1 El Desarrollo Embrionario Humano y las Células Madre Prof. D

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El Desarrollo Embrionario Humano y las Células Madre
Prof. D. Pablo Gil-Loyzaga
Catedrático de Neurobiología de la Audición. Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid
Académico Correspondiente de la Real Academia Nacional de Medicina
Los avances de la Ciencia y la actualidad de la Medicina.
La Humanidad desde su origen ha intentado encontrar soluciones para evitar o tratar la enfermedad,
atender las situaciones de minusvalía y, en la medida de lo posible, aplazar la muerte. Por este motivo, todas las
culturas han concedido una gran importancia a aquellas personas que se han encargado de aliviar sus dolencias y
de intentar recuperar su salud. El curso de la Medicina, y todo lo relativo a las Ciencias de la Salud, ha sido muy
largo y complejo en el devenir de la Historia, con grandes avances y profundas desilusiones. De hecho aún no se
ha encontrado la solución ni la terapia adecuada para muchos problemas; además el médico viv e diariamente la
paradoja de que la terapia de algunas patologías graves (cáncer por ejemplo) conlleva, con cierta frecuencia, la
aparición de lesiones colaterales también muy graves. Estas, a su vez, también requieren tratamiento.
Como ejemplo de todo esto sirva la situación sanitaria actual. En efecto, en los dos siglos anteriores (XI X y
XX) se han superado, en una buena medida, la mayor parte de las enfermedades infecciosas y carenciales, se ha
mejorado la nutrición (siempre fue un problema por defecto y hoy lo es por exceso) y la Medicina Preventiva lo que,
entre otros factores económicos y sociales, ha permitido un aumento muy significativo de la expectativa de vida de
la población. Este hecho, como afirma Frank Nottestein (1954), es en si mismo uno de los mayores avances de la
Humanidad de todos los tiempos, por lo que resulta absurdo hablar del "problema del envejecimiento" cuando
todas las culturas precedentes buscaron la prolongación de la vida. Pero si es cierto que en los países más
avanzados, industrial y económicamente, este nuevo paradigma va a obligar a que la mayoría de los recursos
sanitarios se deban utilizar desde ahora en adelante en el tratamiento y rehabilitación de las enfermedades
degenerativas y crónicas vinculadas al deterioro de la vejez. Estas patologías requieren tratamientos propios y
específicos que deberán ser aplicados, por definición, durante mucho tiempo.
La verdad de la Historia de la Medicina es que no es más que una sucesión interminable de esfuerzos de
muchos profesionales por conseguir el bienestar de los pacientes y de las personas de su entorno. Es una Historia
plagada de hitos muy notables que han permitido conocer mejor la naturaleza humana, la Anatomía y la Fisiología
que son las bases de la Patología, la Medicina Clínica y la Cirugía. Estos conocimientos juntos han llevado, a lo
largo de varios siglos, al concepto de "Medicina Científica". Su comienzo tal vez deba situarse, a mediados del
siglo XVI, con la obra de Andrea Vesalio como pilar relevante. En siglos posteriores, los notables avances de Jean
Marie Bichat, Willian Harvey, Claude Bernard, y otros muchos médicos y científicos sentaron las bases de la
Medicina Moderna, que ha alcanzado su mayor expresión en los siglos XX y XXI.
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En el último siglo todos estos progresos han contribuido a una situación realmente de excepción. En
muchas ocasiones la Sociedad, especialmente los pacientes y sus familias, espera de los profesionales que sean
capaces de tratar y curar todas y cada una de las patologías posibles que se presenten. Sin descartar que también
haya profesionales que consideran que ya se han alcanzado tantas metas que ahora ya todo es posible y
accesible. Tal vez se olv ida con demasiada frecuencia la obra del físico y filósofo Thomas Kuhn que, mucho más
modesto, afirma que los paradigmas y los conceptos (en Ciencia y la Medicina es una Ciencia) en los que nos
basamos son temporales porque se ajustan a una visión temporal del Mundo, de la Ciencia y de la Técnica, pero
que después de un tiempo pasan a ser obsoletos siendo superados por otros nuevos planteamientos. No se
deberían olvidar estas ideas con la facilidad con la que lo hacen los que llevados por una excesiva seguridad caen
en el espejismo de que la Ciencia tiene respuesta para todo y que lo puede todo. Tal vez olvidan que un desarrollo
científico y tecnológico que no se ajuste a la Ética y a la Ley Natural tarde o temprano será denostado por las
generaciones venideras, como ya ha sucedido otras veces a lo largo de la Historia.
Los avances de la Bio-Medicina y el ámbito de la Medicina Reproductiva.
Muchos son los avances que han tenido lugar a lo largo del siglo XX en el campo de la Biomedicina, desde
la terapia de las infecciones, la moderna cirugía y traumatología, la incorporación de la medicina y cirugía protésica,
los notables avances en terapia del cáncer, de las enfermedades degenerativas y crónicas, etc. Pero tal vez
tengan especial impacto los avances científicos en Medicina y Biología de la Reproducción. Se ha profundizado de
una forma realmente espectacular en las bases morfológicas, funcionales y bioquímicas del desarrollo embrionario
humano y sus patologías. Se ha pasado de un conocimiento extremadamente preliminar de los gametos, de los
embriones y del desarrollo a una nueva situación en la que poco a poco se van desentrañando los más íntimos
procesos de interacción molecular. Estos avances tan notables han permitido profundizar en el conocimiento de los
mecanismos de la fertilidad y también en su problemática. Hoy existe información muy amplia sobre el desarrollo
embrionario y fetal, los momentos en que se inician los diferentes procesos funcionales: el latido cardiaco, la
actividad eléctrica del corazón y del cerebro, los primeros movimientos músculo-esqueléticos, el ritmo sueño-vigilia,
la audición intraútero, etc. Todo ello permite una mejor actitud terapéutica hacia los pacientes afectados por
problemáticas de infertilidad y, sobre todo, para conocer mejor las alteraciones del desarrollo lo que supone una
mejor atención a los recién nacidos, sobre todo cuando estén afectos de alguna anomalía (congénita o no).
El notable progreso experimentado en este ámbito, para poder considerarse un auténtico avance de la
Humanidad, debe ir acompañado de la actitud Bioética hacia la protección de la Vida por encima de cualquier otra
consideración; actitud que siempre ha inspirado durante siglos, claramente y desde el Juramento de Hipócrates, la
actividad del médico y de cualquier profesional de la Salud. Todo lo que se pueda hacer en beneficio de los seres
humanos, de su vida y su bienestar debe ser acogido como una buena noticia, aquello que vaya en contra de su
derecho a la vida debe ser rechazado. Actitudes de apoyo al desarrollo embrionario y fetal, tanto en condiciones
normales como cuando presenta anomalías, deben ser norma de actuación de los profesionales de la salud.
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Algunos breves conceptos y comentarios sobre el desarrollo embrionario y fetal humano.
No pretendo aquí ni siquiera intentar resumir conceptos y hechos que han dado lugar a tratados y libros
(ver revisión 1 ), sino solo comentar alguna de las preguntas más frecuentes tratando de dar una respuesta
actualizada y plausible. Una de las preguntas más candentes es la que interroga sobre el primer momento en el
que un nuevo embrión de la especie humana puede ser considerado como "una persona", es decir un sujeto de
derecho a la Vida. Este tema, que entraña una amplia polémica actual, queda muy claro cuando se tiene en cuenta
que gracias a los avances tecnológicos actuales ya se puede identificar de forma clara y definitiva la diferencia
entre dos individuos, o incluso cuando (por accidente, etc.) solo se dispone de un miembro o un fragmento. La
técnica permite reconocer que cada individuo es portador en cada una de sus células del ácido desoxirribonucleico
(ADN) que le es propio y personal. Pues bien, ese ADN que identifica a cada persona se genera en el mismo
momento de la fusión de un espermatozoide con un óvulo. Con lo cual parece evidente (como afirman numerosos
expertos1) que desde el mismo momento en que se produce la fecundación, y a partir de ese instante, ya se debe
considerar que existe un ser humano y cualquier intento de interrumpir esa vida debe ser rechazado.
Un segundo aspecto que también se cuestiona es si en el desarrollo embrionario existen fases con
diferente consideración biológica y por tanto Bioética. Debe quedar bien claro (y así lo afirman los expertos1) que el
desarrollo embrionario es un proceso continuo sin fases ni pausas, ni distintos momentos que fueran susceptibles
de diversa consideración Bioética. Durante unos años se ha hablado de un periodo inicial que se denominaría el
del "pre-embrión", que llegaba desde la fecundación hasta la implantación (nidación) del embrión en la mucosa del
útero. Debe afirmarse claramente que ese concepto no tiene ningún soporte científico, porque como ya he
afirmado el desarrollo embrionario es un proceso inevitablemente continuo (de otra forma, simplemente, no podría
tener lugar) en el que no se dan periodos más que a efectos de estudio, investigación y enseñanza.
Un tercer aspecto, vinculado al anterior, es conocer lo que son las células madre y sus posibilidades en la
terapia de las enfermedades degenerativas. Está claro que los embriones están compuestos básicamente por
células madre, es decir células de las que derivan todas las que van a dar lugar a los diferentes tipos de tejidos del
individuo adulto. El problema es que la obtención de estas células directamente de los embriones supone
inevitablemente la desaparición de éstos, por lo que su utilización tampoco debe ser aceptada. Sin embargo, lo
cierto es que algunos tipos de células madre siguen presentes en tejidos como el cordón umbilical y su sangre o la
placenta (que se obtienen tras el parto y antes de desechar esos tejidos) y, desde luego, en todos los tejidos del
individuo adulto sin que su obtención comporte ningún riesgo para la vida del "donante". Por fortuna, los más
recientes avances emplean células madre de sangre cordón umbilical, células madre adultas e incluso algunos
tipos de células madre adultas sobre las que se ha inducido alguna modificación genética.
Los últimos comentarios, como no podría ser de otra forma, pretenden pasar una revista rápida a como el
embrión humano y luego el feto van adquiriendo las funciones de las que dispondrán a lo largo de toda su vida,
1 Los interesados pueden
encontrar trabajo s actualizados en el lib ro: "Bioética para el Inicio de la Vida" Actas I Jornada Bioética. Editado
por: Orden de Malta (2011) ISBN: 978-84-9983-746-8.
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incluso en el adulto y el anciano. Lo primero es afirmar que debe quedar claro que las diferentes funciones que
caracterizan al individuo no aparecen (salvo algún aspecto como la respiración pulmonar etc.) en el momento del
parto, sino que ya se han desarrollado durante la vida intrauterina. Por este mecanismo el embrión y luego el feto,
poco a poco, se van relacionando cada vez mejor con su entorno uterino materno.
En este sentido sólo unos muy poquitos datos llamarán la atención de la precocidad del desarrollo del
embrión humano. Por ejemplo, durante la cuarta semana de gestación (es decir apenas quince días después de
que la embarazada haya reseñado la falta de menstruación) ya se puede identificar un corazón muy primitivo, que
ya comienza una actividad contráctil primitiva (los latidos cardiacos empiezan hacia el día 18 de gestación) para
bombear la primera sangre, formada al mismo tiempo que los vasos sanguíneos. A través de la sangre, y mediante
la placenta primitiva, ya existe una clara interacción entre el embrión y la madre. Al final de esta cuarta semana ya
se observan los esbozos del ojo y del futuro oído interno. Hacia la quinta semana ya se aprecia el estomodeo (la
boca primitiva), las placas nasales, como primer esbozo muy primitivo de la cara, los esbozos de los miembros
superiores, etc. Los movimientos del embrión comienzan hacia el día 35 de gestación, siendo muy evidentes desde
los días 42 a 48. Entre la sexta y séptima semana se empieza a identificar un mayor desarrollo de la cara, incluso
los esbozos de las orejas, y de los miembros (tanto los brazos como las piernas). Hacia el final del segundo mes
(entre la octava y la décima semana) ya se puede considerar que el embrión ha alcanzado las características
propias de un individuo humano y por eso ya se le llama "feto humano". La primera actividad eléctrica cerebral.
lógicamente aún muy inmadura, comienza al final del segundo mes y desde la 12 semana de gestación comienza
el primer esbozo de ritmo sueño-vigilia. Entre otras muchas funciones que se van incorporando no debemos olvidar
que a partir del cuarto mes de gestación ya es capaz de percibir algunos sonidos llegando a una amplia
maduración auditiva a partir del sexto mes de gestación. El feto de esta edad, aún dentro del útero, escucha
diversos sonidos mediante los que percibe, al menos en parte, algo del mundo exterior.
Conclusión.
Como conclusión de este trabajo solo queda añadir lo que he tenido oportunidad de repetir y publicar en
ocasiones precedentes: "el ser humano, que ha sido capaz de desarrollar la Sociedad actual con todos sus
numerosos avances científicos, debe conseguir que dichos avances se utilicen a favor del propio ser humano, a
favor de la vida humana".
En mi opinión: "El ser humano debe orientar todos sus esfuerzos a conseguir que la sociedad sea más
justa, con un mayor apoyo a los más débiles (y los embriones y fetos humanos lo son especialmente) y a todos los
necesit ados, los enf ermos, los ancianos y las personas dependientes. Si la humanidad, tras un larguísimo proceso,
ha sido capaz de alcanzar unos extraordinarios avances científico-t ecnológicos, ahora deberí a utilizarlos en la
defensa de la vida con amor, con inteligencia y con ética. Con t odo ello redundará en la construcción de un nuevo
escenario de colaboración para la paz y para la concordia entre todos los seres humanos" 2.
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Pablo Gil-Loyzaga "Embriones y Célu las Madre. Conceptos y Reflexiones". EN: "Bioética para el Inicio de la Vida" Actas I Jornada
Bioética. Editado por: Orden de Malta (2011) ISBN: 978-84-9983-746-8. págs. 89-117
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