DICTAMEN Nº 22 / 2010 Materia sometida a dictamen: Reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de la Administración derivada de daños por accidente de trabajo sufrido en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza . ANTECEDENTES Primero.- Por escrito de fecha 28 de enero de 2010 (con registro de entrada en la extinta Comisión Jurídica Asesora del día 4 de febrero), la Consejera de Salud y Consumo del Gobierno aragonés solicita Dictamen en relación a un procedimiento de responsabilidad patrimonial instado por “X” por los daños que sufrió al tener un accidente de trabajo en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. Segundo.- El procedimiento se inicia con un escrito de la interesada, suscrito también por una letrada, que fue registrado en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza el 15 de enero de 2009. En dicho escrito, la reclamante, que cuantifica su reclamación en la cantidad de 10.832,09 euros, aduce como fundamentos fácticos y jurídicos de su pretensión los siguientes: i) Indica que el 31 de octubre de 2007, sobre las 10 horas, estaba desempeñando su trabajo de “pinche” en la cocina del citado hospital público, en la zona destinada a la manipulación y elaboración de los alimentos, cuando tropezó con una bolsa de basura, de tamaño grande tipo saco, que un trabajador de la limpieza estaba sacando arrastrándola por la citada zona de la cocina, sin poder evitar pisarla, resbalando y cayendo contra el suelo. ii) Manifiesta que en la zona de manipulación y elaboración de los alimentos está prohibido sacar la basura, precisamente para evitar restos de alimentos y grasas en el pavimento. Además la basura no iba anclada en carro o similar sino que era arrastrada a ras de suelo. 1 iii) Señala que a causa de la caída, tuvo que ser intervenida quirúrgicamente, permaneciendo hospitalizada 12 días y estando en situación de incapacidad temporal derivada del trabajo desde el 31 de octubre de 2007 hasta el 4 de marzo de 2008, fecha en la que fue dada de alta laboral, tardando 125 días en sanar las lesiones, persistiendo en junio de 2008 molestias sensitivas distales, mostrando el electroneurograma normalidad de la conducción motora y neuropatía leve de la rema sensitiva del nervio radial. iv) Reclama la interesada, por tanto, los daños y perjuicios que dice le ha producido ese anormal funcionamiento del servicio publico, en la cuantía que se ha indicado más arriba. La reclamante aporta junto con su reclamación: - Informe del área de seguridad en el trabajo, el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Departamento de Salud y Consumo, de fecha 29 de noviembre de 2007, que describe el accidente de la siguiente forma, según relatan testigos presenciales: “El día 31/10/2007 estaba haciendo croquetas y fue a buscar una bandeja de pasta para darles forma. Delante de ella, en el pasillo que tiene un cruce con otro pasillo que va hacia “las calderas de la leche”, un trabajador de limpieza llevaba una bolsa de basura arrastrándola quien frenó porque no podía pasar ella; ella, que iba con prisa, a pesar de que le vio no pudo parar pisando la bolsa de basura que ocultaba pasta de croquetas en el suelo, resbalando y saliendo lanzada. Vio las patas de la mesa de apoyo que está en la zona de las calderas de la leche y creyendo que se iba a golpear la cabeza, puso el brazo derecho separado recibiendo en él el golpe, resultando también contusionada en zona nasal y en rodilla izquierda”. Como causa del accidente, dicho informe señala, como inmediata la existencia de “pasta de croqueta en el suelo” y como causa básica, la “no limpieza del suelo y el arrastre de bolsas de basura por un trabajador de la contrata de limpieza”, si bien también hace constar que la trabajadora iba con prisa cuando ejecutó la acción que le llevó al lugar del accidente. - Parte médico de alta hospitalaria de la reclamante, que diagnostica fractura espiroidea diafasaria de húmero derecho, paresia de nervio radial, habiendo sido intervenida el día 7 de noviembre de 2007, practicándosele osteosíntesis, con evolución favorable, colocándosele férula Oppnehauer. 2 - Acreditación de que la reclamante estuvo de baja laboral desde el día 1 de - Informe médico legal de valoración de los daños, emitido por especialista en medicina del trabajo, que concluye que, a su entender, las secuelas que sufre la reclamante deben ser valoradas, aplicando la Tabla de Valoración de las mismas publicada en el BOE de noviembre de 2004 (sic), con 4 puntos por secuelas funcionales y dos por perjuicio estético. Tercero.- Por acuerdo del Secretario General Técnico del Departamento de Salud y Consumo, de fecha 27 de enero de 2009, se ordenó la incoación del procedimiento de responsabilidad patrimonial de la Administración, que se indicaba se tramitaría con arreglo a lo dispuesto en el Real Decreto 429/93, lo que se notificó a la interesada, a la compañía aseguradora y también a la contratista del servicio de limpieza del hospital público en el que ocurrió el accidente, sin que conste que ésta última haya comparecido formalmente, si bien obra copia de un correo electrónico enviado al parecer desde la empresa contratista –…- en que se da la versión de los hechos del empleado de la misma que arrastraba la bolsa con la que se tropezó la reclamante, excusando toda responsabilidad por entender que el accidente tuvo lugar por la prisa y el descuido de la Sra. “X”. Cuarto.- Por comunicación de 22 de noviembre de 2009 de la Secretaria General Técnica del Departamento de Salud y Consumo se confirió al reclamante, a la compañía aseguradora y a la contratista del servicio de limpieza del hospital público en el que ocurrió el accidente, el trámite de audiencia para que en el plazo de diez días pudiera consultar el expediente, formular alegaciones y proponer y practicar cuantas pruebas considerara oportunas. En este trámite ha comparecido la interesada, ratificando su escrito inicial, y la compañía aseguradora, declinando su responsabilidad por ser un supuesto no incluido en los casos de riesgo asegurado, sin que haya comparecido la contratista. Quinto.- La propuesta de resolución que acompaña al expediente remitido por la Consejera de Salud y Consumo es estimatoria (sic) de la reclamación, en el sentido de entender probado la forma en que se produjo el accidente y el nexo causal con el actuar de la empresa contratista, por lo que concluye atribuyendo la responsabilidad a ésta. 3 CONSIDERACIONES JURIDICAS -IEn primer lugar, hemos de indicar que en fecha 8 de abril de 2009 se ha publicado en el Boletín Oficial de Aragón la Ley 1/2009, de 30 de marzo, del Consejo Consultivo de Aragón, en cuya Disposición Transitoria Primera, bajo la rúbrica de “Constitución del Consejo Consultivo” se señala que “El Presidente y los miembros del Consejo Consultivo deberán ser nombrados y tomar posesión de su cargo en el plazo de tres meses a partir de la entrada en vigor de la presente Ley, momento en el que se entenderá constituido el Consejo Consultivo, y la Comisión Jurídica Asesora dejará de ejercer sus funciones”. Ya se ha constituido el Consejo Consultivo de Aragón, por lo que de acuerdo con el articulo 15 apartado 10, corresponde a este Órgano Consultivo la competencia para conocer sobre las reclamaciones administrativas de indemnización de daños y perjuicios de cuantía superior a 6.000 euros, como es el caso. Finalmente, y de conformidad con el artículo 20.1 de la Ley 1/2009, corresponde a esta Comisión del Consejo Consultivo de Aragón la competencia para la emisión de este Dictamen. -IIEl Consejo Consultivo ha de pronunciarse acerca de si, a la vista del expediente tramitado por el órgano competente de la Administración Autonómica, procede o no estimar la reclamación de indemnización económica presentada en relación con los daños sufridos por la reclamante como consecuencia de una caída sufrida por la misma en la zona de cocina del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, lugar donde presta sus servicios como pinche de cocina. Sabemos, en general, que los requisitos para que sea declarada la responsabilidad patrimonial de la Administración, según reiterada y pacífica formulación doctrinal y jurisprudencial, pueden resumirse del siguiente modo: 1º) la efectiva realización del daño o perjuicio evaluable económicamente e individualizado en relación con una persona o grupo de 4 personas; 2º) que el daño o lesión sufrido por el reclamante sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos en una relación directa de causa a efecto sin intervención extraña que pueda influir en el nexo causal; 3º) que el daño o perjuicio no se hubiera producido por fuerza mayor; y 4º) que no haya prescrito el derecho a reclamar (cuyo plazo se fija legalmente en un año, computado desde la producción del hecho o acto que motive la indemnización o desde la manifestación de su efecto lesivo). -IIIEn primer lugar, y en cuanto a la tramitación del procedimiento, señalar que se han observado cuantos requisitos formales exige la normativa aplicable que ya ha sido citada, en particular, la audiencia de la interesada. Este Consejo, a la vista del expediente remitido, en el que documentalmente constan las actuaciones habidas en la instrucción del procedimiento, ha de pronunciarse acerca de si procede o no estimar la reclamación de indemnización formulada por la reclamante por los daños que estima sufridos a consecuencia de “accidente de trabajo” por la caída sufrida por la misma en la zona de cocina del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, lugar donde presta sus servicios como pinche de cocina. Antes de entrar en el fondo de la cuestión, el examen de la reclamación y de la propuesta de resolución, permiten efectuar una consideración previa, a saber, si es posible admitir como adecuada la base sobre la que se sustenta la reclamación patrimonial efectuada, ya que quien la suscribe obvia la naturaleza jurídica de la relación de trabajo como laboral, por lo que bien pudiera calificarse el accidente como de trabajo y a la Administración como empresa con la que mantiene una ajenidad. Esta cuestión ya ha fue analizada detenidamente por la Comisión Jurídica Asesora en su Dictamen 119 /2005, del que, por su interés para la resolución del presente caso, transcribimos una parte de sus Fundamentos Jurídicos, que a su vez citan otro Dictamen del año 2004: “La reclamante fundamenta su petición en lo establecido en la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, cuyo artículo 139.1, que expresamente cita en su escrito de reclamación, establece: 5 “Los particulares tendrán derecho a ser indemnizados por las Administraciones Públicas correspondientes de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos”. Se ha resaltado la referencia que el texto reproducido hace a los “particulares” ya que esta condición ha de ostentarla para que quien formule la reclamación patrimonial con apoyo en esta norma pueda ser considerado como legitimado para ejercer un derecho de esta naturaleza. Es cierto que en la interpretación y aplicación de la Ley este término se ha ido ampliando en cuanto a su ámbito subjetivo hasta entender no se limita a los ciudadanos o administrados, sino que también comprende a otras Administraciones Públicas y a los funcionarios y personal laboral al servicio de las Administraciones Públicas cuando los daños producidos no sean consecuencia directa de la actividad que al servicio de aquéllas tengan encomendada, como en el supuesto que se dictamina sucedió. En este sentido, el Tribunal Supremo ante un supuesto de estimación parcial de un recurso por daños sufridos por la agresión en un centro hospitalario de un paciente a una Diplomada Universitaria de Enfermería, sustentó en el fundamento de derecho tercero de la Sentencia de 14 de diciembre de 2000, dictada en casación: TERCERO.- En el tercer fundamento jurídico de la sentencia impugnada se da cumplida satisfacción a los argumentos de la Administración entonces demandada respecto de quién es el sujeto activo de la relación de responsabilidad patrimonial, y señala que el derecho a la indemnización se reconoce «a los particulares» y que éstos deben identificarse con los usuarios del servicio público. El inciso primero del artículo 40 de la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado vigente por razón de fechas determina que «los particulares tendrán derecho a ser indemnizados (...) de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos». En un sentido amplio y omnicomprensivo acorde con una tradición normativa muy consolidada, que utiliza la expresión «los particulares» como sujeto pasivo y receptor de los daños –artículos 121 de la Ley de Expropiación Forzosa, 133 de su Reglamento de ejecución de 26 de abril de 6 1957 y 106.2 de la Constitución–, comprende e incluye en el mismo, según declaró esta Sala y Sección en sentencia de 24 de febrero de 1994, siguiendo el criterio de otra anterior, del lejano año de 1964, de 8 de febrero, no sólo a los sujetos privados, sino también a los sujetos públicos, cuando éstos se consideren lesionados por la actividad de otra Administración pública; pues, en realidad, no sólo «los particulares» tendrán este derecho, sino cualquier persona, sea física o jurídica, pública o privada, es decir, cualquier sujeto de derecho que hubiese sufrido la lesión que reúna los requisitos que el citado precepto establece. A su vez, la más cualificada doctrina científica ha puesto de relieve la posibilidad de hablar de universalidad de la responsabilidad patrimonial desde la perspectiva del sujeto dañado, lo que no impide la inclusión de otra Administración Pública al referirse la cláusula general a los “particulares”, expresión en la que, obviamente, ”entran también los funcionarios y el restante personal al servicio de los propios entes públicos, que también pueden sufrir daños con ocasión o como consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos. El problema aquí surge de la superposición de la cláusula general de responsabilidad con los sistemas de Clases Pasivas y de Seguridad Social en la medida en que éstos cubren específicamente los daños personales determinantes de enfermedad, invalidez o muerte”, habiendo señalado que “si se trata de agentes que carecen de la condición de funcionarios de carrera es aplicable sin excepciones el sistema vigente de Seguridad Social, en el que el Estado y los demás entes públicos asumen las obligaciones que corresponden a todo empleador (...). No obstante, aplicación de estos regímenes no excluye sin más la procedencia de la indemnización de los daños que excedan los supuestos de los que aquéllos parten”. Sin embargo, es en la doctrina del Consejo de Estado donde se han estructurado criterios sobre esta materia: el régimen jurídico de indemnización de daños sufridos por los funcionarios y por accidente de trabajo del personal laboral al servicio de las Administraciones Públicas. Pero antes de verterlos en este Dictamen se estima conveniente recordar que en el Capítulo III –“Acción protectora”- del Título II –“Régimen general de la Seguridad Social”- del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social, aprobado por Real Decreto Legislativo 4/1994, de 20 de junio, se conceptúa el accidente de trabajo estableciendo al efecto que “será toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena” (art. 115.1), ajenidad que, como ya se ha indicado, concurre en el caso que se considera en este 7 Dictamen, sin exclusión, por expresa determinación de la Ley (art. 115.5.a), de los que sean debidos a “la imprudencia profesional que es consecuencia del ejercicio habitual de un trabajo y se deriva de la confianza que este inspira”, en contraposición a la exclusión de los casos en que sean debidos a dolo o imprudencia temeraria del trabajador accidentado, para, seguidamente regular las prestaciones en el mismo Capítulo, la incapacidad en el Capítulo IV y la invalidez en el Capítulo V, estando referida la Sección 4ª de este Capítulo a las “Lesiones Permanentes no Invalidantes” y, dentro de ella, es el artículo 150 el que fija el sistema de “indemnizaciones por baremo”. Pues bien, retomando la referencia a la doctrina del Consejo de Estado, que reiteradamente venía señalando con anterioridad a su Dictamen 996/1994, de 21 de septiembre, que la aplicación del artículo 40 de la Ley del Régimen Jurídico de la Administración del Estado, de 26 de julio de 1957, siguiendo la línea marcada por la Ley de Expropiación forzosa en su artículo 121.1 que ha trascendido al artículo 139.1 de la vigente Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, sólo es procedente cuando el particular perjudicado no está ligado por una relación jurídica previa con la Administración a la que atribuye el daño padecido con motivo de tal relación ya que es en el seno de ésta donde ha de depurarse la reclamación (Vid. Dictámenes 260/1991, 11 de abril, 1.016/1991, de 26 de julio, 1.373/1991, de 16 de enero de 1992, y 1669/1991, de 23 de enero de 1992). En el mismo sentido se ha pronunciado en el citado Dictamen 996/1994, pero ya con referencia no sólo a los artículos 106.2 de la Constitución y 40 de la Ley del Régimen Jurídico de 1957, sino, también, aunque no era aplicable al supuesto dictaminado, al artículo 139 y siguientes de la LPAC, y en sus Consideraciones sustentó: Sabido es que el régimen estatutario de los funcionarios públicos es muy distinto del laboral general, y que sus diferencias tienen su origen en disposiciones constitucionales y legales. Una de sus divergencias esa el sistema de pensiones extraordinarias. La figura que más se aproxima a la lesión corporal en acto de servicio es el accidente de trabajo. Según el artículo 115.1 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social (aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio). Y después de reproducir el concepto legal de accidente de trabajo, se dice en el Dictamen: 8 Aunque las prestaciones por accidente de trabajo en el régimen de la Seguridad Social tienen algunas ventajas sobre las derivadas de otras contingencias (véanse, por ejemplo, los artículos 123, 124.4, 130.b, 138.1, 150 y 177 de la Ley General de la Seguridad Social), nunca alcanzan a duplicar el haber regulador que correspondería a éstas.- La Ley ha querido otorgar un régimen más favorable a los funcionarios públicos que sufran lesiones en acto de servicio, en relación a los trabajadores que sean víctimas de un accidente de trabajo. Esta opción es perfectamente constitucional y ha de ser respetada. Al considerar una reclamación por la lesión sufrida en la relación de servicio de un miembro de las Fuerzas Armadas, el mismo Organo consultivo tuvo ocasión de indicar reiterar el criterio anteriormente señalado, con adición de matices que se estima que proporcionan una aproximación a la cuestión que está siendo objeto de consideración, en los siguientes términos: En repetidas ocasiones ha señalado este Alto Cuerpo Consultivo que los daños y perjuicios generados en relaciones específicas deben indemnizarse en el seno de las mismas, siempre que ello sea posible. En el asunto consultado tal indemnización resulta viable, con arreglo al artículo 101 del Reglamento General de la Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (aprobado por Real Decreto 2330/1978, de 29 de septiembre). Ha de acudirse, pues, a esta vía, y no al procedimiento general de responsabilidad patrimonial. Por lo demás, la compensación que le corresponda con arreglo al precepto citado será igual a la que se satisfaría a cualquier trabajador que sufriese un accidente de trabajo, si provocara una secuela semejante (artículo 150 de la Ley General de la Seguridad Social, texto Refundido aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio) -Dictamen 1.535/1995, de 19 de octubre-. Sin embargo, la aproximación es mayor en el Dictamen 2569/94, de 19 de enero de 1995, en el que el Consejo de Estado sustenta una posición análoga a la propugnada en esta Consideración Jurídica, si bien tan sólo se reproduce parte del texto de sus Consideraciones: El interesado funda su petición en ciertos perjuicios que afirma que a su salud ha reportado la prestación de sus servicios laborales a la Administración. Resulta incontrovertible, pues, que el título en que se basa la solicitud de resarcimiento es un contrato, en particular laboral. 9 Esta circunstancia determina de por sí la inaplicabilidad del artículo 40 de la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado. Como se decía en el Dictamen de este Consejo de 25 de noviembre de 1976 (número 40.544), este precepto regula “la responsabilidad de la Administración de carácter extracontractual, es decir, cuando no se deriva de ningún título específico” (en igual sentido Dictamen de 10 de febrero de 1983, número 44.783). En rigor, el reclamante nunca ha aducido la resarcitoria general mencionada, sino que, consciente de la naturaleza contractual de su pretensión, ha argumentado fundándose en el Código Civil. Fue la Secretaría General Técnica del Ministerio de Defensa la que calificó la reclamación como formulada al amparo del artículo 40 de la Ley de 26 de julio de 1957. Con ello incurrió en un patente error, que no fue advertido hasta el informe de la Asesoría Jurídica General del mismo Ministerio (...). De lo expuesto hasta el momento se derivan dos consecuencias principales. En primer lugar, las normas aplicables al fondo de la reclamación deducida no son las reguladoras de la responsabilidad extracontractual de la Administración, sino las propias del derecho contractual. Así ha sido apreciado por este Consejo en otros casos en que se consultaban reclamaciones de índole civil (dictamen de 13 de julio de 1978, número 41.725), o de trabajadores al servicio de la Administración por incidencias del propio contrato (como ejemplo reciente puede citarse el Dictamen de 20 de octubre de 1994, número 1.402/94). En segundo lugar, desde el punto de vista procedimental, resulta preciso observar las disposiciones del ordenamiento jurídico en cuanto a la tramitación de reclamaciones del personal laboral civil al servicio de la Administración Militar. Dado que estas disposiciones no se han seguido en absoluto, procede darles cumplimiento.” -IVPues bien, aplicando lo expuesto al presente caso, podemos extraer, al igual que hacíamos en el Dictamen citado, dos consecuencias fundamentales: en primer lugar, las normas aplicables al fondo de la reclamación deducida no son las reguladoras de la responsabilidad extracontractual de la Administración, sino las propias del derecho contractual; en segundo lugar, desde el punto de 10 vista procedimental, resulta preciso observar las disposiciones del ordenamiento jurídico en cuanto a la tramitación de reclamaciones del personal laboral civil al servicio de la Administración. Por tanto, es otra la normativa aplicable y distintas las actuaciones que han debido seguirse – las específicas del personal con una relación laboral- aunque hayan coincidido tanto la reclamante como el Departamento solicitante del Dictamen en estimar procedente el apoyo de la reclamación en la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, independientemente de cuanto se refiere a los requisitos exigidos para que la reclamación por responsabilidad patrimonial de la Administración pueda ser estimada con base en esta Ley. No obstante, el Tribunal Supremo y el Consejo de Estado, por aplicación del citado principio, han estimado procedente la indemnización por culpa extracontractual de la Administración cuando exista el nexo causal que la Ley exige y las indemnizaciones por aplicación de la normativa de la seguridad sean insuficientes. Así el Tribunal Supremo, en Sentencia de 23 de octubre de 2002, precisamente por considerar “manifiestamente insuficientes” las prestaciones e indemnizaciones del Instituto Nacional de la Seguridad Social por un accidente de trabajo, en un supuesto de incapacidad total permanente, de una persona, con relación de naturaleza laboral con el Ministerio de Defensa, por un accidente sufrido en un Hospital militar, fijando la indemnización por daños morales. Pues bien, en el presente caso, y con independencia de que desconocemos el importe de las prestaciones e indemnizaciones del Instituto Nacional de la Seguridad Social que habrán podido ser abonadas a la reclamante –que bien pudieran ser suficientes para haber reparado el daño causado-, lo cierto es que de los hechos probados en el expediente se deduce que las causas por las que se produjo el accidente de trabajo fueron el resbalón que sufrió la reclamante al andar apresuradamente y pisar una bolsa de basura que tapaba, a su vez, suciedad en el suelo (en concreto, masa de las croquetas que estaba preparando la propia reclamante), bolsa de basura que estaba siendo arrastrada, de forma indebida y en un lugar no apropiado para ello, por un empleado de la contrata de limpieza del hospital público, por lo que concurren al menos dos elementos que rompen el nexo causal para atribuir responsabilidad a la Administración, como son la propia conducta de la reclamante (bien pudiera decirse que su falta de cuidado pudo ser la causante de la 11 existencia de suciedad en el suelo y que su apresuramiento contribuyó al resultado dañoso) y la del empleado de la contratista, que incumplió las órdenes de la Administración a cerca de cómo prestar el servicio de limpieza, arrastrando indebidamente una bolsa de basura en un sitio inadecuado para ello, por lo que, frente a lo que señala la propuesta de resolución, debe desestimarse la reclamación por cuantos argumentos se han señalado en el cuerpo de este Dictamen. Por cuanto antecede, la Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón emite el siguiente DICTAMEN: En disconformidad con la propuesta de resolución, procede desestimar la solicitud de indemnización por responsabilidad patrimonial de la Administración derivada de daños por accidente de trabajo sufrido en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza, formulada por “X”, por las razones expuestas en el cuerpo de este Dictamen. En Zaragoza, a uno de junio de dos mil diez. 12