abarcan un conocimiento más general que la conclusión del razonamiento.
En las ciencias empíricas se utiliza, sobre todo desde que fue puesto en práctica
por Galileo, quien lo llamó HIPOTÉTICO DEDUCTIVO y supuso la inauguración de la
ciencia moderna. Podemos sintetizarlo en los siguientes pasos:
•
Parte del descubrimiento de problemas dentro de una teoría científica, es
decir fenómenos que no se pueden explicar, o que contradicen la teoría
establecida. Lo que se conoce como hechos problemáticos.
•
Intentar explicar estos hechos con la invención de una hipótesis.
•
Deducir las consecuencias empíricas de la hipótesis, predicciones.
•
Contrastación de la hipótesis. Es doble: por un lado se busca la
compatibilidad de la hipótesis con la teoría vigente y por otro se confrontan
las consecuencias, las predicciones, con los datos sensibles. Si la
contrastación es un éxito:
•
Viene la confirmación. La hipótesis se convierte en ley.
Estamos ante un método basado en la observación rigurosa de los hechos y en la
experimentación. El mayor problema que plantea es el de la contrastación.
Objeciones al método hipotético deductivo
Las formas de contrastación, de poner a prueba una hipótesis, consisten como ya
se ha dicho en poner a prueba las predicciones empíricas que de ella se derivan. A lo
largo de este siglo XX se han propuesto dos formas de contrastación, pero ninguna de
ellas ha resultado satisfactoria al cien por cien. Veámoslas:
◘
Verificación
Fue el planteamiento sostenido por el Círculo de Viena. Una hipótesis se
considera verdadera si los hechos observados en el mundo están de acuerdo con los
hechos deducidos de la hipótesis ¿Pero tal cosa es posible? Si reflexionamos un
5
momento, nos daremos cuenta de que una verificación concluyente es imposible,
puesto que, la hipótesis o ley es un enunciado universal y no es posible demostrar
todos los casos posibles, que son un número infinito, tan sólo es posible verificar un
número finito de casos. Por ello, Carnap, redujo sus ambiciones verificacionistas y
planteó que únicamente es posible una verificación provisional de la teoría, con ello, es
suficiente matizaron.
6
◘
Falsación
Es el planteamiento sugerido por K. Popper y es que una hipótesis puede ser
sostenida provisionalmente mientras no resulte refutada por los hechos, de lo que se
trata ahora es de buscar hechos que estén en oposición con las hipótesis. El valor de
la hipótesis radica en su resistencia a ser refutada. Sin embargo, la refutación es muy
difícil en el caso de algunas teorías, puesto que las consecuencias que se derivan de
sus hipótesis, aún no están al alcance de la observación, y por tanto no pueden ser
refutadas ni confirmadas.
De ambos modelos de contrastación, se deduce que en la actualidad, no se puede
hablar de ley definitiva, sino que hay que considerarla aceptable, pero provisional
desde el momento en que ha sido contrastada.
Método inductivo
Se piensa que este es el procedimiento que realizan los científicos, sin embargo,
afirmar tal cosa sería ser un poco ingenuo como veremos más adelante. El método
inductivo distribuido en etapas podría ser así:
•
Comienza por la observación y registro de todos los hechos, (los hechos
brutos, o tal y como son en la realidad) de una manera objetiva y libre de
supersticiones y prejuicios.
•
A continuación se procedería a la clasificación y comparación de todos los
hechos, y de un modo inmediato, ello nos llevaría a establecer
generalizaciones, a inducir. Establecer las relaciones causales entre los
fenómenos. Esas generalizaciones serían consideradas leyes, es decir,
enunciados que expresan relaciones constantes entre los hechos.
•
Por último se deducirían las consecuencias que se derivan de las leyes
alcanzadas y desde ahí podríamos hacer predicciones de cómo serían los
futuros hechos.
Objeciones al método inductivo
◘
¿Observaciones significativas?
Toda observación está cargada de teoría, los hechos brutos, no existen. Cuando
se observan los hechos hay que reconocer que nos estamos refiriendo a los hechos
significativos, es decir, relevantes desde la teoría de la que estamos observando.
Fíjate sino, en los ejemplos que nos vomita la historia de la ciencia. En 1856, se
7
descubrió un cráneo diferente a los cráneos humanos habituales en el Valle de
Neandertal, Alemania. Un investigador, los clasificó como anómalo, y no le dio más
importancia, pensó que era el cráneo de un idiota, o de algún minusválido. Fue un
dato, o un hecho irrelevante para la ciencia. Posteriormente se publicará “El origen de
las especies” y se trabajará en el marco de una nueva teoría, la que pone al hombre
como fruto de la evolución. Se producirá un nuevo descubrimiento, en este caso en
Trinil, (Java) de un cráneo semejante. Sin embargo en este nuevo caso, las
repercusiones fueron enormes, fue considerado como un antepasado del hombre. Y
es que un mismo dato o hecho, puede cobrar una significación totalmente diferente, en
función de la teoría científica desde la que hagamos la observación. Por eso, sólo
podemos hablar de hechos significativos o relevantes, no de hechos brutos.
◘
¿Podemos generalizar?
La generalización ofrece ciertos problemas, ya que sino se documentan todos los
casos, puede aparecer en un momento un fenómeno que no cumpla la generalización.
Esto lo exponía B. Russel, a través de la paradoja del pavo inductivo. Por tanto, la
inducción no nos permite establecer con toda certeza una ley en la naturaleza. Las
leyes, como ya mostrara Hume a través de su crítica al concepto de causa, tan sólo
existen en nuestra mente, tenemos esperanzas, expectativas de que las cosas
sucedan tal y como han sucedido hasta ahora, pero de ello, no tenemos ninguna
garantía. Sólo podemos afirmar que es probable, no necesario.
IV.
OTRAS CIENCIAS
Ciencias formales
Son ciencias formales la matemática y la lógica y ambas se caracterizan por no
atender a los hechos de la experiencia, sino tan solo a la forma de argumentar y de
razonar, descubriendo y generando normas de coherencia interna entre tales
argumentos, que fascinantemente tienen su reflejo en la realidad extramental. Las
ciencias formales pretenden construir un sistema axiomático de carácter deductivo, al
modo en que lo llevaba a cabo Euclides, que partía de axiomas, verdades
indemostrables pero evidentes, principios fundamentales, fecundos y productivos
dentro del sistema “Dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí”, “El todo es
mayor que la parte”. Desde estos axiomas, de un contenido generalizado, se podían
alcanzar o deducir teoremas, enunciados no evidentes pero demostrables (teorema de
8
Pitágoras)... Era un modo de justificar el axioma. Y por último poseen reglas de
trasformación de enunciados (suma, resta, multiplicación)
que permiten extraer
nuevos enunciados y así ampliar el sistema.
La validez del sistema axiomático vendría dada porque ha de cumplir con las tres
propiedades siguientes: consistencia, por la que no existe ninguna contradicción
interna dentro del sistema; compleción, por la que todos sus enunciados verdaderos
son deducibles desde sus axiomas; e independencia, por el que sus axiomas, son
independientes, y no se deducen unos de otros.
Hoy el sistema axiomático ideal, no se ha conseguido y Gödel, un destacado
lógico−matemático del siglo XX plantea que es imposible. Sin embargo, el peso que
tiene esta disciplina en la construcción de modelos matemáticos que se forman parte
como hemos visto de las teorías científicas, es fundamental y permiten deducir
consecuencias de dichas teorías, así como ampliar su alcance.
Ciencias sociales
La polémica entre las ciencias naturales y las ciencias sociales, sobre la unidad
del método científico, parece no tener fin. Aquí tan sólo vamos a describir las
características de las ciencias humanas. La primera es que el objeto de conocimiento
y el sujeto cognoscente coinciden, este rasgo básico condiciona por completo su
proceder y los rasgos de su metodología científica al impedir la neutralidad en la
observación, es imposible, el investigador forma parte de lo investigado. La segunda
es que la capacidad de predicción y de generalización es limitada, dada la libertad y la
capacidad de pensamiento y reflexión, que amplía el abanico de posibles respuestas
de la especie humana.
Otro debate abierto se dirige a si las ciencias humanas han de proporcionar una
explicación, o tan solo la comprensión. Explicar el fenómeno exige el conocimiento de
las causas y mantener una postura “etic” ante él, del más puro y escrupuloso respeto y
no intromisión en los hechos sociales. La comprensión del fenómeno nos empuja a
captar su sentido, su significado, lo que implica un punto de vista “emic”, una
implicación, un sentir, un formar parte de los fenómenos sociales que se están
observando. Incluso aquí se abre otro debate ¿Se debe intervenir críticamente en la
sociedades?, criticar los fenómenos para mejorarlos para emancipar a los individuos,
9
liberándolos de sojuzgamientos y distorsiones sociales ¿No nos llevaría eso hacia el
pensamiento único, hacia la sociedad única? ¿Sería eso mejor?
Lógicamente las estrategias de acercamiento al objeto son también diferentes; por
un lado se manejan técnicas cuantitativas, como el uso de cuestionarios, inventarios,
muestreos, test que nos sumerge en el mundo de la estadística que es quien
únicamente proporciona la probabilidad de certeza a estas disciplinas; y las técnicas
cualitativas, como entrevistas, grupos de debate, historias de vida que sirven para
complementar los fríos datos estadísticos y singularizan la comprensión del fenómeno
humano.
V.
UNA DE EPISTEMOLOGÍA
Opinión, creencia y conocimiento
Hemos hablado de la epistemología como una reflexión sobre el conocimiento y la
primera que se nos impone, es la necesidad de definir qué sea conocer. Aquí va a ser
entendido como sinónimo de saber, “conozco”, cuando “sé”. Ahora bien, tenemos que
tener en cuenta que no siempre que creemos saber, sabemos en realidad, por ello
vamos a distinguir tres grados de sabiduría o de conocimiento.
La opinión es un estado de conocimiento muy peligroso, puesto que es ante todo
una apreciación subjetiva de la que no estamos seguros y que no es posible
demostrar. Nuestra única herramienta para defenderla es que surge de nuestra
idiosincrasia, de nuestra ideología, parece ser coherente con el conjunto de ideas,
aspiraciones, intereses y creencias que nos constituyen social e individualmente.
La creencia supone una forma de conocimiento que modifica rasgos de la opinión,
no quiere decir que sea más o menos peligrosa que ella. La creencia incrementa
nuestro grado de seguridad, pero mantiene nuestra imposibilidad de contrastación.
Colón creía que la Tierra era redonda, pero no podía demostrarlo. Hitler se creía el
amo del mundo pero, por suerte, no puedo demostrarlo. Ese matiz de seguridad que
añade la creencia a la simple opinión, ha movido el mundo en muy diversos sentidos
¿Es más peligrosa por ello?
El conocimiento es una variante menos profética y más empírica, pues ratifica su
seguridad con la posibilidad de corroboración. Se trata de una creencia de la que
estamos seguros porque se ha demostrado, o porque la podemos probar. De este
10
modo se pierde la subjetividad que arrastraba la opinión, pasando a una situación de
objetividad; y la coherencia con nuestra idiosincrasia sufre ahora un revés, puesto que
es nuestra ideología la que ha de reacomodarse a los nuevos conocimientos.
¿Qué verdad es la cierta?
Para determinar qué verdad es la veraz, la que busca la teoría científica, hay que
comenzar por definir la verdad: si nos remontamos al mundo griego, en que surge la
filosofía−ciencia, aparece el término “aletheia” que se traduce como desvelamiento,
descubrimiento de lo que las cosas son. Se presenta como opuesta al término
“pseudos”, que se traduce como encubrimiento, lo que se oculta. Este va a ser el
significado de verdad que va a tratar de recuperar Heidegger. Hoy tenemos que
admitir que la verdad es la acomodación del entendimiento con la realidad, algo es
verdadero cuando el modo de entenderlo coincide con lo real. Si trasladamos este
esquema al plano lingüístico, algo será verdadero cuando la proposición, el enunciado,
los conceptos coincidan con los objetos o entes reales.
Aunque a nosotros nos parezca todo tan claro, en el camino hacia la búsqueda de
la verdad dentro de la epistemología, han surgido bastantes teorías tratando de
eliminar falsedades que se colaban como verdades. En ese camino de depuración
vamos a detenernos en las cuatro siguientes:
Verdad como adecuación: Aristóteles fue quien dio forma a esta teoría de la
verdad formulándola del siguiente modo: “Decir de lo que es que no es o decir de lo
que no es que es, eso es falso; decir de lo que es que es y de lo que no es que no es,
es verdadero”. Esta teoría hace hincapié entre el decir y el ser. La verdad aparece
cuando se adecua lo que se dice de algo, con lo que ese algo es. Hasta aquí todo
impecable, pero nos asalta una pregunta (¿Cómo no, estando den el reino
cognoscitivo de la filosofía? −Ésta no, la siguiente−.): ¿Cómo sabemos que se
adecua? ¿Como podemos demostrar que el concepto del sujeto corresponde al objeto
de un modo objetivo? Imaginaros un daltónico, recordar el anuncio del wolkswagen
polo.
Verdad como coherencia: su principal defensor va a ser Hegel en el siglo
XVIII−XIX. Para él “La verdad es el todo”. Viene a defender una visión de la verdad
histórica y contextual. Una proposición, un enunciado, una afirmación no será
verdadero a menos que sea coherente con el conjunto de proposiciones que ya
11
tenemos como verdaderas. Una afirmación aislada no puede ser discriminada como
verdadera o como falsa, necesita de un marco contextual que le de coherencia. De ahí
que la verdad, tan solo se pueda establecer de un modo histórico, como final de un
proceso temporal.
Verdad como útil: Defendida desde el pragmatismo de William James a finales
del XIX, la verdad se convierte en sinónimo de útil, y si algo es útil, pasa a ser verdad.
Aquí la verdad no es adecuación como en la primera teoría, sino adaptación. Una
proposición es verdadera si se presenta como útil para enfrentarse a la realidad. La
verdad pragmática adquiere así un matiz cambiante, devenible, no se defiende la
existencia de una verdad absoluta, sino que la verdad ha de estar siempre
verificándose en la realidad, en el momento en que no demuestra su eficacia o su
utilidad deja de ser verdad. Dice James “Cuando los pragmatistas hablan de verdad,
se refieren exclusivamente a algo acerca de las ideas, es decir a su practicabilidad o
posibilidad de funcionamiento”
Verdad como consenso: Es la posición de la Escuela de Francfourt, que parece
recuperar la posición socrático−platónica de veneración al diálogo. Para Apel o
Habermas la verdad de las proposiciones hay que descubrirla en el marco del diálogo
llevado a cabo en lo que ellos llamaron la situación ideal del habla caracterizada por:
1. que participan todos los afectados en pie de igualdad,
2. que lo hacen libremente y sin coacciones,
3. que se impone la postura de aquellos que convencen mediante la razón y
no mediante la fuerza.
Como se puede ver, no es tan fácil decir qué verdad es la cierta, y todas las
verdades son y han de ser revisables.
VI.
PROGRESO Y LÍMITES DE LA CIENCIA
Progreso de la ciencia
La ciencia avanza que es una barbaridad, pero: ¿cómo?, ¿hacia dónde?, ¿está la
ciencia cada vez más cerca de la verdad? A estas preguntas podemos encontrar
diferentes respuestas. Quienes primero nos responden serán Bacon Y Galileo. Para
ellos, la ciencia sufre un progreso acumulativo. Cada vez aumentan el número de
experimentos y de observaciones sobre el mundo. De esta manera, cada vez sabemos
12
más, acumulamos nuevos conocimientos sobre los que ya tenemos. Para ellos, la
ciencia sería como un edificio al que cada año se le incorporan nuevas plantas.
Actualmente se concibe el progreso como un proceso de reducción de teorías. Las
teorías son cada vez más amplias y asumen a otras teorías, a unas porque tenían
campos de aplicación pequeños y a otras porque se van quedando obsoletas. De esta
manera, cada vez tenemos menos teorías pero más amplias en cuanto a su campo de
explicación. Sería esta concepción actual del progreso como una pirámide que va
creciendo en su base y estrechándose en su cima.
Thomas S. Kuhn, un historiador de la ciencia, en su obra “La estructura de las
revoluciones científicas” nos dice que habitualmente, la comunidad científica trabaja
con un paradigma común, por paradigma podríamos entender un conjunto de teorías
científicas, que habitualmente sirve de marco para llevar a cabo las investigaciones,
esto sucede dentro de lo que él llama la ciencia normal, aquella en la que los hechos
no contradicen a las teorías. Sin embargo, cuando las leyes dejan de servir para
explicar los hechos que aparecen y entramos en un tiempo de crisis, crisis del
paradigma. Y es en este momento cuando aparece uno o más paradigmas rivales que
sí sirven para explicar los hechos problemáticos aparecidos.
Es el momento de
cambiar de paradigma, y los motivos que mueven a elegir uno u otro son, según Kuhn,
irracionales, sicológicos y sociológicos. Cuando al final se toma una decisión y se
trabaja con otro paradigma ha acontecido una revolución científica. Este es el modo en
el que avanza la ciencia a través de revoluciones, sustituyendo unos paradigmas por
otros más eficaces.
Feyerabend sostiene que el crecimiento del conocimiento no sigue normas
predefinidas, sino que es siempre peculiar y diferente, no sigue nunca un camino
determinado. Defiende el valor de la anarquía en la ciencia, que es la que ha
proporcionado a la ciencia todas sus características positivas. Los científicos avanzan
mediante una combinación de crítica y tolerancia hacia las incongruencias y anomalías
entre la teoría científica y los hechos, a la vez que trabajando con absoluta libertad.
Estos son los mejores ingredientes de una ciencia productiva y creativa. Para apoyar
estos planteamientos quizá sirvan las ideas de Einstein cuando afirmaba que en
ciencia “La imaginación es más importante que el conocimiento”.
13
¿Está la ciencia cada vez más cerca de la verdad?
A lo largo de la historia han existido distintas actitudes sobre la posibilidad de
alcanzar la verdad. Probablemente los primeros tiempos de la filosofía, el siglo V a. d.
N. E. asistió al primer gran debate sobre el tema. Dogmáticos frente a relativistas se
enfrentaban en los campos de batalla filosóficos de Atenas. De un lado el
dogmatismo de Platón, que después será encumbrado por los racionalistas del XVII y
algunos del XVIII, sostenía que podemos alcanzar un conocimiento seguro y universal,
alcanzar la certeza absoluta. Además nuestros conocimientos se pueden ampliar
progresiva e ininterrumpidamente. Se trata, es innegable, de una visión quizá
excesivamente optimista de las posibilidades humanas. Pero del otro lado, frente a
ellos, está el relativismo, defendido en aquellos tiempos por los sofistas, enemigos
filosóficos de Platón y Sócrates. Su planteamiento es rotundo, no existe una verdad
absoluta, válida en todo momento y en todo lugar, el conocimiento objetivo y universal
es inviable y tan solo existen opiniones cambiantes, válidas cada una de ellas en
determinados contextos humanos.
Pirrón de Elis, a caballo entre el siglo IV y III a. d. N. E., es considerado el primero
de los escépticos. Su postura es la de la duda ante la posibilidad de lograr un
conocimiento firme y seguro; por ello, nuestro estado natural es el de la duda,
debemos dudar siempre ante el conocimiento que tenemos de la realidad. El
fundamento del escepticismo está en que el principio de todo conocimiento son las
sensaciones y estas son siempre cambiantes, por lo que no nos pueden proporcionar
un conocimiento firme y seguro de la realidad. En el siglo XVIII, Kant, aquel del que
decíamos que no tenía ni vida ni historia, cree haber descubierto el modo de superar el
escepticismo con su criticismo, una posición que sostiene que el conocimiento es
posible, pero lo que desde luego no es, es incuestionable absoluto, universal, todo
conocimiento ha de ser revisado y criticado continuamente para depurarlo de posibles
errores o tergiversaciones.
Ortega y Gasset nos ofrece una visión novedosa, el perspectivismo, sostiene la
realidad del punto de vista, conocemos la realidad desde nuestra posición en el
cosmos, eso es algo inevitable, pero ello no convierte en falso nuestro conocimiento
de la realidad, al contrario, lo llena de sentido lo dota de significado, porque detrás de
toda perspectiva, hay una vida, un proyecto vital al que de nada serviría un
14
conocimiento objetivo y vacío de la realidad. La verdad absoluta sería la suma de
todas las perspectivas posibles, si eso es posible.
Si nos paramos a pensar, después de este recorrido histórico aún no hemos
respondido a la que pregunta que nos hicimos, para ello quizá tengamos que recurrir a
K. Popper, quien sostiene que el verdadero progreso de la ciencia se reconoce en que
las nuevas teorías permiten explicar mejor un mayor número de problemas. Así
podemos decir que las nuevas teorías son más verosímiles que las antiguas, cada vez
estamos más cerca de la verdad. Popper sostiene que “la historia de la ciencia es un
proceso racional de aproximación a la verdad”. Sin embargo la verdad es considerada
como un límite inalcanzable.
VII.
CIENCIA; ¿ÚNICA FUENTE DE CONOCIMIENTO?
¿Es la ciencia la panacea, es decir el remedio para todos los problemas del
hombre? ¿Es la ciencia la que marca el progreso de la humanidad? ¿Es la ciencia la
que nos ofrece la imagen exacta del universo? (Como podéis ver a la filosofía lo que le
va, es hacer preguntas, es única para ver problemas allí donde nadie los ve, un
científico confiaría ciegamente en sus conocimientos y en alcanzar la verdad a través
de su método, sin embargo, la filosofía, supone la actitud de mantener la razón
siempre despierta ante lo que, a otros, parece evidente. Probablemente en esta actitud
radique la auténtica evolución de la humanidad.)
Es difícil responder a estas
cuestiones, pero necesario.
Una primera respuesta, la encontramos de la mano de Augusto Comte, un
positivista del XIX, que sostenía el cientismo o cientifismo. Básicamente es la idea de
que la ciencia es la única fuente de conocimiento. Y es el único instrumento que
aportará felicidad a la humanidad poniendo fin a todos los problemas individuales y
sociales que tiene el hombre.
Comte defiende su cientifismo, tras mantener que la humanidad y cada individuo
en particular ha pasado por tres estadios: el primero, el teológico, ha de considerarse
un estado provisional y preparatorio, punto de partida del espíritu humano. Aquí el
conocimiento de la naturaleza consiste en buscar las causas últimas, ocultas y
sobrenaturales, que se levantan sobre el poder de la imaginación. Dentro hay una
evolución que lleva al individuo desde un fetichismo inicial, consistente en atribuir a
algunos entes una vida análoga a la nuestra, pero más poderosa; (la adoración de los
15
astros en la cultura egipcia) al politeismo en el que se atribuye vida a determinados
seres ficticios e invisibles que controlan los fenómenos naturales y humanos; (piensa
en el Olimpo griego) y por último al monoteismo, donde esos seres son reducidos a
uno y donde se inicia la restricción del marco de acción de la imaginación.
El segundo, el metafísico o abstracto intenta explicar la íntima naturaleza de los
seres, el origen y destino de las cosas sustituyendo a los agentes sobrenaturales por
abstracciones personificadas. La parte especulativa está muy exagerada, por la
tendencia a argumentar en vez de observar que caracteriza a este espíritu metafísico.
Comte lo sitúa en la filosofía que va desde el XV al XIX.
El tercero es el estado positivo o real "Observación". Nuestra inteligencia ha
llegado por fin a un estado definitivo de positividad racional en el que renuncia a las
investigaciones absolutas y circunscribe sus esfuerzos al dominio de la observación,
única base del conocimiento. Ya no se buscan las inaccesibles causas sino que se
investigan las regularidades mediante la observación y el razonamiento. las leyes que
siguen los fenómenos. La imaginación es sustituida por el saber de la razón, razón
encaminada a la acción instrumental que posibilita la tecnología que de ella se
desprende. Esta es la base de la nueva sociedad industrial. En el estado positivo no se
busca tanto una explicación como una mera descripción de los fenómenos y sobre lo
observado.
La ley de los tres estados pretende demostrar cómo el estado positivo es el estado
más adecuado a la naturaleza humana. El único saber válido es el saber positivo o
científico, y este modo de saber ha de generalizarse y aplicarse a todos los ámbitos de
la vida y de la sociedad como la religión, la política... La reforma comtiana del saber
conlleva así una reforma social.
Husserl en su obra “Crisis de las ciencias europeas” nos dice que la historia de la
cultura occidental es la historia del olvido del mundo de la vida. Nos hemos volcado
tanto del lado de la ciencia, del objetivismo, de la matematización de la realidad, que
se ha impuesto una visión absolutamente idealizada de la realidad. Además de
producir individuos carentes de capacidad crítica, puesto que “las meras ciencias de
hechos producen meros hombres de hechos”.
Husserl, nos habla de la necesidad de completar el conocimiento científico
proporcionando un horizonte que dé significado al objetivismo de la ciencia, que
16
enmarque los descubrimientos científicos. La ciencia sólo tiene sentido dentro del
mundo de la vida.
Nietzsche se enfrenta al pensamiento científico, y se pregunta ¿Cómo podemos
conocer la esencia de la vida? A través del arte, la poesía y la intuición. -nos
responde- el arte y la poesía son los mejores órganos de la filosofía para interpretarla
y la intuición es el mejor método para comprenderla. Pero dice más, para él, el
"intelecto humano" es el recurso de los seres más infelices y sirve para conservarlos
en su existencia. llega un momento en que el hombre necesitar vivir en sociedad y
evitar los conflictos, por lo que se ve obligado a determina a partir de ese momento lo
que va a ser "verdad" y lo que no. Así que se inventa una designación para las cosas
uniformemente válida y obligatoria. Así la verdad no depende de las cosas mismas,
sino del uso correcto de las convenciones del lenguaje. La "mentira" del intelecto
consiste en hacer creer que a través de los conceptos se capta la vida. La verdad es
sustituida por la voluntad de verdad, es decir, por el apremiante deseo de que lo que
se cree o se piensa que ha de ser verdadero.
A este hombre conceptual, que se maneja con el intelecto, con la racionalidad,
contrapone Nietzsche el hombre intuitivo, que es capaz de comprender la vida mejor
que un científico, que es capaz de configurar una cultura y establecer el dominio del
arte sobre la vida.
Ortega y Gasset nos habla de la necesidad del uso de una razón vital. La razón
científica no agota el ámbito de lo cognoscible, el hombre no se agota en lo que
científicamente podemos conocer de él. Como dice Ortega, la ciencia se ocupa de los
problemas mansos, aquellos que puede resolver el hombre a través de la observación
y de la investigación, que son reductibles a regla y compás. Pero, ¿y la pregunta por el
sentido de la existencia, y la pregunta por la elección de las metas vitales, de las
aspiraciones, por la elección de los fines de la humanidad? ¿Desde dónde
respondemos esas cuestiones, si reducimos el conocimiento al meramente científico?
El conocimiento ha de contribuir a afirmar la libertad humana y para ello necesita otros
modos de conocimiento.
De la mano de La escuela de Francfort, de Habermas, encontramos una segunda
respuesta bien distinta. La ciencia está regida por una razón instrumental, que
consistiría en pensar que todo puede ser manipulado, todo puede ser utilizado,
17
instrumentalizado. Y dentro de ese todo, también se incluye el ser humano. De este
modo, la humanidad se convierte en un objeto al servicio de la ciencia. Y se invierten
los papeles, ya no está la ciencia al servicio del hombre, sino el hombre al servicio de
la ciencia. El hombre ya no es un fin en sí mismo, sino un medio al servicio del
progreso de la ciencia. Por tanto, piensa Habermas que no podemos reducir la
realidad a la foto que de ella nos hace la ciencia.
Es necesaria una razón comunicativa, crítica que establezca un diálogo entre los
descubrimientos científicos y los fines de la humanidad. La razón comunicativa, nos ha
de permitir decidir qué hacer con los descubrimientos científicos. Un mismo
descubrimiento científico, léase la dinamita, el conocimiento y manipulación del ADN
humano se puede utilizar para esclavizar o para liberar, para curar o para…, y desde
la razón científica, tal decisión es imposible. Por ello, no podemos dejarlo todo en
manos de la ciencia. Desde esta otra forma de conocimiento hemos de responder a la
cuestión: ¿para qué la ciencia?
Los criterios desde los que ha de analizar las cuestiones esta razón comunicativa,
dialógica, crítica han de ser muy próximos a los siguientes:
•
La ciencia tan sólo nos proporciona los medios para alcanzar los fines que
nos proponemos, pero no puede decirnos cuáles son los fines que
perseguimos. La ciencia no abarca el ámbito de los juicios de valor.
•
La ciencia debe ser utilizada para aumentar la calidad de vida, como
posibilidad de vida responsable y libre. El progreso científico ha de hacer
felices a los seres humanos. Esto obliga a corregir el actual desfase
psicológico que sufre el hombre ante un mundo que por su alto grado de
mecanización es más fuerte que él, y lo domina.
•
La ciencia debe de servir para que el hombre del subdesarrollo participe de
la riqueza que produce la máquina, la ciencia es de la humanidad, y con
esta premisa se superaría el desfase económico entre países. Para ello
necesitamos de una razón crítica.
18
VIII.
LA TECNOLOGÍA
Evolución de la tecnología
Tenemos que comenzar por distinguir su origen griego “techné”. Pero si nos
atenemos a la definición de M. Bunge, tecnología es un conjunto de conocimientos y
estrategias que sirve para controlar, trasformar o crear procesos naturales o sociales y
que se desprenden y se controlan de una teoría científica y con una metodología
científica.
En la actualidad asistimos al desarrollo de la tecnología, o a lo que se ha dado en
llamar “tecnociencia”, de la mano de: las ingenierías, la medicina, farmacología,
sicología y siquiatría, pedagogía, arquitectura, urbanismo, sociología.... Pero para
llegar al momento actual, la técnica, ha pasado por fases de no tanto esplendor como:
la fase técnico-mágica, en el mundo primitivo; la fase técnico-alejandrina, que
comprende también el período medieval y que busca la alianza con el viento y el agua,
tan sólo consigue pequeños avances que evolucionaran a duras penas hasta el siglo
XV; fase de transición, desde los siglos XV al XVIII, donde se inicia la interacción entre
la ciencia y técnica. (Los inventos como la imprenta, la pólvora, la brújula, el telescopio
cambiarán el estado del planeta y permitirán hacer progresos en la ciencia, que se
hace experimental). Los avances técnicos tienen repercusión en el desarrollo
científico.
Así llegamos a la fase tecno−científica, al período en que vivimos, y que se inicia
con la construcción por parte de James Watt de la máquina de vapor. Se caracteriza
por un gran desarrollo de la ciencia y la tecnología. La tecnología crece tanto en
importancia que en la actualidad se ha llegado a postular su dominio sobre la ciencia.
La ciencia ya no es un conocimiento puro, que pretende mostrar cómo es la realidad o
descubrir las leyes que regulan la naturaleza, sino que, la ciencia se ha convertido en
un instrumento al servicio de la tecnología, siendo las demandas tecnológicas las que
dirigen la investigación científica en uno u otro camino. De ahí que las diferencias
entre la ciencia y la tecnología sean cada vez más borrosas, y habitemos en lo que se
ha dado en llamar la tecnociencia.
La racionalidad tecnológica.
Heidegger, un filosofó del siglo XX, en un ensayo: “La pregunta por la técnica”, nos
plantea lo siguiente: ¿qué pasaría si la tecnología no fuese entendida como un medio
19
para alcanzar los fines del hombre tales como la libertad, el bienestar, el goce de la
vida... sino que la tecnología fuese un fin en sí mismo? Si reflexionamos sobre
nuestras pautas de conducta, la humanidad puede estar actuando como si así lo fuera;
hemos tomado la tecnología como un fin, no como un instrumento para lograr nuestros
fines. Nuestra conducta, obedece los siguientes postulados tecnológicos:
•
Postulado de la neutralidad. La tecnología es neutral, no es ni buena ni
mala, se puede usar para el mal o para el bien. De ese modo siempre
existe una puerta abierta a su incorporación a la sociedad, “-puesto que
puede utilizarse para el bien, no le pongamos ningún impedimento a su
desarrollo.” Pero al final siempre acaba siendo utilizada equivocadamente.
(Tecnología nuclear, Tecnología genética)
•
Postulado de instrumentalidad. “Todo puede ser objeto de trasformación
tecnológica”. De esta manera, la tecnología puede instrumentalizarlo todo,
deja de ser ella un instrumento para convertir incluso hasta el hombre, un
fin en sí mismo, en un objeto, en algo que se puede manipular. La
tecnología nos posibilita manipular, dominar, trasformar la naturaleza, y
nosotros formamos parte de ella.
•
Imperativo tecnológico. “Lo que tecnológicamente se pueda hacer, hay que
hacerlo.” Se extiende la idea de que la innovación siempre será
provechosa, estamos en la sociedad de la innovación, cada día unos
productos son sustituidos por otros, lo que ayer era nuevo, hoy es ya pieza
de museo sin reparar en qué nos es más útil.
•
Principio de autocorrección. “Si la aplicación de una tecnología produce
efectos no deseados, siempre podrá ser remediado por otra tecnología.”
Esto es un freno al retroceso, imposible una marcha atrás, y a la vez
imposible, o cuando menos absurdo, decir no a la tecnología nueva, puesto
que, en el supuesto de que aparezcan problemas, tenemos a la tecnología
para solucionarlos.
•
Principio de fatalidad. “…el desarrollo tecnológico no tiene límites”. Vivimos
envueltos en este lema: “…la ciencia descubre, la industria aplica y el
hombre se resigna”.
20
•
Principio de eficacia. “La eficacia se mide en función del ahorro de tiempo y
del capital invertido.” Este cálculo prescinde entre sus parámetros del
hombre, de la degradación del medio, de la felicidad humana, de los fines
de la humanidad.
El progreso tecnológico, estamos viendo exige sacrificios humanos, y es que es
una manifestación de la tecnología el pretender escapar al juicio de la ética, la
tecnología se autojustifica. Comenzó por arrastrar a la ciencia y ponerla a sus pies, ya
no movía al hombre el simple conocimiento de la naturaleza, sino el dominio de la
misma y ahora ha terminado por arrastrar tras de sí a toda la humanidad. ¿Cuántas
vidas se han destrozar más en nombre de la tecnociencia? (paro, droga, estrés).
La filosofía ha de reclamar que ciencia y técnica no sobrepasen sus límites y es
función de la filosofía preguntarse el para qué la ciencia y la técnica. Lo que la ciencia
no puede conocer es la finalidad de su propio progreso, finalidad que debe partir de
unos presupuestos éticos y contribuir a nuestra humanización.
BIBLIOGRAFIA
-
Ferrater Mora. (2009). Diccionario de Filosofía. Barcelona: Ariel.
-
G Reale y D Antiseri. (1991).Historia del pensamiento filosófico y científico.
Barcelona: editorial Herder.
-
Guthrie, W.K. (1984). Historia de la filosofía griega. Madrid: Gredos.
-
Gilbert Hottois. (2003). Historia de la filosofía del renacimiento a la
posmodernidad. Madrid: Cátedra.
-
K.P Popper. (1962). La lógica de las investigación científica. Madrid: Ed Tecno.
-
Popper, Karl Raimund. “La sociedad abierta y sus enemigos”. Ediciones Orbis.
-
Heidegger
M. (1994). Conferencias y artículos. Barcelona: Ediciones del
Serbal.
-
Husserl Investigaciones Lógicas, 4 Volúmenes. (1929). Madrid: Editorial
Revista de Occidente.
-
Friedrich Nietzsche. (2001). La Gaya ciencia”. Madrid: Alba libros.
21
22
Descargar