La Cláusula "Rebus Sic Stantibus" - Informativo Caballero Bustamante

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Informe Especial
La Cláusula "Rebus Sic Stantibus"
¿Presente en todas las operaciones comerciales?
I. Introducción
En toda operación económica contractual, las partes tratan de llegar a un consenso o acuerdo para poder satisfacer un
determinado interés, de tal manera que se
obligan entre ellas a realizar una o varias
prestaciones a fin de ejecutar la obligación
señalada en el contrato.
Cuando una persona está frente a
un contrato, previamente ha tomado en
cuenta las circunstancias en las que va a
cumplir dicho contrato; es decir, ha pensado en cómo ejecutarlo, cómo pagarlo,
qué tiempo tiene que esperar para que
le entreguen la mercadería, o en cuánto
tiempo se demorará en entregarlo, o bien
cuánto tiempo le tomará llevar el servicio,
con qué personal cuenta para realizar dicha
actividad, etc., así ha realizado un análisis
costo beneficio del contrato si es que le
conviene o no llevarlo a cabo de acuerdo
con las utilidades o ganancias que obtenga
y con los gastos que le originará cumplirlo.
Así también, ha tomado en cuenta todas
las previsiones necesarias que pudieran
ocurrir en la ejecución del contrato, para
evitar cualquier tipo de contingencia (1) que
pudiera ocurrir, esto se hace más notorio
en los contratos que difieren la ejecución
de ambas o de alguna de las prestaciones,
ya que, de acuerdo con Bullard, involucran una dificultad mayor, principalmente
porque deben contemplar la asignación de
aquellos riesgos vinculados al cambio de
circunstancias por el transcurso del tiempo
(pérdida del bien, modificación del precio
de mercado, aparición de nuevas oportunidades para las partes, etc.) (2).
Sin embargo, una vez que ha decidido
llevar a cabo la ejecución del contrato, y
efectivamente se encuentra desarrollando
las actividades propicias para ello, un hecho
imprevisible hace que el costo de realizar la
prestación empiece a ser más oneroso y ello
debido justamente a éstas circunstancias
que al momento de realizar el contrato no
se encontraban.
La onerosidad de las prestaciones debido
a estos hechos hace que sean difíciles de
cumplir, dado que ya no resulta rentable
realizarlas y por lo tanto el interés de la
parte se va reduciendo, porque ya no valora
el bien o la contraprestación en la misma
intensidad que en un comienzo.
ESTUDIO
CABALLERO BUSTAMANTE
II.La cláusula Rebus Sic Stantibus
La cláusula Rebus sic stantibus es una
expresión latina que surge en la edad media
por los canonistas la cual es una expresión
que ha servido para denominar a una de
las teorías jurídicas más importantes que
buscan la equidad y la justicia, principios
rectores de los sistemas jurídicos. Dicha expresión puede traducirse literalmente como
“estando así las cosas” o “manteniéndose
en ese estado”, una interpretación más
cercana es que las circunstancias se sigan
manteniendo en el estado que guardaban
al momento de celebrarse el contrato, de
tal forma que si varían las circunstancias
que al momento prevalecían, se produciría
una ventaja desproporcionada para una de
las partes.
En un importante estudio italiano se ha
señalado, sobre la cláusula Rebus sic stantibus y la excesiva onerosidad superviviente,
que el principio comporta el derecho de
obtener el restablecimiento del equilibrio
original del contrato cuando éste haya sido
alterado de modo esencial, mediante la reconducción a la equidad incluso por obra de
un juez o árbitro, o la disolución del mismo
por causa del superviviente desequilibrio de
las prestaciones en lo interno del sinalagma
contractual (3).
Así, tenemos que si en la ejecución de las
prestaciones a cargo de una de las partes se
torna onerosa debido a circunstancias imprevisibles, la otra parte obtendrá una ventaja
considerablemente mayor y desproporcionada con la que se estimó en un inicio.
Esta cláusula se encuentra implícitamente
establecida en todos los contratos. El Código
Civil, recoge la cláusula rebus sic stantibus a
través de la figura de la excesiva onerosidad
de la prestación, la misma que es regulada
en el artículo 1440°, estableciendo que en
“los contratos conmutativos de ejecución
continuada, periódica o diferida, si la prestación llega a ser excesivamente onerosa por
acontecimientos extraordinarios e imprevisibles, la parte perjudicada puede solicitar al
Juez que la reduzca o que aumente la contraprestación, a fin de que cese la excesiva
onerosidad. Si ello no fuera posible por la
naturaleza de la prestación, por las circunstancias o si lo solicitara el demandado, el
Juez decidirá la resolución del contrato. La
resolución no se extiende a las prestaciones
ejecutadas.” (resaltado nuestro).
Más aún, no se puede pactar la renuncia
a la acción de excesiva onerosidad, siendo
nulo dicho acuerdo. En ese sentido, analizaremos cuáles son las características de la
excesiva onerosidad de la prestación según
nuestro ordenamiento jurídico.
II.1. Los Contratos de ejecución continuada y los contratos aleatorios
Una de las primeras características que
resaltan de la aplicación de la cláusula rebus
sic stantibus, es que se aplica a contratos
de ejecución continuada, periódica o diferida, como por ejemplo en los contratos de
suministro, distribución, de obra, etc., en
contrario sensu no pueden ser aplicados
en contratos de ejecución inmediata, como
podría ser el contrato de compraventa con
entrega inmediata del bien, sin embargo
podría pensarse que si se compra un bien
y éste después de algún tiempo resultó
tener fallas o desperfectos que al momento
de contratar tenía pero que era difícil o
imposible de darse cuenta en ese momento,
entonces podría ser de aplicación en contratos de ejecución inmediata. Sin embargo,
para solucionar este problema se recurre a
la figura del saneamiento de vicios ocultos
regulado en los artículos 1480° y siguientes
del Código Civil el cual veremos con detalle
más adelante. Sólo podrá aplicarse la excesiva onerosidad de la prestación en los
contratos de ejecución inmediata siempre
y cuando una de las prestaciones de las
partes ha sido diferida por causas ajenas a
su voluntad, pero como se podrá observar
se presenta una extensión en el tiempo de
la ejecución de las prestaciones al igual que
en los contratos de ejecución continuada,
periódica o diferida.
Por otra parte tenemos los contratos
aleatorios, los cuales son contratos que
se caracterizan por tener el factor riesgo
como un elemento constitutivo en dicho
contrato, existe un álea o riesgo inherente
a la operación económica contractual relativos a la variación de costos y valores de
las prestaciones, ejemplos de los contratos
aleatorios tenemos a los contratos de seguro, de juegos, de fianza, etc.
Para estos contratos que si bien es cierto
tienen al riesgo de alguna manera prevista,
a pesar de que exista incertidumbre es
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Derechos Reservados
posible que se hallen ante circunstancias
imprevisibles que simplemente son imposibles de tomar en consideración. Pensemos
por ejemplo en las empresas aseguradoras
que pagan indemnizaciones a los familiares del asegurado por accidentes, en ese
caso las aseguradoras manejan un récord
o estadísticas sobre las indemnizaciones
que van a pagar, a pesar de que no hay
certidumbre de cuantos accidentes van a
ocurrir en un día determinado. Sin embargo puede ocurrir un hecho imprevisible
de tal naturaleza que ocasione grandes
pérdidas que no estaban estimadas en un
primer momento, piénsese por ejemplo en
las pérdidas producidas en el Trade World
Center el 11 de septiembre, donde muchas
aseguradoras o bien obtuvieron pérdidas o
bien quebraron, dado que no era previsible
un ataque terrorista de tal magnitud, posteriormente a estos hechos, las aseguradoras
han tratado de prever actos terroristas lo
cual se vio indicado en el aumento de las
pólizas de seguro.
II.2 La equivalencia del interés de las
partes en el contrato
La excesiva onerosidad de la prestación
origina que la parte que se encuentra afectada pueda solicitar al Juez la reducción de
dicha prestación, o bien el aumento de la
contraprestación, ello se da con la finalidad
de mantener el contrato, es decir que se
llegue finalmente a cumplir, y si en caso no
se pueda llegar a un acuerdo se optará por la
resolución del contrato como última solución,
en consecuencia el juzgador no hace otra cosa
que restablecer el equilibrio de las prestaciones (4), roto al momento en que se produjo la
excesiva onerosidad.(5)
De acuerdo con Arias-Schreiber para
entender mejor el sentido de la acción que
le corresponde al juez al revisar el contrato,
debemos poner énfasis en que no le alcanza
la facultad de modificarlo a su capricho; ni
de cambiar radical o totalmente el juego de
la prestación y la contraprestación. Por el
contrario, sólo le toca eliminar la excesiva
onerosidad de la prestación (6).
Ahora, el incremento de la onerosidad
de la prestación por un hecho imprevisible
no hace que la misma prestación se vuelva
imposible física o jurídicamente de realizar,
ya que la prestación siempre se podrá ejecutar, el problema se traduce en que realizar
dicha ejecución conlleva mayores costos a
los que se había previsto y que se vieron aumentados por determinadas circunstancias
imprevisibles, por lo que en razón de nivelar
las prestaciones de una y otra parte se pide
por un lado, que la contraprestación aumente en el extremo de los costos ocasionados
por estos hechos imprevisibles o bien, por
otro lado, la parte afectada puede solicitar
que la prestación a la que está a cargo sea
reducida a una proporción adecuada para
evitar estos sobrecostos.
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II.3 Otros requisitos
Para la aplicación de este instituto es
necesario que sobrevenga un hecho imprevisible, asimismo sólo se puede dar en
contratos de ejecución diferida, continuada o
periódica; otros autores (7) consideran que no
debe existir una acción dolosa de las partes.
La excesiva onerosidad no puede invocarse
en los supuestos de delitos y cuasidelitos ya
que extrañando estas violaciones de la ley,
su protección sería antisocial y antijurídica.
Afirman además, que debe existir el desconocimiento por el deudor del acontecimiento
sobreviniente y debe ser solicitada por la
parte interesada, la aplicación de la excesiva
onerosidad no procede de oficio.
III. La cláusula Rebus sic stantibus y otras instituciones
jurídicas
Hemos apreciado en párrafos anteriores
como la cláusula Rebus sic stantibus es de
aplicación en nuestro Código Civil a través
de la excesiva onerosidad de la prestación,
con ello conviene diferenciarlo de otras figuras e instituciones jurídicas que guardan
estrecha relación con la misma.
La primera de ellas, está dada por la
Lesión, la cual se encuentra regulada en los
artículos 1447° y siguientes del Código Civil,
en la que se señala que “la acción rescisoria
por lesión sólo puede ejercitarse cuando
la desproporción entre las prestaciones al
momento de celebrarse el contrato es mayor
de las dos quintas partes y siempre que tal
desproporción resulte del aprovechamiento
por uno de los contratantes de la necesidad
apremiante del otro”.
Una primera diferencia con la excesiva
onerosidad, es que en la Lesión no existe
un hecho o circunstancia imprevisible, en
la que la ventaja patrimonial se obtiene
en el momento de contratar y es causado
por un estado de necesidad que puede ser
causa o no de un hecho imprevisible pero
anterior o durante el momento de contratar,
mientras que en la excesiva onerosidad es
sobreviniente. Por otra parte, en la Lesión
puede originarse en contratos de ejecución
inmediata, cosa que no ocurre en la excesiva
onerosidad de la prestación, como ya hemos
visto anteriormente, esta se produce en
contratos de ejecución diferida, continuada
o periódica. Además, en la Lesión existe un
aprovechamiento por parte de uno de los
contratantes (aspecto subjetivo) sobre el
estado de necesidad que tiene su contratante, incluso se fija cuál es la desproporción
celebrada en el contrato para poder ejecutar
la acción, lo que no ocurre en el caso de la
excesiva onerosidad de la prestación donde
las partes no realizan un aprovechamiento
de la necesidad del otro, y menos aún no
existe una fórmula para fijar cuándo se está
o no en un caso de excesiva onerosidad de
la prestación.
Entre otras diferencias tenemos el plazo
de caducidad, siendo en el caso de la lesión
de seis meses de cumplida la prestación a
cargo del lesionante, pero en todo caso a
los dos años de la celebración del contrato.
Por su parte, en la excesiva onerosidad de la
prestación la acción caduca a los tres meses
de producidos los eventos extraordinarios.
Una segunda figura está dada por el enriquecimiento sin causa, regulada en el artículo
1954° del Código Civil, señalando que aquel
que se enriquece indebidamente a expensas
de otro está obligado a indemnizarlo. Sobre
esto, la primera diferencia que resalta es que
en el enriquecimiento sin causa se efectúa
una indemnización y no un ajuste en la equivalencia de las prestaciones como es el caso
de la excesiva onerosidad de las prestaciones
donde se ejercita la acción quanti minoris.
Tenemos, también, que en el enriquecimiento sin causa no proviene directamente
de un contrato, y menos aún existe un hecho
o evento imprevisible.
Finalmente, una tercera figura, está dada
por el saneamiento de vicios ocultos. Conforme al artículo 1503° del Código Civil, el
transferente está obligado al saneamiento
por los vicios ocultos existentes al momento
de la transferencia. Los casos de aplicación
de las obligaciones de saneamiento se extienden sólo a los contratos relativos a los
de transferencia de propiedad, y no a otros
tipos de contratos que pueden contener
otra clase de prestaciones. Asimismo, en el
saneamiento de vicios ocultos se realizan
sobre aquellos desmedros que tiene el bien
al momento de contratar pero que no eran
susceptibles de ser vistos en un primer
momento. Mientras que en la excesiva
onerosidad de la prestación, el bien no sufre
ningún desmedro, sino que es la ejecución
de la prestación la que resulta muy onerosa
o de difícil realización.
NOTAS
(1) Los economistas denominan “contrato perfecto” a
aquel que prevé todas las contingencias que puedan
suceder en la ejecución de un contrato, pero prepararlo
incrementaría los costos del mismo, es por ello que el
Código Civil rige de manera supletoria llenando todos
esos vacíos que el contrato no puede llenar.
(2) BULLARD, Alfredo. “Derecho y Economía. El análisis
económico de las instituciones legales”. Ed. Palestra,
2da Edición, pág. 355.
(3) Dicho estudio corresponde a la “Carta de Sant’Agata
dei Goti. Declaración sobre la usura y la deuda
externa”, véase: CATALANO, Pierangelo. “El derecho
contra la “deuda””. En: Estudios de Derecho Civil.
Obligaciones y Contratos. Libro Homenaje a Fernando
Hinestrosa. Universidad Externado de Colombia,
Tomo I, pág. 290.
(4) El equilibrio o equivalencia de los intereses de
las partes, debe entenderse no como una exacta
equivalencia o valor de las prestaciones, sino como
los intereses que las partes acordaron al asignar
determinado valor a las prestaciones a realizar en
el momento de contratar.
(5) ARIAS-SCHREIBER PEZET, Máx. “Exégesis del Código
Civil Peruano de 1984”. Contratos: Parte General, Tomo I.
Ed. Gaceta Jurídica, 2da Edición, Lima 2000, pág. 255.
(6) Loc. Cit.
(7) Cfr. BADENES GASSET, Ramón. “La excesiva onerosidad
en el cumplimiento de la obligación”. En: Estudios de
Derecho Civil. Obligaciones y Contratos. Libro Homenaje
a Fernando Hinestrosa. Op. Cit., pág. 81. n
ESTUDIO
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