Dictamen 22-2010 - Gobierno de Aragón

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DICTAMEN
Nº 22 / 2010
Materia sometida a dictamen: Reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de la
Administración derivada de daños por accidente de trabajo sufrido en el Hospital Universitario
Miguel Servet de Zaragoza .
ANTECEDENTES
Primero.- Por escrito de fecha 28 de enero de 2010 (con registro de entrada en la extinta
Comisión Jurídica Asesora del día 4 de febrero), la Consejera de Salud y Consumo del Gobierno
aragonés solicita Dictamen en relación a un procedimiento de responsabilidad patrimonial instado
por “X” por los daños que sufrió al tener un accidente de trabajo en el Hospital Universitario
Miguel Servet de Zaragoza.
Segundo.- El procedimiento se inicia con un escrito de la interesada, suscrito también por
una letrada, que fue registrado en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza el 15 de enero de 2009.
En dicho escrito, la reclamante, que cuantifica su reclamación en la cantidad de 10.832,09 euros,
aduce como fundamentos fácticos y jurídicos de su pretensión los siguientes:
i) Indica que el 31 de octubre de 2007, sobre las 10 horas, estaba desempeñando su trabajo
de “pinche” en la cocina del citado hospital público, en la zona destinada a la manipulación y
elaboración de los alimentos, cuando tropezó con una bolsa de basura, de tamaño grande tipo saco,
que un trabajador de la limpieza estaba sacando arrastrándola por la citada zona de la cocina, sin
poder evitar pisarla, resbalando y cayendo contra el suelo.
ii) Manifiesta que en la zona de manipulación y elaboración de los alimentos está prohibido
sacar la basura, precisamente para evitar restos de alimentos y grasas en el pavimento. Además la
basura no iba anclada en carro o similar sino que era arrastrada a ras de suelo.
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iii) Señala que a causa de la caída, tuvo que ser intervenida quirúrgicamente, permaneciendo
hospitalizada 12 días y estando en situación de incapacidad temporal derivada del trabajo desde el
31 de octubre de 2007 hasta el 4 de marzo de 2008, fecha en la que fue dada de alta laboral,
tardando 125 días en sanar las lesiones, persistiendo en junio de 2008 molestias sensitivas distales,
mostrando el electroneurograma normalidad de la conducción motora y neuropatía leve de la rema
sensitiva del nervio radial.
iv) Reclama la interesada, por tanto, los daños y perjuicios que dice le ha producido ese
anormal funcionamiento del servicio publico, en la cuantía que se ha indicado más arriba.
La reclamante aporta junto con su reclamación:
- Informe del área de seguridad en el trabajo, el Servicio de Prevención de Riesgos
Laborales del Departamento de Salud y Consumo, de fecha 29 de noviembre de 2007, que describe
el accidente de la siguiente forma, según relatan testigos presenciales: “El día 31/10/2007 estaba
haciendo croquetas y fue a buscar una bandeja de pasta para darles forma. Delante de ella, en el
pasillo que tiene un cruce con otro pasillo que va hacia “las calderas de la leche”, un trabajador
de limpieza llevaba una bolsa de basura arrastrándola quien frenó porque no podía pasar ella;
ella, que iba con prisa, a pesar de que le vio no pudo parar pisando la bolsa de basura que
ocultaba pasta de croquetas en el suelo, resbalando y saliendo lanzada. Vio las patas de la mesa
de apoyo que está en la zona de las calderas de la leche y creyendo que se iba a golpear la
cabeza, puso el brazo derecho separado recibiendo en él el golpe, resultando también
contusionada en zona nasal y en rodilla izquierda”. Como causa del accidente, dicho informe
señala, como inmediata la existencia de “pasta de croqueta en el suelo” y como causa básica, la
“no limpieza del suelo y el arrastre de bolsas de basura por un trabajador de la contrata de
limpieza”, si bien también hace constar que la trabajadora iba con prisa cuando ejecutó la acción
que le llevó al lugar del accidente.
- Parte médico de alta hospitalaria de la reclamante, que diagnostica fractura espiroidea
diafasaria de húmero derecho, paresia de nervio radial, habiendo sido intervenida el día 7 de
noviembre de 2007, practicándosele osteosíntesis, con evolución favorable, colocándosele férula
Oppnehauer.
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- Acreditación de que la reclamante estuvo de baja laboral desde el día 1 de
- Informe médico legal de valoración de los daños, emitido por especialista en medicina del
trabajo, que concluye que, a su entender, las secuelas que sufre la reclamante deben ser valoradas,
aplicando la Tabla de Valoración de las mismas publicada en el BOE de noviembre de 2004 (sic),
con 4 puntos por secuelas funcionales y dos por perjuicio estético.
Tercero.- Por acuerdo del Secretario General Técnico del Departamento de Salud y
Consumo, de fecha 27 de enero de 2009, se ordenó la incoación del procedimiento de
responsabilidad patrimonial de la Administración, que se indicaba se tramitaría con arreglo a lo
dispuesto en el Real Decreto 429/93, lo que se notificó a la interesada, a la compañía aseguradora
y también a la contratista del servicio de limpieza del hospital público en el que ocurrió el
accidente, sin que conste que ésta última haya comparecido formalmente, si bien obra copia de un
correo electrónico enviado al parecer desde la empresa contratista –…- en que se da la versión de
los hechos del empleado de la misma que arrastraba la bolsa con la que se tropezó la reclamante,
excusando toda responsabilidad por entender que el accidente tuvo lugar por la prisa y el descuido
de la Sra. “X”.
Cuarto.- Por comunicación de 22 de noviembre de 2009 de la Secretaria General Técnica
del Departamento de Salud y Consumo se confirió al reclamante, a la compañía aseguradora y a la
contratista del servicio de limpieza del hospital público en el que ocurrió el accidente, el trámite
de audiencia para que en el plazo de diez días pudiera consultar el expediente, formular
alegaciones y proponer y practicar cuantas pruebas considerara oportunas.
En este trámite ha comparecido la interesada, ratificando su escrito inicial, y la compañía
aseguradora, declinando su responsabilidad por ser un supuesto no incluido en los casos de riesgo
asegurado, sin que haya comparecido la contratista.
Quinto.- La propuesta de resolución que acompaña al expediente remitido por la Consejera
de Salud y Consumo es estimatoria (sic) de la reclamación, en el sentido de entender probado la
forma en que se produjo el accidente y el nexo causal con el actuar de la empresa contratista, por
lo que concluye atribuyendo la responsabilidad a ésta.
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CONSIDERACIONES JURIDICAS
-IEn primer lugar, hemos de indicar que en fecha 8 de abril de 2009 se ha publicado en el
Boletín Oficial de Aragón la Ley 1/2009, de 30 de marzo, del Consejo Consultivo de Aragón, en
cuya Disposición Transitoria Primera, bajo la rúbrica de “Constitución del Consejo Consultivo” se
señala que “El Presidente y los miembros del Consejo Consultivo deberán ser nombrados y tomar
posesión de su cargo en el plazo de tres meses a partir de la entrada en vigor de la presente Ley,
momento en el que se entenderá constituido el Consejo Consultivo, y la Comisión Jurídica Asesora
dejará de ejercer sus funciones”.
Ya se ha constituido el Consejo Consultivo de Aragón, por lo que de acuerdo con el articulo
15 apartado 10, corresponde a este Órgano Consultivo la competencia para conocer sobre las
reclamaciones administrativas de indemnización de daños y perjuicios de cuantía superior a 6.000
euros, como es el caso.
Finalmente, y de conformidad con el artículo 20.1 de la Ley 1/2009, corresponde a esta
Comisión del Consejo Consultivo de Aragón la competencia para la emisión de este Dictamen.
-IIEl Consejo Consultivo ha de pronunciarse acerca de si, a la vista del expediente tramitado
por el órgano competente de la Administración Autonómica, procede o no estimar la reclamación
de indemnización económica presentada en relación con los daños sufridos por la reclamante como
consecuencia de una caída sufrida por la misma en la zona de cocina del Hospital Miguel Servet de
Zaragoza, lugar donde presta sus servicios como pinche de cocina.
Sabemos, en general, que los requisitos para que sea declarada la responsabilidad
patrimonial de la Administración, según reiterada y pacífica formulación doctrinal y
jurisprudencial, pueden resumirse del siguiente modo: 1º) la efectiva realización del daño o
perjuicio evaluable económicamente e individualizado en relación con una persona o grupo de
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personas; 2º) que el daño o lesión sufrido por el reclamante sea consecuencia del funcionamiento
normal o anormal de los servicios públicos en una relación directa de causa a efecto sin
intervención extraña que pueda influir en el nexo causal; 3º) que el daño o perjuicio no se hubiera
producido por fuerza mayor; y 4º) que no haya prescrito el derecho a reclamar (cuyo plazo se fija
legalmente en un año, computado desde la producción del hecho o acto que motive la
indemnización o desde la manifestación de su efecto lesivo).
-IIIEn primer lugar, y en cuanto a la tramitación del procedimiento, señalar que se han
observado cuantos requisitos formales exige la normativa aplicable que ya ha sido citada, en
particular, la audiencia de la interesada.
Este Consejo, a la vista del expediente remitido, en el que documentalmente constan las
actuaciones habidas en la instrucción del procedimiento, ha de pronunciarse acerca de si procede o
no estimar la reclamación de indemnización formulada por la reclamante por los daños que estima
sufridos a consecuencia de “accidente de trabajo” por la caída sufrida por la misma en la zona de
cocina del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, lugar donde presta sus servicios como pinche de
cocina.
Antes de entrar en el fondo de la cuestión, el examen de la reclamación y de la propuesta de
resolución, permiten efectuar una consideración previa, a saber, si es posible admitir como
adecuada la base sobre la que se sustenta la reclamación patrimonial efectuada, ya que quien la
suscribe obvia la naturaleza jurídica de la relación de trabajo como laboral, por lo que bien pudiera
calificarse el accidente como de trabajo y a la Administración como empresa con la que mantiene
una ajenidad. Esta cuestión ya ha fue analizada detenidamente por la Comisión Jurídica Asesora en
su Dictamen 119 /2005, del que, por su interés para la resolución del presente caso, transcribimos
una parte de sus Fundamentos Jurídicos, que a su vez citan otro Dictamen del año 2004:
“La reclamante fundamenta su petición en lo establecido en la Ley de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, cuyo artículo 139.1, que
expresamente cita en su escrito de reclamación, establece:
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“Los particulares tendrán derecho a ser indemnizados por las Administraciones Públicas
correspondientes de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los
casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o
anormal de los servicios públicos”.
Se ha resaltado la referencia que el texto reproducido hace a los “particulares” ya que esta
condición ha de ostentarla para que quien formule la reclamación patrimonial con apoyo en esta
norma pueda ser considerado como legitimado para ejercer un derecho de esta naturaleza. Es
cierto que en la interpretación y aplicación de la Ley este término se ha ido ampliando en cuanto
a su ámbito subjetivo hasta entender no se limita a los ciudadanos o administrados, sino que
también comprende a otras Administraciones Públicas y a los funcionarios y personal laboral al
servicio de las Administraciones Públicas cuando los daños producidos no sean consecuencia
directa de la actividad que al servicio de aquéllas tengan encomendada, como en el supuesto que
se dictamina sucedió.
En este sentido, el Tribunal Supremo ante un supuesto de estimación parcial de un recurso por
daños sufridos por la agresión en un centro hospitalario de un paciente a una Diplomada
Universitaria de Enfermería, sustentó en el fundamento de derecho tercero de la Sentencia de 14
de diciembre de 2000, dictada en casación:
TERCERO.- En el tercer fundamento jurídico de la sentencia impugnada se da cumplida
satisfacción a los argumentos de la Administración entonces demandada respecto de quién es el
sujeto activo de la relación de responsabilidad patrimonial, y señala que el derecho a la
indemnización se reconoce «a los particulares» y que éstos deben identificarse con los usuarios
del servicio público.
El inciso primero del artículo 40 de la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado
vigente por razón de fechas determina que «los particulares tendrán derecho a ser indemnizados
(...) de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos».
En un sentido amplio y omnicomprensivo acorde con una tradición normativa muy consolidada,
que utiliza la expresión «los particulares» como sujeto pasivo y receptor de los daños –artículos
121 de la Ley de Expropiación Forzosa, 133 de su Reglamento de ejecución de 26 de abril de
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1957 y 106.2 de la Constitución–, comprende e incluye en el mismo, según declaró esta Sala y
Sección en sentencia de 24 de febrero de 1994, siguiendo el criterio de otra anterior, del lejano
año de 1964, de 8 de febrero, no sólo a los sujetos privados, sino también a los sujetos públicos,
cuando éstos se consideren lesionados por la actividad de otra Administración pública; pues, en
realidad, no sólo «los particulares» tendrán este derecho, sino cualquier persona, sea física o
jurídica, pública o privada, es decir, cualquier sujeto de derecho que hubiese sufrido la lesión que
reúna los requisitos que el citado precepto establece.
A su vez, la más cualificada doctrina científica ha puesto de relieve la posibilidad de hablar de
universalidad de la responsabilidad patrimonial desde la perspectiva del sujeto dañado, lo que no
impide la inclusión de otra Administración Pública al referirse la cláusula general a los
“particulares”, expresión en la que, obviamente, ”entran también los funcionarios y el restante
personal al servicio de los propios entes públicos, que también pueden sufrir daños con ocasión o
como consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos. El problema aquí surge de la
superposición de la cláusula general de responsabilidad con los sistemas de Clases Pasivas y de
Seguridad Social en la medida en que éstos cubren específicamente los daños personales
determinantes de enfermedad, invalidez o muerte”, habiendo señalado que “si se trata de agentes
que carecen de la condición de funcionarios de carrera es aplicable sin excepciones el sistema
vigente de Seguridad Social, en el que el Estado y los demás entes públicos asumen las
obligaciones que corresponden a todo empleador (...). No obstante, aplicación de estos regímenes
no excluye sin más la procedencia de la indemnización de los daños que excedan los supuestos de
los que aquéllos parten”.
Sin embargo, es en la doctrina del Consejo de Estado donde se han estructurado criterios sobre
esta materia: el régimen jurídico de indemnización de daños sufridos por los funcionarios y por
accidente de trabajo del personal laboral al servicio de las Administraciones Públicas. Pero antes
de verterlos en este Dictamen se estima conveniente recordar que en el Capítulo III –“Acción
protectora”- del Título II –“Régimen general de la Seguridad Social”- del Texto Refundido de la
Ley General de la Seguridad Social, aprobado por Real Decreto Legislativo 4/1994, de 20 de
junio, se conceptúa el accidente de trabajo estableciendo al efecto que “será toda lesión corporal
que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena”
(art. 115.1), ajenidad que, como ya se ha indicado, concurre en el caso que se considera en este
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Dictamen, sin exclusión, por expresa determinación de la Ley (art. 115.5.a), de los que sean
debidos a “la imprudencia profesional que es consecuencia del ejercicio habitual de un trabajo y
se deriva de la confianza que este inspira”, en contraposición a la exclusión de los casos en que
sean debidos a dolo o imprudencia temeraria del trabajador accidentado, para, seguidamente
regular las prestaciones en el mismo Capítulo, la incapacidad en el Capítulo IV y la invalidez en
el Capítulo V, estando referida la Sección 4ª de este Capítulo a las “Lesiones Permanentes no
Invalidantes” y, dentro de ella, es el artículo 150 el que fija el sistema de “indemnizaciones por
baremo”.
Pues bien, retomando la referencia a la doctrina del Consejo de Estado, que reiteradamente venía
señalando con anterioridad a su Dictamen 996/1994, de 21 de septiembre, que la aplicación del
artículo 40 de la Ley del Régimen Jurídico de la Administración del Estado, de 26 de julio de
1957, siguiendo la línea marcada por la Ley de Expropiación forzosa en su artículo 121.1 que ha
trascendido al artículo 139.1 de la vigente Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, sólo es procedente cuando el particular
perjudicado no está ligado por una relación jurídica previa con la Administración a la que
atribuye el daño padecido con motivo de tal relación ya que es en el seno de ésta donde ha de
depurarse la reclamación (Vid. Dictámenes 260/1991, 11 de abril, 1.016/1991, de 26 de julio,
1.373/1991, de 16 de enero de 1992, y 1669/1991, de 23 de enero de 1992). En el mismo sentido se
ha pronunciado en el citado Dictamen 996/1994, pero ya con referencia no sólo a los artículos
106.2 de la Constitución y 40 de la Ley del Régimen Jurídico de 1957, sino, también, aunque no
era aplicable al supuesto dictaminado, al artículo 139 y siguientes de la LPAC, y en sus
Consideraciones sustentó:
Sabido es que el régimen estatutario de los funcionarios públicos es muy distinto del laboral
general, y que sus diferencias tienen su origen en disposiciones constitucionales y legales. Una de
sus divergencias esa el sistema de pensiones extraordinarias. La figura que más se aproxima a la
lesión corporal en acto de servicio es el accidente de trabajo. Según el artículo 115.1 del Texto
Refundido de la Ley General de la Seguridad Social (aprobado por el Real Decreto Legislativo
1/1994, de 20 de junio).
Y después de reproducir el concepto legal de accidente de trabajo, se dice en el Dictamen:
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Aunque las prestaciones por accidente de trabajo en el régimen de la Seguridad Social tienen
algunas ventajas sobre las derivadas de otras contingencias (véanse, por ejemplo, los artículos
123, 124.4, 130.b, 138.1, 150 y 177 de la Ley General de la Seguridad Social), nunca alcanzan a
duplicar el haber regulador que correspondería a éstas.- La Ley ha querido otorgar un régimen
más favorable a los funcionarios públicos que sufran lesiones en acto de servicio, en relación a
los trabajadores que sean víctimas de un accidente de trabajo. Esta opción es perfectamente
constitucional y ha de ser respetada.
Al considerar una reclamación por la lesión sufrida en la relación de servicio de un miembro de
las Fuerzas Armadas, el mismo Organo consultivo tuvo ocasión de indicar reiterar el criterio
anteriormente señalado, con adición de matices que se estima que proporcionan una
aproximación a la cuestión que está siendo objeto de consideración, en los siguientes términos:
En repetidas ocasiones ha señalado este Alto Cuerpo Consultivo que los daños y perjuicios
generados en relaciones específicas deben indemnizarse en el seno de las mismas, siempre que
ello sea posible. En el asunto consultado tal indemnización resulta viable, con arreglo al artículo
101 del Reglamento General de la Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (aprobado por Real
Decreto 2330/1978, de 29 de septiembre). Ha de acudirse, pues, a esta vía, y no al procedimiento
general de responsabilidad patrimonial. Por lo demás, la compensación que le corresponda con
arreglo al precepto citado será igual a la que se satisfaría a cualquier trabajador que sufriese un
accidente de trabajo, si provocara una secuela semejante (artículo 150 de la Ley General de la
Seguridad Social, texto Refundido aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio)
-Dictamen 1.535/1995, de 19 de octubre-.
Sin embargo, la aproximación es mayor en el Dictamen 2569/94, de 19 de enero de 1995, en el
que el Consejo de Estado sustenta una posición análoga a la propugnada en esta Consideración
Jurídica, si bien tan sólo se reproduce parte del texto de sus Consideraciones:
El interesado funda su petición en ciertos perjuicios que afirma que a su salud ha reportado la
prestación de sus servicios laborales a la Administración. Resulta incontrovertible, pues, que el
título en que se basa la solicitud de resarcimiento es un contrato, en particular laboral.
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Esta circunstancia determina de por sí la inaplicabilidad del artículo 40 de la Ley de Régimen
Jurídico de la Administración del Estado. Como se decía en el Dictamen de este Consejo de 25 de
noviembre de 1976 (número 40.544), este precepto regula “la responsabilidad de la
Administración de carácter extracontractual, es decir, cuando no se deriva de ningún título
específico” (en igual sentido Dictamen de 10 de febrero de 1983, número 44.783).
En rigor, el reclamante nunca ha aducido la resarcitoria general mencionada, sino que,
consciente de la naturaleza contractual de su pretensión, ha argumentado fundándose en el
Código Civil. Fue la Secretaría General Técnica del Ministerio de Defensa la que calificó la
reclamación como formulada al amparo del artículo 40 de la Ley de 26 de julio de 1957. Con ello
incurrió en un patente error, que no fue advertido hasta el informe de la Asesoría Jurídica
General del mismo Ministerio (...).
De lo expuesto hasta el momento se derivan dos consecuencias principales. En primer lugar, las
normas aplicables al fondo de la reclamación deducida no son las reguladoras de la
responsabilidad extracontractual de la Administración, sino las propias del derecho contractual.
Así ha sido apreciado por este Consejo en otros casos en que se consultaban reclamaciones de
índole civil (dictamen de 13 de julio de 1978, número 41.725), o de trabajadores al servicio de la
Administración por incidencias del propio contrato (como ejemplo reciente puede citarse el
Dictamen de 20 de octubre de 1994, número 1.402/94).
En segundo lugar, desde el punto de vista procedimental, resulta preciso observar las
disposiciones del ordenamiento jurídico en cuanto a la tramitación de reclamaciones del personal
laboral civil al servicio de la Administración Militar. Dado que estas disposiciones no se han
seguido en absoluto, procede darles cumplimiento.”
-IVPues bien, aplicando lo expuesto al presente caso, podemos extraer, al igual que hacíamos en
el Dictamen citado, dos consecuencias fundamentales: en primer lugar, las normas aplicables al
fondo de la reclamación deducida no son las reguladoras de la responsabilidad extracontractual de
la Administración, sino las propias del derecho contractual; en segundo lugar, desde el punto de
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vista procedimental, resulta preciso observar las disposiciones del ordenamiento jurídico en cuanto
a la tramitación de reclamaciones del personal laboral civil al servicio de la Administración.
Por tanto, es otra la normativa aplicable y distintas las actuaciones que han debido seguirse –
las específicas del personal con una relación laboral- aunque hayan coincidido tanto la reclamante
como el Departamento solicitante del Dictamen en estimar procedente el apoyo de la reclamación
en la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento
Administrativo Común, independientemente de cuanto se refiere a los requisitos exigidos para que
la reclamación por responsabilidad patrimonial de la Administración pueda ser estimada con base
en esta Ley.
No obstante, el Tribunal Supremo y el Consejo de Estado, por aplicación del citado
principio, han estimado procedente la indemnización por culpa extracontractual de la
Administración cuando exista el nexo causal que la Ley exige y las indemnizaciones por
aplicación de la normativa de la seguridad sean insuficientes. Así el Tribunal Supremo, en
Sentencia de 23 de octubre de 2002, precisamente por considerar “manifiestamente insuficientes”
las prestaciones e indemnizaciones del Instituto Nacional de la Seguridad Social por un accidente
de trabajo, en un supuesto de incapacidad total permanente, de una persona, con relación de
naturaleza laboral con el Ministerio de Defensa, por un accidente sufrido en un Hospital militar,
fijando la indemnización por daños morales.
Pues bien, en el presente caso, y con independencia de que desconocemos el importe de las
prestaciones e indemnizaciones del Instituto Nacional de la Seguridad Social que habrán podido
ser abonadas a la reclamante –que bien pudieran ser suficientes para haber reparado el daño
causado-, lo cierto es que de los hechos probados en el expediente se deduce que las causas por las
que se produjo el accidente de trabajo fueron el resbalón que sufrió la reclamante al andar
apresuradamente y pisar una bolsa de basura que tapaba, a su vez, suciedad en el suelo (en
concreto, masa de las croquetas que estaba preparando la propia reclamante), bolsa de basura que
estaba siendo arrastrada, de forma indebida y en un lugar no apropiado para ello, por un empleado
de la contrata de limpieza del hospital público, por lo que concurren al menos dos elementos que
rompen el nexo causal para atribuir responsabilidad a la Administración, como son la propia
conducta de la reclamante (bien pudiera decirse que su falta de cuidado pudo ser la causante de la
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existencia de suciedad en el suelo y que su apresuramiento contribuyó al resultado dañoso) y la del
empleado de la contratista, que incumplió las órdenes de la Administración a cerca de cómo
prestar el servicio de limpieza, arrastrando indebidamente una bolsa de basura en un sitio
inadecuado para ello, por lo que, frente a lo que señala la propuesta de resolución, debe
desestimarse la reclamación por cuantos argumentos se han señalado en el cuerpo de este
Dictamen.
Por cuanto antecede, la Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón emite el
siguiente DICTAMEN:
En disconformidad con la propuesta de resolución, procede desestimar la solicitud de
indemnización por responsabilidad patrimonial de la Administración derivada de daños por
accidente de trabajo sufrido en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza, formulada por
“X”, por las razones expuestas en el cuerpo de este Dictamen.
En Zaragoza, a uno de junio de dos mil diez.
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