1 Acuerdo N° 260 En la ciudad de Rosario, a los 28 Junio días del mes de de dos mil diez, se reunieron en acuerdo los señores miembros de la Sala Primera de la Cámara de Apelación Civil y Comercial de Rosario, doctores Ricardo A. Silvestri, Ariel Carlos Ariza y María Mercedes Serra, para dictar sentencia en los autos “RUMENE, Jorgelina A. contra FORMICA, Noelia y/o FORMICA, José y/o Resp. de cochera “El Galpón” sobre Daños y perjuicios”, (Expte. N° 416/2009) venidos del Juzgado de Primera Instancia de Distrito Civil y Comercial de la 1era. Nominación de Rosario. Realizado el estudio de la causa, se resolvió plantear las siguientes cuestiones: Primera: ¿Es justa la sentencia? Segunda: ¿Qué fallo corresponde dictar? A la primera cuestión el señor vocal doctor Silvestri, dijo: 1)El sentenciante de la primera instancia hizo lugar parcialmente a la demanda y condenó a los accionados 6.500,- y a los abonar a la actora la suma de $ intereses señalados en los 2 considerandos; distribuyó las costas en un 85% a los demandados y el 15% a la actora (fs.159 a 161 vta.). Apeló la parte condenada a fs.173; en la Cámara, expresó agravios a fs.228 y s.s.; siendo replicados por la apelada a fs.231 a 234. Fueron llamados los autos para sentencia a fs.236 y la providencia fue notificada a las partes a fs.236 a 237, sin objeciones. 2) La actora, Jorgelina Rumene, promovió demanda de daños y perjuicios contra Noelia Formica y/o José Formica y/o responsable legal de cocheras “El Galpón”, tendiente al cobro de la suma de $ 8.000,- e intereses y costas con fundamentos en los hechos y derecho que invocara. En de siendo 2004, tal sentido sostuvo que el 29 de Mayo aproximadamente, las 12.30 horas, depositó en la cochera “El Galpón”, ubicada en calle 1º de Mayo 1621 de Rosario, la moto de su propiedad marca Honda AX 70 cc, modelo 1995, Dominio 101-BQT, tal cual lo venía realizando desde que contratara la cochera en el mes de Abril de 2003. Indicó que dejó la unidad en el lugar asignado y atada con linga a la 3 rueda delantera y con traba en el manubrio. Afirmó que a la tarde del día siguiente o sea el 30 de Mayo de 2004, advirtió que el rodado había sido sustraído, encontrándose al frente del garage en ese momento una persona cuya identidad desconoce y que cuando guardó la moto el 29 de Mayo de 2004 estaba el encargado Mario Cepeda, no estaba en tal momento ni cuando descubre la sustracción Valerio Pinto, a quien el Sr. Formica, dueño de la cochera, al prestar declaración ante la policía, indicara como el empleado que se encontraba de guardia el día del descubrimiento de la sustracción. Aseveró que formuló la denuncia policial respectiva, luego se Noelia que dio produjo Formica se un lugar al sumario intercambio adjudicaba la nº epistolar 16561-04; en titularidad donde de la cochera y en el sumario en esa misma calidad declaró José Formica, por lo que se demandó a ambos. Reclamó los rubros demandados rechazo. resarcitorios respondieron Negaron que la (fs.20 a demanda, tuvieran la 23 vta). Los solicitando su obligación de restituir la moto “porque la misma se encontraba en 4 poder y/o momento guardia de presunción la de y/o pérdida culpa custodia o de robo”, imputada, su dueño también “porque en el negaron la la moto fue retirada por la persona que correspondía”. Finalmente, alegaron que la unidad no fue robada en las instalaciones del garage “El Galpón”, sino en algún lugar de Rosario o alrededores (también sostuvieron que la moto no tenía seguro, no estaba en condiciones, y sostuvieron que la denuncia policial fue tardía)[fs.57 a 58 vta. y 59 a 60 vta.]. 3) El a-quo, en síntesis, sostuvo que no está controvertido que hubo entre las partes un contrato de garaje, y que lo que se discute es la responsabilidad que la actora le adjudica a los demandados en virtud de los hechos que ha narrado. Bajo tal premisa afirmó que el contrato de garaje lleva implícito, como obligación del propietario del local, la custodia o guarda de los vehículos que en él se depositan, sin necesidad de estipulación o pacto alguno al respecto. También indicó que el garajista debe responder por la pérdida del vehículo cuya custodia se le confió, 5 excepto si ésta proviene de un caso fortuito o de fuerza cargo. mayor, cuya prueba lógicamente corre a su Entendió que de acuerdo a las constancias de la causa que la actora efizcamente ha probado mediante la testimonial de la Sra. Cocconi a fs.115 a 115 vta., sin que el mismo fuera objetado, que dejó su moto el día del hecho en horas del mediodía en el garaje de los accionados, tal cual fue su costumbre y con motivo del contrato ya aludido. Destacó que este hecho no ha sido desvirtuado por la parte demandada y las testimoniales que ofreciera, tanto que de las resultas de las mismas, como de las propias declaraciones de los demandados al absolver posiciones, no han sido terminantes en cuanto que este hecho no sucedió, es más de dichas declaraciones se extrae que sobre aquellos clientes mensuales, no se llevaba control de ingreso o egreso de los mismos. Consideró corroborado el hecho de que la moto fue depositada por la actora en el día que ella señaló en el garaje de los demandados, sin que se arrimara a autos prueba alguna que la misma fuera en algún momento retirada de la 6 misma. Desestimó la hipótesis brindada por los accionados en cuanto a que la moto no fue depositada en el garaje o que la misma fue robada en otro lugar de la ciudad de Rosario o alrededores o que su desaparición se haya debido a hechos imputados a la actora (como el mal estado de conservación del rodado, etc). 4) Los apelantes se agravian porque: i) el juez sentenciante otorgó plena certeza al testimonio de P. M. Cocconi (fs.115 a 115 vta.), a quien califica testigo de oidas. Entiende que no es suficiente con la demostración del hecho invocado en la demanda con dicho testimonio. Indica que lo único que ha probado Rumene es que la moto ingresó a la cochera muchas horas antes de la supuesta desaparición (aparetemente un día sábado), la unidad entraba y salía todos los días y en diferentes horarios, pero ello no prueba los extremos destaca de la demanda; que de las ii) propias el juez expresa declaraciones de que los demandados no han sido terminantes en cuanto a que el hecho no sucedió. Señala que, por el contrario, de la 7 declaración de Noelia Formica a fs.85, posición tercera, expresó que “no era cierto que la moto haya sido sustraída del garaje”, en igual sentido en la respuesta a la posición cuarta; lo mismo ha respondido José H. Formica a fs.85, posición cuarta; iii) que el juzgador haya considerado demostrado que la unidad fue depositada el 29 de Mayo de 2004 en el garaje de su propiedad; iv) el sentenciante considere que las obligaciones a cargo de la demandada de custodia y conservación de la cosa no han sido acreditados tal proceder por los demandados. Señala que la actora reconoció que el local tenía guardia las 24 horas y que de noche bajaban las rejas (fs.85 vta., posición tercera; en ampliación, igual con sentido referencia a a fs.85 que si vta., segunda entraba a la cochera no tenía que avisar a los empleados; y la cuarta ampliación, sobre que es cierto que desde la garita de vigilancia se observa el ingreso y egreso de los vehiculos). También alude a los dichos de los testigos Mario Cepeda a fs.86 vta., respuesta segunda, sobre la vigilancia durante las 24 horas a través de 8 los empleados de turno; como que de la garita se puede observar el ingreso y egreso, a la quinta. Del mismo modo, la declaración del testigo Oliva a fs.95, respuesta segunda, sobre la vigilancia durante las 24 horas y que desde la garita se advierte el ingreso y egreso del lugar, fs.95, respuesta quinta (quién agregó un comentario de que “un hombre que a veces iba con la actora a la cochera, el cual aparentemente era el novio, tenía una camioneta Toyota Azul, con franjas blancas, pero no sabe el nombre del muchacho y la patente no la recuerda”). Tambien se queja por no haberse tenido presente la constatación de fs.87 a 88, por la que se comprueba la visualización del ingreso y egreso de los rodados. 5) Estudiada la causa, las posiciones de las partes, en relación a los argumentos del veredicto, se arriba a la determinación de que los agravios apelatorios deben ser rechazados. 6) Se parte de la premisa de que no se controvierte en autos de que las partes han estado unidas por un contrato de garaje, por medio del cual 9 Jorgelina Rumene guardaba una moto de su propiedad en el establecimiento mensual (fs.20 a “El 23; Galpón”, fs.57 a pagando 60 vta.; un precio confesión judicial de Noelia A. Formica, a fs.85, a la primera; declaraciones testimoniales de Mario Cepeda a fs.86 a 86 vta.; Víctor R. Oliva a fs.95 y Valerio Pintos a fs.95 a 95 vta.; Paola M. Cocconi a fs.115 y vta.). Ha definido, antes de hora, la Sala que el contrato de garaje es atípico (art.1143 y nota del CC), rigiéndose en defecto de estipulaciones de las partes por las normas generales relativas a los contratos y las particulares de los que guardan analogía: locación de cosas, servicios, depósito, etc., y cuya aplicación concreta dependerá de la relación jurídica que resulte comprometida. El contrato de garaje es aquel por el cual una de las partes (propietario, locatario o tenedor del rodado) conviene con otro sujeto, persona física o juridica, la guarda o custodia de un rodado por un lapso definido, en un lugar determinado o no, a cambio a la de una guarda o contraprestación custodia implica en dinero. En punto la obligación de 10 conservación, cuidado y vigilancia por parte del garagista, a los efectos de restituir la misma cosa que le fuera confiada, en idénticas condiciones (Vera Ocampo, Raúl A.-Fluxá, Francisca, Colazzo, Estala, y Di Tullio, José A., El contrato de garage, p.243, en la obra de Contratos Derecho Modernos, Tratado de edición 1990; interdicto La Ley Privado año Derecho de Leiva Comunitario, Borda, y el nº Guillermo Contratos, Fernéndez, 1975-D.284; del 1993; Civil. recobrar Responsabilidad y 3, A., T.II-p.766, Luis F. P. contrato de garage, Giorlandi, garagista, Eduardo. La Ley El Garaje. 1979-B.111, entre otros; Acuerdo de esta Sala, nº 461 del 20 de Noviembre de 2009, causa Salvatierra c. Sánchez). En punto a la naturaleza jurídica es un contrato atípico dado que sus elementos constitutivos se forman con modalidades que no permiten ubicarlo en algunas de las figuras que regula la ley de modo exclusivo, unitaria y sistemática; siendo un figura compleja que participa de los de cosas caracteres y del servicios, depósito pero y posee de la locación mayor relación 11 o afinidad finalidad con el contrato perseguida de de depósito conservación y por guarda, la así como la restitución de la cosa (Ocampo-Fluxá-ColazzoDi Tullio, Contratos Modernos, p.244 y su nota 2, citando el fallo de la C.N.Civil de Superintendencia, Repertorio El Derecho T.19-681). 7) La parte apelante se queja por el criterio del a-quo de otorgar certeza plena al testimonio de la Sra. Cocconi, a quien califica de testimonio de oidas y con dichos contradictorios. La protesta no merece favorable acogida. Es que la impugnante pretende fragmentar el análisis de la declaración de la citada testigo y es bien sabido que la prueba testimonial debe ser analizada integralmente, sin fracturas o parcialismos, conforme las reglas de la sana crítica y de la Cocconi experiencia. ha expuesto En a este contexto fs.115 y Paola vta. que Marisa no le comprenden las generales de la ley y que tiene una relación laboral desde hace aproximadamente tres años (a la primera). A la pregunta formulada sobre si sabe y le consta dónde guardaba la actora su moto, 12 respondio que “sí se dónde guardaba su moto la Srta. Rumene. Lo sé, primero por comentarios de la Srta. Rumene y después porque nos hemos reunido para organizar talleres en el marco de un convenio laboral entre la Municipalidad de Rosario y la ONG Madre Sacramento en su casa y algunas veces la acompañaba a buscar la moto a la cochera y otras veces a dejarla”. Ante la pregunta si sabe y le consta si la Srta. Rumene depositó su moto en las instalaciones de la cochera “El Galpón” el 29 de Mayo de 2004, respondió que “sí lo se. Porque ése sábado (29 de Mayo de 2004) teníamos que terminar un trabajo y yo tenía un curso durante la mañana, quedamos en encontrarnos sobre el mediodía, no recuerdo exactamente el horario. Quedamos en encontrarnos en Mitre y Córdoba, pasamos por una librería para comprar material y nos fuimos para la casa de ella. Paramos en la puerta de la cochera y al subir al cordón yo me bajé con la bolsa de materiales de librería. No entré a la cochera, me quedé en la puerta y la esperé” (respuesta tercera). Señala que aproximadamente a las 12.20 ocurrió el ingreso a la 13 cochera y lo encuentro cuarta). y Y calcula del ante en tiempo la función del del horario traslado ampliación de de (respuesta preguntas por la demandada expresó que Rumene guardaba la moto también en otros lugares, instalaciones como (calle en el Balcarce Hogar y dentro Saavedra) y de en las la Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad de Rosario, calle Santa Fe nº 638 (primera ampliación). También expuso que la testigo se enteró de la desaparición de la moto el Lunes por la mañana, se encuentra en el Hogar y Rumene le cuenta qué había sucedido con la moto, “que se la habían robado, y además era notorio porque había llegado en colectivo. No me dijo un horario, cuando fue a buscarla el día domingo 30 de Mayo de 2004, no la encontró y contó que había hecho la denuncia” (segunda ampliación). En cuanto a las características que presentaba la moto, no sabe lo de la patente, pero tenía un espejo roto y en cuanto a las luces no sabe porque se veían de día (a la tercera ampliación)[fs.115 a 115 vta.]. 8) De la mera transcripción integral de los 14 dichos de Cocconi, arbitrarias, se testigo oídas, de sin pone incurrir en sino en evidencia fragmentaciones que presencial no de es un una hecho determinante en el plieto como es la confirmación de que la actora, Jorgelina A. Rumene, depositó su rodado en las instalaciones de la cochera de los demandados el 29 de Mayo de 2004 en horas del mediodía (correspondiente a un día sábado), por la razón de que la declarante la acompañó a la actora a guardar la unidad en dicho lugar (y no era la primera vez que la acompañaba sino que declara que otras veces anteriores la acompañaba a Rumene a buscar la moto y otras veces a dejarla). El hecho de que Cocconi no haya entrado al garaje el 29 de Mayo de 2004 sino que se quedó en la vereda, mientras la accionante ingresaba con la moto en el interior de aquél, nada puede predicar en su contra, ya que ha expuesto que se pararon en la puerta de la cochera, se bajó al subir al cordón y allí se quedó esperándola a Rumene, no hace otra cosa que concluir en que la demandante depositó el vehículo en el interior del garaje. No es motivo de crítica al 15 testimonio el hecho de que en lo relativo a la fecha del suceso que la testigo no especifica el día exacto en que la mencionando cuando actora “ese Cocconi depositó sábado” la sin menciona moto indicar “ese en la cual. sábado” cochera Es que (fs.115, respuesta tercera), está respondiendo a la pregunta de si “sabe y le consta si la Srta. Rumene depositó su moto en las instalaciones de cocheras El Galpón en fecha 29 de Mayo de 2004” (fs.113, a la tercera). En concreto, la testigo no menciona la fecha porque la misma estaba ya indicada en la pregunta, por lo que se debe descartar que sus dichos sean vagos o imprecisos; por otro lado ha sido precisa en la indicación del día sábado que correspondia al 29 de Mayo de 2004, fecha que estaba implicitamente incorporada en su respuesta tercera de fs.115. Adicionalmente, es bueno recordar que la testigo Paula Marisa Cocconi no fue objeto de tachas (art.222 del CPCC), ni de impugnaciones en punto a eficacia (art.224 del CPCC), en la instancia anterior, tal como lo destacara el juez sentenciante. En síntesis, no se está en presencia de un testimonio 16 de oídas (que es el que declara por manifestaciones que oyó de terceros; en autos Cocconi ha sido un elemento presencial de los hechos que expone y son relevantes para la suerte de la causa); y el hecho que sea única (en cuanto presenció el depósito de la moto en la cochera de los accionados el 29 de Mayo de 2004 en horas del mediodías), no afecta su eficiencia, pues nuestra legislación hace apreciar la prueba testimonial conforme las reglas de la sana crítica y las condiciones personales de la deponente, debido a que la máxima testis unus, testis nullus ha sido superada doctrinaria, jurisprudencial, y legislativamente, toda vez que no hay que atenerse al número de testigos sino a su calidad (CCCR, Sala I, Juris T.24-190; CCCR, Sala IV, Zeus T.24-R.8; Alvarado Velloso, Adolfo, Estudio Jurisprudencial del CPCC, T.II-p.773; del mismo autor y obra, T.IV-p.332; Arazi, Roland, La edición, doctrinario entre prueba p.327; y otros). en el proceso Peyrano, Jorge jurisprudencial Por otro del lado, civil, W., CPCC, Cocconi primera Análisis T.I-p.592, ha dado 17 suficiente razón a sus dichos, los ha fundamentado, ha sido sometida a ampliaciones de preguntas, demostrando coherencia y credibilidad en sus dichos (art.224 del CPCC). 9) La declaración de Cocconi a fs.115 y vta., confirma la denuncia policial de Rumene de fs.11 por la sustracción de la unidad. Y, además, el mismo recurrente a fs.228, in fine, termina por reconocer que con la exposición de la testigo “probó únicamente que la moto ingresó a la cochera” y la cuestión tiene relevancia porque precisamente el ingreso de la moto el 29 de Mayo de 2004 es un hecho afirmado en la demanda por Rumene. Si el ingreso está demostrado (y reconocido por la misma apelante a fs.228) con el testimonio de Cocconi, la empresa de garaje demandada es la que tiene la carga de la prueba de que con posterioridad al 29 de Mayo de 2004, la actora o una tercera persona autorizada la retiró (extremo de hecho no probado en autos). La organización empresaria dedicada a la guarda y custodia de rodados, que cobra un precio por ello, en este caso mensual, estaba en 18 las mejores condiciones de hacerlo (a través de cámaras de seguridad, libros de registros de entradas y salidas de vehículos, con indicación del día y hora, etc). Por ello es correcta la cita de jurisprudencia formulada a fs.232 (cuyo texto íntegro se tiene a la vista) en orden a que “en atención a que cuando el cliente contrata una cochera mensual no es habitual que reciba cada vez que ingresa el vehículo un ticket u otro instrumento similar que le permita justificar su guarda, la prueba de testigos adquiere mayor relevancia en esos supuestos. Si se ha establecido que el automotor de la demandante ingresó al garaje y no se arrimó evidencia alguna que pruebe que el mismo fue retirado con posterioridad por persona autorizada, corresponde concluir que el vehículo fue efectivamente sustraído del estacionamiento. En virtud del deber de vigilancia que pesa sobre el garajista, éste debe conocer las alternativas vinculadas con la entrada y salida de los vehículos confiados a su cuidado. Por ello, si no tomó las medidas para efectuar ese control, su negligencia no puede funcionar en contra 19 de los actores” (C.N.Com, Sala E, causa Serpe c. Irvine S.A., La Ley 1995-C. p.312; Doctrina Judicial T.1995-2-548). También se sostuvo en el mismo sentido que “en que pesa virtud sobre excepcionarse, de el las la obligación garagista ha de debido alternativas vigilancia saber, vinculadas para con la entrada y salida de los vehículos a su cuidado, y si no se tomó medidas tendientes a efectuar de alguna manera ese control, su negligencia en este aspecto no puede funcionar en contra de la actora” (C.N.Com, Sala B, causa Baqueriza c. Garaje Ariston, La Ley 1978B.204). Corresponde responsabilizar al garagista por la desaparición de un vehículo que se encontraba bajo su guarda, pues él es quien se encuentra en mejores condiciones para acreditar si el rodado en cuestión fue retirado del garaje por el actor o persona autorizada, ello mediante la exhibición de su libro de entradas y salidas de vehículos, toda vez que su obligación consiste en conocer el movimiento de los rodados dejados bajo su guarda. El principio de buena fe nos conduce a exigir la producción de la prueba de 20 aquella de las partes que se encuentre en mejores condiciones de aportarla, y en el contrato mensual de guarda de vehiculo en una playa de estacionamiento, es obvio que la posibilidad de demostrar que un rodado quedó o no bajo la custodia del empresario, la tiene éste, mediante la organización que estime adecuado adoptar. Resulta por lo tanto inadmisible pretender que ante su inexistencia, el propietario del bien debe a manera de prevención, reunir los elementos para cada oportunidad evidente que que sencillamente exhibición de deja el el el vehículo en pudo haber garajista extremo su libro en de guarda. discusión entradas Es acreditado mediante la salidas el y movimiento de vehículos dejados a su cuidado. Es que su obligación es conocer e informar a los interesados, en todo momento, sobre el movimiento de ingresos y egresos (arts.123, incisos 1 y 2; 127 y concordantes del C.Comercio), que debe pues prestar el ello hace empresario a la a su seguridad cliente (C.N.Com, Sala B, Fasanelli c. Fernández, L.L.O.Line y AR/JUR/944/2004). La doctrina judicial es reiterada en 21 la responsabilidad del garajista por la falta de un registro de entrada y salida de rodados dentro de la noción del deber de custodia (C.N.Civil, Sala F, La Anglo Argentina Cia de Seguros c. Rossi, La Ley 1982C.511; C.N.Com, Sala B, Paraná C.S. c. Garaje Santa Rita SRL, La Ley 1987-E.39). La accionada no ha demostrado llevar un libro de registro de entrada y salida de vehículos, con los datos identificatorios correspondientes, por lo que mal puede pretender trasladar dicha responsabilidad a la accionante. A su turno, y para finiquitar el tema se ha dicho que la prueba de que el vehículo fue hurtado cuando estaba en el garaje, suele ser muy difícil, por lo que los tribunales han sido amplios en la consideración de esa prueba y así se ha declarado suficiente la declaración de un testigo único íntimamente vinculado al actor (C.N.Com, Sala B, La Ley 1979-D.573; C.N.Com, Sala E, La Ley 1994-D.343). Se dijo también en tales casos que corresponde al garajista efectuar el control de entrada y salida de los vehículos y que su negligencia en ese aspecto no puede redundar en contra de los 22 damnificados (C.N.Com, Sala B, J.A. 2004-II-síntesis, p.89; incluso sería admisible la prueba de simples presunciones como sería la de que a la hora que se produjo el robo, el propietario del vehículo acostumbraba siempre a dejarlo en el garaje: Borda, Guillermo A., T.II-p.708, Tratado edición de 2008, Derecho Civil. actualizado Contratos, por Alejandro Borda). 10) Protesta la parte apelante por la afirmación del juez en orden a que de las propias declaraciones de los demandados no han sido terminantes en cuanto a que este hecho no sucedió. En realidad el juzgador hizo una ponderación general y conjunta de los testimonios ofrecidos por la demandada y de las declaraciones de los accionados (vid. fs.160 y vta. del veredicto). Y en tal cometido el a-quo ha destacado que, con toda razón y ajuste a las constancias de la causa, de dichas declaraciones se extrae que “sobre aquellos clientes mensuales no se llevaba un control de ingreso y egreso de los mismos” (fs.160 vta., primer párrafo). En ese contexto obra la 23 declaración confesional de Noelia Formica a fs.85, respuesta duodécima, que “los clientes que ingresan por hora y no los mensuales se controlan por tickets; con horario de ingreso y salida de los mensuales, no”. También debe computarse como respuesta evasiva(art.161 CPCC), que juega en su contra, al contestar que no se acuerda cuántos empleados tenía la cochera el 30 de Mayo de 2004, y si bien menciona a algunos, dice que “no lo recuerda porque el manejo de de los empleados lo hacía responde su padre” (fs.85, concretamente sobre a la los décima); horarios tampoco de cada empleado (fs.85, undécima), aduciendo desconocimiento. El mismo tener de respuesta evasiva brinda el co-demandado José H. Formica, supuestamente encargado de la administración de la cochera y co-propietario, al expresar que “no recuerda el horario de los empleados Cepeda, Pintos y Oliva” (fs.85 vta., a la novena). Y finalmente, tanto Pintos (fs.95 y vta.), como Cepeda cochera (fs.86 reconocen en vta.), sus tales empleados declaraciones que de la como la cochera tiene una planta baja y un primer piso se 24 veían obligados a dejar la garita de control para si entraba un rodado y debía ser ubicado en el primer piso, con lo cual se admite que alguien podía entrar o salir de la cochera sin ser visto. Tal circunstancia es demostrativa del insuficiente sistema de seguridad implementado, sumado al hecho de que había tres empleados que cumplían horarios por rotación durante las 24 horas, por lo que en la cochera no había nunca más de una sola persona, de suyo insuficiente para dar cumplimiento custodia en a la las obligaciones cochera. Es de decir, seguridad bastaba que y el empleado de turno se viera en la común y reiterada necesidad de dirigirse al primer piso para orientar y acompañar al conductor de algún rodado que buscara lugar, para que la entrada y salida de la cochera quedara desguarnecida ante la acción de cualquier persona. Sobre el punto es elocuente la declaración de Mario Cepeda cuando afirmara, que en cuanto a cómo se le asignaban los lugares a los autos que ingresan por hora, “se lo acompañaba al lugar que se tiene que ubicar” (fs.85 vta., respuesta ampliación cuarta); y 25 sostuvo que “es posible que alguien entre sin que se lo viera mientras acomodaba un auto en el piso superior, agregando que a veces se da una vuelta, se hace una recorrida por un montó de motivos si hay que acomodar algún vehículo” (fs.85 vta., quinta ampliación). Pintos brinda respuesta similar sobre el punto (fs.95 vta., a la decimotercera). 11) a Como tercer agravio la parte apelante vuelve reiterar argumentos ya tratados (que no habría prueba de que la moto fue guardada el 29 de Mayo de 2004; insiste en la protesta sobre que el juez le imputa no haber arrimado prueba alguna que la moto haya sido retirada en algún momento, etc.; fs.228 vta., tercer párrafo). El planteo es inconducente porque no hace otra cosa que reiterar en breve líneas (no más de cuatro renglones), cuestiones o argumentos ya expuestos y tratados en el curso del presente voto, por lo que se trata de una fundamentación, escritos queja que carece representando anteriores o la una de autonomía remisión replicación de a y otros partes del 26 mismo escrito de apelación, lo cual no cumple con el art.365 del CPCC (CCCR, Sala IV, Zeus T.39-R.31; Zeus T.42-J.36; CCCSF, Sala III, Zeus T.45-R.42; Alvarado Velloso, Adolfo, Estudio Jurisprudencial del CPCC, T.V-p.546). Por lo demás, el depósito de la moto el 29 de Mayo de 2004 por la actora, es cuestión ya analizada en los puntos anteriores del voto. En cuanto al hecho comprobado de que la demandada no aportó prueba alguna eficaz para desvirtuar el testimonio de Cocconi, también ha sido analizado, al igual que los demandados no demostraron que el rodado haya sido retirado por la actora o tercera persona autorizada después del 29 de empresa garajista no tenía entrada y de los salida Mayo de 2004, un así que la o registro de (ni personal de libro rodados como seguridad, además del empleado de turno; ni cámara de filmación, etc.), todos elementos demostrativos de la carencia de medidas adecuadas de seguridad que debían ser implementadas por la organización profesional demandada. Sin perjuicio de lo anterior, que sella la suerte del agravio, no debe pasarse por alto que la 27 parte demandada, al responder a la demanda a fs.57 vta. y 59 vta., sostuvo que “no tenía obligación de restituir el vehículo, porque el mismo se encontraba en poder o guardia o custodia de su dueña al momento de la pérdida o robo” y agregaron que “niega la presunción de culpa del garajista porque la moto fue retirada por la persona que correspondía”, todos extremos que debieron ser demostrados por la empresa garajista y ello no ha acontecido en autos. También en el mismo decurso del responde de demanda (fs.58 y 60), no sin asumir una postura autocontradictoria, la demandada sostuvo que la moto fue robada pero no en el interior del garaje sino en algún lugar de Rosario o alrededores. Luego de haber negado que la actora haya sido víctima de un ilícito, parece que en el mismo escrito lo admite, pero con el argumento de que el ilícito no habría sido cometido en el interior del lugar de estacionamiento comportamientos de contradictorios su o propiedad. incompatibles Los con una conducta anterior violentan el principio fundado en la buena fe que impide ir en contra de los propios 28 actos, por lo cual se debe descalificar su posición (Corte de la Nación, Fallos T.312-1725; T. 315-158; T.316-3138, cualquier entre caso, otros). la De todos modos y en accionada debió acreditar su versión, cosa que no realizó, ya que para exculparse incorporó un hecho defensivo consistente en que la sustracción de la moto habría ocurrido en algún lugar de Rosario concreta o alrededores. precisión y Esto detalle debió y ameritar su una respectiva demostración por la demandada invocante. 12) Se queja la parte apelante porque el juez no habría tenido presente que el local o garaje tenía personas a su cargo las 24 horas, como guardia, y de noche se bajaban las rejas, así como que de la garita de vigilancia se podía observar el ingreso y egreso de los vehículos; hecho que han sido reconocidos por la actora en su confesional de fs.85 vta., a la tercera, segunda ampliación y cuarta ampliación; corroborado por los testigos Cepeda (fs.86 vta., a la segunda y quinta), Oliva (fs.95, a la segunda y quinta). El tema de la guardia durante 24 horas en el 29 garaje, así como que había una garita desde la cual se observaba a los rodados que ingresaban o se retiraban y que a la noche se bajaban las rejas, no ha sido debatido en autos, porque la propia actora lo sostuvo en la (fs.20 misma demanda a vta.; 23 y el fs.11), la y denuncia lo policial reiteró en su declaración confesoria de fs.85 vta., a la tercera, segunda ampliación y tercera ampliación. También lo expresaron los testigos Cepeda y Oliva (fs.86 vta., a la segunda y quinta; fs.95, a la segunda y quinta, respectivamente). Pero al margen de ello, media un hecho incontrastable: la moto dejada por Rumene el 29 de Mayo de 2004 no fue encontrada cuando la accionante la fue a retirar al día siguiente, 30 de Mayo de 2004, sin que la accionada haya demostrado, de modo alguno, que haya sido retirada después del 29 de Mayo de 2004 por la actora o tercera persona autorizada. Si el sistema de seguridad, precario por cierto, empleado por los responsables de la cochera hubiera funcionado adecuadamente la unidad no hubiera desaparecido o hurtado. Más aún, ninguno de los testigos aportados 30 por la empresa, atestiguar Oliva, respecto de Pintos la y fecha Cepeda en han podido la actora que depositó la moto ni tampoco aportaron quién la pudo haber retirado, ninguno de los tres vio nada sobre el particular (Cepeda, fs.86 vta., a la décimocuarta y décimoquinta; Pintos, fs.95 vta., a la décima; Oliva, fs.95, a la tercera). Ellos se limitan a afirmar que durante su horario de rotación no fue sustraída la moto (fs.95, a la tercera, Oliva; fs.95 vta., a la cuarta in fine), pero no debe soslayarse que son los tres dependientes de la demandada y si bien no es motivo de tacha credibilidad, exigencia por deben particular ello, ser ni afectar apreciados por la su sus natural eventual dichos con inclinación a beneficiar a su patronal (CCCSF, Sala III, Zeus T.5J.58; Alvarado Jurisprudencial del soslayarse cada que Velloso, CPCC, uno Adolfo, T.II-p.765); de los no testigos Estudio debiendo quieren persuadir de que durante su horario correspondiente no se produjo la sustración (con lo cual cada uno de ellos le transfiere la responsabilidad al otro que 31 cumplía de horarios que por rotación), sumado al hecho pueden ser responsabilizados individualmente si reconocieran lo contrario frente a la empleadora (art.224 del CPCC). Pero de todos modos, como se ha explicitado ut-supra en el curso del voto, los testigos Pintos y Cepeda admitieron que por diversos motivos se veían obligados a apartarse de la garita de control, cuando entraba algún rodado y debían acompañarlo al primer piso, con lo cual reconocen la posibilidad de cochera sea no ampliación que quien visto cuarta y entrara o saliera (fs.85 vta., respuesta quinta ampliación, de de la a la Mario Cepeda; fs.95 vta., a la decimotercera, de Pintos). Lo que evidencia la precariedad de las medidas de seguridad del establecimiento. Debe recordarse que el garaje tenía tres personas a cargo, con turnos por rotación de ocho horas cada uno, razón por la cual el lugar estaba a cargo de una sola persona, cada ocho horas (fs.86 y vta., Cepeda, a la quinta y sexta; fs.95 y vta., Pintos, a la cuarta, quinta, sexta); es una cochera de mucho movimiento por la cantidad de 32 vehículos Cepeda, guardados, Pintos y como Oliva lo y refieren los tiene planta que testigos baja y primer piso, no registra un personal de seguridad que acompañe a cada empleado de guardia, cada empleado debía acomodar los rodados que debían ser estacionados en el primer piso, con lo cual quedaba desprotegida la entrada, tampoco tiene el garaje alarmas, ni cámara de filmación, como tampoco un libro o registro de entrada y salida de cada vehículo. Teniendo el garajista la función de custodia C.Comercio, tiene administrador que como del la asigna el mandantario depositante, art.574 del bien como o la obligación de realizar los actos conservatorios de la cosa que le ha sido entregada en custodia, pesando sobre él un riesgo específico originado por la estadía en el garaje, y por lo tanto, debe tomar las necesarias medidas concretas para poder cumplir con su devolución; de lo contrario, no defiende la cosa del riesgo específico que la peligros amenaza de la y transfiere pérdida, no al depositante obstante el grado los de previsibilidad del delito (C.N.Com, Sala B, Paraná c. 33 Gataje Santa Rita, La Ley 1987-E.39). Precisamente se ha sostenido que la existencia de un garaje con capacidad de depósito de vehículos considerable, tal hecho impone suficiente, (alarmas, congruentemente al margen etc.) permitiera de de las vigilar en disponer otros que medios carece adecuada de de el medida personal seguridad garaje, la que entrada y salida no sólo de los rodados, sino de las personas que concurran al establecimiento guardando coherencia ello, con las previsiones legales pertinentes derivadas del art.902 del CC (C.N.Com, Sala A, causa Trongé c. Ibero Araucana SCA, La Ley 1979-B.267). Se ha acentuado la responsabilidad de la empresa de garaje, con rigor o exigencia, en cuanto se juzga el incumplimiento del contrato por parte de la empresaria, teniéndose en cuenta la naturaleza de la actividad que cumplen, que es precisamente la guarda de los vehículos en lugares que por su propia índole están destinados a un frecuente movimiento de personas y rodados, razón por la cual quiénes están ofreciendo públicamente una actividad sistemática con tales 34 características deben instrumentar una organización idónea a tales efectos. De ahí que se haya entendido y decidido medios que de el garajista seguridad y no el se libera personal de cuando los guardia son insuficientes para la prestación a que se obligan o sus prácticas desaprensivas han facilitado la comisión de ilícitos en perjuicio del cliente (C.N.Com, Sala C, Tristán Juarez Matorras S.A. c. Automotores y Servicios S.A., La Ley 1981-C.140; C.N.Com, Sala C, Marazzo c. Sorkin, J.A. 1983-II.238). Finalmente, la responsabilidad estrictez del (Borda, garajista Guillermo A. debe juzgarse Tratado de con Derecho Civil. Contratos, T.II-p.767, edición 1990; C.N.Com, Sala E, Kurobart c. Conde, La Ley 1987-D.147, entre otros). 13) supuesto En cuanto agravio, a la porque mención el juez tangencial, no ha como tenido en cuenta la afirmación del testigo Oliva respecto a que “un hombre que a veces iba con la actora a la cochera el cual camioneta aparentemente Toyota azul era con su franjas novio, tenía blancas, pero una no 35 sabe el nombre del muchacho y la patente no la recuerda” (fs.229, primer párrafo, de la expresión de agravios); carece de todo relevancia para la suerte de la litis. Es que no luce comprensible la queja ni se funda ni suerte explicita de la litis qué relación (el hecho tiene que ello con Jorgelina la Rumene tuviera un novio que la acompañaba al garaje). En este plano el agravio no es audible por carencia absoluta de fundamentación, toda vez que representa una afirmación unilateral, genérica, un interrogante, lo cual no puede computarse en los términos del art.365 del CPCC (CCCR, Sala III, Zeus T.47-R.31; de la misma Sala, Zeus T.42-R.53 y Zeus T.45-R.8; Alvarado Velloso, Adolfo, Estudio Jurisprudencial del CPCC, T.V-p.546). Si por hipótesis de trabajo, en el mejor de los casos, se quiere sostener elípticamente que tal supuesto novio de Rumene haya retirado la moto de las instalaciones de la cochera, debió denunciarlo penalmente, y afirmarlo y probarlo, en sede civil, cosa que nunca hizo en autos. 14) Por último, en punto a la prueba de 36 constatación de fs.87 a 88, que el juez no consideró relevante, éste estuvo acertado ya que se ha demostrado a lo largo del proceso que las medidas de seguridad implementadas por la demandada fueron precarias e insuficientes (la existencia de la garita de entrada no adecuadamente los propios la fue suficiente entrada testigos y para salida aportados controlar de los móviles; por la demandada reconocieron la posibilidad de que alguien entrara o saliera de las instalaciones sin ser visto por el hecho de que el garaje tiene planta baja y un primer piso), sin perjuicio de la mención de las carencias de medidas adicionales relatadas en el voto. Por otro lado, la constatación de fs.88 y vta., practicada el 25 de Abril de 2006 (casi dos años después del hecho), no aporta nada nuevo para la suerte de la litis (sólo comprobó la garita y los turnos por rotación de los empleados; hechos no controvertidos). En lo atingente, por fin, a que el juez no tuvo en cuenta lo que califica de “abundante prueba” en su favor, no es una crítica certera pues en modo alguno la parte demandada 37 pudo demostrar distinto Tampoco al que que demostró los hechos afirmara que el y ocurrió de confirmara hecho un la ocurrió modo actora. por un caso fortuito o fuerza mayor extraña al riesgo de su propia empresa o de ninguna eximente que la liberen de su responsabilidad por la falta de restitución de la unidad recibida en guardia y custodia. 15) Las costas de alzada se imponen a la parte apelante (art.251 del CPCC). Así voto. Sobre la misma cuestión, el señor vocal doctor Ariza, a quien le correspondió votar en segundo lugar dijo: Que adhiere a los fundamentos expuestos por el señor vocal doctor Silvestri, y vota de la misma manera. Concedida la palabra a la señora vocal doctora Serra, a quien le correspondió votar en tercer término, y a esta cuestión dijo: Que coincide con lo manifestado por el señor vocal doctor Silvestri y vota en el mismo sentido. A la segunda cuestión el señor vocal doctor 38 Silvestri dijo que corresponde: i) Rechazar el recurso de apelación; ii) Costas de segunda instancia a la parte recurrente. Regular los honorarios de los profesionales actuantes en la sede en el 50% de lo que corresponda en la instancia de origen (art.19 ley 6767 y modificatorias). Así me expido. Sobre la misma cuestión, el señor vocal doctor Ariza, dijo: Que coincide con la resolución propuesta por el señor vocal preopinante, y vota en la misma forma. Concedida la palabra a la señora vocal doctora Serra, a esta cuestión dijo: Que concuerda con lo expresado por el señor vocal doctor Silvestri, y vota en igual manera. En mérito a los fundamentos del Acuerdo que antecede, la Sala Primera de la Cámara de Apelaciones Civil y Comercial de Rosario, RESUELVE: i) Rechazar el recurso de apelación; ii) Costas de segunda instancia a la parte recurrente. Regular los honorarios de los profesionales actuantes en la sede en el 50% de lo que 39 corresponda en la instancia de origen (art.19 ley 6767 y modificatorias). Insértese, hágase saber y bajen. (Expte. Nro. 416/2009). mm. SILVESTRI ARIZA SERRA