Debido Proceso. A propósito del 20° aniversario de la Reforma Constitución Nacional de 1994. La tutela de la persona humana mediante la justicia, asegurada ésta mediante un debido proceso, no es objeto de discusión.La discusión comienza cuando se trata de saber que significa el debido proceso; que mínimo de elementos se deben reunir para que éste sea debido, o sea, adecuado, apropiado, ajustado a sus fines. Desde la Convención Nacional Constituyente de 1994 reunida en la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz, nuestro sistema jurídico incorporó un plexo normativo, con estándares de respeto a las personas, que lo puso a la vanguardia internacional en materia de Derechos Humanos En nuestra provincia, la aplicación del Sistema Acusatorio establecido a partir de la ley 6.730 y sus modificatorias no se extiende a toda la provincia. A esto debe agregarse que muchos de los jueces tienen una formación ligada a los estándares que establecía la ley 1908, conocido como Sistema Procesal Mixto. Señalo esto, porque las decisiones jurisdiccionales de nuestros Tribunales están en plena transición. Los Jueces de Garantían no efectúan, en general, un verdadero control del proceso que llevan adelante los Fiscales de Instrucción, dictando resoluciones que llamativamente son un calco de los Requerimientos Fiscales. La ley 6730, que estableció el sistema acusatorio, introdujo estándares de garantías que adecuaban el sistema procesal de la provincia a la Constitución Nacional de 1994. Sin embargo, el Sistema Acusatorio no es un sistema que dé garantías, si los Jueces no comprenden cabalmente cual es la función que deben cumplir en este nuevo sistema, que ya lleva algo más de 10 años en la Primera Circunscripción, y algo más de 3 años en la Tercera Circunscripción Judicial. 1 Es impensable, desde la teoría jurídica, procesos donde no se respete los Derechos de los Niños, la protección a la Mujeres Víctimas de Violencia de Género, el juzgamiento en Plazos Razonables, el Encarcelamiento Preventivo por motivos extremos.Voy a ser más básico aún, es impensable la detención de personas en lugares que no sean sanos y limpios, los hechos superan las palabras, y en la actualidad no es excepcional encontrarnos con procesos penales que tramitan inaudita parte. Estos son estándaresvemos continuamente que son trasvasados por la realidad, y no son pocos los esfuerzos que los operadores jurídicos deberemos hacer para tener el sistema judicial adecuado a los estándares constitucionales y de las convenciones internacionales de las que coo Nación, somos garantes. Por increíble que parezca, la Reforma a la Constitución Nacional de 1994, cumplió 20 años de vigencia, dejamos de lado el proceso inquisitivo, pero aún persiste una matriz de pensamiento inquisidor, y a través de él, siguen vigente prácticas policiales ilegales, y dificultades en el abordaje a las víctimas de inseguridad que debe ser inmediato. Cualquiera sea la Oficina Judicial que nos imaginemos, vemos que lo urgente ha superado con creces lo importante. La lectura de las estadísticas muestra a simple vista que es primordial la optimización de los recursos ya que el asunto básico consiste en sostener en que se ve violada la garantía del debido proceso, toda vez que se ponen en práctica métodos o normas de procedimiento que privaran a los ciudadanos del derecho a defenderse en condiciones adecuadas; condiciones de la que gozan tanto las víctimas, como aquellos que son sindicados como victimarios. El jurista habituado a las precisiones y rigores lógicos de la codificación no se declara satisfecho frente a estas aproximaciones, tanteos, vaguedades, tan característicos de la práctica forense actual. La visita como víctima a una Oficina Fiscal puede resultar, con bastante asiduidad, una experiencia de revictimización. 2 Muchas de estas malas prácticas, no alcanzan a invalidar los procesos judiciales; pero se han mantenido latentes otras viejas prácticas estigmatizantes, de muestreo de los detenidos que los pasan esposados frente a las víctimas, la exhibición de álbumes fotográficos previo a que las víctimas hayan brindado las características físicas de sus victimarios, y muchas veces sin recibir instrucciones de los representantes del Ministerio Público, es decir, en la más absoluta ilegalidad, que privan a los procesos de poder llevar al descubrimiento de la verdad, la cual debe ser real y legal. Así por ejemplo, en referencia a esto último, durante la vigencia de la Ley 1908 la Corte de la Provincial le otorgó validez a un reconocimiento efectuado mediante álbum practicado por la policía en la causa “Alanis” en 1998. Dicho criterio no varió durante en la causa “Garro Anzorena” en el 2011, pese a que el Código Procesal Penal solo lo autoriza conforme a las formas del Art. 266 bajo pena de nulidad, que a su vez deben cumplir con los Arts. 320 y 321 del Código Procesal Penal, ya que lo que debe evitarse es que el testigo sea influenciado o persuadido. Sin embargo, los últimos fallos de la Corte Provincial, en especial, los que sucedieron a la causa “Geredus Peralta”, nuestro Superior Tribunal, parece haberse hecho eco del principio “pro homine” consagrado en la causa “Acosta” por la Corte Suprema de Justicia de la Nación donde en el considerando 6° expresa que “el principio de legalidad exige priorizar una exégisis restrictiva dentro de los límites semánticos del texto legal, en consonancia con el principio político criminal que caracteriza al derecho penal como la última ratio del ordenamiento jurídico, y con el principio por homine que impone privilegiar la interpretación legal que más derechos acuerde al ser humano frente al poder estatal” “Cuando miramos el sistema penal de un determinado lugar, vemos como es la idiosincrasia de ese lugar”, decía un profesor de Derecho Penal de la Universidad Nacional del Litoral, y esto es así ya que cierto modo, es reflejo 3 de los fenómenos sociales a los que aspira a regir. Refleja lo que proyecta y ordena. El speculum juris no es otra cosa que espejo de la lucha del hombre por la justicia y la libertad Han pasado apenas 20 años, estamos en pleno proceso de aprendizaje, la vara jurídica que nos impusimos en la Reforma Constitucional de 1994 es alta, y la elección del camino recto no siempre ha resultado fácil de concretar, pero lo bueno es todo lo que tenemos por hacer. Oscar Sivori, Noviembre de 2004 4