• en este país • Potenciar la jurisdicciónn voluntaria aligeraría la carga de los Tribunales. JURISDICCIÓN VOLUNTARIA: UNA REFORMA NECESARIA A Jurisdicción Voluntaria permite resolver supuestos no contenciosos en los que un particular solicita la intervención de una autoridad jurídica. En algunos casos es necesario que esa autoridad sea la judicial, básicamente en los supuestos relativos a materia de personas y de familia, pero existen otros en los cuales los jueces podrían ser liberados de estas funciones y ser sustituidos por otros funcionarios, expertos juristas. Cómo y qué debería incluir su anunciada regulación fue el objetivo de las jornadas celebradas en octubre en el Consejo General del Poder Judicial. L Escritura 34 PÚBLICA Los pilares de la futura Ley REDACCIÓN L AS jornadas que cada año organizan conjuntamente el Consejo General del Poder Judicial y el Consejo General del Notariado se centraron en esta ocasión en la “Jurisdicción Voluntaria: notarios y jueces; problemas y soluciones”; estuvieron dirigidas por Ignacio Sierra Gil de la Cuesta, magistrado emérito del Tribunal Supremo y María Pilar de Prada Solaesa, notaria. Fueron dos días de debates inaugurados por el magistrado emérito, Ignacio Sierra, quien aseguró que “nos encontramos ante la posibilidad de actualizar la juris- Supremo, y Xavier O’Callaghan Muñoz, de la Sala Primera del Tribunal Supremo, a notarios, como Pilar de Prada Solaesa, Rafael Gómez-Ferrer Sapiña, José Nieto Sánchez, Francisco Javier García Más, Ignacio Paz-Ares Rodríguez, Pablo Durán de la Colina (también registrador de la propiedad excedente), María Paz Sánchez Sánchez, y José Antonio García Vila (también magistrado excedente). Asimismo tomaron parte Julián Pedro González Velasco, secretario de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo y José María Paz Rubio, fiscal de Sala del Tribunal Supremo. Los participantes pusieron sobre la mesa todos los aspectos y Estas jornadas contaron con una amplia y significativa representación profesional. Desde magistrados a notarios, fiscales, secretarios judiciales y registradores dicción voluntaria sin administrativizarla, sin magnificar su función social y sin identificarla con una mera supresión de plazos, formalidades y garantías. Aparte de tener la finalidad de contribuir a la seguridad jurídica, los tiempos actuales recogen una litigiosidad galopante y hacen que se dé una nueva finalidad como es su disminución. Ahora es el momento procurando no tropezar dos veces en la misma piedra y lograr la regulación mediante una ley ad hoc de la jurisdicción voluntaria”. Representación profesional. Estas jornadas contaron con una amplia y significativa representación profesional. Desde magistrados, como Román García Varela, de la Sala Civil del Tribunal Supremo; Rosa María de Castro Martín, del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo; José Almagro Nosete, emérito de la Sala Primera del Tribunal Supremo; Jaime Maldonado Ramos, del Gabinete Técnico del Tribunal pormenores que una futura ley sobre la materia deberá contemplar: el posible papel a desempeñar por los secretarios judiciales y los notarios, la jurisprudencia de Tribunal Superior de Justicia existente al respeto, el lugar que la jurisdicción voluntaria ocupa en la Constitución Española, su relación con el Derecho de propiedad y la visión europea sobre la materia. Sobre la postura europea Francisco Javier García Más, notario y letrado adscrito a la Dirección General de los Registros y del Notariado destacó el impulso que quieren dar las instituciones comunitarias a la jurisdicción voluntaria como alternativa extrajudicial. Así, apuntó que “una recomendación del Consejo de Europa aconseja a los estados miembros que tomen las medidas adecuadas para conseguir la disminución del volumen de funciones no jurisdiccionales de los jueces y tribunales”. García Más recordó la importancia de no olvidar “las ideas desarrolladas en el Consejo Europeo OS participantes se mostraron de acuerdo en que el legislador debe ofrecer respuesta urgente a la demanda social; de que se reforme en profundidad la jurisdicción voluntaria mediante una ley que establezca un régimen jurídico básico común para todos los supuestos y que sirva como mecanismo supletorio para los regulados en leyes especiales, con las siguientes características esenciales: ● Deberá ser una norma unificadora de la pluralidad de supuestos existentes en las distintas legislaciones civiles. Sería una buena ocasión para establecer una normativa procesal básica, aún reconociendo que si una comunidad autónoma tiene competencias sustantivas también las tiene de regular ciertos aspectos procesales. ● Deberá efectuar una precisa distribución competencial. ● Deberá reconocer el carácter abierto de la jurisdicción voluntaria y su permanente expansión. ● Deberá regular el procedimiento, ya se siga ante el juez, el secretario judicial, el notario o el registrador, con las correspondientes especialidades derivadas de la diferente naturaleza de la función pública respectivamente desempeñada, pero atribuyendo iguales efectos en aquellos casos en que se reconozca competencia alternativa, de tal forma que la actuación de cualquiera de ellos sea autónoma. ● Deberá solucionar las importantes diferencias existentes entre expedientes, que también son apreciables en los caracteres de las funciones desempeñadas por los funcionarios competentes. ● Deberá apostar por el fortalecimiento de otros cauces alternativos al judicial para la solución de conflictos; la futura Ley de Jurisdicción Voluntaria podría ser una buena ocasión para regular la mediación. L Escritura PÚBLICA 35 • en este país • Hacia una Teoría General de la Jurisdicción Voluntaria II A editorial Iustel acaba de publicar el libro “Hacia una Teoría General de la Jurisdicción Voluntaria II. La Jurisdicción Voluntaria en las Cortes Generales”, de Antonio Fernández de Buján, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid. Fernández de Buján fue vocal de la Ponencia del Anteproyecto sobre Jurisdicción Voluntaria en la Comisión General de Codificación; compareció en la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados en trámite de asesoramiento del Proyecto de Ley sobre Jurisdicción Voluntaria (que finalmente no se aprobó) y ha publicado cuatro monografías y mas de 40 estudios sobre el tema. Según el autor: “la regulación de la jurisdicción voluntaria es un mandato legislativo pendiente de cumplimiento, que constituye una urgente necesidad social y se conforma como una de las piezas que queda todavía por encajar en el organigrama de la Administración de la Justicia Civil enmarcándose en una esfera del Ordenamiento de marcado carácter técnico-jurídico”. “Sería deseable –en opinión de Fernández de Buján– que la aprobación de la reforma de la jurisdicción voluntaria se realizase con voluntad de permanencia en el tiempo por tratarse de una materia, en estrecha conexión con la vida diaria de los ciudadanos, que requiere una desjudicialización de determinadas competencias que deberían quedar en sede notarial y registral; así como la articulación, para aquéllas que permanezcan en sede judicial, de un procedimiento de tutela simplificada de derechos e intereses legítimos configurado sin merma de la garantía y de la seguridad jurídica, inherentes a cualquier otro procedimiento judicial. En el seno del órgano judicial, sería asimismo deseable una atribución de competencias a los secretarios judiciales en todas aquellas materias que no se consideren de la exclusiva competencia de los jueces, en el ejercicio de su función jurisdiccional”. L Los directores de las jornadas, la notaria Pilar de Prada y el magistrado emérito del Tribunal Supremo Ignacio Sierra, durante la clausura. de Tampere en cuyas conclusiones se recomienda a los países miembros que deberían instaurar procedimientos extrajudiciales alternativos, redactando normas especiales de procedimientos comunes para la tramitación simplificada y acelerada de litigios transfronterizos”. Una demanda unánime. La principal medida, ampliamente señalada, fue la urgencia de contar de una vez por todas con una Ley que regule la jurisdicción voluntaria, tras la retirada hace un año de un proyecto de ley sobre la materia. Además, y como expuso la notaria Pilar de Prada en el acto de clausura, a lo largo de estas jornadas se resaltó lo siguiente: ● La prestación del servicio público de la Justicia, en el sentido más general del término, debe procurar la máxima eficiencia, exigencia indiscutible tanto en la jurisdicción contenciosa como en la voluntaria. En el ámbito de la jurisdicción voluntaria deben quedar implicados, además de los jueces, aquellos funcionarios como los secretarios judiciales y los notarios, y eventualmente los registradores y los cónsules, que por la naturaleza de sus respectivas funciones públicas pueden desempeñar numerosas competencias en la materia. Así lo viene reclamando la doctrina procesalista y se ha puesto de manifiesto en diversos foros, como ya lo hizo el Comité de Ministros del Consejo de Europa en 1986. ● Aceptada la desjudicialización de aquellos actos de jurisdicción voluntaria que no deban permanecer como competencia exclusiva del juez, y una vez separados los que por su naturaleza han de quedar integrados en la vía contenciosa –los que no constituyen sino actuaciones de documentación notarial ajenas a la jurisdicción voluntaria–, se impone la tarea de determinar qué actuaciones pueden ser desempeñadas por los secretarios judiciales, cuáles por los notarios y en cuáles pueden concurrir ambos entre sí o con otros funcionarios. Con ello se conseguirá, no solo descargar de trabajo las colapsadas oficinas judiciales sino también la racionalización del sistema. En todo caso, ninguna polémica corporativa debe hacernos perder de vista la urgente necesi■ dad social de la reforma. La principal medida, señalada mayoritariamente, fue la urgencia de contar con una ley que regule la Jurisdicción Voluntaria Escritura 36 PÚBLICA